Desde el arbol gordo 6 web3 - Bibliotecas Públicas
Desde el arbol gordo 6 web3 - Bibliotecas Públicas
Desde el arbol gordo 6 web3 - Bibliotecas Públicas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
SUMARIO<br />
COORDINACIÓN Y<br />
MONTAJE<br />
Luís Modesto Urda Buitrago<br />
Jesús Fernández Vallejo<br />
Juan Carlos Zamora Muñoz<br />
ESCRIBEN<br />
Antonio Gutiérrez González<br />
Áng<strong>el</strong> González Puga<br />
Paula Martín-Moreno Romero<br />
Andrés Carretero Sosa<br />
María García Campos<br />
Leandro Gutiérrez Soto<br />
Jesús Fernández Vallejo<br />
Dani<strong>el</strong> Martín-Moreno Romero<br />
J. Vicente Caminero Torija<br />
Francisco J. Serrano López<br />
M. Colmenero Fernández<br />
Javier Díaz-Moreno<br />
David García Urda<br />
C. Sepúlveda Rodríguez<br />
Víctor Manu<strong>el</strong> Luna Muñoz<br />
Luis Rafa<strong>el</strong> Villegas Díaz<br />
Juan Carlos Zamora Muñoz<br />
EDITA<br />
Bogart Cineclub<br />
IMPRIME<br />
Gráficas Villarrubia<br />
COLABORAN<br />
Ayuntamiento de Villarrubia<br />
Cooperativa “El Progreso”<br />
ISSN 1889-0318<br />
Dep. Legal CR-460-2008<br />
“<strong>Desde</strong> <strong>el</strong> Árbol Gordo” no se<br />
hace responsable de las<br />
opiniones emitidas libremente<br />
por sus colaboradores.<br />
Nº 6 diciembre de 2010<br />
Villarrubia de los Ojos<br />
(Ciudad Real)<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 - DICIEMBRE 2010<br />
La imagen de portada es de la antigua fachada de la puerta principal de<br />
la Iglesia Parroquial de Villarrubia de los Ojos.<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO - REVISTA CULTURAL<br />
Pág. 01 - Portada “Iglesia Parroquial de Villarrubia”<br />
Pág. 03 - Sumario.<br />
CREACIÓN LITERARIA<br />
Pág. 04 - “Sombra vencida”.<br />
Pág. 05 - “As time goes by”.<br />
Pág. 08 - “El invento”.<br />
Pág. 10 - “Los Palacios”.<br />
Pág. 13 - “Microrr<strong>el</strong>ato”.<br />
ENSAYO<br />
Pág. 14 - “Sobre arte contemporáneo”.<br />
Pág. 16 - “Análisis fílmico de una nov<strong>el</strong>a”.<br />
CINE<br />
Pág. 25 - “Malos de p<strong>el</strong>ícula”.<br />
Pág. 28 - “Krzysztof Kieslowski: Azul y la sinfonía inacabada”.<br />
HISTORIAS Y COSTUMBRES<br />
Pág. 30 - “Guateque”.<br />
Pág. 32 - “Crónica de un viaje pactado”.<br />
HUMOR<br />
Pág. 34 - Caricatura.<br />
ARQUEOLOGÍA<br />
Pág. 35 - “Villarrubia y sus alrededores en las épocas prerromana y romana”.<br />
HISTORIA<br />
Pág. 48 - “Orígenes de la Biblioteca Municipal de Villarrubia de los Ojos”.<br />
Pág. 53 - “Agobios económicos d<strong>el</strong> Concejo de Villarrubia en <strong>el</strong> pasado”.<br />
Pág. 56 - “Un polémico señor de Villarrubia”.<br />
FOTOGRAFÍA<br />
Pág. 62 - “Vista de la Plaza de la Constitución”.<br />
Aqu<strong>el</strong>las personas que deseen hacernos llegar algún tipo de colaboración o cualquier<br />
sugerencia deben remitirlo a: Bogart Cineclub, Plaza de la Constitución, 20 - Villarrubia<br />
de los Ojos CP 13670 (Ciudad Real) desde<strong>el</strong><strong>arbol</strong><strong>gordo</strong>@hotmail.es<br />
3
CREACIÓN LITERARIA - POESÍA<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
SOMBRA VENCIDA<br />
Homenaje a Migu<strong>el</strong> Hernández<br />
Sombra vencida, rayo que no cesa<br />
alma de ruiseñor, perito en lunas,<br />
nanas de soledad con las que acunas,<br />
ese ciego dolor que te atraviesa.<br />
Viento d<strong>el</strong> pueblo, hi<strong>el</strong> de pena espesa,<br />
umbrío caminar, luz sin fortunas,<br />
puño y fusil mecidos en las cunas,<br />
donde duerme, engañada, la promesa.<br />
Dónde lates, Migu<strong>el</strong>, tras qué victoria,<br />
no cerraron tus ojos, ci<strong>el</strong>o oscuro,<br />
que anunciaban caminos de otra gloria.<br />
Quién fusila tu voz con un conjuro<br />
empapado de ausencia y desmemoria,<br />
para cargar tus versos de futuro.<br />
4<br />
Antonio Gutiérrez González de Mendoza
CREACIÓN LITERARIA<br />
Estaban de espaldas, pero podían verse<br />
perfectamente gracias a los dos grandes espejos<br />
art decó que colgaban frente a sus respectivas<br />
mesas. Es <strong>el</strong>la... Es él… ¿Lo serían? El espacio<br />
que los separaba se encogió de repente como un<br />
acordeón para que sus miradas, la de él y la de<br />
<strong>el</strong>la, se enlodaran a hurtadillas en <strong>el</strong> fango abisal<br />
de la memoria y convocaran en silencio los<br />
viejos fantasmas d<strong>el</strong> pasado. El carillón de un<br />
r<strong>el</strong>oj invisible dejó caer entonces la hoja afilada<br />
de una antigua m<strong>el</strong>odía sobre las sombras<br />
agridulces de la noche pasmada: As time goes<br />
by. Sus miradas brillaron de repente entre la<br />
neblina d<strong>el</strong> café como dos luciérnagas<br />
sorprendidas, desconcertadas, para apartarse al<br />
poco y evitar la in<strong>el</strong>udible d<strong>el</strong>ación no deseada<br />
en ese instante.<br />
Él, Rick, ahogó sus ojos en <strong>el</strong> fondo d<strong>el</strong> vaso de<br />
whisky invocando dudosos recuerdos que se<br />
evaporaban como los cubitos de hi<strong>el</strong>o cada vez<br />
que levantaba la cabeza para comprobar cómo<br />
<strong>el</strong>la, Ilse, parecía ignorarlo mientras asentía a la<br />
inimaginable perorata de un añoso<br />
acompañante disfrazado de Trotsky.<br />
Con todos los cafés que hay en París, <strong>el</strong>la ha<br />
tenido que escoger este, se dijo Rick. Yo sabía<br />
que él, de estar aquí, vendría a rumiar sus<br />
recuerdos en nuestra vieja mesa al anochecer,<br />
como cada viernes de aqu<strong>el</strong> año irrepetible,<br />
murmuró para sus adentros Ilse.<br />
La música de Duke Ellington envolvía la<br />
atmósfera d<strong>el</strong> viejo café, decorado al estilo de<br />
un boulevard de principios de siglo. Olía<br />
ligeramente a marihuana, si no con la intensidad<br />
de entonces, sí con la suficiente presencia como<br />
para endulzar aqu<strong>el</strong> amplio antro que se poblaba<br />
por minutos a la llamada d<strong>el</strong> jazz que un piano<br />
enfrentado a una escuálida y acanalada columna<br />
central de escayola prometía.<br />
Siempre tuve <strong>el</strong> presentimiento de que me lo<br />
volvería a encontrar. Y sigue como me lo<br />
imaginaba: regodeándose en su pap<strong>el</strong> de duro<br />
de una p<strong>el</strong>ícula que ambos rodamos hace<br />
décadas, huérfano de sí mismo, perdido … No<br />
tiene mal aspecto a pesar d<strong>el</strong> alcohol y de su<br />
inseparable cigarrillo. ¿Qué habrá sido de su<br />
vida en estos años?<br />
Sigue siendo tan b<strong>el</strong>la como entonces…Y han<br />
pasado casi cuatro décadas…Se dice pronto…<br />
¿Cómo puede continuar bebiendo a su edad?<br />
¿Habrá sido capaz de casarse con esa bolita de<br />
algodón disfrazada de int<strong>el</strong>ectual? ¿Qué habrá<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
AS TIME GOES BY<br />
5<br />
Áng<strong>el</strong> González Puga<br />
sido de su inseparable amigo checo? Chi lo sá!<br />
Siempre fue una mujer impredecible…<br />
Rick había regresado a Europa lamiéndose la<br />
misma herida que cuando dejó Cape Town<br />
huyendo d<strong>el</strong> agridulce recuerdo de su padre,<br />
Rick senior: la herida d<strong>el</strong> remordimiento. Ella<br />
seguro que no tenía esos problemas; ya<br />
entonces, a pesar de su juventud, era una mujer<br />
práctica, dura, una mujer que parecía saber<br />
exactamente en cada momento lo que quería y<br />
lo que no. La orfandad temprana aquilata <strong>el</strong><br />
carácter, pensó Rick. Y por un instante deseó<br />
que a él le hubiera ocurrido lo mismo entonces,<br />
cuando compartían <strong>el</strong> viejo apartamento en <strong>el</strong><br />
Boulevard St-Mich<strong>el</strong>.<br />
Rick odiaba las tabernas portuarias que su<br />
progenitor regentaba, tabernas que se habían ido<br />
convirtiendo en <strong>el</strong> sancta sanctórum de los<br />
afrikáners en los ochenta y que ahora eran pasto<br />
de turistas europeos y una buena fuente de<br />
ingresos para él. ¿Qué se le habría perdido en <strong>el</strong><br />
fin d<strong>el</strong> mundo a su maldito padre para ir a morir<br />
tan lejos? Ilse había sido más afortunada a pesar<br />
de la desgracia familiar; <strong>el</strong>la había nacido en<br />
Roma, aunque tuviera siempre un pie en París,<br />
había viajado por toda Europa, tenía amigos<br />
r<strong>el</strong>ativamente cercanos...<br />
¡París…! Sí, fue en la Sorbonne donde<br />
coincidieron a finales de los sesenta (más<br />
exactamente en Deux-Magots, en aqu<strong>el</strong>la<br />
tertulia a la que fueron invitados por <strong>el</strong> amigo<br />
español de Ilse, <strong>el</strong> guionista de La guerre est<br />
finie). Ambos estudiaban Derecho entonces. Los<br />
padres de Ilse habían muerto hacía poco en un<br />
accidente. A Rick lo habían mandado a Europa<br />
para que no acabara atrapado en <strong>el</strong> viciado aire<br />
d<strong>el</strong> apartheid (¿quién entendía a su padre?).<br />
Rick recordaba ahora con nostalgia a su madre,<br />
una hermosa yanqui más enamorada de los<br />
animales que de su marido. Tal vez por eso<br />
Rick, su padre, adquirió aqu<strong>el</strong>la inmensa reserva<br />
próxima a Johanesburgo: <strong>el</strong>la estaba ocupada<br />
todo <strong>el</strong> día en <strong>el</strong> cuidado de los animales y la<br />
organización de los safaris mientras él atendía<br />
sus negocios host<strong>el</strong>eros en Cape Town. Dos<br />
horas de avión no era demasiado, pero sí lo<br />
suficiente como para evitar lo que de otra<br />
manera hubiera resultado inevitable.<br />
Fueron tiempos de vino y rosas para Ilse y Rick<br />
los pocos pero intensos meses que vivieron en<br />
<strong>el</strong> bulevar Saint Mich<strong>el</strong>. Pero <strong>el</strong>la siempre fue<br />
una desconocida para mí, ahora me doy cuenta.
Nunca se permitió ninguna confidencia que<br />
fuera más allá de su persona, de sus ideas, de<br />
sus gustos. Nunca me habló de su vida en Roma,<br />
de sus padres, de sus hermanos, de sus<br />
amigos…Rick era un ingenuo, un hombre<br />
transparente como la mirada de sus verdes ojos,<br />
un idealista sin más idea ni causa que sus<br />
propios sueños. Tal vez por eso me enamoré de<br />
él. Pero entonces yo necesitaba a alguien más<br />
maduro, más hecho, alguien con quien poder<br />
caminar segura, alguien como Federico (mi<br />
viejo amigo español, <strong>el</strong> escritor, <strong>el</strong> que<br />
aseguraba que yo sufría <strong>el</strong> complejo de Edipo<br />
con él y simulaba rechazarme cortés y divertido<br />
cada vez que trataba de seducirlo…).<br />
Ilse se levantó y se encaminó hacia los<br />
servicios. Era <strong>el</strong> momento. Rick salió tras <strong>el</strong>la<br />
inmediatamente sin pensar en lo que sucedería.<br />
No se atrevió a entrar en los lavabos de señoras,<br />
pero la esperó en <strong>el</strong> pasillo, apoyado en la pared,<br />
fumando, frente a la puerta. No sabía lo que le<br />
diría cuando saliera, únicamente esperaba<br />
enfrentarse a sus grandes ojos negros y miopes,<br />
<strong>el</strong> resto-como entonces- vendría solo: les<br />
bastaba mirarse para comprender lo que cada<br />
uno pensaba y deseaba… ¿O ya no sería así?<br />
Ilse no se sorprendió lo más mínimo al abrir la<br />
puerta y encontrar frente a <strong>el</strong>la a Rick con <strong>el</strong><br />
cigarrillo en la mano y la mirada escrutadora y<br />
expectante de antaño, tal vez despojada de la<br />
inocencia antigua que tanto la atrajo y la alejó<br />
de él.<br />
Ya no era <strong>el</strong> de entonces, evidentemente, había<br />
engordado más de lo debido, pero seguía<br />
manteniendo <strong>el</strong> porte de aqu<strong>el</strong> hombre b<strong>el</strong>lo e<br />
interesante que la había cautivado. Bueno, en<br />
realidad fueron sus anchas espaldas y sus ojos<br />
verdes de soñador lo que primero le había<br />
atraído. Tempus fugit. Sin dirigirle la palabra,<br />
con una mirada fulminante que lo dejó clavado<br />
contra la pared, Ilse le entregó una tarjeta y<br />
siguió camino hacia su mesa. Rick, sorprendido,<br />
corrió al lavabo de caballeros para leer la<br />
misteriosa tarjeta.<br />
Cuando Rick volvió a ocupar su asiento miró al<br />
espejo que tenía enfrente: Ilse y <strong>el</strong> trotskista<br />
habían desaparecido. Pidió otro whisky y<br />
depositó sobre la mesa la tarjeta: Lenox Saint<br />
Germain, 9, rue de l´Université. Ilse continuaba<br />
siendo una romántica, en <strong>el</strong> fondo. Le citaba en<br />
un hot<strong>el</strong> de la Rive Gauche, en <strong>el</strong> París de sus<br />
años jóvenes. “Te espero mañana en <strong>el</strong> Lenox<br />
Club, a las 5 p.m.”.<br />
Ella sabía que no faltaría. Ella sabía que él<br />
perdería <strong>el</strong> culo por verla. Ella sabía que Rick la<br />
había tenido en sus pensamientos todos aqu<strong>el</strong>los<br />
años, que no la había olvidado nunca…Y él<br />
sabía que <strong>el</strong>la lo amaba también a su manera…<br />
Cuando Rick entró en <strong>el</strong> Lenox Club, <strong>el</strong>la no<br />
había llegado todavía. Así que pidió un té y se<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
6<br />
entretuvo observando la decoración (otra vez art<br />
decó) y los cuadros de jazzmen famosos que<br />
adornaban las paredes. Tengo <strong>el</strong> alma negra, le<br />
había dicho <strong>el</strong>la en alguna ocasión. Y él no supo<br />
interpretar en un primer momento lo que<br />
pretendía decirle. ¿Qué sabría <strong>el</strong>la de los negros<br />
y de su alma? Él sí lo llegó a saber, por culpa de<br />
su padre. Él sí había comprobado (primero en<br />
Pretoria, después en Ciudad d<strong>el</strong> Cabo) lo que<br />
era tener un alma blanca y un alma negra. Su<br />
padre tenía también un alma negra, a pesar de<br />
las apariencias. Pero él nunca comprendió a su<br />
padre (tal vez tampoco a <strong>el</strong>la). Él tenía un alma<br />
blanca de blanco, un alma que veía <strong>el</strong> dolor, que<br />
palpaba la injusticia, que se reb<strong>el</strong>aba hacia fuera<br />
contra la iniquidad...Pero <strong>el</strong>los (Ilse, su padre)<br />
administraban su reb<strong>el</strong>día desde <strong>el</strong> silencio<br />
interior, desde la claridad de unas ideas<br />
impenetrables que eran más fuertes que<br />
cualquier grito, que cualquier pancarta, que<br />
cualquier sentimiento de solidaridad<br />
evanescente. Sí, tal vez eso les había separado<br />
también: <strong>el</strong> color d<strong>el</strong> alma.<br />
-Hola.<br />
Él no supo qué decir; se levantó para estamparle<br />
un beso…en las mejillas. Ella sonrió y se sentó<br />
frente a él. Se miraron en silencio. Ella sonreía<br />
risueña. Él no paraba de dar vu<strong>el</strong>tas al llavero<br />
que había depositado sobre la mesa de mármol<br />
mientras permanecía embobado prendido de<br />
aqu<strong>el</strong>los ojos oscuros, oscuros como aqu<strong>el</strong><br />
absurdo amor que había tenido encerrado en la<br />
bodega d<strong>el</strong> tiempo tantos años.<br />
-Tranquilízate y pídeme algo, anda.<br />
Él lo hizo y siguió mirándola, o mirándose en<br />
<strong>el</strong>la, sin saber qué decir, perdiéndose en <strong>el</strong><br />
misterio de aqu<strong>el</strong>la mirada para él<br />
inexplicablemente única, paralizado por los<br />
vaivenes de la memoria, torpe.<br />
-Sigues fumando mucho, ¿no?- trató de<br />
romper <strong>el</strong>la <strong>el</strong> hi<strong>el</strong>o, invocando un recuerdo<br />
que lo hiciera sentir confiado.<br />
-Sí, ya ves…Sigo siendo un abúlico, lo<br />
contrario que tú.<br />
-No empecemos. Ha transcurrido mucho<br />
tiempo. Paso de la dialéctica de entonces.<br />
-Siempre has pasado de todo, principalmente<br />
de mí.<br />
-¿Intentas sondearme? Ya no tenemos edad<br />
para ese tipo de juegos, Rick. Podemos<br />
hablar a las claras. De cualquier forma, por<br />
si te sirve de algo, te diré que te equivocas.<br />
¿Recuerdas aqu<strong>el</strong> último poema de Salinas<br />
que te envié? En él te lo decía todo.<br />
¡Cómo no lo había de recordar! Tan cierto como<br />
que había quemado toda su correspondencia en<br />
un día de arrebato (intentando olvidarla para<br />
siempre) era que recordaba hasta <strong>el</strong> más mínimo<br />
detalle de su r<strong>el</strong>ación con Ilse, incluido aqu<strong>el</strong> y<br />
otros poemas que de cuando en vez <strong>el</strong>la le
enviaba por aqu<strong>el</strong>la época y que él leía y r<strong>el</strong>eía<br />
con avidez. En los momentos de m<strong>el</strong>ancolía, tan<br />
frecuentes, Rick se refugiaba siempre en <strong>el</strong><br />
whisky y en la evocación de aqu<strong>el</strong>la historia<br />
desgraciada, en <strong>el</strong> recuerdo de aqu<strong>el</strong>la maldita<br />
mujer, y también en sus cartas...<br />
-Claro que lo recuerdo…Y me quiere por<br />
detrás de la risa, terminaba. Pero yo deseaba<br />
entonces quererte también con la careta de la<br />
risa, por d<strong>el</strong>ante de la risa, y tú no me<br />
dejaste.<br />
-¿Subimos a mi habitación?-invitó Ilse<br />
secamente.<br />
-Claro- aceptó él, desconcertado.<br />
En <strong>el</strong> ascensor Rick se acercó a <strong>el</strong>la, la miró<br />
largamente a los ojos, pero no se atrevió a<br />
tocarla. Le seguía desconcertando aqu<strong>el</strong>la mujer<br />
impredecible. Ilse, sin embargo, lo abrazó<br />
tiernamente y lo besó justo en <strong>el</strong> momento en<br />
que <strong>el</strong> ascensor se detenía.<br />
-¿Ves cómo aún me sigues gustando?- dijo<br />
<strong>el</strong>la.<br />
Salieron hacia la habitación. Rick se sentía<br />
dominado, conducido por <strong>el</strong>la, como antaño; y<br />
esa sensación le disgustaba. Tampoco acababa<br />
de creerse lo que <strong>el</strong>la le había dicho, como de<br />
costumbre. Su inseguridad frente al aplomo de<br />
Ilse le producía un desasosiego insoportable.<br />
Y más insoportable, amén de inesperado, fue<br />
encontrarse sentado tranquilamente junto a la<br />
ventana (leyendo, cómo no) al trotskista. Ilse los<br />
presentó. Inmediatamente, Lazslo- <strong>el</strong> presunto<br />
compañero de Ilse- salió de la habitación<br />
pretextando tener algo que hacer en la calle.<br />
-¿Vives con él?<br />
-Hemos hecho este viaje juntos, eso es todo.<br />
Ilse le condujo al dormitorio con la mirada y<br />
Rick no supo resistirse. Sin más preámbulos,<br />
tras entornar levemente las jambas de la<br />
ventana, <strong>el</strong>la se fue despojando con toda<br />
naturalidad de su ropa. Rick comenzó a hacer lo<br />
mismo, aunque no era eso exactamente lo que él<br />
esperaba. ¿No es esto lo que andas buscando?<br />
Pues ya lo tienes, parecía decirle Ilse desde su<br />
irónica sonrisa.<br />
La fuerza y la avidez de Ilse en la cama<br />
descolocaron de nuevo a Rick. Andaba<br />
desnortado. Parecía como si <strong>el</strong>la no hubiera<br />
hecho <strong>el</strong> amor desde hacía demasiado tiempo,<br />
tal era <strong>el</strong> empuje que mostraba. Rick consiguió<br />
contener brevemente los impulsos de la mujer<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
7<br />
soñada para recrearse en la visión de aqu<strong>el</strong><br />
cuerpo aún sólido, rotundo, hermoso, como<br />
siempre lo había imaginado. Ella se dejó hacer<br />
unos instantes para permitir que Rick tomara<br />
aliento mientras la acariciaba tiernamente,<br />
mientras le besaba con d<strong>el</strong>icadeza la aureola de<br />
sus pechos, mientras deslizaba su mano por<br />
aqu<strong>el</strong>las piernas interminables e increíbles por<br />
lo añoradas, mientras olisqueaba con disimulo<br />
su sexo humedecido bajo un pubis parcialmente<br />
rasurado, mientras se entretenía en contar y en<br />
besar los diminutos lunares que hermoseaban su<br />
espalda, por la que él deslizaba suavemente la<br />
lengua como antaño tratando de despertar<br />
innecesariamente sus dormidos instintos…Hasta<br />
que Ilse volvió a la lucha cuerpo a cuerpo, al<br />
beso apasionado, al abrazo fuerte, a la entrega<br />
sin freno….buscando inútilmente la dureza de<br />
un sexo batido en retirada…<br />
-Necesito una ducha para r<strong>el</strong>ajarme-dijo él<br />
de repente.<br />
-Yo te espero…no sufras.<br />
Ilse encendió un cigarrillo para entretener la<br />
espera. Rick retornó fresco, dispuesto<br />
nuevamente a la batalla. Pero ni su empeño ni<br />
toda la sabiduría amatoria de Ilse consiguieron<br />
que culminara <strong>el</strong> torneo como ambos<br />
pretendían.<br />
-Esto demuestra que aún me quieres- susurró<br />
Ilse al oído de un ensimismado Rick refugiado<br />
en la autoconmiseración d<strong>el</strong> macho que cree<br />
no haber estado a la altura de lo que<br />
presumiblemente se esperaba de él.<br />
-Nunca podrás hacerte idea de cuánto…<br />
Y a partir de ese momento se enfrascaron en la<br />
rememoración de sus días f<strong>el</strong>ices, en la exitosa<br />
carrera de <strong>el</strong>la como actriz y en <strong>el</strong> fracaso de él<br />
como letrado (aunque como empresario no le<br />
había ido peor que a su padre). ¿Y <strong>el</strong> futuro?<br />
-Tienes que irte-dijo <strong>el</strong>la mirando a su r<strong>el</strong>oj.<br />
Rick comprendió. Ya en la puerta, Ilse le<br />
deslizó nuevamente una tarjeta en su bolsillo<br />
mientras le daba un beso de despedida.<br />
En <strong>el</strong> ascensor, Rick leyó la nueva tarjeta. Eran<br />
los números de t<strong>el</strong>éfono de Ilse en Francia e<br />
Italia y una frase sarcástica que le amargó la<br />
tarde más que la visión de Lazslo esperando <strong>el</strong><br />
ascensor que él abandonaba:<br />
Siempre te quedará París<br />
Ilse.
CREACIÓN LITERARIA<br />
Ésta es la historia de mi amigo. Probablemente<br />
habéis oído hablar de él, ya que salió en la t<strong>el</strong>e y<br />
en los periódicos hace unos años. Aún así, en un<br />
alarde inútil de preservar su intimidad no<br />
mencionaré su verdadero nombre. Mi amigo,<br />
llamémosle Newton, en honor al científico e<br />
inventor, trató de ser precisamente esas dos<br />
cosas, y luchó por <strong>el</strong>lo durante toda su vida.<br />
No se puede decir que Newton fuera una<br />
persona corriente, con la que uno se topa todos<br />
los días. Más bien se trataba de alguien<br />
demasiado fuera de lo normal, tanto que a veces<br />
me asustaba, aunque nunca antes he llegado a<br />
confesarlo tan abiertamente.<br />
Como habréis notado, hablo de Newton en<br />
pasado, como se habla de quien ya no está entre<br />
nosotros. Durante un tiempo debo admitir que<br />
me costó referirme a él en este tiempo, pero<br />
ahora voy logrando dominar mis sentimientos<br />
respecto a este tema y he conseguido hablar de<br />
él con naturalidad, también he sido capaz de<br />
escribir sobre él, aunque sólo sea como terapia.<br />
Quién diría que a un escritor encumbrado como<br />
yo le costaría alguna vez escribir sobre algún<br />
tema, pues, ya veis, a veces hay asuntos que<br />
guardamos c<strong>el</strong>osamente en algún lugar interior,<br />
asuntos que atañen a personas tan queridas para<br />
nosotros que <strong>el</strong> mero hecho de nombrarlas<br />
puede producirnos fragilidad mental. Ahora ya<br />
estoy mejor, por eso hago esto: una especie de<br />
exorcismo literario.<br />
Pero, sin más dilaciones volvamos a la historia.<br />
Newton era especial, y lo más importante, se<br />
creía especial, ya que siempre pensó que podría<br />
descubrir algo de vital r<strong>el</strong>evancia para la<br />
humanidad, algo que sirviera para hacernos<br />
mejores personas, decía él. La gente lo tildaba<br />
de soñador y le daba la espalda. A pesar de todo<br />
no cesó en su empeño, y a lo largo de su época<br />
universitaria inventó varios artefactos que<br />
patentó, pero de los que no se sentía<br />
especialmente orgulloso, pues no eran muy<br />
útiles, y mucho menos podrían salvar vidas, que<br />
era lo que él pretendía, en último término.<br />
Cuando finalizó sus estudios, se recluyó en su<br />
laboratorio, y rehusó ver a alguien durante cinco<br />
años. ¡Cinco años! encerrado entre cuatro<br />
paredes sin más compañía que sus libros, sus<br />
ordenadores y sus “maquinitas”. Su único<br />
contacto con <strong>el</strong> mundo exterior era a través de<br />
su madre que le proveía de comida y le<br />
suministraba los materiales que él iba<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
EL INVENTO<br />
8<br />
Paula Martín-Moreno Romero<br />
necesitando para sus experimentos. Ni siquiera<br />
tenía un momento para verme a mí, su único<br />
amigo durante tanto tiempo. Cuando nos<br />
conocimos ambos contábamos siete años. Yo<br />
llegué a su pueblo desde León y no conocía a<br />
nadie en <strong>el</strong> colegio. Me fijé en un niño menudo<br />
y con <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o particularmente erizado que se<br />
sentaba d<strong>el</strong>ante de mí y que a primera vista me<br />
pareció gracioso. En <strong>el</strong> recreo ese niño no se<br />
r<strong>el</strong>acionaba con nadie, al igual que yo. Un día a<br />
la salida de la escu<strong>el</strong>a, unos chicos mayores<br />
intentaron pegarme, pero aqu<strong>el</strong> niño extraño<br />
apareció con una barra de hierro en la mano y<br />
los amenazó. Todavía hoy dudo que hubiera<br />
podido blandirla <strong>el</strong> suficiente tiempo para<br />
causarles algún daño, pero los matones<br />
escolares se esfumaron asustados, con una<br />
expresión en sus ojos que me hizo pensar que tal<br />
vez yo me hubiera equivocado en mi<br />
apreciación. -Me había fijado en que andabas<br />
siempre solo- Me dijo. -Parece que <strong>el</strong>los<br />
también. Hace tiempo que no me molestan, no<br />
creo que vu<strong>el</strong>van a molestarte a ti. Saben que no<br />
tengo nada que perder en un du<strong>el</strong>o a vida o<br />
muerte-. Sus palabras me parecieron de una<br />
madurez estremecedora o de una locura<br />
preocupante, pero preferí pensar lo primero. A<br />
partir de ahí nos hicimos inseparables. A mí,<br />
que soy una persona bastante inclinada a la<br />
fantasía heroica, me gustaba pensar que me<br />
había salvado la vida, y que debido a eso, yo<br />
estaba en deuda con él, y le prometí eterna<br />
amistad en una especie de ceremonia infantil en<br />
la que sacrificamos a una rana, ¡pobre animal!,<br />
sus fluidos corporales en nuestro apretón de<br />
manos sirvieron para s<strong>el</strong>lar la alianza.<br />
De repente, un día salió de su despacho como<br />
emerge <strong>el</strong> ave fénix de sus cenizas, renovado y<br />
con más vitalidad que nunca, anunciando a los<br />
cuatro vientos que había creado un dispositivo<br />
capaz de medir y compartir las emociones de las<br />
personas. Él defendía la importancia de su<br />
invención diciendo que así todo sería más<br />
transparente, podríamos saber verdaderamente<br />
en qué grado estamos afligidos, o f<strong>el</strong>ices, o<br />
enfadados…. Para <strong>el</strong>lo construyó un nanorrobot<br />
que se implanta debajo de la pi<strong>el</strong> y estableció un<br />
sistema de medidas para cada una de las<br />
emociones reconocidas: amor, dolor, angustia,<br />
miedo, odio, etc. Lo llamó “empatímetro”, pues<br />
además hacía posible que una persona<br />
compartiera lo que estaba sintiendo con otra.
El barrio se llenó de periodistas y gente que<br />
quería saber en qué consistía esta maravilla de<br />
la técnica. Él explicó que todavía se encontraba<br />
en una fase experimental, y no se había probado<br />
aún con humanos, así que no podía hablar de<br />
resultados enteramente fiables.<br />
Por culpa de la presión de los medios y de<br />
distintas compañías que decían necesitar<br />
urgentemente de los servicios de “este chisme”<br />
por <strong>el</strong> bien de sus empleados, Newton pasó a la<br />
fase de prueba en humanos antes de concluir<br />
con la animal. Era seguro, dijo. Y por supuesto,<br />
se ofreció él mismo para implantarse <strong>el</strong><br />
nanorrobot en su brazo. Así tomaré notas, me<br />
dijo, conoceré los datos de primera mano. Traté<br />
de disuadirle, pero en vano, hacía tiempo que<br />
había dejado de escucharme, al igual que a su<br />
madre y las pocas personas que todavía se<br />
preocupaban por él.<br />
Durante un año los resultados fueron<br />
inmejorables, espectaculares. Gracias a la ayuda<br />
de Newton una madre podía saber cuánto amaba<br />
su nuera a su hijo; un doctor sabía qué grado de<br />
dolor estaba padeciendo cada paciente. Ya no se<br />
trataba de meras percepciones, eran cifras<br />
exactas, era ciencia, no había lugar para <strong>el</strong> error.<br />
Yo leía sobre <strong>el</strong>lo en las revistas de ciencia, a<br />
las que me suscribí para seguir detalladamente<br />
la evolución d<strong>el</strong> invento de Newton, pues él ya<br />
hacía tiempo que rehusaba hablar conmigo.<br />
Todo parecía ir sobre ruedas para él,<br />
aparentemente. Pero en <strong>el</strong> fondo no era así, en<br />
este primer año, aunque en sus palabras fue <strong>el</strong><br />
mejor de su vida, llegó a envejecer lo<br />
equivalente a diez. Su organismo se deterioró a<br />
pasos agigantados. Y es que todavía no he<br />
explicado cómo trabaja <strong>el</strong> “empatímetro”. Como<br />
he indicado antes, este nanorrobot se introduce<br />
debajo de la pi<strong>el</strong> d<strong>el</strong> sujeto y es este sujeto en sí<br />
<strong>el</strong> que experimenta las emociones de los demás,<br />
de manera que es capaz de <strong>el</strong>aborar una escala<br />
real para cada emoción. El nanorrobot capta en<br />
<strong>el</strong> campo <strong>el</strong>ectromagnético de la persona con la<br />
emoción a medir lo r<strong>el</strong>ativo a esta emoción y lo<br />
traslada al sistema nervioso de la persona que lo<br />
porta, pudiendo ésta experimentar lo mismo que<br />
la otra y así establecer la medida exacta. Lo más<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
9<br />
fascinante de todo esto es que <strong>el</strong> portador d<strong>el</strong><br />
chisme es capaz de empatizar<br />
LITERALMENTE con la persona que<br />
experimenta <strong>el</strong> sentimiento, es decir comparte<br />
su carga, aligerando la de éste último.<br />
Imaginaos la repercusión humana d<strong>el</strong> invento:<br />
compartir <strong>el</strong> dolor, la alegría, <strong>el</strong> amor… de otro.<br />
Recientemente, he comprendido las razones d<strong>el</strong><br />
ac<strong>el</strong>erado empeoramiento físico y anímico de<br />
mi amigo, las mismas que probablemente<br />
propiciaron su muerte. Su madre vino a hablar<br />
conmigo hace unas semanas y me lo contó todo.<br />
Es importante indicar que Newton sólo había<br />
construido un empatímetro con éxito, y era él<br />
quien lo llevaba implantado en su propio<br />
organismo, y como las personas llamaban<br />
continuamente a su puerta día y noche no tenía<br />
tiempo para terminar la fase de experimentación<br />
y crear copias de su invento. La gente acudía a<br />
pedirle que les ayudara, le decían que sin él<br />
estaban perdidas. Y Newton, que pensaba que se<br />
debía a su causa, siempre estaba dispuesto a<br />
experimentar y compartir distintas emociones<br />
sin descanso: pasando d<strong>el</strong> dolor de la parturienta<br />
al éxtasis d<strong>el</strong> que gana la lotería.<br />
Continuamente, gente de aquí y de allí le<br />
acosaba con sus demandas, y a él no parecía<br />
importarle. Pero ya no dormía, no comía apenas,<br />
se desplazaba allá donde le reclamaban sin<br />
importarle su estado físico, sus propias<br />
emociones, las de los suyos… Todo esto es por<br />
<strong>el</strong> bien de la humanidad, decía. Su madre<br />
también me explicó <strong>el</strong> porqué de su<br />
distanciamiento hacia mí. –Estaba convencido<br />
de que si hablaba contigo le obligarías a parar,<br />
dirías que por su bien, y a ti tendría que creerte,<br />
por eso no aceptaba tus visitas ni tus llamadas,<br />
aunque sufría por <strong>el</strong> daño que podía estar<br />
haciéndote. -Una vida bien puede valer la de<br />
miles-, repetía una y otra vez. Nunca supe a<br />
quién se refería con una vida, si a la suya, a la<br />
tuya o a la mía propia- Me confesó la madre.<br />
Al cabo de un tiempo, como algunos temíamos,<br />
Newton se quitó la vida, a su lado había una<br />
nota que decía: “No puedo aguantarlo más”.<br />
Desgraciadamente para la humanidad, o tal vez<br />
no, quemó los bocetos d<strong>el</strong> invento.
CREACIÓN LITERARIA<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
LOS PALACIOS<br />
(Primer r<strong>el</strong>ato d<strong>el</strong> volumen d<strong>el</strong> autor “Leyendas”)<br />
Hablan las viejas lenguas y leyendas, los viejos<br />
escritos ya perdidos y algunas veces <strong>el</strong> viento<br />
frío de las noches invernales sobre la era de los<br />
grandes palacios. Una época poco conocida de<br />
la que no hay más reseñas en <strong>el</strong> tiempo que los<br />
recuerdos de los más viejos, recuerdos de<br />
segunda mano obtenidos a partir de otros aún<br />
más viejos, los cuales no recordaban si eran<br />
suyos propios o se los habían transmitido sus<br />
abu<strong>el</strong>os.<br />
El romance de la fuente fría afirmaba la<br />
existencia de uno de estos palacios en los<br />
huertos de palacio, en mitad d<strong>el</strong> bosque de los<br />
huertos de palacio, pero se desconocía si<br />
perteneció a esta era, si fue <strong>el</strong> último de los<br />
grandes palacios, o si era mera coincidencia.<br />
Solo se conocía aqu<strong>el</strong>lo que contaban.<br />
No grandes; enormes e inmensos en la lejanía,<br />
hiperbólicos en la cercanía. Circundaban <strong>el</strong><br />
pueblo protegiéndolo, función que se especula<br />
era la original aunque en la época de máximo<br />
esplendor los castillos surgían por doquier sin<br />
tino, sin sentido, ni orden ni método; aqu<strong>el</strong> que<br />
era fuerte plantaba su palacio allí donde podía.<br />
Mientras se pudo solo se respetó una cosa, salvo<br />
una inicial excepción, no se permitía construir<br />
en <strong>el</strong> núcleo urbano. Pero como toda la cosa<br />
cambió cuando ya apenas había espacio<br />
alrededor y <strong>el</strong> poco que quedaba era de<br />
desorbitado precio. Entonces alguien construyó<br />
desafiando a las leyes y las autoridades<br />
desbordadas y sin rumbo no supieron parar un<br />
sistema de pequeñas concesiones en <strong>el</strong> cual ese<br />
era <strong>el</strong> último paso restante. Si echaban <strong>el</strong> nuevo<br />
castillo interior al su<strong>el</strong>o debían de igual forma<br />
derruir aqu<strong>el</strong>los cercanos al río, los que<br />
superaban en diez metros la altura máxima,<br />
aqu<strong>el</strong>los cuyas almenas se decoraban con t<strong>el</strong>as<br />
exportadas, y así un largo etcétera. Se abrió la<br />
veda y <strong>el</strong> desorden y <strong>el</strong> caos finalmente<br />
triunfaron.<br />
El pueblo nació al refugio d<strong>el</strong> río, buenas aguas<br />
de orígenes lejanos e inciertos, y al amor de la<br />
fuente.<br />
El río proveía al pueblo de innumerables<br />
ventajas; algo de huerta, algo de pesca, y algo<br />
de monocultivo de regadío, pero de vez en<br />
cuando sufría de los vaivenes de los ciclos<br />
climáticos y o bien se secaba o se anegaba<br />
totalmente provocando grandes<br />
encharcamientos de aguas que se estancaban<br />
10<br />
Andrés Carretero Sosa<br />
ocasionando la llegada de alguna que otra<br />
enfermedad.<br />
De la fuente todo eran ventajas. Situada justo en<br />
mitad d<strong>el</strong> pueblo, de <strong>el</strong>la surgía un agua tan<br />
buena y en tanta abundancia que nadie bebía<br />
otra que no fuera de esta. Nacía en la Sierra, en<br />
alguno de los muchos incógnitos lugares d<strong>el</strong><br />
bosque de los huertos de Palacio, y se repartía a<br />
través de los intestinos d<strong>el</strong> subsu<strong>el</strong>o en esta y<br />
otras muchas fuentes. Pero se decía que esta,<br />
que sus aguas, atravesaban un lecho de piedra<br />
levemente ferruginosa <strong>el</strong> cual matizaba su sabor<br />
e incrementaba sus propiedades. Por esto era un<br />
deber patrio protegerla. Por esto y porque<br />
nunca, no como <strong>el</strong> río, se había secado.<br />
Después d<strong>el</strong> fin de la época oscura, cuando <strong>el</strong><br />
río se secó durante años, cuando no llovía y <strong>el</strong><br />
pueblo subsistía únicamente con <strong>el</strong> agua de la<br />
fuente, cuando se llegó a un punto en <strong>el</strong> cual era<br />
imposible compartir este agua con <strong>el</strong> resto de<br />
pueblos vecinos y se abatió sobre la zona la<br />
última guerra; la guerra d<strong>el</strong> agua donde murió<br />
tanta gente. Después d<strong>el</strong> desastre, se llegó a la<br />
conclusión de que había que protegerla para así<br />
protegerse, porque de no haber sido por <strong>el</strong><br />
abrupto fin de aqu<strong>el</strong>la sequía todos habrían<br />
muerto sino de sed pasados por las armas.<br />
Cuando las aguas volvieron a su cauce, nunca<br />
mejor dicho, volvió la abundancia y con <strong>el</strong>la la<br />
paz y <strong>el</strong> perdón que no <strong>el</strong> olvido. Las
autoridades y <strong>el</strong> pueblo de forma unánime,<br />
como nunca antes se había visto, decidieron<br />
salvaguardar y honrar aqu<strong>el</strong>lo que había<br />
supuesto su salvación. Se volcaron, antes de<br />
comenzar a reconstruir nada, con la protección<br />
de la fuente.<br />
Designaron un grupo con representación de<br />
todos los estamentos sociales d<strong>el</strong> pueblo al cual<br />
se le encomendó la tarea de diseñar la estrategia<br />
de salvaguarda. Tras intensas reuniones llegaron<br />
a una serie de medidas. Se creó un cuerpo de<br />
protección de la fuente y de sus aguas <strong>el</strong> cual<br />
tenía estructura jerarquizada y que recibió <strong>el</strong><br />
nombre de Santa Hermandad de las aguas. Se<br />
promulgaron leyes que regían esta Hermandad y<br />
sus funciones así como <strong>el</strong> consumo, con <strong>el</strong><br />
ánimo de restringirlo. Solo aqu<strong>el</strong>los con<br />
demostrado enraizamiento en la localidad<br />
podrían disfrutar sus beneficios. Construyeron a<br />
su alrededor un monumento con la mejor de las<br />
piedras de las canteras cercanas y crearon un<br />
monolito ensalzando la virtudes de sus aguas las<br />
cuales fueron las que salvaron al pueblo de la<br />
destrucción. En este mismo monolito apareció<br />
por primera vez su nuevo nombre, la Fuente de<br />
la Sanación. La última de las grandes medidas<br />
fueron los castillos. Cuatro castillos, cuatro<br />
fortalezas, en los cuatro puntos cardinales, a<br />
idéntica distancia de la fuente de la Sanación,<br />
v<strong>el</strong>arían por la protección de la fuente, d<strong>el</strong><br />
pueblo frente a posibles amenazas e invasiones.<br />
La primera gran reforma de los palacios ocurrió<br />
transcurridas unas generaciones, casi olvidados<br />
los terribles días y ya en época de bonanza. Los<br />
palacios estaban allí, inmensamente altos y mal<br />
conservados, sin función aparente pues desde su<br />
construcción no habían sido utilizados apenas<br />
para su original destino. La hermandad de las<br />
aguas decidió en junta extraordinaria remozar su<br />
aspecto y dotarlos de alguna utilidad y para <strong>el</strong>lo<br />
adoptaron la polémica idea de vender los<br />
palacios y sus derechos, de los que se<br />
construyeran en un futuro, y así de paso sanear<br />
sus arcas.<br />
La venta se hizo en pública subasta, los dueños<br />
obtuvieron absoluta propiedad sobre <strong>el</strong> palacio y<br />
sus terrenos. La única obligación vitalicia con<br />
respecto a la hermandad era que una de las<br />
torres, la más alta, fuera de uso obligatorio para<br />
vigilancia. Allí habría siempre un miembro de la<br />
hermandad oteando <strong>el</strong> horizonte en busca de<br />
posibles p<strong>el</strong>igros. Frente a la primera opinión<br />
popular sobre <strong>el</strong> seguro y rotundo fracaso de la<br />
venta de los palacios, mucho dinero era<br />
necesario para restaurar esas moles de piedra<br />
inútiles, <strong>el</strong> saldo fue bastante positivo. Las<br />
cuatro mayores fortunas d<strong>el</strong> pueblo pujaron en<br />
dura liza por las cuatro construcciones y al final<br />
y para envidia y sorpresa d<strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> pueblo las<br />
obtuvieron. El siguiente palacio lo construyó la<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
11<br />
propia hermandad con parte d<strong>el</strong> dinero obtenido<br />
en la subasta y con ánimo de resaltar su<br />
importancia creando así la excepción que<br />
cumple toda regla, lo levantaron justo en la<br />
mitad d<strong>el</strong> pueblo, al lado de la fuente. Este<br />
puede decirse que fue <strong>el</strong> punto de inflexión, <strong>el</strong><br />
inicio de la locura.<br />
Con la venta de los palacios la hermandad<br />
adquirió notoria presencia en la élite d<strong>el</strong> pueblo<br />
y sus miembros pudieron desde entonces mirar<br />
de igual a igual a las hasta entonces autoridades.<br />
El alcalde y algunos de sus acólitos, los<br />
descendientes de los antiguos dueños d<strong>el</strong><br />
pueblo, la nobleza que conquistó aqu<strong>el</strong>los<br />
terrenos en épocas perdidas en la oscuridad de<br />
la historia, algunos mercaderes y algún que otro<br />
terrateniente y <strong>el</strong> cura, habían sido la única ley<br />
hasta entonces. Ellos copaban las altas<br />
instancias gubernamentales en un círculo<br />
cerrado y difícilmente permeable y decidían<br />
cuasi caciquilmente los designios y destinos d<strong>el</strong><br />
pueblo. Entrar dentro de este s<strong>el</strong>ecto grupo<br />
había sido cosa imposible. La única brecha se<br />
abrió cuando <strong>el</strong> pueblo estuvo a punto de<br />
desaparecer en las guerras d<strong>el</strong> agua. La<br />
desesperación frente a la segura muerte aunó los<br />
ánimos y la decisión popular y tras finalizar<br />
estos terribles acontecimientos la resaca d<strong>el</strong><br />
espíritu que unió al pueblo bajo una única<br />
voluntad, permitió resquebrajar levemente <strong>el</strong><br />
cascarón tácito que envolvía y separaba a unos<br />
de otros; a los que dirigían y mandaban frente a<br />
los que no. Por allí se coló la hermandad de las<br />
aguas dando acceso con <strong>el</strong>los a todos sus<br />
miembros.<br />
El poder de la hermandad se mantenía mediante<br />
la fe de sus miembros y la d<strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> pueblo,<br />
pero sobre todo con dinero. El de la venta de los<br />
palacios se agotaba y las donaciones no eran<br />
muchas, así pues la consolidación de este poder<br />
vino de una idea genial; la venta d<strong>el</strong> agua de la<br />
fuente de la Sanación. Este evento marcó <strong>el</strong><br />
inicio de la prosperidad de la era de los palacios<br />
y determinó de la misma forma su fin.<br />
El privilegio inicial de acceso a las aguas<br />
únicamente si se demostraba suficiente<br />
enraizamiento en <strong>el</strong> pueblo se tuvo que cambiar<br />
porque de otra forma no habría sido posible su<br />
venta. El agua continuó siendo gratuita para <strong>el</strong><br />
pueblo y de esta forma se pudo vender agua a<br />
los foráneos. Fue otro rotundo éxito.<br />
La hermandad ya tenía un palacio, <strong>el</strong> único<br />
situado en <strong>el</strong> centro d<strong>el</strong> pueblo, pero con los<br />
grandes ingresos de la venta de las aguas de la<br />
Fuente de la Sanación obtuvo una riqueza<br />
inusitada y comenzó nuevas obras de cuatro<br />
nuevos palacios al lado de los que<br />
originariamente poseyó. Estos nuevos eran más<br />
grandes, más altos, más ostentosos y llenos de<br />
habitaciones. Había ya pues nueve palacios.
El onceavo surgió de la nada. Nadie supo dar<br />
explicación a su origen pues para hacerlo era<br />
requisito imprescindible ser rico y su dueño,<br />
aparentemente, no lo era. Era una altura superior<br />
a los demás y para su construcción en lugar d<strong>el</strong><br />
clásico adobe se utilizó ladrillo revestido de<br />
mármol. Sus torres señalaban al ci<strong>el</strong>o<br />
empenachadas con blasones de ricas t<strong>el</strong>as<br />
dibujando simbólicos escudos de armas que<br />
indicaban un señorío y nobleza alumbrado al<br />
amor d<strong>el</strong> dinero que nadie osaba discutir y todos<br />
alababan, aunque en secreto criticaban y<br />
envidiaban. Su dueño empezó a ser mirado con<br />
un respeto surgido d<strong>el</strong> miedo y <strong>el</strong> misterio y él<br />
comenzó a tratar a todo aqu<strong>el</strong> que sucumbía a su<br />
recién estrenada riqueza con <strong>el</strong> desdén d<strong>el</strong> que<br />
antes de señor ha sido siervo.<br />
El doceavo y treceavo fueron igualmente<br />
inmensos y espontáneos así como inexplicables.<br />
Otros dos nuevos señores de dos nuevos<br />
palacios circundaban y limitaban <strong>el</strong> pueblo. Tras<br />
la construcción de los dos siguientes <strong>el</strong> secreto<br />
no se pudo mantener.<br />
Después de comenzar la venta d<strong>el</strong> agua<br />
solamente a los foráneos, <strong>el</strong> gobierno d<strong>el</strong> pueblo<br />
comenzó a observar temerosamente <strong>el</strong><br />
crecimiento sin fin d<strong>el</strong> poder de la Hermandad<br />
d<strong>el</strong> Agua. De haber seguido así su influencia y<br />
poder acabarían minando definitivamente sus<br />
funciones y pasarían a ser meras figuras<br />
decorativas. Decidieron pues sacar tajada y para<br />
<strong>el</strong>lo aprobaron una ley gravando <strong>el</strong> consumo<br />
local d<strong>el</strong> agua. Con la excusa de infraestructuras<br />
diversas para acondicionar <strong>el</strong> flujo y tránsito<br />
adecuado y saludable d<strong>el</strong> agua en los límites d<strong>el</strong><br />
pueblo, competencia de las autoridades y no de<br />
la Hermandad, se creó un nuevo impuesto<br />
individual sobre <strong>el</strong> consumo d<strong>el</strong> agua.<br />
Inicialmente era muy bajo pero era un hecho<br />
conocido y aceptado que cada año se<br />
incrementaba levemente. Con los beneficios se<br />
construyó <strong>el</strong> décimo palacio, en los terrenos d<strong>el</strong><br />
antiguo palacio; este era ya <strong>el</strong> segundo dentro<br />
d<strong>el</strong> pueblo. Después de esto <strong>el</strong> primero que,<br />
indignado y después de muchas protestas caídas<br />
en saco roto, cayó en la cuenta decidió vender<br />
en <strong>el</strong> mercado negro <strong>el</strong> agua que a él,<br />
injustamente, le gravaban. El único enemigo<br />
contra <strong>el</strong> que luchar era <strong>el</strong> tiempo y al final fue<br />
él más rápido, no solo se enriqueció sino que<br />
aún hubo otros dos o tres que igualmente<br />
medraron. El vacío legal en torno a la venta d<strong>el</strong><br />
agua provocó la rápida creación de leyes locales<br />
para evitarlo pero los palacios ya creados y sus<br />
dueños y pese a las protestas d<strong>el</strong> resto d<strong>el</strong><br />
pueblo, salieron indemnes.<br />
Había trece palacios y trece señores de los<br />
palacios. La nueva ley prohibía expresamente,<br />
solamente a los particulares, y bajo penas de<br />
cárc<strong>el</strong> la venta d<strong>el</strong> agua de la Fuente de la<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
12<br />
Sanación. Nada decía de otras fuentes y pozos<br />
sobre los que no existía regulación alguna y que<br />
de igual manera se surtían de las mismas aguas<br />
que esta. El palacio número catorce marcó la<br />
última de las grandes etapas de construcciones<br />
desaforadas de palacios. La última porque tras<br />
esta ya no se construyeron más y porque casi<br />
significa <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> pueblo.<br />
Todo <strong>el</strong> mundo tenía una fuente o un pozo de<br />
aguas milagrosas de donde sacar agua para ser<br />
vendida, ya no era necesario pagar impuestos<br />
por consumo sobre la Fuente de la Sanación<br />
puesto que nadie bebía ya de allí, los<br />
organismos creados para la gestión de la misma<br />
ya no tenían sentido, todo <strong>el</strong> mundo tenía mucho<br />
dinero y con mucho dinero se construían<br />
palacios.<br />
Una vez que se consiguió rodear <strong>el</strong> pueblo de<br />
palacios se comenzó a construir en <strong>el</strong> interior,<br />
antes habían sido construidos dos palacios,<br />
cuando no hubo espacio en las afueras. Poco<br />
importaba nada ya, que lentamente las aguas,<br />
briosas antaño, se fueran secando, poco<br />
importaba incluso la maldición sobre <strong>el</strong>los. La<br />
maldición no escrita que decía que una vez<br />
construido un palacio este crecería y crecería sin<br />
fin ni medida pues en todos y cada uno de <strong>el</strong>los<br />
una vez acabados se realizaban ampliaciones<br />
con <strong>el</strong> objetivo de superar en tamaño al surgido<br />
en último lugar. De igual manera legiones de<br />
personas eran necesarias para mantenerlos en<br />
buen estado y limpieza. La maldición afirmaba<br />
que independientemente de la gente que los<br />
limpiara y mantuviera justo en <strong>el</strong> momento de<br />
dejarlo impoluto era necesario comenzar de<br />
nuevo. Pero nada de eso importaba, nadie se<br />
daba cuenta.<br />
Despertó. Y como otras veces antes desconocía<br />
donde se encontraba. Era un bosque, rayos de<br />
sol se filtraban entre <strong>el</strong> ramaje de las encinas y<br />
los robles, y en <strong>el</strong> aire se respiraban miedo y<br />
destrucción. Como otras veces no recordaba<br />
nada y no tenía forma definida, pero como sabía<br />
que se podía mover anduvo hasta las lindes d<strong>el</strong><br />
bosque para observar lo que ocurría y al verlo se<br />
espantó.<br />
Una construcción enorme, un palacio<br />
semiderruido en los límites d<strong>el</strong> bosque.<br />
Alrededor viejos huecos de árboles derrengados<br />
que se encontraban apilados y muertos cercanos<br />
a un arroyo por donde discurría un hilo de agua.<br />
Más allá todo era desolación, soledad y cientos<br />
de construcciones en ruinas en un lienzo de<br />
torres hundidas sobre muros caídos y rotos. En<br />
<strong>el</strong> aire reinaba solamente <strong>el</strong> polvo seco d<strong>el</strong><br />
adobe y d<strong>el</strong> ladrillo abandonado a su suerte<br />
hacía como millones de años. Ningún signo de<br />
vida, solo <strong>el</strong> débil fluir de un hilo de agua en<br />
mitad de la nada. Tenía sed, podían haber<br />
pasado cientos de años desde la última vez que
fue algo, así pues se acercó a beber y tras<br />
saciarse pudo contemplar en un pequeño charco<br />
su imagen, su nueva apariencia. Era una mujer<br />
vieja, pequeña y arrugada, con pinta vivaracha y<br />
muy agradable. Se levantó y miró en lontananza<br />
más allá d<strong>el</strong> palacio semiderruido a través d<strong>el</strong><br />
bosque, hacia la sierra, buscando <strong>el</strong> origen d<strong>el</strong><br />
agua. Era fría, muy fría. El agua de la fuente<br />
fría, así la llamó, que venía de los confines de la<br />
tierra más allá y más profundamente de esos<br />
montes allí dispuestos. Sabía bien, era muy rica<br />
y con un leve sabor a hierro, pero también podía<br />
paladear su lamento, su sufrimiento, <strong>el</strong> origen y<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
CREACIÓN LITERARIA - MICRORRELATO<br />
Después de hacer <strong>el</strong> amor, me invitas a un<br />
Bourbon. Observo la bot<strong>el</strong>la: es de los caros. Te<br />
pregunto que cómo puedes permitirte tal lujo, tú<br />
respondes que es <strong>el</strong> regalo de un amigo. Hay<br />
algo que quiero tratar contigo y creo que es un<br />
buen momento. Te recuestas a mi lado y me lees<br />
un poema tuyo. Es precioso: no hace falta que te<br />
lo diga porque ya lo sabes, ya sabes que tienes<br />
un talento extraordinario y que todo lo que sale<br />
de tus maravillosas manos me encanta; sin<br />
embargo, yo sigo preocupada por esa cuestión<br />
d<strong>el</strong> puesto de dependienta que te ofrecieron en<br />
la ferretería y lo menciono; <strong>el</strong> tema te incomoda<br />
y desvías la conversación hacía la literatura de<br />
poetas malditos. Vu<strong>el</strong>vo a insistir: tu buen<br />
humor desaparece, te cabreas, me gritas que tú<br />
has nacido para ser la mejor de los poetas y que<br />
13<br />
<strong>el</strong> fin de toda esa destrucción que se veía, <strong>el</strong><br />
odio y la avaricia que aún la impregnaban.<br />
Anduvo un poco hacia <strong>el</strong> bosque siguiendo <strong>el</strong><br />
curso d<strong>el</strong> arroyo mientras iniciaba una<br />
conversación con <strong>el</strong> agua, seguramente esa era<br />
su nueva misión, para lo que había aparecido<br />
allí, para curar <strong>el</strong> agua de ese lugar. Empezó a<br />
mimarla con canciones mientras desaparecía en<br />
<strong>el</strong> bosque y cuando empezaba a preguntarse<br />
donde habrían huido los hombres oyó un ruido y<br />
al volverse contempló a uno señalándole y<br />
diciendo, “una gurruñaña”.<br />
María García Campos<br />
sería un desprestigio aceptar un trabajo tan<br />
vulgar en una tiendecilla de barrio. Suspiro, doy<br />
un trago a mi vaso de alcohol. No hay reproches<br />
de mi parte: me limito a levantarme de la cama<br />
y vestirme. Tú sigues con tus argumentos de<br />
principios, pero yo ignoro tu orgullo estúpido.<br />
Me despido de ti: mis ojos se clavan en los<br />
tuyos, llorosos, llenos de rabia. Al cerrar la<br />
puerta de tu casa me juro a mí misma no<br />
regresar a tus brazos… pero mi corazón desea<br />
que bajes de tu torre de marfil, que tus pies<br />
caminen sobre <strong>el</strong> terreno de una realidad a la<br />
que no le importa <strong>el</strong> hermoso pero inútil arte de<br />
los versos. A nadie le interesa lo que tú sientas.<br />
A nadie. Ni a mí tampoco.<br />
Cuenca, 1993.
ENSAYO<br />
Dicotomía, polaridad subyacente en <strong>el</strong> negro.<br />
Disparidad de colores que se complementan, sin<br />
ser complementarios.<br />
La barbarie d<strong>el</strong> acrílico que, sin duda, complace<br />
definitivamente la línea, <strong>el</strong> trazo de lo no hecho<br />
y, sin embargo, por hacer.<br />
Lo que algunos creen saber cuando la<br />
ignorancia es abyecta, parece en muchos casos<br />
ser lo único real y lo único verdadero.<br />
Todo parece injusto, sobre todo, cuando <strong>el</strong> top<br />
se refuerza con lo inesperado.<br />
Magenta que palidece en contraste con la<br />
dualidad que todos esperan, pero que pocos<br />
están capacitados para recibir. Recibir lo que se<br />
merecen, lo sembrado, lo cosechado en campos<br />
de t<strong>el</strong>a, de soportes atemporales.<br />
Cubículos esclarecedores de ideas vagas, de<br />
pseudoideas, de ideas vacías, que engañan a<br />
quienes sólo <strong>el</strong> metal les interesa sin importarles<br />
lo verdadero, lo innato.<br />
Ni perdono, ni olvido por <strong>el</strong> daño que hacen, por<br />
no hacer, ni dejar hacer. Oligarquía barata,<br />
analfabeta, construida sin base, sin raíces.<br />
Multitudes que ensucian, por sucios. Centenares<br />
de voces que se inician sin llegar, separados por<br />
distancias que no se ven.<br />
Ni me dejan, ni puedo, ni quiero, aunque creo<br />
que sería fácil “caer”. Es muy goloso y no<br />
engorda, sólo llena, y cómo. Y una vez lleno, a<br />
“monear”. Hasta yo creo que podría, eso sí, con<br />
ayuda, porque hay muchos que llevan mucho<br />
tiempo y, por eso, no sólo se nace, sino que se<br />
hace. Se hace de todo, menos lo que se tiene que<br />
hacer.<br />
Soy <strong>el</strong> “lobo feroz”, o las ovejitas?<br />
Diáspora de lo inconcebible, de lo inaccesible,<br />
que sólo, a veces, aparece de forma inesperada,<br />
de tal forma que parece eterno.<br />
Quiero recuperar las noches que pasé sin ti, en<br />
<strong>el</strong> olvido d<strong>el</strong> blanco y negro. En <strong>el</strong> plano de las<br />
tres dimensiones.<br />
Escorzos que me “amantegnarán”, neutros, y<br />
limpios. Compañeros de batalla, que buscan lo<br />
mismo que yo y, que con la misma suerte,<br />
mueren en <strong>el</strong> intento de plasmar la Idea, lo que<br />
quieren, lo que llevan buscando mucho tiempo,<br />
y se les niega. Antes, hace tiempo, otros pasaron<br />
por lo mismo, y después de muertos se les<br />
baremó con la suerte que merecían.<br />
Deberíamos ser Clementes, vivir, de nuevo,<br />
transvanguardias que no palidecieran nunca, que<br />
se dilataran en <strong>el</strong> tiempo. Disfrutar de la mezcla<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
SOBRE ARTE CONTEMPORÁNEO<br />
14<br />
Leandro Gutiérrez Soto<br />
de esas gamas, pensando en las cosas que te<br />
hacen sentir, desde <strong>el</strong> principio al fin. Conseguir<br />
que nuevas Chiaras, tuvieran la oportunidad de<br />
experimentar con sus propias hu<strong>el</strong>las, con esas<br />
curvas concéntricas, que miradas con<br />
detenimiento nos hacen emocionarnos por su<br />
pureza y sensibilidad. Mariposas de colores que<br />
rodean a su madre, mientras que Francesco lo<br />
plasma de manera impecable.<br />
Humildad llena de impecable maestría, hermosa<br />
coacción que reparte su grandeza en lo más<br />
profundo de las miradas. Miradas representadas<br />
por esos ojos desproporcionados<br />
académicamente, pero, alguien se acuerda ahora<br />
d<strong>el</strong> academicismo? yo, continuamente, como él.<br />
No lo podemos olvidar, porque hablamos de<br />
formalismo, hablamos de grafías que bailan con<br />
un cian, recordando siluetas imposibles.<br />
Esculturas y arquitecturas de pap<strong>el</strong>, efímeras,<br />
pero sobrias como aforismos dedicados por dos<br />
amantes. Soportes animados con texturas<br />
descaradas, esperando que alguien le ponga<br />
título, que alguien le ponga nombre, para que<br />
pueda tener una vida, que no necesite un<br />
equipaje lleno de eufemismos que termine en <strong>el</strong><br />
andén de algunos de los ojos que lo observan.<br />
Si fuera por mí, <strong>el</strong> sol de la tranquilidad me<br />
acompañaría continuamente. Estaría todo <strong>el</strong><br />
tiempo mirando, observando y percibiendo todo<br />
lo que hay a mi alrededor. Navegando por todos<br />
los cristalinos que pudiera, para llevarme lo que<br />
no veo.<br />
Cada vez estamos más cerca de Heg<strong>el</strong>, por<br />
desgracia. Sientes por dentro que todo se va, sin<br />
perder la esperanza de que algún día vu<strong>el</strong>va.<br />
Grandes Esperanzas es lo que necesitamos,<br />
mejor dicho, lo que algunos necesitan, pero<br />
bueno, en <strong>el</strong> fondo ya lo saben, por eso están a<br />
gusto donde están, removiendo <strong>el</strong> tierra con <strong>el</strong><br />
ocre, teniendo cuidado de que la mezcla nunca<br />
se pegue en <strong>el</strong> fondo.<br />
Rompiendo las nubes con láminas de linóleo,<br />
para luego grabar con tinta, la silueta de tu<br />
cuerpo. Una vez más, pasaremos <strong>el</strong> rato.<br />
Y no digo que no me guste, porque me gusta,<br />
pero si no vas a venir, avísame pronto porque yo<br />
quiero bailar, quiero olvidar toda esta situación.<br />
Sin duda, apología d<strong>el</strong> engaño, apología de lo<br />
no verdadero, de lo fácil. Estamos<br />
acostumbrados a este engaño y, en ocasiones,<br />
éste, se hace verdadero. Se hace creíble, porque<br />
todo lo que nos rodea termina siendo un engaño,
un engaño global, como en la global show de<br />
los años ochenta, con la diferencia, que en<br />
aqu<strong>el</strong>la década hubo de todo, menos engaño. A<br />
partir de ahí, reinventarse, y cómo, como sea, y<br />
ahí está <strong>el</strong> problema. Algunos han trabajado,<br />
han hecho sus deberes, pero hemos esperado<br />
que <strong>el</strong> verde beba clorofila.<br />
La vida en broma, pero sin saber que las raíces<br />
deben obtener toda la humedad que puedan,<br />
antes de que las flores perezcan.<br />
Sobre <strong>el</strong> arte contemporáneo, tschüs, como se<br />
despide Adriana cuando Morfeo llama a su<br />
puerta. Tschüs, pero como un “hasta luego”,<br />
porque después de los –geos y –neos, que<br />
siempre resurgen cuando no se sabe muy bien<br />
qué hacer, aparecen los pos-, que viene a ser lo<br />
mismo, pero al revés.<br />
Antes dijimos que Heg<strong>el</strong> estaba cada vez más<br />
cerca, quizá nos equivoquemos, y Heg<strong>el</strong> se<br />
equivoque. Seguimos sin saber dónde está <strong>el</strong><br />
final. No sabemos si vendrán más<br />
estructuralismos, más funcionalismos, pero, en<br />
cualquier caso, las construcciones formales<br />
siempre son bien recibidas.<br />
T<strong>el</strong>arañas de metal, que sólo abren por las<br />
noches. Ahí te encontrarás algunas de las<br />
mejores sonrisas como iconos de terracota.<br />
Esperemos, por tanto, no volver a situaciones<br />
manzzónicas. A situaciones, que lo único que<br />
hacen es alimentar la podredumbre que existe en<br />
<strong>el</strong> arte contemporáneo. Debemos, sin duda<br />
alguna, alimentar todo lo r<strong>el</strong>acionado con la<br />
creatividad, limpiar territorios donde la arena no<br />
deja de jugar y, sin embargo, cada vez que lo<br />
hace, deja un rastro más bonito que <strong>el</strong> anterior.<br />
V<strong>el</strong>aduras opacas con texturas ausentes, que<br />
aparecen y desaparecen. Conseguir territorios<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
15<br />
ocupados para no terminar viviendo de rodillas,<br />
y poder prepararse para una marcha de color,<br />
donde la única violencia sea la gestual, la que<br />
muchos han utilizado durante tanto tiempo. Este<br />
es <strong>el</strong> aspecto a día de hoy.<br />
Arzobispos d<strong>el</strong> arte siguen esperando para donar<br />
toda su espera. Esta cadena, con <strong>el</strong> tiempo,<br />
podría ser un mercado de memorias, que<br />
evitaría dolorosos momentos. Captar trilogías de<br />
corta espera, con la esperanza de llegar algún<br />
día a poder disfrutar de todo lo prohibido, por<br />
bueno, y de lo todo lo esperado, por b<strong>el</strong>lo.<br />
Anh<strong>el</strong>os áureos, que sin pretenderlo, nos evocan<br />
paral<strong>el</strong>ismos entre lo real, y lo irreal. Volvamos,<br />
pues, a encontrar <strong>el</strong> gusto, d<strong>el</strong> que tantas veces<br />
Hume se molestó en tratar. Gusto diverso, no<br />
hipócrita ni demagogo. Gusto, que guste gustar.<br />
Espiral de notas, que llegan al laberinto,<br />
inundando todo lo que se encuentran a su paso.<br />
Sin duda, gran ayuda para <strong>el</strong> desarrollo final de<br />
todo lo estudiado. Algo más para definir la<br />
materia, que <strong>el</strong> artista lleva tiempo explorando y<br />
tiene la ventaja de la inmortalidad. Descargando<br />
todas sus virtudes, para comenzar ese juego<br />
amoroso, que finalmente, le llevará a<br />
encontrarse con <strong>el</strong> resultado final.<br />
Y para finalizar, la gran pregunta…, qué es arte.<br />
Y en este caso no hablamos sólo de arte<br />
contemporáneo, sino de arte en general.<br />
Para definiciones, ya están los diccionarios<br />
generales, los específicos, los estudiosos, los<br />
ilustrados, todos los culturetas que<br />
continuamente tratan de definir <strong>el</strong> concepto. A<br />
estas alturas, <strong>el</strong> concepto se define por sí<br />
mismo.<br />
Y paseando por las calles de grafito, seguiremos<br />
disfrutando.
ENSAYO<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
ANÁLISIS FÍLMICO DE UNA NOVELA:<br />
EL AMOR VERDADERO (JOSÉ MARÍA GUELBENZU, SIRUELA, 2010)<br />
16<br />
Jesús Fernández Vallejo<br />
Para Marta Fernández Álvarez, por no estar en Babia. Para Áng<strong>el</strong> González Puga y Leandro Molina<br />
Villaseñor, amigos de “farra” y “pizarra”. Para Colitas, Juan Carlos, Dani, Pochi y El Sastre: sois<br />
auténticos.<br />
1. Elogio d<strong>el</strong> escritor.<br />
Me pregunto muy a menudo –y se lo pregunto a<br />
mis alumnos y a mis amigos- cuál es <strong>el</strong> secreto<br />
de la literatura, qué <strong>el</strong>ementos articulan la<br />
emoción y <strong>el</strong> encanto de una nov<strong>el</strong>a, o<br />
simplemente en qué radica <strong>el</strong> embrujo de la<br />
lectura para que uno deje de hacer lo que está<br />
haciendo y mire de soslayo la mesa donde está<br />
depositado <strong>el</strong> libro, y lo tome, y lo acaricie, y lo<br />
devore apasionadamente. El amor verdadero me<br />
ha emocionado entre otros motivos porque me<br />
he reconocido en algunos personajes, en ciertos<br />
espacios y sobre todo en ciertos momentos de la<br />
vida por los que siento especial predilección –la<br />
vida nocturna, sin duda. Gu<strong>el</strong>benzu ha escrito<br />
una nov<strong>el</strong>a mágica, subyugante, a la que no<br />
dudo en calificar como una de las cinco mejores<br />
nov<strong>el</strong>as de la última narrativa española. <strong>Desde</strong><br />
luego, a partir de este momento, lo incluyo entre<br />
los autores más s<strong>el</strong>ectos, y le dedico un lugar<br />
especial en mi canon particular de grandes<br />
narradores (junto a Paul Auster, Philip Roth,<br />
Patrick Modiano, Javier Marías, Esther<br />
Tusquets, Raymond Carver, Pilar Adón). En una<br />
época de nov<strong>el</strong>as ramplonas, de ideas literarias<br />
algo caducas y excesivamente conservadoras, <strong>el</strong><br />
texto de Gu<strong>el</strong>benzu se erige en un monumento<br />
hermosísimo a la literatura en lengua cast<strong>el</strong>lana.<br />
2. Un escritor madrileño, una “generación<br />
d<strong>el</strong> desencanto”.<br />
José María Gu<strong>el</strong>benzu [Madrid, 1944] está<br />
integrado en la llamada “Generación de los<br />
setenta”, formada por nov<strong>el</strong>istas nacidos entre<br />
1935 y 1950, aproximadamente, quienes, salvo<br />
algunas excepciones, se dan a conocer a finales<br />
de los sesenta y primeros años de los setenta.<br />
Los nuevos nov<strong>el</strong>istas –Eduardo Mendoza, J.<br />
Leyva, Germán Sánchez Espeso, José María<br />
Vaz de Soto, José Mª Gu<strong>el</strong>benzu- enlazan con la<br />
renovación narrativa desarrollada en los sesenta<br />
–iniciada por Luis Martín-Santos, y continuada<br />
por Juan Benet- que cifra su interés prioritario<br />
en la búsqueda de nuevos caminos, de nuevas<br />
formas, si bien los experimentos narrativos se<br />
moderan y se observa un retorno a la historia, a<br />
la anécdota. Tal vez –apuntan Tusón y Lázaro<br />
[1984]- “la impresión que con más frecuencia se<br />
desprende de la últimas nov<strong>el</strong>as sea <strong>el</strong><br />
desencanto. Tras los pasados intentos de<br />
cambiar <strong>el</strong> mundo, se desemboca a menudo en<br />
cierto escepticismo”. Darío Villanueva ha<br />
definido en términos muy precisos la naturaleza<br />
de este grupo literario: “una generación<br />
desengañada que ya empieza a dejar de ser<br />
joven, la de los universitarios nacidos después<br />
de la guerra civil, protagonistas de un<br />
inconformismo que no ha germinado sino en un<br />
crispado nihilismo existencial” [citado por<br />
Rodríguez Fischer, 1997]. A este grupo, por<br />
supuesto, pertenecen también los llamados<br />
“novísimos”, un grupo de poetas –Gimferrer,<br />
Azúa, Molina Foix…- con los que Gu<strong>el</strong>benzu<br />
va a compartir, entre otros aspectos, <strong>el</strong> afán por<br />
<strong>el</strong> int<strong>el</strong>ectualismo, la metaliteratura y la pasión<br />
por <strong>el</strong> cine.<br />
José María Gu<strong>el</strong>benzu<br />
Gu<strong>el</strong>benzu es considerado por buena parte de la<br />
crítica literaria como <strong>el</strong> principal representante<br />
de esta generación d<strong>el</strong> “desencanto” de los años
setenta. Y <strong>el</strong>lo se debe en gran medida a la<br />
publicación de sus dos primeras nov<strong>el</strong>as, El<br />
mercurio [1968] y Antifaz [1970], en las que <strong>el</strong><br />
escritor madrileño desarrolla una temática<br />
prioritariamente existencial: <strong>el</strong> desarraigo y <strong>el</strong><br />
desencanto de una generación int<strong>el</strong>ectual, la<br />
crisis de las ideologías, pero, además, la<br />
intimidad, las r<strong>el</strong>aciones personales, <strong>el</strong> amor, la<br />
amistad y la muerte. Aquí están sintetizadas las<br />
coordinadas principales d<strong>el</strong> mundo literario de<br />
Gu<strong>el</strong>benzu, quien, en efecto, ha afirmado que<br />
las r<strong>el</strong>aciones interpersonales son más<br />
importantes que las económicas, “lo único que,<br />
al cambiar, podría cambiarlo todo”.<br />
3. El viaje de la vida.<br />
El amor verdadero narra la historia de amor, de<br />
lealtad –sólo interrumpida en una ocasión por la<br />
mujer- y de respeto de una pareja, Andrés<br />
D<strong>el</strong>campo y Clara Zubia, a lo largo de más de<br />
cincuenta años de vida, desde la primavera de<br />
1945 hasta <strong>el</strong> final d<strong>el</strong> verano de 2005. Pero es,<br />
además, un muy interesante fresco de la historia<br />
actual de España -sin ningún tipo de<br />
partidismos, sin ideologías ni discursos<br />
panfletarios-, y una profunda reflexión sobre los<br />
valores que sustentan las r<strong>el</strong>aciones entre los<br />
amigos, y desde luego entre la propia pareja.<br />
Son varios los momentos en los que <strong>el</strong> autor, a<br />
través de diferentes perspectivas narrativas,<br />
recapacita sobre temas como <strong>el</strong> respeto y la<br />
comprensión, la confianza y la sinceridad, las<br />
palabras y los silencios. No es, desde luego, una<br />
nov<strong>el</strong>a psicológica, ni tampoco una nov<strong>el</strong>a<br />
histórica. No espere tampoco <strong>el</strong> lector una<br />
nov<strong>el</strong>a romántica en <strong>el</strong> más puro sentido<br />
decimonónico. A mí, en fin, me parece que<br />
Gu<strong>el</strong>benzu con este libro no hace sino<br />
desarrollar aún más esa línea narrativa d<strong>el</strong><br />
argumento y de la forma que inaugura Eduardo<br />
Mendoza en 1975 con La verdad sobre <strong>el</strong> caso<br />
Savolta, que la crítica ha calificado como<br />
nov<strong>el</strong>ística sobre <strong>el</strong> placer de contar, en la que<br />
<strong>el</strong> tratamiento narrativo importa tanto como <strong>el</strong><br />
argumento.<br />
De manera especial, en la pobladísima galería<br />
humana de la nov<strong>el</strong>a destaca un personaje cuya<br />
vida se irá entr<strong>el</strong>azando progresivamente con <strong>el</strong><br />
devenir de la pareja protagonista. Se trata de<br />
Cadavia, un tipo sumamente atractivo –“un<br />
teósofo modesto y de precarios recursos”-, y<br />
desde luego muy peculiar –es uno de los<br />
grandes logros de Gu<strong>el</strong>benzu-, algo entendido<br />
en ciencias ocultas, que vaticinará desde <strong>el</strong><br />
nacimiento de Andrés que éste conocerá a una<br />
niña –Clara-, que poco a poco se convertirá en<br />
su amiga y, por último, en la mujer de su vida.<br />
Un día d<strong>el</strong> mes de abril de 1950, <strong>el</strong> enigmático<br />
Cadavia, en compañía de Clara Zubia, lleva a<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
17<br />
cabo una especie de “conjuro”; los dos llegan<br />
hasta la cama donde <strong>el</strong> joven Andrés duerme la<br />
siesta, y le colocan un pequeño anillo bajo la<br />
lengua. “Y de ese modo te cautivó para<br />
siempre”.<br />
Portada d<strong>el</strong> libro “El amor verdadero”<br />
(Extraída de la página Web d<strong>el</strong> autor).<br />
4. Cine y literatura.<br />
En este apartado me gustaría dar cuenta de un<br />
aspecto crucial en la construcción de esta<br />
nov<strong>el</strong>a: observo –y me sorprende gratamente-<br />
una notabilísima influencia de técnicas<br />
cinematográficas en la articulación d<strong>el</strong> discurso<br />
narrativo. Además, me parece muy palpable la<br />
importancia d<strong>el</strong> cine como vivero temático en la<br />
construcción de <strong>el</strong>ementos narrativos como la<br />
historia, los personajes y <strong>el</strong> espacio. Desglosaré<br />
mi análisis fílmico en varios apartados.<br />
a) Perspectivas narrativas.<br />
En El amor verdadero importa mucho <strong>el</strong><br />
tratamiento formal, pero no menos <strong>el</strong> asunto<br />
narrado. La anécdota es sometida a un<br />
tratamiento múltiple, variado. Hay, sobre todo,<br />
dos puntos de vista, dos narradores en primera<br />
persona (la “mirada” de los protagonistas), que<br />
se irán alternando a modo de contrapunto a lo<br />
largo de la nov<strong>el</strong>a: unas veces es Andrés quien<br />
toma la palabra, otras veces lo hace Clara, su<br />
mujer. Uno de los grandes aciertos de la nov<strong>el</strong>a
–comenta Pozu<strong>el</strong>o Yvancos [2010]- “es haber<br />
dado a Clara otra voz narrativa, puesto que <strong>el</strong>la<br />
también analiza, desde la primera persona, su<br />
vida con Andrés, sus anh<strong>el</strong>os, desengaños, crisis<br />
y resurrecciones”. Los recuerdos de los<br />
protagonistas respetan <strong>el</strong> orden cronológico,<br />
surgen de forma coherente –no de forma<br />
inconexa, como ocurre en otras nov<strong>el</strong>as de los<br />
años setenta-, a través de sucesivos “flashes”.<br />
Con todo, Andrés duda a veces de su memoria,<br />
o mejor dicho, se pregunta por qué ciertos<br />
recuerdos se retienen de manera más nítida en la<br />
memoria, por qué otros, en cambio,<br />
desaparecen. (No he encontrado este tipo de<br />
disquisiciones en <strong>el</strong> discurso de Clara.) Pero,<br />
además, junto a esas dos voces existe una<br />
tercera voz narrativa, un narrador ominisciente<br />
que, con mucho sentido d<strong>el</strong> humor y con cierta<br />
socarronería, se dirige al lector en numerosas<br />
ocasiones a lo largo de la nov<strong>el</strong>a, e incluso al<br />
final con ciertos titubeos se presenta, y dice<br />
llamarse “Asmodeo”. José-Carlos Mainer<br />
[2010] califica a este narrador de “dominante”,<br />
de “arcaico, caprichoso y divertido”; Pozu<strong>el</strong>o<br />
Yvancos [2010], por su parte, lo ha comparado<br />
con <strong>el</strong> narrador d<strong>el</strong> Diablo Coju<strong>el</strong>o, “quien fue<br />
capaz de levantar los tejados y mostrarnos ese<br />
Madrid de nuestros pecados”.<br />
Esta forma de contar una historia –que desde<br />
Ciudadano Kane [Orson W<strong>el</strong>les, 1941], tantas<br />
veces hemos visto en <strong>el</strong> cine-, basada en la<br />
alternancia de perspectivas y en <strong>el</strong> tratamiento<br />
variado d<strong>el</strong> punto de vista, le permite al escritor<br />
mod<strong>el</strong>ar la personalidad de sendos personajes.<br />
No nos presenta a Clara y a Andrés de un<br />
plumazo, sin más, sino más bien lo hace a través<br />
de sus respectivos r<strong>el</strong>atos y de sus<br />
profundísimas reflexiones. (Lo cierto es que<br />
Gu<strong>el</strong>benzu al escribir esta obra piensa en un<br />
lector cómplice, participativo. Y esta es quizás<br />
una de las razones que hace que la lectura de la<br />
nov<strong>el</strong>a sea una experiencia sumamente<br />
placentera.)<br />
b) Tiempo d<strong>el</strong> discurso / tiempo de la<br />
historia.<br />
La nov<strong>el</strong>a recoge los recuerdos de Andrés<br />
D<strong>el</strong>campo, que está pasando unos días en la<br />
playa con su mujer, Clara Zubia: en realidad,<br />
todo sucede en un corto espacio de tiempo,<br />
mientras la observa pasear por la playa, y,<br />
luego, mientras la contempla en la intimidad d<strong>el</strong><br />
apartamento, Andrés repasa –y ordena lineal y<br />
cronológicamente los hechos- cómo ha sido su<br />
vida entre los de su familia, con sus amigos d<strong>el</strong><br />
pueblo y de la ciudad, cómo se gestó <strong>el</strong> romance<br />
con Clara, en qué valores se forjó la r<strong>el</strong>ación<br />
entre <strong>el</strong>los que terminó en matrimonio, y en<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
18<br />
definitiva cómo se han hecho viejos e<br />
inseparables.<br />
Los hechos narrados se desarrollan<br />
principalmente en <strong>el</strong> Madrid de posguerra,<br />
aunque son muchas las alusiones a las dos<br />
Españas de la Guerra Civil sobre todo a través<br />
d<strong>el</strong> recuerdo de las familias: es, sin duda, una<br />
gran nov<strong>el</strong>a sobre <strong>el</strong> franquismo, una época de<br />
tensiones sociales, vista desde la óptica de los<br />
vencedores. Aunque de manera muy diferente,<br />
los padres de Clara y de Andrés “lucharon” en<br />
<strong>el</strong> bando de los sublevados, y por eso mismo la<br />
suya no ha sido en absoluto una vida difícil<br />
basada en las carencias y en los silencios. De las<br />
víctimas de la Guerra Civil tratará también la<br />
nov<strong>el</strong>a de Gu<strong>el</strong>benzu. Y d<strong>el</strong> desecanto y d<strong>el</strong><br />
exilio interior, por supuesto.<br />
c) La estructura d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato.<br />
El amor verdadero se divide en un “prólogo”,<br />
cinco “partes” –y cada parte, además, presenta<br />
varios capítulos-, y un “epílogo”. A su vez, los<br />
capítulos se componen de varias secuencias en<br />
las que alternan las diferentes voces narrativas.<br />
Así pues, Gu<strong>el</strong>benzu combina tradición y<br />
modernidad en la configuración de la estructura<br />
interna de la obra.<br />
Las piezas claves en la estructura interna son la<br />
<strong>el</strong>ipsis y <strong>el</strong> flash back (o “salto atrás”). En<br />
realidad, la historia de la nov<strong>el</strong>a no presenta<br />
excesiva complejidad. Antes al contrario, <strong>el</strong><br />
texto se presenta como un ejercicio de<br />
“memoria”; hay un solo hilo argumental,<br />
contado linealmente. Para rememorar y para<br />
avanzar en la presentación de los hechos <strong>el</strong><br />
autor se sirve de ambas técnicas narrativas. Así,<br />
por ejemplo, la nov<strong>el</strong>a –en su “Prólogo”-<br />
arranca con la narración d<strong>el</strong> nacimiento de<br />
Andrés: su padre pasea inquieto, espera<br />
preocupado –en una España, se nos dice,<br />
“despierta entre <strong>el</strong> miedo y <strong>el</strong> hambre”- a que la<br />
comadrona le anuncie la “llegada” d<strong>el</strong> varón. En<br />
una secuencia posterior, <strong>el</strong> narrador omnisciente<br />
evoca <strong>el</strong> nacimiento de Clara Zubia.<br />
A partir de este momento, <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato se centra en<br />
evocar cómo se gestó y cómo evolucionó la<br />
r<strong>el</strong>ación entre Andrés y Clara: la primera vez<br />
que Andrés –con quince años- ve a Clara –con<br />
diez-, quizás <strong>el</strong> mayor impacto emocional que<br />
ha sentido en la vida (“Prólogo”); <strong>el</strong> día en que<br />
Clara llega a la casa de Andrés en Madrid,<br />
ciudad a la que se había trasladado su familia en<br />
busca de una mejor situación laboral y de una<br />
vida más agradable; una ciudad, Madrid, en la<br />
que, por otra parte, Andrés y Clara completarán<br />
sus estudios universitarios y –cómo no- su<br />
educación sentimental, y se casarán y serán<br />
padres (“Primera parte”); <strong>el</strong> segundo embarazo<br />
de Clara en plena Transición, así como las
primeras brechas en la pareja y en <strong>el</strong> grupo de<br />
amigos –o la mezcla entre entusiasmo y<br />
desencanto tras los primeros años de la muerte<br />
de Franco-, y <strong>el</strong> triunfo d<strong>el</strong> PSOE y la entrada<br />
de España en la Comunidad Europea (en<br />
realidad, en la “Segunda parte” de la nov<strong>el</strong>a es<br />
donde quizás cobra más importancia <strong>el</strong> contexto<br />
histórico); ya en la primera parte de la década de<br />
los noventa, la paulatina desaparición de<br />
algunos amigos y familiares, y los síntomas de<br />
cansancio y de pesimismo (en la “Tercera parte”<br />
se aúpa <strong>el</strong> discurso reflexivo de carácter muy<br />
existencial: a mí quizás es la “parte” d<strong>el</strong> libro<br />
que más me ha emocionado); ya en la segunda<br />
mitad de los noventa, la victoria d<strong>el</strong> Partido<br />
Popular, y la contemplación d<strong>el</strong> crecimiento de<br />
las dos hijas (“Parte cuarta”); por fin, en pleno<br />
siglo XXI, los miedos y los fantasmas d<strong>el</strong><br />
presente, la afirmación plena en <strong>el</strong> amor<br />
“verdadero” de estos dos seres entrañables<br />
(“Parte final”). En <strong>el</strong> “Epílogo” se alude al<br />
atentado terrorista d<strong>el</strong> 11 de marzo de 2004 en<br />
los trenes de Atocha: aqu<strong>el</strong>la mañana Andrés<br />
emprendía su paseo diario por <strong>el</strong> parque d<strong>el</strong><br />
Retiro.<br />
Me parece muy acertada la apreciación de José-<br />
Carlos Mainer [2010] a propósito d<strong>el</strong><br />
planteamiento estructural de la nov<strong>el</strong>a: “La<br />
imagen que engendra El amor verdadero y que<br />
se repite a lo largo de su curso tiene <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo de<br />
un buen plano cinematográfico: una esb<strong>el</strong>ta<br />
sexagenaria, todavía hermosa, pasea descalza<br />
por una playa d<strong>el</strong> norte. A Clara Zubia la<br />
observa su marido, Andrés D<strong>el</strong>campo, y por allí<br />
andan también su hija, su yerno y sus nietas. Y,<br />
por supuesto, está también presente todo lo que<br />
la pareja originaria ha ido dejando atrás y que la<br />
narración va desarrollando”. Pudiera haber<br />
añadido <strong>el</strong> prestigioso crítico que esa “imagen”<br />
de la evocación está muy presente en títulos<br />
emblemáticos d<strong>el</strong> cine de autor europeo de los<br />
años sesenta, sobre todo en la filmografía de un<br />
director clave de la nouv<strong>el</strong>le vague, Alain<br />
Resnais: Hiroshima, mon amour, o El año<br />
pasado en Marienbad… Y este tipo de cine –no<br />
me cabe ninguna duda- ha dejado una marca<br />
estilística en la prosa de Gu<strong>el</strong>benzu.<br />
d) Fundidos.<br />
Una escena de la nov<strong>el</strong>a donde se percibe la<br />
influencia d<strong>el</strong> montaje cinematográfico, a través<br />
de suaves <strong>el</strong>ipsis, es aqu<strong>el</strong>la en la que un día, de<br />
mañana, aparece un muchacho extraño sentado<br />
en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o junto a la casa de los Zubia. No hace<br />
nada: sólo espera alguna ayuda, algún gesto de<br />
solidaridad. Pasa <strong>el</strong> día, hecho subrayado en <strong>el</strong><br />
texto a través de llamadas como “a media<br />
mañana”, “tras <strong>el</strong> almuerzo”, “a la noche”; <strong>el</strong><br />
desfallecido chaval, un muerto de hambre, sólo<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
19<br />
obtiene silencio, o, en <strong>el</strong> mejor de los casos,<br />
frases lapidarias como “Pues que se vaya al<br />
carajo, que se vaya”. (Más ad<strong>el</strong>ante veremos<br />
que se trata de un personaje muy singular, y de<br />
gran calado en la vida de Clara.) Pues bien,<br />
estos deícticos temporales actúan a la manera de<br />
fundidos en <strong>el</strong> cine: puntúan la historia, la<br />
d<strong>el</strong>imitan. Esta misma técnica la vu<strong>el</strong>ve a<br />
emplear en varias ocasiones <strong>el</strong> autor.<br />
e) Montaje alterno.<br />
La influencia d<strong>el</strong> cine se pone de manifiesto en<br />
las primeras páginas de la nov<strong>el</strong>a a través de lo<br />
que podríamos denominar <strong>el</strong> uso d<strong>el</strong> montaje<br />
alterno y simultáneo de escenas. Así, por<br />
ejemplo, en <strong>el</strong> “Capítulo I” <strong>el</strong> autor utiliza dos<br />
subsecuencias casi exclusivamente dialogadas:<br />
Cadavia conversa con Baldomero D<strong>el</strong>campo –<strong>el</strong><br />
padre d<strong>el</strong> protagonista- en <strong>el</strong> despacho de éste<br />
sobre la astrología como forma de<br />
conocimiento; de inmediato, <strong>el</strong> narrador “corta”<br />
la escena –para retomarla luego una y otra vez-<br />
y muestra un diálogo en una galería, en <strong>el</strong><br />
extremo opuesto de la misma casa, entre la<br />
esposa de Baldomero, Asunta, y doña Carm<strong>el</strong>a,<br />
su madre, más preocupadas por cosas mundanas<br />
como la educación de Andresín, las<br />
enfermedades de doña Carm<strong>el</strong>a, o sobre temas<br />
más profundos, como son los sucesos de la<br />
guerra civil y la supervivencia durante la<br />
posguerra. Se trata, por otra parte, de un<br />
ejemplo de técnica conductiva o behaviorista -<br />
muy presente, por ejemplo, en El Jarama de<br />
Sánchez Ferlosio-, una forma de presentar o<br />
caracterizar a los personajes no a partir d<strong>el</strong><br />
discurso d<strong>el</strong> narrador, sino a través d<strong>el</strong><br />
parlamento de éstos. Ana Rodríguez Fischer<br />
[1997], al analizar la nov<strong>el</strong>a El mercurio, ha<br />
definido este recurso narrativo como<br />
“simultaneísmo”: en sentido narrativo, consiste<br />
en la presentación de dos acciones<br />
independientes que transcurren a lo largo de<br />
idéntico período de tiempo; en sentido técnico,<br />
se basa en la “alternancia de secuencias o<br />
momentos y la homogeneización de las acciones<br />
a través de leit motives o referencias culturales”.<br />
Una técnica clave de la nov<strong>el</strong>a contemporánea<br />
es <strong>el</strong> llamado monólogo interior. No está muy<br />
lejos <strong>el</strong> empleo de la voz en off en <strong>el</strong> cine. Así,<br />
por ejemplo, en un momento de la nov<strong>el</strong>a<br />
(“Primera parte”), se reproducen en primera<br />
persona los pensamientos de Clara,<br />
principalmente sus primeros momentos con<br />
Andrés, así como sus gustos culturales y<br />
literarios, tal como brotan de su conciencia. Y a<br />
<strong>el</strong>lo corresponde un lenguaje coloquial, hecho<br />
de <strong>el</strong>ipsis y de titubeos, de citas culturalistas,<br />
etc.
f) Cinefilia.<br />
Es, sin duda, Andrés un personaje cinéfilo, muy<br />
entendido en cine de autor, muy atento al cine<br />
de su época. Y esta condición le permite<br />
interpretar ciertos hechos contemporáneos, no<br />
sólo evadirse de la realidad. Así, por ejemplo,<br />
cuando pasea por <strong>el</strong> Madrid de posguerra, en su<br />
etapa universitaria, observa cómo <strong>el</strong> sistema<br />
represor instaurado por Franco es cru<strong>el</strong> y lo<br />
compara con la representación de la brutalidad<br />
presentada en las p<strong>el</strong>ículas carc<strong>el</strong>arias d<strong>el</strong> cine<br />
negro. Cuando era estudiante –recuerda Andrés<br />
ya en plena madurez, observando atentamente a<br />
la mujer de su vida- paseaba a menudo por la<br />
Gran Vía, “que era lo más parecido de<br />
nuestra existencia a recorrer Sunset<br />
Boulevard o la calle 42 de las p<strong>el</strong>ículas de<br />
entonces”.<br />
Varias veces Andrés duda de la memoria (“la<br />
memoria es fi<strong>el</strong> en lo esencial y olvidadiza<br />
en lo accesorio, interesada, s<strong>el</strong>ectiva”). Ya<br />
he mencionado cómo <strong>el</strong> suyo es un r<strong>el</strong>ato<br />
retrospectivo: junto a la orilla d<strong>el</strong> mar, mientras<br />
contempla <strong>el</strong> cuerpo de Clara, repasa lo que ha<br />
sido su vida; sin embargo, evidencia fallos en <strong>el</strong><br />
recuento de ciertos momentos, en la verdad de<br />
ciertas experiencias y de sus protagonistas. ¿Por<br />
qué la memoria es tan caprichosa? ¿Por qué se<br />
registran algunas imágenes con absoluta nitidez<br />
y otras, en cambio, se olvidan o no se recuerdan<br />
con detalle? La nov<strong>el</strong>a tiene un grado<br />
importante de metaliteratura: las digresiones de<br />
Andrés sobre la memoria tienen su punto álgido<br />
en la primera secuencia de la “Parte final”, muy<br />
d<strong>el</strong> gusto, por cierto, de los escritores (y<br />
lectores) cinéfilos de los años sesenta. Andrés<br />
D<strong>el</strong>campo se sirve de dos secuencias de una<br />
enorme carga dramática pertenecientes a El<br />
hombre d<strong>el</strong> Oeste / Man of the West [1958,<br />
Anthony Mann] para ilustrar sus ideas sobre la<br />
memoria. Brevemente me gustaría exponer algo<br />
d<strong>el</strong> contenido de la p<strong>el</strong>ícula para situar al lector.<br />
Link Jones (Gary Cooper), un exforajido<br />
regenerado a quien ya nadie recuerda, acude con<br />
una bolsa de dinero a un pueblo para contratar a<br />
una maestra. Sin comerlo ni beberlo se ve<br />
envu<strong>el</strong>to en <strong>el</strong> asalto al tren perpetrado por <strong>el</strong><br />
jefe de su antigua banda, Dock Tobin (Lee J.<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
20<br />
Cobb). Por azar, Link, en compañía d<strong>el</strong> fullero,<br />
oportunista y pícaro Sam Beasley (Arthur<br />
O’Conn<strong>el</strong>l) y de la cantante de cabaret Billie<br />
Ellis (Julie London), llega a una casa<br />
abandonada donde está alojada la banda. El jefe,<br />
un impresionante Lee J. Cobb, manifiesta por él<br />
un enorme afecto: resulta ser, en realidad, su tío,<br />
o más bien su “padre adoptivo”, <strong>el</strong> que hace<br />
años se hizo cargo de él y que, además, le<br />
enseñó a d<strong>el</strong>inquir en <strong>el</strong> salvaje oeste. Pues bien,<br />
a partir de ese momento de reencuentro se<br />
suceden las situaciones de acoso y de violencia.<br />
Link (Cooper) finge haber vu<strong>el</strong>to para unirse de<br />
nuevo a la banda. Sólo así –es fácil deducirlo-<br />
podrá salvar su vida y la de sus acompañantes.<br />
Ahora volvamos a la nov<strong>el</strong>a. Andrés D<strong>el</strong>campo<br />
se pregunta, en primer lugar, por qué a veces se<br />
le olvidan “asuntos” que antes recordaba con<br />
facilidad. Por ejemplo, casi había olvidado la<br />
escena en la que un secundario de lujo, Arthur<br />
O’Conn<strong>el</strong>l, que interpreta a un viejo cobarde, le<br />
salva la vida a Gary Cooper y, de esta manera,<br />
salva su propia dignidad. A continuación,<br />
Andrés recuerda con mayor emoción la escena<br />
en la que un miembro de la banda obliga a Julie<br />
London a desnudarse, y a Cooper a<br />
contemplarla. El siguiente comentario, ya más<br />
valorativo, no hubiera defraudado a un crítico<br />
tan impulsivo y contundente como François<br />
Truffaut: “Una de las [escenas] más tensas,<br />
violentas y dramáticas que ha dado <strong>el</strong> cine,<br />
una violencia que procede de la esencia<br />
misma de la escena, no de ningún abuso<br />
efectista”. El narrador protagonista concluye<br />
con una reflexión sobre la dificultad de acotar <strong>el</strong><br />
alcance de la memoria, sin alcanzar una idea<br />
clara de por qué recuerda esas y no otras<br />
escenas.<br />
Es difícil discrepar de la importancia en <strong>el</strong><br />
desarrollo d<strong>el</strong> argumento de ambas secuencias,<br />
especialmente la segunda en la que destaca una<br />
puesta en escena basada en primeros planos, con<br />
un ritmo narrativo muy moroso, en la que<br />
cobran protagonismo los gestos y las miradas.<br />
Sin embargo, en mi memoria, desde que vi por<br />
primera vez <strong>el</strong> filme de Anthony Mann, han<br />
quedado grabados con mayor nitidez dos<br />
momentos que completan este segmento<br />
narrativo de la humillación de Julie. Primero, al<br />
finalizar la comentada escena d<strong>el</strong> desnudo –por<br />
cierto, no completado: Julie sólo quedará en<br />
paños menores (“Quítate las enaguas”)- Cooper<br />
y Julie salen de la casa y se encaminan a un<br />
granero donde pasarán íntimamente esa noche<br />
amarga, sin saber si llegarán con vida al<br />
amanecer. Para lograr mayor patetismo y<br />
emoción en la escena, Mann aguanta un tiempo<br />
<strong>el</strong> plano fijo –sí, en un solo plano- con un<br />
reencuadre de la puerta d<strong>el</strong> granero<br />
absolutamente prodigioso y con una<br />
profundidad de campo que, a mi juicio,
mantiene <strong>el</strong> suspense (“aquí” están las víctimas;<br />
“allí”, al fondo, en la casa, los violadores, los<br />
asesinos).<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
-¿Está bien? –pregunta Billie.<br />
-¿Y usted? –le responde Link.-No sé cómo<br />
ha podido ocurrir. Cuando….Cuando<br />
sacó <strong>el</strong> cuchillo. No recuerdo qué hice.<br />
Ya no les veía las caras. Pero sentía al<br />
viejo. ¿Cómo ha podido asociarse con él?<br />
Usted no es como <strong>el</strong>los.-Lo era. No había<br />
ninguna diferencia. Intente dormir un<br />
poco.<br />
-Link, aquí hay unas mantas.<br />
“El hombre d<strong>el</strong> Oeste”<br />
Pero Link (Cooper) está esperando <strong>el</strong> momento<br />
de vengar <strong>el</strong> incidente anterior: aprovecha un<br />
reto d<strong>el</strong> miembro más impulsivo de la banda,<br />
Coaley (Jack Lord), para darle una paliza y –<br />
esto es lo más emocionante-, en presencia d<strong>el</strong><br />
jefe y de sus compañeros, arrancarle la ropa<br />
mientras llora amargamente. Ahora es él <strong>el</strong><br />
objeto de la humillación y la víctima. Áng<strong>el</strong><br />
Comas [2004] considera que El hombre d<strong>el</strong><br />
Oeste es “<strong>el</strong> último western importante de<br />
Anthony Mann […] se trata d<strong>el</strong> más<br />
desesperado de todos <strong>el</strong>los”. Pero a mí me<br />
parece sobre todo un filme tremendamente<br />
romántico presidido por la fuerza d<strong>el</strong> azar: Link<br />
entierra por segunda vez su pasado, conoce a<br />
una mujer seductora, que recuerda en parte a la<br />
femme fatale d<strong>el</strong> cine negro, vive intensos<br />
momentos a su lado, la salva de una<br />
humillación, aunque no puede salvarla de una<br />
violación. Pero, cuando puede, la abraza con<br />
ternura. Link es, ante todo, un tipo increíble,<br />
íntegro, sincero. La p<strong>el</strong>ícula concluye con otra<br />
secuencia <strong>el</strong>ocuente, con otro diálogo<br />
encantador:<br />
-Probablemente te darán una medalla –<br />
dice Billie.<br />
-¿Qué vas a hacer ahora? –pregunta Link.<br />
-Lo de siempre: cantar.<br />
21<br />
-Billie… (Ésta le interrumpe.)-No había<br />
querido a nadie ni a nada en toda la vida.<br />
Me preguntaba qué se siente. Ahora lo sé.<br />
Sé que lo nuestro es imposible. Pero no<br />
cambiaría este sentimiento por nada d<strong>el</strong><br />
mundo. [THE END]<br />
(Sin duda alguna la interpretación de este final<br />
abierto daría para todo un artículo. Yo tengo<br />
muy claro qué le dice Gary Cooper a Julie<br />
London y adónde se dirige ese carro en <strong>el</strong> que<br />
van subidos.)<br />
Estoy muy de acuerdo con la opinión de Ana<br />
Rodríguez Fisher [1997], quien ha comentado, a<br />
propósito de las continuas referencias<br />
cinematográficas en El mercurio, que éstas no<br />
son casuales, sino que van mucho más allá de la<br />
ambientación histórica. Dichas referencias<br />
cinéfilas señalan la formación cultural de José<br />
María Gu<strong>el</strong>benzu, su admiración por <strong>el</strong> cine<br />
clásico norteamericano. Además, la cinefilia<br />
influye en <strong>el</strong> estilo d<strong>el</strong> autor, algo que he podido<br />
comprobar tanto en <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o organizativo y<br />
estructural de la nov<strong>el</strong>a, como en <strong>el</strong> propiamente<br />
lingüístico, a través de ciertos diálogos y d<strong>el</strong><br />
discurso d<strong>el</strong> narrador omnisciente. (Es muy<br />
frecuente encontrar símiles e imágenes<br />
fílmicas.)<br />
Por último, cómo no acordarse de Annie Hall,<br />
de aqu<strong>el</strong> encuentro de Woody Allen y Diane<br />
Keaton, al leer esa escena en la que Andrés y<br />
Clara aguardan en la cola de un cine para ver –<br />
¡qué curioso!- Toma <strong>el</strong> dinero y corre d<strong>el</strong><br />
director neoyorquino, y mientras tanto hacen<br />
planes para las próximas Navidades. El<br />
encuentro rezuma ternura, quizás algo de<br />
timidez: los chicos han empezado a salir, pero<br />
aún no se deciden a dar <strong>el</strong> paso definitivo. Más<br />
bien, están inmersos en reproches de amantes<br />
adolescentes. Clara toma la iniciativa al ver que<br />
<strong>el</strong> pánfilo de Andrés no se decide a tirarle los<br />
tejos:<br />
Un instante queda suspendido en <strong>el</strong><br />
tiempo.<br />
-Es lo que más deseo en <strong>el</strong> mundo –<br />
contesta Andrés impetuosamente.<br />
Clara ilumina sus ojos y ladea la cabeza<br />
ligeramente, como si se sorprendiera a sí<br />
misma observándolo a él. Es un gesto<br />
encantador, lleno de coquetería y de una<br />
maliciosa inocencia que subraya<br />
extendiendo su sonrisa por todo <strong>el</strong> rostro,<br />
que contiene también un toque de<br />
sorprendida gratitud. Andrés reconoce<br />
ese gesto extraordinario porque es <strong>el</strong><br />
mismo que <strong>el</strong>la mostró aqu<strong>el</strong> día desde <strong>el</strong><br />
agua d<strong>el</strong> remanso en un lugar secreto. Y<br />
como entonces, ahora está a punto de<br />
estallar.<br />
-¿Y a qué estás esperando? –dice <strong>el</strong>la.
Con <strong>el</strong> paso de los años Clara y Andrés van<br />
asiduamente al cine, asisten con cierta<br />
resignación a la crisis de las salas de cine y al<br />
nacimiento de la cultura d<strong>el</strong> vídeo. ¡Qué difícil<br />
era encontrar lo que para <strong>el</strong>los era <strong>el</strong> cine!<br />
Aqu<strong>el</strong>las p<strong>el</strong>ículas de Nicholas Ray, Billy<br />
Wilder, Ingmar Bergman, Howard Hawks, John<br />
Ford, Douglas Sirk, Robert Bresson, Eric<br />
Rohmer, Stanley Donen, Fritz Lang, Jean<br />
Renoir. (La nómina no es mía: es d<strong>el</strong> narrador<br />
omnisciente. D<strong>el</strong> Gu<strong>el</strong>benzu cinéfilo, por<br />
supuesto. Pero qué cerca estamos <strong>el</strong> uno d<strong>el</strong><br />
otro.)<br />
g) Ingmar Bergman / Carlos Saura<br />
Me ha sorprendido gratamente encontrar en una<br />
secuencia de la “Tercera parte” de la nov<strong>el</strong>a una<br />
técnica cinematográfica que he visto por<br />
primera vez en <strong>el</strong> cine de Ingmar Bergman –<br />
Fresas salvajes (1957)- y luego de nuevo en <strong>el</strong><br />
de Carlos Saura –La prima Angélica (1973).<br />
Más o menos dicho procedimiento narrativo se<br />
podría resumir en estos términos: un personaje,<br />
en plena madurez, aparece con su aspecto actual<br />
en los espacios d<strong>el</strong> pasado y contempla con<br />
nostalgia a los suyos tal como los recuerda<br />
ahora, con sus mismos rostros, con sus mismas<br />
ropas. En fin, un peculiar viaje en busca d<strong>el</strong><br />
tiempo perdido.<br />
Andrés, en la habitación d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong>, ante <strong>el</strong> espejo<br />
d<strong>el</strong> cuarto de baño, observa con atención su<br />
expresión de ansiedad y decepción, que no es<br />
otra cosa que la imagen de un hombre abatido e<br />
indeciso. Pero, de pronto, reconoce en ese<br />
mismo espejo <strong>el</strong> reflejo de un espacio d<strong>el</strong><br />
pasado, una habitación en donde están su madre<br />
y su abu<strong>el</strong>a sentadas en unas butacas, y entre<br />
ambas de pie mirándolas una niña, Clara Zubia.<br />
La muchacha ha venido a jugar con él, le<br />
anuncia su madre. Las imágenes d<strong>el</strong> pasado y<br />
d<strong>el</strong> presente se entremezclan en la superficie d<strong>el</strong><br />
espejo. Un rato después –también en <strong>el</strong> espejo-<br />
aparece la figura d<strong>el</strong> padre en <strong>el</strong> salón de la<br />
vieja casa d<strong>el</strong> pueblo. Luego es la imagen de<br />
Clara surgiendo d<strong>el</strong> agua en <strong>el</strong> remanso d<strong>el</strong> río -<br />
aqu<strong>el</strong> espacio mítico en donde realmente se<br />
enamoraron- que le reclama. Ahí concluye este<br />
viaje al pasado, a su infancia, a sus seres<br />
queridos, al tiempo de la inocencia y d<strong>el</strong> amor.<br />
5. La noche no tiene paredes.<br />
Me encantan los libros “nocturnos”. Y, sobre<br />
todo, los personajes que pululan bajo la luz de la<br />
luna con ánimos de farra y de charla. De<br />
arreglar <strong>el</strong> mundo al alimón sin un plan fijo y<br />
con las ideas poco claras. Miro hacia atrás con<br />
placer y recuerdo las horas de emoción vividas<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
22<br />
primero en la lectura de Luces de bohemia,<br />
pieza teatral d<strong>el</strong> gran farandulero de la literatura<br />
española, Ramón María de Valle-Inclán; y luego<br />
reparo en <strong>el</strong> análisis repetido cada año en <strong>el</strong> aula<br />
con los alumnos de Bachillerato, y veo cómo<br />
siempre descubro cosas nuevas, cómo me<br />
gustaría ser Max Estr<strong>el</strong>la y “morir” una<br />
madrugada en <strong>el</strong> poyete de mi casa tras una<br />
noche de jarana al lado, eso sí, de tus “latinos”<br />
d<strong>el</strong> alma. Otra pieza teatral sobre nocturnidades<br />
y alevosías es Tres sobreros de copa [1932,<br />
1952, Migu<strong>el</strong> Mihura]. En una habitación de<br />
hot<strong>el</strong> provinciano Dionisio pasa una noche de<br />
ensueño, justo <strong>el</strong> día anterior a su boda, junto a<br />
unas b<strong>el</strong>las muchachas de music-hall. El tipo<br />
descubre que otro mundo es posible, muy<br />
distinto de la vida de convencionalismos<br />
burgueses que le espera si definitivamente se<br />
casa.<br />
La noche es propicia a toda clase de<br />
experiencias. De este libro destacaría, a modo<br />
de s<strong>el</strong>ección particular, <strong>el</strong> momento en <strong>el</strong> que<br />
Andrés y sus amigos viven intensamente la<br />
noche: es su territorio, “fue donde aprendimos a<br />
vivir por nuestra cuenta”. Es larga la nómina de<br />
estos personajes secundarios, fugaces incluso,<br />
que pululan por la nov<strong>el</strong>a, y de manera especial<br />
por esta larguísima secuencia en la que los<br />
personajes salen de parranda, como auténticos<br />
crápulas y faranduleros, quizás en retroceso, por<br />
la noche madrileña. Y <strong>el</strong> paseo se convierte en<br />
una especie de estado de la cuestión sobre los<br />
sueños y las ilusiones, con una evidente dosis de<br />
desencanto. De una parte, animales nocturnos<br />
como Cadavia y Juan de Septiembre, que<br />
recuerdan sobremanera a los antihéroes<br />
valleinclanescos, que actúan como maestros de<br />
ceremonias; de otra, Andrés D<strong>el</strong>campo, que esa<br />
noche ha dejado en casa a su mujer y a su hija,<br />
para calmar sus penas y aclarar sus dudas en las<br />
barras de la bohemia madrileña. Muchos más<br />
personajes irán desfilando por esos espacios<br />
míticos, mostrando sus miserias y sus encantos:<br />
John Palacius –se llama en realidad Juan de<br />
Dios Álvarez Palacios-, poeta feérico, o <strong>el</strong> padre<br />
Jesús Peor, entre otros. De poético canto, o<br />
<strong>el</strong>egía singular de la noche se puede calificar la<br />
perorata que lanza Juan cuando salen los amigos<br />
d<strong>el</strong> barrio de Argü<strong>el</strong>les para instalarse en una<br />
cervecería muy bulliciosa. Es algo larga la cita,<br />
pero desde ahora permanece muy cerca de mi<br />
mesa de trabajo donde a veces la miro y me<br />
recreo con mucho placer.<br />
-La noche, amigos míos –perora Juan- es<br />
<strong>el</strong> reino de la fantasía y de lo inesperado.<br />
La noche nos iguala, nos oscurece, nos<br />
confunde; es la que da alivio al triste,<br />
cobijo al solitario, refugio al fugitivo,<br />
protección al criminal, excusa a los<br />
amantes, cobertura al inseguro, alegría a
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
los juerguistas, ocasión a los tramposos,<br />
promesa al jugador. La noche concierta<br />
citas a veces desesperadas, a veces<br />
traicioneras y a veces triunfantes. La<br />
noche hace y deshace r<strong>el</strong>aciones a<br />
media luz, atrae al público a la puerta de<br />
las tabernas y lo atrae como si fueran<br />
polillas ante las farolas de las calles que<br />
lo conducen a <strong>el</strong>las. La noche es<br />
escondite y libertad, es luminosa en la<br />
oscuridad para quien tiene ojos como los<br />
gatos, es la mentira más verdadera, la<br />
que expande nuestros corazones, la<br />
dama de nuestros sueños.<br />
La respuesta d<strong>el</strong> joven Andrés, quien pasa por<br />
un momento de incertidumbre y desasosiego en<br />
su vida familiar y profesional, es sobre todo un<br />
aserto generacional, y la voz d<strong>el</strong> desencanto.<br />
-La noche es <strong>el</strong> olvido –sentencia Andrés-,<br />
por eso bebemos en la noche, para<br />
olvidar <strong>el</strong> día.<br />
Esta ronda nocturna de los amigos de Andrés se<br />
parece mucho a una p<strong>el</strong>ícula de Federico F<strong>el</strong>lini,<br />
un autor que se prodiga en montar escenas de<br />
farra muy surrealistas, en las que abundan las<br />
copas y los bailes, protagonizadas por<br />
noctámbulos y faranduleros, crápulas y<br />
oportunistas, que viven prodigiosamente la<br />
noche. Nos referimos, claro está, a obras<br />
maestras como La dolce vita y Ocho y medio /<br />
Otto e mezzo. Además, estas tiernas páginas –<br />
todo un canto a la amistad, como no había leído<br />
en mucho tiempo- nos recuerdan la literatura de<br />
los escritores d<strong>el</strong> Medio Siglo (Caballero<br />
Bonald, Áng<strong>el</strong> González, Alfonso Sastre, Gil de<br />
Biedma, entre otros), que hicieron de las cutres<br />
tabernas su auténtico Ateneo, de las barras de<br />
bar objetos poéticos por exc<strong>el</strong>encia, y d<strong>el</strong><br />
alcohol –y por ende de la amistad- una de sus<br />
señas de identidad.<br />
6. Análisis fílmico de un fragmento,<br />
Me gustaría concluir este artículo mostrando al<br />
lector un fragmento de la nov<strong>el</strong>a muy ilustrativo<br />
de lo que no dudo en llamar estilo visual o<br />
cinematográfico. Su configuración –en términos<br />
de sintaxis, pero también de coherencia y<br />
cohesión textuales- no anda muy lejos d<strong>el</strong><br />
territorio d<strong>el</strong> guión técnico. Más que mostrarlo,<br />
sin más, lo iré analizando, y segmentando plano<br />
a plano, a partir de una terminología más propia<br />
d<strong>el</strong> comentario de textos fílmicos. (Lo<br />
encontrará <strong>el</strong> lector en la página 130 de la<br />
nov<strong>el</strong>a.)<br />
La puerta d<strong>el</strong> bar se abre de pronto y dos<br />
tipos, uno de <strong>el</strong>los con gabardina y <strong>el</strong> otro a<br />
23<br />
cuerpo, entran en <strong>el</strong> local. Una corriente de<br />
aire frío e intimidante acompaña su entrada<br />
[PLANO GENERAL]. Uno de <strong>el</strong>los, <strong>el</strong> de la<br />
gabardina, permanece en pie junto a la<br />
puerta abierta [PLANO GENERAL],<br />
sujetándola con la mano [PRIMER PLANO], y<br />
<strong>el</strong> otro se adentra unos pasos para observar<br />
a la escasa concurrencia [TRAVELLING /<br />
CÁMARA SUBJETIVA]. El local se ha<br />
achicado repentinamente. El hombre que<br />
lee <strong>el</strong> periódico en la mesa d<strong>el</strong> rincón ante<br />
una taza de café vacía levanta la vista, los<br />
mira y sigue leyendo; los dos corrillos de la<br />
barra detienen por unos instantes sus<br />
conversaciones; <strong>el</strong> camarero observa a los<br />
dos aparecidos con gesto de indiferencia y<br />
Andrés y Luis sienten que se les seca la<br />
garganta. Es un minuto en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> corazón<br />
bombea con fuerza y ambos creen que esa<br />
tensión se traduce en sus caras, que sus<br />
cuerpos les traicionan, no saben adónde es<br />
conveniente mirar y eso les turba aún más<br />
[PANORÁMICA de presentación; leve<br />
barrido / corte a PLANO MEDIO d<strong>el</strong><br />
camarero]. Luis se agarra al vaso para<br />
beber, pero siente que no podrá controlar <strong>el</strong><br />
temblor de la mano y permanece en esa<br />
postura [PLANO GENERAL / PRIMER PLANO<br />
de la mano]. Andrés prueba a fijar la vista<br />
en la cristalera, tratando de ignorar al<br />
escrutador, pero a continuación hace un<br />
esfuerzo supremo y enfrenta los ojos d<strong>el</strong> otro<br />
con un fingido gesto de indiferencia. Sabe<br />
que tiene que mirarlo para evitar que se<br />
acerque, pero teme que <strong>el</strong> miedo asome<br />
porque <strong>el</strong> otro puede olerlo como lo hacen<br />
los perros [PLANO GENERAL/ leve<br />
PANORÁMICA]. El escrutador termina de<br />
barrer <strong>el</strong> local con la mirada, se vu<strong>el</strong>ve a su<br />
compañero, le hace una seña con la<br />
cabeza y los dos salen d<strong>el</strong> bar hacia la<br />
calle [PLANO GENERAL / TRAVELLING de<br />
acompañamiento]. Andrés expira <strong>el</strong> aire<br />
que se le había solidificado en la garganta<br />
[PRIMER PLANO]. El hombre sentado en la<br />
mesa de la esquina le mira fugazmente<br />
sobre <strong>el</strong> periódico abierto y luego vu<strong>el</strong>ve a<br />
su lectura con una media sonrisa en los<br />
labios [PRIMER PLANO].<br />
Vemos, pues, cómo Gu<strong>el</strong>benzu, sirviéndose de<br />
una puesta en escena claramente<br />
cinematográfica, consigue unos efectos harto<br />
<strong>el</strong>ocuentes para mostrar una escena silente, de<br />
suspense, en la que los dos amigos temen ser<br />
detenidos en unos momentos de convulsión<br />
social, en los que <strong>el</strong>los en cierta medida están<br />
inmersos, aunque tampoco participen<br />
activamente en la resistencia: con todo, no ven<br />
con buenos ojos <strong>el</strong> Régimen, y se sienten<br />
frustrados profesionalmente. Y de esto<br />
precisamente trata la nov<strong>el</strong>a.
7. El silencio d<strong>el</strong> lector.<br />
He leído con mucho gusto El amor verdadero.<br />
He disfrutado como nunca, como un niño con su<br />
juguete preferido, he vu<strong>el</strong>to a la nov<strong>el</strong>a una y<br />
otra vez, a mis subrayados, a mis glosas de<br />
lector cómplice. En este análisis he intentado<br />
mostrar cómo Gu<strong>el</strong>benzu es un escritor muy<br />
sensible a las técnicas cinematográficas. La<br />
nov<strong>el</strong>a es sencilla –por su historia, por sus<br />
personajes- y, al mismo tiempo,<br />
extraordinariamente compleja –por sus artificios<br />
estructurales, por la alternancia de voces<br />
narrativas-. Me han emocionado muchas de sus<br />
páginas, me he reconocido en algunos<br />
personajes y temas. Un placer similar al de ver<br />
por primera vez, sin saber aún nada de sus<br />
directores, Ciudadano Kane, La diligencia o Río<br />
Bravo. Gu<strong>el</strong>benzu ha dirigido –perdón, ha<br />
escrito- una obra maestra. No es un r<strong>el</strong>ato de la<br />
nostalgia, sino de ese misterio llamado<br />
memoria.<br />
No me voy a entregar a la nostalgia d<strong>el</strong><br />
mismo modo que nunca volveré a<br />
sentarme –los ojos ardiendo como faros-<br />
en mi butaca arropado por la oscuridad<br />
compartida de una sala de cine de sesión<br />
continua.<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
24<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
BASANTA, Áng<strong>el</strong> [2010]: “El amor<br />
verdadero”, EL CULTURAL / EL MUNDO, 4-6-<br />
2010, págs. 16-17.<br />
COMAS, Áng<strong>el</strong> [2004]: Anthony Mann,<br />
Madrid, T&B.<br />
GUELBENZU, José María [1997]: El mercurio<br />
[1968], edición de Ana Rodríguez Fischer,<br />
Madrid, Cátedra (“Letras Hispánicas”; 433).<br />
GUELBENZU, José María [2010]: El amor<br />
verdadero, Siru<strong>el</strong>a (“Nuevos Tiempos”; 167).<br />
MAINER, José Carlos [2010]: “Amor, historia<br />
y un poco de magia”,<br />
www.<strong>el</strong>pais.com/articulo/portada/Amor/historia<br />
/poco/magia/<strong>el</strong>pepuculbab/2010.<br />
POZUELO YVANCOS, José María [2010]:<br />
“Llegada a Ítaca”,<br />
www.abc.es/ABCD/noticia.asp?id=14525&num<br />
=947&sec=32<br />
TUSÓN, Vicente y LÁZARO, Fernando [1984]:<br />
Literatura española, Anaya.
CINE<br />
“Cuando soy buena, soy buena; cuando soy<br />
mala, soy mucho mejor.”<br />
Mae West, primera “femme fatale” de la<br />
historia d<strong>el</strong> cine.<br />
Aunque estoy seguro de que la pizpireta actriz<br />
Mae West no quería darle a su famosa frase<br />
exactamente <strong>el</strong> mismo sentido d<strong>el</strong> que quiero<br />
dotar a este artículo, déjenme que me sirva de<br />
<strong>el</strong>la para agitar su memoria cinematográfica y<br />
hacer emerger de <strong>el</strong>la algún pérfido personaje<br />
de p<strong>el</strong>ícula que les haya marcado hasta tal punto<br />
de tenerlo entre sus personajes cinematográficos<br />
favoritos. Ah, ¿que sólo les vienen a la mente<br />
chicos buenos? Jejeje… ¿a quién pretenden<br />
engañar? A mí no, desde luego.<br />
A mi entender, dos son las razones por las que<br />
<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> d<strong>el</strong> malo nos puede dejar marcados<br />
después de ver una p<strong>el</strong>ícula: o bien porque nos<br />
cayó tan bien que al final de la misma<br />
preferimos que hubiera ganado, que se hubiera<br />
llevado a la chica o, simplemente (hay que ver<br />
qué malos son también algunos directores de<br />
cine) que hubiera sobrevivido. O bien porque, y<br />
es lo más normal, le complicó tanto la vida al<br />
protagonista de la p<strong>el</strong>ícula que tuvimos al final<br />
que reconocer ciertas virtudes a su Némesis.<br />
Y es quizás porque hace ya algunas ediciones de<br />
la revista publiqué un artículo sobre su<br />
contrario, esto es, <strong>el</strong> bueno, <strong>el</strong> héroe de la p<strong>el</strong>í,<br />
que ahora pretendo hacer justicia<br />
cinematográfica reservando este espacio para<br />
presentar, si no los conocen ya, a muchos, de los<br />
que podríamos llamar malos de la p<strong>el</strong>ícula, que<br />
han desfilado por las pantallas de cine a lo largo<br />
de la historia d<strong>el</strong> séptimo arte.<br />
Bien, pues me gustaría empezar mi r<strong>el</strong>ación<br />
citando a uno de los malvados más carismáticos<br />
que se han paseado por estas pantallas ante<br />
nuestros ojos, personaje de una de las sagas<br />
cinematográficas más populares de todos los<br />
tiempos, y no es otro que Lex Luthor, <strong>el</strong><br />
archienemigo de Superman. Interpretado por <strong>el</strong><br />
genial actor Gene Hackman, se trata de un<br />
personaje que aparecía para d<strong>el</strong>eite de los<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
MALOS DE PELÍCULA<br />
25<br />
Dani<strong>el</strong> Martín-Moreno Romero<br />
espectadores en la primera, la segunda y la<br />
cuarta entrega de la saga (Richard Donner,<br />
1978; Richard Lester, 1980 y Sidney J. Furie,<br />
1987). De verborrea fácil y siempre con una<br />
sonrisa en la boca mientras describe y pone en<br />
práctica los más maquiavélicos (y fallidos)<br />
planes para acabar con Superman, este villano<br />
consigue que desarrollemos por él una especie<br />
de simpatía que hace que casi queramos que se<br />
salga con la suya. ¿He dicho casi, no? Ah, vale,<br />
ya creía que me estaba pasando al lado oscuro,<br />
que diría un Jedi.<br />
Otros malos simpáticos, como Luthor, en <strong>el</strong> cine<br />
los ha habido a cientos, pero yo me voy a<br />
quedar con dos de <strong>el</strong>los, diferentes entre sí<br />
además: Uno, Gordon Gekko, <strong>el</strong> paternal y<br />
“cool” tiburón de las finanzas de “Wall Street”<br />
(Oliver Stone, 1987) rescatado hace poco por su<br />
creador Stone para una segunda parte<br />
ambientada en estos tumultuosos tiempos en<br />
cuanto a lo económico (Wall Street: <strong>el</strong> dinero<br />
nunca duerme, 2010); y <strong>el</strong> otro, discúlpenme si<br />
no les suena mucho la p<strong>el</strong>ícula, <strong>el</strong> Dr. Frank-N-<br />
Furter, un travestido y bisexual remedo de<br />
Doctor Frankenstein y Drácula a la vez,<br />
interpretado por Tim Curry en la hilarante<br />
comedia musical “The Rocky Horror Picture<br />
Show” (Jim Sharman, 1975), donde después de<br />
secuestrar y seducir a la pareja protagonista e<br />
incluso matar a uno de sus propios secuaces,<br />
vemos como se rev<strong>el</strong>a su verdadera<br />
personalidad como extraterrestre venido a la<br />
Tierra a conquistarla pero que, seducido por los<br />
placeres que la humanidad le ofrece, se vu<strong>el</strong>ve<br />
“bueno” y, tras ser traicionado por sus otros<br />
compañeros extraterrestres, es asesinado por<br />
éstos en una enternecedora escena final que<br />
consigue transformar en entrañable al personaje.<br />
Vaya, ¿malos que se convierten en buenos al<br />
final de la p<strong>el</strong>ícula? Pues es que no han<br />
escaseado precisamente que digamos, y están<br />
entre mis favoritos, tengo que confesarlo. Los<br />
hay desde los que cometen fechorías al principio<br />
d<strong>el</strong> film desde su condición de d<strong>el</strong>incuentes,<br />
como Kevin Costner, <strong>el</strong> convicto "Butch"
Haynes, en “Un mundo perfecto” (Clint<br />
Eastwood, 1993); Rutger Hauer, <strong>el</strong> androide<br />
fugado Roy Batty, en “Blade Runner” (Ridley<br />
Scott, 1983) o Russ<strong>el</strong> Crowe, <strong>el</strong> atracador Ben<br />
Wade, en “El tren de las 3:10” (James Mangold,<br />
2007) personajes que al final se redimen y hasta<br />
llegan incluso a colaborar con la justicia (caso<br />
de Crowe); y la vertiente opuesta, los que<br />
comienzan la p<strong>el</strong>ícula desde <strong>el</strong> lado de la ley y<br />
contra los protagonistas de la historia, pero que<br />
a lo largo d<strong>el</strong> metraje van cambiando su postura<br />
hasta posicionarse algunas veces claramente d<strong>el</strong><br />
lado de estos y contra <strong>el</strong> poder establecido.<br />
Ejemplos de este arquetipo cinematográfico lo<br />
encontramos en la figura d<strong>el</strong> caza recompensas<br />
que interpreta Jack Ryan en la preciosista y<br />
violenta p<strong>el</strong>ícula “Grupo Salvaje” (Sam<br />
Peckinpah, 1969), o en <strong>el</strong> oscuro oficial de la<br />
Stasi, la policía secreta de la antigua Alemania<br />
Oriental, al que da vida Ulrich Mühe, que está<br />
encargado de espiar a unos int<strong>el</strong>ectuales<br />
desafectos al régimen en la reciente p<strong>el</strong>ícula<br />
alemana “La vida de los otros” (Florian<br />
Henck<strong>el</strong>-Donnersmarck, 2006).<br />
Malos también tenemos los d<strong>el</strong> tipo<br />
atormentado, que saben que no están d<strong>el</strong> lado de<br />
los buenos, pero que aunque sufran por <strong>el</strong>lo lo<br />
asumen: bien por interés personal, para medrar,<br />
caso d<strong>el</strong> reconvertido sheriff Pat Garret<br />
interpretado por James Coburn en “Pat Garret y<br />
Billy <strong>el</strong> niño” (Peckinpah, 1973), o d<strong>el</strong><br />
traumatizado sargento Burns de “Platoon”<br />
(Oliver Stone, 1986), antítesis d<strong>el</strong> bondadoso<br />
sargento Elías – Willem Dafoe: un Tom<br />
Berenger cuyas profundas cicatrices en la cara<br />
son un reflejo exterior d<strong>el</strong> carácter tortuoso de<br />
un alma que ha de ahogar en alcohol después de<br />
las atrocidades que comete en <strong>el</strong> campo de<br />
batalla.<br />
Y bueno, por seguir clasificando en diversas<br />
categorías los tipos de villanos que nos podemos<br />
encontrar en una p<strong>el</strong>ícula, los hay d<strong>el</strong> tipo<br />
psicópata: <strong>el</strong> asesino Scorpio, de “Harry <strong>el</strong><br />
sucio” (Don Sieg<strong>el</strong>, 1975); <strong>el</strong> preso recién salido<br />
de la cárc<strong>el</strong> y con ganas de venganza Max Cady,<br />
al que daba vida Robert de Niro, en “El Cabo<br />
d<strong>el</strong> miedo” (Martin Scorsese, 1991); o <strong>el</strong><br />
extraño asesino sociópata de “No es país para<br />
viejos” (Los hermanos Cohen, 2007), encarnado<br />
por un Javier Bardem que se hizo merecedor d<strong>el</strong><br />
Oscar al mejor actor secundario d<strong>el</strong> año; los hay<br />
también d<strong>el</strong> tipo diabólico: Robert de Niro otra<br />
vez, como <strong>el</strong> abogado Lu Cipher de “El corazón<br />
d<strong>el</strong> áng<strong>el</strong>” (Alan Parker, 1987); Robert<br />
Mitchum, como <strong>el</strong> predicador buscavidas al que<br />
daba vida en “La noche d<strong>el</strong> cazador” (Charles<br />
Laughton, 1955), donde destaca la inolvidable<br />
secuencia en la que se nos muestran sus nudillos<br />
tatuados con las palabras “HATE” (odio) y<br />
“LOVE” (amor); <strong>el</strong> veterano abogado al que da<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
26<br />
vida un mefistofélico Al Pacino en “Pactar con<br />
<strong>el</strong> diablo” (Taylor Hackford, 1997), que es<br />
capaz de corromper <strong>el</strong> espíritu puro de su recién<br />
licenciado colega de profesión (encarnado por<br />
Keanu Reeves), etc., etc.<br />
Malvados hay también que nos engañan con su<br />
carácter bonachón y que al final de la p<strong>el</strong>ícula<br />
dan la cara y rev<strong>el</strong>an su verdadera identidad,<br />
como, por citar sólo algunos casos, <strong>el</strong> misterioso<br />
asesino de “El nombre de la rosa” (Jean-Jacques<br />
Annaud, 1986), que no desv<strong>el</strong>aré aquí por si<br />
alguno de ustedes aún no ha visto la p<strong>el</strong>ícula o<br />
leído <strong>el</strong> libro; o hablando de libros, <strong>el</strong> infame<br />
d<strong>el</strong>ator ante los nazis de miembros de la<br />
Resistencia holandesa de “El libro negro” (Paul<br />
Verhoeven, 2006), al que tampoco d<strong>el</strong>ataré.<br />
Simpáticos psicópatas, encantadores ladrones,<br />
sorprendentes asesinos,…. A lo largo de toda su<br />
historia <strong>el</strong> cine ha ido dejando muestras d<strong>el</strong> más<br />
variado <strong>el</strong>enco de villanos que imaginarse pueda<br />
en p<strong>el</strong>ículas de acción y sobre todo de misterio,<br />
pero es en la comedia donde la figura d<strong>el</strong> malo<br />
alcanza su máximo niv<strong>el</strong> de caracterización, y<br />
sirve para su parodia. Ejemplos van desde la<br />
panda, y nunca mejor dicho, de patosos<br />
motoristas que, persiguiendo a los personajes<br />
caracterizados por Clint Eastwood y Sondra<br />
Locke, se las dan de malvados sin poder llegar a<br />
serlo en la comedia de acción “Duro de p<strong>el</strong>ar”<br />
(James Fargo, 1978), a los esbirros d<strong>el</strong> Dr.<br />
Maligno de las p<strong>el</strong>ículas de Austin Powers (la<br />
primera: “Austin Powers: Misterioso agente<br />
internacional”, Jay Roach 1987) en las que<br />
protagonista y antagonista están interpretados<br />
por <strong>el</strong> mismo actor, Mike Myers, y que presenta<br />
a unos secuaces (o esbirros, como <strong>el</strong>los se<br />
llaman) d<strong>el</strong> Dr. Maligno que tienen más que<br />
asumido su rol de carne de cañón que muere a la<br />
primera de cambio. Más villanos de este tipo<br />
encontramos en <strong>el</strong> grupo de neonazis de<br />
encefalograma plano que persiguen a los Blues<br />
Brothers en “Granujas a todo ritmo” (John<br />
Landis, 1980), etc., etc.<br />
No obstante todas estas p<strong>el</strong>ículas mencionadas,<br />
uno de los puntos culminantes de la<br />
representación d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> d<strong>el</strong> malo en <strong>el</strong> cine lo<br />
encontramos en una divertida p<strong>el</strong>ícula de acción<br />
de Arnold Schwarzenegger: “El último gran<br />
héroe” (John Mctiernan, 1993), la cual es en<br />
realidad una parodia de las p<strong>el</strong>ículas de acción<br />
d<strong>el</strong> actor austriaco, y es que en <strong>el</strong>la aparecen un<br />
sinfín de villanos interpretados por actores que<br />
en otras p<strong>el</strong>ículas han hecho de malos y a los<br />
que <strong>el</strong> personaje de Arnold, <strong>el</strong> detective Jack<br />
Slater, se enfrenta y va ajustando las cuentas<br />
casi uno a uno. Tenemos a Anthony Quinn, que<br />
ha hecho de gangster en reiteradas ocasiones<br />
(una de las más famosas: “Revenge”, de Tony<br />
Scott, 1990), F. Murray Abraham: Salieri, <strong>el</strong><br />
malo de “Amadeus”, (Milos Forman, 1984),
Charles Dance, <strong>el</strong> psicópata de “Desvío al<br />
paraíso” (Gerardo Herrero, 1984), etc.<br />
Bien, llegados a este punto hemos presentado a<br />
un sinfín de malos arquetípicos, que han sido<br />
interpretados por diferentes actores, pero<br />
fijándonos en <strong>el</strong> ejemplo de la p<strong>el</strong>ícula que<br />
mencionábamos antes podríamos haber hecho<br />
una r<strong>el</strong>ación algo diferente: haber presentado a<br />
actores que han dado vida a un sinfín de malos<br />
de diferentes tipos. Y es que a nadie se le escapa<br />
que hay actores que, en la mayoría de las<br />
ocasiones debido a su físico, han centrado su<br />
carrera en personajes malvados, como por<br />
ejemplo en los primeros años d<strong>el</strong> cine negro<br />
Richard Widmark y <strong>el</strong> mismísimo Humphrey<br />
Bogart, aunque pronto ambos, por sus dotes<br />
interpretativas y, en su momento, arriesgadas<br />
apuestas por parte de directores que desafiaban<br />
a la opinión general de que sólo podían encarnar<br />
personajes de gángsteres, pudieron cambiar de<br />
registro para así convertirse en grandes actores<br />
de todo tipo de roles. Así, Humphrey Bogart<br />
participó de secundario en decenas de p<strong>el</strong>ículas<br />
(en las que además solía morir tiroteado) antes<br />
de hacer “El tesoro de Sierra Madre” (John<br />
Huston, 1941), la p<strong>el</strong>ícula que lo lanzó<br />
definitivamente a la fama (a él y a Huston<br />
también). Y Richard Widmark se dio a conocer<br />
al gran público haciendo d<strong>el</strong> perverso gangster<br />
Tommy Udo en “El beso de la muerte” (Henry<br />
Hathaway, 1955).<br />
De esta época es así mismo <strong>el</strong> actor encasillado<br />
en interpretar personajes de malvados<br />
gángsteres Richard Conte, con una filmografía<br />
que abarca desde la década de los cincuenta, con<br />
títulos como “Agente especial” (Joseph H.<br />
Lewis, 1955) a los 70, donde destaca “El<br />
Padrino” (Francis F. Coppola, 1973), en la que<br />
encarnaba a Don Barzini, uno de los capos de<br />
las cinco familias mafiosas de Nueva York. Y<br />
también por estos años hacía Orson W<strong>el</strong>les su<br />
irrupción en <strong>el</strong> cine. Y es que dejando a un lado<br />
su brillante faceta de director, su cada vez más<br />
oronda figura encarnó en p<strong>el</strong>ículas propias y<br />
ajenas a algunos de los villanos más famosos de<br />
la historia d<strong>el</strong> cine: <strong>el</strong> nazi huido a America<br />
Franz Kindler de “El extraño” (O. W<strong>el</strong>les,<br />
1946), <strong>el</strong> contrabandista Harry Lime en la Viena<br />
post Segunda Guerra Mundial de “El tercer<br />
hombre” (Carol Reed, 1949), o <strong>el</strong> mafioso y<br />
corrupto jefe de policía Quinlan de “Sed de<br />
mal” (O. W<strong>el</strong>les, 1958).<br />
Más recientemente, ejemplos de actores<br />
especializados en este tipo de personajes<br />
podemos encontrarlos en los actores ingleses<br />
Alan Rickman: genial como siempre en sus<br />
pap<strong>el</strong>es de sádico terrorista enfrentando a Bruce<br />
Willis-John McClane (“La jungla de cristal” -<br />
John Mctiernan, 1988), sheriff de Nothingham<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
27<br />
enfrentado a un Robin Hood-Kevin Costner<br />
(“Robin Hood, principe de los ladrones” –<br />
Kevin Reynolds 1991) o ambiguo profesor de<br />
escu<strong>el</strong>a de magia (“Harry Potter y la piedra<br />
filosofal” – Chris Columbus, 2001); y Mark<br />
Strong, que ha hecho de malo en 3 de las más<br />
taquilleras p<strong>el</strong>ículas d<strong>el</strong> 2010: Robin Hood<br />
(Ridley Scott), Jack-Ass: listo para machacar<br />
(Matthew Vaughn) y Sherlock Holmes (Guy<br />
Ritchie).<br />
Y qué decir de un actor especialista en<br />
malvados de todos los tiempos: Christopher<br />
Lee, con interpretaciones que van desde las de<br />
Drácula en un sinfín de p<strong>el</strong>ículas de la Hammer<br />
(allá por los años 50) a las d<strong>el</strong> traicionero Conde<br />
Dooku de Star Wars: episodio II - El ataque de<br />
los clones (George Lucas, 2002) y <strong>el</strong> pérfido<br />
Saruman de la trilogía d<strong>el</strong> “Señor de los anillos”<br />
(Peter Jackson, 2001-2003). Ahí es nada.<br />
Y no podemos finalizar este artículo sin hacer<br />
referencia a algunas malas de p<strong>el</strong>ícula, de esas<br />
que hacen honor a la cita con la que comenzaba<br />
él mismo: que cuando son malas, son mejores.<br />
Y entonces, imposible dejar de mencionar a<br />
Barbara Stancyck, soberbia en su pap<strong>el</strong> de<br />
femme fatale, o mujer fatal que diríamos en<br />
cast<strong>el</strong>lano, en “Perdición” (de Billy Wilder,<br />
1944), donde se comenzaba a dar forma a esta<br />
figura, la de femme fatale, que ha evolucionado<br />
hasta interpretaciones como la de Lena Olin en<br />
“Romeo is bleeding (Doble juego)”, de Peter<br />
Medak (1993). Tampoco podemos obviar otros<br />
personajes femeninos odiosos como <strong>el</strong> de la<br />
enfermera de “Alguien voló sobre <strong>el</strong> nido d<strong>el</strong><br />
cuco” (Milos Forman, 1975), interpretación que<br />
le valió un oscar a la actriz Louise Fletcher, ni <strong>el</strong><br />
de la también enfermera interpretada por Kathy<br />
Bates en “Misery” (Rob Reiner, 1990, basado<br />
en la nov<strong>el</strong>a de Stephen King) ni a Glenn Close<br />
en su pap<strong>el</strong> de obsesionada amante despechada<br />
de “Atracción fatal” (Adrian Lyne, 1997).<br />
Malas, malos… Bien, queridos lectores ¿me<br />
dejo alguno? Seguro que ya se les ha ocurrido<br />
algún villano de p<strong>el</strong>ícula que no he mencionado<br />
en todo <strong>el</strong> artículo, ¿que no? Me he dejado al<br />
menos uno, inclasificable, que se ha convertido<br />
en uno de los últimos iconos d<strong>el</strong> cine reciente,<br />
encumbrando al actor que le ha dado vida….<br />
¿no les suena aún? ¿Y si les digo: sigues oyendo<br />
los corderos en la oscuridad, Clarisse? Aunque<br />
lo de Hannibal Lecter mejor lo dejamos para<br />
otro número, o mejor no decimos nada, no vaya<br />
a ser que se mosquee, con <strong>el</strong> mal humor que se<br />
gasta. Sólo hay que recordar lo que le decía a la<br />
agente d<strong>el</strong> FBI Clarisse Starling, o como a él le<br />
gustaba llamarla, simplemente Clarisse:<br />
“Uno d<strong>el</strong> censo intentó hacerme una encuesta.<br />
Me comí su hígado acompañado de habas y un<br />
buen Chianti”.
CINE<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
KRZYSZTOF KIESLOWSKI: Azul y la sinfonía inacabada¹<br />
28<br />
José Vicente Caminero Torija<br />
“Si hablo la lengua de los hombres y de los áng<strong>el</strong>es…. Y no tengo amor, no soy nada”<br />
(Corintios 13,1-13).<br />
El tema de las creencias r<strong>el</strong>igiosas y cristianas<br />
de los artistas y, en <strong>el</strong> caso de esta reflexión, de<br />
los cineastas, presenta un aspecto de<br />
considerable interés en <strong>el</strong> siempre crucial<br />
diálogo entre r<strong>el</strong>igión y cultura. Esta cuestión<br />
plantea varias preguntas con respecto al cine.<br />
¿Cómo puede una opción creyente, o<br />
dudosamente creyente, o no creyente ser<br />
percibida y expresada en <strong>el</strong> trabajo de un<br />
director? ¿Es necesario que sea creyente un<br />
director que se propone realizar una p<strong>el</strong>ícula<br />
sobre Jesús, o bien r<strong>el</strong>ativa a temas cristianos?<br />
En ocasiones, la identidad creyente es<br />
manifestada abiertamente por los directores,<br />
como una estrategia comercial para explotación<br />
de la p<strong>el</strong>ícula. Podemos poner como ejemplo <strong>el</strong><br />
caso d<strong>el</strong> italoamericano Martin Scorsese en la<br />
Última tentación de Cristo, inquieto por la<br />
reacción d<strong>el</strong> público por su escandalosa<br />
p<strong>el</strong>ícula, proclamó con insistencia que era<br />
católico y que había ido a un seminario católico.<br />
Por otro lado, un buen número de p<strong>el</strong>ículas de<br />
temas y contenidos r<strong>el</strong>igiosos, cristianos,<br />
católicos concretamente, muy bien aceptadas y<br />
respetadas en círculos de iglesias, han sido<br />
realizadas por directores que abiertamente<br />
admiten su posicionamiento de no creyentes:<br />
Alain Cavalier y su Thérèse (1986), John<br />
Duigan y su Romero (1989); La séptima morada<br />
(1995) de Marta Meszaros y más recientemente,<br />
El gran silencio (2005) de Philip Gröning. Sin<br />
duda <strong>el</strong> mejor ejemplo de esta aparente paradoja<br />
es El Evang<strong>el</strong>io según San Mateo (1964) de Pier<br />
Paolo Pasolini, que siendo muy criticada por <strong>el</strong><br />
Vaticano en su momento, treinta años más tarde,<br />
cuando <strong>el</strong> Vaticano publicó una lista de las<br />
mejores p<strong>el</strong>ículas de todos los tiempos, El<br />
Evang<strong>el</strong>io de Pasolini fue la única p<strong>el</strong>ícula sobre<br />
Jesús que se incluyó: evidentemente, lo de<br />
director creyente o no creyente, y su<br />
comportamiento, no fueron tenidos en cuenta<br />
como factor de valoración.<br />
Un nuevo y fascinante aspecto de este tema es <strong>el</strong><br />
caso de los directores de cine que habiendo sido<br />
católicos o cristianos, después han perdido o<br />
renunciado a su fe, y a pesar de todo, sus<br />
trabajos continúan estando marcados con<br />
detalles, temas, o, lo que es más importante, con<br />
<strong>el</strong> espíritu de aqu<strong>el</strong>la fe. Ingmar Bergman es<br />
obviamente <strong>el</strong> ejemplo más llamativo, pues<br />
continúa debatiéndose con la cuestión de Dios<br />
en sus p<strong>el</strong>ículas. El director canadiense Denys<br />
Arcand, en su Jesús de Montreal (1989) y otras<br />
p<strong>el</strong>ículas, parece incapaz de desprenderse de sus<br />
raíces católicas. También es <strong>el</strong> caso de Francis<br />
Ford Coppola, más evidente en la trilogía de El<br />
Padrino y especialmente en <strong>el</strong> Padrino II<br />
(1972). Uno de los más destacados d<strong>el</strong> cine<br />
reciente es Ab<strong>el</strong> Ferrara, en Mary (2005),<br />
estudia con sensibilidad y profundidad la<br />
experiencia de la lucha interior de la fe cristiana<br />
y la llamada a la conversión radical.<br />
Krzysztof Kieslowski<br />
Tal vez, <strong>el</strong> cineasta que nos proponemos<br />
presentar sea un caso fascinante, <strong>el</strong> polaco<br />
Krzysztof Kieslowski, y más concretamente en<br />
su trilogía Tres Colores² (1993- 1994), que<br />
quizás represente <strong>el</strong> trabajo más conocido de<br />
este cineasta. El poder salvífico d<strong>el</strong> amor según<br />
<strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o cristiano d<strong>el</strong> Nuevo Testamento es un<br />
tema que se hace constante en la p<strong>el</strong>ícula<br />
Blanco, <strong>el</strong> amor trascendente a las traiciones e<br />
infid<strong>el</strong>idades de los dos protagonistas para<br />
llevar la esperanza a su matrimonio roto, y en la
p<strong>el</strong>ícula Rojo aparece una d<strong>el</strong>icada r<strong>el</strong>ación de<br />
amor entre un viejo solitario y una joven, que<br />
aporta renovación, esperanza y vida para ambos.<br />
Pero nos centraremos especialmente en la<br />
p<strong>el</strong>ícula Azul en la que Kieslowski expresa una<br />
visión moral cristiana con consumada b<strong>el</strong>leza y<br />
fuerza. Azul es una nueva indagación que <strong>el</strong><br />
cineasta hace en <strong>el</strong> sentido de la vida y de la<br />
muerte. Profundamente subjetiva trata de no<br />
perder pie de universalidad. El proceso de Julie<br />
(protagonista de la p<strong>el</strong>ícula) parte de la<br />
vulnerabilidad de lo seguro, de la inmensidad<br />
d<strong>el</strong> dolor y de las fuentes de un débil renacer,<br />
que se revisan en la misma trilogía, como si los<br />
códigos anteriores se hubieran caído.<br />
Julie es alcanzada por la muerte en medio de un<br />
chiste. Paradoja de la vulnerabilidad, todo<br />
seguro y todo se viene abajo. Todo en lo que se<br />
puede confiar, hasta <strong>el</strong> propio coche, está<br />
sometido a la fatalidad. No se trata de su propia<br />
muerte sino de la muerte d<strong>el</strong> otro, en su<br />
radicalidad de esposo (reciprocidad) e hija<br />
(alteridad de generación).<br />
Antes que una reflexión sobre <strong>el</strong> dolor es una<br />
reflexión sobre la vulnerabilidad, <strong>el</strong> itinerario de<br />
Julie puede ser <strong>el</strong> de cualquiera. Y es allí donde<br />
se instala <strong>el</strong> dolor. Irresistible en la tentativa de<br />
suicidio. Es más difícil vivir con <strong>el</strong> dolor que<br />
morir y a pesar de todo <strong>el</strong>ige vivir.<br />
Especialmente sugerente es cuando pide perdón<br />
a la enfermera por haber roto <strong>el</strong> cristal. Es la<br />
cuestión radical d<strong>el</strong> sentido de la vida. Una<br />
experiencia que en primera instancia muestra<br />
que <strong>el</strong> que ama sufre y <strong>el</strong> sufrimiento es<br />
destructor, ya que todo su dolor procede d<strong>el</strong><br />
amor.<br />
La muerte como crisis de amor. Julie necesita<br />
romper con su vida anterior, no se puede renacer<br />
en <strong>el</strong> recuerdo, hacia atrás. Vive un proceso<br />
lento de recuperación de algo que se pueda<br />
parecer al amor. Aquí contribuyen los otros: su<br />
vecina Lucille, Olivier; <strong>el</strong>la vive su<br />
recuperación en los otros. Al final, hay una<br />
recuperación, más allá de <strong>el</strong>la misma, <strong>el</strong><br />
sufrimiento le ha enseñado la renuncia sin dejar<br />
de amar. A amar sin tener, cuando <strong>el</strong> otro no<br />
está queda la amargura. Se podría decir que hay<br />
una “espiritualización” d<strong>el</strong> amor.<br />
El tema de Corintios 13 recuerda la centralidad<br />
de la cuestión d<strong>el</strong> amor. Dice Kieslowski que<br />
cogió este texto porque no se citaba a Dios. La<br />
música como <strong>el</strong> azul viene en las oleadas d<strong>el</strong><br />
dolor y <strong>el</strong> recuerdo. Dolor y amor vienen con la<br />
música. Las inmersiones, la piscina, colocan a<br />
Julie ante la música inacabada. La música es un<br />
símbolo fuerte de la trascendencia d<strong>el</strong> amor, de<br />
su persistencia, de cómo en la interioridad<br />
renace graciosamente. En alguna forma,<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
29<br />
simbólicamente la música dice lo que la letra no<br />
dice, algo d<strong>el</strong> amor, algo d<strong>el</strong> nombre de Dios<br />
silenciado.<br />
El azul es un símbolo ambiguo. En la p<strong>el</strong>ícula es<br />
<strong>el</strong> color d<strong>el</strong> dolor frío y de la inmensidad d<strong>el</strong><br />
amor. En Azul esta duplicidad actúa<br />
simbólicamente. El color y la música dicen más<br />
que las palabras. Así, en esta p<strong>el</strong>ícula <strong>el</strong> dolor es<br />
azul y <strong>el</strong> amor trascendido también es azul.<br />
Para concluir, la última secuencia es clave en la<br />
interpretación de la p<strong>el</strong>ícula. Los finales abiertos<br />
de Kieslowski tienen la característica de ser<br />
indefinidos y a la vez significativos. La escena<br />
d<strong>el</strong> joven despertándose y tomando la medalla<br />
que lleva, hace una referencia a un<br />
presentimiento d<strong>el</strong> amor de Julie y a la imagen<br />
de la cruz que tiene en su pecho. El plano de la<br />
madre hace referencia a la muerte (cierra los<br />
ojos y viene la enfermera). El plano de Lucille<br />
entre sombras pronunciadas hace referencia al<br />
dramatismo de su situación. El plano de la<br />
ecografía de Sandrine al triunfo de la vida. Y<br />
por fin <strong>el</strong> plano de Olivier al amor capaz de ser<br />
uno con Julie (<strong>el</strong>la está en su pupila).<br />
______________<br />
¹Basado en los artículos de Pedro Sánchez Rodríguez:<br />
“Tres colores: azul. El du<strong>el</strong>o como acto de fe en <strong>el</strong><br />
amor y El decálogo de Krzysztof Kieslowski: la<br />
mirada cristiana de un ateo”.<br />
²Rodríguez, J.: “Azul, Blanco y Rojo. Kieslowski en<br />
busca de la libertad humana”, Madrid 2004, pg.<br />
214ss.
HISTORIAS Y COSTUMBRES<br />
Aqu<strong>el</strong>los guateques de antes, que marcaron<br />
social y musicalmente, las décadas de los años<br />
60 y 70, eran fiestas de rotación en casa de<br />
Pepe, Rafa, Antonio, Fernando, etc., todos en<br />
torno al tocadiscos de maleta portátil con<br />
asidero y sonido a veces de lata, era <strong>el</strong> medio<br />
para escuchar y disfrutar la música, sobre todo<br />
de los años 60, fiestas de amigables pandas,<br />
alegres y divertidas, aunque con una gran carga<br />
de ingenuidad. Para la organización de dichos<br />
eventos, había que contar con la aprobación de<br />
los comprensibles y vanguardistas padres de la<br />
época, en la que demasiadas cosas estaban<br />
prohibidas, o diferentes comportamientos mal<br />
vistos; en ciertos domicilios se ocupaba parte de<br />
la propia habitabilidad de la familia, patio,<br />
pasillo, corredor, etc. A veces se intentaba<br />
sobrepasar la frontera de lo moral, o lo que se<br />
entiende por tabú, aqu<strong>el</strong>lo que no se puede ni<br />
tocar ni decir, pero que hacía que determinados<br />
comportamientos tuvieran determinado encanto.<br />
El guateque era sobre todo una reunión<br />
dominguera de amigos, donde se bailaba, se<br />
bebía y merendaba; la juventud actual lo<br />
entenderían como actitud de carcas o carrozas,<br />
<strong>el</strong>los han pasado de las fiestas bullangueras<br />
c<strong>el</strong>ebradas en corrales durante unos décadas, a<br />
los multitudinarios bot<strong>el</strong>lones. La finalidad de<br />
las distintas generaciones, cada una con su libre<br />
carga juvenil, es la de divertirse a su manera,<br />
pero respetando al prójimo, sin embargo es poco<br />
comprensible y sin agravio comparativo, donde<br />
priva más que música y comodidad, ritmos,<br />
percusión y ruidos infernales y desagradables al<br />
oído, con finales al rayar <strong>el</strong> alba, cochambrosos.<br />
Guateque era sinónimo de encanto, moderación,<br />
ingenuidad, saber estar y sobre todo buena<br />
música, aqu<strong>el</strong>las canciones como Un sorbito de<br />
champán de Los Brincos, Frente a palacio de<br />
Los Pequenikes, Black is Black de Los Bravos,<br />
Ponte de rodillas de Los Canarios, Perdóname,<br />
de Dúo Dinámico, o solistas como Rapha<strong>el</strong>,<br />
Adamo, Tom Jones, Eng<strong>el</strong>berts Humperdic.<br />
Nicola di Bari, Iva Zaníchi, Rita Pavone, etc.,<br />
hacían las d<strong>el</strong>icias d<strong>el</strong> oído. La música<br />
internacional era la que más prevalecía sobre la<br />
abundancía de grupos anglosajones y<br />
estadounidenses, decenas de sus canciones<br />
versionadas por cientos de grupos y solistas, en<br />
la actualidad, son ya clásicos de la música,<br />
como excepción Los Beatles con todo su<br />
repertorio, siendo, Yerterday, la más versionada<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
GUATEQUE<br />
30<br />
Francisco J. Serrano López<br />
de la historia. Cientos de veces se pinchaban<br />
hasta rayarse en su integridad, aqu<strong>el</strong>los discos<br />
de vinilo, reproduciendo canciones como La<br />
casa d<strong>el</strong> sol naciente, de The Animals, Con su<br />
blanca palidez, de Procol Harum, Noches de<br />
blanco satén, de Moody Blues, Extiende tus<br />
brazos de Four Tops, Satisfaction de Rollins<br />
Stones, Jinetes en <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o de The Shadows, Tan<br />
f<strong>el</strong>ices de The Turtles, Massachusetts de Bee<br />
Gees, Buenas vibraciones de The Beach Boys,<br />
Monday Monday de Mama’s & Papa’s , o<br />
solistas como Frank Sinatra y su Extraños en la<br />
noche, Tom Jones y Verde es la hierba de mi<br />
casa, Roy Etz<strong>el</strong> y El silencio, The Platters y<br />
Solo tú, The Righteous Brothers, o lo que es lo<br />
mismo, la banda sonora de la p<strong>el</strong>ícula Ghost,<br />
además de toda la música negra y sus<br />
particulares estilos, blues, gosp<strong>el</strong>, soul, etc. Una<br />
promoción emblemática de la época fue la d<strong>el</strong><br />
brandy (entonces coñac) Fundador, llenó los<br />
hogares de discos sorpresa con canciones<br />
nacionales, también la marca de refrescos<br />
Mirinda sacó discos imitando a Fundador, pero<br />
tuvo menos repercusión y no era disco sorpresa,<br />
puesto que llevaba en la carátula <strong>el</strong> nombre d<strong>el</strong><br />
grupo o solista. Los discos de Fundador<br />
empezaban con su coletilla publicitaria, antes<br />
d<strong>el</strong> disco correspondiente, tenía tres diferentes,<br />
la primera decía: Está como nunca <strong>el</strong> coñac que<br />
mejor sabe, está como nunca porque es seco y<br />
es suave, está como nunca, Fundador. Segunda:<br />
Por tus años de vejez, porque eres de Domecq<br />
porque tienes la solera de tus inmensas bodegas<br />
Fundador con tu sabor estás como nunca.<br />
Tercera: Redondo es <strong>el</strong> disco sorpresa de<br />
Fundador, redondo es <strong>el</strong> placer d<strong>el</strong> que bebe<br />
Fundador, redondo es su sabor, que está como<br />
nunca, Fundador. Bueno después de esta<br />
chorrada publicitaria, había que ver la cara de<br />
algunas parejas, esperando la lenta balada, hasta<br />
terminar dicha estupidez, hay que decir que todo<br />
estaba bien organizado, la ubicación d<strong>el</strong><br />
guateque con su consabido refrigerio y<br />
merienda, las bebidas similares a lo actual,<br />
diferenciando las marcas, los refrescos, Mirinda<br />
en lugar de Fanta y Pepsi en lugar de Coca Cola<br />
de vez en cuando se hacía la típica limonada o<br />
sangría de diferentes mezclas, en un lebrillo de<br />
barro.<br />
Referente a la música bastión principal d<strong>el</strong><br />
guateque, siempre se fiaba al amigo con la<br />
mejor colección de discos, los singles o
sencillos de dos o cuatro canciones, a 45<br />
revoluciones por minuto, metidos en un álbum<br />
de práctico y hojas transparentes, este personaje<br />
era por antonomasia, <strong>el</strong> pinchadiscos o dick<br />
jockey que aún quedaba lejos en <strong>el</strong> tiempo,<br />
aunque esa función la practicaban algunos más,<br />
excepto los más ligones, guaperas y con buen<br />
léxico. Eran tiempos estivales o de verano, que<br />
era la época lógica de una práctica amigable y<br />
de grupo, algunas veces expuestos al cuchicheo<br />
escandaloso de la vecindad, puesto que era<br />
costumbre habitual sentarse al fresco con mas<br />
asiduidad que en los tiempos actuales hace 40 o<br />
mas años, también se oía la frase, ¡dónde va a<br />
llegar esta juventud¡, la noche y <strong>el</strong> día no tienen<br />
comparación con los tiempos actuales, que más<br />
hubiese uno querido, que comerse alguna rosca,<br />
aunque con algunos diálogos y pequeños roces,<br />
uno se sentía como iluminado, recordando la<br />
hazaña durante toda la semana. El guateque se<br />
empezaba con canciones movidas, por lo tanto<br />
todos los componentes d<strong>el</strong> mismo se lanzaban a<br />
mover <strong>el</strong> esqu<strong>el</strong>eto, a veces con ritmos un poco<br />
amanerados, como <strong>el</strong> twist, <strong>el</strong> madison, la yenka<br />
etc., pero siempre prevaleciendo <strong>el</strong> rock and<br />
roll.<br />
En cada uno de <strong>el</strong>los había una chica que<br />
gustaba absolutamente a todos, por b<strong>el</strong>leza,<br />
simpatía, personalidad y sobre todo por saber<br />
estar y ser comprensiva, con los menos<br />
afortunados a la hora de bailar. También las<br />
había que eran la antítesis a lo anteriormente<br />
expuesto, en general y de antemano, las parejas<br />
estaban marcadas, como si de una tramposa<br />
partida de cartas se tratara, cada uno tenía su<br />
amor platónico, y a veces te tocaba bailar con la<br />
pareja impensada, en otras ocasiones hacerte un<br />
solitario con <strong>el</strong> cubata en la mano. Después de<br />
los prolegómenos rítmicos y <strong>el</strong> correspondiente<br />
refrigerio, estaba por llegar <strong>el</strong> deseado gran<br />
momento, con <strong>el</strong> que durante toda la semana<br />
uno había estado soñando y anh<strong>el</strong>ando la tarde<br />
d<strong>el</strong> domingo, ¡la música lenta¡ La realidad es<br />
que no pasaba nada, ni había atrevimiento ni<br />
dejadez, pero no importaba, mientras se<br />
desarrollaba ese baile “agarrao”, uno alucinaba<br />
con sus pensamientos, la sensación era que<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
31<br />
tocabas <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o, durante tres o cuatro minutos y<br />
deseando que <strong>el</strong> pinchadiscos de turno hiciera<br />
rápido su trabajo, para que las chicas no<br />
tuvieran tiempo de reaccionar y sentarse. En <strong>el</strong><br />
baile lento no se hacían alardes, solo se giraba<br />
un poco para no parecer que estabas parado,<br />
aunque poco importaba si estabas abrazado,<br />
siendo la actitud de los más afortunados, puesto<br />
que en otros casos, las chicas empleaban los<br />
codos y rodilla para neutralizar cualquier<br />
acercamiento. En momentos determinados y<br />
para rabia sobre todo de los chicos, cuando la<br />
cosa estaba en su momento más emocionante, la<br />
música lenta daba paso a unos odiosos, por<br />
ejemplo Palito Ortega o Luis Aguilé, y otra vez<br />
a los bailes amanerados, esto hacía que las<br />
parejas se despegaran; a veces era una estrategia<br />
d<strong>el</strong> pinchadiscos, para él también poder bailar.<br />
De, manera ingeniosa se practicaba <strong>el</strong> baile de la<br />
escoba, que consistía, ir pasando este utilitario<br />
doméstico de chico a chico para así poder bailar<br />
con tu amor platónico, o como cantaba en uno<br />
de los temas más bailados en los guateques,<br />
Silvie Vartan, La chica mas b<strong>el</strong>la d<strong>el</strong> baile, la<br />
constante descomposición de las parejas, hasta<br />
terminar la canción, para la mayoría resultaba<br />
divertido, sin embargo algunas chicas<br />
frunciendo <strong>el</strong> ceño, demostraban no gustarles<br />
los cambios, al terminar la canción, <strong>el</strong> que se<br />
quedaba con la escoba, era <strong>el</strong> siguiente<br />
pinchadiscos y servicio de repostería. El<br />
atractivo de los guateques no era solamente lo<br />
ya r<strong>el</strong>atado, sino <strong>el</strong> disfrute de la buena música<br />
de infinidad de grupos y solistas, sobre todo<br />
internacionales, siendo la inspiración de<br />
prácticamente la música española. Versionando<br />
las canciones de todo lo que afloraba en España<br />
en la década prodigiosa, por ejemplo <strong>el</strong> Dúo<br />
Dinámico lo hacían con canciones de Neil<br />
Sedaka y Paúl Anka, Rapha<strong>el</strong> a Adamo o grupos<br />
como los Mustans a los Beatles, y Lone Star a<br />
los Rollings Stones. Había canciones que se<br />
escuchaban varias veces en <strong>el</strong> mismo guateque,<br />
y a lo largo de los mismos se convirtieron en<br />
clásicos, después de una estupenda y corta<br />
v<strong>el</strong>ada recoger <strong>el</strong> hato, las chicas deberían estar<br />
en casa al anochecer en pleno verano, parecido a<br />
lo que ocurre en la actualidad. Para terminar<br />
quiero recordar <strong>el</strong> último guateque, que en las<br />
sombras se me pierde, y sus notas no dejan de<br />
sonar, como volver a cantar aqu<strong>el</strong>las viejas<br />
m<strong>el</strong>odías, si volvieran aqu<strong>el</strong>los días, cuando se<br />
empezaba a amar. Quisiera detener <strong>el</strong> tiempo en<br />
un instante, y volver a imaginarme los<br />
momentos d<strong>el</strong> ayer, no podría olvidar las tardes<br />
d<strong>el</strong> domingo, escuchando aqu<strong>el</strong>los discos que no<br />
dejan de sonar, se me llenan de nostalgia los<br />
oídos, pretendiendo devolverme juventud,<br />
sintiendo aqu<strong>el</strong>los besos atrevidos, que<br />
robábamos bailando a media luz.
HISTORIAS Y COSTUMBRES<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
CRÓNICA DE UN VIAJE PACTADO<br />
…Y digo pactado porque un domingo<br />
cualquiera, uno de tantos y con tres o cuatro… o<br />
siete cañas entre los dientes, viene <strong>el</strong> Señor<br />
Colitas (a partir de ahora <strong>el</strong> presidente) y nos<br />
propone a mí y a mi señora acompañar a los<br />
int<strong>el</strong>ectuales d<strong>el</strong> Cine Club Bogart a la semana<br />
internacional de cine de Valladolid (de aquí en<br />
ad<strong>el</strong>ante SEMINCI).<br />
Valladoliiiiddddd… suena fino eh?<br />
Pues <strong>el</strong> caso es que aceptamos, y algo de<br />
interesante debía tener <strong>el</strong> asunto cuando <strong>el</strong> presi<br />
se las apañó para convencer a Caminero (de<br />
aquí en ad<strong>el</strong>ante José Andrés) y a Sergio (al que<br />
vamos a llamar Pato). José Andrés y <strong>el</strong> Pato son<br />
colegas de mi vecino, también conocido como<br />
Pochi; Pochi es asistente de pleno derecho al<br />
Cine Club y además se “arrejunta” con Dani<strong>el</strong><br />
(a partir de ahora mi cuñado). Mi cuñado es<br />
vicepresidente de la entidad, le gusta muncho <strong>el</strong><br />
cine y fue uno de los ideólogos d<strong>el</strong> viaje (esto<br />
me lo estoy inventando pero puede ser<br />
perfectamente cierto). El tinglao lo monta un tal<br />
Jesús Vallejo (no le voy a poner mote porque no<br />
sé si a estas alturas de la historia se me permite)<br />
y como anda casado y con hijos; pues digamos<br />
que viene acompañado al viaje. Ana es la señora<br />
de Jesús y… Si no me fallan las cuentas, con <strong>el</strong><br />
presidente ya vamos nueve a Valladolid.<br />
Luego me entero de que <strong>el</strong> Sastre, socio<br />
honorable, nos acompañará junto a Javier Díaz,<br />
viñetero oficial de la revista y Emi, <strong>el</strong> cuñao de<br />
Palote. La expedición la completan: Aurora, una<br />
directora de banco a la que mi vecino y mi<br />
cuñado engañaron con falsas promesas; Jos<strong>el</strong>illo<br />
Cabezas, al que engañó <strong>el</strong> Sastre prometiéndole<br />
un fin de semana inolvidable al aire libre y una<br />
serie de paseos por <strong>el</strong> campo cast<strong>el</strong>lano; y para<br />
finalizar, Augusto e Isab<strong>el</strong>, a los que imagino<br />
engañó <strong>el</strong> presidente cuando los vio con siete<br />
cañas. A partir de ahora iremos por partes.<br />
Ficha técnica d<strong>el</strong> viaje: Destino: Valladolid.<br />
Fechas: d<strong>el</strong> 29 al 31 de Octubre de 2010.<br />
Transporte: Nave espacial hiperventilada.<br />
Misión principal: Aumentar la cultura<br />
cinematográfica d<strong>el</strong> grupo. Misión especial:<br />
Comer y beber en Valladolid. Misión secreta: Ir<br />
al casino, ver a Emma Suárez y… lo que cada<br />
uno pueda y entienda como secreto. Entidades<br />
colaboradoras: El presidente es <strong>el</strong> único que<br />
sabe si esto tiene subvención de algún tipo. Creo<br />
que Aurora llevaba una pegatina d<strong>el</strong> Banesto en<br />
la solapa.<br />
32<br />
Apuntes d<strong>el</strong> cronista:<br />
Marcos Colmenero Fernández<br />
Viernes, 29 de octubre de 2010<br />
Siendo las 15:00 horas d<strong>el</strong> día 29 de Octubre de<br />
2010, sin saber de qué hablar y con la cultura<br />
cinematográfica justa, un servidor se acuerda<br />
d<strong>el</strong> sarcástico alcalde de Valladolid y su rifirrafe<br />
con las ministras sexis. La verdad, no sé si es<br />
más grave insultar a la ministra o sentirse<br />
atraído sexualmente por <strong>el</strong>la. Bueno, al tema.<br />
Con la comida en la boca y la imagen d<strong>el</strong><br />
alcalde y la ministra acariciándose llegamos a la<br />
plaza de la Constitución. Son las 15:30 horas y<br />
todo <strong>el</strong> mundo está en <strong>el</strong> autobús. Por indongo y<br />
por llegar tarde nos tocan los asientos de la<br />
tabla. Augusto y un servidor nos acoplamos<br />
haciendo la bisagra en la parte central mientras<br />
nuestras respectivas se apretujan contra <strong>el</strong><br />
cristal. Los demás se sientan como pueden y <strong>el</strong><br />
listo de José Andrés pilla <strong>el</strong> asiento de d<strong>el</strong>ante.<br />
A los cinco minutos está organizado <strong>el</strong> viaje:<br />
Unos jugando al póker on-line, otros con <strong>el</strong><br />
DVD portátil d<strong>el</strong> sobrino de mi vecino, un par<br />
de <strong>el</strong>los durmiendo, tres jugando a las cartas,<br />
dos insultándose y los cuatro de la tabla<br />
haciendo callo y pidiendo analgésicos pal dolor.<br />
Llegamos a Madrid y Domingo hace un extraño,<br />
aparta la nave de la autovía y recoge a uno que<br />
estaba haciendo dedo. Pero… coooño si es Emi.<br />
Ya estamos todos, podemos seguir.<br />
Atasco de por medio, dolores, olores y humores<br />
incluidos, llegamos a Valladolid (donde hasta<br />
los perros dicen guado) a eso de las 22:30 horas<br />
d<strong>el</strong> 29. Aquí hacemos dos grupos, uno para<br />
cumplir la misión principal y otro para la<br />
especial. Los de la misión principal se van a los<br />
cines Roxy y visualizan “El Mural”, un filme<br />
Argentino dirigido por Héctor Olivera d<strong>el</strong> que<br />
no tengo más reseña. Los de la misión especial<br />
se duchan y, después de fijar los puntos de<br />
referencia que permitan encontrar <strong>el</strong> hot<strong>el</strong> cinco<br />
horas más tarde y con otras tantas copas en <strong>el</strong><br />
cuerpo, emprenden marcha. El Hot<strong>el</strong> está<br />
situado junto a la catedral de Valladolid y lleva<br />
su nombre. Es pequeño y acogedor. Está limpio<br />
y… hace un calor de tres pares de narices. Las<br />
referencias son: La catedral, una condonería con<br />
la fachada rosa y un áng<strong>el</strong> en una cornisa que<br />
sólo Jose consiguió ver. Empezamos a andar y<br />
al llegar a la plaza Mayor de Valladolid nos<br />
dimos cuenta de lo evidente: Emilio Botín está<br />
forrado y media España es suya. El caso es que
después de pasar por una cervecería subterránea<br />
y una cafetería clasicona, hicimos posta en las<br />
gradas d<strong>el</strong> teatro Calderón, nos fotografiamos<br />
con unas lobas zombis a las que mi parienta<br />
mandó a tomar por saco (muy educadamente,<br />
eso sí!) y finalmente dimos con <strong>el</strong> camino a<br />
Zihuatanejo. Zihuatanejo es <strong>el</strong> pueblo en <strong>el</strong> que<br />
<strong>el</strong> bueno de “Cadena perpetua” espera a Morgan<br />
cuando sale de la cárc<strong>el</strong> y es también un bar<br />
pequeño, cercano a la plaza mayor, en <strong>el</strong> que te<br />
venden un litro de mojito por 10 Euros. Nos<br />
zumbamos cada uno su litro y un servidor<br />
decidió que era hora de recogerse. El resto d<strong>el</strong><br />
grupo de misión especial continuó la búsqueda y<br />
algo encontraron, creo. Por lo menos dos<br />
dragones y un nazgul que formaban parte de la<br />
misión secreta y que ocuparon media<br />
habitación.<br />
Sábado, 30 de octubre de 2010<br />
Nos levantamos temprano, y aprovechando <strong>el</strong><br />
desayuno buffet d<strong>el</strong> hot<strong>el</strong> llenamos la panza.<br />
Justo después de nosotros aparecen José Andrés,<br />
<strong>el</strong> Pato y Javi. Entre los tres se jalan <strong>el</strong> buffet<br />
entero y 15 huevos fritos con beicon. La cara de<br />
la camarera es un poema. Creo que se ha<br />
enamorado de José Andrés. El pato no ha<br />
dormido y parece que mi vecino tampoco. ¡Va a<br />
ser que alguien ronca!<br />
Damos una vu<strong>el</strong>ta semiturística por <strong>el</strong> centro y<br />
corremos a ver la primera (y última) de las p<strong>el</strong>is<br />
d<strong>el</strong> programa que un servidor vio. Los d<strong>el</strong> grupo<br />
de la misión principal han madrugado más que<br />
nosotros y se han tragado una p<strong>el</strong>i en chino.<br />
“The Fourth Portrait” creo que se titula. El<br />
director es un tal Chung Mong-hong y por lo<br />
que dicen no ha estado mal. ¡La mejor hasta<br />
ahora!!<br />
Nos juntamos los de la misión especial y la<br />
principal en los cines Roxy y pasamos a ver<br />
“Vidas Pequeñas”, una p<strong>el</strong>ícula española en la<br />
que nadie muere ni le pone los cuernos a otro.<br />
No hay asesinatos ni nada de eso; sólo unos<br />
cuantos personajes que las pasan canutas como<br />
todo español en estos tiempos. Ambientada en<br />
una especie de poblao chabolista anejo a una<br />
urbanización de lujo, la p<strong>el</strong>i tiene como<br />
protagonista a una diseñadora pija a la que<br />
momentáneamente las cosas no le salen. Se<br />
enrolla con un tío que se gana la vida haciendo<br />
que caga y lee en un centro comercial y pasa<br />
una temporada viendo cómo les van de jodías<br />
las cosas a los vecinos de su nuevo novio. Al<br />
final <strong>el</strong> tío no quiere hacerse pijo como <strong>el</strong>la y la<br />
historia se acaba. ¡Como lo d<strong>el</strong> príncipe azul<br />
pero al revés, vamos!<br />
La p<strong>el</strong>i se termina y todos juntos nos vamos a<br />
comer a la Comandancia Militar, que pa eso<br />
estamos en Valladolidd. La invitación tenemos<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
33<br />
que agradecérs<strong>el</strong>a a Domingo, tío de mi señora<br />
y gentilhombre que nos hizo de anfitrión esa<br />
mañana. Al terminar <strong>el</strong> refrigerio volvemos a<br />
hacer dos grupos. Los de la misión principal<br />
vu<strong>el</strong>ven a la carga y se van a ver una p<strong>el</strong>i sobre<br />
la vida d<strong>el</strong> fundador d<strong>el</strong> Playboy y los de la<br />
especial nos vamos a echar la siesta. La siesta se<br />
termina y los de la especial corremos a ver a<br />
Emma Suárez desfilar por la alfombra roja.<br />
Llegamos tarde y los de la misión principal nos<br />
restriegan por la cara lo mona que era. Luego<br />
nos enteramos de que han tenido que ver a<br />
Gonzalito Miró llegar acompañado de dos<br />
jam<strong>el</strong>gas y se nos pasa la envidia. Nos vamos<br />
por ahí a dar una vu<strong>el</strong>ta y por un momento, unos<br />
cuantos dudamos si acoplarnos a la misión<br />
principal. Al final pillamos un taxi y nos vamos<br />
a unos multicines a ver “Los ojos de Julia”.<br />
¡Buena p<strong>el</strong>ícula, por cierto!<br />
Salimos d<strong>el</strong> cine y volvemos a Zihuatanejo. Allí<br />
nos juntamos con los cuatro que se habían ido<br />
de misión secreta. Está hasta la bola y nos<br />
damos una vu<strong>el</strong>ta por la zona que reconocieron<br />
los últimos de la misión especial la noche<br />
anterior. Más mojito, más cerveza… y a la<br />
cama.<br />
Domingo, 31 de octubre de 2010<br />
Los d<strong>el</strong> buffet se han preparado hoy con tiempo.<br />
No hay comida, las mesas están sucias y pa<br />
echarte un café tienes que perseguir a la<br />
camarera por <strong>el</strong> recinto. Cuando han visto<br />
aparecer a mi vecino le han dado con la puerta<br />
en las narices y lo han echado en ayunas.<br />
¡Menos mal que venden churros en la esquina!<br />
Abortamos la posibilidad de hacer turismo por<br />
Valladolid y nos vamos cagando leches camino<br />
de Villarrubia. A estas alturas la tecnología ha<br />
caído; ya no podemos jugar al póker ni ver<br />
p<strong>el</strong>ículas. En mitad d<strong>el</strong> recorrido está Segovia, y<br />
ya puestos… pues paramos a echarnos unas<br />
cañas y comer un poquito cochinillo. Aquí no<br />
nos dividimos por misiones y nos estamos<br />
junticos. Cuatro fotos, un paseo y un café<br />
después quedamos con Domingo y<br />
reemprendemos la vu<strong>el</strong>ta a casa. Más o menos a<br />
la altura de Getafe abrimos la puerta y tiramos<br />
en marcha a Emi; uno al que ya no le du<strong>el</strong>e la<br />
espalda. A las 22:00 horas d<strong>el</strong> 31 llegamos al<br />
punto de partida, distribuimos los petates y cada<br />
mochu<strong>el</strong>o se va a su olivo.<br />
Creo que de todo esto hay fotos y hasta un vídeo<br />
grabado por <strong>el</strong> presidente. Los ávidos de<br />
información pueden dirigirse al registro d<strong>el</strong><br />
Cine club y presentar una solicitud de<br />
información adicional. Seguro que si <strong>el</strong><br />
presidente está pa bromas la admite a trámite.<br />
Redacción definitiva:… pues va a ser que no!!
HUMOR<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
34
ARQUEOLOGÍA<br />
Presentación.<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
VILLARRUBIA Y SUS ALREDEDORES EN LAS<br />
ÉPOCAS PRERROMANA Y ROMANA<br />
En distintos artículos publicados en los números<br />
precedentes de la revista en la que se encuadra<br />
esta intervención ha ido quedando más que<br />
patente <strong>el</strong> extenso, variado y rico pasado<br />
histórico y cultural que a lo largo de milenios y<br />
siglos se ha ido desarrollando tanto en lo que es<br />
actualmente Villarrubia como en lo que son sus<br />
más inmediatos alrededores. Consecuencia de<br />
<strong>el</strong>lo, en estos mismos artículos se nos ha ido<br />
desv<strong>el</strong>ando parte d<strong>el</strong> riquísimo patrimonio<br />
arqueológico que encierra nuestro más cercano<br />
ámbito, en <strong>el</strong> que podemos encontrar vestigios y<br />
hu<strong>el</strong>las de actividad y asentamientos humanos<br />
de lo más remoto –Paleolítico Inferior, hace más<br />
de un millón de años- hasta la época medieval y<br />
moderna, a la que se asocian no sólo núcleos de<br />
poblamiento ya desaparecidos como El Lote o<br />
Xétar, sino también vestigios encontrados en <strong>el</strong><br />
mismo casco urbano de la actual Villarrubia.<br />
Si en las anteriores publicaciones se habló,<br />
entre otros, de la Edad d<strong>el</strong> Bronce, las épocas<br />
visigoda y musulmana u otros aspectos y<br />
acontecimientos de época moderna y<br />
contemporánea, hoy toca hablar de qué<br />
asentamientos había por aquí y quiénes los<br />
poblaron y alrededor actuaron en un período<br />
muy concreto de nuestro pasado local que duró<br />
alrededor de 1000 años, concretamente desde<br />
los siglos VI-V a.C., hasta <strong>el</strong> siglo V d.C. Es<br />
decir, qué hubo en torno a lo que es la actual<br />
Villarrubia en las épocas prerromana, primero, y<br />
romana, después. Pero antes de nada, dejar claro<br />
que <strong>el</strong> presente, dentro d<strong>el</strong> máximo rigor<br />
posible, no es un exhaustivo, minucioso y<br />
meticuloso trabajo de investigación y análisis<br />
acerca de dichas épocas. Esa tarea la dejamos<br />
para especialistas o estudiosos más afanados. De<br />
hecho, un magnífico análisis sobre <strong>el</strong> tema que<br />
nos ocupa ya lo pudimos escuchar en voz d<strong>el</strong><br />
profesor Francisco Javier Morales Hervás<br />
durante las Jornadas de Historia Local<br />
c<strong>el</strong>ebradas en 2001, cuyas actas las podemos ver<br />
resumidas en <strong>el</strong> apartado de Historia Local de la<br />
web oficial d<strong>el</strong> Ayuntamiento de nuestro<br />
municipio. Lo que trataremos de hacer en <strong>el</strong><br />
presente artículo simplemente será, por un lado,<br />
localizar y situar las áreas y los focos de<br />
ocupación o actividad en ambas épocas, y, por<br />
otro, describir lo que queda de <strong>el</strong>los,<br />
David García Urda y Concepción Sepúlveda Rodríguez “Conce”<br />
35<br />
deteniéndonos de forma algo más<br />
pormenorizada en los asentamientos y vestigios<br />
más r<strong>el</strong>evantes. Para <strong>el</strong>lo -repudiando y<br />
denunciando enérgicamente de antemano, como<br />
no puede ser de otra manera, cualquier tipo de<br />
expolio y hurto a lo que es <strong>el</strong> patrimonio<br />
arqueológico- nos hemos ayudado d<strong>el</strong><br />
valiosísimo testimonio y experiencia, a niv<strong>el</strong><br />
local, de aficionados y simpatizantes a la<br />
arqueología, así como de expoliadores<br />
reciclados, información sin la cual buena parte<br />
de nuestro patrimonio arqueológico local sería<br />
totalmente desconocido e ignorado, durmiendo<br />
todavía <strong>el</strong> sueño de los tiempos.<br />
Por otro lado, también se hace oportuno<br />
puntualizar que en <strong>el</strong> presente artículo se<br />
engloba de forma conjunta las épocas<br />
prerromanas y romanas por una sencilla razón.<br />
Ambas se encuentran estrechamente<br />
entr<strong>el</strong>azadas entre sí, pues <strong>el</strong> devenir de la<br />
primera de <strong>el</strong>las terminó por ser afectado por la<br />
irrupción de la segunda, que lejos de instalarse<br />
en nuestro ámbito borrando cualquier hu<strong>el</strong>la de<br />
lo anterior, proliferó en <strong>el</strong> mismo impregnado<br />
con parte d<strong>el</strong> sustrato emanado de aqu<strong>el</strong>la.<br />
Dicho esto, comencemos…<br />
La época prerromana: la cultura íbera.<br />
Justo antes de que los romanos llegasen a la<br />
Península Ibérica en la última parte d<strong>el</strong> siglo III<br />
a.C. empujados por su proyecto expansionista<br />
por <strong>el</strong> Mediterráneo Occidental y <strong>el</strong> consecuente<br />
conflicto que fue la Segunda Guerra Púnica<br />
(218-201 a.C.) que le enfrentaría con la otra<br />
gran potencia d<strong>el</strong> Mediterráneo, Cartago, <strong>el</strong><br />
territorio peninsular estaba habitado por<br />
multitud de pueblos indígenas ya inmersos en<br />
plena Edad d<strong>el</strong> Hierro. A su vez, ese mosaico<br />
de pueblos nativos se englobaba en dos grandes<br />
ámbitos culturales que, más o menos, tendría la<br />
siguiente distribución: transportemos a nuestra<br />
mente la imagen de la Península Ibérica, que<br />
como todos sabemos, tiene, grosso modo, forma<br />
casi cuadrangular –o de pi<strong>el</strong> de toro extendida,<br />
como decían los romanos-; seguidamente<br />
tracemos una diagonal que vaya desde <strong>el</strong> vértice<br />
superior derecho al vértice inferior izquierdo; en<br />
otras palabras, una diagonal que vaya desde la<br />
actual provincia de Girona a la también actual<br />
de Hu<strong>el</strong>va. Pues bien, cada una de las dos
franjas resultantes sería <strong>el</strong> marco en <strong>el</strong> que se<br />
encuadraría esos dos grandes espacios o áreas<br />
culturales a las que nos hemos referido. En la<br />
superior, que sería la bañada por <strong>el</strong> Océano<br />
Atlántico y <strong>el</strong> Mar Cantábrico, se situarían los<br />
pueblos denominados como de influencia<br />
indoeuropea, también llamados<br />
tradicionalmente, aunque de forma incorrecta,<br />
“c<strong>el</strong>tas” o “c<strong>el</strong>tíberos”. En la otra franja, en esta<br />
ocasión bañada fundamentalmente por <strong>el</strong><br />
Mediterráneo en sus zonas más litorales, se<br />
englobarían los pueblos de influencia<br />
orientalizante, también conocidos en su<br />
conjunto como Cultura Íbera. Villarrubia y sus<br />
alrededores quedarían situados por aqu<strong>el</strong><br />
entonces en esta segunda área, aunque casi a<br />
caballo entre una zona y otra.<br />
De modo que a la llegada de los romanos nos<br />
encontramos <strong>el</strong> territorio peninsular partido por<br />
dos ámbitos culturales. Estos se fueron<br />
definiendo a partir d<strong>el</strong> I milenio a.C., es decir,<br />
cerca d<strong>el</strong> año 1000 a.C., cuando, por un lado, las<br />
poblaciones peninsulares de la etapa final de la<br />
Edad d<strong>el</strong> Bronce comenzaron a verse afectadas<br />
por la penetración a través de los Pirineos de<br />
contingentes de población y, sobre todo, ideas,<br />
formas culturales y cultos procedentes de<br />
Centroeuropa y otros ámbitos de Europa<br />
Occidental. Casi al mismo tiempo, por toda la<br />
fachada mediterránea llegarían mercaderes de<br />
procedencia fenicia y griega, y con <strong>el</strong>los<br />
también ideas, cultos y otros <strong>el</strong>ementos muy<br />
avanzados ya existentes en <strong>el</strong> Mediterráneo<br />
Oriental, como importantes novedades<br />
tecnológicas, <strong>el</strong> urbanismo, la moneda o la<br />
escritura. Se gestan así, por un lado, los pueblos<br />
peninsulares de influencia indoeuropea,<br />
enmarcados en <strong>el</strong> ámbito territorial ya reflejado,<br />
y, por otro, los pueblos peninsulares de<br />
influencia mediterránea u orientalizante,<br />
insertados en <strong>el</strong> resto d<strong>el</strong> marco peninsular. Los<br />
primeros serían pueblos como los lusitanos, los<br />
vetones, los carpetanos, los vacceos, los lusones<br />
o los pueblos de la cornisa cantábrica, pueblos<br />
todos <strong>el</strong>los distintos entre sí pero que<br />
compartirían una serie de rasgos culturales,<br />
lingüísticos y r<strong>el</strong>igiosos comunes. Los segundos<br />
estarían compuestos otro gran abanico de<br />
pueblos distintos –turdetanos, bastetanos,<br />
oretanos, contestanos, edetanos, layetanos,…-<br />
en este caso con una identidad cultural,<br />
lingüística y r<strong>el</strong>igiosa igualmente comunes.<br />
Hacia los siglos siglo VI-V a.C. ambos entes<br />
culturales ya estarían plenamente definidos.<br />
Como ya se ha ad<strong>el</strong>antado, lo que es<br />
actualmente Villarrubia y su ámbito más<br />
próximo estaría casi a caballo entre esas dos<br />
grandes franjas culturales. Realmente, y según<br />
las fuentes escritas y, sobre todo, materiales o<br />
arqueológicas, nos ubicaríamos dentro de la<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
36<br />
zona orientalizante o íbera. Más exactamente,<br />
estaríamos dentro d<strong>el</strong> área de acción de uno de<br />
esos pueblos que conformaron la gran cultura<br />
íbera peninsular: los oretanos. Estos se<br />
extenderían coincidiendo más o menos con lo<br />
que son las actuales provincias de Jaén y Ciudad<br />
Real, orbitando todo este territorio cultural<br />
alrededor d<strong>el</strong> importante accidente geográfico<br />
de Sierra Morena. Así, diferenciaríamos una<br />
Oretania meridional –la jiennense- de una<br />
Oretania septentrional –la ciudarrealeña-, que<br />
es en la que nos encuadramos nosotros, cuyo<br />
poblamiento se vertebraría siguiendo <strong>el</strong> Río<br />
Guadiana y sus principales afluentes,<br />
fundamentalmente <strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a y <strong>el</strong> Jabalón.<br />
Pueblos prerromanos en los siglos IV-V a.C.<br />
Por tanto, estaríamos hablando de uno de los<br />
pueblos íberos situados más al interior d<strong>el</strong><br />
espacio peninsular y que se toparía<br />
espacialmente con pueblos ya de índole<br />
indoeuropea. Al respecto, los investigadores<br />
coinciden en situar <strong>el</strong> límite entre <strong>el</strong> área íbera y<br />
<strong>el</strong> área indoeuropea en esta zona de la<br />
submeseta sur en los Montes de Toledo. Al sur<br />
de estos estaríamos en la zona íbera, y, más<br />
concretamente, en la oretana, y al norte en <strong>el</strong><br />
área indoeuropea, siendo <strong>el</strong> pueblo de los<br />
carpetanos <strong>el</strong> más próximo.<br />
Los pueblos íberos se organizaban en torno a<br />
incipientes reinados o principados, liderados por<br />
aristócratas y castas de nobles que harían un<br />
control efectivo de territorios más o menos<br />
extensos y, que, en alianza con otros jerarcas<br />
semejantes, podían extender sus dominios más<br />
allá de sus reinados originales. Estas élites<br />
residían en unos grandes núcleos de población<br />
altamente fortificados y ubicados normalmente,<br />
como estrategia defensiva, sobre un<br />
promontorio en <strong>el</strong> terreno, los “oppida”, que a<br />
su vez actuarían como centros de captación,<br />
control, gestión, redistribución y<br />
comercialización de la diversificada producción<br />
económica generada en su ámbito de actuación<br />
–artesanal, minero-metalífera, comercial,<br />
ganadera y, sobre todo, agraria-. A su vez,<br />
dependientes de esos oppida, se articularía un<br />
entramado de núcleos de población secundarios<br />
y otros de todavía menor entidad dependientes
de estos, actuando unos y otros como centros de<br />
producción que abastecerían a la dinámica<br />
económica generada en torno a los oppida.<br />
Excavaciones arqueológicas d<strong>el</strong> oppidum íbero d<strong>el</strong><br />
Cerro las Cabezas<br />
En <strong>el</strong> ámbito oreteano, y, concretamente, en la<br />
Oretania septentrional –o ciudarr<strong>el</strong>eña-, esos<br />
grandes oppida y <strong>el</strong> resto de núcleos de<br />
población dependientes de éstos se distribuirían<br />
fundamentalmente a lo largo de las fértiles<br />
márgenes de los ríos que aquí nos encontramos:<br />
Guadiana, Záncara, Gigü<strong>el</strong>a, Amarguillo, Azuer<br />
y Jabalón. Recordemos que se trataba de una<br />
sociedad marcadamente agraria, siendo la<br />
agricultura su principal fuente de riqueza, de<br />
manera que no es una casualidad que los<br />
asentamientos se localizaran junto o cerca de los<br />
focos de producción agraria, es decir, las vegas<br />
de los ríos ya mencionados. No obstante, la<br />
ubicación de muchos de estos asentamientos,<br />
especialmente <strong>el</strong> de los oppida, también<br />
respondía a otros motivos estratégicos, como <strong>el</strong><br />
control de vías de comunicación y rutas<br />
comerciales importantes, control de recursos<br />
minero metalíferos, etc… Los grandes oppida<br />
de la Oretania septentrional serían lo que ahora<br />
conocemos como: Mentesa (Villanueva de la<br />
Fuente), <strong>el</strong> Cerro de las Cabezas (Valdepeñas),<br />
Oreto (Granátula de Calatrava), lo que luego<br />
sería Calatrava la Vieja (Carrión), Alarcos<br />
(Ciudad Real), La Bienvenida y… Los Toriles,<br />
sito este último dentro d<strong>el</strong> término municipal de<br />
Villarrubia de los Ojos. Efectivamente, <strong>el</strong><br />
profesor Francisco Javier Morales Hervás<br />
identifica los extensos restos íberos de este<br />
emplazamiento, ubicado muy cerca de los Ojos<br />
d<strong>el</strong> Guadiana, como un auténtico oppida, es<br />
decir, como un foco de poder al más alto niv<strong>el</strong><br />
en época íbera de la Oretania septentrional, a la<br />
misma altura -en cuanto a jerarquía y poder<br />
geoestratégico en <strong>el</strong> territorio en cuestión- de los<br />
otros grandes oppida ya mencionados. Más<br />
ad<strong>el</strong>ante volveremos a hablar de este<br />
yacimiento…<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
37<br />
La época romana.<br />
El expansionismo d<strong>el</strong> incipiente Imperio<br />
Romano por <strong>el</strong> Mediterráneo occidental y <strong>el</strong><br />
enfrentamiento con Cartago explican la llegada<br />
de los romanos a la Península Ibérica en la etapa<br />
final d<strong>el</strong> siglo III a.C. Precisamente, a partir de<br />
estos momentos, <strong>el</strong> territorio peninsular se erige<br />
como uno de los principales escenarios de la<br />
Segunda Guerra Púnica, afectando de forma<br />
inevitable a las poblaciones nativas ya descritas<br />
y marcando profundamente su devenir. Así<br />
pues, tanto cartagineses como romanos<br />
arribarían en la Península Ibérica, actuando<br />
fundamentalmente por su franja más<br />
mediterránea, que la recorrerían sin cesar<br />
buscando alianzas con las distintas poblaciones<br />
nativas, reclutando mercenarios indígenas para<br />
sus ejércitos, estableciendo campamentos y<br />
puntos para <strong>el</strong> control de este territorio y sus<br />
principales fuentes de riqueza –agricultura,<br />
metalurgia…- y vías de comunicación,<br />
encontrando igualmente aquí <strong>el</strong> escenario para<br />
algunas de las batallas que conformarían este<br />
gran enfrentamiento a escala mediterránea.<br />
Fases de la conquista romana de la Península Ibérica.<br />
Finalmente, como todos sabemos, Roma, desde<br />
<strong>el</strong> año 201 a.C. es la gran vencedora d<strong>el</strong><br />
segundo enfrentamiento romano-púnico. ¿Qué<br />
significó esto para la Península Ibérica y los<br />
pueblos nativos que en <strong>el</strong>la habitaban? Pues que<br />
un territorio cuyo valor estratégico y,<br />
especialmente, enormes y suculentas riquezas<br />
económicas, habían sido ignorados por los<br />
romanos antes d<strong>el</strong> enfrentamiento con Cartago<br />
ahora se convierte en un área de interés<br />
prioritario para los intereses de la que ya se<br />
había convertido, sin discusión, como<br />
preponderante potencia d<strong>el</strong> Mediterráneo<br />
occidental. A partir de entonces, Roma diseña<br />
un ambicioso proyecto para la conquista, <strong>el</strong><br />
sometimiento y la explotación de todo <strong>el</strong><br />
territorio peninsular a favor de sus intereses,<br />
naciendo así lo que sería la provincia romana de
“Hispania”, una de las más ricas y productivas<br />
de todo <strong>el</strong> Imperio romano.<br />
Sin embargo, <strong>el</strong> sometimiento de los pueblos<br />
prerromanos –indoeuropeos y orientalizantes o<br />
íberos- no fue tarea fácil, pues como ya<br />
sabemos, la casi total conquista de la Península<br />
se prolongó casi dos siglos, culminando en <strong>el</strong><br />
año 19 a.C. Al respecto, los historiadores han<br />
diferenciado básicamente tres grandes etapas en<br />
la conquista romana de la Península Ibérica. La<br />
primera se extendería desde <strong>el</strong> final de la<br />
Segunda Guerra Púnica hasta <strong>el</strong> año 154 a.C., en<br />
la que quedaría controlado bajo <strong>el</strong> poder romano<br />
prácticamente toda esa franja mediterránea a la<br />
que se asociaban <strong>el</strong> conjunto de los pueblos<br />
íberos, incluidos los oretanos, o sea, nuestro<br />
territorio. A pesar de que los íberos eran los<br />
pueblos nativos más avanzados y desarrollados<br />
a escala peninsular, estos fueron rápidamente<br />
sometidos debido al desgaste que habían sufrido<br />
durante <strong>el</strong> desarrollo de la Segunda Guerra<br />
Púnica, en la que, como hemos visto, tomaron<br />
un protagonismo muy importante. A<br />
continuación se iniciaría una segunda fase de<br />
conquista que se centraría en todo lo que serían<br />
las poblaciones indoeuropeas –es decir, las d<strong>el</strong><br />
interior peninsular y la fachada atlántica-, que,<br />
en esta ocasión, mostraron mucha más<br />
resistencia y b<strong>el</strong>icosidad, de ahí <strong>el</strong> que ésta se<br />
prolongara más en <strong>el</strong> tiempo. Y finalmente, <strong>el</strong><br />
dominio prácticamente total por parte de los<br />
romanos en la Península Ibérica sería una<br />
realidad con la consecución de una tercera fase<br />
que tendría como escenario los territorios más<br />
norteños. Serían los pueblos de la cornisa<br />
cantábrica –galaicos, astures, cántabros,<br />
vascones…-, que nos han llegado a día de hoy<br />
con la fama de pueblos muy indómitos, pero<br />
también parece verdad que los romanos no<br />
mostraron mucho interés por dichos territorios,<br />
de escaso valor económico.<br />
Un hecho inherente a este proceso de conquista<br />
y domino sería <strong>el</strong> fenómeno conocido como<br />
“romanización”: es decir, la asimilación<br />
intencionada, e indirecta a la vez, de la cultura<br />
romana en las poblaciones autóctonas, hasta <strong>el</strong><br />
punto de borrar casi por completo las formas<br />
culturales indígenas y hacer de todos los<br />
pueblos peninsulares un conjunto de población<br />
altamente homogéneo. Así, la lengua, multitud<br />
de costumbres, la r<strong>el</strong>igión u otros aspectos de la<br />
cultura y la civilización romana -como <strong>el</strong><br />
urbanismo, las infraestructuras y las obras<br />
civiles, <strong>el</strong> derecho…- fueron poco a poco<br />
calando en <strong>el</strong> seno de las poblaciones indígenas<br />
hasta perder éstas en buena medida, aunque no<br />
por completo, sus raíces y su esencia cultural.<br />
Para la más óptima administración, gestión y<br />
explotación de la provincia de Hispania, los<br />
romanos subdividieron a su vez ésta en<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
38<br />
subprovincias, que fueron sufriendo<br />
constantemente una redefinición. Así, esa<br />
subdivisión provincial empezó, al comienzo de<br />
la conquista, con una Hispania Citerior y una<br />
Hispania Ulterior para, en la última etapa d<strong>el</strong><br />
Imperio romano, presentar siete subprovincias:<br />
Bética, Lusitania, Galaecia, Tarraconense,<br />
Cartaginense, Balearica y Nova Hispania<br />
Ulterior o Mauritania. Lo que había sido <strong>el</strong> área<br />
oretana quedaría encuadrada en primer lugar en<br />
la Hispania Citerior para después, pasar a<br />
formar parte en primer lugar de la subprovincia<br />
Tarraconense y, después, finalmente, de la<br />
Cartaginense.<br />
Pero, ¿qué ocurrió con <strong>el</strong> ámbito la Oretania<br />
septentrional y habitantes nativos durante los<br />
períodos de conquista y domino romanos? Ya se<br />
ha señalado que este territorio quedó incluido en<br />
la primera fase de conquista romana a la que<br />
aludíamos líneas arriba y que supuso <strong>el</strong> casi<br />
absoluto dominio sobre la práctica totalidad de<br />
los pueblos íberos, oretanos incluidos.<br />
Previamente, durante la Segunda Guerra Púnica,<br />
nuestro territorio fue transitado por los ejércitos<br />
romanos y cartagineses. Testigo de <strong>el</strong>lo es <strong>el</strong><br />
conocido como “Camino de Aníbal”, que<br />
pasaba por <strong>el</strong> oppidum íbero de Mentesa -en<br />
Villanueva de la Fuente actual- y <strong>el</strong> “Tesoro de<br />
Villarrubia”, un conjunto de monedas que se<br />
achaca al establecimiento de un campamento<br />
cartaginés en las inmediaciones d<strong>el</strong> oppidum<br />
íbero de Los Toriles.<br />
Así pues, tras la Segunda Guerra Púnica,<br />
rápidamente los romanos inician la conquista de<br />
todo <strong>el</strong> ámbito íbero, no siendo una excepción la<br />
Oretania septentrional. Salpicada por los fértiles<br />
valles y vegas d<strong>el</strong> Guadiana, <strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a o <strong>el</strong><br />
Jabalón, entre otros, ésta se erigía como un<br />
espacio muy apetitoso en lo económico. Si a<br />
<strong>el</strong>lo se une la existencia de algunos focos<br />
metalíferos, como en determinados puntos de<br />
Sierra Morena y los Montes de Toledo y, sobre<br />
todo, <strong>el</strong> Valle de Alcudia, además de ofrecer<br />
importantes pasos naturales que facilitaban las<br />
vías de comunicación en <strong>el</strong> tránsito de la<br />
submeseta norte a la submeseta sur, <strong>el</strong> interés de<br />
los romanos por lo que es la actual provincia de<br />
Ciudad Real no ofrece duda alguna. Así pues, se<br />
inicia la conquista y <strong>el</strong> control de la Oretania<br />
septentrional para continuar, de una manera<br />
mucho más intensificada –y en aras d<strong>el</strong> interés y<br />
beneficio de Roma y su Imperio-, la explotación<br />
económica que ya habían venido realizando los<br />
oretanos. De manera que se siguen explotando<br />
los fértiles valles y los focos minerometalúrgicos,<br />
para lo cual <strong>el</strong> patrón de<br />
asentamiento de la población no se altera salvo<br />
<strong>el</strong> encontrado en los oppida. De esta manera,<br />
para un verdadero control de la zona y de sus<br />
pobladores nativos, ahora sometidos, y evitar a
la vez revu<strong>el</strong>tas, los romanos obligan al desalojo<br />
de los oppida, redistribuyendo a sus habitantes<br />
por las zonas llanas para la explotación<br />
agropecuaria d<strong>el</strong> territorio. De esta manera, la<br />
conquista romana y <strong>el</strong> proceso de romanización<br />
supone <strong>el</strong> final de esos grandes núcleos<br />
poblacionales y de poder político y<br />
socioeconómico íberos que eran los oppida.<br />
Con <strong>el</strong> tiempo, los fértiles valles y vegas de la<br />
antigua Oretania van siendo acaparados por<br />
grandes terratenientes romanos que los<br />
comienzan a explotar de forma privada,<br />
naciendo así las grandes “villae”, muy<br />
habituales en este ámbito. A su vez, en <strong>el</strong> mismo<br />
ámbito van surgiendo núcleos urbanos y<br />
ciudades plenamente romanas que ayudan a<br />
administrar en lo político, gestionar<br />
económicamente y articular y anexionar mucho<br />
mejor <strong>el</strong> territorio, como serían Mentesa<br />
romana, Alces, Laminium, Oreto romana,<br />
Mariana, Carcuvium, Lacurris, Turres,<br />
Alarcurris, Sísapo, Diógenes… y de nuevo Los<br />
Toriles, ahora romano. Como vemos, algunos<br />
antiguos oppida íberos, fuera de lo que fue la<br />
norma general, no fueron desalojados y fueron<br />
convertidos en núcleos de población romanos,<br />
caso de Los Toriles. En otros casos, sí que<br />
fueron abandonados, pero se creó un nuevo<br />
núcleo de población a los pies d<strong>el</strong> cerro o<br />
montículo sobre <strong>el</strong> que se <strong>el</strong>evaba <strong>el</strong> antiguo<br />
oppidum, por <strong>el</strong>lo se les ha dado <strong>el</strong> mismo<br />
nombre que a la ciudad íbera, como ocurriría en<br />
Oreto.<br />
Última subdivisión provincial de la Hispania romana<br />
Finalmente, a partir d<strong>el</strong> siglo III d.C. <strong>el</strong> Imperio<br />
romano comienza a tambalearse, iniciándose así<br />
una lenta agonía que culminará con su<br />
desaparición oficial en <strong>el</strong> año 476. Diversas<br />
causas internas y externas, entre estas segundas<br />
fundamentalmente las invasiones germanas,<br />
hacen que vivir dentro de las fronteras d<strong>el</strong><br />
imperio sea cada vez más inseguro y p<strong>el</strong>igroso.<br />
Síntoma de <strong>el</strong>lo es una más que palpable crisis<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
39<br />
d<strong>el</strong> urbanismo: las ciudades y grandes núcleos<br />
de población comienzan a despoblarse y la<br />
gente comienza a acudir, buscando protección y<br />
un sustento más fiable, a las “villae”, a donde<br />
comienzan a marchar los grandes terratenientes<br />
propietarios, que anteriormente preferían vivir<br />
en las ciudades. De este modo, las últimas<br />
décadas de vida d<strong>el</strong> Imperio Romano Occidental<br />
viven <strong>el</strong> apogeo de las “villae” rurales y la<br />
decadencia de la ciudad, con <strong>el</strong> creciente<br />
predomino de los poderes privados sobre los<br />
poderes públicos, origen y esencia d<strong>el</strong><br />
feudalismo.<br />
Así pues, se va conformando una nueva<br />
articulación d<strong>el</strong> territorio, con <strong>el</strong> creciente<br />
predomino de lo rural sobre lo urbano, realidad<br />
que no sería ajena a nuestro territorio más<br />
cercano e inmediato, donde se podía palpar<br />
dicha dinámica. De esta manera es como <strong>el</strong><br />
Imperio Romano occidental tocó a su fin a<br />
niv<strong>el</strong> general dentro de todo lo que en él se<br />
abarcaba y dentro de lo que previamente había<br />
sido la Oretania septentrional.<br />
Restos íberos y romanos en Villarrubia y sus<br />
alrededores.<br />
Como venimos comprobando, la actual<br />
provincia de Ciudad Real –la antigua Oretania<br />
septentrional íbera- es muy rica en restos<br />
prerromanos y romanos. Y <strong>el</strong> caso de<br />
Villarrubia y sus más cercanos alrededores no es<br />
una excepción. Es más, incluso se puede afirmar<br />
una presencia aún mayor y más acusada. Y la<br />
explicación no es otra sino la privilegiada<br />
situación en la que se encuadra nuestro término<br />
municipal y los ámbitos más cercanos que lo<br />
envu<strong>el</strong>ven, fundamentalmente las en otro<br />
tiempo fértiles vegas d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a y d<strong>el</strong><br />
Guadiana, así como destacados pasos naturales<br />
que se abrían por esta parte de los Montes de<br />
Toledo que hacían posible la comunicación<br />
entre las cuencas y los valles d<strong>el</strong> Guadiana y d<strong>el</strong><br />
Tajo, que hacían que esta zona fuera muy<br />
transitada. Así pues, esos dos factores, sobre<br />
todo <strong>el</strong> primero, nos explican <strong>el</strong> patrón de<br />
asentamiento y su importante densidad, tanto en<br />
época prerromana como en época romana<br />
dentro d<strong>el</strong> área objeto de estudio en <strong>el</strong> presente<br />
artículo. Patrón de asentamiento que, por otro<br />
lado, es válido para las dos etapas, pues tanto<br />
los oretanos como los romanos centraron <strong>el</strong><br />
interés por la zona en pro de su explotación<br />
agropecuaria, siendo la agricultura su mayor<br />
fuente de riqueza.<br />
Así, en época íbera los grandes oppida –<strong>el</strong> más<br />
cercano sería <strong>el</strong> de Los Toriles- organizarían la<br />
explotación económica de la zona a través de un<br />
entramado de núcleos de población menores y<br />
de distinta jerarquía, que irían desde
poblamientos de cierto rango, hasta casas<br />
individuales asociadas a alguna familia de<br />
campesinos, pasando entre medias por pequeñas<br />
aldeas o conjuntos de varias casas en las que<br />
también vivirían algunas familias de campesinos<br />
destinadas a explotar agrariamente las parc<strong>el</strong>as<br />
que entorno a <strong>el</strong>las se situaban. Ya en época<br />
romana, <strong>el</strong> esquema no variaría, sólo que en vez<br />
de girar todo este régimen de explotación d<strong>el</strong><br />
territorio entorno a los oppida –ya abandonados-<br />
, ahora lo haría alrededor de las villae o grandes<br />
explotaciones agrarias privadas, así como de<br />
numerosos núcleos urbanos y ciudades romanas<br />
de rango variable –la más cercana y destacada<br />
volvería a ser la de Los Toriles, ahora romana-,<br />
actuando estas últimas como focos<br />
administrativos y gestión d<strong>el</strong> mismo,<br />
manteniéndose esa presencia de aldeas y<br />
viviendas aisladas de campesinos. De hecho, en<br />
muchos casos, apreciamos que donde<br />
encontramos restos romanos, los hay también<br />
íberos, los cual nos indica que ese patrón de<br />
asentamiento al que nos venimos refiriendo no<br />
varió considerablemente, manteniéndose al<br />
contrario una tradición que en poco varió de la<br />
época íbera a la romana. Al menos, esto es lo<br />
que se vislumbra dentro de nuestro más cercano<br />
territorio.<br />
A continuación, nos disponemos a hacer una<br />
presentación de los focos con restos íberos y<br />
romanos más próximos a Villarrubia y a la vez<br />
una breve descripción de los más r<strong>el</strong>evantes. Y<br />
lo haremos principalmente siguiendo esos dos<br />
ejes que articularon <strong>el</strong> poblamiento en ambos<br />
períodos, es decir, por un lado, las riberas d<strong>el</strong><br />
Gigü<strong>el</strong>a, y, por otro, las d<strong>el</strong> Guadiana.<br />
Pero antes de pasar a <strong>el</strong>lo, se hace oportuno que<br />
<strong>el</strong> lector no experto sepa cómo identificar como<br />
íbero o como romano una zona de terreno con<br />
restos materiales arqueológicos en superficie.<br />
En <strong>el</strong>lo juegan un pap<strong>el</strong> esencial lo que los<br />
arqueólogos llaman “fósiles guía”, es decir,<br />
<strong>el</strong>ementos u objetos materiales de una<br />
determinada cultura exclusivos de la misma que<br />
inequívocamente y de forma exclusiva se<br />
asocian a <strong>el</strong>los. Al respecto ¿cuáles son los<br />
fósiles guía propios de la cultura íbera y cuáles<br />
los de los romanos? En primer lugar hemos de<br />
decir que hablamos de dos culturas agrarias y<br />
preindustriales y, como tales, y al igual que<br />
ocurre con las otras culturas y épocas<br />
circunscritas a ese extensísimo lapso de tiempo<br />
que va desde <strong>el</strong> Neolítico hasta la Edad<br />
Moderna y que abarcaría milenios, dentro de su<br />
cultura material tendría un protagonismo<br />
primordial la cerámica, es decir, <strong>el</strong> barro cocido<br />
como materia básica de la que estaban<br />
<strong>el</strong>aborados los recipientes y otro tipo de<br />
utensilios o artefactos. La cerámica, por su<br />
utilidad, practicidad y lo abundante que es la<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
40<br />
materia prima con la que se <strong>el</strong>abora –barro o<br />
arcilla-, tenía tal presencia en las culturas<br />
agrarias y preindustriales, que se trataba de uno<br />
de los <strong>el</strong>ementos materiales más característicos<br />
y con mayor presencia, junto a otros como los<br />
<strong>el</strong>aborados a partir de materiales de origen<br />
vegetal -con fibras vegetales se trenzaban<br />
cord<strong>el</strong>es y cuerdas o se tejían serones, con la<br />
madera se <strong>el</strong>aboraban mangos para herramientas<br />
o viguetas para construir las viviendas…- hueso<br />
–para fabricar diversos tipos de herramientas,<br />
así como armas o adornos personales-, piedra –<br />
con la que se <strong>el</strong>aboraban herramientas como<br />
hachas y azu<strong>el</strong>as, molinos, etc…- o metal.<br />
Molino de mano íbero.<br />
En otras palabras, la cerámica en todas esas<br />
culturas preindustriales venía a ser en su cultura<br />
material lo que para las sociedades<br />
contemporáneas supone como material<br />
preponderante <strong>el</strong> plástico y sus derivados. Si en<br />
la actualidad muchísimos de los objetos,<br />
utensilios y recipientes que utilizamos los<br />
<strong>el</strong>aboramos a partir de plástico o derivados de<br />
éste, antaño <strong>el</strong> barro cocido –es decir, la<br />
cerámica- era de lo que estaba manufacturada<br />
una buena parte de la cultura material de las<br />
sociedades preindustriales, sobre todo <strong>el</strong>ementos<br />
para <strong>el</strong> almacenaje, transporte y cocción de<br />
alimentos tanto sólidos como líquidos, es decir,<br />
recipientes a modo de vasijas, cazu<strong>el</strong>as, jarras,<br />
tinajas, etc… Además, la cerámica tiene la<br />
particularidad, junto con la piedra o algunos<br />
metales, de que es imperecedera en <strong>el</strong> tiempo,<br />
de manera que si a su notable presencia dentro<br />
de la cultura material de estas sociedades le<br />
añadimos <strong>el</strong> hecho de que, a diferencia de otros<br />
materiales con los que antaño se<br />
manufacturaban también muchísimos utensilios<br />
como los ya referidos –materiales de origen<br />
vegetal, pi<strong>el</strong>es, hueso, etc…- se conserva con <strong>el</strong><br />
paso de los siglos y los milenios, no cabe duda<br />
de por qué es la razón por la que la<br />
consideramos como uno de los principales<br />
“fósiles guía” a la hora de localizar y estudiar a<br />
las culturas que van desde los orígenes de la<br />
agricultura en <strong>el</strong> Neolítico, hasta la irrupción de<br />
las sociedades industrializadas a partir de los<br />
siglos XIX y XX, en las que, como ya hemos<br />
dicho, empiezan a proliferar otro tipo de<br />
materiales, como <strong>el</strong> plástico, diversas aleaciones
de metal y otros, que paulatinamente han ido<br />
sustituyendo a la cerámica, al hueso, a las<br />
pi<strong>el</strong>es, etc…<br />
Típica vasija decorada íbera.<br />
Fragmentos de cerámica íbera decorada encontrados<br />
en los alrededores de Villarrubia<br />
Por tanto, los restos de cerámica que<br />
encontremos en los distintos puntos y focos con<br />
indicios de presencia y actividad humana<br />
entorno a Villarrubia nos podrán rev<strong>el</strong>ar si<br />
pertenecen a una ocupación íbera o a una<br />
ocupación romana, así como a otra cultura<br />
anterior o posterior a ambas. Esto es posible<br />
porque, además, las distintas culturas que se han<br />
ido desarrollando a lo largo de la Historia han<br />
ido plasmando en su cultura material, de una<br />
manera u otra, y en función de sus posibilidades<br />
técnicas, su forma de entender la realidad, sus<br />
creencias r<strong>el</strong>igiosas y, sobre todo, sus gustos<br />
estéticos, lo cual nos ayuda <strong>el</strong> distinguir, por<br />
ejemplo, las realizaciones cerámicas de una<br />
cultura respecto a otra. Así, cada una de las<br />
distintas culturas que se han ido desarrollando a<br />
lo largo de la Historia ha ido reflejando sus<br />
gustos estéticos de una manera muy peculiar en<br />
los objetos materiales manufacturados por <strong>el</strong>las,<br />
quedando esto patente de manera muy especial<br />
en las producciones cerámicas.<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
41<br />
Al respecto, y ya centrándonos exclusivamente<br />
en las culturas íbera y romana, en primer lugar<br />
hay que señalar que las producciones cerámicas<br />
generadas por ambas culturas ya seguían la<br />
técnica d<strong>el</strong> “torno”. De hecho, es con los íberos<br />
cuando en <strong>el</strong> territorio peninsular comienzan a<br />
manufacturarse y a generalizarse este tipo de<br />
realizaciones cerámicas debido a la influencia<br />
de los comerciantes y colonizadores d<strong>el</strong><br />
Mediterráneo oriental, especialmente los<br />
fenicios, que importaron, entre otros, técnicas<br />
más avanzadas, como ésta. De esta manera, la<br />
“cerámica a torno” comienza a sustituir<br />
paulatinamente a la “cerámica a mano”, que es<br />
la que venía haciéndose durante milenios,<br />
mostrándose la primera como vasijas, u otro<br />
tipo de recipientes, más perfeccionados y de<br />
formas más regulares y homogéneas, siendo<br />
fácil de distinguir por las innumerables,<br />
d<strong>el</strong>gadas y muy próximas entre sí líneas o rayas<br />
paral<strong>el</strong>as que en <strong>el</strong>las son visibles a lo largo de<br />
toda la pieza fruto d<strong>el</strong> giro d<strong>el</strong> torno durante su<br />
proceso de <strong>el</strong>aboración y moldeado cuando <strong>el</strong><br />
barro o la arcilla aún no han sido cocidos. Esta<br />
novedosa técnica importada por los fenicios y<br />
los griegos y generalizada en <strong>el</strong> territorio<br />
peninsular por los íberos, comenzaría a<br />
imponerse sobre la anterior, acaparándola<br />
también las distintas culturas que con<br />
posterioridad se irían desarrollando, como la<br />
romana o las de época medieval, moderna…<br />
hasta llegar hasta nuestros días.<br />
El principal fósil guía de los asentamientos<br />
íberos lo va a constituir un tipo de cerámica<br />
muy singular, concretamente la “cerámica íbera<br />
decorada”. Se trataba de vasijas y recipientes<br />
cerámicos de formas muy variadas, muchas de<br />
<strong>el</strong>las inspiradas en formas fenicias y griegas,<br />
todas de un color anaranjado salpicado por<br />
dibujos principalmente geométricos –sobre todo<br />
rayas horizontales o verticales paral<strong>el</strong>as y<br />
círculos y semicírculos concéntricos- de color<br />
rojizo. No obstante, y aunque menos habitual,<br />
en otras aparecían, de forma bastante<br />
esquemática y también utilizando ese color<br />
rojizo, formas zoomorfas y antropomorfas,<br />
aisladas o conjuntadas dando lugar a escenas de<br />
guerra y de caza. En otras ocasiones, la<br />
decoración de esas cerámicas era<br />
complementada aplicando en <strong>el</strong> barro o arcilla<br />
blanda, antes de la cocción, unos pequeños<br />
s<strong>el</strong>los, con formas y motivos variados, que dan<br />
nombre a lo que ahora conocemos como<br />
“cerámicas íberas estampilladas.”<br />
En todo caso, la “cerámica íbera decorada” no<br />
será <strong>el</strong> único “fósil guía” que nos encontraremos<br />
en lo que queda de esos asentamientos íberos.<br />
Así, otros muy característicos serán<br />
manufacturas y utensilios de piedra,<br />
principalmente hachas y azu<strong>el</strong>as pulimentadas y
mu<strong>el</strong>as de molino, tanto de mano como<br />
rotatorios. Estos últimos solían hacerse bien con<br />
roca arenisca, bien con roca volcánica, ambas<br />
fácil de trabajar.<br />
En cuanto a los asentamientos romanos, <strong>el</strong> “fósil<br />
guía” por antonomasia lo constituirá también en<br />
este otro caso un tipo de cerámica igualmente<br />
muy singular, la conocida como “terra<br />
sigillata”. Ésta sería la vajilla de lujo romana,<br />
tratándose de un tipo de cerámica muy refinada,<br />
con la que también se hacían una gran variedad<br />
de recipientes cerámicos, como platos, ollitas,<br />
lucernas… En este otro caso, la “sigillata”<br />
también es inconfundible, tratándose de una<br />
cerámica sobre la que se aplicaba por toda la<br />
superficie una especie de barniz color también<br />
rojizo muy característico, presentando en<br />
muchas ocasiones como <strong>el</strong>emento decorativo<br />
leves r<strong>el</strong>ieves en forma de líneas, rosetas,<br />
<strong>el</strong>ementos de la naturaleza como plantas o<br />
animales e incluso figuras y escenas humanas.<br />
Además, solían presentar en alguna de las partes<br />
d<strong>el</strong> recipiente –normalmente en la base- una<br />
señal, que era la firma d<strong>el</strong> alfarero autor, <strong>el</strong><br />
“sigillum”, de ahí <strong>el</strong> nombre de “terra<br />
sigillata” –cerámica siglada, s<strong>el</strong>lada o firmada-.<br />
Aparte de este tipo de cerámica, y con mucha<br />
más frecuencia, en cualquier asentamiento<br />
romano también nos vamos a encontrar con la<br />
“cerámica común romana”, sin apenas<br />
decoración y que es fácil confundirla con la<br />
cerámica íbera también común.<br />
Fragmento de vasija romana de "terra sigillata".<br />
Otro fosil guía que encontramos en<br />
asentamientos con restos romanos es la “teja<br />
romana” o “tegula”. Los romanos fueron los<br />
introductores de la teja como <strong>el</strong>emento de<br />
cubrición de las viviendas y otros edificios, ya<br />
que antes, en época íbera y épocas anteriores,<br />
las techumbres se hacían a partir de ramaje y<br />
barro. La teja romana es también muy singular y<br />
fácil de identificar, pues es de forma<br />
rectangular, con nula o escasa curvatura y más<br />
bien basta. Igualmente, junto a fragmentos de<br />
terra sigillata y tegula solemos encontrarnos<br />
“pesas de t<strong>el</strong>ar”, unos bloques de barro cocido<br />
por lo general rectangulares y aplanados, d<strong>el</strong><br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
42<br />
tamaño de un puño y de cierto grosor,<br />
atravesados a su vez por su canto de lado a lado<br />
en la parte superior por un orificio circular. Este<br />
<strong>el</strong>emento jugaba un pap<strong>el</strong> básico para la<br />
utilización de los “t<strong>el</strong>ares”, unos artilugios<br />
destinados a la confección de manufacturas<br />
textiles. También, los molinos rotatorios de<br />
piedra arenisca o volcánica su<strong>el</strong>en aparecer en<br />
zonas con restos romanos, al igual que<br />
fragmentos de mosaico y vidrio. Al igual que la<br />
teja, los romanos serían los que introducirían<br />
por primera vez <strong>el</strong> vidrio en <strong>el</strong> territorio<br />
peninsular.<br />
Así pues, estos que acabamos de mencionar y<br />
otros <strong>el</strong>ementos asociados también a íberos y<br />
romanos, como otros de naturaleza metalúrgica,<br />
son los que, con casi total seguridad, nos<br />
encontremos al pisar por cualquier punto en <strong>el</strong><br />
que han estado asentados o actuando ambos<br />
entes culturales. En r<strong>el</strong>ación a los materiales<br />
metálicos que manejaban o portaban los<br />
habitantes íberos y romanos de la zona –muy<br />
generalizados y fundamentalmente hechos a<br />
partir de cobre, bronce o hierro, como monedas,<br />
objetos para la vestimenta y <strong>el</strong> decoro personal<br />
tales como fíbulas, anillos y pulseras, aperos de<br />
labranza, armas como puntas de flecha y la<br />
espada o “falcata” íbera e incluso instrumental<br />
quirúrgico…-, hay que decir que<br />
tradicionalmente han sido y siguen siendo muy<br />
codiciados por los aficionados y expoliadores y<br />
por <strong>el</strong>lo, la presencia de este tipo de objetos en<br />
estos yacimientos es cada vez más escasa.<br />
Objetos metálicos íberas (entre <strong>el</strong>los, fíbulas, puntas<br />
de flecha y una espada o "falcata").<br />
Por otro lado, en <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> área objeto de<br />
estudio que nos ocupa, salvo en algún caso que<br />
otro muy excepcional, prácticamente todos los<br />
asentamientos y yacimientos arqueológicos<br />
respectivos se encuentran superficialmente<br />
arrasados, sobre todo a causa de las labores<br />
agrícolas realizadas en los terrenos de labor bajo<br />
los que descansan la mayoría de <strong>el</strong>los, de<br />
manera que si caminamos por cualquiera de<br />
<strong>el</strong>los, lejos de ver restos de edificaciones y<br />
estructuras arquitectónicas todavía en pie, lo que<br />
iremos viendo serán esos <strong>el</strong>ementos ya<br />
mencionados que nos permiten constatar que<br />
debajo de <strong>el</strong>los existe un yacimiento
arqueológico y a qué cultura histórica se<br />
circunscriben. En la superficie de algunos de<br />
esos yacimientos arqueológicos existe tal<br />
cantidad de material arqueológico, sobre todo<br />
cerámico, que quien por diversos motivos los<br />
frecuenta –tareas agrícolas, cazadores,<br />
aficionados, expoliadores…- su<strong>el</strong>e utilizar la<br />
expresión “se pisa nada más que escombros” o<br />
“se pisan más cascotes que piedras y tierra”<br />
para referirse a la cantidad y densidad que de los<br />
mismos se da en <strong>el</strong>los.<br />
Sin más, pasemos a localizar y describir<br />
brevemente las áreas y focos de ocupación y<br />
actividad tanto íbera como romana que se han<br />
dado entorno a lo que es actualmente Villarrubia<br />
de los Ojos.<br />
Casco urbano de Villarrubia<br />
Dentro de éste, no se han encontrado vestigios<br />
de ocupación y actividad íbera, pero sí romana,<br />
aunque bastante insignificantes. Concretamente,<br />
en lo que tradicionalmente se ha llamado los<br />
Huertos de Palacio, en varios puntos se han<br />
encontrado y localizado, entre otros, algunas<br />
cerámicas y monedas de esta época. Estos<br />
puntos se encuentran próximos a algunos de los<br />
manantiales y arroyu<strong>el</strong>os que en esta área han<br />
existido históricamente, como los d<strong>el</strong> Caño<br />
Arriba o d<strong>el</strong> Lavadero, lo cual pone de<br />
manifiesto un pequeño poblamiento asociado a<br />
la explotación de las huertas desarrolladas en los<br />
fértiles terrenos que aquí hemos podido<br />
encontrar hasta hace bien poco.<br />
Riberas y vegas d<strong>el</strong> Río Gigü<strong>el</strong>a<br />
En este caso sí que hablamos de un poblamiento<br />
y una actividad, tanto en época íbera como en<br />
época romana, muchísimo más acentuado y<br />
extenso que <strong>el</strong> anterior. Anteriormente<br />
subrayábamos la estrecha r<strong>el</strong>ación existente en<br />
ambas épocas entre <strong>el</strong> patrón de poblamiento y<br />
actividad humana y los cursos fluviales<br />
existentes en la cuenca d<strong>el</strong> Guadiana dentro de<br />
lo que es actualmente la provincia de Ciudad<br />
Real. Como ya dijimos, dicho patrón de<br />
poblamiento y actividad tanto íberos como<br />
romano se distribuiría siguiendo como ejes<br />
principales las riberas y vegas de los ríos que<br />
aquí encontramos: Guadiana, Gigü<strong>el</strong>a, Jabalón,<br />
Záncara, Azuer y Amarguillo,<br />
fundamentalmente. Respecto a nuestro río más<br />
próximo, <strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a, ya desde Alcázar de San<br />
Juan y pasando sucesivamente por Villarta y<br />
Arenas, se aprecia una densidad de restos de<br />
asentamientos muy acusada. Podemos destacar<br />
en ese primer recorrido a la actual Alcázar de<br />
San Juan, que sería la importante ciudad romana<br />
de Alces, <strong>el</strong> puente romano de Villarta o <strong>el</strong><br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
43<br />
propio municipio de Arenas de San Juan, bajo <strong>el</strong><br />
cual yace otro destacado poblamiento romano.<br />
Entre uno y otro de estos tres municipios,<br />
siguiendo las riberas y vegas d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a se<br />
insertan multitud de restos de poblamiento tanto<br />
íberos como romanos, en muchos casos<br />
superpuestos, y de distinta envergadura, desde<br />
pequeños focos aislados hasta extensiones de<br />
verdadera notoriedad. En muchos casos, tal es la<br />
densidad de los mismos y la poca distancia que<br />
separa unos de otros, que parece todo un<br />
continuo.<br />
<strong>Desde</strong> Arenas de San Juan hasta Villarrubia<br />
encontramos más de lo mismo, pero por tratarse<br />
de un ámbito mucho más cercano y <strong>el</strong> que es<br />
nuestro objeto de estudio nos vamos a detener<br />
algo más. Pasado Arenas, siguiendo <strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a<br />
aguas abajo hasta la Carretera Daimi<strong>el</strong>-<br />
Villarrubia, nos encontremos yacimientos<br />
verdaderamente notorios como <strong>el</strong> de La<br />
Cañadilla, <strong>el</strong> d<strong>el</strong> Monte Máximo, <strong>el</strong> de<br />
Buenavista y <strong>el</strong> de la Fuente de las Poza”, este<br />
último al lado de la Carretera de Daimi<strong>el</strong>,<br />
concretamente en la bifurcación donde<br />
comienza <strong>el</strong> Carreterín de Manzanares.<br />
En todos <strong>el</strong>los, así como en otros focos menores<br />
situados entremedias, encontramos<br />
entremezclados restos íberos y romanos. Los<br />
tres que acabamos de mencionar serían núcleos<br />
de población destacados y al respecto cabe<br />
destacar los restos de una necrópolis o<br />
cementerio romano salido a la luz hace pocos<br />
años en <strong>el</strong> yacimiento d<strong>el</strong> Monte Máximo. Unas<br />
tareas agrícolas sacaron a la superficie un<br />
conjunto de “urnas funerarias”, en las que se<br />
encontraban depositadas las cenizas de difuntos<br />
y algunos ajuares. Hay que saber que tanto los<br />
íberos como los romanos incineraban sus<br />
difuntos y las cenizas las depositaban en unas<br />
vasijas o “urnas funerarias”, que terminaban por<br />
ser alojadas en una necrópolis o cementerio<br />
situado fuera d<strong>el</strong> poblado.<br />
Al otro lado de la Carretera de Daimi<strong>el</strong>,<br />
siguiendo de nuevo d<strong>el</strong> curso d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a aguas<br />
abajo hasta <strong>el</strong> Carreterín de Las Tablas o d<strong>el</strong><br />
Molino de Griñón, volvemos a toparnos con una<br />
buena cantidad de restos íberos y romanos, que,<br />
en prácticamente todos los casos, se<br />
entremezclan. De entre <strong>el</strong>los destacaremos en<br />
esta ocasión los yacimientos d<strong>el</strong> Ojo Ricop<strong>el</strong>o,<br />
Las Bachilleras, Las Matillas, El Lote, El<br />
Redondal y Los Oju<strong>el</strong>os. En este caso cabe<br />
resaltar que, de entre los restos materiales<br />
arqueológicos en superficie hallados en El<br />
Redondal y en Las Matillas se han encontrado<br />
fragmentos de mosaico, lo cual es bastante<br />
reseñable y nos puede hablar de la existencia,<br />
tanto en uno o como en otro, de una villa<br />
romana, es decir, una gran finca de labor<br />
privada donde <strong>el</strong> gran y opulento terrateniente
propietario, que por lo normal vivía en la<br />
ciudad, tendría además su residencia de campo,<br />
dotada, como solía ser habitual de todo tipo de<br />
lujos, entre <strong>el</strong>los mosaicos, que no estaban al<br />
alcance de cualquier ciudadano d<strong>el</strong> Imperio<br />
romano.<br />
Curiosamente, al otro lado d<strong>el</strong> Carreterín de Las<br />
Tablas o d<strong>el</strong> Molino de Griñon, rompiéndose la<br />
dinámica que encontrábamos a lo largo d<strong>el</strong> todo<br />
<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a aguas arriba, apenas volvemos a<br />
encontrar asentamientos y restos de época íbera<br />
y romana, existiendo un vacío hasta llegar a lo<br />
que es actualmente <strong>el</strong> Parque Nacional de Las<br />
Tablas, donde volvemos a encontrar de nuevo<br />
un poblamiento muy denso.<br />
Por otro lado, cabe destacar que todo <strong>el</strong><br />
poblamiento íbero y romano a lo largo d<strong>el</strong> curso<br />
d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a se sitúa preferentemente en las<br />
riberas de la izquierda aguas abajo. Este curioso<br />
hecho parece que está r<strong>el</strong>acionado con la<br />
situación de los numerosos manantiales o<br />
descargaderos d<strong>el</strong> Acuífero 23, los “ojos” y<br />
“ojillos” de la vega d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a –como los d<strong>el</strong><br />
Ojo de la Médica, la Fuente de las Pozas, <strong>el</strong> Ojo<br />
Ricop<strong>el</strong>o, Los Oju<strong>el</strong>os…- que también se sitúan<br />
en su margen izquierda. Muchos de los<br />
asentamientos mencionados se asocian a dichos<br />
manantiales, manantiales por los que fluía agua<br />
totalmente dulce y que contrastaba con la<br />
salobre d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a, lo cual nos explica por qué<br />
los poblados y aldeas de estas épocas escogían<br />
esa ribera y no la otra, para tener acceso a la<br />
siempre vital agua dulce.<br />
Riberas y vegas d<strong>el</strong> Río Guadiana<br />
Si <strong>el</strong> poblamiento alrededor d<strong>el</strong> río Gigü<strong>el</strong>a en<br />
épocas íbera y romana fue muy pronunciado, no<br />
lo sería menos a lo largo d<strong>el</strong> otro río más<br />
cercano a Villarrubia, <strong>el</strong> Guadiana, donde<br />
encontraríamos la misma dinámica de<br />
ocupación y actividad íbera y romana. Y ya casi<br />
desde su mismo nacimiento, muy cerca de los<br />
célebres Ojos d<strong>el</strong> Guadiana, encontraríamos un<br />
núcleo de población muy destacado,<br />
concretamente <strong>el</strong> más destacado de la zona<br />
objeto de estudio. Nos referimos al paraje Los<br />
Toriles, dentro d<strong>el</strong> término municipal de<br />
Villarrubia. En éste, que es precedido por los<br />
también notables y coetáneos restos de Casas<br />
Altas, <strong>el</strong> profesor Francisco Javier Morales<br />
Hervás ha sugerido la existencia de una<br />
verdadera oppida íbera, que tras la romanización<br />
tuvo continuidad como una importante ciudad<br />
romana dentro de lo que sería la comarca que<br />
estamos estudiando –algunos autores sitúan aquí<br />
la ubicación de ciudades romanas de la Oretania<br />
septentrional todavía no localizadas con<br />
seguridad como Laminium, Caput Fluminus<br />
Anae o Murum.<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
44<br />
Lo cierto es que la extensa porción de loma<br />
ribereña al río en la que se sitúa este núcleo de<br />
población presenta una densidad de material<br />
arqueológico realmente grande, encontrándose<br />
plagada, como los demás yacimientos de esta<br />
época, sobre todo de fragmentos de vasijas tanto<br />
íberas como romanas, así como tegulas, pesas<br />
de t<strong>el</strong>ar, fragmentos de mu<strong>el</strong>as de molino, etc…<br />
"Tegula" o teja y pesa de t<strong>el</strong>ar romana encontradas en<br />
los alrededores de Villarrubia.<br />
Además, prueba de la riqueza arqueológica de<br />
este sitio la ha dado la enorme cantidad de<br />
aficionados y expoliadores que, venidos de<br />
distintos puntos de la geografía española,<br />
fundamentalmente de Andalucía, han venido<br />
barriendo literalmente <strong>el</strong> yacimiento con<br />
detectores de metales buscando tesoros y<br />
objetos de valor, sobre todo monedas. Quienes<br />
han presenciado dicho expolio afirman que de<br />
allí se han llevado cientos y cientos de monedas<br />
íberas y romanas, incluso griegas, muchas de<br />
enorme valor numismático. También se han<br />
llevado una grandísima cantidad de otros<br />
objetos metálicos como fíbulas, figurillas y<br />
estatuillas e incluso se habla de que también allí<br />
se han encontrado espadas o “falcatas” íberas,<br />
muy codiciadas por esos aficionados y<br />
expoliadores. Por otro lado, esas acciones de<br />
expolio llevadas a cabo allí no sólo han<br />
resultando dañinas por <strong>el</strong> hurto patrimonial que<br />
han supuesto, sino porque también, en otros<br />
casos, han destruido <strong>el</strong>ementos arqueológicos de<br />
incalculable valor, entre <strong>el</strong>los parte de la<br />
necrópolis –o cementerio- que se asociaba a la<br />
oppida romana, destrucción por la cual se tuvo<br />
que acometer a finales de los años noventa una<br />
excavación arqueológica de urgencia.
Otro foco de interés aledaño a Los Toriles lo<br />
representa un punto intermedio entre éste y<br />
Casas Altas, donde, según dejan entrever<br />
algunas fuentes, los cartagineses, en sus<br />
correrías por <strong>el</strong> territorio peninsular durante la II<br />
Guerra Púnica, establecerían un campamento<br />
para terminar entablando la “Batalla de Los<br />
Toriles”, que les enfrentaría a la oppida íbera<br />
allí existente, que al parecer empleó una manada<br />
de toros para combatir a los cartagineses.<br />
Ambos hechos, la instalación d<strong>el</strong> campamento<br />
cartaginés y <strong>el</strong> enfrentamiento que se sucedió a<br />
continuación explican <strong>el</strong> descubrimiento, hace<br />
algunos años, d<strong>el</strong> esqu<strong>el</strong>eto de un <strong>el</strong>efante d<strong>el</strong><br />
ejército cartaginés en <strong>el</strong> lecho d<strong>el</strong> río Guadiana,<br />
así como <strong>el</strong> hallazgo d<strong>el</strong> conocido como<br />
“Tesoro de Villarrubia”, al que, igualmente, ya<br />
hemos hecho alusión. En este último caso<br />
estaríamos hablando de un conjunto de monedas<br />
ocultadas intencionadamente con una intención<br />
temporal por algún o algunos soldados<br />
cartagineses que, finalmente, las olvidaron o no<br />
pudieron rescatarlas de su escondite.<br />
También, en plenos Ojos d<strong>el</strong> Guadiana,<br />
antecediendo a Casas Altas y a Los Toriles,<br />
muy cerca, se encuentra La Isla, un<br />
promontorio de terreno que se alzaba totalmente<br />
rodeado de agua en medio d<strong>el</strong> nacimiento d<strong>el</strong><br />
Guadiana. Aquí también podemos ver restos de<br />
ocupación y actividad íbera y romana,<br />
destacando unos orificios circulares de unos 20-<br />
30 centímetros de diámetro y otros tantos de<br />
profundidad que, excavados en la roca madre<br />
que aflora en este promontorio, actuarían como<br />
morteros para machacar cereal con palos u otros<br />
artilugios. Junto a <strong>el</strong>los se descubrió hace unas<br />
décadas una cueva que, según los testigos,<br />
albergaba en su interior vasijas íberas llenas de<br />
cereal que, debido al paso d<strong>el</strong> tiempo, se<br />
encontraba calcinado. La entrada a dicha cueva<br />
se encuentra actualmente cegada y buena parte<br />
de los morteros que la rodeaban excavados en la<br />
roca madre han terminado por ser destruidos,<br />
aunque, no obstante, aún pueden verse todavía<br />
intactos algunos de <strong>el</strong>los.<br />
Además, <strong>el</strong> conjunto arqueológico de La Isla-<br />
Casas Altas-Los Toriles destaca porque, aunque<br />
se encuentra en su totalidad superficialmente<br />
arrasado –como <strong>el</strong> resto de yacimientos<br />
coetáneos de la zona-, en su más inmediato<br />
entorno se conservan en pie unas estructuras<br />
arquitectónicas que posiblemente se asocian a la<br />
ocupación romana. Efectivamente, a escasos<br />
metros d<strong>el</strong> mismo encontramos dos represas que<br />
atraviesan todo <strong>el</strong> lecho d<strong>el</strong> Guadiana de orilla a<br />
orilla. De cerca de un kilómetro de longitud<br />
cada una y considerable monumentalidad, se<br />
encuentran construidas con piedras de mediano<br />
tamaño y argamasa reforzada con escombros<br />
cerámicos y una de <strong>el</strong>las incorpora en su parte<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
45<br />
central los restos de un molino hidráulico, <strong>el</strong><br />
conocido como Molino de El Arqu<strong>el</strong>. Con casi<br />
toda seguridad su antigüedad se remonta a la<br />
época medieval, puede que musulmana, pero no<br />
es descartable que fueran construidas por los<br />
romanos, que además las utilizarían como paso<br />
o calzada para pasar de una orilla a otra.<br />
Una de las presas de posible origen romano en <strong>el</strong><br />
paraje La Isla-Casas Altas-Los Toriles (Ojos d<strong>el</strong><br />
Guadiana).<br />
Dejando La Isla, Casas Altas y Los Toriles y<br />
siguiendo <strong>el</strong> Guadiana aguas abajo hasta llegar<br />
al Parque Nacional de Las Tablas, casi<br />
continuamente nos volvemos a encontrar una y<br />
otra vez con nuevos puntos de ocupación y<br />
actividad íbera y romana, de menor entidad que<br />
Los Toriles, pero en muchos casos nada<br />
despreciables, de entre los que sólo<br />
destacaremos dos puntos muy concretos.<br />
Situados ambos también en la margen izquierda<br />
d<strong>el</strong> río sobre una amplia loma cada uno, uno de<br />
<strong>el</strong>los lo encontraremos en <strong>el</strong> paraje conocido<br />
como La Parrilla o Charca de la Casa d<strong>el</strong><br />
Cura, entre los molinos de Zuacorta y La<br />
Máquina, y <strong>el</strong> otro, en esta ocasión, muy<br />
próximo al Molino Nuevo, en lo que se conoce<br />
como Curenga. Por su tamaño y extensión y la<br />
riqueza de los materiales hallados en <strong>el</strong>los,<br />
íberos y romanos, sí que merece la pena<br />
resaltarlos, pues debieron de ser poblados de<br />
gran envergadura. Además, en <strong>el</strong> primero, en <strong>el</strong><br />
de La Parrilla o la Charca de la Casa d<strong>el</strong> Cura,<br />
también existe una represa semejante a las que<br />
encontramos en <strong>el</strong> paraje La Isla-Casas Altas-<br />
Los Toriles y que igualmente, r<strong>el</strong>acionado en<br />
esta ocasión <strong>el</strong> Batán de La Parrilla, comunica<br />
ambas orillas d<strong>el</strong> río a lo largo un kilómetro –<br />
hubiese podido actuar igualmente como<br />
calzada-, remontándose posiblemente también a<br />
la época romana, por lo que estaría en r<strong>el</strong>ación<br />
con <strong>el</strong> poblado en cuestión. Poblado que, por<br />
otra parte, hay quien ve en él la ciudad romana<br />
de Murum, pues algunas formas de la orografía<br />
d<strong>el</strong> terreno en <strong>el</strong> que se asienta <strong>el</strong> yacimiento<br />
dejan intuir la existencia de una potente muralla,<br />
que se encontraría actualmente soterrada bajo<br />
una capa de sedimento y que es la que le daría<br />
nombre a este destacado núcleo de población.
Otros asentamientos y restos de ocupación y<br />
actividad íberos y romanos próximos a<br />
Villarrubia<br />
Fuera de lo que son las vegas y las riberas d<strong>el</strong><br />
Gigü<strong>el</strong>a y d<strong>el</strong> Guadiana, donde se concentraría,<br />
con diferencia, <strong>el</strong> grueso d<strong>el</strong> poblamiento<br />
oretano y romano de la zona estudiada, existen<br />
otros focos muy próximos a nuestro municipio,<br />
y en este caso muy localizados, donde<br />
igualmente se ha detectado presencia y<br />
actividad por parte de ambos entes culturales, en<br />
algunos casos de forma muy destacada. Es <strong>el</strong><br />
caso de los poblados de El Allozar, Paulilla,<br />
Xétar y, sobre todo, Renales. Se trata de<br />
asentamientos que, al igual que ocurriría con los<br />
que de menor entidad se han detectado dentro<br />
de lo que es <strong>el</strong> casco urbano de Villarrubia y a<br />
los que ya nos hemos referido, se r<strong>el</strong>acionarían<br />
con los numerosos manantiales y arroyos que<br />
nacen y discurren a lo largo de la vertiente sur<br />
de nuestra sierra. En torno a <strong>el</strong>los se han<br />
generado históricamente tierras muy fértiles que<br />
han posibilitado <strong>el</strong> desarrollo de huertas muy<br />
ricas y productivas, lo cual explica la existencia<br />
de estos asentamientos ya desde época tan<br />
remota y que algunos de <strong>el</strong>los se hayan seguido<br />
explotando y habitando casi sin ininterrupción<br />
en <strong>el</strong> tiempo alcanzando también las épocas<br />
medieval, moderna… hasta hace tan sólo unas<br />
décadas, caso, especialmente, de Xétar y<br />
Renales<br />
En la Cabezu<strong>el</strong>a de Renales también<br />
encontramos restos de ocupación posiblemente<br />
íbera o romana o de ambas. En este caso, lo que<br />
en lo alto de este promontorio podemos<br />
encontrar actualmente es un importante<br />
amontonamiento de piedras y todo parece<br />
indicar que es fruto d<strong>el</strong> proceso de derrumbe de<br />
una pequeña fortaleza o punto de vigía que, a<br />
modo de atalaya, existiría allí. Por sus<br />
características y ubicación, no parece responder<br />
a un “cast<strong>el</strong>lón” anterior de la Edad d<strong>el</strong> Bronce<br />
y, aunque sí que podría ser medieval, la técnica<br />
constructiva empleada, <strong>el</strong> hecho de situarse muy<br />
cerca d<strong>el</strong> asentamiento romano de “Renales” y<br />
<strong>el</strong> que se hayan encontrado allí algunos<br />
fragmentos cerámicos y alguna moneda<br />
atribuibles a los íberos y a los romanos, lo sitúa<br />
más en r<strong>el</strong>ación con las culturas que estamos<br />
estudiando. De modo que, originariamente bien<br />
podría ser una fortificación íbera que, como<br />
sucedería en otros muchos casos,<br />
posteriormente sería aprovechada y reutilizada<br />
por los romanos.<br />
Fuera ya de lo que son poblados o focos de<br />
asentamiento u ocupación, merece la pena<br />
también destacar algunas posibles vías de<br />
comunicación que, utilizadas por los íberos,<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
46<br />
posteriormente serían también reutilizadas y<br />
transitadas por los romanos. Entre <strong>el</strong>las se<br />
encontrarían las vías pecuarias que surcan<br />
nuestro más próximo entorno, que se remontan<br />
a etapas anteriores como la Edad d<strong>el</strong> Bronce.<br />
Especial importancia tendrían nuestras vías<br />
pecuarias serranas, que permitirían <strong>el</strong> paso por<br />
esta zona de los Montes de Toledo y pasar de la<br />
llanura toledana a La Mancha, sobre todo la que<br />
conocemos ya desde época reciente como<br />
Colada de Los Santos o Camino de Consuegra.<br />
Efectivamente, este sería uno de los caminos<br />
principales que comunicarían la importante<br />
ciudad romana de Consaburum –la actual<br />
Consuegra”- con las ciudades romanas de la<br />
Oretania septentrional y las ricas tierras de la<br />
red hidrográfica d<strong>el</strong> Guadiana, camino que,<br />
como todos sabemos, se ha estado utilizando<br />
hasta hace r<strong>el</strong>ativamente poco.<br />
Yacimientos y restos íberos y romanos en <strong>el</strong><br />
Parque Nacional de Las Tablas<br />
Como es lógico, la dinámica de poblamiento y<br />
actividad en las ricas vegas y riberas d<strong>el</strong><br />
Gigü<strong>el</strong>a y d<strong>el</strong> Guadiana tampoco iba a ser algo<br />
ajeno entorno a lo que actualmente es <strong>el</strong> Parque<br />
Nacional de Las Tablas, punto en <strong>el</strong> que<br />
convergen ambos cursos fluviales. Y como es<br />
de esperar, la exuberancia de aqu<strong>el</strong>la zona,<br />
rodeada de tierras muy fértiles y una gran<br />
riqueza piscícola y cinegética, entre otros,<br />
propiciaría un poblamiento en ambas épocas<br />
muy marcado. Hablar de la enorme riqueza<br />
arqueológica asociada a las épocas íbera y<br />
romana tanto dentro como en lo que son los más<br />
inmediatos alrededores de nuestro Parque<br />
Nacional bien podría valer un artículo aparte,<br />
por <strong>el</strong>lo sólo nos limitaremos a mencionar los<br />
yacimientos y restos más r<strong>el</strong>evantes aquí<br />
encontrados. Es <strong>el</strong> caso de numerosas islas<br />
como la Isla d<strong>el</strong> Pan o la Isla de las Cañas,<br />
tratándose esta última de una motilla de la Edad<br />
d<strong>el</strong> Bronce que, tras su abandono -y con <strong>el</strong> paso<br />
de algunos siglos-, sería ocupada tanto por<br />
íberos como romanos. Igualmente nos<br />
encontramos con asentamientos ribereños de<br />
gran magnitud, entre los que destaca, por<br />
encima de todos, los de Cañada Mendoza, Las<br />
Higuerillas y <strong>el</strong> Quinto de las Torres, en <strong>el</strong> que<br />
recientemente han aparecido fortuitamente<br />
restos de frescos decorados, otro <strong>el</strong>emento que<br />
vislumbra que sus moradores gozaban de una<br />
gran opulencia. Además, junto a este último<br />
volvemos a encontrarnos unas represas similares<br />
a las ya mencionadas, siendo bastante peculiar<br />
una de <strong>el</strong>las, pues tiene forma de herradura,<br />
interconectando la orilla derecha d<strong>el</strong> humedal<br />
con un rosario de islas internas.
Otros yacimientos algo más alejados de<br />
Villarrubia<br />
Finalmente, si nos alejamos algo más de la zona<br />
nuclear que estamos analizando, existen otros<br />
puntos con restos de ocupación y actividad<br />
íbero-romano que, todavía r<strong>el</strong>ativamente<br />
cercanos, son dignos de mencionar. Por<br />
ejemplo, otros asentamientos de la zona de<br />
Daimi<strong>el</strong> como <strong>el</strong> de la Motilla de los Palacios y<br />
sus inmediaciones, de nuevo una motilla de la<br />
Edad d<strong>el</strong> Bronce otra vez ocupada<br />
sucesivamente por íberos y romanos. Otro caso<br />
sería <strong>el</strong> de La Tejera, en esta ocasión muy cerca<br />
de Malagón.<br />
También es de destacar lo que encontramos en<br />
la vecina localidad de Consuegra, municipio que<br />
en época romana fue la notable ciudad de<br />
Consaburum, que, en gran parte, basaba su<br />
prosperidad a las fértiles vegas d<strong>el</strong> río<br />
Amarguillo, de manera que, tal como ocurre<br />
aquí a lo largo d<strong>el</strong> Gigü<strong>el</strong>a y d<strong>el</strong> Guadiana,<br />
todas <strong>el</strong>las están repletas de restos<br />
arqueológicos asociadas a núcleos de<br />
explotación agraria. Testigo de la prosperidad<br />
de los habitantes de Consaburum son los restos<br />
de unos baños romanos que aún son visibles en<br />
las cercanías d<strong>el</strong> municipio y que pertenecerían<br />
a la villae o residencia de lujo rural de alguno de<br />
los opulentos habitantes de la ciudad romana.<br />
Además, Consaburum, principal núcleo<br />
productor de terra sigillata de todo <strong>el</strong> área que<br />
estamos analizando, estaba dotada de<br />
infraestructuras muy notables tales como un<br />
acueducto y una presa que, enclavada esta<br />
última en <strong>el</strong> cauce d<strong>el</strong> río Amarguillo, todavía<br />
sigue en pie y es considerada como la presa más<br />
larga de lo que fue <strong>el</strong> Imperio Romano. La<br />
rotura de esta presa en 1891 fue la causa de la<br />
catastrófica inundación de arrasó buena parte de<br />
este municipio y en la que Villarrubia tomó gran<br />
protagonismo en las tareas de socorro gracias a<br />
la buena comunicación serrana entre ambas<br />
localidades por medio de la Colada de Los<br />
Santos o Camino de Consuegra, como ya hemos<br />
mencionado, vía de comunicación destacada ya<br />
utilizada por íberos y romanos.<br />
No obstante, hubo otras vías de comunicación<br />
más importantes también muy cercanas que<br />
atravesaban los Montes de Toledo y permitían <strong>el</strong><br />
paso a uno y otro lado de sus lados, discurriendo<br />
estos por los pasos naturales de Fuente <strong>el</strong> Fresno<br />
y Puerto Lápice que, especialmente en época<br />
romana, permitían, entre otros, la comunicación<br />
de las importantes ciudades de Toletum y<br />
Consaburum con las ciudades y núcleos de<br />
población importantes d<strong>el</strong> valle d<strong>el</strong> Guadiana –<br />
Alces, Laminium, Oreto, Los Toriles…-.<br />
Por último, en algunos focos de esta parte de los<br />
Montes de Toledo existen también yacimientos<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
47<br />
metalíferos, fundamentalmente de cobre, que<br />
fueron explotados por los íberos y, sobre todo,<br />
los romanos. Estas explotaciones metalíferas se<br />
localizan preferentemente en las vecinas zonas<br />
serranas de Fuente <strong>el</strong> Fresno, Los Cortijos y<br />
Malagón, destacando de entre todas <strong>el</strong>las las<br />
Minas de La Serrana, localizadas a los pies d<strong>el</strong><br />
cerro de La Calderina, muy cerca de la<br />
Carretera de Toledo a pocos kilómetros de<br />
Fuente <strong>el</strong> Fresno.<br />
Conclusión.<br />
Con esta exposición queda más que claro <strong>el</strong><br />
riquísimo patrimonio arqueológico –y en esta<br />
ocasión sólo hemos hablado de las épocas íbera<br />
y romana- que yace bajo <strong>el</strong> término municipal<br />
de Villarrubia de los Ojos y sus más inmediatos<br />
alrededores. Como hemos venido viendo, no<br />
sólo contamos con una enorme abundancia de<br />
yacimientos arqueológicos de estas y otras<br />
épocas, sino también con algunos de gran<br />
magnitud e importancia –caso, por ejemplo, d<strong>el</strong><br />
de Los Toriles-. Pero, lamentablemente, la<br />
inmensa mayoría se encuentran<br />
superficialmente arrasados y, sobre todo y lo<br />
más grave, altamente saqueados y expoliados.<br />
Por <strong>el</strong>lo, es de vital importancia despertar entre<br />
nuestros vecinos y en la sociedad en general, así<br />
como en las instituciones que nos representan,<br />
la concienciación por <strong>el</strong> respeto y la puesta en<br />
valor d<strong>el</strong> patrimonio histórico, que es de todos,<br />
pues todos compartimos <strong>el</strong> mismo pasado y<br />
nadie puede adueñarse y disfrutar de él de forma<br />
privada y, ni mucho menos, alterarlo o<br />
destruirlo, afirmación que, por otra parte, es<br />
corroborada por la legislación vigente, que<br />
contempla como d<strong>el</strong>ito cualquier actuación que<br />
atente contra <strong>el</strong>lo. Pasado que, por otro lado,<br />
sólo es posible conocer a través de trabajos de<br />
investigación -fundamentalmente arqueológica<br />
en <strong>el</strong> caso que nos ocupa- y, por desgracia, hasta<br />
día de hoy, quitando actuaciones muy puntuales<br />
como la realización de la necesaria Carta<br />
Arqueológica Municipal, en <strong>el</strong> término de<br />
Villarrubia prácticamente han sido inexistentes,<br />
cuando realmente tenemos algunos yacimientos<br />
arqueológicos dignos de <strong>el</strong>lo, cuyo estudio nos<br />
ayudaría a comprender mucho mejor ese pasado<br />
que nos explica y ayuda a entender quiénes<br />
somos hoy en día y <strong>el</strong> contexto que nos<br />
envu<strong>el</strong>ve. Y parte de lo que somos se lo<br />
debemos en buena parte a los oretanos y los<br />
romanos que vivieron y actuaron por aquí hace<br />
ya muchos siglos, cuyo sustrato cultural aún<br />
pervive de una u otra manera en la actualidad<br />
entre nosotros.
HISTORIA<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
ORÍGENES DE LA BIBLIOTECA MUNICIPAL<br />
DE VILLARRUBIA DE LOS OJOS<br />
48<br />
Víctor Manu<strong>el</strong> Luna Muñoz<br />
Con este trabajo queremos dar a conocer algunos datos sobre los orígenes de la Biblioteca Municipal de<br />
Villarrubia de los Ojos. Nos remontaremos a sus orígenes y llegaremos, aproximadamente, hasta los años<br />
70. La principal fuente documental que se ha usado han sido los libros de Actas d<strong>el</strong> Pleno, en los cuales se<br />
recogen diversos acuerdos sobre la Biblioteca, aunque también se han usado otras fuentes.<br />
En los libros de Actas d<strong>el</strong> Pleno Municipal,<br />
encontramos que la Biblioteca Pública<br />
Municipal de Villarrubia de los Ojos, fue<br />
inaugurada <strong>el</strong> 18 de julio de 1957, por <strong>el</strong><br />
Director General de Archivos y <strong>Bibliotecas</strong>,<br />
José Antonio García Noblejas, con la asistencia<br />
d<strong>el</strong> Gobernador Civil y <strong>el</strong> Consejo Coordinador.<br />
Pero en las actas d<strong>el</strong> Pleno encontramos<br />
referencias anteriores r<strong>el</strong>ativas a la<br />
Biblioteca.Ya en 1945, en la sesión c<strong>el</strong>ebrada <strong>el</strong><br />
1 de febrero, fue aprobado <strong>el</strong> contrato suscrito<br />
por la Alcaldía-Presidencia en 26 de enero de<br />
1945 con la Editora Nacional, para la compra de<br />
una biblioteca compuesta por 150 volúmenes, al<br />
pecio de 2000 pesetas a pagar en dos plazos. En<br />
1947 y 1948 vemos acuerdos similares para la<br />
compra de nuevos libros, igualmente con<br />
Editora Nacional, dependiente d<strong>el</strong> Ministerio de<br />
Información y Turismo.<br />
En 1951 encontramos un dato mucho más<br />
interesante. En <strong>el</strong> acta de la sesión c<strong>el</strong>ebrada <strong>el</strong><br />
día 21 de febrero, uno de los puntos d<strong>el</strong> orden<br />
d<strong>el</strong> día es <strong>el</strong> acuerdo por unanimidad de crear en<br />
Villarrubia la Biblioteca Municipal. En este<br />
mismo punto se da cuenta de las dependencias<br />
que ocupará la Biblioteca, que será <strong>el</strong> local en <strong>el</strong><br />
cual se hallaba “antiguamente” Secretaría.<br />
También se nombra bibliotecario a D. Luis<br />
Villalobos Villalobos, <strong>el</strong> cual se haría cargo,<br />
bajo inventario, de todos los libros adquiridos y<br />
los que se continuaran adquiriendo con destino a<br />
la Biblioteca. Termina <strong>el</strong> acuerdo con la<br />
expresión de gratitud al señor Villalobos por <strong>el</strong><br />
generoso y desinteresado ofrecimiento hecho de<br />
su persona por <strong>el</strong> desempeño de estas<br />
actividades que gustosamente acepta la<br />
Corporación.<br />
Durante estos años, e incluso antes,<br />
encontramos referencias similares, sobre<br />
contratos para la compra de libros, entre <strong>el</strong>los<br />
los sucesivos tomos de la Enciclopedia Espasa.<br />
A tenor de la información que encontramos<br />
posteriormente, podemos deducir que, tanto la<br />
compra de libros, como <strong>el</strong> acuerdo de creación<br />
de una biblioteca en 1951, fueron decisiones<br />
tomadas exclusivamente con carácter local, sin<br />
contar con medios procedentes de otras<br />
administraciones. Decimos esto porque en <strong>el</strong><br />
acta d<strong>el</strong> 27 de abril de 1955 hay un punto que<br />
trata nuevamente sobre la “Creación de una<br />
Biblioteca Municipal”. En este punto, Secretaría<br />
informa detalladamente de todo lo legislado<br />
hasta la fecha sobre la materia, de los beneficios<br />
que pueden obtenerse y de las modalidades que<br />
existen para la creación de la Biblioteca. Vistos<br />
los informes de Secretaría y tras una breve<br />
d<strong>el</strong>iberación, la Corporación “acuerda por<br />
unanimidad acogerse a las disposiciones<br />
contenidas en <strong>el</strong> Decreto de 13 de junio de 1932<br />
d<strong>el</strong> Ministerio de Instrucción Pública y B<strong>el</strong>las<br />
Artes (publicado en la Gaceta de Madrid, nº 166<br />
de 14 de junio de 1932), la Orden de 9 de marzo<br />
de 1939, la Orden de 7 de Diciembre de 1946 y<br />
las disposiciones concordantes r<strong>el</strong>ativas a<br />
<strong>Bibliotecas</strong> Municipales a fin de establecer en<br />
esta localidad la correspondiente a la primera<br />
categoría de las establecidas en <strong>el</strong> artículo 6” ,<br />
d<strong>el</strong> Decreto de 13 de junio de 1932, cuyo<br />
funcionamiento será confiado a una Junta que se<br />
titulará “Junta de la Biblioteca Municipal de<br />
Villarrubia de los Ojos”, como establece <strong>el</strong><br />
artículo 2 d<strong>el</strong> citado decreto. En este mismo<br />
punto d<strong>el</strong> acta, se acuerda ofrecer para local de<br />
la Biblioteca <strong>el</strong> que hay en la planta baja d<strong>el</strong><br />
Ayuntamiento, en <strong>el</strong> ala izquierda, entrando por<br />
la puerta principal, situado junto a las oficinas<br />
de t<strong>el</strong>égrafos. Por mobiliario “se destinará <strong>el</strong><br />
procedente de las antiguas escu<strong>el</strong>as<br />
municipales, que fue renovado al construirse las<br />
nuevas edificaciones escolares, y si fuera<br />
necesario completarlo, <strong>el</strong> Ayuntamiento se<br />
compromete a su adquisición, sujetándose a los<br />
diseños establecidos por la Junta<br />
correspondiente”. Al frente de la Biblioteca<br />
habría un bibliotecario encargado y responsable<br />
d<strong>el</strong> servicio de modo permanente, nombrado por<br />
<strong>el</strong> Alcalde-Presidente.<br />
Según <strong>el</strong> Decreto de 13 de junio de 1932, en la<br />
fachada debería situarse <strong>el</strong> rótulo “Biblioteca<br />
Pública Municipal”. También había que indicar<br />
<strong>el</strong> horario de servicio y que <strong>el</strong> acceso a la<br />
Biblioteca es libre y gratuito para todos los
habitantes d<strong>el</strong> término municipal. Este Decreto<br />
también indica que <strong>el</strong> horario de apertura al<br />
público debería ser de un mínimo de cuatro<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
49<br />
horas diarias, c<strong>el</strong>ebrando por los menos una<br />
sesión semanal de préstamo.<br />
Cubierta de la antigua tarjeta de lector de la Biblioteca Municipal<br />
La Junta de Intercambio y Adquisición de<br />
Libros para <strong>Bibliotecas</strong> públicas haría un<br />
donativo de fundación, consistente en 500<br />
volúmenes, encuadernados y con las cédulas<br />
redactadas por los catálogos de autores, de<br />
materias y topográfico. Además la Junta seguiría<br />
incrementando los fondos con un reparto cada<br />
semestre de forma preferente para las<br />
<strong>Bibliotecas</strong> de los Municipios que destinen<br />
cantidades para la compra de libros.<br />
En <strong>el</strong> acta d<strong>el</strong> 21 de mayo de 1957 volvemos a<br />
encontrar otra referencia sobre la creación de la<br />
Biblioteca Pública Municipal. Esta referencia<br />
nos lleva a la creación oficial de la Biblioteca de<br />
Villarrubia. En <strong>el</strong> decimoquinto punto d<strong>el</strong> orden<br />
d<strong>el</strong> día por Secretaría se dio lectura a una<br />
comunicación de la Dirección General de<br />
Archivos y <strong>Bibliotecas</strong> que decía: “Con esta<br />
fecha <strong>el</strong> Exc<strong>el</strong>entísimo Sr. Ministro me dice lo<br />
siguiente: “Ilm. Sr. Visto <strong>el</strong> expediente instruido<br />
en virtud de petición formulada por <strong>el</strong><br />
Ayuntamiento de Villarrubia de los Ojos<br />
(Ciudad Real), para la creación de una<br />
Biblioteca Pública Municipal de dicha<br />
localidad y visto, igualmente, <strong>el</strong> favorable<br />
informe emitido por <strong>el</strong> Servicio Nacional de<br />
Lectura, con fecha 28 d<strong>el</strong> pasado mes de<br />
Noviembre, Este Ministerio ha tenido a bien<br />
crear la Biblioteca Pública Municipal de<br />
Villarrubia de los Ojos, dependiente d<strong>el</strong> Centro<br />
Coordinador de <strong>Bibliotecas</strong> de Ciudad Real, de<br />
conformidad con lo dispuesto en <strong>el</strong> apartado c)<br />
d<strong>el</strong> artículo … d<strong>el</strong> Decreto de 4 de julio de 1952<br />
(por <strong>el</strong> que se aprueba <strong>el</strong> Reglamento d<strong>el</strong><br />
Servicio Nacional de Lectura), publicado en <strong>el</strong><br />
B.O. d<strong>el</strong> Estado de 11 de agosto d<strong>el</strong> mismo<br />
año”.- Lo que traslado a V.S. para su<br />
conocimiento y demás efectos. – Dios guarde a<br />
V.S. muchos años. Madrid 5 de Diciembre de<br />
1956. – El Director General.- Firmado.- José<br />
Antonio García Noblejas. Rubricado.- Hay un<br />
s<strong>el</strong>lo de tinta violeta que dice.- Ministerio de<br />
Educación Nacional.- Dirección General de<br />
Archivos y <strong>Bibliotecas</strong>.”<br />
Tras esta lectura la Corporación queda enterada<br />
y acuerda por unanimidad que se haga constar al<br />
Director General de Archivos y <strong>Bibliotecas</strong> <strong>el</strong><br />
reconocimiento por tal distinción.<br />
En <strong>el</strong> acta d<strong>el</strong> pleno de 20 de julio de 1957, en <strong>el</strong><br />
séptimo punto d<strong>el</strong> orden d<strong>el</strong> día, se recoge la<br />
comunicación que dirige al Ayuntamiento, <strong>el</strong><br />
Director General de Archivos y <strong>Bibliotecas</strong>, en<br />
la que f<strong>el</strong>icita al Ayuntamiento “por la<br />
inauguración de la Biblioteca Pública<br />
Municipal y se ofrece para cuanto pueda<br />
redundar en beneficio d<strong>el</strong> servicio.” Y en <strong>el</strong>
punto número 10 de la misma sesión se trata <strong>el</strong><br />
tema de la gratificación que debe concederse al<br />
encargado de la Biblioteca. Es en este punto,<br />
donde se da la información de la inauguración<br />
de la Biblioteca. El Alcalde informa a la<br />
Corporación que la Biblioteca viene<br />
funcionando desde <strong>el</strong> 18 de julio último, en que<br />
fue inaugurada por <strong>el</strong> Director General de<br />
Archivos y <strong>Bibliotecas</strong>, con la asistencia d<strong>el</strong><br />
Gobernador Civil y <strong>el</strong> Consejo Coordinador.<br />
También informa de que al frente de la misma,<br />
se encuentra <strong>el</strong> vecino, Pedro d<strong>el</strong> Pozo<br />
Redondo, “constándole que su función la viene<br />
desempeñando con bastante c<strong>el</strong>o y competencia,<br />
sin que hasta <strong>el</strong> momento se haya fijado la<br />
gratificación que debe percibir <strong>el</strong> mismo”.<br />
Indica que Pedro d<strong>el</strong> Pozo estaba trabajando<br />
desde <strong>el</strong> primero de junio, con trabajos de<br />
catalogación, colocación, etc. Visto este informe<br />
la Corporación acuerda por unanimidad fijar la<br />
suma de 12.000 pesetas en concepto de<br />
gratificación por los servicios para <strong>el</strong> año 1958<br />
y faculta al Alcalde-Presidente para que conceda<br />
una gratificación por los meses trabajados de<br />
1957 y los que restan hasta final de año, sin<br />
exceder proporcionalmente de la gratificación<br />
establecida para 1958.<br />
De la inauguración de la Biblioteca también<br />
tenemos la noticia aparecida en <strong>el</strong> periódico “La<br />
vanguardia española”, en su edición d<strong>el</strong> viernes,<br />
19 de julio de 1957. Aquí nos dice que <strong>el</strong> día<br />
anterior fue inaugurada la biblioteca con la<br />
“asistencia d<strong>el</strong> director general de Archivos y<br />
<strong>Bibliotecas</strong>, señor García Noblejas; <strong>el</strong> inspector<br />
de la misma Dirección, señor Tolsada;<br />
gobernador civil y jefe provincial d<strong>el</strong><br />
Movimiento, señor Utrera Molina y otras<br />
autoridades y jerarquías”. Dice que la<br />
biblioteca se halla instalada con todo género de<br />
detalles en <strong>el</strong> edificio d<strong>el</strong> Ayuntamiento.<br />
También cuenta la noticia que <strong>el</strong> número de<br />
libros se ha incrementado con 1.000 volúmenes,<br />
donados por la Dirección General de Archivos y<br />
<strong>Bibliotecas</strong>, la Diputación Provincial y <strong>el</strong> propio<br />
Ayuntamiento. Es curioso <strong>el</strong> dato de que las<br />
Cooperativas de la localidad subvencionarán la<br />
biblioteca con 1.000 pesetas anuales.<br />
En un breve artículo de Isab<strong>el</strong> Pérez Var<strong>el</strong>a,<br />
directora de la Biblioteca Pública d<strong>el</strong> Estado de<br />
Ciudad Real, aparecido en <strong>el</strong> número 9 de la<br />
revista “Cuadernos de Estudios Manchegos”, de<br />
1958, en <strong>el</strong> que hace un repaso al movimiento<br />
bibliotecario de la provincia de Ciudad Real,<br />
obtenemos otros datos r<strong>el</strong>ativos a nuestra<br />
biblioteca. Dice que la biblioteca fue inaugurada<br />
<strong>el</strong> día 17 de julio (debe ser un error) y que está<br />
situada en la planta baja d<strong>el</strong> edificio d<strong>el</strong><br />
Ayuntamiento, ocupando dos salas decoradas<br />
con sumo gusto y dotada de mobiliario cómodo<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
50<br />
y alegre. 856 volúmenes fueron enviados como<br />
lote inicial por <strong>el</strong> Servicio Nacional de Lectura.<br />
Tras la “bendición” de los locales y<br />
aprovechando la presencia d<strong>el</strong> director general<br />
se reunió en la biblioteca, en sesión<br />
extraordinaria, <strong>el</strong> Patronato d<strong>el</strong> Centro<br />
Coordinador de <strong>Bibliotecas</strong>.<br />
Durante la década de los años sesenta <strong>el</strong><br />
presupuesto destinado a Biblioteca rondó las<br />
cincuenta mil pesetas. Para <strong>el</strong> año 1970<br />
conocemos que 40.000 pesetas las aportaba <strong>el</strong><br />
ayuntamiento y 10.000 <strong>el</strong> Centro Coordinador<br />
Provincial.<br />
Por lo que sabemos, la Biblioteca se situó en sus<br />
orígenes, en <strong>el</strong> edificio d<strong>el</strong> Ayuntamiento. Según<br />
la obra Memoria de una Gestión Municipal:<br />
1973-1979, que es un texto en <strong>el</strong> que se recoge<br />
la actuación de la Corporación presidida por<br />
Lucio Villegas Juárez, en <strong>el</strong> año 1976 se<br />
inauguró la Biblioteca en <strong>el</strong> edificio que ocupa<br />
actualmente. En <strong>el</strong> año 1991, debido a su mal<br />
estado, se deja este edificio y hasta que<br />
nuevamente en <strong>el</strong> año 2000, se vu<strong>el</strong>ve a instalar<br />
en su sede actual, la Biblioteca estuvo situada en<br />
la Casa de Cultura.<br />
Pero incluso hubo un proyecto para situarla en<br />
otro edificio. Eso sí, todos <strong>el</strong>los situados en la<br />
Plaza de la Constitución.<br />
En la sesión extraordinaria d<strong>el</strong> Pleno c<strong>el</strong>ebrada<br />
<strong>el</strong> 26 de noviembre de 1968, se lee la circular nº<br />
77, d<strong>el</strong> Gobierno Civil, publicada en <strong>el</strong> boletín<br />
de la Provincia nº 104. En <strong>el</strong>la se expone que de<br />
acuerdo a las previsiones d<strong>el</strong> II Plan de<br />
Desarrollo se tiene previsto construir en la<br />
Provincia de Ciudad Real y en aqu<strong>el</strong>los pueblos<br />
de más de 5.000 habitantes, un total de 19<br />
bibliotecas, siendo <strong>el</strong> requisito que los<br />
ayuntamiento interesados pongan a disposición<br />
de la Dirección General de Archivos y<br />
<strong>Bibliotecas</strong>, un solar adecuado de unos 500<br />
metros cuadrados. La Corporación acuerda por<br />
unanimidad ceder dicho solar. Y en <strong>el</strong> acta d<strong>el</strong><br />
27 de junio de 1969 se acuerda poner a<br />
disposición de la Diputación Provincial, Centro<br />
Coordinador de <strong>Bibliotecas</strong> u Organismo<br />
competente (parece ser que no tienen muy claro<br />
a quien corresponde) la casa situada en la Plaza<br />
d<strong>el</strong> Caudillo, número 11 denominada Casa de<br />
Falange, transformándola en solar, para<br />
destinarla a Casa de Cultura. Este acuerdo se<br />
amplía en la sesión d<strong>el</strong> tres de octubre de 1969,<br />
consignando la superficie y linderos d<strong>el</strong> edificio<br />
destinado a la construcción de la Biblioteca:<br />
“Carmen Flores Santos, derecha entrando;<br />
izquierda, Teresa y Francisca Calcerrada<br />
Serrano y herederos de Alfonso Vallejo<br />
Rodríguez; espalda o fondo calle José Antonio<br />
(hoy Jijones) y por su frente o entrada con la<br />
Plaza d<strong>el</strong> Caudillo, con una superficie de<br />
540,10 metros cuadrados”.
A pesar de estos acuerdos, a primeros d<strong>el</strong> año<br />
1970, según la sesión d<strong>el</strong> 12 de enero, acuerdan<br />
desplazarse <strong>el</strong> mayor número posible de<br />
concejales a Ciudad Real para informarse<br />
ampliamente sobre <strong>el</strong> particular. Ya en 1971,<br />
desde <strong>el</strong> Ministerio de Educación y Ciencia se<br />
pide al Ayuntamiento unos documentos para la<br />
construcción en la localidad de un edificio con<br />
destino a Casa de Cultura. Estos documentos<br />
son, la certificación d<strong>el</strong> Registro de la Propiedad<br />
acreditando su inscripción y la libertad de<br />
cargas y gravámenes y la autorización d<strong>el</strong><br />
Ministerio de la gobernación para enajenar<br />
dichos bienes. La Corporación ordena se<br />
obtengan y remitan dichos documentos. De este<br />
proyecto de construcción de una nueva<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
51<br />
biblioteca se dio cuenta en <strong>el</strong> Boletín de la<br />
Dirección General de Archivos y <strong>Bibliotecas</strong>.<br />
En <strong>el</strong> número 127-128 de 1972 en la página 258<br />
se habla d<strong>el</strong> proyecto de Biblioteca Pública de<br />
Villarrubia de los Ojos. El proyecto es de planta<br />
alargada, con dos alturas en la fachada anterior<br />
y una, El Salón de Actos, en la posterior, con<br />
jardín interior en <strong>el</strong> que se sitúa <strong>el</strong> acceso<br />
principal. Se dice que <strong>el</strong> edificio está<br />
ambientado en las construcciones locales de<br />
paredes en blanco con tejados de teja curva y<br />
ventanales amplios en las Salas de Lectura. Pero<br />
como hemos dicho, en 1976 la Biblioteca se<br />
traslada a sus dependencias actuales y ese<br />
proyecto no llegó a realizarse. Imágenes de este<br />
proyecto:
HISTORIA<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
AGOBIOS ECONÓMICOS DEL CONCEJO<br />
DE VILLARRUBIA EN EL PASADO<br />
No se trata de volver sobre la pertinaz y tan<br />
comentada crisis económica de nuestros días.<br />
No intento incidir sobre <strong>el</strong>la, sino plantear que<br />
las dificultades económicas d<strong>el</strong> municipio no<br />
son una novedad histórica. En <strong>el</strong> pasado<br />
también se presentaron a nuestras autoridades<br />
municipales otros momentos d<strong>el</strong>icados a los<br />
cuales tuvo que hacer frente con los<br />
mecanismos que estimó oportunos.<br />
Así ocurrió en 1639, fruto de demandas que se<br />
arrastrarían d<strong>el</strong> año precedente. En efecto, <strong>el</strong> 9<br />
de marzo de dicho año se reunieron en concejo<br />
las autoridades locales para dar solución al<br />
problema financiero planteado.<br />
La reunión se llevó a cabo siguiendo <strong>el</strong> ritual<br />
que era habitual en aqu<strong>el</strong>la época y que veía<br />
desde tiempos pasados. La convocatoria se hizo<br />
“a toque de campana tañida”, es decir, con un<br />
toque especial, <strong>el</strong> correspondiente a ese evento,<br />
procedente, posiblemente, de la campana propia<br />
d<strong>el</strong> concejo. Esta estaría ubicada en las casas d<strong>el</strong><br />
ayuntamiento, que no eran las actuales, sino que<br />
se hallaban en la plaza, en <strong>el</strong> lugar que hoy<br />
ocupa <strong>el</strong> actual Casino. La campana,<br />
probablemente, se situaba en una torre<br />
precedente que habría donde se halla a la actual,<br />
<strong>el</strong>evada y reconstruida ya en <strong>el</strong> siglo XIX.<br />
La reunión fue presidida por <strong>el</strong> gobernador d<strong>el</strong><br />
duque de Híjar en la localidad, que en esos<br />
momentos era don Diego de Guevara. Junto a él<br />
se hallaban los dos alcaldes ordinarios, <strong>el</strong><br />
licenciado Francisco de Vargas Machuca (que a<br />
la hora de la firma d<strong>el</strong> acta aparece como<br />
bachiller, no como licenciado) y Cristóbal<br />
Sánchez de Rodrigo Sánchez; estando también<br />
presentes los cuatro regidores de la localidad:<br />
Jerónimo de Herrera, don Alvaro Salgado,<br />
Migu<strong>el</strong> Ramírez Ar<strong>el</strong>lano y Diego López de la<br />
Mayorazga. No consta en <strong>el</strong> acta que asistiesen<br />
otros representantes populares, como eran los<br />
jurados, pero posiblemente lo hicieron, pues <strong>el</strong><br />
acta dice que se reunieron “a boz de conçexo”.<br />
También estuvo presente <strong>el</strong> escribano, Esteban<br />
Hernández, que se encargó de levantar acta de<br />
lo tratado en la sesión y de incorporarla en <strong>el</strong><br />
libro de acuerdos d<strong>el</strong> concejo. El texto aquí<br />
comentado es una copia de la referida acta,<br />
escrita y rubricada por <strong>el</strong> mencionado escribano.<br />
Aunque trataron otra cuestión, <strong>el</strong> asunto<br />
principal fue hacer frente a esas cuestiones<br />
53<br />
Luis Rafa<strong>el</strong> Villegas Díaz<br />
financieras a las que tenía que hacer frente la<br />
localidad.<br />
Al parecer, la hacienda regia había impuesto un<br />
“servicio”, un tributo, al que habría añadido<br />
cierta cantidad d<strong>el</strong> año anterior para sufragar los<br />
gastos de guerra. De qué guerra se tratase no se<br />
explicita, aunque probablemente se trataba de la<br />
que mantenía la nación con Holanda, que llevó<br />
al conde-duque de Olivares, en <strong>el</strong> reinado de<br />
F<strong>el</strong>ipe IV, a una serie de decisiones de<br />
expansión militar en Flandes y de aumentar la<br />
flota d<strong>el</strong> Atlántico, lo que provocó enormes<br />
gastos. En aqu<strong>el</strong>la ocasión, también, los gastos<br />
proyectados fueron <strong>el</strong> doble d<strong>el</strong> ingreso<br />
presupuestado.<br />
El caso es que a la localidad le habían asignado,<br />
además d<strong>el</strong> servicio ordinario, la cantidad de<br />
1.000 ducados. La cifra no parece que fuese<br />
muy <strong>el</strong>evada, pero, en cualquier caso, era un<br />
añadido extraordinario a las tributaciones<br />
ordinarias que tendría <strong>el</strong> municipio con <strong>el</strong> señor<br />
de la localidad, <strong>el</strong> duque de Híjar, y afectaban<br />
considerablemente las menguadas arcas<br />
municipales.<br />
Para solventar los puros financieros, <strong>el</strong> concejo<br />
había desplazado a Madrid a Pedro de Yébenes,<br />
persona que consideraba competente, para<br />
negociar estos asuntos. Las pretensiones d<strong>el</strong><br />
concejo villarrubiero eran, como dice <strong>el</strong> texto,<br />
“que saque la baxa d<strong>el</strong> serviçio real y la espera<br />
de los mill ducados que le están repartidos para<br />
la guerra de treinta y ocho”. En la reunión se<br />
determinó que se enviasen a dicho representante<br />
100 reales, unos 3.100 mrs., sin duda para hacer<br />
frente a sus gastos.<br />
La gestión, al parecer, no era tanto obtener la<br />
dispensa d<strong>el</strong> pago de dichas tributaciones, sino<br />
gestionar una operación financiera.<br />
Posiblemente se le encomendó la liquidación<br />
d<strong>el</strong> importe correspondiente al servicio real,<br />
cuya cuantía se desconoce; de ahí que obtuviese<br />
la baja, la canc<strong>el</strong>ación de ese concepto. Pero <strong>el</strong><br />
problema residía en que <strong>el</strong> concejo no podía<br />
hacer frente a ese impuesto extra de los 1.000<br />
ducados para sufragar los gastos de guerra. Por<br />
<strong>el</strong>lo llevaría <strong>el</strong> encargo de hallar un financiero<br />
que ad<strong>el</strong>antase dicha cantidad, con <strong>el</strong> que<br />
debería negociar los intereses d<strong>el</strong> préstamo.<br />
Tenía instrucciones precisas, pues <strong>el</strong> texto dice<br />
que tendría que negociarlo con un límite: “a<br />
raçón de ocho por ciento o menos, si los
pudiere aver”. El interés no podría ser superior<br />
al 8%, siendo preferible que <strong>el</strong> mismo fuese<br />
menor. Las autoridades eran conscientes de que<br />
habría inconvenientes, pues añaden eso de si lo<br />
pudiese encontrar.<br />
Era un intento en cierto modo a la desesperada,<br />
pues las gestiones en la localidad y,<br />
posiblemente, en <strong>el</strong> entorno no habían sido<br />
positivas. Así lo dicen: “por no averse hallado<br />
esta cantidad, así de los medios de los adbitrios<br />
para <strong>el</strong>los <strong>el</strong>ixidos ni quien los dé prestados ni a<br />
çenso sobre los propios d<strong>el</strong> concexo”. Las<br />
gestiones no habían sido pocas, pues señalan<br />
que “se an fecho munchas e notables y<br />
estrahordinarias diligencias”. Sin embargo<br />
habían fracasado, dado que los propios de la<br />
localidad no eran respaldo suficiente (“diçen no<br />
ser de ynportancia”).<br />
En cualquier caso, había que sacar dicha<br />
cantidad de alguna parte, pues se tendría que<br />
hacer frente al préstamo que se lograse fuera, a<br />
lo que habría que añadir los correspondientes<br />
intereses.<br />
Para lograrlo recurren a un mecanismo, que<br />
probablemente debería contar con <strong>el</strong> respaldo<br />
d<strong>el</strong> señorío, de ahí la presencia d<strong>el</strong> gobernador.<br />
El plan, que no parece que fuese novedoso, pues<br />
dicen que es "de nuevo”, es decir, que lo habrían<br />
utilizado en otros momentos, era repartir <strong>el</strong><br />
conjunto d<strong>el</strong> término en quintos para <strong>el</strong><br />
“aprovechamiento de la yerva y pasto d<strong>el</strong>los”.<br />
Se arrendarían, pues, cada uno de estos lotes<br />
para <strong>el</strong> aprovechamiento ganadero, tanto de<br />
propios como de extraños. Esto lo mantendrían<br />
hasta que se sacase la cantidad a recaudar para<br />
hacer frente al préstamo e intereses.<br />
El mecanismo adoptado era posible dado que la<br />
localidad no tenía “en <strong>el</strong> término e jurisdiçión<br />
desta villa comunidad en <strong>el</strong> pasto ni en otra<br />
cossa con ninguno lugar ni unibersidad ni<br />
comunidad ni otra persona, sino que es término<br />
redondo suyo propio”.<br />
Quien estuviese interesado, propio o foráneo,<br />
tendría que arrendar <strong>el</strong> lote, comprometiéndose<br />
<strong>el</strong> concejo a vigilar que se respetase dicho<br />
arrendamiento, prohibiendo la entrada a quienes<br />
no lo tuviesen arrendado. Para lo cual se arroga<br />
la posibilidad de imponer las correspondientes<br />
penas a los posibles infractores.<br />
Las penas adoptadas a quienes usufructuasen<br />
indebidamente tales pastos, eran:<br />
- “los ganados lanares de çien caveças<br />
arriba tres ducados de día y seis de noche,<br />
y dende avaxo un quartillo por cada<br />
caveça”<br />
- “<strong>el</strong> vacuno medio real cada caveça de día<br />
y un real de noche”<br />
- “las yeguas y mulas las mismas penas”<br />
que <strong>el</strong> vacuno<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
54<br />
- “<strong>el</strong> ganado de çerda estas mismas penas”<br />
que <strong>el</strong> vacuno.<br />
Las cuantías eran claras, diferenciándose en <strong>el</strong><br />
ovino <strong>el</strong> que fuese un hato de más de 100<br />
cabezas o que fuese menor, en cuyo caso se<br />
establece la pena por cada cabeza. Y puesto que<br />
se trataría de una infracción, la pena se duplica<br />
en caso de nocturnidad, de la entrada por la<br />
noche.<br />
No obstante, las penas (como era habitual en <strong>el</strong><br />
pasado) no pasaban a engrosar en su totalidad<br />
las arcas concejiles. Se dividían en partes. En<br />
este caso se estableció un reparto en cuatro<br />
partes: concejo, juez, denunciante y la cámara<br />
de su Exc<strong>el</strong>encia. Es decir, <strong>el</strong> concejo sólo<br />
percibiría una cuarta parte de las multas<br />
impuestas.<br />
Los referidos lotes los arrendaría <strong>el</strong> concejo<br />
“libremente y sin pena alguna a quien más diere<br />
y sin perxuiçio d<strong>el</strong> derecho de su Exc<strong>el</strong>encia<br />
que tiene a la mitad d<strong>el</strong> goço de los hervaxes”.<br />
El mecanismo, pues, no era tan pingüe, pues la<br />
mitad de lo que se sacase por <strong>el</strong> mencionado<br />
arrendamiento se lo llevaba <strong>el</strong> señor de la<br />
localidad, <strong>el</strong> duque de Híjar, que por razón d<strong>el</strong><br />
señorío tenía derecho a la mitad de los pastos.<br />
En cualquier caso, no estaban las arcas<br />
municipales en disposición de acometer otras<br />
alegrías. Si lograron sus pretensiones y pudieron<br />
hacer frente holgadamente a los pagos, lo<br />
desconozco. Como también <strong>el</strong> tiempo que<br />
tuvieron que invertir en poder hacerlo. Pero <strong>el</strong><br />
recurso a la deuda y la necesidad de aplicar<br />
nuevos impuestos para su saldo no parece que<br />
sea un hecho exclusivo de los tiempos que<br />
corren.<br />
* * *<br />
Como señalaba al comienzo, en la reunión d<strong>el</strong><br />
concejo se trató otro asunto, aunque éste más de<br />
la vida cotidiana de la localidad.<br />
Se determinó que se cerraran “las eras de<br />
arriba”, cuya ubicación desconozco, pero que<br />
tal vez se trate por su posición de las de Santa<br />
Ana, para que no entrase en <strong>el</strong>las <strong>el</strong> ganado de<br />
cerda. Cabe suponer que <strong>el</strong> otro sí podría<br />
hacerlo. Y <strong>el</strong> hecho de que no pudiese <strong>el</strong> de<br />
cerda era por <strong>el</strong> destrozo que hacía, “porque las<br />
hoçan, de suerte que con <strong>el</strong>lo las ensuçian y<br />
haçen tierra y quando los vecinos quieren<br />
enparbar, respecto de estar en la forma dicha,<br />
se haçe tierra y resciven notables daños”. El<br />
motivo era claro: la destrucción que ocasionaba<br />
su entrada y los inconvenientes que producía a<br />
los vecinos que allí iban a trillar <strong>el</strong> que se<br />
mezclase <strong>el</strong> cereal con la tierra, que lo<br />
ensuciaba.<br />
Las penas para quienes infringieran esta<br />
disposición serían de medio real por cada
cabeza que allí entrare d<strong>el</strong> mencionado ganado<br />
de cerda. Penas que se dividirían por tercios,<br />
quedando una para <strong>el</strong> juez, otra para <strong>el</strong><br />
denunciante y la tercera para <strong>el</strong> pago de las<br />
costas d<strong>el</strong> juicio.<br />
Este sería un asunto de gestión de la vida<br />
ordinaria de la localidad, siempre necesitada de<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
55<br />
ordenanzas reguladoras de las actividades<br />
desplegadas. El asunto fuerte fue <strong>el</strong> de esos<br />
agobios financieros por los que pasó <strong>el</strong> concejo<br />
en aqu<strong>el</strong>la ocasión.<br />
Granada, marzo de 2010<br />
Reforma de la fachada d<strong>el</strong> Casino en la que se pueden observar restos de los arcos d<strong>el</strong> antiguo Ayuntamiento.
HISTORIA<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
UN POLÉMICO SEÑOR DE VILLARRUBIA<br />
56<br />
Juan Carlos Zamora Muñoz<br />
Esta es la historia de uno de los señores de Villarrubia de los Ojos, <strong>el</strong> más conocido y controvertido de<br />
todos los duques de Híjar, un emblemático representante de la nobleza d<strong>el</strong> siglo XVII, que anh<strong>el</strong>ó<br />
siempre gozar d<strong>el</strong> favor real, y por sus errores, expió la culpa de no saber acomodarse al régimen<br />
imperante de su época.<br />
Don Rodrigo.<br />
Don Rodrigo Sarmiento de Silva Mendoza y<br />
Villandrando de la Cerda, señor en lo terrenal y<br />
espiritual de Villarrubia de los Ojos, nació en<br />
Madrid en 1600, conde de Salinas, la Bureba y<br />
Ribadeo, marqués de Alenquer y, por<br />
matrimonio, duque y señor de Híjar, Lécera y<br />
Aliaga, príncipe de la Port<strong>el</strong>la, conde de<br />
B<strong>el</strong>chite, Cast<strong>el</strong>lot, Guimerá y Vallfogona,<br />
vizconde de Illa, Canet, Evol, Añer y<br />
Alquerforadat, comendador de Coruche y Soure<br />
en la orden de Cristo, perteneciente a la alta<br />
nobleza cast<strong>el</strong>lana, entroncado en última<br />
instancia, dado su extenso árbol genealógico,<br />
con la monarquía cast<strong>el</strong>lana por ser<br />
descendiente d<strong>el</strong> infante de la Cerda, hijo de<br />
Alfonso X <strong>el</strong> Sabio, descendiente d<strong>el</strong> Gran<br />
Cardenal Mendoza, nieto de Ana, princesa de<br />
Eboli e hijo d<strong>el</strong> poeta y político, don Diego de<br />
Silva y Mendoza, conde de Salinas y de<br />
Ribadeo, duque Francavilla, marqués de<br />
Alenquer, caballero de Alcántara, comendador<br />
de Herrera, d<strong>el</strong> Consejo de Estado y Justicia de<br />
Portugal y virrey de este reino, quien casó en<br />
terceras nupcias (1599) con la que iba a ser<br />
madre de don Rodrigo, doña Marina Sarmiento<br />
Villandrando de la Cerda, VII condesa de<br />
Salinas y Ribadeo, la cual moriría en 1605.<br />
Su juventud.<br />
En 1601, <strong>el</strong> padre de don Rodrigo, pasó a ser<br />
miembro d<strong>el</strong> Consejo de Portugal y en verano<br />
de 1605 fue nombrado presidente de este<br />
Consejo, lo que conllevaba una asistencia<br />
permanente a la Corte. El conde Salinas tenía<br />
palacios en Valladolid, Burgos, Ribadeo,<br />
Miranda de Ebro y en Villarrubia de los Ojos,<br />
pero al trasladarse la Corte a Madrid en junio de<br />
1606, se encontró con un grave problema: no<br />
tenía una residencia acorde a su puesto en la<br />
Corte. Como padre viudo con un hijo pequeño<br />
(Rodrigo) que criar y educar, tuvo que vivir<br />
inicialmente de alquiler en una casa. En 1609,<br />
dada la posición que ostentaba, compró una<br />
residencia más adecuada a sus necesidades, se<br />
trataba de la “Quinta de don Juan de Borja”,<br />
también conocida como <strong>el</strong> Palacio de<br />
Buenavista (hoy Cuart<strong>el</strong> General d<strong>el</strong> Ejército de<br />
Tierra), comenzando con las obras de<br />
rehabilitación y reparación, alargándose estas<br />
hasta 1620.<br />
El Palacio de Buenavista en la actualidad<br />
Don Diego ostentó <strong>el</strong> cargo de Presidente d<strong>el</strong><br />
Consejo de Portugal hasta 1616 y se le nombró<br />
Virrey y Capitán General de Portugal,<br />
otorgándole F<strong>el</strong>ipe III <strong>el</strong> título de marqués de<br />
Alenquer con las rentas d<strong>el</strong> marquesado. En<br />
marzo de 1617, don Diego salía de Madrid con<br />
don Rodrigo, ahora con 17 años de edad,<br />
pasando por Villarrubia de camino hacia<br />
Portugal, donde <strong>el</strong> conde Salinas se instalaría,<br />
para dejar bien arreglada la situación económica<br />
de la villa, al ser esta <strong>el</strong> mayorazgo más rico d<strong>el</strong><br />
conde. Este nuevo cargo suponía un cuantioso<br />
desembolso económico al tener que costear de<br />
sus propios recursos los gastos de este puesto<br />
tan importante, por lo que tenía que controlar y<br />
aumentar las rentas que percibía de sus<br />
posesiones. El conde de Salinas no se olvidó de<br />
sus posesiones durante su estancia en Lisboa al<br />
necesitar cuantiosas cantidades de dinero para<br />
costear su puesto. Durante los cinco años que<br />
estuvo don Diego en Lisboa, don Rodrigo ayudó<br />
a su padre en muchas ocupaciones, como la<br />
superintendencia de la fábrica de las herrerías y<br />
molinos, la fábrica de hornos de bizcocho y la<br />
superintendencia de las fundiciones de artillería<br />
y <strong>el</strong> rescate de piezas perdidas en la mar. El<br />
virreinato de don Diego duró más de lo<br />
esperado, la muerte de F<strong>el</strong>ipe III, <strong>el</strong> 31 de marzo
de 1621, provocó que sus numerosos enemigos<br />
le pusieran en contra al nuevo monarca, F<strong>el</strong>ipe<br />
IV. Con miras a su futuro matrimonio, en agosto<br />
de 1621, don Rodrigo saco un certificado de su<br />
aspecto físico que decía así: “es al presente de<br />
edad de veinte años poco más o menos, de<br />
buena estatura, gentilhombre de cuerpo y muy<br />
derecho sin tener en su cuerpo ni espaldas<br />
córcova ni otra cosa que cause fealdad, antes es<br />
una de los caballeros más gentiles hombres que<br />
puede haber”. En julio de 1621 es r<strong>el</strong>evado d<strong>el</strong><br />
virreinato su padre, probablemente por ser<br />
partidario d<strong>el</strong> duque de Lerma, valido d<strong>el</strong> rey<br />
anterior, por lo que un nuevo personaje en<br />
ascenso, don Gaspar de Guzmán Piment<strong>el</strong> y<br />
Acevedo más conocido como <strong>el</strong> conde-duque de<br />
Olivares, quiso distanciarse de él. Don Diego<br />
dejaba Portugal junto a don Rodrigo para<br />
regresar a Madrid y participar en las actividades<br />
de la Corte, aunque siguió formando parte d<strong>el</strong><br />
Consejo de Portugal. El conde de Salinas estaba<br />
bastante herido por <strong>el</strong> tratamiento recibido,<br />
después de más veinte años de servicio a la<br />
corona a los más altos niv<strong>el</strong>es, se encontraba<br />
ahora sin un puesto r<strong>el</strong>evante. Antes de ir a la<br />
Corte, en <strong>el</strong> viaje de regreso, pasaron por<br />
Villarrubia donde permanecieron<br />
aproximadamente dos meses. Tras la llegada a<br />
Madrid y gracias a los esfuerzos d<strong>el</strong> tío de don<br />
Rodrigo, <strong>el</strong> arzobispo de Zaragoza, se logró<br />
acordar <strong>el</strong> enlace con la heredera d<strong>el</strong> ducado de<br />
Híjar, <strong>el</strong> 20 de julio de 1622, F<strong>el</strong>ipe IV dio su<br />
licencia para <strong>el</strong> matrimonio, comenzando así los<br />
preparativos para organizar la boda.<br />
Su matrimonio.<br />
F<strong>el</strong>ipe IV<br />
El 3 de octubre de 1622 contrajo matrimonio en<br />
Zaragoza con una de las mayores herederas de<br />
España, doña Isab<strong>el</strong> Margarita Fernández de<br />
Híjar, duquesa de Híjar, Lécera y Aliaga,<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
57<br />
condesa de B<strong>el</strong>chite, Vallfogona y Guimerá,<br />
perteneciente a la más rancia nobleza aragonesa<br />
descendiente de Jaime I, gracias a la cual don<br />
Rodrigo obtendría los siguientes títulos: los<br />
ducados de Híjar, Lécera y Aliaga, en <strong>el</strong> Bajo<br />
Aragón, a los que habría que sumar Almonacid<br />
de la Cuba, Urrea, Cast<strong>el</strong>nou y Puebla de<br />
Albortón; <strong>el</strong> condado de B<strong>el</strong>chite y <strong>el</strong> de<br />
Cast<strong>el</strong>lote; y en Cataluña los de Guimerá y<br />
Vallfogona, los cuales procedían, como los<br />
siguientes, de la madre de la duquesa, la cual<br />
ostentaba los títulos de vizcondesa de Illa,<br />
Canet, Evol, Añer, Alquerforadat, Alia, Tatzón,<br />
y San Martín de Subirats, señora de la casa de<br />
Pinós y de las baronías de M<strong>el</strong>any, Mataplana,<br />
La Port<strong>el</strong>la, Zurita, Peramola, Estach, Rocafort<br />
y Olçariz. Sin embargo, pese a todos los títulos<br />
que recibiera don Rodrigo por derecho de<br />
consorte, fue poco querido en sus posesiones de<br />
Aragón, principalmente por vivir en Castilla,<br />
por lo que nunca obtuvo <strong>el</strong> de la residencia<br />
aragonesa. De sus numerosos títulos sólo <strong>el</strong><br />
ducado de Híjar llevaba consigo la grandeza de<br />
España, razón por la que fue este <strong>el</strong> que <strong>el</strong>igió<br />
para ostentar en primer lugar al poco de contraer<br />
matrimonio, y desde aqu<strong>el</strong> momento fue<br />
conocido exclusivamente como <strong>el</strong> duque de<br />
Híjar. A lo largo de su vida tendría dos hijos<br />
naturales, Rodrigo e Isab<strong>el</strong>, y cuatro de su<br />
matrimonio canónico, Jaime, Ruy, Diego y Mª<br />
Teresa Margarita Francisca.<br />
Vida en la Corte y muerte de su padre<br />
Don Rodrigo se estableció tras su matrimonio<br />
en la Corte; al ser <strong>el</strong> lugar donde podía defender<br />
mejor sus intereses y mantener sus privilegios o<br />
incluso poder obtener otros nuevos. Durante<br />
años participó muy activamente en todas las<br />
fiestas y ceremonias de la Corte, en las que, para<br />
figurar con <strong>el</strong> brillo propio de la calidad,<br />
consumió buena parte de su hacienda. No se<br />
guiaba por un simple afán de diversión, sino que<br />
su conducta obedecía al deseo de destacarse<br />
ante <strong>el</strong> rey, de estar siempre presente ante él con<br />
aire de cortesano fi<strong>el</strong> y c<strong>el</strong>oso de su servicio y<br />
agrado. Participaría en 1623 asistiendo al<br />
príncipe de Gales durante su visita y en 1625<br />
fue uno de los primeros en llegar al socorro de<br />
Cádiz cuando la atacaron los ingleses. El padre<br />
de don Rodrigo, don Diego, pasó los últimos<br />
años de su vida en Madrid, en su nuevo palacio<br />
de Buenavista, donde gastó cantidades ingentes<br />
de dinero para reformarlo y emb<strong>el</strong>lecerlo. El 30<br />
de enero de 1625, disfrutaría de ver asegurada<br />
su descendencia con <strong>el</strong> nacimiento de su nieto,<br />
Jaime Fernández de Silva. Durante este periodo<br />
intentó volver a la política y participó en los<br />
acontecimientos sociales de la Corte, no<br />
faltando a ninguna fiesta cortesana de
importancia, normalmente acompañado de don<br />
Rodrigo. A partir de 1629, con sesenta y cinco<br />
años cumplidos, comenzó a otorgarle a su hijo<br />
responsabilidades señoriales de su casa. Don<br />
Diego de Silva y Mendoza fallecía en <strong>el</strong> Palacio<br />
de Buenavista <strong>el</strong> 15 de junio de 1630, heredando<br />
don Rodrigo sus posesiones y títulos. El duque<br />
de Híjar acompañó al difunto que fue llevado de<br />
Madrid al Monasterio de Benevivere, panteón<br />
de los condes de Salinas cerca de Carrión de los<br />
Condes, en la provincia de Palencia, y allí fue<br />
enterrado como había dicho en su testamento<br />
entre sus dos esposas (Ana y Marina) <strong>el</strong> 23 de<br />
junio de ese mismo año.<br />
Restos d<strong>el</strong> Monasterio de Benevivere.<br />
Primer destierro en Villarrubia.<br />
Un año después d<strong>el</strong> fallecimiento de su padre,<br />
don Rodrigo y <strong>el</strong> duque d<strong>el</strong> Infantado se<br />
desafiaron por unos galanteos a la dama de la<br />
reina, doña Inés de Mendoza, cuando los reyes<br />
salían de las Descazas. Al enterarse <strong>el</strong> rey d<strong>el</strong><br />
du<strong>el</strong>o que se quería c<strong>el</strong>ebrar, envió un<br />
mayordomo para impedirlo, con la orden de que<br />
cada uno permaneciera preso en su casa,<br />
poniéndoles guardia y obligándoles a hacer las<br />
paces, librándolos de su cautiverio en pocos<br />
días. Aunque hicieron las paces, las cosas no<br />
terminaron allí, trascurrido casi un mes d<strong>el</strong><br />
desafío los llevaron presos con guardas a<br />
posesiones suyas, en <strong>el</strong> caso de don Rodrigo fue<br />
trasladado a Villarrubia de los Ojos <strong>el</strong> 27 de<br />
julio de ese mismo año por orden de F<strong>el</strong>ipe IV.<br />
Su esposa se quedó en Madrid bastante enojada<br />
por <strong>el</strong> comportamiento de su marido. Lo que<br />
más le dolía a la duquesa es que cinco días<br />
después de los galanteos con la dama de la<br />
reina, había parido una hija. Don Rodrigo se<br />
quedaba en Villarrubia hasta nueva orden d<strong>el</strong><br />
rey, estando desterrado en esta villa hasta <strong>el</strong> 12<br />
de septiembre de ese mismo año, tras recibir <strong>el</strong><br />
día anterior licencia de F<strong>el</strong>ipe IV para poder<br />
regresar a Madrid. Volvería a Villarrubia en<br />
junio de 1638 para dar posesión al Reverendo<br />
Padre Fray Alejandro de Valencia, Custodio y<br />
Definidor de los Frailes menores capuchinos<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
58<br />
descalzos d<strong>el</strong> Seráfico Padre San Francisco, de<br />
la Provincia de Castilla, de la ermita<br />
villarrubiera de Nuestra Señora de la Caridad y<br />
sus anejos para que fuera convento de esa orden<br />
hasta que se <strong>el</strong>igiera otro sitio más conveniente.<br />
Aprovecharía esta estancia para conocer mejor<br />
su principal mayorazgo y sacarle un mejor<br />
rendimiento económico, dada la situación<br />
económica que tenía.<br />
Intrigas contra <strong>el</strong> conde-duque de Olivares.<br />
La muerte de su padre no había mejorado sus<br />
perspectivas políticas, al no gozar de la simpatía<br />
d<strong>el</strong> conde-duque de Olivares, pues no olvidaba<br />
éste la oposición que había presentado don<br />
Rodrigo contra él. Durante este periodo pasó<br />
gran parte de su tiempo intentando mejorar<br />
económicamente su hacienda sin ningún<br />
resultado. A la inflación vertiginosa que había<br />
supuesto la devaluación de la moneda, había<br />
que sumar las deudas que dejó su padre por los<br />
gastos que realizó cuando fue virrey en Portugal<br />
y las obras realizadas en <strong>el</strong> palacio de<br />
Buenavista. La única manera que tenía un noble<br />
de la época de mejorar su economía era<br />
mediante <strong>el</strong> otorgamiento d<strong>el</strong> rey de un puesto<br />
oficial que le procurase las rentas necesarias<br />
para <strong>el</strong> sostenimiento de su rango, pero la<br />
enemistad manifiesta con <strong>el</strong> valido d<strong>el</strong> rey le<br />
mantuvo apartado d<strong>el</strong> aparato d<strong>el</strong> estado. Por los<br />
títulos que ostentaba, se creía con derecho a<br />
algunos de los puestos más importantes d<strong>el</strong><br />
reino y sin darse por vencido, le recordó al rey<br />
los servicios prestados por su padre, su abu<strong>el</strong>o y<br />
los suyos mismos, sin obtener ningún resultado.<br />
La enemistad que tenía <strong>el</strong> duque de Híjar con <strong>el</strong><br />
conde-duque de Olivares no se había aplacado<br />
con los años; ésta databa de cuando promovió <strong>el</strong><br />
valido la caída en desgracia de su padre en la<br />
Corte, pero al mismo tiempo Olivares tenía tan<br />
poca simpatía por <strong>el</strong> hijo como la había tenido<br />
con <strong>el</strong> padre. A finales de la década de 1630,<br />
don Rodrigo junto a un grupo de nobles se<br />
habían convertido en una fuerte oposición<br />
aristocrática a Olivares, que hacían todo lo<br />
posible por socavar su posición de confianza<br />
con <strong>el</strong> rey. El odio d<strong>el</strong> duque de Híjar y su<br />
familia hacia <strong>el</strong> privado era tan conocido por<br />
todos que alguno llegó a pensar que intentaban<br />
matarlo, aunque es dudoso que quisiese llegar a<br />
tanto. Como primer noble de Aragón e hijo de<br />
Diego de Silva y Mendoza, don Rodrigo se<br />
sentía y se creía con un derecho natural de<br />
participar en <strong>el</strong> gobierno d<strong>el</strong> país, como habían<br />
hecho con tanta distinción su padre y su abu<strong>el</strong>o.<br />
Para su desgracia, en vez de heredar la sensatez<br />
y cordura de su padre y abu<strong>el</strong>o, había heredado<br />
la altanería y la ambición desenfrenada de su<br />
abu<strong>el</strong>a paterna, doña Ana Mendoza y de la
Cerda, princesa de Eboli. En 1640, don Rodrigo,<br />
que debía estar muy al corriente de lo que<br />
sucedía en Portugal, informó al gobierno<br />
español d<strong>el</strong> inminente alzamiento de aqu<strong>el</strong><br />
reino. El conde-duque premió la información de<br />
don Rodrigo dándole un cargo eventual en <strong>el</strong><br />
ejército español que se mandó contra Portugal<br />
para operar en la frontera extremeña. El año<br />
1640 se rev<strong>el</strong>aría como un año terrible para la<br />
monarquía española: estallan levantamientos en<br />
Cataluña, Aragón, Andalucía, Nápoles y<br />
Portugal; las tropas francesas penetran en<br />
Cataluña y Luis XIII es proclamado conde de<br />
Barc<strong>el</strong>ona por los catalanes, al tiempo que <strong>el</strong> rey<br />
galo pacta una alianza con <strong>el</strong> duque de<br />
Braganza, que se proclama rey de Portugal<br />
como Juan IV. En noviembre de 1642 falleció<br />
su esposa, siendo trasladados sus restos en<br />
solemne procesión desde Madrid hasta <strong>el</strong><br />
Monasterio de Benevivere, donde sería<br />
enterrada a principios de diciembre. Mientras<br />
vivió su esposa, don Rodrigo se había<br />
controlado, pero a partir de la muerte de ésta, lo<br />
dejó sin <strong>el</strong> último freno que le hacía algún<br />
efecto. A partir de entonces se lanzó a una<br />
carrera por ganar crédito en la Corte, que no le<br />
reportaría ningún éxito, implicándose en un<br />
constante tún<strong>el</strong> de intrigas.<br />
El conde-duque de Olivares<br />
La conjura contra don Luis Méndez de Haro.<br />
El duque de Híjar había participado en las<br />
escaramuzas inmediatas a la caída de Olivares y<br />
luego no tardó en enfrentarse a un nuevo<br />
político en ascenso, don Luis Méndez de Haro,<br />
convirtiéndose éste en <strong>el</strong> blanco de sus críticas.<br />
La caída de Olivares 23 de enero de 1643 por<br />
sus desavenencias con <strong>el</strong> monarca y <strong>el</strong> caos que<br />
reinaba en España, abrió nuevas e interesantes<br />
expectativas para los nobles como él que<br />
llevaban tanto tiempo esperando su oportunidad,<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
59<br />
pero la tan esperada llamada d<strong>el</strong> rey no llegó,<br />
F<strong>el</strong>ipe IV intentó gobernar sólo, pero al designar<br />
<strong>el</strong> rey como hombre fuerte d<strong>el</strong> reino al sobrino<br />
d<strong>el</strong> conde-duque, don Luis Méndez de Haro,<br />
supuso un gran enfado para muchos nobles,<br />
entre <strong>el</strong>los don Rodrigo. No simpatizaría con <strong>el</strong><br />
nuevo privado d<strong>el</strong> rey, dado que <strong>el</strong> tenía<br />
aspiraciones de ser <strong>el</strong> nuevo valido, aunque en<br />
público se negaba a que los reyes tuvieran<br />
validos. En <strong>el</strong> año 1643 acompañó a tierras<br />
aragonesas al rey, <strong>el</strong> cual durante estos años<br />
acudió al reino con cierta frecuencia por<br />
motivos de la guerra que se estaba realizando en<br />
Cataluña y fronteras de Aragón. Siendo en este<br />
mismo viaje donde parece que comenzaron las<br />
disensiones y desavenencias entre él y <strong>el</strong><br />
sucesor de Olivares en <strong>el</strong> cargo. La situación<br />
empeoró cuando Haro, para quitárs<strong>el</strong>o de en<br />
medio, le ofreció <strong>el</strong> puesto de Virrey de Aragón,<br />
bajo <strong>el</strong> pretexto que tenía allí a su suegra,<br />
negándose rotundamente don Rodrigo a que lo<br />
alejara de la Corte. Durante los siguientes meses<br />
<strong>el</strong> duque de Híjar conspiró junto a otros nobles<br />
disgustados por la falta de favores recibidos y<br />
por la pujanza de Haro, para derrocar a este<br />
último, pero <strong>el</strong> rey estaba informado de estas<br />
intrigas, por lo que ordenó detener a todo <strong>el</strong><br />
grupo y ponerlos bajo arresto domiciliario. El<br />
monarca quería un castigo ejemplar para todos,<br />
pero Haro lo convenció de que <strong>el</strong> cabecilla era<br />
<strong>el</strong> duque de Híjar y que sobre él solo debería<br />
recaer <strong>el</strong> castigo. Don Rodrigo, temiendo lo<br />
peor, escribió al rey intentando exculparse de<br />
todas las acusaciones en su contra, pero no<br />
sirvió de nada.<br />
Segundo destierro en Villarrubia.<br />
El 12 de marzo de 1644 se le ordenó abandonar<br />
la Corte e irse desterrado a Villarrubia de los<br />
Ojos, donde debía residir “hasta tanto se le<br />
enviase otra orden, porque en aqu<strong>el</strong> retiro se<br />
enseñase a callar y aprendiese la cordura y<br />
buena prudencia”. Al contrario que en su<br />
destierro anterior éste no sería de corta<br />
duración, los siguientes diecisiete meses de<br />
destierro en su villa tendría tiempo de sobra<br />
para aprender esta lección. El 16 de marzo salió<br />
de Madrid acompañado de su hijo mayor don<br />
Jaime y llegó a Villarrubia <strong>el</strong> 21 de marzo. El<br />
duque de Híjar no sabía cuanto tiempo duraría<br />
su destierro, pero tenía la certeza, por <strong>el</strong> tono de<br />
las cartas y órdenes d<strong>el</strong> rey, que tendría que<br />
acostumbrarse a vivir durante largo tiempo y<br />
tomar con tranquilidad la vida de gran señor en<br />
su villa. Para un noble como él, acostumbrado a<br />
intervenir en asuntos de alta política en la Corte,<br />
<strong>el</strong> destierro fue un duro trance, ya que tuvo que<br />
ocuparse de cosas de poca importancia, <strong>el</strong> duque<br />
aprovecharía su estancia para administrar su
mejor mayorazgo, mejorarlo y participar en la<br />
vida social de la villa. No dejó de estar en<br />
contacto con los demás conspiradores,<br />
recibiendo visitas de varios de <strong>el</strong>los y enviando<br />
cartas a otros, si se esperaba de él que<br />
aprendiese la lección de su obligado destierro,<br />
estaban muy equivocados. Don Rodrigo estaba<br />
abocado a la autodestrucción en cuanto a sus<br />
aspiraciones políticas en <strong>el</strong> país y no aprendería<br />
de lo sucedido. Mientras se encontró desterrado<br />
en Villarrubia envió varias cartas al rey<br />
reclamando su inocencia y aclarando algunos de<br />
los puntos en los que se habían centrado sus<br />
acusaciones contra él. En una de las cartas que<br />
envió <strong>el</strong> duque a F<strong>el</strong>ipe IV desde su destierro en<br />
Villarrubia <strong>el</strong> 12 de marzo de 1644, en la que se<br />
defendía de las acusaciones vertidas contra él,<br />
decía así: …De don Luis no soy ni he sido<br />
enemigo, ni he hablado de Vuestra Magestad en<br />
<strong>el</strong> que haya valido o que no lo haya, a nadie<br />
importa menos a quién ni fue ni es si será<br />
pretendiente más que de servir a Vuestra<br />
Magestad como yo. Vuestra Magestad ha dicho<br />
y ha firmado que no tiene Valido y me lo ha<br />
dicho a mí y me ha mandado que lo diga y don<br />
Luis también me lo ha dicho; no será culpa<br />
haberlo dicho yo y no me acuerdo cuando…A<br />
lo sucedido había que sumar la preocupación<br />
que tenía por <strong>el</strong> efecto de su destierro sobre sus<br />
hijos, en edad de casarse y abrirse camino en la<br />
Corte. El largo destierro de don Rodrigo llegó a<br />
su fin en agosto de 1645. Tras su llegada a<br />
Madrid, se ocupó d<strong>el</strong> matrimonio de su hija Mª<br />
Teresa Margarita Francisca de Silva Sarmiento<br />
de la Cerda con don Juan Zúñiga Sotomayor y<br />
Mendoza, X duque de Béjar, probablemente, <strong>el</strong><br />
último acontecimiento familiar alegre de su<br />
vida. Su vu<strong>el</strong>ta a la Corte estaba condicionada a<br />
su comportamiento en <strong>el</strong> futuro, aunque <strong>el</strong> rey<br />
tenía sus dudas, por la obstinación que tenía <strong>el</strong><br />
duque en no querer reconocer sus errores.<br />
La conspiración d<strong>el</strong> duque de Híjar.<br />
La falta de ocupación política, la caída de sus<br />
rentas, <strong>el</strong> odio hacia <strong>el</strong> valido d<strong>el</strong> rey, la<br />
sensación de haber sido castigado injustamente,<br />
los problemas que esto acarreaba a sus hijos,<br />
llegó a colmar <strong>el</strong> vaso de su paciencia. En <strong>el</strong><br />
verano de 1648 don Rodrigo fue acusado de<br />
crimen de lesa majestad junto a otros<br />
conspiradores, por haber intentado derrocar a<br />
F<strong>el</strong>ipe IV y querer ser coronado rey de Aragón.<br />
Según la declaración de los testigos, quedaba<br />
claro que existía una conspiración que tenia<br />
como objetivo <strong>el</strong> disparatado plan de proclamar<br />
a don Rodrigo rey de Aragón con la ayuda de<br />
Francia. En <strong>el</strong>la estaban involucrados junto al<br />
duque de Híjar, <strong>el</strong> principal conspirador, Carlos<br />
Padilla, Pedro de Silva y Domingo Cabral. Pese<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
60<br />
a que parecía que se trataba más bien de planes,<br />
sin ninguna posibilidad de ser llevados a la<br />
realidad, <strong>el</strong> mero hecho de maquinar un asunto<br />
de este género suponía la pena de muerte.<br />
Durante los siguientes tres meses don Rodrigo<br />
fue sometido a juicio sumario para que<br />
declarase su parte en la conjura, pero a pesar de<br />
que sufrió tortura en <strong>el</strong> potro, jamás reconoció<br />
culpabilidad alguna de las acusaciones vertidas<br />
contra él. Embargados sus bienes y condenado<br />
por traición fue afortunado de no haber sufrido<br />
la pena de muerte, como le pasó a los otros<br />
conspiradores que fueron ejecutados en la Plaza<br />
Mayor de Madrid <strong>el</strong> 5 de diciembre de 1648,<br />
permaneciendo en Madrid hasta julio de 1649<br />
en que fue llevado al castillo de León donde<br />
pasaría <strong>el</strong> resto de su vida recluido por haber<br />
sido condenado a prisión perpetua. Cuando la<br />
sentencia de reclusión permanente fue conocida<br />
por su familia, tuvieron que ponerse de acuerdo<br />
en cómo administrar sus bienes en su ausencia,<br />
que amenazaba con ser permanente. A<br />
principios de 1649, lo primero que hizo <strong>el</strong> duque<br />
fue dar poderes a sus hijos Jaime y Ruy para<br />
poder administrar y gobernar sus estados en su<br />
nombre, aunque hasta <strong>el</strong> 19 de octubre de ese<br />
mismo año no fue levantado <strong>el</strong> embargo sobre<br />
estos.<br />
Don Luis Mendéz de Haro<br />
En 1658 sus hijos intentaron conseguir de Haro<br />
y d<strong>el</strong> rey permiso para cambiar al duque de la<br />
prisión de León a su palacio de Villarrubia.<br />
Pero, al final no se realizó; <strong>el</strong> duque era <strong>el</strong><br />
mayor enemigo d<strong>el</strong> valido d<strong>el</strong> rey y éste fue<br />
implacable con esta solución. La única<br />
concesión que consiguieron fue quitarles los<br />
guardas <strong>el</strong> año anterior. La familia d<strong>el</strong> duque<br />
siempre tuvo la certeza de la inocencia de éste,
víctima de las maniobras de don Luis Méndez<br />
de Haro, estando informado de que don Rodrigo<br />
estaba en contra de que <strong>el</strong> rey tuviera un valido<br />
desde la caída de Olivares, por lo cual lo<br />
destruyó políticamente y le tendió una trampa.<br />
Cuatro días antes de morir, <strong>el</strong> duque envió su<br />
última carta a F<strong>el</strong>ipe IV, en la que seguía<br />
manifestando su inocencia.<br />
Muerte de don Rodrigo.<br />
El 2 de enero de 1664, don Rodrigo Sarmiento<br />
de Silva Mendoza y Villandrando de la Cerda<br />
moría en <strong>el</strong> castillo de León, siendo enterrado <strong>el</strong><br />
14 de enero en <strong>el</strong> Monasterio de Benevivere<br />
junto a su difunta esposa y sus ascendientes de<br />
la casa de Salinas y Ribadeo. Su hijo Diego<br />
Gómez de Silva Sarmiento, que acompañó <strong>el</strong><br />
cadáver de don Rodrigo desde León, leyó en <strong>el</strong><br />
funeral un memorial sobre su padre que decía<br />
así: “El mayor en talento, <strong>el</strong> más fi<strong>el</strong> al Rey y la<br />
patria, que descubrió las alteraciones de<br />
Portugal y Cataluña y no oyeron lo que dijo<br />
para <strong>el</strong> remedio de <strong>el</strong>las; <strong>el</strong> que echó al conde<br />
de Olivares; valido d<strong>el</strong> rey don F<strong>el</strong>ipe Cuarto;<br />
<strong>el</strong> que no quiso ser valido ni que le hubiese; <strong>el</strong><br />
que, descubriendo una de las mayores maldades<br />
cometidas contra su príncipe, los que la<br />
cometieron, con tiranía y testimonios, hicieron<br />
que <strong>el</strong> rey mandase prender y, mostrando por<br />
todos caminos su inocencia, fue tan temido que<br />
tuvieron retirado quince años en la ciudad de<br />
León, adonde murió miércoles a la una y media<br />
de la mañana a dos de enero, año M.DC.LXIV,<br />
protestando su inocencia y citando a su rey y<br />
señor ante <strong>el</strong> tribunal de Dios Nuestro Señor,<br />
verdadero juez”. En Villarrubia de los Ojos al<br />
recibir la noticia de la muerte de don Rodrigo,<br />
se c<strong>el</strong>ebró <strong>el</strong> 10 de enero una misa-funeral en su<br />
iglesia parroquial por <strong>el</strong> alma de su señor.<br />
Los móviles secesionistas que fueran a hacer al<br />
duque de Híjar rey de un Aragón independiente,<br />
no demostrados por completo, no parecían muy<br />
fiables, él propiamente nunca lo admitió, a pesar<br />
d<strong>el</strong> tormento a que fue sometido en su<br />
interrogatorio, las graves penalidades que sufrió<br />
en prisión, las cartas que dirigió a don Luis<br />
Méndez de Haro y al mismísimo F<strong>el</strong>ipe IV<br />
suplicando clemencia por su inocencia, y hasta<br />
<strong>el</strong> final de su vida siguió manifestando lo mismo<br />
culpando de que esta injusticia se debía a las<br />
intrigas realizadas por <strong>el</strong> valido d<strong>el</strong> rey por <strong>el</strong><br />
odio que tenía contra él. La exculpación d<strong>el</strong><br />
duque no llegaría hasta que en enero de 1676,<br />
por las presiones de sus familiares, la reina<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
61<br />
Margarita de Austria informó a la duquesa de<br />
Béjar (hija de don Rodrigo) que uno de los<br />
testigos que testificó en su contra había<br />
mentido y que su padre era inocente,<br />
rehabilitando su memoria y nombrando a su<br />
hijo, Jaime de Silva, virrey de Aragón, cargo<br />
que ocuparía entre los años 1681 a 1692.<br />
El castillo de León en la actualidad.<br />
BIBLIOGRAFÍA<br />
TREVOR J DADSON “Los moriscos de Villarrubia<br />
de los Ojos (siglos XV-XVIII)” Iberoamericana-<br />
Vervuert, 2007.<br />
TREVOR J DADSON “Nuevos datos para la<br />
biografía de don Diego de Silva y Mendoza, conde de<br />
Salinas”. Criticón, núm. 31. 1985.<br />
TREVOR J DADSON “Un palacio para un conde:<br />
la compra y rehabilitación d<strong>el</strong> palacio de Buenavista<br />
por don Diego de Silva y Mendoza, conde de<br />
Salinas”. Cuadernos de Historia Moderna, vol. 33.<br />
2008.<br />
RICARDO DEL ARCO Y GARAY “La caída d<strong>el</strong><br />
conde-duque de Olivares”. Boletín de la Real<br />
Academia de Historia, tomo 17. 1910.<br />
MARÍA JOSÉ CASAUS BALLESTER “La Casa<br />
Ducal de Híjar y sus enlaces con linajes<br />
cast<strong>el</strong>lanos”. Boletín Millares Carlo, núm. 27. 2008.<br />
MARÍA JOSÉ CASAUS BALLESTER “R<strong>el</strong>aciones<br />
familiares nobiliarias: <strong>el</strong> entronque de la Casa de<br />
Silva con la de Híjar (siglo XVII)”. Actas de las<br />
primeras jornadas de onomástica. Sociedad de<br />
Estudios Históricos de Navarra. 2003.<br />
PORFIRIO SANZ CAMAÑES “La monarquía<br />
hispánica en tiempos d<strong>el</strong> Quijote”. Silex Ediciones,<br />
2005.<br />
ELOY FERNÁNDEZ CLEMENTE (Coordinador).<br />
“Historia de Aragón”. La Esfera de los Libros, 2008.<br />
RAMÓN EZQUERRA ABADÍA “La conspiración<br />
d<strong>el</strong> duque de Híjar (1648)”. Imprenta M. Borondo,<br />
Madrid.1934.<br />
FRANCESCO BENIGNO “La sombra d<strong>el</strong> rey:<br />
Validos y lucha política en la España d<strong>el</strong> siglo XVII”.<br />
Alianza Editorial. 1994.
FOTOGRAFÍA<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 6 – DICIEMBRE 2010<br />
VISTA DE LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN<br />
En los años 60.<br />
En la actualidad.<br />
62