nº 217 Marzo 2013.pdf - Apuntes de la Sierra

» artículo
ISABEL
DE VALOIS
Una nueva Isabel entraba en la
vida de Felipe II y sería
conocida como Isabel de
la paz por aportar la
armonía entre los
reinos de Francia y
España y brindar al monarca serenidad y
sosiego, algo que le había sido negado
desde su adolescencia.
Era la segunda de los 10 hijos de
Enrique II de Francia y Catalina de
Médicis. Nació el 13 de Abril de 1546 en
Fontainebleau, a unos 60 kms. de París y
creció bajo la protectora sombra de una
mujer que, además de sagaz política, era una
verdadera madraza. Desde que nació su primer
hijo se entregó al cuidado de su prole, quizá para
compensar el desamor de su esposo que pasaba
su tiempo en brazos de su favorita Diana de
Poitiers. Sin embargo, entre las dos mujeres
inteligentes siempre hubo un pacto tácito que les
hacía “odiarse cordialmente”. Catalina recibía
los honores de la corte y Diana aconsejaba y
entretenía al rey sin que ninguna de los dos dificultara el
camino de la otra.
Isabel creció en una corte galante y llena de intrigas en la
que ya se presagiaba el drama que dividiría a Francia en dos
fracciones encontradas: católicos y hugonotes (protestantes
calvinistas de Francia). Ella estaba destinada a ocupar un trono
y cuando sólo tenía 3 años se la comprometió con Eduardo VI
Isabel de Valois era
la segunda de los 10 hijos
de Enrique II de Francia y
Catalina de Médicis
El matrimonio por poderes se celebró
en la Catedral de Notre Dame de París
el 22 de Junio de 1559 y el rey fue
representado por el Duque de Alba
de Inglaterra, pero la prematura muerte del novio
dejó el acuerdo sin efecto. Se pensó entonces en
el Príncipe Carlos de España, aunque finalmente
se casó con su padre, Felipe II.
El matrimonio por poderes se celebró en
París el 22 de Junio de 1559 y el rey fue
representado por el Duque de Alba. La
ceremonia revistió un gran esplendor, la
novia vestía un traje de seda entretejida
con hilo de oro y cubierto de pedrería; en
la cabeza llevaba una tiara adornada por
un diamante, regalo de sus padres, y en
uno de sus dedos una sortija con un enorme
brillante engarzado en oro, regalo del novio.
Acabada la ceremonia en la iglesia de
Nôtre-Dame y concluido un gran banquete, el
Duque de Alba, siguiendo el rito francés, “tomó
posesión” del tálamo nupcial en nombre del rey
apoyando en el lecho un brazo y una pierna,
retirándose cada uno a sus respectivas habitaciones.
A lo largo de la semana siguiente hubo grandes
celebraciones con banquetes, bailes, justas... que
se vieron interrumpidas cuando en uno de los
torneos la lanza que empuñaba el Duque de Montgomery se
clavó en el ojo del rey Enrique y, diez días más tarde, murió.
Las honras fúnebres de su padre y la proclamación como rey
de Francia de su hermano obligaron a Isabel a permanecer en
París hasta Diciembre. La confirmación española de los
esponsales se fijó en Guadalajara, en el hermoso palacio del
Duque del Infantado. Era una espléndida mansión del arquitecto
La confirmación española de los esponsales
se fijó en Guadalajara, en el hermoso
palacio del Duque del Infantado
Apuntes de la Sierra 15