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Revista AFR Nº.. - Archivos Forteanos Latinoamericano.

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ATERRIZAJE EN CRESPO<br />

escribe: Gustavo Fernández<br />

Página 16 de 28<br />

Crespo, Entre Ríos, Argentina (Wikipedia). Una pequeña y próspera ciudad a 42 kilómetros al sureste<br />

de la capital provincial, Paraná. Una población de ascendencia mayoritariamente alemana ("rusos del<br />

Volga", en abierto desconocimiento de los devenires geopolíticos y las clases de geografía del colegio,<br />

es como se los llama por el lugar). Gente trabajadora hasta el hartazgo que han logrado edificar uno de<br />

los polos económicos más prósperos del país, originalmente basada en la agicultura y la avicultura<br />

aunque hoy tiene extensiones industriales. Pero en las afueras, en la profundidad de las soledades de esta<br />

"pampa chacoparanaense" como geológicamente se denomina la región, originada por depósitos<br />

aluvionales del Plioceno inferior, hay gente aún aferrada a las antiguas tradiciones. Donde poco o nada<br />

se abandona el terruño, donde los hijos continúan casi kármicamente la labranza que los padres<br />

heredaron a sus vez de los abuelos. Donde, aún, muchas mujeres ancianas hablan sólo el dialecto de su<br />

Sajonia natal.<br />

Allí, los Spurrenberger —levemente matizamos su apellido, pues acceden a las fotografías pero no "a<br />

salir en los diarios con su nombre" (vaya uno a explicarles lo que es una revista electrónica)— son una<br />

familia tradicional. El día comienza muy temprano, alrededor de las 4:00, y a eso de las 9 de la noche<br />

están todos sumidos en un profundo sueño. Por ello, fue una feliz coincidencia que esa noche del 22 de<br />

enero de 2003 todavía estuvieran despiertos a las 22:30, cuando el fuerte ladrido de los numerosos<br />

perros les alertó. Miraron por una ventana. Y allí estaba: un "tren detenido"... sólo que las vías más<br />

cercanas en esa dirección, el Este, pasan a unos cincuenta kilómetros. La "cosa" parecía tener unos cien<br />

metros de largo, inmóvil, brillando sus "ventanillas". La familia la observó durante unos cincuenta<br />

minutos, siempre inmóvil, entre rezos musitados. Sorpresivamente, uno de los miembros del grupo<br />

señaló algo curioso: otra "luz" parecía provenir "de atrás", es decir, del Oeste. Por lo menos, un intenso<br />

resplandor aclaraba el cielo desde esa dirección. Fueron a otra ventana, que en este caso daba al Oeste.<br />

Y sí. Había una "luz", informe, titilante, muy densa pero sorprendentemente no tan brillante como<br />

pensaron cuando percibieron el resplandor, allí, a unos cincuenta metros por delante de su propia<br />

vivienda, en dirección al camino de entrada al predio. Diez minutos, no más, y con mucho miedo,<br />

permanecieron susurrándose preguntas sobre qué era eso allí afuera, también inmóvil. De pronto, como<br />

un foco eléctrico, simplemente se apagó. Al voltearse, comprobaron que "lo otro", "el tren", también<br />

había desaparecido. Entonces, prudentemente, se fueron a dormir, "porque no conviene estar hablando<br />

mucho de las cosas del diablo", en su decir. Al amanecer, nada extraño alteraba la paz del campo.<br />

Pero Spurrenberger seguía intrigado, aunque el pastor protestante de su comunidad hubiera<br />

seguramente visto con malos ojos su curiosidad. Decidió dirigirse al campo donde había estado "el<br />

tren", pero nada curioso llamó su atención. Sólo entonces, cuando regresó a su hogar y echó un vistazo<br />

al lugar donde flotó "la otra luz", las vio. Eran marcas. De forma poligonal de catorce lados, que<br />

medidas presentaron doce metros de diámetro y dos en cada uno de sus lados. La sustancia blanca es,<br />

simplemente, carbonato de calcio, mezclado con numerosas impurezas naturales pero es muy llamativo<br />

que la franja de tierra donde la misma estaba depositada se presentaba totalmente "pelada", es decir,<br />

libre del pequeño césped silvestre que allí suele crecer.<br />

¿Un fraude perpetrado por la familia? Es sencillo conseguir carbonato de calcio —aun en una<br />

cantidad tan significativa— y desparramarlo en el lugar. Pero, ¿para qué?. Es gente molesta por el acoso<br />

periodístico e investigativo, que no desea que nada altere la paz y rutina del trabajo de campo de todos<br />

15/03/2007

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