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<strong>Lama</strong> <strong>Zopa</strong> <strong>Rinpoché</strong><br />
Enseñanza sobre el enojo<br />
Recientemente, mientras <strong>Rinpoché</strong> estaba en Taiwán, sostuvo una reunión con un banquero<br />
que le preguntó por qué tenemos enojo. <strong>Rinpoché</strong> dio una enseñanza improvisada, lo que<br />
dio como resultado que el hombre y algunas de sus secretarias le pidieran sus<br />
bendiciones.<br />
La charla fue transcrita y editada por el Ven. Yeshe Gyatso a partir de las notas que tomó<br />
mientras traducía para <strong>Rinpoché</strong>:<br />
…<br />
… En el lugar en el que vivo, en California, tenemos un jeep que se usa para viajar a Madison,<br />
en Wisconsin, a donde voy cada año a dar enseñanzas…<br />
En el lado derecho del jeep está escrito: “La fuente de la felicidad es amar a los demás”.<br />
Esto es para llevar a todos el mensaje del modo correcto y mejor para lograr la felicidad.<br />
En el lado izquierdo del jeep está escrito: “Mi religión es la bondad hacia los demás”. Esta<br />
cita la menciona frecuentemente Su Santidad el Dalai <strong>Lama</strong> en charlas públicas y<br />
entrevistas.<br />
Luego, en la parte de atrás del jeep está escrito: “Si no hay enojo, entonces no hay<br />
enemigos”. El enojo es nuestro enemigo real.<br />
Acerca de cómo surge el enojo y por qué, el hecho de que el enojo surja o no mientras<br />
alguna persona está comportándose arrogantemente, de manera irrespetuosa con nosotros,<br />
no retribuyendo nuestra amabilidad, ignorándonos o simplemente porque su actitud hacia<br />
nosotros repentinamente se vuelve negativa, depende de nuestro modo de pensar en ese<br />
momento. Cuando vemos que el cuerpo, habla y mente de la persona cambian, el hecho de<br />
que surja en nosotros el enojo o no depende de nuestro estado mental.<br />
En realidad, nuestro enojo no se debe al cambio en la conducta de alguna persona, aunque esa<br />
pueda parecer la causa real que nos provoca enojo. Todo depende de nuestra mente. Por<br />
ejemplo, si la otra persona está enojada, pero en ese momento nuestra mente se llena de<br />
compasión deseando que esa persona se libere de sus sufrimientos y problemas, en especial<br />
si sentimos compasión pensando: “Quiero hacer que esa persona se libere de todos sus<br />
problemas”, entonces eso nos ayuda a tener una mente positiva, a mantener la mente en paz. Por<br />
ejemplo, cuando una persona nos pega con un palo, no hay motivo para que nos enojemos<br />
con el palo, ya que está en la mano de la otra persona. No tiene sentido en absoluto enojarse<br />
con eso. Como el palo, la persona no tiene libertad, es completamente esclava del enojo, está<br />
completamente controlada por el enojo. Así es que esa persona no tiene la más mínima<br />
libertad. La persona está siendo usada por el enojo. Sólo es el objeto de nuestra compasión,<br />
y cuando pensamos de esta manera, surgen la compasión, la lástima, el deseo de que la otra<br />
persona se libere de los problemas. Por lo tanto, es bueno generar compasión, especialmente<br />
tomando la responsabilidad de liberar a esa persona del enojo pensando “¿Qué puedo hacer<br />
para ayudar a que esta persona se libere de ser usada como un esclavo por el enojo?” Aun<br />
cuando no podamos ayudar ahora, podemos hacer plegarias para poder hacerlo en algún<br />
momento. De manera que no importa cuán enojado esté alguien más, no nos afecta, aunque<br />
nos insulte constantemente. Así que el surgimiento del enojo no depende de cómo se comporta
la persona con nosotros.<br />
Pensar en el sufrimiento que soportan otros hace que surja compasión en nuestro<br />
corazón. Esto permite que tengamos una mente saludable, ya que ver a la persona sólo<br />
hace que surja compasión en nosotros.<br />
…<br />
Cuando nuestra mente se encuentra en un estado de apego, renuncia a los demás y piensa<br />
sólo en sí misma, sólo trabajando para la felicidad de uno… Entonces lo que esa persona<br />
hace es enojarse, decir palabras hirientes, faltar al respeto, expresarse físicamente con el<br />
cuerpo. Lo que el ego quiere es respeto (como palabras buenas, amor, lo que le gusta a<br />
nuestra mente), pero si lo que se recibe es lo opuesto al ego y al apego, entonces surge<br />
el enojo en la mente, ese estado que depende de cómo etiquetamos las cosas y<br />
situaciones. Si etiquetamos algo como malo, nos hiere. Realmente nuestra mente positiva, la<br />
compasión, no piensa “me hiere”, “Lo que esa persona hace me hiere”. Si practicamos<br />
la paciencia pensando, “Esta persona me está enseñando paciencia”, entonces gradualmente<br />
desaparecerá el enojo y quedará sólo un estado de felicidad en el que no hay enojo. Y<br />
esto trae consigo mucha paz y felicidad. Porque cuando no nos enojamos, le damos paz a<br />
nuestra familia y a numerosos seres vivos. El modo de hacer esto es a través del<br />
entrenamiento en la paciencia, usando a esa persona [que nos hace enojar]. Es muy<br />
bondadosa con nosotros. Somos capaces de pensar de esta manera cuando nuestra mente<br />
aprecia la paciencia. Desde el punto de vista de la paciencia, esa persona sólo es amable.<br />
Cuando vemos las cosas con el pensamiento del apego, lo que la persona hiere es el ego.<br />
Entonces ponemos una etiqueta negativa diciendo que eso es malo (me lastima). A<br />
través del apego y el enojo vemos a la persona como alguien hiriente y malo. No sólo le<br />
penemos una etiqueta, también creemos en la etiqueta, lo que trae como consecuencia<br />
que el apego y el ego se sientan heridos. Entonces pensamos: “Esto me está lastimando”.<br />
De hecho, esa es sólo una parte de nuestra mente. Nuestra mente también tiene<br />
compasión y sabiduría.<br />
Cuando no ponemos una etiqueta negativa el enojo no surge, es decir, ponemos una etiqueta<br />
positiva –la paciencia. Cuando ponemos una etiqueta negativa, producto de nuestro apego,<br />
nos lastimamos a nosotros mismos. De modo que, el enemigo viene de nuestra propia<br />
mente. Es a causa del apego y el enojo que etiquetamos algo o a alguien como “enemigo”, y<br />
en consecuencia, vemos a esa persona como a un enemigo.<br />
…<br />
El enojo puede destruir al mundo entero, como Hitler, que no practicó la paciencia y<br />
terminó lastimando a muchos seres. Es así que en el budismo la meditación es muy<br />
importante, especialmente la que se enfoca en la compasión y la sabiduría.<br />
Este material puede ser reproducido para uso personal, y puede ser distribuido sólo<br />
en forma gratuita.<br />
Publicado en la página del Centro Dharma Tushita. Recibido en ‘Acharia’ el viernes,<br />
06 de agosto de 2004.<br />
Traducción al español: Upasaka Kumgang, Centro Zen Budista Argentino,<br />
www.czba.org