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pero á ninguno causó tanta sorpresa como al principe.<br />
Se ocupaba lo restante del dia con el deseo<br />
de saber la significación de esta maravilla. La siguiente<br />
noche, en el reposo del sueño, se le apareció<br />
Jesucristo con la misma señal, y le mandó que<br />
hiciese, por el modelo de aquella cruz, un estandarte<br />
para llevarlo en sus combates, como un salvo conducto<br />
contra los ataques de sus enemigos. Muy<br />
de mañana el emperador llamó á sus oficiales y les<br />
trazó el dibujo de aquel estandarte. Este era unaespecie<br />
de asta cubierta de planchas de oro, á la<br />
cual atravezaba otra en figura de cruz, de la que<br />
pendía una rica tela ó velo entretegido de oro. En<br />
lo mas alto de la cruz había una corona de rica pedrería:<br />
se veia en medio de la corona, las dos primeras<br />
letras del nombre de Jesucristo entrelazadas;<br />
encima de la tela se advertían el retrato del emperador<br />
y de sus hijos. Dieron á este estandarte el<br />
nombre de Labaro. Constantino escogió cincuenta<br />
hombres de los mas valientes y religiosos de sus<br />
guardias para que lo llevasen alternativamente. Lleno<br />
de valor por esta celestial visión, no temió ya<br />
presentar la batalla á su enemigo. En efecto, Majencio<br />
fué vencido y huyó; mas en su fuga pereció<br />
cayendo en el rio Tiber. Roma abrió al punto sus<br />
puertas á Constantino, que entró en ella victorioso.<br />
Entonces hizo que viniesen á él los obispos para<br />
instruirse en las verdades de la religión cristiana, de<br />
que hizo ima pública profesión. Nada hay mas cierto<br />
en la historia que esta milagrosa visión, escrita<br />
por Eusebio de Cesaréa, y confirmada por mía multitud<br />
de escritores y monumentos de toda especie.<br />
Si otro nos lo hubiera referido, dice el historiador,<br />
hallaríamos dificultad en creerlo; pero el mismo emperador<br />
Constantino que nos ha referido este prodigio,<br />
nos lo asegura con juramento cuando escribimos<br />
esta historia. ¿Quién podia ponerlo en duda,<br />
y particularmente despues que el suceso ha justificado<br />
la promesa? Así hablaba Eusebio en aquel<br />
mismo tiempo en que una infinidad de personas,<br />
que dice haber sido testigos oculares de este hecho,<br />
vivían aun, y podrían desmentirlos.<br />
AdicÍ©M.=Los últimos perseguidores de la Iglesia .habían cesado<br />
se les entregasen todos los libros de las Sagradas Esenturas.<br />
Muchos sacerdotes y algunos obispos tuvieron la debilidad de conformarse<br />
con una órden tan impía; y este delito fué reputado de tanta<br />
gravedad, con corta diferencia, como el de formal apostasm. Donato,<br />
obispo de Casas-Negras en Numidia, fué condenado en el concilio<br />
romano celebrado el año 313; y declarado en el m>smo la inocencia<br />
de Ceciliano, obispo de Cartago, calumniado por Donato sobre<br />
haber sido uno del número de los traditores 6 de los que entregaron<br />
á los paganos las Santas Escrituras: delito que él y otros obispos<br />
cismáticos se cree habían cometido.<br />
Este cisma despues fué mas escandaloso; pues el partido • de los<br />
donatistas tomó mayor fuerza por la simulación é hiñeres* del segundo<br />
Donato, diferente del de Casas-Negras, cuya astucia sedujo<br />
y mantuvo separados del centro de unidad muchos obisj^s. A mas<br />
de sesenta atrajeron á su partido los traditores cismáticos en Nunudia,<br />
y erigieron aun dentro de Cartago altares contra altares.<br />
TRIUNFO DE LA RELIGION CRISTIANA.<br />
CONSTANTINO despues de haber derrotado á sus<br />
enemigos, ofreció á Jesucristo el homenage de la<br />
victoria, y se dedicó á hacerle reinar en toda la es-