6 J. R. PLANA SEIS MUERTES POR UNA DAMA por J. R. Plana <strong>Ánima</strong> <strong>Barda</strong> - Pulp Magazine
SEIS MUERTES POR UNA DAMA Sol, playas, palmeras, hoteles de lujo, luces de neón, placer, vicios caros y chicas guapas. Nunca unas vacaciones fueron tan prometedoras... Ni tan peligrosas. Sueles venir mucho por aquí? –Intento hacerme oír por encima de la música machacona y ensordecedora que sale por los altavoces. – Sí, bastante –me contesta al oído. Se echa para atrás un poco, me sonríe, sorbe por la pajita de su cóctel y se vuelve a acercar a mi oreja–. ¿Y tú? – No, qué va. –Ella hace un gesto de no haberme oído. Qué demonios, si casi no me oigo ni yo. La imito y me acerco a su cabeza. Huele bien, a uno de esos perfumes dulzones que se ponen las chicas jovencitas, nada que ver con las solteras de vuelta de todo con las que suelo quedar–. Digo que no. No soy de aquí, estoy de vacaciones. Ella abre la boca como si dijera “Aaahm” mientras asiente. Vuelve a beber de su cóctel y yo aprovecho para echar un trago del mío. ¿Dónde está el alcohol? Esto es a la bebida de verdad lo que las fiestas de pijamas a las orgías desenfrenadas. Dios sabe que no soy hombre de copas llenas de colorines, que lo mio es el alcohol a palo seco, con hielo como mucho, pero estoy de vacaciones, y cuando estoy de vacaciones me dejo parte de mi disfraz en Virginia. Eso incluye el papel de tipo duro, la placa y los fantasmas nocturnos. Ahora estoy al sur de Florida, aquí todo es sol y placer, con su clima húmedo y pegajoso, sus largas playas, sus palmeras, sus hoteles de lujo, sus luces de neón, sus vicios caros y sus chicas guapas y tostadas. Chicas como la que tengo delante, con la que hace tres minutos me he chocado sin querer cuando volvía de la barra con su copa llena de líquido azul y a la que he tenido que invitar a una copa, como un buen caballero y un mediocre ligón. Deja su cóctel sobre la barra y se vuelve a <strong>Ánima</strong> <strong>Barda</strong> - Pulp Magazine acercar. – ¿Has estado aquí antes de vacaciones? – Sí. Hace cuatro años. –Muevo los brazos para abarcar el local–. Y en esa ocasión aquí vine un par de veces. – ¡Vaya! –dice sonriendo–. Te gusta la marcha, ¿eh? Soy un dinosaurio desfasado que sólo convive con machos bigotudos y con afición por las armas y no sé cómo carajo tomarme eso. ¿Está ligando? ¿Me está tomando el pelo? ¿Me está llamando viejo salido? – Un poco sí. –Pongo mi mejor sonrisa de culpable–. Pero no me va mucho el desfase. ¿Y a ti? ¿Qué clase de pregunta es esa? Maldito idiota. – No, yo tampoco soy de desfasar. –Entrecomilla desfasar con los dedos–. Pero sí me gusta salir de fiesta de vez en cuando. ¿A quién no? Ella coge su cóctel y vuelve a sorber por la pajita. – Claro, claro… –La imito y me escondo unos segundos en mi copa rosa. Puaj. Mientras, aprovecho el momento para mirar disimuladamente por el rabillo del ojo a… a… ¿Cómo ha dicho que se llama? ¿Claudia? ¿Sophia? ¿Melanie? Mierda… – ¿Y has venido con alguien más? –Ella suelta su vaso y me corta el proceso de recuperación y saneado de memoria. – No, estoy sólo. Que triste suena. – Oh –dice. ¿Oh? ¿Qué quieres decir con “oh”?–. ¿Te apetece bailar un poco? – ¿Cómo? – ¡Que si bailamos! –grita, señalando la pista de baile. 7
- Page 2 and 3: Julio - Agosto 2012 La revista es d
- Page 4 and 5: 4 Historia del Pulp Hoy dedicamos e
- Page 8 and 9: 8 Joder, que suerte. - ¡Claro! -Co
- Page 10 and 11: 10 matiz de tristeza en su expresi
- Page 12 and 13: 12 Me arrastro como puedo hasta una
- Page 14 and 15: 14 tola. Aguardo unos segundos, esp
- Page 16 and 17: 16 mano y apretamos a correr. No no
- Page 18 and 19: 18 CARLOS JAVIER EGUREN HERNÁNDEZ
- Page 20 and 21: 20 su sombrero de ala ancha. Uno de
- Page 22 and 23: 22 improvisado cuchillo estaba en e
- Page 24 and 25: 24 el impulso que la hacía levitar
- Page 26 and 27: 26 Quiero abrir los ojos, sé que e
- Page 28 and 29: 28 continúa-: Ahora sólo estamos
- Page 30 and 31: 30 Max. - Megan, no puedes estar as
- Page 32 and 33: 32 cae implacable sobre nosotros. T
- Page 34 and 35: 34 DIEGO FDEZ. VILLAVERDE EL TEMPLO
- Page 36 and 37: 36 negro como el carbón que estaba
- Page 38 and 39: 38 distinguir algunos relieves en e
- Page 40 and 41: 40 náuseas. Finalmente alcanzó su
- Page 42 and 43: 42 Jack ya estaba cubierto de una p
- Page 44 and 45: 44 friera cualquier tipo de trastor
- Page 46 and 47: 46 - Vete a la mierda. Dante se lev
- Page 48 and 49: 48 la katana para impedir que la le
- Page 50 and 51: 50 nado por su equipamiento y su ma
- Page 52 and 53: 52 la abuela, había conseguido esc
- Page 54 and 55: 54 los del templo ni a mí, y como
- Page 56 and 57:
56 J. R. PLANA HISTRIÓN por J. R.
- Page 58 and 59:
58 larinas del viento, del que cuel
- Page 60 and 61:
60 plan sentados en el suelo o a la
- Page 62 and 63:
62 rás algunas mujeres. No digas n
- Page 64 and 65:
64 pesados, y se remueve en el suel
- Page 66 and 67:
66 mida? La conversación se ve cor
- Page 68 and 69:
68 saltado por el ruido. La mujer s
- Page 70 and 71:
70 - Sí -contesta la mujer. - ¿Qu
- Page 72 and 73:
72 posible, reaccionas tarde y la c
- Page 74 and 75:
74 de esa larga avenida y sabes que
- Page 76 and 77:
76 + Sientes un magnetismo tal que
- Page 78 and 79:
78 Funciona, ella sonríe, te mira
- Page 80 and 81:
80 58 - ¡Soy guapa! ¡Soy guapa co
- Page 82 and 83:
82 tienes frente a ti, está claro
- Page 84 and 85:
84 está medio en penumbra, unas co
- Page 86 and 87:
86 cupada. Te vuelves a cagar en la
- Page 88 and 89:
88 - ¿Qué será eso? -pregunta el
- Page 90 and 91:
90 arriba -dice y desaparece tan es
- Page 92 and 93:
92 veces y la criatura te sigue de
- Page 94:
94 Revisión de las extrañas y ret