06.05.2013 Views

laurence y antonio marqués de sade - GutenScape.com

laurence y antonio marqués de sade - GutenScape.com

laurence y antonio marqués de sade - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

elevada <strong>com</strong>o la suya, nunca hubiese aceptado otro esposo más que a él?<br />

– Despreciable criatura, exclama Laurence intentando abalanzarse sobre la mujer, mientras<br />

Charles la sujeta. ¿A qué abismo <strong>de</strong>l Infierno fuiste a buscar las calumnias con que me<br />

mancillas?... Y presentando a Antonio su pecho <strong>de</strong>scubierto: Pues bien, Señor, castigadme...<br />

castigadme ahora mismo si es verdad que soy tan culpable <strong>com</strong>o ellos me presentan ante<br />

vos... He aquí mi corazón; hundid en él vuestro puñal; no <strong>de</strong>jéis seguir viviendo a un<br />

monstruo que ha podido traicionaros así; ya sólo merezco vuestro odio y vuestra venganza...<br />

Quitadme la vida, o me encargaré yo misma <strong>de</strong> hacerlo. Y al <strong>de</strong>cir estas palabras se arroja<br />

sobre el puñal <strong>de</strong> Antonio. Mas éste se opone a su furor:<br />

– No, Laurence, le dice, no morirás así; tendrás que pasar por mayores sufrimientos... que<br />

el recuerdo diario <strong>de</strong> tu crimen te haga sentir más hondamente la espina <strong>de</strong>l remordimiento.<br />

Laurence. – Antonio, no soy adúltera. Mientras me acusas, una secreta voz te habla en mi<br />

favor... Busca la verdad... infórmate; por muy monstruosa que me creas hay otros aquí que lo<br />

son mucho más; <strong>de</strong>scúbrelos antes <strong>de</strong> con<strong>de</strong>narme; encuéntralos antes <strong>de</strong> borrarme <strong>de</strong> tu<br />

corazón, y no me <strong>de</strong>sprecies hasta no conocer la verdad; fui al jardín a<strong>com</strong>pañada únicamente<br />

por Camille; apenas llegaba al bosquecillo cuando sentí un anormal adormecimiento invadir<br />

mis sentidos... Dicen que me viste... que me viste en los brazos <strong>de</strong> Urbain... que tú has<br />

matado... Todo lo ignoro... sólo recuerdo horribles visiones y el sueño más profundo.<br />

Charles. – ¡Qué <strong>de</strong>scaro! Camille, ¿habríais vos sumido a vuestra ama, con ayuda <strong>de</strong> algún<br />

extraño filtro, en ese letargo que no pudo <strong>com</strong>batir?... ¿Acaso Urbain, que carecía totalmente<br />

<strong>de</strong> fortuna, pudo proponeros la riqueza, para obtener <strong>de</strong> vos este servicio? ¿Y vos, habríais<br />

consentido?<br />

– Señor, cualquiera fuese la fortuna que Urbain hubiese podido ofrecerme, aunque me<br />

convirtiera en la dueña <strong>de</strong> un imperio, ¿la hubiera yo obtenido al precio <strong>de</strong> una infamia?... Mi<br />

edad... mi posición, la confianza con que se me honra en esta casa, el afecto extremo que<br />

siento por mi ama, <strong>de</strong>ben respon<strong>de</strong>ros, sin duda, por mí. Si <strong>de</strong>jarais <strong>de</strong> estimarme, os pediría,<br />

Señor, que me permitierais marcharme en seguida.<br />

– ¿Qué respon<strong>de</strong>s, pérfida, dice Antonio entonces, lanzando furiosas miradas a Laurence,<br />

que respon<strong>de</strong>s a esta acusación, en que impera la franqueza y la verdad?<br />

Laurence. – Nada Señor... dictad vuestra sentencia... sólo esperaba que vuestro corazón me<br />

<strong>de</strong>fendiera... Sentenciadme, Señor, todo lo he dicho... nada puedo agregar para justificarme...<br />

Todo está en mi contra... Antonio, crédulo, prefiere acusarme a abrir los ojos; Antonio,<br />

engañado por todos cuantos lo ro<strong>de</strong>an, prefiere creer a sus mayores enemigos y no a la que<br />

adorará hasta su último suspiro... No me queda más que aceptar mi sentencia...que rogar a mi<br />

esposo... y a quien <strong>de</strong>bió ser <strong>com</strong>o mi padre, y que me acusa aunque bien sabe que soy<br />

inocente..., que suplicar tanto al uno <strong>com</strong>o al otro que <strong>de</strong>cidan prontamente <strong>de</strong> mi suerte.<br />

– ¡Ah, Laurence!, exclama el joven Strozzi, mirando aún con ternura a aquella por quien se<br />

creía vilmente ultrajado, Laurence, ¿esto es, pues, lo que me juraste <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra más tierna<br />

infancia?<br />

– Antonio, prosigue Laurence vivamente, ce<strong>de</strong> al impulso que te habla en mi favor... No<br />

contengas las lágrimas que empañan tus pupilas, ven a <strong>de</strong>rramarlas sobre mi corazón... sobre<br />

este corazón inflamado con tu amor... Desgárralo, si quieres, <strong>de</strong>sgarra este corazón que tú<br />

crees culpable pero que sigue inspirándote ternura... Sí, lo acepto; quítame una vida, que ya<br />

no consi<strong>de</strong>ras digna <strong>de</strong> serte ofrecida; mas no me <strong>de</strong>jes morir en el espanto <strong>de</strong> sentir que no<br />

me crees..., <strong>de</strong> verme <strong>de</strong>spreciada por mi esposo... ¿Por qué ha muerto Urbain?..., con menos<br />

astucia… y tal vez mucho candor... ¡Ay, Antonio, que no puedas escucharme! ¡Que mis labios<br />

tengan que permanecer sellados!... ¿Por qué prefieres acusarme?... ¿Quién podría amarte más<br />

que yo?<br />

Mas Antonio no escucha estas últimas palabras; llevado por su padre, convencido <strong>de</strong>l<br />

crimen <strong>de</strong> su esposa, va a pronunciar la sentencia contra ella... Engañado <strong>de</strong>masiado<br />

http://www.librodot.<strong>com</strong><br />

16

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!