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¿Un[ voz propi[? - UdG

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como si el nombre de aquel chico le trajera viejos recuerdos que debía<br />

volver a descubrir. Sus pies parecían avanzar solos hacia las respuestas.<br />

Necesitaba saber. Y tenía que ser en ese momento.<br />

Era extraño como, sin apenas conocerlo, parecía estar tan unida a aquel<br />

chico que caminaba con las manos en los bolsillos a paso rápido por entre<br />

las oscuras callejuelas de medianoche.<br />

Gabriel parecía dirigirse a la parte más antigua de la ciudad; allí las casas<br />

estaban sin arreglar y muy pegadas unas a otras, la pintura de sus paredes,<br />

desconchada, y no había ni una sola farola encendida. Parecía estar<br />

persiguiendo algo. Pandora pensó que parecía un cazador. Empezó a<br />

sentirse extraña. Sus viejas Munich caquis seguían el rítmico paseo de<br />

Gabriel desde la distancia. Sus pasos parecieron acelerarse. Se detuvo en un<br />

cruce de caminos. Pandora se llevó el antebrazo a la cara para repeler el<br />

fuerte olor a pintura que la azotó cuando llegó al cruce después de que<br />

Gabriel hubiera torcido a la izquierda. Algo no iba bien, el muchacho<br />

parecía realmente estar involucrado en algo importante ¿Peleas de bandas?<br />

¿Matar por dinero? No se le ocurrían otras tonterías posibles como<br />

respuesta a aquel comportamiento… O, quizás, se encuentre con alguna chica,<br />

pensó ruborizándose, y casi detuvo sus pasos. Esperó a que Gabriel<br />

reanudara la marcha. Cuando le siguió, esta vez de más de cerca, y<br />

empezando a acelerar las piernas para no quedarse atrás, divisó una sombra<br />

más rápida que las suyas. Gabriel parecía estar persiguiéndola. Pandora<br />

sintió miedo por un instante, no acababa de estar segura de lo que había<br />

visto, pero sabía que era algo que no acababa de encajar. Gabriel continuaba<br />

acechando a la sombra, y Pandora seguía acechando a Gabriel. Hasta que<br />

vio lo que era en realidad la sombra.<br />

Dino reposaba bajo la tenue luz de las farolas de una calle algo iluminada<br />

por ser un poco más transitada, aunque en aquel momento solo ellos se<br />

encontraran allí. Era extraño que a las ocho de la noche, cuando la gente<br />

debería estar en la calle paseando, o buscando un restaurante o una<br />

heladería italiana, no hubiera nadie en las calles por las que habían estado<br />

acorralándose. Pandora ojeó el reloj de muñeca blanco que le había regalado<br />

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