Reforma Número 71 - Universidad Autónoma de Nuevo León
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<strong>de</strong>finitivamente olvidaría todo lo sucedido y no<br />
guardaría ningún tipo <strong>de</strong> registro acerca <strong>de</strong> lo<br />
que había visto y sabía. Adriana le pidió que se<br />
retirara y que nunca volviera, si no lo hiciere,<br />
usaría como evi<strong>de</strong>ncia el vi<strong>de</strong>o registrado por<br />
las cámaras <strong>de</strong> seguridad <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong>nunciándolo<br />
por intento <strong>de</strong> robo y violación; sin<br />
embargo, esto era sólo una pretensión ya que<br />
no existía tal tipo <strong>de</strong> dispositivo <strong>de</strong> vigilancia.<br />
Mario se vistió y se retiró sin articular palabra.<br />
Al tercer día <strong>de</strong> lo ocurrido, una vez ya<br />
restablecida <strong>de</strong> la intoxicación que sufrió,<br />
Adriana acongojada pensaba que tal vez su<br />
abuela pudo haber vivido algo similar, <strong>de</strong> tal<br />
manera que toma la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> no emplear<br />
más la habitación <strong>de</strong> lo interior. Mario <strong>de</strong>bió con<br />
seguridad enten<strong>de</strong>r a lo que se arriesgaba. Así<br />
que <strong>de</strong>cidió tapiar la pared don<strong>de</strong> aparecía la<br />
entrada al fantástico lugar. Sin embargo, en el<br />
día sucesivo, mientras Adriana había salido a<br />
contratar a alguien para realizar este trabajo <strong>de</strong><br />
albañilería, Mario ingresó furtivamente a la casa<br />
aprovechando su ausencia, ya que la había<br />
estado vigilando. La facilidad con la que cedió<br />
el seguro <strong>de</strong> una ventana le hizo suponer que<br />
aquél sistema <strong>de</strong> seguridad referido era un<br />
embuste. Ingresó sin soslayar la advertencia<br />
<strong>de</strong> Adriana, consi<strong>de</strong>rando <strong>de</strong> mayor peso tratar<br />
<strong>de</strong> poner fin a cualquier intento <strong>de</strong> manipulación<br />
en lo sucesivo, que incluso podría causarle<br />
la muerte. Mario procedió a realizar la misma<br />
rutina para encontrar la entrada a la habitación,<br />
per<strong>de</strong>r su mirada en la pared hasta que le<br />
fuera revelada la puerta <strong>de</strong> acceso.<br />
Adriana se percató que alguien había<br />
entrado a la casa, y tal vez a la habitación <strong>de</strong> lo<br />
interior. Habría <strong>de</strong> suponerse que Mario lo hubiera<br />
hecho, y se preguntaba si éste ya sabría<br />
como funcionaba, y qué intentaría hacer para<br />
evitar que lo siguieran controlando; o tal vez<br />
peor, que él ya maquinaba tomar control <strong>de</strong> ella.<br />
Adriana <strong>de</strong>seaba que Mario no trajera consigo<br />
tiza negra para escribir. Con cautela, lo buscó<br />
por toda la casa, hasta que se postró frente a<br />
la pared don<strong>de</strong> se revela el acceso a la ahora<br />
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socorrida habitación. Adriana cogió un par <strong>de</strong><br />
tizas y se dispuso a entrar intempestivamente,<br />
sin extrañeza total se percata <strong>de</strong> que era Mario<br />
quien se encontraba en el interior; éste se <strong>de</strong>sconcertó<br />
al principio, luego reaccionó y trató <strong>de</strong><br />
sujetarla. Trató <strong>de</strong> someterla, pero Adriana enérgicamente<br />
se resistió, liándose ambos en semejante<br />
forcejeo, privándose <strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l<br />
re<strong>de</strong>dor. No se dieron cuenta que la membrana<br />
que cubría la aparente ventana empezó a <strong>de</strong>splegarse;<br />
ese enorme párpado al encogerse fue<br />
revelando una luz intensa, cegadora que aunada<br />
a un contun<strong>de</strong>nte silencio provoca el <strong>de</strong>splome<br />
<strong>de</strong> los cuerpos en lucha. La luz cubrió<br />
todo lo que se encuentra en la habitación; paulatinamente,<br />
el párpado volvió a cerrarse y conforme<br />
la luz resplan<strong>de</strong>ciente se ausentaba se<br />
borraban los textos <strong>de</strong> la pared, a excepción <strong>de</strong><br />
una pequeña área que era cubierta por la sombra<br />
<strong>de</strong> los cuerpos que ahí yacían inmóviles.<br />
Varias horas <strong>de</strong>spués, Adriana y Mario se incorporaron<br />
aturdidos, sin recordar qué hacían ahí,<br />
<strong>de</strong>snudos. Apenados, se cubrieron y salieron<br />
<strong>de</strong> la habitación sin <strong>de</strong>cir palabra. Una vez fuera,<br />
fueron olvidando paulatinamente que alguna<br />
vez existió la extraña habitación. Trataron<br />
<strong>de</strong> darle coherencia a su encuentro en casa <strong>de</strong><br />
Adriana, a la extrañeza <strong>de</strong>l mensaje en el teléfono<br />
celular que Mario envió. Durante varias<br />
semanas se reunieron por las tar<strong>de</strong>s para conversar<br />
y tratar <strong>de</strong> darle or<strong>de</strong>n y lógica a lo sucedido,<br />
pero sin ya tener noción <strong>de</strong> la existencia<br />
<strong>de</strong> la habitación <strong>de</strong> lo interior.<br />
Adriana perdió la casa, finalmente su tía<br />
la <strong>de</strong>spojó mediante una treta legal. Cierto día,<br />
meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resolución <strong>de</strong> esta disputa,<br />
la tía <strong>de</strong> Adriana, al estar planeando las<br />
modificaciones para la planta alta, encontró el<br />
acceso a la particular habitación. Al final <strong>de</strong> varias<br />
exploraciones, logró averiguar cómo funcionaba,<br />
pues había encontrado aquella porción<br />
<strong>de</strong> texto que la luz no borró; así que trató <strong>de</strong><br />
inmediato emplearla para sus fines mezquinos.<br />
La vieja y nefasta mujer, <strong>de</strong>snuda, se preparaba<br />
a escribir sus primeras líneas; ensimismada<br />
en esta tarea no se percató que la enorme<br />
membrana empezó a abrirse, ni siquiera