28.04.2013 Views

un hombre que se ahoga - Teatre Lliure

un hombre que se ahoga - Teatre Lliure

un hombre que se ahoga - Teatre Lliure

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Teatro, puro teatro<br />

Rostros sin regalo. Al fin <strong>un</strong>a <strong>se</strong>nsación: Un <strong>hombre</strong> <strong>se</strong> <strong>ahoga</strong>, de Daniel<br />

Verone<strong>se</strong>, en Temporada Alta. Capote nos en<strong>se</strong>ñó la diferencia abisal entre «escribir<br />

bien» y el arte verdadero. «Escribir bien» es, a menudo, aplicar<strong>se</strong>, mostrar lo <strong>que</strong> <strong>un</strong>o<br />

sabe hacer, la batería de gracias y recursos, los golpes de talento. El arte verdadero<br />

es otra cosa. Ofrece <strong>un</strong>a certidumbre de verdad instantánea, aparentemente <strong>se</strong>ncilla.<br />

Tiene la inmensa cortesía de no revelar el esfuerzo: parece <strong>un</strong> juego concebido por <strong>un</strong><br />

niño madurísimo o <strong>un</strong> viejo <strong>que</strong> ríe y llora al mismo tiempo, <strong>un</strong> viejo salvajemente<br />

divertido. Es la forma suprema del entretenimiento: sobrecoge, transporta, y n<strong>un</strong>ca<br />

aburre. Un <strong>hombre</strong> <strong>se</strong> <strong>ahoga</strong> es arte verdadero. A priori, <strong>un</strong>a pendejada: montar Las<br />

tres hermanas intercambiando el <strong>se</strong>xo de los personajes. «Ellas» son actores, «ellos»<br />

son actrices. ¿Tiene <strong>se</strong>ntido? No sé si lo tiene, pero a los dos minutos te lo crees todo,<br />

por<strong>que</strong> ya te han instalado en su realidad, como sucedía en Vania en la calle 42. Doce<br />

actores en escena, con ropa de calle, interpretando la trama en continuidad, sin<br />

pausas ni cambios de acto. Continuidad quiere decir <strong>un</strong> afianzadísimo tejido<br />

emocional, sin escapatoria pero sin claustrofobia; <strong>un</strong>a red implacable de tensiones y<br />

afectos. Cuando «no actúan» siguen actuando, es decir, permanecen en sus sillas,<br />

vinculados, ultrapre<strong>se</strong>ntes en el salón familiar. Los contornos de la repre<strong>se</strong>ntación <strong>se</strong><br />

difuminan: todo tiene el aire irreal y perturbadoramente verídico de <strong>un</strong> sueño: Chéjov<br />

soñando Las tres hermanas. Todo está ensayado y pautado al milímetro pero exhala<br />

el mismo perfume de improvisación libre <strong>que</strong> consiguió Eustache en La maman et la<br />

putain. No hay «distanciamiento» ni «reflexión sobre el intercambio de roles»: hay<br />

pasiones y vulnerabilidades <strong>que</strong> mudan de <strong>un</strong>o a otro <strong>se</strong>xo, por<strong>que</strong> así es la vida, así<br />

es el alma. Todos son primerísimos actores y actrices, la flor y nata del teatro<br />

argentino. También en su método está su grandeza: ensayaron durante <strong>se</strong>is me<strong>se</strong>s, a<br />

ratos ganados, sin cobrar, a la salida de sus «trabajos rem<strong>un</strong>erados», por puro amor al<br />

arte. La f<strong>un</strong>ción <strong>se</strong> repre<strong>se</strong>ntaba cada domingo en <strong>un</strong>a pe<strong>que</strong>ña sala bonaeren<strong>se</strong>, El<br />

Camarín de las Musas. Sólo de pensar <strong>que</strong> alguien <strong>se</strong> atreviera a hacer aquí algo<br />

parecido me entra la risa. Y la enorme pena de <strong>que</strong> esta maravilla <strong>se</strong> haya visto <strong>un</strong>a<br />

sola vez, en La Planeta de Girona. ¿Nadie les ofreció <strong>un</strong>a estancia de varios días en<br />

Barcelona, en Madrid, para en<strong>se</strong>ñanza y edificación de cómicos y público? Una cosa<br />

más, tal vez la más importante. La verdad de esos actores va más allá de su<br />

extraordinario entrenamiento. Acorde al tópico, sus caras son su mejor espejo. Esas<br />

caras no <strong>se</strong> las regalaron. Son caras con historia, con historias. Por ahí han pasado<br />

muchas cosas. Por esas caras y esos cuerpos y esas voces. Marta Lubos, la doctora<br />

Chebutikin; Elvira Onetto, la baronesa Tu<strong>se</strong>mbach; Claudio Tolcachir, «<strong>un</strong>» Irina <strong>que</strong><br />

parece escapado de <strong>un</strong>a película de Garrel; todos y todas. Tras el incomprensible (o<br />

no) patinazo de El túnel, ya era hora de ver a Verone<strong>se</strong> mostrando sus plenísimos<br />

poderes. Me relamo pensando en el Mujeres soñaron caballos <strong>que</strong> montará en el<br />

María Guerrero.<br />

MARCOS ORDÓÑEZ<br />

Diario El País, Babelia, 28 de octubre de 2006<br />

www.teatrelliure.cat 7

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!