LA REFORMA RADICAL DEL SIGLO XVI - Casa Giordano Bruno
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La Reforma Radical del Siglo <strong>XVI</strong> Alberto Araica, 2005<br />
De acuerdo a diversas fuentes, es probable que desde la perspectiva teológica, la falta de<br />
sometimiento de las mujeres infieles a los procedimientos deformados de la liturgia<br />
cristiana de los primeros cristianos en Europa haya sentado las bases de lo que después se<br />
conoció como la brujería, la que tal y como la entendía la iglesia, resultaba absolutamente<br />
inaceptable. Por eso la Iglesia desechó desde un principio estas creencias como<br />
supersticiones paganas. En el año 1080 escribió el Papa Gregorio VII sobre las costumbres de<br />
hacer a ciertas mujeres responsables de las tempestades, epidemias y toda clase de males,<br />
y de matarlas luego del modo más bárbaro. El Papa conminaba al rey de Dinamarca para<br />
que enseñase a su pueblo, que aquellas desgracias eran voluntad de Dios, la cual deberían<br />
complacer con penitencias y no castigando a presuntas autoras. Algunos historiadores<br />
aducen no encontrar mucha información sobre las brujas en los más antiguos manuales del<br />
Santo Oficio. En el más antiguo, escrito por el inquisidor Bemard Gui sobre 1324, bajo el<br />
título "De sortilegis et divinis et invocatoribus demonorum" se citan diversas prácticas<br />
mágicas y de adivinación, junto con algunos conjuros al demonio. La postura de la Iglesia<br />
cambia alrededor de 1400, al ser reinterpretada la noción popular de la brujería, de modo<br />
que ésta resultaba también posible desde el punto de vista teológico. Los detalles sobre lo<br />
que se consideraba una nueva secta de brujas los encontramos por primera vez, en dos<br />
tratados escritos a mediados de la década de 1430. El uno: Ut magorum et maleficiorum<br />
errores, por Clode Tholosan, y el otro: Formicarius, por el domínico Juan Nider. Con ambos<br />
se inicia la interminable serie de tratados demonológicos de los siglos XV, <strong>XVI</strong> y <strong>XVI</strong>I. La<br />
teoría demonológica, fundada en los principios teológicos de San Agustín y Santo Tomás de<br />
Aquino sobre las brujas, mujeres se mantuvo casi sin modificación durante todo el periodo.<br />
Según Joseph Hansen, la primera quema de una bruja habría tenido lugar en 1275, cuando<br />
la Inquisición de Toulouse condenara a una tal Angela de la Barthe por haber comido carne<br />
de niños y tenido relaciones con el demonio. A lo largo del siglo siguiente, o sea, durante<br />
todo el siglo XIV, de acuerdo con dicha autoridad alemana, cientos de mujeres, acusadas de<br />
brujería, habrían sido quemados por las Inquisiciones de Toulouse y Carcasonne. A partir de<br />
Hansen se sugiere también que la Inquisición, tras haber exterminado a cataros y valdenses,<br />
se volcó sobre las brujas para no quedarse inactiva.<br />
Un texto escrito por Carl Sagan cuenta los orígenes del Malleus Maleficarum y sus<br />
terribles consecuencias en toda Europa, llevadas a cabo por la iglesia católica y<br />
protestante. La obsesión con los demonios empezó a alcanzar su cenit cuando, en su<br />
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