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Cara y cruz<br />
Hijo de una maestra y un ingeniero del que sabe<br />
poco (murió cuando <strong>Luque</strong> tenía cuatro años),<br />
supo que quería ser actor cuando vio los raros<br />
peinados nuevos del rock. Jethro Tull y Aphrodite's<br />
Child lo acercaron a los escenarios. Armó varias<br />
bandas y de ahí pasó al teatro off. Hasta que el<br />
punto de inflexión llegó en 1980, cuando atravesó<br />
un meticuloso casting de mil doscientos actores y<br />
quedó seleccionado para la telenovela Barracas al<br />
sur, con María Valenzuela. Esa tira funcionaría<br />
como antecedente de Aprender a vivir, el programa<br />
que lo instalaría como joven promesa.<br />
–Quedaste porque sos igualito a Levrino –le<br />
dijeron una vez que terminó la prueba.<br />
Claudio Levrino fue uno de los mayores galanes<br />
de la década del '70. Si no llegó más lejos fue porque<br />
en 1980 –pocos días después de que un astrólogo<br />
dijera en Radiolandia que ese era "el año de<br />
Levrino" y que le auguraba "una larga vida"–,<br />
murió confusamente de un balazo, a los treinta y<br />
cinco años, en la ciudad de Mar del Plata. De<br />
Levrino quedó un mito de corto alcance. Tan<br />
corto que ni siquiera <strong>Luis</strong> <strong>Luque</strong>, en 1980, estaba<br />
al tanto.<br />
–Lo de Levrino al principio me hinchó las bolas,<br />
porque yo no sabía ni quién era él. Yo estaba filmando<br />
una película sobre Van Gogh para Noruega,<br />
tenía los pelos por acá abajo, imaginate de dónde<br />
me cazaron a mí. Mi entrada a la televisión fue<br />
desde un lugar rarísimo. Por eso, cuando después<br />
de diez días de pasar pruebas y hacer casting<br />
quedé, y la primera cosa que me dicen es "vos estás<br />
acá porque sos igual a Levrino", yo dije "y vos sos<br />
un hijo de mil puta. No hubiera hecho la prueba<br />
entonces". Pero por suerte lo de Levrino duró<br />
poco. Después disfruté como una bestia, la pasé<br />
bárbaro, viajé, me divertí, no me privé de nada.<br />
–Sin embargo, cuando en las notas te referís a<br />
aquella época parece que hablaras de un período<br />
oprobioso.<br />
–No. Más que oprobio, pasada la sorpresa de la<br />
tele y el runrún que se arma y la figura del langa y<br />
todo eso, yo empecé a sentir un profundo aburrimiento.<br />
–¿Qué era lo aburrido?<br />
–Para poder entender, es muy importante ubicarte<br />
históricamente. Ser galán ahora no es igual<br />
que haberlo sido cuando yo era pendejo. Ahora lo<br />
tenés a Joaquín Furriel, que hace una telenovela y<br />
de golpe lo tenés protagonizando Shakespeare en<br />
el teatro San Martín. Pero en la época en que yo<br />
era langa, un actor de televisión pasaba por el San<br />
Martín y le tiraban un piedrazo. En el teatro estaban<br />
los elencos estables y en la televisión estaban<br />
los "malos actores". Y si vos eras bueno, era casi<br />
imposible que alguien lo supiera. El único que<br />
zafaba, que empezó a zafar, era Ricardo Darín,<br />
“El cuerpo<br />
es una dificultad,<br />
siempre, para<br />
todos. Lo<br />
primero que<br />
le pregunto a<br />
la gente que me<br />
ve, es eso: ¿Estoy<br />
desagradable?<br />
Es una pregunta<br />
dura, pero ahí<br />
tenés la posta”.<br />
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