Trino, Jis y el viajesote del Santos - La semana de Frente

CINE
Post tenebras Lux
Tenemos Reygadas
paRa RaTo
Carlos reygadas nunCa pasa inadvertido. sus pelíCulas tal vez, pero él no. tan
abuCheado Como aplaudido, reygadas es un polemista profesional que haCe pelíCulas
—para algunos inCoherentes, para otros magistrales— que suelen reCibir premios
importantes en festivales altamente Competitivos, Como el de Cannes. Con motivo del
estreno ComerCial de post tenebras lux, su más reCiente filme, el CarniCero del Cine afila
CuChillos y nos Comparte sus impresiones sobre esta pelíCula y su Controvertido
direCtor, tras su partiCipaCión en el festival de morelia.
La pantalla se ilumina y el encuadre nos
deja ver que una simpática niña corre
al lado del Tepozteco detrás de vacas y
perros. Nosotros hacemos lo mismo: reímos
ante la naturalidad de la niña, pues no hay
nada más qué hacer en los siguientes ocho
minutos. Es una especie de plano secuencia
bucólico que culmina en una buena tanda
de relámpagos que hacen que la pantalla se
mueva de manera diferente. Después, todo es
terreno conocido.
Una casa de campo, el demonio entra a ella y
se pasea. Visita el cuarto de los niños y entra en el
de los padres. Luego el amanecer, tan incómodo
como despertar en una casa ajena. Después el
padre decide darle una paliza a la perra de la
casa, porque quién sabe qué hizo. Luego una
sesión de alcohólicos anónimos en Tepoztlán. El
corte que sigue nos lleva a un partido de rugby
infantil y de ahí el sinsentido (preciosista pero
forzado) de los mundos de Carlos Reygadas se
apodera del cine por dos horas y la imposibilidad
de entrar a un mundo con cerrojo es un peso
que hay que cargar hasta el final. El encuadre se
mueve entre los colores, el fuera de foco, el foco
difuminado y los filtros que deforman todo lo
que se les pone encima. Reygadas presenta su
película más reciente en el Festival de Cine de
Morelia y las opiniones están divididas.
Tal vez se trate de una necedad el querer
encontrar sentido a lo que los directores del
cine minimalista ya han dejado de llamar películas
para comenzar a nombrar experiencias.
El asunto es que, de película en película
y procurando conectar con propuestas vacías
a propósito, tampoco he podido encontrar un
estilo ni entre directores ni de una película a
la otra. Esa falta de contundencia es lo que,
presumo, hizo que por lo menos la mitad de la
gente que vio Post Tenebras Lux temiera decir
que la película no le había gustado, aunque era
claro que les había disgustado.
El autor de la película —recientemente premiado
como mejor director en Cannes—, sin
embargo, se colocó en una posición que también
sabe a fórmula y que, desde la óptica del público
general (todos lo somos), suena despectiva. En
una entrevista en la página del festival y ante la
aseveración de Josué Corro (crítico de la página
Filmsteria.com y de la revista Time Out México):
“Podemos decir que el espectador habrá de tener
sus propias conclusiones y sentimientos
al terminar la cinta”, a lo que Carlos Reygadas
respondió: “Exacto, no puedo decirles qué está
bien o no. Es algo que se conoce desde la escuela
con el surrealismo. A mí me enseñaron a Kafka
en primero de secundaria y luego a Faulkner
en la preparatoria. Por ejemplo, en Cannes cuando
la abuchearon le pregunté a alguien: ‘¿Fuiste
a la preparatoria, a la universidad?’, y molesto me
contestó que sí, entonces le dije: ‘Pues no parece’.
Sé que Post Tenebras Lux no es una película que
Carlos reygadas
se ve con frecuencia en el cine; pero alguien que ha leído tres cosas en su
vida, puede entender que mi película está muy cercana a La Metamorfosis;
no es que yo haya encontrado el hilo negro ni nada por el estilo. Es una
película para sentir”.
Sentir, sin embargo, es difícil cuando el previsible pero intrincado
camino que te hace recorrer la película es vacío de reflexiones reales
y está lleno de rebotes en el tiempo y el espacio sin que el director se
tome la molestia de confirmar que vienes detrás de él, aunque sea
corriendo. El lenguaje cinematográfico, ignorado aquí hasta hacerlo
casi inexistente, es necesario para que el mensaje (aunque sea el de
“La Metamorfosis”) sea recibido. El lenguaje cinematográfico, negado
por su propio director, se echa de menos, y a veces el director también
debería echarlo de menos.
En la misma entrevista, a la pregunta de Josué Corro: “¿Viste alguna
cinta que te inspirara para esto… o alguna obra durante el proceso
creativo para desarrollar tu película?”, Carlos Reygadas respondió:
“No veo películas, de hecho casi no veo nada desde que tengo hijos”.
Y en el lobby del cine pocos reafirmábamos nuestro descontento
ante este discurso sin discurso; otros habían conseguido conectar con
los ambientes de Reygadas. Algunos creían poder explicar el viaje y
unos más se ocultaban, queriendo no opinar. El director, poco después,
repetía sus aseveraciones de la conferencia de prensa en la misma
entrevista que hemos citado.
Josué Corro preguntó: “¿Cómo llegas a desarrollar personajes, sus
conflictos y epifanías?… por llamarlo así”. Y Carlos Reygadas respondió:
“No estoy sujeto a esta estructura clásica que conocemos desde
Aristóteles; la literatura buena tampoco se basa en dichas bases. Lo
primero, lo que importa, es la intuición, pero siempre acompañado de
un pensamiento racional. Quiero dejar algo claro: no soy un posmodernista,
creo primero en los sentimientos y luego en la razón como
un backup para checar lo que va construyendo la intuición. Para mí,
todo se puede explicar siempre racionalmente; por eso no necesito
estar pensando en cuestiones de guin literarios”.
¿Y Kafka? La fórmula se retroalimenta. Hay Carlos Reygadas para rato. F
—Erick Estrada
Cortesía Festival Internacional de Cine de Morelia