EL ESPÍRITU SANTO Y LA REALIDAD Watchman Nee - Centro de ...
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El Señor le mencionó a Nico<strong>de</strong>mo un bautismo que era una realidad. Pablo vio<br />
que el bautismo consistía en ser sepultado con el Señor, lo cual facultaba al<br />
creyente para andar en novedad <strong>de</strong> vida. El les dijo a los creyentes colosenses:<br />
“[Fuisteis] sepultados juntamente con El [Cristo] en el bautismo, en el cual<br />
fuisteis también resucitados juntamente con El” (Col. 2:12). Pablo vio que ser<br />
bautizado y ser sepultado son una sola cosa, y que el bautismo y la resurrección<br />
son una misma cosa. El entendió lo que significa ser sepultados y resucitados<br />
juntamente con el Señor. No se enfocó en las aguas bautismales, ni tampoco se<br />
interesó en averiguar cuál bautismo era verda<strong>de</strong>ro y cuál falso. Su interés era la<br />
realidad <strong>de</strong>l bautismo y <strong>de</strong> ella hablaba.<br />
Hermanos, necesitamos ver que el bautismo es una realidad. Si vemos esto,<br />
espontáneamente sabremos lo que es el bautismo, y no nos <strong>de</strong>tendremos a<br />
analizar si es verda<strong>de</strong>ro o falso, ni si es objetivo o subjetivo. Ser bautizado es ser<br />
sepultados y resucitado juntamente con el Señor. Si vemos esta realidad, se<br />
<strong>de</strong>svanecerán las falsas i<strong>de</strong>as que tengamos y exclamaremos con gozo que el<br />
bautismo es grandioso, real y vasto. Si alguien dice que fue bautizado y que<br />
<strong>de</strong>sea ser sepultado y resucitado juntamente con el Señor, todavía no ha tocado<br />
la realidad espiritual. Para esta persona el bautismo es una cosa, y ser sepultado<br />
y resucitar es otra. El que conoce la realidad espiritual, distingue entre ser<br />
sepultados y la resurrección y sabe, a la vez, que el bautismo contiene la muerte<br />
y la resurrección.<br />
Hermanos, ¿hemos visto esto? Lo espiritual no se pue<strong>de</strong> ver con los ojos físicos,<br />
ni se entien<strong>de</strong> usando la mente. Todo lo espiritual tiene sus propias verda<strong>de</strong>s y<br />
una vez que las tocamos, se acaban todos los problemas.<br />
Ejemplo dos<br />
Lo mismo suce<strong>de</strong> con el partimiento <strong>de</strong>l pan en la mesa <strong>de</strong>l Señor. La noche en<br />
que el Señor Jesús fue traicionado tomó pan y bendijo, y lo partió, y dio a los<br />
discípulos, y dijo: “Tomad, comed; esto es Mi cuerpo. Y tomando la copa, y<br />
habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed <strong>de</strong> ella todos; porque esto es Mi<br />
sangre <strong>de</strong>l pacto, que por muchos es <strong>de</strong>rramada para perdón <strong>de</strong> pecados. Pero<br />
os digo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora no beberé más <strong>de</strong> este fruto <strong>de</strong> la vid...” (Mt. 26:26-<br />
29a). Algunos ven esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista físico, y creen que una vez que el<br />
pan y la copa son ben<strong>de</strong>cidos, el pan cambia <strong>de</strong> naturaleza, y llega a ser la carne<br />
<strong>de</strong>l Señor, y que el vino se convierte en la sangre <strong>de</strong>l Señor. Otros ven esto <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
una perspectiva intelectual y argumentan que la substancia <strong>de</strong>l pan y <strong>de</strong>l vino no<br />
sufren ningún cambio, porque simplemente representan el cuerpo y la sangre<br />
<strong>de</strong>l Señor. Sin embargo, la Palabra <strong>de</strong>l Señor nos muestra que la cena <strong>de</strong>l Señor<br />
no es un asunto ni <strong>de</strong> representación ni <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> substancia, sino una<br />
realidad espiritual. Cuando “tomamos y comemos”, participamos <strong>de</strong> la realidad