Impactos Socioculturales del Turismo en San Antonio de ... - Vaneduc

ÂctâÄt fÉÄxwtw eÉÅtÇÉÊ
Güiraldes y su legado al pueblo de San Antonio de Areco: “Don Segundo Sombra”
Biografía del autor
San Antonio de Areco debe mucho de su actual potencial como centro turístico a la obra
inmortal de este autor, “Don Segundo Sombra”, publicada en el año 1926, un año antes de su
fallecimiento.
Es inevitable entonces intentar entender qué refleja el libro “Don Segundo Sombra” en el
análisis de Areco, y sobre todo, conocer la repercusión de la obra en los señores de la época.
Para ello presentaremos primero a su autor y su compromiso con la búsqueda de la
significación de lo “nuestro”. Corriente encauzada también por otros autores argentinos en el
intento de evitar la profunda mirada hacia Europa, que irremediablemente desembocaba en el
desconocimiento y desprecio de lo propio.
Nacido en Buenos Aires en 1886, Ricardo, era hijo de Manuel José Güiraldes (quien sería
progresista intendente de Buenos Aires) y de Dolores Goñi. De pequeño, Ricardo, tuvo que
sobrellevar una salud conmovida por ataques de asma. También debió soportar las limitaciones
de una desordenada educación, perturbada por largas residencias europeas de la familia. Esta
educación le otorgaría facilidades idiomáticas para leer y escribir en alemán, francés y
posteriormente español.
Este escritor, proveniente de una familia aristocrática, casado en primeras nupcias con Adelina
del Carril – precursora de continuar la obra del autor a su fallecimiento- fue uno de los
principales exponentes de la época en la búsqueda de acentuar una definida identidad
nacional.
Los primeros libros de Güiraldes no habían tenido mayores ecos entre sus contemporáneos y
sólo Leopoldo Lugones había elogiado los iniciales: “El cencerro de cristal” y “Cuentos de
muerte y de sangre”, ambos de 1915.
A pesar del elogio lugoniano, los libros no se vendían y Güiraldes arrojó a un pozo de la
“Porteña”, estancia de su familia, el crecido sobrante de volúmenes. Este hecho se recuerda
aún y la historia es obligada de ser contada cuando se recorren las instalaciones de la estancia y
se visita al famoso pozo hoy en día. El autor seguramente debía ignorar la escasa venta de
libros argentinos a principios de este siglo: así lo prueban los de Lugones, el escritor más
importante de entonces.
Las novelas que siguieron a esos dos libros fueron: “Raucho. Momentos de una juventud
contemporánea”, 1917, y “Xaimaca”, 1923. Estos libros tampoco alcanzaron el prestigio que
Gûiraldes buscaba entre los lectores de la clase social a la que pertenecía: estancieros
bonaerenses con inquietudes intelectuales. La confirmación literaria habría de llegarle al poeta
por el crítico francés Valéry Larbaud, muy atento a los libros nuevos de la América hispana.
“Nadie es profeta en su tierra” A pesar de que fuera un incomprendido en el elogio de
Leopoldo Lugones, quien no vaciló en calificar a Güiraldes como perteneciente a la familia
del “Facundo” y del “Martín Fierro” 13 , sólo cuando el reconocimiento provino de Europa,
Francia, para ser más precisos, este autor obtuvo el reconocimiento de su obra y el elogio
universal.
13 La Nación, 12 de septiembre de 1926
28