Memoria Histórica: ¿se puede juzgar la historia?. 2009. FAC
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EL CASO PINOCHET<br />
con el Derecho Internacional y también, ahora, con el Derecho interno.<br />
Esta iniciativa ha p<strong>la</strong>nteado un reto al sistema judicial y político español.<br />
Los órganos judiciales españoles, <strong>la</strong> sociedad, tiene <strong>la</strong> oportunidad de reconciliar<br />
su vocación democrática y humanitaria con su pasado.<br />
Yo soy abogado de <strong>la</strong> nieta del Doctor Negrín, último Jefe del Gobierno<br />
Republicano Español, y nuestra voluntad es, descartando toda<br />
sombra de revancha o de rehacer <strong>la</strong> <strong>historia</strong> —cosa por lo demás imposible<br />
y ridícu<strong>la</strong>— contribuir al reencuentro de <strong>la</strong> sociedad españo<strong>la</strong> con<br />
los valores de <strong>la</strong> dignidad humana. Para unos va a ser fácil, para otros<br />
menos por sus antecedentes familiares. Es una oportunidad para romper<br />
el vínculo no con sus familias, a nadie se le pide tal cosa, sino con<br />
los crímenes, distinguiendo unas de otros. Nuestra decisión es muy firme.<br />
Sabemos que el margen de interpretación y aplicación de <strong>la</strong>s leyes<br />
es amplio, entendemos que un tema como el que se acaba de abrir en<br />
España no encontrará fácilmente <strong>la</strong> unanimidad en los Tribunales. Sería<br />
una gran sorpresa. Tampoco hubo unanimidad en Londres durante<br />
<strong>la</strong> discusión del caso Pinochet, y no tenemos por qué esperar que aquí<br />
<strong>la</strong> haya. Pero a lo que sí estamos decididos es a exigir que <strong>la</strong>s leyes sean<br />
aplicadas, y lo estamos haciendo con el mayor respeto a <strong>la</strong> Judicatura<br />
pero, al mismo tiempo, si se me permite <strong>la</strong> expresión, sin concesión por<br />
nuestra parte. Sabemos lo que estamos haciendo, sabemos lo que es <strong>la</strong><br />
fuerza de <strong>la</strong> ley interna y <strong>la</strong> de <strong>la</strong> ley internacional. Obviamente, respetamos<br />
<strong>la</strong>s resoluciones judiciales, pero frente a aquel<strong>la</strong>s que consideramos<br />
incorrectas y que obedecen más bien a <strong>la</strong> inercia de <strong>la</strong> impunidad<br />
vamos a ejercitar, estamos ejercitando ya, todos los recursos, inclusive,<br />
permítaseme el símil, el de aquel niño del cuento de Andersen cuando<br />
seña<strong>la</strong>ndo al Rey dice: «¡Pero si está desnudo!». Cuando observemos<br />
que el Rey está desnudo en <strong>la</strong> aplicación de <strong>la</strong> Ley, lo seña<strong>la</strong>remos, aunque<br />
nos quedemos solos y no seamos escuchados.<br />
No podemos anticipar cuál va a ser <strong>la</strong> decisión de los distintos órganos<br />
judiciales que van a pronunciarse sobre este tema. Ya tenemos un