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Oratoria es un hombre fuerte y Declamación es una mujer muy bella.

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ORATORIA<br />

<strong>Oratoria</strong> <strong>es</strong> <strong>un</strong> <strong>hombre</strong> <strong>fuerte</strong> y<br />

<strong>Declamación</strong> <strong>es</strong> <strong>un</strong>a <strong>mujer</strong> <strong>muy</strong><br />

<strong>bella</strong>.<br />

Br<strong>un</strong>o Pablos.<br />

EL ARTE DE LA PALABRA<br />

El ejercicio efectivo de la palabra¹ se apoya en dos bas<strong>es</strong>: la naturaleza y la<br />

educación. La facultad elocutiva requiere, como cualquier otra facultad del <strong>hombre</strong>,<br />

cultivo y educación. La elocuencia ha sido definida como <strong>un</strong> movimiento continuo<br />

del alma (Cicerón, máximo orador romano), para Dionosio <strong>es</strong> el arte de hacerse<br />

creer, pero hay <strong>un</strong> fondo común en todas las definicion<strong>es</strong>: la elocuencia <strong>es</strong> el<br />

t<strong>es</strong>timonio externo de <strong>un</strong> alma prof<strong>un</strong>da.<br />

LA GRAMÁTICA Y LA RETÓRICA<br />

Gramática se ha definido como “el arte de hablar y <strong>es</strong>cribir correctamente”.<br />

D<strong>es</strong>de la época de los griegos y los romanos, la retórica trataba particularmente el<br />

arte de hablar y <strong>es</strong>cribir, no ya d<strong>es</strong>de <strong>un</strong> mero p<strong>un</strong>to de vista gramaticalista, sino<br />

d<strong>es</strong>de <strong>un</strong> ángulo real y práctico. En los tiempos actual<strong>es</strong> han surgido tratados<br />

<strong>es</strong>pecializados de ‘elocuencia’, ‘arte de la palabra’, ‘arte del bien decir’, ‘oratoria’ y<br />

otras denominacion<strong>es</strong>, que enseñan a las personas a expr<strong>es</strong>arse con eficiencia.<br />

En lo <strong>es</strong>encial, <strong>es</strong>tas disciplinas son derivacion<strong>es</strong> de la retórica clásica,<br />

complementadas con aport<strong>es</strong> de la sicología y de la sociología.<br />

LA RETÓRICA O EL ARTE DEL BIEN DECIR<br />

Se denomina retórica –del griego rhétor, orador– al “arte del bien decir, de<br />

embellecer la expr<strong>es</strong>ión de los conceptos, de dar al lenguaje <strong>es</strong>crito o hablado<br />

eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover; <strong>es</strong> pu<strong>es</strong> <strong>un</strong> conj<strong>un</strong>to de<br />

preceptos y reglas para bien hablar. Esta definición pr<strong>es</strong>ume la posibilidad de hacer<br />

elocuente al <strong>hombre</strong> mediante la enseñanza de ciertos principios. Acerca de <strong>es</strong>ta<br />

posibilidad se ha debatido mucho y aún hoy se discurre si el orador nace o se hace.<br />

Si nace, la retórica no tiene justificación.<br />

La retórica tiene legítimos títulos para existir en el m<strong>un</strong>do de la cultura, a<br />

condición de que no se le conf<strong>un</strong>da con <strong>un</strong> recetario, ni con <strong>un</strong>a fórmula mágica<br />

capaz de dotar de genialidad a quien no la tiene. N<strong>un</strong>ca será sana la disciplina<br />

que intente asfixiar al <strong>es</strong>píritu del <strong>hombre</strong> y que trastoque a la naturaleza en vez de<br />

encausarla o conducirla. La retórica o arte de la palabra r<strong>es</strong>ponde al pensamiento<br />

del más grande preceptista de la antigüedad, el romano Quintiliano, quien lo dejó<br />

definitivamente <strong>es</strong>tablecido en <strong>un</strong>a frase inmortal: “el orador se hace, el poeta<br />

nace”.<br />

¹ Loprete, Carlos. 1991. Introducción a la oratoria moderna. Editorial Época, S.A. México, D.F.


La totalidad del ámbito lingüístico queda abarcada adoptando la clasificación<br />

siguiente:<br />

Enseñar y aprender; <strong>es</strong> decir, transmitir conocimientos a otras personas o<br />

inv<strong>es</strong>tigarlos y adquirirlos en deliberacion<strong>es</strong>.<br />

Persuadir. O sea, convencer a otros de que nu<strong>es</strong>tras opinion<strong>es</strong> son las<br />

verdaderas y moverlas, de acuerdo con <strong>es</strong>to, a la acción.<br />

Conmover. Esto <strong>es</strong>, provocar en el <strong>es</strong>píritu ajeno determinados sentimientos,<br />

pasion<strong>es</strong> o emocion<strong>es</strong>.<br />

Agradar. Vale decir, producir por medio de las palabras en el alma ajena <strong>un</strong><br />

sentimiento de placer, con fin<strong>es</strong> determinados.<br />

En la realidad oratoria, <strong>es</strong>tos fin<strong>es</strong> pueden darse solos o –lo que <strong>es</strong> <strong>muy</strong><br />

frecuente- combinados entre sí. Tanta <strong>es</strong> la variedad de formas, temas, ocasion<strong>es</strong>,<br />

lugar<strong>es</strong>, sujetos y fin<strong>es</strong> que ponen de manifi<strong>es</strong>to el poder y la belleza de la palabra.<br />

“LA PALABRA ES UN DON GRATUITO EN EL SER HUMANO, Y ES<br />

LÍCITO EXIGIR A QUIENES SE SIRVEN DE ELLA, QUE HAGAN UN USO<br />

ACORDE CON SU ALTA DIGNIDAD DE ORIGEN Y DESTINO”.<br />

ELEMENTOS DE LA ELOCUENCIA<br />

La elocuencia, como todo arte, tiene sus propios elementos, que debe<br />

conocer toda persona que aspire a la jerarquía de orador: el orador, el tema y el<br />

auditorio. Hay que evitar la errónea creencia de que el sujeto de <strong>es</strong>te oficio <strong>es</strong> sólo<br />

el orador. La elocuencia <strong>es</strong> <strong>un</strong> hecho social y no individual.<br />

La elocuencia se clasifica de la siguiente manera:<br />

Didáctica. Llamada también académica. Su objeto <strong>es</strong>pecífico <strong>es</strong> enseñar, informar,<br />

transmitir conocimiento.<br />

Política. Cuyo fin propio <strong>es</strong> exponer o debatir todas las cu<strong>es</strong>tion<strong>es</strong> relacionadas<br />

con el gobierno de la cosa pública.<br />

Forense o judicial. Es la que tiene lugar en el ejercicio del derecho.<br />

Religiosa. Denominada también ‘sacra’ o ‘sagrada’. Es la que trata de as<strong>un</strong>tos de<br />

fe y religión.<br />

Sentimental. Es la que tiene por ámbito propio las múltipl<strong>es</strong> ceremonias humanas.<br />

Artística. Cuyo objeto <strong>es</strong> producir placer <strong>es</strong>tético.<br />

Militar. Para inspirar la defensa de la patria, <strong>es</strong>timular las virtud<strong>es</strong> patrióticas y el<br />

heroísmo en los soldados.<br />

Deliberativa. Su objeto <strong>es</strong> el debate y ocurre en las asambleas de contraste de<br />

opinion<strong>es</strong>.<br />

MÉTODOS ORATORIOS<br />

Según el método de preparación, el discurso puede ser:<br />

Leído. En determinadas ceremonias <strong>es</strong> preferible llevar el discurso <strong>es</strong>crito, ya<br />

que no se admite el ri<strong>es</strong>go de <strong>un</strong>a improvisación. Se impone cuando la ocasión <strong>es</strong><br />

de gran r<strong>es</strong>ponsabilidad, cuando el protocolo lo <strong>es</strong>tablece así o cuando el orador<br />

carece de dot<strong>es</strong> para la improvisación. La lectura tiene alg<strong>un</strong>as ventajas: permite<br />

<strong>un</strong>a factura más meditada, <strong>un</strong> <strong>es</strong>tilo más pulido y literario y precave de error<strong>es</strong>. En<br />

la posibilidad de balbucear y decir d<strong>es</strong>atinos, <strong>es</strong> preferible leer el discurso. Se


perderá en <strong>es</strong>pontaneidad, en naturalidad y en vida, pero se ganará en seguridad y<br />

precisión. Hay que <strong>es</strong>cribir el discurso como si se <strong>es</strong>tuviera hablando, para sumarle<br />

los recursos natural<strong>es</strong> de la palabra oral.<br />

Memorizado. Quien encare <strong>es</strong>ta forma de oratoria, deberá ser <strong>un</strong> formidable<br />

actor, capaz de simular <strong>un</strong>a improvisación y tener <strong>un</strong>a gran memoria o capacidad<br />

suplementaria de improvisar, al menos momentáneamente.<br />

Improvisado. Esta <strong>es</strong> la forma superior de la elocuencia. Difícilmente se<br />

logrará <strong>un</strong> nombre y <strong>un</strong>a fama en la elocuencia, si <strong>es</strong>ta facultad falta. La<br />

improvisación tiene la ventaja de impr<strong>es</strong>ionar, conmover y convencer, pu<strong>es</strong> se<br />

advierte enseguida en el orador superioridad intelectual, dominio de sí mismo,<br />

don<strong>es</strong> de conducción y real capacidad oratoria. Por otra parte, el discurso<br />

improvisado tiene más personalidad, originalidad, naturaleza y vida que cualquier<br />

otro.<br />

Combinado. Es rarísima la improvisación absoluta. El discurso típico <strong>es</strong> <strong>un</strong>a<br />

combinación sabia de preparación e improvisación.<br />

LO ACONSEJABLE ES QUE CADA CONFERENCIANTE U ORADOR<br />

ADOPTE EL MÉTODO QUE MÁS CONVENGA A SU PECULIARIDAD<br />

SICOLÓGICA, ENTREGANDO A LA MEMORIA Y A LA MEDITACIÓN ANTE-<br />

RIOR TODO AQUELLO QUE NO SEA CAPAZ DE IMPROVISAR. LA FACULTAD<br />

DE IMPROVISAR SE TIENE POR NATURALEZA O SE ADQUIERE POR LA<br />

PRÁCTICA. AL PRINCIPIO NO SE PUEDE PRESCINDIR DEL APRENDIZAJE;<br />

HABRÁ QUE PREVERLO CASI TODO, HACER ESQUEMAS MUY AMPLIOS,<br />

RETENER GRAN CANTIDAD DE PALABRAS, FRASES Y AÚN PÁRRAFOS<br />

ENTEROS, PERO AL CABO DE UN TIEMPO LA FACULTAD ESTARÁ<br />

PERFECCIONADA Y NOS HABILITARÁ PARA IMPROVISAR EN UNA GRAN<br />

PARTE NUESTRA DISERTACIÓN.<br />

LA FORMACIÓN DEL ORADOR<br />

Todos d<strong>es</strong>ean expr<strong>es</strong>arse, porque la palabra <strong>es</strong> <strong>un</strong> placer. Hay <strong>un</strong>a alegría<br />

de la palabra, que la experimenta en su propio ser quien convence, persuade,<br />

conmueve o enseña. Pero <strong>es</strong>te prof<strong>un</strong>do y sano regocijo del alma sólo <strong>es</strong><br />

patrimonio de quien<strong>es</strong> dominan el instrumento expr<strong>es</strong>ivo; para <strong>es</strong>te ministerio de la<br />

palabra pública, el orador debe re<strong>un</strong>ir en sí:<br />

CUALIDADES FÍSICAS<br />

En el orden de las condicion<strong>es</strong> físicas, hay <strong>un</strong> ideal, pero <strong>muy</strong> pocas personas<br />

puede decirse que lo satisfacen. Hay orador<strong>es</strong> de gran porte, voz sonora y<br />

agradable, rostro sug<strong>es</strong>tivo y además subyugante. En la práctica no debe<br />

considerarse como obstáculo para el ejercicio de la elocuencia el aspecto físico,<br />

salvo alg<strong>un</strong>os defectos realmente incompatibl<strong>es</strong>, como la mudez o ciertos vicios<br />

insuperabl<strong>es</strong> de voz y pron<strong>un</strong>ciación o malformacion<strong>es</strong> corporal<strong>es</strong> <strong>muy</strong> exageradas.<br />

Todo dependerá, en definitiva, de cómo compense los defectos corporal<strong>es</strong> <strong>un</strong>a<br />

inteligencia superior, <strong>un</strong>a sensibilidad conmovedora o <strong>un</strong> verbo imponente.<br />

CUALIDADES INTELECTUALES<br />

El sentido común <strong>es</strong> la cosa más distribuida del m<strong>un</strong>do. Lo importante <strong>es</strong><br />

contenerse en las ambicion<strong>es</strong>, no ceder al peligro de sobre<strong>es</strong>timarse y saber<br />

impostar la pretensión de su conferencia. Una cultura general adquirida en el


aprendizaje paciente a través de los años <strong>es</strong> <strong>un</strong>a efectiva garantía de sabiduría.<br />

Como no <strong>es</strong> fácil improvisarse en <strong>hombre</strong> culto, conviene ir haciendo el propio<br />

equipo de conocimientos paulatinamente, día a día. A<strong>un</strong>que la competencia de <strong>un</strong><br />

orador depende en gran parte de su capacidad y acervo intelectual, conviene<br />

prevenirse contra la idea de que <strong>un</strong> discurso debe <strong>es</strong>tar hecho solamente sobre la<br />

base de la inteligencia; <strong>un</strong> exc<strong>es</strong>o de intelectualismo, por el contrario puede<br />

convertir al discurso en <strong>un</strong>a cosa seca, árida, abstracta. Es ineludible para <strong>un</strong><br />

orador el cultivo de su inteligencia. Éste puede hacer conforme a las reglas,<br />

métodos y procedimientos expu<strong>es</strong>tos por filósofos y ma<strong>es</strong>tros y, a<strong>un</strong>que no existe<br />

en verdad método alg<strong>un</strong>o infalible y cada persona puede crear el propio, no debe<br />

olvidarse tampoco que el comercio con las personas cultivadas, la observación, la<br />

lectura y el sentido común, son métodos también de aprendizaje.<br />

La sensibilidad <strong>es</strong> la capacidad de conmovernos ante el <strong>es</strong>pectáculo de la<br />

vida y de los hombr<strong>es</strong>, de experimentar emocion<strong>es</strong> y pasion<strong>es</strong>; de com<strong>un</strong>icarnos<br />

con el corazón. La oratoria tiene alg<strong>un</strong>os p<strong>un</strong>tos de contacto con el lirismo y la<br />

po<strong>es</strong>ía. El secreto de la sensibilidad <strong>es</strong>tá en el amor a las cosas y a las personas,<br />

pero <strong>un</strong> exc<strong>es</strong>o de sensiblería <strong>es</strong> sospechoso, y poco duradero; en vez de<br />

conmover, provoca risas; en vez de emocionar, aburre y disgusta.<br />

La imaginación <strong>es</strong> la facultad que permite concebir las ideas d<strong>es</strong>de <strong>un</strong> nuevo<br />

p<strong>un</strong>to de vista; <strong>es</strong> <strong>un</strong>a facultad de creación original y embellecimiento que ningún<br />

arte debe olvidar. Sucede muchas vec<strong>es</strong> que grand<strong>es</strong> ideas son demasiado<br />

conocidas y que expr<strong>es</strong>adas en forma repetida, pierden el encanto de la<br />

originalidad; le toca entonc<strong>es</strong> a la capacidad imaginativa del orador, rev<strong>es</strong>tirlas de<br />

formas original<strong>es</strong>. La imaginación debe situarse a igual distancia de la sequedad y<br />

la divagación; si se abusa de las imágen<strong>es</strong> en <strong>un</strong> discurso y no hay ideas, el<br />

discurso parece dar vueltas, ir y venir, sin expr<strong>es</strong>ar nada. Tampoco hay <strong>un</strong>a fórmula<br />

para d<strong>es</strong>arrollar o perfeccionar la imaginación, pero en cambio, puede ser<br />

fortificada por las lecturas, el trato con personas imaginativas, la observación<br />

detenida y la ejercitación.<br />

La memoria <strong>es</strong> la capacidad que nos permite retener y recordar, y la<br />

improvisación <strong>es</strong> sólo <strong>un</strong>a forma de recuerdo. Un orador de excelente memoria<br />

tiene asegurado el manantial de ideas que puede nec<strong>es</strong>itar para elaborar <strong>un</strong> buen<br />

discurso: fras<strong>es</strong>, vocablos, citas, imágen<strong>es</strong>, ideas y pensamientos. No todos<br />

tenemos <strong>un</strong>a memoria feliz, pero sí todos podemos perfeccionarla. Hay varios<br />

tipos de memoria: la intelectual que recoge las ideas y las palabras en general;<br />

tenemos también la visual, <strong>un</strong>a auditiva, <strong>un</strong>a motor, que retienen las formas y<br />

color<strong>es</strong>, los sonidos y las accion<strong>es</strong>, r<strong>es</strong>pectivamente. El orador bien dotado<br />

nec<strong>es</strong>ita de todas <strong>es</strong>tas formas, pero la más importante para él, la que conviene<br />

<strong>es</strong>timular y ejercitar, <strong>es</strong> la intelectual.<br />

CUALIDADES MORALES<br />

Un orador <strong>es</strong>, ante todo, <strong>un</strong> <strong>hombre</strong>. Y <strong>es</strong>to de ser <strong>hombre</strong> <strong>es</strong> <strong>un</strong>a gran<br />

r<strong>es</strong>ponsabilidad. Las cualidad<strong>es</strong> moral<strong>es</strong> que adornan al orador tienen decisiva<br />

importancia en su carrera; si éste tiene fallas moral<strong>es</strong> pronto será d<strong>es</strong>cubierto por el<br />

público y repudiado. La oratoria <strong>es</strong> <strong>un</strong>a de las art<strong>es</strong> que más exige <strong>es</strong>ta condición,<br />

precisamente porque el f<strong>un</strong>damento del poder de convicción radica en el pr<strong>es</strong>tigio y<br />

la confianza. “El <strong>hombre</strong> digno de ser <strong>es</strong>cuchado <strong>es</strong> aquel que no se sirve de la


palabra sino para el pensamiento, y del pensamiento sino para la verdad y la<br />

virtud”. El orador deberá ser <strong>un</strong> carácter, <strong>un</strong> modelo humano, si <strong>es</strong> que pretende<br />

erigirse en conductor de sus oyent<strong>es</strong>.<br />

Pensar en positivo. Una persona asertiva <strong>es</strong> aquella que tiene <strong>un</strong>a buena opinión<br />

de sí misma y se siente segura de sus posibilidad<strong>es</strong>, lo cual <strong>es</strong> <strong>muy</strong> importante en<br />

nu<strong>es</strong>tro tema, ya que existe <strong>un</strong>a gran relación entre hablar en público y la<br />

autoconfianza. Esta confianza en las propias capacidad<strong>es</strong> hace que sea capaz de<br />

mantener <strong>un</strong>a relación clara y franca con los demás y, al mismo tiempo, le permite<br />

aceptar los propios error<strong>es</strong> y actuar con firmeza pero sin agr<strong>es</strong>ividad ni prepotencia.<br />

En suma, la asertividad no <strong>es</strong> más que empezar por “quererse y r<strong>es</strong>petarse a <strong>un</strong>o<br />

mismo” como paso previo para querer y r<strong>es</strong>petar a los demás, y poder com<strong>un</strong>icarse<br />

con ellos abierta y sinceramente.<br />

PARA SER UNA PERSONA ASERTIVA:<br />

Sonreír y hacer sonreír.<br />

Aceptarse a <strong>un</strong>o mismo sin quejas.<br />

No discutir inútilmente, sólo si se sabe que se puede conseguir <strong>un</strong> cambio.<br />

Ser hon<strong>es</strong>to con <strong>un</strong>o mismo.<br />

No imitar los comportamientos de otras personas.<br />

Procurar adecuar el mensaje verbal con el no verbal.<br />

Expr<strong>es</strong>ar las propias opinion<strong>es</strong>.<br />

Mirar el lado positivo de las críticas.<br />

EL MIEDO ORATORIO<br />

El gran enemigo del orador <strong>es</strong> el miedo. Éste paraliza la lengua, seca la boca y<br />

la garganta, produce transpiración, engendra movimientos torp<strong>es</strong> del cuerpo, los<br />

brazos y las piernas, traba la articulación y la voz, y lo que <strong>es</strong> peor, obnubila la<br />

mente. “Tener miedo ant<strong>es</strong> de hablar, perderlo cuando se habla, <strong>es</strong> la marca del<br />

buen artista”. En cierto sentido la timidez <strong>es</strong> <strong>un</strong> signo positivo en el ser humano<br />

pu<strong>es</strong> obedece a <strong>un</strong>a <strong>es</strong>pecial sensibilidad del alma, y <strong>muy</strong> a menudo, a <strong>un</strong>a intensa<br />

vida interior. En realidad cuando alguien siente que tiene algo importante que<br />

decir, que su mensaje <strong>es</strong> útil, verdadero y valioso, tiene motivos suficient<strong>es</strong> como<br />

para anular el temor inicial y lanzarse en el campo de la oratoria. Hay tr<strong>es</strong> aspectos<br />

que debemos considerar para apoyar el aspecto que tratamos, y son:<br />

Elección del tema. Elija <strong>un</strong> tema de su propia experiencia, que le provoque<br />

<strong>un</strong>a actitud mental de apoyo, <strong>un</strong> <strong>es</strong>píritu de lucha.<br />

Preparación del discurso. Prepare <strong>un</strong> <strong>es</strong>quema en el que las ideas tengan<br />

<strong>un</strong>idad y coherencia. Escriba completamente las 3 ó 4 primeras fras<strong>es</strong> y<br />

memorícelas, así como las últimas. Memorice el <strong>es</strong>quema tan a fondo que cuando<br />

cierre los ojos, pueda verlo en su totalidad. Lleve su <strong>es</strong>quema al <strong>es</strong>trado y si <strong>es</strong><br />

nec<strong>es</strong>ario, colóquelo en el pupitre.<br />

Control de la mecánica corporal. Rompa el círculo vicioso de la tensión<br />

muscular, mediante el relajamiento. Reláj<strong>es</strong>e en su asiento ant<strong>es</strong> de hablar, luego<br />

en el <strong>es</strong>trado. R<strong>es</strong>pire hondamente para calmar la tensión.<br />

Por último, son auxiliar<strong>es</strong> alg<strong>un</strong>as <strong>es</strong>trategias como el de mirar fijamente a <strong>un</strong>a sola<br />

persona; suponer que se habla sin público; mirar lo menos posible la sala, dirigiendo<br />

la vista <strong>un</strong> poco por encima de ella, n<strong>un</strong>ca abajo; cerrar


momentáneamente los ojos, como haciendo coincidir <strong>es</strong>te g<strong>es</strong>to con algún<br />

pensamiento de nu<strong>es</strong>tro discurso, y abrirlos recién cuando haya pasado el temor.<br />

“En todos los casos, repítase a sí mismo que nadie queda libre del susto”. Conviene<br />

tomar las cosas con filosofía.<br />

LA FALTA DE HERRAMIENTAS<br />

Al no saber qué recursos se pueden utilizar para que la com<strong>un</strong>icación con los<br />

demás sea satisfactoria, se aumenta el miedo que pudiera padecerse y no se<br />

superan –por ello- las barreras existent<strong>es</strong> y se confirma <strong>un</strong>a y otra vez, la secreta<br />

convicción de que todo <strong>es</strong>tá perdido, de que <strong>es</strong> imposible mejorar las relacion<strong>es</strong><br />

interpersonal<strong>es</strong>, por no dominar el arte de hablar en público. A<strong>un</strong>que todas las<br />

personas poseemos <strong>un</strong> instinto innato para com<strong>un</strong>icarnos mediante palabras,<br />

g<strong>es</strong>tos y actitud<strong>es</strong>, hablar no <strong>es</strong> <strong>un</strong> acto mecánico. Ser comprendido y comprender<br />

a los demás depende de varios factor<strong>es</strong> como la claridad expr<strong>es</strong>iva, la<br />

predisposición, la intencionalidad, la fuerza del mensaje y el grado de convicción y<br />

el tono con que <strong>es</strong>te se transmite.<br />

A vec<strong>es</strong> el miedo a ser evaluados y juzgados negativamente o a hacer el<br />

ridículo hace que la persona se sienta ansiosa y pierda seguridad en sí misma, al<br />

centrar más la atención en las reaccion<strong>es</strong> de los demás y en los r<strong>es</strong>ultados, que<br />

en aquello que d<strong>es</strong>ea decir.<br />

CONSEJOS PARA EMPEZAR<br />

Primero pueden realizarse ejercicios en solitario para adquirir seguridad,<br />

como practicar la relajación o técnicas de meditación. En <strong>es</strong>ta etapa de preparación<br />

<strong>es</strong> nec<strong>es</strong>ario familiarizarse con determinados movimientos del cuerpo hasta que<br />

parezcan natural<strong>es</strong>, así como el uso de los tonos de voz y la acentuación de<br />

determinadas palabras y g<strong>es</strong>tos, entre otros recursos. En <strong>un</strong>a seg<strong>un</strong>da etapa, <strong>es</strong><br />

útil probar con <strong>un</strong> amigo o con alguien de confianza hasta que se decida el<br />

momento de la primera experiencia de hablar en público.<br />

PARA HACER LECTURAS EN VOZ ALTA<br />

Remarcar las pausas indicadas por los signos de p<strong>un</strong>tuación mientras se lee.<br />

Las comas y los p<strong>un</strong>tos no sólo sirven para dar sentido a las oracion<strong>es</strong> sino para<br />

r<strong>es</strong>pirar.<br />

Acentuar los silencios al acabar <strong>un</strong>a idea.<br />

Ejercitarse en el ritmo. Es conveniente leer textos narrativos, tanto en prosa<br />

como en verso, que tienen <strong>un</strong> ritmo propio.<br />

Valerse del tono de la voz para lograr matic<strong>es</strong>, poniendo <strong>es</strong>pecial énfasis en<br />

determinadas palabras o fragmentos.<br />

LA ELABORACIÓN DEL DISCURSO<br />

El tema. Lo ideal <strong>es</strong> poder elegir en cada oport<strong>un</strong>idad el tema de la<br />

disertación, pero <strong>es</strong>to no siempre <strong>es</strong> posible. No se trata, en muchos casos, de<br />

tener en el instante mismo de contraer el compromiso la suma de conocimientos<br />

total<strong>es</strong> del tema, sino de <strong>es</strong>tar potencialmente en condición de adquirirlos con


prof<strong>un</strong>didad hasta el momento de la disertación. Todo dependerá del mensaje que<br />

tenga que transmitir, de la forma como lo transmita y de la circ<strong>un</strong>stancia en que lo<br />

haga. La mejor recomendación para el orador y el artista: proponerse <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to al<br />

alcance de sus fuerzas y meditarlo largamente, que a quien elige el tema que le<br />

conviene, no le faltará ni la ab<strong>un</strong>dancia ni la claridad ni el orden.<br />

ETAPAS DE LA ELABORACIÓN<br />

Una vez determinado el tema y compilado el material, debe elaborarse el<br />

discurso. Esta tarea se divide en tr<strong>es</strong> component<strong>es</strong>:<br />

La invención, <strong>es</strong> la búsqueda y elección de los pensamientos.<br />

La composición, <strong>es</strong> el ordenamiento y d<strong>es</strong>arrollo de <strong>es</strong>os pensamientos y<br />

La elocución, <strong>es</strong> la expr<strong>es</strong>ión de <strong>es</strong>os pensamientos mediante la palabra.<br />

LA INSPIRACIÓN INICIAL<br />

La idea inicial de <strong>un</strong>a obra <strong>es</strong> siempre confusa, amorfa y, por consiguiente,<br />

debe ser d<strong>es</strong>plegada. Esto pr<strong>es</strong>ume <strong>un</strong> <strong>es</strong>tudio del tema, información y meditación.<br />

Las ideas no siempre aparecen en el momento en que las nec<strong>es</strong>itamos. Esto<br />

significa que el as<strong>un</strong>to no <strong>es</strong>tá suficientemente maduro; habrá que seguir<br />

meditando y <strong>es</strong>perar a que el tema se torne fec<strong>un</strong>do. La madurez se logra a vec<strong>es</strong><br />

sin que tengamos nec<strong>es</strong>idad de meditar directamente sobre el as<strong>un</strong>to. El<br />

subconsciente tiene <strong>un</strong>a gran importancia en la invención, y trabaja por nu<strong>es</strong>tra<br />

cuenta mientras nosotros dormimos o <strong>es</strong>tamos dedicados a otras cosas. A<strong>un</strong>que<br />

parezca extraño, <strong>es</strong>to <strong>es</strong> así, y puede confirmarlo todo artista, <strong>es</strong>critor u orador.<br />

LA ELECCIÓN DE PENSAMIENTOS<br />

A medida que nu<strong>es</strong>tra cultura, las lecturas, la observación y la imaginación<br />

proveen material<strong>es</strong> para nu<strong>es</strong>tro discurso, debemos anotarlos para no olvidarlos,<br />

dentro de <strong>un</strong> orden o plan más o menos primario. Por lo pronto el primer criterio<br />

de selección <strong>es</strong> d<strong>es</strong>echar las ideas, a<strong>un</strong> las más atractivas y efectivas, que no se<br />

ajusten a los fin<strong>es</strong> y al tema de nu<strong>es</strong>tra disertación. El sacrificio de ideas y fras<strong>es</strong><br />

<strong>bella</strong>s <strong>es</strong> tarea ingrata para el orador y el <strong>es</strong>critor, pero más vale perder <strong>un</strong>a<br />

hermosa idea o dejarla para otra oport<strong>un</strong>idad, que decirla fuera de ocasión. Nada<br />

debe decirse en <strong>un</strong> discurso que no sirva a los fin<strong>es</strong> que nos proponemos. El<br />

seg<strong>un</strong>do criterio selectivo <strong>es</strong> discernir lo principal de lo acc<strong>es</strong>orio. En cada <strong>un</strong>a<br />

de las part<strong>es</strong> del discurso debe ponerse sólo lo <strong>es</strong>encial, la idea central, dejando<br />

lo demás fuera del texto. Por último, la selección debe realizarse teniendo<br />

siempre pr<strong>es</strong>ente al auditorio, pensando en las almas a las cual<strong>es</strong> tenemos que<br />

dirigirnos. Rechacemos todo cuanto no conduzca a nu<strong>es</strong>tros fin<strong>es</strong> oratorios.<br />

LA ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS<br />

Una vez re<strong>un</strong>idos los material<strong>es</strong> del discurso y seleccionados los que habrán<br />

de emplearse, hay que ordenarlos y distribuirlos del modo más adecuado a<br />

nu<strong>es</strong>tros fin<strong>es</strong>.


LAS PARTES DEL DISCURSO<br />

La introducción o EXORDIO <strong>es</strong> <strong>muy</strong> importante, ya que en oratoria, las<br />

primeras palabras tienen <strong>un</strong>a influencia decisiva, pu<strong>es</strong> provocan la primera<br />

impr<strong>es</strong>ión del auditorio. Hay <strong>un</strong>a razón psicológica para que <strong>es</strong>to sea así: la <strong>es</strong>pera<br />

crea en el oyente <strong>un</strong> <strong>es</strong>tado <strong>es</strong>pecial del alma que se exacerba por el silencio. Si<br />

el orador atina a decir lo adecuado, rompe <strong>es</strong>a inquietud mezclada de<br />

d<strong>es</strong>confianza y conquista al auditorio para todo el acto. El exordio <strong>es</strong> el puente que<br />

el orador debe tender entre su alma y la de los oyent<strong>es</strong>, para <strong>es</strong>tablecer así la<br />

com<strong>un</strong>icación.<br />

Se utilizan 4 tipos diferent<strong>es</strong> de exordios:<br />

1. El ex abrupto <strong>es</strong> <strong>un</strong>a entrada in<strong>es</strong>perada, brusca y categórica en el tema, con el<br />

objeto de impr<strong>es</strong>ionar hondamente al auditorio, satisfaciendo la gran inquietud o<br />

preocupación general que <strong>es</strong>tá en los ánimos.<br />

2. Por insinuación <strong>es</strong> más usual, y consiste en entrar en contacto con el público<br />

de manera suave y progr<strong>es</strong>iva, creando paulatinamente el clima de<br />

com<strong>un</strong>icación.<br />

3. El exordio directo <strong>es</strong> el comienzo sin preparativos ni precaucion<strong>es</strong>. Se<br />

recomienda para el ejercicio de la cátedra y para aquellos casos en que se <strong>es</strong>tá<br />

de antemano en la pos<strong>es</strong>ión del sentimiento previo de los oyent<strong>es</strong>.<br />

4. El pomposo <strong>es</strong> el menos frecuente de todos. Es apto para ocasion<strong>es</strong> de gran<br />

solemnidad, en la que la elevación del pensamiento y del sentimiento se ajustan<br />

a la nobleza y magnificencia del acto o del as<strong>un</strong>to.<br />

La actitud del orador tiene importancia en la introducción. El orador se<br />

pr<strong>es</strong>entará con humildad y autoridad, simultáneamente, sin hacer ostentación<br />

alg<strong>un</strong>a, con gran confianza y seguridad en sí mismo y, si <strong>es</strong> posible, con<br />

simpatía y cordialidad.<br />

El CUERPO o medio <strong>es</strong> el núcleo del discurso, la parte central. En él se d<strong>es</strong>arrolla<br />

el tema, se dan los argumentos, se refutan las ideas, se ejemplifica la demostración,<br />

se adopta <strong>un</strong>a posición. El cuerpo <strong>es</strong> la conferencia misma, y en él deben<br />

atenderse ciertas exigencias:<br />

a) Unidad. Todo lo que se diga en el cuerpo del discurso deberá tener <strong>un</strong>idad,<br />

<strong>es</strong> decir, cada idea tendrá que <strong>es</strong>tar relacionada con las otras y todas, con el conj<strong>un</strong>to<br />

del tema.<br />

b) Orden. Las ideas deben <strong>es</strong>tar d<strong>es</strong>arrolladas por su orden lógico y los razonamientos<br />

deben derivarse <strong>un</strong>os de otros, de manera que el as<strong>un</strong>to se d<strong>es</strong>pliegue en<br />

forma natural. Esto <strong>es</strong> lo que suele llamarse el “hilo del discurso”.<br />

c) Progr<strong>es</strong>ión. El conj<strong>un</strong>to debe d<strong>es</strong>arrollarse paso a paso, marchar en forma<br />

creciente hasta el p<strong>un</strong>to culminante o nudo del as<strong>un</strong>to, para dar lugar entonc<strong>es</strong> a la<br />

solución final.<br />

Transición. Es el paso de <strong>un</strong> as<strong>un</strong>to a otro. Estos cambios no deben ser meros<br />

artificios del lenguaje, sino que deben apoyarse en real<strong>es</strong> transicion<strong>es</strong> del pensamiento.<br />

De otra manera, el cuerpo da la impr<strong>es</strong>ión de ser <strong>un</strong> simple amontonamiento<br />

de ideas y razonamientos, y no <strong>un</strong> conj<strong>un</strong>to.<br />

La CONCLUSIÓN o peroración <strong>es</strong> la parte última del discurso y, <strong>muy</strong> a


menudo, la parte más difícil. A vec<strong>es</strong>, <strong>es</strong> también la parte más decisiva, porque<br />

según lo que en ella se diga se arri<strong>es</strong>ga todo lo logrado durante la exposición. El<br />

orador insuficiente o no preparado, suele dar vueltas sin saber cómo cerrar la<br />

conferencia, o en otros casos, an<strong>un</strong>cia con poco conocimiento de la sicología del<br />

público, que va a terminar su disertación y rompe así el encanto de la peroración.<br />

Esto supone <strong>un</strong>a disertación bien meditada y bien conducida, porque en<br />

realidad no basta expr<strong>es</strong>ar la fórmula tradicional “he dicho” para crear en la mente<br />

del público la idea de que todo ha concluido. No debe ser <strong>muy</strong> larga ni amanerada,<br />

pu<strong>es</strong> su valor radica en la posibilidad que tiene de dejar en el <strong>es</strong>píritu de los<br />

oyent<strong>es</strong> <strong>un</strong>a conclusión o idea perdurable. Hace falta mucho arte para terminar con<br />

<strong>un</strong>a fórmula que r<strong>es</strong>uene netamente como <strong>un</strong>a puerta al cerrarse. Por lo general, la<br />

peroración exige ciertas condicion<strong>es</strong> artísticas, cierta dosis de pulimento literario y<br />

<strong>es</strong>tético que dejen la impr<strong>es</strong>ión de <strong>un</strong> perfume permanente.<br />

Se puede terminar con <strong>un</strong> r<strong>es</strong>umen de lo dicho; con <strong>un</strong>a expr<strong>es</strong>ión de cort<strong>es</strong>ía<br />

hacia el público; con <strong>un</strong>a exhortación a seguir la idea explicada; con <strong>un</strong>a cita<br />

poética o en prosa; con <strong>un</strong>a anécdota o frase de buen humor; con <strong>un</strong>a graduación<br />

d<strong>es</strong>cendente de pensamientos o sentimientos; con <strong>un</strong> retorno al exordio e incluso<br />

con <strong>un</strong> ex abrupto, si la ocasión, el tema y el auditorio lo permiten y si tenemos<br />

para ello la suficiente capacidad artística. Al concluir el d<strong>es</strong>arrollo del tema, el<br />

orador deberá hacer <strong>un</strong>a pausa, an<strong>un</strong>ciadora de la peroración, y sólo entonc<strong>es</strong><br />

decirla, teniendo cuidado de decir las últimas palabras con <strong>un</strong>a caída del tono de<br />

voz.<br />

LA EXPRESIÓN DE LAS IDEAS O ELOCUCIÓN<br />

D<strong>es</strong>pués de preparado el plan y <strong>es</strong>cogidos los pensamientos que en él<br />

tendrán cabida, ha llegado el momento de <strong>es</strong>cribir el discurso, si será leído, o de<br />

ser pensado en detalle si se le improvisará. En otras palabras, ha llegado el<br />

momento de poner en vocablos el discurso, o sea, ejecutar la expr<strong>es</strong>ión en forma<br />

idiomática de los pensamientos, imágen<strong>es</strong> y sentimientos.<br />

ESTILO Y PERSONA<br />

Ella <strong>es</strong>tá íntimamente condicionada por la manera individual de expr<strong>es</strong>arse<br />

que tiene cada persona. El talento oratorio no <strong>es</strong> más que <strong>un</strong>a aptitud que se<br />

d<strong>es</strong>arrolla con el <strong>es</strong>tilo y el ejercicio. La experiencia <strong>es</strong> t<strong>es</strong>tigo de que los más<br />

grand<strong>es</strong> <strong>es</strong>critor<strong>es</strong> y los más famosos orador<strong>es</strong> de todos los tiempos, han sido<br />

formidabl<strong>es</strong> trabajador<strong>es</strong> y han elaborado su <strong>es</strong>tilo artístico a fuerza de <strong>es</strong>tudio,<br />

ejercicio y paciencia.<br />

PARA TENER UN ESTILO PROPIO AL HABLAR:<br />

No imitar a otros.<br />

Tener <strong>un</strong> mejor <strong>es</strong>tilo no significa usar <strong>un</strong> mayor número de palabras.<br />

D<strong>es</strong>pertar el interés de los <strong>es</strong>cuchas, con nu<strong>es</strong>tro entusiasmo al hablar.<br />

D<strong>es</strong>arrollar la capacidad de “salirnos de nosotros mismos” para mejorar la<br />

elocución.


EL ESTILO ORATORIO<br />

No se habla como se <strong>es</strong>cribe. La lengua hablada tiene sus propias ley<strong>es</strong>, que<br />

no son las mismas de la lengua <strong>es</strong>crita. El lenguaje oral permite -y a<strong>un</strong> más,<br />

nec<strong>es</strong>ita- repeticion<strong>es</strong>, suspensos, interrogacion<strong>es</strong>, exclamacion<strong>es</strong> y toda <strong>un</strong>a<br />

suerte de procedimientos que no son aconsejabl<strong>es</strong> en la composición <strong>es</strong>crita.<br />

CUALIDADES DEL ESTILO ORATORIO<br />

• Verdad. En primer lugar, la palabra hablada debe ser verdadera; significa aquí el<br />

acuerdo entre lo que pensamos y lo que decimos, <strong>es</strong> decir, no ser artificiosos,<br />

falsos. Un <strong>es</strong>tilo que no sea verdadero no tiene ning<strong>un</strong>a probabilidad de<br />

imponerse, porque no brota de adentro del alma. Debemos hablar como nos <strong>es</strong><br />

natural, y emplear los recursos aprendidos a medida que ellos vayan incorporándose,<br />

naturalmente, a nu<strong>es</strong>tra manera de pensar y de decir. Hay que volar hasta<br />

donde nos llevan las propias alas, con <strong>un</strong> <strong>es</strong>tilo verdadero que nos sea propio y<br />

natural.<br />

• Claridad. Este principio se apoya en el más elemental sentido común: hablamos<br />

para com<strong>un</strong>icarnos con el prójimo y <strong>es</strong>ta com<strong>un</strong>icación <strong>es</strong> imposible si no nos<br />

expr<strong>es</strong>amos con claridad, la cual <strong>es</strong>tá en relación con la mentalidad común del<br />

auditorio y la naturaleza del tema. Es <strong>un</strong> error <strong>muy</strong> común el creer que <strong>un</strong> discurso<br />

<strong>es</strong>tá mejor hecho cuando más insólitos son los términos que se emplean. Conviene<br />

prevenirse, sin embargo, contra la idea de que la claridad y sencillez del habla sean<br />

lo mismo que el habla vulgar, insípida y elemental. Una cosa <strong>es</strong> decir pensamientos<br />

prof<strong>un</strong>dos, con sencillez, y otra <strong>muy</strong> distinta decir necedad<strong>es</strong> en forma también<br />

sencilla.<br />

• Belleza. Un discurso <strong>es</strong> también <strong>un</strong>a obra de arte, y por ello debe cumplimentar la<br />

belleza, la cual debe <strong>es</strong>tar subordinada a la finalidad del mismo, al auditorio y al<br />

tema. Un discurso científico será bello cuando sea claro, bien organizado, sobrio,<br />

demostrativo y algo elegante. Un sermón sacro, en cambio, para ser bello tendrá<br />

que conmover hasta lo más prof<strong>un</strong>do el corazón y la mente de los feligr<strong>es</strong><strong>es</strong>, elevar<br />

el <strong>es</strong>píritu hasta el éxtasis religioso, y provocar en ellos el amor infinito, y <strong>es</strong>to sólo<br />

se consigue con la sublimidad oratoria.<br />

• Vitalidad. La palabra hablada debe tener <strong>un</strong>a <strong>es</strong>pecial vitalidad, calor, fuerza,<br />

realidad; lo contrario de <strong>es</strong>to <strong>es</strong> el discurso pálido, mortecino, sin dinamismo, frío,<br />

que se dice sin pasión ni sentimiento. No por ello involucrará g<strong>es</strong>tos d<strong>es</strong>m<strong>es</strong>urados,<br />

fras<strong>es</strong> pomposas, epítetos altisonant<strong>es</strong> y toda <strong>un</strong>a serie de defectos en que<br />

suelen incurrir los orador<strong>es</strong> de teatro. El buen orador sabe cómo variar los modos<br />

de su discurso con procedimientos formal<strong>es</strong>. Alterna las fras<strong>es</strong> cortas con las largas,<br />

intercala anécdotas, d<strong>es</strong>lumbra súbitamente con <strong>un</strong>a frase prof<strong>un</strong>da, hace la<br />

broma oport<strong>un</strong>a cuando llega el momento, llama la atención con <strong>un</strong> g<strong>es</strong>to, profiere<br />

interrogacion<strong>es</strong> y exclamacion<strong>es</strong>, interpela a <strong>un</strong> oyente, invoca a la patria o a Dios,<br />

jura, efectúa citas, guarda silencio, acelera o retarda la velocidad de su discurso,<br />

eleva o baja el tono de la voz.<br />

•Adecuación. Una cualidad importantísima en retórica, se logra subiendo o bajando<br />

el lirismo de acuerdo a la altura del as<strong>un</strong>to, d<strong>es</strong>de el lenguaje familiar al solemne


La norma <strong>es</strong> <strong>es</strong>tablecer <strong>un</strong> contacto humano y real entre el público y nosotros. Esto<br />

hará sentirse a cada oyente al lado nu<strong>es</strong>tro y comprenderá que hablamos para <strong>un</strong><br />

público humano, para él y para nosotros, pero no para <strong>un</strong> sujeto anónimo y teórico.<br />

•Ritmo. El ritmo <strong>es</strong> el movimiento de la frase. La lectura en voz alta de alg<strong>un</strong>os<br />

famosos orador<strong>es</strong>, en su lengua original, nos revela enseguida su dominio del<br />

ritmo. En realidad,<br />

cada orador debe imponer a su discurso el ritmo que <strong>es</strong> consustancial a su<br />

naturaleza, a su modo de sentir las cosas; entonc<strong>es</strong> <strong>es</strong>e ritmo será natural, grato y<br />

no artificioso.<br />

EJEMPLOS DE DISCURSOS CORTOS<br />

A continuación, pr<strong>es</strong>ento ejemplos de discursos que pueden ser utilizados<br />

para practicar. Lo ideal <strong>es</strong> que el alumno viva todo el proc<strong>es</strong>o y haga sus propios<br />

discursos. En los siguient<strong>es</strong>, se puede observar claramente la parte corr<strong>es</strong>pondiente<br />

al exordio, al cuerpo y a la conclusión:<br />

1. La paz no <strong>es</strong> para el cobarde o el ensimismado; no <strong>es</strong> para quien se contenta<br />

con <strong>un</strong>a vida tranquila. La paz significa vivir honradamente ante Dios, ante nu<strong>es</strong>tra<br />

propia conciencia y ante los demás; trae obligacion<strong>es</strong> y deber<strong>es</strong>, pu<strong>es</strong> exige obras<br />

de amor. Vivir en paz también <strong>es</strong> <strong>un</strong> compromiso que exige coraje y <strong>es</strong>fuerzo,<br />

p<strong>un</strong>donor y trabajo; la paz, que no la tranquilidad -<strong>es</strong>o <strong>es</strong> otra cosa- se obtiene en el<br />

trato con los demás; en la soledad puede disfrutarse, pero no conseguirse. Hablo<br />

del sosiego del alma, no del reposo del cuerpo, que también puede ser algo bueno,<br />

pero no en la misma prof<strong>un</strong>didad; no me refiero a la ausencia de problemas, sino a<br />

la actitud para enfrentarlos. La paz <strong>es</strong> la tierra más fértil para el amor o para la<br />

ausencia de éste.<br />

2. ¿ Quier<strong>es</strong> saber si er<strong>es</strong> más inteligente ahora que al inicio del curso ?<br />

Si sonrí<strong>es</strong> más, si er<strong>es</strong> más optimista y si sab<strong>es</strong> motivar a tu mejor amigo, al<br />

que v<strong>es</strong> en el <strong>es</strong>pejo cada mañana; entonc<strong>es</strong>, en la medida en que cont<strong>es</strong>t<strong>es</strong> sí a<br />

<strong>es</strong>tos aspectos er<strong>es</strong> más inteligente.<br />

Si te ca<strong>es</strong> menos vec<strong>es</strong>, pero cuando la caída sucede te levantas más<br />

rápido -y no sólo hablo de lo físico- sino de as<strong>un</strong>tos que tienen qué ver con el alma<br />

y el corazón.<br />

Si te <strong>es</strong>fuerzas por hablar mejor y r<strong>es</strong>petas a nu<strong>es</strong>tro idioma como <strong>un</strong> legado<br />

de anc<strong>es</strong>tros que no has conocido siquiera, pero de los que te sab<strong>es</strong> parte y<br />

también en su honor en<strong>un</strong>cias tu verdad de <strong>un</strong>a manera serena y clara.<br />

Si las palabras coraje y vergüenza son algo positivo para ti; si amas más y<br />

tien<strong>es</strong> más amigos, entonc<strong>es</strong>, er<strong>es</strong> más inteligente ahora que cuando iniciamos el<br />

curso.<br />

3. No <strong>es</strong>tás deprimido, <strong>es</strong>tás distraído. Por <strong>es</strong>o cre<strong>es</strong> que perdiste algo, lo que <strong>es</strong><br />

imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni <strong>un</strong> solo pelo de tu cabeza, por lo<br />

tanto no pued<strong>es</strong> ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas, te libera de<br />

ellas... te alivia, para que vuel<strong>es</strong> más alto, para que alcanc<strong>es</strong> la plenitud. De la c<strong>un</strong>a<br />

a la tumba <strong>es</strong> <strong>un</strong>a <strong>es</strong>cuela; lo que llamas problemas, son leccion<strong>es</strong>. No perdiste a<br />

nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos.


Además, lo mejor de él, el amor, sigue vivo en tu corazón.<br />

4. La reina de <strong>un</strong> país lejano convocó <strong>un</strong> concurso de pintura y ofreció premiar la<br />

obra que mejor repr<strong>es</strong>entara la paz interior. Rápidamente se propagó el entusiasmo<br />

por la corte. El día de la exposición se pr<strong>es</strong>entaron muchos cuadros: alg<strong>un</strong>os eran<br />

paisaj<strong>es</strong> marinos, que contenían muchísimos tonos de azul y de verde;<br />

otros capturaban vall<strong>es</strong> soleados, sembrados de flor<strong>es</strong> de color<strong>es</strong> alegr<strong>es</strong> y de<br />

formas graciosas. Otros eran ríos de aguas puras que saltaban sobre las<br />

rocas. Alg<strong>un</strong>os decidieron dibujar a niños jugando en preciosos parqu<strong>es</strong>. Hubo,<br />

además, quien pintó <strong>un</strong>a tormenta, en <strong>un</strong> mar de inmensas olas y cielos cargados<br />

de oscuros y densos nubarron<strong>es</strong> de los que brotaban rayos amenazador<strong>es</strong>.<br />

Cada cual tenía su favorito; sin embargo todos se sorprendieron cuando la<br />

reina, sin dudarlo, eligió el cuadro de la tormenta como el ganador.<br />

¿ Por qué <strong>es</strong>cogiste <strong>es</strong>a obra ? -Le preg<strong>un</strong>taron.-<br />

- La paz... -dijo ella pausadamente- la verdadera paz <strong>es</strong> la que se elige vivir<br />

a<strong>un</strong> durante la peor tormenta. Y continuó: Quien <strong>es</strong>coge mantener su serenidad<br />

en medio de las aguas revueltas podrá mantener su rumbo, y no será llevado por<br />

los remolinos hacia donde no quiere ir.<br />

5. Un día, <strong>un</strong> <strong>hombre</strong> sentado al borde del camino bajo <strong>un</strong> árbol, observó cómo<br />

la oruga de <strong>un</strong>a crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de <strong>un</strong>a<br />

pequeña abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo se<br />

<strong>es</strong>forzaba hasta que, de repente, pareció detenerse y que había llegado al límite<br />

de sus fuerzas: no conseguía ir más lejos, o al menos, así lo creía él. El <strong>hombre</strong><br />

decidió ayudar a la mariposa: agarró <strong>un</strong>a tijera y ensanchó el orificio del capullo. La<br />

mariposa, entonc<strong>es</strong>, salió fácilmente. Pero su cuerpo <strong>es</strong>taba blanquecino, era<br />

pequeño y tenía las alas aplastadas. El <strong>hombre</strong> continuó observándola, porque<br />

<strong>es</strong>peraba que, en cualquier momento, sus alas se abrirían y <strong>es</strong>tirarían y el insecto<br />

se echaría a volar. Nada ocurrió. La mariposa vivió poco y murió. N<strong>un</strong>ca voló, y las<br />

pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y<br />

sus alas encogidas.<br />

Aquel caminante, con su gentileza y vol<strong>un</strong>tad de ayudar, no comprendió que<br />

el <strong>es</strong>fuerzo nec<strong>es</strong>ario para abrirse camino a través del capullo era la manera que<br />

Dios había dispu<strong>es</strong>to para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas, y<br />

<strong>es</strong>tuviera lista para volar, <strong>un</strong>a vez que hubiera salido al exterior.<br />

Alg<strong>un</strong>as vec<strong>es</strong>, justamente <strong>es</strong> el <strong>es</strong>fuerzo lo que nec<strong>es</strong>itamos en nu<strong>es</strong>tra vida.<br />

Si Dios nos permiti<strong>es</strong>e vivir sin obstáculos, quedaríamos inválidos. N<strong>un</strong>ca<br />

llegaríamos a nu<strong>es</strong>tra plenitud.

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