Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo, 1929 - Memoria de Madrid

— XV —
archiveros necrófagos, devoradores de muertos, como hizo ya en uno
de sus libros con cierto linaje de sabios. El más elemental sentido diferencia
y separa sin gran esfuerzo en estos depósitos de protocolos lo
que, por reciente aún y ligado con personas o intereses vivos, toca de
derecho a institución tan benemérita y respetable como la de los Notarios
del reino, de aquello otro que, por muerto, inerte y fosilizado,
pertenece al no menos insigne y mal tratado Cuerpo de Archiveros y
Bibliotecarios, al cual nuestra organizacitjn burocrática asigna lógicamente
el cuidado, catalogación y servicio de semejante clase de papeles.
La separación, pues, es clarísima y por demás hacedera, y no
hace muchos años que hubo ya de sentiría quien, con ceio y competencia
sumos, como D. Francisco Rodríguez Marín, ocupa en la actualidad
el honroso cargo de jefe superior de aquél. Él, en efecto, conocedor
como pocos de esta cuestión, laboró callada y discretamente,
pero con gran empeño, a fin de que se desglosasen de los archivos
de protocolos aquellos que por su antigüedad habían perdido ya
su carácter privado, convirtiéndose en elementos arqueológicos, en
verdaderos documentos históricos de interés genera!, acreedores, en
consecuencia, a ingresar dentro de la coiiipeteníe jurisdicción de aquel
Cuerpo facultativo; y es el caso que, después de vencer no pocos
obstáculos y vacilaciones, llegó a tener casi ganada la partida, logrando
que el ministro de Instrucción pública a la sazón llevase a Consejo
de ministros un avance del Real decreto que así lo regulase; pero,
por desdicha, allí también, a la vista misma del puerto, naufragó miserablemente
su previsora y bien intencionada ¡dea: mal aconsejado, a
la cuenta, el ministro de Gracia y Justicia en aquel gabinete, opúsose
cerradamente a que prosperase la idea, y ante su irreductible actitud,
¿quién iba a provocar una crisis por asunto tan nimio y baiadí como el
de la competencia propia sobre unos montones de papeles viejos, nidos
de polilla y pacífico asilo tantas veces de las más inmundas musarañas?
Malogróse, pues, la salvadora iniciativa, y los archivos de protocolos
continuaron y continúan hoy siendo en su mayoría real indisputado
de las más dañinas sabandijas, cerrados muchos de ellos
a toda posible investigación, hechos cementerios espirituales de los
pasados siglos, expuestos cada hora al irremediable incendio que consume,
o víctimas seguras, a la larga, de la humedad y del abandono,
y quién sabe si amenazados aigün día de tan sacrilegas mondas
como en los otros, en los cementerios de verdad, hemos presenciado
indiferentes tantas veces.
¿Debe continuar este lasíinioso régimen indefinidamente? Cuantos
amamos profundamente nuestra historia, creyendo que en ella
Ayuntamiento de Madrid
www.memoriademadrid.es