Hacer del mundo un lugar mejor - Scientology Volunteer Ministers
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permitirnos vivir feliz y saludablemente sin<br />
drogas.<br />
“Hemos decidido permanecer en el centro<br />
para ayudar a otros a lograr <strong>un</strong>as vidas<br />
sin drogas y tratar de hacer que todo este planeta<br />
esté libre de drogas. Siento que podría<br />
lograr cualquier cosa. Me siento joven de<br />
nuevo, no bajo el peso de las drogas que me<br />
sometieron durante tanto tiempo”.<br />
En Milán, Italia, <strong>un</strong>a madre estaba desesperada,<br />
viendo a su hijo deteriorarse bajo<br />
los devastadores efectos de las drogas. Su<br />
desesperación se tornó esperanza y luego<br />
felicidad cuando le devolvieron a su hijo<br />
con la tecnología de rehabilitación de toxicómanos<br />
<strong>del</strong> Sr. Hubbard.<br />
“La esperanza de que mi hijo pudiera<br />
estar libre de drogas me acompañó durante<br />
muchos años. Pero día a día, sentía que se me<br />
escapaba. Veía el momento de su rehabilitación<br />
muy, muy lejos.<br />
“Entonces mi hijo se inscribió en <strong>un</strong> centro<br />
de rehabilitación de toxicómanos que utiliza<br />
la tecnología <strong>del</strong> Sr. Hubbard. Tengo que<br />
confesar que no creía que f<strong>un</strong>cionase. Estuvo<br />
en el centro durante <strong>un</strong>os ocho meses, pero yo<br />
tenía miedo de que <strong>un</strong>a vez de vuelta en casa<br />
comenzase de nuevo a tomar drogas, ya que<br />
habíamos tenido experiencias similares en el<br />
pasado. Pero me dije que tenía que tener fe y<br />
coraje <strong>un</strong>a vez más.<br />
“Han pasado ya cuatro años desde que<br />
mi hijo está completamente bien. N<strong>un</strong>ca ha<br />
vuelto a las drogas, tiene <strong>un</strong> buen trabajo y le<br />
veo muy seguro de sí mismo en las cosas que<br />
hace”.<br />
La existencia era <strong>un</strong>a cuesta abajo hacia<br />
el desastre para <strong>un</strong> súbdito británico, hasta<br />
que <strong>un</strong> amigo le ayudó a parar, dar la<br />
vuelta y subir de nuevo hasta <strong>un</strong>a vida que<br />
merece la pena vivirse.<br />
“Antes de cruzarme con el programa de<br />
rehabilitación de toxicómanos <strong>del</strong> señor<br />
Hubbard, había estado consumiendo drogas<br />
durante dieciséis años. Comencé fumando<br />
marihuana y pronto pasé a las anfetaminas,<br />
el LSD y los somníferos. Esto continuó<br />
durante <strong>un</strong>os diez años antes de que me<br />
implicara en el abuso de la cocaína, que está<br />
de moda. Realmente yo pensaba que estaba<br />
en contacto con la vida. Pero eso era solamente<br />
el efecto sobre mi mente y mi cuerpo que, como<br />
ahora sé, estaban completamente contaminados<br />
por las drogas (venenos) que había<br />
estado tomando. Durante todo el tiempo que<br />
esto estuvo ocurriendo, no pude conservar<br />
ningún trabajo de responsabilidad ni tomar<br />
ning<strong>un</strong>a responsabilidad por los as<strong>un</strong>tos normales<br />
de la vida diaria.<br />
“El crimen se convirtió en la otra cara<br />
de mi vida. A medida que crecía mi necesidad<br />
de más drogas, así lo hizo la gravedad de los<br />
crímenes que cometía. Me replegué mucho<br />
sobre mí mismo y me resultaba difícil tener<br />
conversaciones normales acerca de cualquier<br />
cosa. Mi capacidad de autocontrol había desaparecido<br />
por completo, y después de <strong>un</strong><br />
suceso criminal en concreto, me encontré de<br />
nuevo en la cárcel. Como mi moral estaba<br />
muy baja, la heroína era <strong>un</strong>a forma cómoda<br />
de escapar de la realidad y de lo que estaba<br />
ocurriendo con mi vida. Tras tres meses en la<br />
cárcel, me soltaron <strong>del</strong> nuevo en la sociedad<br />
para continuar donde lo había dejado. Pero<br />
desafort<strong>un</strong>adamente para mí mismo y para<br />
la sociedad, ahora era <strong>un</strong> adicto a la heroína.<br />
“Todas mis esperanzas y ambiciones<br />
habían desaparecido y ahora estaba en la<br />
inevitable cuesta abajo. El crimen se convirtió<br />
de nuevo en algo cotidiano. Pero no tenía<br />
ningún control en absoluto, y antes de que me<br />
diese cuenta de lo que estaba haciendo, me<br />
había metido en más problemas que n<strong>un</strong>ca.<br />
“Finalmente, animado por mi familia,<br />
comencé la larga batalla de vencer mis<br />
adicciones. Sufrí numerosas, incómodas e