ACEROS
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32% puede decirse que corresponden a una temperatura de equilibrio de<br />
aproximadamente 500°C. Esto quiere decir que durante mucho tiempo el meteorito se<br />
mantuvo a 500°C. ¿En dónde? No pudo ser en la Tierra, porque sobre su superficie la<br />
temperatura ha sido inferior a 500°C durante la estancia terrestre del meteorito, que<br />
se estima en 60 000 años. No pudo ser durante la entrada a la atmósfera de la Tierra<br />
porque la caída ocurre en algunos segundos y no hay tiempo suficiente para producir<br />
una transformación sensible en el interior del meteorito. Tampoco pudo ser durante su<br />
viaje en el espacio exterior porque la temperatura interplanetaria es muy baja, algo así<br />
como -270°C , muy cerca del cero absoluto.<br />
La clave podría estar en los granos. Usualmente el tamaño de los granos en las<br />
aleaciones es de unas cuantas micras (milésimas de milímetro). En cambio, los granos<br />
de este meteorito, como puede estimarse en la figura 1, llegan a medir varios<br />
milímetros.<br />
Con un enfoque experimental se pueden conseguir hierro y níquel puros; fundir el<br />
hierro en el crisol; agregar el 7.75% de níquel; agitar el líquido para que se convierta<br />
en una mezcla homogénea; enfriar muy lentamente y depositar la aleación líquida en<br />
un molde que se mantenga en un horno a 500°C durante algún tiempo, una semana<br />
por ejemplo. El enfriamiento desde el estado líquido hasta los 500°C debe ser muy<br />
lento para evitar la formación de fases fuera de equilibrio. Por eso a Goldstein le tomó<br />
mucho tiempo elaborar el diagrama de fases de la figura 2, que terminó en 1965.<br />
Con el procedimiento anterior efectivamente se obtiene una aleación con una<br />
composición igual a la del meteorito (en un primer análisis se puede suponer que el<br />
cobalto no cambiaría mucho las conclusiones). Los granos de las fases αααα y γ γ γ γ tendrían<br />
también las mismas composiciones. Lo único diferente es que los granos,<br />
especialmente los de la fase γγγγ, serían mucho más chicos. En el meteorito los granos de<br />
la fase γ γ γ γ llegan a rebasar un milímetro y los de αααα son de más de 2 milímetros de ancho<br />
y llegan a medir 10 milímetros de largo, ambos distinguibles a simple vista.<br />
Se sabe que si la aleación de laboratorio se mete de nuevo al horno a 500°ºC, los<br />
granos efectivamente crecerán; pero aunque se dejen semanas o años nunca<br />
alcanzarán un tamaño comparable a los del meteorito. Un cálculo metalúrgico, que no<br />
vale la pena reproducir aquí, permite estimar que se requieren cientos de millones de<br />
años a 500°C para lograr los tamaños de grano que tiene el meteorito de Xiquipilco.<br />
Se ha calculado que el Sistema Solar tiene una edad de siete mil millones de años<br />
aproximadamente. Entre Marte y Júpiter existe la zona de los asteroides. Se cree que<br />
muchos de los meteoritos que llegan a la Tierra vienen de esa zona. El origen de los<br />
asteroides se desconoce pero se supone que son restos de un planeta desintegrado.<br />
El meteorito de Xiquipilco pudo haberse formado en el interior de ese planeta: Si ese<br />
planeta, como la Tierra, tenía un núcleo metálico líquido, es posible concebir que a<br />
cierta profundidad la temperatura fuera de 500°C. En la Tierra no habría que ir muy<br />
adentro. A 30 km de profundidad se alcanza esta temperatura. Así, el meteorito pudo<br />
haber sido parte de ese supuesto planeta durante cientos de millones de años.<br />
Posiblemente después se rompió en pedazos enfriándose rápidamente en el espacio<br />
interplanetario (de -270°C) y mucho tiempo después cayó sobre nuestro planeta.<br />
Por supuesto que esta posible explicación no excluye a muchas otras, porque en este<br />
terreno el campo para la especulación es vastísimo.<br />
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