Capítulo Final - The Philadelphia Church of God

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separó a Palestina en una región árabe y
una judía. Cuando el mandato británico
expiró en mayo 14 de 1948, las tropas británicas
se retiraron. Los judíos declararon
rápidamente la creación del Estado de
Israel, obteniendo reconocimiento inmediato
de varias naciones occidentales.
Las naciones árabes que rodeaban a
Israel reaccionaron iniciando una guerra
que duró un año. Escasa de personal, mal
equipada y sin preparación, la resistencia
de la valiente e inexperta nación judía, no
solo obtuvo la victoria final, sino además
obtuvo territorio adicional en el proceso.
La opinión mundial reconociendo la
valerosa resistencia de Israel, y cautivada
en la ola de simpatía hacia los judíos
que recorrió al mundo inmediatamente
después del Holocausto, en general vio
con agrado su lucha por
sobrevivir.
A medida que los esfuerzos
mundiales de reconstrucción
continuaron desde
mediados de la década de
1940, durante los años 1950
y hasta comienzos de los
años 1960, los medios masivos
todavía estaban bajo la influencia
de informar los hechos según la tradición
de Edward R. Murrow de Estados
Unidos. Así, la nación de Israel obtuvo
en general atención justa a los ojos de la
anterior generación de periodistas familiarizados
con su historia durante e inmediatamente
después de la guerra. De
hecho, la opinión mundial con respecto
a Israel era tan alta que acogió de buena
gana las famosas novelas históricas de
León Uris documentando las dificultades
y tribulaciones del éxodo de muchos
judíos desde que fueron perseguidos en
Rusia y Europa hasta que establecieron
una nueva patria en Palestina, rodeada
por enemigos islámicos.
Esta opinión positiva de la nación de
Israel fue fortalecida aún como resultado
de la famosa guerra de los seis días en junio
de 1967. En esa breve y triunfante defensa
de Israel, una vez más enfrentando
desigualdades enormes, los judíos fueron
vistos como héroes al haber estado sobrepasados
grandemente en números y
combatiendo valientemente a las naciones
enemigas vecinas, deteniéndolas mucho
más allá de sus propias fronteras.
Decadencia de su imagen
Ahora, menos de 40 años más tarde, la
una vez pequeña y valerosa Israel, cansada
y desgastada por décadas de sacrificio
de vidas judías para proteger sus propias
M U N D O O R I E N T E M E D I O
ENFOCADA
Una video cámara hace
sombra mientras apunta
a ciudadanos israelíes,
el pueblo con mayores
reportajes
en el mundo.
fronteras en disminución, es estimada
como el enemigo, y sus perseguidores
como los héroes que luchan por reclamar
una patria.
Pero ¿qué sucedió? ¿Cómo fue que esta
nación valiente y pequeña de los pueblos
Davídicos ha caído tan poderosamente
ante la opinión de un mundo inestable
que ahora la coloca en el papel de paria,
y a sus enemigos mortales que están decididos
a eliminarla como los héroes? ¿Qué
cambió la imagen pública de Israel?
Mucha de la culpa debe ser asignada a
aquellos a quienes el comentarista público
norteamericano Alvin Toffler describió
alguna vez como los “formadores de
opinión” de la sociedad (a quienes ahora
llamamos los “manipuladores de las noticias”),
aquellos que tienen el poder de
la prensa y los medios masivos
y quienes interpretan
los eventos a fin de promover
sus propios intereses
egoístas. Los periodistas
y maestros de los medios
tienen gran culpa aquí.
Pero no menos culpable
es el público crédulo, la gente
que se pega a la pantalla por la noche
en la sala de su casa, permitiendo que el
pensar de los medios de su elección sea
transferido sin cuestionamientos a sus
mentes poco ejercitadas.
Según la interpretación de los medios
masivos, las noticias han sido moldeadas
desde su origen en el campo informativo
de los hechos y los eventos verdaderos
para convertirse simplemente en otro
programa “de la vida real”, editado,
mezclado y exagerado, repleto de piezas
de sonido diseñadas para estimular los
sentidos y complacer los bajos deseos de
la humanidad en un esfuerzo por entretener
las masas ignorantes. Si se vende,
se sigue emitiendo.
Pero, ocasionalmente un destello de
realidad brilla a través de la pantalla
viniendo de la mente de un buscador genuino
de la verdad. Recientemente uno
de esos destellos emanó rápidamente en
el horizonte de confusión de las masas
de la escritora de Nueva York Stephanie
Gutmann.
El libro de Gutmann recientemente publicado,
La Otra Guerra, es una exposición
brillante de la manipulación de los medios
que ha cambiado exitosamente la opinión
pública después de las guerras, de una opinión
asombrosamente simpatizante de los
judíos, a una posición donde, a la vista pública,
la diminuta Israel se ha convertido
en un paria obstinado a la destrucción de
TROMPETA DE FILADELFIA JULIO 2006
los “infortunados” palestinos. Gutmann
cita una encuesta hecha en 2004 en la cual
el 68 por ciento de los alemanes estuvieron
de acuerdo en que Israel dirige ahora una
“guerra de exterminación” contra los palestinos;
esto a pesar del hecho que hay 10
veces más palestinos hoy de los que había
en 1920, pero menos judíos. Esto, viniendo
de gente que alguna vez apoyó un régimen
que fue totalmente responsable por la
reducción en masa de la población judía
global, es un bocado difícil de pasar. ¿Pero
cómo cambió la mente colectiva alemana
de, una de remordimiento público por el
crimen de genocidio contra los judíos, a
una de acusar a la víctima del Holocausto
del mismo pecado de su causante?
Manipulación de los medios
Gutmann, en su estilo maravillosamente
único y políticamente incorrecto,
va al meollo de exactamente cómo los
medios han manipulado el escenario del
Oriente Medio para presentar un punto
de vista abrumadoramente negativo. Su
argumento es que Israel, aunque tiene una
historia de éxito en sus campañas militares,
simplemente ha sido con el tiempo,
básicamente derrotada ante los medios.
Es un hecho que, por ser una sociedad
abierta Israel bien pudiera estar sobrecargado
con la más alta concentración
de reporteros per cápita. Un crítico del
libro de Gutmann observó que ella resalta
el hecho que “Esta atención obsesiva
necesariamente se distorsiona, al poner
la guerra entre israelíes y palestinos en
una luz dramática e histórica mundialmente”
(Claremont Review of Books,
invierno 2005-06). El caso de Gutmann
sobre la distorsión de la situación en Israel
de parte de los medios se dramatiza
más efectivamente con una comparación
simple de estadísticas: las víctimas en
otras crisis internacionales recientes durante
la década pasada, comparadas con
las de la crisis entre israelíes y palestinos.
Considere: La primera guerra entre rusos
y chechenios, 50.000 víctimas en dos
años. El genocidio de Darfur, 300.000
en tres años. La segunda guerra civil del
Congo, 3,5 millones en cinco años.
Compárelo con la lucha entre israelíes
y palestinos, 4.500 víctimas durante los
pasados seis años.
El mundo ve las imágenes nocturnas
que destellan desde Israel, mientras
permanecen ignorantes de los efectos de
otras crisis mayores en la escena mundial
que, en comparación, reducen a relativa
insignificancia las luchas en Israel. Esto
se debe en gran parte a la incapacidad de
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