07.05.2013 Views

Descargar todo el documento - Ministerio de Educación, Cultura y ...

Descargar todo el documento - Ministerio de Educación, Cultura y ...

Descargar todo el documento - Ministerio de Educación, Cultura y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Mujeres vistas por mujeres: textos literarios para trabajar la coeducación en <strong>el</strong> aula <strong>de</strong> ELE<br />

7. HELENA. Renée Ferrer (Paraguay 1944- ) LA SECA Y OTROS<br />

CUENTOS. Ediciones Alta Voz.Asunción, 2005.<br />

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/0246006421113716292220<br />

2/p0000001.htm#15<br />

Las sábanas se le pegaban a las carnes que hume<strong>de</strong>cidas giraban <strong>de</strong><br />

un lado a otro sobre <strong>el</strong> colchón ap<strong>el</strong>mazado d<strong>el</strong> camastro sin encontrar<br />

acomodo. Cuando se filtró <strong>el</strong> alba por las rendijas, supo que se había pasado<br />

otra noche sin dormir, y que pronto comenzarían las mismas faenas <strong>de</strong>sabridas<br />

<strong>de</strong> siempre.<br />

El viento le golpeaba las mejillas, allí en <strong>el</strong> patio, y las manos cuarteadas<br />

le dolían al sumergirlas en <strong>el</strong> agua h<strong>el</strong>ada <strong>de</strong> la latona; le picaba <strong>el</strong> jabón en las<br />

cutículas y las yemas <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dos flacos se le volvían rugosas como pasas <strong>de</strong><br />

uva. De cualquier manera <strong>el</strong> tiempo nos hace andar ligero. Pronto se<br />

<strong>de</strong>spertarían sus hijos con los mocos colgando y para entonces <strong>de</strong>bía terminar<br />

<strong>el</strong> lavado d<strong>el</strong> día.<br />

H<strong>el</strong>ena no era fea: <strong>de</strong>scarnados los pómulos prominentes bajo la pi<strong>el</strong><br />

manchada, la boca gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> sonrisa fugaz y unos ojos, muy a<strong>de</strong>ntro, que<br />

habían adquirido con <strong>el</strong> paso d<strong>el</strong> tiempo <strong>el</strong> tinte borroso <strong>de</strong> la tristeza. Vivía en<br />

<strong>el</strong> conventillo d<strong>el</strong> bajo con Ambrosio, y aunque no estaban casados, nunca la<br />

<strong>de</strong>jaba d<strong>el</strong> <strong>todo</strong>. Se había arreglado para hacerle en <strong>el</strong> vientre un hijo por año, y<br />

a <strong>el</strong>la le parecía bien.<br />

En su cuerpo d<strong>el</strong>gado la barriga mostraba <strong>el</strong> ombligo saltón bajo la t<strong>el</strong>a<br />

gastada d<strong>el</strong> vestido. Le gustaba lavar porque podía cerrar los ojos mientras<br />

refregaba la ropa, <strong>de</strong>jándose estar ahí un rato, como si no hiciera nada. Sólo<br />

sus manos continuaban <strong>el</strong> movimiento silencioso. Aqu<strong>el</strong> día no pudo terminar <strong>el</strong><br />

lavado sin ir por agua al río. Entonces, tomó su resignación a cuestas, y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mirar a sus hijos que dormían entreverados en <strong>el</strong> catre, se fue<br />

bamboleando lentamente su preñez hacia <strong>el</strong> barranco, con un bal<strong>de</strong> en cada<br />

mano.<br />

El acarreo d<strong>el</strong> agua por las calles arenosas fue siempre lo más pesado<br />

para <strong>el</strong>la. En verano, la tierra le calcinaba los pies, y ahora, <strong>el</strong> frío se le metía<br />

hasta <strong>el</strong> hijo que dormía ovillado en su vientre. Ya <strong>de</strong> vu<strong>el</strong>ta: hervir <strong>el</strong> puchero,<br />

barrer <strong>el</strong> cuarto, planchar los guardapolvos, y <strong>todo</strong> con la golpiza y los c<strong>el</strong>os <strong>de</strong><br />

Ambrosio sobre la espalda. No le importaba, aunque le doliera sus hijos irían<br />

como se <strong>de</strong>be a la escu<strong>el</strong>a: bien comidos, y con los d<strong>el</strong>antales almidonados.<br />

H<strong>el</strong>ena no se aburría nunca. Cocinar, lavar, agenciarse su dinerito<br />

fregando pisos en casas <strong>de</strong> familia no le <strong>de</strong>jaba tiempo para <strong>el</strong> tedio. Los días<br />

se sucedían sin alboroto, como calcados, salvo cuando Ambrosio llegaba <strong>de</strong><br />

madrugada <strong>de</strong>stilando caña blanca. Entonces se ponía violento; le pegaba por<br />

un motivo que averiguaba al día siguiente o la poseía sin más, semidormida,<br />

<strong>de</strong>jándole las carnes doloridas por las impetuosas arremetidas d<strong>el</strong> <strong>de</strong>seo. Y <strong>el</strong>la<br />

se quedaba ahí, muy quieta, con las piernas laxas, semiabiertas, mirando <strong>el</strong><br />

Pilar Iglesias Aparicio<br />

Asesora Técnica <strong>de</strong> la Consejeria <strong>de</strong> <strong>Educación</strong> <strong>de</strong> la Embajada <strong>de</strong> España<br />

16

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!