18.04.2013 Views

correo

correo

correo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

la política del Frente Popular –que también había alcanzado<br />

a Somoza, produciendo su alianza con los<br />

socialistas. Esto explica por qué, los mandos militares<br />

de ambas fuerzas contendientes en Costa Rica estaban<br />

formados principalmente por nicaragüenses: los<br />

de la Legión apoyando a Figueres, y los socialistas al<br />

presidente Picado.<br />

Figueres traicionó a los revolucionarios nicaragüenses<br />

(un dato pendiente de esclarecer) pero no a los dominicanos,<br />

apoyando decididamente la expedición a Luperón<br />

en 1949, en contra de la dictadura de Rafael Leónidas<br />

Trujillo. En esta acción participaron tres nicaragüenses,<br />

Alberto Ramírez y Alejandro Selva, quienes murieron en<br />

combate, y José Córdova Boniche, quien fue hecho prisionero,<br />

trasladándose después a México donde murió.<br />

Ninguno ha sido reivindicado en Nicaragua.<br />

La derrota de la revolución guatemalteca<br />

La agresión norteamericana contra la revolución<br />

guatemalteca se inicia tan pronto el gobierno revolucionario<br />

empezó a implementar su programa; a través<br />

de inmensas campañas diplomáticas y con presiones<br />

abiertas de todo tipo contra el gobierno revolucionario,<br />

escalándose estas presiones a un nivel sin retorno<br />

en junio de 1952, con la aprobación de la Ley de Reforma<br />

Agraria –tal como sucedería en Cuba menos<br />

de diez años después. Una reforma que sólo afectaba<br />

las tierras ociosas, de las cuales 175 mil hectáreas correspondían<br />

a la UFCO, todas pagadas con bonos de<br />

la Reforma Agraria por un total de un millón 200 mil<br />

dólares, de la época.<br />

Después de muchos análisis Washington decidió liquidar<br />

la revolución guatemalteca a través de la OEA,<br />

con el argumento de la penetración comunista en el<br />

continente. La reunión del Consejo Permanente de la<br />

OEA, en noviembre de 1953, para aprobar la agenda<br />

de trabajo de la X Conferencia Interamericana que tendría<br />

lugar en Caracas el año siguiente, fue la ocasión<br />

propicia para que Washington introdujera el punto,<br />

fuera de programa, de «Intervención del comunismo<br />

internacional en las repúblicas americanas». Pero<br />

perdió la batalla: la delegación de Guatemala votó en<br />

contra “por considerar que sigue una tendencia que, a<br />

corto plazo, afectaría la soberanía e independencia de<br />

los países signatarios de la Carta”, una posición respaldada<br />

tímidamente, mejor dicho diplomáticamente,<br />

con argumentos semejantes, por las delegaciones de<br />

Argentina, Bolivia, Ecuador, México, y Venezuela.<br />

Sin embargo, no fue una derrota para Washington.<br />

Porque la pérdida de esa batalla diplomática le permitió<br />

sensibilizar a la opinión pública norteamericana<br />

y la de sus aliados en la región, decidiendo entonces<br />

acelerar el verdadero plan de la agresión militar, preparado<br />

con suficiente antelación por la CIA. Con el<br />

apoyo logístico de la dictadura somocista y del gobierno<br />

hondureño, presidido por Juan Manuel Gálvez, ex<br />

abogado de la UFCO, la Agencia armó una fuerza contrarrevolucionaria<br />

mercenaria al mando del ex militar<br />

Carlos Castillo Armas, a quien se le sumó la cúpula del<br />

ejército guatemalteco, de franca ideología anticomunista,<br />

que la revolución no logró transformar.<br />

Luego vendría la X Conferencia Interamericana, en<br />

Caracas, en marzo de 1954, donde Washington lograría<br />

de hecho la expulsión del gobierno de Guatemala.<br />

La contrarrevolución “triunfó” tres meses después, en<br />

junio de 1954.<br />

Un año antes, es decir en 1953, cuando Washington<br />

decidía hacer pública su política de agresión<br />

contra Guatemala, Somoza García decidió romper el<br />

Pacto de los Generales (firmado en 1950) proclamando<br />

su reelección; sin duda, consecuencia directa de su<br />

alineamiento con la agresión norteamericana a Guatemala,<br />

como gendarme que era del Pentágono en la<br />

subregión. Como reacción a esta decisión de Somoza,<br />

Emiliano Chamorro organizó la rebelión cívico-militar<br />

que fracasó en abril de 1954, una masacre con mucho<br />

mayor incidencia en el sector militar.<br />

Precisamente por esta masacre, la derrota de la<br />

revolución guatemalteca no produjo en Nicaragua el<br />

espíritu generalizado de derrota que generó en los<br />

otros países. Inmediatamente el exilio militar nicaragüense<br />

en El Salvador, formado tanto por militares<br />

leales a Leonardo Argüello como por los que lograron<br />

asilarse en la Embajada guatemalteca en Managua,<br />

en abril de 1954, decidieron organizarse para iniciar<br />

un nuevo proceso revolucionario (como se denominaban<br />

en esa época los movimientos armados) contra<br />

la dictadura somocista.<br />

El principio del fin<br />

Esta organización recayó en: Adolfo Alfaro Carnevallini<br />

y Guillermo Duarte (1954), Noel Bermúdez Lacayo,<br />

Joaquín Cortéz Cordero, Raúl Jiménez Argüello,<br />

Rafael Valle Roa, Guillermo Marenco Lacayo (1947),<br />

y en Julio Alonso Leclaire, desertor de la Guardia tras<br />

el fracaso de le rebelión en Muelle de los Bueyes, en<br />

1947, además de algunos civiles allegados. Entre éstos<br />

conviene mencionar a José León Montes, quién había<br />

participado en la rebelión de la Mina de la India en el<br />

mismo año 47, y cuya casa era referencia cultural de<br />

Nicaragua en San Salvador (comida típica, la purísima,<br />

el béisbol, y todas las efemérides políticas), agrupando<br />

así marginalmente al resto de los nicaragüenses. En<br />

este contexto surge Rigoberto López Pérez.<br />

El ajusticiamiento de Somoza produjo gran júbilo<br />

en El Salvador, mereciendo ediciones extras de ambos<br />

periódicos nacionales –tempraneras, alrededor<br />

de la cinco de la mañana–, anunciadas a la usanza<br />

17<br />

<strong>correo</strong><br />

febrero-marzo<br />

2011

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!