Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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ío, pero <strong>de</strong> pronto el <strong>de</strong>lfín dio un coletazo <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida y<br />
<strong>de</strong>sapareció.<br />
—¿Viste, abuela? ¡Nadie me va a creer esto! —gritó <strong>de</strong> vuelta en el<br />
bote, tan excitado que apenas podía hablar.<br />
—Aquí están las pruebas —sonrió ella, señalándole la cámara.<br />
También los fotógrafos <strong>de</strong> la expedición, Bruce y González,<br />
habían captado la escena. A medida que se internaban por el río<br />
Negro, la vegetación se volvía más voluptuosa, el aire más espeso<br />
y fragante, el tiempo más lento y las distancias más incalculables.<br />
Avanzaban como en sueños por un territorio alucinante. De<br />
trecho en trecho la embarcación se iba <strong>de</strong>socupando, los<br />
pasajeros <strong>de</strong>scendían con sus bultos y sus animales en las chozas<br />
o pequeños villorrios <strong>de</strong> la orilla. Las radios a bordo ya no<br />
recibían los mensajes personales <strong>de</strong> Manaos ni atronaban con los<br />
ritmos populares, los hombres se callaban mientras la naturaleza<br />
vibraba con una orquesta <strong>de</strong> pájaros y monos. Sólo el ruido <strong>de</strong>l<br />
motor <strong>de</strong>lataba la presencia humana en la inmensa soledad <strong>de</strong> la<br />
selva. Por último, cuando llegaron a <strong>San</strong>ta María <strong>de</strong> la Lluvia, sólo<br />
quedaban a bordo la tripulación, el grupo <strong>de</strong>l International<br />
Geographic, la doctora Omayra Torres y dos soldados. También<br />
estaban los dos jóvenes mormones, atacados por alguna bacteria<br />
intestinal. A pesar <strong>de</strong> los antibióticos administrados por la<br />
doctora iban tan enfermos, que apenas podían abrir los ojos y a<br />
ratos confundían la selva ardiente con sus nevadas montañas <strong>de</strong><br />
Utah.<br />
—<strong>San</strong>ta María <strong>de</strong> la Lluvia es el último enclave <strong>de</strong> la civilización —<br />
dijo el capitán <strong>de</strong> bote, cuando en un recodo <strong>de</strong>l río apareció el<br />
villorrio<br />
—De aquí para a<strong>de</strong>lante es territorio mágico, Alexan<strong>de</strong>r —advirtió<br />
Kate Coid a su nieto.<br />
—¿Quedan indios que no han tenido contacto alguno con la<br />
civilización? —preguntó él.<br />
—Se calcula que existen unos dos o tres mil, pero en realidad<br />
nadie lo sabe con certeza —<br />
contestó la doctora Omayra Torres.<br />
<strong>San</strong>ta María <strong>de</strong> la Lluvia se levantaba como un error humano en