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NUEVO ISIDRO TOMO 2.indd - La Revolución Neogranadina

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que si nuestros Padres hubiesen sido gobernados de<br />

sentimientos menos fieles, y religiosos, viviríamos<br />

aun allá en nuestros nativos hogares, y sin la noble<br />

emulación que nuestros hermanos derramando hoy<br />

su sangre nos inspiran, pues que uniríamos también<br />

en este momento la nuestra para regar otra, y otras<br />

mil veces el mismo suelo, que ahora los Franceses, y<br />

en aquel tiempo habían profanado los Moriscos.<br />

En efecto, allá nuestros hermanos compatriotas<br />

y amigos sostienen y defienden con el mayor<br />

entusiasmo la causa, los derechos y honor ultrajados<br />

de nuestra común Patria y Religión. Aquí ardemos en<br />

los más vivos deseos de participar con sus heridas de<br />

los gloriosos laureles de que se ciñen. Allá libertan<br />

a la humanidad afligida de los feroces tigres que la<br />

desolan: aquí agitada la imaginación con sus desastres,<br />

perseguimos hasta en el sueño a la aborrecible imagen<br />

del inicuo corso que tímido corre, y se nos huye.<br />

Vosotros, Españoles ultramarinos, realizáis vuestros<br />

deseos, satisfacéis a vuestro justo furor, desempeñáis<br />

el amor, recompensáis la confianza de Fernando,<br />

del amable Fernando, del tierno Real cautivo y<br />

perseguido Fernando; y sus ultrajes tanto más fuego<br />

ponen al incendio de vuestro invicto valor, cuanto<br />

más os constan, y conocéis las amables prendas del<br />

Joven Rey por quien peleáis. Nosotros sacrificados<br />

por el vivo fuego de nuestros leales deseos, sentimos<br />

toda la violencia de los imposibles que a tan inmensa<br />

distancia nos oprime, y cual ardiente fuego encerrado<br />

y preso en las entrañas de un volcán, antes que sus luces<br />

aparecen las aguas en su cima, así nuestras lágrimas<br />

desde lo íntimo del pecho abrasado, son conducidas<br />

y salen en abundantes raudales por nuestros ojos.<br />

Vosotros amáis porque conocéis cuánto es amable el<br />

noble objeto de vuestras venganzas, y vuestros ojos<br />

pagan con gusto los llantos debidos a la inestimable<br />

Real Persona del ungido Fernando. Nosotros le<br />

16<br />

Colección Bicentenario

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