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Vida de gordo<br />
Sin dudas, la moda no está pensada para obesos. Si un<br />
flaco se viste a la moda, es esnob, dandy, galán, ganador.<br />
Palabras no faltan para definir al hombre que se<br />
viste como en las revistas, que se preocupa por su estética.<br />
Si hasta se inventó la tendencia metrosexual pensando en<br />
los flacos que viven para mostrar lo lindos que son. En cambio,<br />
los gordos deben peregrinar por negocios de ropa para encontrar<br />
diseños a su medida. "En una época venía especialmente<br />
desde México para comprar ropa con talles especiales a Buenos<br />
Aires. Porque aquí están a la vanguardia, en otros lugares te<br />
obligan a estar uniformado como un gordo", informa Edgar<br />
Vivar, el legendario Señor Barriga, que en su últi-<br />
mas estadía porteña se llevó un bolso con<br />
prendas para su DF de residencia.<br />
En ese enjambre humano que es la ave-<br />
nida Avellaneda a la altura de Flores,<br />
hay un espacio exclusivo para gordos<br />
hombres. Miles de hormigas con<br />
bolsones de ropa trajinan las multiétnicas<br />
veredas, en las que se integran<br />
coreanos en coches fantásticos,<br />
bolivianos que se ofrecen para<br />
coser ropa y judíos ortodoxos que no<br />
trabajan los sábados con cientos de<br />
otras gentes. Todos interactúan merced<br />
al comercio, en una Babel moderna<br />
y mayorista.<br />
Llama la atención la cantidad de oferta de<br />
ropa de "talles especiales" (eufemismo para nombrar<br />
la ropa para gordos y gordas) pero solo en su versión<br />
femenina. Ellas pueden elegir cómo vestir, qué onda usar, si<br />
acompañar las modas imperantes o, por el contrario, vestirse<br />
como sus abuelas lo hacían. En cambio, los varones ni siquiera<br />
tienen esa opción. Es que los negocios de ropa para varón gordo<br />
están limitados. "Lo que pasa es que las mujeres son compradoras<br />
compulsivas, ellas gastan mucha plata en ropa", explica no<br />
sin cierta lógica Pablo, vendedor de Fats Fashion, en la calle<br />
Argerich casi en la esquina de Avellaneda. Su vecino de local y<br />
competencia es Jaime. Su negocio se llama Scarcha y queda<br />
local de por medio con el anterior. Hace 27 años que se especia-<br />
Sin el<br />
regodeo ni la<br />
autoflagelación de los best<br />
sellers de chicas con trastornos<br />
alimentarios, el periodista Mauro<br />
Fulco escribió una especie de<br />
autobiografía de un “gordito”, contando<br />
sus intentos por asumir y controlar el<br />
sobrepeso. Aquí, un fragmento de Gordos<br />
(Sudamericana), libro que combina<br />
el humor con entrevistas a<br />
especialistas y gordos famosos,<br />
como la Tota Santillán o el<br />
actor que hizo a Ñoño en<br />
El Chavo.<br />
liza en el rubro de talles especiales y, con la autoridad de los<br />
años, explica: "Los hombres aguantan más con la ropa que tienen.<br />
No se desesperan por verse bien. Les da lo mismo". A<br />
simple vista, hay una diferencia entre ambos contrincantes.<br />
Fats Fashion es moderno, con ropa canchera y diseños como<br />
para flacos, pero maximizados en su tamaño. Scarcha, en cambio,<br />
parece más tradicional en su oferta de ropa. "El gordo pide<br />
modernidad. Antes solo se ponía ropa oscura, con colores predominantes<br />
como el gris topo, el negro o el azul. Parecían uniformados",<br />
sostiene Pablo, mientras abre su mano para invitar<br />
a mirar la vidriera, en la que unos maniquíes extra large son<br />
modelos de moda. El estilo tira a ser reggeatonero.<br />
Remeras rojas, verdes, rayadas, camperas,<br />
pantalones cargo, jeans. Nada que un flaco<br />
no pueda conseguir en la Bond Street.<br />
Desde un afiche de publicidad, la Tota<br />
Santillán guiña un ojo y sonríe como<br />
podría hacerlo Christian Sancho en<br />
la publicidad de calzoncillos.<br />
"Nosotros vestimos a Daniel, y él a<br />
cambio nos hace publicidad", informa<br />
el vendedor, quien no llama por<br />
el apodo al ex bailantero devenido<br />
primera figura de la pantalla televisiva.<br />
"Viene, elige ropa y no se le cobra,<br />
entonces es modelo de nuestra marca",<br />
explica. En el local vecino, Jaime utiliza<br />
como imagen publicitaria un dibujo que<br />
podría ser el genio de la lámpara maravillosa, pero<br />
sin músculos marcados. Digamos, con la misma contextura<br />
enorme pero más tirando a redondo que a marcado por el gimnasio.<br />
No llega a ser gordo, es lo que se podría indicar como<br />
morrudo. La experiencia le otorga al dueño del local una sabiduría<br />
como para arriesgar todo tipo de teorías. "Ahora los pibes<br />
crecieron y se quieren vestir como sus amigos, y además ya no<br />
importa tanto la mirada ajena. Ahora los gordos se quieren<br />
vestir igual que la gente normal". Le dejé pasar el comentario<br />
mascullando por lo bajo y, fundamentalmente, para no arruinar<br />
mi recién comenzada entrevista. ¿Gente normal?<br />
Una característica que resaltan ambos profesionales de la moda<br />
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