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Pasará el tiempo y parecerá<br />
una leyenda el hecho de que<br />
existía en el campo una raza de<br />
mujeres que se extinguió con la<br />
llegada de la modernidad en los<br />
siglos XIX y XX. Aquellas mujeres<br />
tradicionales fueron el eje o la<br />
base de la vida familiar en el<br />
mundo rural.<br />
En cada pueblo del paisaje<br />
pirenaico, cuando las gentes<br />
dependían exclusivamente del<br />
campo, a base de agricultura y<br />
ganadería, todos los<br />
días del año antes<br />
de salir el sol había<br />
una primera señal<br />
de vida: la expresiva<br />
columna de<br />
humo azul en las<br />
chimeneas.<br />
Desde la<br />
atalaya del más<br />
madrugador se adivinaba<br />
que dentro<br />
de las casas todos<br />
los campesinos<br />
empezaban a desperezarse.<br />
Y en cada<br />
casa una mujer se<br />
levantaba de la<br />
cama la primera, encendía el fuego<br />
en la cocina y colgaba la olla para<br />
cocer el almuerzo, que a lo mejor<br />
consistía en unas farinetas o simplemente<br />
patatas con sopas de pan<br />
apañadas con sebo.<br />
Tras del almuerzo los<br />
hombres salían de casa, unos con<br />
el rebaño de ovejas y la mochila al<br />
hombro, otros con las caballerías<br />
de labor o con herramientas como<br />
la azada y el hacha. Luego las<br />
mujeres cuidaban la casa, atendían<br />
Mujeres legendarias<br />
al resto de animales domésticos,<br />
iban a buscar agua a la fuente, y en<br />
ocasiones se acercaban a la casa<br />
vecina para prestar alguna ayuda.<br />
Cuidar la casa y demás era<br />
no salir del pueblo. <strong>El</strong>las eran las<br />
encargadas de cuidar a los niños, a<br />
los ancianos, a los enfermos si<br />
había. Barrían la casa, hacían las<br />
camas, guisaban las tres comidas<br />
diarias, y realizaban otras labores<br />
cotidianas: hacer la colada, planchar,<br />
remendar la ropa, ordenar la<br />
vivienda, continuando con otras<br />
labores artesanas como hacer ganchillo,<br />
punto de media, y también<br />
bordar sábanas y mantelerías.<br />
Manipulaban la lana, el cáñamo y<br />
el lino, para confeccionar sábanas,<br />
mantas y otras clases de útiles propios<br />
de las casas de campo.<br />
Fabricaban el queso en primavera,<br />
elaboraban las conservas<br />
del cerdo y de la huerta, transformando<br />
los productos de tal forma<br />
que la despensa aguantaba el año,<br />
– 14 –<br />
Agosto de 2006 • <strong>Labuerda</strong><br />
hasta que empezaba un nuevo<br />
ciclo. Trajinaban diariamente sin<br />
parar desde el amanecer hasta<br />
media noche, momento de recoger<br />
las cenizas y brasas del fogaril<br />
antes de irse a la cama<br />
A veces iban al molino con<br />
las caballerías, amasaban el pan,<br />
compraban e intercambian mercancías<br />
en las tiendas, y también<br />
iban a las ferias, donde en ciertos<br />
casos vendían y compraban ganado<br />
y otras mercaderías regateando<br />
mejor que algunos<br />
hombres.<br />
Pero además solían<br />
ir al campo<br />
para ayudarles a<br />
ellos en algunas<br />
épocas del año,<br />
como en el tiempo<br />
de la siega y la<br />
trilla, y en general<br />
durante la recolección<br />
y siembra<br />
de otras clases de<br />
cosechas. Incluso<br />
iban a cuidar las<br />
ovejas en las<br />
casas donde la<br />
mayoría de hembras<br />
triplicaba a los varones.<br />
Además procuraban mantener<br />
alrededor un espíritu de<br />
buena convivencia, acudían a<br />
veces a las reuniones del concejo,<br />
algunas intervenían en discusiones<br />
sobre leyes de los ayuntamientos, y<br />
llevaban la economía familiar con<br />
buen criterio y buenos resultados.<br />
Y como no tenían jefe,<br />
aunque tenían muchas obligaciones<br />
y eran muy responsables, no<br />
obstante descansaban a ratos, char-