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180 LOS RECURSOS NATURALES COMO PALANCA DEL DESARROLLO EN AMÉRICA DEL SUR: ¿FICCIÓN O REALIDAD?
activos externos crezcan más que las acreencias con relación al resto del mundo y
esto es justamente lo que ocurrió en el período de la bonanza.
El mejoramiento en la posición financiera externa se registró tanto en el caso
del sector público como del privado. Así, el Banco Central aumentó el ratio Reservas/PIB
desde 3% en 2002 a 12% en 2011. La deuda pública externa, a su vez, cayó
del 75% del PIB a 17%, con restructuración incluida. Para valorar este hecho en
toda su magnitud hay que considerar que el PIB aumentó 95% en ese lapso. Por
otro lado, como se analiza con mayor detalle a continuación, el sector privado
acumuló activos externos en su portafolio por un valor de alrededor de 60.000
millones de dólares. El resultado final es que la Argentina como un todo pasó de
ser un país deudor neto del resto del mundo a ser un acreedor neto. La exposición
financiera neta pasó de -5 del PIB en los noventa a 30% del PIB a fines de la primera
década del siglo XXI. Esta situación no se revierte aun si consideramos el stock
de inversión extranjera directa como un pasivo.
Otra forma de evaluar el efecto riqueza es constatar lo ocurrido con el precio
de activos representativos, como la tierra o la propiedad inmueble. Volvemos más
abajo a este punto para mostrar que los valores se multiplicaron varias veces (ver
gráfico 13 en la sección 4). Por último, la muy dinámica evolución de la demanda
agregada es también un indicador consistente con la presencia de un fuerte efecto
riqueza del shock.
Cambios en los ingresos del sector público
Dado el perfil de la dotación de RN de la Argentina, quienes deberían recibir en
forma directa los beneficios del shock de términos del intercambio son los sectores
ligados a la actividad agrícola y energética, en cuyas hojas de balance están
asentados esos activos. El Estado no tiene propiedad sobre estos activos o, si la
tiene, la cedió en concesión. De esta forma, el Estado se beneficia sólo a través de
la vía tributaria o del cobro de regalías.
La evidencia muestra que el shock favoreció la recaudación tributaria. Los ingresos
del sector público aumentan de forma espectacular durante la década, como
se sigue del gráfico 6. Este aumento se explica sólo parcialmente por las retenciones
a las exportaciones, que dan cuenta de entre un cuarto y un tercio del incremento
en la presión tributaria post-crisis. Es evidente que debe haber elementos
adicionales que están detrás del éxito recaudador que sugiere el gráfico. Pero más
allá de esto, el punto que interesa para nuestra evaluación es que el Estado es “socio”:
en las buenas épocas aumenta la presión tributaria y en las malas la reduce
(véase gráfico 6b). Esto en principio podría obedecer a un buen criterio de manejo
anti-cíclico. Sin embargo, como veremos más abajo, no es este el caso, porque el
gasto sigue una trayectoria correlacionada positivamente con la evolución de los
ingresos públicos.