ACTAS_ULEPICC_2013

Comunicación y regeneración democrática.
Actas IV Congreso Ulepicc España. Universitat Jaume I de Castellón.
1. INTRODUCCIÓN: LA ECONOMÍA POLÍTICA DE LA COMUNICACIÓN
Los estudios con perspectiva crítica en comunicación social han sido analizados en múltiples ocasiones por diversos autores (desde MacQuail,
1983 hasta, por ejemplo, Estrada y Rodrigo, 2009). Por regla general, las principales corrientes identificadas se enmarcan en las perspectivas de
los estudios culturales, la economía política, la Escuela de Frankfurt y la teoría del imperialismo. Dados los importantes lazos que vinculan a los
estudios culturales con la Escuela de Frankfurt y, a su vez, a la teoría del imperialismo con la economía política, y aunque no puedan considerarse
líneas homogéneas respectivamente, es innegable que comparten raíces epistemológicas y teóricas profundas, hasta el punto que es posible
afirmar que en el ámbito de la comunicación social las dos grandes líneas de investigación crítica son los estudios culturales (cuyos antecedentes
se encontrarían en la Escuela de Frankfurt) y la economía política (que incluiría al imperialismo cultural como una de sus variantes). Si bien no todo
el mundo estaría de acuerdo con esta simplificación, en mi opinión esta es la división más clara que podemos ofrecer si lo que pretendemos es
identificar los principales rasgos comunes de la investigación crítica en comunicación.
Así, la economía política de la comunicación es, junto a los estudios culturales, una de las dos grandes corrientes dentro de la investigación crítica
en comunicación social. Esta corriente ha recibido diversas denominaciones desde sus inicios, aunque todas ellas comparten el incluir los términos
“economía” y “política”: por ejemplo, economía política de la comunicación de masas (Garnham, 1979), teoría político-económica de los medios
de comunicación (McQuail, 1983); economía política de la comunicación y la cultura (Garnham, 1990); economía política crítica de la comunicación
(Golding y Murdock, 1996; Miège, 2005); economía política de la información, la comunicación y la cultura (Ulepicc, 2001); economía política de la
cultura, economía política de la información, economía política de la sociedad de la información (Garnham, 2011).
Aquí emplearemos el término economía política de la comunicación (EPC) para simplificar, pero también por tratarse del término más utilizado en
general y, muy especialmente, por ser el término utilizado por quien muy probablemente sea el autor que más sistemáticamente ha desarrollado
teóricamente esta perspectiva, Vincent Mosco (1996, 2006, 2008 y 2009).
Fijada la denominación ahora debemos aclarar qué se incluye bajo ella. Algunas de las principales definiciones ya clásicas proporcionadas a este
respecto incluyen:
“La teoría político-económica de los medios de comunicación es la vieja etiqueta resucitada para denominar al planteamiento que se centra
más en la estructura económica que en el contenido ideológico de los medios. Afirma la dependencia de la ideología de su fundamento
económico y orienta la investigación hacia el análisis empírico de la estructura de la propiedad y hacia el estudio de cómo operan las fuerzas
del mercado en los medios de comunicación. Desde este punto de vista, la institución de los medios de comunicación debe considerarse
una parte del sistema económico, aunque estrechamente vinculada al sistema político” (McQuail, 1983: 71-72).
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