07.05.2013 Views

Descargar todo el documento - Ministerio de Educación, Cultura y ...

Descargar todo el documento - Ministerio de Educación, Cultura y ...

Descargar todo el documento - Ministerio de Educación, Cultura y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Mujeres vistas por mujeres: textos literarios para trabajar la coeducación en <strong>el</strong> aula <strong>de</strong> ELE<br />

- A curar a los enfermos, sacudir a las mamás, removerlo <strong>todo</strong>, meter allí un tal<br />

torrente <strong>de</strong> vida que los niños no tengan más remedio que aliviarse…<br />

- O salir volando, convertidos en ang<strong>el</strong>itos…! ¡Pobre cretina, esá histérica! –<br />

intervino su hermana menor.<br />

- Mónica, come por favor.<br />

El tono era imperioso. EL líquido, ya frío, pasó con trabajo por la garganta <strong>de</strong> la joven y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tres o cuatro cucharadas recobró <strong>el</strong> ritmo <strong>de</strong> las cenas pasadas. Qué fácil<br />

es comer, pensó, qué fácil cuando, a ocho cuadras apenas, hay un mori<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> niños.<br />

El comedor con su Boldini iluminado y sus grabados <strong>de</strong> Swebach, sus lámparas <strong>de</strong><br />

cristal y sus vitrinas, <strong>todo</strong>s esos objetos dulces y familiares, asentía cómplice, pero con<br />

cada cucharada <strong>de</strong> sopa, se filtraba también otro líquido: <strong>el</strong> <strong>de</strong> la impotencia.<br />

- Y ¿qué vestido piensas ponerte para la cena d<strong>el</strong> sábado?<br />

“De veras, ¿cuál? Híjole, cómo soy, híjole, qué pobre diabla”. Mónica podía pensar<br />

en <strong>el</strong> vestido d<strong>el</strong> sábado, mentalmente los revisó: <strong>el</strong> <strong>de</strong> flores, <strong>el</strong> blanco, <strong>el</strong> e Lanvin, <strong>el</strong><br />

<strong>de</strong> chiffon italiano, <strong>el</strong> rojo. El rojo, con ése, en las últimas fiestas la había sacado Javier<br />

Carral, que era guapísimo. “Y Teco Arozarena! ¡Y Pepe d<strong>el</strong> Río, que <strong>todo</strong> le festejaba!<br />

- El rojo.<br />

- Tienes razón, ése te queda muy bien.<br />

4. LA FUENTE DE LOS FAUNOS. Andrea Blanqué (Uruguay 1959- ). En LA<br />

PIEL DURA. (1999). Planeta. Booket. Montevi<strong>de</strong>o, 2005 (págs. 63-77)<br />

1<br />

Eran tres niños que jugaban en <strong>el</strong> Cabildo. Rara vez cruzaban a la plaza <strong>de</strong> la<br />

Iglesia, don<strong>de</strong> allí si los niños <strong>de</strong> las pensiones corrían por los canteros <strong>de</strong><br />

pasto ralo y se perseguían gritándose <strong>de</strong> árbol a árbol.<br />

Gaia, Marcos y Cecilia llegaban <strong>de</strong> la mano por la peatonal a introducirse en los<br />

patios d<strong>el</strong> viejo edificio <strong>de</strong> piedra. En aqu<strong>el</strong>los días Gaia estaba leyendo a<br />

Flaubert. Tenía doce años y hacía exactamente uno que había abandonado a<br />

Emilio Salgari para siempre.<br />

Las nov<strong>el</strong>as d<strong>el</strong> italiano suicida la habían acompañado sostenidamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

los siete años, ocupando <strong>el</strong> grueso <strong>de</strong> las horas en que no concurría a la<br />

escu<strong>el</strong>a, por mucho tiempo. Había leído varias veces Los misterios <strong>de</strong> la jungla<br />

negra, Los tigres <strong>de</strong> la Malasia, El Capitán Tormenta, Cartago en llamas, El<br />

corsario negro y muchos otros. Gracias a <strong>el</strong>los, se había soñado a sí misma en<br />

infinidad <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s sacerdotisa <strong>de</strong> pagoda, donc<strong>el</strong>la camuflada en<br />

pirata, amada <strong>de</strong> soldado <strong>de</strong>sertor.<br />

Pero ahora las páginas <strong>de</strong> Salgari se le habían cerrado para siempre, y la<br />

biblioteca <strong>de</strong> su madre comenzaba a regalarle gruesos tomos forrados en algo<br />

similar a cuero ver<strong>de</strong>. Mientras su madre trabajaba, Gaia revisaba los estantes<br />

con atención, abría y hojeaba con cuidado los larguísimos nov<strong>el</strong>ones <strong>de</strong><br />

páginas amarillentas, e incluso posaba sus ojos ávidos en los <strong>de</strong>startalados<br />

diccionarios <strong>de</strong> palabras infinitas. Gaia había <strong>de</strong>scubierto, por ejemplo, un<br />

vetusto diccionario “latín-español”, y a veces pasaba su índice por las largas<br />

listas <strong>de</strong> vocablos, porque su madre le había contado en alguna ocasión que<br />

Pilar Iglesias Aparicio<br />

Asesora Técnica <strong>de</strong> la Consejeria <strong>de</strong> <strong>Educación</strong> <strong>de</strong> la Embajada <strong>de</strong> España<br />

44

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!