LETRAS DEL SÓTANO/ I (2012)
Doce textos seleccionados del taller de motivación literaria a cargo de Gabriela Onetto (www.onetto.net). Casa Amarilla/ Montevideo, 2012.
Doce textos seleccionados del taller de motivación literaria a cargo de Gabriela Onetto (www.onetto.net). Casa Amarilla/ Montevideo, 2012.
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FEMME PICASSO<br />
LÚCIA BRUCE<br />
Mismo portón, misma casa, mismo garaje. Entré y parecía estar caminando por esos corredores iniciáticos<br />
que conducen a tareas peligrosas y ciertamente de destino confuso, pero irrevocable; seguro aquella no<br />
era la casa por donde caminé durante casi cuatro años todos los días. A mis costados los sepultureros me<br />
miraban con sus caras desgastadas y sus palas con tierra fresca; el agujero ya estaba hecho. Reparé<br />
especialmente en uno que parecía el más comprometido con la tarea; en sus ojos había un brillo de<br />
especial fascinación al verme pasar hecha una sombra. Mis nervios arrebatados se dispararon a escalas<br />
imposibles cuando llegué al garaje y abrí la puerta.<br />
Su cara fue de sorpresa, no me esperaba. La mía, de una mujer de Picasso apenas esbozada. Aguardé en el<br />
umbral con mi rostro como un lienzo en blanco, con los primeros toques bien proporcionados. —Te iba a<br />
llamar— dijo él. Pretérito imperfecto, muy imperfecto.<br />
Entonces comenzó el funeral, nuestro entierro. Mi cara, un troquel, un molde para ser desarmado; noté<br />
cómo se me iba desfigurando con cada pincelada que daban sus palabras. Mi pómulo abruptamente se<br />
desbarrancó y reptó hacia adelante. Comencé a ver cómo mis ojos agazapados perdían el equilibrio, se<br />
tambaleaban al punto de perder la razón y llegar a un lugar de imposible retorno. Mientras tanto, sus<br />
palabras se habían acumulado en mi cabeza haciéndola estallar en tres, cuatro partes, y cada nueva<br />
geografía revelaba un punto cardinal diferente. No sabía que el flechazo fulminante recaería en mi boca;<br />
de pronto, un abismo se abrió entre mi labio superior y el inferior, que, entre sí, desencajados, ya no me<br />
dejaron hablar más.<br />
Di media vuelta, o una vuelta entera, o la vuelta al mundo, y volví a mi casa ya sola.