ESO - Agustinos Valencia

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Jefe de Estudios de E.S.O.
Iniciamos otro curso con un afán de
renovación en nuestras ilusiones y
esperanzas y de superación de las
dificultades que, sin duda, surgirán.
La vida no es siempre de color de
rosa, tampoco para nuestros niños,
adolescentes y jóvenes. De hecho, en los
años que cursan sus estudios de ESO mucho
de lo que les rodea es caótico y deben
conseguir “encontrarse” para ser las personas
que todos esperamos que sean.
Sin embargo, a veces esos problemas
son más serios de lo que podríamos calificar
como “normal”. Los motivos son diversos pero
siempre tienen en común factores personales,
familiares o sociales que inciden directamente
en su estabilidad emocional. Y cuando surgen
estos problemas hemos de ser todos los
miembros de la comunidad educativa quienes
hemos de dialogar mucho con estos
adolescentes, tanto en el Centro escolar como
en casa. Esperar a que pase el tiempo,
esperando que, de motu propio, el adolescente
cambie, es un terrible error que, en la mayor
parte de los casos, agrava el problema. No
nos podemos borrar. No podemos delegar en
otros nuestra responsabilidad para con estos
jóvenes que tanto nos necesitan en estas
edades.
Y cuando hablamos de problemas en
el Centro, no sólo hemos de pensar en fracaso
escolar: indisciplina, falta de empatía,
conductas disruptivas o apatía pueden también
surgir tras malos resultados académicos o
tras una negativa experiencia vital. Nuestro
Reglamento de Régimen Interior entra
entonces en funcionamiento intentando
solucionar el problema, dialogando con las
partes, mediando, informando a las familias
y, por supuesto, sancionando cuando es
necesario de la forma más conveniente.
En este sentido, del mismo modo que
TODOS nos felicitamos ante los buenos
Trabajo en Equipo
resultados obtenidos, lo deseable sería que
las decisiones fuesen igualmente colegiadas,
puesto que, padres y profesores, debemos
hacer frente común ante las conductas de
nuestros hijos y alumnos porque no participar
de las decisiones del Centro debería hacer
recapacitar sobre la conveniencia de
permanencia en una Institución que no inspira
confianza. Todos los alumnos y profesores
deben conocer este RRI, pero también los
padres de nuestros alumnos.
Es fácil decir que nuestro porcentaje
de alumnos que van superando estas
situaciones es alto, pero he de destacar que
el trabajo realizado no se ve tan fácilmente.
La labor de orientadores, tutores, profesores
es encomiable. Y muchas veces, sin el trabajo
y cooperación de los padres, inútil.
Pero para nosotros, todos nuestros
alumnos son importantes y ese pequeño
porcentaje de alumnos con problemas es el
que queremos mejorar. Queremos que todos
nuestros alumnos sean capaces de triunfar
en su vida. No siempre lo vamos a conseguir
académicamente porque, muchas veces, con
estas edades, sus prioridades son otras.
El enfrentamiento y la improvisación
(tanto por parte de padres como de
educadores del Centro) no sirve y sólo queda
hacer todo lo posible porque la formación del
adolescente sea lo mejor y más completa
posible. En algunas ocasiones puede convenir
al alumno incorporarse a otros estudios.
En este sentido, no creo que esto vaya
a suponer un obstáculo en su formación como
persona. Bien al contrario, puesto que le abre
los ojos al mundo real en el que va a tener
que desenvolverse. Si una vez que lo ha visto
se replantea su vida o conducta, tal vez
consiga voluntariamente lo que antes se le
pretendía imponer.
Ángel Sanchis Valverde
Colegio Agustinos de Valencia