LA REFORMA RADICAL DEL SIGLO XVI - Casa Giordano Bruno

La Reforma Radical del Siglo XVI Alberto Araica, 2005
significado de seguir a Jesús, debía ser no solo la experiencia interior de la gracia de Dios,
como lo era para Lutero, sino la aplicación exterior de esa gracia a toda la conducta humana.
La gran palabra para los anabautistas no era “fe”, como para los reformadores, sino
“seguimiento” a Cristo. La teología era un medio y no un fin.
Algunos historiadores como Walter Kohler, quien es considerado una autoridad en historia de
la Reforma, cree que “contra esta interpretación de Lutero (y Zwinglio) se puede argumentar
que Lutero nunca adoptó completa y consistentemente el concepto de “solo cristianos
serios”, pero que al lado de ellos también mantuvo el concepto contradictorio de la iglesia
funcionando como un corpus regens, o sea, como una institución de control social. Se puede
decir que Lutero mantuvo los dos conceptos por algún tiempo, y que finalmente abandonó el
primero a favor del último; sin embargo, permanece el hecho de que el primero fue
predominante por algún tiempo, y éste es el significado implícito de toda su posición
teológica básica. La retención y predominio eventual del segundo concepto es una evidencia
de la permanencia del concepto medieval en el pensamiento de Lutero” 36 . La iglesia, como
un corpus regens controladora de la religiosidad popular, obligada por la ley y por la fuerza a
sumarse masivamente a los ritos protestantes, se hace incompatible con la el principio de
membresía voluntaria que promovían los anabautistas, y que involucraba un discipulado y un
compromiso de seguimiento y santidad.
Al respecto, el profesor Karl Muller, dice que “el poder agresivo y conquistador que el
luteranismo manifestó en su primer período se perdió en todas partes en el momento en que
los gobiernos tomaron el asunto en sus manos y establecieron el Credo Luterano”. Dice
Muller, que “significa mucho que en medio de las disoluciones de todas las relaciones, (en el
contexto de la Reforma), que aquí permaneciera una comunidad que anteponía a todo la
santificación de la vida, y que la mismo tiempo, pudiera ganar pie realmente en las capas
inferiores del pueblo y llenarlas de una religiosidad autónoma” 37 .
Esta claro que los anabautistas del siglo XVI pudieron haber evitado la persecución si se
hubieran conformado al modelo imperante de reforma y poder desde la perspectiva de los
príncipes, o pudieron haber postergado la práctica de su fe para un tiempo más conveniente,
36 Kohler Walter, Die Reformation in der Deutschen Schweiz, Leipzig, 1928.
37 Muller Karl, Kirchengeschichte, 1934
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