Gratis - Ayesha Libros

Santiago Carlos Oves Buenos Aires 2213 - 42
lumínicos. Con alguna dificultad levantó la tapa que era
pesada y se metió en el pozo con una agilidad rutinaria; ya lo
había tenido que hacer cada vez que alguna necesidad lo
obligaba a salir.
Después de recorrer el sórdido laberinto que formaba la
tubería llegó al hueco depósito de cemento que le servía de
refugio. El olor rancio del lugar ya era parte de su
respiración cotidiana. Sacó del bolsillo de su abrigo el
microchip, se sentó en el catre y se quedó observándolo
detenidamente. Era un SLI con el que podría reparar la vieja
computer, la misma que estaba ahí, ocupando ese espacio
insignificante sobre esos tablones que servían de mesa, junto
a la pila de libros de tapas ajadas y hojas amarillentas, al lado
de la caja de minicds. Dejó caer el cuerpo hacia atrás. Quedó
con la vista fija en una grieta incipiente que había en el
techo. La casa no es tan grande. La agranda la penumbra, la
simetría, los espejos, los muchos años, mi desconocimiento, la
soledad. No eran sus palabras sino las que había leído en un