La diplomacia coreana en América Latina a principios del Siglo XXI ...

La diplomacia coreana en América Latina a principios del Siglo XXI: cambio y
continuidad de su modelo de vinculación
Luciano Damián
Bolinaga*
Ideas preliminares:
La idea eje del presente análisis es que, el modelo de vinculación de la República de
Corea con América Latina está cambiando, no en su tradicional estructura sino más bien
en su orientación. Los acontecimientos sucedidos, desde la crisis asiática a esta parte, en
la realidad política de la República de Corea ponen de manifiesto la necesidad de
armonizar una vez más su modelo de vinculación con su interés nacional. Estoy
pensando en la consolidación del sistema democrático y la necesidad de replantear el
papel comerciar de Corea del Sur en un mundo lleno de competidores y en él que las
supuestas "alianzas estratégicas" se perfilan como un concepto clave para entender las
relaciones internacionales del siglo XXI.
De frente a esto, nos preguntamos acerca del modelo de vinculación externa de
Corea con América Latina; de si podemos hablar de una diplomacia tradicional hacia la
región y más aún, cuáles son los elementos que se mantienen sin cambio al interior de
ésta y cuáles a su vez los que han cambiado. La pregunta entonces, que pretendemos
contestar es: ¿cómo se articula el actual modelo de vinculación de la República de
Corea con nuestra región y cuál es la tendencia que enmarca la relación a principios del
siglo XXI?
Elementos constitutivos y determinantes de la orientación diplomática coreana
hacia América Latina:
El establecimiento de relaciones diplomáticas con la República de Corea por parte de
los países de América Latina se produjo a partir de mediados de la década del '50 y
justamente fue el primer elemento que constituyó la tradicional diplomacia coreana
hacia nuestra región. Es decir que, en ese entonces, las relaciones se caracterizaban
principalmente por la necesidad coreana de obtener el reconocimiento de Estado, hecho
que permitiría su ingreso a los diferentes foros internacionales (Organización Mundial
de la Salud (OMS), Banco Mundial (BM), etc.) en los cuales podría llevar a cabo la
búsqueda de apoyo político para diferentes reivindicaciones tendientes a modificar una
situación insatisfactoria para su interés nacional. Así fue que, la diplomacia coreana en
América Latina contenía un fuerte diálogo político que la diferenciaba de la desplegada
por otros países asiáticos, en la cual primaba el elemento comercial sobre el político.
A este elemento se sumó un importante matiz cultural, producto de las diferentes
olas migratorias que se sucedieron hacia nuestro continente con posterioridad al
conflicto armado de Corea (1950-53). Producto de éste fenómeno, la influencia de la
comunidad coreana se siente en diferentes grados pero en general en toda la región
latinoamericana.
La permanente transformación del mundo como también de los órdenes y
regímenes internacionales impactan en el sistema internacional afectando la
configuración de fuerzas y la secuencia de ascendencia y descendencia de grandes
poderes (1). Claro está que, mediante el enfoque histórico, podemos demostrar que
muchas veces de un conflicto, generado en la escena regional y que se proyecta al
escenario internacional, surge un Estado o conjunto de estados con la voluntad y a la

fuerza de para imponer una cosmovisión particular del mundo, lo que se plasma en un
nuevo orden internacional.
La culminación del orden internacional de eje bipolar (2) produjo un
relajamiento de los términos de poder que reestructuró la agenda internacional, sentando
a su vez un importante precedente en política internacional: el cambio pacífico de un
orden internacional a otro. En este contexto, la República de Corea, encontró un nuevo
escenario para relacionarse con América Latina, que ya había comenzado a manifestarse
hacia finales de los años '80. De este modo, los lazos comerciales y la presencia de
empresarios coreanos en la región comenzaron a cobrar fuerza.
Se inauguró un nuevo periodo en la relación y que justamente se manifiesta a
partir del ingreso de las dos Coreas a las NU (3), precisamente por aquel relajamiento
de las tensiones internacionales a las que nos habíamos referido. Poco a poco, el peso
comercial de la relación va ganando terreno y justificando la orientación diplomática
coreana en nuestra región.
Con motivo de la visita a nuestra región en noviembre de 2004, el Jefe de Estado
coreano, declaraba que: "mientras en 1981 el volumen comercial entre Corea y América
Latina era de 1.5 mil millones durante los primeros meses de 2004 el mismo ascendió a
12.7 mil millones"(4). Esto se explica, en gran medida, por la necesidad de mantener el
acceso a los recursos naturales que son el elemento clave de la industria pesada
desarrollada por Corea. A este escenario se suma, la posibilidad de incrementar la
cooperación en materia energética (GNC, Atómica, etc.) que en definitiva representa un
atractivo comercial nada despreciable para los países de nuestra región.
Pareciera entonces que, las transformaciones producidas en la estructura
económica y productiva de la República de Corea encuentran un punto de intersección
favorable con la región de América Latina para el desarrollo de una relación comercial
prospera que se manifestó en el incremento comercial a lo largo de los ‘90. En este
escenario, los tradicionales socios de Corea, tanto en materia de comercio como de
inversiones, se encuentran en América Central y en menor medida en el Cono Sur de la
región.
En materia de Inversiones Directas Extranjeras (IDE), el volumen recibido por la
región aún es muy bajo en comparación al porcentaje que detentan otras regiones, sin
embargo, la inversión coreana en nuestra región se mantiene en una tendencia
ascendente y ha producido un desplazamiento de los capitales japoneses (efecto que
también se explica por la continua recesión de la economía japonesa). Claro esta que,
aproximadamente, el sesenta por ciento de la IDE destinada a América Latina se orientó
a sus socios tradicionales: América Central y el Caribe (5).
La crisis asiática de 1997 contrajo dicho proceso de radicación de capitales
coreanos en nuestra región y del flujo comercial en general. Sin embargo, ya para 1999
ambos se reactivaron y la tendencia se ha consolidando en el tiempo. La República de
Corea logró reponerse a dicha crisis rápidamente en comparación con otras naciones del
sudeste y del nordeste asiático.
Por otro lado, si bien evidenciamos una activa diplomacia coreana hacia nuestra
región, que se ha incrementado progresivamente en esta última década, lo cierto es que
aún continuamos siendo una baja prioridad para dicha nación, al igual que para otras del
Este Asiático. Claro que, desde la perspectiva latinoamericana, esto no es muy diferente
ya que, el continente Americano y Europa han representado los espacios tradicionales
donde hemos desplegado nuestra diplomacia: la necesidad de obtener reconocimiento

político, de establecer relaciones diplomáticas, de buscar nuevos mercado, de solucionar
controversias limítrofes fueron algunos de los factores que generaron una cultura
política propiamente eurocéntrica y fuertemente arraigada en nuestras naciones
latinoamericanas que condicionó, en gran medida, nuestra vinculación con las naciones
del Este Asiático
En la actualidad, la importancia que ha cobrado la región del Este Asiático y,
más aún del Pacífico Norte, está produciendo una revalorización de los países que
integran dicha región y entre ellos de la República de Corea en las agendas externas de
los países latinoamericanos. De este modo, la posibilidad de incrementar la vinculación
comercial entre la subregión asiática, en general, y de Corea del Sur, en particular, con
la región de América Latina está condicionada por el diseño de una política exterior que
contemple un modelo de vinculación, con los países del Este Asiático, como verdadera
política de Estado.
La norma general en los gobiernos latinoamericanos es que, el gobierno que
asume quiere desvincularse de lo que ha realizado su predecesor y por tanto, destruye o
guarda en el sótano de la respectiva casa de gobierno las políticas y estrategias
adoptadas por aquel. Esto genera una importante dificultad para diseñar una política de
Estado. Por otra parte, dicha regla encuentra sus excepciones, estoy pensando en el caso
de chileno y mejicano. Cabe aclarar que, cuando hablamos de política de Estado,
estamos pensando en aquella orientación del Estado que se manifiesta en el plano
externo de la realidad política y que supera la alternancia del poder de los diferentes
partidos políticos o las rupturas de régimen político. Es decir que, una política de Estado
no debe necesariamente limitarse al ámbito industrial o de planeamiento de desarrollo,
el pensarlo en estos términos simplifica el concepto y su alcance significativo para las
relaciones internacionales. De modo tal que encontramos políticas de Estado respecto a:
el rol de un país en las NU, la vocación hegemónica de una nación, la reivindicación de
un territorio, etc.
Méjico apostó a incrementar su actividad diplomática hacia la región del
Pacífico Norte. Si bien el TLCN se ha erigido como la piedra angular de las relaciones
mejicanas con el exterior, esto no ha impedido que, dicha nación incremente vínculos
con otras naciones. Así sucedió con Corea, quien ve a Méjico como la puerta de acceso
al mercado norteamericano y que mantiene un importante porcentaje de IDE anclado en
el país. La ubicación geográfica del país, también ha contribuido al diseño de dicho
modelo de vinculación ya que, la nación posee costas en ambos océanos (Pacífico y
Atlántico) hecho que facilita su interacción en ambos lados del mundo y por tanto su
pertenencia a los foros multilaterales regionales (APEC, etc.) no es discutida. Después
de EUA, Japón, Canadá y Alemania, Corea del Sur se ha convertido en el quinto socio
comercial de Méjico. Sin embargo, paralelamente al fortalecimiento de vinculación
comercial con Corea el flujo comercial proveniente de otros países del Este Asiático
hacia dicho país ha disminuido considerablemente (6) cabe preguntarnos, en todo caso,
acerca de cómo afectará esto la entrada en vigencia del reciente acuerdo de libre
comercio firmado con Japón.
Chile es otra nación que, a pesar de los cambios interrégimen, ha sabido
construir una política de Estado. Ejemplo de ello es la acción diplomática chilena
desplegada hacia el Asia Oriental. En la actualidad, Chile es el primer país
latinoamericano que ha logrado concertar un Acuerdo de Libre Comercio, con una
nación asiática: la República de Corea.

Cabe destacar que el progresivo incremento de los vínculos políticos, culturales
y comerciales entre la República de Corea y América Latina se inserta en un marco
condicionado por dos elementos claves: uno, fuertemente vinculado a la mentalidad
oriental, se trata de la fuerte tendencia a la «cooperación internacional con eje en la baja
institucionalidad»; y el otro, una «disminución de los designios geopolíticosestratégicos
norteamericanos en nuestra región», lo que permite un mayor grado de
dialogo político sin la interferencia de la potencia mundial (EUA).
Vale la pena aclarar que, éste último elemento, se presenta como un componente
relativamente nuevo y no implica, en modo alguno, el abandono de la concepción de la
región como zona directa de influencia y de seguridad norteamericana, más aún,
después de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001.
¿Cómo se articula la diplomacia coreana hacia nuestra región?
Como hemos descrito los componentes de la tradicional diplomacia coreana son de
naturaleza política, comercial y cultural. En base al enfoque histórico, agregamos que la
orientación de dicha diplomacia hacia nuestra región ha estado dirigida principalmente
hacia América Central y el Caribe.
Por otro lado, estos elementos se manifiestan al interior de la política externa
coreana, alternando su primacía en cada etapa. Así de 1953 a 1991, el periodo estuvo
caracterizado por el diálogo político y el desarrollo de una comunidad coreana al
interior de la región. De 1991 hasta 2001, la característica estuvo signada en la primacía
de lo comercial en la relación (aumentan los intercambios comerciales y se incrementan
los niveles de inversión en la región). De 2001 en adelante, caracterizado por el retorno
de los temas de seguridad a la agenda internacional que impactan en la regional: la
proliferación nuclear de Corea del Norte, el afamado “eje del mal”, entre otros. Esto sin
embargo, no desmerece el factor comercial sino que ambos matices coexisten en la
relación.
La articulación de la diplomacia coreana presenta rasgos sumamente dinámicos,
es decir que, la tendencia que podemos marcar es una conjugación permanente de su
diplomacia bilateral y la multilateral, con el objetivo de mantener un importante grado
de interacción con nuestra región.
La diplomacia bilateral es la más conocida, se trata de las visitas oficiales de los
Jefes de Estado, de funcionarios públicos acompañados muchas veces por empresarios,
la desplegada por los diferentes órganos diplomáticos y consulares de un país, entre
otros puntos.
La diplomacia multilateral es la que se desarrolla en una organización o foro
internacional/regional. En este punto del análisis desagregamos la misma en:
internacional (NU, BM, OMC, etc.), intraregional (OEA, G. Río y BID, etc.) e
interregional (APEC, FOCOLAE, etc.).
El interés coreano en mantener una presencia continua en nuestra región se
plasma a rasgos generales en el plano bilateral en la actividad consular y diplomática
pero también por las visitas oficiales; y en el multilateral en el de tipo intraregional.
Respecto a éste último plano, Corea es miembro observador de la OEA, participa de las
Reuniones de Secretarios del Grupo Río, y ya se ha convertido en miembro
extraregional del BID (7).
A rasgos generales podemos decir que, la diplomacia coreana ha sabido elegir
cuando optar por una acción bilateral y cuando multilateral. Respecto a esto, vemos

como Corea utiliza la diplomacia bilateral para obtener el apoyo de los países de la
región para su ingreso a un organismo internacional o regional rompiendo su
aislacionamiento, a partir del cual, mediante la diplomacia multilateral podrá ponerse en
marcha la obtención de un determinado objetivo. Esto es lo que conocemos como
«estrategia», un plan sistemático que contempla el análisis de situaciones conforme a
adoptar decisiones y acciones para alcanzar un objetivo mayor. Claro está que, toda esta
articulación de la diplomacia coreana se conjuga con el interés nacional, como concepto
dinámico y de permanente cambio, y con la necesidad de mantenerse su relativa
relevancia internacional en pos de optimizar su inserción en el sistema internacional. El
resultado es claro, la orientación política externa de la República de Coreana.
En el marco del MERCOSUR, la República de Corea presenta un franco de
negociación potencial que lo diferencia de los fracasos anteriores: MERCOSUR/Japón
– MERCOSUR/RPCh – MERCOSUR/ASEAN, etc. Estaría presente la posibilidad de
entablar una negociación desde el bloque con la nación coreana. Claro está que, esto se
subordina a cómo se desarrolle la cuestión de Paraguay, miembro que no sólo ha
fragmentado la política del bloque hacia el Este Asiático, específicamente en la cuestión
relativa al no reconocimiento de la RPCh (reconoce a Taiwán de 1957) sino que incluso
se pone en tela de juicio su continuidad en el bloque económico. Por otra parte, el doble
reconocimiento de Brasil a las dos Coreas no conlleva la rigidez que presenta la praxis
política china frente a la cuestión de Taiwán, esto es el elemento que permite
potencializar la negociación multilateral y no bilateral. Frente a lo cual el bloque
regional se fortalecería en lugar de debilitarse por una profundización de la diplomacia
bilateral que acentúa la relación de poder asimétrica en favor de una contra parte
asiática, como sucedió con la negociación bilateral de estas naciones con la RPCh por el
reconocimiento del estatuto de «economía de mercado». En este sentido, los avances en
la negociación MERCOSUR – India son un claro ejemplo de las pautas a seguir.
Hemos podido establecer la actual importancia que otorga Corea a nuestra
región, hecho que se manifiesta en su participación en los foros y organismos
regionales. En contraposición, ningún país latinoamericano es miembro del Asian
Developed Bank (ADB). Claro que, es fácil presentar el alegato relativo a contar con
recursos económicos y financieros para la concreción de un objetivo tal. Sin embargo, si
entendemos que dentro de la cooperación con eje en la baja institucionalidad que se da
al interior del Asia Oriental, dicho organismo es uno de los pocos foros multilaterales
institucionalizado y por tanto, es clara también la necesidad de demostrar interés
político en participar en cuestiones relativas a la región. Además, esto podría generar
nuevas líneas de crédito para empresas regionales que se encuentran con trabas
financieras para poder exportar e insertarse con mayor continuidad en los mercados
orientales.
Cambio y continuidad de la diplomacia coreana en América Latina: la nueva
tendencia.
La continuidad es fácil de establecer si consideramos que viene dada por el modo en
que se despliega la diplomacia coreana en nuestra región. Es decir que, tanto los
elementos políticos como comerciales y como los culturales se mantienen al interior del
modelo de vinculación que se proyecta en el siglo XXI. Del mismo modo que, la forma
de articularla (diplomacia bilateral y multilateral) lo se explica en base a determinados
temas estructurales en la agenda entre la República de Corea y América Latina:
comerciales, por el tema de materias primas; culturales, por la influencia de la
comunidad coreana al interior de nuestra región, y políticos, porque es la variable

dinamizadora de los otros dos elementos y a su vez la forma de mantener un diálogo
abierto.
El cambio es un poco más difícil de establecer y tiene que ver, a nuestro criterio,
con la orientación de dicha diplomacia. Habíamos dicho que los tradicionales socios
para Corea se encontraban en América Central y el Caribe, sin embargo, a principios del
siglo XXI se evidenció una tendencia creciente de la interacción coreana con los países
del Cono Sur del continente.
Esto se manifestó en el acercamiento coreano-chileno y la concreción de un
acuerdo de libre comercio en el año 2003, en la necesidad de buscar mayores niveles de
cooperación en materia energética, lo cual se presenta una clara oportunidad comercial
tanto para Brasil como para Argentina, entre otros puntos. Considero que no se ha
producido un acercamiento hacia Venezuela, pese a la necesidad concreta de Corea de
asegurarse el acceso al petróleo, porque esto conmocionaría la relación bilateral con los
EUA, aliado tradicional para Corea en el escenario del Pacífico Norte.
Claro que aún, no podemos hablar de una reorientación de la política exterior
coreana en América Latina, esto es tan sólo una tendencia. Sin embargo, debemos
seguirla de cerca ya que, de consolidarse la misma provocaría un desplazamiento de la
tradicional zona de interés coreana a la región del Cono Sur.
Lo cierto es que esta tendencia abre un horizonte de oportunidades para las
naciones del Cono Sur y principalmente para Argentina, Brasil y Chile. Tendencia que,
además, se reafirmo tras la pasada visita del Jefe de Estado coreano, Roh Moo-Hyun, en
noviembre de 2004 a estas naciones. Habrá que analizar entonces, si ellas están en
condiciones y poseen la voluntad necesaria para sacar provecho de esta situación.
La nueva tendencia: el ABC y la República de Corea
Es difícil pensar en una cooperación triangular entre Argentina, Brasil y Chile. Sino
fuera así, es claro que Chile ya sería un miembro pleno del MERCOSUR. Los lazos
culturales e históricos entre estas tres naciones las enmarcan en una permanente
polarización de competidores y aliados.
En el marco de la polarización conflicto-cooperación, la última década del siglo
XX marcó un importante avance hacia el polo de cooperación. Por un lado, la solución a
muchas de las cuestiones limítrofes entre Argentina y Chile y por otro, pese a la crisis
institucional que vive el MERCOSUR, el acercamiento entre Brasil y Argentina son
pautas de un cambio de paradigma en la relación triangular de estas naciones.
Tanto Argentina como Brasil están sorteando las barreras geográficas,
avanzando rápidamente en la construcción de una diplomacia orientada al Asia Oriental,
principalmente a la República Popular China, así lo demuestran los importantes
acuerdos celebrados en el 2004 con motivo de la visita de Hu Jintao a estas naciones.
Por su parte, Chile ha mantenido una clara línea diplomática hacia esta región que se ha
erigido como una verdadera política de Estado. La cooperación entre las tres naciones
sólo puede pensarse en un contexto basado en la tendencia a la baja institucionalidad,
pensando en términos propios de la mentalidad asiática.
En este contexto y con motivo de la última cumbre del APEC, celebrada en
Santiago de Chile, el Jefe de Estado coreano visito estás tres naciones y mantuvo un
importante diálogo político con los máximos dirigentes que se plasmó en una serie de
acuerdos.

Con Argentina, Corea logró el apoyo para su ingreso al BID y una condena hacia
el desarrollo nuclear de Corea del Norte. Por un lado, el gobierno justicialista no ha
retomado la política de doble reconocimiento de los '70 y por otro, estos gestos políticos
socavaron los argumentos académicos sobre las posibilidades de un restablecimiento de
relaciones diplomáticas con Corea del Norte. Además, se logró una importante línea de
crédito entre el Korean Import Export Bank y el Banco Central que beneficiara a
empresas de capitales coreano-argentinos localizadas en el Cono Sur del continente.
También se firmaron acuerdos en materia de cooperación sobre intercambio de
conocimiento tecnológico y telefonía celular.
Brasil, otorgó también su apoyo para el ingreso de Corea al BID y logró
importantes acuerdos en materia de inversión para el desarrollo de infraestructura
portuaria, de nuevas carreteras y en el sector ferroviario. Así mismo, se discutieron
proyectos en materia energética, la cual se presenta como una prometedora área de
cooperación entre ambas naciones y como un interesante punto comercial para
desarrollar.
Cabe destacar que, la mayor importancia comercial - en términos comparativos -
, es detentada por Brasil. Mientras que éste ostenta un valor comercial de U$2.76
billones (U$1.4 en exportaciones - productos electrónicos y automóviles - y U$1.62 en
importaciones - insumos naturales -), la Argentina recién haciende a los U$590
milliones - U$160 millones en exportaciones y 430 millones, en importaciones,
principalmente en materias primas - según las cifras del último año (8).
El caso de Chile es muy revelador producto de que es quién detenta mayor grado
de actividad diplomática hacia la región. Producto de lo cual, los vínculos políticos son
más estrechos que los detentados por las otras dos naciones. Además y como ya hemos
dicho, se produjo la entrada en vigencia del Acuerdo de Libre Comercio, firmado entre
ambas naciones. El interés coreano en Chile se encuentra principalmente en los recursos
minerales y no por ser considerado un mercado importante, en términos geoeconómicos,
como el brasileño. Corea ha manifestado su intención de desarrollar infraestructura que
facilite explotación minera y su salida hacia el Pacífico. Finalmente, ambos líderes
(Lagos y Roh Moo-Hyun), acordaron realizar un estudio en conjunto para establecer un
fondo para la cooperación industrial y tecnológica.
En los últimos cinco años, el potencial de las naciones del ABC, ha sido
revaluado desde la perspectiva del interés nacional coreano. Producto de esto,
presenciamos la tendencia a incrementar vínculos entre estas naciones y la República de
Corea. Hecho que se manifiesta en la mayor interacción entras estas naciones:
ciertamente la necesidad de asegurar el acceso a los recursos naturales, por parte de
Corea, choca de frente a la necesidad de mayores niveles de alta tecnología e industria
pesada por parte de las naciones del Cono Sur.
Ahora bien, la complementación económica entre estas naciones no se discute,
lo que sí debemos promulgar es que, el acercamiento entre estas naciones es un ida y
vuelta. Esto implica que, a la activa diplomacia que Corea viene demostrado en los
últimos años hacia estas tres naciones debe existir una diplomacia equivalente, por lo
menos en términos de voluntad política, por parte de las naciones del ABC. Sin
embargo, esto no es lo que se comprueba en la realidad. A excepción de Chile, para
Brasil y Argentina, Corea ha representado una baja prioridad en materia de política
exterior en relación con otras naciones y dicha tendencia continua primando en el
paradigma que dirige la orientación externa de estas naciones en el mundo.

Debemos entender que, estamos frente a una tendencia que puede o no
fortalecerse. En todo caso, lo importante es seguirla de cerca para poder corroborar los
cambios en las relaciones entre las naciones del ABC y de la República de Corea y más
aún, evidenciar si estamos frente a un verdadero cambio de la orientación de la política
exterior de esta nación asiática hacia la región latinoamericana.
Consideraciones Finales:
Aquella idea formulada a priori y sin comprobación empírica por algunos, de que el
siglo XXI será el siglo del Pacífico y estrictamente del Pacífico Norte, parece hoy
cobrar más fuerza que nunca. Lo cierto es que en la actualidad y en base al análisis
empírico, comienza evidenciarse la primacía de esta última región, en términos de
comercio mundial, con lo cual, es altamente probable que el epicentro neurálgico del
sistema económico-financiero internacional del siglo XXI sea, el Asia-Pacífico y
específicamente el Pacífico Norte. Es por eso que se ha tornado indispensable
incrementar nuestra vinculación con los países del Asia Oriental, entre ellos con la
República de Corea.
Con motivo del ingreso coreano al BID, el embajador de la República de Corea
en los EUA, Seok-Hyun Hong y el vice ministro Dong-Soo Chin del Ministerio de
Finanzas y Economía comentaron que “...hemos lanzado un nuevo capítulo de las
relaciones entre América Latina y el Caribe. El ingreso de Corea al BID será un hito en
la promoción de una asociación con beneficios mutuos para las dos regiones...” (8)
.
La República de Corea es el miembro número cuarenta y siete de dicho
organismo y el segundo del Asia Oriental (Japón ingresó en 1976 como primer país
asiático miembro). De este modo, su ingreso aporta: nuevas ideas y recursos a la
institución para enfocar los temas vinculados al desarrollo, contando una visión
asiática en inversiones para la educación, la tecnología y la promoción de la empresa
con el denominador común de la expansión comercial (9). Dicho acontecimiento
también es reflejo de la creciente y rápida relación económica, financiera y comercial
con América Latina.
En este contexto descripto, las naciones del ABC han representado
tradicionalmente un target de baja prioridad en la orientación del modelo de vinculación
coreano con nuestra región. Sin embargo, esto ha comenzado a modificarse de un
tiempo a esta parte y pese a que el volumen comercial con estos países aún es
relativamente bajo, en comparación al que se detenta con otros países o regiones, la
tendencia a incrementar vínculos es uno de los canales que pueden modificar
positivamente dicha situación.
Tanto el Jefe de Estado argentino como el brasileño han visitado la región del
Asia Oriental, pero sus visitas se limitaron, al igual que otras visitas oficiales, a la RPCh
y en algunos casos al Japón. Dicho así, podríamos formular que, en contraste con la
tendencia que venimos mostrando por parte de la República de Corea de incrementar
vínculos con el Cono Sur de nuestra región, en general, y con las naciones del ABC, en
particular: muchas de ellas han diagramando una diplomacia hacia el Asia Oriental
que postula a la RPCh y al Japón – en algunos casos – como interlocutores en la
región. Podríamos preguntarnos en todo caso acerca de la posibilidad de que, el lugar
detentado por Japón como interlocutor tradicional, en nuestra política exterior con la
región a lo largo de gran parte del siglo XX, sea ahora ocupado, en el siglo XXI, por la
República de Corea. Sin embargo, sin una pronta visita de estos dos mandatarios a la

República de Corea, es un poco probable que se modifique la relevancia otorgada a
Corea en la política exterior de Brasil y Argentina.
Los posibles escenarios que se derivan de la tendencia que postulamos son dos.
Por un lado que, la tendencia a incrementa los vínculos comerciales y políticos con el
Cono Sur por parte de Corea se debilite y que por tanto continúen siendo América
Central y el Caribe la principal zona de interés coreano en el continente Americano. O
que por otro lado, la tendencia se fortalezca y por consiguiente se evidencien dos
efectos: uno político (aumento del diálogo, mayor despliegue de diplomacia, factible de
suceder en el corto plazo) y otro comercial (transferencia de capitales y mayor presencia
de empresarios coreanos en la región del Cono Sur, factible de producirse en el mediano
y largo plazo como consecuencia del efecto político).
Encontramos prueba fehaciente de la voluntad política de la República de Corea
de incrementar sus vínculos políticos, comerciales y culturales con nuestra región, creo
que es hora de que nuestros países avancen en pos de la construcción de una verdadera
política de Estado que incorpore al Este Asiático, y particularmente a Corea, como un
área prioritaria de nuestra política exterior.
CITAS Y NOTAS:
(Antecedentes del Autor). *Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad
Nacional de Rosario (UNR). Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET). Profesor Adscripto de Historia de las Relaciones Internacionales
Contemporáneas y de Política Internacional Argentina en la Facultad de Cia. Política y RR.II.
de la UNR. Profesor del Curso de Ingreso a la carrera de Relaciones Internacionales de la UNR.
Doctorando en Relaciones Internacionales, UNR.
(1) Kissinger, H. – “La Diplomacia”, Fondo de Cultura de México, Méjico, DF, 1995.
Cap. I, págs. 11/22.
(2) La finalización no tiene una fecha clara ya que, se trato más de un cambio pacífico y
progresivo en política internacional que de un quiebre brusco. Así, suele adoptarse la noche de
la caída del muro de Berlín como la fecha en la que quedaría sin efecto el marco políticoestratégico
que había enfrentado a Este y Oeste por casi medio siglo sin embargo, es con la
desintegración del la URSS en 1991 que se produce la desaparición de uno de los dos polos de
la confrontación.
(3) La fecha de ingreso de ambas coreas a las NU es el 17 de Septiembre de 1991.
(4) En http://www.koreaemb.org/archive/2004/11_2/foreign/foreign5.asp, "Roh Seeks
Closer Economic Ties with Argentina, Brazil and Chile" - Declaración hecha por el Presidente
coreano en su visita a los países del ABC, en noviembre de 2004.
(5) Nam-Kwon Mun y Romero L. Quintana - "El Comercio de Méjico con Corea del
Sur en el marco del TLCAN", en Comercio Exterior, Vol. 53, Nro. 12, págs. 1148/54, Méjico,
2003.
(6) Op. Cit.
(7) La República de Corea había demostrado claramente su interés de ingresar al BID,
claro esta que, el mismo tenía una raíz comercial. Esto se explica a razón de que, todos los
miembros (regionales y extraregionales) de dicho organismo financiero regional, pueden
participar de los llamados a licitación de proyectos de infraestructura, lo que representa un
importante beneficio comercial si gana alguna de esas licitaciones. Cabe destacar que el ingreso
formal de la República de Corea al BID se produjo el 16 de marzo de 2005.

(8) http://www.koreaemb.org/archive/2004/11_2/foreign/foreign5.asp - Ibídem.
(9) http://www2.iadb.org/NEWS/Display/PRView.cfm?PR_Num=36_05&Language=Spanish -
"LA REP. DE COREA INGRESA AL GRUPO BID: Nuevo capítulo en las relaciones con
América Latina y el Caribe".
(10) http://www.iadb.org/am2005/issuebriefs_03.cfm?language=Spanish - "El Grupo
BID y la República de Corea".
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