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Memoria Histórica: ¿se puede juzgar la historia?. 2009. FAC

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MEMORIA HISTÓRICA: ¿SE PUEDE JUZGAR LA HISTORIA?<br />

por <strong>la</strong> justicia. Aquí es al contrario. Exagerando podríamos decir que<br />

para el hombre moderno no hay injusticia hasta que hayamos decidido<br />

lo que es <strong>la</strong> justicia. No hay pobres hasta que hayamos decidido lo que<br />

es <strong>la</strong> pobreza. Este tipo de justicia es el que domina hoy en los debates<br />

contemporáneos.<br />

Más allá de sus diferencias, lo que tienen en común los conceptos<br />

antiguo y moderno de justicia es <strong>la</strong> alergia al pasado, el no lugar de <strong>la</strong><br />

memoria. Esto me interesa subrayarlo.<br />

Para los teóricos de <strong>la</strong> justicia contemporáneos, en efecto, el mundo<br />

es un lugar donde hay desigualdades, pero se entiende que esas desigualdades<br />

existentes son producto del azar. Esto es lo contrario de lo<br />

que decía Rousseau, que en cierta forma es el padre de <strong>la</strong>s modernas<br />

teorías de <strong>la</strong> justicia, cuando decía que <strong>la</strong>s desigualdades existentes son<br />

el producto de <strong>la</strong> razón y de <strong>la</strong> voluntad, y por eso <strong>la</strong>s desigualdades son<br />

injusticias.<br />

Entonces, en entender que <strong>la</strong>s desigualdades existentes son sólo desigualdades<br />

(donde no hay por tanto un juicio moral) o decir que son injusticias,<br />

es donde se juega toda <strong>la</strong> sustancia del debate contemporáneo<br />

sobre <strong>la</strong> justicia. Y lo nuevo es que empiezan a alterarse <strong>la</strong>s coordenadas<br />

del debate al aparecer <strong>la</strong> memoria. Con <strong>la</strong> memoria <strong>la</strong>s desigualdades<br />

<strong>puede</strong>n ser consideradas como injusticias y dejan de ser productos del<br />

azar. De alguna manera podemos decir que sólo cuando <strong>la</strong> memoria ha<br />

construido una cultura filosóficamente potente es cuando se ha podido<br />

cuestionar este tratamiento de <strong>la</strong> realidad como desigualdad y, por tanto,<br />

que aparezca el trasfondo de <strong>la</strong> desigualdad como injusticia.<br />

El problema es que si consideramos a <strong>la</strong> justicia so<strong>la</strong>mente como el<br />

tratamiento de <strong>la</strong> realidad como desigualdad dejamos fuera de <strong>la</strong> justicia<br />

muchas injusticias y, por tanto, tenemos que renunciar a una de <strong>la</strong>s prerrogativas<br />

más clásicas de <strong>la</strong> justicia, que es <strong>la</strong> universalidad. No hay justicia<br />

a <strong>la</strong> carta, para consumo propio. Se trata de proponer criterios que<br />

puedan ser aceptados por el otro, y por tanto demandan universalidad.<br />

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