You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Labuerda</strong> • Agosto de 2006<br />
mente granado. Unos ... tizados<br />
de color. Seis quebanos. Un<br />
canastón. Tres dozenas de bimbres.<br />
Unos manteles. Una sábana.<br />
Una roba de lana blanca y<br />
negra”.<br />
En la cocina: “Tres cadiras juntadas<br />
al fuego. Una mesa. Una olla<br />
de cobre de diez o doze libras.<br />
Una arca. Dos candilles. Dos<br />
loças o cucharas. Dos sartenes.<br />
Tres canyados. Tres hozes de<br />
podar.<br />
En otra instancia: una ballesta.<br />
Dos enxundias. Dos perniles de<br />
toçino. Dos espaldones de toçino.<br />
Medio toçino entero. Siete braços<br />
de longaniza. Dos quartos çargueros<br />
de sal presa. Tres<br />
borraços. Un quadrado. Un<br />
sobrepallas. Un arca con pies,<br />
hay dentro menuderías, son de<br />
una moça que ahora si a casado.<br />
Una espada. Otra litera de lana<br />
traída.<br />
En otra instançia: Una cama con<br />
dos sábanas de lienço. Dos mantas<br />
de lana buenas. Un quadrado,<br />
todo esto nuebo. Dos barracas y<br />
una litera de lana traydas. Otro<br />
quadrado. Un sobrepallas. Otra<br />
sábana.<br />
En el descubierto de cabo de la<br />
entrada: un caldero de cobre<br />
viejo de cántaro y medio. Dos<br />
calderetes cada uno de dos cántaros<br />
de tenida. Un astral”.<br />
Después de este recorrido por la<br />
casa de Joan Lascorz, llegamos a<br />
la conclusión de que la vivienda<br />
era pequeña. Hemos contado dos<br />
habitaciones, más la cocina y<br />
cuarto para amasar, lo que permite<br />
pensar que en sus mejores<br />
tiempos debía acoger máximo a<br />
cuatro personas. Otra cosa que<br />
puede deducirse después de haber<br />
leído el inventario es que el pro-<br />
pietario estaba bien armado.<br />
Hemos encontrado en la entrada<br />
tres ballestas y una espada y en una<br />
de las habitaciones también había<br />
otra ballesta y una espada.<br />
Es de destacar, no obstante, que de<br />
lo que mejor provista estaba la casa<br />
era de alimentos y que los utensilios<br />
más numerosos que había en<br />
ella eran los relacionados con la<br />
comida. Aunque hemos visto que<br />
había algunas armas, en ningún<br />
momento se hace referencia a<br />
algún objeto de aseo, de devoción,<br />
de lujo ni de vestimenta. Por contra,<br />
Juan Lascorz disponía de una<br />
cocina bien equipada, con su horno<br />
para hacer pan, su reserva de abundante<br />
vino, aceite, una buena despensa<br />
y un corral concurrido.<br />
– 17 –<br />
Desde luego, el dueño de la casa no<br />
vivía con estrecheces. Todo lo contrario,<br />
se nota que era un hombre<br />
que no se privaba de una buena<br />
mesa y que, además del provecho<br />
económico que podía sacar de los<br />
animales (bueyes, mulos, etc.), le<br />
permitía un cierto desahogo económico<br />
la renta que le proporcionaban<br />
los censales. <strong>El</strong> que vivía mal<br />
era el hijo, por pensar que a él ya<br />
no le tocaría nada de todo lo que<br />
estaba disfrutando su padre. Pobre<br />
hijo, que no se daba cuenta que sus<br />
intranquilidades no las cura ningún<br />
inventario, y que lo único que conseguía<br />
con ello era poner en evidencia<br />
su avaricia.<br />
IN MEMORIAM<br />
María José Fuster<br />
“Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra<br />
traspasado por un rayo de sol:<br />
y de pronto anochece.”<br />
SALVATORE QUASIMODO<br />
<strong>El</strong> pasado 18 de Mayo moría en Madrid Teresa Fumanal Buil y tan<br />
sólo 48 horas después, el 20 de Mayo, fallecía en Barcelona su prima<br />
hermana Pilar Murillo Buil. Parece como si, habiendo estado muy<br />
unidas a lo largo de toda su vida, no hubieran querido tampoco separarse<br />
al anochecer, en este su último viaje. Las dos habían nacido en<br />
<strong>Labuerda</strong> y, aunque llevaban más de 50 años viviendo lejos de su pueblo,<br />
mantuvieron en todo momento el amor por su tierra y la relación<br />
con sus gentes. Los que, como familiares suyos, tuvimos la suerte de<br />
conocerlas y convivir con ellas, sabemos de sus cualidades humanas y<br />
de su dedicación y entrega a cuantos les rodeaban. Por ello, aunque ya<br />
no estén con nosotros, mantendremos vivo su recuerdo en nuestros<br />
corazones. Queridas Tere y Pilar: Un beso muy fuerte y que nuestro<br />
cariño y la imagen de la Peña Montañesa os acompañen para siempre.<br />
Pilar Buil Pueyo