gestión del conocimiento y gestión de los sentimientos organizativos

El paradigma antropomórfico propone –repito- entender las organizaciones
según el modo de actuar de los individuos, y lleva de la mano al estudio de
las otras dos capacidades complementarias: los sentimientos y la voluntad.
El concepto mismo de learning organization —organizaciones que
aprenden— difícilmente puede entenderse sin asumir este modelo. El
aprendizaje, y su posterior desaprendizaje, es resultado de una compleja
combinación de inteligencia, voluntad y sentimientos. Aprendemos, en el
fondo, lo que queremos aprender. Y queremos lo que de algún modo
deseamos.
El sistema antropomórfico cubre, a mi juicio, más aspectos que los demás
paradigmas apuntados. Una metáfora no deja de serlo, pero puede resultar
más o menos adecuada en función de que ofrezca mayores virtualidades
para profundizar en la realidad a la que se refiere.
UN EQUILIBRIO INESTABLE
Desde el punto de vista que estamos adoptando, ni a personas ni a
organizaciones les resulta hacedero equilibrar los tres cimientos que las
sostienen: razón, voluntad y sentimientos. Por si fuera poco, esta
inestabilidad se traslada a los periodos históricos.
De manera brevísima, y sólo para entender mejor el funcionamiento de las
organizaciones, merece la pena reflexionar sobre cuál de los tres elementos
ha tenido mayor relevancia en unas u otras épocas.
El Antiguo Régimen, por partir de una etapa relativamente cercana en el
tiempo, se caracterizó por el voluntarismo. La imposición era aceptar todo
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