003 Editorial - Ara Lleida

Con la llegada de la primavera y
el verano, la música toma protagonismo
en el territorio de Lleida
gracias a los numerosos festivales
que tienen lugar en casi todos los
rincones de la demarcación. Es
un pretexto más para disfrutar de
su patrimonio y paisaje de incomparable
belleza.
Uno de los más madrugadores ha
sido la segunda edición del Festival
Músiques Disperses, que se
ha celebrado en Lleida capital del
6 al 15 de marzo con un total de
cinco conciertos, donde los subgéneros
del folk han invadido el Cafè
del Teatre de l’Escorxador, el Auditori
Enric Granados y el City
Arms.
Interesante es una visita a la capital
de la Noguera, Balaguer, para
disfrutar de las dos actuaciones
que hará en Lleida esta primavera
el Teatro Nacional de las Marionetas
de Praga. Mayo ha sido el
mes elegido por esta compañía,
especializada en la adaptación de
óperas clásicas mundialmente conocidas,
para llevar a cabo las dos
representaciones en Ponent, en
Balaguer y Torregrossa. La obra
elegida es Don Giovanni, que ya
han representado más de 3.500
veces y en más de 50 festivales de
marionetas todo el mundo.
Uno de los platos fuertes llega con
el verano recién estrenado. Un
año más, y ya son cuatro, el parque
Les Basses acogerá el Senglar
Rock. Durante los días 3, 4 y 5 de
julio, la música sonará con fuerza
y se mezclará con los diversos
talleres y clases magistrales que
la organización está preparando.
Los prados del Alt Urgell pierden
cada año a finales de julio parte
de su tranquilidad para acoger
hasta unas 4.000 personas. Todas
vienen atraídas por el Encuentro
de Acordeonistas del Pirineo que
tiene lugar en Arsèguel y que este
año llega a la edición 33. Son una
cincuentena de acordeonistas, que
Lleida: que no pare la música
actúan en solitario o en duetos o
tercetos, y que provienen de Cataluña,
el País Vasco, Portugal,
Francia, Italia, Bulgaria, Suiza,
Irlanda, la zona alemana de Baviera,
Rusia, Ucrania, Colombia,
y Quebec, en Canadá.
Otra cita ineludible para los melómanos
es el Festival Internacional
de Música Joan Brudieu de
La Seu d’Urgell, uno de los de
más larga trayectoria en Cataluña,
que este año llega a la 33 edición
y que es una plataforma para dar
oportunidades, tanto en el terreno
orquestal como en el de la música
de cámara, a jóvenes músicos y
para llegar a nuevos públicos. Los
conciertos se celebran durante los
meses de julio y agosto en diversas
iglesias y equipamientos culturales
de la ciudad: Sala de Sant Domènec,
iglesia de Sant Miquel y
claustro de la Catedral de Santa
Maria.
El Pyrene es otro de los platos
fuertes de los festivales de verano.
La localidad de Sort lo acogió el
pasado año y esta edición aún no
hay ni localización ni fechas fijadas.
Más de 20.000 personas lo
visitaron el pasado año, ya que no
es sólo una demostración de
música tradicional catalana. Las
ferias artesanales de gastronomía,
las excursiones a museos de la
zona y la ascensión a montañas
próximas son algunas de las actividades
que hacen que el Pyrene
sea más que un festival de música.
Aún en el Pirineo, pero en otro
lado, a partir del 31 de julio y hasta
el 28 de agosto, se celebra en la
Vall de Boí una nueva edición de
los Dijous a l’aire lliure. Los responsables
del festival quieren dar este
año un giro y, a parte de los grupos
de música popular catalana, se
incorporarán del sur de Italia, y
alguno del País Vasco. Todos los
conciertos son gratuitos y tienen
lugar siempre en el exterior aprovechando
los maravillosos entor-
nos y los lugares desconocidos de
la Vall de Boí. De momento, la
única actuación confirmada es la
del Pont d’Arcalís.
Las iglesias son las protagonistas
del Romanic Musicau, la cita de la
Val d’Aran que aún no tiene fechas
exactas de celebración. Los conciertos
se celebran casi siempre
en fin de semana en alguna de las
iglesias significativas del valle y
durante los meses de julio, agosto
y septiembre. Una de las particularidades
de este ciclo es que antes
de la actuación se explica la historia
del templo.
El paisaje es la característica diferencial
del Festival de Música de
la Villa de Rialp, en el Pallars
Sobirà, que se celebra durante los
meses de julio, agosto y septiembre.
Una iniciativa de gran calidad
y que ha sido muy bien valorada
por todos aquellos que, año tras
año, se acercan allí.
El patrimonio y la música se dan
cita cada año en el ciclo Música als
castells, que organiza la Fundación
Privada Castells Culturals de Catalunya.
Se trata de una serie de
conciertos que tradicionalmente
recorre las comarcas catalanas
utilizando como escenarios los
castillos medievales, que pueden
visitarse tras las actuaciones. La
última edición, celebrada en julio,
61
agosto y septiembre, tuvo como
protagonistas el castillo de Olius
(el Solsonès), el Castell Formós
(la Noguera), la fortificación de
Sort (el Pallars Sobirà) y los castillos
de L’Albi y Arbeca (les Garrigues).
La música tradicional y su evolución
es una de las bases del Festival
Paupaterres, que se celebrará
en Tàrrega el 18 y el 19 de julio
en el camping municipal. Las actuaciones
son de formaciones que
utilizan instrumentos modernos
para versionar temas tradicionales
y también hay agrupaciones que
Orquestra Julià Carbonell a l’Auditori Enric Granados.
presentan temas modernos con
instrumentos tradicionales. Entre
las actuaciones confirmadas hay
cuatro del programa Diversons, de
la Obra Social de La Caixa. Los
tres días de algazara también incluyen
actuaciones de cabaret de
circo.
La música alternativa e independiente
también está presente en
los festivales de verano en Lleida.
También Tàrrega acoge el Festival
Alternativo Independiente Figa
Rock, que este año llega a la séptima
edición y que se celebrará el sábado,
9 de agosto, en el municipio agregado
de La Figuerosa. Algunas de
las actuaciones confirmadas son
Atila, Pau Riba, Enric Hernàez y
también se homenajeará al desapa-