06.05.2013 Views

laurence y antonio marqués de sade - GutenScape.com

laurence y antonio marqués de sade - GutenScape.com

laurence y antonio marqués de sade - GutenScape.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

los aposentos que se le <strong>de</strong>stinan, ya que su <strong>de</strong>sconfianza hacia mí acrece en el preciso instante<br />

en que le salvo la vida.<br />

Laurence siguió a Camille y no sin sorpresa contempló el recinto que se le había<br />

preparado.<br />

– ¿Que preten<strong>de</strong>n <strong>de</strong> mí?, exclamó, ¿por qué encerrarme? O soy inocente o culpable; en el<br />

primer caso no merezco castigo alguno; en el segundo, soy un monstruo que no pue<strong>de</strong> vivir<br />

un momento más.<br />

– Esta indulgencia no <strong>de</strong>be asombraros ni preocuparos, señora, respondió la aya. Yo la<br />

interpreto únicamente <strong>com</strong>o un signo muy favorable para vos; Charles, dueño <strong>de</strong> vuestra<br />

suerte, Charles, a quien Antonio suplicó daros la muerte, sólo ha concebido sin duda esta<br />

clemencia para convencer a vuestro esposo... para dar tiempo a que se <strong>com</strong>pruebe vuestra<br />

inocencia y <strong>de</strong>volveros a él.<br />

– No son esos los <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> Charles... y, por otra parte, ¿qué confianza puedo tener yo<br />

en la que así los interpreta, en la que pago mi bondad para con ella con horribles mentiras y<br />

calumnias? ¡Pérfida criatura! Sólo tú eres la causa <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>sgracia... a ti sólo <strong>de</strong>bo mi<br />

perdición. ¡Qué horrores no salieron <strong>de</strong> tu boca! ¿Cómo pudiste ser tan indigna conmigo?<br />

– Pu<strong>de</strong> ser engañada en muchas cosas, señora; eso es un enigma que únicamente el tiempo<br />

<strong>de</strong>velará. Sólo os <strong>de</strong>be preocupar el porvenir; pensad que vuestro po<strong>de</strong>r es gran<strong>de</strong>, que vuestra<br />

vida, felicidad... todo, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> vos... Pensadlo... amáis a Antonio, podéis volver a verlo…<br />

¡Oh, Laurence, Laurence! Nada más puedo añadir. Adiós.<br />

Laurence, agitadísima, paso ocho días en esa situación, sin oír hablar ni <strong>de</strong> Camille ni <strong>de</strong> su<br />

suegro. Su servidor era un viejo que no <strong>de</strong>jaba que nada le faltara, pero <strong>de</strong>l que resultaba<br />

imposible obtener la menor información. Su estado <strong>de</strong> ánimo fue muy penoso durante esta<br />

primera parte <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>sdichas; el temor, la inquietud... sobre todo la falta <strong>de</strong> esperanza en<br />

po<strong>de</strong>r probar algún día su inocencia; el arrepentimiento por no haberlo hecho cuando pudo<br />

(costase lo que costase) y por haberse <strong>de</strong>jado retener por <strong>de</strong>licadas consi<strong>de</strong>raciones que el<br />

bárbaro que la tenía prisionera no supo apreciar; tales eran los confusos sentimientos que la<br />

invadían sin cesar, tal el caos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as en que flotaba su imaginación. La <strong>de</strong>sdichada se<br />

ahogaba en las lágrimas que con amarga dicha <strong>de</strong>rramaba sobre ese encantador retrato <strong>de</strong> un<br />

esposo <strong>de</strong>masiado crédulo, <strong>de</strong>masiado dispuesto a acusarla, y que no por ello adoraba menos.<br />

Como hasta ahora nada se le negaba, en sus momentos <strong>de</strong> sosiego usó <strong>de</strong> sus aptitu<strong>de</strong>s<br />

artísticas para calmar su sufrimiento; hizo la copia <strong>de</strong>l retrato tan amado, transcribiendo con<br />

su sangre al pie <strong>de</strong>l mismo los versos que Petrarca, su autor preferido, <strong>com</strong>pusiera para el <strong>de</strong><br />

Laura * .<br />

* Ese retrato <strong>de</strong> la bella Laura fue ejecutado por el célebre Simón <strong>de</strong> Siena, discípulo <strong>de</strong>l Giotto que pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Cimabué, <strong>com</strong>o el restaurador <strong>de</strong> la pintura florentina; tanto el uno <strong>com</strong>o el otro fueron los primeros en hacer<br />

renacer este arte en Italia <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las épocas <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> Roma. Simón multiplica los retratos <strong>de</strong> Laura con el fin <strong>de</strong><br />

<strong>com</strong>placer a su amigo Tetrarca. La pintó en Avignon, en la Iglesia <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> las Gracias don<strong>de</strong> está representada<br />

vestida <strong>de</strong> ver<strong>de</strong>, liberada, por San Jorge, <strong>de</strong>l dragón. Se la ve igualmente en Florencia, en la Iglesia <strong>de</strong> Santa Maria Novella,<br />

con una pequeña llama surgiendo <strong>de</strong> su pecho; también viste <strong>de</strong> ver<strong>de</strong> con flores mezcladas entre su ropaje y se encuentra<br />

entre las mujeres que representan las voluptuosida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> este mundo. Simón la pintó también en Siena; allí encarna a la<br />

Virgen, lo que hizo <strong>de</strong>cir a algunos imbéciles que el objeto celebrado por Petrarca era la Santa Virgen, absurda mentira,<br />

suficientemente aclarada en nuestros días; no fue a la Virgen a quien cantó Petrarca sino a Laura con los rasgos <strong>de</strong> la Virgen.<br />

Perô ch'a a vista elle * si mostra umile,<br />

Promettendomi pace nell’aspetto<br />

Ma poi ch’ i’vengo a raggionare con lei,<br />

Benignamente assai par the m’ascolte;<br />

Se rispon<strong>de</strong>r s’avesse a’<strong>de</strong>tti miei.<br />

Pigmalion, quanto lodar’ti <strong>de</strong>i<br />

Dell’imagine tua se mille volte<br />

N’avesti quel ch’i’sol’una vorrei<br />

PETR. Son. 57<br />

http://www.librodot.<strong>com</strong><br />

20

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!