Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo, 1929 - Memoria de Madrid

— XVI —
íiüentan todavía ios únicos títulos acreedores al respeto del mundo,
¿hemos de callar? ¿Podemos contentarnos con que algunos cultos
notarios sean excepción lionrosa en la general indiferencia en que
Iioy se tiene a los archivos de protocolos?
Evidentemeníe que no; con otra convicción por añadidura, cual
es que el digno Cuerpo notarial español, tan moderno y amante de!
verdadero progreso, contestaría lo mismo, si serena e imparcialinente
se le plantease esta cuestión, y que, con el patriotismo y la cultura que
le distinguen, daría incontinente todas las facilidades y elementos para
sil mejor y más acertada ordenación. Bastaría para ello, a mi entender,
poner en obra las reglas siguientes:
Primera. Los archivos de protocolos de toda España quedarían
divididos desde ahora en dos secciones: una, esencialmente notarial,
compuesta por todas las escrituríis posteriores a 1800. y otra, histórica,
co iiprensiva de cuantos documentos posean anteriores a dicha fecha.
La primera continuarla estando sujeta al régimen vigente, bajo
la custodia y reglamentación propia de los colegios notariales; en
caütbio la segunda pasaría integramente a la jurisdicción del Cuerpo
de Archivos, depositándose sus fondos en las bibliotecas provinciales,
como dependencias anejas del Archivo Histórico Nacional. .
Segunda. Correspondería a los archiveros bibliotecarios adscritos
a estos protocolos su ordenación, catalogación y publicación de
los índices necesarios para su regular manejo.
Tercera. El acceso a los archivos de protocolos de esta segunda
sección, puramente histórica, sería libre y gratuito para cuantos
acreditasen su condición de investigadores de nuestro pasado, previa
la solicitud y con las formalidades y garantías que la administración
exigiese para el caso.
Cuarta. Los colegios notariales, hoy merecidamente tan boyantes
y vigorosos, prestarían asimismo un señaladísimo servicio e la cultura
patria y a la revivificación del glorioso pasado español si generosamente
y por propia voluntad abriesen concursos, concediei'an premios
y publicaran índices y extractos de las escrituras mas interesantes y
notables, para estímulo e incentivo de los modestos eruditos y paleógrafos,
quienes podrían entonces dedicarse con mayores alientos a
esta ingrata labor, tan necesaria como olvidada. Otro tanto tocaría
hacer a las Reales Academias, y en especial a la Española de la Lengua
(!), a la de la Historia y a la de Bellas Artes de San Fernando.
(1) Por lo que mira a ésta, (iistn es decir que, con excelente acuerdo, tiCEie ya publica
doí, en cualrtí tomos tle sus .Memorias, los papeles y apiintíinrientos que a su muerte dejó
inijdltos Pérez rpstor, procedentes eii su mayoría del Archivo de Protocolos de Madrid.
Ayuntamiento de Madrid
www.memoriademadrid.es