Letras Agosto 2012 - Ediciones Alvaeno
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Contenido<br />
Editorial<br />
La visión del<br />
director<br />
Cine<br />
Reseña Literaria<br />
Para recordar<br />
Entrevistas<br />
Poesía<br />
Relatos<br />
Premios y Becas<br />
Libros<br />
Ni tú ni yo<br />
Arte<br />
Los Nébures<br />
Kalvellido<br />
Columnistas<br />
Espiritualidad<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
1<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/agosto<br />
<strong>Letras</strong>TRL<br />
ISSN: 1989-4198<br />
Título: Cangrejos<br />
Autor: David Sancho<br />
Los Juegos Olímpicos no son ni juegos ni olímpicos. Son un negocio<br />
lucravo, una empresa publicitaria, una propaganda políca, donde la<br />
competencia no está en los estadios sino en los medios. Es un espectáculo<br />
comercial en el que lo importante no es parcipar sino ganar. ¡Como sea!<br />
Rafael Carvajal<br />
hp://alvaeno.com/letrasTRL.htm
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Sumario<br />
Editorial<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
©<strong>Letras</strong>TRL ISSN: 1989– 4198<br />
Fotograas de Portada y Contraportada: David Sancho<br />
Director: Salvador Moreno Valencia©<br />
Subdirector: Rubén Sancho©<br />
Maquetación: <strong>Ediciones</strong> <strong>Alvaeno</strong> ©<br />
Edición: <strong>Ediciones</strong> Santel ©<br />
hp://alvaeno.com/letrasTRL.htm<br />
Para colaboraciones: Relatos (2 páginas máx A4),<br />
poesía (4 poemas máx), opinión (2 páginas máx A4),<br />
enviar textos a letras@alvaeno.com indicando en el<br />
Asunto la sección a la que van dirigidos.<br />
Contrata tu publicidad en <strong>Letras</strong>TRL<br />
letras@alvaeno.com<br />
Nº 47/ <strong>2012</strong>/ junio<br />
La visión del Director<br />
Salvador Moreno Valencia.<br />
Cine<br />
Rubén Sancho.<br />
Para Recordar<br />
Ray Bradbury<br />
Entrevistas<br />
A Francisco Basallote<br />
Poesía<br />
POESOHAIL I ENCUENTRO DE POETAS<br />
Relatos<br />
Varios<br />
Becas y Premios<br />
Información facilitada por www.alexisnavas.com<br />
Libros, libros, libros<br />
Varios<br />
Ni tú ni yo, a duras penas<br />
El vacío horizonte<br />
Arte<br />
Pablo Tapia<br />
Los Nébures<br />
Capítulos XXIX<br />
Kalvellido<br />
Dibujos para la resistencia: www.kalvellido.net.<br />
Columnistas<br />
Opinión desde la perspecva literaria.<br />
2<br />
STAFF:<br />
Salvador Moreno Valencia‐Dirección<br />
Rubén Sancho‐Subdirección<br />
Alexis Navas – Becas y Premios<br />
Eva Monzón– Relatos<br />
Columnistas<br />
Marcos Morneo: Como Ave Fénix<br />
Pedro Luis Ibáñez Lérida: Latudes mudas<br />
Víctor Corcoba: Algo más que palabras<br />
Juan Manuel Álvarez: La mirada del otro<br />
Ignacio Fernández: La afilada navaja<br />
Marn Lucía: Rap‐e‐ando<br />
Maite García Romero: Mejor lo escribo<br />
Carlos Penelas: Sin milongas<br />
Navidad Senserrich: Percepciones<br />
Esther Vivas: La disidendia<br />
María Jesús Verdú‐Conocimiento<br />
No enende nada de literatura aquel que sólo toma en<br />
consideración a los autores consagrados.<br />
Un cielo sólo con estrellas de primera magnitud es una<br />
aburrida patraña.<br />
No es el firmamento.<br />
Bertolt Brecht.<br />
©<strong>Letras</strong>TRL no se hace responsable de las<br />
opiniones verdas por los colaboradores.<br />
ISSN: 1989-4198
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Editorial<br />
Amanece que no es poco, es el tulo de una película de José Luis Cuerda, quien escribe el guión y la<br />
dirige con la maestría que le es común a este director. Pero no hablaré de la película porque no soy un<br />
experto en cine, sino un espectador ávido de experiencias lmicas, y esta película me sasfizo en el<br />
momento en que la vi, hoy no sé si me sasfaría tanto, porque como sabemos, para cada cosa hay un<br />
momento, y éste, en el actual, lo único que me queda es usar el tulo de la citada cinta –como dicen los<br />
expertos en el sépmo arte‐, para referirme a la situación en que vivimos en España, y en el mundo, en<br />
estos empos convulsos en los que el que suscribe intenta no caer herido en el fragor de la batalla,<br />
porque que no me digan lo contrario: estamos inmersos en la guerra económica que los mercados han<br />
desatado para lucrarse de ella, siendo el fruto de su brutal especulación la condena a la miseria, y a la<br />
precariedad de muchos seres humanos, entre los que como tantos me encuentro. Por eso he decido<br />
alzarme en armas, pero mis armas serán las palabras, y desde esta trinchera llamada <strong>Letras</strong>TRL y desde<br />
otras que culvo cual huerto ecológico en la red de redes La Internet, quiero luchar para, al menos,<br />
desenmascarar a esos usureros, especuladores sin escrúpulos para los que los seres humanos solo<br />
significamos una ganancia o una pérdida, no importa a cuál de las dos se nos condene a pertenecer, las<br />
dos son la consecuencia de sus ardides y de sus especulaciones basadas en el ganar, ganar y ganar,<br />
siempre más, más y más.<br />
Poco importamos, tan solo somos números, o “muertos que cozan en bolsa” como escribió el escritor<br />
afincado en Granada Alfonso Salazar Medías en un arculo que éste escribiera con movo de la pasada<br />
guerra de los Balcanes.<br />
Aquí estamos, alzados con las únicas armas que podrán salvarnos, LAS PALABRAS, en esta guerra a la<br />
que unos miserables señores nos condenan con su ánimo ‐siempre exasperante y execrable‐, de lucro.<br />
Venimos a poner en tus manos nuestra arma número cuarenta y nueve con el ánimo de que puedas<br />
usarla para el bien tuyo y de los que te rodean, con el propósito de desterrar de la mente, lo que la<br />
propaganda fascista de esos mercados intenta inocularnos, el individualismo más egoísta y salvaje que<br />
jamás haya exisdo, fin que persiguen porque saben que el colecvo y sus armas de solidaridad,<br />
tolerancia, respeto e igualdad, o lo que podríamos decir: “Liberté, égalité, fraternité”, los vencerá.<br />
Va siendo hora de ir afilando La guillone de las palabras, por una revolución en pro de la juscia social.<br />
Salvador Moreno Valencia<br />
Director de <strong>Letras</strong>TRL<br />
Mis pintores preferidos<br />
Henri Matisse<br />
3<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
La visión del Director<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Es tiempo de es tiempo de REVOLUCIÓN, es<br />
tiempo de cambio<br />
Si tú, que posees las cosas que la gente debe tener, pudieras entenderlo, te podrías<br />
proteger. Si fueras capaz de separar causas de resultados, si pudieras entender que<br />
Paine, Marx, Jefferson, Lenin, fueron resultados, no causas, podrías sobrevivir. Pero<br />
no lo puedes saber. Porque el ser propietario te deja congelado para siempre en el y te separa<br />
para siempre del .<br />
John Steinbeck<br />
Sacricame en tu altar de recortes, en tu dogma de crisis, haz de mí tu más fiel perro, condéname a<br />
mendigar el pan que me como. Haz de mí con tus menras lo que quieras, pero este, como dice<br />
Steinbeck, será el resultado: La comunión del en ese que te arrastrará a ,<br />
poderoso mercanlista, y a tus secuaces, compinches mafiosos al abismo desde el que <br />
surgiremos para acabar congo, para acabar con tus menras, para acabar con tu crisis, para acabar con<br />
tu dogma. Ese ya no podrás detenerlo porque no te ha salido bien el separar ese ,<br />
no has sabido aislarlo, no has sabido hacer que ese no se convierta en ese que<br />
tanto temes, “tú que odias el cambio y temes la revolución”*, hemos venido para acabar<br />
con tus desmanes, con tu prepotencia, para que no sigas humillándonos, para que no sigas<br />
explotándonos, para que no sigas minéndonos.<br />
Pronto todo lo que quieres arrebatarnos volverá al lugar que le corresponde: Todas las cosas serán de<br />
todos, y no solo tuyas, y eso es lo que temes, por eso entrenas a tus gendarmes para poder protegerte<br />
porque sabes que sin ellos no eres nada ni nadie, pero olvidas siempre cegado por tu prepotencia que<br />
esos gendarmes están hechos de la misma carne que ese , y que pronto te arrojaran las<br />
armas, que les entregas para masacrarnos, a la cara.<br />
Tu misma prepotencia será tu perdición, porque no permiremos que sigas insultándonos con tus<br />
palabras, con tus menras, ni tú, ni tus secuaces, no, las cosas no te pertenecen sin más. Ya no seguirás<br />
apropiándote de lo que debemos tener , lo que nos hará libres serán precisamente tus<br />
menras porque ellas mismas serán tus jueces, ellas mismas serán los jurados, ellas mismas serán las<br />
que te condenen a y a tus secuaces a pagar por el gran robo que has pretendido perpetrar dejándonos<br />
a todos en la más absoluta miseria, condenándonos a ser tus esclavos, pero has olvidado que ya no son<br />
empos para esclavos, que esos empos pertenecen a la historia que también pretendes manipular,<br />
haciendo uso de la máquina de propaganda (goebbelsiana) para intentar hacernos creer que aquello no<br />
pasó, que todo fue como tú dices que fue, sin darnos, sin querer darnos la opción de la duda. Pero<br />
olvidas que ya no son empos de esclavos, ni de genocidios, porque tu mayor experimento ha fallado:<br />
Separar ese de ese que ha venido como resultado de tus causas que solo son<br />
menras para acabar congo.<br />
Es empo de es empo de , es empo de eso que tú<br />
odias tanto.<br />
*Extraído de Las uvas del ira de John Steinbeck<br />
4
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Mis escenas favoritas de la historia del cine<br />
“Atrapado en el tiempo”<br />
Rubén Sancho<br />
¿No has tenido nunca la sensación de que todos los días son iguales? La<br />
runa nos subyuga hasta tal punto que uno ya no sabe en qué día de la<br />
semana se encuentra o cuál es el objevo vital de su devenir diario. Y ¿qué<br />
sucedería si, efecvamente, todos los días fueran iguales, si tuviéramos<br />
que vivir una y otra vez el mismo día?<br />
Pues ese es, precisamente, el argumento de esta “Atrapado en el<br />
empo” (libre traducción de “Groundhog day”). Bill Murray, un<br />
presentador del empo asqueado de la vida en general es enviado a cubrir<br />
el día de la Marmota en un pueblo de la América profunda. En este día una<br />
Marmota sale de su madriguera y predice el empo que hará en los meses<br />
siguientes, una supersción chabacana que incide en el cinismo vital del<br />
propio personaje de Bill Murray.<br />
Pero todo ene un lado posivo, y ese día llegará a su fin con el despertar<br />
al día siguiente, ¿o no? Volvemos a escuchar “I got you babe”, de Sonny y Cher, en la radio que sirve de<br />
despertador, algo habitual en las radiofórmulas comerciales, nada fuera de lo normal, pero poco a poco<br />
vamos viviendo las mismas escenas, los mismos encuentros, las mismas conversaciones, porque sí, sí,<br />
amigo, sí, estamos viviendo el mismo día.<br />
Y así una y otra vez, en un bucle infinito que no parece tener fin y que se ha converdo en una auténca<br />
condena de la que no parece haber ninguna salida plausible. Mismo día, misma canción, mismo acto<br />
reflejo, en una runa imposible.<br />
Una escena realmente fantásca que escenifica con todo detalle la sensación odiosamente repeva de<br />
nuestro discurrir diario, de la sociedad del siglo XXI, en el que se ha perdido gran parte de la dignidad<br />
humana en favor de una economicidad mal entendida que no nos lleva más que a la alienación de<br />
nuestro ser.<br />
“I got you babe”, Bill Murray apagando el despertador, y el convencimiento de que hagamos lo que<br />
hagamos el día de hoy será exactamente igual que el día de mañana y de lo que fue el día de ayer.<br />
Metáfora maquiavélica de nuestra propia vida, encarnada a las mil maravillas por un actor mediocre que<br />
ha sabido dar dos personajes mícos al cine, éste de “Atrapado en el empo” y el inolvidable de “Lost in<br />
translaon”, dos personajes que han sabido y podido contener el histrionismo congénito de Murray en<br />
favor de la trama que protagonizaba.<br />
El drama de nuestra era no es que no haya mañana, que sí lo hay, sino que el mañana corre el peligro de<br />
converrse en algo demasiado parecido al hoy, y al ayer.<br />
5<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Para Recordar: Ray Bradbury<br />
Ray Bradbury, conocido principalmente por sus libros de ciencia ficción. Es, junto con Asimov, el escritor de<br />
ciencia ficción más conocido, a pesar de que él mismo dice que sus escritos pertenecen más al género de la<br />
fantasía que al de la ciencia ficción. Solamente uno de sus libros, Fahrenheit 451, pertenece a la Sci‐Fi. Al menos él<br />
lo ve así.<br />
Ray Douglas Bradbury, nació el día 22 de agosto de 1920, en Waukenaun, Illinois, aunque, niño aún, su familia se<br />
mudó en varias ocasiones, hasta que se trasladaron definivamente a los Ángeles.<br />
Desde muy joven su afición por la lectura derivó en afición por la escritura, empezando a crear sus propias<br />
historias con apenas 11 años. Los mismos movos económicos que obligaron a su familiar a cambiar de domicilio<br />
varias veces, le impidieron realizar más allá de estudios secundarios, que terminó con 18 años.<br />
No obstante él completaría su formación de manera autodidacta hasta conseguir converrse en un escritor<br />
profesional. Conseguiría vender sus primeros trabajos a disntas revistas, mientras se mantenía trabajando como<br />
vendedor de periódicos. Su primera obra, El dilema de Hollerbochen, se publicó en 1938 en una revista de<br />
aficionados. Sería en 1941 cuando vendería su primera historia, Pendulum. Poco después dejaría el trabajo de<br />
vendedor de periódicos para dedicarse de lleno a la escritura y vendió numerosos cuentos a disntas editoriales.<br />
Las Crónicas marcianas lanzarían a su autor a la fama.<br />
Fue en 1950 cuando le llegaría la fama, al publicar sus Crónicas marcianas, donde narra los primeros intentos de<br />
los terrestres para conquistar y colonizar Marte. Los terrestres envían tres expediciones que fracasan ante los<br />
poderes telepácos de los marcianos, seres muy superiores.<br />
Crónicas marcianas, la serie televisiva.<br />
En la cuarta expedición un aliado inesperado les da la victoria: La varicela, que contagia a los marcianos y vence su<br />
resistencia. A parr de aquí viene la colonización, que aporta al planeta los aspectos más negavos de la cultura<br />
occidental.<br />
Los juguetes también se viseron de marcianos: Un madelman en la sala de mandos.<br />
El hombre ilustrado es otra de sus obras más conocidas, en la que parendo de la base de los tatuajes de un<br />
hombre aparecen ante nosotros, envueltos en una atmósfera poéca, disntos relatos fantáscos.<br />
Su obra más conocida, Fahrenheit 451, modelo de distopía literaria, se publicó en 1953. En la Tierra del futuro los<br />
libros están prohibidos, por el bien de la humanidad, claro. Los gobiernos se encargan de quemar todos los que<br />
encuentran. De ahí el nombre: A 451 grados Fahrenheit, es a la temperatura a la que se prende el fuego papel.<br />
—>><br />
6
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Para Recordar: Ray Bradbury<br />
Fahrenheit 451<br />
Aquí los encargados de quemar son los bomberos. Paradójico.<br />
Eran los encargados de descubrir los libros encondidos, en los sios más diciles y recónditos, y quemarlos<br />
públicamente para que la toda población lo viera.<br />
“Conque Don Quijote estaba en la lámpara…”<br />
Pero como en todo régimen totalitario, aparece la resistencia. Un grupo de rebeldes se encarga de memorizar<br />
libros completos de literatura y filosoa. Esta historia fue llevada al cine por François Truffaut.<br />
“Desconfiad de las casas más listas que vosotros…”<br />
Dos obras de Bradbury advierten de los peligros de una sociedad automazada: Vendrán lluvias suaves (There will<br />
come so rains) y The Veldt. En la primera, una casa robozada prosigue realizando los movimientos<br />
programados, en un mundo carente ya de vida, y en la seguna, otra casa automazada, casi dotada de vida<br />
propia, masacra, con la complicidad de los niños, a los padres de éstos.<br />
Ray Bradbury se define como “un narrador de cuentos con propósitos morales”. Sus libros, con un eslo poéco y<br />
provocavo, pretenden crear en el lector una reflexión y meditación interior sobre el desno hacia el que camina<br />
el hombre.<br />
Además de cuentos y novelas, Bradbury también ha escrito guiones para la televisión (Alfred Hitchcock presenta<br />
La dimensión desconocida) y para el cine (Moby Dick), ensayos, obras de teatro y poemas. Incluso dentro de sus<br />
novelas, no todas son fantáscas o de ciencia ficción, ene también obras policíacas, costumbristas y realistas.<br />
En sus novelas refleja algunos de los miedos existentes en la sociedad norteamericana, como el miedo a la guerra<br />
atómica, el deseo de una vida más simple, el peligro de las técnicas y la ciencia, sus posturas ante el racismo y la<br />
censura y el miedo a la muerte y a todo lo extranjero, por extraño y desconocido.<br />
Ray Bradbury ha sido ampliamente reconocido y premiado a lo largo de su vida, por lo que, para abreviar, sólo os<br />
contaré, como curiosidad que en 1988 fue nombrado “Gran Maestro Nebula” en reconocimiento a su aportación<br />
a la literatura de Ciencia Ficción. En la ceremonia de entrega de los Premios Nébula, se entrega el Premio<br />
Bradbury al mejor guión cinematográfico de ciencia ficción. También decir que se ha bauzado, con su nombre y<br />
en su honor, a un asteroide llamándolo (9766) Bradbury.<br />
Falleció en Los Ángeles, California, el 5 de junio de <strong>2012</strong><br />
Fahrenheit 451<br />
7<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Entrevistas: Francisco Basallote<br />
Entrevista a Francisco Basallote<br />
© Una entrevista de Domingo F. Faílde<br />
para El Callejón del Gato.<br />
Jerez de la Frontera, 30 de julio de <strong>2012</strong><br />
Luz y volumen de la palabra<br />
Una entrevista en torno a sus recientes "Indagación<br />
del alba" y "Gotas de lluvia"<br />
A la hora de publicar esta entrevista, un mes más<br />
tarde de lo previsto,Indagación del alba y Gotas de lluvia ya<br />
no son los dos úlmos libros de Francisco Basallote, que<br />
acaba de poner en las librerías La sombra de Euclides, de la<br />
mano del Premio Internacional de Poesía "Soledad Sonora”,<br />
que convoca la ALDEEU (Asociación de Licenciados y<br />
Doctores en Estados Unidos). Habrá que entrar en él más<br />
adelante, porque las preguntas que siguen y sus<br />
correspondientes respuestas giran en torno a los citados en<br />
primer y segundo lugar, disnguido el primero con el XIV Premio de Poesía “Paco Mollá”. Gotas de lluvia es, en<br />
esencia, un homenaje al haiku y su visión de la naturaleza, en tanto Indagación del alba incide en la metasica<br />
caracterísca del autor.<br />
Que algo tendrá el agua cuando la bendicen es anguo refrán que, en este caso, refrenda con su obra<br />
Francisco Basallote. El poeta, profesional de la arquitectura y natural de ese enclave privilegiado que es Vejer de<br />
la Frontera, ha encontrado en la cal, los volúmenes y la luz el contexto ideal de una poéca que, parendo de la<br />
magia vejeriega y la rara hermosura de su entorno, ha logrado crear una metasica para explicar el mundo, las<br />
incógnitas de la vida y la propia poesía, dando la espalda al tópico paisajísco, reemplazado en el texto por la<br />
mirada interior de Basallote, igualmente capaz de eternizar el instante que nos regala la naturaleza, a través de<br />
sus haiku, disciplina poéca e intelectual en la que es consumado maestro.<br />
La entrevista que generosamente nos concedió revela muchas claves de los citados libros y aun del<br />
proceso creavo de uno de los autores más personales, hondos y brillantes de este primer tramo del siglo XXI.<br />
"Toda poética es un río de agua viva que procede de un manantial fecundo"<br />
‐ De lo parcular a lo universal, de la cal y la luz vejeriegas a la arquitectura del cosmos, ¿cómo explicar este<br />
proceso estéco al lector de hoy en día?<br />
‐ Toda poéca es un río de agua viva que procede de un mananal fecundo. En mi caso ese hontanar me vino<br />
dado desde el principio del empo: el deslumbramiento estaba en mí, ese hallazgo en la carne y en la piedra se me<br />
había concedido como una plataforma desde la que a la vez de servirme las perspecvas de un mundo permieron<br />
en la búsqueda constante acercarme a ese espacio infinito donde la belleza y la verdad existen como lejanas y<br />
fulgurantes estrellas, sólo acercarme…<br />
‐ Pero en ese viaje se ha operado, sin duda, una intensa depuración, ¿qué lastre se ha quedado en el camino y<br />
qué, por el contrario, ha emergido a la luz en el poema? —‐>><br />
8
Entrevistas<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
‐ Creo que a lo largo de este proceso, la emoción creadora ha perdido la consistencia del ego, y<br />
ha sublimado la cosmogónica , el grito plural del mundo, de su luz, se ha afinado la búsqueda en lo estrictamente<br />
elemental , en la estructura cristalina de la pureza.<br />
‐ ¿Qué papel desempeña el lenguaje en la construcción de su obra?<br />
‐ De todos es sabido el significado que ene para mí el signo, ese misterioso gesto de la luz del hombre capaz de<br />
sintezar sus mundos en el alarido de un trazo y como su arculación puede simular telúricamente el nacimiento<br />
de un mundo. El poder del signo es el triunfo de la palabra que en mi caso viene concebida dentro de una matriz<br />
de austeridad y de plásca.<br />
‐ ¿Podemos, pues, decir que la suya es una obra total?<br />
‐Nada hay culminado en el mundo y mucho menos en el mundo interior de una poéca como la mía hecha día a<br />
día de pequeños deslumbramientos, estoy como el monje zen en un camino que es nuevo cada día, que cada hora<br />
le aporta un nuevo descubrimiento y sobre todo el conocimiento de la inabarcable, tras el horizonte inaprensible<br />
de la noche.<br />
"El silencio, además de modular la música interior aportando los<br />
acordes precisos para su mejor sonido, es la vía hacia la culminación<br />
lectora del poema".<br />
‐ En sus úlmos libros, me parece observar que el silencio, con su muda elocuencia, adquiere un certero<br />
protagonismo, ¿es verdad? ¿Qué nos dice el silencio en la poesía de Francisco Basallote?<br />
‐ Desde mis primeros poemas he querido dejar un espacio al lector, que sea él el que termine el poema. Poco a<br />
poco ese hábito ha ido tramando silencios que no han sido sino llamadas a la sugerencia, a la inmersión emova.<br />
Este silencio, además de modular la música interior aportando los acordes precisos para su mejor sonido, es la vía<br />
hacia la culminación lectora del poema.<br />
‐ Usted es arquitecto. Entre la construcción de un edificio y la edificación del conocimiento a través del poema,<br />
¿qué semejanzas y diferencias hay?<br />
‐ Todo lo que sea elevar un corpus material o conceptual ene las semejanzas con la constante creación del<br />
mundo. El hombre construye –en muchas, demasiadas, ocasiones destruye‐ en un juego inmaduro de emulación a<br />
los dioses, en el que a veces consigue hitos importantes, que permanecen en el espejo de su propia soberbia.<br />
Desde esos postulados, no hay diferencia entre ambas construcciones. Ni tampoco por lo que suponen una especie<br />
de usurpación de pequeñas parcelas a los dioses.<br />
‐ ¿Pesa mucho la técnica en su poesía?<br />
‐ Todo lo que sea una carga sobra en poesía, que para mí ha de ser clara y sencilla, permir que el agua corra<br />
cristalina entre sus versos, por lo que toda represa o contención es perjudicial para la fluidez de su mensaje. No<br />
quiero con ello desdeñar la métrica, entre otras técnicas, pues es para mí fundamental, la ajustada combinación<br />
de versos imparisílabos me concede la música necesaria para acompañar con su medida la emoción del poema.<br />
—>><br />
9<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
Entrevistas<br />
"Muchos de mis libros han sido premiados por su matiz diferenciador".<br />
‐ Indagación del alba, un libro que Octavio Paz habría definido como dicil, nos llega de la mano de un importante<br />
premio, lo que, en empos de penuria literaria, no deja de resultar sorprendente y, a la vez, esperanzador, ¿qué<br />
deslumbró al jurado, en su opinión?<br />
‐ Creo que fundamentalmente su diferencia, su esencia completamente ajena a lo usual en los Premios de Poesía,<br />
ello unido a la libertad del Jurado, ‐ya enendes a qué libertad me refiero‐ y a la ausencia de intereses ajenos a<br />
la libertad creadora de los patrocinadores, lo que de alguna manera nos ha de alegrar en este mundo de<br />
composiciones de intereses permió que este libro adquiriese ese premio. Sin vanagloria he de decirte que<br />
muchos de mis libros han sido premiados por su maz diferenciador.<br />
‐ Después de su poéca indagación, ¿qué ha encontrado en el alba?<br />
‐Te contestaría con palabras de José Emilio Pacheco: Lo único que de verdad es nuestro es el día que comienza, en<br />
ese instante está la verdad generatriz , lo sugerente , lo nuevo, los maces de la luz, la claridad precisa y sobre<br />
todo la determinación del camino, la apertura de la senda, la incitación a la connuación interminable de la<br />
búsqueda…<br />
"Gotas de lluvia" es un homenaje al haiku, esa pequeña estrofa japonesa<br />
a la que he dedicado mucho tiempo y que ha dado tantas cosas a mi<br />
poesía: medida, intuición, extroversión, presencia de la naturaleza y<br />
sugerencia..."<br />
‐ ¿Prosa poéca o poema en prosa?<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
‐ Son dos cosas completamente disntas: En la prosa poéca el poeta sin perder su condición se vierte en el<br />
suceso, hay un núcleo ocurrencial, unas vivencias derramadas, una emoción expansiva, un texto, una correlación<br />
de experiencias. Mientras, el poema en prosa es poesía someda a una forma, la forma de la libertad, no del<br />
verso libre sino del verso‐verso, para converrlo en verso–párrafo. Yo prefiero el poema en prosa.<br />
‐ En la misma espiral de densidad expresiva, nos llega Gotas de lluvia, un precioso cuaderno que, por su apego a la<br />
naturaleza y a lo instantáneo, diríase tributario de haiku, un género en el que Basallote es maestro indiscuble…<br />
‐No solo es tributario del haiku, a quien debe su nombre sino que es un homenaje al haiku, esa pequeña estrofa<br />
japonesa a la que he dedicado mucho empo y que ha dado tantas cosas a mi poesía: medida, intuición,<br />
extroversión, presencia de la naturaleza y sugerencia entre otras, no siendo la úlma el aprendizaje de una cierta<br />
disciplina interior, propia de un “aprendiz de haijin” como en realidad me considero.<br />
"... el mundo esta necesitado de parámetros morales y la poesía<br />
constituye uno de los elementos paradigmáticos en la construcción de<br />
un necesario mundo nuevo". —->><br />
10
Entrevistas<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
11<br />
- ¿Cuál es el futuro de su poesía?<br />
- Ignoro a donde voy, intento como ese<br />
monje budista y desde la única<br />
propiedad del alba, seguir el<br />
camino que entonces se me abre y<br />
construir en esa sucesión de instantes<br />
que es la vida lo mejor posible lo que<br />
me sea dado escribir, hasta el<br />
horizonte<br />
perfección.<br />
inalcanzable de la<br />
- Y, volviendo a lo general, ¿hay un<br />
futuro para la poesía?<br />
- Creo que sí, el mundo está necesitado de parámetros morales y la poesía constituye uno de los<br />
elementos paradigmáticos en la construcción de un necesario mundo nuevo, ahí en ese lúgubre futuro<br />
es determinantemente necesaria la poesía, para poner delante del pueblo horizontes luminosos, versos<br />
como lábaros de una masa esperanzada que camina al futuro sobre la putrefacción de este presente.<br />
- ¿Son compatibles ética y estética?<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
- Sí, completamente compatibles. Lo corrupto es antiéstetico ab initio, nada hay menos estético que esa<br />
cultura de la corrupción que el sistema ha establecido en nuestro mundo, ya que desde su origen rompe<br />
con los principios apolíneos de lo ético. Pero en un mundo donde la ética prime, la estética brillará por<br />
naturaleza, dado que el simple funcionamiento de la sociedad desde coordenadas de orden ético<br />
permitirá el predominio de la estética. Hoy me siento esperanzado, pese a la invasión asoladora de los<br />
signos de la destrucción... Quizás es que lo que necesita este mundo es su demolición para que sobre sus<br />
ruinas crezca un orden nuevo.<br />
Francisco Basallote
Poesía<br />
LOS PAJARITOS<br />
Bloque, A<br />
Sexto, 9<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Volaron los pájaros.<br />
Quedó la rosa.<br />
Andrómeda, 2<br />
Séptimo, C<br />
Volaron las rosas.<br />
Quedó el pájaro.<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ alvaeno/<br />
POESOHAIL<br />
Encuentros de poetas<br />
Mª Jesús Campos<br />
12<br />
ESTA VEZ NO<br />
Este estado de ánimo aciago<br />
Entre la hiedra concienzuda y el agua estancada<br />
Que me dejó por herencia tu amor quebradizo<br />
Ese mal abstruso que empaña los cristales<br />
Por dentro de calientes vaharadas<br />
Así multiplicóse la umbría en el pecho<br />
Ese mismo espacio, hueco de ti<br />
Donde aun se empeña en crecer<br />
Tan nueva y tan tierna<br />
Hierba esperanza<br />
Busca sol de primavera<br />
Tierra revuelta<br />
Permanece en tu solitario barbecho<br />
Y te crecerán, súbitamente,<br />
Seres extraños sin crepúsculo conocido.<br />
En esta penumbra aguarda mi corazón dilecto<br />
Mientras vuelves a alejarte, más lejos<br />
Hacia tierras antípodas, sin saber<br />
Que esta vez no. No voy a esperarte.<br />
Chavela Cervantes<br />
Málaga, 2004<br />
"No están hechos para el arte los inocentes"<br />
Me declaro culpable,<br />
autómata del juego espontáneo:<br />
Persona.<br />
Pablo Ruiz Picasso<br />
G.Pérez Gastón "Luna"
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Poesía<br />
LOS OTROS<br />
El sonido que hace el agua en la fuente me<br />
hipnotiza.<br />
La tarde me envuelve en un éter violeta<br />
exhibiendo en su escaparate al mundo.<br />
Veo pasar la gente con prisas, como si llegaran<br />
tarde a una cita.<br />
Escribo sobre lo observado, escribo sobre el agua<br />
que en la fuente incansable, e interminable, brota<br />
como el río de gente que pasa apresurada.<br />
Viene a mi memoria un cuadro de Goya<br />
donde dos hombres se apalean sin descanso<br />
parecen dos personajes de Faulkner<br />
tan necios, tan tercos, despojados de sentido<br />
común.<br />
Los otros, quizás también, hayan caído<br />
hipnotizados por el sonido del agua.<br />
NO SABES QUE<br />
<strong>Alvaeno</strong><br />
Fuengirola, 2011<br />
En el ojo del huracán<br />
pisar el freno;<br />
escalar las columnas de Heracles y besar el cielo<br />
El sabor a sal,<br />
el remolino turbulento de algas pegándose al<br />
cuerpo<br />
una plaga de estrellas de mar aferrándose a ti<br />
como si fueras a salvarlas,<br />
pobres...<br />
solo viniste a oír rugir al viento,<br />
a provocar la ira del mar,<br />
a conocer su inmensidad y dejar al descubierto su<br />
mayor debilidad.<br />
Loco<br />
morirás antes<br />
como todos ellos.<br />
Siracussa Bravo Guerrero<br />
CONCEPTO<br />
PREOCUPANTE DE LAS SOMBRAS<br />
De noche, dando vueltas en mi alcoba:<br />
concepto preocupante de las sombras.<br />
Desnuda yace de ti, mi memoria:<br />
no logro recordarte en ningún rezo,<br />
sé que eras un dios bueno y deseante<br />
de infancia tierna y susurrantes labios,<br />
mi abuela nos leía tus poemas:<br />
"...por eso te quiero tanto y te doy..."<br />
Pero algo no funciona ya en tus versos<br />
no tienen bálsamo ni curan llantos.<br />
Crecí en lo más oscuro de tus sueños,<br />
porque, seguro, no estabas despierto,<br />
durante aquellos años del averno,<br />
que han servido para que yo forje mi<br />
concepto preocupante de las sombras.<br />
Te explico Dios, en qué consiste éste:<br />
persianas bien cerradas a las diez,<br />
la cena acompañada de pastilla,<br />
prescrita junto con televisión,<br />
quedaron prohibidas las películas<br />
de Jarmush, de Fellini o de Buñuel,<br />
no escucho música tras medianoche<br />
ni leo libros que hostiguen el alma;<br />
cansada, lenta, triste y abrigada<br />
me duermo al fin libre de pensamientos<br />
la lámpara encendida de mi alcoba,<br />
con que todos los días amanezco,<br />
demuestra el miedo que tengo a las sombras.<br />
No te preocupes Dios porque yo sé que<br />
si no apago la luz sigues ahí:<br />
de aquellos rezos no te has olvidado.<br />
13<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Nerea Aznar
Poesía<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Como en un filme, al igual que en un filme<br />
Acerca de los ángeles y los demonios<br />
Del alma, así la tarde se dibujó sobre la tierra.<br />
Llovía con cierto pudor, pareciera que el cielo<br />
No estuviera dispuesto a mostrarse tal cual.<br />
Tal cual, con sus sombras y sus luces cotidianas,<br />
Pero ocurre que era como en un filme donde todo<br />
O casi todo es diferente a la realidad. Y me<br />
pregunto,<br />
Qué hacía yo bajo aquel árbol sinuoso,<br />
Con aquella luz solo vista en los cines,<br />
Con aquella querencia de ti aquí en el pecho.<br />
Como en un filme donde tú no eras salvo un<br />
naufragio,<br />
Naufragio de mí entre las caderas de las letras de<br />
tu nombre.<br />
junio de <strong>2012</strong><br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Francisco Aranda Cadenas<br />
PENDIENTES DE UN HILO<br />
Málaga, en<br />
Sujetos a un hilo celeste<br />
Descoloridos, despostillados, desencajados<br />
Y aun así con ganas de jugar me muerdes<br />
Los labios, te muerdes las mejillas<br />
Ya nadie puede colorearse- dices<br />
Y morderse es el rubor que se lleva- dices<br />
Pendientes de un hilo<br />
Y aun con temor a que se parta<br />
Tú nos columpias en el nido.<br />
Yo trenzo sedas en la barca.<br />
Inma Bernils<br />
14<br />
POESOHAIL<br />
Encuentros de Poetas<br />
Últimos viernes de cada mes<br />
NAMASTE– FUENGIROLA<br />
C/Camilo José Cela, 2. Edif. Suel.<br />
Local 2.<br />
Fuengirola, Málaga.<br />
21:00 Horas<br />
Próximo Encuentro 31 de agosto de <strong>2012</strong>
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Poesía<br />
FRANCISCO ARANDA<br />
Estarás ‐¿estás?‐ en casa. Hoy<br />
Puede ser invierno<br />
A pesar de que mayean los días,<br />
Pero ya sé: las ausencias<br />
Traen frío y vensca.<br />
Mas si estás ‐¿estarás?‐, ya voy<br />
De camino, será mayo y sólo mayo<br />
Tu talle y tu presencia.<br />
Este trino de pájaros recién llegados<br />
Del norte, el cigarro que acabo de apagar,<br />
Los pasos hasta el portal, ya en la misma<br />
Calle, enen cierto regusto a canela,<br />
A aquellas galletas infanles de canela y azúcar<br />
Con vaso de leche y Cola‐Cao. Abro la puerta.<br />
Etarás ‐¿estás?‐ en casa. Enciendo otro cigarro.<br />
Abro el frigorífico (agua fresca). Paso al salón,<br />
A la biblioteca, a la habitación: No estás<br />
‐¿Estuviste?‐; una rada invernal da cobijo<br />
A las barcazas de mi alma. Parr. Quedarse.<br />
¿Quién me nombrará hoy?<br />
Málaga, en mayo de <strong>2012</strong><br />
Te hablo a , Francisco Aranda, a me dirijo.<br />
Soy la poesía y quiero hacerte algunas sugerencias:<br />
NO te olvides del tú, de él, de ellos, del vosotros,<br />
NO te canses mientras puedas, pierde el miedo<br />
Mas no seas temerario, y sosiégate con los aromas<br />
De la vida. Sé generoso en versos si puedes, eleva<br />
Columnatas de fuego en el aire, no hagas altares<br />
Ridículos, y sostén la imaginación entre tus manos.<br />
No te cubras de haso y revela tus sueños, y sal<br />
A la calle de forma un tanto irreverente. Juega<br />
Con las palabras como los niños, pero ya eres<br />
Un hombre, y canta como hombre, y ama como<br />
hombre.<br />
Te hablo a , Francisco Aranda, a me dirijo.<br />
Escúchame siempre, que yo también sabré escucharte.<br />
Málaga, en mayo de <strong>2012</strong><br />
15<br />
PRISIONERA DEL MAR AMOR<br />
Prisionera del mal amor y de su norte<br />
Me dijo: entraré en mi celda de nuevo,<br />
Como asesinando el cuerpo, envenenando<br />
Mayo. Sólo ella ene respuesta, pensé.<br />
El absurdo es prueba de algún punto ciego<br />
En el alma, de alguna comarca chica<br />
Donde apenas el sol asoma, y si asoma<br />
Se muestra descuidado. En su elegante<br />
Monólogo cuya actriz se hizo memoria<br />
De par en par faltaba ella, porque ella<br />
Abandonó su corazón a su suerte.<br />
Comencé a amar sus ojos y su voz,<br />
Sus manos, el prisionero vuelo de su falda,<br />
Detalles de su mirar cauvo, y era como una ave<br />
Enjaulada la cual no me empeñaría en liberar.<br />
Pero empecé a quererla de a poquito, y ya era<br />
Tarde, sabiendo como sé que la echo en falta.<br />
Si compone sus alas, le pediré volar junto a ella;<br />
Mejor aún, caminar junto a ella y construir<br />
Ese edificio gráfico y sonoro donde las palabras<br />
Sanan, y convocan al amor y al deseo en otra realidad:<br />
campos que verdean alrededor de los caminos.<br />
CANCIÓN AGRIDULCE PARA LA<br />
COMPAÑERA<br />
(Del poeta que quiso ser pianista)<br />
En recuerdo de Lorca y Alber...<br />
Lima de aspereza dura<br />
Frente a la melancolía del piano,<br />
Las manos son clavel recién cortado,<br />
Y el cuchillo melodía.<br />
Frente a la nieve pálida del día,<br />
Descubro mi corazón, la frente fría<br />
En el paisaje entrecortado.<br />
Quiéreme con rojos y morados,<br />
quiéreme siempre,<br />
Sin corona ni oros ataviada,<br />
Sencillamente así, como tú eres.<br />
Y sé flor, mas no de un día,<br />
Flor amable en mi costado.<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Málaga, 12 de mayo de <strong>2012</strong><br />
Málaga, en mayo de <strong>2012</strong>
Relatos<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Buscando a Pirrot<br />
Avalon Breton<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
El tren llegó con retraso, algo poco usual en aquella región, donde todo se llevaba a cabo con la más estricta<br />
puntualidad. Yo había quedado con Thomas Pirrot para poner en marcha el plan del sindicato, pero del tren no<br />
bajó Pirrot, y tan solo un par de pasajeros pisaron el suelo de la estación de Stugart, detalle este también<br />
algo raro, tratándose de una ciudad con más de seiscientos mil habitantes, pero las excepciones son las que a<br />
veces confirman las reglas.<br />
¿Qué había sido de mi compañero y camarada? Teníamos que llevar a cabo el plan que el sindicato había<br />
orquestado para poner en conocimiento de las “autoridades” el poder del mismo, la fuerza con la que actuaba,<br />
la contundencia con la que poníamos en jaque a los medios y al poder. En Stugart se iba a producir el<br />
encuentro de presidentes de los ocho grandes países, había policía hasta debajo de las piedras, Europa había<br />
movilizado para este evento más de doscientos mil policías porque la organización sabía que allí se darían cita<br />
más de un millón de personas para protestar por el sistema que se intentaba imponer a golpe de talonario<br />
condenando a la miseria a la clase obrera a la que simple y llanamente, sin anestesia, y sin más, se relegaba a<br />
la categoría de esclavos del siglo veinuno privándolos de todo derecho a una vida digna, a unas prestaciones<br />
sociales que les habían sido arrebatas en el proceso de globalización donde se intentaba imponer un solo<br />
gobierno mundial bajo el control de los lobbies financieros, dispuestos a cualquier cosa para que sus planes<br />
sureran efecto.<br />
Sin Pirrot me sería casi imposible llevar a cabo el plan, pero ¿qué podía haberle pasado? Estuve media hora<br />
esperando porque podía ser que Pirrot llegara a través de otro medio, bien porque había tenido que eludir<br />
algún control en el tren, o bien porque así lo había decidido el sindicato sin comunicarme su decisión por la<br />
seguridad del plan. No apareció y decidí ponerme en contacto con mi enlace en la ciudad, pero éste tampoco<br />
daba señales de estar operavo. Algo había pasado y yo no sabía nada. Así que regresé caminando hacia el<br />
centro, hice el recorrido anotando todo lo que veía en cuanto a los sistemas de seguridad que habían<br />
desplegado para la dichosa reunión de capos. Aquello era una locura. Poco a poco las calles se iban llenando<br />
de gente que llegaba de toda Europa, detalle que me recordó que era extraño que en la estación solo se<br />
hubieran bajado dos pasajeros. Más tarde me enteraría de los movos por los cuales esto había sucedido.<br />
¿Dónde estaba Pirrot, y qué le podía haber pasado? Eran mis preocupaciones, porque juntos habíamos llevado<br />
a cabo un montón de actos en otros encuentros del G8, y la mayoría habían tenido éxito, al menos el propósito<br />
que habíamos perseguido había sido realizado. Los medios hablaron del sindicato y de la fuerte oposición que<br />
éste presentaba al poder que hacía todo lo posible por criminalizarlo para acabar con él. Cosa que lejos de<br />
conseguir facilitaba que cada vez se uniera más gente al sindicato y que cada vez éste tuviera más fuerza.<br />
En Stugart la cosa iba a ser muy cruenta, los cerca de doscientos mil efecvos se iban a aplicar con<br />
contundencia para debilitar el movimiento, y era en ese punto donde Pirrot y yo teníamos que actuar<br />
atacando los puntos débiles de la seguridad contratada para el encuentro, habían obviado algunos detalles<br />
importantes, y lo hicieron por subesmar nuestras fuerzas.<br />
Ni Pirrot aparecía, ni mi enlace daba señales de vida, así que no tuve más remedio que llevar a cabo el plan,<br />
que para sasfacción mía y del sindicato salió tal y como lo habíamos planeado: volaron por los aires todos los<br />
mandatarios de una forma, por decirlo de algún modo, limpia. El golpe puso en jaque al Imperio y el sindicato<br />
se evaporó por un empo sabiendo que las represalias serían terribles. Yo me refugié en Isla del Diablo, y allí<br />
supe qué había sido de Pirrot y de mi enlace, así como de la cúpula del sindicato, habían sido eliminados todos<br />
por los servicios de inteligencia del poder global, pero no pudieron hacer nada por sus ocho jefes de estado,<br />
los mismos que mi atentado hizo volar por los aires. Pero como a rey muerto rey puesto, el poder global se<br />
sacudió del golpe como un perro se sacude las pulgas o el agua, y repuso a unos polícos por unos<br />
tecnócratas, el sindicato debía, de nuevo, reagruparse, la lucha connuaba.<br />
16
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Relatos<br />
LÉON, NI UN PELO DE TONTO (<br />
ÁCIDOS, RELATOS DE LA VIDA. ED.BUBOK, 2011)<br />
Carme Folch (1978). Escritora, traductora literaria.<br />
Léon, Léon, Léon, pobre Léon. Se creía una vícma de su desno cruel. Su padre era calvo, su madre<br />
presbiteriana y, encima, a él le habían puesto de nombre Léon. ¡Con aquella pinta!. No quería ni verse, no se<br />
reconocía, se horrorizaba ante su viva imagen reflejada. Le atormentaba su sico. A pesar de que le<br />
aseguraron que fue un bebé corriente, con pinta de bebé corriente: peso normal, estatura normal aspecto… a<br />
bebé correntus. Ergo, uno de tantos. Él se sena fruto de una broma géneca bochornosa, de una broma de<br />
alguien “de ahí arriba”. Era bochornoso y no lo podía soportar. Vivía acomplejado por ello. No era como los<br />
otros, sena que, a pesar de lo que le hubieran jurado y perjurado sus familiares, él nunca había sido un bebé<br />
normal, ni un niño normal, ni ahora era un adolescente normal. Él era para su desdicha “Léon” el calvo con un<br />
solo pelo de acero. Estaba seguro de que todos lo veían así, de que lo habían notado. Era un león falso,<br />
ridículo, con alopecia congénita, con una melena clareada. Seguro que ellos, sus amigos, hace empo que<br />
disimulaban, que eran hipócritas, condescendientes con él, pobre Léon, ya que se aseguraban de no mirarle<br />
nunca fijamente ahí, al “lugar”, su horror, su desgracia.<br />
Ese maldito único pelo. Su cabeza parecía una bola de billar rasa con un único, perseverante, arrogante<br />
pelo que habitaba a sus anchas en tan yermo territorio. El ADN y su nombre parecían mofarse de él,<br />
confabularse para hundirlo más es la miseria. Lo cortaba y seguía ahí, lo arrancaba y seguía ahí, lo peinaba<br />
hacía otro lado pero seguía ahí, no podía esconderlo. Siempre estaba allí en medio, en su sio, desafiante,<br />
dispuesto a avergonzarle, a recordarle quien era: Léon, el león con una melena de Un pelo. Era desquiciante:<br />
lo notaba al caminar, al comer, al dormir, incluso cuando estaba en el lavabo, siempre dominándole desde las<br />
alturas, observándole, reinando en su “lugar”, mofándose de él. No podía más. Ese horrible pelo estaba ahí<br />
plantado en su inmensa calva lisa y él no podía evitarlo. Lo odiaba y juró vengarse de ese único pelo, de ese<br />
ilegal, de esa parte de él que se amonaba, que le avergonzaba y destrozaba su vida e imagen.<br />
Lo notaba como una malformación, un engendro, algo abominable. Ese único<br />
molesto, eterno, orgullosos y presuntuoso, estúpido, engreído pelo rano que mora en su cabeza que lo<br />
deforma como si fuera un tumor y que le hacía senrse igual de mal. “Soy un monstruo” ‐ se decía Léon‐,<br />
“tengo algo que los demás no enen y eso me convierte en un monstruo. Me repudian por ello, estoy seguro”.<br />
“¿Acabarán conmigo o me presionarán para que lo haga yo mismo?, ya que no querrán ni tocarme y menos<br />
mirarme”.<br />
Sabía que la gente, los otros son malos con lo diferente, lo especial, con lo único, “lo raro”. Él era un<br />
engendro despreciable, al menos así se veía. Aprendió a vivir con ello, a lidiar con Él. Bueno, de hecho, no<br />
vivía, le dominaba por completo, su visión le poseía, le horrorizaba su presencia, le perturbaba la vida. No salía<br />
con chicas, ni iba a fiestas, hasta evitaba bajar a comprar el pan. Se fue recluyendo, escondiéndose más y más,<br />
se ocultó tanto que la gente creía que había desarrollado una especie de agorafobia. La triste realidad era<br />
mucho más terrible: tenía un pelo ahí arriba, un pelo inquisidor que era la culpa de todas sus desdichas.<br />
Por más que se esforzaba, Léon no entendía el por qué de tal desgracia sobre su persona. Por más<br />
vueltas que le daba al asunto no encontraba explicación sasfactoria. Culpaba al desno cruel que se había<br />
cebado en él, en la lotería del universo que le había escogido a él entre millares de millones de personas para<br />
atormentarlo, para torturarlo cruelmente y reírse de él. Pensó que quizás era un casgo por su vida anterior, y<br />
pensaba: “Muy malo debí ser para tal cruel premio”. Dejó de culpar a sus padres pues sabía que la genéca<br />
tenía una gran importancia para el asunto pero no era la causa principal a considerar ya que siguiendo la Ley<br />
de Mendel que había estudiado justo antes de dejar el Instuto sabía que siguiendo este principio o sería calvo<br />
o con pelo y presbiteriano como su madre pero no era nada de eso, esa una anormalidad, la excepción de la<br />
regla, era un amargo azar. —‐>><br />
17<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
Relatos<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Así que culpaba a fuerzas superiores y esotéricas de su desdicha. Quizá lo que falló fue la mala<br />
combinación entre genéca y la antroponimia (el llamado estudio de los nombres propios de personas). Quizá<br />
si sus padres le hubieran puesto otro nombre como Sansón o Kojak, la genéca y las fuerzas cósmicas se<br />
habrían alineado más certeramente y él hubiera sido un bebé normal de verdad (o peludo o calvo).<br />
Hasta aquel momento de su vida había sido feliz en la ignorancia y fantasía de la infancia pero ahora se<br />
encontraba cara a cara con la realidad, consigo mismo. Había crecido y ahora, en plena adolescencia, había<br />
desarrollado al máximo su sendo críco y pesimista. Se formó con una alma blanda y con la voluntad cortada<br />
de los que crecen en un barrio humilde, de una familia humilde en un país en horas bajas. No había gris. Todo<br />
era negro. Él pasaba, o seguía con su eterna mala racha se notaba hundido como todo su mundo y su país que<br />
comparan esa mala época. ¿Todo era malo por que él había nacido o él había salido así debido el bache<br />
histórico que atraviesan? No lo sabía, ni le importaba el por qué. Lo que importaba era el cómo, el resultado:<br />
de toda aquella negavidad había configurado a su alrededor, un Todo negro, frío, humilde, depresivo y...a Él.<br />
De niño paso a adolescente, preocupado, consciente de su excedente, de su anomalía, se hizo callado, furvo,<br />
esquivo. Se quedó sin amigos por miedo a que le preguntaran, o se le burlaran o mucho peor, que le trataran<br />
con pena. “Eso si que no, pobres pero con dignidad!”, era lo que su padre siempre le había inculcado.<br />
“Dignidad”, bonita y rimbombante palabra con significado opaco. La dignidad estaba claro que tenía<br />
que ver con la moral y la moral con la época y esa época no era de las mejores así que dejemos a un lado esas<br />
palabrejas y ciñámonos al tema, se decía. El tema. Su tema, no había otro. Un tema peliagudo que le<br />
desesperaba y deprimía más que la pobreza en la que vivían inmersos desde el inicio de las vacas flacas. Se<br />
había acostumbrado a la austeridad pero a aquello no. Le obsesionaba. Era su objevo: solucionarlo. No habría<br />
hecho nada más, pero comer comía porque su madre así se empeñaba sino se hubiera pasado el día<br />
maquinando su aniquilación, su venganza. Le había arruinado su vida pero se ocuparía de que no le arruinara<br />
la vida a otros. La solidaridad, esa es una buena enseñanza de los más pobres que comparten sus miserias y<br />
luchan juntos como muestra Hugo en su novela Les Miserables, libro de cabecera de Léon. Había leído otras<br />
obras sobre seres marginales, seres extraños, anormales con dos cabeza, tres piernas, un ojo de cada color.<br />
Seres deformes, mal hechos, incompletos o con demasiado material corpóreo, como él. Se sena idenficado<br />
con ellos pero no querría acabar como ellos vencido, desesperado, pero está claro: no son lo mismo 6 dedos<br />
que un solo pelo. Era infinitamente peor, más degradante y asqueroso. Un solo pelo eterno, soberano que te<br />
domina, una parte de que se convierte en algo ajeno, irreconocible, nauseabundo. Convierte a su portador<br />
en un ser abominable, en un monstruo. Se intentaba consolar con pensamientos posivos y se decía: “El niño<br />
de seis dedos es monstruo de per se. Lo es y punto, pero yo tengo aspecto normal lo tengo todo pero me<br />
sobra una ínfimamente parte de mí que me consume, me acusa como monstruo, como no normal que es peor<br />
que ser un monstruo y punto. Es lo más cruel de todo porque no puedo ser catalogado en ninguno de los dos<br />
bando: ni soy normal ni soy un monstruo soy un ser mal hecho, a medio camino entre la humanidad y la<br />
monstruosidad, un ser despreciable y casgado por fuerzas morbosas y así me tratan todos, con indiferencia”.<br />
Léon, nuestro pobre Léon, sufría lo indecible. Fue viviendo como pudo, arrastrándose en su valle de<br />
lágrimas hasta que un día ocurrió lo inimaginable. Una mañana se miró en el espejo para insultar su exceso de<br />
ADN y no halló nada. Se quedó atónito, contemplando su gran calva y vio la fosa. ¡No! El horror le invadió,<br />
también la vergüenza, el desamparo y la incerdumbre. Su Pelo no estaba ahí, Él no estaba allí, donde siempre<br />
lo había visto. No estaba en su pedestal para mandarle y recordarle su sino de monstruo a medio ser, desde<br />
donde, ránicamente, le reclamaba su atención constante. ¿Qué iba a ser ahora de él? Él era Él, sin Él no era<br />
nada, su vida no tenía sendo. Tantos esfuerzos maldiciéndole y probando de modificarlo, ignorarlo,<br />
exterminarlo y ahora no estaba y su cara parecía extraña, su imagen reflejaba a un Extraño. Su pérdida alteró<br />
su estado, no lo pudo soportar. Se horrorizó. Inmunda imagen. Calvo, vacío y desesperado acabó con todo.<br />
18
Relatos<br />
EL REY RATON<br />
Daniel de Cullá<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Ratón. Ladrón cobarde<br />
Había un rey, Enrique el Pajarero, un buen maula, taimado y bellaco, que da propina a criado ajeno,<br />
tramposo, embustero, trápala, haragán, que se regocijaba a causa de la caza. El era un dios impuesto por el<br />
fuego y por las armas, bendecido por el gurú de la tribu, matachín y jifero, el Enano del Envoltorio, quien se le<br />
encontró entre zarzales, loberas y cunetas, en Mataburros, ciudad del aguardiente, donde usan poner colgado<br />
de la ventana un manojo de ramo verde sobre la puerta, como señal de vender vino nto, y un paño de lino<br />
doblado como señal de blanco. Esto fue como un milagro, pues cayeron ese día mucho pedrisco y grilletes, con<br />
la marca de los detalles del paredón y la cuneta, que se vio a unos ladrones sacando a deshora la ropa y el<br />
ajuar de una casa; llegando la juscia de Ronda y preguntando:<br />
‐¿Qué gente?<br />
Respondieron:<br />
‐Se ha muerto aquí un vecino y pasamos el hato de la viuda a otra casa.<br />
Dijo la juscia:<br />
‐Pues, ¿cómo no lloran?<br />
A esto dijeron:<br />
‐Mañana llorarán.<br />
Que cuentan que esto mismo dijo en Búe de la Aldehuela, un aldeorrio o lugarejo feo y miserable, el<br />
Enano del Envoltorio, quien, cuando eructaba, las rocas y las aguas se cubrían de calaveras, y que nadie escapó<br />
a su vil garrote y sus cerrojos, tan sólo los cangrejos autóctonos y dos abuelas aparecidas en la segunda noche<br />
del segundo día de la tercer tormenta, cuando se terminó el día del combate y se fueron del pueblo<br />
centenares de gentes y la erra volvió a verse pariendo brujos y polícos con cabeza de adobe grueso.<br />
Corría el mes de Abril, cuando se da choca o cebadura al azor dejándole pasar la noche con la perdiz que<br />
voló, y las dos abuelas, con la barriga del tamaño de la erra, vieron al rey Ratón, matante, marchando a la<br />
caza del elefante más allá de aquellas montañas, en Matabelos, nación indígena del África Austral,<br />
perteneciente a la raza cafre, olvidada la matacán o liebre ya corrida por los perros. Se le vio con<br />
catetómetros, aparatos provistos de un anteojo y un nonio, instrumento matemáco que sirve para apreciar<br />
dimensiones lineales o angulares muy pequeñas, para medir pequeñas dimensiones vercales, y con la<br />
mochila de siete nudos, más el ojeador, que ojea la caza y la acosa, guía indígena y cafre que le guiaba y que se<br />
alababa de que le había hablado el rey; y preguntado por qué le había dicho, respondió que le dijo: ‐ “Alza la<br />
lanza, necio”, siguiendo al elefante indefenso hasta la mata. Y, pin,pan,pun, ro en la nuca y elefante muerto.<br />
Mientras un Burro Pandero, obispo de anillo, junto al Adda, río de la Lombardía, afluente del Póo, que<br />
pasa por el lago Como, y en sus orillas ganó en el siglo III a.c. el cónsul Flaminio una gran batalla a los Galos,<br />
pronunciaba un sermón en el que alababa la acción del monarca y avisaba con gozo que el Enano del<br />
Envoltorio regresaba de su tumba con poder sobrenatural, y sin más ni más el rey le nombraría Gurú mayor del<br />
reino.<br />
Si algo disnguía al rey Ratón era que, por encima de dimes y diretes, él podía hacer con su cuerpo y<br />
vida lo que le viniera en gana. Siempre hizo sus necesidades cuando más deseoso estaba de ellas. Y, mientras<br />
lo hacía, cantaba hablando por boca de ganso:<br />
“ Abájanse los adarves y alzánse los muladares”.<br />
19<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
Relatos<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Momentos<br />
Salvador Moreno Valencia<br />
A la hora exacta, en la madrugada, la soñé en algún lugar imaginario donde las olas se confunden con el brillo<br />
de la luna.<br />
El efecto de la cerveza creaba en mi cabeza caballitos de mar, sirenas de plata, veleros blancos empujados por<br />
el viento. Amargo trago de desamor; bebí en soledad en el bar de mi nostalgia donde palpitan los senmientos<br />
de mis deseos vagabundos. La tomé de un trago, la sen correr por mi garganta quemando mi esófago,<br />
encendiendo la llama en la boca del estómago. A la novena... siempre pierdo la cuenta... y la cabeza...<br />
Ella, fría, calculadora, atajó mi embate sin rodeos, me pidió que la dejara tranquila, me dijo que le apetecía<br />
seguir sola, allí, sobre la encerada y brillante tarima del deseo. Orgullosa, sentenció, con brillo en sus ojos; en<br />
sus labios los deseos atrincherados tras las palabras. Fueron los cristales de su boca los que nos separaron una<br />
vez más.<br />
A la hora exacta en la que el empo queda detenido como si hubiese dejado de exisr, el deseo quedó<br />
sepultado bajo la arena en la playa de su vientre, en las crestas de sus pechos, en los recuerdos de su exacta<br />
lengua.<br />
En la cerveza número once o doce... o en la primera, perdí al amor, gané al olvido. Miré en los espejos como<br />
un moribundo, yo no estaba ya al otro lado. Recorrí calles vacías donde la nostalgia vaga herida de melancolía.<br />
Caminé toda la noche hasta que el alba me sorprendió embriagado de tragos amargos, fui dando tumbos,<br />
observado por las ventanas cerradas tras las que arde el fuego del amor que promete morir en mil tardes de<br />
gris codianidad, bajo la pesada losa de la mediocridad; tuve nuevamente el sueño en el que ella me mira<br />
desde lejos.<br />
Aurora abrió sus manos un día más, sus rosados dedos vereron sus rayos en mis ojos que derramaron unas<br />
lágrimas que bajaron por mis pálidas mejillas. La forja de las rejas me hablaba de encierros, de cárceles, de<br />
seres oprimidos, y, lo que es peor, de mi fracaso...<br />
Labios..., ojos..., negros agujeros infinitos... Mis labios, mi torre de Babel asaltando los momentos en los que se<br />
rompen los cristales y ya nada puede unirlos.<br />
La realidad saca a escena los prejuicios empañando los cristales que nos alejan una vez más.<br />
Desperté…, un Bradomin he sido, con más pena que gloria…<br />
La luna saltó de su cama y fue iluminando los rincones oscuros; en los espejos los cristales de mi copa se<br />
rompieron, a la novena o décima cerveza ‐no lo sé, siempre pierdo la cuenta y la cabeza‐, los deseos se<br />
derraman como espuma sobre tu vientre imaginario.<br />
Sen miedo, me refugié en los cálidos abrazos de otra mujer y desperté abrazado a la botella.<br />
20
Relatos<br />
Llegaron los reyes<br />
Rolando Revagliatti<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
No digo una de sesenta; o una de edad de la que se sabe que no pasaría de los setenta; digo de<br />
una, bien conservada, eso sí, viuda en segundas nupcias, viuda reciente de un hombre más joven, una<br />
mujer acva, actualizada, de algún pico pasados los ochenta. Una mujer nada achacosa –conste‐,<br />
encantadora, tolerante, incapaz de faltar un miércoles al té de la confitería “Ideal” con dos amigas<br />
pulcras y educadas, no tan expansivas, que saben arreglarse y asisr a cursos que se imparten en la<br />
Sociedad Hebraica Argenna.<br />
Mi co‐protagonista es Hebe y ocupa un departamento confortable de la avenida Las Heras,<br />
contrafrente. La hija la visita dos veces por semana, al mediodía. Una empleada del hijo mayor acude<br />
a las once de cada mañana y realiza las compras, cocina el pollo o las lentejas, lava y limpia, mientras<br />
Hebe se lee su matuno, subraya el tulo de una conferencia (“Nuestra Tradición Histórica y su<br />
Transformación Posterior”), cambia el long play de Brahms por el de “Romanzas Decimonónicas”,<br />
ingiere la dosis de Sibelium con su juguito de pomelos, recorta con una jera la críca de la úlma<br />
película de Franco Zeffirelli, que no se perdería la sigan o no la sigan Bey y Raquel.<br />
Hebe había reparado en fotos difundidas en revistas donde luzco indumentaria de una conocida<br />
firma de moda masculina. Explicitó –nos conocimos, faltando un par de semanas para el fin del año,<br />
en la presentación de un libro de poemas‐ que mi apostura le recordaba a ese manequén. La entero<br />
de que soy modelo de ropa y de comerciales gráficos y filmados de todo po de productos, que hace<br />
seis años que me he iniciado y que, sin duda, soy la persona que le ha llamado la atención en esas<br />
fotograas. Me cuenta que su bisnieta ha incursionado en publicidad. Hilamos respecto de otros<br />
temas y volvemos a encontrarnos por casualidad el seis de enero, en la vereda de su casa. Casa en la<br />
que permanezco desde hace cinco horas, desinteresado de un compromiso de cierta trascendencia.<br />
Rellenita, Hebe, de blanquísima piel y ojos glaucos, se me había aproximado en el sofá de eslo.<br />
Desde un ovalado retrato se esmeraban en escrutar el avance confiado de esta dama a quien rocé<br />
con sofocada agitación. Ella afirmó sus manos suaves en las mías. Nuestro primer abrazo, aún en el<br />
sofá, nos condujo a un éxtasis vago. No besé enseguida sus labios. No deseaba besar más que sus<br />
mejillas y morder más que sus hombros. Deseaba el contacto de los cuerpos, la epifanía. Deseaba,<br />
ardiente, que Hebe desabrochara mi camisa y acariciara, trémula, mi espalda. Deseaba, claro, fui<br />
deseando, la contundencia de la unión de mi sexo obsnado y el suyo desguarnecido. Ignoramos el<br />
llamado del teléfono mientras oscurecíamos el dormitorio que acogería este amor fortuito. El delirio<br />
nos arrasó cuando Hebe gemía como una muñeca desquiciada. Nos adormecimos y aquí estoy,<br />
reflexionando sobre estos senmientos que inclinan mi ánimo hacia lo que me place, esperando<br />
(anhelando) que Hebe despierte y me busque.<br />
21<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
Relatos<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Con aroma de azafrán<br />
Por Marianhe Jalil<br />
Venía vestida de amor subido, con un coqueto vestido color rojo que al caminar provocaba un bamboleo en la falda al<br />
compás de sus caderas. Bajó por la “Calle amarilla”, llamada así por sus luces de farol con focos de ese tono ámbar que<br />
tanto le gustaba a ella, había macetones en cada lado donde se asomaban cientos de margaritas de ese color. Siempre<br />
pasaba por una fuente. Esa donde había lanzado el mes pasado la moneda con un deseo. Al pasar revisaba el aumento de<br />
monedas en el agua. Y siempre pensaba: ojalá hoy se haya cumplido uno más. Se leía grabado en piedra la frase de Gibrán<br />
Jalil Gibrán: "Dile tu secreto al viento, pero no lo culpes a él por contárselo a los árboles...". Los arces acompañaban esta<br />
frase, haciendo presentes sus ojas ocres. Por si fuera poco, las fachadas de las casas todas estaban pintadas de amarillo<br />
azafranado, que además de provocarle buen humor y alegría, le recordaba la paella que hacía su amigo Juan en su tendajón<br />
Gourmet, por lo que no era raro que cuando elegía esa calle para caminar camino a su casa buscando animarse, se<br />
cambiara y saliera con un atuendo más cómodo a tomar sidra y su ración de paella. Lo cual remataba su recuperación de<br />
ánimo. Eso necesitaba hacer hoy. Llega a su puerta de color rojo como su vestido, con el número 21-9. Habiendo llenado<br />
los ojos y pupilas de amarillo en el trayecto, ya en su casa llenó de besos a su niño, lo puso en la cama, prendió la<br />
lamparita de noche, esperó a que durmiera, le dio indicaciones a la niñera, eligió un atuendo de jeans, sandalias, y una<br />
blusa vaporosa blanca de algodón, y se encaminó al tendajón de Juan por su ración de paella. Era miércoles. Se la<br />
servirían con pimientos, chorizo, almejas, camarones y por supuesto el arroz. Ya que eran sus ingredientes preferidos.<br />
Así Manuela elegía vivir su vida. Pintarla de amarillo, cuando la vida quería pintarla de gris. Había tenido varios motivos<br />
para que fuera gris. Varios reveces en el amor. Algunas decepciones. Altibajos económicos. Pero ella cuando todo se<br />
tornaba oscuro, siempre tendría su calle amarilla.<br />
El día de hoy Eustaquio le había dicho que no la vería a través de un mensaje de texto en el celular. Después de un mes de<br />
no verse, visitaría la ciudad y él le había dicho que tendría mucho trabajo. Un desplante más. Ella no lo tomaba personal,<br />
pues no era un desprecio hacia ella. ¡Si no lo conociera bien! Hacía más de 20 años que llevaban una amistad. Pero un día<br />
él le declaró su amor. Ella nunca había sospechado. Pero se dieron la oportunidad, y así es como ella descubrió que él<br />
aprovecharía cualquier oportunidad para sabotear la relación. Por miedo. Pánico. Fobia al compromiso. No por nada había<br />
el cumplido 45 años sin casarse. Seguía soltero empedernido. Ella lo conocía. Sabía de su niñez, sus tristezas, su dolor.<br />
Entendía. Lo amaba. Al mismo tiempo que el hacía sus desplantes, ella recurría a la calle amarilla para subir su ánimo.<br />
Comer paella probablemente. Y así tener una dosis de humor para continuar con el romance.<br />
Solo que esta noche ella estaba segura de algo. Ya no lo vería más. Porque sabía que su amor, necesitaba amor. Que<br />
merecía cariño y bondad a su lado. Que a pesar de amarlo, no debía soportar maltrato, sea como indiferencia, desplantes o<br />
simple ausencia.<br />
Llegó a su mesa, que para su fortuna estaba desocupada, ubicada en un rinconcito alumbrado con un quinqué, colocó su<br />
bolso en la silla vacía, de donde se podía ver un sobre. Lo que se alcanzaba a leer era: Laboratorios Des…. No pidan más.<br />
No se podía ver el resto del rótulo del sobre. También se asomaba un libro, que no era raro en ella cuando visitaba el<br />
tendajón, para acompañarse con la lectura de alguna novela romántica a la luz del quinqué.<br />
Manuela se veía radiante, con una luz en los ojos. Así se lo hizo ver Juan al saludarla. Le ordenó lo de siempre, pero con<br />
un ligero cambio.<br />
Abrió su libro en la página marcada con un separador que indicaba que ya había comenzado la lectura anteriormente, y así<br />
se introdujo en el mundo de Mariam y Laila en Kabul y sus “Mil Soles espléndidos” esos soles que a veces cuando la vida<br />
es dura es lo único que te calienta el alma. Llega a la página 333 y lee “Como la aguja de una brújula apunta siempre al<br />
Norte, así el dedo acusador de un hombre encuentra siempre a una mujer. Siempre. Recuérdalo, Mariam”. Frase que la<br />
hace pensar que siempre que haya un tirano hará dura la vida para las mujeres (o para alguien más). Conocer esas vidas,<br />
ficticias o no sufriendo los horrores del totalitarismo, el fanatismo y el terror, que son las inmisericordes amenazas de<br />
nuestros días, hace a Manuela sentirse afortunada y agradecida por lo que tiene hoy. Repasa las imágenes en su mente de<br />
su niño, su calle amarilla, su trabajo, su familia, sus amigos y el amor, que aunque no sea correspondido, le pertenece a<br />
ella. Su capacidad para decir basta. Desear una vida mejor. Y pensar que en algún lugar, en algún momento la vida puede<br />
sorprenderla. Como lo ha hecho hoy.<br />
Le sirvieron su paella justo como a ella le gustaba. Pero esta vez no la acompañó de sidra. Pidió mejor un simple vaso de<br />
agua. Manuela cierra los ojos con el primer bocado. Suspira. Se coloca la mano en el vientre. Y sonríe y piensa en el<br />
humor de Dios.<br />
Justo en la mesa vecina, hay un caballero que disimuladamente pregunta a Juan, quién era esa mujer que comía paella en<br />
miércoles en la mesa de junto. Juan le contesta: - ¿Ella? Es Manuela. Una mujer que no se sabe humanamente perfecta.<br />
El sigue observándola, sin que ella se percate, mientras come este miércoles su propio plato de paella con pimientos,<br />
chorizo, almejas, camarones y por supuesto el arroz.<br />
Se escuchan grillos cantar a lo lejos. Juan era de Valencia. El lugar, no era España.<br />
22
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Relatos<br />
EVITA<br />
Silvia Loustau<br />
(Texto perteneciente a la novela Mariposas Rojas, Mariposas negras, editada en<br />
Chile por Ed. Escaparate, colección Rojo y Negro).<br />
Y un pueblo que se llama Los Toldos, allá en el norte de de la provincia de<br />
Buenos Aires apareció bajo mi mirada. Como si fuese una maga y viese en una<br />
bola de cristal. Y la niña, de piernas flaquitas, como un terito mal alimentado,<br />
corría por el campo, iba a la escuela. Sena el gorgoteo de su estómago con<br />
hambre. Los dedos cuidados, de uñas pintadas, señalando a su madre y a ella: es<br />
hija del pecado, la hija de Duarte, pero él no quiere saber nada. Lo bien que<br />
hace. Y María Eva era entonces Ibarguren. Y conoció el desprecio. La soledad del<br />
diferente. Y seguro hubo lágrimas en su almohada de niña descastada. Y un día<br />
soñó con la palabra: Igualdad. Y supo que debería andar otros caminos. Y la<br />
joven de ojos hundidos, afiebrados, y oscuros, llenó una valija de cartón y paró.<br />
Buenos Aires. Sus luces. Las pensiones. Comer salteado. Igualdad, repea. Y fue<br />
actriz. Y nunca se lo perdonaron. Las actrices son putas. Igualdad. Y encontró a<br />
aquel hombre que no sabía le estaba abriendo las puertas de la historia. El General Juan Domingo Perón. La<br />
llamaba: Negrita. Y la Negrita sembró los sueños atesorados. Igualdad. Para las mujeres. Para los niños. Para<br />
los grasitas. Los descamisados. Mis muchachos. Los ancianos. Su pelo se volvió de trigo. Y a veces parecía una<br />
princesa de cuentos. Y las compañeras la seguían. La amaban. Las señoras de cunas de oro, las que tenían<br />
apellidos con olor a bosta, esas, esas, le daban vuelta la cara, la llamaban: La Perona. La puta. Y ella sonreía, a<br />
su lado estaba el pueblo. Sólo el pueblo salvará al pueblo, dijo y un viento de banderas se hizo eco en los<br />
cuatro puntos cardinales de la patria. Y las mujeres ganaron el voto. Y hubo niños felices. Y hospitales. Y<br />
escuelas. Y los niños debían conocer el mar y las montañas. Vacaciones obligatorias y algo nuevo que se llamó:<br />
aguinaldo. Y jubilación. Y sidra y pan dulce y navidad con juguetes. Cuiden al general, decía, cuiden al general<br />
de los traidores, repea, ya con su rostro lívido. Y soñó con las milicias peronistas. Y de Bruselas, esa ciudad de<br />
encajes, trajeron las armas, Y ella ordenó: son para el pueblo. He venido a traer el fuego a la erra, dijo. Y<br />
Quirón, aliado con la Sombra de La Traición la atacó, en una noche de sueño leve. Y la niña de piernitas de<br />
tero, se irguió y su voz resonó en la plaza que victoreaba su nombre: estoy impaciente por volver a la lucha. La<br />
lucha. La victoria será nuestra. Nuestra. Nuestra. Tendremos que alcanzarla, tarde o temprano. Tendremos<br />
que alcanzarla. Alcanzarla Yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la Victoria. La<br />
Victoria. Volveré y seré millones. Y será millones. Será millones, Evita, el día que alcancemos la Victoria.<br />
A todos mis compañeros con quienes militamos y soñamos en la La Plata por una Patria Libre ‐Justa‐ Soberana.<br />
A quienes en esa lucha dejarón su vida, y son demasiados los nombres de los que quise más los 30.000<br />
23<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
Relatos<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
TENSIÓN HITCHCOCKNIANA DE “TODO A CIEN”, UNA TARDE DE<br />
DOMINGO<br />
Andrés Knightwood<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
24<br />
Me digné a salir a saludar a las comadres que<br />
vienen a visitar los domingos a mi abuela,<br />
antes de que comenzasen su pernente y<br />
reñida parda de brisca, del cinquillo, o de<br />
¡qué sé yo qué extraños juegos de cartas…!<br />
Lo hice con la naturalidad del zorro silvestre<br />
que va de paso junto a una granja donde sabe<br />
que se juega el pellejo, pero que no pierde su<br />
dignidad en su sobreactuado papel con<br />
pretensiones de disimulo.<br />
El contenido del frigorífico de la cocina me<br />
aguardaba y tuve que ralenzar mis pasos…,<br />
de modo que me pareció que caminaba a cámara lenta, con objeto de no perder la compostura,<br />
como ese pedazo de divo hollywoodiense (o joligudiense, que dirían algunos) que, bajando las<br />
escaleras de su cincoestrellado hotel, ante cientos de fotógrafos, mide cada ínfimo movimiento, para<br />
evitar hacer el ridículo con una caída inoportuna que hiciese las delicias de sus más acérrimos<br />
envidiosos.<br />
Sin embargo, las muy cucas amigas de mi antecesora sanguínea no perdían el más mínimo detalle ‐<br />
como, dicho sea de paso, no cabía esperar que fuese de otra manera, ya que eran marujas avezadas y<br />
entrenadas a lo largo de innumerables e interminables años de colleo, despellejamiento verbal y<br />
visual del prójimo, etc.‐, y eran incapaces de permir que se les escapase el más ínfimo pormenor de<br />
cuanto acontecía socialmente a su alrededor, a pesar, incluso, de sus más que mermadas facultades<br />
sensivas.<br />
Estaba, pues, perdido, ya que, hiciese lo que hiciese y lo hiciese como lo hiciese, su veredicto distaría<br />
mucho de serme favorable, y tentado estuve de abalanzarme sobre el frigorífico, como un salvaje que<br />
no hubiese comido en cinco días, para devorar los restos de tarta de bizcocho y nata, junto a una<br />
cerveza barata, y engullirlo todo como un vulgar “analfabeso” de los más oscuros fondos de<br />
“Valdeberzas de Abajo”; pero, en un alarde úlmo de integridad personal, logré sujetar, a duras<br />
penas, mis más primarios insntos cavernícolas y conseguí connuar con mi paso a cámara lenta…,<br />
como quien pasaba por allí de pura casualidad y sin ningún po de propósito definido, como no fuese<br />
otro que el de acudir a saludar, cortés y educadamente, a las visitas.<br />
Mientras tanto, Torcuato, el periquito de la vecina de enfrente, que también creo que no se perdía<br />
detalle, observando lo que, de la escena, le permia avizorar la puerta entreabierta del balcón,<br />
parecía que se reía en mi cara; y a punto estuve de expresar facialmente un saludo entre desafiante y<br />
cómplice, dirigido al muy colla plumífero.
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Becas y Premios<br />
Por Alexis Navas<br />
www.alexisnavas.com<br />
Concurso de Carteles Fiestas Patronales Los Molinos.<br />
Convoca Ayuntamiento de Los Molinos (Madrid). Plazo límite de entrega 24 de agosto de <strong>2012</strong>.<br />
Para más información: hp://ayuntamiento‐losmolinos.es/cms/index.php?<br />
opon=com_content&view=arcle&id=221:concurso‐de‐carteles‐feria‐y‐fiestas‐<br />
patronales&cad=4:cultura&Itemid=7<br />
II Concurso de Fotograa “5 al día”.<br />
Convoca Asociación para la Promoción del Consumo de Frutas y Hortalizas “5 al día”. Plazo límite de<br />
entrega 31 de agosto <strong>2012</strong>.<br />
Para más información: hp://www.5aldia.org/v_5aldia/apartados/apartado.asp?te=974<br />
XIV Concurso de Fotograas de la Mar.<br />
Convoca Asociación Gaxarte (Asturias). Plazo límite de entrega 30 de agosto de <strong>2012</strong>.<br />
Para más información: hp://www.gaxarte.com<br />
XV Concurso de Pintura Frida Kahlo.<br />
Convoca Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid (Madrid). Plazo límite de entrega 31 de agosto <strong>2012</strong>.<br />
Para más información: hp://www.rivasciudad.es/portal/RecursosWeb/<br />
DOCUMENTOS/1/0_7752_1.pdf<br />
V Concurso de Pintura Rápida Ayuntamiento de la Losa.<br />
Convoca Ayuntamiento de la Losa (Segovia). Fecha límite de entrega 26 de agosto de <strong>2012</strong>.<br />
Para más información: hp://www.lalosa.es/<br />
Parcipa en los Premios del Tren <strong>2012</strong> hasta el 14 de sepembre<br />
Los trabajos literarios que opten a los Premios del Tren <strong>2012</strong> ‘Antonio Machado’ de Poesía y Cuento,<br />
organizado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, se deberán enviar a su sede en la calle<br />
Santa Isabel 44 ‐ 28012 de Madrid, hasta el 14 de sepembre.<br />
Toda la información de este premio está disponible en la web hp://www.premiosdeltren.es<br />
25<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Libros, libros, libros<br />
HISTORIAS DE ESTE MUNDO, QUE SON MUCHOS<br />
Historias de este mundo<br />
Matías Escalera Cordero<br />
Baile del Sol<br />
2011<br />
212 páginas<br />
10 euros<br />
Por Viktor Gómez<br />
En este trabajo de minuciosa exploración de nuestros mundos que Maas Escalera<br />
Cordero ha emprendido en estos sorprendentes 28 relatos, no hay centro, el centro<br />
está deslocalizado, está en los márgenes del espacio empo narrado y de los sujetos<br />
protagonistas, y en la persistente agudeza de su mirada hacia esas heridas minúsculas de la intrahistoria de<br />
nuestras vidas, que los remachan, y que desenmascaran en las diversas tramas la abisal fuerza destrucva que<br />
la lógica sistémica de este capitalismo tardío ha impuesto. Lo anecdóco, lo histórico plural, lo social ínmo, lo<br />
políco intercultural o localista, la jodienda visible o la hipócrita desfachatez de los mangantes y privilegiados<br />
del mundo son la trama de este tapiz tan claro y cercano como las paredes de nuestra casa; el frágil interior en<br />
el que nos guarecemos de un mundo ocupado por la violencia y la muerte de la imaginación, la utopía y los<br />
vínculos personales y colecvos. No escapa nada a esa mirada desentrañadora del presente, ni el papel del<br />
arsta, ni nuestra codiana servidumbre, ni la deshumanización de la máquina de poder, ni nuestra lucha<br />
estéril contra el haso. No hay concesiones, sólo irónica objevidad y una dolida mirada de poeta a un mundo<br />
vapuleado. Y una densidad de maces y una imaginación revolucionaria que nos permite mirar esta desolación<br />
incluso con humor ácido y sul.<br />
hp://www.bailedelsol.org/index.php?opon=com_booklibrary&task=view&id=513<br />
federicorudolph.wordpress.com<br />
Prólogo de Alexander Copperwhite<br />
Título original: De Amores y de locos.<br />
Autor: Federico Gabriel Rudolph<br />
Tipo de obra: Narrava.<br />
ISBN: 978‐1‐4717‐3608‐7<br />
Primera Edición del Autor, <strong>2012</strong>.<br />
Diseño de Portada: Federico G. Rudolph<br />
Cada uno comienza lo que pretende describir con una frase original o<br />
histórica, y dada la importancia que he de otorgar a este trabajo,<br />
comienzo:<br />
Érase una vez, una historia que englobaba muchas historias, donde el<br />
misterio sólo era superado por la acción y la intriga. Donde el miedo era<br />
superado por la sorpresa, y donde las palabras se transformaban en<br />
imágenes y estas en sueños, o quizás en pesadillas. Sus personajes,<br />
diversos y variopintos, de disntas épocas, diferentes momentos e<br />
inimaginables lugares, nos muestran a través de sus aventuras un mundo<br />
oscuro y olvidado, narrado únicamente por los grandes escritores de hace<br />
dos siglos.<br />
26
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Libros, libros, libros<br />
La poesía de Gredos es una recopilación de poemas editados e inéditos de<br />
Ilia Galán escritos bajo la influencia de las imágenes de Candeleda, en las<br />
faldas de Gredos. Dice el autor en el "Prólogo" a esta edición:<br />
Los versos que en estas páginas hallará el lector, sus imágenes, en estas<br />
erras fueron concebidos, semillas en los bosques plantadas y crecidas,<br />
ahora colosos arbóreos de palabras florecidos a cuya umbría sus<br />
pensamientos y sus senmientos cobija y a otros entrega, arrancadas sus<br />
hojas donde lee la vida que pasa y la que queda.<br />
El libro está ilustrado con 21 fotograas en color.<br />
Paralelamente es el primer libro editado de Salvador Lera, autor de una<br />
extensa obra inédita. Son unos poemas de una gran intensidad, organizados<br />
en dos partes: "Destellos" y "Gnosis". El autor habla así de su libro en la<br />
contraportada:<br />
Paralelamente: estancias paralelas.<br />
Formas de estar al mismo empo,<br />
como fulguraciones o reflejos atrapados, como decantaciones.<br />
Bajo el signo de la conjunción: estancias que se mulplican y se confunden,<br />
paralelas que también se encuentran.<br />
Palabras que señalan un inerario,<br />
el rastro de una experiencia de transformación.<br />
* * * * *<br />
Podéis conseguir estos libros pidiéndolos en vuestra librería o directamente a la editorial<br />
Paralelamente, 76 págs. 10,00 €<br />
La poesía de Gredos, 128 págs, 15,00 €<br />
* * * * *<br />
LIBROS DEL AIRE<br />
c/ Fuencarral, 131, 5º izq. 28010 Madrid<br />
Tels. 91 447 15 39 / 661 94 10 94<br />
fsaenz@librosdelaire.com<br />
www.librosdelaire.com<br />
27<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Libros, libros, libros<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Flashes (Madrid: Ed. Libertarias/Prodhufi, S.A., 2004)<br />
Carrusel (Mauricio Malaga) es un libro de cuentos que trata del<br />
dilema de la guerra con el Ecuador visto desde un cuartel de Lima;<br />
siguiendo la ruta de un billete falso que dos hermanas bobas quieren<br />
hacer pasar por bueno; un perro inmortal que vaga por el valle del<br />
Colca siguiendo con un hacendado y su hijo estúpido en las calientes<br />
erras de Pucala (Chiclayo) para finalizar con un relato futurista acerca<br />
de la matriz del sistema que nos obliga a hacer las cosas sin amor y<br />
solo nos impulsa a comprar y consumir buscando la felicidad en las<br />
cosas que no necesitamos.<br />
Edición bilingüe (español‐francés): Traducción al francés de Mª Ángeles<br />
Fernández.<br />
Edición ilustrada: Dibujos interiores y contraportada de Yolanda Novoa.<br />
En Flashes, Juan José Cantón y Cantón consigue una memorable<br />
fotograa emocional, mediante instantáneas febriles y exactas. Sus<br />
versos, en este inventario de empo, son un fogonazo al corazón, el<br />
retrato de una realidad fragmentada donde la vida asoma desapacible y<br />
violenta, pero también donde la ternura y la naturaleza fluyen contra la<br />
incerdumbre.<br />
Flashes, la úlma obra de este excelente poeta español contemporáneo<br />
es un vuelo en el que la poesía se eleva prodigiosamente y en el que de<br />
nuevo son cómplices para su ejecución la pintora cántabra Yolanda<br />
Novoa, que delicadamente lo ilustra con sus dibujos, y la profesora María<br />
Ángeles Fernández Riera, que impecablemente lo traduce.<br />
28
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Libros, http://www.alvaeno.com<br />
libros, libros<br />
Catálogo de <strong>Ediciones</strong> <strong>Alvaeno</strong><br />
29<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
“Los libros son nuestras únicas armas para vencer a la estulcia y a la ignorancia, madres ambas de<br />
toda violencia en el mundo.”<br />
Cialenva Preston.<br />
Colección Santel: Relatos.<br />
La vida es<br />
cuento.<br />
Un lugar<br />
llamado<br />
fracaso.<br />
Colección Mansor: Novela<br />
El hijo de las<br />
costureras.<br />
Colección Devere: Invesgación<br />
Ver,<br />
comienza<br />
Santa<br />
Compaña.<br />
Aventuras y<br />
desventuras de<br />
una gata...<br />
El sonido<br />
lacónico de<br />
las balas.<br />
Autores<br />
Ricardo Mena Cuevas<br />
Rubén Sancho<br />
7 Cuentos<br />
de pan y<br />
pimiento.<br />
Salvador Moreno Valencia<br />
Pasos Largos;<br />
el último<br />
bandolero.<br />
dosmásuna.<br />
Así en el<br />
cielo.<br />
Julio Conejo<br />
El defecto<br />
mariposa.<br />
Jesús Martínez Linares<br />
Juan Manuel Álvarez Romero
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Ni tú ni yo, a duras penas...<br />
Novela por entregas de Salvador Moreno<br />
Valencia<br />
El vacío horizonte<br />
La mano negra está al llegar para<br />
nuestro Starward, mientras<br />
tanto yo trato de plasmar aquí<br />
mis impresiones sobre mi<br />
empo vivido, compaginando el<br />
trabajo, cada vez más<br />
apasionante, de periodista; intentando llevar la<br />
nocia al mundo, pero no esa nocia que los<br />
medios oficiales fabrican y todo el mundo se traga<br />
como el pez muerde el anzuelo a pesar de que le<br />
desgarrará las agallas, con la peculiar y no menos<br />
gran diferencia que el pez no piensa, y el lector, se<br />
supone que sí lo hace, o hace años que dejó de<br />
hacerlo porque ya se lo dan todo pensando. Sea<br />
de un modo u otro, ahora son empos convulsos,<br />
pero leyendo en las páginas de la historia del<br />
hombre, parece ser que no han dejado de serlo<br />
nunca: el hombre como animal depredador y<br />
destrucvo.<br />
Starward por primera vez se afeitará y senrá<br />
la emoción propia del adolescente al ir<br />
contemplando cómo va rasurando en su mentón<br />
la pelusa de melocotón que ya comienza a<br />
renegrear y a crecer. Se corta varias veces,<br />
pequeños incisos sobre su mejilla delicada y frágil<br />
no como la que vendrá a ser años más tarde<br />
donde si me apuran Starward podría haber<br />
encendido cerillas de madera. Se siente ya un<br />
hombre, y dispuesto está a enfrentarse a su<br />
desno, sin saber muy bien qué es eso del desno,<br />
ni siquiera qué es eso de la vida. Pero la pasión por<br />
las cosas comienza a abrir puertas en su mente<br />
que una vez atravesadas lo llevarán a mundos<br />
maravillosos a veces, y a mundos terribles en otras<br />
ocasiones.<br />
Describir a nuestro adolescente sicamente<br />
nos hará darnos una idea de cómo es, de cómo<br />
viste, de cómo camina, qué gestos suelen<br />
caracterizarlo, cómo es su mbre de voz, su<br />
mirada, cómo son sus labios, cómo su boca, cómo<br />
su estructura ósea. En definiva cómo es el<br />
hombre que pronto se acerca por las puertas<br />
traseras de la vida de Starward. Su cabello claro le<br />
ha valido el apodo de “el rubio”, ya que a la<br />
mayoría de niños y niñas en la erra que habita<br />
30<br />
suele cubrirles la cabeza un buena melena de pelo<br />
negro como el zón; en muchos casos enen<br />
rasgos arábigos, y él más bien ene rasgos<br />
nórdicos, lo único que no está acorde con este<br />
punto es la estatura, ya que es un adolescente de<br />
estatura media, de ojos verdes que según el día<br />
cambian desde una suave gris hasta un profundo<br />
verde casi esmeralda. Su pelo, como se ha dicho es<br />
rubio, y lacio, un flequillo le tapa casi los ojos.<br />
Detalle este que siempre le trae a la gresca con su<br />
padre que lo lda de cosa, de vago, de maleante<br />
por llevar el pelo como lo lleva, no digamos ya lo<br />
que dice sobre su indumentaria. Pero esto es algo<br />
a lo que él se ha acostumbrado, y ya casi no le<br />
preocupa; piensa, buscando una razón para<br />
jusficar la rria que su padre parece senr hacia<br />
él, que éste está ancuado y ha sido educado en a<br />
la vieja usanza, tanto que su abuelo todavía sigue<br />
siendo el que toma las decisiones al respecto de<br />
los asuntos que conciernen a su padre.<br />
Nabokov y Lorca, dos escritores grandiosos,<br />
dos genios de la literatura universal me dicen que<br />
Starward es un pobre diablo, no un niño adinerado<br />
y sin problemas económicos, no un niño que ha<br />
crecido rodeado de criados y de Mademoiselles,<br />
de maestros que lo educasen, que le enseñasen el<br />
camino que iría nuestro amigo a recorrer mucho<br />
más tarde, pero ahora, en su primer afeitado<br />
cuando se mira al espejo viendo al hombre que ya<br />
se intuye, ahora, él, todavía no sabe, y ni siquiera<br />
intuye que un día acabará dedicándose en cuerpo<br />
y alma a la literatura como lo hizo Valle‐Inclán,<br />
que tuvo la valena de arremeter contra todos<br />
aquellos advenedizos de novela firmada de<br />
antemano por ser sobrinos o hijos de tal o cual<br />
don.<br />
Continuará próximo nº de agosto<br />
Puedes leer otros capítulos en:<br />
hp://www.alvaeno.com/Ni‐tu‐ni‐yo‐a‐duras‐<br />
penas‐novela‐por‐entregas‐del‐escritor‐salvador‐<br />
moreno‐valencia.htm
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
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Miércoles a las 18:30h en el 100.4 FM MADRID ‐RADIO PODCASTS: hp://elplanetadeloslibros.com/index.php<br />
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Bubok, en Casa Eolo y en Amazon<br />
Novelas:<br />
Relatos:<br />
31<br />
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Más información:<br />
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<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Artista del mes: Pablo Tapia<br />
ESTUDIÓ EN FACULTAD DE ARTES DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR<br />
PINTURA Y CERAMICA ARTISTICA, 1990 ‐ 1997<br />
hp://pablotapiasanchez.blogspot.com.es/<br />
32
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Artista del mes: Pablo Tapia<br />
33<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
Los Nébures<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Rubén Sancho<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Los Nébures son unos seres diminutos y de marcada<br />
fisonomía humana que ubican su lugar de residencia<br />
tras la letra impresa de los incontables libros que<br />
pueblan nuestra devastada red de bibliotecas. Cuenta<br />
la leyenda que tuvieron su origen en las historias de<br />
caballerías que nublaron la mente del insigne hidalgo<br />
que adoptara el sobrenombre de Don Quijote, para<br />
ramificarse posteriormente de monasterio en<br />
monasterio a la misma velocidad que se propagaban<br />
las llamas que prendieron su hogar primivo.<br />
Tras varios siglos de existencia, un minúsculo grupo de<br />
Nébures acabó recalando en erras salmannas,<br />
donde, aprovechando el vasto legado bibliográfico de la capital del Tormes, se reprodujeron de<br />
manera exponencial y convireron tan bella ciudad en su paraíso terrenal.<br />
Los Nébures: Capítulo XXX “Un lugar llamado fracaso”<br />
La vida es un fracaso connuo en busca de algún éxito, que en ocasiones llega y en ocasiones no, pero que<br />
todos nos empeñamos en marcárnoslo como nuestro gran objevo vital sin pararnos a pensar que el fracaso<br />
pueda provenir de la convención social del éxito y no de nuestra incapacidad sica, mental o senmental.<br />
Asher había fracasado, creía, sabía, intuía, pero todavía no se atrevía a reconocerlo, no podía echar por erra<br />
toda su vida por un amor que nunca conseguiría porque ese amor prefirió otras aventuras, otros objevos,<br />
otras vivencias alejadas de su compañía, que debía ser el verdadero éxito de su acompañante en el devenir<br />
vital.<br />
Por ello se detuvo en su caminar, miró al cielo y clamó con un toque ligeramente histriónico, algo fuera de<br />
lugar pero que le viene muy bien a esta narración.<br />
¡Hasta aquí hemos llegado!<br />
Y dicho y hecho. Se detuvo, giró 180 grados y comenzó a caminar en sendo opuesto, comprendiendo su<br />
fracaso e iniciando el camino hacia otro nuevo, porque la cerficación de un fracaso no es más que el<br />
comienzo de nuestras aventuras hasta la cerficación de un nuevo fracaso, diferente en la forma, pero<br />
idénco en el contenido.<br />
Asher regresó a España, a Salamanca, a su biblioteca, con los suyos, con los que nunca debió abandonar por un<br />
amor imposible, improbable de aquel a quien ella creía su guía, su horizonte, y que se quedó en la nada, en la<br />
nada más absoluta.<br />
Paseando de nuevo por las calles de Salamanca Asher no pudo por menos que lamentar el empo perdido en<br />
una búsqueda infructuosa que no le había reportado más que frustraciones connuadas.<br />
El empo no se pierde hija, todo suma para la constución de nuestra personalidad.<br />
Su abuelo, un ajedrecista profesional venido a menos con el paso de los años y que tuvo que ganarse el pan<br />
con el sudor de su frente en una imprenta de las de antes, no de las de ahora, su abuelo, te decía, siempre<br />
sabía lo que tenía que decir, sin importar el momento o el lugar, él había vivido lo suficiente como para no<br />
necesitar otro po de juicio paralelo. —‐>><br />
34
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Los Nébures<br />
—->><br />
No te lamentes por el empo te pasaste buscando a ese malandrín, y<br />
alégrate por las vivencias que te reportó, unas vivencias con las que habrías<br />
sólo podido soñar viviendo aquí, en Salamanca, una erra viva y muerta a la<br />
vez, viva por sus gentes y muerta por sus no gentes.<br />
Asher no comprendía bien las palabras de su abuelo, pero no le importaba,<br />
le reconfortaban, y eso era suficiente en estos momentos, era justo lo que<br />
necesitaba y a ello se aferraría como a un clavo ardiendo.<br />
Iniciaría una nueva vida, ahora sí, dejando a Odraude en un recóndito lugar<br />
de su memoria, un lugar que todos reservamos para nuestros amores del<br />
pasado, esos que vinieron, nos subyugaron y desaparecieron con la llegada<br />
de los efluvios de la madurez más misógina.<br />
Pablo Tapia<br />
35<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Espacio MundoPalabras<br />
36<br />
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<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Arte Kalvellido<br />
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37<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
38<br />
Sobre el Autor:<br />
38<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Ricardo Mena Cuevas (Málaga, 1975).<br />
Ver, comienza<br />
Autor: Ricardo Mena Cuevas.<br />
Especialista en Comercio Internacional y<br />
Derecho Marímo por la Universidad de Southampton<br />
(LLM Marime Law, 2001) y amante de la filosoa, la música<br />
y el arte,<br />
ha escrito sus ensayos y relatos en diversas páginas webs<br />
desde el año 2002 (v.g. Letralia.com, Badosa.com,<br />
Ellibrepensador.com).<br />
En el año 2009 tuvo el placer de parcipar en la Tercera<br />
Conferencia<br />
Internacional de George Santayana que tuvo lugar en<br />
Valencia<br />
con su comunicación personal "Santayana y la poesía<br />
primera"<br />
(v.g. hp://shakespearemelodijo.blogspot.com/2009/10/<br />
ensayo‐para‐la‐tercera‐conferencia.html).<br />
Editorial: Casa Eolo & <strong>Ediciones</strong> <strong>Alvaeno</strong><br />
Temática: Ensayo, Investigación<br />
ISBN Físico: 978‐84‐15178‐64‐4<br />
http://alvaeno.com/ver-comienza-de-ricardo-mena.htm<br />
El libro aporta grandes pruebas sobre la idendad de algunos<br />
poetas Isabelinos y nos invita a descubrir la época Isabelina<br />
desde un punto de vista literario. El autor es un gran conocedor<br />
del tema y de hecho en el libro descubre la verdadera idendad<br />
de Marlowe, Shakespeare y Spenser. El libro es un trabajo<br />
exhausvo de invesgación, serio y bien elaborado. Un libro<br />
seminal para todos los amantes de la literatura y la verdad.<br />
Shakespeare, Mozart y Picasso como creadores, junto con Aristóteles,<br />
Santayana y Richard Dawkins como pensadores, conforman la cúspide<br />
de su canon actual, sujeto siempre a las connuas fluctuaciones heraclíteas<br />
38
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Como Ave Fénix<br />
39<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Marcos Morneo<br />
Escritor<br />
https://www.facebook.com/profile.php?id=100001975788769&sk=info<br />
Los higos de la reina y la lectura<br />
Tal y como están las cosas, no solo en España, sino<br />
en el mundo, aquí en mi especie de torre de Juan<br />
Abad me refugio entre las galeradas que me van<br />
llegando ya con formato de libro, úlmamente no<br />
son tantos los libros que me llegan, cosa que a<br />
Eladio, el cartero lector como gusta a él que le<br />
llame, le preocupa y dice . Sí es cierto, hasta<br />
para la literatura corren malos empos, pero<br />
debemos afrontarlos con más lecturas, si es posible.<br />
La debacle está desatada, y creo que desde que el<br />
hombre es hombre y la historia así lo confirma, la<br />
debacle lleva desatada desde que el homínido se<br />
irguiera sobre las patas traseras.<br />
Aquí el calor del verano hace estragos, las chicharras no cesan y ponen en el aire esa banda sonora que<br />
nos adormece. La higuera ya dio sus frutos y ahora pronto nos podremos comer los higos de la reina. SI<br />
yo fuera un irónico podría bromear con lo de comer el higo a la reina, pero como soy un hombre serio<br />
y además republicano, no me van las bromas ni las reinas, pero sí los higos, sobre todo los de la reina.<br />
Los libros que han pasado por mis manos este úlmo mes han sido, en relectura, Las uvas de la ira, de<br />
Steinbeck; El evangelio según Jesucristo de Saramago, y Así que usted comprenderá de Claudio Magris.<br />
Tres obras maestras de tres grandes maestros de la literatura universal. Uno se introduce en libros<br />
como esos y, como decía mi profesor Richard McCaves, a uno se le abre la cabeza, y comienza a<br />
entender el mundo. Y eso es tan cierto como que el fin es el mismo para todos que venimos de la nada,<br />
hacia la nada nos encaminamos y en la nada pereceremos. Ya lo decía Machado, Nabokov, y otros<br />
autores como la escapista Belén Gopegui, con su libro La escala de los mapas, donde el protagonista<br />
busca el hueco por el que desaparecer, por el que escapar; escapistas como Vila‐Matas, Edgar Alan<br />
Poe, Pereç, una buena hornada de escritores y escritoras que buscan su hueco, que hacen que sus<br />
personajes sean esos escapistas kaianos, pero no es de extrañar que así sea porque no veo otra<br />
forma de escapar de la barbarie que la de ser un verdadero escapista de las formas, de las<br />
convenciones, de los avaros, de los opresores, de los belicistas, de los cuerdos, de los religiosos, de los<br />
fanácos al fin y al cabo, ser Dédalus y pasear con Pirrot, o con Sartre y senr la náusea del mundo,<br />
oler lo pútrido, y buscar el aire fresco bajo la higuera, esperando que caigan los higos de la reina.
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
40<br />
Latitudes mudas<br />
Pedro Luis Ibáñez Lérida*<br />
Poeta, articulista, coeditor de <strong>Ediciones</strong> En Huida.<br />
Contacto: pedrolerida@gmail.com<br />
40<br />
Senectud del tiempo, región transparente<br />
40<br />
"“Escribir es defender la soledad en que se está”<br />
María Zambrano<br />
El compositor italiano Giacomo Puccini incorporó en las óperas "Turandot" y "Madama Buterfly" melodías<br />
chinas. Una caja de música parece ser la causa de la influencia oriental en ciertos pasajes de ambas obras. Si bien el origen<br />
de la caja parece hallarse en la propia Europa, concretamente en Suiza, tuvo un periplo viajero que le llevó a Shanghai<br />
donde tras ser vendida, regresó al viejo connente. El azar la llevó a la casa del Barón Fassini‐Camossi, en la localidad de<br />
Bagni di Lucca. Fue en el año 1920 cuando Puccini escuchó las melodías que contenía.<br />
Uno de los valores primarios de la cultura es la transversalidad. Hay en ella un reconocimiento implícito al<br />
propio ser humano y su ámbito de influencia, que consigue estoicamente defenderse del inexorable paso del empo y<br />
pervivir en el simple y casual desenlace. Como en el caso de Puccini, la coincidencia procuró la confluencia del creador y el<br />
movo de su perspecva creadora. El conocimiento se abre camino en la confluencia de otros conocimientos. Y si bien nos<br />
parece que el empo se desliza sin apenas notarse, la prueba irrefutable de su existencia no es otra que la cultura que<br />
profesamos. Y que, a pesar de su aparente fragilidad, consigue asir dos mundos tan distantes como complementarios que<br />
forman un tercero, la memoria.<br />
Recuerdo y evoco, con especial veneración, mis días de estudiante de Bachillerato. De entre ellos siempre<br />
emerge la sencilla y afable figura de un hombre que dejó en mí su huella. El primer día de clase apareció en el aula con un<br />
papel enrollado y un tocadiscos. Se presentó brevemente y, a connuación, desplegó el papel sobre el encerado y lo fijó<br />
sobre éste. Se trataba de un cartel en blanco y negro. En él tres figuras tras una esquina, de la que sobresalían sus cabezas<br />
de perfil, contemplaban una escena que les mantenía absortos. La imagen se centraba en ellos. Un hombrecillo con<br />
sombrero de hongo y bigollo que mientras con una mano agarraba un bastón, posaba la otra sobre el hombro de un niño<br />
de apenas 7 años con pantalón de peto y una gran gorra. A los pies de ambos un chucho de piel blanca y manchas negras<br />
reposaba sedente y expectante. La tristeza evadida de sus miradas de hombre, niño y animal unida a un desaliñado<br />
atuendo, componían una escena insólita. Nos indicó que sencillamente escribiéramos sobre lo que nos sugería el cartel.<br />
Mientras los alumnos nos mirábamos perplejos ante esta novedosa situación, no advermos que incorporaba el tocadiscos.<br />
La música que reproducía aquel pequeño aparato nos embargó de silencio. En mi caso me elevó durante un breve pero<br />
intenso instante para seguidamente atender a la escritura. De vez en cuando elevaba la cabeza y observaba al profesor,<br />
mientras éste recorría las filas de mesas. Parecía ausente, concentrado en aquella experiencia que nos proponía y que él<br />
también degustaba. Un fotograma de la película "El chico", de Charles Chaplin y una sosegada, huidiza y deliciosa música<br />
clásica, cuya composición se perdió en mi memoria, fue el primer impulso de otros muchos que, en mi caso, propició la<br />
admiración y el respeto por este hombre.<br />
Su huella permanece indeleble desde entonces, tras más de 30 años. Siempre me acompañará la sencillez y<br />
hondura de sus comentarios, las reflexiones sobre la literatura y la vida, la sensibilidad ante las situaciones diarias, el<br />
descubrimiento del flamenco, el gusto por la estéca poéca de los autores que nos descubría, independientemente de su<br />
ideología, la movación a crear, el esmulo a la interpretación teatral, la recitación, la lectura... y su autoridad moral,<br />
proceder honesto y alma sensible.<br />
Resulta paradójico que ciertos pasajes de nuestras vidas no se sustraen de la claridad del momento en que se<br />
vivieron, a pesar del empo transcurrido. En la senectud del empo también reside la región transparente que se rige en la<br />
úlma frontera y único horizonte. Como la melodía de la caja de música de Puccini, nos acompañan hasta el final de<br />
nuestros días. Es la intemporalidad de los hechos que fueron y siguen siendo. Él es un habitante de mi geograa emocional<br />
que retorna al saludo codiano. La aprehensión del hecho fortuito que siendo inconsciente me devuelve lo más valioso, lo<br />
menos transitado, la plenitud de un senmiento que vence al olvido. Sea ésta la memoria honrada por la remembranza de<br />
Antonio Carrillo Alonso, mi maestro, mi profesor.
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Algo más que palabras<br />
Víctor Corcoba<br />
Escritor<br />
http://www.diariosigloxxi.com/firmas/victorcorcoba<br />
corcoba@telefonica.net<br />
41<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
LA RECONCILIACIÓN ES UNA AMISTAD ARMONIOSA<br />
Pienso que debemos buscar caminos de reconciliación ante tantas situaciones violentas. Esto me<br />
parece básico. La situación es grave en muchas partes del mundo, pero el esmulo de la paz debe hacernos<br />
personas de comprensión y diálogo. Todas las crisis, y la de este momento es global, aunque nos puede<br />
inmidar y amilanar en un principio, lo cierto es que nos sirve para comenzar de nuevo. Desde luego, despertar<br />
a un mundo en el que se conviva más y mejor siempre es un signo de vitalidad.<br />
Realmente se precisa una buena ración de esperanzas. En un mundo ampliamente desmoralizado,<br />
donde el ser humano en ocasiones no vale nada, hay que retomar una actud de humanización y eliminar de la<br />
faz de la erra estructuras malvadas de orden económico, social o políco. El ser humano no puede vivir<br />
asfixiado por la irresponsabilidad de gobiernos mafiosos, precisa rencontrarse, realizarse y redimirse consigo<br />
mismo, para poder reaccionar contra la injuscia y la menra. Algunas personas se encuentran tan perdidas<br />
que ya no son conscientes de que piensan justamente lo contrario de lo que predican.<br />
Ha llegado, pues, el momento de borrar las rivalidades y de tomar otros senmientos más armónicos<br />
con la vida, con el acercamiento de unos y de otros. De un empo a esta parte, todo se ha degradado en un<br />
puro mercado de intereses, como si el ciudadano fuese una mercancía de usar y dejar rado en cualquier<br />
esquina, en el momento sobre todo que deja de ser producvo. También prolifera el desorden social, y en lugar<br />
de subordinarnos a la verdad, nos ponemos del lado del poder, aunque sea un dominio que nos esclavice.<br />
Al final ene que despuntar un nuevo eslo de vida, una naciente forma de entendernos para poder<br />
convivir. Por desgracia, en todo el mundo crece más y más el sendo de la irresponsabilidad y al mismo empo<br />
del egoísmo, lo cual nos lleva a un retroceso grande. Considero, pues, fundamental la idea de las Naciones<br />
Unidas, de fomentar entre las naciones relaciones de aprecio. Precisamente, el 30 de julio se celebra el Día<br />
Internacional de la Amistad, y al evocar esta onomásca, se me ocurre pensar, que debemos acvar mucho<br />
más el mensaje de la alianza entre las personas, para así, entre todos, poder reforzar la solidaridad entre los<br />
países.<br />
La auténca amistad lo comparte todo, mulplica los gozos y divide los dolores por la mitad, aumenta<br />
la felicidad y disminuye las desgracias, ende puentes y alienta iniciavas de concordia. Estoy convencido que<br />
sólo a través del vínculo de la amistad se podrán unir fronteras, acrecentando la diversidad cultural, tan<br />
necesaria para la comprensión y la mediación entre naciones. La idea aristotélica de que “si los ciudadanos<br />
praccasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la juscia”, puede ser una buena receta para estos<br />
empos de poca conciencia responsable. Quizás, entonces, el mundo estaría menos enfermo.
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
La mirada del otro<br />
Juan Manuel Álvarez<br />
Escritor, creativo<br />
http://blogdelescritorjuanmanuellvarezromero.blogspot.com/<br />
Me pregunto a diario en qué consiste aquello que queda<br />
en la agonía de los estados, cómo pueden seguir en el<br />
mismo encuadre de mantenimiento de lo establecido y<br />
que sigamos con ello las mismas directrices sociales,<br />
derecha e izquierda, y que la única variante sea la<br />
extrema posición de ambas. Cómo es posible que aún<br />
surjan las ideas de siempre ―lo pasado es mejor―…<br />
cosa que al levantarnos cada mañana hacemos, construir<br />
futuro y connuamente dejamos el pasado, —hecho—.<br />
Me pregunto cada mañana cómo seguimos generando o<br />
parcipando del miedo creado, y del miedo a lo que se<br />
nos avecina sin tomar la decisión de decir —¡basta de teatro, basta de falsa!<br />
Me pregunto cada mañana cómo escuchamos las menras que los actores representan en un esfuerzo por<br />
parecer que dicen la verdad. Y cómo intentamos hacer el esfuerzo de seguir creyendo en esas palabras que son<br />
escritas desde una mesa de hotel ―sin senr―, por alguien que escribe guiones, que escribe para que otro<br />
diga y finja que cree en lo que dice, y de esa forma hacer creer lo que no es.<br />
Cuando encuentro mis respuestas y miro hacía adelante y veo que el día está gris, que el sol se oculta tras las<br />
nubes, que la noche se aproxima sin previo aviso, que las miradas que se cruzan conmigo fingen ser o vienen<br />
sin un camino definido, con sombras en los ojos, con más preguntas que respuestas; vuelvo a preguntarme<br />
cada vez, por qué seguimos en la creencia de que los actores nos cuentan la verdad.<br />
Cuando salgo y hablo con el mundo, éste me responden con más preguntas que respuestas y siempre desde un<br />
miedo que induce a más dudas y a su vez a más miedo… muchos han escrito ya sobre la espiral, sobre la edad<br />
media… sobre todas las guerras, todos hemos visto también cómo la historia nos enseñó a ver el presente<br />
desde las referencias tanto escritas, como transmidas por generaciones y que avisaban de que el camino no<br />
era el correcto. Pero aún así hemos seguido permiendo y conservando los valores que rigen el estamento<br />
social, desde sus directrices y fronterizaciones, tanto sicas como sociales y, sin ningún po de pudor, sin miras<br />
al futuro, —¡vive el presente que el futuro dios dirá!, nos dicen— bajo ese criterio nos fuimos olvidando del<br />
futuro, que no es otro que el hoy.<br />
Las libertades y derechos que se fueron creando a base de esfuerzos, sangre, sudor y de no pocas vícmas, se<br />
desvanecen hoy.<br />
Los delirios de poder se alzan con banderas claras de derrumbar en vez de construir.<br />
Toca crearse un nuevo pensamiento que no sea el que imponen, basado en nuestros sueños, delirios,<br />
ficciones, y hacerlos realidad.<br />
Julio de <strong>2012</strong><br />
42
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Luto riguroso<br />
Jorgue Consuegra<br />
(Libros y <strong>Letras</strong>)<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
Luto riguroso<br />
¡Qué novela!<br />
Anne Perry, en el género de Novela Negra, se especializó en el siglo 19 y quizás por esa razón varios de sus<br />
seguidores y hasta la misma prensa le han dado el tulo de “la reina del crimen victoriano” con obras tan<br />
geniales como Marea incierta, Las raíces del mal, El rostro de un extraño y Sepulcros blanqueados todas con<br />
éxitos sin precedentes y aún más, con la aparición del personaje William Monk, un fantásco inspector que con<br />
su inigualable inteligencia ha logrado darle solución a los crímenes que le ha tocado invesgar.<br />
Y acá, en Luto riguroso Anne Perry manene cauvos a sus lectores pues aunque Runcorn su jefe lo asedia y<br />
lo acosa porque no encuentra al autor del crimen, decide cancelar su contrato y aún así, sin ataduras laborales,<br />
Monk connúa sumergido en la invesgación para demostrar que sigue siendo “el duro” de Londres y para<br />
taparle la boca a su ex jefe.<br />
Una mañana cualquiera a la oficina policial llega la angusosa nocia del asesinato de la hermosa Octavia<br />
Hasle, miembro del aristocráco clan de los Moidore, una de las mejores familias de Londres y quien ene a la<br />
cabeza a sir Basil. A los pocos minutos llega a la gigantesca mansión William Monk quien de inmediato inicia las<br />
pesquisas y lo primero que dice es que quien le dio muerte a la agraciada Octavia no fue alguien ajeno a la casa<br />
sino uno de los pertenecientes a la familia o al equipo de sirvientes. Obviamente las miradas se dirigieron<br />
inmediatamente contra el arrogante Percival, un lacayo apuesto, de vesr elegante y de quien varias de las<br />
encargadas del servicio se desvivían por él.<br />
Pero Monk, viejo zorro del desierto descubre pocos días después que a pesar de la egolatría y la arrogancia<br />
del lacayo, no es el autor de tamaño crimen, pero nadie le cree, ni el mismo sir Basil, ni la totalidad de la<br />
familia, si que menos su jefe Runcorn, es entonces cuando Luto riguroso empieza a calentar motores pues si no<br />
fue Percival, de acuerdo a lo que vio Monk con el apoyo de Hester Laerly, una enfermera que había estado en<br />
la guerra de Crimen y que se había quedado sin puesto después de que la habían despedido de uno de los<br />
hospitales de la ciudad, entonces el asesino debió de haber sido un miembro de esta reconocida y afamada<br />
familia propietaria de la mansión en Queen Anne Street, quizás la más importante calle de la ciudad.<br />
Luto riguroso, publicada por Zeta ( B ) ene 521 fantáscas páginas, pues desde el mismo instante en que<br />
Runcorn le dice a Monk “acérquese a Queen Anne Street, a casa de sir Basil Moidore pues han encontrado<br />
muerta, apuñalada, a su hija Octavia, de estado viuda. Parece que un ladrón estaba saqueando sus joyas<br />
cuando ella despertó y lo sorprendió con las manos en la masa”, desde allí mismo empieza tanto el drama<br />
como el suspenso, hasta terminar en la úlma página en donde los lectores son sorprendidos por el excepcional<br />
final.<br />
Además de la trama, Anne Perry hace profundas reflexiones sobre el mundo de la medicina y la enfermería.<br />
“Un hospital es un lugar regido por la incompetencia y en el que hay sufrimientos innecesarios y maneras<br />
absurdas de hacer las cosas que piden a gritos una reorganización. Si algunos renunciaran a orgullos mezquinos<br />
y pensaran en los fines y no en los medios…Gran parte del problema estriba en el concepto que enen del<br />
trabajador de enfermería y de la gente que lo realiza. El salario es exiguo: seis chelines, y una parte del mismo<br />
se paga con cerveza. Muchas enfermeras se pasan la mitad del empo borrachas. La mayoría no sabe leer ni<br />
escribir. Duermen junto a las salas de lo enfermos y disponen sólo de unas pocas jofainas y toallas, de un poco<br />
de loción de Conde y de vez en cuando de una pequeña candad de jabón para lavarse…aunque sólo sea las<br />
manos después de limpiar tanta porquería”…<br />
Luto riuguroso ¡Qué buena novela para toda una semana de lectura!<br />
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<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Autores del siglo XX<br />
DE LOS GOZOS DEL CUERPO<br />
Por Pablo R. Arango*<br />
Una vez oí decir a Harold Alvarado Tenorio que las<br />
corridas de toros eran un espectáculo terrible, que<br />
era horrible ver cómo se festejaban la tortura y la<br />
muerte. Luego de un silencio, agregó: “pero hay<br />
momentos maravillosos. Una vez tuve una epifanía<br />
en una plaza de toros y, en un pase del torero, me<br />
pareció ver a un ángel”. Creo que podemos extraer<br />
de aquí una de las claves de la poesía de Alvarado<br />
Tenorio, una poesía que muestra –sin decirnos—<br />
que la vida es un pasaje terrible y al mismo tiempo<br />
la única posibilidad de la dicha.<br />
De esa visión surge la cualidad proverbial y<br />
epigramática de muchos de sus poemas; que se<br />
sitúan en el resbaloso límite entre la sabiduría, la<br />
contradicción y la tautología. Aquí la poesía no es un<br />
mero accidente, sino más bien el único recurso<br />
expresivo para la percepción de la realidad. Por eso el credo poético de Alvarado Tenorio oscila<br />
entre el consuelo y la necesidad, en esa delgada franja que habitamos entre el todo y la nada: “Para<br />
ti, madre del dolor, sólo hay gloria y pesar, / el mediodía no está escrito en tus agendas”. Pero también la<br />
poesía es “la más larga y gozosa de las noches”. Otra variante de esta incierta fe es la que ve en la<br />
poesía, no el último refugio de la vida, sino el único sitio de la misma: “La patria es el habla que<br />
heredaste/ y las pobres historias que conserva”. Porque la vida queda reducida a la visión poética o,<br />
mejor, no es otra cosa: “No había realidad/ y si la hubo/ resultó también quimera”. La poesía es, como el<br />
recuerdo, el único registro de la vida; es todo y nada: “Nuestro pasado vale tres cuartos. / Vale nada”.<br />
Esta oscilación otorga a la poesía de Alvarado Tenorio una tensión entre la desesperanza absoluta<br />
y el goce sensual. Es así como en una de sus escenas, mientras siente la llegada inminente de la<br />
guerra, el yo poético le dice a alguien, a cualquiera: “Ven a mí, mírame a los ojos”. Ojos que permiten<br />
una comunión transitoria, a la vez que son los túneles que nos mantienen separados, como cuando<br />
“después de los goces del cuerpo, / cada presencia mira por su ojo”.<br />
La tensión surge además de un vaivén entre dos puntos de vista. El primero se manifiesta en el uso<br />
de las primeras tres personas pronominales y revela una percepción cercana, que va desde la<br />
intimidad de la vivencia personal hasta el testimonio de la experiencia ajena. El segundo<br />
corresponde a la visión abstracta de la historia, en la que los seres humanos son si acaso meros<br />
personajes y sus vidas son intercambiables, meros acontecimientos de la materia. A veces las dos<br />
perspectivas se entrecruzan en un mismo poema, como en el que relata la muerte de Francisco<br />
Garnica, donde asistimos al recuento de la detención y tortura de un hombre, para luego ver cómo<br />
“un cadáver fue escupido/ por dos descargas de pistola”. —>><br />
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<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Autores del siglo XX<br />
45<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
El acontecimiento terrible, personal, también es un suceso más en la historia y el olvido de los<br />
hombres. Otras veces la voz poética habla en primera persona, en la situación de un personaje<br />
(como el poeta Taliesin o Sigurd el cruzado) o en la del propio poeta, pero el efecto general sigue<br />
siendo el de la ambigüedad que pone los eventos humanos simultáneamente cerca y lejos: aquí, en la<br />
inmediatez de la experiencia, y allá, en el polvo de los siglos. ¿Cuál de las dos perspectivas es la<br />
verdadera? La mirada poética parece responder: ambas, o ninguna. Porque mientras vivimos todo<br />
importa, pero al final nada importa. “Gran vida que das y todo quitas. / Ni siquiera el recuerdo quedará en<br />
nuestros huesos”.<br />
Esta visión paradojal expresa lo que Albert Camus llamaba, en El mito de Sísifo, la experiencia<br />
sicológica de la nada: “nuestra propia nada adquiere verdaderamente su sentido cuando se considera lo que<br />
sucederá dentro de dos mil años”. Se trata del punto de partida de mucha filosofía, pero también del<br />
punto de llegada de muy poca. Para seguir con los términos en que Camus plantea el asunto, la<br />
tendencia natural del hombre ante el reconocimiento del absurdo consiste en negar alguno de sus<br />
términos. Pero la evidencia mundana, que es lo único que tenemos, nos muestra lo ilusorio de tal<br />
negación. De tal modo que no queda más que, como en la poesía de Alvarado Tenorio, permanecer<br />
fieles a la evidencia, en medio del sinsentido, aferrados a la efímera conciencia que constituye<br />
nuestra vida y nos da en dosis desiguales la lucidez de lo banal, de lo serio, la ironía y la premonición<br />
del desastre.<br />
De los gozos del cuerpo (Manizales, <strong>2012</strong>), es una antología de la poesía de Alvarado Tenorio.<br />
Sería ocioso hacer aquí una presentación de la vida y obra de su autor, puesto que él es, al mismo<br />
tiempo, una de las personalidades más reconocidas y obliteradas de la literatura colombiana. A este<br />
respecto quisiera hilvanar tres anécdotas.<br />
En una de sus novelas Milán Kundera comienza recordando un episodio de la historia checa: en<br />
un discurso celebratorio del triunfo de la revolución comunista, el líder que parlotea bajo la nieve ha<br />
recibido de un amigo que está a su lado el favor de un gorro de invierno. En la fotografía oficial<br />
aparecían ambos: el orador y el amigo generoso. Años después, este último fue degradado como<br />
traidor del régimen y entonces en todas las copias de la fotografía su presencia fue borrada. Sólo<br />
quedó su gorro en la cabeza del líder.<br />
Según cuenta Eduardo Arroyo, cuando Boris Pasternak recibió el premio Nobel de literatura, en<br />
la prensa española –franquista, desde luego— se vieron de todos modos en la obligación de publicar<br />
una nota con foto. La fotografía que tenían mostraba a Pasternak más o menos abatido por la certeza<br />
de que no podría salir del territorio comunista a recibir el premio y, detrás, se veía una nevera. Pues<br />
la prensa franquista retocó la foto, para borrar la nevera.<br />
Finalmente, en una historia de la poesía colombiana publicada hace años por una reconocida casa<br />
editorial bogotana, aparecía una breve mención de Alvarado Tenorio. En la segunda edición de la<br />
misma obra, publicada recientemente por la misma casa, la nota había desaparecido. Borren la<br />
nevera, dejen el gorro.<br />
Consuelo Triviño decía, a propósito de la poesía de Alvarado Tenorio, que “todo ocurre en el cuerpo y<br />
allí acaba”. Pero en la metafísica de Alvarado, como se ve en la presente selección, en realidad lo que<br />
ocurre es que el cuerpo es el único lugar, no hay más posibilidades, es todo lo que tenemos o, mejor,<br />
lo que somos. —>>
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Autores del siglo XX<br />
Sólo alcanzamos a escapar de esta pesadilla solipsista, por momentos, a través de la esquiva palabra<br />
precisa o el roce de otro cuerpo.<br />
Harold Alvarado Tenorio (Buga, 1945) se doctoró en filosofía y letras en la Universidad<br />
Complutense de Madrid. Profesor Titular de las literaturas de América Latina en la Universidad<br />
Nacional de Colombia y Director del Departamento de Español de Marymount Manhattan College<br />
de New York, trabajó para la Editorial China Hoy, donde tradujo más de un centenar de poetas,<br />
reunidos en Poemas Chinos de Amor [1992]. Director de la revista de poesía Arquitrave [http://<br />
www.arquitrave.com], fue editor de la Página 8 Cultura de La Prensa de Bogotá. Traducido al alemán,<br />
árabe, chino, francés, griego, inglés, italiano, portugués y rumano ha sido incluido en repertorios<br />
como Antología crítica de la poesía colombiana, de Andrés Holguín, (Bogotá, 1974), Antología de poesía<br />
latinoamericana, del Grupo Latinoamericano y Caribe, (Beijing, 1993), 100 Autores colombianos del siglo<br />
XX, de J.G. Cobo Borda, R.H. Moreno Durán, S. Gamboa y D. Saldívar, (Madrid, 2006), Revista<br />
Nacional de Cultura, número antológico 1938-2006, (Caracas, 2006), La hora sagrada, XIII encuentro<br />
de poetas iberoamericanos, de A.P. Alencart (Salamanca, 2010), Poesía colombiana, antología 1931-<br />
2011, de Fabio Jurado Valencia (Bogotá, 2011) y Um país que sonha, cem anos de poesía colombiana, de<br />
Lauren Mendinueta, traducciones de Nuno Júdice, (Lisboa, <strong>2012</strong>).<br />
*Pablo R. Arango (Bogotá, 1975) es Maestro en Filosofıá de la Universidad de Caldas. Algunos de sus libros son<br />
Introducción a la Filosoía Moral (2005); Ética y Signiicado: una defensa del objetivismo moral (1999) y De la belleza y<br />
otros caprichos de conservador (2006).<br />
Por la III República Española<br />
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<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Premiados<br />
NORMA SEGADES MANIAS<br />
47<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
La Fundación Argenna para la Poesía resuelve conferir la disnción Puma de Plata a la escritora Norma<br />
Segades Manias* en reconocimiento a la denodada y generosa labor de difusión de la producción<br />
literaria que desde hace seis años realiza a través de la web, mediante la publicación Gaceta Virtual,<br />
valiosa referencia del actual periodismo cultural argenno, comedo ejercido con ejemplar solvencia y<br />
notoria entrega personal, en la que prescinde incluso de dar preferencia en él a su propia y destacada<br />
obra.<br />
*DIRECTORA DE: Revista Literaria Gaceta Virtual, Editorial Virtual Alebrijes, La Biblioteca y Movimiento<br />
Internacional de Escritoras LOS PUÑOS DE LA PALOMA.
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Espiritualidad<br />
María Jesús Verdú Sacases*<br />
El príncipe y su sueño*<br />
Érase una vez un príncipe de un reino tan humilde que hasta podría considerarse pobre. De hecho, ni<br />
tan sólo este soberano vivía en un palacio sino que su hogar residía en una casita en un claro en el<br />
bosque que hacía las funciones de corte real.<br />
A pesar de que su reino no era próspero, el príncipe se sena bendecido sobre todo por las noches<br />
cuando desde su alcoba podía divisar la inmensidad del cielo estrellado desde una ventana en el techo.<br />
Él la llamaba su ventana abierta al Universo:<br />
‐Sé que estas estrellas brillan para mi reino y para mis súbditos y que algún día ellos mostrarán su luz al<br />
mundo con tanta fuerza que nadie dudará de que han alcanzado sus sueños.<br />
Aunque desde pequeño él fue aleccionado sobre el poder de las creencias y a pesar de que el príncipe<br />
se escapaba cada día a lo alto de la colina para imaginar durante horas a su reino como un lugar de<br />
cuento de hadas, él no conseguía ningún resultado para su entorno.<br />
Cada día el príncipe observaba a las familias campesinos trabajar duro y se alegraba de corazón al ver<br />
sonreír a las familias, cuando se reunían para cenar entorno a la mesa tras una dura jornada en el<br />
campo. El calor familiar creaba vínculos tan poderosos que era capaz de hacer sonreír a todos corazones<br />
por diciles que fueran las circunstancias. Eran unas sonrisas tan bellas que parecían sonrisas mágicas.<br />
Noche tras noche el príncipe le pedía a su parcular ventana al firmamento que sus súbditos dispusieran<br />
de más empo para sonreír.<br />
Una noche soñó con un hada que le susurró que si él trabajaba con los campesinos, hallaría las<br />
respuestas. Y así lo hizo.<br />
Al alba el príncipe marchó al campo para ayudar a los campesinos. Eso les agradó muchísimo. El príncipe<br />
pudo comprobar que los campesinos no se quejaban de su trabajo sino que más bien agradecían todo lo<br />
bueno que les rodeaba desde la brisa matuna hasta la frescura del rocío al amanecer. Fue entonces<br />
cuando el príncipe se dejó seducir por cada bendición que tocaba sus jornadas en el campo hasta que<br />
un día su hada madrina se apareció ante él y le dijo:<br />
‐Desde ahora transformo tu reino en un lugar de prosperidad pues lo más importante: tu riqueza<br />
interior ha empapado tus pensamientos con intenciones tan nobles, fuertes y honestas que pueden<br />
contagiar todo cuanto tocas y si ese es tu deseo toca tu reino con tu cetro real y se converrá en ese<br />
lugar que tanto sueñas.<br />
Y el príncipe levantó su cetro y con una gran sonrisa proyectó una lluvia de buenos senmientos hacia<br />
esas familias campesinas que culvaban la erra con su esfuerzo y sacrificio, también salió de su cetro<br />
un enorme agradecimiento para esas plantas y hortalizas que alimentaban a esas familias y bendijo a<br />
los niños con rayos que emanaban de los diamantes de su cetro real repletos de alegría y de entusiasmo<br />
para sus nuevas vidas colmadas desde entonces de felicidad, de confianza y de tranquilidad.<br />
*Cuento publicado en mi libro Cuentos de Hadas para niños y adultos editado por Bubok Publishing, S.L.<br />
en 2011<br />
*www.mjesusverdu.com<br />
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<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/ agosto/<br />
Disidencia<br />
Carlos Medina Vigliem<br />
Escritor, periodista, escultor y músico<br />
http://esculturasmedinvig.blogdiario.com/<br />
Homenaje (póstumo) a los corderos<br />
En el momento de<br />
marchar, muchos no<br />
saben<br />
que su enemigo marcha<br />
al frente de ellos.<br />
La voz que les manda,<br />
es la voz de su enemigo.<br />
Quien habla de<br />
enemigo,<br />
él mismo es enemigo.<br />
Bertolt Brecht<br />
Históricamente los<br />
corderos han dado al ser<br />
humano sus bondades,<br />
como su carne y su lana.<br />
No obstante, también<br />
históricamente, el ser humano ha degollado a los corderos,<br />
sin que éstos se quejen o se rebelen. Todo el mundo conoce<br />
además, las intenciones aviesas que tienen para con los<br />
corderos, aquellos que los arrean.<br />
En la historia de las guerras ha habido siempre dos bandos:<br />
los atacantes y los atacados.<br />
El motivo -en la totalidad absoluta de los conflictos-, ha sido,<br />
por parte de los atacantes, amén de satisfacer los deseos<br />
sexuales, la conquista o reconquista de recursos materiales.<br />
Esos son los que siempre, desde los comienzos de la historia,<br />
han sido disputados por buenas o malas maneras ó, casi<br />
podría decirse, por gestiones políticas o a los tiros.<br />
Todos los imperios, incluyendo al de la Iglesia Católica,<br />
usaron el argumento de la “necesidad de expansión” para<br />
llevar adelante las campañas más sangrientas. La Iglesia<br />
Católica no daba muchas alternativas: o la "conversión" o la<br />
hoguera. Hace más o menos dos siglos, el mejoramiento en<br />
las relaciones humanas y el abandono (aparente) de la<br />
violencia punitiva, fue dando paso a nuevos argumentos. Ya<br />
no fue tan popular o simplemente bien visto, invadir un<br />
pueblo para saquearlo y repartir los trofeos de guerra entre<br />
generales (los tesoros, las fincas, la parte del león), y<br />
soldados (las mujeres de los vencidos).<br />
En algún momento entre la primera y la Segunda guerra<br />
Mundial (1918-1939), en occidente (de la Unión Soviética<br />
hacia el este), se empezaron a acuñar los conceptos de<br />
“Mundo Libre” y “Cortina de hierro”. “Las naciones del<br />
Mundo Libre”, entre las que se alineaban dictaduras como la<br />
de España de Franco, el Portugal de Oliveira Salazar o la<br />
República Dominicana de Trujillo, en la búsqueda de nuevos<br />
argumentos que dieran justificación a futuras guerras de<br />
conquista de bienes y mercados, tomaron como propia las<br />
49<br />
<strong>Letras</strong>, tu revista literaria<br />
banderas de "la libertad y la democracia", los bienes, por otra<br />
parte, más apreciados por el ser humano.<br />
La Segunda Guerra Mundial les dió, a los políticos corruptos<br />
de los países más desarrollados, principalmente Estados<br />
Unidos de Norteamérica, Inglaterra y Francia, el argumento<br />
más fuerte, para lanzar los hijos de esos países a la guerra, en<br />
la "reconquista de la libertad". Indirectamente se forjó otro<br />
término: el de"Los Aliados" (Vencedores de la II Guerra),<br />
término que se verá actualizado en las guerras organizadas<br />
por los mandos norteamericanos con la asistencia de sus<br />
aliados de la OTAN, contra Irak (en dos oportunidades),<br />
Afganistán y más recientemente Libia.<br />
Es en esta fase de la historia donde aparecen los corderos<br />
humanos. No me refiero a las víctimas de las guerras de<br />
conquista. Esas han caído (y caerán), dignamente en defensa<br />
de sus derechos, de sus casas, de sus escuelas y hospitales,<br />
muchas veces, las más, sucumbiendo ante el poder brutal de<br />
los agresores que ensayan sobre ellos toda su tecnología de<br />
muerte. No, me refiero a los combatientes, en su gran<br />
mayoría jóvenes, que son reclutados por los autores<br />
intelectuales de las guerras, esos que ni por asomo se<br />
acercarán a los frentes de batalla.<br />
Me refiero a los cientos de miles, millones de jóvenes que,<br />
alistados en la flor de la vida, convencidos por la propaganda<br />
capitalista más especializada en ello, van a desangrarse lejos<br />
de su casa, para morir sin haber entendido nada, o después de<br />
entender, de haber ido entendiendo que en realidad fueron a<br />
combatir en defensa de los intereses de los dueños de las<br />
empresas fabricantes de armas y las petroleras; que los<br />
enemigos son sus oficiales al mando; después de darse cuenta<br />
que los blancos de sus balas no fueron nunca otra cosa que<br />
gente que cuida sus cabras, o soldados sin uniforme, obreros<br />
y campesinos sin preparación militar, o estudiantes, o mujeres<br />
que defienden a sus pequeños en los fondos de sus casas allí,<br />
entre los canteros de hortalizas...<br />
Y más allá de ese porcentaje menor de quienes gozan con el<br />
martirio de los demás y luego del "servicio" se convierten en<br />
asesinos a sueldo (empresas de "Seguridad"), están esos<br />
corderos que vuelven del frente, heridos o no físicamente,<br />
pero mutilados siempre, que deambularán en el barrio donde<br />
se criaron, en alguna de las miles de ciudades o pueblos de<br />
los Estados Unidos de Norteamérica, cargando con la<br />
vergüenza de haber matado inocentes, o dinamitado escuelas<br />
llenas de niños, para terminar sumergiéndose en el alcohol y<br />
las drogas o suicidándose en una habitación al fondo de un<br />
hotel sí, de mala muerte. Pobres imbéciles, deshonrados por<br />
las más refinadas técnicas del hiperconsumo, en algunos<br />
casos tal vez entiendan, venciendo la brutal ignorancia en que<br />
fueron sumergidos por los ideólogos del "American Way of<br />
life", que fueron corderos mandados al matadero.
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<strong>Letras</strong>TRL/ nº 49/<strong>2012</strong>/agosto/<br />
Entre lo que se dice y se hace, más es lo que se dice y<br />
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50<br />
Título: Paseando por el Zoco<br />
Autor: David Sancho<br />
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