09.05.2013 Views

Yakka. Año VIII. Número 7 (1996) - Bibliotecas Públicas

Yakka. Año VIII. Número 7 (1996) - Bibliotecas Públicas

Yakka. Año VIII. Número 7 (1996) - Bibliotecas Públicas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

MONOGRÁFICO DE ETNOGRAFÍA<br />

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE YECLA<br />

Servicio Municipal de Publicaciones


Coordinación edición: Liborio Ruiz Molina<br />

Fotografía portada: Ramiro Soria no<br />

Encuademación: Torrecillas - Almansa<br />

Impresión: Yecla-Grafic, s. 1.<br />

Edita: Excmo. Ayuntamiento de Yecla. Servicio Municipal de Publicaciones<br />

Depósito Legal: MU-952-1989<br />

I.S.S.N.: 1130-3581


I. CANTOS, BAILES Y FIESTAS POPULARES.<br />

ÍNDICE<br />

Monográfico Etnografía<br />

El ciclo festivo en Castilla-La Mancha 9<br />

Consolación González Casarrubias<br />

Cantos ocasionales, bailes populares y bailes de cuentas<br />

en la cultura tradicional valenciana 19<br />

Fermín Pardo Pardo<br />

El Folklore en la Región Murciana 27<br />

Salvador Martínez Nicolás<br />

II. RELIGIOSIDAD POPULAR<br />

Las danzas populares en la Fiesta del Corpus Chisti de Valencia,<br />

desde sus orígenes hasta el siglo XX 53<br />

Caries Pitarch Alfonso<br />

Los exvotos pintados en el campo de Requena-Utiel 65<br />

Fermín Pardo Pardo y José A. Jesús-María<br />

Los auroros en la Región de Murcia 69<br />

Salvador Martínez García<br />

La Religiosidad Popular 75<br />

Eduardo del Arco<br />

La devoción popular en Yecla 83<br />

Francisco Javier Delicado Martínez<br />

III. MITOS, HÉROES Y LEYENDAS<br />

Algunas reflexiones sobre el héroe 131<br />

Francisco J. Flores Arroyuelo<br />

Leyendas de la tradición oral en el campo de Requena-Utiel 139<br />

Fermín Pardo Pardo<br />

Leyendas murcianas 149<br />

Salvador Martínez Nicolás<br />

IV. MEDICINA POPULAR<br />

El curandero, personaje y arquetipo 159<br />

Francisco J. Flores Arroyuelo<br />

Superstición y medicina popular 165<br />

Salvador Martínez Nicolás<br />

El mundo vegetal en la tradición del Noroeste de Murcia (Comarca del Altiplano) 173<br />

Emilio Blanco Castro y Ginés Muñoz Verdú<br />

Apuntes y curiosidades sobre superstición y medicina popular en Yecla 179<br />

José Puche Forte


I. CANTOS, BAILES Y<br />

FIESTAS POPULARES


EL CICLO FESTIVO EN CASTILLA - LA MANCHA.<br />

Actualmente a la fiesta se le está dedicando un<br />

gran interés, por parte de los antropólogos y estudiosos<br />

en general, de nuestra cultura tradicional. Prueba de este<br />

interés, es el encontrarnos aquí en Yecla, en estas jornadas<br />

dedicadas al estudio y conocimiento de la cultura<br />

tradicional, a las que he sido invitada a participar, por<br />

lo que les manifiesto mi agradecimiento a los organizadores.<br />

Así pues, resultaría interminable enumerar los<br />

investigadores que han estudiado y analizado el mundo<br />

festivo desde distintos puntos de vista. No obstante<br />

mencionaremos algunos de los pioneros, que ya en la<br />

primera mitad de nuestro siglo comenzaron a interesarse<br />

por este tema. Me estoy refiriendo a don Luis de<br />

Hoyos Sainz, quien en su Manual de Folklore ya señalaba<br />

que «el estudio de las fiestas populares resulta de<br />

gran interés y este nace de confluir en ellas no solo todas<br />

las artes populares, sino la mayoría de las actividades<br />

sociales y económicas de un pueblo».<br />

Algunos años más tarde don Julio Caro<br />

Baroja,también se detiene a analizar estas manifestaciones,<br />

dejándolas perfectamente contextualizadas y analizadas<br />

en numerosas publicaciones. Entre ellas podemos<br />

destacar los tres libros titulados El Carnaval, donde<br />

recoge todo el ciclo festivo de invierno, La Estación<br />

de Amor, en que analiza el ciclo primaveral y finalmente<br />

El Estío Festivo donde se documentan las festividades<br />

de verano y otoño.<br />

Otros antropólogos, entre los que podemos mencionar<br />

a Carmelo Lisón, Honorio Velasco, Joan Prats,<br />

Demetrio Brisset, Salvador Rodríguez Becerra...han continuado<br />

investigando sobre este tema y utilizando distintos<br />

métodos de trabajo,siendo un denominador común<br />

el empleo de los cuestionarios, como gran ayuda<br />

en los trabajos de campo.<br />

Centrándonos en el entorno festivo, todos sabemos<br />

que la celebración de una fiesta siempre ha constituido<br />

un momento importante en la vida del hombre<br />

desde la más remota antigüedad.<br />

Consolación González Casarrubios<br />

9<br />

Genéricamente se ha considerado como un período<br />

de descanso, una ruptura en la realización de los<br />

trabajos cotidianos y un momento extraordinario que<br />

rompe la monotonía de la vida cotidiana.<br />

Pero la fiesta no supone un período de inactividad,<br />

sino de actividad diferente, según afirman algunos<br />

antropólogos, en que una serie de rituales se suceden.<br />

El hombre durante los días festivos cambia de comportamiento,<br />

dedica su tiempo a otras actividades, por<br />

ejemplo en el transcurso de las fiestas religiosas a honrar<br />

de una manera especial a los santos de su mayor<br />

devoción o a sus patronos, a ellos les pide ayuda y a la<br />

vez les da gracias por los favores recibidos, siendo este<br />

el momento de cumplir las promesas realizadas durante<br />

el año.<br />

En cuanto a las celebraciones religiosas hay que<br />

señalar que en España son la mayoría, a diferencia de<br />

otros países en que estas suponen un número muy reducido.<br />

Esta religiosidad, a pesar del paulatino decaimiento<br />

que se está produciendo en las últimas décadas<br />

y al no considerarse ya el estado español oficialmente<br />

católico, podemos señalar que se mantiene viva. La llamada<br />

religiosidad popular supone un condicionante<br />

muy importante en la vida de nuestras gentes y es fácil<br />

apreciar como personas, especialmente en núcleos rurales,<br />

que habitualmente no son practicantes al llegar el<br />

día del santo patrón no faltan a la misa y participan en<br />

todos los actos religiosos que tienen lugar esos días.<br />

Con motivo de otras celebraciones de marcado<br />

carácter pagano por ejemplo el Carnaval, el hombre se<br />

manifiesta u ofrece un comportamiento de liberación<br />

ante la represión sufrida en determinados momentos,<br />

en que esas actitudes serían censuradas.<br />

Pero a la hora de abordar el estudio del mundo<br />

festivo, bajo un punto de vista científico y serio, diversos<br />

condicionantes y elementos hay que analizar para<br />

no quedarnos en la mera descripción.<br />

Partiendo de estos conceptos es muy importante


el no descontextualizar la fiesta, es decir, el tener en cuenta<br />

desde sus posibles orígenes, hasta las circunstancias<br />

que han contribuido a mantenerla, todo ese contexto en<br />

el que se desenvuelve, si aislamos los elementos estos<br />

quedarán vacios.<br />

Actualmente en España se mantiene un importante<br />

número de fiestas, si bien en épocas pasadas este<br />

era mayor. Una primera reducción en el calendario festivo<br />

se produjo a mediados del siglo XVII y una segunda<br />

ya en este siglo, concretamente en 1911. A partir de<br />

esta fecha se ha producido una paulatina desaparición<br />

de celebraciones motivada por diferentes causas tales<br />

como:<br />

-Cambios de vida. Por ejemplo la industrialización<br />

de la agricultura, ha supuesto que se olvide a San Antonio<br />

Abad,conocido vulgarmente por San Antón, pues<br />

los agricultores no recurren a él en solicitud de protección<br />

para sus animales. Estos han desaparecido al ser<br />

sustituidos por las máquinas.<br />

-Emigración. Especialmente de gente joven,que se ha<br />

visto obligada a salir en busca de trabajo. Este grupo<br />

social, que en numerosas ocasiones es el protagonista,al<br />

desaparecer, lleva consigo la supresión de la fiesta. En<br />

otros casos esta emigración se extiende a una buena parte<br />

de la población, lo cual supone la desaparición de otras<br />

celebraciones o el cambio de fecha, con el fin de poder<br />

asistir. Este cambio se constata especialmente en las fiestas<br />

patronales.<br />

-Motivos políticos. Por ejemplo, el Carnaval en la<br />

postguerra fué suprimido y actualmente, con la llegada<br />

de la democracia ha sido la celebración que más auge e<br />

importancia esta teniendo por parte de las autoridades<br />

políticas.<br />

A la vez que hemos mencionado unas causas que<br />

han contribuido a la desaparición de un determinado<br />

tipo de celebraciones, hay que señalar como otros motivos<br />

muy diferentes son los que han contribuido a la creación<br />

y continuidad de toda fiesta en general. Tales motivos<br />

son por ejemplo la creación de nuevos patronos,<br />

otras promovidas por los cambios políticos como por<br />

ejemplo el día de la Comunidad Autónoma a la que se<br />

pertenece...<br />

Con el fin de poder encajarlas y estructurarlas<br />

adecuadamente, se puede establecer una división teniendo<br />

en cuenta principalmente las causas que las motivaron<br />

y el período estacional en que se desarrollan. Así<br />

pues encontramos que el origen de estas celebraciones<br />

puede ser:<br />

Religioso. Son las más abundantes, ya que en<br />

numerosas ocasiones la iglesia ha cristianizado ritos<br />

paganos. Dentro de estas celebraciones hay que distinguir<br />

las consideradas como universales, que se celebran<br />

en todo el orbe cristiano. Regionales, comarcales o locales,<br />

las que se celebran únicamente en una región, comarca<br />

o localidad. En este segundo apartado se conmemora<br />

a un determinado santo que una ciudad o pueblo<br />

puede tener como patrón o simplemente por gozar de<br />

10<br />

gran devoción en ese núcleo. El honrar a ese determinado<br />

santo se hace por dos motivos principalmente:como<br />

acción de gracias por algún favor concedido a toda la<br />

comunidad, como puede ser el haberles librado de alguna<br />

epidemia o peste a toda la población, o por una<br />

petición de protección al santo.<br />

Histórico, conmemorando un hecho acaecido en<br />

ese lugar como puede ser el triunfo en una batalla etc.<br />

Mítico, son las de tradición desconocida.<br />

Gremiales, las que incumben a un determinado<br />

grupo, en relación con su oficio.<br />

Derivadas de los ritos de paso, como son las de<br />

quintos, que solo afectan a los mozos que van a cumplir<br />

el servicio militar. Las de casadas que honran a la Candelaria<br />

o a Santa Águeda.<br />

Todas estas celebraciones se van sucediendo a lo largo<br />

del año por lo que para hacer una descripción y señalar<br />

las características de cada una de ellas lo haremos<br />

siguiendo el año natural o los distintos ciclos estacionales<br />

que en el se van sucediendo.<br />

Tanto unas celebraciones como otras requieren una<br />

preparación y organización que corresponderá a distintas<br />

personas y entidades. Estas frecuentemente son:<br />

-Ayuntamiento o corporación municipal. En los últimos<br />

años se ha producido un incremento en la organización<br />

por parte de las autoridades civiles, creando incluso<br />

nuevos elementos para dar una mayor suntuosidad<br />

a estas celebraciones, especialmente con motivo de<br />

las patronales, en las que más han participado.<br />

-Cofradía o Hermandad.<br />

-Personas particulares en cumplimiento de algún ritual<br />

o acto que les atañe directamente o bien por un<br />

ofrecimiento a un determinado santo o por su estado<br />

dentro de la comunidad, cumpliendo un ritual concreto.<br />

Pero centrémonos en el panorama festivo de Castilla<br />

- La Mancha y especialmente en la provincia de Albacete,<br />

por las similitudes que nos ofrece con su vecina Murcia,<br />

pues no hay que olvidar la unidad histórica y cultural<br />

que ha mantenido con esta provincia y que indudablemente<br />

se manifiesta en sus celebraciones. (Si bien quiero<br />

aclarar que sobre esta provincia no he tenido ocasión<br />

de investigar a fondo. Por ello solamente cuento con<br />

datos muy generales, pues desgraciadamente sobre<br />

Murcia no se ha realizado un estudio profundo, que<br />

globalice a todo su territorio).<br />

Dicho panorama, se nos presenta rico y variado a<br />

lo largo del año, especialmente en los períodos primaveral<br />

y estival. Es en ellos en los que con más asiduidad<br />

se celebran las llamadas fiestas mayores o patronales<br />

de cada localidad y algunas de las instituidas como obligatorias<br />

por la iglesia con participación total de la comunidad.<br />

Tales son la Semana Santa y el Corpus que<br />

gozan de carácter universal.<br />

Este tipo de celebraciones contrasta con las lla-


madas menores, más abundantes en el ciclo invernal.<br />

En ellas la participación de la comunidad suele ser más<br />

restringida, incluso en ocasiones únicamente incumbe<br />

a cierto número de personas en relación bien con su economía,<br />

caso de las de pescadores, agricultores, pastores<br />

etc. o derivadas de los llamados ritos de paso como son<br />

las de mozos, casadas etc.<br />

Por último y siguiendo ese ritmo estacional el otoño<br />

es el período más pobre en cuanto a celebraciones vigentes<br />

se refiere, pero sin olvidar que dentro del mundo<br />

de los rituales y de las costumbres aparecían muchas<br />

de ellas vinculadas con los trabajos agrícolas y que<br />

hoy han desaparecido.<br />

Vamos a tratar de señalar las características más<br />

generales, que se repiten en nuestras fiestas, omitiendo<br />

las poblaciones donde tienen lugar, pues ello supondría<br />

un listado, que no es nuestra intención el enumerar. Únicamente<br />

las nombraremos en aquellos lugares donde<br />

se produzca un ritual muy particular.<br />

INVIERNO<br />

Este período, caracterizado por una serie de ritos<br />

ancestrales, es el que ha sufrido una mayor pérdida por<br />

diferentes motivos, entre los que destaca la emigración,<br />

que ha supuesto un traslado de fechas para las patronales<br />

especialmente.<br />

No obstante contamos con una fecha clave la Navidad,<br />

fiesta universal y en la que una serie de actos externos<br />

se nos muestran, unos profanos como es la cuestación<br />

o aguinaldos que los niños van pidiendo por las<br />

casas.<br />

Otras manifestaciones religiosas, propias de numerosos<br />

pueblos albacetenses son las misas de gozos.<br />

Estas tienen lugar la semana anterior a la Navidad y se<br />

celebran al amanecer. Este ritual se puede dar por desconocido<br />

en el resto de la región castellano-manchega.<br />

Como manifestaciones externas y ornamentación de<br />

los hogares no falta la tradicional instalación de los nacimientos<br />

a base de figurillas de barro, destacando entre<br />

otros focos Murcia por su producción. Pero el recordar<br />

el nacimiento de Cristo no se limita a la instalación<br />

de estos nacimientos medíante figurillas de barro e incluso<br />

con personas humanas. Estos nacimientos vivientes<br />

están proliferando en nuestros pueblos especialmente<br />

encarnados por la población infantil y promovidos por<br />

el sacerdote o los maestros.<br />

Vinculados con estas representaciones vivientes y de<br />

una mayor antigüedad son los Autos de Navidad, que<br />

tan comunes fueron en tiempos pasados. Desgraciadamente<br />

y con el paso del tiempo han ido desapareciendo,<br />

conservándose muy pocos ejemplos de ellos. Concretamente<br />

en Marjaliza (To) y en Valdeganga (Alb).<br />

También muestras de teatro popular son los Autos de<br />

11<br />

Reyes de los que solamente en Albacete se conservan o<br />

se han perdido recientemente como en Salobre, Paterna<br />

del Madera o Víanos donde se mantiene.<br />

Referente a estas muestras de teatro religioso, de las<br />

que como hemos señalado quedan pocos ejemplos en la<br />

región castellano-manchega, hay que señalar como la<br />

vecina Murcia cuenta con varios ejemplos siendo una<br />

de las que conservan un número mayor, dentro del panorama<br />

español. Exactamente se representan varios<br />

Autos de Reyes, que se han dado en pequeños núcleos<br />

a diferencia de las grandes ciudades donde han sido<br />

raras este tipo de manifestaciones. Entre las más conocidas<br />

se encuentra la de Aledo. Si bien no se ha realizado<br />

una investigación en profundidad, sí existe un estudio<br />

de carácter divulgativo, de Juan González Castaño<br />

en «El Auto religioso en España», publicado por la<br />

C.A.M. en 1991. Aquí aparecen este tipo de representaciones<br />

en Alberca de las Torres, Aledo, Cabezo de Torres,<br />

Churra, El Berro (Alhama de Murcia), Mula y<br />

Patiño.<br />

Los actores de tales representaciones son los propios<br />

vecinos que voluntariamente se ofrecen a encarnar<br />

a esos personajes de la vida de Cristo. Se trata de sencillas<br />

representaciones, con escenarios improvisados en<br />

distintos puntos estratégicos de la población o en espacios<br />

cerrados.<br />

En este período navideño son muy frecuentes las<br />

apariciones de Cofradías de Animas, que recorren las<br />

diferentes calles con finalidad petitoria pues van realizando<br />

cuestaciones por las distintas calles del pueblo.<br />

Estas salidas de animeros han sido muy tradicionales<br />

en Albacete, son exclusivamente masculinas y están<br />

constituidas por grupos de hombres que acompañados<br />

de algún instrumento musical recorren las distintas calles.<br />

Estos grupos los podríamos relacionar con los famosos<br />

Auroros de Murcia y con los de diversos pueblos<br />

albacetenses entre los que podemos destacar Peñas de<br />

San Pedro. Si bien la fecha en que hacen su aparición es<br />

distinta pues estos lo han hecho con anterioridad, en el<br />

mes de octubre. Pero el carácter religioso, la participación<br />

masculina y en definitiva ese espíritu corporativo<br />

es común en ellas.<br />

Durante el mes de enero aparecen varios santos muy<br />

festejados en nuestra región, son San Antón, San<br />

Sebastian, San Blas, La Candelaria y Santa Águeda ya<br />

en los primeros días de febrero.<br />

La primera que acontece es la de San Antonio Abad,<br />

conocido vulgarmente como San Antón, que ha sido<br />

considerado como patrón de los animales de trabajo.<br />

De aquí el que en zonas eminentemente agrícolas, como<br />

es Castilla - La Mancha haya gozado de un gran culto.<br />

En la actualidad esta fiesta casi ha caido en el olvido<br />

debido a la paulatina desaparición de los animales en el


medio rural. Entre los rituales no faltaban las vueltas en<br />

número de 3 o 9 alrededor de la ermita del santo con los<br />

animales, la elaboración de panecillos que una vez benditos<br />

ingieren los animales para no contraer enfermedades.<br />

Pero frente a la paulatina desaparición de esta celebración,<br />

al no sentir el hombre la necesidad de implorar<br />

a este santo al no tener animales a los que proteger ha<br />

aumentado la devoción a San Isidro, santo madrileño al<br />

que los agricultores rinden culto y le llevan a bendecir<br />

sus campos.<br />

Durante estas fiestas invernales es frecuente la<br />

aparición de hogueras con un carácter purificador y<br />

profiláctico asi como distintos personajes con cencerros<br />

colgados a la cintura, cuyo ruido es ahuyentador de<br />

malos espíritus.<br />

Unos días después la iglesia festeja a San Sebastián,<br />

que al ser un santo soldado que murió asaetado, los<br />

mozos que se encuentran en edad de cumplir el servicio<br />

militar son los protagonistas de esta fiesta, vistiendo<br />

de forma estrafalaria. La aparición de los «quintos»<br />

o mozos que están cumpliendo el servicio militar, hace<br />

que esta celebración se encuentre emparentada con las<br />

denominadas «de ritos de paso». Asi lo hacen en Malpica<br />

de Tajo (To) los quintos y todos los mozos que lo desean<br />

aparecen vestidos de «morraches», siendo los quintos<br />

los únicos que pueden ir alrededor del Santo, en la procesión,<br />

como deferencia.<br />

Otros personajes como los «botargas» en Guadalajara,<br />

aparecen en estas fechas. Son en definitiva mascaras<br />

fustigadoras que persiguen a la gente, de origen desconocido<br />

ya que unos autores lo entroncan con figuras<br />

aparecidas en épocas romanas durante las celebraciones<br />

de las Lupercalia, otros lo consideran del período<br />

medieval, pero sea cual fuere, lo cierto es que aparecen<br />

en distintos puntos de nuestra geografía, recibiendo distintas<br />

denominaciones, según las zonas, pero cumpliendo<br />

unos rituales muy similares.<br />

Nada más comenzar el mes de febrero se suceden<br />

otras festividades emparentadas con el mundo femenino<br />

como son las de La Candelaria y Santa Águeda. En<br />

ambas las mujeres casadas especialmente con hijos<br />

lactantes son las protagonistas conmemorando la Presentación<br />

de Jesús al templo y también por ser Santa<br />

Águeda una santa a la que cortaron los pechos.<br />

Este día se suceden procesiones a las que acuden las<br />

madres con sus hijos en brazos a ofrecérselos a la Virgen<br />

y como presente entregan dos palomas y una torta,<br />

en recuerdo de los que llevaba la Virgen al templo el día<br />

de la Presentación.<br />

De estas dos celebraciones se encuentra muy arraigada<br />

la Candelaria en toda España, y por supuesto en<br />

nuestra región mientras que a Santa Águeda se la honra<br />

12<br />

más en tierras de Castilla y León, no obstante contamos<br />

con algunos ejemplos en la provincia de Guadalajara.<br />

Entre ambas celebraciones eminentemente femeninas<br />

aparece San Blas, que al ser tenido por patrón contra<br />

las enfermedades de garganta en muchos pueblos<br />

se hace algún pan especial que se bendice. Todos los<br />

presentes a la ceremonia incluso los ausentes, a los que<br />

sus familiares se los guardan, lo comen con el fin de<br />

evitar esta enfermedad. El ingerir estos panes benditos<br />

en unos casos tiene un sentido preventivo, es decir, para<br />

no contraer la enfermedad y en otros, se come cuando<br />

se ha contraído para librarse de ella. Elementos como<br />

cintas, cordones y gargantas de cera aparecen en numerosos<br />

pueblos, colgadas del cuello de las personas, especialmente<br />

de los niños, con la misma finalidad, la de<br />

preservar de males la garganta medíante ritos de magia<br />

de contacto. Una mayor originalidad tienen las gargantas<br />

de plumas, que llevan los niños en la capital<br />

murciana.<br />

Frente a lo generalizada que se encuentra la costumbre<br />

de ingerir panes para no contraer la enfermedad en<br />

algún pueblo albacetense en lugar de constituir un rito<br />

preventivo se hace como acción de gracias, por ejemplo<br />

en Alcalá del Jucar los niños acompañados de sus madres<br />

llevan unas elaboradas «tortadas» o «toñas» como<br />

acción de gracias por haberles librado el santo del mal.<br />

Pero en ocasiones el agradecimiento es tal que se hace<br />

con carácter perpetuo, así al no haber niños en la casa es<br />

un familiar el que cumple el voto.<br />

En algunas poblaciones estos panes se colocan<br />

configurando una especie de pirámide para ser transportados<br />

en andas, como sucede en Yecla (Mu), donde<br />

también el resto de los devotos, que lo desean los llevan,<br />

de menores proporciones y con pequeñas figurillas<br />

pinchadas, durante el recorrido de la procesión.<br />

Entre las poblaciones castellano-manchegas que<br />

honran especialmente a este santo destaca Almonacid<br />

del Marquesado (Cu) donde a pesar de no ser estas fiestas<br />

patronales en casi ninguna población, aqui si se le<br />

honra como patrón. Aparecen unos personajes grotescos,<br />

los diablos que acompañan al santo en sus salidas<br />

por la población.<br />

Pero entre las celebraciones de este período el Carnaval<br />

ha constituido una fiesta móvil pues tiene lugar<br />

a lo largo del mes de febrero, por ser fiesta movible al<br />

estar ligada a la Semana Santa. Esta fiesta eminentemente<br />

pagana esta muy vinculada con la religión cristiana.<br />

Dicha celebración en España sufrió un deterioro tras la<br />

guerra civil al ser prohibida por motivos políticos. Pero<br />

a pesar de tal prohibición numerosas poblaciones continuaron<br />

celebrándola de forma solapada,<br />

Actualmente esta fiesta ha sido resucitada en numerosos<br />

lugares, al experimentarse un cambio político, o<br />

lo que es igual el fin de la dictadura. Así por motivos


políticos llego casi a perderse y actualmente está alentada,<br />

promocionada y patrocinada por los políticos, tanto<br />

en las grandes ciudades como en los pequeños núcleos.<br />

Referente a las características del Carnaval, no considero<br />

necesario el enumerarlas, pues creo son conocidas<br />

de todos. Así pues únicamente nos centraremos en las<br />

que con más asiduidad se repiten en nuestra región.<br />

Pero antes vamos a especificar el tiempo que se<br />

considera de Carnaval. Este varía en cuanto a su duración<br />

ya que para unos antropólogos comienza a partir<br />

de Navidad, para otros desde San Antón y por último,<br />

para los más, únicamente los tres días anteriores al<br />

Miércoles de Ceniza o inicio de la Cuaresma.<br />

Entre las características de esta fiesta una de las más<br />

usuales es el desenfreno y abusos que están permitidos<br />

estos días, a diferencia del resto del año en que son prohibidos.<br />

También la aparición de máscaras generalmente<br />

con inversión de sexos, tratando de no ser identificadas,<br />

lo cual da una libertad inalcanzable el resto del año.<br />

Frente a estas máscaras anónimas aparecen otras identificadas<br />

con originales nombres como es el caso del<br />

«Perlé», personaje que aparece en Herencia (C.R.), o el<br />

llamado «tio del Al-higui al-higui con la mano no con<br />

la boca si». Dicho personaje que aparecía en pueblos de<br />

Albacete llevaba un palo con un higo colgando de una<br />

cuerda el cual iba en constante movimiento y la<br />

chiquillería le seguía tratando de arrebatárselo con la<br />

boca. Pero estos personajes en unos casos, como los señalados<br />

anteriormente aparecen en solitario mientras<br />

que en otros este disfraz acoge a grupos de jóvenes.<br />

En cuanto a la aparición de grupos en La Mancha<br />

han sido muy frecuentes las «murgas» o «charangas»,<br />

que han recorrido las calles entonando canciones grotescas.<br />

Tales murgas fueron nuy populares en numerosos<br />

pueblos de Ciudad Real y especialmente de Albacete,<br />

perdiéndose muchas de ellas en la postguerra y<br />

reanudándose en la actualidad. Pero en cuanto al estrato<br />

social que las componía hay que señalar que eran los<br />

más bajos mientras que los estratos altos no participaban<br />

en ellos sino que lo hacían en cabalgatas, bailes cerrados<br />

en casinos. Esta división social en cuanto a la<br />

participación en los distintos rituales actualmente se ha<br />

unificado mucho más en los ambientes rurales, teniendo<br />

opción a entrar en cualquier local y por supuesto a<br />

participar en los actos sea del estrato social que sea. En<br />

estos grupos también hay que señalar como ha variado<br />

la participación de la mujer a la que habitualmente le<br />

ha estado prohibido el hacerlo directamente en una serie<br />

de rituales y que actualmente se han roto estas barreras.<br />

Distintas bromas como el arrojar harina, salvado,<br />

agua etc. a cualquier viandante que se encuentre por<br />

la calle, el hacer sonar cencerros que los mozos llevan<br />

colgados a la espalda. El quemar estopas, mantear y<br />

13<br />

juzgar a muñecos que encarnan a personajes significativos<br />

en la vida política o simplemente cargados de una<br />

tradición como es el caso del llamado «Faccioso» en Ciudad<br />

Real, el «Periboto» en Letuz (Alb) o «Miercol» en<br />

Lezuza (Alb) Todas estos rituales se repiten con frecuencia<br />

en nuestra región.<br />

El correr los gallos y darles muerte de diferentes formas<br />

como símbolo de animal lascivo y vicioso ha sido<br />

otro de los elementos propios de Carnaval, si bien en la<br />

actualidad este ritual ha desaparecido en parte por las<br />

presiones de la Sociedad Protectora de Animales al considerarlo<br />

un acto cruel y salvaje. Pero frente a estos actos<br />

profanos propios del Carnaval encontramos otros<br />

de marcado carácter religioso como son las Cofradías<br />

de Animas, Ofertorios y Soldadescas. Estas últimas, con<br />

ciertas reminiscencias de tipo militar. Aparecen en diversas<br />

localidades de La Mancha, que ya las vimos con<br />

anterioridad en Navidad. En ellas grupos de hombres y<br />

mujeres piden donativos durante estos días de carnaval<br />

para sufragios por las benditas ánimas del purgatorio.<br />

Cofradías que en algunos pueblos albacetenses se<br />

adelantaron a salir en Navidad.<br />

Dichas cofradías comienzan a hacer sus<br />

cuestaciones nada más terminar la Navidad, la causa<br />

de que salgan en esas fechas se debe a que ahora las<br />

almas de los difuntos andan errantes y no es beneficioso<br />

el que bajen a la tierra en esta época. Por esto se hacen<br />

sufragios y otras prácticas para evitarlo.<br />

Como fin del Carnaval se lleva a cabo el Entierro de<br />

la Sardina, supone la culminación al desenfreno y para<br />

enterrar todos los abusos cometidos estos días y prepararse<br />

a la Cuaresma o época de penitencia.<br />

Para combatir esta época de penitencia y como colofón<br />

de los días carnavalescos en los pueblos de Albacete<br />

ha sido muy tradicional el llamar a la noche del martes<br />

de Carnaval San Reventón por los excesos<br />

gastronómicos que esa noche se hacían. Denominación<br />

que según tengo entendido también se utiliza en Murcia.<br />

Durante el período de Cuaresma los actos lúdicos se<br />

pueden considerar inexistentes, únicamente algunos rituales<br />

de marcado carácter religioso se producen en estas<br />

fechas al ser ésta una época de penitencia. Solamente<br />

y para soportar este período de ayuno y sacrificio se<br />

celebraba una fiesta a la mitad de la Cuaresma, siendo<br />

este un día de asueto y descanso para continuar de nuevo<br />

con la época de penitencia.<br />

PRIMAVERA<br />

Al igual que la Navidad es considerada como fiesta<br />

universal, sucede con la Semana Santa al conmemorarse<br />

la Pasión y Muerte de Cristo.


La forma de manifestar ese dolor es el reflejo del<br />

carácter de cada pueblo como lo demuestra la sobriedad<br />

y seriedad con que se representa en Castilla, frente<br />

a la alegría y colorido de que goza la Semana Santa en<br />

Levante y Andalucía.<br />

Un denominador común une estas celebraciones<br />

en toda España y son esos desfiles procesionales que se<br />

repiten con sus características propias de cada lugar que<br />

les dan una gran personalidad como es el caso de<br />

Aragón, concretamente en Teruel con Alcañiz, Calanda<br />

e Hijar. Albacete con Tobarra y Hellin y Murcia con<br />

Moratalla y Mula, constituyendo la llamada ruta del<br />

tambor.<br />

En cuanto a los orígenes de estas tamborradas,<br />

por encontrar quien tiene la primacía hay diversas versiones,<br />

siendo la más generalizada la que considera este<br />

ritual como característico del reino de Aragón, antes de<br />

su unión con Castilla en tiempos de los Reyes Católicos<br />

por lo que gentes aragonesas, repobladores que llegaron<br />

e estas tierras castellanas, lo trajeron. Estos hombres<br />

se pasan tocando el tambor horas y horas hasta llegar<br />

a ensangrentarse las manos.<br />

Teniendo en cuenta las afirmaciones de Hoyos<br />

Sainz sobre las manifestaciones de las artes populares<br />

en las fiestas, aquí encontramos un caso patente pues la<br />

fabricación de los tambores y bombos es local ya que en<br />

cada uno de estos lugares hay artesanos especializados<br />

en su realización. También como manifestaciones del<br />

arte popular hay que señalar los impresionantes bordados<br />

que lucen los personajes al igual que los mantos de<br />

las vírgenes en los singulares desfiles bíblicos que tienen<br />

lugar en Lorca o en Cartagena (Mu).<br />

Junto a estos desfiles procesionales es frecuente el<br />

representar la Pasión de Cristo por los propios vecinos<br />

de la localidad, que al igual que veíamos en los Nacimientos<br />

vivientes y en los Autos de Reyes, con motivo<br />

de la Navidad, durante esos días se convierten en actores.<br />

Estas representaciones de la Pasión han sido muy<br />

características en Cataluña pero al igual que acontece<br />

con los "nacimientos vivientes", anteriormente citados,<br />

sucede con las "pasiones" que se están creando en numerosos<br />

pueblos donde nunca se han representado.<br />

En nuestra región podemos destacar las<br />

escenificaciones conocidas como Prendimientos que tienen<br />

lugar por ejemplo en Albatana, Fuentealamo, Pozo<br />

Cañada, todas ellas en Albacete y en Ciudad Real aparecen<br />

en Granátula de Calatrava, Aldea del Rey y Calzada<br />

de Calatrava, pueblos cercanos unos de otros.<br />

Ejemplos de estas representaciones tampoco faltan em<br />

pueblos murcianos como Albudeite, Cartagena, Aledo,<br />

San Javier.<br />

La representación de la Pasión de Cristo también se realiza<br />

medíante imágenes articuladas llamadas Descendimientos.<br />

14<br />

Como colofón a la Semana Santa, el Domingo de Resurrección<br />

se quema a Judas, elemento este carnavalesco,<br />

que la iglesia ha cristianizado representando al apóstol<br />

traidor que vendió a Cristo y por traidor es quemado<br />

en las llamas, ritual este muy común en numerosos pueblos<br />

castellano-manchegos y en los murcianos. Este día<br />

no falta la procesión del Encuentro entre Cristo y la Virgen<br />

así como el salir al campo a comer el hornazo,con<br />

un huevo en la parte superior como símbolo de vida,<br />

conmemorando la resurrección de Cristo. Pero esta costumbre<br />

se adelanta en algunos pueblos albacetenses<br />

donde ya lo han realizado en los días de carnaval.<br />

Con la llegada del mes de mayo acontecen una<br />

serie de ritos ligados a la vegetación y a su regeneración.<br />

Todos se plasman en una serie de actos que encarnan<br />

a la vegetación y se representan de diferentes formas<br />

según las regiones. En Castilla - La Mancha los más<br />

habituales son conocidos vulgarmente como «mayos».<br />

Ritos eminentemente paganos relacionados con la vegetación<br />

y el amor que la iglesia ha cristianizado. Pero<br />

la palabra mayo puede presentar numerosas acepciones<br />

como son:<br />

-Plantar el árbol - mayo.<br />

-Colocar enramadas en las ventanas de las mozas<br />

casaderas.<br />

-Emparejar al mozo mayo con la moza maya o lo<br />

que es igual efectuar matrimonios ficticios entre mayos<br />

y mayas.<br />

-Elegir a la maya.<br />

-Cantar canciones denominadas mayos.<br />

Todas estas costumbres se repiten en puntos muy<br />

distantes no solo de nuestra geografía española sino de<br />

otros lugares europeos. Las que se conservan más extendidas<br />

actualmente son los cantos de los mayos, son<br />

estas canciones amorosas que los mozos entonan a las<br />

ventanas de sus enamoradas. Este tipo de canciones de<br />

amor la iglesia las cristianizó dando culto a la Virgen<br />

Maria, por lo que el primero de los mayos se le canta a<br />

la Virgen y el resto a las mozas.<br />

Estos rituales, concretamente las rondas, especialmente<br />

las cantadas a la Virgen se han institucionalizado,<br />

tratando de mantenerlas medíante rondallas o corales<br />

que difieren bastante de las clásicas rondas de mozos.<br />

En esta supuesta institucionalización se ha perdido en<br />

gran parte esa ritualización y en definitiva lo que se trata<br />

de remarcar es esa supuesta identidad, que en algunos<br />

casos esta siendo el motor para rescatar, resucitar e<br />

incluso crear antiguos supuestos rituales convertidos<br />

desgraciadamente en la práctica de un espectáculo más<br />

que en la de un ritual.<br />

Las cruces de mayo, con un matiz mucho más religioso,<br />

también se instalan estos días primeros de mayo,<br />

bien en las iglesias, en las casas o en la calle. Una profusión<br />

de elemento vegetal sirve como adorno de todas<br />

ellas y en torno a ellas se pasa la noche cantando y bailando<br />

. O acuden los mayeros a cantar el mayo de la


cruz como sucede en muchos pueblos de Ciudad Real,<br />

donde con un sentido más religioso, la familia que ha<br />

ofrecido la cruz permanece allí toda la noche.<br />

También en distintos pueblos de Albacete se instalan<br />

las cruces, teniendo una mayor vinculación con<br />

los rituales andaluces pues mientras que en Ciudad Real<br />

tiene un contexto más religioso en Albacete se pasa la<br />

noche en una habitación contigua bailando y cantando.<br />

Pero los rituales en torno a la cruz varían, pues<br />

encontramos su instalación en domicilios particulares<br />

y en la calle, siendo llevada en procesión, lanzándose<br />

docenas y docenas de flores que inundan las andas durante<br />

el recorrido.<br />

Los ritos de inmersión que se practicaban en distintos<br />

pueblos albacetenses, se repiten por las gentes<br />

murcianas, destacando Caravaca de la Cruz por el compendio<br />

de ritos que en torno a la cruz se practican.<br />

Durante esta época primaveral son muchas las<br />

romerías que tienen lugar, siendo Galicia la que cuenta<br />

con un mayor número de estas manifestaciones religiosas<br />

que comienzan en esta época y se continúan durante<br />

el estio. Estos viajes, peregrinaciones o romerías tienen<br />

lugar a un punto determinado que suele ser un bello<br />

paraje, ligado frecuentemente al lugar donde se apareció<br />

la imagen que se venera, incluso antiguos santuarios<br />

paganos que más tarde se cristianizaron.<br />

Estas romerías pueden tener un radio de acción<br />

variable ya que puede ser: local, si a ella sólo acuden los<br />

vecinos de esa población. Comarcal, cuando acuden de<br />

varios pueblos de una comarca, y provincial o regional,<br />

si van de toda la provincia o región.<br />

En estas celebraciones todo gira en torno a la imagen<br />

que se venera, siendo distintas las modalidades que<br />

observamos para ello. La estancia de los romeros es variable,<br />

pues en unos casos permanecen toda la noche en<br />

torno al santuario y en otros únicamente por el día. Particularidades<br />

ofrece también la imagen, en cuanto a su<br />

estancia en la ermita o santuario. Puede ser traída o llevada<br />

desde su santuario hasta el templo parroquial o<br />

viceversa, donde permanece un período de tiempo determinado.<br />

O establecer un intercambio de imágenes<br />

entre dos pueblos como lo hacen los vecinos de Alborea<br />

(Alb) que traen a la Virgen de los Remedios y se deja a<br />

la de Villatoya que es la Virgen del Carmen. Pero este<br />

trayecto a veces se realiza corriendo como sucede en<br />

Peñas de San Pedro (Alb) o en Mota del Cuervo y San<br />

Clemente (Cu), donde los mozos romeros que lo han<br />

subastado, tras una reñida puja, llevan corriendo la imagen<br />

hasta su santuario y viceversa.<br />

En las romerías, sean del tipo que sean, se repiten<br />

los actos religiosos de la misa y la procesión, se cumplen<br />

promesas y a veces se acompañan de danzas que<br />

ejecuta un grupo de danzantes, siendo estas de las de-<br />

15<br />

nominadas de palos frecuentemente.<br />

Continuando con la primavera y durante el mes<br />

de mayo era muy frecuente el hacer rogativas, costumbre<br />

esta en retroceso siendo muy pocos los pueblos que<br />

continúan realizándolas. La finalidad era el solicitar<br />

agua para los campos, incluso en algunos pueblos al<br />

santo se le sumergía en agua o se le colgaba una sardina<br />

al cuello para que sintiera sed y enviase agua del cielo.<br />

El realizar estas rogativas, hecho muy frecuente en zonas<br />

agrícolas, en esta época, es debido a que es un momento<br />

de vital importancia para las cosechas de los frutos<br />

del campo y la llegada del agua oportunamente es<br />

de vital importancia.<br />

El domingo de Pentecostés, destaca una celebración<br />

de marcado carácter histórico, es la llamada<br />

Caballada de Atienza (Gu). En ella se conmemora el hecho<br />

de salvar los arrieros atencinos a Alfonso <strong>VIII</strong> de su<br />

tio Fernando II, en el siglo XII, concretamente en 1162.<br />

Este tipo de celebraciones encajaría en el apartado, que<br />

señalamos como fiestas de origen histórico.<br />

Entre las consideradas universales, destaca la del<br />

Corpus Christi, que se celebra 10 días después de Pentecostés.<br />

Todos sabemos que esta fiesta fue creada por<br />

la iglesia como consecuencia de una visión transmitida<br />

por una monja del distrito de Lieja en el siglo XIII, que<br />

posteriormente fué instituida por los pontífices, llegando<br />

Juan XXII a instaurarla oficialmente en 1316 en todo<br />

el orbe cristiano. Actualmente ha sido trasladada al<br />

domingo más próximo.<br />

Este día es el único de todo el año que se saca en<br />

procesión la Sagrada Forma, en la custodia, bajo palio,<br />

por las calles de cualquier población, desde los más recónditos<br />

lugares a las más importantes ciudades. La<br />

creación de esta fiesta hizo que grandes orfebres creasen<br />

impresionantes custodias de un valor incalculable<br />

para proteger y pasear a Cristo este día. Entre estas obras<br />

de arte podemos destacar la de Toledo, Sevilla etc. que<br />

actualmente se exhiben en este día. Son elementos característicos<br />

de este día el adornar las calles con elementos<br />

vegetales, simulando alfombras de flores y colgaduras<br />

en las fachadas y balcones. Instalar altares en las<br />

calles y en los domicilios con el fin de que el sacerdote<br />

se detenga con la custodia para descansar unos momentos<br />

e impartir la bendición. Lanzar pétalos de rosas al<br />

paso de la Custodia, los niños que ese año han recibido<br />

la Sagrada Comunión. Interpretar danzas rituales durante<br />

el recorrido procesional. Autos Sacramentales o<br />

muestras de teatro popular que proliferaron durante los<br />

s. XVI - X<strong>VIII</strong> y casi perdidos en la actualidad, conservándose<br />

algunas reminiscencias de ellos. Desfiles de<br />

Apóstoles con Jesús, de los Gremios de la población y<br />

del estamento religioso y civil de cada lugar.<br />

El personalismo y originalidad se plasma en Camuñas<br />

(To.) donde las cofradías de Pecados y Danzantes<br />

figuran en la procesión, interpretando una danza que


ien podría tratarse de una reminiscencia de los antiguos<br />

Autos Sacramentales, ya mencionados. En otras<br />

poblaciones como Valverde de los Arroyos (Gu) o<br />

Porzuna (C.R.) para dar un mayor realce y boato a esta<br />

procesión un grupo de mozos o de hombres interpretan<br />

danzas rituales, muy viriles e impregnadas de gran<br />

fuerza.<br />

Entre las ciudades castellano-manchegas ni que decir<br />

tiene la importancia del Corpus toledano con sus<br />

calles entoldadas y la aparición de la inigualable custodia<br />

de Arfe. Muy diferente resulta la procesión de<br />

Guadalajara en la que los miembros de la Cofradía del<br />

Santísimo Sacramento encarnan a Cristo y a cada uno<br />

de los apóstoles, debiendo cumplir distintos preceptos<br />

que no pueden olvidar.<br />

VERANO<br />

Comienza el día de San Juan, donde una vez más<br />

podemos señalar como la iglesia cristianizó la celebración<br />

de una fiesta solar con motivo del solsticio de verano,<br />

bajo la advocación de San Juan. Referente al solsticio<br />

hay que señalar, que como todos sabemos, actualmente<br />

tiene lugar el 21 pero los ritos unidos a la noche de San<br />

Juan han tenido tanta fuerza que se han quedado desplazados<br />

del solsticio propiamente dicho, para plasmarse<br />

en la noche de San Juan.<br />

Es esta una noche cargada de ritos, creencias y supersticiones<br />

y en definitiva podríamos decir que es la<br />

noche mágica por excelencia. Creencias y ritos relacionados<br />

con el agua, el fuego y la vegetación con un sentido<br />

purificador, profiláctico, regenerativo y amoroso se<br />

repiten en puntos muy distantes de pueblos europeos,<br />

americanos y de otras culturas orientales.<br />

Una serie de rituales se repiten durante la noche, encontrándose<br />

entre los más generalizados el adornar las<br />

ventanas de las casas, donde hay mozas casaderas, con<br />

ramas de árboles, si bien hay que destacar que no todos<br />

tienen idéntico significado, hecho que ya hemos mencionado<br />

al hablar de los ritos propios del mes de mayo.<br />

La celebración de fiestas patronales también se repite<br />

constantemente durante este ciclo. Diversos motivos<br />

han hecho el que esta época, cargada de trabajo en zonas<br />

agrícolas, también esté repleta de celebraciones.<br />

Recientemente este número de fiestas patronales se<br />

ha visto incrementado por el traslado de muchas, que<br />

tradicionalmente se celebraban en invierno, a este período<br />

dado la importante emigración que han sufrido<br />

muchos de los núcleos rurales, a las grandes ciudades<br />

en busca de trabajo. Así pues al realizarse en esta época<br />

estival pueden acudir y demostrar que han conseguido<br />

un mayor poder adquisitivo, pues al tratarse de población<br />

que ha emigrado y retorna al pueblo, tiene que demostrarlo<br />

entre sus convecinos. Este despilfarro se pue-<br />

16<br />

de apreciar en los ofrecimientos que hacen al santo que<br />

se conmemora, siendo en muchos casos motivados como<br />

acción de gracias a un determinado santo o virgen, llegando<br />

en algunos casos a quemar billetes de dinero, ante<br />

la imposibilidad de poder acceder a depositarlo en el<br />

trono de la imagen como sucede con la Virgen de Cortes<br />

en Alcaraz (Alb.) o en otros lugares pagando importantes<br />

sumas de dinero por coger los brazos de las andas<br />

o adquirir productos en la subasta efectuada ante la<br />

imagen.<br />

El fenómeno de la emigración, en otros casos<br />

como es la celebración de las fiestas de Carnaval, ha<br />

supuesto el que manteniéndose en su ciclo estacional<br />

hayan variado los días, propiamente dichos, pues del<br />

lunes y martes de Carnaval se han trasladado al fin de<br />

semana más próximo. Estos traslados de días laborables<br />

a festivos se han repetido en diversas celebraciones<br />

durante los distintos ciclos motivados por las causas<br />

anteriormente señaladas.<br />

Esta época estival también está cargada de celebraciones<br />

de reciente creación que se han instaurado durante<br />

esta última década en la mayoría de los casos. Son<br />

estas celebraciones entroncadas con la exaltación del<br />

ausente, del turista, del anciano etc. es decir, motivadas<br />

por elementos ajenos a la vida de la comunidad pero<br />

que la transforman.<br />

Actos religiosos como es la novena preparatoria,<br />

seguida de la misa y procesión el día de la fiesta se repiten<br />

como rituales comunes a estas celebraciones. También<br />

es frecuente el interpretar algunas danzas rituales,<br />

bailes típicos de la zona e incluso vestir la indumentaria<br />

propia del lugar o región, costumbre implantada recientemente<br />

o simplemente incrementada por la creación<br />

de las autonomías, siendo las propias autoridades<br />

civiles las que incitan a vestir ese día de esta guisa tratando<br />

de crear así una reafirmación propia de cada lugar.<br />

Para terminar nada más mencionar como en el<br />

esquema de la fiesta patronal se está produciendo una<br />

cierta uniformidad, es decir, una serie de espectáculos<br />

llegados de fuera y no tradicionales están apareciendo<br />

como denominador común en todas ellas. Estos actos<br />

surgen en numerosas ocasiones al mover a los organizadores<br />

el afán de tratar de dar un mayor realce y vistosidad<br />

a la celebración, movidos en parte por un cierto<br />

reclamo que atraiga a gentes de otros pueblos. O en<br />

ocasiones llevados por ese tópico de reafirmar la supuesta<br />

identidad regional, inexistente en numerosos casos.<br />

Como innovaciones con frecuencia encontramos<br />

pregones de fiestas, elecciones de reinas, utilización de<br />

supuestos trajes regionales, corridas de toros con los<br />

correspondientes encierros.<br />

En los actos religiosos también se contemplan novedades<br />

como por ejemplo las ofrendas florales al Patrón/


a copiadas indiscutiblemente de otras zonas o las pujas<br />

y subastas, llevadas a cabo de forma solapada tras la<br />

reciente prohibición por las autoridades religiosas.<br />

En definitiva este afán por engrandecer y exaltar<br />

nuestras fiestas, especialmente las patronales, hace que<br />

se uniformicen y pierdan esas características peculiares<br />

que las diferenciaban entre sí, respondiendo al cumplimiento<br />

de distintos rituales. Estas recientes innovaciones<br />

en numerosas ocasiones, únicamente son fruto de<br />

un determinado protagonismo que pretenden adquirir<br />

las corporaciones municipales con fines electoralistas.<br />

Dichas innovaciones en ocasiones se mantienen o suprimen<br />

en relación con el partido político que se encuentre<br />

en el poder en ese momento.<br />

En ocasiones estos actos de reciente creación llevan<br />

consigo la institucionalización de una celebración<br />

motivada por acontecimientos de índole política como<br />

es el caso del Día de la Región. En otros casos en relación<br />

con la emigración sufrida en la población como son<br />

las llamadas Día del Ausente. También se han producido<br />

cambios de culto a determinados santos derivados<br />

de los cambios tecnológicos como por ejemplo los cambios<br />

de locomoción han sustituido a San Antón, patrono<br />

de los animales por San Cristóbal, patrono de los automovilistas.<br />

Frente a estos fenómenos innovadores tanto en<br />

las fiestas tradicionales como en la creación de nuevas<br />

festividades, aún se mantienen celebraciones patronales<br />

que guardan ritos ancestrales, heredados de los mayores,<br />

entre los que merece destacar esas danzas rituales,<br />

loas y en definitiva la práctica de rituales heredados<br />

y transmitidos de padres a hijos que no deben olvidarse.<br />

OTOÑO<br />

Para concluir con las celebraciones cíclicas,<br />

únicamente nos falta el período otoñal. Desde el punto<br />

de vista lúdico o festivo se caracteriza por la escasez y<br />

pobreza en cuanto a celebraciones. En esta época los<br />

espíritus reposan, la tierra duerme y las semillas germinan,<br />

asi pues todos esos ritos regenerativos, de vida etc,<br />

imprescindibles en otros momentos del año, en esta<br />

época no son necesarios, todo transcurre en paz y sin<br />

grandes acontecimientos.<br />

No obstante, algunas celebraciones tienen lugar<br />

y merecen destacarse, así sucede con la Virgen del Rosario,<br />

la Virgen del Pilar, Todos los Santos, o con la<br />

Inmaculada Concepción, siendo estas dos últimas las<br />

que más importancia y en un mayor número de localidades<br />

se celebran.<br />

En cuanto a la fiesta de Todos los Santos hay que señalar<br />

que este día tienen lugar numerosos ritos en torno<br />

a los difuntos, ya que al no ser festivo el 2, día propio de<br />

17<br />

los difuntos, actos y rituales de este día se han pasado<br />

al 1 al ser este festivo. Una serie de sufragios se repiten<br />

durante todo el mes por las almas de los difuntos ya<br />

que en esta época bajan a la tierra y hay que tenerlas<br />

contentas. Durante esa noche ha sido muy común el<br />

contar relatos vinculados a las ánimas ya que durante<br />

esa noche bajan a la tierra, pululan por las casas, de aqui<br />

la costumbre, que en algunos lugares se tapasen las cerraduras<br />

de las puertas de las casas para evitar su entrada,<br />

con gachas o puches, comidas muy usuales en<br />

Castilla durante este día.<br />

Sin duda alguna la celebración más importante durante<br />

este período es la conmemoración de la<br />

Inmaculada Concepción de Maria, fiesta eminentemente<br />

española ya que España se preocupó muy especialmente<br />

en conseguir el dogma de Maria Inmaculada. Personajes<br />

de muy distintos estamentos se ocuparon de ello,<br />

incluso los monarcas, distinguiéndose la gran preocupación<br />

de Juan I de Aragón, que en 1391 expidió un<br />

decreto en Zaragoza por el que mandaba se celebrase<br />

anualmente la festividad de la Concepción de la Virgen<br />

en la capilla de su palacio real de Barcelona. Otros monarcas<br />

como Fernando III el Santo, los Reyes Católicos,<br />

Carlos V y Felipe II también se interesaron en conseguir<br />

este dogma que no se logró hasta que Pio IX lo promulgó<br />

el 8 de diciembre de 1854. Esta celebración festejada<br />

en todos los lugares de España, goza de una especial<br />

relevancia en nuestra región en Horcajo de Santiago<br />

(Cuenca) y por supuesto en Yecla (Mu), donde la bajada<br />

de la Virgen es algo irrepetible el resto del año.<br />

FIESTAS INTEMPORALES<br />

Al señalar los ritos que con motivo de las diferentes<br />

fiestas se desarrollan, algunos se repiten en los<br />

distintos períodos, tales como las danzas rituales, diversas<br />

muestras de teatro popular de carácter religioso,<br />

interpretando en ocasiones escenas de la vida del santo<br />

que se conmemora. Muestras de este teatro se pueden<br />

considerar las representaciones de Moros y Cristianos<br />

en las que medíante diálogos de los dos bandos se disputan<br />

la posesión de la imagen cayendo finalmente<br />

siempre en manos de los cristianos. Estas representaciones<br />

se realizan en diversas regiones como son Galicia,<br />

Aragón, las dos Castillas, Levante y Andalucía, teniendo<br />

en cada una de ellas características que las diferencian<br />

del resto.<br />

De todas las más conocidas son las que tienen<br />

lugar en Levante, especialmente en Alicante y Valencia,<br />

siendo aquí la participación de la población más numerosa<br />

y el derroche económico mucho mayor.<br />

El origen de estas celebraciones podemos encontrarlo<br />

a finales del siglo XV y principios del XVI, según<br />

lo han confirmado eminentes investigadores, entre los<br />

que podemos destacar a C. Muñoz Renedo.


Las características que presentan en las distintas<br />

regiones son diferentes y a grandes rasgos las vamos a<br />

enumerar:<br />

Galicia:<br />

-se producen en la zona más castellanizada de<br />

Orense<br />

-pocos personajes, todos a caballo al igual que en<br />

las andaluzas.<br />

-representación con escenario de castillo<br />

- aparición de pólvora<br />

- indumentaria sencilla<br />

Aragón:<br />

- se desarrollan en el centro de la Ribera y<br />

Monegros<br />

- representaciones más complicadas, denominadas<br />

«dances» con distintos actos: danzas de palos y espadas,<br />

diálogo de pastores, lucha del bien y el mal, combate<br />

de turcos y cristianos denominado «soldadesca» o<br />

«morisma».<br />

- ausencia de pólvora.<br />

Castilla - La Mancha:<br />

- danzas de palos entre moros y cristianos, al<br />

igual que en Aragón<br />

- luchas con diálogo entre los capitanes<br />

- presencia de pólvora<br />

- todos los actores a caballo en Toledo, concretamente<br />

en Maqueda, como en Galicia y algunos puntos<br />

de Andalucia<br />

- similitudes con las levantinas, por ejemplo en<br />

las de Caudete (Alb)<br />

Levante:<br />

- derroche económico<br />

- se desarrollan en grandes ciudades<br />

- participación multitudinaria<br />

- abundancia de pólvora<br />

- escenificaciones con un castillo como escenario<br />

durante varios días<br />

Andalucia:<br />

- mayor pobreza<br />

- núcleos de pequeña población<br />

- sencilla indumentaria<br />

- representaciones o diálogos durante la<br />

procesión.<br />

Para terminar únicamente quiero hacer hincapié<br />

en las similitudes existentes entre las celebraciones<br />

albacetenses y las murcianes, como hemos podido comprobar.<br />

Estas semejanzas se reflejan especialmente en<br />

las tamborradas de Semana Santa y en las denominadas<br />

fiestas de Moros y Cristianos, que en nada se parecen<br />

con las del resto de Castilla-La Mancha y mucho<br />

con las levantinas.<br />

18


CANTOS OCASIONALES, BAILES POPULARES Y<br />

BAILES DE CUENTAS EN LA CULTURA<br />

TRADICIONAL VALENCIANA<br />

Dentro de los rituales festivos tradicionales han<br />

destacado siempre los cantos utilizados en la ocasión<br />

concreta de una fiesta o ceremonia de carácter religioso<br />

o profano. Algo semejante ocurre con las danzas, interpretadas<br />

dentro de actos específicos de una determinada<br />

festividad.<br />

En contraposición con la existencia de fechas y<br />

lugares exclusivos reservados para ciertos cantos y para<br />

la mayoría de las danzas, encontramos que los bailes<br />

tradicionales, como los de la actualidad, no estaban<br />

sujetos a unas fechas únicas y concretas marcadas por la<br />

costumbre, sino que su ejecución iba ligada a momentos<br />

de ocio y esparcimiento propiciados por días festivos en<br />

general, por acontecimientos familiares como podían<br />

ser las bodas, los bautizos o las matanzas y también por<br />

épocas de recolecciones en las que participara gente<br />

joven en abundancia, destacando entre ellas la vendimia,<br />

en la que siempre han intervenido hombres y<br />

mujeres.<br />

En varias comarcas valencianas era costumbre<br />

hacer baile cuando moría un niño menor de siete años.<br />

Partiendo de la creencia de que los párvulos, por su<br />

inocencia, son incapaces de cometer pecado y si mueren<br />

en esa edad su alma pasa a gozar de la gloria eterna<br />

directamente, su muerte más bien debía ser motivo de<br />

alegría que de tristeza. Esta es la explicación que se daba<br />

al hecho de que en el velatorio de un albat o albatico se<br />

hiciera fiesta con canto y baile por parte de la juventud<br />

del barrio o del pueblo en donde vivían los padres del<br />

pequeño difunto, el cual llevaba como mortaja una<br />

vestidura blanca como símbolo de su inocencia y de ahí<br />

el nombre de albat (el vestido de blanco).<br />

Los cantos y bailes en los velatorios d'albat o<br />

mortixol eran los habituales y de uso en cada localidad y<br />

en cada época, siendo corrientes en las últimas épocas<br />

las variantes de fandangos conocidos por / 'u o malagueñas<br />

e incluso las jotas. Erróneamente, y a lo largo de los<br />

últimos 50 años de este siglo, se ha venido divulgando,<br />

por los llamados grupos de danzas de ciertas comarcas<br />

valencianas, la idea de que existía una danza fúnebre<br />

Fermín Pardo Pardo.<br />

19<br />

especial para estas ocasiones. Sin embargo, lo único que<br />

podía relacionar el baile libre de los jóvenes asistentes<br />

con el difunto y con la muerte eran algunas estrofas<br />

versadas en el momento y que podían ser alusivas al<br />

niño y su glorificación o bien destinadas a consolar a los<br />

padres.<br />

El baile de velatorio d'albat no era danza ritual<br />

estructurada y por ello carecía de simbolismo y de<br />

representación plástica que se pudiera relacionar con la<br />

muerte. Era un simple baile de reunión festiva de amigos<br />

o vecinos.<br />

CANTOS<br />

Entre los cantos tradicionales utilizados en tierras<br />

valencianas dentro de actos piadosos de la iglesia católica<br />

e incluso los de fiestas de carácter profano destacaremos<br />

como más extendidos los siguientes:<br />

- Cantos de aguilando.<br />

- Cantos de albadas, conocidos como albàs o albaes.<br />

- Cantos de la Pasión y del Vía Crucis.<br />

- Cantos de Rogativas.<br />

- Cantos de los mayos.<br />

- Cantos del Rosario de la Aurora.<br />

- Cantos para la despedida de los quintos.<br />

Cantos de Aguilando.<br />

Se conocen con este nombre o variantes de él<br />

(aguinaldo, arguilando, asguinaldo, guirlando, etc.) a<br />

unas canciones propias del ciclo navideño que eran<br />

cantadas o se cantan todavía, según zonas y lugares, por<br />

grupos de personas con la finalidad de recoger donativos,<br />

normalmente en especie. Tanto a estos donativos<br />

como a los cantos se les denomina en general aguilandos.<br />

En muchas poblaciones valencianas los donativos<br />

de aguilando iban destinados al sostenimiento del<br />

culto parroquial, al funcionamiento de alguna cofradía,<br />

a sufragios por los difuntos o a socorrer a los pobres. En<br />

otros casos era para los quintos, existiendo también


zonas y poblaciones en los que el provecho de lo recogido<br />

revertía directamente en los grupos que lo solicitaban<br />

bien fuera de jóvenes o de niños.<br />

El aguilando es un canto de calle cuyas estrofas<br />

pueden ser de temática religiosa o profana siendo corriente<br />

el que se mezclen.<br />

En la Comunidad Valenciana se cantaban<br />

aguilandos desde la Vega Baja del Segura hasta la línea<br />

que marca el río Turia que a penas la sobrepasan. En las<br />

comarcas que quedan al Norte de este río, sobre todo en<br />

la zona interior, se cantan como equivalentes al aguilando<br />

las llamadas albadas de Navidad, aunque de ellas no<br />

todas se destinan a finalidad petitoria como después<br />

veremos.<br />

En las comarcas del Sur valenciano los aguilandos<br />

tienen semejanza con los que se cantan en Murcia,<br />

estando ligada su interpretación a los grupos de músicos<br />

y cantores conocidos como auroros (Vega Baja del Segura).<br />

En el Campo de Alicante se cantaban para<br />

aguilando los llamados pastorets que solían ir acompañados<br />

de danza como todavía ocurre con los que se<br />

conservan vivos en Mutxamel.<br />

Desde las comarcas de La Marina hasta la Ribera<br />

del Júcar existe una melodía de aguilandos muy generalizada<br />

con sus correspondientes variantes locales y comarcales.<br />

En la comarca de La Costera y algunos pueblos<br />

cercanos de La Ribera existen unos aguilandos que<br />

recuerdan las melodías llamadas Pastorets en el Campo<br />

de Alicante.<br />

En la parte interior de La Costera, Canal Navarrés,<br />

Valle de Ayora y parte del Campo de Requena-Utiel<br />

también se localiza otra familia de aguilandos diferentes<br />

musicalmente de los anteriores.<br />

En la parte alta del Campo de Requena-Utiel, en<br />

poblaciones del Camp de Túria y algunas de L'Horta de<br />

Valencia encontramos aguilandos que tienen cierta semejanza<br />

con las albadas de Navidad del Norte del Turia.<br />

Los llamados Pastorets en Vilamarxant están dentro de<br />

esta familia y se cantan todavía acompañando a<br />

danzantes vestidos de pastores.<br />

En la comarca de L'Horta de Valencia y algunas<br />

poblaciones de la Hoya de Buñol y de la Serranía Baja del<br />

Turia el canto de aguilando utilizaba la misma melodía<br />

que les albaes de esta comarca que van acompañadas por<br />

dulzaina y tamboril. Para cantar el aguilando se prescindía<br />

de tales instrumentos.<br />

Las albadas, albaes o albás.<br />

20<br />

Bajo estas denominaciones se conoce un tipo de<br />

canto que se interpreta o interpretaba en distintas<br />

comarcas valencianas con motivo de fiestas señaladas,<br />

Navidad, Pascua Florida, fiestas patronales, de barrio o<br />

de cofradía. De todo el conjunto existen unas que se<br />

cantan acompañadas de dulzaina y tamboril, mientras<br />

que otro grupo se utilizan instrumentos de cuerda para<br />

su interpretación.<br />

Albadas de dulzaina. Corresponden a este grupo<br />

les albaes de festa de las comarcas del Norte (Els Ports y el<br />

Maestrat). Se cantan de esta manera en las villas y<br />

ciudades pero no en el medio rural. De ellas existen<br />

estrofas para cantar en la iglesia, a las autoridades y,<br />

naturalmente, a las jóvenes. Se cantan una vez al año con<br />

motivo de una fiesta patronal normalmente.<br />

En L'Horta de Valencia y comarcas limítrofes<br />

también acompañan la dulzaina y el tamboril una variante<br />

de albadas (les albaes) cuyas estrofas de cuatro o<br />

cinco versos octosílabos (hexasílabos según la métrica<br />

valenciana) se improvisan por versadores en el momento<br />

de ser cantadas. Se interpretan en muy diferentes<br />

ocasiones festivas y suelen dedicarse a miembros de<br />

asociaciones festeras como cofradías, grupos de clavarios<br />

o clavariesas, comisiones falleras, etc. Las primeras<br />

estrofas van destinadas al Santo, o advocación mariana<br />

a quien se dedican las fiestas y a continuación a cada uno<br />

de los miembros de la comisión organizadora.<br />

En el Valle de Ayora con motivo de la fiesta de San<br />

Blas (Ayora) o de la Pascua Florida (Teresa de Cofrentes<br />

y Zarra) se cantan con dulzaina y tamboril las llamadas<br />

albas con melodías distintas a las anteriores y apoyada en<br />

estrofas con estructura de seguidillas sencillas o con<br />

bordón.<br />

Albadas con acompañamiento de instrumentos<br />

de cuerda.<br />

Dentro de este grupo incluiremos las que se cantan<br />

en Navidad en las comarcas de la Serranía del Turia,<br />

Rincón de Ademuz, Alto Palancia, Alto Mijares, ciertas<br />

poblaciones de la Sierra de Espadán y en la llamada<br />

comarca de L'Alcalatén.<br />

Las albadas de Navidad que se cantan en la iglesia<br />

constan de textos encadenados a base de series<br />

romanceadas de versos o fragmentación por estrofas,<br />

cuyo contenido de tipo realista tiene función didáctica y<br />

explicación o relación de diversas circunstancias del<br />

Nacimiento de Cristo. Tienen más el valor de villancicos.<br />

Las dedicadas a autoridades y a las mozas suelen ser<br />

aduladoras y sirven como canto de aguilando.<br />

Les albaes de Pasqua que se cantaban en el medio<br />

rural en las tierras del Maestrazgo eran semejantes a las<br />

de Navidad en sentido musical. Sus textos, también<br />

extensos, suelen estar compuestos en estrofas de cuatro<br />

versos octosílabos y en castellano, a pesar de que en la


zona se habla valenciano. El contenido es de tipo adulador<br />

y galante por estar dedicado a las mozas y familiares<br />

de las diferentes casas de campo en donde se cantaban.<br />

Tienen el valor de cantos primaverales de cortejo.<br />

Cantos del vía crucis y de la pasión.<br />

El ciclo festivo dentro de la liturgia de la iglesia<br />

católica gira en torno a dos fiestas fundamentales: la<br />

Navidad y la Pascua Florida. La primera va precedida<br />

de cuatro semanas de preparación cuyo conjunto se<br />

conoce como tiempo de Adviento. El tiempo de Cuaresma<br />

son los cuarenta días anteriores a la Pascua y es<br />

período también de preparación y penitencia en recuerdo<br />

de los cuarenta días que Jesucristo pasó en el desierto<br />

antes de iniciar su predicación de tres años que duró su<br />

vida pública.<br />

Durante el tiempo de cuaresma en los días miércoles<br />

y viernes era costumbre en otras épocas realizar la<br />

práctica piadosa del llamado Vía Crucis en el que se<br />

recuerdan y contemplan los catorce momentos más<br />

significativos de la Pasión y Muerte del Señor. Para dar<br />

solemnidad a estos actos cuando se hacían de forma<br />

pública y acudiendo a los tradicionales calvarios en<br />

torno a ermitas, se solían cantar las llamadas cruces o<br />

estaciones con estrofas en las que se aludía a cada uno de<br />

los momentos de fuerte padecimiento que Jesucristo<br />

experimentó antes de su muerte.<br />

Las estrofas de estos Vía Crucis populares suelen<br />

ser cuartetas populares de octosílabos aunque también<br />

las hay que utilizan las estrofas propias de los cantos de<br />

despertar de la Aurora.<br />

Para iniciar la Semana Santa, última de las de la<br />

Cuaresma, y dentro de la misa del Domingo de Ramos<br />

se lee el fragmento evangélico correspondiente a la<br />

Pasión, cosa que se continuará haciendo en otros días de<br />

la citada Semana. Paralelamente a estas lecturas litúrgicas<br />

de la Pasión, en otras épocas en latín, encontramos<br />

versiones de cantos populares de la Pasión cuyo texto<br />

versado en estrofas de cuatro o de cinco versos, normalmente<br />

en castellano, explicaban de una manera realista<br />

y conmovedora todo el conjunto de hechos que precedieron<br />

a la crucifixión y muerte del Señor. Tienen un<br />

valor didáctico para el pueblo llano que no entiende el<br />

latín y solían cantarse por la calle con antiguas y bellas<br />

melodías reiterativas, pero muy bien acomodadas a la<br />

expresión de dolor y penitencia propios de los días de la<br />

Semana Santa. Los textos y sobre todo las melodías de<br />

estos cantos de Pasión rezuman antigüedad lo que explicaría<br />

la escasez de versiones que se han conservado,<br />

existiendo comarcas en las que no se han podido recopilar<br />

ningún ejemplo, como ocurre en las que pertenecían<br />

a los obispados de Tortosa y Segorbe. Aunque no de<br />

forma abundante, como decimos, los cantos de Pasión<br />

catalogados en colecciones de música tradicional valenciana<br />

se localizan dentro de comarcas pertenecientes a<br />

los obispados de Valencia y Orihuela. En la ciudad de<br />

21<br />

Orihuela, precisamente, se conserva y todavía se interpreta<br />

la Pasión, aunque hemos de aclarar que se trata de<br />

una pieza de tipo culto.<br />

Cantos de Rogativas.<br />

La práctica de las rogativas fue muy abundante y<br />

estuvo muy extendida desde la Edad Media hasta el s.<br />

XIX realizándose de forma más esporádica hasta los<br />

años cincuenta del presente siglo.<br />

La rogativa consiste en solicitar a Dios Nto. Señor<br />

y de forma colectiva el perdón de los pecados y la<br />

protección ante los males y catástrofes irremediables<br />

como sequías, epidemias y plagas.<br />

Las antiguas rogativas poseían oraciones y cantos<br />

en latín con melodías lúgubres y plañideras, conservándose<br />

de ellos pocos ejemplos vivos, todos ellos localizados<br />

en las comarcas del Norte, destacando las que normalmente<br />

realizan los famosos pelegrins de la villa de<br />

Les Useres cumpliendo un voto de acudir anualmente al<br />

Santuario de San Juan de Peñagolosa. A este Santuario<br />

siguen acudiendo también los vecinos de Culla y su<br />

término de una forma más simplificada que los de Les<br />

Useres.<br />

A Sant Joan de Castellfort suben de la villa de Catí<br />

y de otras poblaciones del entorno. También es santuario<br />

de rogativas Sant Pere d'Albocasser.<br />

En la rogativa de Morella al Santuario de Vallivana<br />

cada seis años no se interpretan las antiguas melodías<br />

con texto en latín.<br />

En otras comarcas valencianas y quedando arrinconadas<br />

los antiguos cantos en latín, posiblemente a<br />

finales del siglo XIX, se cantaban para las rogativas de<br />

solicitar lluvia, los llamadas Salves de Agua o Salves<br />

Llovedoras en las que, a manera de las Salves del Rosario<br />

de la Aurora, se cantaban a la Virgen para que intercediendo<br />

ante Dios Todopoderoso propiciara la lluvia tan<br />

deseada.<br />

Cantos de los mayos.<br />

Semejantes a los rituales, y en algunos casos a los<br />

textos y melodías de los mayos existentes en tierras de<br />

Castilla la Nueva, aparecen también abundantes ejemplos<br />

de ellos en comarcas centrales valencianas. Son<br />

cantos primaverales de ronda cuya finalidad fundamentalmente<br />

es la de emparejar mozos y mozas de las<br />

poblaciones en donde se cantan con el fin de animarlos<br />

al matrimonio.<br />

Sus textos son extensos, romanceados o fragmentados<br />

en estrofas. La mayor parte de sus versos o estrofas<br />

están destinados a lo que se denomina el retrato, pintar<br />

la dama o pintar el garbo y consiste en describir desde la<br />

cabeza a los pies de forma galante y utilizando los


tópicos cultos y populares de la belleza de la mujer. Las<br />

melodías son casi siempre sencillas y reiterativas muy<br />

enraizadas en formas y ritmos de la música antigua. Los<br />

textos conservan los patrones de la estética de la poesía<br />

galante de la época barroca.<br />

Dentro de los mayos existen los profanos dedicados<br />

a las mozas y los hechos a lo divino dedicados a la<br />

Virgen a la que se le considera como una doncella más de<br />

la población y como tal se le canta emparejándola con<br />

San José.<br />

Existen variantes de canto de los mayos en las<br />

comarcas del Rincón de Ademuz, Serranía del Turia,<br />

Campo de Requena-Utiel, Valle de Ayora y ciertas poblaciones<br />

de L'Horta de Valencia, La Ribera y la Hoya de<br />

Buñol. El caso más aislado y que queda todavía más al<br />

Sur es el de los mayos de Biar que todavía se sigue<br />

interpretando.<br />

La fiesta de los mayos tienen lugar la noche del 30<br />

de Abril en la mayoría de las comarcas. En L'Horta de<br />

Valencia suelen cantarse el primer sábado de mayo o<br />

durante todos los sábados de este mes.<br />

Cantos del Rosario de la Aurora.<br />

La devoción y práctica del rezo del Santo Rosario<br />

dedicado a la Virgen María fue extendido por la orden<br />

religiosa de los dominicos y con posterioridad por los<br />

franciscanos.<br />

A partir del siglo XVI se fundan muchas cofradías<br />

del Santo Rosario en muy diversas poblaciones continuando<br />

en todo el siglo XVII e incluso en el X<strong>VIII</strong>. Estas<br />

cofradías organizaban fundamentalmente los rosarios<br />

callejeros de participación abierta y de forma procesional<br />

y solemne en fiestas importantes y sobre todo a lo largo<br />

del mes de octubre dedicado a la Virgen María por<br />

medio de esta práctica piadosa.<br />

En torno a los rosarios llamados de la Aurora,<br />

porque tenían lugar antes de la misa primera, encontramos<br />

diferentes cantos de los que se conservan todavía<br />

gran cantidad de ejemplos en todas las comarcas valencianas<br />

y en algunos casos con absoluta vigencia como<br />

ocurre en la Vega Baja del Segura o poblaciones aisladas<br />

de otras zonas entre las que podemos citar a Sella en La<br />

Marina, Albalat del Sorells, Vinalesa y Torrent en L'Horta<br />

de Valencia, la Vall d'Uixò en La Plana, etc.<br />

Los cantos de los Rosarios de la Aurora podemos<br />

clasificarlos:<br />

a) Cantos de despertar a los devotos. Se conocen<br />

con el nombre generalizado de Aurora, aunque también<br />

es frecuente el de despertà que en la Vega Baja adopta la<br />

variante de despierta. En ciertas poblaciones se les llama<br />

coplillas (Jalance o Cofrentes) copletas (Cortes de Pallás)<br />

y copletes en algunas localidades de lengua valenciana.<br />

22<br />

Son cantos en cuyo texto se hace referencia al Sto.<br />

Rosario y sobre todo a la Virgen María y sus excelencias,<br />

a Jesucristo y algún Santo. Poseen un tipo de estrofa muy<br />

generalizada que conocemos como estrofa de Aurora y<br />

que es poco corriente en otros cantos religiosos y profanos<br />

de la tradición popular valenciana.<br />

Con el canto de las Auroras, coplillas, despiertas<br />

o despertá se realiza un recorrido por la población a<br />

manera de ronda o pasacalle despertando y avisando<br />

con él a los devotos que han de acudir al rezo o canto del<br />

Santo Rosario que se organiza de forma procesional una<br />

vez acabado el recorrido de la Aurora o despertá. La<br />

Aurora se canta a dos o más voces con o sin acompañamiento<br />

instrumental según zonas.<br />

b) Cantos de las Salves del Rosario. Se conocen<br />

con este nombre a unos cantos que solían intercalarse<br />

entre los misterios del Rosario callejero y se cantaban o<br />

cantan a la puerta de devotos o cofrades que lo solicitan<br />

estando obligados por ello a algún donativo en dinero o<br />

en especie, bien para los cantores o para la cofradías.<br />

Estas Salves poseen textos compuestos a base de<br />

estrofas de cuatro versos normalmente cortos (de cinco,<br />

de seis o de siete sílabas) siendo poco corrientes los de<br />

octosílabos. En su contenido aparecen alabanzas y jaculatorias<br />

a la Virgen María. Se interpretan a dos o más<br />

voces y se acompañan o no con instrumentos, como<br />

ocurre con las Auroras.<br />

c) Oraciones del Rosario. En muchas poblaciones<br />

el Rosario propiamente dicho se rezaba intercalándose<br />

las salves que hemos nombrado entre los misterios. No<br />

obstante, existen comarcas en las que los propias oraciones<br />

del Rosario (Padrenuestro, Avemaria y Gloria) también<br />

se cantan. Esto es más frecuente en poblaciones de<br />

la mitad Norte.<br />

d) Misterios del Rosario. Para la contemplación<br />

de los llamados Misterios del Rosario también existen<br />

textos versados, normalmente compuestos en seguidillas<br />

para ser cantados. Suelen ser de melodías más modernas<br />

y de carácter más culto que las correspondientes a la<br />

Aurora y a las Salves.<br />

e) Gozos de la Virgen del Rosario. Se trata de una<br />

clásica composición de gozos cuya versión en valenciano<br />

se atribuye a San Vicente Ferrer, aunque la más<br />

extendida es la versión en castellano. Existe una melodía<br />

muy generalizada y extendida de estos gozos especiales<br />

del Santo Rosario.<br />

Suelen cantarse como conclusión del acto del<br />

Rosario de la Aurora cuando los participantes vuelven<br />

a la iglesia después de su devoto recorrido callejero.<br />

Cantos de despedidas de quintos.<br />

Las fiestas de los quintos era algo muy generaliza-


do en todas las comarcas valencianas y las celebraban o<br />

celebran los jóvenes en edad de cumplir el servicio<br />

militar como una manifestación de rito de paso entre la<br />

comunidad local. Dentro de estas fiestas no solían faltar<br />

la ronda o pasacalle de quintos que ejecutaban estos<br />

mozos por las calles como despedida de su pueblo antes<br />

de partir al servicio y con la finalidad de recabar donativos<br />

para la fiesta y el viaje.<br />

Los cantos de la despedida de quintos son por lo<br />

general a base de jotas, acompañadas, normalmente, por<br />

instrumentos de viento. En la mayoría de los casos la jota<br />

de los quintos tenía o tiene una melodía especial y<br />

particular, distinta a la empleada para bailar o para<br />

rondar de forma habitual.<br />

En L'Horta de Valencia, Hoya de Buñol y poblaciones<br />

como Pedralba el canto de despedida de quintos<br />

se hacía por el estilo de valencianas, generalmente los<br />

conocidos l'u i el dos. Menos corriente es que esta despedida<br />

se acompañe con cantos a base de fandangos, de los<br />

que llamamos de estilo sureño y que en pueblos de<br />

lengua valenciana se conocen como l'u o per la de l 'u. Esto<br />

ocurre en Enguera (fandangos de quintos), Bélgida o<br />

Aielo de Malferit por ejemplo.<br />

BAILES<br />

Entre los bailes tradicionales de uso entre los<br />

valencianos que se han mantenido con vitalidad o vienen<br />

siendo conservados por agrupaciones folclóricas, es<br />

necesario distinguir el grupo de aquellos cuyo aprendizaje<br />

y transmisión ha sido por pura imitación y mimetismo<br />

en comparación con otro tipo de bailes conocidos<br />

como bailes de cuentas en los que para su enseñanza<br />

intervenía un maestro, cosa que conllevaba el que fueran<br />

reglados y medidos y sus mudanzas y movimientos con<br />

mayor elaboración y precisión.<br />

Tanto en el grupo de los consideramos bailes<br />

populares de aprendizaje mimético como en el que<br />

encuadramos los reglados y medidos bailes de cuentas<br />

enseñados por maestros apenas quedan ejemplos de<br />

bailes que sobrepasen en su antigüedad el siglo X<strong>VIII</strong>, si<br />

no son las seguidillas y algunas jeringonzas, y ambas<br />

variantes en su mayoría, tampoco nos trasladan más allá<br />

de este siglo si nos fijamos en las melodías de sus cantos<br />

y acompañamientos instrumentales.<br />

Los bailes autóctonos de casi todo el Estado Español<br />

y en particular en la Comunidad Valenciana son de<br />

los llamados sueltos. Únicamente a finales del siglo XIX<br />

y principios del XX empieza a mezclarse con algunos<br />

bailes tradicionales algunas partes de agarrado en que las<br />

parejas van cogidos con mayor o menor proximidad.<br />

Esto se da por la influencia de bailes que en esa época se<br />

imitan o se importan de centro Europa.<br />

Los estilos de canto y música bailable que conviven<br />

a nivel popular en las comarcas valencianas, desde<br />

23<br />

el siglo X<strong>VIII</strong> hasta el siglo XIX, son las seguidillas, el<br />

fandango y la jota fundamentalmente, a los que habríamos<br />

de añadir algunos ejemplos rezagados de bailes de<br />

los llamados de muestras como las jerigonzas, el llamado<br />

baile de la carrasquilla, que pasó a convertirse en<br />

juego infantil en la mayoría del territorio valenciano, y<br />

el baile del pingajo en algunas poblaciones de las comarcas<br />

centrales.<br />

Dentro del baile de cuentas aparecen las seguidillas<br />

como tales y su acomodación a la forma de boleros.<br />

También existen variantes escolarizas de fandangos,<br />

algunas jotas y las denominadas valencianas propias de<br />

L'Horta de Valencia y comarcas limítrofes.<br />

Las seguidillas.<br />

Es de los bailes tradicionales conservados el de<br />

origen más antiguo. Posiblemente en el siglo XV ya<br />

existían bailes por seguidillas. Con seguridad los había<br />

en el siglo XVI y XVII y su generalización en todo el<br />

Estado Español era un hecho en el siglo X<strong>VIII</strong>. A partir<br />

de esa fecha conviven con el fandango y la jota y de los<br />

tres será el que antes vaya perdiendo vigencia, por lo<br />

que se conservan menor número de ejemplos vivos o<br />

recopilados.<br />

De seguidillas populares perviven y se han podido<br />

recopilar abundantes muestras en las comarcas del<br />

Norte del Turia (Serranía del Turia, Rincón de Ademuz,<br />

Alto Palancia, Alto Mijares, L'Alcalatén y el Maestrat),<br />

muchas menos en las comarcas centrales (Campo de<br />

Requena-Utiel y Valle de Ayora) siendo muy escasos los<br />

que conocen en el territorio situado al Sur del Júcar.<br />

Dentro del conjunto de seguidillas existen las llamadas<br />

torrás y algunos ejemplos que se conocen como parrandas<br />

(Navalón, Anhouir, Biar). Seguidillas de tipo<br />

escolarizado se conservan entre los grupos de danzas<br />

variantes procedentes de Castelló de La Plana, Requena<br />

y Carlet.<br />

El bolero.<br />

Es una adaptación escolarizada, elegante y aristocrática<br />

de seguidillas populares. En origen (siglo X<strong>VIII</strong>)<br />

el bolero parece ser privativo de la corte y de las clases<br />

sociales elevadas de ciudades importantes. Poco a poco,<br />

sin dejar su carácter escolarizado, llega a popularizarse<br />

o a ser practicado en poblaciones medianas, sin que<br />

llegue a adoptarse en el medio puramente rural. Como<br />

excepción cabe citar el caso del copeo recogido de maseros<br />

de los términos de Banyeres y Bocairent, que actualmente<br />

tienen en sus repertorios los grupos de danzas de estas<br />

dos poblaciones vecinas.<br />

La mayor parte de los boleros valencianos aparecen<br />

relacionados con maestros de bailes de cuentas que<br />

han pervivido hasta este siglo en las comarcas centrales<br />

Xátiva, Llosa de Ranes, Canals, Alzira, Tavernes de<br />

Valldigna, L'Alcúdia, Carlet, Catarroja y Valencia.


Se conservan otros ejemplos de bolero en Vinarós,<br />

Castelló de la Plana, Requena, Guadassuar y los citados<br />

copeos de Benyeres y Bocairent y otra variante de ellos<br />

recopilados en Ontinyent. De estas últimas poblaciones<br />

no se conocen referencias de los maestros ni las escuelas<br />

de baile de cuentas en que se practicaban pero necesariamente<br />

debieron existir para que hayan podido perdurar<br />

tales piezas.<br />

En la zona del Maestrat a una de las partes del<br />

denominado Ball Plà o Ball Rodat se le conoce como<br />

bolero. Sus melodías se interpretan con dulzaina y tamboril<br />

o los instrumentos de la banda de música y sus<br />

mudanzas de baile son sencillas y sin relación con el<br />

baile de cuentas. En Chiva se conserva, para la fiesta del<br />

Torico las llamadas torrás, cuya melodía es un claro<br />

bolero aseguidillado interpretado también con dulzaina.<br />

De todo el conjunto de boleros valencianos que se<br />

conocen existe un grupo cuyo acompañamiento se realiza<br />

con esquema de acordes equivalentes al utilizado en<br />

las malagueñas, fandangos o cants de l'u. Otro grupo<br />

sigue el esquema que es habitual en las seguidillas.<br />

El fandango.<br />

En tierras valencianas se da el apelativo de fandango<br />

a cuatro tipos de cantos y melodías con notables<br />

diferencias entre si y a los cuales colocaremos unos<br />

sobrenombres para poder diferenciarlos en la explicación<br />

de sus particularidades.<br />

a) Fandangos sureños. Los denominamos así porque<br />

aparecen en la mitad Sur de la Comunidad Valenciana,<br />

conociéndose con el propio nombre de fandango<br />

en el Campo de Requena-Utiel, Valle de Ayora y la<br />

Canal de Navarrés, cants per la de l'u o dotze i u en<br />

comarcas de la mitad Sur, en donde se habla valenciano,<br />

riberenqnes en la Ribera del Júcar, en la Vega Baja y la<br />

L'Horta d'Alacant se les conoce como malagueñas, adoptando<br />

denominaciones de tipo local como es el caso de<br />

sandinga en Xixona, granadina en Monta verner, marineries<br />

en Castelló de La Plana, ball xafat en Crevillent, ball pla en<br />

Relleu, etc.<br />

Este tipo de cantos, con sus variantes y<br />

acomodaciones existe en Murcia y Andalucía, gran parte<br />

de La Mancha, las comarcas de la Vera en Extremadura<br />

y la Sierra de Gredos en Avila, así como en las Islas<br />

Canarias y las Baleares, adoptando también los nombres<br />

de fandangos, malagueñas, rondeñas y otros de tipo<br />

localista como veratas (en la Vera).<br />

Este tipo de fandango con sus diversas denominaciones<br />

se identifica en muchas comarcas con el baile<br />

de cuentas, conociéndose en algunas localidades como<br />

ball de comptes (Xàvia, El Genovés, Tavernes, etc.) En la<br />

comarca de La Costera las personas de edad comentaban<br />

que las mudanzas de cuentas que actualmente se<br />

24<br />

utilizan en les danses proceden del ball del'u o dotze i u que<br />

es como se conoce aquí a este tipo de canto. En Énguera<br />

y su sierra también se bailaba el fandango con pasadas<br />

de cuentas y así se le denominaba al baile que en Cofrentes<br />

se ejecutaba con su fandango. Ejemplos claros de baile<br />

escolarizado o de cuentas encontramos en las malagueñas<br />

que hemos visto interpretar recientemente a mujeres<br />

del Barrio de San Gabriel o de Dotze Ponts en Alacant y<br />

este carácter tienen los bailes de les marineries en Castelló<br />

de la Plana y del ball xafat de Crevillent que acabamos de<br />

citar.<br />

En otras comarcas y poblaciones aparecen mudanzas<br />

más sencillas y de carácter popular, aunque en<br />

todo el área de la Sierra de Mariola, Sierra de Alcoi, La<br />

Foia de Castalia, L'Horta d'Alacant y La Marina se<br />

conservan ciertos pasos de baile cuya estructura y combinaciones<br />

de movimientos también nos sugieren origen<br />

de alguna forma escolarizada.<br />

b) Fandango de estrofa partida. Es otro tipo de<br />

canto bailable, muy diferenciado de los anteriores, que<br />

está más cercano a la jota o las seguidillas en cuanto a la<br />

melodía y combinación de acordes en su acompañamiento<br />

instrumental. Les damos este nombre porque<br />

sus estrofas, cuartetas populares de octosílabos o<br />

heptasílabos, según medida castellana o valenciana respectivamente,<br />

se dividen en dos partes para ser cantadas,<br />

de manera que en la primera parte se cantan los dos<br />

primeros versos, se intercala un fragmento corto de<br />

melodía instrumental y se acaba la estrofa con la misma<br />

melodía de la primera parte utilizando los dos últimos<br />

versos. Entre estrofa y estrofa completa se pueden interpretar<br />

un número indeterminado de melodías<br />

instrumentales en función de la libertad que tiene el<br />

cantados para intervenir con sus coplas cantadas.<br />

Unicamente encontramos fandangos de este tipo<br />

en comarcas de lengua valenciana situadas al Sur de la<br />

Comunidad Valenciana y siempre ligados a gentes de<br />

ámbito rural, aunque actualmente se hallan incluido en<br />

repertorios de grupos de danzas de poblaciones importantes.<br />

La variante casi idéntica de este tipo de fandango<br />

que interpretan los grupos de Bocairent y Banyeres<br />

procede de la zona de tierras de cultivo y de casas de<br />

campo existentes entre sus respectivos términos. Los<br />

habitantes de estas áreas de población dispersa maseros<br />

se juntaban de forma festiva sin tener en cuenta si su<br />

vivienda se encontraba dentro del territorio de uno u<br />

otro municipio. Conocemos otros ejemplos de los términos<br />

de Biar, Xixona, Castalia, Ibi, Tibi, Onil, Alcoi o<br />

Alacant (Montnegre). Recientemente hemos podido recopilar<br />

dos variantes más, una de Verdegás (término de<br />

Alacant) y otra de La Torre de les Maçanes.<br />

Con idéntica estructura a la de estos fandangos<br />

pero sin llevar esta denominación nos aparecen les folies<br />

de Xábia, la pedreguera de Benissa y las denominadas jota<br />

de Barxell y de Bocairent.


c) Fandango agarzado.<br />

Se trata de otro canto y baile diferente a los<br />

anteriores al que le damos dicho nombre porque aparece<br />

siempre asociado con el canto bailable de la jota, es decir,<br />

unido o engarzado a ella. De la jota se pasa a este tipo de<br />

fandango sin corte ni interrupción y su ritmo se hace<br />

más movido que en aquella. Se trata pues de finalizar la<br />

jota con un añadido más vivo. En algunas poblaciones<br />

(Villar del Arzobispo, Oset) a este fandango se le añadían<br />

a su vez las seguidillas, siendo esta la parte más<br />

rápida para acabar el baile.<br />

Los fandangos engarzados los encontramos en<br />

comarcas y poblaciones situadas al Norte del Turia en la<br />

Comunidad Valenciana, existiendo también variantes<br />

en poblaciones vecinas de Aragón y de Cataluña, sin que<br />

encontremos nada parecido en el resto del Estado Español,<br />

aunque podríamos ver cierto paralelismo con los<br />

copeos de Mallorca en los casos en que éstos van añadidos<br />

como final de la mateixa (variante de jota mallorquína).<br />

En estas comarcas del Norte Valenciano el baile<br />

suelto tradicional se componía de los tres piezas fundamentales:<br />

seguidillas, jota y fandango, que solían<br />

interpretarse o todavía se interpretan en algunos casos<br />

con esta idea de conjunto. De todas las variantes de<br />

fandango engarzado que conocemos no existe ninguna<br />

con baile de cuentas, no obstante en San Mateo se<br />

conserva un baile conocido por fandango que actualmente<br />

no se engarza a la jota, que musicalmente sería<br />

encuadrable dentro de los de esta familia, pero que<br />

posee un carácter un tanto escolarizado.<br />

d) Fandango de les danses.<br />

En ciertas comarcas valencianas les danses (bailedanza<br />

de calle o plaza acompañado de dulzaina y tamboril)<br />

poseen una parte final de ritmo más acelerado que<br />

se conoce con el nombre de fandango. En muchos casos<br />

sus melodías recuerdan las de tipo instrumental que son<br />

propias de los que hemos llamado fandangos sureños.<br />

En la Vall d'Albaida se conoce por fandanguet a ciertas<br />

tonadas vivas de dulzaina que se intercalan entre las<br />

danzas.<br />

Estos fandangos se bailan, en general, con mudanzas<br />

populares, pero en ciertas poblaciones en donde<br />

el baile de cuentas se introdujo en las danzas y estaba a<br />

cargo de la cua (última pareja de toda el conjunto de<br />

participantes) esta pareja bailaba el fandango con passaes<br />

de comptes en señal de su mayor dominio del baile,<br />

motivo por el cual se las concedía el honor de tener a su<br />

cargo la cua (cola o final de la danza). En la Font de la<br />

Figuera a esta melodía de final de danza se le llama<br />

seguidilles y en Enguera folias.<br />

La jota.<br />

25<br />

El canto y baile de la jota ya se documenta en<br />

tierras valencianas en el siglo X<strong>VIII</strong>. En ciertas comarcas<br />

fue el baile de moda que desplazó a las seguidillas e<br />

incluso al fandango, aunque en otras ha convivido con<br />

ellos hasta este siglo, como ya hemos citado al hablar de<br />

los fandangos engarzados.<br />

El canto y melodías de la jota tuvieron una aceptación<br />

masiva en todo el siglo XIX a nivel popular en<br />

todas las comarcas valencianas, llegándose a emplear en<br />

cantos de cuna y de trabajo, en danzantes y bailes de<br />

plaza a base de melodías interpretadas con dulzaina,<br />

como cantos de ronda y pasacalle y naturalmente como<br />

cantos bailables.<br />

La guitarra es la base del acompañamiento instrumental<br />

del canto de la jota, tanto sea para baile como<br />

para pasacalle y esto también ocurre con los otros bailes<br />

que venimos enumerando. Algo generalizado en las<br />

comarcas valencianas y en el resto del Estado Español es<br />

que ese acompañamiento se ejecute combinando<br />

rasgueos y golpes que marcan perfectamente el ritmo y<br />

facilitan a los bailadores la interpretación de sus movimientos.<br />

Para tocar la jota se emplean dos acordes únicamente<br />

(tónica y dominante), siempre correspondientes<br />

al tono mayor. Las posturas más generalizadas son las<br />

conocidas por la estudiantina, correspondiente a los acordes<br />

de tónica y dominante de La mayor y los de la<br />

aragonesa que se corresponde con los acordes de Re<br />

mayor.<br />

Para la estudiantina se suele utilizar una postura<br />

popular que en ciertos lugares se le llama por bajo o per<br />

baix porque los dedos se colocan sobre la mitad del<br />

mástil partiendo del quinto traste de éste. En el caso de<br />

la aragonesa se puede tocar por bajo pero templando la<br />

segunda cuerda de la guitarra de manera que en vez de<br />

Si suene Do.<br />

Si la aragonesa se quiere tocar por arriba la postura<br />

es la clásica de Re mayor con su tónica y dominante y<br />

naturalmente templando la 2 a cuerda de manera que<br />

suene Si. Esta forma también se conoce como jota del tres.<br />

El baile de la jota muy estimado en todas las<br />

comarcas valencianas, aunque en las últimas épocas<br />

desplazada en las comarcas centrales por los bailes de<br />

cuentas y por los agarrados, posee unos códigos sencillos<br />

y asequibles a nivel popular. Cuando el cantador<br />

interpreta la copla se ejecuta el paso o mudanza y<br />

durante los estribillos cantados o instrumentales se realizan<br />

los llamados paseos o cambios. La mujer, en general,<br />

tiene el privilegio de elegir mudanza y el hombre la<br />

ha de seguir evitando que lo engañe con adornos, vueltas<br />

o giros que ha de seguir puntualmente.<br />

Partiendo de estos códigos generales encontramos<br />

variantes zonales diferenciados por otro tipo de


normas para el baile. Así encontramos que en las comarcas<br />

de la mitad Norte la mujer baila con los brazos bajos,<br />

las manos a la altura de la cintura, no utiliza castañuelas<br />

y su mirada como recatada y sumisa frente al hombre<br />

que es quien hace sonar las castañuelas, lleva los brazos<br />

en alto y hace alarde de su fortaleza física.<br />

En sentido coreográfico los bailes suelen ejecutarse<br />

en corro, alternando hombre y mujer de manera que,<br />

al iniciar cada copla el cantador, se puede mudar de<br />

pareja, estando ese cambio a cargo de las mujeres.<br />

En las comarcas que quedan al Sur del Turia la<br />

mujer baila la jota de forma más arrogante, llevan los<br />

brazos altos, tocan las castañuelas y su participación es<br />

en forma de reto con el bailador, tanto en sentido de<br />

juego, como en el de resistencia en el baile. En gran parte<br />

de esta zona la jota es baile de pareja libre, por lo que no<br />

son abundantes los casos de poblaciones en las que<br />

aparece la estructura coreográfica del corro o las filas<br />

para mudar de pareja. En las comarcas alicantinas la jota<br />

y otros bailes populares poseen, para los estribillos una<br />

especie de entrelazados o cadenas que toman como base<br />

el cuadro de dos parejas o la combinación de tres parejas.<br />

La jota como baile es, entre los valencianos, de<br />

forma popular y no escolarizada. No obstante existen<br />

algunos ejemplos conservados en grupos de danzas<br />

cuyas mudanzas son claramente de bailes de cuentas,<br />

como es el caso de la llamada Jota de Castellón. Dentro<br />

de los repertorios de los maestros de baile de las escuelas<br />

de la ciudad de Valencia existieron también<br />

acomodaciones de mudanzas elaboradas o escolarizadas<br />

y combinaciones coreográficas muy teatralizadas, montadas<br />

sobre melodías de jota de tipo zarzuelesco o académico.<br />

Las valencianas.<br />

La valenciana, tanto en música como en baile es<br />

una forma muy particular que los valencianos de L'Horta<br />

de Valencia hicieron siguiendo los patrones básicos que<br />

ofrece la jota:<br />

- Acompañamiento instrumental a base de acordes<br />

de tónica y dominante con la misma cantidad de<br />

compases para ambos.<br />

- Estrofas de cuartetas de octosílabos (heptesílabos<br />

en medida valenciana) que se distribuyen en siete frases<br />

musicales.<br />

- Estribillos instrumentales en tono mayor con la<br />

misma medida de compases y combinación de acordes<br />

de acompañamiento que en las de la jota.<br />

El aspecto fundamental que diferencia la valenciana<br />

de la jota es su particular ritmo manifiesto en el<br />

acompañamiento rasgueado que se aleja notablemente<br />

de ésta y que estará más cerca del de una seguidilla de<br />

26<br />

escuela. El cambio rítmico de la música de las valencianas<br />

respecto del de la jota da como consecuencia la<br />

acomodación de unas mudanzas de bailes también diferentes<br />

a las propias de ese baile tan generalizado. Por<br />

otra parte, todas las mudanzas que se conservan y que<br />

conocemos de las valencianas proceden del baile de<br />

cuentas originariamente de la ciudad de Valencia, aunque<br />

las veamos extendidas por comarcas cercanas como<br />

La Ribera o incluso La Costera.<br />

Se conocen dos estilos distintos de canto que se<br />

corresponden con diferentes tonalidades. Son l'u i el dos,<br />

la más clásica valenciana y l'u i el dotze. Relacionando<br />

estos dos estilos de valenciana con los de la jota, el<br />

primero se correspondería con las jotas que se acompañan<br />

por la aragonesa y el segundo con los acompañados<br />

por la estudiantina, teniendo en cuenta que las agrupaciones<br />

de cuerda tradicionales templan sobre un tono<br />

más bajo que las de tipo actual académico.<br />

Según nos comenta Caries Pitarch y como fruto<br />

de sus investigaciones sobre el cant d'estil parece ser que<br />

existió baile no escolarizado para la valenciana, cuyo<br />

conjunto de mudanzas y movimientos de tipo popular<br />

era conocido en L'Horta de Valencia como la fandangà.<br />

Por el momento no se ha podido recoger ninguna muestra<br />

de mudanzas que nos puedan ofrecer una idea clara<br />

de este tipo de baile popular.


EL FOLCLORE EN LA REGION MURCIANA<br />

La palabra folclore fue inventada por un Inglés,<br />

llamado Williams Thoms en 1846, siendo aceptada por<br />

los propios ingleses y repetida por todos los países,<br />

haciéndose tan popular entre los pueblos, que hoy, sería<br />

imposible sustituirla, ya que es la razón que tienen, para,<br />

el trabajo individual hacerlo colectivo y anónimo, en<br />

virtud de su uso, para perpetuarlo en el tiempo y el<br />

espacio.<br />

Fue introducida en España por Machado y Alvarez<br />

en 1.890, el cual la definió de la siguiente forma: «Folclore<br />

es el modo del vivir del pueblo». El folclore estudia la<br />

cultura de las masas populares, la tradición, esté donde<br />

esté... es el estudio de cualquier pueblo, primitivo o no.<br />

El folclore se caracteriza por tres conceptos<br />

fundamentales como son: lo tradicional, lo popular y lo<br />

anónimo, que son determinativos, y otros<br />

complementarios como característicos de lo folclórico<br />

dados por su limitación geográfica o regional como es<br />

el regionalismo, por su relación directa con la<br />

Antropología como es lo racial, y lo femenino y lo<br />

infantil, por ser las mujeres y los niños los más fieles<br />

guardadores de la tradición folclórica.<br />

El folclore no es únicamente el saber de un pueblo,<br />

sino también sus creencias y sentimientos, que se aunan<br />

en los distintos aspectos de la vida, formando un<br />

conjunto vivo, como algo que el pueblo recrea mediante<br />

cambios y transformaciones surgidos tanto desde dentro<br />

de su entorno como de los que provienen del exterior.<br />

La cultura popular hemos de verla como una<br />

manifestación de ámbito rural junto a un pasado que se<br />

conjugan diversas situaciones en las que intervienen las<br />

peculiaridades de cada lugar, las tradiciones que en ellas<br />

puedan haber incidido y la manera de ser y sentir de<br />

una colectividad, marcando una referencia histórica que<br />

nos dice de un proceso que ha ido desarrollándose en el<br />

tiempo dejando unos testimonios claros que en parte<br />

explican su existencia.<br />

Por lo general, la idea del pasado del folclore deriva<br />

Salvador Martínez Nicolás<br />

27<br />

de tres tipos de fuentes. En primer lugar se tienen datos<br />

obtenidos desde los objetos abandonados por el hombre<br />

sin intención de que sirvan para conocer la historia como<br />

son algunos utensilios, recipientes y restos que no sirven<br />

para conocer un todo pero en cambio arrojan una<br />

pequeña luz sobre la historia del hombre aunque no sea<br />

una historia articulada.<br />

En segundo lugar contamos con las narraciones<br />

transmitidas oralmente a través de las distintas<br />

generaciones. Estas si que nos cuentan una historia<br />

articulada pero en la mayoría de los casos suele quedar<br />

distorsionada al ser contada una y otra vez. Esto suele<br />

suceder con los mitos y leyendas que aunque a veces<br />

contengan datos importantes no se pueden aceptar como<br />

verdades literales.<br />

Así muchas leyendas se conservan de una<br />

generación a otra gracias a la tradición oral, siendo<br />

aceptadas como hechos históricos aunque los<br />

historiadores las rechazan por considerarlas meras<br />

fábulas.<br />

En tercer lugar tenemos los documentos escritos,<br />

que, como es natural, incluyen a veces hechos<br />

legendarios. Si el documento escrito se refiere a<br />

acontecimientos contemporáneos del estudioso, o que<br />

pertenecen a su inmediato pasado, entonces disponemos<br />

de la mejor de las fuentes histórica aunque los escritores<br />

pueden no reflejar la realidad o equivocarse de buena<br />

fe.<br />

Los escritos aun los mas fieles a los hechos, pueden<br />

sufrir distorsiones accidentales en copias posteriores y<br />

aun ser alterados por propagandistas pues a veces al<br />

comparar las investigaciones y contrastarlas con los<br />

resultados de lo hallado, los errores y distorsiones<br />

pueden salir a la luz. Los detalles referentes a la cultura<br />

popular de los pueblos son siempre confusos y borrosos<br />

y los investigadores se resignan ante esta realidad. Sea<br />

como sea, no disponemos de nada mas detallado que<br />

los documentos escritos y las transmisiones orales<br />

cuando hablamos de folclore, y en líneas generales


cuando hablamos de la cultura de los pueblos.<br />

El folclore, se crea por una fusión de pensamientos,<br />

actividades y costumbres dentro de la vida de un pueblo<br />

y en cada una de las etapas culturales, es lo anónimo<br />

que surge del pueblo tomando el nombre de tradicional<br />

que se funde en lo autóctono, siendo en realidad la<br />

transmisión en cada época por herencia de otras<br />

anteriores a las que se suma cualquier hecho o costumbre<br />

acaecido en dicha época, no pudiendo determinar la<br />

persona o personas que crearon estos hechos materiales<br />

o espirituales.<br />

La creación folclórica es anónima y colectiva,<br />

aunque el creador es siempre un individuo, no se<br />

destaca, pues el pueblo se encarga de su transmisión y<br />

modificación, actuando como vehículo en una dirección<br />

común de gustos necesidades y costumbres, es<br />

totalmente oral siendo transmitida de padres a hijos a<br />

través de generaciones, para que una expresión se<br />

convierta en folclórica ha de ser de dominio publico,<br />

enriqueciendo el acervo popular, manteniéndola viva<br />

en la colectividad y en el ambiente regional.<br />

El folclore es como una cadena donde nosotros<br />

somos el eslabón de transmisión, del pasado y presente<br />

hacia el futuro, en su constante creación y evolución<br />

como elemento vivo el cual hay que estudiar, no como<br />

algo pasado y arcaico sino de cara a la realidad presente,<br />

respetando por supuesto el pasado haciendo estudios<br />

comparativos de las diferentes épocas y estilos para<br />

resaltar sus peculiaridades, pues a lo largo de su vida,<br />

el hombre, genera una cultura la cual va transmitiendo<br />

a las siguientes generaciones. Cuando una generación<br />

recibe y asimila esa cultura, no se coloca en el principio<br />

de esa cadena ni se sitúa en la mas absoluta indefinición<br />

cultural, sino que parte del caudal de experiencias<br />

conocimientos y creaciones, de todo el proceso de<br />

elaboración y selección que ha venido haciendo esa<br />

comunidad genética en la cual está insertado.<br />

El objeto principal del folclore es; recoger, acopiar<br />

y publicar todos los conocimientos de los pueblos como<br />

son; medicina agricultura, política, cantares, danzas,<br />

proverbios, adivinanzas, cuentos, leyendas, tradiciones,<br />

usos y costumbres fiestas, ritos, creencias, supersticiones,<br />

mitos, motes, juegos infantiles, nombres de lugares,<br />

plantas, animales o cosas, etc, etc, y en general todos los<br />

elementos que constituyen el saber popular y el idioma,<br />

contenidos en la tradición oral y en los escritos, como<br />

material indispensable para el mejor conocimiento y<br />

reconstrucción científica y antropológica de la historia,<br />

la cultura y las tradiciones de los pueblos.<br />

Es muy poco el tiempo que disponemos para<br />

recoger todo aquello que fue transmitido alrededor de<br />

un fuego, una reunión familiar, o colectiva. Quedan ya<br />

muy pocas personas nacidas a principios de siglo cuyo<br />

modo de vivir, sus cantos, cuentos y leyendas, sus modos<br />

y maneras de hablar y de danzar, no fueron aun<br />

28<br />

manipulados por los grandes medios de comunicación.<br />

Esto es urgente hacerlo ya, pues si el hombre pierde<br />

aspectos de la cultura tradicional, antes o después,<br />

deberá buscarlos donde pueda, y toda esta<br />

responsabilidad recae en todos nosotros, pues somos el<br />

eslabón transmisor de esa cadena de cara al futuro.<br />

Desde tiempo inmemorial la idea de que la música<br />

folclórica viene asociada a un pueblo, una nación o una<br />

cultura, ha tenido siempre una gran aceptación. De<br />

hecho, la música es un fenómeno Universal, aunque<br />

como es natural cada cultura tiene la suya aun siendo<br />

las relaciones musicales entre pueblos vecinos muy<br />

estrechas, pero eso si, las melodías pueden transmitirse<br />

de unas culturas a otras imprimiéndole las características<br />

musicales y los rasgos estilísticos de la nueva cultura,<br />

siendo muy difícil la reconstrucción histórica musical<br />

de una cultura basándose en la transmisión oral, aunque<br />

se puede tener una idea acerca del crecimiento,<br />

evolución y movimientos geográficos de estilos<br />

musicales, instrumentos e incluso canciones<br />

determinadas.<br />

Generalmente se cree que cada pueblo ha creado<br />

sus danzas y sus músicas exponiendo en ellas sus<br />

sentimientos, mostrando las características de su<br />

expresividad y sentido rítmico y musical, pero, estas<br />

danzas que aun nacidas en sus respectivos pueblos,<br />

como sus nombres indican, al ser llevadas a otros<br />

pueblos condicionadas por las repoblaciones impuestas<br />

por la reconquista o por las corrientes migratorias, han<br />

tomado carta de naturaleza ya que aunque con sus<br />

mismos ritmos sus creadores han modificado en ellas la<br />

expresión y el sentir de su pueblo, el ejemplo más latente<br />

es la jota que aunque en Aragón es donde tiene mas<br />

difusión, no hay quizás un solo pueblo en España que<br />

no tenga su jota, aunque, eso si, sufriendo tantas<br />

variantes como jotas hay.<br />

El folclore murciano es de los mas ricos y variados<br />

en el que surgen canciones y tonadillas de origen<br />

antiquísimo, teniendo su personalidad propia en cuanto<br />

a cantos y bailes se refiere.<br />

Estas danzas y cantos, que eran una manifestación<br />

del pueblo en sus expansiones y alegrías, han ido<br />

evolucionando hasta nuestros días y en ellas<br />

encontramos restos de aquellas melodías primitivas en<br />

las que nuestros antepasados ponían su sinceridad,<br />

sencillez y profunda emoción tanto en sus letras, como<br />

en músicas y bailes.<br />

Existe la idea de que nuestro folclore fue traído por<br />

los Árabes es posible que fueran ellos los que<br />

aprendieron de nuestros antepasados, pues la música<br />

de una región que tiene cultura propia no puede ser<br />

ajena a este hecho sociológico formando parte de su<br />

cultura.<br />

Nos cuenta Alexandre de Alexandra, que los


primeros que cantaron y bailaron fueron los Jonios;<br />

Siguiendo los Griegos, los Egipcios y otras naciones; no<br />

llegando a la perfección de canto y baile hasta que lo<br />

aprendieron de los españoles.<br />

Hay un hecho bastante importante, ciento<br />

cincuenta años antes que los árabes vinieran a España<br />

en todo el sureste español hubieron bizantinos, y<br />

bastantes autores afirman que es un error suponer que<br />

lo cromático de nuestro folclore nos viene de los árabes,<br />

aunque lógicamente algo aportarían pero es sabido que<br />

los árabes no eran creadores sino imitadores de todo lo<br />

bueno que encontraron.<br />

Todavía se conservan en Marruecos concretamente<br />

en Fez las músicas que aprendieron durante la<br />

dominación, yo personalmente las he escuchado y<br />

responden a nombres tan evocadores como, Granada,<br />

Córdoba, Sevilla, etc. Las cuales interpretaban los<br />

músicos en los jardines de la Alhambra en las grandes<br />

fiestas.<br />

Buscar la procedencia de nuestro folclore sería tarea<br />

tan compleja como difícil pues se pierde en la noche de<br />

los tiempos, lo que si esta claro es que las distintas<br />

influencias que recibió llegaron a nuestra región a través<br />

de las repoblaciones impuestas por la reconquista y<br />

principalmente por los caminos de la mesta y los<br />

movimientos migratorios que, al mezclar sus danzas con<br />

los naturales se creó un folclore autóctono y peculiar<br />

del cual salieron las distintas danzas y melodías que<br />

actualmente conocemos.<br />

Difícilmente puede clasificarse un baile por el<br />

nombre, ya que la mayoría llevan nombre del lugar de<br />

origen; otros, del instrumento o traste que se toca en la<br />

guitarra que acompaña; otros, de nombres propios de<br />

la persona que lo enseñó; otros, de hechos históricos, o<br />

locales y otros de diversa índole.<br />

El baile en la región murciana es más que una<br />

diversión: Es el ritual de la vida de cada pueblo el cual<br />

expresa con solemnidad su verdadera alma, teniendo<br />

su baile, su música y su traje peculiar en los cuales<br />

manifiesta su carácter y genio artístico.<br />

Hoy se atribuye y critica a la Sección Femenina la<br />

creación de los «Coros y Danzas» cuando en realidad<br />

(quizás sin saberlo) retornaron algo que nos dice la<br />

historia ya que el cónsul Metelo escogió de grado o por<br />

fuerza los mejores músicos y bailarines que oyó en<br />

España enviando esta embajada artística junto con sus<br />

instrumentos propios a Roma como presente al Senado,<br />

siendo proclamados los mejores músicos y bailarines de<br />

la república y cosechando miles de aplausos del pueblo<br />

romano, hasta tal punto llegó su fama que debido a una<br />

gran escasez, los cónsules se vieron obligados a expulsar<br />

de Roma a todos los extranjeros sin distinción de sexo o<br />

clase siendo únicamente respetados los mas de tres mil<br />

músicos, bailarines y cantores españoles, ya que la<br />

29<br />

aristocracia romana se hizo cargo de la manutención de<br />

ellos no permitiendo que ninguno abandonara el país.<br />

Que alcanzaron gran notoriedad nuestros danzantes en<br />

Roma lo prueba Plinio el Joven alabando las excelencias<br />

de las bailarinas gaditanas y sus danzas, en una carta<br />

dirigida a Septicius Clarus, incluso Petronio en su<br />

«Satyricon», Estrabon, Appiano, Silio Itálico, etc, las han<br />

alabado por su destreza y habilidad coreográfica.<br />

En la región murciana existen gran variedad de<br />

tipos de canciones como son: de laboreo que agrupa<br />

trilla, siembra, siega, coger hoja, etc, también hay, nanas,<br />

canciones de ronda, villancicos, mayos, aguinaldos,<br />

romances, romancillos, canciones de corro, etc, de baile<br />

como son; jotas, malagueñas, parrandas, manchegas,<br />

pardicas, seguidillas, enredás, fandangos, boleros,<br />

jerigonzas, yerba buenas, cartageneras, murcianas, etc,<br />

como asimismo, cantos de aurora, aguilanderas,<br />

animeras, marchas de pascua, huesos, pastorcillos, etc.<br />

Al final de la década de los 40 empezó una nueva<br />

era para el folclore en cuanto a baile y música se refiere<br />

ya que se encontraba en un estancamiento bastante largo<br />

debido a las convulsiones políticas de España con el<br />

abocamiento a la guerra civil. Las cátedras ambulantes<br />

de la Sección Femenina jugaron un gran papel<br />

recuperando bastantes aspectos de la cultura popular<br />

como danzas, músicas, vestuario, etc. El folclore fue<br />

sacado de su entorno natural adaptándole coreografías<br />

y llevado a los grandes escenarios teniéndose que<br />

adaptar a la modernidad de los tiempos perdiendo todo<br />

el encanto que le da el medio rural, hubo que crear<br />

músicas y danzas para ir enriqueciendo nuestro<br />

patrimonio cultural, las cuales una vez pasado el filtro<br />

popular que, acepta o rechaza cualquier innovación,<br />

podremos legar a generaciones posteriores igual que<br />

hicieron nuestros antepasados legándonos su saber y<br />

experiencia, siguiendo la cadena folclórica.<br />

Actualmente y con la puesta en escena de las<br />

cuadrillas de animeros, que existían, pero casi olvidadas,<br />

el público a vuelto a vibrar interesándose de una forma<br />

participativa a través de la formación de una Federación<br />

de Peñas Huertanas compuesta por personas interesadas<br />

en la cultura de su región, renaciendo con más pujanza<br />

el movimiento folclórico y sobre la base de este nuevo<br />

folclore no por su edad sino por su conocimiento, se<br />

está volviendo a crear como antes dije con más o menos<br />

acierto, eso el tiempo lo dirá pues como es sabido el<br />

pueblo acepta o rechaza los cambios que se producen<br />

»<br />

SEGUIDILLAS<br />

El baile que mejor se ha adaptado al movimiento<br />

de evolución en las costumbres y usos en las distintas<br />

épocas sin desfigurarse, es sin lugar a dudas la seguidilla<br />

y es por tanto el más genuino español.


Seguidilla es la danza que se baila con este aire,<br />

cuyo ritmo ha sido adoptado en numerosas obras<br />

descriptivas y a las que sus cantores han querido<br />

imprimir carácter español. Las seguidillas han sufrido<br />

a través de los tiempos, diferentes transformaciones<br />

adaptándose a las distintas regiones donde fueron<br />

llevadas por las corrientes migratorias y según la región<br />

donde se cantan o bailan se denominan de diferente<br />

forma, en la Región Andaluza la variante son las<br />

sevillanas, en la Mancha se denominan manchegas y<br />

apenas cambia su carácter, en Murcia se llaman<br />

parrandas, en Santander pasiegas, etc.<br />

Castilla fue la cuna de la seguidilla en el Siglo XV<br />

según comentaristas de la época, Alvarez Gato y el<br />

Marqués de Santillana nos dan testimonio de ello.<br />

Existen pocas dudas de que la región que más han<br />

trascendido en España ha sido la manchega, pues es el<br />

baile manchego por antonomasia y el primer autor que<br />

las cita según Menéndez y Pelayo, es Miguel de<br />

Cervantes.<br />

Considerando literariamente la seguidilla se<br />

compone de cuatro versos heptasílabos y pentasílabos<br />

del género festivo, con rimas asonantes los pares y libres<br />

los impares, a veces se expresa con un estribillo de tres<br />

versos rimando los impares y libre el segundo verso.<br />

Musicalmente considerada, la seguidilla se canta en tono<br />

mayor en compás ternario y tempo vivo siendo el<br />

ejemplo típico de baile cantado o canto bailado.<br />

El ritmo es marcado por las castañuelas que<br />

ejecutan entre copla y copla cuatro veces el mismo<br />

compás, en las parrandas este mismo ritmo se ejecuta<br />

tres veces, en las manchegas dos veces y en las sevillanas<br />

una sola vez. En nuestra Región las seguidillas más<br />

antiguas que se conocen son las del Jo y Ja.<br />

Según nos cuenta Díaz Cassou, en una carta<br />

fechada en 1.604 un maestro de danza llamado Francisco<br />

de Melgar, pedía al concejo murciano le fuera asignado<br />

un sueldo para la enseñanza de sus bailes y al hacer<br />

referencia de su repertorio nombra las Seguidillas, la<br />

caña, la rondeña, etc, madres estas últimas de nuestras<br />

Malagueñas.<br />

Insertamos unas letras antiguas de seguidillas.<br />

De rosas y claveles<br />

y de alhelíes jo y ja.<br />

Y de alhelíes jo y ja<br />

y de alhelíes jo y ja<br />

y de alhelíes se té<br />

llena la boca cuando<br />

te ríes jo y ja.<br />

Cuando te ríes jo y ja<br />

cuando te ríes jo y ja<br />

cuando te ríes de ro<br />

de rosas y claveles<br />

30<br />

y de alhelíes jo y ja.<br />

Ole bien de mi vida<br />

son muy pequeños jo y ja.<br />

Son muy pequeños jo y ja<br />

son muy pequeños jo y ja<br />

son muy pequeños tus o<br />

tus ojos para soles<br />

son muy pequeños jo y ja.<br />

Son muy pequeños jo y ja<br />

son muy pequeños jo y ja<br />

son muy pequeños para<br />

para estrellas son grandes<br />

serán luceros jo y ja.<br />

La nieve por tu cara<br />

baja diciendo jo y ja.<br />

Baja diciendo jo y ja<br />

baja diciendo jo y ja<br />

baja diciendo donde<br />

donde ya no hago falta<br />

no me detengo jo y ja.<br />

No me detengo jo y ja<br />

no me detengo jo y ja<br />

no me detengo la me<br />

la nieve por tu cara<br />

baja diciendo jo y ja.<br />

Ole bien de mi vida<br />

subir al cielo jo y ja.<br />

Subir al cielo jo y ja<br />

subir al cielo jo y ja<br />

subir al cielo como<br />

quieres pecando<br />

subir al cielo jo y ja.<br />

Subir al cielo jo y ja<br />

Subir al cielo jo y ja<br />

Subir al cielo si te<br />

vas condenando<br />

para el infierno jo y ja.<br />

Cuatro lunares tienes<br />

niña en tu rostro jo y ja.<br />

Niña en tu rostro jo y ja<br />

niña en tu rostro jo y ja<br />

niña en tu rostro tienes<br />

tienes Abril y Mayo<br />

Julio y Agosto jo y ja.<br />

Julio y Agosto jo y ja<br />

Julio y Agosto jo y ja<br />

Julio y Agosto cuatro<br />

cuatro lunares tienes<br />

niña en tu rostro jo y ja.<br />

Ole bien de mi vida<br />

anda que tienes jo y ja.<br />

Anda que tienes jo y ja<br />

anda que tienes jo y ja<br />

anda que tienes el pe<br />

el pecado contigo<br />

no me lo pegues jo y ja.


No me lo pegues jo y ja.<br />

no me lo pegues jo y ja.<br />

no me lo pegues que lie<br />

que llevas el pecado<br />

no me lo pegues jo y ja.<br />

SEGUIDILLAS DEL JO Y JA<br />

Popular<br />

Trana. salvador Martínez Nicolás<br />

31<br />

JOTA<br />

La Jota es una manifestación folclórico-musical,<br />

extendida por toda la Península, siendo en Aragón<br />

donde más culto ha tenido pues es venerada casi con<br />

fervor religioso ya que esta región ha sabido cuidarla,<br />

arraigando de tal forma que se le ha dado verdadero<br />

privilegio. La Jota nació en el pueblo, sencilla,<br />

espontánea y sin las complicadas escenografías con que<br />

hoy es representada. Es el baile popular mas difundido<br />

por todas las regiones pero especialmente en Aragón y<br />

Valencia. Por lo general es acompañada con una rondalla<br />

compuesta de bandurrias, laudes y guitarras marcando<br />

el ritmo pandereta y las castañuelas o pulgaretas.<br />

La copla suele constar de cuatro versos octosílabos<br />

asonantados el segundo y el cuarto, tiene siete frases<br />

musicales duplicándose todos los versos menos el<br />

penúltimo, comienza a cantarse por el segundo verso,<br />

pasa al primero para volver al segundo, tercero y cuarto<br />

repetido para luego terminar por el primero. Ejemplo<br />

de cuarteta;<br />

Tiene Murcia un Verdolay<br />

en lo alto de la sierra<br />

y el que pasa allí un verano<br />

toda su vida se acuerda<br />

Como se canta;<br />

En lo alto de la sierra<br />

tiene Murcia un Verdolay<br />

en lo alto de la sierra<br />

y el que pasa allí un verano<br />

toda su vida se acuerda<br />

toda su vida se acuerda<br />

tiene Murcia un Verdolay.<br />

Se ha hablado mucho de la invención o no de la<br />

Jota por el valenciano Aben-Jot, existen varias teorías al<br />

respecto, pero, a la conclusión que han llegado diversos<br />

folcloristas es que los árabes no intervinieron para nada<br />

en la Jota; primero, porque la Jota no aparece como tal<br />

hasta final del siglo X<strong>VIII</strong> o principio del siglo XIX (en<br />

el Archivo Municipal de Zaragoza no se nombra la<br />

palabra jota hasta la época de los sitios napoleónicos) y<br />

segundo; porque la jota es tonal en modo mayor a base<br />

de tónica y dominante y esto hace pensar que no es<br />

mucha su antigüedad refiriéndonos a la melodía, puesto<br />

que en nuestra Península existen otras melodías<br />

folclóricas que denotan ser más antiguas por estar<br />

escritas en escalas modales y que la invención atribuida<br />

al moro Aben-Jot es una fantasía. Y es bastante cierto<br />

un hecho, el insigne Miguel de Cervantes no la cita en<br />

ninguna de sus obras, cuando cita 19 danzas a más de<br />

36 instrumentos.<br />

D. Miguel Arnaudas organista del Pilar y mas tarde<br />

maestro de Capilla de la Seo de Zaragoza en su obra «la<br />

jota, origen, forma musical y ejecución» dice lo siguiente:<br />

«La construcción musical de la jota, melódica, rítmica<br />

y armónicamente es absolutamente moderna y no sólo


no contiene ningún rasgo de los que caracterizan a la<br />

música árabe o religiosa de los siglos medios, sino que<br />

tampoco los tiene de la época del Renacimiento, rasgos<br />

éstos que perduran en España hasta la música de mitad<br />

del siglo X<strong>VIII</strong>».<br />

Posiblemente al tomar carta de naturaleza en<br />

Aragón se extendió por toda España a raíz de la Guerra<br />

de la Independencia, y lo mas probable en nuestra<br />

Región fuese traída por las huestes que ayudaron a<br />

defender Zaragoza, ó que entrara a través de la Región<br />

Valenciana.<br />

En nuestra Región existen tanta variedad de Jotas<br />

como pueblos tiene la Provincia e incluso en España no<br />

existe un sólo pueblo que no tenga su Jota, siendo las<br />

mas famosas las de, Lorca, Totana, Cieza, Yecla, Aguilas,<br />

etc, etc, en la huerta de Murcia tenemos unos bellos<br />

ejemplos de Jotas como son, la navideña, de Aljucer, del<br />

Rincón, del Verdolay, etc, y la más genuina de todas y<br />

mas antigua en el cancionero Murciano la Jota o baile<br />

de los anisicos.<br />

Tiene la Jota unas variantes que unas son de aquí<br />

y otras importadas, las cuales han creado músicas y<br />

bailes muy vistosos y de una sencillez extraordinaria<br />

como son; ziringozas, hierbabuenas, y zánganos, que<br />

se bailan en distintos puntos de la Región. En el ámbito<br />

mundial la Jota está representada gracias a List, Glinca,<br />

Saint-Sacns y por supuesto los grandes compositores<br />

españoles.<br />

Uno de los grandes bailarines joteros de fama<br />

internacional ha sido Pedro Azorín (de niño fue<br />

«infante» del Pilar) natural de Yecla y Premio Nacional<br />

de Danza, el cual ha montado jotas entre otras a, Pilar<br />

López, Carmen Amaya y Mariemma, actuando<br />

últimamente en el Ballet de María Rosa. Insertamos a<br />

continuación unas letras de Jota recogidas en Yecla por<br />

gentileza de Juana Martínez Yago.<br />

Por un besito ni dos<br />

ni tres ni cuatro ni ciento<br />

la mujer no pierde nada<br />

y el hombre se va contento.<br />

Por tu puerta resalada<br />

tengo mas pasicos dados<br />

que San Juan Evangelista<br />

cuando por el mundo andaba.<br />

Una niña en esos ojos<br />

tienes unos ojos niña<br />

que los ojos de esta niña<br />

son las niñas de mis ojos.<br />

Yo no digo que tu seas<br />

ninguna mujer mundana<br />

pero tu madre lo ha sido<br />

del tronco sale la rama.<br />

Si tuvieras de olivares<br />

lo mismo que fantasía<br />

el río de Manzanares<br />

por tu puerta pasaría.<br />

32<br />

El camino estaba llano<br />

andando por el camino<br />

se me perdió mí morena<br />

llevándola de la mano.<br />

Que circula por mis venas<br />

te quiero mas que a la sangre<br />

si trataras de olvidarme<br />

me moriría de pena.<br />

De los primeros amores<br />

una raíz me queao<br />

que siempre me está royendo<br />

al lado del corazón.<br />

Pensarán que yo te quiero<br />

porque te pongo la silla<br />

yo soy capaz de poner<br />

a un toro las banderillas.


MALAGUEÑAS<br />

A finales del Siglo XVI y principios del XVII<br />

proliferan en España entre otras danzas, la Rondeña, el<br />

fandango, la granadina, la caña, etc, etc, y que los<br />

grandes maestros de danza llevaban en su repertorio.<br />

Estas danzas traídas con las distintas migraciones y<br />

mezcladas en el crisol popular con las danzas de la tierra,<br />

han creado páginas bellísimas y de un sabor inigualable<br />

como son las malagueñas murcianas.<br />

Es difícil precisar el porqué llamar malagueña a<br />

un baile que es murciano. Quizás sea por el hecho de<br />

descender de la caña o la rondeña, el aire musical nos<br />

trae recuerdos de esta bella capital aunque en realidad<br />

son fandangos y las que se cantan en la huerta no tienen<br />

parecido ni en el canto ni en el baile con las de Málaga.<br />

La copla suele constar de cuatro versos octosílabos<br />

y su compás es de 3x4, existen en nuestra Región gran<br />

variedad de malagueñas, casi tantas como pueblos tiene<br />

la Provincia y hay un hecho muy curioso: siendo la<br />

parranda el baile murciano por excelencia se bailan más<br />

malagueñas que parrandas, quizás sea por ser de mas<br />

antigüedad este baile o estar las parrandas localizadas<br />

en una zona determinada.<br />

En la huerta de Murcia hay bellos ejemplos de<br />

malagueñas como son; de la Arboleja, Albatalía o del<br />

tío abogado, gitana o del tío Eugenio, de Algezares o<br />

del tío Blanes, Aljucer o de la tía Carmen la pereta<br />

aunque esta malagueña es de Sangonera, etc, en fin, una<br />

serie de malagueñas que han ido cogiendo el nombre<br />

de la persona que las enseñó y que gracias a esto su<br />

nombre pasará a la posteridad pues ya se denominan<br />

con el nombre de la persona no del lugar.<br />

En el Campo de Cartagena existen tres variedades<br />

de malagueñas como son; las toreras, las boleras y las<br />

mineras y que están localizadas en las zonas de, Roldán,<br />

Torre Pacheco, Fuente Álamo y la Unión. Hay varias<br />

formas de denominar las malagueñas como son; de<br />

arriba, en medio, abajo, rajeás, punteas, taconeas,<br />

boleras, toreras, mineras, etc, en algunas la<br />

denominación les viene según el traste que se toca en la<br />

guitarra, las de arriba, en mi y fa siendo la copla en do<br />

todo en tono mayor; las de en medio, van en fa sostenido<br />

y sol copla en re igualmente en tono mayor; las de abajo<br />

en sol y sol sostenido copla en mi bemol, aunque estas<br />

malagueñas se suelen tocar menos, únicamente se tocan<br />

en la zona de Nogalte; las rajeás porque se tocan en<br />

rasgueos; las punteás porque el tocador iba haciendo<br />

punteos, etc. Antiguamente solo se acompañaban con<br />

guitarras y aún hoy se siguen acompañando así en<br />

algunas pedanías y como fondo el «ajujú» grito de uso<br />

en la huerta que ya se ha perdido. Aunque el sabor puro<br />

es la guitarra, hoy se acompañan con bandurrias, laudes,<br />

etc, y cuando se las oye con otros instrumentos fuera de<br />

los propios de rondalla no se forma de ellas sino una<br />

imperfecta idea.<br />

33<br />

Las malagueñas se suelen cantar en coplas de<br />

cuatro versos o cuartetas asonantadas, rimando primero<br />

y tercero y segundo y cuarto, donde se entra cantando<br />

el primer verso repetido para pasar al segundo tercero<br />

y cuarto terminando con el primero.<br />

Ponemos aquí un ejemplo:<br />

Dicen que no tengo sal (bis)<br />

y tengo un salero lleno<br />

que lo tengo en mi bancal<br />

y lo uso cuando quiero<br />

dicen que no tengo sal<br />

Huertanica huertanica (bis)<br />

lucete con tu bolero<br />

que cada paso que da<br />

le manda flores al cielo<br />

huertanica huertanica.<br />

Tu padre dice que nones (bis)<br />

tu madre dice que si<br />

y como mandan las faldas<br />

tu serás nena p' mi<br />

tu padre dice que nones.<br />

La mujer en opinión (bis)<br />

mucho mas pierde que gana<br />

pues son como la campana<br />

que se estima por el son<br />

la mujer en opinión.<br />

Yo soy la vela de cera (bis)<br />

que arde en tu beneficio<br />

y en pago del buen servicio<br />

le das un soplo a que muera<br />

yo soy la vela de cera.<br />

La mujer que sale guapa (bis)<br />

y se peina a lo torero<br />

no la puede mantener<br />

ningún pobre jornalero<br />

la mujer que sale guapa.<br />

Con esa cara zagala (bis)<br />

no vayas a pasear<br />

porque si te esfisa un guardia<br />

te tendría que multar<br />

con esa cara zagala.<br />

Eres huertanico mío (bis)<br />

un zángano de colmena<br />

que dices que trabajar<br />

no vale nunca la pena<br />

eres huertanico mío.<br />

Dicen que es malo comer (bis)<br />

estando dentro la cárcel<br />

pero es mas malo el casarse<br />

con una pobre mujer<br />

que no sepa gobernarse.


34<br />

MANCHEGAS<br />

Las manchegas fueron creadas por el manchego<br />

Pedro la Rosa en el Siglo X<strong>VIII</strong>, el cual era un gran<br />

bailarín de seguidillas que modificó canto y baile las<br />

cuales paseó por los mejores teatros de España y Europa;<br />

esta innovación fue posterior a 1.784 pues en esa fecha<br />

y con motivo de unos festejos populares que se<br />

celebraban en Murcia, en el repertorio de bailes no<br />

figuraba ese nombre.<br />

Las manchegas tanto literaria como musicalmente<br />

son descendientes de las seguidillas, la única variante<br />

consiste en que solamente se dan tres compases entre<br />

copla y copla.<br />

Vamos a poner un ejemplo de manchegas:<br />

De suegras y cuñadas<br />

va un carro lleno.<br />

Va un carro lleno<br />

vaya bonita carga<br />

para el infierno<br />

de suegras y cuñadas<br />

va un carro lleno.<br />

Va un carro lleno<br />

de suegras y cuñadas<br />

va un carro lleno<br />

vaya bonita carga<br />

para el infierno.<br />

Para el infierno<br />

vaya bonita carga<br />

para el infierno<br />

de suegras y cuñadas<br />

va un carro lleno.<br />

En el mismo siglo hubo otro bailarín manchego<br />

llamado Sebastián Cerezo, el cual las modificó a su vez<br />

creando el bolero, baile muy señorial, que según D.<br />

Preciso recibió tal nombre por ser una danza toda en<br />

saltos y como en un vuelo, aunque otros autores le<br />

atribuyen la creación a un calesero sevillano llamado<br />

Antón Boliche. No se sabe a ciencia cierta cual fue de<br />

los dos pero lo cierto es que a este bailarín manchego se<br />

le atribuye la invención de la jota y las sevillanas en<br />

cuanto a baile se refiere.<br />

Según nos cuenta Estébanez Calderón en sus<br />

escenas andaluzas, «que eran tan grandes los esfuerzos<br />

que hacían los bailarines en interpretar el bolero, con<br />

sus saltos, cabriolas, volatas y vueltas de pecho, que la<br />

mayoría terminaba en la cama de un hospital, e incluso<br />

Esteban Morales inventor de esta última suerte fue el<br />

primer mártir de la invención y cuentan algunos autores,<br />

que esta mudanza tiene llevada mas gente a los<br />

cementerios que las pulmonías en Madrid».


Para poner coto a este mal, el murciano Luis<br />

Requejo bailarín muy hábil y de gran ingenio, además<br />

de una agilidad extraordinaria, después de asombrar<br />

tanto a los reinos de Aragón y Valencia como a su propia<br />

tierra, apareció en Madrid como el reformador del<br />

bolero, quitándole todo aquello que resultaba violento<br />

y estrepitoso ajustando los movimientos a compases algo<br />

más lentos y pausados dejándolo tal como hoy se conoce<br />

y que aún se baila en la localidad de Fuente Alamo<br />

(Murcia).<br />

Ya no bebo mas agua<br />

de tu tinaja<br />

De tu tinaja ya no bebo<br />

mas agua de tu tinaja<br />

porque he visto una cosa<br />

que sube y baja.<br />

que sube y baja<br />

porque he visto una cosa<br />

que sube y baja<br />

ya no bebo mas agua<br />

de tu tinaja.<br />

De tu tinaja<br />

ya no bebo mas agua<br />

de tu tinaja<br />

porque he visto una cosa<br />

que sube y baja.<br />

Ya no bebo mas caldo<br />

de tu puchero<br />

De tu puchero<br />

ya no bebo mas caldo<br />

de tu puchero<br />

porque he visto una cosa<br />

que mete miedo<br />

Que mete miedo<br />

porque he visto una cosa<br />

que mete miedo<br />

ya no bebo mas caldo<br />

de tu puchero.<br />

De tu puchero<br />

ya no bebo mas caldo<br />

de tu puchero<br />

porque he visto una cosa<br />

que mete miedo.<br />

Ya no bebo mas vino<br />

de tu porrón<br />

De tu porrón<br />

ya no bebo mas vino<br />

de tu porrón<br />

porque se ahoga en penas<br />

mi corazón.<br />

35<br />

Mi corazón<br />

porque se ahoga en penas<br />

mi corazón<br />

ya no bebo mas vino<br />

de tu porrón.<br />

De tu porrón<br />

ya no bebo mas vino<br />

de tu porrón<br />

porque se ahoga en penas<br />

mi corazón.<br />

PARRANDA<br />

¡Ay tierra de cien caminos<br />

y de mil encrucijadas<br />

tierra de valientes hombres<br />

y de coplas solitarias!<br />

tierra de verdes naranjos<br />

de tomillos y retamas<br />

tierra que monta la vida<br />

sobre la huerta sultana<br />

dime, ¿por donde te vino<br />

la copla de tu Parranda?<br />

tu Parranda de voz pura<br />

que vibra, solloza y canta<br />

copla que sale profunda<br />

y nace de las entrañas.<br />

En que milenaria cueva<br />

¡has nacido tu Parranda!<br />

blanca de azahares y estrellas


de rocío de madrugada.<br />

¡Nació bajo los naranjos<br />

o la higuera solitaria<br />

o en el surco de tu tierra<br />

siempre de sudor regada!<br />

dicen que la Seguidilla<br />

fue tu madre castellana<br />

y que tu padre fue el pueblo<br />

donde todo se amalgama<br />

pues tienes toda la gracia<br />

de la palmera sultana,<br />

el verde de los trigales<br />

y la margarita blanca.<br />

No hay placer que mas deleite<br />

que oír junto a una ventana<br />

cantar coplas a una moza<br />

con rumores de guitarra.<br />

La parranda es según la Real Academia de la<br />

Lengua Española, «la cuadrilla de músicos aficionados<br />

que van de noche tocando o cantando para divertirse»,<br />

aunque en la huerta de Murcia el ir de parranda era ir<br />

de ronda a echarle unos cantares o serenata a las mozas<br />

o, como se decía en panocho a echarles una «relincha».<br />

A veces ocurría que si la moza que iban a rondar<br />

era de un pueblo vecino, terminaban por lo general en<br />

la botica pues los mozos de este pueblo queriendo hacer<br />

la «hombrá» esfarataban la música a estacazo limpio.<br />

Las parrandas fueron creadas por Luis Requejo,<br />

genial bailarín murciano célebre en su época, el cual<br />

modificó canto y baile de seguidillas dándole su actual<br />

forma y poniéndole el nombre de parranda,<br />

posteriormente ha sufrido varias degeneraciones siendo<br />

las más notables las seguidillas del pan torrao o "Torrás"<br />

que se bailan en Mula aunque es un baile manchego y<br />

las pardicas que tomaron carta de naturaleza en la<br />

Cañada de Canara de Cehegín, las cuales tienen una<br />

estrofa menos que las parrandas y deben su nombre<br />

(según los naturales de esta zona) al ser allí la tierra de<br />

color pardo al bailar se pegaba el polvo a la ropa, de ahí<br />

el nombre, la diferencia mas notable es que tienen una<br />

cadencia rápida de introducción que generalmente va<br />

en tónica y la copla que va lenta y en subdominante.<br />

Las Parrandas son de un carácter alegre donde las<br />

guitarras entran en forma de ritornello dando el cantor<br />

el aviso para luego entrar el coro cantando las tres<br />

estrofas de cada mudanza, mientras, las parejas bailan<br />

intentando engañarse el uno al otro, pues en el trabajo<br />

cotidiano de la casa o el campo, estaban pensando el<br />

paso o vuelta que iban ha hacer en el baile que se<br />

organizaba los domingos al acabar las faenas, de esta<br />

forma buscaban el liar a su pareja y demostrar su buen<br />

bailar, por este motivo existen en nuestra Región gran<br />

diversidad de pasos tanto en parrandas y malagueñas<br />

como en Jotas.<br />

Los versos son octosílabos asonantados el segundo<br />

36<br />

y el cuarto, pero su forma de cantar es muy peculiar<br />

pues consta de una entrada y tres estrofas, haciendo la<br />

entrada los dos primeros versos, la primera estrofa entra<br />

con el segundo verso repetido con tercero y cuarto, la<br />

segunda estrofa con el cuarto verso repetido con primero<br />

y segundo y la tercera estrofa igual que la primera,<br />

siendo todo el conjunto de tres mudanzas o pasos<br />

repitiendo entre coplas tres veces el mismo compás<br />

siendo este de 3x8.<br />

Transcribimos aquí un ejemplo típico de parranda:<br />

Estando cortando rosas<br />

en el jardín del amor.<br />

En el jardín del amor<br />

en el jardín del amor<br />

saltó una pincha celosa<br />

se clavó en mi corazón.<br />

se clavo en mi corazon<br />

se clavó en mi corazón<br />

estando cortando rosas<br />

en el jardín del amor.<br />

en el jardín del amor<br />

en el jardín del amor<br />

saltó una pincha celosa<br />

se clavó en mi corazón.<br />

Constan las parrandas de un solo período musical<br />

dividido en tres fases las cuales se repiten por tres veces<br />

consecutivas, cada vez la copla es distinta y por lo<br />

general terminan con una parte llamada "retal", aunque<br />

ya a caído en desuso y hay zonas que terminan con un<br />

paso de jota tal es el caso de ,el Berro, Aledo o Zarzadilla<br />

de Totana.<br />

Las zonas donde más arraigo tuvieron fueron las<br />

de Vélez Blanco, Vélez Rubio, Puerto Lumbreras, Lorca,<br />

Totana, Caravaca y toda la zona de la rambla de Nogalte.<br />

Es curioso que fuera en la zona del Noroeste donde<br />

se bailan más parrandas pues en todo el campo de<br />

Cartagena, el Altiplano o la Vega Baja, no hay testimonio<br />

de ninguna parranda y en la huerta, según nos cuenta<br />

Díaz Cassou a finales del siglo pasado existían varias<br />

como son: de la huerta, del campo, del uno (por tocarse<br />

en el primer traste), del medio y del tres o pesadas (por<br />

tocarse en el tercer traste) y ya dice que se van perdiendo.<br />

La la la la<br />

como quieres que yo vaya.<br />

La la la la<br />

como quieres que yo vaya<br />

como quieres que yo vaya<br />

al jardín de la alegría.<br />

La la la la


al jardín de la alegría<br />

si se marchitan las flores<br />

al ver tu pena y la mía.<br />

La la la la<br />

al ver tu pena y la mía<br />

como quieres que yo vaya<br />

al jardín de la alegría.<br />

La la la la<br />

María si fueras mía.<br />

La la la la<br />

María si fueras mía<br />

María si fueras mía<br />

te vestiría de oro y plata.<br />

La la la la<br />

te vestiría de oro y plata<br />

pero como no eres mía<br />

vas vestida de hojalata.<br />

La la la la<br />

vas vestida de hojalata<br />

María si fueras mía<br />

te vestiría de oro y plata.<br />

La la la la<br />

si me quieres dímelo.<br />

La la la la<br />

si me quieres dímelo<br />

si me quieres dímelo<br />

y si no dame veneno.<br />

La la la la<br />

y si no dame veneno<br />

y sala la calle y dí<br />

yo mate a mi dulce dueño.<br />

La la la la<br />

yo mate a mi dulce dueño<br />

si me quieres dímelo<br />

y si no dame veneno.<br />

37<br />

MAYOS<br />

Estamos a treinta<br />

de abril cumplido<br />

mañana entra mayo<br />

de flores vestido<br />

Con esta copla saludaban la entrada del mes de<br />

mayo, la mayoría de los pueblos, mes de las flores por<br />

excelencia y el más representativo de la Primavera, ante<br />

el resurgir de la naturaleza, la alegría que sienten los<br />

pueblos la manifiestan en unos festejos populares<br />

llamados "mayos", manifestación folclórica consistente<br />

en un canto a la mujer por la relación que existe entre la<br />

fecundidad de la tierra y de la mujer, estas canciones se<br />

denominan de primavera o pascua florida y que de<br />

alguna forma perpetúan ritos mágicos los cuales van<br />

encaminados a la atracción de la fecundidad, formando<br />

parte de la "liturgia poética universal".<br />

También eran conocidos con el nombre de "mayas"<br />

y se utilizaban para designar unos festejos que se<br />

celebraban el día treinta de abril saludando la entrada<br />

del mes de mayo, durando los mismos hasta el día de<br />

San Juan que terminaba con la enramada que el mayo<br />

ponía a su maya, celebrándose de forma más o menos<br />

parecida en otros países de Europa como Inglaterra,<br />

Alemania, Francia, Italia, etc.<br />

Se supone que esta costumbre es reflejo de los<br />

festejos llamados "mayana" que de Palestina pasaron a<br />

Grecia y luego a Roma, pues se encuentran cantos a la<br />

primavera en el libro de Alexandre, en Cántigas del<br />

Cancionero galaico-portugués en los Carmina Burana,<br />

en Virgilio, en Teócrito, en cantos provenzales, etc., y es<br />

aquí en la Provenza y el Languedoz donde una doncella<br />

muy bien ataviada, era paseada el día primero de mayo<br />

a modo de invocación a la divinidad de la belleza<br />

femenil, manifestando de esta forma la alegría que los<br />

pueblos sienten ante el resurgir de la primavera,<br />

esteriorizándola con la celebración de ritos y festejos<br />

encaminados a invocar la fecundidad de la naturaleza<br />

y dedicados principalmente a la mujer debido a la<br />

relación que existe entre ambas.<br />

Los mayos son un himno a la primavera que se<br />

celebra con cantos, danzas, guirnaldas, levantamiento<br />

del árbol, etc., y están relacionadas con la concepción<br />

del mundo que tenían los agricultores del Neolítico e,<br />

incluso en el Paleolítico pues los magdalenienses<br />

danzaban en torno a un objeto sagrado para aumentar<br />

la fecundidad de los animales y las plantas.<br />

Sebastián de Covarrubias, hace una cita de esta<br />

manifestación folclórica en una de sus obras. Con el<br />

nombre de mayo se denomina en las aldeas a un árbol<br />

que mozos y zagalas acostumbran el día 10 de mayo<br />

poner en las plazas o en otra parte y alrededor del cual<br />

bailan. También era costumbre en Castilla donde según<br />

Covarrubias, colocaban en su tálamo a una joven


icamente vestida mientras otras provistas de bandejas<br />

con flores acometían a los transeúntes para ofrecerles<br />

una flor.<br />

El holandés Enrique Cok, archivero de la Guardia<br />

Real de Felipe II, en la relación de un viaje efectuado<br />

por Cataluña en el año 1585, relata la costumbre que<br />

había de celebrar la fiesta del «árbol de mayo» el cual<br />

era plantado en el centro de la plaza principal del pueblo<br />

bailando y cantando en derredor suyo dice; «los<br />

catalanes mas inclinados a bailes y festejos que ninguna<br />

gente de España conserva esta costumbre»<br />

En los pueblos de la Región Andaluza y<br />

concretamente en Sevilla, ha sido bastante celebrada<br />

esta tradición cantando a la Cruz de Mayo. Pero, quizás<br />

donde mas popularidad ha tenido esta costumbre sea<br />

en Galicia, pues se organizan cuadrillas de mozos que<br />

van recorriendo la población, cantando los tradicionales<br />

mayos. Podemos decir que los mayos constituyen un<br />

código de belleza femenina y que estos códigos eran<br />

muy frecuentes en la literatura medieval circulando no<br />

solo por España sino por toda Europa y que la<br />

advocación Mariana que hoy tienen no la tenían en la<br />

antigüedad, pues siempre se cantaban a la dama.<br />

Recogemos aquí una letra antigua que dice así.<br />

A cantar el Mayo señora venimos<br />

y para cantarlo lisensia pedimos<br />

usté que nos oye no nos dise nada<br />

señar que tendremos la lisensia dada.<br />

Y esta otra;<br />

Paso a retratarte<br />

pero aquí mí lengua<br />

proseguir no sabe<br />

y a cantar no acierta.<br />

Musicalmente manifiestan una cierta riqueza de<br />

variantes y están relacionados en el origen, con formas<br />

musicales muy primitivas y en general observamos que<br />

esta pureza y antigüedad, queda marcada por la<br />

ausencia completa de formas polifónicas, es decir, una<br />

forma puramente monódica tratándose de una tonadilla<br />

la cual se repite apoyada en un extenso texto.<br />

Literariamente los mayos están compuestos a base<br />

de cuartetas de versos de arte menor octosílabos o<br />

hexasílabos asonantes donde riman los pares y<br />

responden al esquema A B C B, el texto se estructura<br />

mediante estrofa binaria de ritmo trocaico, o sea con el<br />

axis rítmico en las sílabas impares, creando un ritmo<br />

estrófico sencillo y popular, apto para el canto o la<br />

recitación coloquial, siendo de, una gran unidad<br />

estructural como asimismo de un vigor expresivo y una<br />

gran agilidad rítmica.<br />

38<br />

En la huerta de murcia siempre se recibía el mes<br />

de mayo poniendo enramadas y flores en las puertas de<br />

las mozas, los mayos que hoy se cantan son originarios<br />

de la Sierra de Albarracín y datan del año 1.925, fecha<br />

en que los trajo a Murcia D. Antonio Garrigós «el Apóstol<br />

de los Auroros». Entregando música y textos a la<br />

Campana de Auroros del Rosario de Rincón de Seca,<br />

los cuales adaptaron las letras para Cantarlos a la Virgen<br />

del Rosario dándoles la difusión que hoy tienen. El<br />

profesor García Matos eminente folclorista (con el cual<br />

tuve el honor de colaborar) los recogió en una grabación<br />

discográfica cantados por esta Campana de Auroros. La<br />

forma de cantar estos mayos es muy peculiar, pues<br />

empiezan con un ritmo de jota aragonesa pidiendo<br />

licencia para cantar el mayo, luego se entra en el mayo<br />

propiamente dicho cantando el coro una copla<br />

contestándole una solista otra y así sucesivamente se<br />

va haciendo una pequeña apología al mes de mayo,<br />

pasando a continuación a alabar la belleza de cada una<br />

de las partes del cuerpo de la doncella en este caso la<br />

Virgen María, acabado el retrato, ya que se denomina<br />

«pintar la dama» viene la elección del mozo en este<br />

caso San José, una vez asignado el «mayo» hay una<br />

despedida para acabar el texto del mayo y a<br />

continuación se cantan unas coplas de jota como<br />

despedida.<br />

Anteriormente a estos mayos en la huerta de<br />

Murcia. Se cantaban unos mayos auténticamente<br />

murcianos, dejándonos testimonio de ellos el eminente<br />

músico murciano D. Emilio Ramírez, en un artículo<br />

aparecido en «El Liberal» el cual dice: «esa tradición se<br />

perdió hace muchos años: no puedo precisar cuantos»<br />

y en una tertulia en el Circulo de Bellas Artes junto con<br />

D. Alberto Sevilla y D. Francisco Frutos transcribieron<br />

la melodía que D. Francisco Frutos la recordaba de<br />

haberla oído a sus abuelos.<br />

Ramírez dice de ella: «La melodía es de un rancio<br />

abolengo huertano: justamente hermana de la de los<br />

albañiles y de la de los borrachos».


Con la licencia de Dios (Bis)<br />

y la del Sr. Alcalde<br />

le venimos a obsequiar<br />

al Redentor y a su madre<br />

le venimos a obsequiar<br />

al Redentor y a su madre.<br />

III<br />

Si Cristo nos da su gracia (Bis)<br />

y la Virgen del Rosario<br />

al divino San José<br />

le cantaremos un Mayo<br />

al divino San José<br />

le cantaremos un Mayo.<br />

I<br />

Adiós, Virgen del Rosario (Bis)<br />

míranos con compasión<br />

y con tu bendita gracia<br />

échanos tu bendición<br />

y con tu bendita gracia<br />

échanos tu bendición.<br />

II<br />

Y todos en alta voz (Bis)<br />

llenos también de alegría<br />

cantemos de corazón<br />

a Jesús, José y María<br />

cantemos de corazón<br />

a Jesús, José y María.<br />

III<br />

Cantemos la despedida (Bis)<br />

a María y San José<br />

y a los santos de este templo<br />

que nos den la Gloria, Amén<br />

y a los santos de este templo<br />

que nos den la Gloria, Amén.<br />

Se cantan tres coplas de entrada y tres de despedida<br />

y en medio los mayos propiamente dichos.<br />

39<br />

El día 21 de Enero de 1922, el diario «El Liberal»<br />

de Murcia publicó escrita por la propia mano del<br />

maestro Emilio Ramírez, esta partitura de mayos<br />

murcianos, el cual dice de ella: « Bajo el azul purísimo<br />

de este cielo, ante la huerta ubérrima de apiñado fruto,<br />

entre los naranjales salpicados de oro y aspirando con<br />

ambrosía aromas de azahar y de jazmines, suena en los<br />

aires el himno de la vida y la vega entona el canto de la


fecundidad. La copla huertana nace en el corazón y al<br />

subir a los labios estalla en un mayor amplio, rotundo,<br />

lujuriante<br />

Y eso es la canción de «los mayos»: linea melódica<br />

que sin perder su sentimentalidad oriental surge serena,<br />

risueña, optimista.<br />

Transcripción de las letras de los mayos por<br />

gentileza de la Campana de Auroros del Rosario del<br />

Rincón de Seca (Murcia)<br />

MAYOS A LA VIRGEN<br />

1<br />

Estamos a treinta<br />

del Abril cumplido<br />

mañana entra mayo<br />

de flores vestido.<br />

2<br />

Con verdes capullos<br />

y flores dispuestas<br />

se presenta mayo<br />

hoy a las doncellas.<br />

3<br />

Discretas y afables<br />

de mesura llenas<br />

una sobresale<br />

entre todas ellas.<br />

4<br />

Para publicar<br />

todas las grandezas<br />

la mas casta y pura<br />

entre las doncellas.<br />

5<br />

Lleva en la corona<br />

esta imagen bella<br />

diamantes rubíes<br />

granates y perlas.<br />

6<br />

Cándida paloma<br />

fugitiva vuela<br />

golondrina hermosa<br />

que el verano alegras.<br />

7<br />

Ahora señora<br />

nos daréis licencia<br />

para retrataros<br />

de pies a cabeza.<br />

8<br />

Tu cabello rubio<br />

de oro es madeja<br />

40<br />

tu frente espaciosa<br />

es campo de guerra.<br />

9<br />

Tus ojos son dos<br />

brillantes estrellas<br />

tu nariz aguda<br />

la que estila perlas.<br />

10<br />

Tus mejillas son<br />

de Aragón dos perlas<br />

de plata pulida<br />

son tus dos orejas.<br />

11<br />

Tu labio encarnado<br />

tu boca pequeña<br />

tus dientes menudos<br />

tu lengua perlera.<br />

12<br />

Tu garganta clara<br />

todo se clarea<br />

hasta el agua misma<br />

que pasa por ella.<br />

13<br />

Tus brazos dos ramas<br />

con diez azucenas<br />

llenas de jazmines<br />

rosas y violetas.<br />

14<br />

De tu vientre Virgen<br />

formó una arboleda<br />

de fragantes lirios<br />

rosas y violetas.<br />

15<br />

Tus rodillas ruedas<br />

al cielo dan vueltas<br />

tus pies dos pisones<br />

que pisan la tierra.<br />

16<br />

Y por donde pisan<br />

van vertiendo perlas<br />

ya estas retratada<br />

de pies a cabeza.<br />

17<br />

Ahora señora<br />

nos daréis licencia<br />

deciros el mayo<br />

que bien os parezca.<br />

18<br />

¡Acudid galanes!<br />

con varas dispuestas


a ver entre todas<br />

la que mas florezca.<br />

19<br />

Solo a florecido<br />

la que ¡osé lleva<br />

esta nos parece<br />

que tu mayo sea.<br />

20<br />

Quererlo señora<br />

Reina y madre bella<br />

que entre los cantos<br />

es la palma bella.<br />

21<br />

Angeles bajad<br />

de Cielos a tierra<br />

a la Virgen Santa<br />

dadle enhorabuena.<br />

22<br />

Pues tiene por mayo<br />

al que los profetas<br />

todos dispusieron<br />

que su esposo fuera.<br />

23<br />

Sois amada madre<br />

abogada nuestra<br />

todos te pedimos<br />

con lágrimas tiernas.<br />

24<br />

Guardadnos los campos<br />

y que haya cosecha<br />

líbranos señora<br />

de granizo y piedra.<br />

25<br />

Tended vuestro manto<br />

sobre la ribera<br />

conservad los frutos<br />

plantas y arboledas.<br />

26<br />

El Ángel repite<br />

«Ave Gratia Plena»<br />

ahora y en la hora<br />

de la muerte eterna.<br />

CANCIONES DE LABOREO O<br />

TRABAJO<br />

Las canciones de laboreo son de una gran<br />

importancia en todo el mundo por su relación con el<br />

trabajo y que ejecutan los campesinos o huertanos en<br />

cada una de sus labores específicas. Estos cantos tienen<br />

el denominador común de regular los movimientos de<br />

41<br />

cada faena y para hacer más soportable la misma.<br />

Generalmente la melodía se ajusta al movimiento<br />

de la faena en sí, aunque éste al igual que la letra es de<br />

un valor secundario, lo que si tiene un valor primordial<br />

es la melodía ya que hace de función reguladora de la<br />

faena.<br />

Según JJ. Rousseau, La canción ha sido en todos<br />

los tiempos «la manera de alejar por algunos instantes<br />

el tedio, si se es rico, y de soportar más dulcemente la<br />

miseria y el trabajo, si se es pobre»; pero yo creo que la<br />

canción es algo mejor que esto pues refleja los<br />

sentimientos y las pasiones del alma de los pueblos,<br />

siendo la fuente donde han bebido todas las<br />

civilizaciones y culturas a lo largo de los siglos.<br />

El huertano o campesino realizaba cotidianamente<br />

unas faenas propias de su entorno laboral como son;<br />

trilla, siega, coger hoja, labrar, con vacas o muías, coger<br />

oliva, almendra, etc canciones éstas a pleno sol,<br />

acompañadas las más de las veces por el canto monótono<br />

de las chicharras (cigarras), unas, y otras, con el alegre<br />

caminar de las muías o el lento ritmo de las vacas,<br />

inspiradas en la misma fatiga producida por las horas<br />

de trabajo a pleno sol, lanzando a menudo y entre versos<br />

exclamaciones animando a las bestias para que no<br />

decaigan en su ritmo de trabajo.<br />

Las canciones de laboreo son de una línea sencilla<br />

y natural, sin otras pretensiones que el lirismo<br />

espontáneo, que en algunos momentos adquiere<br />

impresionante intensidad, presentando líneas melódicas<br />

con ritmos muy precisos y concretos y una lírica que<br />

rezuma rudeza abrupta y expresividad, ya que el paisaje<br />

y la dureza a la que están sujetas las gentes de campo<br />

influye y trasciende en sus cánticos. Estas canciones son<br />

de un esplendor musical inigualable con una forma libre<br />

de cantar no ajustándose a medida ni compás, siendo<br />

cantadas «ad libitum» intercalando magníficos floreos<br />

y vocalizaciones a ritmo libre, haciendo bueno el<br />

huertano con ellas el dicho popular: «El huertano<br />

cuando canta, al cantar su mal espanta». Generalmente<br />

son cantadas en cuartetas octosilábicas asonantadas,<br />

predominando en su melodía las modalidades diatónica<br />

y cromática entroncándose con las viejas gamas de<br />

oriente con profusión de notas de floreo y adorno y<br />

frases muy largas.<br />

El carácter de estas canciones populares, es la<br />

sencillez y al propio tiempo una expresividad poco<br />

común en sus líneas melódicas poniendo más al<br />

descubierto las formas espontáneas y sencillas, sin otro<br />

propósito que obtener una melodía que pueda cantarse<br />

con ese lirismo soñador que caracteriza al huertano, sin<br />

duda por que en sus líneas melódicas está depositada<br />

el alma murciana con una sentida y profunda emoción.


DE SIEMBRA<br />

Popular<br />

Recop: Salvador Martínez<br />

DE SIEGA<br />

Popular<br />

Recop: Salvador Martínez<br />

42<br />

DE TRILLA<br />

Popular<br />

Recop. Salvador Martínez<br />

CAUTO DE TARTANEROS<br />

Popular (Yecla)<br />

Recop. Salvador Maztínez Nicolás


INSTRUMENTOS<br />

Vamos a dar una breve reseña de algunos<br />

instrumentos usados en la huerta de Murcia y que son<br />

menos conocidos por el gran público.<br />

Campana<br />

La campana es un instrumento idiófono percutido,<br />

de metal, en forma de copa profunda invertida, que se<br />

pone en vibración por el choque de un badajo<br />

suspendido de un anillo colocado en el vértice interior,<br />

que golpea en sus paredes cuando se le imprime un<br />

movimiento de balanceo. El principio físico de la<br />

campana es conocido desde la mas remota antigüedad.<br />

En la Edad Media se conocían dos sistemas de<br />

fabricación, de forja y de fundición, adoptandose<br />

después de largos experimentos una aleación de metal<br />

compuesta por un 76% de cobre y un 24% de estaño,<br />

aunque en Inglaterra se usan unas de acero pero es muy<br />

difícil darle un temple apropiado. En la huerta de Murcia<br />

existen varios tipos de campanas, las de auroros que<br />

son de bronce y van provistas de un mango para su<br />

mejor manejo; las de vaca que son algo más pequeñas y<br />

que van provistas de una anilla para colgar en el cuello<br />

de las vacas siendo de una aleación inferior; las de<br />

cuadrillas que al igual que las de auroros van provistas<br />

de un mango pero que son más pequeñas y las<br />

campanillas usadas para adornar los collerones de las<br />

caballerías y las cabras.<br />

Crótalos<br />

Este instrumento es una caña de las llamadas<br />

liceras partida en sentido longitudinal con un agujero<br />

en una de sus caras de unos diez centímetros de abertura<br />

y de una profundidad que varía según el grosor de la<br />

caña pues se dejan aproximadamente unos dos<br />

milímetros, para que al ser golpeada pueda vibrar, es<br />

de uso común en distintos puntos de España y<br />

principalmente en la huerta de Murcia para acompañar<br />

los típicos aguinaldos, la forma de tocar es muy peculiar<br />

pues se sujeta por bajo de la abertura con la mano<br />

izquierda, frotándose con la mano derecha que se<br />

mantiene semicerrada, golpeando sobre el arranque del<br />

dedo pulgar y del dedo índice. Marcial poeta hispanolatino<br />

nos habla de los famosos crótalos ibéricos como<br />

asimismo Plinio "el joven" y Petronio, en la antigua<br />

Grecia también se usaban una especie de crótalos de pies<br />

a los cuales llamaban «cropezai» eran unas sandalias<br />

de madera o metal especialmente hechas con las que<br />

marcaban el compás de sus danzas.<br />

Postizas o castañuelas<br />

Las castañuelas son un instrumento de percusión<br />

unida desde tiempo inmemorial a la danza pues ya en<br />

la antigua Roma las bailarinas gaditanas causaban<br />

admiración en las grandes fiestas dedicadas al Dios<br />

Saturno.<br />

43<br />

Este instrumento está hecho de madera dura y se<br />

compone de dos mitades cóncavas que juntas forman<br />

la figura de una castaña, de ahí le viene su nombre, van<br />

unida por medio de un cordoncillo que atraviesa las<br />

orejas del instrumento y que al mismo tiempo las une al<br />

dedo pulgar o corazón según en la región que sea. En<br />

Andalucía se unen al pulgar y se repiquetea con los<br />

cuatro dedos del meñique al índice, en Valencia es<br />

similar, en Aragón se sujetan al dedo corazón y<br />

repiquetean con la palma de la mano, etc,.<br />

En la huerta de Murcia hay una forma muy peculiar<br />

de sujeción pues van unidas al dedo índice y corazón la<br />

parte posterior y la anterior vuelve al corazón<br />

repiqueteando con las palmas de la mano. Se usan dos<br />

pares de castañuelas una para la mano derecha y otra<br />

para la mano izquierda, el par de la derecha recibe el<br />

nombre de hembra y debe tener el sonido más agudo<br />

que el macho que es el de la izquierda lo cual consigue<br />

el constructor haciendo la abertura entre las dos partes<br />

más ancha o mas estrecha.<br />

La mejor madera para su construcción es la de<br />

granadillo por su dureza y sonido la cual procede de la<br />

isla de Sto. Domingo aunque también se emplean otro<br />

tipo de maderas como son: palo santo, boj, castaño,<br />

ébano, olivo, haya, marfil, tela prensada, plástico, etc,.<br />

En la región murciana son muy comunes las de madera<br />

de jinjolero siendo uno de los artesanos más famosos<br />

un constructor de Lorca llamado Ginés Ibañez.<br />

La fragilidad de estos instrumentos es enorme pues<br />

con los cambios de temperatura se destemplan<br />

perdiendo sonoridad, es conveniente guardarlas en una<br />

funda a propósito.<br />

Además de los nombres de «crusmata» ó «crótalos»<br />

de origen griego reciben otros nombres según las<br />

regiones; en Andalucía se llaman palillos, en Murcia<br />

postizas, en Extremadura arrañuelas, en Aragón<br />

pulgaretas, y tienen un sonido mas bronco, en Ibiza se<br />

emplean unas castañuelas enormes que llaman crótalos<br />

al igual que en Asturias.<br />

Aunque el uso se ha generalizado en algunas<br />

regiones de Italia e Hispanoamérica, permanecen como<br />

un símbolo en la música española y aunque es de una<br />

sencillez aparente algunas interpretes han sido<br />

verdaderas virtuosas, podemos citar entre otras a<br />

Antonia Mercé apodada «La Argentinita» que falleció<br />

en la Costa Azul en 1.936 y Lucero Tena la cual las ha<br />

elevado a la categoría de concierto y las ha paseado por<br />

todos los escenarios del mundo, con ellas se han<br />

conseguido efectos de ondulado, arpegios, trinos,<br />

glisandos, redobles, etc,.<br />

Existen métodos para aprender a tocar este<br />

instrumento y se denomina "crotalogía" el arte de<br />

tocarlas, en París se publicó un método debido a C. Sala<br />

el cual contiene consideraciones importantes estando


asado en los cuatro espacios del pentagrama,<br />

correspondiendo el Mi (clave Sol 4 o espacio) al dedo<br />

índice, el Do al dedo medio, el La al anular y el Fa al<br />

dedo meñique.<br />

Vamos a insertar un gráfico para su mejor<br />

comprensión.<br />

Postizas<br />

A continuación vamos a explicar gráficamente los<br />

distintos toques de postizas de más uso en los bailes de<br />

la Región Murciana:<br />

Esperemos que estos gráficos sirvan de orientación<br />

a cuantas personas estén interesadas en aprender los<br />

distintos ritmos de bailes más comunes, si es así<br />

habremos dado un gran paso y nos sentiremos contentos<br />

de haber aportado algo en el aprendizaje de este<br />

instrumento.<br />

Platillos o címbalos<br />

Es un instrumento de percusión compuesto de un<br />

par de placas circulares de bronce, cuyo centro<br />

abombado en semiesfera está fijado a una empuñadura<br />

de cuero, cuantos mas gruesos sean más aguda será su<br />

sonoridad y cuanto más grande sea su diámetro el<br />

sonido será mas grave pues sus vibraciones están en<br />

razón directa del espesor e inversa del cuadrado del<br />

diámetro, la forma de tocarlos es golpeando uno contra<br />

otro.<br />

En la provincia de Murcia se usan dos tipos, el que<br />

tocan los bailarines que tiene unos 37 cms. de diámetro<br />

y que se coloca en el dedo corazón y el pulgar tocándose<br />

a modo de postizas, y el que usan las cuadrillas, éste de<br />

unos 850 m/m de diámetro que lleva en el centro un<br />

agujero para pasar una cinta de cuero de unos 20 cms.,<br />

la cual se enrolla sobre los cuatro dedos de la mano,<br />

índice, medio, anular y meñique para volver a enrollarse<br />

44<br />

sobre el dedo índice y se golpea uno contra otro.<br />

La pandereta<br />

La pandereta es un instrumento de percusión más<br />

pequeño que el pandero, esta formado por un aro de<br />

madera hendida por varias ranuras regularmente<br />

espaciadas en las que van dispuestos unos rodetes de<br />

metal o sonajas y por uno de los lados lleva una<br />

membrana de piel estirada sobre el vano, suena por<br />

percusión por frotamiento de los dedos sobre la<br />

membrana o sacudiéndola aunque de esta forma suenan<br />

solamente las sonajas, es muy popular en toda España<br />

y en Italia y sirve para marcar el ritmo de los bailes, es<br />

importante para que esté bien afinada el calentar la piel<br />

antes de comenzar a tocar. En la huerta murciana hay<br />

una forma muy peculiar de adornarla pues lleva<br />

interiormente dos filas de cascabeles, unas campanillas<br />

y un par de postizas, lo cual le da una sonoridad muy<br />

especial.<br />

La notación en Pentagrama es como sigue: X o<br />

Laúd<br />

De origen oriental muy antiguo el laúd fue<br />

importado a Europa en la época de las cruzadas; es<br />

parecido a la bandurria aunque de tamaño más grande;<br />

el mástil se diferencia en que dispone de 18 trastes, sus<br />

seis pares de cuerdas están afinadas una octava más baja<br />

que la bandurria y al igual que ésta se toca con púa o<br />

plectro. Los árabes denominan este instrumento con el<br />

nombre de asaf.<br />

Ejemplo de afinación<br />

La primera cuerda se afina con la primera de la<br />

guitarra pisada en el 5 o traste, la segunda cuerda se afina<br />

con la primera de la guitarra al aire, la tercera cuerda se<br />

afina con la segunda de la guitarra al aire, la cuarta<br />

cuerda se afina con la cuarta de la guitarra pisada en el<br />

cuarto traste, la quinta cuerda se afina con la quinta de<br />

la guitarra pisada en el cuarto traste y la sexta cuerda se<br />

afina con la sexta de la guitarra pisada en el cuarto traste.<br />

Guitarra<br />

Instrumento de cuerdas pulsadas, y mástil, cuya<br />

caja, está formada por una tapa y un fondo planos,<br />

unidos por aros de la misma altura en todo su contorno.<br />

El mástil esta dividido en diecinueve trastes destinados<br />

a la colocación de los dedos de la mano izquierda.<br />

La cabeza o pala muy ligeramente ensanchada, se<br />

inclina algo hacia atrás; la tapa armónica tiene en la<br />

mitad de su anchura un agujero circular llamado boca o<br />

tarraja, por encima de la cual pasan las cuerdas en


numero de seis para fijarse en un puente transversal en<br />

la parte más ancha de la caja.<br />

Como el laúd, la guitarra es de origen oriental.<br />

Sobre su introducción en Europa aparecen dos hipótesis.<br />

Según la primera, debió de ser un instrumento creado<br />

por los árabes e introducido por ellos en Europa. Según<br />

la otra, expuesta por Emilio Pujol, dos corrientes<br />

simultáneas coincidieron: una de origen grecorromano,<br />

por transformaciones sucesivas de la kethara griega a<br />

través de la citara romana y de la chrotta hasta<br />

determinar la guitarra latina conocida en España en el<br />

S. XVII, y otra por vía de los árabes determinando en la<br />

misma época la guitarra morisca. Una de las más<br />

antiguas representaciones en España figura en unas<br />

esculturas del Pórtico de la Gloria de la Catedral de<br />

Santiago de Compostela que data de 1188.<br />

Ricardo Gil, gran poeta murciano ha dicho de ella:<br />

Tiene el acento<br />

lánguido y amoroso<br />

del medio día,<br />

tiene todos los tonos<br />

del sentimiento,<br />

tiene todas las claves<br />

de la armonía,<br />

es vago su sonido<br />

y es soñoliento,<br />

cual rayo vaporoso<br />

de luna fría;<br />

nacen pausadas,<br />

sus notas perezosas<br />

y perfumadas.<br />

Ejemplo de afinación.<br />

Bandurria<br />

La Bandurria es un instrumento de cuerda con<br />

mástil de los denominados de pulso y púa muy popular<br />

en toda España. Consta de una caja que sube en<br />

disminución formando cuello hasta el mástil que es muy<br />

corto y esta dividido en doce trastes, tiene seis cuerdas<br />

dobles dos pares de acero, primera y segunda y cuatro<br />

pares entorchadas con alma de acero, tercera, cuarta,<br />

quinta y sexta, su afinación es por cuartas y su forma de<br />

tocar es haciéndolas vibrar con una púa o plectro de<br />

concha u otra materia dura y flexible, tiene un sonido<br />

muy agudo y suele formar el tiple entre los instrumentos<br />

de su genero.<br />

La afinación es la siguiente:<br />

45<br />

Guitarro<br />

El guitarro es un instrumento mucho mas pequeño<br />

que la guitarra compuesto de cinco cuerdas de las cuales<br />

son dobles la segunda, tercera y cuarta y la primera y<br />

quinta son sencillas.<br />

Ejemplo de afinación.<br />

1 a (Sencilla) Segunda del Laúd en el segundo traste.<br />

2 a (Doble) Tercera del Laúd en el segundo traste.<br />

3 a (Doble) Cuarta del Laúd en el tercer traste.<br />

4 a (Doble) Segunda al aire.<br />

5 a (Sencilla) Tercera al aire.<br />

Guitarrillo o triple<br />

El Tiple o Guitarrillo es un poco mas pequeño y<br />

consta de cinco cuerdas sencillas.<br />

Tiene la misma afinación que el guitarro<br />

Guitarra de ánimas<br />

La guitarra de ánimas es igual que la guitarra<br />

normal y lleva cinco cuerdas dobles.<br />

Ejemplo de afinación:<br />

1 a Cuerda, se afina con la segunda de la guitarra en el<br />

tercer traste.<br />

2 a Cuerda, se afina con la tercera de la guitarra en el<br />

segundo traste.<br />

3 a Cuerda, se afina con la cuarta de la guitarra en el tercer<br />

traste.<br />

4 a Cuerda, se afina con la quinta de la guitarra en el<br />

tercer traste.<br />

5 a Cuerda, se afina con la sexta de la guitarra en el tercer<br />

traste.


EL TRAJE REGIONAL<br />

El traje que hoy conocemos como regional ó<br />

popular, marcó una época que en este caso corresponde<br />

al siglo transcurrido desde 1.750 a 1.880, siendo el último<br />

traje entre los muchos que se fueron usando en nuestros<br />

pueblos. El traje popular es un hecho geográfico,<br />

fundamentalmente; es decir, la creación del hombre en<br />

función del medio natural en que se desenvuelve, las<br />

condiciones climatológicas del lugar donde habita y la<br />

actividad y trabajo que desarrolla, han hecho que su<br />

adaptación sea fundamental para los distintos usos y<br />

fines que se daba al mismo. El traje popular, nació de la<br />

adaptación de la ropa al medio ambiente y la<br />

indumentaria fue fruto de la burguesía más preocupada<br />

de lo estético y artístico que por la funcionalidad de las<br />

prendas teniendo por resultado la poca perduración que<br />

tuvo. Como es natural, al haber diferencia de clases las<br />

gentes vestían según sus estatus estaba la clase<br />

aburguesada o capitalista, la clase menestral o<br />

pueblerina y la clase rural o huertana, a esta última es la<br />

que salvo excepciones corresponde a la moda popular<br />

de dicha época, y que no hubiese podido llegar hasta<br />

nuestros días por su lejano origen si el pueblo no hubiese<br />

sido fiel guardador a través de los años de lo que, es<br />

parte esencial de su indumentaria, por tradición, dando<br />

así testimonio de dicha época, ya que el pueblo rural<br />

siempre lució orgullosamente las prendas que heredó<br />

de sus mayores. La mayoría de los documentos<br />

existentes se limitan generalmente a la indumentaria<br />

militar, cortesana y religiosa recibiendo menos atención<br />

los trajes populares rústicos que son los más naturales<br />

y perdurables siendo por ello los de mayor valor<br />

etnológico y racial. Gracias a los pintores costumbristas<br />

que supieron plasmar en sus cuadros la realidad de las<br />

gentes sencillas en sus costumbres y su forma de vestir<br />

nos ha llegado de una forma clara y sencilla para su<br />

estudio y conocimiento. Entre estos pintores cabe<br />

destacar a: Adolfo Rubio (1.862), Andrés Sobejano<br />

(1.852), Luis Ruipérez (1.867), Obdulio Miralles (1.<br />

867),José M a Alarcón (1.887), Gil Montejano (1.850), Sanz<br />

Fargas (1.860), y un largo etc., posteriores a esa época.<br />

Entre los trabajos publicados cabe destacar el de<br />

D. Juan de la Cruz Cano y Holmedilla con ayuda de su<br />

sobrino D. Manuel de la Cruz hecho en 1.777, una<br />

colección de trajes de toda España la cual alcanzó un<br />

gran éxito, tal es así que fue falsificada en Francia y<br />

Alemania. Este señor por cada dibujo que le mandaban<br />

de los distintos trajes de toda España, correspondía<br />

enviando un ejemplar de su obra por cada dibujo<br />

recibido, los dos trajes murcianos que figuran en dicha<br />

obra le fueron proporcionados por D. José Muñoz y<br />

Frías. En 1.801 dió comienzo la publicación de una<br />

colección general de trajes compuesta por 112 grabados<br />

figurando en ella tres trajes murcianos, siendo los<br />

grabadores Vázquez, Albueral, Martí y posiblemente<br />

Rodríguez a más de otros anónimos. También Gustavo<br />

Doré en el viaje por España que efectuó con el Barón de<br />

Davillier, plasmó en sus grabados y dibujos la<br />

46<br />

vestimenta y peinados de la época. Cabe destacar los<br />

trabajos publicados sobre la forma de vestir de nuestros<br />

antepasados por Leonardo Alenza, Manuel Castellano,<br />

Francisco Sainz Ortego, y un largo etc.<br />

El traje típico regional, es tan rítmico y sonoro en<br />

toda España, que esta pidiendo con su sin par colorido<br />

ser acompañado por una guitarra bien templada y unas<br />

castañuelas. El valor y catalogación de «traje típico<br />

regional» se dió a aquellos que solo se usaron poco mas<br />

de cien años entre los cientos de años que forman la<br />

historia de las regiones.<br />

La forma en el vestir tanto en el hombre como la<br />

mujer, y los diversos colores en medias, mantos, borlas<br />

en el sombrero o montera, etc., eran sinónimos de ser<br />

casados, solteros o viudos. Hay un refrán que dice «dime<br />

como vistes y te diré como eres».<br />

Últimamente esta proliferando en Murcia el<br />

estudio y presentación de trajes y vestimentas, que<br />

aunque tienen antigüedad, nunca fueron de uso de las<br />

clases populares y si de las clases aburguesadas y<br />

menestrales. No estoy en contra de dicha investigación,<br />

pero si en que sean presentados como trajes populares<br />

al no tener la condición que exige esta denominación.<br />

El traje popular, lo describen hasta la saciedad todos los<br />

investigadores y estudiosos del tema y por supuesto,<br />

los contemporáneos, situándolo en su tiempo y forma<br />

marcando una época y que fue usado solamente por las<br />

clases populares. Lo otro es como querer presentar los<br />

bailes de salón como bailes folclóricos aunque tengan<br />

mayor antigüedad.<br />

Creo es un engaño y un flaco favor a los estudiosos<br />

posteriores de nuestro folclore pues crea un falso<br />

conocimiento de los mismos ya que la historia sitúa los<br />

hechos y las cosas en su tiempo y lugar.<br />

Es notorio que cada zona se distinga por su forma<br />

de vestir, con características muy diferenciadas dentro<br />

de la misma provincia, y es digno de destacar la<br />

influencia de las provincias limítrofes tanto en la<br />

confección como en los elementos que la componen,<br />

cada pueblo ha ido creando su estilo propio quitando o<br />

poniendo cosas influenciado en su propio entorno<br />

cultural, y también condicionado por las épocas de<br />

prosperidad o carestía.<br />

En todo el levante hay mucha similitud en las<br />

formas de vestir, aunque, el traje murciano se diferencia<br />

con el valenciano, en los fuertes refajos con sobrepuestos<br />

y bordados y las faldas o zagalejos de la cuenca del<br />

segura, sin duda estas diferencias sean por los contactos<br />

con la región manchega.<br />

En Lorca, predominan preferentemente los<br />

bordados diminutos en lana de colores, y los refajos de<br />

recorte en lana con la tela aplicada en lanilla o filtro<br />

blanco. En la huerta de Murcia los bordados son en lana


de colores y en blanco, en Alguazas, Campos del Rio y<br />

Albudeite, los bordados son en blanco sobre fondo verde<br />

y se complementan con pañoleta de encaje y delantal<br />

de lentejuelas; en Caravaca los bordados son en<br />

cadenetas y lentejuelas; en Totana son de recorte de<br />

terciopelo aplicado sobre lana, con fondo color calabaza<br />

los de paseo, los de lujo son en raso del mismo color<br />

bordados en azabache; en Alhama el de lujo es de<br />

terciopelo bordado en lentejuela y el de labor es bordado<br />

en lana blanca sobre fondo rojo; en Cartagena son de<br />

raso con recortes de terciopelo bordeado con lentejuela<br />

y mostacilla; en el campo de Cartagena son bordados<br />

en lana negra sobre fondo de diversos colores y de lana<br />

con recorte de terciopelo y volantes; en Cieza son en<br />

raso con lentejuelas; en Jumilla son en rayas de dos tonos<br />

de azul con bordados muy diminutos en colores; en Yecla<br />

las rayas son horizontales o «rodaos» con cenefas<br />

bordadas en blanco y plisados muy diminutos a la<br />

piedra; en Cehegín son en cadenetas sobre fondo rojo y<br />

bordados a realce, hay que destacar las sayas que son<br />

en rayas horizontales de diferentes colores<br />

confeccionadas a punto enano de ganchillo, los refajos<br />

de guinga bordados en seda con volantes se llevaban<br />

en casi toda la región principalmente en verano.<br />

Todos estos trajes están complementados con la<br />

esparteña y la media blanca de repizco, los pendientes<br />

de calabaza o arracadas de media luna, los pañuelos de<br />

varé o merino, la mantilla de cintón, de terciopelo o seda<br />

adornada con azabaches, (el primer dato que tenemos<br />

de ella es de 1498 que la lució Dª. Jerónima de Borja en<br />

la boda de su hermana Lucrecia de Borja y era de<br />

terciopelo negro con guarniciones y bordada en<br />

canutillo), los chapines de raso blanco o negro de medio<br />

tacón bordados con lentejuelas o sedas, los agujones de<br />

filigrana en plata, las agujas de Tembleque, peineta de<br />

plata para realzar aún mas el moño de picaporte, el<br />

pañuelo de Manila, introducida a finales del siglo X<strong>VIII</strong><br />

no siendo de uso popular hasta mediados del siglo XIX,<br />

el zagalejo que llevaban debajo del refajo algunos con<br />

volantes y dos puntillas, de ganchillo una y la otra de<br />

molde y que son verdaderas maravillas y que demuestra<br />

lo artística que era la mujer murciana para<br />

confeccionarse una prenda que iba debajo del refajo.<br />

Es muy general el uso de la mantilla en el tocado<br />

femenino español y sobre todo mas representativa,<br />

aunque su uso es generalmente para las grandes<br />

solemnidades o asistir a la iglesia, en algunos trajes es<br />

prenda de diario. En las provincias del levante donde<br />

no es necesario su uso como abrigo, es muy usada la de<br />

casco de seda o terciopelo negro con ancho volante de<br />

encaje o tul bordado, también se usa el cintón que no<br />

lleva encajes ni puntillas y que suele ser adornado con<br />

cenefas en recorte y azabaches y la cinta que suele ser<br />

utilizada por la niña y no lleva ningún tipo de adorno<br />

siendo mas pequeña.<br />

La variedad ornamental en los bordados es<br />

espléndida y múltiple, donde predominan los puntos<br />

47<br />

de espiga, jaramago, cadeneta, coral, pata de gallina, etc.,<br />

hechos con hilos de sedas o lanas de colores vivos<br />

adornando los trajes y dándoles una gran vistosidad,<br />

está también el punto lanzado o al paso de mas interés<br />

técnico, los bordados en azabache se emplean para las<br />

mantillas de cintón y para el traje de novia murciana, el<br />

cual va en raso negro con recortes de terciopelo negro y<br />

azabaches, los bordados sobre raso, seda y tul se hacen<br />

con lentejuela dorada introducida en nuestra península<br />

por los árabes.<br />

En el hombre debido en primer lugar a los rigores<br />

del verano y también por la actividad agrícola<br />

predominante en la huerta, la ropa de mas uso era el<br />

zaraguel amplio y plisado, aunque en invierno se<br />

colocaban uno de paño negro encima, la montera (que<br />

data del siglo XVI), el escarpín, (el cual era usado para<br />

protegerse de la rozadura de las plantas), la media o<br />

calceta, la esparteña o alpargata cintada, la camisa con<br />

nervios o puntillas, la faja de seda o lana, el chaleco<br />

brocado o negro y sobre todo la manta espinardera o de<br />

Lorca cerrada por un lado y uno de sus extremos con<br />

una borla en la punta, a rayas de color azul, rosado,<br />

encarnado y amarillo, que al huertano le valía para todo,<br />

y la de cujón y morellana con flecos, mas usada por los<br />

carreteros, que ya aparecen en el siglo XIII en una<br />

miniatura en «Las Cantigas de Santa María» de Alfonso<br />

X el sabio, encima de una mula. Para los domingos usaba<br />

el traje sobrio en pana o panilla lisa en negro o marrón<br />

claro, la botonadura de plata y la chaquetilla o «dolman»<br />

cuyo origen es occidental y su nombre deriva del croata<br />

dolman y el turco dolamán que en principio fue de uso<br />

militar principalmente por los cuerpos de húsares, es<br />

corto hasta la cintura sin cerrar por delante dejando ver<br />

el chaleco, cuello alto levantado y sin solapas con una<br />

abertura lateral en la bocamanga de unos doce<br />

centímetros adornados con pasamanería y alamares de<br />

seda y lana. El pañuelo de seda o algodón a la cabeza<br />

con las dos puntas hacia abajo, en fin sería interminable<br />

dado la variedad de trajes encontrados.<br />

Decadencia del traje<br />

La segunda mitad del siglo XIX marcó la<br />

decadencia del vestir tal como hoy lo entendemos, no<br />

pudiendo resistir al industrialismo naciente ya que la<br />

producción de las fabricas textiles ofrecían ropa a buenos<br />

precios propiciando así la equiparación en las formas<br />

del vestir y al mismo tiempo los adelantos en materia<br />

de comunicaciones provocaron una mayor relación entre<br />

los pueblos influenciados por las modas que llegaban<br />

del exterior situándose en desventaja el traje popular<br />

quedando testimonios del mismo hasta la primera<br />

década del S. XX en los pueblos más aislados y de difícil<br />

acceso de la región.<br />

Luis de Hoyos, Académico de la Lengua, así como<br />

Catedrático de Folclore y escritor de innumerables obras,<br />

nos comenta que: «éste marcó una época que como ya<br />

dijimos antes va desde 1.750 a 1.880 y aún más


limitadamente hasta que comenzó la transformación<br />

económica e industrial de España en la década de 1.860».<br />

También hacen referencia a esta decadencia entre otros,<br />

D. Pedro Díaz Cassou y D. Rodrigo Amador de los Ríos.<br />

El poeta Murciano D. José Frutos Baeza nacido en<br />

1861, nos describe así las supervivencias que quedaban<br />

del traje huertano lamentando su desaparición.<br />

Huertano de blusa oscura<br />

y sombrero de ancha ala,<br />

de calzón estrecho y corto,<br />

y roja botina charra,<br />

que sin tipo ni carácter<br />

en el populacho encajas,<br />

¿qué son ya si no recuerdos<br />

de tu vieja indumentaria<br />

los nevados zaragüelles<br />

de morisca remembranza.,<br />

el jubón bordao en raso,<br />

con broches de fina plata,<br />

colgando como caireles<br />

entre las fajas de grana<br />

el blanco alpargate estrecho,<br />

cuyas cintas se trenzaban,<br />

subiendo graciosamente<br />

por la calceta calada ?<br />

¿ Qué fue de aquella montera<br />

que airosamente campaba<br />

sobre el pañuelo anudado<br />

de pura seda murciana?<br />

¿ Qué de la manta en colores<br />

con largo fleco bordada,<br />

y la capa de alto cuello<br />

patriarcas, solemne y amplia ?<br />

Esto nos decía un poeta que prácticamente vivió<br />

esa época. Vicente Medina gran poeta murciano,<br />

también alude al traje huertano:<br />

Te vayas ande te vayas,<br />

te llevarás tus ropicas<br />

de huertana; tu refajo,<br />

tu armador, tu mantellina...<br />

y aunque te llegues a ver<br />

ande otras hablas se estilan,<br />

yo sé que dirás «nenico»;<br />

yo sé que dirás «bonica»...<br />

y yo si te oyera hablar,<br />

siempre te conocería...<br />

El traje típico regional significa mucho y en<br />

múltiples aspectos. Es el legado de un tesoro que<br />

debemos enaltecer y conservar.<br />

D. Manuel Comba, Académico de la Real<br />

Academia de Bellas Artes de San Fernando y Catedrático<br />

de Indumentaria y Arte Suntuaria de la Real Escuela<br />

Superior de Arte Dramático, nos dice:<br />

48<br />

« Son lamentables e inadmisibles las estilizaciones<br />

y reformas caprichosas y arbitrarias que se están<br />

introduciendo en los trajes regionales, éstos fueron como<br />

fueron y así hay que aceptarlos, y si no gustan, prescindir<br />

de ellos. Cualquier modificación que se haga constituye<br />

una falsificación que, lógicamente, le quita sus valores<br />

de autenticidad histórica y estética y los deja reducidos<br />

a una mascarada.»<br />

Nos encontramos en una nueva era en la que la<br />

rapidez de los medios de comunicación nos hacen vivir<br />

mas vertiginosamente y la invención de bailes, músicas<br />

y vestuario pasa a ser de moda en un abrir y cerrar de<br />

ojos cualquiera que sea su procedencia o su ritmo, así<br />

como el huertano procuraba imitar al «churubito» hoy<br />

ocurre al revés posibilitando quizás la evolución a su<br />

tiempo ya que la moda ha sido siempre flor de un día.<br />

Hay que dejar al tiempo, que con su paso lento y<br />

metódico vaya arrinconando esas tendencias que la<br />

nueva moda va introduciendo, vuelvan a lo suyo<br />

haciendo renacer las músicas, danzas y vestimentas<br />

populares propios de cada pueblo.<br />

Peinados y ornamentación<br />

En el tocado de la cabeza la mujer murciana ha<br />

sido siempre de una exquisitez artística envidiable y<br />

principalmente la mujer levantina pues bástenos echar<br />

una mirada a esa «Dama de Elche», «de Baza» o «Dama<br />

Oferente» de Albacete para darnos cuenta del arte que<br />

ponía en la antigüedad la mujer del Levante Español.<br />

En la huerta murciana siempre predominó el<br />

moño redondo o coca recogido en la nuca y dos rodetes<br />

tras las orejas, con raya partida a un lado. No es un mero<br />

capricho el modo de arreglarse el pelo la mujer: así este<br />

sencillo o complicado uso del tocado femenino ha<br />

llegado a ser distintivo de tribus, pueblos y razas.<br />

La región del sureste es la de cabeza descubierta<br />

adornada con peinetas, agujas de filigrana y tembleque,<br />

aljófares y flores del tiempo, también el peinado es mas<br />

complicado pues persiste el tipo de Dama de Elche<br />

representativa de la prehistoria de la región levantina,<br />

si añadimos los adornos de orejas, cuello y cabeza se<br />

complementaría la unidad ornamental del sureste<br />

español.<br />

En Murcia el peinado es diferente a las demás<br />

provincias del Levante pues aparece el pelo en cocas,<br />

con raya partida a un lado y detrás un rodete muy<br />

sencillo, hacia el lado de la raya se coloca la peina que<br />

suele ser de concha o latón y unas flores cayendo hacia<br />

la cara.<br />

Fue introducido el moño de picaporte en una<br />

época bastante reciente y esta influenciado en la moda<br />

romántica universal, es decir, posterior a 1840, el cual<br />

por su belleza pronto arraigó entre las gentes<br />

desplazando el propio de la zona, siendo hoy


imprescindible en el tocado de la mujer murciana.<br />

Vamos a explicar la forma de hacer el «Moño de<br />

Picaporte»:<br />

Primero; se coge el pelo en una cola de caballo y se<br />

parte en dos, luego cada parte se divide en, 4, 6, 8, etc,<br />

ramales y se van cruzando como muestra la figura,<br />

cuando ya están hechos los cruzados se vuelven<br />

haciendo una coca, el de arriba hacia abajo y viceversa<br />

con las puntas vueltas hacia dentro después se sujetan<br />

con horquillas y se pone un lazo en el centro .<br />

Cruzado de cuatro ramales<br />

Vamos a explicar el cruce de ocho ramales .<br />

El n° 1 se cruza con el n° 2 hacia la derecha por<br />

debajo, pasa por encima del n° 4, por debajo del n° 6,<br />

por encima del n° 8, por debajo del n° 7, por encima del<br />

n° 5, por debajo del n° 3, llegando así hasta el borde<br />

derecho del cruzado para luego ir volviendo igual hacia<br />

la izquierda.<br />

El n° 2 se cruza con el n° 1 hacia la izquierda por<br />

encima, pasando por debajo del n° 4, por encima del n°<br />

6, por debajo del n° 8, por encima del n° 7, por debajo<br />

del n° 5, por encima del n° 3 para llegar al borde derecho<br />

pasando bajo el n° 1 y volviendo igual hacia la izquierda.<br />

El n° 3 se cruza por debajo del n° 4 hacia la derecha.<br />

Pasa por encima del n° 6, por debajo del n° 8, por encima<br />

del n° 7. Llegando al borde derecho por debajo del n° 5<br />

para volver hacia la izquierda.<br />

El n° 4 se cruza sobre n° 3 hacia la izquierda. Pasa<br />

por debajo del n° 1, por encima del n° 2, para girar hacia<br />

la derecha por debajo del n° 6.<br />

El n° 5 se cruza con el n° 6 por debajo hacia la<br />

derecha pasando por encima del n° 8, por debajo del n°<br />

7, para girar hacia la izquierda por encima del n° 3.<br />

El n° 6 se cruza con el n° 5; por encima hacia la<br />

izquierda. Pasa por debajo del n° 3, por encima del n°l<br />

por debajo del n° 2, por encima del n° 4, para llegar al<br />

borde izquierdo y volver hacia la derecha por debajo<br />

del n° 8.<br />

El n° 7 se cruza con el n° 8 hacia la derecha por<br />

debajo. Para girar a la izquierda por encima del n° 5,<br />

por debajo del n° 3. Por encima del n° 1, por debajo del<br />

n° 2, por encima del n° 4. Por debajo del n° 6, llegando al<br />

borde izquierdo por encima del n° 8 para volver hacia<br />

49<br />

la derecha por debajo del n° 5. El n° 8 se cruza con el n°<br />

7 hacia la izquierda por encima, pasando por debajo del<br />

n- 4, por encima del n° 3, por debajo del n° 1, por encima<br />

del n°2, por debajo del n° 4. Llegando al borde izquierdo<br />

por encima del n°6, para volver hacia la derecha por<br />

debajo del n° 7.<br />

Cruzado de ocho ramales<br />

Es interesante empezar con hebras de lana de<br />

distintos colores para habituarse al trenzado. Esperamos<br />

que, estas pequeñas explicaciones sirvan para que todo<br />

el mundo aprenda ha confeccionar este moño tan<br />

maravilloso, nuestra ilusión y nuestro deseo es que así<br />

fuera y nos sentiríamos muy satisfechos de haber podido<br />

aportar nuestros modestos conocimientos.


BIBLIOGRAFIA<br />

Amador de los Ríos: «España, sus monumentos y artes,<br />

su naturaleza y su historia, Murcia y Albacete» 1889<br />

Barón Charles Davillier/Gustavo Doré: «Viaje por<br />

España» Ediciones Giner 1991<br />

Béla Bartók: «Estudios sobre música popular» Siglo XX<br />

Editores<br />

S.A.<br />

Capmany, A.: «El baile y la danza» Ediciones Merino<br />

Caro Baroja, J.: «Apuntes Murcianos» Universidad de<br />

Murcia 1950<br />

Caro Baroja, J.: «Ensayo sobre la literatura de cordel»<br />

Circulo de Lectores 1988.<br />

Caro Baroja, J.: «Los pueblos de España» Ediciones Istmo.<br />

Comba, M. «Trajes regionales españoles» Ediciones<br />

Velázquez. Madrid 1987.<br />

Díaz Cassou, P.: «Tradiciones y costumbres de Murcia»<br />

Reim. 1893<br />

Estébanez Calderón, S.: «Escenas Andaluzas» Amigos<br />

do libro. Editores.<br />

García Matos, M. «Antología del folclore musical en<br />

España». Madrid, 1959<br />

Gonzalez-Marrón, J. M a . «Indumentaria Burgalesa<br />

popular y festera» 1989.<br />

Grup de Danses de Quatretonda. «Estudio Etnológico»<br />

1987.<br />

Hoyos, L. de /Nieves de Hoyos. «Manual de Folclore»<br />

Ediciones Istmo.<br />

Liceras Ferreres, M a . V.: «Indumentaria Valenciana S.<br />

X<strong>VIII</strong>-XIX» 1991<br />

Martínez Tornel, E.: «La canción tradicional Española»<br />

Ediciones Merino S.A.<br />

Navascues, J. M a . de. «Boceto Histórico» Ediciones<br />

Merino S.A.<br />

Preciado, D. «Folclore Español» Stvdivm, Ediciones. 1969<br />

Rex Planes, N. «La huerta que yo viví» Murgetana 1970<br />

Ruiz Funes, M. «Derecho consuetudinario y economía<br />

popular de la provincia de Murcia» 1916.<br />

Serra Boldú, V. «Folclore Infantil» Ediciones Merino S.A.<br />

VV.AA. «Los mayos de la Sierra de Albarracín» Insto.<br />

Estudios Turolenses 1981.<br />

50


II. RELIGIOSIDAD<br />

POPULAR


LAS DANZAS POPULARES EN LA FIESTA<br />

DEL CORPUS CHRISTI DE VALENCIA,<br />

DESDE SUS ORÍGENES HASTA EL SIGLO XX<br />

1. PALABRAS PRELIMINARES.<br />

Antes de iniciar la conferencia que se me ha<br />

invitado a dar, he de hacer una pequeña aclaración<br />

respecto al título de la misma, pues de otro modo podría<br />

dar motivo a cierta confusión, defraudando tal vez sus<br />

expectativas. Se ha anunciado en los dípticos y demás<br />

elementos publicitarios que versaría sobre el tema<br />

«DANZAS Y CONMEMORACIÓN EN LAS CALLES<br />

EN LA FIESTA DEL CORPUS DE VALENCIA, DESDE<br />

SUS ORÍGENES HASTA EL SIGLO XX» y esto parece<br />

indicar que tales danzas de raíz popular presentes desde<br />

hace varios siglos en los actos más relevantes de la<br />

magna festividad eucarística en Valencia entrañan algún<br />

significado especial y característico relacionado con el<br />

recuerdo de acontecimientos concretos. Nada más alejado<br />

de la realidad. Cancelen pues la parte que por influjo de<br />

los duendes de la imprenta o del teléfono -que de todo<br />

hay- ha aumentado innecesariamente el título<br />

distorsionando su mensaje y tomen en consideración el<br />

que, tal como propuse en su momento, se adecua<br />

realmente a la conferencia de hoy: LAS DANZAS<br />

POPULARES EN LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI<br />

DE VALENCIA, DESDE SUS ORÍGENES HASTA EL<br />

SIGLO XX». 1<br />

* * *<br />

La celebración del Corpus Christi ha desempeñado<br />

a lo largo de varios siglos el papel de fiesta mayor en<br />

Valencia. Y ya desde sus comienzos adquirió un carácter<br />

de celebración ciudadana general, religiosa y civil,<br />

solemne y popular a un tiempo, adoptando todo un<br />

conjunto de elementos dramáticos y festivos, que en<br />

buena medida han llegado hasta nuestros días después<br />

de una dilatada y desde luego-como no podía ser de otro<br />

modo- accidentada historia.<br />

A pesar de los cambios de mentalidad o de<br />

perspectiva histórica con los que se han contemplado<br />

desde el poder o desde las clases más influyentes, y de<br />

las restricciones y prohibiciones dirigidos contra algunos<br />

de los mismos en momentos clave, como por ejemplo el<br />

Carles Pitarch Alfonso<br />

53<br />

de la ilustración, por citar solo uno de los más importantes,<br />

cabe señalar su enorme arraigo entre los valencianos de<br />

a pie, el pueblo llano, que ha sabido demostrar su<br />

constante adhesión, especialmente y de manera muy<br />

marcada mientras la sociedad tradicional tuvo un gran<br />

peso en la ciudad. Se puede afirmar que en gran medida<br />

la clave de su conservación residió siempre en tan<br />

incondicional afecto.<br />

Pero no olvidemos, por otro lado, que la<br />

corporación municipal valenciana, de una u otra forma<br />

y más allá de los vaivenes ideológicos a que se ha visto<br />

sometida o de las muchas convulsiones políticas que la<br />

han azotado especialmente desde hace unos doscientos<br />

años, siempre se ha preocupado por estos espectáculos<br />

populares tan arraigados, en el mejor de los casos hasta<br />

el extremo de enfrentarse con decisión a medidas<br />

legislativas que pretendían o reformarlos sin respeto<br />

alguno a la tradición o suprimirlos sin ningún<br />

miramiento.<br />

Por su alto valor emblemático dentro de la fiesta<br />

del Corpus, debemos resaltar muy particularmente, entre<br />

tales elementos festivos, las danzas procesionales de la<br />

víspera y día de la celebración, que han venido<br />

compartiendo tan singular representatividad con las<br />

populares roques -aparatosos carros triunfales de origen<br />

medieval- y los misteris -antecedentes de los autos<br />

sacramentales-, para formar de este modo un conjunto<br />

de manifestaciones relacionadas e interdependientes<br />

fundamentales en esta festividad.<br />

La popular danza dels Momos i la Moma, la dels<br />

Nanos i Jagants -Gigantes y Cabezudos-la danza de la<br />

Magrana -de la Granada-o las no menos conocidas dels<br />

Cavallets-de los Caballetes-, dels Arquets-de los Arquillos-<br />

, dels Pastorets-de los Pastorcillos-y otras más, llamadas<br />

dansetes por su carácter infantil, se han convertido en<br />

símbolo de esta festividad valenciana tras una admirable<br />

tradición que en alguno de los casos concretos es<br />

multisecular. Sin la presencia de las danzas, la fiesta del<br />

Corpus Christi en Valencia quedaría bastante<br />

desdibujada, pues se trata de una de sus facetas más


llamativas, y desde luego carecería de la alegría que<br />

siempre ha impregnado este acontecimiento religioso y<br />

ciudadano anual. Así lo han sentido de hecho los<br />

valencianos cuando por una u otra circunstancia no han<br />

salido a la calle las danzas a hacer las delicias de pequeños<br />

y mayores.<br />

Las danzas del Corpus en Valencia constituyen<br />

un extraordinario legado tradicional y popular digno de<br />

la más atenta observación, del que se conservan<br />

numerosas noticias. Este es el motivo que me ha<br />

impulsado a tratar de ofrecer un panorama histórico de<br />

las mismas, presentando con sus rasgos más<br />

característicos tanto las principales, individualmente<br />

consideradas, como los tipos de danzas de mayor<br />

relevancia, apreciándolas en su conjunto.<br />

La abundantísima bibliografía referida a la fiesta<br />

del Corpus en Valencia permite llevar a efecto este<br />

propósito, pero exige la aplicación coherente de los<br />

requisitos indispensables en toda investigación que<br />

pretenda alcanzar una visión adecuada de su objeto de<br />

estudio. Los anticuarios y cronistas valencianos que a lo<br />

largo de mucho tiempo se han ocupado del asunto,<br />

como bien puede comprenderse, no se han acercado a él<br />

desde una perspectiva etnomusicológica, que implica<br />

desde luego el estudio de estas manifestaciones populares<br />

dentro de su contexto. Mucha de la literatura que se<br />

ocupa del Corpus no es suficientemente explícita o clara<br />

-cuando no es confusionaria o fabulosa- a la hora de<br />

explicar las características y el origen de las danzas que<br />

ahora propongo a su atención.<br />

Por otra parte, en la literatura cada vez más<br />

numerosa sobre la fiesta del Corpus de distintas ciudades<br />

y lugares de España demasiado a menudo se echa en<br />

falta la comprensión diferenciada o el rigor suficiente al<br />

tratar de las danzas, de los gigantes y cabezudos y demás<br />

elementos de esta índole.<br />

A pesar de ello, debo reconocer la imposibilidad<br />

real de llevar adelante este trabajo sin las contribuciones<br />

y las pistas que muchas de tales publicaciones aportan<br />

para el esclarecimiento del fenómeno al que enseguida<br />

intentaremos acercarnos, y bien es verdad que algunas<br />

de ellas son francamente recomendables porque sacan a<br />

la luz importantes colecciones de fuentes documentales<br />

e historiográficas.<br />

La presente conferencia aprovecha en buena<br />

medida los contenidos de la inédita ponencia que por<br />

encargo de la Conselleria de Cultura de la Generalitat<br />

Valenciana presenté en el 1 er Congrés de Cultura Tradicional<br />

celebrado del 1 al 5 de mayo de 1991 en el paraninfo de<br />

la Universidad de Valencia. Se han obviado aquí distintos<br />

aspectos a los que dediqué entonces oportuna atención.<br />

Pasemos sin mayor dilación a ver de qué modo se<br />

insertaron a lo largo del tiempo las distintas danzas<br />

populares en la fiesta del Corpus Christi de Valencia y<br />

54<br />

cuáles son sus características más relevantes.<br />

2. LOS INICIOS DE LA PROCESIÓN<br />

GENERAL DEL CORPUS CHRISTI EN<br />

VALENCIA: LES ROQUES Y ELS JOCHS.<br />

Es bastante conocido entre los especialistas el<br />

momento y el instrumento de institución de la festividad<br />

del Corpus Christi. El Papa Urbano IV la llevó a cabo en<br />

1264 mediante la publicación de la bula Transiturus, de<br />

ocho de septiembre de dicho año 2 , pero fallecido poco<br />

después, no tuvo la esperada repercusión. Dejando a un<br />

lado la circunstanciada evolución de la fiesta a partir de<br />

entonces, debe señalarse que hasta las primeras décadas<br />

del siglo XIV no recibió el impulso que la llevaría a<br />

alcanzar el relieve del que durante muchos siglos ha<br />

venido gozando, gracias a su confirmación por parte del<br />

Papa Clemente V mediante un decreto promulgado en<br />

el Concilio General de Viena de 1311 3 . Se constata a<br />

partir de esta fecha, sin uniformidad y hasta finales del<br />

siglo, el establecimiento de solemnísimas procesiones<br />

en las principales ciudades cristianas, y naturalmente en<br />

las de los medievales estados cristianos peninsulares.<br />

Aunque en Valencia se celebraba la festividad<br />

desde fechas anteriores, no hubo procesión general hasta<br />

que en 1355 el obispo Huc de Fenollet instó a la Ciudad<br />

para que ordenase celebrarla muy solemnemente con<br />

asistencia general. Pero fallecido el obispo al año<br />

siguiente, 1356, y habiendo de realizar el municipio<br />

numerosos esfuerzos económicos para la renovación<br />

urbanística de la que tan solo 117 años antes era todavía<br />

ciudad musulmana, parece que se prefirió esperar a que<br />

concluyeran las principales obras, sin sobrecargar de<br />

momento el erario público con el gasto que implicaba<br />

para una de las más importantes ciudades del<br />

Mediterráneo de aquel tiempo el celebrar una fiesta de<br />

primera magnitud, además de las grandes festividades<br />

que ya dedicaba a sus patronos Sant Jordi y Sant Donís-<br />

San Jorge y San Dionisio-.<br />

El Corpus Christi no adquirió un carácter de<br />

participación ciudadana general hasta 1372, año en que,<br />

acabadas las nuevas murallas y muchas de las principales<br />

obras urbanísticas que conferían un nuevo aspecto a la<br />

vieja ciudad musulmana, el culto obispo Jacme d'Aragó<br />

instó a las autoridades municipales para que, tal como<br />

ya habían hecho puntualmente en 1355, organizasen y<br />

patrocinasen de nuevo una procesión teofórica general<br />

en sustitución de las que anualmente venían celebrándose<br />

por cuenta propia en las distintas parroquias de la<br />

ciudad 4 .<br />

La incorporación algo tardía de la entonces pujante<br />

Valencia a las grandes celebraciones procesionales del<br />

Corpus, extendidas ya por casi todas las principales<br />

ciudades peninsulares, no fue obstáculo para que la


fiesta alcanzara aquí en pocos años un esplendor<br />

inusitado acorde con su potencia económica y cultural,<br />

entonces de primerísima magnitud. No olvidemos que<br />

la cultura valenciana iniciaba entonces su Siglo de Oro,<br />

que había de prolongarse hasta la segunda mitad del<br />

cuatrocientos. Las arcas de la Ciudad no escatimaron<br />

recursos, de hecho, para darle la máxima relevancia a la<br />

fiesta y el presupuesto fue creciendo de forma<br />

espectacular hasta alcanzar las cotas más elevadas en los<br />

últimos quince años del trescientos y primera década del<br />

siglo XV 5 Agustín Durán y Sanpere ha señalado que<br />

«parece existir una cierta emulación entre (...) Barcelona y<br />

Valencia y en ambas se -puede ir siguiendo la introducción de<br />

nuevos y parecidos elementos, aunque la característica vitalidad<br />

de la capital levantina (!!!) favoreciese especialmente el<br />

esplendor de la fiesta» 6 .<br />

Estos nuevos elementos consistían en diversos<br />

figurantes e imágenes, por un lado a imitación de los de<br />

carácter paralitúrgico presentes en el interior de la<br />

catedral en determinadas celebraciones especiales del<br />

año y por otro lado siguiendo el modelo de los que<br />

entonces eran muy usuales en los magníficos espectáculos<br />

de las fiestas y entradas Reales.<br />

Especialmente desde 1385 en adelante se<br />

incorporaron numerosos personajes bíblicos o históricos,<br />

como por ejemplo los apóstoles, los profetas, las vírgenes<br />

y otros más, junto a variados entremeses de tema<br />

religioso, como las llamadas cuques especie de<br />

monstruosos dragones- de San Jorge y de Santa<br />

Margarita, el Arca de Noé, la Escala de Jacob o la Nave<br />

de San Nicolás 7 . Todo ello llegó a configurar un<br />

abigarrado, atractivo y didáctico espectáculo lleno de<br />

variedad y presidido por la mayor alegría, destinado en<br />

el futuro a servir de modelo para muchas otras<br />

procesiones valencianas y españolas.<br />

Los entremeses consistían generalmente en una<br />

especie de grupos escultóricos integrados por figuras de<br />

bulto de personajes bíblicos, históricos o alegóricos que<br />

representaban diferentes escenas conocidas de la<br />

tradición religiosa. Al principio estáticos en la plaza de la<br />

Seu-de la Catedral-, y después para mayor lucimiento<br />

paseados por la ciudad, solían conducirse sobre carros<br />

por el recorrido de la procesión a causa de su enorme<br />

envergadura y excesivo peso. Esta manera de transportar<br />

los entremeses en Valencia, según puso de relieve Henri<br />

Mérimée, era una innovación que contrastaba con la<br />

habitual forma de conducir los entremeses en las demás<br />

grandes ciudades de la Corona de Aragón-Barcelona,<br />

Zaragoza-, donde se acostumbraba a llevarlos en andas 8 .<br />

La afortunada confluencia entre los ambulantes<br />

entremeses valencianos de la fiesta del Corpus y entre<br />

los carros triunfales conocidos desde la antigüedad dio<br />

lugar a lo que en Valencia se conoce hoy todavía como les<br />

roques, a saber, una especie de carros triunfales que,<br />

formados inicialmente por grandes promontorios o<br />

montañas con figuras de bulto representando alegorías<br />

55<br />

y escenas religiosas, precedían a la procesión del Corpus<br />

como trofeos del rey de reyes.<br />

Importa señalar todo esto, porque la presencia de<br />

las danzas en la procesión del Corpus de Valencia tuvo<br />

su inicio en estrecha relación con las mencionadas roques.<br />

En efecto, cuando a principios del siglo XV fueron<br />

sustituidas las primitivas figuras inanimadas por<br />

representaciones teatrales 9 y para teatrales, como danzas<br />

pantomímicas, es decir por los espectáculos<br />

genéricamente llamados jochs-juegos-, las danzas<br />

representadas que empezaron a contemplarse sobre les<br />

roques constituyen el precedente más remoto de las que<br />

en Valencia nos ha legado la tradición popular.<br />

3. LAS PRIMERAS DANZAS EN EL<br />

CORPUS VALENCIANO: LOS MOMOS.<br />

Desde finales del siglo XV y principios del XVI<br />

nos encontramos con una serie de roques que<br />

regularmente preceden al cortejo procesional, aparte,<br />

por supuesto de las que se construían de novedad cada<br />

año, y resulta interesante observar como ciertos jochs<br />

aparecen invariablemente danzados o escenificados<br />

sobre tales roques.<br />

La roca de l'lnfern, de la que tenemos noticia ya en<br />

1511 10 , pero erigida con toda probabilidad mucho antes,<br />

solía llevar en su plano una dansa o ball dels Momos. La<br />

primera referencia explícita que poseemos de la danza<br />

pertenece a 1544, gracias a un incidente ocurrido aquel<br />

año durante la procesión 11 , y sin duda alguna a partir de<br />

tal fecha aparecía indefectiblemente todos los años. Por<br />

otro lado, la roca del Juí o dels Diables del Juí, que<br />

encontramos documetada también en la primera mitad<br />

del siglo XVI, al menos desde 1533 12 , acogía sobre su<br />

plano una segunda danza de Momos prácticamente<br />

igual a la que se presentaba sobre la de l'Infern.<br />

Estas dos danzas de Momos, que estuvieron<br />

presentes en la celebración durante largos años,<br />

constituyen el estrato más antiguo de las danzas del<br />

Corpus de Valencia y no me parece gratuito, en<br />

consecuencia, que su actual descendiente la dansa dels<br />

Momos i la Moma, haya conservado una aureola y<br />

reconocimiento especiales dentro de la festividad, tras<br />

casi seis siglos de solera.<br />

Las danzas de Momos parecen haberse<br />

introducido en la península Ibérica desde Francia,<br />

durante la primera mitad del siglo XV, como espectáculo<br />

típico de las fiestas reales, de donde pasaron después al<br />

Corpus, igual que había sucedido con otros elementos<br />

festivos. En Valencia se documenta su presencia en 1459,<br />

en las respectivas entradas a la ciudad del rey Juan II de<br />

Valencia y de la reina su mujer, cuando la familia Real<br />

llegó para el juramento de los fueros por parte del


monarca 13 .<br />

Las danzas de Momos de la procesión del siglo<br />

XVI debieron presentar notables diferencias respecto a<br />

la actual. Una disposición consignada en las actas<br />

municipales de finales del quinientos nos Permite saber<br />

que constaban de varios personajes: el diable majordiablo<br />

mayor- o Lucifer, una diablesa -diablesa-, 11 diables<br />

-diablos-, uno o dos patges del díable major-pajes del<br />

diablo mayor-y un portaestandarte, todos bailando y<br />

representando con algunos efectos de tramoya, como<br />

por ejemplo una especie de trono que subía y bajaba o la<br />

boca del infierno que se abría y cerraba 14 .<br />

La danza actual está formada por siete Momos,<br />

identificados con los siete pecados capitales, y por la<br />

Moma, que representa a la Virtud-o a la Gracia, según<br />

otros-en lucha contra aquellos. En su estructura coréutica<br />

se identifican claramente los patrones básicos y<br />

característicos de las antiguas danzas de espadas<br />

europeas estudiadas por M. F. Pospisill 15 , de las que<br />

tenemos constancia en Valencia ya en la mencionada<br />

entrada de Juan II en 1459 16 . Se aprecia la similitud de<br />

dichos patrones en figuras de la danza tales como la rodacírculo<br />

que forman los Momos cogiendo por los extremos<br />

el propio bastón y el del compañero inmediato-, el pontformación<br />

en dos filas enfrentadas mientras sostienen<br />

horizontalmente sus bastones de una a otra parte, a la<br />

altura de la cabeza-o la barraca -cúpula que forman<br />

dispuestos en círculo levantando sus bastones y<br />

uniéndolos al centro-. A algunas de ellas se han dado<br />

específicas interpretaciones que sostienen su relación<br />

con remotas costumbres.<br />

Resulta muy evidente consultando la<br />

documentación municipal que las primitivas danzas de<br />

Momos del Corpus de Valencia sufrieron algún tipo de<br />

reestructuración a lo largo del siglo XVII, consistente al<br />

menos en la reducción del número de sus participantes.<br />

A finales de dicho siglo ambos grupos estaban<br />

constituidos por siete personajes cada uno, el mismo<br />

número de Momos que los de la danza que ha llegado a<br />

nuestros días. De 1694 en adelante, se constata además<br />

la supresión, tal vez por motivos económicos, de una de<br />

las dos danzas de Momos que durante tanto tiempo<br />

constituyeron parte importante de la fiesta 17 .<br />

A juzgar por la estructura coréutica a que hemos<br />

aludido y por los datos históricos conocidos, el momento<br />

de configuración de la danza actual hay que situarlo en<br />

los primeros años del siglo X<strong>VIII</strong>, probablemente después<br />

del exclusivo período en que se constata la presencia en<br />

la festividad de la danza de espadas, en ciertas fechas<br />

próximas pero no continuas: 1695, 1699, 1701, 1702 y<br />

1705 18 . Pero hay más: el sentido simbólico al que antes<br />

nos hemos referido-la Virtud en lucha con los pecados<br />

capitales y vencedora sobre los mismos-, plenamente<br />

atribuible al afán pedagógico imperante en el período<br />

ilustrado, y el hecho de que la primera mención en fecha<br />

segura del personaje de la Moma corresponda a fecha tan<br />

56<br />

tardía como 1780 19 refuerzan la hipótesis de que la danza<br />

tal y como ha llegado a nuestros días adquirió su forma<br />

y su significado definitivos precisamente a lo largo del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Tras este primer grupo, veamos ahora cómo se<br />

integró en la fiesta del Corpus de Valencia otra danza<br />

destinada a alcanzar un notabilísimo relieve.<br />

4. MÍMESIS DE ELEMENTOS<br />

FESTIVOS: ELS NANOS I JAGANTS.<br />

Desligada de les roques, pero de carácter<br />

igualmente urbano y particularmente cuidada por la<br />

Ciudad, tanto o más que las danzas de Momos, se<br />

incorporó más tardíamente a la procesión una pomposa<br />

comparsa de Nanos i Jagants-Gigantes y cabezudos-que<br />

bailaban por parejas. Es dato bien conocido que los<br />

nuevos y magníficos personajes se construyeron en<br />

1588, por expresa decisión municipal, a imitación de los<br />

que se acostumbraba a sacar «cascan any en Madrit,<br />

Toledo y altres Parts de Castella» en la misma ocasión<br />

festiva y que desfilaron por vez primera en la procesión<br />

del año siguiente, 1589 20 , causando admiración. Los<br />

Jurados de la Ciudad-representantes eminentes de la<br />

autoridad municipal-deseaban con ello «millar solemnizar<br />

la festa del Corpus», motivo por el cual no escatimaron<br />

esfuerzos de toda índole, preparando y adornando con<br />

esmero las excepcionales figuras 21 .<br />

No entraré ahora en detalles sobre el aspecto y la<br />

indumentaria de aquellos primeros gigantes y cabezudos,<br />

sobre los que el historiador y cronista Salvador Carreres<br />

ha publicado numerosos documentos 22 . Me interesa, en<br />

cambio, poner de relieve que fueron fruto de la expansión<br />

de elementos festivos desde una gran ciudad a otra, por<br />

imitación, como ya hemos visto que indican las noticias<br />

coetáneas , y que junto con estas figuras descomunales<br />

también se importó la creencia entonces extendida en<br />

Castilla de que los dos Nanos-gigantillas-eran los<br />

progenitores de sus altos compañeros los Jagants 23 . Luego<br />

se darían otras interpretaciones.<br />

Tanto la pareja de enanos como las cuatro de<br />

gigantes que se construyeron inicialmente, danzaban<br />

por su cuenta los bailes de moda en la tradición popular<br />

del siglo XVI: bajas, zarabandas, chaconas y otras más 24 ,<br />

que ensayaba el maestro de baile Ferrando Sanchis 25 , y<br />

desfilaban al inicio de la procesión, tal como ha sucedido<br />

luego en todo momento. Debo puntualizar a este respecto<br />

que Javier Portús Pérez ha interpretado a su aire un<br />

pasaje del escritor valenciano seiscentista Jerónimo<br />

Martínez de la Vega, deduciendo sin fundamento alguno<br />

que los gigantes de Valencia iban dando vueltas como<br />

locos y andaban procesión abajo y procesión arriba,<br />

como ocurría con los de Madrid 26 . Nunca fue así.


Por más que estos curiosos personajes se<br />

importasen de Castilla, la típica danza ejecutada<br />

exclusivamente por els Nanos que ha llegado a nuestros<br />

días tuvo su origen en Valencia, pues nació en la segunda<br />

mitad del siglo XVII, tras un proceso evolutivo de la<br />

comparsa inicial según pautas muy características del<br />

genio valenciano.<br />

Se añadió una segunda pareja en 1659, en ocasión<br />

de la fiesta extraordinaria por la canonización de Santo<br />

Tomás de Villanueva, a la que concurrió la comparsa de<br />

Nanos y Jagants del Corpus 27 . Unos años más tarde, en<br />

1666 se completó su número con una tercera y última,<br />

para «aument de regoçixo en lo dia que es celebra la festividad<br />

del Cos preçiós de Jesuchrist» 28 . Pensó la Ciudad en dicho<br />

año, ya que no había preparadas - suficientes danzas de<br />

las que habitualmente intervenían en la fiesta, que los<br />

Nanos «en forma de dansa vajen lo dit dia de la vespra del<br />

Corpus per Valencia regocijant aquella, sens que es puga<br />

traure en conseqüència en altre any» 29 .<br />

Resulta claro que el hecho revistió carácter<br />

extraordinario, pues la misma diposición prohibe<br />

expresamente repetir la danza en años sucesivos sin el<br />

previo consentimento del Municipio. Y la verdad es que<br />

hasta 1670 no se encuentran explícitamente consignados<br />

nuevos gastos por la ejecución de la danza dels Nanos en<br />

los registros históricos del Ayuntamiento 30 , ni tampoco<br />

hay datos concretos en el período inmediatamente<br />

posterior. No obstante la genial idea de 1666 debió de<br />

alcanzar carta de naturaleza en la fiesta del Corpus en el<br />

último cuarto del siglo XVII, incorporándose<br />

definitivamente la danza, pues no hay que olvidar que<br />

sus personajes continuaron saliendo pomposamente<br />

engalanados cada año y el arraigo de su danza durante<br />

los siglos X<strong>VIII</strong>, XIX y XX es realmente extraordinario.<br />

Es desde luego una de las que más impresión han<br />

causado siempre en el público valenciano de todas las<br />

edades.<br />

Consta de dos partes diferenciadas, la dansa,<br />

propiamente dicha, y el fandanguet 31 , siguiendo a grandes<br />

rasgos la estructura de los bailes públicos populares al<br />

son de dulzaina y tamboril tan habituales desde el siglo<br />

XVII en los días de fiesta mayor por tierras valencianas.<br />

La marcha con que desfilan els Nanos mientras no se<br />

encuentran detenidos para ejecutar la danza, es en<br />

realidad la primera parte acostumbrada en dichos bailes<br />

públicos, es decir, la danza valenciana llamada Jàquera -<br />

Jácara, que en ningún caso debe confundirse con los<br />

romances vulgares castellanos del mismo nombre 32 .<br />

Por lo que respecta a los gigantes, desde hace<br />

siglos se limitan a marchar en fila unos tras otros por las<br />

estrechas calles del casco antiguo, marcando sus pasos<br />

como si danzasen al compás de la mencionada jáquera, al<br />

tiempo que los Nanos acompañan el pausado y<br />

ceremonioso ritmo con las desmesuradas postissescastañuelas-<br />

que tradicionalmente complementan su<br />

atuendo.<br />

57<br />

Desde su origen han danzado los Nanos i Jagants<br />

al son de tabal i dolçaina -dulzaina y tamboril-,<br />

instrumentos a los que igualmente se confía la<br />

interpretación del resto de danzas procesionales<br />

valencianas.<br />

Prestemos atención seguidamente a un<br />

importantísimo grupo de estas danzas cuya presencia<br />

fue tan señalada en la fiesta del Corpus de Valencia,<br />

como en la de muchas otras partes de España.<br />

5. DOS SIGLOS DE DANZAS<br />

RURALES EN EL CORPUS DE VALENCIA:<br />

LAS DE TOQUEADOS.<br />

Entre los últimos años del siglo XVI y los primeros<br />

del XVII, coincidiendo plenamente con la eclosión del<br />

Barroco, se observa la presencia en la festividad de un<br />

importante estrato de danzas de las que hay que destacar<br />

su carácter rural. Son las llamadas en la tradición<br />

valenciana danses de Bastonets, es decir, las danzas de<br />

palos, o paloteos, que el lenguaje administrativo<br />

seiscentista de Valencia denominaba con el castellanismo<br />

danza de Toqueado. Acudían a la ciudad la víspera y día<br />

de la fiesta en calidad de espectáculo contratado por la<br />

corporación municipal, inicialmente en número de dos,<br />

y más adelante, a medida que se fue consolidando el<br />

modelo de la fiesta barroca presidida por los ideales de<br />

novedad y variedad, en número superior hasta<br />

configurar de forma determinante el panorama festivo<br />

del Corpus por espacio de casi dos Siglos 33 .<br />

Durante el período a que nos referimos -siglos<br />

XVII y X<strong>VIII</strong> fundamentalmente- es de destacar la<br />

participación en el Corpus de Valencia de danzas<br />

procedentes de villas y lugares situados en un área<br />

geográfica delimitada por un radio de unos 60 kilómetros<br />

alrededor de la metrópoli. Villas extremas de dicha área,<br />

como Castelló de la Plana, al Norte; Utiel, al Oeste; y la<br />

Valldigna, al Sur, aportaron danzas de Bastonets en<br />

distintos años, pero no hay duda de que los danzantes<br />

más activos fueron en todo momento los de Morvedre -<br />

actual Sagunto- y particularmente los de algunos pueblos<br />

de sus inmediaciones, como Faura 34 .<br />

Llama poderosamente la atención el hecho de que<br />

estas danzas ejecutadas principalmente por labradores<br />

no solo eran solicitadas por la ciudad de Valencia, sino<br />

que acudían también a Castilla, Andalucía y otras tierras<br />

peninsulares a fin de participar en las fiestas del Corpus<br />

de las principales ciudades. En este sentido encontramos<br />

su rastro, por ejemplo, en Madrid ya en 1611 35 y en<br />

Sevilla en 1674 36 . Los valencianos mantuvieron fuera de<br />

casa una constante actividad, hasta el extremo de que las<br />

danzas de Bastollets llegaron a considerarse en España<br />

algo inevitablemente asociado a Valencia.


Un autor anónimo de la segunda mitad del siglo<br />

X<strong>VIII</strong>, por ejemplo, comenta lo siguiente al anotar un<br />

pasaje sobre la danza de espadas de los antiguos citado<br />

en los Días geniales o lúdicros del erudito sevillano Rodrigo<br />

Caro:<br />

«Los valencianos hacen un baile muy gracioso<br />

que da aire a esto: ponen en la mano izquierda un<br />

broquelillo, y en la derecha un palo corto, y bailando<br />

unos con otros haciendo varios calados, dánse ya con los<br />

palos en los broqueles, ya (con) éstos entre sí, ya con los<br />

mismos palos, con gran destreza y compás, siguiendo el<br />

que lleva(n) el tambor y la dulzaina, instrumentos de<br />

que usan» 37 .<br />

La temprana e intensa difusión por la península<br />

que hicieron los labradores valencianos de estas vistosas<br />

danzas de bastonets, diversión de los días de fiesta mayor<br />

en su respectivos lugares de origen, es el motivo que<br />

explica por qué el anónimo comentarista-¿sevillano?<br />

¿andaluz?-,que escribía en torno a 1767, pudo<br />

considerarlas un referente actual interesante para ilustrar<br />

la costumbre antigua.<br />

No puedo extenderme sobre el asunto, pues la<br />

enorme cantidad de testimonios que se pueden recoger<br />

sobre este fenómeno requeriría un tratamiento<br />

independiente. Francis George Very reune unos pocos<br />

procedentes de Andalucía 38 , y se podrían traer a colación<br />

otros muchos, de Navarra, Cataluña, etc. me limito a<br />

reproducir aquí las elocuentes palabras de Joaquín Díaz<br />

Viana a este respecto, cuando señala que en Castilla<br />

«el paloteo se presentó casi siempre unido a la procesión<br />

del Corpus Chisti. [...] todavía en nuestros días, los intérpretes<br />

de esta danza suelen ir vestidos de blanco y con enaguillas [entiéndase<br />

saragüels-], al estilo de los labradores levantinos<br />

[!!!] de hace cinco siglos, ya que es muiy frecuente hallar, entre<br />

las descripciones que mencionan el tipo de traje llevado por los<br />

danzantes, la frase: "de valenciano" o "de labrador<br />

valenciano"» 39 .<br />

La explicación de esto, evidente a la luz de los<br />

hechos que hemos puesto de relieve, no la acierta a<br />

comprender el notable folklorista castellano, quien<br />

aventura inmediatamente después de sus interesantes<br />

afirmaciones una hipótesis poco fundamentada del<br />

motivo a que responde todo eso.<br />

Respecto a la función de estas danzas de Bastonets<br />

hay que decir que hasta la segunda mitad del siglo XVII<br />

se ejecutaron en Valencia por las calles de toda la ciudad.<br />

Los grupos de danzantes, acompañados por guías<br />

expresamente pagados por la administración de la fiesta,<br />

acudían durante la mañana de la víspera a agasajar tanto<br />

a los gobernantes de la ciudad como al Virrey y demás<br />

personajes relevantes de la vida pública, actuando ante<br />

sus respectivas moradas o palacios y efectuando además,<br />

si la concurrencia ofrecía ocasión para ello,<br />

demostraciones durante el trayecto de una casa a otra.<br />

58<br />

Semejante práctica se extendió también a la danza dels<br />

Nanos en algún momento del siglo XVII o X<strong>VIII</strong>. El día de<br />

la fiesta, además, actuaban las danzas de Bastonets ante el<br />

cortejo de las autoridades municipales, en la ida a misa<br />

mayor desde la Casa de la Ciutat-el palacio municipalhasta<br />

la entrada en La Seu -la catedral-y después repetían<br />

su actuación a la vuelta. Por la tarde danzaban en la<br />

procesión general, que finalizaba al anochecer<br />

culminando en una triunfal y espectacularísima entrada:<br />

«Entra el Soberano Sacramento y hasta que llega<br />

para cerrarse el Altar, dando entera vuelta por medio de<br />

tan magestuoso aparato, es tal la armonía confusa y el<br />

acorde estruendo que forman los órganos, campanas,<br />

clarines, menestriles, dulçaynas, tamboriles, castañetas<br />

y cascabeles de las dantas, que admira la atención,<br />

suspende la curiosidad, eleva los sentidos, y mueve<br />

fervoroso el mayor afecto al más reverente culto deste<br />

Altíssimo y Soberano Señor» 40 .<br />

Aunque no se abandonaría la práctica de agasajar<br />

a personajes públicos y acompañar a misa mayor el<br />

cortejo de las autoridades, el marco obligado para las<br />

danzas a partir de 1678 fue la llamada Cavalcada del<br />

Convit -Cabalgata de Invitación-, acto festivo nacido al<br />

unir en la víspera de la fiesta dos actos distintos que ya<br />

existían con anterioridad 41 .<br />

6. DANZAS DE NOVEDAD EN EL<br />

BARROCO: LAS DE GITANOS Y OTRAS<br />

DE INVENCIÓN.<br />

Además de las hasta ahora señaladas, a lo largo<br />

del siglo XVII hubo otras danzas en la fiesta del Corpus<br />

de Valencia que contribuyeron a hacer efectivos los<br />

ideales de la fiesta barroca-novedad y variedad- antes<br />

aludidos.<br />

Entre ellas destacan las de Gitanes -de Gitanas-o de<br />

Gitanos, fingidos o reales, que hacen su aparición en la<br />

festividad a comienzos del siglo y salen prácticamente<br />

cada año ya desde mediados del mismo, para perdurar<br />

con transformaciones varias hasta hoy. El entronque de<br />

la actual danza de la Magrana-de la Granada-, ejecutada<br />

precisamente hasta el primer tercio del siglo XIX por<br />

danzantes que representaban ser gitanos 42 , hay que<br />

buscarlo sin duda alguna en estas características danzas,<br />

que especialmente en sus versiones femeninas suelen<br />

consistir, como es el caso de la de la Magrana, en tejer y<br />

destejer entorno a una pértiga el haz de cintas de colores<br />

pendiente de la misma.<br />

Por otra parte varias danzas de invención<br />

participaron también, aunque de-modo- esporádico, en<br />

el Corpus de Valencia durante el siglo XVII. Las de Moros<br />

i Cristians -Moros y Cristianos-(1659), d'Amazones de<br />

Amazonas-(1667 y 1669) y demás que pertenecen a este


género 43 , tuvieron escasa incidencia en la fiesta por su<br />

muy puntual aparición debida al capricho o la pura<br />

circunstancia. Ya me he referido, en fin, al tratar de la<br />

danza dels Momos, a las danzas de espadas y a su presencia<br />

en el Corpus valenciano.<br />

Hasta aquí he intentado Cazar un bosquejo de<br />

cómo a partir del siglo XV se fue configurando en<br />

Valencia el conjunto de danzas que durante mucho<br />

tiempo caracterizaron su fiesta del Corpus. Pero el siglo<br />

X<strong>VIII</strong>, con el auge de las corrientes reformistas ilustradas,<br />

vino a constituir un duro golpe para estas manifestaciones<br />

de raíz popular, puestas en tela de juicio desde las<br />

estructuras del poder estatal.<br />

7. LOS EMBATES DE LA<br />

ILUSTRACIÓN Y EL TRIUNFO DE LA<br />

SENSIBILIDAD POPULAR BARROCA Y<br />

MEDIEVAL.<br />

La Ilustración en España se caracterizo por ciertas<br />

adaptaciones peculiares de los principios generales que<br />

informaron esta corriente intelectual europea. Sus<br />

adeptos españoles, generalmente ligados al poder,<br />

exaltaron la cultura como instrumento educativo para<br />

redimir al pueblo de un atraso multisecular 44 .<br />

En su afán pedagógico practicaron un reformismo<br />

político que alcanzó su mayor énfasis durante el reinado<br />

de Carlos III (1759-1788). Dentro de la línea del<br />

despotismo ilustrado, se reglamentaron entonces casi<br />

todos los aspectos de la vida cultural, sin olvidar el<br />

teatro, los espectáculos y las diversiones populares, a<br />

cuyo ámbito pertenecen las danzas de las que aquí nos<br />

ocupamos, y se acentuó progresivamente de este modo<br />

la dicotomía entre las expresiones cultivadas y las<br />

populares de la cultura 45 .<br />

La búsqueda de una práctica religiosa más racional<br />

y de una vivencia interiorizada de la fe impulsó, a su vez,<br />

en la Iglesia y en los poderes públicos una firme tendencia<br />

a apartarse de las aparatosas formas externas de la<br />

piedad barroca aún vigentes en todas partes y unidas<br />

frecuentemente a sentimientos primarios de alegría y de<br />

tristeza que se manifestaban colectivamente a través de<br />

la fiesta 46 .<br />

A tal orientación política responde una prohibición<br />

de 20 de Febrero de 1777:<br />

Real Cedida de S. M. y señores del Consejo en que a<br />

conseqüencia de cierta representación de Reverendo Obispo de<br />

Plasencia, se prohiben los disciplinantes, empalados, y otros<br />

espectáculos en las procesiones de Semana Santa, Cruz de<br />

Mayo, rogativas, y otras; los bayles en las Iglesias, sus atrios<br />

y cementerios; y el trabajar en los dias de fiestas en que no está<br />

dispensado poderlo hacer.<br />

59<br />

y unos años después, otra de 21 de Julio de 1780<br />

que incidía muy directamente sobre el Corpus Christi:<br />

Real Cédula de S. M. y señores del Consejo, por la qual<br />

se manda que en ninguna iglesia de estos reynos, sea cathedral,<br />

parroquial o regular haya en adelante danzas ni gigantones,<br />

sino que cese del todo esta práctica en las procesiones y demás<br />

funciones eclesiásticas, como poco conveniente a la gravedad<br />

y decoro que en ellas se requiere.<br />

En Valencia, donde la celebración del Corpus era<br />

la fiesta mayor de la ciudad, con una participación<br />

popular notabilísima ya desde los siglos XIV y XV, se<br />

hizo poco caso de la Real Cédula de 1780, burlando con<br />

subterfugios la interdicción. Al fin y al cabo el riguroso<br />

ordenamiento del municipio borbónico tenía sus partidas<br />

presupuestarias para la fiesta del Corpus, y las<br />

circunstancias con cretas que habían inducido al monarca<br />

a tales prohibiciones eran más bien ajenas a la realidad<br />

valenciana.<br />

Un erudito coetáneo reflejaba del modo siguiente<br />

lo que ocurrió:<br />

« Ultimamen te, por Real Orden del año 1780, se<br />

mandó generalmente no vayan danzas ni gigantes en las<br />

proseciones, para evitar las irreverencias y profanaciones que<br />

en algunas partes ocasionaban. En cumplimiento de lo cual la<br />

primera en que dexaron de salir los gigantes y enanos en<br />

Valencia fue en la de San Luiz Bertran (que es a 21 de Octubre)<br />

de dicho año 1780 y la primera en que ya no salieron las danzas<br />

que solían ir en la del Corpus fue en semejante función del año<br />

1781. Pero salen por la mañana; y assí mismo las rocas,<br />

poniéndose desde la víspera en la plaza de la Seo por la<br />

madrugada, hacen la vuelta antes que la proseción salga el día<br />

por la tarde, como uno y otro se acostumbraba, por quanto<br />

dicha Real Orden era limitada a ir en la Proseción y para evitar<br />

la irreverencia que se expresa como causa motiva, y ni esto es<br />

ir en la proseción, ni nunca ha usado aquí la ridiculez de la<br />

Tarazca, ni profanación alguna, y assí ya volvieron por el año<br />

1790 a ir los Gigantes y Enanos, conque se practica con<br />

devotíssima y circunstanciada solemnidad, según que assí se<br />

hacía también antes» 47 .<br />

Muy curiosamente, fue uno de los mismos<br />

regidores del Ayuntamiento de Valencia, D. Antonio<br />

Joaquín Salón, quien en calidad de comisario de fiestas<br />

se propuso enfrentarse de plano a dicha situación en<br />

1792, en contra del sentimiento generalmente compartido<br />

por el conjunto de los estamentos sociales y mostrando<br />

una intransigencia fuera de todo lugar. Resultado: el que<br />

las danzas no salieran en la procesión de aquel año.<br />

Sin embargo, tras los graves sucesos contra los<br />

franceses residentes en Valencia a causa del estallido de<br />

la Revolución en Francia, el nuevo virrey nombrado<br />

para controlar la situación, Duque de la Roca, permitió<br />

en 1793 que la procesión desfilase de nuevo con todos<br />

sus elementos, con dos finalidades muy evidentes: por<br />

un lado grangearse el favor popular dentro de la línea de


su política de pacificación social y por otro presenciar un<br />

espectáculo de primera magnitud que desde el siglo XV<br />

príncipes, reyes, emperadores y papas no habían dudado<br />

en querer contemplar, incluso ordenando su repetición<br />

fuera de la fecha correspondiente, para que coincidiese<br />

en los días de sus respectivas visitas a la ciudad.<br />

El sentimiento popular herido y el trato poco<br />

honroso que recibieron los regidores valencianos por<br />

parte de la Audiencia tras el triste empeño del Sr. Salón<br />

propiciaron el que la Ciudad viera la necesidad de llevar<br />

adelante un proceso en demanda de que se mantuviese<br />

intacta su magnífica fiesta del Corpus, timbre de pasadas<br />

glorias y manifestación piadosa popular de gran pompa<br />

a la que los valencianos se negaban a renunciar. Esta<br />

actitud, en comparación con lo que ocurrió en el resto de<br />

las grandes ciudades de la monarquía, es cuanto menos<br />

sorprendente, y demuestra hasta que punto resultaron<br />

ajenos a, la realidad valenciana en este aspecto los<br />

planteamientos ilustrados.<br />

No se zanjaría la cuestión hasta 1799, cuando<br />

Carlos IV resolvió finalmente permitir la salida de las<br />

danzas y figurantes populares en la procesión y fiesta<br />

del Corpus de Valencia sin ninguna clase de<br />

impedimentos ni cortapisas 48 . De este modo se explica<br />

que hasta mediados del siglo XIX la magna procesión<br />

eucarística valenciana conservase un esplendor y una<br />

fama-ya de por si grandes-que muchas otras perdieron<br />

a raíz del reformismo ilustrado.<br />

A lo largo de estos mismos años de finales del<br />

setecientos nuevas danzas cobrarían protagonismo en la<br />

fiesta, sustituyendo principalmente a las antiguas de<br />

Bastonets o Toqueados. Los elementos alegóricos, roques,<br />

Nanos i Jagants, danzas deis Momos y de la Magrana y<br />

otros figurantes varios, continuaron sin embargo su<br />

anual aparición proporcionando extraordinaria alegría<br />

durante la víspera y día de la festividad<br />

8. HACIA EL PANORAMA ACTUAL:<br />

LES DANSETES.<br />

Al lado de las antiguas danzas del Corpus comenzó<br />

a hacer su aparición durante la primera mitad del siglo<br />

X<strong>VIII</strong> un grupo de nuevas danzas interpretadas por<br />

niños, aún hoy afectivamente llamadas por ello con el<br />

diminutivo dansetes. Estas, intercaladas generalmente<br />

en el cortejo procesional, figuraban con frecuencia tanto<br />

en las procesiones valencianas organizadas en grandes<br />

fiestas extraordinarias como en la procesión de la<br />

festividad eucaristica 49 .<br />

Les dansetes, último estrato de las que se fueron<br />

agregando al Corpus valenciano a lo largo de cuatro<br />

siglos, revelan una diferente sensibilidad a la que en<br />

épocas precedentes había dado lugar a las danzas más<br />

60<br />

antiguas. El infantilismo que caracteriza a este nuevo<br />

grupo es típico de una mentalidad ya marcadamente<br />

contemporánea, motivo por el que resulta inusitado<br />

encontrar danzas de niños antes del siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Pastoreís-Pastorcillos-Llaudadorets-Labradorcitos-<br />

, Maltesos -Malteses-, Gitanetes - Gitanillas-, Pelegrines-<br />

Peregrinas-, Xiquetes ab arquets -Niñas con arquillos-y<br />

otras danzas infantiles semejantes desfilaban haciendo<br />

sus evoluciones ante las imágenes de santos que los<br />

distintos conventos, parroquias, gremios y cofradías<br />

llevaban en las procesiones generales de aquel tiempo.<br />

En la del Corpus no abandonarían dicho lugar, ni se<br />

verían desligadas, por lo tanto, de la iniciativa particular<br />

de comunidades religiosas y asociaciones profesionales<br />

hasta los últimos años del siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Poseemos una relación algo detallada de les<br />

dansetes habituales en la fiesta del Corpus Christi durante<br />

este período gracias a una breve descripción de 1801:<br />

«pasean las calles de la estación [-la carrera de la<br />

procesión general-] varias danzas de Turcos, Angeles,<br />

Labradorcitos, Úngaros, Pastores, Usares y otros<br />

personajes agraciados, con la música del país, adufes,<br />

sonajas y campanillas» 30 .<br />

Estas danzas infantiles, que constituyen sin duda<br />

alguna el remoto precedente de las actuales dansetes,<br />

continuaron haciendo asiduamente acto de presencia en<br />

la celebración durante todo el primer tercio del siglo<br />

XIX, hasta que la festividad experimentó el gran golpe<br />

de los nuevos tiempos.<br />

El progresivo deterioro del Antiguo Régimen<br />

acarrearía graves consecuencias para la fiesta y procesión<br />

del Corpus en Valencia, sufriendo en 1835 su mayor<br />

revés. Como vivo reflejo de las estructuras sociales y de<br />

poder, se resintió entonces por completo a causa de las<br />

desamortizaciones y la supresión de numerosas<br />

comunidades religiosas y organizaciones gremiales que<br />

participaban masivamente en su desarrollo. Y sólo 11<br />

años más tarde pudo rehacerse del golpe y recuperar su<br />

antiguo esplendor.<br />

Al capellán de honor de la ciudad Mossén Vicent<br />

Font de Mora, correspondió en 1846 la reorganización<br />

de la fiesta y de las danzas, entre ellas, por supuesto las<br />

infantiles:<br />

«en el [año] actual [...] se han hecho mejoras<br />

verdaderamente sorprendentes [...], habiendo merecido<br />

la mayor aceptación del público las tres danzas de niñas<br />

polonesas aldeanas y serranas, con la reina y sus<br />

camaristas que las preside, las de los niños irlandeses y<br />

turcos, todas de nueva invención, con sus bailetes<br />

análogos, servidas por niños de ambos sexos de la casahospicio<br />

de Nuestra Señora de la Misericordia; la de los<br />

caballetes-ginetes turcos y españoles a la antigua [...] y<br />

los vistosos y análogos trages de todas estas danzas» 51 .


Parece desprenderse de estas palabras escritas<br />

por un historiador coetáneo que las modificaciones en<br />

el conjunto de les dansetes fueron considerables, pero no<br />

olvidemos que reprodujeron en general esquemas<br />

coreográficos y melodías tradicionales ya en uso. La<br />

«nueva invención» a que alude el historiador debe<br />

entenderse en lo que concierne al vestuario, de acuerdo<br />

con el tema de la danza, y a otros aspectos accesorios,<br />

pues la misma expresión «con sus bailetes análogos» nos<br />

indica que les dansetes presentaban patrones coreográficos<br />

comunes de gran sencillez popular- como hoy sucede-,<br />

a los que poco debió afectar la novedad. Destacaré,<br />

sin embargo, que es la primera vez que se encuentran<br />

danzas de niñas entre las agregadas oficialmente a la<br />

fiesta y costeadas por Ayuntamiento: de las tres<br />

mencionadas sólo una se continua danzando.<br />

A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX se<br />

introdujeron nuevas dansetes, a parte de las que antes<br />

hemos indicado, siempre con el expeditivo método de<br />

variar simplemente su tema y su vestuario. Entre 1851 y<br />

1900 se documentan, así, las de Mariners-Marineros-,<br />

Pastorets -Pastorcillos-, Jardiners -Jardineros-, Hongaresos-<br />

Húngaros-, Grecs-Griegos-,Xinesos-Chinos-, Morets -<br />

Morillos-, Catalans - Catalanes-, Mallorquins-<br />

Mallorquines-, Aragonesos-Aragoneses-y Murcians-<br />

Murcianos. El total de dansetes presentes cada año en la<br />

festividad osciló entre ocho y once a lo largo del referido<br />

período, apareciendo algunas de ellas muy<br />

ocasionalmente 52 .<br />

El Barón de Alcahalí nombra en un trabajo<br />

publicado en 1903 las de «labradores valencianos, moros,<br />

holandeses, marineros, [y] caballets» 53 como usuales en su<br />

tiempo, pero sin duda hubo alguna más, entonces y<br />

durante todo el primer tercio del siglo XX.<br />

En la actualidad, tras los grandes cambios,<br />

abandonos y recuperaciones que se han sucedido desde<br />

aquellos años, hacen su anual aparición en la fiesta les<br />

dansetes de cavallets/Pastorets, Llauradorets, y Turcs, amén<br />

de la dels Arquets, que es la única de niñas subsistente.<br />

9. ÚLTIMAS CONSIDERACIONES.<br />

Terminaré mi exposición comentando con unas<br />

rapidísimas palabras, para no fatigar más su atención,<br />

los momentos fundamentales que han condicionado la<br />

evolución de las danzas y figuras alegóricas desde<br />

mediados del siglo XIX hasta nuestros días y honrando<br />

la memoria de las personas que con mayor empeño se<br />

han- implicado durante el siglo XX para conseguir que<br />

no se interrumpiese fatalmente la continuidad de estas<br />

manifestaciones.<br />

Las transformaciones de la fiesta durante la<br />

segunda mitad del siglo XIX fueron naturalmente ligadas<br />

a las vicisitudes políticas. La evolución y presencia de<br />

61<br />

los elementos festivos en la celebración del Corpus se<br />

resintió del rechazo o puntual reconversión de los<br />

mismos de acuerdo con el progresivo ascenso de la<br />

mentalidad burguesa, contrastante con el sentimiento<br />

popular, según un proceso que en parte ha estudiado<br />

Antonio<br />

Ariño Villarroya 54 . Este enfrentamiento queda<br />

muy patente en unas reflexiones escritas por el<br />

mencionado Barón de Alcahalí, al tratar de las danzas<br />

del Corpus de Valencia:<br />

«A despecho del indeferentismo actual, que juzga<br />

de mal gusto la exteriorización de las antiguas<br />

costumbres, tratando de ridiculizarlas en todo momento,<br />

especialmente si reflejan venerandas tradiciones, el<br />

pueblo, ese factor maleable, al parecer, acaricia aún con<br />

fruición ciertas remembranzas de la añeja piedad, con<br />

las que se siente identificado» 55 .<br />

Este indiferentismo desembocó en la supresión,<br />

durante el período la II a República (1935), de las danzas<br />

y los actos en que principalmente intervenían 56 .<br />

Tras el conflicto bélico de 1936-1939 se abrió una<br />

etapa de recuperación de todos estos elementos<br />

impulsada y llevada a cabo fundamentalmente por el<br />

entonces responsable municipal de fiestas y luego<br />

académico correspondiente de la de Bellas Artes de San<br />

Carlos de Valencia D. Manuel Arenas Andújar. A él se<br />

debe un especial empeño en recoger información sobre<br />

las antiguas danzas a sus más directos intérpretes, aún<br />

vivos, además de muchos otros datos sobre el Corpus<br />

valenciano. Sin embargo los rasgos que caracterizaron la<br />

cultura en la década de los años sesenta, condujeron a un<br />

paulatino abandono de la interpretación de las mismas.<br />

Ya iniciada, en fin, la nueva etapa política de la<br />

democracia en España, S al amparo del renovado interés<br />

institucional por recuperar los símbolos tradicionales de<br />

identificación colectiva, el extraordinario folklorista D.<br />

Fermín Pardo Pardo impulsó y llevó a cabo en 1977, con<br />

notable acierto y grandísima aceptación popular, la<br />

restauración de las añejas danzas del Corpus valenciano<br />

y se encarga desde entonces de su anual ensayo e<br />

interpretación en calidad de director o cap de danses.


Fig. 1. La roca de Vinfern, vulgarmente llamada roca<br />

Diablera, según un grabado de 1839 aparecido en el Semanario<br />

Pintoresco Español.-En los flancos del carro se aprecian los<br />

mascarones característicos de esta roca hasta mediados del<br />

siglo XIX y en el remate la figura del dios infernal Plutón con<br />

una serpiente enroscada.-Sobre el plano de la roca puede verse<br />

la dansa deis Momos, con el personaje de la Moma, que ataviado<br />

con vestido blanco de mujer, cetro y corona danza con uno de<br />

ellos.-En primer término, sentados sobre la balaustrada, el<br />

dulzainero y el tamborilero.<br />

Fig. 3. La danseta dels Cavallets, dibujo del DCVB tomado<br />

de la portada de una revista valenciana de la 2' 1 década del siglo<br />

XX.-Observense los panderets -panderetillos-que hacen sonar<br />

los danzantes.-En primer término a la izquierda se ve al<br />

dulzainero, inusitadamente ataviado con el traje que usan los<br />

Momos en su danza desde mediados del siglo XIX, y al<br />

tamborilero.-Al fondo, aparece la puerta gótica de la catedral,<br />

llamada de los Apóstoles .<br />

62<br />

Fig. 2. Els Nanos y els Jagants, grabados populares en boj<br />

de una auca de mediados del siglo XIX dedicada a la procesión<br />

del Corpus.-Se aprecian en primer lugar los reyes de armas que<br />

dan comienzo al cortejo y luego la dulzaina y el tamboril de<br />

esta danza seguidos por los descomunales personajes.


NOTAS<br />

1. A pie de página se incluyen en el texto que ahora<br />

se publica las referencias bibliográficas, que se omitieron durante<br />

la exposición de esta conferencia.<br />

2. VERY, Francis George: The Spanish Corpus Christi<br />

Procession. A Literary and Folkloric Study, Valencia, Tipografía<br />

Moderna Olivereta, 1962, pág. 3.<br />

3. Ibidem.<br />

4. BOIX, Vicente: "Descripción de la Procesión del<br />

Corpus", Fiestas Reales: Descripción de la Cabalgata y de la Procesión<br />

del Corpus: Valencia, Imprenta de la Regeneración<br />

Tipográfica, 1858, página. 4; CARBONERES, Manuel:<br />

Relación y esplicación (sic) histórica de la solemne Procesión del<br />

Corpus que anualmente celebra la Ciudad de Valencia (...), Valencia,<br />

Imp. de J. Domenech, 1873, pág. 11-15.<br />

5. FERRER FORTUNY, Rodrigo J.: Piedad publica y<br />

tiempo de penitencia:<br />

comportamientos religiosos en época de crisis en la Valencia<br />

bajomedieval, Memoria de Licenciatura, Facultad de Filología<br />

de Valencia, 1983, sig. T. 2 / 123, pág. 176.<br />

6. DURAN Y SANPERE, A.(gustín): "Corpus Christi,<br />

Fiesta Del", en Diccionario de<br />

historia eclesiástica de España, dirigido por Quintín Aldea<br />

Vaquero. Tomás María Martínez y José Vives Galell, 1, Madrid,<br />

Instituto Enrique Flórez. C..S.I.C, 1972, pag. 632.<br />

7. C.F. los respectivos documentos en CARBONERES,<br />

Manuel: Op. cit., Págs. 15-16 y 21-23, todos ellos procedentes<br />

de los registros de Claveria Comuna del Archivo Histórico<br />

Municipal de Valencia, en adelante A.H.M.V.<br />

8. MÉRIMÉE, Henri: El arte dramático en Valencia, 1,<br />

Valencia, Institució Alfons el Magnánim-Institucipo Valenciana<br />

d'Estudis i Investigació, 1985, págs. 22-23.<br />

9. Ibidem, págs. 25-27.<br />

10. CARRERES ZACARÉS, Salvador: Las Rocas, Valencia,<br />

Excmo.. Ayuntamiento, 1957, pág. 15.<br />

11. Ibidem, pág. 17.<br />

12. Ibidem, pág. 16.<br />

13. Dietari del Capellá dAlfons el Magnánim, Valencia,<br />

Acción bibliográfica<br />

Valenciana, 1932, págs. 227 y229.<br />

14. A.H.M.V.: Manual de Consells i Establiments.<br />

MDlxxxvij-MDlxxxiij, sig. A-lll, Viernes 8 de Mayo de 1587.<br />

15. POSPISIL, M. F.:"Les vieilles danses guerriéres des<br />

peuples européens", en Institut International d Anthropologie.<br />

III.em Session. Amsterdam, 20-29 septembre 1927, Paris, 1928,<br />

págs. 502-505, según cita de CARO BAROJA, Julio: El estío<br />

festivo, Madrid, Taurus,1984, pág. 200.<br />

16. Dietari del Capellà dAlfons el Magnánim, Valencia,<br />

Acción Bibliográfica<br />

Valenciana, 1932, pág. 226.<br />

17. A.H.M.V: Bayvé de la Claveria Comuna de l'anny<br />

1694 en 1695, sig. L-15, Martes 26 de Junio de 1694. S3e registra<br />

desde entonces el pago a una sola danza de Momos.<br />

18. A.H.M.V: Claveria Comuna y Administració de<br />

63<br />

Lonja Nova, de los años correspondientes.<br />

19. ORTIZ, Joseph Mariano: Disertación histórica de<br />

la festividad, y procesión del<br />

Corpus, que celebra cada año la Muy IL.tre Ciudad de<br />

Valencia, con explicación de los símbolos que van en ella. Ilustrada<br />

con varias notas antiguas relativas a éste y otros asuntos.<br />

Su autor, escribano del Real tribunal de Diezmos con el<br />

despacho del oficio de espolios y vacantes, otro de los de número<br />

y de laalcaldía y bureo del Real Palacio de Valencia,&.,<br />

En Valencia, En la oficina de Joseph y Thomas de Orga,<br />

M.DCC.LXXX,págs. 17-18.<br />

20. CARBONERES, M.:Op. cit, pág. 61, n.l.<br />

21. CARRERES ZACARÉS, Salvador: Los Gigantes de<br />

la procesión del Corpus, Valencia, Exmo. Ayuntamiento, 1960,<br />

pág. 5 y passim..<br />

22. CARRERES ZACARÉS, S.: Op. cit.<br />

23. En la procesión extraordinaria de San Luís Bertran<br />

de 1608, celebrada el 31 de agosto, "y van los Gigantones, que<br />

son ocho (...) todos riquíssimamente vestidos, y hechos de<br />

grande estatura; y dos Enanos monstruosos, que representan<br />

los padres de éstos;y son los diez más vistosos, y mejores que<br />

hay en España", nos dice Fray Vicente GÓMEZ: Los sermones<br />

y fiestas que la Ciudad de Valencia hizo por la beatificación<br />

del glorioso padre San Luys Bertran, Valencia,<br />

IuanChrysostomo Garriz, 1609, págsd. 28-29.<br />

24. Según un detallado relato de la procesión de San<br />

Vicente Ferrer de 1599, en la que salían también desde 1595,<br />

debido a Felipe de GAUNA


en l'Horta de Valencia: la "Jaquera" i "les Danses i Folies" de<br />

Torrent», en Torrens. Estudis i investigacions de Torrent i comarca,<br />

núm. 7 (1991-1993), págs. 383-411, esp. págs. 394-396.<br />

33. A finales de siglo solían contratarse «danzas quatro<br />

o más de Toqueados», pues tal es el número de éstas que consigna<br />

el Ceremonial de la Ciudad compilado entonces. Cf.<br />

CEBRIÁ Y ARAZIL, Félix: Ceremonial de las assistencias y<br />

funciones de los Muy Ilustres Señores Jurados, Racional,<br />

Sindicos y otros oficiales de (...) la Ciudad de Valencia, Ms.,<br />

A.H.M.V, & 84. La parte relativa al Corpus fue editada en<br />

folleto por el Ayuntamiento de Valencia en 1958.<br />

34. A.H.M.V: Claveria Comuna y Administració de<br />

Lonja Nova, en distintos años del periodo.<br />

35. LA TORRE BADILLO, M.: «Representación de los<br />

autos sacramentales», en Revista de Archivos, <strong>Bibliotecas</strong> y<br />

Museos, 3 a Época, XXV (1911),págs. 364-365, n. 16.<br />

36. ROSA Y LOPEZ, Simón de la: Los Seises de la Catedral<br />

de Sevilla: ensayo de investigación histórica, Sevilla,<br />

1904, pág. 96.<br />

37. CARO, Rodrigo: Dìas geniales o lìdicros, Ms. 84-1-<br />

17 de la biblioteca Colombina de Sevilla, copia posterior a 1767;<br />

citado en CARO, Rodrigo: Dias geniales o Lúdicros. Edición,<br />

estudio preliminar y notas de Jean-Pierre etienvre, I, Madrid,<br />

Espasa-Calpe, 1978, pág. 92, n. 22.<br />

n.59.<br />

38. VERY, Francis George": Op. cit., págs. 88-89 y 145,<br />

39. DÍAZ, Joaquín: La memoria permanente. Reflexiones<br />

sobre la tradición, Valladolid, Ámbito, 1991, págs. 54-55.<br />

40. Informe que la Insigne Ciudad de Valencia a puesto<br />

en manos del Rey nuestro señor, que Dios guarde, en orden<br />

a la Real Letra del priomero de Junio passado, en que fue servido<br />

mandar se variase la Procesión del Corpus de la tarde a<br />

la mañana. Siendo ivrados Romvaldo Tanso de Calahorra<br />

Vaciedo y Toledo, generoso, Jurado primero por los nobles y<br />

cavalleros, Pedro Iop Periz, Jurado primero por los ciudadanos,<br />

Onofre Sans de la Llosa, generoso, Señor de guadacequies,<br />

Joseph Gil de Torres, Ignacio Gabriel y Agustín Barrera, ciudadanos,<br />

Pedro Antonio Torres, ciudadano, Racional, Victorino<br />

Forès, ciudadano, Sindico de la Cámara y Consejo. En Valencia,<br />


LOS EXVOTOS PINTADOS EN EL CAMPO DE<br />

REQUENA—UTIEL<br />

Los exvotos pintados como expresión plástica.<br />

Cuando entramos en ermitas y templos en las que<br />

se veneran imágenes de Santos y Vírgenes con gran<br />

predicación, no es extraño encontrar pequeños cuadros<br />

que representan escenas de milagros y favores que han<br />

realizado estas advocaciones a sus fieles.<br />

Se trata de obras anónimas, bien realizadas por<br />

el donante o por un artista aficionado de la localidad,<br />

ejecutadas sobre tabla (sobre todo en el Siglo X<strong>VIII</strong> y<br />

primera mitad del Siglo XIX) o lienzo de dimensiones<br />

reducidas que suelen acogerse al formato 50 x 35 cm. y<br />

que nunca sobrepasan los 120 x 80 cm. Normalmente,<br />

se encuentran en un mal estado de conservación, tanto<br />

por el descuido como por la precariedad de materiales<br />

con que se realizaron.<br />

Siempre los podremos catalogar dentro del<br />

genero religioso representando escenas de accidentes o<br />

padecimiento de enfermedades que tuvieron un final<br />

feliz por la intercesión del Santo o Virgen al que se<br />

dedican y su finalidad es perpetuar y dar fe de estos<br />

hechos extraordinarios.<br />

Suelen utilizar un lenguaje realista muy<br />

descriptivo y narrativo, no escatimando detalles, y con<br />

gran profusión de anécdotas, cosa lógica si recordamos<br />

que lo que cuentan son acciones. Su técnica se basa en<br />

congelar el instante mas critico o peligroso, ese momento<br />

irreversible que no obtiene las consecuencias trágicas<br />

predecibles por la intervención de la divinidad .<br />

Si entramos a explicar la utilización de los<br />

elementos plásticos diremos, en primer lugar, que el<br />

espacio se basa en una perspectiva expresiva, es decir,<br />

que la profundidad y la altura son simbólicas,<br />

utilizándose según la importancia del personaje<br />

básicamente distinguimos tres zonas: la superior donde<br />

se representa las imágenes de los Santos o Vírgenes sobre<br />

unas nubes como la aparición de la divinidad; el centro<br />

donde se representa la acción, el acontecimiento<br />

peligroso o catastrófico; y la leyenda, normalmente en<br />

la parte inferior, que narra los detalles y pormenores<br />

del hecho milagroso.<br />

Por Fermín Pardo y José A. Jesús-María<br />

65<br />

La utilización del color también responde a los<br />

mismos cánones simbólicos o expresivos. Generalmente<br />

estas pequeñas obras podemos definirlas como<br />

monócromas, utilizando entonaciones en tierras,<br />

localizándose colores vivos y complementarios en las<br />

zonas del cuadro de mayor valor simbólico: los ropajes<br />

de los Santos o Vírgenes o figuras de mayor relevancia<br />

en la acción.<br />

La iluminación de la escena no suele corresponder<br />

a un foco de luz, sino que mas bien sigue las mismas<br />

intenciones simbólicas. La parte más iluminada e incluso<br />

la que deslumhra suele ser la correspondiente a las<br />

imágenes sagradas. No es corriente la utilización del<br />

claro/oscuro para la obtención de volumen, siendo<br />

mucho más habitual el encontrar la técnica del color/<br />

luz, es decir, que la luminosidad reside en la utilización<br />

simbólica del color y no en la claridad u oscuridad en la<br />

que se localicen los objetos o figuras.<br />

La línea no suele aparecer como elemento<br />

diferenciado y suele corresponder a los limites entre<br />

zonas de color.<br />

La ejecución, es decir, el dominio de la técnica<br />

pictórica por parte del artista, suele ser muy variada<br />

dependiendo de la habilidad de este. No es un elemento<br />

valorado ya que la importancia reside en la capacidad<br />

narrativa de la imagen y no en la mayor o menor<br />

habilidad en la representación realista del artista.<br />

Normalmente suelen emplear una técnica directa, sin<br />

procesos de acabado, es decir, la pincelada que se<br />

coloque en el cuadro permanecerá invariable cuando la<br />

obra este finalizada.<br />

Como conclusión diremos que estos exvotos<br />

pintados representando los actos milagrosos o<br />

sobrenaturales realizados por Santos o Vírgenes utilizan<br />

un lenguaje plástico narrativo propio, singular y<br />

especifico, fuertemente simbólico y expresivo.


Los exvotos pintados como documento para<br />

el estudio de la cultura popular en sentido<br />

Material y espiritual.<br />

La importante colección de exvotos pintados que<br />

se conservan en el santuario de la Virgen del Remedio<br />

de Utiel, a la que pueden añadirse algunos dispersos en<br />

el termino de Requena, componen un conjunto de<br />

documentos de indudable interés en los que se plasman<br />

distintos elementos pertenecientes a la forma de vida<br />

tradicional de las gentes de la comarca y son expresión<br />

de sus sentimientos religiosos.<br />

Siguiendo la cronología de estas pequeñas obras<br />

de arte (finales del Siglo X<strong>VIII</strong> hasta el siglo XX),<br />

podemos observar distintas clases sociales diferenciadas<br />

por su vestimenta, interiores y exteriores de viviendas,<br />

actividades diversas e incluso manifestaciones festivas.<br />

Loa exvotos pintados representan un importante<br />

complemento de los inventarios de bienes que se<br />

relacionan en testamentos e hijuelas de casamiento de<br />

la época, conservados por muchas familias como legado<br />

escrito de los antepasados.<br />

Manejando estos documentos y teniendo<br />

presentes los exvotos se aprecia claramente los cambios<br />

impuestos por la moda en el vestir e incluso los<br />

diferentes tejidos utilizados por los más ricos y los menos<br />

pudientes. Los colores claros y vivos de la indumentaria<br />

de principios del último tercio del siglo X<strong>VIII</strong> se van<br />

oscureciendo a finales de este siglo y sobre todo a lo<br />

largo del Siglo XIX. Las mantellinas blancas<br />

dieciochescas se tornarán negras en el XIX cambiándose<br />

la muselina por el tafetán y la orla de terciopelo. En los<br />

hombres la chupa larga del X<strong>VIII</strong> se ira acortando a partir<br />

del segundo tercio del XIX, llamándosele ya chaqueta,<br />

la cual será sustituida por la blusa en los últimos años<br />

de esta centuria. El calzón corto, como herencia<br />

dieciochesca, empezara a ser reemplazado por el<br />

pantalón en la segunda mitad del XIX y estará<br />

erradicado de la indumentaria popular masculina en los<br />

finales de este siglo.<br />

En el interior de las viviendas también se plasma<br />

el cambio de moda por los enseres y mobiliario. Casi<br />

siempre correspondientes a las alcobas y dormitorios<br />

en los que yace la persona enferma. De las sencillas y<br />

rústicas camas de tablas con banquillos pasamos por<br />

las camas de hierro de tipo isabelino a juego con<br />

cómodas y espejos. Se suceden después las camas de<br />

madera torneada de tipo alfonsino correspondientes a<br />

finales del siglo XIX y las de estilo modernista popular<br />

de los inicios del XX, quedando plasmados también<br />

muebles de los años cuarenta y sesenta.<br />

66<br />

En los exteriores de edificios reconocemos el paso<br />

del tiempo con los cambios constructivos y elementos<br />

arquitectónicos decorativos, representándose ambientes<br />

urbanos y rurales.<br />

Diferentes labores y trabajos tanto agropecuarios<br />

como artesanales quedan reflejados en estas pinturas<br />

relacionados con accidentes que ocurrieron y en los que<br />

la protección de La Virgen o el Santo esta presente<br />

evitando catástrofes y daños mayores. Así, reconocemos<br />

el jabonero con su caldera de «lexio», los albañiles y<br />

poceros acudiendo a socorrer al accidentado en un pozo,<br />

carreteros con sus recuas y reatas, pastores de ganado<br />

lanar ante el peligro de una fuerte tormenta, labradores<br />

en sus más diversas actividades, así como accidentes en<br />

los que figura el tren e incluso los automóviles.<br />

En sentido espiritual se nos habla de una<br />

religiosidad popular primitiva, que confía en la<br />

protección divina en la que se cree por herencia familiar.<br />

No se manifiesta el temor al Dios castigador a la manera<br />

judía, simplemente el Todopoderoso puede proteger y<br />

cuidar de los más débiles y con ello se concreta el<br />

sentimiento de humildad y pequeñez ante el Ser<br />

Supremo, por ello y a través de la Virgen y los Santos,<br />

sin que falte la idolatría, se pide constantemente<br />

protección en los peligros de la vida y de los bienes, y<br />

puntualmente se expresa la gratitud por medio del<br />

exvoto llevado con gusto al santuario.<br />

Hay que hacer notar que la mayor cantidad de<br />

exvotos pintados y de otros tipos se concentren en la<br />

ermita de la Virgen del Remedio de Utiel, situada en lo<br />

alto de la sierra, a la que acuden gentes de toda la<br />

comarca. En segundo lugar nos quedarían la ermita de<br />

San Blás en término de Requena y finalmente, en mucha<br />

menor cantidad, otras ermitas y templos de carácter<br />

parroquial.


LOS AUROROS EN LA REGIÓN DE MURCIA<br />

Desarrollo y características del proceso sonoro en este ritual<br />

En la huerta de Murcia hubo en un pasado muy<br />

cercano una gran cantidad de campanas de Auroros,<br />

desgraciadamente casi todas han desaparecido<br />

llevándose con ellos para siempre su legado.<br />

Actualmente, en la huerta de Murcia quedan todavía<br />

cuatro de estas agrupaciones: la Aurora de Santa Cruz,<br />

el Rosario de Jabalí Nuevo, el Rosario del Rincón de<br />

Seca y el Carmen del Rincón de Seca.<br />

Estos grupos representan la más alta expresión<br />

de la Aurora, entroncando con las tradiciones<br />

polifónicas del ámbito Mediterráneo, aportando su<br />

forma de expresión más personal. Santa Cruz tiene las<br />

melodías más estilizas, el Rosario y el Carmen, la<br />

grandeza de la polifonía en su estado más alto y<br />

capacidad expresiva e interpretativa y Javalí Nuevo, la<br />

solemnidad de unas melodías hechas para hablar a un<br />

Dios.<br />

Los auroros son una manifestación popular de<br />

gran antigüedad en nuestra región, representan en<br />

suma, la más genuina y auténtica forma de música<br />

mediterránea. Aunque, para muchos sea algo conocido<br />

bien es verdad que para el gran público la mayoría de<br />

las veces, significa cosas contradictorias.<br />

Muchos y distintos son los elementos que<br />

configuran el hacer de los auroros a la vez, que son muy<br />

estrechas las relaciones que estos mantienen entre si,<br />

dar una definición a priori, justa con el rito de la aurora,<br />

no es por lo tanto tarea sencilla.<br />

Como punto de referencia podemos establecer un<br />

eje del que partir nuestras indagaciones: la religiosidad,<br />

esta es la clave para interrelacionar todos y cada uno de<br />

los elementos que configuran el proceso musical y social<br />

en los auroros, la que dota de contenido al desarrollo y<br />

la práctica de este ritual.<br />

La Hermandad, Cofradía o Campana, que son<br />

algunos de los nombres con los que se llama al grupo,<br />

tiene un fin último: la acción asistencial en la muerte, la<br />

misión de preparar el marco apropiado para una muerte<br />

Salvador Martínez García<br />

69<br />

honrosa, intercediendo por el hermano muerto en el<br />

transito al otro mundo. De esta forma, el canto, la<br />

música, no es otra cosa que un rezo, una plegaria<br />

elevada al cielo con musicalidad.<br />

Ser auroro no es nada fácil y tampoco es un lugar<br />

donde cualquiera puede ir, a apuntarse y decir a los<br />

amigos, como si de un club social se tratara, soy auroro.<br />

En la organización interna de los auroros hay una serie<br />

de preceptos y reglas que desde el nacimiento de las<br />

hermandades (siglo XVI -XVII) obligan a los hermanos<br />

a unos modos de comportamientos y a una serie de<br />

actividades que son consideradas de primer orden. El<br />

respeto de estas normas es lo que históricamente ha<br />

permitido que una tradición tan frágil como la aurora<br />

perviva durante siglos, manteniéndose fiel, con ligeras<br />

adaptaciones a los tiempos, a su espíritu inicial.<br />

Como en cualquier manifestación popular,<br />

folclórica, la música de los auroros esta condicionada<br />

por el uso que se le da para determinadas situaciones,<br />

cumpliendo con el ritual para el que esta destinada. Así<br />

hay salves de difuntos, de paridas, de enfermos, de<br />

pasión, de navidad, etc.<br />

Aunque diversas teorías apuntan a un pasado<br />

lejano, la verdad es que no tenemos documentos para<br />

poder afirmarlo, y la única posibilidad para aceptarlo<br />

es, en primer lugar, el análisis de lo que tenemos su<br />

comparación con otras culturas y por último la<br />

especulación a través de estos materiales.<br />

Verdaderamente, solo podemos indicar unas<br />

fechas fidedignas para ubicar a los auroros, y por las<br />

referencias que tenemos es aproximadamente en los<br />

albores del siglo XVI-XVII, fechas coincidentes con el<br />

culto a la Virgen de la Aurora y el nacimiento de las<br />

hermandades gremiales. También, disponemos de las<br />

actas en las que se recogen el momento exacto en el que<br />

se formalizan las agrupaciones, con esto, es fácil trazar<br />

una pequeña historia en la que poder hablar de la<br />

música y su entorno como elementos justificativos. De<br />

todas formas no podemos desmentir a aquellos que


piensan que la aurora es un rito que ha ido adaptándose<br />

a los tiempos y que su pasado es incluso mucho más<br />

lejano de lo que se piensa ya que podemos encontrar<br />

elementos estructurales, melódicos y organizativos en<br />

la música que nos transportan a épocas de los primeros<br />

hebreos y desde allí siguiendo el curso que la música<br />

religiosa llevó hasta nuestros días, poder establecer<br />

paralelismos en distintas épocas y culturas y como en<br />

un estudio geológico encontrar marcas de estos<br />

periodos.<br />

Haciendo un poco de historia, remontándonos a<br />

un pasado lejano, hay una serie de hitos coincidentes<br />

con el fenómeno auroro; coincidencias muy sutiles en<br />

el caso de las más lejanas en el tiempo, teniendo que<br />

forzar la conexión con verdadera imaginación, y mas<br />

evidentes en las más cercanas donde el sustrato es mas<br />

reciente. En Palestina, en la época de los Hebreos,<br />

tenemos tres momentos que nos ofrecen pistas seguras.<br />

En la llamada Época Primitiva, en el libro del Exodo 15,<br />

20, del Antiguo Testamento, aparece una referencia a<br />

coros alternativos; mas tarde, en la Época de los Reyes<br />

en el libro de las Crónicas 5.12-14, también del Antiguo<br />

Testamento, se habla de una organización gremial de<br />

músicos: los Levitas; y en la tercera época, llamada de<br />

la División del Reino, es cuando aparece el Canto<br />

Litúrgico, desarrollado a través de los Salmos, con tres<br />

estilos muy significativos: La Salmodia, con dos formas<br />

básicas, Antifonal (dos coros) y Responsorial (solista y<br />

coro); el Lectio (lecturas), en forma de canto - hablado,<br />

extremadamente melismático y expresivo, y la<br />

Himnodia (canto de canciones) que más tarde se<br />

convertirá en la forma característica del canto<br />

comunitario cristiano. Es aquí desde donde se puede<br />

trazar un hilo seguro de antecedentes lejanos. Estas<br />

formas las heredan las primeras comunidades cristianas<br />

en Antioquía (Apóstol S. Pablo), desarrollándose desde<br />

el S.I al VI a través de dos fuentes principales hasta el<br />

momento de la libertad de culto; los Salmos Judíos,<br />

sinagogales de tradición hebrea como hemos visto y la<br />

música del ámbito cultural Helénico Mediterráneo con<br />

influencia claramente oriental, cargado de mesillas y<br />

adornos. Es en el plano estructural donde encontramos<br />

las mayores coincidencias; en las antífonas (alternancia<br />

dos coros) se generalizan tres usos básicos:<br />

Repetición simple, en el que cada Versículo tiene<br />

la misma música que el anterior. Esta estructura tiene<br />

que ver con las canciones más sencillas como las<br />

populares e infantiles; en los Auroros es la forma<br />

característica del estilo de salves llamadas «Repetía » y<br />

«Chamergas».<br />

Repetición progresiva en el que cada dos<br />

Versículos se alternan los coros cada uno con su propia<br />

frase musical; esto corresponde con la mayoría de las<br />

70<br />

salves de los Auroros y con su estilo más normal.<br />

Forma de estribillo, es la que añade a la forma<br />

progresiva un estribillo cantando por los dos coros; esto<br />

también forma parte de todas las salves de la Aurora<br />

siendo este trozo añadido lo que llaman copla de la<br />

salve.<br />

Mas tarde en los siglos X, XI, XII, se generaliza el<br />

estilo musical llamado organum, el cual se caracteriza<br />

por el uso de intervalos de octavas, unísonos, cuartas y<br />

quintas; intervalos que están presentes aún, si bien<br />

siempre en un estado mínimo en las salves auroras; y<br />

sobre todo un estilo de cantar al que se conoce cómo de<br />

factura tenida, que todavía se oye en los Auroros, en el<br />

que sobre una nota tenida suena un melisma. Por poner<br />

un ejemplo, esto sobre el pedal del bajo lo produce el<br />

discurso melódico de la voz principal. En el S. XII, en<br />

Inglaterra se empiezan a usar dos intervalos<br />

considerados consonancias imperfectas, la 3 a y la 6 a ,lo<br />

que pone de moda un estilo de música con un gran<br />

sentido popular y que adapta el pueblo, que en España<br />

podría estar representado por las Cantigas de Alfonso<br />

X en honor a la Virgen. En el S XV- XVI, se dan muchas<br />

más características que terminan por redondear el<br />

proceso; frente al estilo de los motetes floridos<br />

claramente contrapuntísticos, se impone en la música<br />

religiosa un estilo severo marcado por una homofonía<br />

y verticalidad de las voces, con un sentido armónico<br />

pretonal muy claro; se pone de moda en la música culta<br />

litúrgica (en todos los ámbitos) el canto antifonal; nacen<br />

las Hermandades gremiales, el culto a la Virgen de la<br />

Aurora (fervor Mariano), y sobre todo en la liturgia se<br />

adopta el fabordón y el gymel, dos estilos que se<br />

caracterizan sobre todo por el uso de melodías<br />

armonizadas en terceras y sextas y el uso de intervalos<br />

de quintas y octavas entre voces extremas; en otro orden<br />

de cosas aparecen en Alemania como herederos de una<br />

tradición popular los Meistersinger o Maestros cantores,<br />

los cuales, entre otras características utilizan textos<br />

bíblicos, melodías modales con tendencia al sistema<br />

mayor-menor y estilo silábico con ornamentaciones<br />

melismáticas en forma de floreos y adornos en la misma<br />

forma que los Auroros. En el S.XVII, el Fabordón se<br />

amplia con formas cadencíales que le confieren al canto<br />

un valor funcional y moderno; a partir de aquí la música<br />

de la Aurora no ha experimentado cambios tan<br />

evidentes ni tampoco ha asimilado los cambios<br />

musicales a la misma velocidad que la música culta,<br />

aunque también es verdad que en la música popular y<br />

la música religiosa de culto los cambios no han sido<br />

significativos. El tiempo, como siempre, mostrará que<br />

cosas podrá mantener la Aurora conservando su<br />

identidad.<br />

El proceso musical de los auroros no es un<br />

mecanismo complejo; por un lado tenemos los cantos o<br />

salves, los cuales se organizan de forma temática


atendiendo a unos ciclos o periodos determinados. Estos<br />

ciclos son: Ordinarios, Difuntos, Navidad y Pasión en<br />

los cuales el nombre define la época para la que se usa.<br />

Los ciclos de ordinario y difunto musicalmente se<br />

realizan con las mismas canciones tratando temas<br />

cotidianos y de uso concreto. Ordinario comprende,<br />

excluyendo el verano, todo el tiempo que queda libre<br />

entre los otros ciclos y Difuntos, desde el día de los<br />

Santos hasta la Purísima. El ciclo de Pasión, comprende<br />

el periodo de la cuaresma y Semana Santa, tiene sus<br />

propias músicas, tratando temas mas trascendentales<br />

como, la epopeya de la pasión de Cristo y su dolor. El<br />

ciclo de Navidad, es el momento, no solo mas alegre<br />

del devenir de una campana, sino el mas participativo,<br />

abierto y comunicativo; en él participan solistas y<br />

rondalla para cantar, sobre todo los aguilandos que es<br />

la pieza característica de este momento.<br />

En cuanto a la estructura general de una salve,<br />

esta, se divide en diversas secciones: salve, es el periodo<br />

musical que se repite de forma incansable durante toda<br />

la pieza; copla, es el fragmento musical con que termina<br />

la salve, siendo característico a veces de salves concretas<br />

y otras veces de un ciclo completo; estribillo, es un<br />

fragmento que manda colocar el guía a determinadas<br />

salves a su criterio, no siendo necesario para la<br />

realización normal de una pieza. Normalmente, su<br />

ubicación en el discurso sonoro es inmediatamente<br />

detrás de la copla, obligando a repetir esta para poder<br />

terminar correctamente; es importante mencionar que<br />

estos estribillos, contrastan enormemente y de forma<br />

radical con el discurso de la pieza, ofreciendo no solo<br />

un tempo distinto (generalmente son mas lentas casi<br />

sin medida y a placer) sino, un juego en la línea<br />

melódica, melismático y sinuoso, donde los cantores<br />

ofrecen un alarde de voz poco común.<br />

En cuanto a los instrumentos usados, solamente<br />

la campana, rompe la monótona sonoridad de las voces<br />

a capela. Manejada por el guía, debe tener un sonido<br />

claro y brillante, ayudando en la respiración del coro y<br />

sirviendo para dar ordenes diversas como alargar los<br />

calderones marcar el ritmo silábico hacer paradas y en<br />

definitiva marcar la intensidad del discurso sonoro. Hay<br />

muchos tipos de toques, tantos se podría decir como<br />

hermanos que la porten, pero en realidad, todas estas<br />

variantes, producto de las maneras de cada persona, se<br />

pueden reducir a dos: «al toque» (estilo silábico) y «a<br />

dos» (mas relajado y con ligero contratiempo producto<br />

del rebote, casi aleatorio del badajo).<br />

En la organización de los coros, los cantores se<br />

agrupan en dos formaciones circulares, llamados<br />

respectivamente primer y segundo coro. El primer coro,<br />

es menos numeroso y cantan las mejores voces siendo<br />

cuatro las partes armónicas que interpretan: Primera o<br />

Tronco, que la lleva el guía y el grupo mas numeroso.<br />

Segunda, al intervalo normalmente de tercera superior<br />

diatónica. Bajo, el cual es un pedal a la quinta o a la<br />

octava dependiendo el estilo de la salve y Cuarta, voz<br />

71<br />

más aguda que repite la misma línea que el bajo,<br />

produciendo un pedal doble. Algunas veces aparece una<br />

voz más solo en determinados momentos cadencíales<br />

llamada «Septillo», la cual es un poco más aguda que<br />

la cuarta. El segundo coro es el encargado de la respuesta<br />

y su mecanismo sonoro es mas simple aquí solo se dan<br />

dos voces primera y segunda siendo cantadas por el<br />

grupo más numeroso, tradicionalmente es donde<br />

empiezan a cantar los auroros nuevos y los jóvenes.<br />

Pero la realidad sonora de los auroros no<br />

corresponde con esta organización ya que al in tervenir<br />

niños y en algunas campanas mujeres, se producen<br />

doblajes que hacen única y muy densa la sonoridad.<br />

Hay una serie de características estilísticas<br />

generales en el estilo de las auroras que sirven de<br />

elemento unificador a todas:<br />

CANTO ANTIFONAL .-En el que dos coros se<br />

contestan entre sí.<br />

ESTILOS SILÁBICO Y MELISMÁTICO.- Formas<br />

de cantar en el que a cada sílaba corresponde una nota<br />

en el primero y muchas notas musicales para una sola<br />

sílaba correspon den en el segundo.<br />

DIATONISMO .- Recurso melódico en el que la<br />

melodía se mueve de nota a nota sin saltos en la escala<br />

o modo vigente en la pieza.<br />

USO DE INTERVALOS DE 6 a y 3 a entre voces<br />

principales. OCTAVAS PARALELAS entre voces<br />

extremas. INTERVALOS DE 4 a y 5 a entre todas las voces.<br />

HOMOFONIA.- Estilo no contrapuntístico en el que las<br />

voces atacan de forma vertical y en bloque las armonías.<br />

HETEROFONIA .-Doblaje a la octava de partes<br />

produciendo mayor sensación de densidad armónica y<br />

voces paralelas a intervalos exactos.<br />

USO LIBRE PERO CONTROLADO DE<br />

ADORNOS .- Muy característicos asimilados a<br />

determinados giros melódicos y usados • con<br />

moderación.<br />

PEDALES, INFERIOR Y SUPERIOR según estilos<br />

sobre la 5 a o en la tónica . FORMAS CADENCIALES<br />

TONALES sobre los modos mayor y menor.<br />

ACORDES EN 2 a INVERSIÓN.- Encadenamiento<br />

de acordes de cuarta y sexta con movimientos paralelos<br />

de éstos en procesos cadencíales<br />

LA CAMPANA COMO ÚNICO<br />

INSTRUMENTO verdadera dinamizadora del<br />

discurso.<br />

En el resultado final, no es posible delimitar qué<br />

elementos predominan sobre otros. La realidad sonora


denota una verdadera mezcolanza de todos, siendo esta<br />

fusión lo que históricamente ha podido llevar a<br />

confusión los acercamientos a esta música.<br />

Para ilustrar estas peculiaridades, sobre la<br />

transcripción de una salve, vamos a mostrar cada uno<br />

de estos elementos y obtener de esta forma un completo<br />

cuadro del proceso sonoro, acorde con la realidad de lo<br />

que aún se mantiene vivo en este ancestral ritual,<br />

característico de nuestras latitudes Mediterráneas.<br />

Esta Salve, llamada de « Septillo » es interpretada<br />

en Rincón de Seca de Murcia, en pleno corazón de la<br />

huerta por las dos Campanas de Auroros existentes en<br />

esta pedanía. La transcripción corresponde a la versión<br />

de la Campana del Rosario.<br />

En el plano estructural podemos encontrar la<br />

forma característica Aurora. Primero, y esto es peculiar<br />

de todas las Hermandades rompe el guía sólo y con la<br />

campana (compases de 1-3), sumándose<br />

inmediatamente el coro en un pleno y denso acorde de<br />

cuarta y sexta sobre la dominante con un pedal doble<br />

sobre ésta (cp. 4); de nuevo, a dos voces en terceras, un<br />

giro cadencial afirmando la tónica con una sucesión de<br />

acentuaciones silábicas con el acorde de cuarta y sexta<br />

sobre la dominante (cp. 5-11), seguidamente y con un<br />

cambio de tiempo radical, casi a placer, apoyando con<br />

un redoble de campana, entra la voz de Septillo sobre<br />

un acorde de séptima y 9 a (cp. 13) y tras un largo<br />

calderón de nuevo un giro melódico a dos voces<br />

afirmando la tónica con el acorde de cuarta y sexta sobre<br />

la dominante. El efecto de la frase de éste primer coro,<br />

con la alternancia de las dos voces solos con los pedales<br />

superior e inferior de dominante y la inclusión del<br />

Septillo es la de un efecto de magnífica sonoridad. La<br />

respuesta atacada por el segundo coro se desenvuelve<br />

en la forma tradicional de dos voces en terceras paralelas<br />

y con una modulación, también habitual, en la segunda<br />

parte de la frase hacia el tono del relativo menor,<br />

característica que podemos encontrar en los Aguilandos<br />

y danzas del Renacimiento Español, elementos que en<br />

la actualidad denotan un claro uso de la tonalidad y<br />

sus funciones . Con ésto, termina lo que corresponde al<br />

cuerpo de la salve, siendo repetido mientras queda<br />

texto; en este periodo, podemos encontrar algunos<br />

elementos característicos, cómo el uso de canto<br />

antifonal, pasajes en los que se mezclan el estilo silábico<br />

con ligeros melismas, Homofonia, en cuánto a la<br />

verticalidad de los bloques sonoros, la falta de tejido<br />

contrapuntístico y sobre todo el mencionado<br />

Diatonismo en el uso de las notas de la escala, sin saltos<br />

en una larga y sinuosa línea ondulada.<br />

Seguidamente se interpreta la copla, dividida en<br />

dos frases, una primera con semicadencia hacia la<br />

dominante (cp. 53) y una segunda modulante hacia el<br />

tono del relativo menor (cp. 64) . En este momento la<br />

Salve propiamente dicha puede acabar, a no ser que el<br />

guía, como en este ejemplo, mande cantar un estribillo;<br />

72<br />

este estribillo es característico y a la vez único de la<br />

aurora murciana, normalmente se les llamaba solos<br />

porque eran ejecutados a dos voces solamente y con<br />

gran profusión de melismas, es lo que corresponde en<br />

el ejemplo a la primera y segunda voz; y es único porque<br />

es acompañado sobre la dominante por un pedal que<br />

produce una rica sonoridad en un juego de tensiones<br />

tónica - dominante y adornos producidos con golpes<br />

de garganta que introducen un color disonante en la<br />

precisa sonoridad de los funcionales bloques sonoros.<br />

Inmediatamente después todo el coro retoma la copla<br />

para acabar la Salve en un vago e indeciso acorde de<br />

cuarta y sexta sobre la tónica modulada de rem. Por<br />

último, es interesante observar el juego de intervalos<br />

justos de 4 a ,5 a y 8 a que se producen entre las voces<br />

extremas entre si y en relación a las interiores. También,<br />

reseñar que sin la escucha de estos materiales<br />

difícilmente podemos tener una idea precisa de la<br />

sonoridad; el gran número de voces produce ligeros<br />

desplazamientos de tono, los adornos son instintivos y<br />

es esta cierta aleatoriedad lo que hace que cada escucha<br />

sea totalmente diferente. El auroro crea en su más íntima<br />

expresión y es ésto lo que hace que su música viva a<br />

través de los siglos y le confiera un espíritu camaleónico:<br />

El tiempo lo dirá ....<br />

Como anticipo de lo que será una publicación en<br />

un breve futuro, quiero incluir, a petición de los auroros<br />

y Juana Martínez Yago, una persona extraordinaria en<br />

temas relacionados con la cultura popular, la<br />

transcripción de dos piezas características de la Aurora<br />

de Yecla, felizmente rescatada y conservada por un<br />

pequeño grupo de auroros, gracias a los cuales un<br />

patrimonio de tal magnitud e importancia no ha pasado<br />

al mundo del recuerdo.<br />

Quiero agradecer y mostrar a los Auroros de Yecla<br />

y a su hermano Mayor D. Argimiro Azorín Pérez mi<br />

más profunda admiración, por la encomiable labor de<br />

mantenimiento de ésta tradición y las grandes<br />

facilidades y hospitalidad con la que me han tratado,<br />

permitiéndome hacer un trabajo en las condiciones que<br />

se merece esta música .


Gozos históricos de la Virgen de la Aurora<br />

Auroros de Yecla<br />

Salve a la Purísima Concepción<br />

Auroros de Yecla<br />

73<br />

SEPTILLO<br />

Ciclo de Pasión<br />

Auroros del Rosario-Rincon de Seca


Cuando hablamos de religiosidad popular, enseguida<br />

nos vienen a la mente las imágenes habituales y<br />

coloridas de una procesión con su banda de música, sus<br />

cohetes y los "Vivas" al santo, o una imagen de devoción<br />

rodeada de flores y exvotos ingenuos y pasados de<br />

moda, las beatas rezando con sus velos y sayas negras,<br />

y tópicos por el estilo.<br />

Pero hay que tener en cuenta que un tópico siempre<br />

responde a un arquetipo mental, más o menos<br />

elaborado, habitualmente extrapolado por una élite intelectual<br />

que contempla desde lejos, sin "contaminarse",<br />

prácticas a las que quiere ser ajeno y sin embargo sabe (y<br />

teme decirlo) que también le son propias. Procuraremos<br />

en el presente articulo acercarnos al tema considerando<br />

que todos estamos implicados en estos conceptos con<br />

mayor o menor proximidad, y partiendo desde su origen;<br />

pues los cambios culturales de todo tipo en este<br />

entorno son extraordinariamente lentos. Así mismo,<br />

dada la complejidad del tema que nos ocupa, solo pretendemos<br />

dar una exposición general ajustada a nuestro<br />

entorno, aportando ideas al respecto en forma que intentamos<br />

sea fácil al lector.<br />

1. El mito y el rito<br />

1.1.- Lo religioso.<br />

A nivel popular, la religión se establece (al menos<br />

en principio) más en base a unas recetas aprendidas, a<br />

signos externos, que en un conocimiento profundo del<br />

dogma religioso. Cualquier religión revelada, como la<br />

cristiana, por su propia definición surge a partir de una<br />

minoría muy selecta (los partícipes de la revelación), que<br />

poco a poco la desarrolla y transmite a círculos más<br />

amplios. Pero su establecimiento en la sociedad se ha<br />

hecho siempre en relación directa con el poder civil; no<br />

LA RELIGIOSIDAD POPULAR<br />

Eduardo del Arco<br />

75<br />

se puede olvidar que el sentimiento religioso es en sí<br />

mismo, una de las principales fuentes de ese poder, por<br />

lo que este procura aprovecharse de él, transformándolo<br />

en la medida de sus posibilidades en una herramienta de<br />

control social históricamente solo cuando se ha establecido<br />

una conexión adecuada entre ambos se ha producido<br />

su integración plena en el tejido social. Y para llegar<br />

a tal conexión, ha sido preciso lógicamente por parte del<br />

estamento religioso captar a las élites dominantes, habitualmente<br />

las más preparadas también en el aspecto<br />

cultural, para lo que se produce un desarrollo importante<br />

y profundo del dogma primitivo, en un ambiente<br />

intelectual, creando una filosofía y moral propias atractivas<br />

para esas élites.<br />

A partir de esta situación de dominio, es cuando<br />

se extiende hacia la gran masa social, pero evidentemente<br />

el calado en las mismas es siempre más ligero; como<br />

decíamos, la formación religiosa, al menos en primera<br />

instancia; es superficial en base a recetas de aplicación<br />

inmediata, y aprovechando siempre las ideas previas,<br />

esto es, con un importantísimo componente sincrético.<br />

Así cuando el cristianismo llega a la situación de oficialidad<br />

en Roma, las herejías surgen por doquier; la interpretación<br />

de la revelación en cada Iglesia local se hace<br />

diferente, adaptada a sus propias condiciones, y el esfuerzo<br />

unificador exige una vigilancia continua por una<br />

administración muy desarrollada. Para llegar a los demás<br />

pueblos "bárbaros", basta con convertir a su rey o<br />

cacique: automáticamente, toda la población es convertida,<br />

simplemente con el bautismo y el Credo (o incluso<br />

sin ellos).<br />

No es diferente el caso, por citar otro ejemplo, con<br />

el mahometanismo: a punta de espada conquista su<br />

lugar en el mundo, y basta con la declaración de fé<br />

("Allah illah Allah...") ante los ulemas para ser considerado<br />

musulmán, y gozar de las correspondientes ventajas<br />

administrativas y sociales. Luego vendrá, en su caso<br />

el aprendizaje.<br />

Está claro que, si tan fácil es cambiar de religión,<br />

no lo es tanto cambiar de costumbres; y menos en los


entornos populares campesinos, donde la vida viene<br />

definida por la permanente regularidad de las necesidades<br />

cotidianas, los ciclos de la siembra y la cosecha, o del<br />

pastoreo del ganado. Así en un principio, con un cambio<br />

religioso, lo que suele suceder a nivel popular es que se<br />

mantienen las costumbres y se atribuyen a otros motivos;<br />

cambia el nombre del santo, pero poco más.<br />

1.2.- Claves del conocimiento.<br />

Pero, ¿qué hay en el fondo de esas costumbres, tan<br />

difíciles de cambiar? ¿Qué se expresa, a qué responde,<br />

qué claves de interpretación se pueden aplicar? intentemos<br />

simplemente reflexionar sobre el tema sin mayores<br />

condicionantes.<br />

El ser humano es un animal inteligente; esto quiere<br />

decir que como animal es un ser vivo, con los instintos<br />

implícitos, y como inteligente tiene consciencia de sí<br />

mismo y muy alta capacidad de aprender. Si el primero<br />

de los instintos del ser vivo es, sin duda, el de conservación<br />

-seguir vivo en las mejores condiciones posibles y<br />

reproducirse lo mas posible-, la primera de las ventajas<br />

de su inteligencia es la de prevenir, esto es, prever y<br />

corregir lo que puede pasar a partir de la observación del<br />

entorno. Esta es la gran clave del desarrollo humano:<br />

saber qué sucederá mañana, y corregirlo según sus<br />

deseos.<br />

Pues todo ser vivo es capaz de actuar sobre el<br />

futuro, al menos el inmediato, porque las cosas suceden<br />

según la relación de causa a efecto. De hecho, el tiempo<br />

(o la experiencia personal del mismo siguiendo a Kant,<br />

sería el marco a priori de la sensibilidad: la sucesión<br />

permanente de causa a efecto que permite ordenar el<br />

recuerdo, que es la base del conocimiento. Y cuanto<br />

mayor es la capacidad de memoria, mayor el aprendizaje-<br />

Para poder establecer la sucesión de los hechos<br />

mas allá de lo inmediato, para ampliar la memoria en<br />

suma, es por lo que se desarrolla la cultura. Y en este<br />

desarrollo del saber humano, hay dos logros clave y<br />

necesarios de los cuales parten todos los demás: la<br />

medida del tiempo y la conservación de los sucesos; el<br />

calendario y la escritura. Y no solo importantes en el<br />

sentido absoluto de la historia, en el que, por necesarios,<br />

eran ineludibles (si tenía que haber historia),sino tambien<br />

en su sentido inmediato, esto es, en su aplicación en<br />

cada momento para mejorar la condición, general o<br />

individual, de las cosas. Así, la información el saber, es<br />

un poder en sí mismo, que se puede utilizar de forma<br />

actual, para el propio beneficio, sea este de un individuo<br />

o de mi grupo, de toda una sociedad. Esto es tan claro,<br />

que el desarrollo real de cualquier sociedad pasa a través<br />

de la educación, de la generalización de ese conocimiento.<br />

Pero está claro también que el primero que lo desarrolla<br />

tiene una ventaja importante sobre los demás, tanto<br />

76<br />

mayor cuanto mejor sepa emplearlo en su favor y ocultarlo<br />

o disfrutarlo ante los otros. Esto, en suma, es lo que<br />

genera el esoterismo y el exoterismo: lo que se transmite<br />

para general conocimiento (exo..) y lo que el "iniciado" se<br />

reserva (eso..) para con ello intentar mantener su predominio<br />

social.<br />

De esta forma, se produce una diferente presentación<br />

de la realidad y de la historia según quién sea el que<br />

la interpreta. Toda la transmisión del conocimiento, y el<br />

conocimiento en sí mismo, es analógico; esto es, por<br />

ejemplo, cuando hablamos representamos con sonidos<br />

arbitrarios objetos o conceptos: cada sonido no es imagen<br />

fiel de lo representado sino una convención aceptada<br />

por un grupo determinado para significarlo.<br />

Por tanto, nos expresamos y aprendemos, sabemos<br />

en suma, a través de analogías, de convenciones<br />

establecidas para designar lo real. Algo que puede no<br />

ser tan fácil sobre todo cuando nos referimos a hechos u<br />

objetos que están fuera de nuestra experiencia actual, ya<br />

sean entelequias, conceptos inmateriales, o simplemente<br />

novedades; necesitamos utilizar palabras viejas para<br />

cosas nuevas,darles nuevos sentidos, lo que hace difícil<br />

su comprensión para los no informados. Tomemos un<br />

ejemplo simple para ver hacia donde vamos; la palabra<br />

castellana "cielo" tiene dos significados, perfectamente<br />

diferentes para nosotros hoy en día, pero que en su<br />

origen se confundían: el lugar donde viven los espíritus<br />

puros, y el lugar donde suceden los fenómenos atmosféricos<br />

y astronómicos. En inglés, por ejemplo, son dos<br />

palabras tan diferentes como "heaven" y "sky". Ya volveremos<br />

sobre ello.<br />

Así pues, la sucesión de los hechos, dada por la<br />

relación de causa a efecto, y la conservación de su<br />

recuerdo para prever los futuros, son fundamentales en<br />

el desarrollo social. Y la primera conservación de los<br />

hechos es ciertamente por su transmisión por vía oral, lo<br />

que implica por un lado la utilización de sistemas<br />

mnemotécnicos que lo faciliten (una duplicación de la<br />

analogía), y por otro, a largo plazo, deformaciones en lo<br />

transmitido, a partir de las aportaciones personales .<br />

1.3. El prestigio de lo pasado: el mito.<br />

Por otra parte, es evidente el prestigio que la<br />

distancia en el tiempo confiere a las cosas en la mentalidad<br />

popular; "cualquier tiempo pasado fue mejor", "ya<br />

no se hacen las cosas como antes de la guerra", "en mis<br />

tiempos si que se jugaba bien al fútbol"... Se diría que<br />

tenemos una conciencia innata de la degeneración de las<br />

cosas.<br />

Por un lado, podemos hablar de transposición a lo<br />

general de la conciencia particular de la caducidad; la<br />

cultura, según lo que hemos visto, tiene su base en la<br />

experiencia, y (simplificando la exposición) son por


tanto básicamente los individuos de mayor edad de la<br />

sociedad los que la dirigen y mantienen.<br />

Por otro lado, toda acción supone una decisión y<br />

por tanto una concreción de un camino (causa-efecto); si<br />

a posteriori miramos hacia atrás, el momento previo a la<br />

acciones el de las posibilidades abiertas. Por tanto, en el<br />

pensamiento mítico en el principio de todo, todas las<br />

posibilidades se daban: antes de que la regla se<br />

establezca,no hay regla.<br />

He sacado ya la palabra mito sin definirla. Son<br />

muchas las definiciones posibles, y muchos antropólogos<br />

la utilizan en uno u otro. Yo lo definiré como la "historia<br />

aceptada (exotérica) de los orígenes de algo trascendente".<br />

Su valor es, pues, referirse a ese momento inicial en<br />

que todo era posible, indefinido, en relación a lo narrado,<br />

pues se crea entonces el objeto del mito de alguna<br />

forma, todo mito se refiere así al momento en que "los<br />

dioses" andaban por la tierra, en que las cosas eran<br />

nuevas, sin degeneración por tanto, pero peligrosas por<br />

lo mismo: podían ir hacia el bien o hacia el mal, y los<br />

actores del mito eran los encargados de definirlas en la<br />

dirección correcta.<br />

1.4. La eficacia presente: el rito.<br />

El esquema de pensamiento mítico en que nos<br />

estamos moviendo, implica la necesidad de renovación.<br />

La sucesión de causa a efecto que representa el empirismo<br />

inmediato del tiempo supone que las mismas causas<br />

producen los mismos efectos, esto es, la realidad es<br />

causal, no casual; y toda la experiencia del entorno<br />

natural que define el computo del tiempo nos habla de<br />

ciclos permanentes: el día y la noche, el crecimiento de la<br />

Luna, las estaciones del año, todo se repite periódicamente,<br />

vuelve a comenzar con iguales condiciones.<br />

Por tanto, se hace preciso que la situación de<br />

origen que el mito describe se haga actual para que la<br />

relación de causa a efecto siga dando los resultados<br />

deseados; debe pues revivirse la acción mítica para darle<br />

eficacia actual. Esto es lo que llamaré rito a partir de este<br />

momento: "una representación estructurada de un mito,<br />

en el momento presente, que lo hace eficaz".<br />

De ahí que todo ritual sea rígido en su forma<br />

básica, pues debe ser fiel a las condiciones del mito; su<br />

eficacia dependerá de su fidelidad simbólica a lo representado<br />

así el formalismo del ritual es la principal fuente<br />

de información sobre el origen del mismo, a veces muy<br />

anterior al concepto religioso actual, que en muchos<br />

casos se superpone a otros preexistentes.<br />

77<br />

2. El sincretismo religioso y la cultura<br />

Popular<br />

2.1. El calendario y el rito.<br />

Ya que el rito, para ser eficaz, debe reproducir el<br />

mito, es fundamental para el mismo su ubicación en el<br />

tiempo. No todos los momentos son iguales, pues los<br />

ciclos naturales imponen el marco de actuación correspondiente<br />

en cada caso.<br />

Hemos utilizado como ejemplo de los valores del<br />

conocimiento analógico los diferentes sentidos de la<br />

palabra "cielo". Esa confusión entre sus significados<br />

puede sernos reveladora. Fijémonos en que, en la mitología<br />

antigua, los dioses y los cuerpos celestes se designan<br />

igual; entonces, los planetas, Júpiter, Marte, Venus,<br />

el Sol, la Luna, ¿son los dioses de Roma? No, ciertamente;<br />

pues de ser así debería ser Júpiter, el principal de los<br />

dioses, el nombre del Sol, por ejemplo. Es pues una<br />

designación analógica, útil a ciertos efectos, la que los<br />

asimila.<br />

Y, sin embargo, lo cierto es que hay una conexión<br />

desde el principio entre lo religioso y lo celeste; no es<br />

difícil atribuirles el mismo origen. Pues ya hemos dicho<br />

que el establecimiento de un calendario es uno de los<br />

pasos primeros y principales para el desarrollo sociocultural<br />

; de hecho, la precisión en la medida del tiempo<br />

es una auténtica escala de progreso en tal sentido. El<br />

primer paso para ello es la observación del cielo; si la<br />

sucesión dia-noche establece el primer grado de definición,<br />

el más inmediato, el siguiente es sin duda las fases<br />

de la Luna, que agrupan conjuntos de días en Lunaciones,<br />

aproximadamente nuestros meses actuales; y el siguiente<br />

la altura mayor o menor que el sol alcanza al mediodía<br />

en el cielo, lo que representa el año solar.<br />

Pero estos tres elementos de computo tienen un<br />

problema importante: no son compatibles entre sí, pues<br />

una Lunación tiene unos 28 días y medio, y un año unos<br />

365 días y cuarto, o más de 12 Lunaciones y media. Si<br />

agrupamos los días en meses y éstos en años, no hay<br />

forma de hacer coincidir nuestro calendario con la realidad<br />

natural, lo que supone que es muy difícil establecer<br />

fechas exactas para cosas tales como cuando sembrar,<br />

cuándo recoger, etc. A nivel popular, en una sociedad no<br />

estructurada, esto es de importancia relativa, pues el<br />

campesino bien sabe cuándo ha de hacerlo por otros<br />

datos que derivan del conocimiento del entorno. Pero<br />

cuando la sociedad se complica, el dato es fundamental:<br />

el centro de poder, alejado de la propiedad directa,<br />

emana instrucciones detalladas para todos estos procesos,<br />

dado que los intereses de los trabajadores directos<br />

de la tierra son diferentes, y por tanto no colaboran. Son<br />

necesarias señales externas que determinen los momentos<br />

del tiempo cíclico adecuados a las diversas labores y


el calendario cobra mayor importancia.<br />

2.2. El calendario en Roma.<br />

Un ejemplo claro es la evolución del calendario en<br />

Roma. El más antiguo de que se tiene constancia, para<br />

combinar los ciclos Lunar y solar, establece un computo<br />

Lunar- elemental,agrupando los días en meses Lunares:<br />

el mes empieza en las "calendas".Y el año tiene diez de<br />

estos meses,siendo el primero el de Martius (Marzo),<br />

que comenzaba con la primera Luna nueva de primavera<br />

(entonces llamada" veranus"), esto es, la primera Luna<br />

nueva después de que el Sumo Sacerdote, el Pontifex<br />

Maximus, determinara que los brotes de la vegetación<br />

decían que la vida empezaba de nuevo. Seguían los<br />

meses de Aperilis (abril), Maius (Mayo) y Junius (Junio),<br />

cada uno dedicado a un dios, para seguir con Quintilis<br />

(el quinto), Sextilis (el sexto), Septembris (séptimo),<br />

Octobris (octavo), Novembris (noveno) y Decembris<br />

(décimo), en el que el Sol llegaba a su máximo descenso<br />

en el cielo, esto es, los días eran los más cortos aproximadamente<br />

a su final. Luego venía un periodo de tiempo<br />

irregular, variable, innominado, hasta que el Pontifex<br />

señalaba el comienzo de un año nuevo.<br />

Este computo, cuando la administración se complicó,<br />

fue insuficiente; por ejemplo, los diversos cargos<br />

del Estado se nominaban para duraciones de años concretos,<br />

lo mismo que los vencimientos de las deudas, o<br />

la duración de los arrendamientos y otros contratos. La<br />

corrupción era evidente, pues el Pontifex podía hacer<br />

variar la duración del año casi a voluntad, y lo hacía<br />

según sus intereses, generalmente retardando el comienzo<br />

del nuevo año, hasta que las fechas de comienzo<br />

de las estaciones, dependientes del año solar, no tuvieron<br />

nada que ver con el año administrativo.<br />

Julio César fue quien resolvió el problema, encargando<br />

la modificación del calendario, para eliminar el<br />

periodo de tiempo variable y regularizar la duración de<br />

los años. Se introdujeron dos meses nuevos, los de<br />

Januarium (Enero) y Februarium (Febrero), entre Diciembre<br />

y Marzo; se eliminaron los meses Lunares y se<br />

fijó la duración de los meses en 31 y 30 días de forma<br />

alterna, salvo para Februarium, con 29 días, al que cada<br />

cuatro años se le añadía uno más. El primer día del mes<br />

se siguió llamando "calendas", aunque ya no tenía que<br />

ver con la Luna nueva, el noveno, "nonas", y el quince,<br />

"idus". Los demás días, por los que faltaban para llegar<br />

a ellos; por ejemplo, el 24 de Februarium era el "sexto<br />

ante calendas Martium"; y como el que se añadía de más<br />

cada cuatro años era el siguiente, y no se numeraba, era<br />

el "bissexto ante calendas Martium", de donde vienen<br />

nuestros años bisiestos. Luego cambiaron algunos meses:<br />

por ejemplo, a la muerte de Cesar se le dedicó<br />

Quintilis,y se le llamó Julius en su honor y a su sucesor<br />

Augusto, se le dedicó Sextilis con el nombre de Augustus,<br />

alargándolo un día para que fuera de igual duración, lo<br />

78<br />

que provocó que cambiaran los demás y se le quitara<br />

otro día a Februarium... Y hubo más cambios mas adelante,<br />

con la reforma gregoriana, pero para nuestros<br />

efectos no nos interesan.<br />

2.3. El calendario y los ritmos de la vida.<br />

Lo que queríamos demostrar es lo ya visto: cuando<br />

la sociedad se estructura, el calendario empieza a<br />

tener efectos administrativos de tal importancia que es<br />

preciso regularlo detalladamente; no es raro que entonces<br />

se mantengan dos calendarios, uno religioso, que<br />

suele seguir las pautas antiguas, y otro civil. En el nivel<br />

popular, generalmente agrario, siempre se mantendrá el<br />

recuerdo, más o menos deformado, de las necesidades<br />

reales del campo, de la agricultura y el pastoreo, que son<br />

los que realmente condicionan (o lo hacían hasta hace<br />

poco) la vida de nuestros pueblos, por lo que el calendario<br />

religioso, y por tanto sus festividades, tiene gran<br />

importancia.<br />

En las fechas características del año agrícola, que<br />

es básicamente solar, es cuando la propiciación de las<br />

fuerzas de la naturaleza, la renovación de los mitos, se<br />

hace precisa. Hay, como dice el Eclesiastés, un tiempo de<br />

sembrar y un tiempo de recoger, y el pueblo sabe bien<br />

que pase lo que pase no debe perderse tal tiempo,<br />

porque no vendrá otro igual; poco antes o poco después<br />

de esos momentos cruciales del año será ocasión de<br />

propiciar la siembra o agradecer la recogida, siempre<br />

con la intención de mantener estable el mundo conocido,<br />

de lograr que siga lloviendo en su fecha y haciendo<br />

calor los días adecuados, para que la vida se mantenga<br />

igual a sí misma año tras año.<br />

2.4. El sincretismo religioso.<br />

De esta forma, el ciclo anual se revela como fundamental<br />

en la religiosidad popular; las fiestas, las devociones<br />

y las celebraciones tienen un trasfondo relativo a<br />

la naturaleza y su ciclo vital evidente. Se pretende propiciar,<br />

o hacer favorables, las fuerzas de la Naturaleza,<br />

con mayúsculas ya sean estas basadas en una Concepción<br />

animista, en la que son los propios elementos los<br />

que se deifican, o en una concepción escatológica, en la<br />

que se aceptan intercesores poderosos (en principio una<br />

sublimación de las cualidades humanas frente a aquellas<br />

fuerzas, que ahora se consideran ciegas, casuales y<br />

no causales, del entorno.<br />

Hay en este último caso una visión del mundo y<br />

su funcionamiento casi diríamos que maniquea. Dios<br />

hizo el mundo con unas reglas dadas que deben producirse<br />

de forma habitual, reglas buenas para permitir la<br />

mejor vida de sus criaturas; la contradicción aparente<br />

con la consideración casual de los accidentes naturales


que mencionábamos la resuelve el Mal, que si no esta al<br />

margen de la voluntad divina sí es al menos consentido,<br />

y es el que introduce la distorsión. La tentación, el error,<br />

el salirse de hacer las cosas "como Dios manda", el<br />

demonio y sus acólitos ese Mal en suma, es el que altera<br />

el devenir fijado por la voluntad divina. Y todo ello<br />

referido a la actuación externa, a las formas en que se<br />

deben hacer las cosas; siempre al esoterismo de la vida,<br />

en el que la mecánica de la acción determina los efectos:<br />

materialismo puro, pues el corazón del hombre es un<br />

asunto propio, en el que nada ni nadie tiene que ver. La<br />

línea de pensamiento sería "Hay unas reglas que cumplir<br />

y yo las cumplo, a gusto o a disgusto, a cambio de<br />

unos resultados, pero ni un paso más". Es una especie de<br />

contrato con lo trascendente, una trasposición de la<br />

relación de causa a efecto hasta sus últimas consecuencias<br />

para intentar controlar aquello que se desconoce.<br />

La implantación de la religión se produce pues<br />

sobre un marco ya establecido, en el que la rutina es la<br />

regla general, la mecánica del ritmo vital siempre la<br />

misma, y lo que está fuera del propio control son fenómenos<br />

que exceden a menudo a nuestra comprensión y<br />

a nuestra capacidad de reacción, que de alguna forma<br />

exigen esa concepción de una voluntad externa que hay<br />

que propiciar sea cual sea. El sincretismo, maquillar el<br />

esoterismo de la nueva religión, su manifestación externa,<br />

para aprovechar las creencias previas es casi inevitable;<br />

la moral, el dogma, vendrán más tarde, con mucho<br />

tiempo por delante, y no son tan necesarios para los<br />

efectos del poder. La idea de lo numinoso siempre esta<br />

presente, y cargar las espaldas de los nuevos númenes<br />

con los prodigios de los antiguos no causa ningún mal.<br />

2.5. La magia.<br />

No hay gran distancia pues entre la magia - entendida<br />

como obligar mediante acciones naturales a que lo<br />

sobrenatural actúe - y la religiosidad popular, tomada<br />

en su conjunto. La eficacia es la de la forma, no la del<br />

fondo.<br />

Tomemos por ejemplo el poder de la palabra.<br />

Unos párrafos mas atrás hemos hablado del lenguaje<br />

como analógico; decíamos que adoptamos la convención<br />

de representar los conceptos de todo tipo por<br />

sonidos, que evidentemente no son lo representado.<br />

Pero ¿cuanto de esto último hay, realmente, en dicho<br />

sonido? Cualquier palabra lleva una carga de información<br />

muy importante, a menudo (como saben bien los<br />

publicistas) mucha más de la que imaginamos. Cuando<br />

nombramos un objeto,concretamos en el valor de la<br />

palabra, y el que nos escucha, si habla nuestro idioma<br />

capta todo su conjunto, aunque sea con ciertas carencias.<br />

Por otra parte, las cosas que no pueden nombrarse no<br />

pueden transmitirse, no pueden causar efectos en el<br />

conocimiento, por tanto. Dar nombre a las cosas las hace<br />

eficaces; la palabra es pues un vehículo de poder sobre<br />

79<br />

lo nombrado. Dios, para crear el mundo, lo nombra: "Y<br />

dijo Dios: Hágase la luz." ¿Con qué sonido exacto lo dijo?<br />

Pues tal sonido fue eficaz. También en la Biblia, Adán<br />

puso nombre a todos los animales; esto significa el<br />

dominio del ser humano sobre ellos: están a su servicio.<br />

¿Qué nombre les dió Adán?. En la Torre de Babel, Dios<br />

confunde los lenguajes para que la torre no llegue al<br />

cielo; el hombre podía hacerlo porque tenía el conocimiento,<br />

un solo nombre para cada cosa.<br />

Hay pues un nombre de las cosas que las representa<br />

tal y como son, que cualquiera entendería sin saber<br />

el idioma, porque lleva toda la información posible, "es"<br />

la cosa en sí y no una analogía. Este sentido, si no tan<br />

estricto, sí matizado, todavía persiste en ciertos aspectos.<br />

Tomemos como ejemplo el nombre propio. Lo<br />

primero que hacemos con un hijo es darle nombre; en el<br />

entorno popular, un "nombre de poder", ya sea de un<br />

santo del que somos muy devotos, de un pariente muy<br />

especial, o el del Santo del día, y éste a menudo sumado<br />

a los demás, como segundo o tercer nombre; en cualquiera<br />

de estos casos transferimos el poder de la palabra<br />

al recién nacido; en el del Santo del día, es además el del<br />

numen que tenía más fuerza en ese momento.<br />

Es una fuerza muy importante. Así, la educación<br />

nos dice que en el trato con personas no allegadas<br />

utilicemos el apellido, como muestra de respeto a la<br />

privacidad, al poder del nombre; si nos llaman simplemente<br />

por nuestro nombre de pila, sabemos que es<br />

alguien próximo. Y, sin embargo, en la relación de<br />

subordinación se utiliza, generalmente con una salvaguardia<br />

previa: Don (de "domine", señor en latín) Antonio,<br />

Señor Juan, etc., como poniéndose bajo su amparo,<br />

bajo el poder del nombre. En muchos pueblos primitivos<br />

se daban dos nombres, uno publico y otro privado, que<br />

sólo los muy íntimos conocían, porque obligaba, tenía<br />

poder mágico sobre las personas. Y ni siquiera los grandes<br />

poderes están libres de esta dependencia; los israelitas<br />

se cuidaban mucho de pronunciar el nombre sagrado<br />

de Dios, y utilizaban circunloquios o deformaciones<br />

para referirse a él; hasta en una sociedad tan moderna,<br />

aunque puritana, como la estadounidense, nadie se<br />

llama Jesús.<br />

Esta eficacia de la palabra está siempre presente<br />

en la religiosidad popular, siempre formalista; la jaculatoria,<br />

la imprecación inmediata, la protección mediante<br />

fórmulas establecidas, a menudo sin importar el sentido,<br />

lo similar relacionado con lo similar. No es extraño<br />

que San Lazaro, de palidez cadavérica como resucitado,<br />

sea abogado contra la lepra, que blanqueaba la piel, al<br />

igual que el curioso San Caralampio; o San Sebastián,<br />

cuyas heridas recordaban las llagas de la peste, lo sea<br />

contra ella; o San Antón, que tanto combatió a las huestes<br />

infernales, contra el "fuego de San Antón"... que no<br />

haya lápida sin su invocación al descanso eterno (probablemente<br />

tanto con el sentido religioso de su ingreso en


el Paraíso como pensando también en que el muerto no<br />

vuelva); y que esta invocación lo es basada en la eficacia<br />

del sonido lo demuestra que aparezca como R.I.P tanto<br />

como R.Q.P. o R.C.P., según se haya partido la locución<br />

latina de la Misa de Requiem que significa "descanse en<br />

paz", ya sea "Requiescat In Pace", que es lo correcto, o "Re<br />

Quiescatin Pace", o "Requies Catin Pace".<br />

La magia es, de esta forma, una evolución del rito;<br />

un intento de extraer de él las causas eficaces, a través de<br />

una desviación del sentido analógico habitual, depurada<br />

en cuanto a su simbolismo.<br />

3. Exoterismos, esoterismos.<br />

3.1. La fiesta popular.<br />

Así pues, estamos hablando de la relación entre<br />

los dos grupos posiblemente mas conservadores de la<br />

sociedad, los más lentos en su evolución; el substrato<br />

agrario -y la Iglesia. Tanto es así, que podemos rastrear<br />

en ellos reliquias ciertamente arqueológicas, ya perdidas<br />

en nuestra cultura hace siglos .<br />

Y en este entorno conservador, cada una de las<br />

dos partes conservan lo que más les caracteriza:el entorno<br />

popular, la forma; el religioso, el fondo. Exoterismo<br />

y esoterismo, siempre la misma diferencia, traducida en<br />

sincretismo, inducido conscientemente en la mayoría de<br />

los casos por quien tiene capacidad para ello, que es la<br />

parte rectora de la sociedad, en este caso la Iglesia, como<br />

medio legítimo para el adoctrinamiento, para el cambio<br />

gradual del fondo. Al final del proceso, la dificultad de<br />

discernir los orígenes lo subyacente en lo aparente, es<br />

grande.<br />

Tomemos uno de los aspectos clave de la religiosidad<br />

popular: la fiesta. Y digo clave porque es al mismo<br />

tiempo uno de los puntos culminantes de la manifestación<br />

social externa, exotérica, y al mismo tiempo mantiene<br />

el ritual de generación en generación por lo que nos<br />

puede permitir la labor de buscar el esoterismo profundo<br />

en ella, no ya el inmediato, en general claramente<br />

definido por el entorno religioso "oficialista", sino también<br />

el primitivo, el que dió origen al rito, en caso de que<br />

haya diferencias entre ambos.<br />

Por ejemplo, la influencia del ciclo luni-solar en<br />

las mismas, tomando como punto de partida el calendario.<br />

El que todo Occidente sigue es de tipo solar, ajustado<br />

al movimiento de la Tierra alrededor del Sol, a partir de<br />

la modificación juliana de que ya hemos hablado; pero<br />

la Iglesia, en todo el sistema de fiestas móviles, sigue un<br />

calendario Lunar, pues como es sabido se regula por la<br />

80<br />

Pascua de Resurrección, que desde el Concilio de Nicea,<br />

a mediados del siglo IV, se fijó como el Domingo siguiente<br />

a la primera Luna llena de Primavera, que<br />

entonces empezaba el 21 de Marzo (décimo ante calendas<br />

de Aperilis), siempre tomando como base el Calendario<br />

Romano. Como la reforma Juliana no era perfectamente<br />

precisa, esa fecha de entrada de la Primavera se fue<br />

desplazando en el calendario al pasar los años, y la<br />

Reforma Gregoriana, en el siglo XVI, hizo los ajustes<br />

precisos para retocar el 21 de Marzo, y evitar su desplazamiento<br />

en el tiempo; desde entonces, esa fecha es<br />

inamovible. Por tanto, hoy en día, si el 21 de Marzo hay<br />

Luna llena y es sábado, el 22 será Pascua; pero si la Luna<br />

llena fue el 20, la siguiente, y primera de Primavera, no<br />

será hasta el 18 de Abril; si este día es Domingo, hasta el<br />

siguiente, esto es, el 25 de Abril , no será la Pascua y de<br />

ello depende la Semana Santa, la Cuaresma, el Miércoles<br />

de Ceniza y el Carnaval hacia atrás, y hacia delante el<br />

Corpus Christi, la Ascensión y Pentecostés, por citar las<br />

fiestas más características.<br />

Ciertamente, es este un calendario que se ajusta<br />

en mucho a las necesidades agrarias siempre dependientes<br />

de las estaciónes del año y de las fases de la Luna.<br />

Son esas algunas de las fechas mas celebradas en el<br />

entorno campesino, y las demás suelen ser relativas a los<br />

puntos clave del recorrido solar, como las solsticiales de<br />

Navidad y San Juan Bautista, o Todos los Santos y el 1 de<br />

Mayo (derivadas probablemente del calendario celta). Y<br />

las que faltan tienen probablemente en su mayoría una<br />

relación estrecha con el calendario.<br />

Por ejemplo, La Candelaria y San Blas (2 y 3 de<br />

Febrero), o la Virgen de Agosto y San Roque (15 y 16 de<br />

Agosto). La primera, la Virgen Negra, la Morenita ("la<br />

más morena" de la la isla Canaria), señala en el saber<br />

popular el Invierno: "Si la Candelaria implora, el invierno<br />

fora". Si repasamos las fechas dadas para la Pascua de<br />

Resurrección, veremos que cuando este se produce en su<br />

primera fecha posible, el 22 de Marzo, las fechas del<br />

Carnaval y la Candelaria coinciden; y, además, empezará<br />

justo a crecer la Luna, será Luna nueva en estos días<br />

(cuarenta de la Cuaresma mas 3 de Carnaval, representan<br />

un mes y medio Lunar), recordemos que el calendario<br />

romano, y en general todos los primitivos (como el<br />

celta, el vasco, el hebreo, etc.) rige el mes por la Luna<br />

nueva, y veremos la relación entre ambos hechos: la<br />

siguiente Luna será la Primavera. Así pues, la Candelaria<br />

asume probablemente ritos antiquísimos relativos a<br />

la Luna nueva, la Luna negra; no es extraño que sea la<br />

Virgen Negra. Ya nos informa Ovidio en sus fastos que<br />

en Roma se celebraba a otra virgen negra en estos días,<br />

a Isis, con procesiones de antorchas; como también a la<br />

Deméter griega, con iguales antorchas, pues se representaba<br />

la búsqueda que en el mito hace de su hija<br />

Perséfone, raptada por Hades.<br />

Y tampoco es de extrañar que seis meses y medio<br />

Lunares después, en el otro extremo del año luni-solar,<br />

se celebre la Virgen Blanca , la Blanca Paloma, el 15 de


agosto: si en La Candelaria hay Luna nueva, en la<br />

Asunción hay Luna llena. Tal vez esto explique la importancia<br />

en el entorno agrario y popular de santos como<br />

San Blas y San Roque, de vidas irrelevantes y cargados<br />

de leyenda y mitología; tal vez asuman el sincretismo<br />

(estamos hablando de hipótesis) de suplir las fiestas que<br />

se celebraran en tiempos remotos en honor del hijo<br />

divino de la virgen. Así a San Blas se le ha llamado a<br />

menudo "el Orfeo cristiano", en referencia al mito griego;<br />

y al inevitable perro de San Roque y su cayado de<br />

peregrino bien se le podrían encontrar ecos en representaciones<br />

clásicas de Heracles-<br />

Más pistas nos proporciona una fiesta de carácter<br />

no religioso, incluso perseguida siempre por la Iglesia,<br />

como es el Carnaval. Si la Candelaria sólo coincide con<br />

la Luna nueva cuando la Pascua sucede en su primera<br />

fecha posible, el Carnaval coincide siempre, como hemos<br />

visto, con esta fase Lunar. Y esta fiesta es el paradigma<br />

de la fiesta de Invierno. Si añadimos a esto que ya San<br />

Paciano, en el siglo IV, clamaba contra la celebración del<br />

año nuevo en disfraz de animales, y que varios Concilios<br />

de la Iglesia prohiben la fiesta de las neomenias, o Luna<br />

nueva, y lo comparamos con esta particularidad del<br />

Carnaval , igualmente prohibido, de celebrarse en la<br />

Luna nueva que anuncia el final del Invierno, y por tanto<br />

el nuevo crecimiento del Sol (no olvidemos el comienzo<br />

en Marzo del primitivo año romano), no es difícil suponer<br />

el origen de la fiesta. Ni que los Santos del Invierno<br />

hayan tenido que cargar en sus celebraciones con los<br />

rituales que cumplían a la misma, tan enemiga de la<br />

Iglesia; desde los Santos Inocentes a San Antón, San<br />

Sebastián, San Vicente o San Ildefonso; o incluso la<br />

"inversión de caracteres", el dominio femenino el día de<br />

Santa Agueda, con posible correspondencia en el mundo<br />

clásico en las "matronalia", celebradas en fechas<br />

similares.<br />

Sería largo seguir con el análisis y estudio de los<br />

sincretismos festivos populares, pues casi cada fiesta<br />

requiere un análisis detallado y a veces complejo para<br />

plantear una hipótesis aceptable. Baste, a titulo de ejemplo<br />

en esta traslación sincrética de imágenes y conceptos,<br />

además de lo ya dicho, que "el Sol se llama Lorenzo<br />

y la Luna Catalina", el fuego solar de la parrilla y la rueda<br />

rota de la Luna...<br />

3.2. El rito.<br />

Al margen de la intención primitiva de las fiestas,<br />

son evidentemente importantes para el estudio los ritos<br />

con que se conmemora a los santos.Tomemos algunos<br />

ejemplos que nos acerquen a la visión que damos.<br />

Ciertamente, el más frecuente es la procesión con<br />

la imagen sagrada. Decíamos que el rito era la renovación<br />

presente del mito, para hacerlo eficaz; esto es lo que<br />

la procesión nos muestra. Cuando llega el día de su<br />

81<br />

celebración, el santo vuelve a la vida: se mueve por el<br />

pueblo, observa sus calles, y su taumaturgia vuelve a ser<br />

eficiente en la mentalidad popular; tanto así que todo el<br />

que quiera puede llevar sus andas, o se subastan, o se<br />

llega a las peleas por ello. Se diría que el que hace<br />

moverse al santo forma parte de el, de su energía vital,<br />

concretada en ese desplazamiento; los demás intentaran<br />

tocar la imagen, o llamar su atención con cantos y vivas.<br />

Y no es raro el acompañamiento de campanas, o de<br />

tracas y disparos, en la comitiva; son formas clásicas (el<br />

ruido) de evitar la presencia de los espíritus, y el santo en<br />

este momento no lo es: ha vuelto, con el rito, a la vida, a<br />

la presencia del mito. Con ello la protección para el cielo<br />

completo se renueva;hay un principio y un final resueltos<br />

que permiten que la rueda siga su curso. Imagen del<br />

giro eterna de los años que se hace casi más clara en las<br />

tradicionales "vueltas", al rededor del sitio sagrado, o en<br />

sardanas y rondones que representan igualmente ese<br />

decurso del tiempo, pausado y solemne, que propician.<br />

Como el rito del fuego, que la Iglesia asume en el<br />

comienzo del año Pascual, con las hogueras a la puerta<br />

de las Iglesias de las que se prenderá el cirio; o las aguas<br />

lustrales que limpian y fecundan, tanto la materia como<br />

el alma de los fieles...<br />

3.3. Los lugares sagrados.<br />

Serían innumerables los ejemplos de los lugares<br />

sagrados, y su conexión con el concepto de religiosidad<br />

del pueblo.<br />

Donde hay una Iglesia, muchas veces hubo una<br />

mezquita, y antes otra Iglesia, un templo romano... Es,<br />

ciertamente, aprovechar la costumbre de reunión en un<br />

espacio determinado para una función concreta, en este<br />

caso la religiosa.<br />

Pero algún factor más hay que buscar en los<br />

santuarios apartados de los centros de población, en los<br />

lugares "místicos" donde el desplazamiento es a veces<br />

trabajoso, y sin embargo necesario en un momento dado<br />

por razones que no se nos alcanzan.<br />

Todos hemos sentido alguna vez la "magia" que<br />

emana de cierta conjunción de características naturales;<br />

Frazer hablaba de la "magia de los lugares altos", o<br />

dedicaba su ingente obra de "La rama dorada" a analizar<br />

la sacralidad del bosque de Nemi; y Robert Graves gasta<br />

su erudición en deducir la fuerza de la idea de la Gran<br />

Madre entre los pueblos de origen céltico. Lo que es<br />

cierto, al menos objetivo, es que la enorme mayoría de<br />

estos centros sagrados son marianos; y la enorme mayoría,<br />

tiene su cueva, su árbol y su fuente... Y que cualquiera<br />

que sea la religión que se analice, en su fondo hay<br />

aparentemente la misma concepción del universo sensibles<br />

orientada al devenir del año natural, en el que las<br />

necesidades agrícolas se manifiestan: un dios que se


sucede a sí mismo a través de un elemento renovador y<br />

siempre renovado: el Padre, el Hijo, y la Madre Virgen.<br />

En esoterismo elemental, "lo que está arriba es igual a lo<br />

que esta abajo", y el Sol "muere y renace" cada año a<br />

través de la Luna.<br />

4. Conclusiones.<br />

Evidentemente, el recorrido que hemos efectuado<br />

por la religiosidad popular es prácticamente, dadas<br />

las limitaciones de tiempo y espacio que tenemos, una<br />

suma de anécdotas para ilustrar ideas generales que nos<br />

permitan acercarnos al tema con un espíritu abierto; el<br />

tratamiento de un concepto tan complejo como lo "popular"<br />

no se puede hacer mas que de forma genérica, casi<br />

estadística con todos los defectos que conlleva este enfoque,<br />

sobre todo, como es el caso, cuando no definimos<br />

más el marco de actuación. Dentro de lo "popular" cabe<br />

todo, según el adjetivo que queramos ponerle y la intención<br />

última de nuestro análisis.<br />

No ha sido, por tanto, mi intención, más que<br />

poner de relieve que el trato de nuestro tema debe<br />

hacerse, sí, con el máximo respeto, pero sin descartar<br />

factores que en principio pueden parecer irrelevantes o<br />

ya olvidados. La situación es, en la actualidad tremendamente<br />

diferente de lo que ha sido nunca: los medios de<br />

comunicación de masas llegan a todos los rincones, y<br />

nos acercamos poco a poco al concepto de "aldea global"<br />

a través de ellos. De pronto, las ideas que durante siglos<br />

han sido indiscutidas se ponen en solfa; y esto no es<br />

bueno ni es malo, sino que simplemente es así. Lo<br />

preocupante sería que olvidáramos de dónde venimos,<br />

cuáles son nuestras raíces .<br />

El pueblo es, en último término, la suma de individuos<br />

que lo componen. Como es bien sabido en estadística,<br />

la población objeto de análisis es el principal<br />

aspecto condicionante del mismo, y todo lo antedicho<br />

hay que consideralo en función de ello. Cada caso<br />

concretro es diferente, y son muchos los factores que en<br />

cada momento histórico han jugado para llegar a lo<br />

actual, cualquiera que sea el resultado.<br />

82


LA DEVOCION POPULAR EN YECLA<br />

(De creencias, fiestas y ritos)<br />

En algún lugar hemos escuchado, no mucho<br />

tiempo atrás, de boca sabia, que si un retablo, una<br />

imagen o un cuadro hoy se ven como cultura, también<br />

es cultura respetar la Fe de un pueblo que dedicó todo<br />

su esfuerzo a crear estas obras a través de la historia 1 .<br />

Y parte de esa historia es la cultura popular -que<br />

hasta hace poco se había menospreciado- y con ello la<br />

religiosidad popular que por derecho propio y legítimo<br />

ha ido conquistando los territorios del historiador.<br />

I. EL ENTORNO GEOGRAFICO DEL<br />

NORESTE MURCIANO Y SU CORRES­<br />

PONDENCIA CON LA LITURGIA.<br />

El noreste murciano cuenta con sendas<br />

poblaciones -Jumilla y Yecla- que en el arco cronológico<br />

de la historia crecieron entre grandes extensiones de<br />

pinos y atochares, y sobre accidentados terrenos,<br />

cumbres y solanas, que más tarde se aprovecharon para<br />

vides, olivos y espartizales.<br />

Estas tierras de asentamiento romano y pasado<br />

árabe se incorporaron sucesivamente en los siglos XIII<br />

y XIV a los Reinos de Aragón y de Castilla; pertenecieron<br />

al Marquesado de Villena y desarrollaron sus gestas,<br />

hechos y cultura en torno del camino real que transcurría<br />

entre Alicante y Granada; tierras de transición entre el<br />

Valle del Vinalopó y la Meseta.<br />

De mayor importancia histórica Jumilla que Yecla<br />

(veintidós kilómetros separan una de otra población),<br />

ambas ciudades gozaron de momentos de esplendor y<br />

de épocas de miseria. También en la práctica de la<br />

religión transitaron, a su modo, paralelas, y así<br />

comunidades religiosas como la de los franciscanos<br />

predicaron el Evangelio en su demarcación, cuya huella<br />

todavía hoy permanece (Convento de Santa Ana del<br />

Monte, en la primera localidad). También, de igual<br />

grado, compartieron celebraciones litúrgicas de gran<br />

solemnidad, como las del Corpus Christi y de la<br />

Asunción; y ambientes romeros: unos, de raigambre<br />

comarcal, como los dedicados al Cristo a la Columna y<br />

Francisco Javier Delicado Martínez<br />

83<br />

a Santa Ana, y otros a San Marcos y a la Purísima<br />

Concepción; y hasta consagraron ermitas a advocaciones<br />

comunes (San Antonio Abad, San Sebastián, San<br />

Cristóbal y San Roque) y tuvieron devociones especiales<br />

(como las del Cristo de la Salud y Virgen de la Soledad<br />

o de los Dolores, en el Convento de las Llagas y después<br />

en la Iglesia parroquial del Salvador, de Jumilla; y en la<br />

Iglesia parroquial del Niño Jesús y Convento de San<br />

Francisco de Asís, de Yecla). E incluso departieron con<br />

rituales gastronómicos semanasanteros, como la<br />

empanadilla de patatas y el trigoentero.<br />

No olvidemos, de origen, que ambos pueblos<br />

basaron su economía en la agricultura (cebada, trigo,<br />

centeno, morera, vid y olivo) y muchos fueron y<br />

continúan siendo los labradores y braceros que en esta<br />

actividad buscaron y aseguran el sustento; braceros que<br />

vendían su trabajo por un puñado de lentejas, como<br />

hemos leído en algún lugar. De ahí que sus festividades<br />

estuvieran en el pasado en relación con la agricultura y<br />

sus santos protectores pertenecieran a éste ámbito.<br />

Gran incidencia supuso la participación de las<br />

cofradías desde el siglo XVI en la vida social y la figura<br />

del mayordomo 2 como eje vertebrador de la fiesta, así<br />

como el impulso dado por la Venerable Orden Tercera<br />

en la devoción a la Virgen de los Dolores o de la Soledad,<br />

en los conventos franciscanos de Las Llagas (Jumilla) y<br />

de San Francisco -Capilla de la Virgen de las Angustias-<br />

(Yecla) durante el siglo X<strong>VIII</strong>. Por otra parte los Concejos<br />

siempre estuvieron predispuestos a sufragar las<br />

denominadas fiestas mayores o patronales, de gran<br />

boato, pompa y concurrencia (Corpus Christi), mientras<br />

que las fiestas menores, de más tono doméstico (caso<br />

de las de San Blas, San Isidro Labrador y Santa Bárbara<br />

en Yecla), solían ser costeadas por los propios cofrades<br />

mediante rifas, sorteos y otras argucias.<br />

También estuvo asociado a algunas festividades,<br />

costumbres paganas que la Iglesia fue cristianizando<br />

como las Fiestas de la Cruz; e incluso el fragor y<br />

estruendo de la pólvora estuvo presente en las Fiestas<br />

de la Virgen de Gracia, en Jumilla, suprimidas en el siglo


XIX, y sigue en las Fiestas de Moros y Cristianos que<br />

desde 1987 se vienen celebrando en dicha localidad; y<br />

fiestas patronales dedicadas a la Purísima Concepción,<br />

en Yecla. De igual modo los oficios o cargos públicos se<br />

elegían comúnmente en el día de San Juan Bautista,<br />

reuniéndose los concejos a tal fin, cada uno en su villa,<br />

en dicho día, además de para escuchar la opinión de los<br />

convecinos antes de adoptar acuerdos.<br />

II. EL MARCO HISTORICO DE LA<br />

RELIGIOSIDAD POPULAR EN YECLA.<br />

Cada pueblo de nuestra geografía ha gozado<br />

siempre de sus santos patronos, al igual que cada oficio<br />

o profesión se asoció en el pasado a algún que otro<br />

gremio, dígase hermandad o llámese cofradía. Lo mismo<br />

ocurre con las gentes que se afanan en las tareas del<br />

campo, en esa búsqueda de los santos abogados, que en<br />

su invocación les protegerán de una mala cosecha,<br />

enfermedad o pedrisco.<br />

El acontecer de Yecla -enclave situado en el<br />

nordeste de la Región de Murcia, y que junto con Jumilla<br />

comporta y comparte la comarca del Altiplano-, en el<br />

devenir de la historia, ha gozado de épocas de esplendor<br />

económico y períodos de auténtica miseria. De lucidez<br />

fueron los siglos XVI y X<strong>VIII</strong> en el que se roturaron<br />

tierras en el campo y se acometieron obras de<br />

infraestructura en el tejido urbano, a la vez que la<br />

estabilidad política del país daba algunos resultados<br />

positivos; mientras que en las centurias del XVII y XIX,<br />

particularmente durante los dos primeros tercios de ésta<br />

última, la persistente sequía, las epidemias, las guerras<br />

carlistas y las convulsiones políticas, dejaron<br />

importantes secuelas y el descenso de población fue<br />

drástico, y lugar donde las rogativas implorando el<br />

auxilio divino estaban a la orden del día. A ello hay que<br />

añadir que la escasez de agua fue acuciante en toda<br />

época y no se sabe bien la cantidad de maestros<br />

niveladores y de zahones que fueron convocados,<br />

provenientes de lejanas tierras, con la intención de<br />

alumbrar agua.<br />

La villa, con su originario sinuoso trazado a las<br />

faldas de un Cerro que en lugar llaman del Castillo,<br />

dispuso en torno de los siglos XIV y XV, de cinco ermitas,<br />

cuatro de ellas en cada uno de sus extremos: San Antón,<br />

San Cristóbal, La Encarnación (en el Castillo, que fue<br />

primera parroquia) y San Sebastián, ésta última<br />

edificada con motivo de haber librado el santo de la peste<br />

negra (acaso en 1397 ó 1398) a la población; mientras<br />

que la quinta, el Santuario de la Magdalena en la sierra<br />

de aquel nombre, se hallaba algo alejada del núcleo<br />

urbano. De las advocaciones citadas destacaba el culto<br />

a la Nuestra Señora de la Encarnación o «Virgen de la<br />

Leche», efigiada en una pintura sobre tabla, sobre cuya<br />

devoción se decía que eran legiones las doncellas<br />

provenientes del Reyno de Valencia que se allegaban<br />

84<br />

FIG. 1- YECLA. Composición multigráfica con las efigies de<br />

los Patronos de la ciudad (Cristo del Sepulcro e Inmaculada<br />

Concepción), una instantánea del Santuario del Castillo y una<br />

panorámica de la población. En primer término, la vieja Iglesia<br />

de la Asunción, del XVI (Foto Tani, 1963.<br />

en procesión a rendirle pleitesía.<br />

En el siglo XVI, con una sociedad ruralizada y en<br />

crecimiento demográfico (de entre 2.000 y 3.000<br />

habitantes), la villa precisaba de una nueva iglesia<br />

parroquial más capaz, que se pondría bajo la advocación<br />

de la Asunción de la Virgen, edificada entre 1512 y 1552<br />

(del último año data el Archivo eclesiástico) en el centro<br />

de la población (FIG. 1), siendo muchos los testadores<br />

que en ella querían ser enterrados y siendo muchas las<br />

misas y sufragios que se encargaban en ese «poner el<br />

alma en carrera de salvación» 3 . Una de sus capillas<br />

estaría dedicada a la Virgen del Orito -su santuario en<br />

Monforte del Cid (Alicante)- por la que muchos<br />

lugareños sentían gran devoción. Desde el siglo anterior,<br />

el XV, había tenido gran arraigo los ciclos de misas<br />

dedicados al Santo Amador, el Zaqueo de los<br />

Evangelios, esposo de la Verónica, según reflejan los<br />

testamentos yeclanos, en las que se creía que sus misas<br />

procuraban muchos beneficios para las almas del<br />

Purgatorio 4 ; una mezcla de superstición y superchería<br />

contra la que arremetió el Concilio de Trento en 1560 y<br />

cuya devoción fue muy cuestionada en Europa.<br />

No son tantas las cofradías de ese momento como<br />

parece ser Juan Blázquez ha considerado 5 . Antes bien,<br />

de entre pocas -según ha constatado Ruiz Molina 6 -, una,<br />

la del Santísimo Sacramento, era la que mediatizaba la<br />

vida de la villa y sus principales festividades, como las<br />

del Corpus Christi y Asunción de la Virgen, habida<br />

cuenta del impacto que supuso desde 1560 la<br />

promulgación de la Contrarreforma y toda su<br />

parafernalia contra la reforma luterana.<br />

El advenimiento a Yecla de los frailes franciscanos<br />

de la rama alcantarina en 1565, y su definitivo<br />

asentamiento en la villa desde 1582 (primeramente en<br />

la Ermita de San Sebastián y desde 1600 en el cercano


convento que se levantó), hizo que el fervor popular a<br />

San Francisco de Asís creciera, obteniendo el<br />

reconocimiento oficial del Concejo que declaró al santo<br />

patrono de la villa en 1605. La traída de diversas reliquias<br />

(las de San Zenón, en 1588, desde Roma, objeto de<br />

súplica en los partos difíciles; y las de San Pascual Baylón<br />

desde Villarreal en el siglo XVII, consistente en una<br />

arqueta hecha con trozos de madera procedente de su<br />

primitivo sepulcro, que se trajo en 1692) y la presencia<br />

en la Comunidad religiosa de santos varones de vida<br />

edificante (fray Andrés de la Rosa, fray Pedro Albert,<br />

fray Juan Portero y, ya en el siglo X<strong>VIII</strong>, fray Salvador<br />

Albert) acrecentó la profesión en esta orden, que sin ser<br />

mucha, no faltó.<br />

Relacionado con la estancia de San Pascual Baylón<br />

en Yecla, el historiador Juan Blázquez evoca una bella<br />

tradición oral (históricamente falsa), prácticamente<br />

perdida, que habla de «la condenada de los Picaños» o<br />

bruja de los Picachos, una pastora de vida disoluta que<br />

acabó encaprichándose del fraile en vida, allá por los<br />

años de 1580 a 1583, a cuyo encuentro salía cada vez<br />

que el santo varón se dirigía del Convento de la<br />

Magdalena en Yecla al Convento de Santa Ana en<br />

Jumilla, haciendo amistad con él e invitándole a comer,<br />

siendo engañado por la buscona que le dio gato (saltó<br />

del plato) por cabrito. En castigo por aquel intento de<br />

engaño, San Pascual Baylón la condenó a vagar<br />

eternamente y saltar de picacho en picacho, y muchos<br />

son los lugareños que dicen haberla visto triscar a la luz<br />

de la luna en el Cerro Picario, entre las sierras de la<br />

Magdalena y de la Cingla, para lo cual se untaba el<br />

cuerpo con beleño 7 , una planta narcótica y afrodisiaca.<br />

La centuria del XVII fue de una gran dureza para<br />

la población, construyéndose una cerca (la villa, antes,<br />

bien pudo haber permanecido murada, circunstancia<br />

ésta que algunos autores niegan) que la defendiera tanto<br />

de la peste como de los bandoleros, otro de los azotes<br />

del momento, cuyo ejemplo máximo gravita en la figura<br />

épica de Martín Muñoz Salcedo, que en diferentes<br />

ocasiones asestó diferentes golpes de suerte a la villa,<br />

saliendo no siempre bien parado y buscando refugio<br />

alguna que otra vez en el Convento franciscano de Santa<br />

Ana del Monte, de la vecina Jumilla. Las epidemias que<br />

surgieron en 1648 y 1678 en nada afectaron a la población<br />

(a salvo tras su cerca), sin embargo las plagas de langosta<br />

fueron desvastadoras por lo que se instauró la devoción<br />

a San Gregorio Ostiense, abogado contra la misma.<br />

Desde el siglo anterior la devoción (lo fue entre 1575 y<br />

1747) a la Virgen de las Virtudes había adquirido cierta<br />

notoriedad, trasladándose la población en romería en<br />

el día de su festividad (8 de septiembre) y recorriendo a<br />

pie los dieciocho kilómetros que separan Yecla de su<br />

santuario, junto a la «Fuente del Chopo» en Villena, que<br />

estaba a cargo de los Padres Agustinos, y lugar en el<br />

que se daba culto a una imagen del «Niño Jesús de<br />

Yecla», a la que se le hacían importantes donativos. En<br />

el día de la festividad de la Virgen de las Virtudes, según<br />

recoge Soriano Torregrosa, se celebraban meriendas<br />

85<br />

camperas en honor de esta Virgen, que popularmente<br />

denominaban «de los Melones» 8 , por ser el mes de<br />

septiembre cuando se recogía dicho fruto. También los<br />

labradores tributarán culto a Santa Bárbara (está el dicho<br />

popular de que las gentes se acuerdan de Santa Bárbara<br />

cuando truena), a la que se le dedicará una ermita en la<br />

cumbre de un montecillo a la afueras de la población,<br />

edificada hacia 1609 y que será costeada por su cofradía,<br />

cuya imagen titular en varias ocasiones será sacada en<br />

rogativas por los campesinos, para implorar remedio<br />

del cielo contra las tormentas, y, cuando no esto, su<br />

invocación sería amparo y consuelo de los moribundos.<br />

En este siglo, al igual que en Jumilla (establecido<br />

con gran entusiasmo y decreto municipal el 22 de<br />

noviembre de 1644), en Yecla se fomenta el culto a la<br />

Purísima Concepción, devoción impuesta en la villa por<br />

el prestamista y polémico cura Juan Romero (fallecido<br />

en 1652), aunque hasta el siglo X<strong>VIII</strong> carecerá de fervor<br />

popular que se iniciará a partir de 1711, año en que se<br />

institucionaliza su fiesta, conmemorándose el triunfo de<br />

la batalla de Villaviciosa, dictándose en 1786 unos<br />

capítulos para el buen funcionamiento y desarrollo de<br />

la misma, consistente en un novenario que viene<br />

celebrándose desde la lejana fecha de 1793, año tras año,<br />

con gran clamor y regocijo de las gentes (la fiesta decayó<br />

mucho en el siglo XIX), donde lo más popular será «la<br />

subida», y fiesta sobre la que se dispondrán unas nuevas<br />

ordenanzas en 1984, que revisarán las preestablecidas<br />

dos siglos antes. También existían 19 cofradías en la villa<br />

y la festividad más popular desde el siglo anterior<br />

continuaba siendo la de San Marcos, celebración que<br />

coincidía en el comienzo del año de los pastores, cuando<br />

muchas siembras están ya realizadas y cuando el clero<br />

salía a bendecir los campos, al que se agregaba el pueblo<br />

celebrando merienda campestre, primeramente junto a<br />

la Ermita de la Magdalena, y tiempo después en torno<br />

del Cerrico de la Fuente. En cuanto al clero, éste contaba<br />

con un crecido número de clérigos, siendo la clase social<br />

más poderosa, atraídos, unos por vocación, y otros por<br />

librarse de todas las miserias de la época, llegándose a<br />

censar 18 a mediados de siglo XVII y hasta 48 en la<br />

centuria siguiente.<br />

También en el siglo XVII figuraban ya personas<br />

inscritas en la Venerable Orden Tercera de San Francisco,<br />

aunque ésta, constitucionalmente, se fundaría en 1720.<br />

En 1744 se crea la rama femenina de la misma, mujeres<br />

muchas de ellas que no estaban plenamente realizadas;<br />

solteronas aburridas que en Yecla, como en el resto del<br />

país -cita Juan Blázquez-, se entregaban en cuerpo y alma<br />

a la oración, habiendo tenido algunas problemas con la<br />

Inquisición 9 .<br />

La mayor fiesta en el siglo X<strong>VIII</strong> seguía siendo la<br />

del Corpus y desde principios del siglo se instituye la<br />

fiesta de La Candelaria, en la que desfilaban las<br />

parturientas. Las Fiestas de la Cruz habían también<br />

adquirido protagonismo con su acentuado sabor pagano<br />

que se festejaban en el viacrucis del convento


franciscano, lo que daba ocasión a escenas burlonas nada<br />

edificantes, y que, junto con las cofradías, serían<br />

disueltas en 1771. Mientras, dos conjuratorios para<br />

impetrar las lluvias se habían levantado en el siglo<br />

anterior: uno, por 1600, en la cima del Cerro del Castillo,<br />

sobre el Calvario, allí donde halló la muerte, en 1770,<br />

fulminado por un rayo, fray Pedro Ortega Muñoz, y<br />

herido muy grave su compañero, Pedro Ruiz, mientras<br />

conjuraban una tormenta, y trance que inspiraría por<br />

esos años un largo romance endecasílabo de tipo heróico<br />

al regidor y abogado Tomás Fernández-Ibáñez Serrano 10 ;<br />

y un segundo conjurador se elevó, a modo de torrecilla,<br />

sobre el convento franciscano, «con cuatro ventanales<br />

altos a los cuatro vientos principales por ser lo uno y lo<br />

otro muy necesario al convento» 11 . También en<br />

determinados casos de hechicería tendrá que ver el<br />

Tribunal de la Santa Inquisición. Y puesto que de<br />

tragedias tratamos, se dirá que el día 1 de noviembre de<br />

1755 tuvo lugar el terremoto de Lisboa (que destruyó<br />

aquella capital), con algunas repercusiones en la actual<br />

Región de Murcia. Aunque el informe emitido desde<br />

Yecla por Pedro Alexandro Riberas decía que no había<br />

causado ningún daño -solo se anota «una turbación de<br />

algunos 12 , éste, acompañado del de Montesa acaecido<br />

unos años antes, en 1748 (y localidad distante 60<br />

kilómetros de Yecla), suponemos que haría acrecentar<br />

de algún modo la devoción local, como una religiosidad<br />

antesísmica a los santos patronos, en base a rogativas<br />

devociales; y esa devoción antesísmica, que<br />

comentamos, quedará patente cuando en 1829 se saquen<br />

en rogativas las imágenes de la Virgen de las Angustias<br />

FIG. 2- ANONIMO: La Divina Pastora. Lienzo de factura<br />

popular del siglo X<strong>VIII</strong>. Iglesia parroquial de la Purísima<br />

Concepción. Yecla (Foto Javier Delicado).<br />

86<br />

y de Jesús Nazareno, con el fin de que libre a la población<br />

del azote de los terremotos. Por otra parte los santos de<br />

la piedra Abdón y Senén, patronos de los hortelanos,<br />

contaron con cofradía desde 1727, pero ésta en 1771 ya<br />

no figuraba entre las registradas, por lo que se deduce<br />

que su tránsito fue efímero.<br />

La devoción popular de tipo doméstico quedará<br />

evidente en la serie de cuadros devocionales pintados<br />

al óleo, muchos de mala factura, que, dedicados a La<br />

Divina Pastora (FIG. 2), recorrerán en visitas<br />

domiciliarias cada una de las calles de la villa,<br />

acompañados de los rezos acostumbrados a toque de<br />

campanilla, y que, siglos después, disminuida su<br />

devoción, hallaremos olvidados presidiendo cambras o<br />

andanas de viejas casas de tejavana, o relegados a algún<br />

que otro sombrío rincón de iglesia o edificio asistencial;<br />

piedad que será fomentada en el último tercio del siglo<br />

por el fraile capuchino y predicador José Diego de Cádiz,<br />

al igual que también estuvo muy extendido, en Yecla<br />

(acaso en el Calvario), y en otras ciudades del orbe<br />

murciano (en Jumilla, en la sierra de Santa Ana), colocar<br />

cruces de leño en las cumbres de los montes con el ánimo<br />

de que Dios apaciguara las tormentas.<br />

Existían y subsisten pinturas representando el<br />

tema de «La Divina Pastora», adscritas al siglo X<strong>VIII</strong> y<br />

postreras, en la Iglesia del Convento de San Francisco<br />

(desaparecida), en la Ermita de Santa Bárbara, sacristía<br />

del Eremitorio del Castillo (con óleo el de ésta fechado<br />

en 1912), antesacristía de la Iglesia Nueva, y algún que<br />

otro domicilio particular de la calle de Carnicerías.<br />

Diversos calvarios con paneles de azulejos<br />

evidenciando las catorce estaciones del Viacrucis se<br />

erigen en este siglo y el siguiente. Así, en 1743, sobre el<br />

compás de los Dolores o atrio de la Iglesia del Convento<br />

de San Francisco, se erige el primero de ellos (que<br />

aparece detallado en un plano de últimos del X<strong>VIII</strong> en<br />

el que se representa el alzado y la planta del descalzo<br />

cenobio); y de la segunda mitad del X<strong>VIII</strong> debe datar<br />

un segundo viacrucis, que se ubicará sobre la cima del<br />

Cerro del Santuario del Castillo, en lo que se ha venido<br />

conociendo como Calvario, alojado junto al torreón del<br />

conjuratorio (que puede observarse en el plano de la<br />

«Planta y perfil de la villa de Yecla», delineado hacia<br />

1790 y conservado en la Biblioteca Nacional). Ya entrado<br />

el siglo XIX, dos grabados de 1856 en los que se incluye<br />

una «Vista de Yecla», a los pies de las imágenes<br />

litografiadas de la Purísima Concepción y de la Virgen<br />

del Rosario de la Aurora, dan testimonio de otro<br />

viacrucis (que sustituiría al de la cumbre del Cerro) con<br />

sus capillitas, colocado junto al serpeteante sendero que<br />

se allega hasta el Santuario del castillo, trasladándose<br />

en 1895 junto al nuevo camino de acceso, apto para<br />

carruajes, trazado hasta la cumbre.<br />

Acontecimientos religiosos en la villa serán de<br />

igual modo la llegada de la Virgen de la Aurora en 1752<br />

(instituyéndose con este motivo la devoción


de los Auroros), y la de la Virgen de las Angustias, de<br />

Salzillo en 1763, a través de gozosas y participativas<br />

procesiones en dichas fechas, acompañadas de<br />

luminarias y fanfarrias. De otra parte, en 1766 hay<br />

constancia documentada de la celebración de la<br />

Procesión de las Palmas en el Domingo de Ramos, y de<br />

la Procesión del Santo Entierro en el Viernes Santo. Unos<br />

años antes, por 1756, se habían traido las reliquias de<br />

San Gregorio Ostiense -ya citado en otro lugar- desde<br />

Navarra para conjurar las plagas de langosta que eran<br />

devastadoras, siendo muy importantes las rogativas de<br />

dicho año. De esta época o acaso algo posterior deben<br />

datar las devociones, en sendas hornacinas (la segunda<br />

desaparecida), a San Blas en la calle de la Iglesia, y a<br />

San Cristóbal, en la calle del mismo nombre, cuyos<br />

barrios celebraban las tradicionales hogueras, cual culto<br />

ancentral y primario, acompañadas de procesión.<br />

Otros sucesos de devoción o celebraciones<br />

profanas también tuvieron enraizamiento popular en la<br />

villa, particularmente en los siglos XVII y X<strong>VIII</strong>: Nos<br />

referimos a las beatificaciones (como la de Andrés<br />

Hibernón en 1792); nacimientos de príncipes; exequias<br />

de algún pontífice, obispo o rey, siempre motivo de<br />

especial regocijo o luto; muerte de santones que el lugar<br />

habitaron (como Fray Andrés de la Rosa, considerado<br />

el Padre Santo de Yecla, fray Juan Portero, y el orador<br />

fray Pedro Albert); proclamación de reyes (como el<br />

advenimiento de Carlos IV al trono, por lo que se baja<br />

en 1789 la Virgen del Castillo, al igual que se hace en<br />

1823 para conmemorar la entrada en Madrid del rey<br />

Fernando VII) y otros.<br />

El siglo XIX en lo popular arraigará con la<br />

devoción a San Cayetano en 1805 y a San Isidro<br />

Labrador, patrono de los agricultores en 1818. Se darán<br />

períodos de abundantes sequías y con harta frecuencia<br />

será bajado en rogativas el Cristo del Santo Sepulcro,<br />

en las que los labradores se cargaban de pesadas piedras<br />

para una mayor mortificación y penitencia, y cuyo<br />

trasiego se decidirá regular por 1843, además del<br />

habitual traslado en su novenario antes del Domingo<br />

de Ramos. O se llevará en procesiones de rogativas,<br />

letanías, conjuros y otras funciones análogas el «Lignum<br />

Crucis», un trozo del madero de Cristo traído desde<br />

Roma en el año 1666 por el capuchino Francisco Muñoz<br />

Lorenzo, que fue depositado en la Iglesia parroquial de<br />

la Asunción, de lo que dio noticia Giménez Rubio 13 .<br />

También estuvo enraizada la presencia de la Stma. Cruz<br />

de Caravaca (considerada un talismán o elemento<br />

exotérico) en numerosas casas de labor, donde en tiempo<br />

de pedrisco, se colocaba colgada de la puerta de las casas<br />

de labranza para ahuyentar las tempestades.<br />

En una época de crisis social y religiosa como la<br />

del XIX, ciertas leyendas de antaño relacionadas con la<br />

espiritualidad, serán aventadas cual cuentos<br />

moralizantes por el romántico visionario y caótico<br />

Pascual Giménez Rubio, a través de su hoy tan socorrida<br />

y trasnochada obra titulada Memoria de apuntes para<br />

87<br />

la historia de Yecla (Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865,<br />

pp. 178-182)), que algunos contemporáneos -devotos<br />

aprendices de la historia- prosiguen en su sobo, sin cesar;<br />

relatos que carecen de carta de naturaleza histórica, y<br />

que, en otro tiempo, sirvieron para amedrentar a las<br />

gentes tratando de «imponer» ciertos hábitos de buena<br />

costumbre en la sociedad, mediante el temor, la<br />

intimidación o el castigo; o bien, con ello se trataba de<br />

incentivar o de eludir ciertos o posibles compromisos<br />

para con la sociedad, por parte de la orden mendicante<br />

allí instalada. Ambas leyendas tienen que ver con la<br />

Comunidad Franciscana. Acerca de la primera -la de la<br />

«Historia de un condenado», proporciona noticia el fraile<br />

predicador Antonio Panes en la Chrónica de la Provincia<br />

de San Juan Bautista..., quien fecha el suceso ocurrido<br />

en 1606 (que transcribe «ad literam» Giménez Rubio), y<br />

el mismo tiene que ver con un ricachón libertino y<br />

acaudalado «que tenía fama de no buen cristiano» (sic),<br />

que quiso ser enterrado en recinto sagrado, haciéndolo<br />

así sus parientes, mientras que al día siguiente de su<br />

inhumación unos mastines negros, despedazando su<br />

cuerpo a dentelladas, dieron cuenta de que así no fuera 14<br />

(sabido es que durante el siglo XVII, mientras se<br />

edificaba el convento descalzo de Yecla, hubo euforia<br />

entre las familias acomodadas de la villa, que querían<br />

ser enterradas en la iglesia del mismo, y para hacerse<br />

acreedores de ello en los testamentos dejaban pingües<br />

donativos a la Comunidad franciscana). Y sobre la<br />

segunda leyenda -la de «Diente Negro, el penitente»-,<br />

que Giménez Rubio relata de oídas basándose en la<br />

tradición y dice estar manuscrita (y así lo fue por Fray<br />

Pascual Salmerón, en 1784, en su Historia del<br />

devotíssimo Santuario y religiosíssimo Convento de<br />

Santa Ana del Monte de Jumilla aunque el historiador<br />

yeclano no dio con esta fuente), tiene relación con la vida<br />

disoluta que llevaba un mancebo galán (y no mozo de<br />

muías), «de naturaleza fuerte, ardiente y fogosa» (sic),<br />

y la espantosa visión que tuvo en la que se le apareció el<br />

mismísimo diablo vestido de penitente con capuz,<br />

librándose el joven por pies del trance, con la promesa<br />

hecha de ingresar en la Orden seráfica, lo que así hizo,<br />

tomando hábito en 1692 en el Convento de Santa Ana<br />

del Monte, de Jumilla, con el nombre de fray Pedro<br />

Ortega (Yecla, 1666 - Villena, 1752) ,<br />

llegando a ser un buen predicador, además de Guardián<br />

y Definidor de la Provincia, y autor de varior tratados y<br />

discursos sobre moral 15 , que se conservaban<br />

manuscritos.<br />

A mediados de este siglo es patente la devoción<br />

en las calles a un santoral prolijo, a través de retablitos<br />

de azulejos muy humildes y ya no tan abundantes que<br />

presiden hornacinas, en las fachadas de casas de tejavana<br />

encaladas, siendo los más antiguos que subsisten los<br />

dedicados a «San Francisco Javier», de 1855, junto al<br />

Mercado de Abastos; «San Felipe Neri», de idéntico año,<br />

en la calle de San Felipe; «San Pascual Baylón», de 1858,<br />

en la calle de Jumilla; y el de la «Virgen del Carmen» en<br />

la calle de San José, de misma fecha. Son retablitos que


ememoran milagros y acontecimientos religiosos y su<br />

fin promordial es convertir en presencia las imágenes<br />

sagradas de santos y santas, vírgenes, beatos, etc.<br />

Muchas de estas advocaciones solían concordar con<br />

alguna fiesta de arraigo y fervor popular a determinadas<br />

imágenes existentes en la villa (San Isidro Labrador, San<br />

Antonio de Padua, San Francisco de Asís, Virgen del<br />

Carmen, San José), y cuando no esto, bien se trataba de<br />

alguna promesa realizada por algún vecino del lugar, o<br />

bien el nombre solía coincidir con el propietario de la<br />

casa. También en la calle de Santa Bárbara los vecinos<br />

dedicaron una devota hornacina a la «Asunción de la<br />

Virgen», pintada en lienzo, que existe, recientemente<br />

renovado, a la que cada 15 de agosto los Auroros le<br />

entonaban rezos, coplillas y gozos.<br />

Son años en que las epidemias causan estragos<br />

importantes, como las del cólero morbo asiático,<br />

originario de la India: Así, la de 1834, se saldó con 1.390<br />

muertos 16 (550, según cifran otros autores), por lo que<br />

se tuvo que facultar un nuevo cementerio, previniéndose<br />

el que no se tocaran las campanas por el pernicioso<br />

influjo que ello ejercía en los ánimos del vecindario; y<br />

las de, 1855, con 214 fallecidos, en su mayoría jornaleros,<br />

adscritos al nivel social más bajo de la población,<br />

dividiéndose el pueblo en cuatro distritos municipales<br />

para una mejor asistencia sanitaria y para lo que se<br />

habilitaron también dos lazaretos, uno en la Magdalena<br />

y otro en los Castillarejos para los sospechosos de<br />

contagio (recientes investigaciones de Soriano Palao<br />

recogen como en el Pleno municipal de 10 de agosto de<br />

1855, entre otras resoluciones y ante el pánico que<br />

producía la epidemia entre la población, «se acordó<br />

colocar los mantos de las imágenes en las torres y<br />

publicar un bando en el que se haga presente a todos lo<br />

conveniente que es a la salud pública el encender<br />

hogueras de hierbas aromáticas por la noche») 17 ; 1859,<br />

con 70 muertos, 38 de ellos pertenecientes a la Parroquia<br />

del Niño Jesús, causa por lo que muchas gentes se<br />

marcharon al campo; y 1885, con 331 defunciones 18 .<br />

De mediados de la centuria (hacia 1856 o 1865)<br />

arranca la devoción popular a Santa Ana de los vecinos<br />

de la calle de la Corredera, bajo cuya protección se<br />

ampararon ante una epidemia de cólera, con la promesa<br />

hecha de festejarla todos los años si salían bien librados<br />

del trance, siendo pocos los fallecidos de esa calle en<br />

aquella ocasión, lo que así viene haciendo el vecindario<br />

año tras año hasta la actualidad, primeramente efigiada<br />

la imagen de la abuela en lienzo y después en una floja<br />

esculturita de vestir, en una hornacina acristalada de<br />

dicha calle. Y a finales de la centuria -desde 1898-, se<br />

dedica un septenario a la Virgen de los Dolores en su<br />

Capilla de la Virgen de las Angustias, aneja a San<br />

Francisco, con celebración de misa y cánticos<br />

acompañados de violines y contrabajo, celebrado hasta<br />

1936.<br />

Las primeras décadas del siglo XX significarán<br />

para la ciudad (adquiere este título en 1878) un momento<br />

88<br />

de miseria, necesidad y corrupción. En una época de<br />

fuerte agitación social, que desembocará en los luctuosos<br />

hechos de agosto de 1917, a la vez que se da una<br />

oposición frontal por parte de los republicanos al<br />

establecimiento de los franciscanos en el Santuario del<br />

Castillo (que ocuparían en 1915), empiezan a<br />

cuestionarse los planteamientos religiosos en la sociedad<br />

yeclana 19 .<br />

En ese primer tercio de siglo, al igual que antaño,<br />

continuarán celebrándose las fiestas populares de Santa<br />

Ana, San Juan Bautista y Fiestas de la Cruz, en sus<br />

respectivos barrios con gran júbilo, subvencionadas por<br />

el Ayuntamiento de la ciudad, quien también aportará<br />

la banda de música; además de las conmemoraciones<br />

de, San Antón, con sus carreras de caballos en el Paseo<br />

de la Estación, y de San Marcos, que se festejará en la<br />

Fuente del Caño, mientras que los carnavales o<br />

carnestolendas adquirirán prestigio social (que no<br />

popularidad) y auge, protagonizados por las clases<br />

burguesas, sin el menor atisbo de participación popular 20<br />

en ese momento, constatándose en 1928 bailes de<br />

máscaras y el gran baile del Piñata en el Salón del Círculo<br />

Moderno.<br />

Durante los años de la II República (1931-1936)<br />

continuarán celebrándose algunas de las festividades<br />

populares descritas, como la de los Reyes Magos,<br />

aunque sin la brillantez acostumbrada, siendo<br />

suspendidas las Fiestas Patronales durante los años de<br />

1932 y 1933, motivo que produciría un fuerte<br />

enfrentamiento entre sectores católicos y anticlericales<br />

de la ciudad 21 .<br />

En tiempo de la sañuda incivil Guerra Civil (1936-<br />

1939) dejaría de oficiarse cualquier tipo de manifestación<br />

religiosa, siendo en la posguerra, con una sociedad<br />

diezmada y empobrecida, cuando desde 1941 se<br />

regularizan las procesiones de Semana Santa, con sus<br />

altibajos propios hasta 1960, fecha a partir de la cual<br />

participará el Grupo escultórico de la Virgen de las<br />

Angustias, de Salzillo, dándole brillantez a las fiestas<br />

pasionarias que en los últimos tiempos han alcanzado<br />

un cierto predicamento, en la actualidad compuesta por<br />

una veintena de cofradías y veintisiete pasos. Antes, por<br />

los años veinte, habían surgido «los armaos» o soldados<br />

romanos, cuya indumentaria daba cierta vistosidad a la<br />

fiesta. Y de ese momento -años veinte también- data la<br />

devoción a Santa Cecilia, patrona de tantas bandas de<br />

música repartidas por el Levante español y que a veces<br />

llevan su nombre, que ha adquirido una cierta pujanza<br />

en los últimos tiempos. También en torno de 1948<br />

adquiere preeminencia la devoción a San Nicolás,<br />

iniciada en 1921, santo al que se le suplica cada lunes<br />

toda clase de imposibles (mercedes, salud, amores,...), y<br />

determinadas festividades, de arraigo en siglos<br />

anteriores (Corpus Christi, San Blas con sus «panes<br />

benditos», San Marcos con sus populares «rollos» del<br />

mismo nombre, San Isidro Labrador y sus carrozas<br />

engalanadas en base a tiras de papel, San Cristóbal, etc.),


toman cuerpo en la segunda mitad del siglo, cuando la<br />

ciudad, coincidiendo con los años sesenta y setenta,<br />

desarrolla un fuerte despegue industrial y económico;<br />

siglo que camina hacia el III milenio y acontecimiento<br />

en el que muchos iluminados, equívocamente,<br />

presagiarán rebrotes apocalípticos, en un momento, el<br />

actual, en que la Iglesia católica pierde influencia en la<br />

sociedad española 22 .<br />

Culto también aparecido tras la contienda civil<br />

(aunque extendido desde principios de siglo), y práctica<br />

morbosa hoy por fortuna desaparecida según decreto<br />

de Sanidad -entre fetiche y ritual pagano-, es la de los<br />

exvotos de cera, una fuente documental impresionante<br />

de accidentes, enfermedades y males físicos, que nos<br />

hablan del milagro y de la fe en lo maravilloso. Así, al<br />

igual que ha venido sucediendo en la Catedral de<br />

Murcia, hasta la década de los años ochenta diversos<br />

recintos sagrados de Yecla, como el antecamarín del<br />

Santuario del Castillo, la Capilla de Santa Lucía de la<br />

Ermita del Santo Hospital («El Hospitalico»), la Ermita<br />

de San Nicolás y la Capilla de Santa Rita de la Iglesia<br />

parroquial del Niño Jesús, albergaron brazos, piernas,<br />

manos, dedos, y otros artilugios varios de cera; además<br />

de diversos pertrechos como vestidos, pelucas,<br />

indumentaria varia y efectos militares, cuadros y<br />

fotografías. Previamente a esto, el devoto se<br />

comprometía a efectuar un acto compensatorio en el caso<br />

de que el santo invocado accediera a lo solicitado o<br />

ayuda práctica, como una penitencia autoimpuesta.<br />

En lo profano es significativo destacar en la década<br />

de los noventa la costumbre belenística (tras su declive<br />

de 1970 a 1990, suscitado por la pujanza del abeto<br />

navideño), en la más pura tradición napolitana de<br />

belenes que introdujeran Nicolás y Francisco Salzillo en<br />

Murcia en el siglo X<strong>VIII</strong>, y que ha resurgido con fuerza,<br />

sobresaliendo las puestas en escena de los nacimientos<br />

de la Ermita de San Nicolás y, durante algunos años, de<br />

la Capilla de la Virgen de las Angustias en la ciudad,<br />

éste último con figuritas de barro de Manuel Nicolás<br />

Almansa, que evidencian tipos populares y escenas de<br />

género 23 , además de la infinidad de belenes artesanos<br />

en domicilios particulares, cual costumbre arraigada,<br />

elaborados en terracota y entelado por los hermanos<br />

Juan Angel(?) y Jesús Griñán, de Puente Tocinos.<br />

III. YECLA: SUS FIESTAS. LEYENDAS<br />

Y RITUALES.<br />

Diversas son las advocaciones que nos depara el<br />

calendario gregoriano de festividades en Yecla, la<br />

mayoría de ellas en activo y otras desaparecidas, pero<br />

que en el pasado adquirieron vida propia y bueno es<br />

que, a través de las páginas que siguen, conservemos<br />

su memoria a las generaciones venideras.<br />

Cabría distinguir entre las reseñadas, unas<br />

89<br />

consideradas como de carácter oficial o institucional, las<br />

denominadas fiestas mayores, en las que el Concejo de<br />

la villa tenía un particular protagonismo, con su<br />

participación y sostén de la fiesta (La Asunción, Corpus<br />

Christi, San Roque, La Inmaculada Concepción, Reyes<br />

Magos); y otras de divertimento y carácter popular, las<br />

que designaríamos como fiestas menores (San Marcos,<br />

San Antonio abad, San Juan, San Isidro Labrador) donde<br />

la participación de la comunidad era más restringida y<br />

que corrían a cargo de los gremios y cofradías.<br />

Teniendo en cuenta el orden secuencial del tiempo<br />

litúrgico de la Iglesia o año eclesiástico que principia<br />

con el Adviento (que significa preparación para la<br />

Navidad), la relación de festividades tanto perdidas<br />

como presentes es la siguiente: Santa Bárbara, La<br />

Purísima Concepción,Niño Jesús, Reyes Magos, San<br />

Antonio Abad, Virgen de la Aurora, La Candelaria, San<br />

Blas, Carnaval y Cuaresma, Santo Cristo del Sepulcro,<br />

Nuestra Señora de la Encarnación, Semana de Pasión,<br />

La Magdalena y San Marcos, La Invención de la Cruz,<br />

San Isidro Labrador, San Pascual Baylón, Santísimo<br />

Sacramento o Corpus Christi, San Juan Bautista, San<br />

Cristóbal, Santa Ana, Santos Abdón y Senén, San<br />

Cayetano, Nuestra Señora de la Asunción, San Roque<br />

(antes San Sebastián), San Zenón, San Francisco y Las<br />

Animas del Purgatorio.<br />

Dada la escasa popularidad de las festividades de<br />

Santo Tomás de Aquino, patrón de las escuelas; Santa<br />

Rita, patrona de los funcionarios municipales; Santa<br />

Marta, del gremio de la hostelería (con tradicional<br />

almuerzo en el Cerro del Castillo); y Santa Cecilia,<br />

patrona de tantas bandas de música repartidas por la<br />

geografía nacional; sólo conmemoradas por sus<br />

respectivos gremios y cofradías, éstas han preferido<br />

omitirse efe el presente estudio, dedicado<br />

específicamente a la religiosidad popular.<br />

3.1. CICLO INVERNAL.<br />

No es casual que la festividad del nacimiento del<br />

Salvador coincida con el Solsticio de Invierno. Cristo<br />

viene a representar el sol que ilumina a la Humanidad.<br />

El Solsticio de Invierno corresponde al paso al ciclo<br />

luminoso. Es el camino hacia la época cálida donde los<br />

días se hacen largos.<br />

Contrario a lo acostumbrado de otras romerías a<br />

santuarios y ermitas en primavera y verano, Yecla<br />

celebra sus fiestas mayores en diciembre.<br />

3.1.1. SANTA BARBARA (4 de diciembre)<br />

Santa Bárbara fue joven virgen, mártir, a la que se<br />

representa acompañada con diferentes atributos, tales


como un cañón (por su patronazgo sobre los artilleros),<br />

la torre donde la encerró su padre (el más frecuente), el<br />

rayo que dio muerte a éste tras su sacrificio y otros.<br />

El origen de su veneración se encuentra en el relato<br />

hagiográfico de Jacobo de la Vorágione, donde se da<br />

cuenta cómo camino del martirio, Jesucristo<br />

personificado se le apareció para prometerle que nadie<br />

que la invocara moriría sin recibir los auxilios<br />

espirituales. De ahí, el que siempre se ha afirmado que<br />

nunca olvida a sus fieles y les asegura el privilegio de<br />

no morir sin los sacramentos.<br />

La vida de la santa está llena de claves simbólicas<br />

(el número dieciséis -sus años-, la torre prismática de<br />

ocho lados en la que estuvo encerrada por orden de su<br />

padre Dióscoros -que se pondrá en relación con «la<br />

Maison Dieu» del Tarot-, las tres ventanas de la misma,<br />

etc.) y su culto, debido a un conjunto de signos de<br />

naturaleza mágica y significación exotérica, se difundirá<br />

por el mundo cristiano en Europa en el siglo XII,<br />

coincidiendo con el auge de la Orden de los caballeros<br />

Templarios. Su patronazgo proporcionaba favores y<br />

ayudaba en situaciones límite: por ello el que se<br />

convirtiera en rectora universal de profesiones de riesgo<br />

(militares) y oficios con justa fama de estar iniciados en<br />

secretos de un saber (mineros, arquitectos y<br />

constructores) que debía permanecer oculto 24 .<br />

Notoria es la devoción secular a Santa Bárbara (al<br />

menos cuando truena) en el ámbito español, que fue<br />

reavivada por el padre carmelita Claudio de San José<br />

(es abogada reconocida del riesgo: de artificieros,<br />

artilleros -recuérdese que hasta una fábrica de explosivos<br />

del norte lleva su nombre-, bomberos, mineros y<br />

marinos), singularmente en localidades que durante<br />

algún tiempo estuvieron vinculados a la orden del<br />

Temple (Barruelo de Santullán, Mieres y Monzón), y<br />

particularmente en Yecla, lugar en el que sabemos que<br />

la santa era llevada en el siglo XVII en procesión por su<br />

cofradía cada 4 de diciembre, «festividad de Santa<br />

Más» 25 , lo que querrá indicar era también el día dedicado<br />

a Santa Maximina y otras once mil vírgenes mártires.<br />

Más modernamente -siglo X<strong>VIII</strong>-, la imagen en ocasiones<br />

varias fue sacada en rogativas por los campesinos para<br />

implorar remedio del cielo contra las tormentas.<br />

La ermita de su invocación en Yecla fue edificada<br />

hacia 1609 26 , y se eligió para ello la cumbre de un<br />

montecillo, extramuros de la población (y en entorno<br />

próximo, si no fue sobre su lugar, donde se halló hasta<br />

1500 la Ermita de San Antón), costeada por la Cofradía<br />

de Santa Bárbara, siendo mayordomos Bartolomé<br />

Sancho y acaso Tomás de Lordieta, hermandad de la<br />

que hay noticia que existía a fines del siglo XVI, a través<br />

de Juan Blázquez 27 , y de la que era miembro cofrade<br />

Francisco Hernández, fallecido en 1606. La cofradía sería<br />

disuelta en 1771.<br />

En todo tiempo la ermita ha contado con capellán<br />

90<br />

propio que venía oficiando a diario hasta 1936. Siempre<br />

se ha conmemorado y festeja en su día a la titular Santa<br />

Bárbara, con misa solemne, procesión por las calle del<br />

entorno, toque de campanas y disparo de cohetes.<br />

Su festividad en Yecla fue de importante arraigo<br />

en los siglos X<strong>VIII</strong> y XIX, siendo en 1866 cuando se<br />

introducen mejoras en su ermita.<br />

Queda de entonces el dicho popular, cantado, cual<br />

prevención contra las tormentas:<br />

«Santa Bárbara bendita<br />

que en el cielo estás escrita<br />

con papel y agua bendita<br />

en el árbol de la Cruz<br />

Pater Noster, amén Jesús»<br />

3.1.2. LA PURISIMA CONCEPCION (8 de<br />

diciembre)<br />

La festividad, históricamente, en sus orígenes,<br />

siempre consistió en un octavario (novenario desde<br />

1793) celebrado en el mes de diciembre y dedicado a<br />

Nuestra Señora de la Concepción, en el que cada día se<br />

decía misa mayor con sermón en la Parroquia de la<br />

Asunción, además de la procesión general que tenía<br />

lugar en el día de su onomástica, tal y como se recoge<br />

en un memorial titulado «Lista de las Congregaciones,<br />

Hermandades y Cofradías fundadas en esta villa de<br />

Yecla...». redactado en 1771, junto a otros de distintas<br />

poblaciones del Reyno de Murcia, censados a<br />

requerimiento del conde de Aranda, en el que también<br />

se da cuenta, aparte del uso de la pólvora, de ciertas<br />

irregularidades (además de las borracheras habidas)<br />

surgidas entre la soldadesca y la Cofradía de Nuestra<br />

Señora de la Concepción durante la fiesta 28 y de ciertos<br />

gastos superfluos ocasionados:<br />

«En esta villa anualmente se celebra una octaba a<br />

N(uest)ra S(eño)ra de la Concepción con misa y sermón en<br />

cada un día, bajando la soberana Ymagen en su víspera desde<br />

la Y(gle)s(i)a del Castillo a esta Parroquial para cuia función,<br />

como para la procesión general q(u)e se celebra en su día, y<br />

restituirla en el octabo a su Yglesia, concurren y asisten ciento<br />

y cinquenta, o más vecinos disparando con arca(b)uzes y<br />

formando una compañía soldadesca gobernada por un capitán<br />

y alférez también q(u)e salen a disparar; los dos expresados<br />

oficiales hacen crecidos gastos que entre ambos ascenderán a<br />

quatro mil r(reale)s, en dar un almuerzo suntuoso a todos los<br />

soldados yotras muchas personas, colaciones de frutos secos y<br />

otros géneros a los mismos cuando van y vuelven a sus casas<br />

a acompañarlos...»<br />

Debía ser tan grande el «divertimento» de aquella<br />

soldadesca (ya en 1767 mencionaba Cosme Gil Pérez de<br />

Ortega, que en las casas de los mayordomos se<br />

mantenían nocturnos «saraos», de los que Giménez<br />

Rubio se hará eco casi un siglo después) y tan mal vistos


debían estar considerados los ermitaños que cuidaban<br />

de la parroquia antigua (Santuario del Castillo), que el<br />

Intendente Antonio Carrillo de Mendoza, elevó desde<br />

Murcia un informe a la Corte, por lo que quedarían<br />

practicamente extinguidas todas las Cofradías de la villa,<br />

de Real Orden, y en cuya exposición, entre otras cosas,<br />

decía 29 :<br />

«Entiendo, que las festividades de Yglesia únicamente,<br />

del Sacramento, S(a)n Pedro, S(a)n Pasqual Bailón, y Escuela<br />

de Christo, pueden subsistir al cargo solo del Cura de la<br />

Parroquia y celo de la justicia Ordinaria en su cumplim(ien)to<br />

ciñendo todos sus gastos a las rentas fixas q(u)e tienen, y sin<br />

grabamen alguno de vecino; extinguiéndose las 20 restantes<br />

por grabosas e insoportables al Pueblo, siendo la Congregación<br />

de los 5 Hermanos de la Yglesia antigua, unos zánganos del<br />

Pueblo con la pensión de 43.000 reales; y la de la Concepción<br />

con la varvarie de soldadescas, refrescos, borracheras, y demás<br />

abusos, de otras 43.000 (reales) de gastos inútiles...»<br />

La fiesta, institucionalizada, arranca desde el año<br />

1711 en que se conmemora la batalla de Villaviciosa de<br />

Tajuña (obtenida por las tropas del rey Felipe V el año<br />

anterior), y ha venido celebrándose hasta la actualidad<br />

con asiduidad, excepción hecha de algunos importantes<br />

paréntesis en su singladura: de 1771 a 1786, como ya se<br />

ha referido, por prohibición expresa del monarca Carlos<br />

III; de 1932 a 1933, con motivo del advenimiento de la II<br />

República, en un ambiente tenso en que son expulsados<br />

los Escolapios y Franciscanos (los segundos habitaban<br />

el Santuario del Castillo); y de 1936 a 1939, años en los<br />

que se desarrolló una inútil guerra fratricida entre<br />

españoles. Algunos son, pues, desde aquellos remotos<br />

orígenes de principios del siglo X<strong>VIII</strong>, los cambios<br />

habidos, e incluso los escenarios, designándose en 1786<br />

unos capítulos (más tarde denominados Ordenanzas)<br />

para el buen funcionamiento y desarrollo de la fiesta 30 ,<br />

y fijándose en 1869 un nuevo itinerario, al ser trasladada<br />

la categoría parroquial de la Asunción a la Basílica<br />

Arciprestal de la Purísima Concepción, inaugurada un<br />

año antes, por resultar la primera incapaz.<br />

Sin embargo cabe referir que esta festividad tuvo<br />

escaso protagonismo popular en el transcurso del siglo<br />

X<strong>VIII</strong>, siendo muy modestas las cantidades que el<br />

Ayuntamiento asignaba a estos festejos, «sobrepasando<br />

muy raramente los 200 reales», y sucediendo de igual<br />

modo durante la primera mitad del siglo XIX, momento<br />

en que había decaído muchísimo, advirtiéndose épocas<br />

en que el Santuario del Castillo, según documenta Juan<br />

Blázquez, se hallaba en la mayor indigencia, debido al<br />

descrédito y escaso celo mostrado por los ermitaños que<br />

en él habitaron 31 , pese a la gran facundia prosáica que le<br />

tributará a uno de ellos Giménez Rubio en 1865.<br />

Tampoco a promedios de siglo corrió mejor suerte (se<br />

ha anotado que en 1852 la imagen se hallaba con escasez<br />

de ropas y alhajas, por lo que se recurrirá al amparo del<br />

Ayuntamiento), pese a que en 1856 se introdujeron<br />

mejoras en el eremitorio, al dedicar una capilla al Cristo<br />

del Sepulcro (que había librado de la peste a gran parte<br />

91<br />

de la población el año anterior -1855, año de la epidemia<br />

del cólera-), a la vez que se albergó la idea de dotar a la<br />

imagen de la Concepción de un camarín, que se<br />

edificaría frente a la puerta principal; pensamiento que<br />

no se llevaría a cabo hasta 1880-1882. Sobre la función y<br />

desarrollo de la fiesta, Giménez Rubio, en 1865, comenta:<br />

«Esta función ha esperimentado diferentes<br />

variaciones, vicisitudes y desmejoras, desde su<br />

establecimiento hasta la época presente: pues con el<br />

transcurso del tiempo, se han alterado<br />

considerablemente sus formas...»<br />

Y tras señalar entre esas variaciones, enumeradas<br />

a través de diferentes puntos, las del traje de la<br />

soldadesca, el tipo de armas utilizadas, los disparos de<br />

los arcabuces (que en el siglo X<strong>VIII</strong> se hacían solo fuera<br />

de la población) y la profusión y el lujo de gastos que<br />

hacían los mayordomos, dice en cuarto lugar:<br />

«Ha perdido esta función infinito, de la gravedad<br />

que la distinguía en lo antiguo en todas sus partes» 32 .<br />

Y sobre la atención de la imagen en el Santuario,<br />

anota:<br />

«A fines del pasado año 1864 se ha formado una<br />

suscripción para atender el culto a la Purísima, en la<br />

que cada socio contribuye anualmente por una módica<br />

cantidad. Con estos productos que llegan ya a una cifra<br />

considerable, se sostiene el duodenario que<br />

mensualmente se dedica a la Virgen por mañana y tarde<br />

de cada día ocho, o el siguiente festivo, con regular<br />

solemnidad. Se ha restaurado el servicio de la sacristía<br />

del santuario, que bastante descuidado hacía tiempo,<br />

se hallaba en un deterioro hasta repugnante: se han<br />

encargado varios hornamentos: y se procura mejorar<br />

cuanto sea posible, en términos de que haya sino lujo,<br />

al menos la decencia modesta que corresponde a este<br />

templo predilecto de los yeclanos» 33 .<br />

En esa devoción de fomento hacia la patrona de<br />

la villa, en mayo de 1870 se le dedicará una felicitación<br />

sabatina a la Purísima Concepción, donde se rezan unas<br />

plegarias, y en 1880 se redactará el Reglamento de la<br />

Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción 34 , cuyo<br />

fin será crear asociados para recaudar y procurar fondos<br />

con qué atender las necesidades del Santuario del<br />

Castillo (estaba también muy abandonado por esta<br />

época), sus dependencias y objetos de culto, a cargo del<br />

arcipreste y párroco de la Purísima, Antonio Ibáñez<br />

Galiano, y que será el precedente de la Asociación de<br />

Mayordomos creada en 1932, estableciéndose unas<br />

ordenanzas y capítulos nuevos en 1984 que regulen la<br />

fiesta. Misión encomendada de la Asociación de<br />

Mayordomos será cuando no existan mayordomos<br />

voluntarios, elegir mediante sorteo entre sus socios<br />

quienes serán clavarios y mayordomos voluntarios para<br />

el siguiente año 35 .


El acontecer y desarrollo de la fiesta ha sido, de<br />

reciente, dado a conocer por los historiadores Juan<br />

Blázquez Miguel y Miguel Ortuño Palao, pero dejemos<br />

que sea el visionario y liberal Pascual Giménez Rubio,<br />

con aquél su espíritu romántico, quien nos la describa,<br />

a través de su manuscrita obra, de 1848, Memoria<br />

histórica de la función que anualmente se celebra en la<br />

Villa de Yecla. a la Concepción de la Virgen María,<br />

patrona de España e Indias, y particular de dicha villa,<br />

en la que al capitulo 5 o titulado "Descripción de la fiesta",<br />

publicada impresa un año después -en 1849 36 -, y<br />

reeditada, junto a otros estudios que hace de la<br />

población, en su Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla (Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 124-131),<br />

cuando dice:<br />

"El curso de la fiesta o sean sus actos más esenciales,<br />

a pesar de haber establecidas ordenanzas, como se ha referido,<br />

que determinan cada uno de aquellos, son los siguientes.<br />

El día cinco de diciembre a las cuatro de la tarde,<br />

salen las cajas de guerra de casa de los oficiales mayordomos<br />

y con el toque de llamada convocan a prepararse a la soldadesca<br />

o compañía de disparadores, y anuncian a la vecindad la<br />

proximidad de la función...<br />

El día seis en la mañana a la hora de las nuebe, se<br />

reúnen en casa del capitán o mayordomo mayor, previo el<br />

toque de llamada, el Alférez, los Ayudantes, los Pajes,<br />

Alabarderos o Sargentos, y escuadras presentadas, las de<br />

antiguos mayordomos y otros convidados; y todos de riguroso<br />

uniforme y sin armas, puestos en el orden se dirigen con las<br />

cajas de guerra a vanguardia batiendo marcha redoblada y<br />

escoltadas por los Sargentos armados de antiguas alabardas,<br />

a la iglesia del estinguido conbento de S(a)n Francisco en donde<br />

oyen misa dedicada a la Concepción. En seguida pasean medio<br />

pueblo, repitiendo por la tarde en el otro medio higual<br />

ceremonia. Este acto que se denomina el paseo, es acompañado<br />

algunos años de una orquesta militar, que lo hace más solemne<br />

e interesante.<br />

El día siete a las cinco de la mañana, se reúne la<br />

Soldadesca, sin uniforme, en casa de los mayordomos, pero<br />

armados todos de antiguos arcabuces de mecha y llamador, y<br />

en orden y con cajas, van disparando a la puerta de la parroquia<br />

de la Asunción, en la cual se encienden algunas hogueras, y<br />

se hacen algunas salvas o descargas cerradas; acompañando<br />

el volteo de campanas, y en medio de la algazara y regocijo<br />

q(u)e todos demuestran; y finado este acto que se titula "la<br />

alborada" en el art. 3" de las Ordenanzas, se retuirán en<br />

formación a tomar las colaciones, y a prepararse y vestirse<br />

para la vajada de la Ymagen que se verifica a las nueve.<br />

A esta hora suve toda la soldadesca de uniforme y<br />

armada, a vanguardia de la procesión, hasta la iglesia del<br />

Castillo. Se hacen incesantes disparos por escuadras, y en el<br />

centro se lleva la vandera por el Alférez, con una grande<br />

escuadra de escolta. Detrás sigue el acompañamiento, el Clero<br />

y la Corporación municipal; y entre descargas, aclamaciones,<br />

volteo de campanas e indecible júvilo, toman la imagen algunos<br />

92<br />

sacerdotes y la bajan a depositar en la iglesia principal.<br />

En ésta hay preparado para colocarla un trono<br />

magnífico de construcción particular, cuyo graderío suve y<br />

baja gravemente por medio de una máquina oculta, marcando<br />

su movimiento un sol de oro que gira a la espalda de la imagen<br />

sobre un precioso dosel purpúreo de damasco y terciopelo. Se<br />

cantan solemnemente los oficios divinos y la soldadesca se<br />

retira después de tomar las colaciones.<br />

En la tarde del mismo día suve segunda vez la<br />

soldadesca armada y ordenada haciendo disparos a la iglesia,<br />

en donde se canta la salve con solemnidad: hay varias<br />

descargas, y terminado todo bajan disparando en formación<br />

al atrio del exconvento de S(a)n Francisco en donde se obsequia<br />

a la Virgen con nuevas salvas.<br />

Esta vespertina demostración prevenida en el art. 4 o<br />

de las ordenanzas, se verificaba antiguamente según unos a<br />

las ocho de la noche, y según otros a las seis de la tarde, que se<br />

voltea la campana del Castillo. También se refiere que<br />

antiguamente acompañaban en este acto a la Soldadesca dos<br />

venerables eclesiásticos ancianos, y dos ayudantes juvilados,<br />

siendo recibido todo el cortejo por la Comunidad del Convento<br />

en el atrio del mismo: y que al tiempo de dispararse las<br />

descargas, estas heran las encargadas de prorrumpir en vivas<br />

y aclamaciones que se repetían con júvilo por todo el contorno.<br />

Es de advertir, que siempre que se hacen descargas o<br />

fuego nutrido a discreción, se coloca el Alférez en el centro de<br />

la armada que por lo regular forma círculo a su alrrededor, y<br />

está jugando u ondeando la bandera con aire marcial interin<br />

duran los disparos, y es acompañado por un redoble general<br />

de cajas no interumpidos.<br />

El día ocho por la mañana asiste la soldadesca a la<br />

misa y sermón, y por la tarde a la salve y procesión; en la cual<br />

es conducida la Virgen en un magnífico carro triunfal, que<br />

representa un ameno pensil, este carro es tirado por una<br />

porción de niños vestidos de ángeles, bajo la guía de un<br />

eclesiástico respetable.<br />

La entrada de la Virgen en la Iglesia al retirarse la<br />

procesión, ofrece el espectáculo más grandioso y fausto digno<br />

de presentarse. La muchedumbre que con avidez se agolpa en<br />

la plaza para participar del mismo: los dulces cánticos que se<br />

dirigen a la Virgen; las continuas aclamaciones; el incesante<br />

y sostenido fuego de los disparos por toda la circunferencia;<br />

los coetes y demás fuegos artificiales que se tienen preparados<br />

para aquel acto; el clamoroso informe de las campanas; los<br />

ecos armoniosos de la orquesta militar (...); derraman en los<br />

observadores un inefable encanto, unido a una reverente<br />

satisfacción.<br />

Favorece más a aquellos momentos, que esta entrada<br />

se verifica en las tinieblas de la noche, lo que contribuye mucho<br />

a presentar un contraste ameno y deleitoso, deviendo advertir<br />

que la iglesia en su interior se adorna con innumerables luces<br />

colocadas de modo que forman diferentes figuras alegóricas,<br />

que simbolizan el misterio de la Concepción 37


Este día principia el solemne octavario religioso por<br />

mañana y tarde; y durante el mismo solo asisten los<br />

mayordomos sin trage de ceremonia, aunque llevan insignias<br />

de mando , y les acompañan los pages vestidos de gala y las<br />

cajas de guerra, con algunas familias convidadas. Pero no<br />

asiste la soldadesca, pues solo vuelve esta a salir el día de la<br />

subida de la imagen al Castillo, en que se repiten los disparos<br />

y demás descrito, con la misma solemnidad.<br />

La tarde de la suvida presenta el monte la vista más<br />

pintoresca: es una verdadera gira y muchas familias de los<br />

pueblos circunvecinos concurren este día por ser el que más<br />

se disfruta, con el paseo y reuniones amistosas y fraternales<br />

que al acto proporciona.<br />

En ninguno tanto como en este se marca el<br />

entusiasmo fervoroso y la devota adoración que profesan los<br />

Yeclanos a su patrona; es preciso presenciarlo, para creer el<br />

arrevato de algunos vecinos en sus súplicas de despedida, y<br />

en sus exaltadas demostraciones; pero no es tanto que se<br />

cometan escesos, ni mucho menos que se profieran expresiones<br />

vituperables, como calumniosamente han querido inventar<br />

algunos mal intencionados. Los yeclanos llevan la sinceridad<br />

de su culto casi hasta el delirio; pero jamás olvidan los límites<br />

del respeto en esta parte, ni estravasan una prudencia religiosa.<br />

Cuando queda colocada la imagen en su Santuario,<br />

se baja la soldadesca y el acompañamiento, y se dirige aquella<br />

a casa de los mayordomos, para hacer entre descargas y<br />

estrépito de cajas, las entregas de insignias a los clavarios u<br />

oficiales que remplazan para el año siguiente; terminando la<br />

función, con acompañar a estos a sus casas con los honores<br />

correspondientes".<br />

Tras la recreación historicista anotada por<br />

Giménez Rubio, cabria preguntarse ahora sobre los<br />

orígenes de la fiesta, cómo y cuando surge.<br />

En primer lugar subrayaremos que, según las<br />

últimas investigaciones llevadas a cabo por el<br />

historiador Liborio Ruiz, en Yecla, durante la segunda<br />

mitad del siglo XVI, son algunos los testamentos que<br />

dejan misas dedicadas al Misterio de la Concepción de<br />

la Virgen 38 , lo que indica que su devoción (que no su<br />

culto) estaba ya extendida en ese momento, debido a la<br />

influencia que hasta ese momento pudo haber ejercido<br />

la Comunidad franciscana en tierras de Murcia, asentada<br />

en este viejo Reino desde mediados del siglo XV, a través<br />

de la predicación y confesión de las gentes,<br />

independiente o no de que dicha Comunidad religiosa<br />

estuviese instalada en la villa.<br />

Y en segundo lugar, como se ha indicado en<br />

capítulos previos del presente estudio, es de advertir<br />

que la devoción a la Inmaculada Concepción ya estaba<br />

arraigada en la villa en el siglo XVII; e incluso, como<br />

señala al autor antecitado, ya se bajaba una imagen<br />

desde el Santuario del Castillo (aunque desconócese bajo<br />

que advocación), utilizando el manejo de la pólvora<br />

durante el transcurso de los festejos, desmitificándose<br />

93<br />

con este motivo el hecho de que el capitán Martín<br />

Soriano Zaplana había sido el iniciador de la fiesta 39 .<br />

Festejos similares con el uso de la pólvora conviene<br />

recordar que ya se venían celebrando en villas y<br />

ciudades aledañas como Caudete, Villena, Jumilla, y<br />

otras.<br />

No obstante, la tradición histórica (que no la<br />

investigación) anota que en 1642 a la llamada "Guerra<br />

de Cataluña", Yecla contribuyó con sesenta y un<br />

soldados (convendría comprobar que ocurre al respecto<br />

en ese momento en las poblaciones circunvecinas, si<br />

también se reclutaron o no soldados para ésta u otras<br />

campañas), a cuyo frente va el capitán Martín Soriano<br />

Zaplana 40 , de común apellido en el siglo XVII en la<br />

localidad, que prestó importantes servicios en la villa y<br />

Concejo, quienes marchan a Vinaroz (Castellón), donde<br />

permanecerán acuartelados durante seis meses en la<br />

Ermita de San Sebastián, sin tener que intervenir en<br />

guerra alguna ni tener otra ocupación, por lo que pasado<br />

el tiempo establecido, regresaron a su tierra sin<br />

producirse baja alguna. Ante esta circunstancia y en acto<br />

de veneración la soldadesca decidirá subir al Eremitorio<br />

del Castillo y orar en acción de gracias ante su titular<br />

Nuestra Señora de la Encarnación (nunca la Purísima<br />

Concepción), efigiada en una pintura sobre tabla de "La<br />

Virgen de la Leche", que desde el siglo XV presidía el<br />

altar mayor de esta pequeña iglesita que fue primera<br />

parroquia; e imagen que ya dimos a conocer a través de<br />

una añeja fotografía que reprodujimos en un estudio<br />

monográfico sobre dicho santuario 41 .<br />

Independiente del hecho de que una imagen<br />

ya se bajara en el siglo XVI antes del evento de Zaplana,<br />

a partir del año 1711 la fiesta, como tal, surge<br />

institucionalizada, momento en el que por deseo expreso<br />

del monarca Felipe V todos los pueblos de España<br />

debían conmemorar los sucesivos triunfos alcanzados<br />

en la Guerra de Sucesión por las tropas borbónicas,<br />

partidarias de la causa del monarca galo, hijo del gran<br />

Delfín Luis y nieto de Luis XIV, contra las austríacas,<br />

favorecedoras del Archiduque Carlos, emperador de<br />

Alemania y pretendiente al trono español, en Almansa<br />

(1707), Brihuega y Villaviciosa de Tajuña (1710); tropas<br />

borbónicas a las que Yecla había contribuido con<br />

numerosos efectivos de su milicia, particularmente en<br />

la primera de las batallas logradas, por lo que obtendría<br />

loables compensaciones del vencedor la villa (títulos y<br />

otras prebendas). Así, se decide que el 16 de enero de<br />

1711 se realice la primera bajada «oficial» de la Virgen<br />

desde el Eremitorio del Castillo hasta la Iglesia<br />

parroquial de la Asunción, en un tiempo éste en opinión<br />

de Ortuño Palao, de exaltación mariana, debido a que<br />

en 1708 el papa Clemente XI decretaba la fiesta de la<br />

Inmaculada Concepción de carácter universal 42 .<br />

Previamente en Yecla se había fundado la<br />

Cofradía de la Purísima Concepción en el transcurso del<br />

siglo XVII. A la vez en fecha imprecisa (que nosotros<br />

asignamos al primer tercio del siglo X<strong>VIII</strong>) fue costeada


una imagen de vestir de la Purísima Concepción, que<br />

es la que tradicionalmente ha venido participando en la<br />

romería de la fiesta, que hasta el año 1867 concurría en<br />

la Iglesia parroquial de la Asunción, y de 1868 a 1935 a<br />

la Iglesia parroquial de la Purísima Concepción,<br />

excepción hecha de los años 1932 y 1933 por la fuerte<br />

oposición republicana surgida, pereciendo tan vetusta<br />

imagen en los preludios de la Guerra civil.<br />

Cifra también Ortuño Palao que la bajada de la<br />

Virgen del año 1787 tuvo gran clamor popular<br />

(recuérdese que la fiesta volvía a celebrarse tras de<br />

dieciséis años de haber sido extinguida por mandato<br />

expreso del monarca Carlos III, como tantas otras de<br />

España): En aquella ocasión la imagen iba acompañada<br />

de carros adornados y recorrió las calles de la villa en<br />

petición de limosna para sufragar las obras de un nuevo<br />

templo que se estaba edificando 43 , que seria el de la<br />

Iglesia Nueva.<br />

Acerca de la imagen antigua, desaparecida, de<br />

Nuestra Señora de la Concepción, además de participar<br />

en el octavario que se le dedicaba, hay que manifestar<br />

que era frecuentísima su presencia en rogativas «ad<br />

petendam pluviam», es decir, para implorar las lluvias,<br />

concurriendo en tales circunstancias los años de 1778,<br />

1808, 1861, 1876, 1877 y 1878 (con la participación en<br />

ese año de los gremios portando hachones y<br />

permaneciendo la imagen en la iglesia parroquial hasta<br />

que llovió), siendo célebres las rogaciones ordenadas por<br />

el cura Antonio Ibáñez Galiano 44 , siendo bajada en andas<br />

por estrechos y tortuosos senderos que hoy no<br />

aconsejaríamos (el camino del santuario será apto para<br />

carruajes a partir de 1883, tras delimitarse su trazado<br />

por el ingeniero Luis Pedro Márquez unos años antes,<br />

en 1879); mientras que por acontecimientos reales, se<br />

bajó en 1789 para conmemorar la proclamación del rey<br />

Carlos IV, y en 1823 para celebrar la entrada en Madrid<br />

del nefasto monarca Fernando VII; al igual que, en acto<br />

de acción de gracias, en noviembre de 1865 se bajó para<br />

solemnizar la función religiosa por haber librado a la<br />

población ese año del cólera morbo, invitándose a los<br />

devotos a través de bando municipal «para que la<br />

acompañen en la procesión... con la ropa y armas de<br />

costumbre»: y, junto con el Cristo del Sepulcro, en 1868<br />

descendió para recoger limosnas destinadas a las obras<br />

de la Iglesia Nueva, que se concluían «oficiosamente»<br />

en ese año 45 ; y en 13 de septiembre de 1885, para el<br />

solemne Te Deum, también de acción de gracias,<br />

celebrado en la Iglesia Nueva, por haber finalizado la<br />

epidemia de cólera que había registrado 331 muertos 46 .<br />

En todo tiempo fue usual que en la procesión,<br />

tanto a la bajada como a la subida (ésta más popular),<br />

acompañaran a la imagen labradores, pequeños<br />

propietarios y jornaleros (FIG. 3) siendo también asistida<br />

por comparsas tocadas con uniforme militar a guisa del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>, amparados por unas normativas u<br />

ordenanzas que arrancan de filies de la centuria.<br />

94<br />

FIG. 3- YECLA. Primitiva imagen de la Purísima Concepción,<br />

acompañada del pueblo, en una romería de hacia 1895 (Foto<br />

reproducción Tani).<br />

Tras la Guerra Civil de 1936-1939,<br />

sucesivamente serán adquiridas tres imágenes bajo esta<br />

advocación: una primera en 1939, obra de Bachaca,<br />

traída de Barcelona, que no agradó, y que hoy constituye<br />

la imagen peregrina, albergada en el Asilo de Ancian<br />

os; una segunda, procedente de Valencia en 1940, debida<br />

a un hijo del escultor Venancio Marco, que tampoco fue<br />

aceptada, por lo que se devolvió; y otra tercera,<br />

adquirida al escultor Miguel Torregrosa, de Alcoy, que<br />

complació y es la que hasta la actual idad se le tributa<br />

culto y participa en las Fiestas Patronales.<br />

En 1984 se actualizan y aprueban las<br />

ordenanzas o capítulos de un nuevo reglamento que<br />

ordene las Fiestas Patronales de Yecla, siendo numerosas<br />

las escuadras uniformadas que participan en sus desfiles<br />

y pasacalles, en la que se calcula un promedio de<br />

cuatrocientos veinte tiradores que disparan seis mil<br />

kilogramos de pólvora 47 .<br />

Entre los actos de la fiesta actualmente destacan<br />

el beneplácito; el día 6, el beso de la bandera; el día 7,<br />

alborada y bajada de la imagen de la Virgen desde el<br />

Santuario del Castillo a la Basílica Arciprestal, y en la<br />

tarde de ese día ofrenda de flores (que viene<br />

celebrándose desde 1954 -año de su coronación<br />

canónica-), con origen en las colonias yeclanas de<br />

Almansa, Elda, Valencia y otras localidades, que se<br />

allegan para depositar sus ofrendas ante la patrona en


esta fecha, en algunos casos desde lejanas tierras, y<br />

cumplir a modo de ritual); el día 8, misa mayor con<br />

sermón y procesión por la tarde. Una semana después,<br />

en el noveno día, se celebra la Minerva en la mañana<br />

(acto que consiste en la bendición de la soldadesca con<br />

la custodia), y al atardecer se realiza la subida de la<br />

imagen que es devuelta a la Ermita. Tanto en la bajada<br />

como en la subida existe la tradición de disparar<br />

arcabuzazos por parte de la soldadesca uniformada que<br />

acompaña a la imagen en esta romería.<br />

Actos como el «juego de la bandera» (FIG. 4)<br />

(que también se da en Abanílla) se vienen celebrando<br />

desde el siglo X<strong>VIII</strong> (del que da fe Cosme Gil Pérez de<br />

Ortega, cuando dice que ya se celebraba en «el<br />

recuenco»), siendo otros actos de reciente innovación,<br />

tales como el «beneplácito» (solicitud de permiso a la<br />

autoridad municipal para la celebración de la fiesta),<br />

instituido en 1980, y el beso de la bandera (una especie<br />

de «juramento»), de 1983.<br />

Los participantes en la comitiva de los actos<br />

siempre han sido varones, según contemplan los<br />

capítulos fundacionales, que, en las Ordenanzas de 1984,<br />

establecen en el articulo 66 lo que sigue: "El Arcabucero<br />

Tirador es el elemento básico de la soldadesca militante<br />

en la Compañía. Ostentan esta condición los varones<br />

mayores de edad, que, profesando la fe católica, se<br />

adscriban voluntariamente".<br />

La mujer en la fiesta aparece integrada en la<br />

Corte de Honor, siendo el único acto protagonizado por<br />

las mujeres de la localidad el de la ofrenda de flores que<br />

se celebra en la tarde de cada 7 de diciembre 48 . Próximos<br />

ya a cruzar el umbral de una nueva centuria y habiendo<br />

alcanzado éstas su mayoría de edad en este país muchas<br />

décadas atrás, sugerimos que, en los tiempos que corren,<br />

se podría satisfacer su plena integración en la fiesta como<br />

escuadristas (incluso disparando arcabuces), algo<br />

próximo a lo que sucede en los desfiles de las comparsas<br />

FIG. 4- YECLA. "Juego de la bandera" y salvas de arcabuceros<br />

en honor de la Purísima Concepción en una rancia instantánea<br />

de época que recoje un pintoresco atardecer en el momento<br />

de la "subida:, en que la imagen es devuelta a su santuario.<br />

(Foto de hacia 1920)<br />

de las Fiestas de Moros y Cristianos, de pueblos vecinos<br />

y otros más lejanos como Almansa, Villena, Sax,<br />

Abanilla, Caravaca de la Cruz, Alcoy, Elda y un largo<br />

etcétera.<br />

Preocupación al amparo de la devoción<br />

marianista en el municipio ha sido la creación de un<br />

centro cultural que se habilita en dependencias anejas<br />

al Eremitorio-San tuario del Castillo, en lo que fue<br />

edificio conventual a la vez que hospicio, y dedica a<br />

biblioteca especializada y museo de usos y costumbres<br />

de las fiestas patronales, un patrimonio de todos los<br />

yeclanos, sin exclusiones.<br />

Fiestas patronales dedicadas también a la<br />

Purísima Concepción se celebran en Mazarrón, y en<br />

Moratalla en la pedanía de Benizar.<br />

3.1.3. NIÑO TESUS (1 de enero)<br />

De la advocación en Yecla al Niño Jesús ya hay<br />

constancia en el siglo XVII, cuando se erige hacia 1622<br />

una ermita dedicada al Dulce Nombre de Jesús,<br />

convertida en parroquia en 1818, y desmantelada y<br />

edificada de nueva planta, por quedarse pequeña la<br />

anterior, entre 1881 y 1888 por el arquitecto Justo Millán<br />

sobre el mismo lugar 49 .<br />

En su festividad se le dedicaba un octavario,<br />

que se iniciaba el día de Navidad y que concluía con la<br />

onomástica, celebrándose misa y procesión con la<br />

imagen, acompañada de la correspondiente «Capilla de<br />

Música», por el siguiente itinerario: calles de Carlos III,<br />

Niño Jesús, Martínez Corbalán y Juan Ortuño.<br />

Invitado por el párroco del Niño asistía el<br />

Concejo, con banda de música, siendo la función<br />

costeada por el mayordomo 50 .<br />

Como es usual de otras festividades de la<br />

población, la víspera se encendían hogueras, tenia lugar<br />

el volteo de campanas y se disparaban cohetes y<br />

carretillas.<br />

3.1.4. REYES MAGOS (6 de enero)<br />

Desconocemos los orígenes de esta festividad<br />

en Yecla, aunque Ortuño Palao anota que en 1876 "la<br />

música recorría la población para festejar públicamente<br />

esta fecha" 31 . Según el mencionado historiador, era<br />

costumbre colocar juguetes y regalos en los zapatos de<br />

los niños a la puerta de su habitación (en otras ciudades<br />

en el voladizo de los balcones y en las repisas de las<br />

ventanas).<br />

Ya en nuestro siglo, la festividad de los Reyes


Magos era organizada y costeada por la Hermandad o<br />

Cofradía de las Animas del Purgatorio hasta casi finar<br />

la década de los años veinte. Desde 1928 se hace cargo<br />

de la misma la Sociedad «Unión Yeclana», con la<br />

celebración de una cabalgata en la que participaban<br />

heraldos y séquito, lo que le daba una gran vistosidad,<br />

con pasacalles y visita de la comitiva a diferentes centros<br />

asistenciales y de acogida (Asilos de Huérfanos y de<br />

Ancianos), con entrega de obsequios 52 .<br />

<strong>Año</strong>s transcurridos, hoy como antaño, la<br />

popular Fiesta de Reyes desde 1977 ha sido recuperada<br />

para la ciudad por el Excmo. Ayuntamiento, quien<br />

sufraga su celebración. Los actos consisten en su víspera<br />

en una gran cabalgata que se hace acompañar de castillos<br />

artificiales, teniendo lugar el reparto de juguetes en el<br />

recorrido por las arterias de San Francisco y de Martínez<br />

Corbalán, con gran concurso de niños.<br />

En el día de la onomástica la comitiva real visita<br />

tempranamente los diferentes centros asistenciales y de<br />

beneficencia de la ciudad, dirigiéndose posteriormente<br />

a la Iglesia parroquial de la Purísima donde se celebra<br />

la Misa de Reyes. Concluida la misma, a la salida de<br />

misa tiene lugar la despedida de los Magos por los niños.<br />

3.1.5. SAN ANTONIO ABAD (17 de enero)<br />

San Antonio Abad es un santo taumatúrgico,<br />

patrón de los labradores y protector de los animales, al<br />

que solícitamente se le pide que los libre de<br />

enfermedades, caídas y desgracias.<br />

En entorno próximo a la calle de Santa Bárbara,<br />

confluencia con la del Pintor Aguirre (lugar en el que<br />

tradicionalmente comenzaba el recorrido de las carreras<br />

de San Antón), se hallaba antaño un rabal y una ermita<br />

dedicada a San Antón 53 , ignorándose la fundación de la<br />

segunda (¿siglo XIV?), con cementerio anejo, que debió<br />

permanecer en pie hasta entrado el siglo XVI, en el que<br />

fue derribada la iglesita; y que formaría parte de algún<br />

caserío o habitat urbano, que por su quebrado perfil bien<br />

podría tratarse de alguna morería o judería<br />

bajomedieval, enclavada sobre un peñón rocoso que<br />

constituyen las calles de Algeciras y adyacentes 54 .<br />

Más tarde fue en la Ermita del Santo Hospital,<br />

popularmente conocida por "El Hospitalico" donde se<br />

tributó culto al patrono o protector de los animales<br />

domésticos con capilla propia (al menos desde el siglo<br />

X<strong>VIII</strong>) en el crucero derecha de la citada ermita, y,<br />

destruida la imagen durante la Guerra Civil, muy<br />

tardíamente -por 1980 - fue adquirida otra bajo la misma<br />

advocación, elaborada en olot o pasta de madera, que<br />

hoy preside la primera capilla del lado de la Epístola 55 .<br />

Menciona Ortuño Palao que en 1633 ya se<br />

recogían limosnas para la función religiosa, siendo uno<br />

96<br />

de los medios para recaudar fondos el pasear por las<br />

calles una marrana, que alimentaban los vecinos y<br />

después era vendida, con el fin de cubrir los gastos que<br />

tenía su cofradía con motivo de la fiesta; costumbre de<br />

origen francés que se suprimió en 1892 56 , y que fue tan<br />

frecuente en tantas otras villas y lugares de nuestra<br />

geografía: lo que popularmente se conocía como «pasear<br />

el gorrino de San Antón».<br />

Era costumbre, en la víspera de la festividad del<br />

santo (día de San Fulgencio) encender hogueras (en el<br />

ritual, quemar las barbas de San Antón o purificar los<br />

males) en la puerta de la Ermita de «El Hospitalico», en<br />

la que ardía la leña aportada por los agricultores; fogatas<br />

sobre las que que brincaban los mozalbetes más hábiles<br />

y diestros. (Como curiosidad cabe apuntar que en la<br />

población valenciana de Canals, en la sanantonada, se<br />

prepara una monumental hoguera de diecinueve metros<br />

de altura, compuesta de troncos traídos por los vecinos).<br />

El día de la onomástica del santo eremita (17 de<br />

enero -al que previamente antecedía un novenario-) se<br />

realizaba una función religiosa, consistente en procesión<br />

con la imagen del santo, que, desde su ermita, recorría<br />

(al menos desde 1868 -en lo antiguo, el itinerario sería<br />

otro hasta la Iglesia prrroquial de la Asunción-) la calle<br />

del Hospital, placeta de Ortega y calle de España, hasta<br />

llegar a la Iglesia parroquial de la Purísima, lugar en el<br />

que el volteo de campanas y el disparo de cohetes<br />

anunciaba el oficio de la Santa Misa que se celebraba.<br />

Finalizada ésta, la comitiva regresaba por las calles de<br />

Martínez Corbalán y del Hospital a la ermita del mismo<br />

nombre 57 . Posteriormente, hombres y bestias (las de tiro<br />

a veces engalanadas con vistoso atavío) solían dar tres<br />

vueltas a la ermita, para que a las caballerías no les<br />

entrara el muermo, ni la usagre, ni la «entripá» (cólico),<br />

por el siguiente itinerario: calle del Hospital, Placeta de<br />

Ortega, y calles de España y Jabonerías; concluyendo<br />

con la bendición de animales domésticos, a los que se<br />

les daba de comer un pan bendito, mezclado con romero<br />

y sal 58 .<br />

Modernamente, en el siglo XX, cada 17 de enero<br />

en la tarde, en el Paseo de la Estación tenían lugar las<br />

tradicionales carreras de caballos, y en las calles del Niño<br />

y del Hospital las carreras pedestres, estableciéndose<br />

unos premios para los participantes que consistían en<br />

un determinado número de palomos, de los que se hacía<br />

entrega a los ganadores por parte de los mayordomos.<br />

Originariamente, las carreras de caballos tuvieron ciertos<br />

visos de salvajismo, dado que los cabalgadores tenían<br />

que arrebatar, cual trofeo y al trote, los palomos que,<br />

vivos, se hallaban suspendidos y atados de una cuerda<br />

que cruzaba la calle de extremo a extremo, situada cerca<br />

de la línea de meta, con el consiguiente sufrimiento<br />

columbino, hasta que fue suprimido este sañudo ritual,<br />

frecuente, por desgracia, con gallinas, en otros rincones<br />

de la que se ha dado en llamar España profunda; carreras<br />

que dejaron de celebrarse a partir de los años cincuenta,<br />

y que, en tiempo pasado, fueron de gran regocijo


FIG. 5- San Antonio Abad. Pintura mural del siglo X<strong>VIII</strong> de la<br />

Ermita de los Hitos en el paraje homónimo. Yecla (Foto J. P. E,<br />

19901<br />

popular, transcurriendo, allá por el siglo X<strong>VIII</strong>, también<br />

en las calles del Hospital y del Niño, según registró<br />

Cosme Gil Pérez de Ortega cuando escribía en 1767 59 .<br />

De igual modo, ya a mediados del siglo X<strong>VIII</strong> se<br />

sacaba al santo en procesión, y contaba con mayordomo<br />

y cofradía propia que fue abolida. Al respecto,<br />

advertimos en una relación o Lista de las<br />

Congregaciones, Hermandades y cofradías fundadas en<br />

esta villa de Yecla...», dada en 1771, que la Cofradía de<br />

San Antonio Abad carecía de establecimiento real y no<br />

tenía aprobación del Ordinario (el Obispo de la diócesis),<br />

pues por devoción se prestaban anualmente dos devotos<br />

para recoger limosna por el pueblo, con el fin de recabar<br />

fondos económicos para los gastos de la misa mayor<br />

con sermón y procesión, celebrados en su festividad,<br />

únicos gastos que tenía dicha cofradía. Sus miembros<br />

ni se congregaban, ni celebraban juntas, careciendo de<br />

cualquier dotación, por lo que dicha cofradía quedaba<br />

extinguida, junto a otras muchas de la villa, a informe<br />

de Antonio Carrillo de Mendoza, Intendente de<br />

Murcia 60 , y posterior Real Decreto sancionado en 1776<br />

por el rey Carlos III. Se aduce que los labradores que<br />

pertenecían a su cofradía no morían del rayo.<br />

Alguna pintura mural dada de almagra y adscritas<br />

al siglo X<strong>VIII</strong> nos habla de la devoción al santo en el<br />

agro yeclano, con representaciones de San Antón en<br />

ermitillas rurales abandonadas y sin uso, como es el caso<br />

de la Ermita de los Hitos, donde vemos reproducida su<br />

97<br />

figura (FIG. 5), junto a un cerdo que le acompaña (cual<br />

evocación de la lujuria que tuvo que vencer) y una<br />

campanilla para llamar a los fieles 61 . Y algún diminuto<br />

retablito de azulejos modernos bajo misma advocación<br />

hallamos sobre el dintel de la puerta de un establo de la<br />

Casa de los Pinos, en el paraje de la Carrasquilla 62 .<br />

Desde 1994 la festividad de San Antón en Yecla es<br />

casi extinta, con la sola celebración en su onomástica de<br />

la misa y bendición de animales, desgajada ya del sabor<br />

popular que antaño tuviera, debido sin duda a la<br />

mecanización del campo.<br />

Romerías a San Antón concurren al Alcantarilla,<br />

Alguazas, Archena, Torres de Cotillas y otras localidades<br />

3.1.6. VIRGEN DE LA AURORA (28 de enero).<br />

En el siglo X<strong>VIII</strong> hay noticia de la existencia de la<br />

Cofradía de María Santísima del Rosario, a la que sin<br />

duda pertencecía la Hermandad de los Auroros, quienen<br />

son los que adquieren en el año 1752 al estatuario<br />

áspense Antonio Salvatierra una talla de escultórica de<br />

la Virgen de la Aurora, que entró el 28 de enero en<br />

solemnísima procesión a las 5 de la tarde en la villa,<br />

acompañada del Santísimo Rosario y siendo llevada a<br />

la Ermita de Santa Bárbara, y al día siguiente en<br />

procesión general a la Iglesia parroquial de la Asunción<br />

donde tuvo su capilla, de la que cuentan las crónicas<br />

que hubo danzas, norias, comedias, luminarias y otros<br />

festejos.<br />

Diversos son los cultos que se ofrendan en honor<br />

de la Virgen de la Aurora y que se han venido celebrando<br />

desde el advenimiento de la imagen a la que fue villa en<br />

1752, y se han conmemorado en Yecla por la Cofradía<br />

de los Auroros en el último domingo de enero de cada<br />

año, según el siguiente estado: En la víspera de su<br />

festividad tenía lugar el volteo de campanas y disparo<br />

de cohetes; y en el día que se la conmemora, misa<br />

solemne con homilía y procesión claustral en la Iglesia<br />

parroquial de la Purísima, templo donde se aloja la<br />

imagen desde 1868 63 .<br />

Goza la Cofradía o Hermandad del Rosario de la<br />

Aurora, formada por labriegos u hombres del campo,<br />

de una larga tradicción en Yecla (más de dos siglos) y<br />

de una honda popularidad por los rezos y cánticos<br />

(salves, gozos y coplas) que solían celebrar los domingos<br />

y festivos muy de madrugada, para asistir a la misa de<br />

alba y, en determinadas festividades de la Virgen (Octava<br />

de Navidad, La Encarnación, etc.); costumbre que, pese<br />

a los altibajos sufridos en los años sesenta del siglo XX,<br />

se mantiene hasta nuestros días.<br />

En una bien trazada semblanza el poeta Francisco<br />

Martínez Corbalán, frisando la década de los años<br />

treinta, recuerda como los auroros, de madrugada,


econfortados con el popular «calentico» (café con agua,<br />

azúcar y aguardiente) se reunían en el atrio de la Iglesia<br />

de la Purísima, abrigados con sus viejos capotes pardos<br />

de campo, embozados con sus altas capuchas, para<br />

entonar sus tristes psalmodias y, por grupos, recorrer<br />

así el pueblo hasta el alba 64 , acompañados del redoblar<br />

de unas campanillas, para ordenarles el compás.<br />

También, como poéticamete evoca Maximiliano G(arcía)<br />

Soriano, cada grupo se hacía acompañar de un farol,<br />

cantando con fervor salmos y otras canciones diversas 65<br />

(FIG. 6).<br />

Los cánticos de los auroros (sólo con voces de<br />

hombres) están dedicados a la Virgen, a Cristo y a los<br />

santos más populares. Además, es frecuente también que<br />

entonen salmos de enfermos y eleven cantos de ánimas,<br />

mediante el empleo de una docena de tonos musicales<br />

diferentes, que se hacen acompañar de una o dos<br />

campanillas.<br />

Las noches de las festividades mencionadas era<br />

costumbre ir a la casa donde se hallaba un cuadro<br />

dedicado a la Virgen de la Aurora para rezar el rosario,<br />

cantar y acabar con una colación.<br />

De la devoción popular a la Virgen de la Aurora<br />

dan cuenta dos óleos sobre lienzo bajo esta advocación<br />

que recorrían el pueblo en visitas domiciliarias, uno en<br />

la feligresía de la Parroquia del Niño Jesús y el otro en<br />

la Parroquia de la Asunción; conservados, el primero,<br />

en domicilio particular, que data de 1856, acaso pintado<br />

por José Reig y Pérez, antes en la Ermita de Santa<br />

Bárbara 66 , y el segundo, fechado en 1907, alojado en la<br />

primera capilla del lado de la Epístola de la Iglesia<br />

parroquial de la Purísima 67 .<br />

Entre otras ciudades destacables donde han tenido<br />

incidencia los auroros, cabe reseñar la población<br />

valenciana de Ollería, donde salía el Rosario de la Aurora<br />

con música desde la Ermita de la Divina Aurora, así<br />

como en Pozohondo (Albacete).<br />

También los auroros (o «despertadores», guiados<br />

por el «convocaor») están presentes tanto en la obra de<br />

autores locales como de escritores que por el lugar<br />

anduvieron, y de otros foráneos que a tierras murcianas<br />

se acercaron, unos alabándolos y otros denostándolos.<br />

El novelista José Martínez Ruiz, «Azorín», muy<br />

vinculado a Yecla -ya que de niño estudió en los<br />

Escolapios-, en su obra La Voluntad 68 , publicada en 1902,<br />

en el capítulo XXV, que dedica al maestro Yuste, dice de<br />

los auroros con respeto exquisito:<br />

«De pronto canta en la calle la vieja cofradía del Rosario.<br />

El coro rompe en una larga melopea, monótona y llorosa. Las<br />

campanillas repican persistentes; las voces cantan plañideras,<br />

ruegan, suplican, imploran fervorosas».<br />

Y tras alejarse el coro y entonar canciones desde<br />

"O<br />

FIG. 6- YECLA. Cofradía del Rosario de la Aurora,<br />

acompañando un lienzo de su advocación del año 1856 (Foto<br />

Tani, de hacia 1960).<br />

más largo trecho, prosigue:<br />

«Ya en la lejanía, apenas se perciben, a retazos, la súplica<br />

fervorosa de los labriegos, de los hombres sencillos, de los<br />

hombres felices».<br />

Y más contemporáneamente, el escritor José Luis<br />

Castillo Puche, de fama universal, que nació en la Placeta<br />

de San Cayetano de Yecla, en su novela Con la muerte<br />

al hombro 69 , ambientada en una imaginaria Hécula (que<br />

es lo mismo que decir Yecla), publicada en 1954, describe<br />

pueblo, paisaje y paisanaje de una noche heculana,<br />

recordándolos:<br />

«¿Qué hará Hécula en esta noche invernal? Los<br />

«auroros», enfundados en panas viejas y tiesos capotes, irán<br />

por un callejón oscuro tocando la campanilla, cantando a las<br />

«ánimas» para que libren de las llamas del purgatorio al alma<br />

escuálida de algún vecino que murió pisoetado por una mula.<br />

Cantarán una y más veces la extraña melopea».<br />

Los cofrades de la Aurora, muy propios de la<br />

Región de Murcia, como apuntan Ismael Galiana y<br />

Adolfo Fernández, «dan fe de un folklore que se pierde<br />

en la noche de los siglos y que se ha ido transmitiendo<br />

oralmente, de generación en generación» 70 . Continúan<br />

manifestando los referidos autores que, en Murcia,<br />

fracasaron cuantas tentativas se hicieron en aras de<br />

difundir su añejo folklore más allá de los huertos.<br />

Entusiasta admirador de los auroros fue el<br />

hispanista Walter Starkie, a quien no le agradó su mal<br />

fario, recordando que su primera impresión al verlos<br />

fue la de encontrarse ante «una banda de ladrones<br />

decrépitos», vistos, como él los vio, a la grisácea luz<br />

auroral, encapuchados con sus capirotes.<br />

Los auroros, como definen Galiana y Fernández,<br />

son un producto natural no contaminado, de una<br />

simplicísima rusticidad en las letras que entonan y en<br />

sus voces (melodía y contrapunto), sin papel pautado,<br />

ni tecnicismos 71


3.1.7. LA CANDELARIA (2 de febrero)<br />

Con esta celebración la Iglesia conmemora el acto<br />

de la purificación de la Virgen María después del<br />

alumbramiento del Niño Jesús y el de la presencia de<br />

éste en el templo.<br />

De la fiesta de la Candelaria, menciona Juan<br />

Blázquez que en Yecla hay noticias desde principios del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>, pues en 1710 se nombraba comisarios para<br />

que se encargasen de su celebración, siendo los mismos<br />

que los del Corpus y teniendo un escaso presupuesto 72 .<br />

Según ocasiones se canta el «Nunc dimittis servum<br />

tuum» (Nunca dejaré de ser siervo tuyo), frase que<br />

pronunció el anciano Simeón al recibir en sus brazos a<br />

Jesús cuando fue presentado en el templo, motivo que<br />

es objeto de la fiesta de la Candelaria.<br />

La palabra Candelaria procede del término<br />

candela, símbolo de la vida humana. Desde 1700 las<br />

parturientas participaban en su procesión 73 . Hoy es una<br />

celebración de escaso eco social, con misa, procesión<br />

claustral (con madres y niños nacidos en el año) y<br />

bendición de candelas que se llevan encendidas en esta<br />

festividad y que se distribuyen entre los fieles.<br />

En la Región de Murcia esta festividad goza de<br />

una cierta importancia en Alhama, con procesión al<br />

Collao y merienda; en Beniel, con disparo de tracas,<br />

Lorca (La Hoya) y Alquerías.<br />

3.1.8. SAN BLAS (3 de febrero)<br />

Cosme Gil Pérez de Ortega da noticia de que en el<br />

siglo X<strong>VIII</strong> en la Iglesia vieja de la Asunción había una<br />

capilla dedicada a San Blas, propia de los Vicente y los<br />

Bernal 74 que debía albergar una talla de este santo desde<br />

FIG. 7- YECLA. Hornacina acristalada albergando una imagen<br />

de San Blas, en la casa n° 16 de la calle de la Iglesia (Foto<br />

Javier Delicado, 31 de Diciembre de <strong>1996</strong>).<br />

99<br />

el siglo XVI, momento en que su culto tendría una cierta<br />

significación. Sin embargo, en el siglo XVII la fiesta, que<br />

consistía en una procesión seguida de misa y música,<br />

había declinado, subrayando Juan Blázquez que a partir<br />

de 1640 tuvo escasa relevancia, y para la que el<br />

Ayuntamiento tenía asignados tan solo 100 reales para<br />

su mantenimiento 73 .<br />

Por una relación de cofradías realizada en 1771 se<br />

conoce que el santo tenía cofradía sin dotación, estaba<br />

fundada en la Iglesia parroquial de la Asunción y tenía<br />

aprobación del Ordinario, siendo disuelta en la fecha<br />

indicada 76 .<br />

Pero el centro de la devoción popular lo ha<br />

constituido desde siempre el barrio antiguo de la ciudad<br />

y el entorno del añoso arco de la iglesia vieja de la<br />

Asunción, próximo a las cuevas de saliente, y, en<br />

particular, la casa núm. 16 de la calle de la Iglesia, en lo<br />

alto de la costana de la calle de la Morera. Allí, en una<br />

hornacina neogótica (FIG. 7), acristalada, encastrada en<br />

una fachada blanqueada, se halla una talla de San Blas<br />

obispo, de vestir, mitrado, que viste amplia casulla roja<br />

y porta báculo en la izquierda.<br />

Las citadas calles fueron célebres por las hechiceras<br />

que allí habitaron: en 1767, Francisca Azorín, apodada<br />

«La Padre Nuestra»; y en 1773, María Castaño, «La<br />

Sevillana», quien estuvo recluida un año en la Casa de<br />

Recogidas de Murcia por dictado del Tribunal del Santo<br />

Oficio 77 ; Casa que fue dotada por el cardenal Luis<br />

Belluga y Moncada en sus «Pías Fundaciones».<br />

Y es en ese lugar, donde al igual que en el ayer, los<br />

devotos se siguen allegando para conmemorar al santo<br />

obispo de Sebaste. Así, la víspera de la festividad los<br />

cofrades desde la casa del mayordomo (cada año es uno<br />

el elegido) se dirigen hasta la hornacina de San Blas en<br />

la calle de la Iglesia, donde se enciende la tan tradicional<br />

hoguera cual fuego purificador y rito propiciatorio (por<br />

aquello de que preservaba de demonios y espíritus),<br />

acompañada de disparo de cohetes, mientras que el<br />

vecindario organiza su tertulia mientras degusta frutos<br />

secos y tramuzos (es invierno) y riega el gañote con tinto<br />

añejo.<br />

Al día siguiente, en la jornada de la fiesta, las<br />

mujeres en sus hogares muy tempranamente se afanan<br />

en amasar y macerar la harina y dar forma a cerca de<br />

10.000 panes benditos, panes de San Blas 78 , adornados<br />

artesanalmente, para llevarlos al horno y cocerlos, y<br />

después engalanarlos con «pajaritas» (varillas decoradas<br />

con tiras de papel recortadas) y pequeñas figuritas de<br />

masilla de harina, agua y patata cocida que representan<br />

motivos caprichosos como flores, pájaros, sombreros o<br />

jarroncillos, e incluso en el centro, efigiado, el santo. Las<br />

bandejas que contienen los panes se adornan con<br />

blondas y encajes, y algunos panes (los de los<br />

mayordomos) adquieren unas dimensiones superiores<br />

al metro de diámetro y requieren una esmerada


FIG. 8- YECLA. Fiesta de San Blas. Procesión por la calle de<br />

la Corredera. (Foto Achivo Gabinete Municipal de<br />

Comunicación, Febrero <strong>1996</strong>).<br />

confección.<br />

Constituye la celebración de la cuatro veces<br />

centenaria fiesta de San Blas (siempre en domingo) un<br />

día de regocijo. El gentío desde el atrio de la Purísima<br />

marcha en procesión llevando al santo a hombros (una<br />

talla de escayola albergada en la girola de la Basílica<br />

donde tiene su altar) (FIG. 8), acarreando panes de todos<br />

los tamaños, colocados en unas andas con una altura de<br />

tres o cuatro niveles y adornados de «pajaritas», por el<br />

recorrido tradicional: calles de Martínez Corbalán, Plaza<br />

Mayor, Corredera (FIG. 9), Hospital y España. Una vez<br />

en la iglesia se celebra misa solemne con el tradicional<br />

volteo de campanas tras de lo cual se bendicen los panes.<br />

Posteriormente los fieles en sus casas los reparten entre<br />

familiares y allegados 79 , existiendo la costumbre de rezar<br />

un Padrenuestro previamante antes de comerlos para<br />

que el santo los libre de los males de la garganta.<br />

Maximiliano García Soriano, sobre «Los panes de<br />

San Blas» 80 (así titula), hizo o compuso la siguiente trova:<br />

«Panes grandes, bien sobados,<br />

muy dulces algo anisados<br />

que para que sean cocidos<br />

en hornos son derribados<br />

los arcos al ser metidos».<br />

Por la tarde en la Plaza Mayor tienen lugar actos<br />

lúdicos en honor del santo, celebrándose carreras de<br />

100<br />

FIG. 9- YECLA. Fiesta de San Blas. Gentío portando los "panes<br />

benditos" adornados de "pajaritas. (Foto Achivo Gabinete<br />

Municipal de Comunicación, Febrero <strong>1996</strong>).<br />

sacos, chocolates de cómicos, la popular piñata (rotura<br />

de olla repleta de sorpresas) y gran cucaña, que hacen<br />

las delicias de la chiquillada 81 .<br />

San Blas también es celebrado en San Javier con<br />

romería.<br />

3.1.9. CARNAVAL (antesala de la Cuaresma)<br />

El Carnaval o las carnestolendas en el mundo<br />

cristiano, como bien define el antropólogo Julio Caro<br />

Baroja, es el contrapunto a la reacción previa a la rigurosa<br />

penitencia que en otro tiempo imponía la Cuaresma 82 .<br />

Según el autor, tal como se ha celebrado desde la Edad<br />

Media, no depende de los antecedentes clásicos, sino<br />

que es hijo del cristianismo, precisamente por su<br />

contraposición a la austeridad cuaresmal.<br />

La costumbre de disfrazarse durante las<br />

celebraciones carnavalescas responde a la misma<br />

voluntad de evasión, en este caso hasta un intento de la<br />

pérdida de identidad.<br />

Subraya Federico Revilla 83 que el carnaval, a<br />

menudo, ha sido personificado en muñecos grotescos y<br />

peleles, muchos de los cuales se destinaban a ser<br />

quemados, siendo muchas las celebraciones populares<br />

registradas en España por Caro Baroja.


En Yecla el preámbulo de la Cuaresma (días que<br />

preceden al Miércoles de Ceniza) conlleva el flujo de<br />

los carnavales, reestablecidos a fines del siglo XIX y<br />

protagonizados por la burguesía acomodada, con la<br />

celebración de mascaradas (crítica a la pompa y a la<br />

ostentación) y del Entierro de la Sardina, canto burlesco<br />

tomado de la capital murciana, que constituye la<br />

expresión jocosa y satírica de la finalización de la<br />

abstinencia sufrida tras el largo período callejero. Tras<br />

el ocaso del Carnaval en Yecla durante la Dictadura<br />

franquista en que estuvo prohibido, con la recuperación<br />

de las libertades perdidas (momento de la transición), a<br />

partir de 1983 recuperó toda su fuerza a iniciativa del<br />

Cine Club «Odeón», siendo ésta una de las fiestas más<br />

multitudinarias que tienen lugar en la ciudad, con la<br />

celebración en la actualidad de cabalgatas con carrozas<br />

acompañadas de chanzas, charangas y chirigotas, con<br />

sátiras sociales corrosivas hacia personajes de la vida<br />

política y cultural, ideadas con el sano objetivo de<br />

ridiculizar sus actuaciones (FIG. 10), y contando con la<br />

celebración de un populoso baile de máscaras, donde<br />

los participantes se atavían con los más singulares<br />

disfraces, que discurre por el largo itinerario de las calles<br />

Rambla, San José, San Francisco y San Antonio, donde<br />

se lanzan confetis, nieve artificial y chorros de espuma<br />

de colores en un ambiente de auténtica algarabía,<br />

acompañado de la música y de la danza 84 .<br />

Una de las atracciones más llamativas es la quema<br />

de Don Carnal el martes de Carnaval y entre los actos<br />

que se barajaban en 1995 para el futuro era la celebración<br />

del «baile del Piñata» como acto carnavalesco 85 , propio<br />

del baile de máscaras (FIG. 11).<br />

En Yecla, de este espectáculo callejero, o al menos<br />

de la celebración de mascaradas, hay noticia en 1720, y<br />

en momentos de la francesada (diciembre de 1813 e «in<br />

extenso» de 1814), siendo proscritas a mediados del XIX<br />

y restableciéndose algo después -en 1892 hay noticias<br />

de su celebración-, con bailes de máscaras que tenían<br />

lugar en casinos y teatros, acto que distinguía a la<br />

burguesía del momento 86 .<br />

FIG. 10- YECLA. Baile de máscaras durante las<br />

carnestolendas. (Foto Achivo Gabinete Municipal de<br />

Comunicación, Febrero 1995).<br />

101<br />

FIG. 11- YECLA. Cabalgata nocturna con el desfile de carrozas<br />

y chirigotas en la festividad del Carnaval. (Foto Achivo<br />

Gabinete Municipal de Comunicación, Febrero 1995).<br />

En cuanto a la Cuaresma, recuerda Ortuño Palao,<br />

que era vivida en el siglo X<strong>VIII</strong> como un tiempo fuerte<br />

para vivir en religiosidad, no solo por los ayunos<br />

prolongados y abstinencias, sino también por los<br />

sermones penitenciales que se pronunciaban tres días a<br />

la semana, asistiendo casi todo el pueblo 87 .<br />

La predicación cuaresmal era desarrollada con<br />

eficiencia y eficacia por los franciscanos, por cuya<br />

contribución el convento (fue su época dorada en<br />

acepción de Juan Blázquez) obtenía pingües beneficios,<br />

teniendo éste importantes trifulcas y confrontaciones<br />

con el Ayuntamiento de la villa por el asunto económico<br />

desde 1794.<br />

3.2. CICLO DE PRIMAVERA<br />

Tras de la Semana Santa y con la alegría de la<br />

Pascua de Resurrección surge el momento de las<br />

celebraciones tradicionales, de otros ritos que conviven<br />

en este momento del año. Tiene lugar la bendición de<br />

los campos. Es época de romerías y entre sus<br />

peculiaridades se da la tradicional merienda campestre<br />

en grupos.<br />

Yecla vive en los meses de primavera y verano una<br />

auténtica explosión de alegría popular de un fuerte<br />

arraigo (San Marcos, la Exaltación de la Cruz, San Isidro<br />

Labrador). Son fiestas que siempre tuvieron el mismo<br />

origen: Celebrar los frutos de las cosechas que da la<br />

tierra.<br />

Por otra parte el mes de mayo supone el reflejo<br />

ancestral del culto al amor y a la naturaleza, tiempo<br />

poético de manifestaciones líricas (San Isidro Labrador).


3.2.10. SANTO CRISTO DEL SEPULCRO<br />

Las procesiones de rogativas en el decurso de la<br />

historia tienen en Yecla como cabecera al Cristo de la<br />

Cama (así denominado en el siglo X<strong>VIII</strong>) o Cristo del<br />

Santo Sepulcro, imagen de vulgar y primitiva leyenda,<br />

la de los dos peregrinos, cuya difusión es producto de<br />

la mentalidad del siglo XVII (así ocurre en Villena con<br />

la Virgen de las Virtudes y los dos peregrinos<br />

desaparecidos que transportaban en un arca la efigie de<br />

la imagen; en Villar del Arzobispo con la Virgen de la<br />

Paz; y en tantos pueblos de Andalucía con variedad de<br />

otros Cristos y Vírgenes) 88 . Tal es la cantidad de bajadas<br />

penitenciales que sufrió la imagen primitiva desde lo<br />

alto del Cerro del Castillo abajo a la ciudad que, a<br />

mediados del XIX ante tan desmedido abuso, tuvo que<br />

reglamentarse.<br />

La devoción al Cristo del Sepulcro en Yecla data<br />

del siglo XVII, pues a la época de entre 1640 y 1660 debe<br />

adscribirse la primitiva imagen del Cristo yacente, según<br />

revelan sus detalles artísticos (la severidad barroca), obra<br />

que atribuimos al escultor Juan Muñoz, con capilla<br />

propia, renovada en 1856 y cien años después levantada<br />

de nueva planta, en el Eremitorio-Santuario del<br />

Castillo 89 .<br />

También existe noticia en una relación o «Lista de<br />

las Congregaciones, Hermandades y Cofradías<br />

fundadas en esta villa de Yecla», de 1771, que venimos<br />

citando con harta frecuencia, de que había una Cofradía<br />

del Santísimo Cristo del Sepulcro fundada en la<br />

parroquial de la Asunción, con aprobación del Ordinario<br />

y siendo disuelta dicho año 90 .<br />

Durante la segunda mitad del siglo X<strong>VIII</strong> y<br />

primeras décadas del XIX el azote de la sequía<br />

(importantes las de 1798 y 1800), tempestades (en 1805),<br />

plagas de langosta (memorables las de 1750,1755 -en la<br />

que se contrató a Joaquín de Burgos, que por 60 reales y<br />

a base de conjuros las hizo desaparecer-, 1758 y 1804) y<br />

de tercianas (en 1786 y 1802), hizo que las grandes<br />

rogativas implorando el auxilio divino estuviesen a la<br />

orden del día. Así, no se sabe la cantidad de veces que<br />

se bajó al Santo Cristo del Sepulcro para tal fin, de las<br />

que hay constancia documentada en los años de 1764,<br />

1787, 1798, 1800 y 1803. En estas procesiones de<br />

rogativas, según menciona Ortuño Palao, los labradores<br />

se cargaban de pesadas piedras para una mayor<br />

mortificación 91 y penitencia.<br />

Describe Giménez Rubio que en 1850 «se formó<br />

una asociación de labradores y se convinieron en hacer<br />

una función anual al Señor del Sepulcro, que aún<br />

continúa -por 1865-.Se baja del castillo el sábado<br />

inmediato siguiente a la Pascua de Resurrección en la<br />

tarde. Al día siguiente -domingo- se hace procesión<br />

general también en su tarde con gran lucimiento, y<br />

empieza una solemne octava con misa, sermón y novena<br />

por la noche... En la tarde del domingo siguiente se<br />

102<br />

restituye la imagen a su santuario con inmensa<br />

concurrencia y las mayores muestras de veneración y<br />

recogimiento 92 .<br />

En 1856 el muy mediocre y más que patético<br />

escultor Antonio José Palao y Marco realizó una urna<br />

(FIG. 12) de resabios renacientes para el Cristo y se<br />

mejoró su capilla pintándola al temple José Reig y<br />

Pérez 93 , fijándose en el año que la procesión se realice<br />

en marzo dedicándosele un novenario.<br />

Haciendo referencia en 1848 Giménez Rubio a la<br />

devoción del Cristo y -pásmense- al origen godo de la<br />

imagen, sobre su presencia en las rogativas y mérito<br />

artístico -que lo tuvo, sin duda-, en su manuscrita obra<br />

(luego publicada) Memoria histórica de la función que<br />

anualmente se celebra en la villa de Yecla, a la<br />

Concepción de la Virgen María.... anota:<br />

«Venera la devoción yeclana en este templo, la<br />

imagen de Jesús en el Sepulcro, y a quien se dirigen<br />

fervorosas preces por los vecinos animados del mayor<br />

amor, compunción y esperanza en todas las ocasiones<br />

(por desgracia tan frecuentes) en que escasean las lluvias;<br />

y se considera su intercesión como el único medio capaz<br />

de servir de lenitivo a sus aflicciones. Imagen majestuosa<br />

FIG. 12- YECLA. Primitiva Capilla del Cristo del Santísimo<br />

Sepulcro albergando la imagen del Cristo yacente y su<br />

correspondiente urna, desaparecidas, en una instantánea de<br />

hacia 1920 (Archivo Fotográfico Tani).


FIG. 13- YECLA. Bajada procesional del Cristo del Sepulcro<br />

desde el Santuario del Castillo a la ciudad (Foto Tani, 19 de<br />

Marzo de 1994).<br />

y grave y sumamamente dolorida, construida con arte<br />

especial y delicado y digna de atención por mil<br />

conceptos para los artistas...» 94 .<br />

Previamente, en 1843, se había reglamentado la<br />

bajada del Cristo para evitar abusos. En 1868, junto con<br />

la imagen de la Purísima Concepción, se bajará dos<br />

veces, una para recoger limosnas con el fin de concluir<br />

la Iglesia Nueva, y otra, en diciembre de dicho año, para<br />

tomar posesión de la recién inaugurada basílica como<br />

patronos de Yecla. <strong>Año</strong>s después volverá a participar<br />

en las rogativas de abril de 1877 y marzo de 1878 (en<br />

ambas ocasiones acompañado de la Purísima, y en la<br />

segunda con la participación de gremios portando<br />

hachones encendidos y soldadesca uniformada de<br />

tiradores), y ya en nuestro siglo, la nueva imagen en<br />

1945 ante la escasez de lluvias. En abril de 1953 presidiría<br />

la Misión (predicación) que los Jesuítas llevaron a cabo<br />

en la población y áreas rurales, y en noviembre de 1956<br />

nueva rogativa para implorar las lluvias.<br />

Desaparecida la imagen primitiva en los<br />

prolegómenos de la Guerra Civil, en 1940 se adquiere<br />

otra al alcoyano Miguel Torregrosa y en 1942 el ebanista<br />

José Villanueva Sanchiz hace la urna del sepulcro.<br />

Al igual que en el siglo anterior hoy la imagen del<br />

Cristo, en la tarde del sábado al domingo anterior al<br />

Domingo de Ramos es bajada procesionalmente (FIG.<br />

13) a la Basílica para su novenario, donde a su llegada<br />

se celebra misa solemne y besamanos, y tiene lugar una<br />

vigilia nocturna. Al día siguiente, domingo en la tarde,<br />

procesión y santa misa; y al domingo siguiente,<br />

Domingo de Ramos, bendición de palmas y al atardecer<br />

procesión con la imagen que regresa al santuario.<br />

103<br />

3.2.11. NUESTRA SEÑORA DE LA<br />

ENCARNACION<br />

La Ermita de Nuestra Señora de la Encarnación,<br />

primera parroquia de la que fue villa, data del siglo XIV<br />

o XV y fue la primera advocación que tuvo el Santuario<br />

del Castillo, titularidad que ostentó hasta el año 1819,<br />

en que fue sustituida por la de la Purísima Concepción,<br />

efigiada en una imagen vestidera que desapareció en<br />

1936 y a la que se le daba culto desde fines del siglo<br />

XVII en un pequeño camarín (edificado otro nuevo y en<br />

distinto emplazamiento entre 1880 y 1886). Por eso la<br />

soldadesca que, junto al capitán Martin Soriano Zaplana,<br />

regresó de Vinaroz en 1642 y subió al castillo en acción<br />

de gracias, rindió tributo a Nuestra Señora de la<br />

Encarnación (FIG. 14), representada en una pintura<br />

sobre tabla de «La Virgen de la Leche», de 175 x 92 cms.,<br />

del siglo XV (?), debida a Barnabé de Mutina o a otro<br />

pintor de la escuela sienesa de su época, y nunca a la<br />

Purísima Concepción como erróneamente viene<br />

observando la historiografía tanto local como foránea,<br />

ignorando que el tema ya lo dejamos aclarado en su día<br />

FIG. 14- YECLA. La Virgen de la Leche (o "Nuestra Señora de<br />

la Encarnación). Pintura sobre tabla de 175 x 92 cms. acaso de<br />

Barnabás de Mutina o de otro pintor italiano de su época. Siglos<br />

XIV-XV. Obra hoy perdida, fue imagen titular del Santuario<br />

del Castillo hasta 1819, fecha en que Santuario del Castillo<br />

hasta 1819, fecha en que se arrumbó en la sacristía (Foto<br />

Archivo Instituto Diego Velázquez, Consejo Superior de<br />

Investigaciones Científicas. Madrid. De hacia 1905).


eproduciendo la fotografía de la tabla de referencia 95 , y<br />

que volvemos a reiterar. El ambiguo nombre genérico<br />

de Virgen del Castillo que refieren los documentos, tanto<br />

en el pasado como en el presente, es el que ha inducido<br />

a los historiadores a no discernir una advocación de otra.<br />

Por otro lado de la tabla en cuestión debía saber mucho<br />

el alcalde y militar Pascual Spuche y Lacy, quien se la<br />

llevó a su casa a cambio de ornamentos nuevos hacia<br />

1900 por el mal estado en que se encontraba, salvándola<br />

de una mala restauración que ya había comenzado -<br />

como apuntara González Simancas-, hallándose hoy en<br />

paradero desconocido, quizás vendida a algún que otro<br />

antiquario o coleccionista de obras de arte por los años<br />

veinte.<br />

De la devoción a Nuestra Señora de la Encarnación<br />

en Yecla proporcionaron noticias de leyenda épica en<br />

centurias pasadas tanto historiadores locales (Cosme Gil<br />

Pérez de Ortega y Pascual Giménez Rubio) como<br />

foráneos (Bernardo Espinalt y García).<br />

El capitán de infantería Cosme Gil Pérez de Ortega<br />

en sus Fragmentos históricos de la villa de Yecla,<br />

redactados en 1777, en el capítulo segundo que titula<br />

«Reflexiones discursivas sobre antiguos vestigios de<br />

Yecla», anota:<br />

«Su oreja derecha -imagina que el Cerro del<br />

Castillo es un Polifemo- mantiene hoy un torreón con<br />

cuatro valenones a los cuatro vientos que sirven para<br />

conjurar las tempestades y bendecir los campos. Por la<br />

faz pasa la viacrucis. En el hombro derecho esta la<br />

antigua parroquia de Nuestra Señora del Pópulo, con<br />

título de la Encarnación en donde se venera inmemorial<br />

la prodigiosa admirable Ymagen de nuestra Patrona y<br />

Madre, la Bienaventurada Virgen María, con título de<br />

Purísima Concepción, en donde tiene un curioso aunque<br />

pequeño camarín».<br />

Y tratando de festividades, añade después al<br />

capítulo 22, sobre «Diversiones y romerías de Nuestra<br />

villa de Yecla y sus inmediaciones»:<br />

«Aunque en el día no nos queda más romería que<br />

la del glorioso Evangelista San Marcos (porque la de las<br />

doncellas del reyno de Valencia a Nuestra Señora de la<br />

Encarnación expiró) tenemos en las inmediaciones de<br />

Yecla... 96<br />

Un año después, en 1778, el que fue Oficial de<br />

Correos Bernardo Espinalt y García, en el Atlante<br />

Español, Tomo I, que dedica al Reyno de Murcia, en el<br />

capítulo que asigna a Yecla, expone acerca del Santuario<br />

del Castillo y de la tabla de la Encarnación que presidía<br />

el «principal altar», es decir, el presbiterio:<br />

«La (parroquia) que havía antiguamente en el<br />

Castillo, es hoy Congregación de Hermitaños de nuestra<br />

Señora de la Concepción: se ignora la fundación de ésta,<br />

que fue Parroquia antes de la Invasión de los Moros, y<br />

104<br />

se cree, por tradicción. que se veneró en ella a Jesu-<br />

Christo por Christianos Muzárabes, durante la mansión<br />

de los Mahometanos en España, y lo acreditan las letras<br />

Góticas de sus paredes que se picaron, y hermosearon<br />

en el año de 1740. Se venera en ella la Imagen de Tesús<br />

en la Cama. La Virgen, que existe en su principal Altar,<br />

de la Encarnación, es semejante en un todo a nuestra<br />

Señora del Pópulo de Roma, cuya pintura, que se<br />

atribuye a San Lucas, convence de su antigüedad» 97<br />

En el siglo que continúa, Pascual Giménez Rubio,<br />

historiador y abogado, en su Memoria histórica de la<br />

función que anualmente se celebra en la Villa de Yecla,<br />

a la Concepción de la Virgen María.... manuscrita en<br />

Yecla en diciembre de 1848 y publicada impresa en<br />

Albacete en 1849, dice al describir el altar mayor de la<br />

ermita emulando a Espinalt (que luego relatará también,<br />

diecisiete años después, en su Memoria de apuntes para<br />

la historia de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p.<br />

74):<br />

«Había en el altar mayor de ella una preciosísima<br />

imagen pintada en madera con titulo de LA<br />

ENCARNACION, que daba nombre al templo: y a quien<br />

el diestro pincel del piadoso monge Lucas dio celestiales<br />

matices. Valiéndonos de la espresión entusiasta de un<br />

erudito antiguo y compatricio, que está citado en las<br />

notas que van al final -Espinalt en su «Atlante Español»,<br />

Tomo I, dedicado al «Reyno de Murcia», Madrid, Impr.<br />

de Pantaleón Aznar, 1778, p. 159-. Es retrato verdadero<br />

de la que pintan los epitalamios sagrados: «Nigra sum,<br />

sed formosa» (negra soy, pero hermosa), de color<br />

etiópico y en un todo semejante a nuestra Señora del<br />

Pópulo de Roma. Según puede verse hoy día que aún<br />

se conserva arrinconado en la sacristía -y después en la<br />

Capilla del Sepulcro- aunque muy deteriorada».<br />

Y tras dilucidar sobre San Lucas Evangelista y el<br />

monje Lucas del siglo IV, a quienes atribuían la tabla,<br />

trata de su devoción:<br />

«En tiempos remotos hera tanto el afecto y tan<br />

grande el culto que se prestaba a esta imagen por su<br />

celebridad, que venían en caravanas del Reyno de<br />

Valencia procesiones de doncellas cantando metros<br />

armoniosos y dulces himnos en su alabanza, y a ofrecer<br />

sus tiernos votos y cumplir las inocentes ofrendas de<br />

sus azares. Y es fama -según hemos visto en varios<br />

manuscritos- (añadirá en 1865) que estas romerías se<br />

reprodujeron anualmente hasta muchos días después<br />

de la restauración en España 98 (se refiere hasta después<br />

de 1707, año en el que se instaura la Casa de Borbón en<br />

España con el advenimiento al trono del rey Felipe V).<br />

Como dato a significar a finales del siglo XVI,<br />

según las recientes investigaciones llevadas a cabo por<br />

Liborio Ruiz Molina, la Virgen de la Encarnación, en<br />

dicho momento, figuraba en cuarto lugar en función de<br />

los testamentos otorgados a advocaciones marianas de<br />

la villa, por detrás de la Concepción de la Virgen,


Nuestra Señora de Orito y Nuestra Señora de las<br />

Virtudes".<br />

3.2.12. SEMANA DE PASION<br />

Es éste un tiempo sagrado cuya semana se<br />

relaciona con los siete días de la creación del mundo;<br />

un tiempo sagrado de purificación y renovación,<br />

variable en fecha pero siempre coincidente con el<br />

despertar de la primavera, lo que daría pie a considerar<br />

la Semana Santa de cualquier población, como bien<br />

sugiere López Martínez, como la cristianización de<br />

rituales tradicionales relacionados con el tiempo<br />

agrario 100 .<br />

El florecimiento de las procesiones<br />

semanasanteras en territorio español se produjo a fines<br />

del siglo XVI, dando respuesta a ese acercamiento de lo<br />

divino y a ese atractivo popular de la religión, propios<br />

de la Contrarreforma. El pueblo vive los sucesos<br />

conmemorados con el mismo apasionamiento como los<br />

vive en un teatro, y el hecho de que no sean actores,<br />

sino imágenes barrocas talladas en madera quienes las<br />

representen, da mayor fuerza a la evocación.<br />

No existe documentación alguna anterior al siglo<br />

X<strong>VIII</strong> que haga referencia a la celebración de la Semana<br />

de Pasión en Yecla. Solo en el Libro de Actas y Decretos<br />

de la Venerable Orden Tercera de Penitencia de Nuestro<br />

Seráfico Padre San Francisco de la Villa de Yecla, desde<br />

su constitución en 1720 (hasta 1788), en el Acta<br />

correspondiente a la Junta Particular de 2 de marzo de<br />

1766 101 , se dice que la Cofradía de la Virgen de los<br />

Dolores asistirá a los actos de Semana Santa, cuales son<br />

la PROCESION DE LAS PALMAS el Domingo de Ramos<br />

y la PROCESION DEL SANTO ENTIERRO el Viernes<br />

Santo, celebrada después de las tinieblas y de los<br />

sermones de la Soledad y del Descendimiento.<br />

Siguen siendo escasas -más bien raras- las noticias<br />

(siempre se tratan de fuentes indirectas) que existen de<br />

la celebración de la Semana Santa en el siglo XIX (con<br />

alguna que otra referencia a altercados surgidos en 1855<br />

entre bandas de música participantes), por lo que, si se<br />

llevó a cabo, tuvo escasa o ninguna significación en ese<br />

tiempo. Tampoco hallamos fortuna en Díaz Cassou y<br />

su Pasionaria Murciana (Madrid, 1897), que, al referirse<br />

a las procesiones de la provincia (a las que dedica un<br />

capítulo escuetísimo -ya advierte que precisaría pare ello<br />

otro libro-), solo significa las de Cartagena, Lorca y<br />

Caravaca, con el prestigioso encanto de representar en<br />

escena, con autores, dramas sacras (v.gr.: prendimientos,<br />

sermones de las siete palabras, carros de alegorías y<br />

romances de ciegos) 102 . Por otra parte, en la última<br />

década de la centuria (en torno de 1890) se constata en<br />

Yecla la vertebración social en la fiesta de determinados<br />

gremios y cofradías 103 en la procesiones, de la Pasión, el<br />

día de Jueves Santo; y del Calvario, con el acto de «La<br />

105<br />

Cortesía», en la mañana del Viernes Santo, y del Santo<br />

Entierro, en la tarde, que ya se venía celebrando en el<br />

siglo anterior, concluyendo ésta con el acompañamiento<br />

de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en su<br />

tránsito hacia la Ermita del Santo Hospital. Existía la<br />

costumbre, tras el desfile del Calvario, de escenificar con<br />

actores del pueblo el Viacrucis camino del Santuario del<br />

Castillo, al que concurrían los devotos rezando las<br />

estaciones, y acompañaban los gremios de judíos y<br />

romanos, ataviados a la usanza antigua, a cuyo término<br />

sus cofrades miembros, en formación, evolucionaban en<br />

torno de sí mismos configurando formas y figuras, entre<br />

ellas la del movimiento de la espiral o «caracol»,<br />

realizado en sentido inverso, copiado de la capital del<br />

Segura y de la vecina localidad de Jumilla, y cuyo<br />

simbolismo habría que buscarlo en el hecho del recorrido<br />

que hace el alma después de la muerte aproximándose<br />

paulatinamente al centro del ser, a la bienaventuranza<br />

o a la divinidad.<br />

La actual Semana Santa (de la que existen algunos<br />

indicios ya doblada la centuria, en 1915), en esencia,<br />

arranca desde 1928 (en esta época la aparición de los<br />

soldados romanos darán colorido al festejo), y más<br />

concretamente (aunque mermada por la destrucción de<br />

los «pasos» en los preludios de la guerra) desde 1941,<br />

año en que se reglamentan sus tradicionales desfiles<br />

procesionales, con reorganización de gremios y<br />

adquisición de nuevas imágenes, tomando cierto<br />

impulso en la década de los cuarenta el canto de «saetas»<br />

(que se convirtieron en un vehículo de denuncia social),<br />

creándose en los años cincuenta el Cabildo Superior de<br />

Cofradías Pasionarias, y época en la que se introduce<br />

en la fiesta innovaciones, como la popular figura del<br />

diablillo personificado, que hará las delicias de chicos y<br />

grandes durante la «caramelada» (golosina con la que<br />

antaño se obsequiaba a los aprendices de los gremios<br />

artesanos, y costumbre que procede de la capital del<br />

Segura) que tiene lugar en la Procesión de Resurrección,<br />

con esa doble dualidad entre el bien sobre el mal 104 moral<br />

que acecha al hombre. Tras una larga etapa de<br />

decadencia, la semana pasionista tomará auge a partir<br />

de 1983, contando en la actualidad con la participación<br />

de una veintena de cofradías y veintisiete pasos<br />

procesionales, destacando entre sus obras de imaginería<br />

un notable Grupo escultórico de la Virgen de las<br />

Angustias, soberbia talla de Francisco Salzillo, de 1763<br />

(sobre el que hemos argumentado en diversos Congresos<br />

científicos Nacionales sobre Conservación y<br />

Restauración de Bienes Culturales, que se haga una<br />

copia de tan soberana imagen, que será la que<br />

procesione, con el fin de que no sufra deterioro por<br />

traslados la obra original) 105 , y un Cristo a punto de ser<br />

enclavado en la Cruz, que localmente se le conoce por<br />

el «Cristo de la Adoración de la Cruz», de José Esteve<br />

Bonet, de 1800 106 , siendo las tallas escultóricas que<br />

componen los diferentes pasos, algunas, de cierta<br />

entidad (Teruel, Justo, Labaña, Ramos, Quirós), y otras,<br />

de gesto socorrido (Torregrosa, Ponsoda, Spiteri).<br />

Algunos otros impropios grupos elaborados en pasta


de madera u olot («Ecce Homo», «Cristo de la Caída»,<br />

«Santa Faz y Verónica» y «Jesús a la Columna»)<br />

consideramos que, cuando las posibilidades económicas<br />

de los gremios y cofradías lo permitan, deberán ser<br />

sustituidos por obras de buena talla en madera,<br />

confiadas a expertos escultores imagineros, con lo que<br />

ganarán en vistosidad y calidad estas celebraciones<br />

pasionarias, que van adquiriendo un notable arraigo.<br />

En el año 1989 colaboramos con un trabajo de<br />

investigación de carácter históricoartístico sobre los<br />

grupos escultóricos e imagénes que participan en la<br />

Semana Santa de Yecla, para que, junto a otros estudios<br />

de índole religioso e histórico sobre sus cofradías y<br />

orígenes de la fiesta, ésta fuese declarada «Fiesta de<br />

Interés Turístico Regional», circunstancia que así<br />

aconteció al año siguiente por Orden 2.519 de 18 de enero<br />

de 1990, de la Consejería de Cultura, Educación y<br />

Turismo de la Comunidad Autónoma de Murcia. Los<br />

textos de los citados estudios serían dados a conocer en<br />

una primera edición en 1991, y en otra segunda,<br />

ampliada, en 1995 107 , ambas patrocinadas por el Cabildo<br />

Superior de Cofradías Pasionarias. Independiente de los<br />

ensayos y memorias hasta ahora publicados (que<br />

aplaudimos sin reservas y de lo que nos congratulamos),<br />

en nuestra modesta opinión el acontecer de las<br />

procesiones, cofradías y hermandades semanasanteras<br />

surgidas hacia 1890, requeriría a su vez el interés de<br />

antropólogos y etnólogos, incidiendo particularmente<br />

en el estudio del fin (que sería el del culto y honor a los<br />

misterios sacrosantos de la Pasión), naturaleza (la<br />

espiritual) e invocación de cada cofradía surgida entre<br />

las más diversas profesiones (gremios de fragüeros,<br />

sastres, comerciantes, albañiles, obreros del campo, etc.);<br />

los estatutos constitucionales, disposiciones y reglas<br />

fijadas de cada una de ellas, si las hubiera, y familias<br />

que pertenecían; templos en las que se instituyeron; sus<br />

dotaciones económicas; organización; clavarios,<br />

porteadores de las andas y derechos; juntas celebradas;<br />

los andadores y cereros; reuniones y vida social; su<br />

interrelación con otras cofradías de poblaciones vecinas<br />

(Jumilla) e influencias de la capital murciana y otros.<br />

Quizás nuestra propuesta sea considerada una<br />

utopía, todo se haya ya revisado y ninguna<br />

documentación al uso ha aparecido. Pero confiemos que<br />

la labor paciente y minuciosa de búsqueda en archivos<br />

de la demarcación y territoriales; los registros en la<br />

prensa regional y publicaciones periódicas ya cerradas<br />

de la época; y la transmisión oral de los más ancianos<br />

del lugar puedan ser puntos de referencia a considerar<br />

que den sus frutos en el que será un estudio etnográfico<br />

de amplio espectro.<br />

En la Semana Santa de Yecla destacan como<br />

desfiles procesionales de mayor entidad, la PROCESION<br />

DE LA PASION, que desfila en la tarde del Jueves Santo,<br />

y la PROCESION DEL SILENCIO, a las 12 de la noche<br />

del mismo día con la predicación del Viacrucis; mientras<br />

que en la tarde del Viernes Santo tiene lugar la<br />

106<br />

PROCESION DEL SANTO ENTIERRO: y en la noche<br />

de dicho viernes, la más emotiva y sentida, la<br />

PROCESION DE LA SOLEDAD, la más emotiva y<br />

sentida en la que participa todo el pueblo y en la que se<br />

canta el «Stabat Mater» (Permanecía al pie la madre),<br />

himno religioso dedicado a la Virgen y sus dolores al<br />

pie de la Cruz, atribuido al lírico franciscano del siglo<br />

XIII Jacopone da Todi, acompañando a Nuestra Señora<br />

de los Dolores hacia la Ermita del Santo Hospital.<br />

A fines del siglo XIX era usual -por 1884- que en<br />

el Sábado de Gloria se repartieran «aleluyas» 108 , que se<br />

imprimían en la Imprenta de Leonardo Ros Ferrer, hecho<br />

que hoy acontece durante el Domingo de Resurrección.<br />

Dado el incremento de pasos procesionales de la<br />

Semana Santa yeclana, sería de interés para su buen<br />

recaudo crear un museo, idea gestada que sugiriera Ruiz<br />

Molina 109 diez años atrás, y para lo que, en nuestro<br />

parecer, interesaría rehabilitar para su continente la<br />

Iglesia de San Francisco, cuya restauración venimos<br />

interesando desde hace mucho tiempo, con lo que se<br />

alcanzaría un doble objetivo: la recuperación y uso de<br />

un viejo edificio artístico que fue decretado Monumento<br />

Nacional en 1982, y la exposición permanente de un<br />

patrimonio cultural que es de la ciudad.<br />

3.2.13. LA MAGDALENA Y SAN MARCOS (25<br />

de abril)<br />

En Yecla la devoción a Santa María Magdalena (su<br />

fiesta en 22 de julio) ha ido siempre asociada a la del<br />

Evangelista San Marcos; de ahí que ambas<br />

conmemoraciones se hallan celebrado en la festividad<br />

del segundo, el día 25 de abril.<br />

Personaje el de María de Magdala a caballo entre<br />

las costas de Palestina, en el Próximo Oriente, y las costas<br />

de Marsella, en Francia, muchos son los estudios que se<br />

han llevado a cabo en torno de la verdadera función de<br />

la santa en el contexto evangélico. Según establece Juan<br />

García Atienza, «Santa María Magdalena no es ejemplo<br />

de pecadora arrepentida, sino el de la esposa que eligió<br />

la soledad para estar más cerca del ser amado perdido» 110<br />

En la hagiografía o vida de los santos, la figura de<br />

la Magdalena ha sido una de las más emblemáticas y<br />

apasionantes de la Iglesia Latina, siendo varios los<br />

acontecimientos que rodean su entorno, destacando que<br />

es en Occidente donde se materializa su supuesta<br />

penitencia, su retirada a la soledad del desierto, pero no<br />

por su arrepentimiento sobre la vida disoluta que pudo<br />

llevar, sino -como recoge una leyenda del siglo X- por<br />

estar más cerca de Dios. Por otra parte hay toda una<br />

tradición paralela que identifica a esa Magdalena,<br />

presunta pecadora, con la María hermana de Marta y<br />

Lázaro.


La piedad de las gentes sencillas habían captado<br />

desde muy antiguo la muy intensa vinculación afectiva<br />

de Magdalena con Jesús. Por eso fue objeto de temprana<br />

predilección popular, y de peregrinación a la ciudad<br />

francesa de Vezelay, habiendo sido invocada en algunos<br />

lugares contra las epidemias y celebrándiose en su honor<br />

numerosas romerías.<br />

En Yecla, el año de 1530 indica la fecha más lejana<br />

de que se tiene noticia documentada del culto en la villa<br />

a Santa María Magdalena en una ermita de su misma<br />

advocación, en la que se dice antigua, y por tanto con<br />

culto ya a la santa, según corroborran los testamentos<br />

exhumados por Juan Blázquez Miguel y Liborio Ruiz<br />

Molina recientemente, dados en el siglo XVI ante el<br />

notario Francisco Vicente, siendo muchas las mandas<br />

pías que se dejan, junto a otras destinadas a San<br />

Cristóbal, San Sebastián, Nuestra Señora de las Virtudes<br />

y Nuestra Señora del Orito.<br />

Por otra parte, Juan Blázquez apunta que en el<br />

mencionado año de 1530 ya existía la Cofradía de Santa<br />

María Magdalena 111 , siendo de la opinión de que en el<br />

siglo XV ya se le daba culto en la ermita que se le erigió<br />

junto al negruzco lomazo de la sierra que lleva su<br />

nombre, de lo que también da testimonio Cosme Gil<br />

Pérez de Ortega en 1767 cuando anota:<br />

«Fue santuario consagrado por el Ilmo. Sr. Obispo<br />

de Almería en el siglo XV de la Gracia, a cuyo solemne<br />

acto concurrieron cuatro Ilmos, señores Obispos; cuya<br />

noticia esculpió la antigüedad -alguna inscripción de<br />

fecha- en el arco primero que al entrar por la puerta nos<br />

ofrece a la vista (algo inclinado a la mano derecha) su<br />

edificio» 112 .<br />

Su cofradía continuó existiendo durante el siglo<br />

XVII no habiendo constancia de ella en el siglo siguiente,<br />

puesto que no figura en una relación de cofradías que<br />

se mandó hacer en 1771 en todo el Reyno de Murcia.<br />

Una capilla dedicada a la santa existió, también, hasta<br />

1760, en la iglesia del Convento franciscano, en la capilla<br />

que desde esa fecha ocuparía una efigie de San Miguel<br />

Arcángel, obra del escultor Ignacio Vergara.<br />

Posteriormente se le tributaría culto a la Magdalena en<br />

la Ermita del Santo Hospital, vulgo de «El Hospitalico»,<br />

aunque la devoción popular a la misma ya había<br />

decaído. Actualmente una imagen de su advocación<br />

participa en los desfiles procesionales de la Semana<br />

Santa local.<br />

Escribimos no mucho tiempo atrás, bosquejando<br />

ermitas yeclanas, como el enclave franciscano de la<br />

Magdalena, el paraje, es/era proscenio desde época<br />

pretérita de la Fiesta de San Marcos, su festividad en<br />

25 de abril, que ya venía celebrándose durante el siglo<br />

XVII, costeada por el Ayuntamiento de la entonces villa<br />

con una cantidad que rondaba entre 200 y 500 reales. Es<br />

durante el siglo X<strong>VIII</strong>, a partir del año 1707, cuando<br />

adquiere un fuerte incremento, en efemérides el mismo<br />

107<br />

día que recuerda la batalla de Almansa y con ello la<br />

victoria de las tropas borbónicas (de la que Yecla fue<br />

abanderada) sobre el ejército austríaco, por lo que la<br />

conmemoración adquiere desde esa fecha unos tintes<br />

políticos hasta bien entrado el siglo XIX.<br />

También argumentábamos que es ésta una de las<br />

fiestas más queridas, la más popular, de vieja tradición,<br />

en donde las gentes acudían en romería a la Ermita de<br />

la Magdalena (hoy desaparecida) y tras celebrar la misa<br />

y entonar las letanías mayores se holgaba y jaleaba. Allí<br />

fueron famosas las comidas campestres a la que los<br />

yeclanos acudían provistos de abundantes viandas, y<br />

de los típicos rollos de San Marcos, que regaban con el<br />

recio vino que les depara una tierra de áspero surco y<br />

viñas viejas. El tiempo ha pasado pero éste no ha borrado<br />

su huella y la romería, el «ir de San Marcos», desde 1988,<br />

gracias al tesón de la Escuela Municipal de Artes y<br />

Costumbres populares, y a la iniciativa de la<br />

investigadora en Etnografía Juana Martínez Yago, ha<br />

sido nuevamente recuperada en la Fuente del Caño<br />

(FIG. 15), evocando aquel calcareo rincón de evocación<br />

franciscana y de memento azoriniano 113 .<br />

Poemas aparte matizaremos que históricamente,<br />

y por Juan Blázquez, sabemos que la festividad de San<br />

Marcos en 1572 ya se celebraba, en la que el<br />

Ayuntamiento gastó seis arrobas de harina, catorce libras<br />

de queso y cuatro arrobas de vino 114 . Según el referido<br />

autor la fiesta coincidía en el comienzo del año de los<br />

pastores, cuando muchas siembras están ya realizadas<br />

y cuando el clero salía a bendecir los campos, al que se<br />

agregaba el pueblo celebrando merienda campestre.<br />

También se la conocía como «Festejos y caridad de San<br />

Marcos» porque en alguna que otra ocasión -muy rara<br />

vez- se daba cierta cantidad como limosna a los pobres,<br />

aunque sorprende pensar lo repletas que estaban las<br />

arcas de la villa al destinar 460 reales en 1677 a tal fin 115 .<br />

En el siglo X<strong>VIII</strong> la fiesta, si cabe, continuó<br />

celebrándose con más fuerza -con algún que otro ritual<br />

de sabor lúdico- y el Ayuntamiento seguía destinando<br />

FIG. 15- YECLA. Festividad de San Marcos. Gastronomía<br />

campestre (concurso de paellas). (Foto Achivo Gabinete<br />

Municipal de Comunicación, Abril de 1995).


las mismas cantidades que a otras celebraciones, como<br />

la de los patronos del Ayuntamiento San Sebastián y<br />

San Roque 116 . A finales del siglo, en 1791, se abandona<br />

la costumbre de ir a la Magdalena -acaso por lo apartado<br />

entre el campo y la ciudad, media legua que cubrir (tres<br />

kilómetros), además de quedar abandonada y sin culto<br />

la ermita-, por lo que se buscó otros lugares como La<br />

Fuente del Caño o el Cerro de La Fuente para continuar<br />

celebrando las meriendas campestres, yendo para el acto<br />

litúrgico a la Ermita de San Juan 117 .<br />

La Fiesta de San Marcos en Yecla ha sido objeto<br />

de interesantes estudios, destacando entre ellos el de<br />

Liborio Ruiz Molina, quien resalta que su recuperación<br />

pone de manifiesto «la fuerza con que había quedado<br />

grabada en la memoria histórica del pueblo» 118 .<br />

Actualmente se va en romería desde el Cerro de la<br />

Fuente al lugar donde se hallaba la Ermita de la<br />

Magdalena donde se celebra misa de campaña<br />

labradora, para regresar al primer lugar citado y comer.<br />

A continuación era/es típico de esta efemérides la<br />

gastronomía de la tarde. Tanto antes como ahora, en las<br />

tradicionales meriendas, se ingería y se deglute el<br />

denominado «rollo de San Marcos» acompañado de<br />

huevo duro, lechuga, habas y queso blanco.<br />

En la edición de la romería de San Marcos de 1988<br />

participaron 800 personas; en la de 1989 cerca de mil 119 ,<br />

y en la de 1993 se superaron las 3.000 120 . Cuando esto<br />

escribimos -<strong>1996</strong>- es interesante advertir titulares como<br />

el que sigue, publicados como cabecera de la prensa<br />

regional: «Yecla. Miles de vecinos participan en la<br />

romería de San Marcos» 121 : Cuatro mil fueron en esa<br />

ocasión.<br />

Un lienzo de «San Marcos Evangelista», pintado<br />

al óleo, de autor desconocido e impronta tardobarroca,<br />

del siglo X<strong>VIII</strong> y bien conservado, subsiste hoy en<br />

dependencias del Asilo de Ancianos 122 de la población,<br />

procedente de la Ermita de la Magdalena.<br />

Fiestas de San Marcos se viene celebrando en<br />

Aledo, Totana y romería en Pliego.<br />

3.2.14. INVENCION DE LA CRUZ (3 de mayo)<br />

Invención significa descubrimiento. La Iglesia<br />

universal dedica el 3 de mayo a honrar la Cruz del<br />

Salvador, porque en tal fecha del siglo IV fue hallada<br />

por Santa Elena después de haber permanecido largo<br />

tiempo ignorada, desde que el emperador Constantino,<br />

habiendo visto en el aire aquella resplandeciente cruz<br />

con las palabras «In hoc signo vinces» (Con este signo<br />

vencerás), había enaltecido aquel instrumento de<br />

suplicio y deshonra, sustituyendo con el emblema de<br />

las legiones romanas a los estandartes y acuñándolo en<br />

las monedas del Imperio. Localizada la Cruz en<br />

Jesusalén en los Santos Lugares la reina madre (Santa<br />

108<br />

Elena) mandó hacer tres trozos de la misma, quedando<br />

uno en Jerusalén y enviando los otros dos a<br />

Constantinopla y la capital del Imperio, Roma.<br />

Al respecto, fue Cosme Gil Pérez de Ortega, quien<br />

en el siglo X<strong>VIII</strong>, dio noticia en sus ya aludidos<br />

Fragmentos históricos de la Villa de Yecla, capítulo 19,<br />

de que desde Roma, por el capuchino Padre Yecla -fray<br />

Francisco Muñoz (en aseveración de Pascual Giménez<br />

Rubio y su Memoria de apuntes para la historia de Yecla.<br />

Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 190)- fue traído un trozo<br />

de la Cruz o «Lignum Crucis» rondando el año 1666, y<br />

depositado en la Iglesia de la Asunción, parroquial de<br />

la entonces villa, «que se lleva(ba) en las procesiones de<br />

rogativas, letanías, conjuros y otras funciones<br />

análogas» 123 .<br />

En España es festividad que se viene celebrando<br />

desde época tardomedieval la Invención de la Santa<br />

Cruz, con carácter popular con ritos ancestrales,<br />

entrando en todas ellas como elemento principal las<br />

flores. Así en diversos lugares, villas y ciudades de<br />

nuestra geografía vemos surgir cruces floridas en<br />

plazuelas, parques y grandes vías.<br />

Las cruces de mayo son árboles festivos que,<br />

engalanados con abundancia de flores, pétalos y plantas,<br />

son símbolo de la festividad y de la abundancia. Es<br />

curioso pensar que tanto las Fiestas de mayo como el<br />

solsticio de verano, se ajustan a un ciclo característico<br />

cual es la exaltación de la vida en sus múltiples<br />

manifestaciones: la vida de los hombres, de los animales,<br />

de las plantas, con el agua y el fuego como principios y<br />

elementos purificadores expresando una concepción del<br />

mundo vitalista.<br />

En Yecla los orígenes de las Fiestas de la Cruz de<br />

Mayo se remontan a los promedios del siglo X<strong>VIII</strong><br />

(nunca antes), según ha podido constatar el historiador<br />

y diplomático Juan Blázquez Miguel en su obra Yecla<br />

en su historia, escrita en 1988, cuando a la letra dice:<br />

«Desde mediados del siglo X<strong>VIII</strong> se impone una<br />

fiesta popular con harto sabor paganizante, la de la Santa<br />

Cruz. En ella se hacían bailes delante de las cruces, en<br />

especial en el Via Crucis del convento, lo que daba<br />

ocasión a escenas poco edificantes, según los<br />

franciscanos, así que se optó por prohibir que se<br />

celebrase allí y en cualquier otro lugar después del toque<br />

de queda» 124 .<br />

Esto acontecía en época en que regía los destinos<br />

de las Españas el monarca Carlos III y sus ordenanzas.<br />

También por la misma época había dado noticia sobre<br />

las Fiestas de la Cruz el Capitán de Infantería, metido a<br />

cronista local, Cosme Gil Pérez de Ortega en sus<br />

Fragmentos históricos de la Villa de Yecla. obra<br />

redactada en 1777, mencionando al capítulo 22, al tratar<br />

de «Paseos, ferias, mercados: diversiones y romerías de<br />

nuestra vida de Yecla y sus inmediaciones» (así titula),


lo que sigue:<br />

«Las regulares diversiones de nuestro respetable<br />

País (tradúzcase por pueblo) se reducen a la fundación<br />

de la Cruz de mayo, en que llenando las calles de muy<br />

adornadas altares vailan en forma de rifa por las Animas<br />

del Purgatorio, para quienes anulamente juntan una<br />

crecidísima limosna que se invierte en sufragio por los<br />

difuntos cristianos» 125 .<br />

Desconocemos si durante la centuria del XIX se<br />

proseguirían celebrando, ya que Giménez Rubio nada<br />

dice de ello, siendo en el último tercio del siglo XX, en<br />

momentos de la transición, cuando se retoma la fiesta,<br />

concretamente en 1982, adquiriendo desde ese momento<br />

un cierto eco popular.<br />

Las «Fiestas de la Cruz» tienen sus señas de<br />

identidad en uno de los barrios viejos de la ciudad, el<br />

«barrio de la Cruz»; allí donde los carrerones 126 y<br />

callejuelas de Granada, Tetuán, Quevedo, Epifanio<br />

Ibáñez, Africa, Rosa y Carnicería, comportan un caserío<br />

de planta trapezoidal, delimitado por la Plaza de la<br />

Asunción, la Plaza Mayor y horma del Niño.<br />

Coincidiendo con las Fiestas de la Cruz (que de<br />

alguna manera las sustituye), se celebran también las<br />

Fiestas de los Judas. Las Fiestas de los Judas, como bien<br />

recuerda Ortuño Palao, tienen resonancias tradicionales<br />

en la Guerra de la Independencia con la invasión de las<br />

tropas francesas 127 , y tienen que ver con unos sucesos<br />

nunca reseñados impresos, acaecidos en 1813 en la<br />

conocida casa de la «Cruz de la Matona», confluencia<br />

de las calles de Quevedo, núm. 26, y Blas Ibáñez, en que<br />

la deshonra de una hija fue puesta en entredicho cuando<br />

irnos soldados violaron a una joven doncella. Fue tan<br />

grande el dolor y el sufrimiento de la joven violada y de<br />

su madre que no cejaron hasta encontrar al culpable, o<br />

culpables, darles muerte y colgarlos frente a su casa. Y<br />

sobre aquella casa, como cuenta la leyenda, transmitida<br />

de padres a hijos, se colocaría una cruz como símbolo<br />

siempre de paz y amor, tomando para siempre el<br />

sobrenombre de la Casa de la Cruz de la Matona. Desde<br />

entonces junto a una cruz en flor aparecerá un Judas<br />

colgado, ataviado con uniforme del ejército francés, en<br />

memoria del triste suceso que allí tuvo lugar 128 ,<br />

rememorado.<br />

Esta fiesta -cuentan (no sabemos que hay de<br />

cierto)- se vino celebrando hasta la Guerra Civil con<br />

cierta asiduidad (el típico manteo de los «muñecotes»<br />

uniformados a la francesa) en las principales calles de<br />

la población, en las que al alba de cada tres de mayo<br />

aparecían en las calles de lado a lado cruzadas por unos<br />

largos y recios alambres, grandes monigotes de paja y<br />

de tela, vestidos o uniformados, con carteles alusivos a<br />

personajes populares de la ciudad; o simplemente<br />

servían para ridiculizar o censurar usos y abusos, malas<br />

costumbres y vicios de la sociedad de una época.<br />

109<br />

Aquella tradición familiar se celebró tamizada bajo<br />

la dictadura franquista, tomando nuevos aires con el<br />

advenimiento de las libertades perdidas, revitalizándose<br />

durante la transición (desde 1982) y alcanzando una<br />

mayor cima, gozando de un relativo protagonismo en<br />

nuestros días. Así, hoy, en torno de las calles de<br />

Carnicería, Rosa y adyacentes, engalanadas con<br />

guirnaldas, luces de colores y banderolas, se cuelgan los<br />

típicos Judas (tantos hay por esos mundos de Dios),<br />

acompañados de carteles satíricos que hacen referencia<br />

por lo común a la situación política, económica, social y<br />

cultural de la ciudad o del país, provocando el regocijo,<br />

la animación y la socarronería, a la que Yecla es tan<br />

proclive, como ya apuntara Fausto Soriano Torregrosa.<br />

Concurren también otras actividades de tiempo y<br />

ocio como representación de obras teatrales, desfiles de<br />

disfraces, cucañas, pasacaslles con sus bandas de<br />

músuica, variedades, pirotécnica varia importada, bailes<br />

y los tan tradicionales con cursos de gachasmigas y<br />

juegos de truque.<br />

Fiesta religiosa en sus orígenes pasó a ser<br />

plenamente profana. Sus asociados y componentes<br />

cuentan con Presidente y alcalde que se eligen cada año,<br />

al igual que ocurría con las figuras de los mayordomos<br />

en otras festividades locales que se celebraban allá por<br />

el siglo X<strong>VIII</strong> 129 .<br />

Se celebran Fiestas de la Cruz en el ámbito<br />

murciano en las poblaciones de Ulea, Caravaca de la<br />

Cruz, Torre Pacheco y La Murta, entre otras.<br />

3.2.15. SAN ISIDRO LABRADOR (15 de mayo).<br />

La devoción a San Isidro labrador (que fue<br />

canonizado en 1622) arranca desde fines del siglo X<strong>VIII</strong><br />

(desde 1710 según otros autores), y más concretamente<br />

desde 1818, momento de la adquisición de una talla<br />

escultórica bajo dicha advocación, a tenor de la<br />

inscripción que podía leerse debajo de la hornacina que<br />

albergaba al santo en la Ermita de Santa Bárbara, y que<br />

decía según recuerdan los viejos del lugar: «A expensas<br />

de la Real Empresa de Aguas de San Isidro. <strong>Año</strong> 1818».<br />

Ello se debe al alumbramiento de aguas acaecido en San<br />

Isidro, «el viejo», enclave situado en el paraje de La<br />

Maneta, distante tres kilómetros de la población en<br />

dirección norte. Dicho hallazgo en el pasado siglo XIX,<br />

y la concesión del rey Fernando VII en Real Decreto de<br />

3 de julio de 1818 de la propiedad de las aguas<br />

iluminadas y las que en lo sucesivo se alumbraran, a la<br />

Empresa de Aguas de San Isidro, bajo su real<br />

protección 130 , con intención de evitar litigios en la villa,<br />

motivaron y acrecentaron la devoción local por el santo,<br />

patrono de los agricultores, que se venera en muchos<br />

lugares, rodeado de ramas de olivo y trigoy flores.<br />

Los actos conmemorativos en honor del santo


FIG. 16- YECLA. Procesión en honor de San Isidro Labrador<br />

por la calle de San José. (Foto Achivo Gabinete Municipal de<br />

Comunicación, Mayo de <strong>1996</strong>).<br />

labrador han venido consistiendo en la celebración, en<br />

la víspera (14 de mayo) de su festividad, en la costana<br />

de la Ermita de Santa Bárbara donde se alberga su<br />

imagen, de las tan tradicionales hogueras, con disparo<br />

de cohetes y volteo de campanas; y en su día (15 de<br />

mayo), de procesión, desde 1944, con las imagenes de<br />

San Isidro Labrador (FIG. 16), del escultor alcoyano<br />

Miguel Torregrosa, y de Santa María de la Cabeza, de<br />

olot (ambas albergadas en la Iglesia parroquial de la<br />

Purísima Concepción), según itinerario desde la Plaza<br />

Mayor al Jardín Municipal, tras de lo cual tiene lugar la<br />

ofrenda-misa labradora cantada por los Coros y Danzas<br />

«Francisco Salzillo». En los últimos tiempos, gracias a<br />

la Hermandad de Agricultores y Ganaderos, la<br />

festividad ha devenido en fiesta popular grande, siendo<br />

desde 1949 muy participativa, con la cabalgata de<br />

carrozas y carros adornados con motivos florales a cargo<br />

de las peñas, tirados por caballerías enjaezadas al uso<br />

(sustituidas en los últimos tiempos por tracción<br />

mecánica) (FIG. 17), para las que se establecen diversos<br />

premios, donde los participantes van ataviados con el<br />

traje típico (de labriego los hombres, y de huertana las<br />

mujeres) en medio de una lluvia de caramelos, confetis<br />

y serpentinas en el recorrido que transcurre desde la<br />

Plaza de España, por las calles de San Francisco, San<br />

FIG. 17- YECLA. Fiestas de San Isidro Labrador. Carroza<br />

engalanada y muchachas ataviadas, (Foto Tani, mayo de 1952).<br />

110<br />

José, San Antonio y plaza de San Cayetano, seguidas de<br />

diferentes charangas que con su música amenizan el<br />

itinerario.<br />

El origen de estas carrozas y su técnica parece ser<br />

-opina así Puche Forte- que arranca del lustro 1910-1915.<br />

Con motivo de la beatificación del escolapio Pompilio<br />

María Pirrotti se hicieron en el Colegio de las Escuelas<br />

Pías varias carrozas, cuyo tema fue las representaciones<br />

de las profesiones más usuales de la época. También en<br />

la fiesta del Coso Azul y Blanco se sacaron carrozas en<br />

1924 131 .<br />

Actualmente, dado el impulso adquirido por las<br />

Fiestas de Primavera y San Isidro -que cuando esto<br />

escribimos cuentan con un presupuesto de cinco<br />

millones de pesetas 132 -, se ha solicitado para las mismas<br />

del Gobierno Autónomo de la Región de Murcia la<br />

declaración de Fiestas de Interés Turístico Regional, dada<br />

su originalidad y el trabajo artesano desempeñado por<br />

las diferentes peñas en la confección de las carrozas 133 ,<br />

en base a tiras de papel que conforman dibujos de<br />

distintos colores.<br />

La antigua imagen de San Isidro, de talla, era obra<br />

interesante de principios del siglo XIX, de autor<br />

desconocido (nunca de Roque López como<br />

erróneamente se ha venido atribuyendo) y fue destruida<br />

en momentos próximos a la Guerra Civil. En 1949 fue<br />

adquirida una nueva imagen de talla, de 108 cms. de<br />

altura, al escultor murciano José Lozano Roca 134 ,<br />

ascendiendo su coste a 2.500 pesetas, que fueron<br />

sufragadas por los cónyuges Francisco Palao Martínez<br />

y Juana Díaz Candela. La imagen conserva las manos<br />

de la anterior, desaparecida. Algunas muestras de la<br />

devoción popular a San Isidro Labrador se hacen<br />

patentes en la serie de retablitos cerámicos que,<br />

dedicados al santo, localizamos en calles, patios<br />

interiores con pozos de casas de la población y ermitillas<br />

del campo. Al primer caso correspondería un retablito<br />

de azulejos que estuvo en la fachada de la casa núm. 60,<br />

derruida, de la calle de San Isidro, hoy en paradero<br />

desconocido. Iba firmado por «V. Tula» y databa de 1966.<br />

Un segundo ejemplo lo constituye el retablo de<br />

azulejos que, dedicado a San Isidro Labrador, se halla<br />

en el patio interior de la casa núm. 56, de la calle de<br />

Colón, cuya obra reproducimos, de fines del siglo X<strong>VIII</strong><br />

y que inserta a los pies la siguiente leyenda: «D(o)n<br />

Remigi(o) Obi(s)po de Lérida con(ce)dió 40 días de<br />

Yndulgencia por re/zar devotamente un Padre<br />

N(ues)t(r)o y Avem(a)ría al S(an)to S(a)n Ysidro<br />

Labrador pidien /do su protección para la continuación<br />

y aumento de las aguas y lo mis/mo a todos los que se<br />

amparen».<br />

Y al tercer caso incumben los dos retablitos de<br />

azulejos dispuestos en sendas ermititas dedicadas al<br />

patrono de los agricultores: una, situada en la bifurcación<br />

de las carreteras que conducen a Fuenteálamo y


Montealegre del Castillo, edificada por 1918; y otra,<br />

emplazada en el denominado camino de San Isidro, que<br />

parte de la Carretera de Almansa, a un kilómetro de<br />

distancia de la población, que data de hacia 1890. El<br />

primer retablito fue repuesto hacia 1950, va firmado por<br />

J.J. Esteve y fue costeado por Josefa Candela, según la<br />

inscripción que acuña: «Promesa de Josefa Candela<br />

Mora». Y el segundo panel de azulejos fue restituido en<br />

1944 y reconstruido en 1984, según reza: «A expensas<br />

de los vecinos y devotos» 135 .<br />

En la región son celebradas las Fiestas de San<br />

Isidro de las localidades de Mula (patronales, que<br />

asiduamente organiza los Festivales Nacionales de<br />

Folklore con soberbio desfile de carrozas y excepcionales<br />

muestras de folklore); Beniel, con gran romería a su<br />

ermita en el Mojón; Lorca; y otras de tono menor que<br />

organizan los agricultores en Cehegín, Pliego y<br />

Mazarrón.<br />

3.2.16. SAN PASCUAL BAYLON (17 de mayo)<br />

La devoción a San Pascual Baylón en Yecla fue<br />

fomentada por los franciscanos, santo que contó con<br />

capilla propia en la iglesia de los religiosos descalzos y<br />

cuyas reliquias fueron llevadas a la villa en el siglo XVII.<br />

De esta época -año 1653- data una escultura bajo dicha<br />

advocación, hoy perdida, debida al escultor Juan<br />

Sánchez Cordobés, que estuvo ubicada sobre camarín<br />

propio junto al altar mayor 136 , en el que subsisten unas<br />

interesantes pinturas barrocas al fresco en sus pechinas,<br />

acaso representando Santos Doctores de la Iglesia<br />

Oriental, deterioradas por el fuego. (San Pascual Baylón<br />

había sido beatificado en 1618 y fue canonizado en 1692).<br />

Del siglo XVII databa su cofradía que celebraba<br />

misa mayor con sermón y procesión con la imagen del<br />

santo en su festividad, al igual que se vino haciendo en<br />

el siglo X<strong>VIII</strong>, pese a ser disuelta su cofradía en el último<br />

tercio de la centuria, y fiesta que quedaría bajo la tutela<br />

del párroco de la Asunción.<br />

En una relación dada en 1771 sobre cofradías<br />

yeclanas, se da cuenta de los bienes que disponía la dicha<br />

Cofradía de San Pascual Baylón:<br />

«Se previene, que la Cofradía de Sn. Pascual Bailón<br />

tiene de fondo un bancal propio suio en la huerta de<br />

esta villa, que rezuma anualmente 135 reales con más<br />

de 600 reales de vellón que uno y otro se entregan a los<br />

maiordomos para aiudar a los gastos de cera, y de 200<br />

reales poco más o menos que importa la comida que<br />

dan a la Comunidad de ntro. Pe. San Francisco por la<br />

misa, sermón y procesión que celebraba en su día: y<br />

amás tiene depositados en poder de los herederos de<br />

Pedro Carpena 1.200 reales con ipoteca propios de la<br />

cofradía, cuyo rédito se consume en el azeite de la<br />

lámpara de dicho santo» 137 .<br />

111<br />

También en el siglo X<strong>VIII</strong>, en el año de 1744, se<br />

había constituido en Yecla la Custodia de San Pascual<br />

Baylón del Reino de Murcia, que englobaría los nueves<br />

conventos de Almansa, Yecla, Santa Ana del Monte,<br />

Ayora (que sería sustituido por Villena), Jumilla (Las<br />

Llagas), Jorquera, Mahora, Los Llanos y Cieza (algún<br />

tiempo también perteneció Peñas de San Pedro),<br />

quedando disuelta en 1776 e integrándose en la<br />

Provincia Franciscana de San Juan Bautista,<br />

restituyéndose nuevamente en 1795 dicha Custodia<br />

hasta 1836, en que con la Desamortización de<br />

Mendizábal, al pasar los bienes de manos muertas a<br />

poder del Estado, quedaba extinta 138 .<br />

Por otra parte un cuadro de San Pascual Baylón,<br />

pintado por José Vergara, se ubicó durante la segunda<br />

mitad del siglo X<strong>VIII</strong> en el crucero derecho de la Iglesia<br />

de San Francisco, de lo que dio noticia Marcos Antonio<br />

de Orellana 139 .<br />

En el siglo XIX la devoción popular, de la mano<br />

de particulares, dedicará al santo retablitos cerámicos,<br />

colocados en hornacinas en las calles de la villa y patios<br />

interiores de casas particulares. Así, constatamos en la<br />

casa núm. 58, de la calle de Jumilla, un panel de azulejos<br />

bajo esta advocación, fechado en 1858; y otro,<br />

desaparecido, pero que conocimos en su ubicación hasta<br />

1994, en la calle de San Pascual, junto al Hostal Avenida.<br />

Los devotos de San Pascual Baylón siempre<br />

gozaron de los favores del santo, algunos de los cuales<br />

escuchaban el sonido de una campanilla o tres golpecitos<br />

sobre una puerta, señales por las que se conocía que un<br />

familiar próximo al entorno de la persona que lo oía se<br />

predisponía a morir, y se llegaba a tiempo para<br />

administrarle los Santos Sacramentos.<br />

San Pascual Baylón (Torrehermosa, Zaragoza, 1540<br />

- Villarreal, 1592) tomó el hábito franciscano en 1564 y<br />

moró algunos años en los conventos de Yecla y Jumilla<br />

por 1580 y 1583. De ese tiempo data la falsa leyenda de<br />

la "condená de los Picarios" que se le atribuye, y que<br />

hemos comentado en el capítulo introductorio del<br />

presente estudio.<br />

En la Umbría del Fator se hallaba una capillita<br />

dedicada a este santo.<br />

3.2.17. SANTISIMO SACRAMENTO O<br />

CORPUS CHRISTI<br />

En el siglo XVI una de las festividades más<br />

importantes era la Procesión del Santísimo Sacramento,<br />

festividad que había sido instituida en el arte cristiano<br />

por la «Bula de Minerva», fundada en Roma con<br />

estatutos aprobados en 1539. La reforma tridentina de<br />

1560 contribuyó de una manera eficaz al carácter<br />

triunfalista de dicha festividad en la que se exponía el


Santísimo en la calle, suponiendo un acto de afirmación<br />

contra la postura protestante, con la presencia real de<br />

Cristo en la Sagrada Forma 140 .<br />

El ritual de la fiesta, que sería tan común en otros<br />

pueblos de España -y que describe Juan Blázquez-,<br />

consistía en el oficio de una misa solemne con exposición<br />

del Santísimo Sacramento, celebrándose posteriormente<br />

una gran procesión siguiendo un recorrido habitual que<br />

en Yecla consideramos sería el entorno de la Plaza Mayor<br />

y arco de la Iglesia. Su formación vendría dada por los<br />

atabales y menestriles anunciando al pueblo la<br />

proximidad del cortejo; a continuación la cruz<br />

procesional de la iglesia parroquial y tras ella el pendón<br />

de la villa portado por el Alférez, seguido del Stmo.<br />

Sacramento bajo palio, acompañado de alcaldes y<br />

regidores. Tras ellos las cofradías portando sus<br />

pendones 141 . Desconocemos si aquí procesionaba la<br />

popular tarasca (símbolo de la idolatría y de las fuerzas<br />

del mal que son derrotados por el Santísimo<br />

Sacramento), tan popular en el pueblo de Jumilla y cuyo<br />

modelo se copió de la procesión del Corpus de Toledo.<br />

A continuación se corrían toros en la Plaza Mayor que<br />

fueron prohibidos por el Papa Pío V, aunque Gregorio<br />

XIII mitigó este rigor y solo prohibió su asistencia a los<br />

clérigos. En 1596 Clemente <strong>VIII</strong> derogó esta clausula,<br />

siendo uno de los espectáculos preferidos en Yecla 142 .<br />

En esta festividad (variable según la celebración<br />

de la Pascua), como en otras dedicadas a la Asunción y<br />

a la Pascua de Resurrección, hay que destacar el gran<br />

protagonismo desarrollado por la Cofradía del<br />

Santísimo Sacramento, según acaba de dar a conocer el<br />

investigador Liborio Ruiz Molina, muchos de cuyos<br />

miembros cofrades, además de poseer un potencial<br />

económico, ostentaban cargos públicos en el Concejo,<br />

particularmente en el último cuarto del siglo XVI y<br />

ejercían un fuerte control sobre la vida socio-política de<br />

la villa 143 . Sus ingresos procedían de los donativos de<br />

los cofrades, que podían ser en dinero o en especie<br />

(trigo), siendo en la fiesta del Corpus donde<br />

desarrollaban mayor número de actividades y donde<br />

se dedicaba el presupuesto, siendo parte esencial de la<br />

fiesta los toros, que se acompañaban de comediantes,<br />

juglares y danzantes 144 , siendo los mismos que se<br />

contrataba en Jumilla 145 , originarios (los danzantes) de<br />

Valencia, y acaso reminiuscencia de antiguos autos<br />

sacramentales. El Concejo, además, tenía permiso real<br />

para poder gastar en la fiesta hasta 30.000 maravedíes.<br />

Con el mismo esplendor prosiguió esta festividad<br />

en el siglo XVII, en la que era frecuente -conviene Juan<br />

Blázquez- que personalidades acaudaladas y pías<br />

dejaran testamentos para ese fin, como fue el caso de<br />

Ginés de los Ríos Terán, que parte del dinero que la villa<br />

le debía es dejado para que perpetuamente tuviese velas<br />

más grandes y mejores el Corpus. Dos regidores elegidos<br />

por sorteo eran los encargados de preparar la fiesta de<br />

un año para otro, recibiendo cada uno de ellos 40 reales<br />

de asignación por su menester, cantidad que no varió<br />

112<br />

durante el siglo 146 .<br />

Como nota artística del momento cabe mencionar<br />

que en el año 1614, para la fiesta del Corpus, el pintor<br />

Fernando Espinosa se obliga mediante contrato de<br />

obligación a dorar las andas de la Cofradía de San<br />

Bartolomé, con el fin de participar en la procesión de<br />

ese año 147 .<br />

En el siglo X<strong>VIII</strong> la procesión del Corpus, aunque<br />

era significativa, había decaído. Cuando el Santísimo<br />

salía en procesión eran «personas de la primera<br />

distinción», designadas por el Ayuntamiento, las que<br />

llevaban el palio. Salía el clero a recibir el estandarte<br />

real que portaba el Alférez y, al acabar los actos, se<br />

ofrecían refrescos y dulces a los capitanes, siendo el<br />

orden de colocación muy protocolario 148 , según<br />

establecían las Reales Provisiones emanadas del Consejo<br />

de Castilla en 1746. A principios del siglo, y según Juan<br />

Blázquez, «las familias que tenían los oficios de regidores<br />

perpetuos, es decir, los caciques pseudonobles, se<br />

adueñaron de ella, no admitiendo más que a quienes<br />

querían, y haciendo un coto cerrado de su organización<br />

y funcionamiento, iniciándose desde esos momentos el<br />

alejamiento popular de ella, siendo a finales de siglo un<br />

pálido eco de lo que había sido en otro tiempo» 149 .<br />

También se celebraba la Octava del Corpus. Así,<br />

al efecto, Cosme Gil Pérez de Ortega recuerda -anotaba<br />

en 1767- que desde el día del Corpus hasta el día de San<br />

Pedro las tardes de los días festivos «se salía en<br />

mascaradas por las calles, con varias y ridiculas<br />

inventivas». Conviene no olvidar que por mismas fechas<br />

tenía lugar las celebradas noches de San Juan con la<br />

componenda y carga exotérica que ello conllevaba,<br />

coincidente con el solsticio de verano.<br />

En 1771, a través de una «Lista de Cofradías» que<br />

venimos citando repetidamente, consta que existió en<br />

la villa una Cofradía para el culto del Santísimo<br />

Sacramento que servía de mayordomía, con una<br />

dotación de 16 horas de agua de la del padrón de la<br />

villa, con 288 reales anuales, con cuyo sufragio cubría<br />

los gastos de su cofradía, los gastos de la cera y los<br />

mercenarios, es decir, la soldadesca, siendo suprimida<br />

en el antecitado año (excepto la festividad que quedaba<br />

a cargo de la Iglesia) 150 .<br />

En 1869 se ordena un nuevo itinerario para la<br />

procesión del Corpus y su octava, habida cuenta de que<br />

se había inaugurado una nueva iglesia parroquial, la de<br />

la Purísima Concepción, que en el futuro será<br />

popularmente conocida por «Iglesia Nueva»: esa nueva<br />

ruta se organizaría, con diez paradas la del Corpus, por<br />

las calles Nueva (actual de Juan Ortuño), Niño y<br />

Hospital; y con nueve paradas la octava del Corpus, que<br />

recorría San Antonio y San José. Desde antiguo en cada<br />

parada establecida del recorrido se montraban pequeños<br />

altares con el fin de depositar y descansar la Custodia,<br />

rezar una oración delante de la misma y arrojar pétalos


de rosas. Esta tradición continúa celebrándose en la<br />

toledana población de Lagartera.<br />

La cruz procesional era de alguna importancia, al<br />

igual que la custodia, que Cosme Gil la califica de<br />

«valerosa» (por valiosa) 151 .<br />

Carente de la solemnidad de antaño, actualmente<br />

en Yecla durante la procesión del Corpus asiste el<br />

Concejo, acompañando a la custodia, que se lleva bajo<br />

palio, además de los pajes (niños que han recibido su<br />

primera comunicón en el transcurso del año), la<br />

Hermandad de la Adoración Nocturna y el público en<br />

general.<br />

Entre otras poblaciones donde la festividad del<br />

Corpus tiene arraigo en Archena, lugar en el que merced<br />

a una concesión de Pío X se celebra por la tarde.<br />

33. CICLO DE VERANO<br />

El solsticio de verano (período en el que el sol está<br />

en lo más alto) en el calendario cristiano está marcado<br />

por la festividad de San Juan Bautista, que suplanta las<br />

grandes celebraciones paganas con aquel motivo, pero<br />

a su vez, en el momento de iniciarse la decadencia solar,<br />

presenta a la devoción a los fieles la figura del Precursor,<br />

el hombre que anunció la inminencia de la redención.<br />

El verano es el camino hacia la época fría donde<br />

los días se acortan. En esta época del año algunos barrios<br />

de la ciudad conmemoran a sus santos patronos y<br />

patronas, a los que en alguna ocasión se encomendaron,<br />

librándoles de epidemias, tormentas y otros imprevistos.<br />

También, cuando el tiempo concede alguna tregua al<br />

labrador, Yecla celebrará su tradicional Feria, desde 1839<br />

ya entrado septiembre.<br />

También se recuerda en la población que, desde<br />

inicios del siglo XX (por 1916) hasta tiempo reciente,<br />

durante los meses de junio o julio se venía celebrando<br />

la denominada Fiesta de las espigas, que llevaba a cabo<br />

la Adoración Nocturna (fundada en la localidad en<br />

1904), consistente en unos turnos de vela que se<br />

establecían en adoración al Santísimo Sacramento en el<br />

Santuario del Castillo, sacándose al alba la custodia y<br />

en procesión bajo palio se subía al Calvario, con la que,<br />

desde el punto más alto, se bendecían los campos y<br />

huertas de Yecla.<br />

113<br />

3.2.18. SAN JUAN BAUTISTA (24 de junio)<br />

En Yecla de la festividad de San Juan Bautista<br />

(onomástica que ha sido confundida por la historiografía<br />

local en alguna que otra ocasión con la de San Juan<br />

Evangelista y apóstol, ésta conmemorada en 27 de<br />

diciembre) hay noticias de una Cofradía en honor del<br />

santo en el siglo XVI 132 , mientras que en el siglo siguiente,<br />

próximo al año de 1628 se edifica una ermita extramuros<br />

de la población, en el camino de Jumilla (que constituiría<br />

un arrabal), y para la que en el dicho año el presbítero<br />

Aparicio Ortuño encargó que se pintara un cuadro de<br />

San Antonio de Padua 153 .<br />

En este siglo la fiesta de San Juan Bautista era una<br />

festividad política, ya que se dedicaba a la elección de<br />

los oficios públicos, y no era raro que degenerara en<br />

alborotos o cuando no en disturbios que alteraran el<br />

orden público 154 .<br />

La Cofradía de San Juan Bautista, como otras<br />

tantas de la población, fue disuelta en 1771. Cosme Gil<br />

Pérez de Ortega menciona que en su día se celebraban<br />

carreras a pie y a caballo 135 . El santo, independiente de<br />

la ermita que le estaba dedicada, también disponía de<br />

una capilla en la vieja iglesia parroquial, cuya imagen<br />

compartía culto con en el de la Divina Aurora en el siglo<br />

X<strong>VIII</strong>.<br />

En 1816 se cambia la orientación de la entrada a la<br />

ermita que miraba hacia las afueras de la población,<br />

hallándose a mediados del siglo XIX ruinosa 136 , al igual<br />

que a inicios del XX, momento por 1905 en que se<br />

consolida, sufriendo nuevas reparaciones en 1945 y<br />

también en época contemporánea, que han desfigurado,<br />

entonces y ahora, la estructura primigenia del edificio.<br />

Antaño, en 1697, el presbítero Francisco Carrasco había<br />

costeado un cuadro y retablo de este santo 157 .<br />

Famosas han sido en todo tiempo las verbenas de<br />

San Juan, celebradas en la víspera de la festividad, de la<br />

que por tradicción oral se sabe que se celebraron a fines<br />

del siglo XIX en el Paseo de la Estación y en las primeras<br />

décadas del presente en el entorno de la ermita, entre<br />

las calles de Colón y de Juan Ortuño, para lo que se eligía<br />

cada año un mayordomo, a cuyo cargo corrían los gastos<br />

de la fiesta. También en esa noche, y próximo a la ermita,<br />

se encendía una gran hoguera mientras se volteaba la<br />

campana de la espadaña, se disparaban cohetes y<br />

bengalas, y se elevaban hacia el cielo grandes globos de<br />

papel.<br />

En el día del santo tenían lugar los actos religiosos<br />

(la festividad en las casas de labranza del campo también<br />

se celebraba) que se iniciaban con un toque de alborada<br />

a cargo de la banda de cornetas y tambores; a<br />

continuación se sacaba al santo en procesión según el<br />

siguiente itinerario: calles de San Juan, Juan Ortuño,<br />

Carlos III y Colón, a la que asistían jóvenes muchachas<br />

ataviadas con mantilla y peineta. Finalizado el cortejo


se oficiaba misa con sermón.<br />

La década de los años cuarenta marcó el destino<br />

final de la fiesta, dejando así de conmemorarse esta<br />

tradicional festividad.<br />

En esa celebrada noche se practicaban todo tipo<br />

de sortilegios y rituales. Entre los sortilegios se cuenta<br />

aquel que consistía, siendo medianoche, en ponerse<br />

desnudo delante de un espejo y alumbrado de unas<br />

velas, mientras que sobre el cristal aparecía reflejada la<br />

figura de Satán. Y entre los rituales, destaca el de aquellas<br />

mozas enamoradas que invocaban el nombre del<br />

hombre que deseaban, a la vez que durante la noche<br />

colocaban un cardo borriquero debajo de su cama; si a<br />

la mañana siguiente estaba florecido, sus deseos se<br />

convertían en realidad 158 .<br />

3.3.19. SAN CRISTOBAL (10 de julio)<br />

Manifiesta Juan García Atienza cuán «difícil nos<br />

habrá de resultar entrar en cualquier catedral o colegiata<br />

de España sin tropezamos con un gran lienzo de muro<br />

cubierto con la figura mastodóntica, desproporcionada<br />

las más de las veces, de un San Cristobalón llevando al<br />

Jesusito sobre sus hombros y con los pies metidos en el<br />

agua (circunstancia que rubricamos, vistos por quien<br />

esto transcribe en la Catedrales de Murcia y Toledo, y<br />

Colegiata de San Patricio, de Lorca). Luego -continúa<br />

argumentando dicho autor-, por obra y gracia de la<br />

motorización de la era industrial, San Cristóbal se<br />

convirtió en figura fetiche de los automvilistas y en<br />

marca de las autoescuelas. Pero eso son historias de<br />

márketing eclesiástico que nos importan bastante menos<br />

que sus oscuros orígenes, y por supuesto, mucho menos<br />

que el mito que entraña en su ciclópeo corpachón» 159 .<br />

San Cristóbal (uno de los catorce santos auxiliares<br />

de la Humanidad), de origen cananeo, es la<br />

representación cristianizada de un mito protector<br />

ancestral: el de los gigantes que surgieron en el seno de<br />

las mitologías y que le confieren su carácter de ser entre<br />

lo divino y lo humano 160 . Es uno de los santos inventados<br />

por la Iglesia que nunca existió.<br />

La difusión de su devoción se obtenía a través de<br />

los gremios y hermandades, y era una advocación que<br />

en Yecla ya se veneraba a fines de la Edad Media,<br />

preservando a sus devotos de la muerte súbita,<br />

concediéndoles la seguridad de recibir el viático.<br />

Escasas noticias se poseen de la que fue Ermita de<br />

San Cristóbal fundada en el siglo XV y de la que se<br />

conservaban importantes vestigios en el transcurso del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>, que estuvo elevada sobre un montículo en<br />

el entorno de la calle que lleva su nombre -calle de San<br />

Cristóbal-, próximo a las Cuevas de Poniente y cuyo<br />

emplazamiento puede advertirse gráficamente en un<br />

114<br />

plano de la «Planta y perfil de la villa de Yecla», según<br />

traza en perspectiva caballera de hacia 1790, que<br />

reprodujo Juan Blázquez 161 ; y circunstancia que viene a<br />

corroborar el texto manuscrito de Cosme Gil Pérez de<br />

Ortega, cuando en el Capítulo 20, que titula «Reflexiones<br />

discursivas sobre antiguos vestigios de Yecla», de sus<br />

Fragmentos históricos de la villa de Yecla, compuestos<br />

en 1777, tras hablar del Cerro del Castillo y de la ermita<br />

que acoge, dice, entre otras cosas:<br />

«...en la rodilla diestra de este imaginado Polifemo.<br />

está la ermita consagrada al cananeo jigante S(an)<br />

Cristóbal...»<br />

Creemos no equivocarnos y quizás la Ermita de<br />

San Cristóbal ocupara el mismo lugar sobre el que hoy<br />

advertimos los restos de una vieja molineta que allí<br />

subsiste, edificada en el siglo XIX.<br />

Refiere Ruiz Molina que en el siglo XVI la devoción<br />

a San Cristóbal tuvo cierto arraigo popular,<br />

conservándose documentación de la época concerniente<br />

a mandas pías establecidas en varios testamentos con<br />

destino a la citada ermita 162 .<br />

Juan Blázquez establece cómo una de las cofradías<br />

más antiguas de la población, la de San Cristóbal, ya<br />

FIG. 18- Círculo de Joaquín Campos: San Cristóbal. Oleo sobre<br />

lienzo fechado en 1793. Parroquia de la Purísima. Yecla (Foto<br />

Javier Delicado, 1989)


FIG. 19- YECLA. Cabalgata en honor de San Cristóbal con la<br />

participación de vehículos pesados. (Foto Achivo Gabinete<br />

Municipal de Comunicación, junio de 1994).<br />

existía en 1540 163 , junto con las de Santa María<br />

Magdalena y de San Roque, y sobre la que hay<br />

constancia en el siglo XVII 164 . En el siglo X<strong>VIII</strong> echamos<br />

en falta cofradía alguna dedicada al santo, aunque un<br />

óleo sobre lienzo de su advocación (FIG. 19), de 206 x<br />

103 cms., fechado en 1793, conservado hoy en la<br />

antesacristía de la Iglesia Nueva, existía en la Iglesia del<br />

convento franciscano 165 .<br />

Este santo fue siempre protector contra la mala<br />

muerte y por tanto patrono de los caminantes y,<br />

actualmente, en concreto, de los automovilistas. La fiesta<br />

de San Cristóbal, modernamente, ha sido recuperada<br />

(desconocemos lo ocurrido en lo antiguo), con la<br />

celebración de diversas actividades de tiempo libre y<br />

ocio. Así, tienen lugar bailes populares en la Plaza mayor,<br />

pasacalles y competiciones deportivas,<br />

complementándose lo lúdico con el carácter religioso<br />

de la festividad, con la concentración de vehículos a<br />

motor, en unas ocasiones, en la explanada de la antigua<br />

Estación de Ferrocarril (o de la VAY), y en otras en la<br />

Feria del Mueble, para proceder posteriomante a la Santa<br />

Misa y a la bendición de vehículos. Después se ofrece la<br />

tradicional cabalgata por las principales arterias del<br />

centro de la ciudad (calles de Colón y de San Antonio),<br />

con la participación de cientos de camiones (FIG. 21),<br />

en representación de las diferentes firmas comerciales y<br />

de la industria (muebles, tapizados) de la población,<br />

cuya presencia, a veces, más que participativa es<br />

prepotente.<br />

Por transmisión oral 166 sabemos que en entorno<br />

próximo al barrio de San Cristóbal (parte alta y vieja de<br />

la población) existía una columna de obra, en cuya parte<br />

superior se encontraba alojado un retablito de azulejos<br />

con la advocación del santo cananeo, que debió<br />

115<br />

desaparecer en la primera mitad de este siglo mientras<br />

que sobre su lugar se elevaban edificios de nueva planta.<br />

3.3.20. SANTA ANA (26 de julio)<br />

Es ésta una de las advocaciones de la que los<br />

evangelios canónicos no dan la menor noticia, y de las<br />

de más contemporánea implantación en la ciudad, que<br />

tiene resonencias en poblaciones vecinas desde el siglo<br />

XV (Santa Ana, «la Vieja», de Jumilla).<br />

De su devoción en Yecla se sabe que en 1540 (?) se<br />

le daba culto, pero es en el siglo XIX cuando adquiere<br />

su verdadero carácter popular 167 , pues en el año del<br />

cólera -agosto de 1855 168 - fue alta la mortandad en la<br />

entonces villa (más de 200 fallecidos), invocándose a<br />

Santa Ana para que la epidemia remitiera, con la<br />

promesa de hacerle una gran fiesta anual en su día, lo<br />

que así se viene haciendo hasta la actualidad (una fiesta<br />

de tono menor) en la calle de la Corredera, calle en la<br />

que falleció poca gente con motivo de dicha epidemia<br />

.<br />

En la popular calle de la Corredera, desde<br />

promedios del siglo XIX y frente a la tahona, se<br />

encontraba una hornacina albergando un lienzo de la<br />

santa, vanándose ya en nuestro siglo su emplazamiento<br />

a la casa núm. 31 (compuesta de planta baja y alta) de la<br />

misma calle, donde en hornacina acristalada hallamos<br />

la imagen de «la abuelica enseñando a leer a la Virgen<br />

niña», una floja esculturita de aprox. 40 cms. de altura.<br />

Por otra parte la festividad religiosa se celebraba antaño<br />

en la Iglesia del convento de San Francisco, mientras<br />

que hoy se oficia una misa en la Basílica de la Purísima,<br />

teniendo lugar a continuación la ofrenda floral a la santa.<br />

La fiesta lúdica, que había comenzado a perderse,<br />

hoy es subvencionada por la Concejalía de Festejos del<br />

Excmo. Ayuntamiento de la ciudad. Cuenta con una<br />

amplio programa de actividades culturales, deportivas<br />

y recreativas, destacando los concursos, pasacalles y los<br />

tradicionales bailes y verbenas, que ambientan las<br />

orquestas sobre el escenerario que se monta a tal fin,<br />

para lo que se engalana la calle con farolillos, banderolas<br />

y papeles de colores, que arrancando desde el día de la<br />

fiesta (26 de julio) cubre una semana, animando las<br />

noches veraniegas.<br />

Son famosas las fiestas dedicadas a Santa Ana en<br />

Moratalla.<br />

3.3.21. SANTOS ABDON Y SENEN (30 de julio)<br />

Acerca de los santos de la piedra Abdón y Senén


(aunque en una relación de Cofradías del Reyno de<br />

Murcia, dada en 1771, en la lista de cofradías de Yecla<br />

estos santos no figuran), se dice que tenían Cofradía<br />

fundada en 1727, y que fue constituida para implorar la<br />

misericordia divina ante las tormentas de cada año,<br />

contra la piedra y las avenidas de agua, acordándose en<br />

el año citado colocar un cuadro de ambos santos -acaso<br />

algún retablito de azulejos- en el Calvario, junto al<br />

Humilladero 169 .<br />

Pese a ello, el tránsito de esta cofradía debió ser<br />

muy efímero, no constatándose la misma ni existiendo<br />

noticias de ella años transcurridos.<br />

3.3.22. SAN CAYETANO (7 de agosto)<br />

De la devoción en Yecla a San Cayetano, iniciada<br />

hacia 1750 en la Ermita del santo Hospital y fomentada<br />

en la villa desde 1805, a partir de una fuerte tormenta,<br />

proporciona noticia exagerada el caótico y visionario<br />

Pascual Giménez Rubio en su Memoria de apuntes para<br />

la historia de Yecla, publicada en 1865, en el capítulo<br />

que dedica a «Tempestades horrorosas»; santo al que le<br />

fue dedicada una ermita en la plazuela de la entonces<br />

denominada Puerta de Alicante (opuesta a la Puerta de<br />

San Juan) y que tiene su origen en la promesa que hizo<br />

el pueblo de edificar una ermita si cesaba la intensa<br />

tormenta que acaeció el 7 de agosto de 1805. Veamos lo<br />

que a letra dijo el cronista Giménez Rubio:<br />

«La segunda tempestad sino causó como la<br />

primera las víctimas notables -la de los frailes que<br />

conjuraban una tormenta en 1770 desde el Calvario,<br />

suceso ya descrito en otro lugar- que tanto atemorizaron<br />

a la población, fue mucho más horrorosa en su fondo y<br />

en los estragos que generalmente produjo. El meteoro<br />

más terrible que le acompañó fue un tremendo pedrisco,<br />

de tal magnitud, que probablemente no haya memoria<br />

en los siglos de otra más formidable, ni acaso tanto como<br />

el de esta villa.<br />

Sucedió de dos a cuatro de la tarde del día de S(an)<br />

Cayetano, 7 de agosto del año 1805.<br />

Hemos oído a muchos ancianos que fueron del<br />

mismo testigos presenciales y que recordaban con temor<br />

y con dolor, los inauditos estragos de aquel día aciago y<br />

memorable, en que creyeron unánimes estos habitantes<br />

que era llegada la hora del fin del mundo. La población<br />

se vio materialmente ceñida por una niebla tan densa.<br />

que impedía distinguir los obgetos a pocas varas de<br />

distancia. El huracán furioso que precedió a la tormenta,<br />

arrancó árboles corpulentos, destruyó edificios y causó<br />

infinitos daños, pero no fueron estos tan grandes como<br />

los del pedrisco, que mató un sin número de animales<br />

de labranza, cabrío y lanar; con otros muchos salvages<br />

y domésticos. Derribó casas enteras en la población y<br />

en el campo: y no hubo una sola que no necesitara<br />

116<br />

reparos de más o menos consideración.<br />

La generalidad de los granizos eran de gruesos<br />

como naranjas y sobre ese tamaño con corta diferencia.<br />

Con alguna menor abundancia cayeron infinitos del<br />

volumen de melones ordinarios: y con alguna distancia<br />

de tiempo y de espacio, cayeron diferentes de una<br />

grandaria enorme -advertimos que la exageración de<br />

Giménez Rubio en lo fantástico llega al «sumun»-.<br />

Baste decir que hubo algunas que perforaron tres<br />

techos: tales fueron su peso y la villencia de su acída, y<br />

que después de muchas pasada la tormenta, sosegados<br />

los ánimos y repuestosdel estupor las gentes que se<br />

creyeron vueltas a la vida por milagro, se pesaron<br />

algunos de los gajos destrozados de aquellos témpanos<br />

diformes y tenían tres cuartos y aún la arroba castellana—<br />

(La arroba castellana equivale a un peso de 16<br />

kilogramos. Imaginemos la elucubración del cronista al<br />

extremo que llega).<br />

Desde entonces se profesa en esta villa un temor<br />

respetuoso el día de San Cayetano que, no hay un solo<br />

año que no se haga conmemoración y referencia general<br />

del suceso. Y mucho ha contribuido a que se edifique<br />

una ermita con la advocación del mismo santo, que<br />

existe actualmente en la plazuela de la puerta de<br />

Alicante» 170 .<br />

Un siglo después, Soriano Torregrosa se haría eco<br />

en su Historia de Yecla, publicada en 1950, de lo que en<br />

su día expuso Giménez Rubio, subrayando la<br />

exageración de éste, en lo referido al tamaño de las<br />

piedras caídas 171 . Y sobre la ermita y su entorno, el<br />

escritor José Luis Castillo Puche, en su novela Con la<br />

muerte al hombro (Madrid, Biblioteca Nueva, 1960),<br />

describe con su pluma vigorosa y apasionada, ecos de<br />

su niñez y adolescencia de un entorno vivido, el de la<br />

placeta de San Cayetano.<br />

En 1897 se adquirió una imagen del santo<br />

fundador de los Clérigos Teatinos al escultor Venancio<br />

Marco Roig 172 , y hasta 1935 tenía lugar la tradicional<br />

hoguera (que adquiría grandes proporciones en base a<br />

trastos viejos que se atizaban como leña), el repique de<br />

campana, actuaciones musicales y el tradicional disparo<br />

de cohetes. Un año después, en los preludios de la<br />

Guerra Civil, la ermita fue incendiuada y ante el mal<br />

estado del edificio, derribada. Un retablito de azulejos<br />

con la imagen de san Cayetano, colocado sobre la fachada<br />

de una casa de vecindad en la plaza que lleva su nombre<br />

recuerda el lugar y las hábiles profesiones artesanales<br />

que allí se dieron.<br />

También es evocación que cada 8 de diciembre,<br />

cuando desfila en procesión la Patrona de la ciudad, la<br />

Purísima Concepción, por el lugar, «sea saludada con<br />

la traca y la cohetería más vistosa y ruidosa que conoce<br />

Yecla, los celebres «castillicos de San Cayetano» 173 ;<br />

fuegos de artificio que, junto a las hogueras, fueron


evocación del escritor José Luis Castillo Puche 174 .<br />

Un grupo de viviendas obreras edificado hacia<br />

1954 en el costado oriental de la ciudad tiene por patrón<br />

al santo. También se debe a un personaje de trato altivo<br />

e influyente en la sociedad de la época, Cayetano de<br />

Mergelina y Luna, Catedrático de Arqueología que fue<br />

de la Universidad de Valladolid, la recuperación de la<br />

devoción a San Cayetano en la ciudad a partir de los<br />

años 50, en la capilla que al santo se le dedicó y sufragó<br />

dicho mecenas en la Iglesia parroquial de la Purísima<br />

Concepción.<br />

De igual modo, cada 7 de agosto, el paraje de la<br />

Bronquina (situado a doce kilómetros de la ciudad en<br />

dirección sur) y la Ermita de San Cayetano allí edificada<br />

en 1956, en posesiones del que fuera periodista Siro<br />

López Sanjuan y del citado arqueólogo Cayetano de<br />

Mergelina, son puntos de encuentro de lugareños y<br />

vecinos provenientes de parajes próximos (El<br />

Carrascalejo, Casas de la Alberca y La Revertiente) que<br />

celebran las fiestas de la Bronquina, coincidiendo con la<br />

onomática y en homenaje del santo titular, San Cayetano;<br />

fiestas que son las únicas que subsisten en zonas<br />

rurales 175 .<br />

Una imagen de San Cayetano en estampa o<br />

grabado solía presidir las despensas de muchos hogares,<br />

con el fin de que no faltara de nada, en intercesión ante<br />

la Sagrada Providencia.<br />

Es de memoria colectiva que en la primitiva<br />

Ermita de San Cayetano, entre otros cultos, se veneraba<br />

una imagen de Las Tres Avemarias, buena obra<br />

desaparecida del escultor José Antonio López Palao, a<br />

la que las gentes le dedicaron con singular devoción un<br />

trinario desde 1920.<br />

En Lorca (Campillo) se celebran también fiestas<br />

dedicadas a San Cayetano.<br />

3.3.23. LA ASUNCION (15 de agosto)<br />

El pueblo de Yecla de 1512 a 1552 edificó una<br />

iglesia dedicada a la Asunción de Nuestra Señora,<br />

convirtiéndose en parroquia en 1540 (antes de la<br />

conclusión de las obras), titularidad que antes ostentó<br />

la Ermita de Nuestra Señora de la Encarnación, primera<br />

parroquia que fue de la villa.<br />

Manifiesta Liborio Ruiz que la fiesta de la<br />

Asunción de la Virgen María, celebrada cada 15 de<br />

agosto, tuvo en origen un gran arraigo popular y su<br />

celebración era organizada por la Cofradía del santísimo<br />

sacramento. Según el mencionado investigador, el día<br />

de la Asunción era conocido también por el «día de la<br />

demanda» y sus actos consistían en el oficio de una misa<br />

en la Ermita de la Encarnación, y el reparto de comida y<br />

117<br />

bebida entre los pobres de manera gratuita 176 .<br />

La Asunción, cuya devoción se remonta al516,<br />

según Ortuño Palao "era una gran fiesta en que no<br />

faltaba ni la procesión ni la alegría de la música y la<br />

pólvora 177 , ya que existía la tradición en Yecla de disparar<br />

arcabuzazos por las calles del pueblo el día de la Virgen<br />

de Agosto (nombre genérico y común de dicha<br />

festividad en España), costumbre ésta que también se<br />

celebraba en localidades próximas como Almansa,<br />

Caudete, Jumilla y Villena.<br />

Hoy se recuerda a la Asunción en las calles de Yecla<br />

a través de una pintura sobre lienzo, restituida, que<br />

alberga una hornacina acristalada de la casa núm. 2, de<br />

la calle de Santa Bárbara, esquina a la del Pintor Aguirre;<br />

lienzo muy flojo, de ingenuo dibujo, pintado<br />

recientemente y firmado por «J(uan) Ivars / 16-11-(19)96<br />

/ Yecla».<br />

3.3.24. SAN ROQUE (ANTES SAN SEBASTIAN)<br />

(16 de agosto)<br />

San Roque, como menciona Juan García Atienza<br />

en su obra Santoral diábolico (Madrid, Ediciones<br />

Martínez Roca, S.A., 1988, pp. 445-446) y en el caso<br />

español, es uno de los santos con más imágenes en los<br />

templos y uno de los que, con más asiduidad también,<br />

han sido elegidos como patronos o copatronos de los<br />

más diversos lugares de nuestra geografía.<br />

Sobre su iconografía, el mencionado autor revela<br />

que es un santo perfectamente reconocido porque<br />

siempre va vestido de peregrino (el buscador del<br />

conocimiento que recorre el camino iniciático), va<br />

acompañado por un perro (el animal-guía del sabio, el<br />

rastreador de la verdad), y lleva una rodilla desnuda<br />

llagada que se señala (signo de iniciación en el lenguaje<br />

exotérico) y que sirve para que los adeptos le reconozcan.<br />

En Yecla la festividad de San Roque siempre fue<br />

asociada a la de San Sebastián (la de éste, anterior).<br />

Ambos habían sido declarados patronos del<br />

Ayuntamiento: San Sebastián en el siglo XV y San Roque<br />

en la segunda mitad del XVII (al igual que lo fue San<br />

Francisco de Asís en 1605), adquiriendo vida propia en<br />

momentos diversos.<br />

Giménez Rubio nos narra cómo, derivado de una<br />

peste que asoló la villa, surgió la devoción a San<br />

Sebastián en el siglo XV, ya que asegura haber visto -<br />

anotaba en 1865- una inscripción sobre la puerta de la<br />

ermita edificada en honor del santo en la que se podía<br />

leer el año 1451. Tradición o leyenda, dice así a la letra:<br />

«A fines del siglo XIII -lo fue del XIV, en 1395 ó<br />

1396- vino sobre esta villa una peste desoladora que<br />

obligó a la emigración a muchos de sus vecinos: y tales


estragos causó en los que quedaron que casi todos las<br />

casas se vieron desiertas. Fue tan persistente el cruel y<br />

mortífero azote, que se prolongó hasta principios del<br />

siglo XIV, y los moradores que quedaban, se veían de<br />

continuo amenazados de ser víctimas de sus estragos.<br />

Deseando estos conseguir del cielo el remedio, y<br />

recordando que el señor San Sebastián había librado con<br />

su intercesión de varios contagios desoladores a muchas<br />

regiones del Oriente y Occidente, y que para ello los<br />

más grandes príncipes de Europa habían erigido en su<br />

honor magníficos templos, no dudaron con este<br />

recuerdo, en acudir a implorar su auxilio. Fue éste tan<br />

eficaz, que visiblemente desapareció de súbito el<br />

contagio.<br />

Entonces las autoridades, los ancianos y el pueblo<br />

todo, votaron y acordaron elegir por patrono del mismo<br />

al Santo mártir, y edificaron esta ermita como<br />

monumento de una gratitud perdurable.<br />

Según una inscripción que todavía existe en el<br />

ángulo de poniente del tejado de ella, se construyó o al<br />

menos se terminó su obra, el año 1451 " 178 .<br />

En el siglo XVI la devoción a San Sebastián (su<br />

festividad en 20 de enero), como santo especialista contra<br />

la peste, estaba bastante extendida, siendo varias los<br />

testamentos que legaron limosnas para su sostén. Así,<br />

nos recuerda Liborio Ruiz, que después de la Ermita<br />

del Castillo (que fue antigua parroquia) la Ermita de<br />

San Sebastián era la segunda en ingresos por este<br />

sistema: un ducado, ocho reales, 23 cuartillos de plata y<br />

186 maravedíes 179 .<br />

Conmemorando al santo, en dicho siglo -apunta<br />

Juan Blázquez- se celebraban también unas comparsas<br />

de moros y cristianos, de los que se conoce el nombre<br />

de uno de los capitanes de la infantería africana,<br />

Francisco Almarcha; y otro de la infantería española,<br />

Juan Mínguez 180 .<br />

La festividad de San Sebastián (primer patrono<br />

que fue de la población) decae desde principios del siglo<br />

XVII en favor de la de San Francisco de Asís, declarado<br />

patrón de Yecla en 1605, tras pocas décadas después del<br />

advenimiento de los frailes franciscanos a la villa. Según<br />

Blázquez Miguel, esta decadencia se acentúa en el<br />

transcurso de los años, y así vemos que si durante el<br />

primer tercio del siglo el Concejo asigna para su fiesta<br />

351 reales, en 1668 tan solo destina 58 181 .<br />

Prosiguiendo en el tiempo con Giménez Rubio, y<br />

advirtiendo que el culto a San Roque en la villa se<br />

introduce en la segunda mitad del siglo XVII, recabamos<br />

de su discurso lo que sigue, que posteriormente<br />

intentaremos clarificar:<br />

«Tres siglos después, o sea por los principios del<br />

XVII -lo fue a mitad, en 1648; y otras epidemias en 1676<br />

118<br />

y 1685- se vio esta villa acometida nuevamente de otra<br />

epidemia de malignas calenturas, y sin olvidar sus<br />

moradores la intercesión de su santo patrono,<br />

recurrieron también al patrocinio de San Roque, que se<br />

había hecho célebre en Europa, especialmente en Francia<br />

y Alemania, como especialista abogado de la salud: y<br />

fue desde luego cesado el contagio, hasta que<br />

desapareció enteramente. Con este motivo, se votó y<br />

eligió también a San Roque por titular y copatrono de la<br />

villa y desde entonces quedó consagrada esta Capilla -<br />

se refiere a la Ermita de San Sebastián- a los dos santos.<br />

En consecuencia de aquellos sucesos dice la<br />

tradición, que se instituyó para solemnizar el<br />

aniversario, una fiesta de moros y cristianos, con<br />

aprobación del Consejo Supremo de Castilla y licencia<br />

del Ordinario: pero ni hemos podido encontrar<br />

documento que lo acredite, ni aún de la erección de<br />

dichos santos en patronos de la villa, ni de los detalles<br />

de la dicha fiesta. Lo que sí es positivo, que su patrocinio<br />

data de una antigüedad tan remota que se pierde en la<br />

oscuridad de los tiempos: y que de inmemorial se costea<br />

la función religiosa el día de San Roque -16 de agosto-,<br />

del presupuesto municipal» 182 .<br />

En 1708 (un 9 de mayo) el Obispo de Cartagena<br />

Luis Belluga declaraba festivo en la villa el día de San<br />

Roque. Sin embargo, fiesta civil en este día era la<br />

celebración de las corridas de toros con reses<br />

procedentes de Alcaraz o de Villanueva de los Infantes,<br />

que tenía lugar en la Plaza Mayor, que se acondicionaba<br />

mediante tablas con un presupuesto de 110 reales 183 .<br />

El siglo X<strong>VIII</strong> en Yecla fue pródigo en rogativas<br />

tanto contra la peste como contra la sequía. Así, consta<br />

que se sacaron en procesión de rogativas las imágenes<br />

de San Sebastián y de San Roque, en 1720, preveiendo<br />

un posible contagio proveniente de los puertos de<br />

Marsella y Alicante; en 1756, para aliviar a los enfermos<br />

del contagio que padece la villa; en 1776, demandando<br />

que cesara la epidemia de catarros que ocasionaba<br />

dolores de costado y tabardillo; y en 1801, tres días de<br />

rogativas para que cesaran las «calenturas pútridas» 184 ,<br />

sin duda debidas a las emanaciones producidas por los<br />

enterramientos que se realizaban en el subsuelo y<br />

cementerio anejo de la Iglesia vieja de la Asunción<br />

(pronto se dictó una Real Orden -por 1802- cursada por<br />

el Intendente General de los Ejércitos de los Reinos de<br />

Valencia y Murcia, con el fin de que los cementerios de<br />

las diferentes demarcaciones se construyeran a las<br />

afueras de la ciudad, cosa que en Yecla acaecería a partir<br />

de 1834 con los fallecidos de la gran epidemia de peste<br />

ocurrida en ese año que ocasionó 1.390 muertos). En esta<br />

centuria -seguimos tratando de la del X<strong>VIII</strong>- la fiesta de<br />

San Sebastián y de San Roque había disminuido hasta<br />

el punto de que cada vez que las imágenes salían en<br />

procesión, era preciso sujetarlas con clavos, por el<br />

deterioro en el que se encontraban ante tanto trasiego.<br />

El Ayuntamiento seguía destinando para la fiesta las<br />

mismas cantidades que para las del Corpus y San


Marcos, entre 200 y 500 reales, por lo que era la tercera<br />

en importancia 183 .<br />

A fines del siglo X<strong>VIII</strong> la ermita estaba en precario<br />

estado, siendo reparada en 1787 por el Ayuntamiento.<br />

También desde esta centuria fue tradición por parte de<br />

los procuradores llevar la imagen de San Roque desde<br />

la casa de los Comisarios, en el día de su festividad, hasta<br />

la Casa Consistorial, donde salía todo el Concejo con el<br />

estandarte y músicos, y, todos juntos, iban a la iglesia<br />

en procesión, repitiéndose la misma ceremonia para el<br />

regreso 186 .<br />

Perteneciente al siglo XIX hallamos una<br />

certificación municipal del estado de cuentas del año<br />

1830 entre papeles clasificados del Archivo Histórico<br />

Municipal de la localidad, en la que se anota «que en la<br />

festividad del S(eñor) S(an) Sebastián se han gastado<br />

173 reales y medio -aunque no detalla en qué- (y) en<br />

San Roque. 194 reales» 187 .<br />

Más modernamente, en el siglo XX, y acerca de la<br />

celebración de la festividad de San Roque en la década<br />

de los años veinte, y de su carácter popular, sirva de<br />

testimonio lo manifestado por el abogado y bibliotecario<br />

Francisco Azorín Albiñana, en su obra Yecla y sus<br />

hombres en mi recuerdo, cuando en 1979 describe:<br />

«Recuerdo de niño, época de la Dictadura de<br />

Primo de Rivera, en qué consistían estos festejos. Se<br />

reunían en el Ayuntamiento los Concejales, tenientes de<br />

Alcalde. Autoridades de la ciudad (jueces, comandante<br />

del puesto de la Guardia Civil. Tefe de Correos y<br />

Telégrafos. Maestros Nacionales. Corredor de Comercio.<br />

que llevaba un uniforme muy galoneado, etc.). A todos<br />

ellos acompañaban los funcionarios municipales y<br />

personas que querían unirse al cortejo. Todos, ya en<br />

orden de marcha, esperaban que (Francisco Gil Ortuño)<br />

el «Cagarrón». famoso pirotécnico local, disparase<br />

cohetes, y después, a los acordes de un pasacalle de la<br />

Banda de Música Municipal, calle San Francisco abajo,<br />

pasando por el Parque, hacían su entrada en la ermita<br />

del santo... La celebración de la misa era solemne.<br />

Siempre se buscaba un buen predicador o un clérigo<br />

hijo del pueblo, que dijera el sermón 188 .<br />

En 1942 los cultos al patrono San Roque<br />

consistieron, el día de la víspera en la noche, en el volteo<br />

de campanas, disparo de cohetes y castillo de fuegos<br />

artificiales, amenizados por la banda de Música de la<br />

localidad; y en el día de la fiesta, por la mañana, solemne<br />

procesión con la imagen del santo, presidida por la<br />

Corporación, por el recorrido de costumbre. A<br />

continuación «Misa cantada a toda orquesta» (sic) con<br />

sermón, y por la tarde novenario 189 .<br />

La fiesta, tras de la Guerra Civil, estuvo sin<br />

festejarse durante muchas décadas, hasta que se reanudó<br />

en 1982, con la celebración de misa solemne en su ermita<br />

(que ha sido remozada en los últimos años y es muy<br />

119<br />

FIG. 19- YECLA. Procesión de San Roque en torno a la Ermita<br />

del mismo nombre. Instantánea tomada el 16 de agosto de<br />

1989.<br />

dignamente cuidada por su vicario), seguida de<br />

procesión (FIG. 23) por las calle del barrio 190 , que recorre<br />

el siguiente itinerario: calles de Perales, Huertos, Carmen<br />

y san Roque.<br />

Desde siempre fue habitual que el Ayuntamiento<br />

(del que es patrono San Roque) costeara en la víspera<br />

del día del santo un espectacular castillo de fuegos<br />

artificiales, costumbre que desapareció largos años atrás<br />

y, nuevamente, ha sido recuperada.<br />

En el pueblecito de Blanca son reconocidas las<br />

fiestas en honor a San Roque, donde las corridas de los<br />

toros desde 1958 están consideradas como uno de los<br />

grandes espectáculos de la región. También se celebran<br />

fiestas con procesión en veneración del santo en Jumilla.<br />

3.3.25. SAN ZENON (4 de septiembre)<br />

Diversas festividades impulsaron los frailes<br />

franciscanos en la villa, entre ellas, en el siglo XVI, la<br />

del culto a San Zenón (su festividad en 4 de septiembre).<br />

Previamente, se había hecho mandamiento de<br />

celebrar su festividad en la villa, votada el 4 de<br />

septiembre de 1569 191 , siendo traídas sus reliquias y las<br />

de sus diez mil compañeros mártires desde Roma por<br />

el padre Diego Adán en 1588 192 , recibidas por el clero y<br />

el pueblo, y en solemne procesión depositadas en la<br />

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en<br />

un relicario 193 , comprometiéndose el Concejo a celebrar<br />

su fiesta, aunque tan solo se llevó a la práctica con<br />

procesión en 1630; fiesta a la que el problemático cura<br />

Juan Romero siempre le mostró su antipatía 194 ,<br />

desapareciendo a mediados del siglo XVII.


3.4. CICLO OTOÑAL<br />

Esta estación del año es sinónimo de hojas que se<br />

marchitan y tornan amarillentas, de cielos que se<br />

vuelven nebulosos y grisáceos. Es momento en que los<br />

campos se vuelven mustios. Es el preludio del invierno<br />

en que la vegetación perece. Son los augurios de muerte<br />

y desolación, aunque esto solo sea transitorio. Es la<br />

noción del «eterno retorno» nitzcheano.<br />

3.4.26. SAN FRANCISCO DE ASIS ( 4 de<br />

octubre)<br />

Gran arraigo adquirió la presencia de la<br />

Comunidad franciscana de reformados alcantarinos en<br />

el Reyno de Murcia, siendo varias (sobre diez) las casas<br />

que fundaron, entre ellas la de Yecla en 1565, momento<br />

en el que se instalaron en la Ermita de la Magdalena,<br />

distante tres kilómetros de la población. Por lo alejado<br />

del lugar en 1582 ocuparon la Ermita de San Roque,<br />

permaneciendo unos años allí, mientras se edificaba (de<br />

1600 a 1612) el convento en terrenos de la parte baja de<br />

la población en el que subsistirían durante más de dos<br />

siglos, hasta su exclaustración por Decreto de Juan<br />

Alvarez de Mendizábal en 1836.<br />

En 1605 el Ayuntamiento de la villa había elegido<br />

por patrono a San Francisco de Asís, aunque a decir<br />

verdad esta festividad se mantuvo durante escasos<br />

cincuenta años, siendo sustituida por la de la Virgen e<br />

impuesta por el polémico cura Juan Romero que<br />

comandaba el clero yeclano 193 , en el transcurso de la<br />

primera mitad del siglo XVII.<br />

La centuria del X<strong>VIII</strong> supuso para la Orden<br />

seráfica una época de explendor en lo económico,<br />

colocándose en 1743 un viacrucis en la explanada que<br />

antecede a la iglesia del convento; y en 1744 se concedió,<br />

por un lado, licencia para poder fundar la Archicofradía<br />

del Cordón en Yecla 196 , y Montealegre del Castillo, con<br />

el fin de lograr indulgencias todos los cofrades y<br />

aumentar la devoción a San Francisco; y por otro, la<br />

fundación de la Custodia de San Pascual Baylón (véase<br />

lo dicho sobre ella en el Cap. 3.2.16 del presente estudio).<br />

En 1761 la viuda de José Quílez, Francisca Yarza<br />

Olazarán, se obliga con la Comunidad a la entrega de<br />

180 reales de vellón cada año, para que se perpetúe la<br />

fiesta y se celebre con solemnidad 197<br />

Durante esa primera mitad de siglo se había<br />

fundado, en 1720, la Venerable Orden Tercera que<br />

tendría por patrón a San Luis, rey de Francia, que<br />

continuó su expansión hasta finales de la centuria,<br />

siendo una organización seglar muy numerosa y de gran<br />

arraigo en la sociedad yeclana 198 , y que, si bien<br />

disminuida, subsiste hasta nuestros días.<br />

120<br />

La festividad de San Francisco decae con el siglo<br />

XX, pasando al olvido y tan solo el volteo de campanas<br />

y la típica hoguera en el atrio de su iglesia recordarán el<br />

que fue su pasado 199 .<br />

3.4.27. LAS ANIMAS DEL PURGATORIO (2 de<br />

noviembre)<br />

Previo al día de Animas era/es el de Todos los<br />

Santos, día en que todo yeclano frecuenta su cementerio<br />

para recordar y orar a/por su seres queridos, con ese<br />

«rictus» y severidad que ha caracterizado siempre<br />

(aunque muchos no quieran reconocer su pasado) a este<br />

pueblo manchego, cual culto a la muerte, al luto y a la<br />

fúnebre (véase al respecto las narraciones que sobre<br />

dicho tema dedican José Martínez Ruiz, «Azorín», en<br />

La Voluntad. Madrid, 1902; Pío Baroja, en Confesiones<br />

de un pequeño filósofo. Madrid, 1904; y José Luis<br />

Castillo Puche, en Con la muerte al hombro. Madrid,<br />

1954).<br />

Un ejemplo de ese culto hacia lo fúnebre, hacia lo<br />

macabro, en Yecla, es el que se dedicaba a los niños<br />

fallecidos durante el transcurso del siglo X<strong>VIII</strong> y aún<br />

años posteriores. Recoge el historiador Juan Blázquez<br />

la tradición del velatorio a niños muertos o «angelicos»<br />

(así denominados en el lugar), fiesta de amplias<br />

resonancias paganas, en la que, estando presente el<br />

cuerpo del niño fallecido, los mozos y mozas cantaban<br />

y bailaban alrededor del ataud 200 , intentándolo prohibir<br />

la Iglesia sin resultado alguno mediante diversas<br />

pastorales.<br />

La conmemoración del Día de Difuntos llevaba<br />

aparejado consigo una exhaustiva celebración de misas<br />

en sufragio por las almas de los fieles difuntos, según<br />

atestiguan testamentos de fines del XVI.<br />

De antiguo -recuerda Miguel Ortuño- era<br />

tradicional la procesión de Animas por el interior de la<br />

Iglesia parroquial de la Asunción. Ya en el siglo X<strong>VIII</strong><br />

tuvo su propia Hermandad, la Cofradía de Animas, que<br />

se dedicaba a recoger limosnas para las Animas, con un<br />

paseo nocturno en que no faltaba el estandarte (un guión<br />

de tela negra con una estampa o lienzo que representaba<br />

a la Virgen del Carmen y las Animas del Purgatorio),<br />

los faroles, las campanillas, las faltriqueras y la melodía<br />

fúnebre 201 , que, a modo de villancico, decía:<br />

«A las ánimas benditas<br />

no se les cierra la puerta, (bis)<br />

se les dice que perdonen<br />

y ellas se van tan contentas».<br />

En alguna que otra ocasión el acompañamiento<br />

de la música en la Cofradía de Animas estaba compuesto<br />

por bombo, guitarra, clarinete y campanillas.


FIG. 21- BAUSET RIBES, Eleuterio: Virgen del Carmen y<br />

Animas del Purgatorio. Oleo sobre lienzo pintado en 1945.<br />

Iglesia parroquial de la Purísima (Foto Archivo Javier Delicado,<br />

1987).<br />

Un lienzo bajo la advocación de las Animas del<br />

Purgatorio se hallaba en el sotocoro de la vieja iglesia<br />

parroquial, según recuerda Cosme Gil Pérez de Ortega,<br />

en 1777, cuando anota:<br />

«Se sigue a ésta -Capilla de San Juan Bautista<br />

(donde se daba culto a la Virgen de la Aurora)- el<br />

Baptisterio; al frente de éste se halla el altar de las Almas<br />

con un vaso o bóveda para pobres» 202 .<br />

De dicho vaso, bóveda para pobres, o bacín de<br />

almas, ya hay referencia en el siglo XVII, a través de<br />

Ruiz Molina 203 , lugar en el que eran enterrados los<br />

indigentes y menesterosos.<br />

También era tradición en la iglesia de referencia -<br />

la Iglesia vieja- el que se utilizaran cocos huecos, a los<br />

que se les daba forma de calavera, en cuyo interior se<br />

colocaba una vela encendida en el día de Animas, en<br />

recuerdo y oración por las almas de los fieles difuntos 204 .<br />

La Cofradía de Animas salía también desde la<br />

Pascua de Navidad hasta la víspera de Reyes 205 visitando<br />

121<br />

belenes, con el ánimo y fin de recaudar fondos para<br />

cubrir los gastos de su Hermandad, tradición que<br />

desapareció por el año 1950.<br />

En los prolegómenos de la Guerra Civil se perdió<br />

el lienzo antecitado, por lo que otra pintura de la Virgen<br />

del Carmen con las Animas del Purgatorio llegará a Yecla<br />

en 1945, cuyo pincel se debe al pintor Eleuterio Bauset<br />

Ribes (FIG. 21), que se pondrá a devoción en un altar de<br />

la girola de la Iglesia Nueva, donde permanece y al que<br />

acompaña siempre en vela alguna llama encendida por<br />

las ánimas benditas.<br />

4. UNAS CONSIDERACIONES FINALES.<br />

Tanto las fiestas, como las leyendas, como los ritos<br />

que hemos relacionado, todos forman parte del contexto<br />

sociocultural de la religiosidad popular de Yecla, un<br />

enclave localizado en tierras altomurcianas donde<br />

algunas tradiciones, como la del canto de los Auroros,<br />

en devoción a la Virgen del Rosario de la Aurora, o la de<br />

los panes benditos de San Blas, o el «ir de San Marcos»,<br />

dan fe de un folklore y de unas costumbres que arrancan<br />

desde varios siglos atrás.<br />

Secuencialmente, durante la Baja Edad Media<br />

(período del que se tienen escasas noticias) la devoción<br />

popular en la villa se centrará en los santos epidémicos<br />

y terapeúticos (San Antón, San Cristóbal y San<br />

Sebastián), mientras que en la Edad Moderna<br />

(promedios del XV al X<strong>VIII</strong>), habrá un desplazamiento<br />

hacia el culto mariano (Asunción, Purísima Concepción,<br />

Candelaria, Rosario de la Aurora y Divina Pastora).<br />

Los siglos XVII y X<strong>VIII</strong> significarán una exaltación<br />

religiosa en la localidad, en la que prácticamente todos<br />

sus habitantes serán cofrades que pertenecerán a alguna<br />

que otra hermandad o congregación, particularmente<br />

numerosos los de la Cofradía del Santísimo Sacramento<br />

y los de la Venerable Orden Tercera (incluso con filial<br />

femenina), alcanzando las fiestas del Corpus Christi, San<br />

Marcos y San Roque su mayor boato y participación.<br />

También pesaba mucho en el ambiente, como en otros<br />

puntos del Reyno de Murcia, el Tribunal de la<br />

Inquisición, a través de familiares del Santo Oficio que<br />

a nivel local hicieron historia (comisarios, notarios, etc.),<br />

y que sirvió de utilidad a la clase gobernante,<br />

limitándose a preservar la pureza de los ideales<br />

españoles practicando la censura 206 .<br />

Pese a ello, ciertos rituales de origen pagano (tales<br />

como las mascaradas que, con motivo de las fiestas de<br />

la Cruz, se venían celebrando frente a la iglesia del<br />

convento franciscano; los sortilegios de la noche de San


Juan; y desde época napoleónica, las fiestas de los Judas<br />

(aunque tamizadas), incidirán como expresión del alma<br />

colectiva y elemento aglutinador en el contexto de<br />

algunas devociones y cultos.<br />

Y !cómo no!, el ritual del fuego, uno de los cuatro<br />

elementos de las cosmogonías tradicionales,<br />

imprescindible para la vida, siempre estará presente en<br />

toda manifestación festivo popular de Yecla (San Antón,<br />

San Blas, Santa Bárbara,...). Las hogueras arderán en la<br />

víspera de cada festividad crepitantes y con estrépito,<br />

mientras la gente, si es invierno, apiñada en torno de<br />

ellas, degustará frutos secos y trasegará mistela. El fuego<br />

purificador (que no el de los autos de fe) antecede y es<br />

el preámbulo de la fiesta. Es el rito propiciatorio que<br />

preservará de espíritus y demonios. Al fuego siempre<br />

se le ha atribuido significadops de regeneración y<br />

purificación, acción fecundante e iluminadora.<br />

A fines del siglo X<strong>VIII</strong> el hombre intelectual<br />

escrutará nuevos campos en el espíritu laico de la<br />

Ilustración, buscando la conexión entre filosofía y<br />

ciencia, aunque el pueblo llano (jornaleros en su<br />

mayoría), supersticioso e ingenuo por lo común en dicho<br />

siglo (en el que se tenía que enfrentar al hambre -<br />

produjéronse fuertes altercados- y a alguna que otra<br />

epidemia) y con una enseñanza primaria deficiente, se<br />

hallará muy lejos de sutilezas teológicas o científicas (los<br />

ilustrados siempre consideraron las procesiones<br />

exhiciones de superstición y falsa piedad), y al que solo<br />

importará que la tierra produzca mucho y bueno para<br />

asegurar el sustento de las cosechas en beneficio de los<br />

demás y propio por aquello del trabajo, por lo que<br />

demandará unos patronos y santos protectores (los<br />

santos de la piedra Abdón y Senén, San Isidro Labrador,<br />

San Roque y Santa Bárbara) con el fin de que les<br />

prevengan y libren de epidemias, tormentas y pedrisco<br />

(conviene reseñar que el colocar los trabajos bajo la<br />

protección de las divinidades, es cosa conocida en<br />

distintos tipos de religiones, particularmente en la<br />

religión romana, como ha señalado Julio Caro Baroja) 207 .<br />

La intercesión de San Cristóbal y de Santa Bárbara,<br />

además, se consideraba como protectores de la buena<br />

muerte, mientras que la de San Antón preservaba del<br />

rayo a sus cofrades. Cabe señalar que en Yecla,<br />

prácticamente todas las festividades estaban<br />

relacionadas con el ciclo de la agricultura, y los versos<br />

de los gozos, reflejados al reverso de muchas estampas<br />

y litografías, también contarían en la historia de cada<br />

patrón.<br />

En la religiosidad popular local las figuras del<br />

Cristo del Sepulcro y de la Virgen (Inmaculada<br />

Concepción), patronos de la villa, serán consideradas<br />

intercesoras de rango mayor: guardan y auxilian en todo<br />

tipo de enfermedades y necesidades públicas y privadas.<br />

Así, ambas imágenes se darán cita en determinadas<br />

rogativas llevadas a cabo, bien de tipo penitencial, de<br />

súplica ante alguna calamidad pública o desastre natural<br />

(plagas de langosta y ante largos períodos de sequía), o<br />

122<br />

para conmemorar importantes acontecimientos<br />

(proclamaciones de reyes, acciones de gracias por algún<br />

fin colectivo alcanzado -librar a la población de<br />

epidemias o del contagio de la peste-, etc.). Algunos<br />

testimonios responderán a una mentalidad y a un<br />

monento concreto, el del fundamentalismo en la fe.<br />

En la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo en<br />

las décadas de la Restauración canovista (1874-1897)<br />

como recuerda el profesor Antonio Ariño, habrá un<br />

resurgimiento católico en España con una iglesia a la<br />

defensiva ante el mundo contemporáneo liberal surgido,<br />

donde se intensifican las actividades doctrinales y se<br />

reelabora la religiosidad, a través de asociaciones<br />

devotas, se difunden también las misiones populares y<br />

se llega a mitificar la figura de Pío IX 208 . En el caso de<br />

Yecla, algunos rincones de la villa con sabor a barriada<br />

contarán con total participación de algunas festividades,<br />

como las dedicadas a Santa Ana en la calle de la<br />

Corredera, en 1856, al haber sido invocado el auxilio de<br />

la santa ante la epidemia del cólera surgida en el año<br />

anterior y haber librado a la vecindad de la misma.<br />

También se creará la Cofradía de la Purísima en 1868, la<br />

Junta de Mayordomos en 1880 o la Adoración Nocturna<br />

a principios del XX.<br />

A lo largo del presente estudio se analiza la<br />

variedad de devociones surgidas en los diferentes siglos<br />

de la historia de Yecla y sobre las que no vamos a<br />

redundar. No obstante, decir que, sociológicamente, las<br />

fiestas mayores (celebradas en diciembre) nacieron al<br />

amparo de la fiesta patronal (de la Purísima<br />

Concepción), mientras que ciertas romerías, como las<br />

llevadas a cabo al Santuario de las Virtudes (desde el<br />

siglo XVII hasta mediados del X<strong>VIII</strong>), y a la Ermita de la<br />

Magdalena (el «ir de San Marcos»), servirían de<br />

terapeútica eficaz en la diferencia de clases.<br />

Respecto a las rogativas (muy extendidas durante<br />

los siglos X<strong>VIII</strong> y XIX) habían sido instituidas por San<br />

Mamerto y rápidamente se difundieron por la<br />

cristiandad en los siglos V y VI. Se inscribían dentro de<br />

una mentalidad abocada al pesimismo, tenían lugar<br />

durante la primavera y se caracterizaban por una<br />

intensificación del culto a un patrono (en el caso de<br />

epidemias, a San Sebastián y San Roque) o a un<br />

intercesor especial (en el caso de sequía o males mayores,<br />

al Santísimo Cristo del Sepulcro, patrono de la villa, para<br />

impetrar las lluvias), con el traslado de las imágenes en<br />

procesión penitencial desde su ermita o santuario a la<br />

iglesia parroquial, en la que los labradores se cargaban<br />

de pesadas piedras para una mayor mortificación, algo<br />

primitivo y contrario a la razón. En este contexto se<br />

inscribiría lo apuntado por el historiador Giménez<br />

Rubio, en 1849 y 1865, sobre la antigua imagen del Cristo<br />

del Sepulcro, cuando anota que la devoción yeclana<br />

«considera su intercesión como único medio capaz de<br />

servir de lenitivo en sus aflicciones» 209 . En sí, las<br />

rogativas, en Yecla como en cualquier otro rincón de<br />

nuestra geografía, fueron la respuesta más usual de esta


sociedad tradicional a los grandes males (pestes, plagas,<br />

pedrisco, sequía) que asolaron al pueblo. Se pedía a Dios<br />

perdón por los pecados y se rogaba el auxilio contra la<br />

desgracia que se padecía, porque en la mentalidad<br />

popular de aquella época estaba reflejada la<br />

interpretación de las calamidades públicas como castigo<br />

de Dios, y había que elevar preces y súplicas al Altísimo<br />

«para aplacar la cólera divina».<br />

Por otra parte el agua de San Gregorio Ostiense<br />

pasada por sus reliquias había sido remedio infalible en<br />

el siglo XVII contra las plagas de langosta 210 , al igual<br />

que el volteo de campanas era eficaz como instrumento<br />

de conjura contra las tormentas.<br />

También el ritual funerario o culto a la muerte<br />

desde época pretérita hasta bien entrado el siglo XX<br />

(década de los años sesenta) formará parte de la<br />

religiosidad popular y tendrá mucho que ver en todos<br />

los estratos o estados de la sociedad yeclana, de lo que<br />

dan fe, desde antaño (siglo XVI), el excesivo número de<br />

misas anotadas en los testamentos, los cantos de los<br />

auroros, las cofradías de ánimas, el cortejo fúnebre desde<br />

la casa del finado hasta la iglesia parroquial (si éste era<br />

rico, con la asistencia del clero regular y de los<br />

franciscanos), la mortaja (propia con hábito franciscano,<br />

si de pobres se trataba), el luto (una especie de<br />

«reglamentación» sobre todo en la mujer, incluso<br />

durante décadas), el toque de campanas 211 , y, cayendo<br />

en la superstición, el velatorio de los niños muertos, un<br />

extraño comportamiento de amplias resonancias<br />

paganas que la Iglesia intentó erradicar, en el que<br />

muchachos y muchachas realizaban bailes y cantaban<br />

en torno de los niños fallecidos 212 («angelicos» en el argot<br />

popular de la tierra); costumbre bárbara y tribal y secuela<br />

de esa España profunda, que también se vino<br />

practicando en un número considerable de pueblos<br />

valencianos (allí llamaban «la dança del vetlatori», de<br />

los mortirichuelos o «albaets» -infantes sin pecado- y<br />

era una tradición aceptada, afortunadamente<br />

deseparecida, incluso alegre y festiva, porque se<br />

consideraba que un ángel entraba en el cielo; tema que<br />

el dramaturgo Vicente Blasco Ibáñez plasmó en su<br />

novela La barraca, escrita en 1898).<br />

También aquí las ánimas adquieren importancia<br />

en el universo de las creencias populares tradicionales,<br />

cuyo culto ha ido parejo al de la Virgen del Carmen (tuvo<br />

su altar debajo del coro en la Iglesia vieja de la Asunción<br />

y hoy en la girola de la iglesia parroquial de la Purísima),<br />

y, como se ha mencionado, ha estado vinculado al culto<br />

a los difuntos.<br />

Devoción es también el arte en las calles. Se goza -<br />

decíamos en una publicación algo postrera- al recorrer<br />

los viejos arrabales de la que fue villa, aquellas callejas<br />

y rincones de bravia traza y encontrar, atisbar serie de<br />

paneles cerámicos constituidos por retablitos de azulejos<br />

que presiden las ya no tan abundantes hornacinas (FIG.<br />

22) que pueblan y pululan entre el habitat urbano. Es<br />

123<br />

FIG. 22- Retablito de azulejos bajo la advocación de San Felipe<br />

Neri, del año 1856, sobre la casa n° 30 de la calle de San Felipe.<br />

Yecla. (Foto Javier Delicado, 1989).<br />

frecuente en algunos ejemplos -de los que hemos hecho<br />

particular mención en el capítulo introductorio al tratar<br />

del siglo XIX- el que se haga coincidir el nombre de la<br />

calle con el del santo en el retablo representado. Y<br />

cuando no esto, la advocación solía coincidir con el<br />

nombre del dueño de la vivienda (un voto o una<br />

promesa ofrecidos, «a expensas de» y/o «a devoción<br />

de» particulares, varios fechados en los años del cólera,<br />

de 1856 a 1858), en cuya fachada, sobre una hornacina,<br />

refulgía. Son exponente fiel de piadosa y popular<br />

devoción local 213 .<br />

En esbozo, son los descritos, retazos de toda una<br />

cultura popular en parte hoy desaparecida o hecha<br />

folklore, que nos habla de un tiempo y de una vida social,<br />

de unas actitudes y de unos comportamientos, en los<br />

que se mezcla una serie de mitos (leyendas, fábulas,<br />

supersticiones) y de ritos populares en sus más variadas<br />

representaciones (romerías, rogativas, conjuros,<br />

hogueras, exvotos,...), con la religiosidad más ancestral<br />

de un pueblo -Yecla-, como eje vertebrador de creencias<br />

y rituales de la fe cristiana.


NOTAS ARCHIVISTICO-DOCUMENTALES<br />

1 NIETO PEREZ, Mariano, et alii: «Clarifificar diferentes conceptos y<br />

tendencias según las épocas, en la imaginería al culto». Actas del XI<br />

Congreso de Conservación y Restauración de Bienes Culturales<br />

(celebrado en Castellón del 3 al 6 Octubre de <strong>1996</strong>). Castellón de la<br />

Plana, Servicio de Publicaciones de la Diputación, <strong>1996</strong>, Vol. II, p. 775.<br />

2 El mayordomo era el oficial que se nombraba en las Cofradías o<br />

Congregaciones para la satisfacción de los gastos, y el cuidado y<br />

gobierno de las funciones.<br />

3 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />

Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X el Sabio - Exmo.<br />

Ayuntamiento de Yecla, 1995, p. 56.<br />

4 Ibidem. p. 60.<br />

5 En 1575 estaban establecidas las de San Bartolomé, Santa Bárbara,<br />

Nuestra Señora del Remedio, San Juan, San José, El Nombre de Jesús,<br />

Nuestra Señora de las Nieves, Santa Lucía, San Roque y el Santísimo<br />

Sacramento, siendo ésta la más elitista en cuanto a admisión de sus<br />

miembros. BLAZQUEZ MIGUEL, Miguel: Yecla en su historia. Toledo,<br />

Ed. Arcano, 1988, p. 89.<br />

6 RUIZ MOLINA, L.: op. cit.. p. 72.<br />

7 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Inquisición y brujería en la Yecla del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La Levantina, 1984, pp. 104-106.<br />

8 SORIANO TORREGROSA, Fausto: Historia de Yecla. Valencia,<br />

Impresos Cosmos, 1950, p. 194.<br />

9 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano,<br />

1988, p. 232.<br />

10 ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1980, 2" ed., p. 73; ORTUÑO<br />

PALAO, Miguel: El habla de Yecla. Murcia, Academia Alfonso X el<br />

Sabio, 1987, p. 24.<br />

11 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />

Narsio, 1988, p. 302.<br />

12 RODRIGUEZ DE LA TORRE, Fernando: «Efectos del terremoto<br />

del 1 de Noviembre de 1755 en la actual Región de Murcia».<br />

Murgetana. Murcia, Real Academia Alfonso X El Sabio, 1993, Núm.<br />

LXXXVII, pp. 92 y 122.<br />

13 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 282.<br />

14 PANES, Fr. Antonio: Chrónica de la Provincia de San Tuan Bautista<br />

de religiosos menores descalzos de la Regular Observancia de Nuestro<br />

Seráphico Padre San Francisco, dedicado al Sacro. Supremo y Real<br />

Consejo de Aragón. Valencia; Gerónimo Vilagrasa, impresor; 1665-<br />

1666. Vol. I, Cap. 13, folios 46-47.<br />

15 SALMERON, Fray Pascual: Historia de el devotíssimo Santuario y<br />

religiosíssimo Convento de Santa Ana del Monte de Jumilla. de<br />

religiosos descalzos de N(uestro) P(adre) S(an) Francisco de la<br />

Provincia de San Juan Bautista. . Manuscrito en 4°, en<br />

pergamino, folios 451-455.<br />

16 «Algunas notas de medicina». Guía comercial e Industrial de Yecla.<br />

Catálogo Oficial de la Feria del Mueble. Valencia, Imp. J. Domenech,<br />

1967, p. 57.<br />

17 SORIANO PALAO, José: «Las epidemias de cólera en Yecla durante<br />

el siglo XIX». YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo.<br />

Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones, 1995, núm. 6,<br />

pp. 46-47.<br />

18 Ibidem. p. 51.<br />

19 LOPEZ SERRANO, Aniceto: Yecla: Un ejemplo de socialismo agrario<br />

(1914-1917). Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1989, p. 156.<br />

20 Ibidem. pp. 104-105.<br />

21 RUIZ MOLINA, Liborio, y VICENTE REQUENA, Pascuala: «La<br />

vida municipal en Yecla a través de la prensa local durante la II<br />

República (1931-1936)», en de VVAA.: La prensa local en la Región<br />

de Murcia (1706-1939). Universidad de Murcia, Servicio de<br />

Publicaciones, <strong>1996</strong>, p. 102.<br />

22 GALAN, Lola: «Sillas vacías en la casa del Señor». Diario EL PAÍS.<br />

Madrid, domingo 21 de febrero de 1993 (Supl. Dominical), p. 8.<br />

23 AZORIN CANTO, M.: «Resurgió la tradición helenística en Yecla<br />

tras algunos años de declive». Diario La Verdad. Murcia, 24 de<br />

diciembre de 1992.<br />

24 GARCIA ATIENZA, Juan: Santoral diabólico. Madrid, Ediciones<br />

Martínez Roca, S.A., 1988, pp. 313-319.<br />

25 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />

Narsio, 1988, p. 315.<br />

26 Sobre la ermita y obras que alberga, así como de otras<br />

124<br />

desapareciadas, véase el estudio de DELICADO MARTINEZ,<br />

Francisco Javier: «La Ermita de Santa Bárbara, de Yecla». Archivo de<br />

Arte Valenciano (Publicaicón de la Real Academia de Bellas Artes de<br />

San Carlos). Valencia, 1995, pp. 133-142.<br />

27<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />

1598). Yecla, Imp. La Levantina, 1981, p. 68; BLAZQUEZ MIGUEL,<br />

Juan: Yecla en el reinado de Felipe III (1598-1621). Yecla, Imp. La<br />

Levantina, 1983, p. 107.<br />

28<br />

A.H.N. (Archivo Histórico Nacional). Sección Consejos. Leg. 7.094.<br />

Relación de Cofradías del Reyno de Murcia. N° 34, «Lista de las<br />

Congregaciones, Hermandades y Cofradías fundadas en esta villa de<br />

Yecla, su Yglesia parroquial y Convento Descalzo de Ntro. Pe. San<br />

Francisco, sus gastos y Juntas, y aprobación con que respectivamente<br />

se halla cada uno». Yecla, 7 de mayo de 1771. Ms.<br />

29<br />

Ibidem.<br />

30<br />

Una edición facsimilar de dichos Capítulos se ha publicado en 1986,<br />

en ocasión de la celebración del bicentenario de las normas<br />

establecidas. Véase al efecto Ordenanzas de las Fiestas Patronales de<br />

la Virgen del Castillo - Yecla. 1786-1986 (con una introducción y<br />

transcripción de documentos de Miguel Ortuño Palao). Yecla,<br />

Asociación de Mayordomos de la Purísima Concepción, 1986, pp. 16-<br />

40.<br />

31<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano,<br />

1988, pp. 236 y 262.<br />

32<br />

GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 119-123.<br />

33<br />

Ibidem. p. 80.<br />

34<br />

A.A.M.Y. (Archivo de la Asociación de Mayordomos de Yecla). Libro<br />

de Actas de la Cofradía de la Inmaculada Concepción, de Yecla, 1880-<br />

1955. Reglamento que consta de 24 artículos dados en Yecla, a 20 de<br />

mayo de 1880, inserto al comienzo de dicho Libro de Actas, manuscrito.<br />

35<br />

IBAÑEZ IBAÑEZ, Juan «La Asociación de Mayordomos». Revista-<br />

Programa de Fiestas de La Purísima. Yecla - 1956. Almansa, Artes<br />

Gráficas Sánchez, 1956, s/p.<br />

36<br />

GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria histórica de la función que<br />

anualmente se celebra en la villa de Yecla a la Concepción de la Virgen.<br />

Albacete, Imprenta de Nicolás Soler, 1849.<br />

37<br />

En la nota 35 de su Memoria histórica.... manuscrita en 1848,<br />

Gimenez Rubio dice: "En el presente año 1848 se ha mejorado la<br />

iluminación con una preciosa lucerna de gusto especial y elegante<br />

construcción, que contiene sobre setecientas luces: en su base pende<br />

una granada que se abre por un resorte, y descubre al pasar la imagen<br />

una paloma colocada bajo de un sol dorado, y derrama flores, polvos<br />

brillantes y otros obsequios.<br />

La altura de esta lucerna es de unos veinte y cuatro palmos y su<br />

diámetro en el globo que forma, de catorce a quince".<br />

38<br />

RUIZ MOLINA, Liboro: op. cit. p. 60.<br />

39<br />

RUIZ MOLINA, Liborio: "Notas para la genealogía de Martín<br />

Soriano Zaplana". Programa de Fiestas de la Escuadra "La Purísima<br />

Concepción". Yecla; Victoria Industrias Gráficas, 1994, s/p.<br />

40<br />

Sobre el legendario personaje y su genealogía véanse los estudios de<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: El capitán Martín Soriano Zaplana. Yecla,<br />

Imp. La Levantina, 1983; y RUIZ MOLINA, Liborio: "Notas para<br />

la genealogía de Martín Soriano Zaplana". Programa de Fiestas de la<br />

Escuadra "La Purísima Concepción". Yecla; Victoria, Industrias Gráficas;<br />

1994, s/p.<br />

41 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: España mariana. Yecla y<br />

el Eremitorio-Santuario del Castillo: Arte y devoción . Yecla, Imp. La<br />

Levantina, 1990, p. 72, fig. 20.<br />

42 ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1980, 2"edv p. 118.<br />

43 Ibidem. p. 119.<br />

44 ORTUÑO PALAO, Miguel: El Cura-Obispo Antonio IbañezGaliano.<br />

Discurso leído por su autor el día 17 de Diciembre de 1982 con motivo<br />

de su recepción pública como Académico de <strong>Número</strong> de la Academia<br />

Alfonso X El Sabio. Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1982, p. 25.<br />

45 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo, de<br />

Dúo-Graph, S.L., 1991, pp. 112,145, 285, 290 y 326.<br />

46 SORIANO PALAO, José: op. cit.. p. 51.<br />

47 ALONSO NAVARRO, Serafín: "Pueblos de la Región de Murcia:<br />

Yecla". Historia de la Región Murciana. Tomo XI. Murcia, Ediciones<br />

Mediterráneo, S.A., 1989, p. 643.<br />

48 R(UIZ), L(UIS): "Yecla, Fiestas Patronales: La mujer en las fiestas".<br />

Diario La Verdad. Murcia, viernes 6 de Diciembre de 1991 (supl.<br />

Extraordinario), p. Y-4.


49<br />

DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: "La Iglesia del Niño<br />

Jesús, de Yecla: Arquitectura y Arte". YAKKA (Revista de Estudios<br />

Yeclanos). Yecla, Exmo. Ayuntamiento - Servico Municipal de Publicaciones,<br />

1992-1993, n° 4, pp. 55-74.<br />

50<br />

Debo estos datos a la lúcida memoria de Argimiro Azorín Pérez, de<br />

73 años de edad, persona muy versada en cosas de iglesia y que<br />

durante cincuenta y cinco años estuvo al cuidado de la Ermita de Santa<br />

Bárbara, de Yecla.<br />

51<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla.día adía. Yecla, Ediciones Dúo,de<br />

Dúo-Graph, S.L., 1991, p. 21.<br />

52<br />

A.H.M.Y. (Archivo Histórico Municipal de Yecla). Legajo 643 "Cultura<br />

y Festejos". "Instancia de la Sociedad "Unión Yeclana" dirigida al<br />

Exmo. Ayuntamiento de la Ciudad, solicitando permiso para celebrar<br />

la festividad de Reyes Magos". Yecla, 1928.<br />

53<br />

Alguna breve referencia a la Ermita de San Antonio Abad en<br />

SORIANO TORREGROSA, Fausto: Historia de Yecla. Valencia, Impresos<br />

Cosmos, 1950, p. 124; ELIAS GARCIA, Mª Pilar: El núcleo de<br />

Yecla: Estudio físico y demográfico (Tesis de licenciatura inédita).<br />

Murcia, 1960, p. 39; MORALES GIL, Alfredo: El Altiplano de Jumilla-<br />

Yecla. Murcia, Departamento de Geografía de la Universidad, 1972, p.<br />

188.<br />

54<br />

RUIZ MOLINA, Liborio: "<strong>Yakka</strong>, Un asentamiento andalusí en la<br />

Cora de Murcia (ss. XI al XIV)". YAKKA (Revista de Estudios Yectanos).<br />

Yecla, Excmo. Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones,<br />

1995, núm. 6, p. 22.<br />

55<br />

DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «La Ermita del Hospital<br />

de Yecla («El Hospitalico»)». Ciudad de Yecla (Boletín Informativo<br />

Municipal). Yecla, Excmo. Ayuntamiento, marzo de 1988, núm. 10,<br />

pp. 14-15.<br />

56<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Dúo-Graph, S.L.,<br />

1991, p. 38.<br />

57<br />

AZORIN ALBIÑANA, Francisco: «Fiestas populares: San Antón,<br />

17 de enero». El Yeclano Ausente. Yecla, Asociación de Mayordomos,<br />

enero-marzo 1990, pp. 4-5.<br />

58<br />

Véanse las coplillas que a «La güerta (por vuelta) de S(an) Antón»<br />

dedica G(ARCIA) SORIANO: Maximiliano: Yeclanerías (Primera<br />

colección). Yecla, 1900, pp. 83-85.<br />

59<br />

GIL PÉREZ DE ORTEGA, Cosme: «Fragmentos históricos de la<br />

villa de Yecla». Manuscrito inédito de 1767, publicado bajo el mismo<br />

título en YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo.<br />

Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones, 1992-1993, n°4,<br />

p. 115.<br />

60<br />

A.H.N. (Archivo Histórico Nacional). Sección Consejos. Leg. 7.094.<br />

Relación de Cofradías del Reyno de Murcia. Nº 34. «Lista de las<br />

Congregaciones, Hermandades y Cofradías fundadas en esta villa de<br />

Yecla, su Iglesia parroquial, y Convento Descalzo de Ntro. Padre San<br />

Francisco, sus gastos y Juntas, y aprobación con que respectivamente<br />

se halla cada una». Yecla, 7 de mayo de 1771. Ms.<br />

61<br />

DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «Parajes yeclanos: Los<br />

Hitos, Ermita y Venta». Revista-Programa Interno de la Escuadra «Los<br />

Luna». Yecla, 1992, pp. 12-13.<br />

62<br />

DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «Ermitas rurales de Yecla:<br />

La Ermita de la Casa de los Pinos en la Carrasquilla». Revista-Programa<br />

de Fiestas de la Virgen de la Escuadra «La Purísima Concepción».<br />

Yecla, Victoria Industrias Gráficas, Diciembre de 1994, s./p.<br />

63<br />

AUROROS, La Hermandad de los: «La Aurora, devoción popular<br />

mariana». Revista-Programa de Fiestas de la Virgen, de Yecla -1979.<br />

(XXV Aniversario de la Coronación Canónica de la Inmaculada<br />

Concepción). Yecla, Asociación de Mayordomos, 1979, s/p.<br />

64<br />

MARTINEZ CORBALAN, Francisco: «Costumbres españolas: Los<br />

Auroros de Yecla». Semanario ESTAMPA. Madrid, 22 de enero de 1929,<br />

nº 55, s/p.<br />

65<br />

G(ARCIA) SORIANO, Maximiliano: Yeclanerías (Segunda<br />

colección). Elda Tipografía Moderna, 1907, pp. 19-21.<br />

66<br />

DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «La Ermita de Santa<br />

Bárbara de Yecla». Archivo de Arte Valenciano. Valencia, 1995, pp.<br />

133-142.<br />

67<br />

DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «La Iglesia Nueva de<br />

Yecla, entre el arte y la historia». ARCHIVO DE ARTE VALENCIANO.<br />

Valencia, 1983, p. 51.<br />

68<br />

MARTINEZ RUIZ, «AZORIN», José: La Voluntad. Madrid, Clásicos<br />

Castalia, 1973 (ed. de E. Inman Fox), p. 180.<br />

69<br />

CASTILLO PUCHE, José Luis: Con la muerte al hombro. Madrid,<br />

Biblioteca Nueva, 1960, 2" ed., p. 313.<br />

70<br />

GALIANA, Ismael y FERNANDEZ, Adolfo: Guía secreta de Murcia.<br />

125<br />

Cartagena y Mar Menor. Madrid, Sedmay Ediciones, 1978, pp. 97-99.<br />

71<br />

Ibidem. p. 99.<br />

72<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano,<br />

1988, pp. 235-236.<br />

73<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel: op. cit. p. 49<br />

74<br />

GIL PÉREZ DE ORTEGA, Cosme: op. cit.. p. 112.<br />

75<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />

Narsio, 1988, p. 336; BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia.<br />

Toledo, Ed. Arcano, 1988, p. 158.<br />

76<br />

A.H.N., Sección de Consejos, Leg. 7.094. Relaciones de Cofradías<br />

del Reyno de Murcia. Núm. 34, «Lista de Congregaciones... de Yecla.».<br />

Yecla, 7 de mayo de 1771.<br />

77<br />

Sobre el ambiente de brujas y hechiceras en Yecla, y en particular<br />

sobre las mencionadas, véase el estudio de BLAZQUEZ MIGUEL,<br />

Juan: Inquisición y Brujería en la Yecla del siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La<br />

Levantina, 1984, pp. 119 y 130.<br />

78<br />

AZORIN CANTO, M.: «Fiestas en Yecla: Cohetes y diez mil panes<br />

benditos en honor de San Blas». Diario La Verdad. Murcia, jueves 1<br />

de febrero de <strong>1996</strong> (supl. «Pueblo a pueblo»), p. 14.<br />

79<br />

En la población valenciana de Bocairente los mayorales de San Blas<br />

hacen grandes tortas de «pa beneit» (pan bendito) y cada cual, en el<br />

día de la fiesta de San Antonio Abad (17 de enero) cortan su tajada<br />

(LLUCH GARIN, Luis B.: Ermitas y paisajes de Valencia. Valencia,<br />

Caja de Ahorros, 1980, Tomo I, p. 173.<br />

80<br />

G(ARCIA) SORIANO, Maximiliano: Yeclanerías (Tercera Colección).<br />

Elda, Tipografía Moderna, 1907, pp. 59-60.<br />

81<br />

Para una descripción más ampliada de estos divertimentos véase<br />

en el capítulo de «Folklore y festejos», el apartado dedicado a las Fiestas<br />

de San Blas, en VV.AA.: Relatos del ayer. Yecla, Universidad Popular<br />

(impreso en Yecla-Graphic), 1988, p. 21.<br />

82<br />

CARO BAROJA, Julio: El Carnaval. Madrid, Taurus Ediciones, 1979.<br />

83<br />

RE VILLA, Federico: Diccionario de Iconografía. Madrid, Ediciones<br />

Cátedra, S,.A., 1990, p. 80, voz «Carnaval».<br />

84<br />

AZORIN CANTO, M.: «Miles de máscaras desfilaron en Carnaval»<br />

(Crónica de un año). Revista-Programa de Fiestas de la Virgen. Yecla-<br />

1995. Yecla, Asociación de Mayordomos, 1995, s/p.<br />

85<br />

GUILLAMON, José A.: «Carnavales de Yecla: Francisco José Castaño<br />

Pérez, Concejal de Festejos: Este año habrá música entre las carrozas».<br />

Diario La Opinión. Murcia, viernes 24 de febrero de 1995, p. 11.<br />

86<br />

Véase la sección «Ecos» del Semanario Político Liberal La Soflama.<br />

Yecla, 21 de febrero de 1892, Núm. 17, p. 1.<br />

87<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1979, p. 84.<br />

88<br />

Dice Giménez Rubio en 1865 (del que copia López Sanjuán en 1929)<br />

acerca del origen de la que fue vera efigie del Cristo del Sepulcro,<br />

como la tradición cuenta que allá por el año 341 (según otros autores<br />

fue en enero del 532 -ni siquiera en el cuento de las leyendas se ponen<br />

los elucubradores de acuerdo-), llegaron al castillo dos peregrinos,<br />

siendo albergados por el anciano ermitaño en la sacristía. Después de<br />

una horrorosa tormenta y tras escuchar esa noche unos fuertes ruidos,<br />

al despuntar el día, el anciano fue a despertar a los peregrinos, pero<br />

éstos no estaban ni los localizó por parte alguna. Volvió a la sacristía y<br />

encontró sobre la mesa de revestir la admirable imagen de Jesús<br />

sepultado, que después se veneró en Yecla. Vide GIMÉNEZ RUBIO,<br />

Pascual: Memoria de apuntes para la historia de Yecla. Yecla, Imp. de<br />

Juan Azorín, 1865, p. 108; y LÓPEZ SANJUAN, Siró: «Imágenes del<br />

Castillo de Yecla». Adelante (Periódico independiente semanal). Yecla,<br />

29 de junio de 1929, núm. 125, s/p. Y para una versión literaria de la<br />

leyenda consúltese BAUTISTA MORENO, Rafael: «El Cristo del<br />

Castillo». La Hoja Literaria. Yecla, 10 de marzo de 1930 (?).<br />

89 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: España Mariana: Yecla<br />

y el Eremitorio-Santuario del Castillo. Arte y Devoción. Yecla, Imp.<br />

La Levantina, 1990, pp. 59-64.<br />

90 A.H.N., Relación de Cofradías del Reyno de Murcia: «Lista de<br />

Congregaciones... de Yecla». Yecla, 7 de mayo de 1771.<br />

9l ORTUÑO PALAO, M.: op. cit.. p. 79<br />

92 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 95.<br />

93 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: op. cit.. pp. 20, 67 y 69.<br />

94 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria histórica de la función que<br />

anualmente se celebra en la villa de Yecla. a la Concepción de la Virgen<br />

maría, patrona de España e Indias, y particular en dicha villa.<br />

Manuscrito de 1848, Cap. 3", que trata del «Santuario e Ymágenes del<br />

Castillo» (se publicó impreso en Albacete, en 1849).<br />

95 Véase al efecto DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier y CABOT


BENITO, Amparo: España Mariana. Yecla y el Eremitorio-Santuario<br />

del Castillo: Arte y devoción. Yecla, Asociación de Mayordomos de la<br />

Purísima Concepción, 1990, pp. 11 y 70-78.<br />

96 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: «Fragmentos históricos de la<br />

villa de Yecla». Manuscrito de 1767. Transcrito en YAKKA (Revista de<br />

Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo. Ayuntamiento, 1992-1993, N° 4, pp.<br />

109 y 115.<br />

97 ESPINALT Y GARCIA, Bernardo: Atlante Español o Descripción<br />

General de todo el Reyno de España. Madrid, Imprenta de Pantaleón<br />

Aznar, 1778, Tomo I (Reyno de Murcia), pp. 159-160<br />

98 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria histórica de la función que<br />

anualmente se celebra en la Villa de Yecla a la Concepción de la Virgen<br />

María, patrona de España e Indias y particular de dicha Villa. Yecla,<br />

Diciembre de 1848. Manuscrito, capítulo 3°<br />

99 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />

Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />

Ayuntamiento de Yecla, 1995, p. 60<br />

100 LOPEZ MARTINEZ, José Francisco: Configuración estética de las<br />

procesiones cartageneras. La Semana Santa de Cartagena y Murcia<br />

en el tránsito del siglo XIX al XX. Cartagena, Real e Ilustre Cofradía<br />

de N.P. Jesús Nazareno (Marrajos), 1995, p. 9.<br />

101 Libro de Actas y Decretos de la Venerable Orden Tercera de<br />

Penitencia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de la Villa de Yecla.<br />

1720-1788. Acta de la Junta Particular de 2 de marzo de 1766. Libro<br />

manuscrito conservado por la familia Ortega Juan y Orden Tercera<br />

Seglar de Yecla.<br />

102 DIAZ CASSOU, Pedro: Pasionaria Murciana. La Cuaresma y la<br />

Semana Santa en Murcia. Madrid, Imp. de Fortanet, 1897, pp. 279-<br />

282.<br />

103 RUIZ MOLINA, Liborio: «Apuntes históricos de la Semana Santa<br />

de Yecla». La Semana Santa en Yecla (folleto). Yecla, Cabildo Superior<br />

de Cofradías Pasionarias, 1993, s/p.<br />

104 RUIZ MOLINA, Liborio: op. cit.. s/p.<br />

105 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «El Grupo Escultórico<br />

de la Virgen de las Angustias, una obra de Salzillo en Yecla. Valoración<br />

artística y tratamiento para su conservación». Actas del XI Congreso<br />

de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Castellón de la<br />

Plana, Servicio de Publicaciones de la Diputación de Castellón, <strong>1996</strong>,<br />

Vol. II, pp. 711-724 + 4 il.<br />

106 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «El Cristo a punto de<br />

ser enclavado en la Cruz, de Yecla, obra escultórica de José Esteve<br />

Bonet. Valoración artística, conservación y proceso restaurativo». Actas<br />

del <strong>VIII</strong> Congreso de Conservación y Restauración de Bienes<br />

Culturales. Valencia, Universidad Politécnica, 1990, Vol. I, pp. 256-<br />

260, + 1 il. en p. LV<br />

107 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «Arte Pasionario en<br />

Yecla», Cap. II de la obra de VV.AA.: Semana Santa en Yecla: Historia<br />

y Arte. Yecla, Imprenta La Levantina, 1991, pp. 121-163. Véase también<br />

una 2' 1 edición revisada y ampliada en «Arte Pasionario en Yecla».<br />

Cap. VI de la obra de VV.AA. Semana Santa en Yecla: Historia y Arte.<br />

Yecla, Artes Gráficas Dúo-Graph, S.L., 1995, pp. 203-233.<br />

108 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />

de Dúo-Graph, S.L., 1991, p. 128.<br />

109 RUIZ MOLINA, Liborio: «La Semana Santa en Yecla, una<br />

manifestación cultural que hay que proteger». Revista-Programa de<br />

Fiestas de Semana Santa. Yecla, Cabildo Superior de Cofradías<br />

Pasionarias, 1988, s/p.<br />

110 GARCIA ATIENZA, Juan: Santoral diabólico. Madrid, Ediciones<br />

Martínez Roca, 1988, p. 415.<br />

111 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 89.<br />

112 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: Fragmentos históricos de la villa<br />

de Yecla. Yecla, 1767, capítulo 20, fragmento 9.<br />

113 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «Un enclave franciscano<br />

en Yecla: El eremitorio de la Magdalena». Actualidad (La revista de<br />

Yecla). Yecla, PubliRecord, marzo de 1992, n" 12, p. 27.<br />

114 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />

1598). Yecla, Impreso en La Levantina, 1981, p. 113.<br />

115 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />

Narsio, 1988, p. 336.<br />

116 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, Vol. I, p. 235.<br />

117 ORTUÑO PALAO, Miguel: op. cit- pp. 130-132.<br />

118 RUIZ MOLINA, Liborio: «Apuntes históricos sobre la Ermita de la<br />

Magdalena y la Fiesta de San Marcos (Yecla-Murcia)», en de VV.AA.:<br />

126<br />

Fiestas de Primavera en Yecla. Yecla, Excmo. Ayuntamiento, s.a.<br />

,p.21.<br />

119 AZORIN CANTO, Martín: «Yecla. Más de mil personas participaron<br />

en la Romería de la Magdalena». Diario La Verdad. Murcia, 19 de<br />

abril de 1989.<br />

120 GUILLAMON, José A.: «Tres mil personas en la romería de San<br />

Marcos en Yecla el pasado domingo». Diario La Opinión. Murcia,<br />

martes 27 de abril de 1993, p. 15.<br />

121 AZORIN CANTO, Martín: «Yecla. Miles de vecinos participan en<br />

la romería de San Marcos». Diario La Verdad. Murcia, domingo 26 de<br />

abril de <strong>1996</strong>, p. 19.<br />

122 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «La capilla Pública y<br />

Casa-Asilo de Ancianos Desamparados de Yecla y su patrimonio<br />

artístico». Ciudad de Yecla (Boletín Informativo Municipal). Yecla,<br />

Excmo. Ayuntamiento, junio de 1988, núm. 12, pp. 10-11.<br />

123 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 282.<br />

124 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 236.<br />

125 GIL PEREZ DE ORTEGA. Cosme: Fragmentos históricos de la Villa<br />

de Yecla. Manuscrito de 1777, publicado en YAKKA (Revista de<br />

Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo. Ayuntamiento, 1992-1993, Núm. 4,<br />

p. 115.<br />

126 El vocablo carrerón (callejón en castellano), diminutivo de carrer<br />

(calle) es uno de los modismos de la lengua valenciana que, con alguna<br />

frecuencia, se ha venido utilizando en Yecla, y así lo vemos, por<br />

ejemplo, en los textos explicativos manuscritos que ilustran un plano<br />

del Convento franciscano de Yecla (conservado en el Archivo<br />

Franciscano de Jumilla), de fines del siglo X<strong>VIII</strong>, que reproduce Juan<br />

Blázquez Miguel en su obra Yecla en su historia (Toledo, Ed. Arcano,<br />

1988). Véase lo que al respecto sobre dicho vocablo d<br />

BAD BAD BAD BAD BAD BAD BAD BAD<br />

127 ORTUÑO PALAO, Miguel: Las calles de Yecla. Yecla, Imp. La<br />

Levantina, 1982, p. 152.<br />

128 HERNANDEZ CUTILLAS, Alfonso: Pregón de las Fiestas de la<br />

Cruz. Yecla, 25 de abril de 1992. Texto inédito.<br />

129 La descripción que aquí se ofrece es resumen del Pregón de las<br />

Fiestas de la Cruz y de los Tudas que pronunció el historiador de arte<br />

y Académico Correspondiente Francisco Javier Delicado Martínez,<br />

en el Auditorium Municipal de la ciudad de Yecla, el sábado día 20 de<br />

abril de <strong>1996</strong>, con motivo del inicio de las «Fiestas de la Cruz» en<br />

dicha población y que permanece inédito; acto del que dio reseña la<br />

revista municipal CIUDAD DE YECLA. Yecla, Excmo. Ayuntamiento,<br />

mayo de <strong>1996</strong>, núm. 1, p. 15.<br />

130 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para historia de<br />

Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 262.<br />

131 AZORIN CANTO, M.: <br />

«Nuestra gente: José Puche Forte. Las carrozas requieren varios meses<br />

de trabajo». Diario La Verdad. Murcia, jueves 11 de mayo de 1995<br />

(Supl. «Pueblo a pueblo»), p. 8.<br />

132 DIARIO 16: «Yecla: Las Fiestas de San Isidro tendrán un<br />

presupuesto de 5 millones». DIARIO 16 (edición de Murcia). Murcia,<br />

miércoles 15 de mayo de <strong>1996</strong>, p. 16.<br />

133 AZORIN CANTO, M.: «Fiestas en Yecla


(erigida en Yecla) del Reino de Murcia (1744-1836). Revista quincenal<br />

Orientación Católica. Yecla, Imprenta Victoria, 15 de febrero de 1935,<br />

Núm. LI y siguientes (hasta el final del referido año).<br />

139 ORELLANA Y MOCHOLI, Marcos Antonio de: Biografía Pictórica<br />

Valentina. Madrid, 1930 (ed. de Xavier de Salas), p. 418; en la T ed.,<br />

Valencia, Ayuntamiento, 1967, p. 427.<br />

140 BLAZQUEZ MIGUEL. Tuan: Yecla en el reinado de Felipe II (1598-<br />

1621). Yecla, Imp. La Levantina, 1983, p. 130.<br />

141 Ibidem. p. 130.<br />

142 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />

1598). Yecla, Imp. La Levantina, 1981, pp. 112 y 114.<br />

143 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />

Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />

Ayuntamiento de Yecla, 1995, pp. 72-75.<br />

144 RUIZ MOLINA, Liborio: «Apuntes para la historia de las cofradías<br />

yeclanas. Los orígenes: La Cofradía del Stmo. Sacramento. Siglo XVI».<br />

Revista-Programa de Fiestas de Semana Santa, de Yecla -1994. Yecla,<br />

Cabildo Superior de Cofradías Pasionarias, 1994, s/p.<br />

145 LOZANO PÉREZ, José Mª: «La Cofradía del Santísimo Sacramento<br />

y su participación en la Semana Santa ». Revista-<br />

Programa de Semana Santa de Jumilla-1995. Jumilla, Junta Central de<br />

Cofradías de Semana Santa, 1995, pp. 44-45.<br />

146 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />

Narsio, 1988, pp. 336-337.<br />

147 BLAZQUEZ MIGUEL. Juan: Yecla en el reinado de Felipe III (1598-<br />

1621). Yecla, Imp. La Levantina, 1983, p. 108.<br />

148 ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Murcia, Academia Alfonso X el sabio, 1980, 2" ed., p. 129<br />

149 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 223.<br />

150 A.H.N. (Archivo Histórico Nacional). Sección Consejos, Leg. 7094.<br />

Relación de Cofradías del Reyno de Murcia. N" 34. «Lista de las<br />

Congregaciones, Hermandades, y Cofradías fundadas en esta Villa<br />

de Yecla, su Yglesia parroquial, y convento descalzo de Ntro. Pe. Sn.<br />

Francisco, sus gastos, y Juntas, y aprobación con que respectivamente<br />

se alla cada una». Yecla, 7 de mayo de 1771. Manuscrito.<br />

151 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: op. cit.. cap. 19"<br />

152 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />

1598). Yecla, Imp. La Levantina, 1981, pp. 67-68; BLAZQUEZ MIGUEL,<br />

Juan: Yecla en el reinado de Felipe 111 (1598-1621). Yecla, Imp. La<br />

Levantina, 1983, pp. 106-107.<br />

153 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tip.<br />

Narsio, 1988, p. 314.<br />

154 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 158.<br />

155 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: Fragmentos históricos de la Villa<br />

de Yecla. Manuscrito de 1777. Cap. 22°.<br />

156 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 293.<br />

157 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Yecla, Ed. Arcano,<br />

1988, p. 151.<br />

158 PUCHE FORTE, José: Yecla: Gentes, oficios, costumbres. Yecla,<br />

Excmo. Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones, 1989, p.<br />

115.<br />

159 GARCÍA ATIENZA, Juan: Santoral diabólico. Barcelona, Editorial<br />

Martínez Roca, S.A., 1988, p. 95.<br />

160 Ibidem. p. 97<br />

161 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Un mapa de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Fuenlabrada (Madrid), Grafipán, 1984. (Reproducido en la portadita<br />

del folleto).<br />

162 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />

Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />

Ayuntamiento de Yecla, 1995, p. 76.<br />

163 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 89.<br />

164 Ibidem. p. 153.<br />

165 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «Un lienzo de San<br />

Cristóbal de fines del siglo X<strong>VIII</strong> en Yecla». Revista-Programa de<br />

Fiestas de la Virgen. Yecla, Asociación de Mayordomos de la Purísima<br />

Concepción, 1989, s/p.<br />

166 Debemos ésta y otras noticias de Yecla a la lúcida memoria de<br />

Argimiro Azorín Pérez, persona devota muy versada en cosas de<br />

Iglesia.<br />

167 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />

1991, p. 235.<br />

127<br />

168 Véase la relación de epitafios con nombres de fallecidos y su causa<br />

durante el año de 1855. TALON SORIANO, Rafael: Copia del<br />

Cementerio de Yecla en 20 de abril de 1892. Villena, Est. Tip. de C.<br />

Perlasia, 1892.<br />

169 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />

de Dúo-Graph, 1991, p.<br />

170 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 152-154.<br />

171 SORIANO TORREGROSA, Fausto: Historia de Yecla. Valencia,<br />

Impresos Cosmos, 1950, p. 109.<br />

172 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «Un escultor yeclano<br />

de entresiglos: Venancio Marco Roig». Revista-Programa de Fiestas<br />

de Semana Santa. Yecla-1990. Yecla, Cabildo Superior de Cofradías<br />

Pasionarias, 1990, s/p.<br />

173 ORTUÑO PALAO, Miguel: op. cit.. p. 246.<br />

174 CASTILLO-PUCHE, José Luis: «Hogueras y fuegos de artificio en<br />

la Plaza de San Cayetano». Revista-Programa de Fiestas de la Virgen.<br />

Yecla, 1966, s/p.<br />

175 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: Ermitas aírales de Yecla.<br />

(En prensa).<br />

176 RUIZ MOLINA, L.: op. cit.. p. 75<br />

177 ORTUÑO PALAO, M.: op. cit.. p. 75<br />

178 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 287-288.<br />

179 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />

Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />

Ayuntamiento de Yecla, 1995, pp. 75-76.<br />

180 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 92.<br />

181 Ibidem. p. 158.<br />

182 GIMENEZ RUBIO, P: op. cit.. pp. 289-290.<br />

183 BLAZQUEZ MIGUEL,J.; op. cit.. p. 158.<br />

184 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />

de Dúo-Graph, S.L., 1991, pp. 42,130,267 y 326.<br />

185 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Inquisición y brujería en la Yecla del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La Levantina, 1984, pp. 39-40; BLAZQUEZ<br />

MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano, 1988, p. 235.<br />

186 Ibidem. p. 261.<br />

187 A.H.M.Y., Legajo 643 «Cultura y Festejos». «Gastos de las Fiestas<br />

de San Sebastián, Corpus Christi y San Roque, realizados durante el<br />

año 1830 por el Concejo». 1 h. en 4" ms.<br />

188 AZORIN ALBIÑANA, Francisco: Yecla y sus hombres en mi<br />

recuerdo. Madrid, Gráficas Tresde, S.A., 1979, pp. 191-194.<br />

189 A.H.M.Y., Legajo 643 «Cultura y Festejos». «Cartel impreso<br />

anunciador de los cultos en honor del Patrono San Roque». Yecla, Imp.<br />

Victoria, agosto de 1942.<br />

190 Sobre la ermita de referencia publicamos recientemente un estudio<br />

de carácter histórico-artístico. Véase al respecto DELICADO<br />

MARTINEZ, Francisco Javier: «Una aproximación al mudejar del XVI<br />

murciano: La Ermita de San Roque y San Sebastián de Yecla». Revista<br />

de Estudios Yeclanos YAKKA. Yecla, Excmo. Ayuntamiento - Servicio<br />

Municipal de Publicaciones, 1994, núm. 5, pp. 91-106.<br />

191 A.F.J. (Archivo Franciscano de Jumilla). Documentos del Convento<br />

franciscano de Yecla del siglo XVI existentes en el Convento de Santa<br />

Ana del Monte. «Mandamiento para celebrar la Fiesta de San Zenón».<br />

Yecla, 4 de Septiembre de 1569. Ms.<br />

192 GIMEMEZ RUBIO, Pascual: op. cit. p. 282.<br />

193 GIMENEZ RUBIO, Pascual: op. cit. p. 282.<br />

194 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, pp. 92-93 y 162.<br />

195 BLAZQUEZ MIGUEL, J.: op. cit.. p. 158.<br />

196 AFJ (Archivo Franciscano de Jumilla). Documentos del Archivo<br />

Franciscano de Yecla (Siglo X<strong>VIII</strong>). «Patente de la Archicofradía de el<br />

Cordón para fundarla en Yecla y en Montea legre». Valencia, 24 de<br />

mayo de 1744,1 h. en f. ms.<br />

197 A.F.J. Documentos del Archivo Franciscano de Yecla (siglo X<strong>VIII</strong>).<br />

«Convenio entre Dña. Francisca Yarza Olazarán, viuda de Dn, Josep<br />

Quílez, y esta Comunidad, sobre la fiesta de N. P. Sn. Francisco». Yecla,<br />

26 de enero de 1761. Ms.<br />

198 Ibidem. p. 232.<br />

199 Ibidem. p. 235.<br />

200 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 222.<br />

201 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />

1991, p. 336.


202<br />

GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: op. cit.. p. 112.<br />

203<br />

RUIZ MOLINA, L.: op. cit.. p. 64.<br />

204<br />

Testimonio oral de Venancio Pascual Carpena, personaje<br />

octogenario muy versado en cosas de Iglesia y que durante muchos<br />

años fue regidor y linotipista de la Imprenta Victoria de Yecla.<br />

205<br />

G(ARCIA) SORIANO, Maximiliano: Yeclanerías (3" Colección).<br />

Elda, Tipografía Moderna, 1907, pp. 73-74.<br />

206<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Inquisición y brujería en la Yecla del<br />

siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La Levantina, 1984, p. 28.<br />

207<br />

CARO BAROJA, julio: Las formas complejas de la vida religiosa<br />

(Religión, sociedad y carácter en la España de los siglos XVI y XVII).<br />

Madrid, Sarpe, 1985, p. 354.<br />

208<br />

ARIÑO VILLARROYA, Antonio: Festes. rituals i creences (Temes<br />

d' Etnografía Valenciana, IV). València, Institució Valenciana d'Estudis<br />

i Investigació, 1988, pp. 119 y 122.<br />

209<br />

GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />

de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 94-95.<br />

210<br />

Por noticia indirecta sabemos que en la villa de Elda (donde las<br />

sequías fueron acuciantes en todo tiempo, debido a lo aridez del lugar)<br />

el agua de San Gregorio era tenida como remedio infalible contra las<br />

plagas de langosta. Así, se recoge el dato curioso de que en 1686 el<br />

Ayuntamiento de la indicada población solicitó del rector de Yecla<br />

una cantidad de dicha agua, dándola éste amablemente, por lo que el<br />

Concejo le obsequió con seis libras de pólvora, dos de tabaco de fumar<br />

y una de tabaco de olor. (ARIÑO VILLARROYA, Antonio:op. cit./ p.<br />

314).<br />

211<br />

RUIZ MOLINA, Liborio: op. cit., p. 51.<br />

212<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />

Arcano, 1988, p. 222.<br />

213<br />

DELICADO MARTONEZ, Francisco Javier: «Retablos cerámicos<br />

en el trazado urbano de Yecla». YAKKA (Revista de Estudios<br />

Yeclanos). Yecla, Excmo. Ayuntamiento - Servicio Municipal de<br />

Publicaciones, Diciembre de 1989, n" 1, pp. 23-47<br />

128


III. MITOS, HÉROES<br />

Y LEYENDAS


ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL HÉROE<br />

La palabra héroe, de origen latino, heros, herois, y a<br />

su vez del griego spoudiós, con el sentido de semidiós y<br />

también de jefe militar épico, apareció en España como<br />

cultismo en el siglo XV en una traducción que hizo<br />

Gonzalo Pérez de la Odisea, para aceptarse con amplitud<br />

en el siglo siguiente y llegar a ser de uso común a lo<br />

largo del XVII, tal como encontramos en obras de<br />

Herrera, Góngora, Lope, etc. Una palabra de tan dilatado<br />

pasado tiene a su vez una historia que por fuerza es<br />

compleja y contradictoria, y como tal se corresponde en<br />

justa concordancia con una valoración semántica que<br />

traduce una serie de significados que se han ido dando<br />

y sucediendo en íntima unión a las circunstancias que<br />

imponen los tiempos. Por eso, al referirnos al héroe,<br />

debemos contemplarlo, sobre todo, como un hijo de su<br />

tiempo, como una fuerza sobresaliente de una sociedad<br />

que marca tensiones y revela sentimientos encontrados<br />

que también aparecen, para la ocasión, apiñados en su<br />

entorno, unidos y abrazados en intereses.<br />

Por eso al tratar de verlo en su verdadero<br />

fundamento, en su ser profundo, debemos tener<br />

presente su imagen en pulido mármol y en fundido<br />

bronce levantada para guardar su memoria que, ante<br />

todo, ha de servir de ejemplo que mueva a los jóvenes a<br />

continuar la labor iniciada con su sacrificio. Estos tres<br />

estigmas, la memoria de su imagen su función de<br />

referencia prototipíca, y el reconocimiento del sacrificio<br />

obrado en favor de una comunidad, posiblemente con<br />

su muerte, son los soportes, digamos que<br />

circunstanciales, en que se apoya su fama y gloria. Pero<br />

en realidad, junto a todo esto que apuntamos, y que en<br />

gran parte hemos de ver como parafernalia acomodaticia<br />

a determinados intereses, la figura del héroe se alza sobre<br />

un soporte de apariencia mucho más endeble pero dura<br />

y perdurable, como es la palabra, y es que ante todo, el<br />

héroe, a su vez, lo han hecho las palabras de los poetas,<br />

de los dramaturgos y de los novelistas, y en nuestro<br />

tiempo de la televisión, de los periódicos, de los<br />

políticos... Sin la palabra, el héroe habría quedado en el<br />

olvido, o a lo más, se habría salvado en el silencio dulzón<br />

y siempre plácido de los Campos Elíseos de la erudición<br />

más o menos a la violeta.<br />

Francisco J. Flores Arroyuelo<br />

131<br />

Por eso, al hablar del héroe, en primer lugar<br />

debemos decir que para que el hombre llegue a serlo ha<br />

de pasar por la metamorfosis que le convierte en<br />

personaje literario, en personaje mítico, y aquí la palabra<br />

mítico alcanza su sentido primigenio y fértil, de relato,<br />

de referencia narrada. El héroe, para llegar a serlo ha de<br />

pasar a ser un ser de ficción, un ser que pueble ese<br />

universo paralelo que el hombre posee y en el que con<br />

suma frecuencia busca, con su rostro o con disfraz, para<br />

encontrar el sentido de la vida, de su vida que cumple<br />

conforme va degradándola en el día a día. El héroe ha<br />

de pasar a ser un paradigma en el que el hombre<br />

reconoce a otro hombre, y en el que también,<br />

posteriormente, en mayor o menor proporción, se<br />

reconoce reflejado o como tal desea verse.<br />

En la Grecia clásica, junto a los dioses, seres<br />

lejanos e independientes en su caprichosa existencia,<br />

colocaron a los héroes como seres elevados a la categoría<br />

de semidioses, de los que uno, incluso, alcanzó a saltar<br />

a la categoría superior, la de dios, como encontramos<br />

en el esforzado e irreflexivo Hércules, pero que como<br />

tales tenían que cumplir la condición ineludible de ser<br />

hombres que en su existencia, un largo camino, habían<br />

tenido que sortear encuentros peligrosos de los que<br />

habían salido vencedores, aunque como compensación<br />

al hallazgo, generalmente, debían morir jóvenes. De ahí<br />

que el héroe de la Antigüedad deba ser un vencedor<br />

que sólo cede ante si mismo frente a la muerte, porque<br />

así está configurado en el destino que cada cual tiene, y<br />

como tal ha de ser honrado.<br />

Y del mismo modo que tenía una muerte singular,<br />

el héroe de la antigüedad tenía un nacimiento peculiar<br />

que lo configuraba, como ya supo ver O. Rank en 1914<br />

cuando lo analizó sobre una larga serie de ellos<br />

pertenecientes a diversas culturas en su libro El mito del<br />

nacimiento del héroe, y que le llevó a configurar dicha<br />

circunstancia dentro de un patrón esquematizado, casi<br />

de condiciones iniciáticas, que mostraría que este<br />

desciende de padres de la más alta nobleza,<br />

posiblemente de reyes, incluso de la unión de dioses y<br />

hombres, aunque es fruto de amores que en su origen


presenta dificultades y secreto, y a su vez, su nacimiento<br />

vendría precedido de profecías en sueños o por boca de<br />

un oráculo que avisarían de las consecuencias de tal<br />

nacimiento. El recién nacido, por lo general, sería<br />

abandonado a su suerte en un pequeño recipiente en<br />

las aguas de un río de donde sería recogido y salvado<br />

por animales o por personas extrañas a su alta condición.<br />

Una vez transcurrida su infancia, el héroe se llegaría a<br />

conocer su origen noble al darse una serie de<br />

casualidades de muy distinto signo, y a continuación se<br />

daba paso a un proceso que le llevaba a convertirse en<br />

el guía de un pueblo y en el ejemplo en que todos debían<br />

de mirarse al considerarle como su libertador. Este<br />

esquema, de forma invariable lo encontramos en Sargón,<br />

Edipo, Rómulo, Moisés, Perseo, Ciro, etc., héroes<br />

históricos y de la ficción.<br />

Pero si el nacimiento es importante y<br />

determinante por sus señales premonitorias, más aún<br />

es la muerte pues por ella se muestran y establecen para<br />

el futuro las condiciones únicas y sobresalientes que<br />

hacen que estos seres lleguen a ser inmortales, como los<br />

dioses, ya que después de sucedida esta continúan<br />

ejerciendo una acción benefactora, lo que llevó a que se<br />

instaurase un culto en su honor dentro de la religión<br />

popular antigua. Sus huesos fueron consideradas<br />

reliquias y sus tumbas lugares de peregrinación. El<br />

héroe, así pasó a ser piedra fundamental en la nueva<br />

composición del Estado, junto a los dioses, en la que<br />

dominaba un orden social establecido y aceptado, y un<br />

orden de futuro, que por él quedaba legitimado. La<br />

muerte del héroe pasó a tener un carácter religioso,<br />

trascendente, capaz de argumentar una memoria que,<br />

por otro lado, le permitía pervivir como defensor y<br />

protector de la existencia de su ciudad junto a la de sus<br />

moradores. En el héroe residió la inmortalidad de orden<br />

espiritual que conllevaba la perennidad de su nombre,<br />

lo que le procuraba una gloria o memoria que le elevaba<br />

a la categoría de modelo y como tal permitía que en él<br />

se vieran reflejados cuantos quisieran salir de los límites<br />

de la condición humana.<br />

En Grecia, el héroe, un hombre vencedor, nació<br />

como una respuesta deseada, alzada por la palabra y la<br />

memoria, y como tal respuesta llegó a tener una enorme<br />

importancia. Los héroes, parafraseando a Demócrito,<br />

pasaron a ser vistos como las sombras luminosas de los<br />

hombres y como tales proyectaron un tono por el que<br />

serían tenidos como modelos, con lo que de ejemplaridad<br />

conllevaba, como encontramos en La Ilíada, cuando se<br />

exaltan los valores morales que hacía de motor de aquella<br />

sociedad arcaica y ya sumamente compleja. Por estos<br />

principios se reconoció como cuerpo superior a una<br />

aristocracia de guerreros, en los que las virtudes que se<br />

revelaban en el combate eran primordiales. Es en la<br />

guerra, junto a la fundación de las ciudades, donde el<br />

hombre puede llegar a ser héroe, lo que le procura la<br />

inmortalidad.<br />

Pero la personalidad del héroe homérico, del<br />

132<br />

héroe antiguo, a su vez, es sumamente contrastada, pues<br />

si bien por un lado el guerrero se entrega a la lucha con<br />

desprecio de la vida, por otro demuestra que la ama con<br />

vehemencia. Y es que en el fondo del alma del héroe<br />

griego hay una ética del honor que le impulsa hasta ese<br />

límite en el que ya no hay vuelta atrás, que le lleva a<br />

convertirse en la víctima propiciatoria del sacrificio<br />

ritual por la que la sociedad se salva, permanece, continúa,<br />

pero no es una víctima anónima ya que es un<br />

hombre que se encamina a la inmolación sin apartar la<br />

mirada de la muerte que se le acerca, y por ello se le<br />

proclama como el mejor, como el que vale más entre los<br />

hombres.<br />

Y cuando no fue posible llegar a ser héroe por la<br />

participación en la guerra, en Grecia se entronizó la vía<br />

del deporte que también permitía que se pudiera llegar<br />

a vencer, a demostrar que se era el de más honor, el<br />

primero en la competición, y del mismo modo que lo<br />

habían sido los héroes guerreros, estos campeones también<br />

fueron cantados por los poetas dentro de una labor<br />

educadora.<br />

El héroe quedó configurado en época muy<br />

temprana, y ya vemos que con Hesíodo, la fuerza que<br />

impulsa el corazón de los héroes se enriqueció con los<br />

ideales de justicia, de verdad, de entrega... y hasta<br />

pasaron a ser la fuente de la que descendían los<br />

poderosos, como vemos en Alejandro Magno que, según<br />

refiere Quinto Curcio Rufo, se creía descendiente del<br />

mismo Aquiles.<br />

Pero esta imagen bien definida que la antigüedad<br />

tuvo del héroe, y que pasó a Roma con pocas variantes,<br />

llegó a perderse en los siglos que siguieron a la<br />

desmembración de su imperio, para volver a aparecer<br />

en los días de la Alta Edad Media, en un periodo de<br />

reestructuración y remodelación social en el solar<br />

europeo. En este momento estamos en una etapa de<br />

fundación política y de iniciación cultural en la que la<br />

religión cristiana tuvo una importancia definitoria, y que<br />

como tal muy pronto se tradujo en la creación de una<br />

serie de mitos y modelos mentales que le servirían de<br />

apoyó.<br />

Así la idea del héroe fue recuperada de la<br />

Antigüedad por la Iglesia en la figura del santo, de<br />

manera que podemos hablar con liberalidad de una<br />

mitología en la que se reunían vidas referidas dentro de<br />

la caracterización mítica junto a una veneración con<br />

grandes signos exteriores. Se hicieron colecciones de<br />

relatos biográficos de los mártires en diversas lenguas,<br />

aparte del griego y del latín, que pasaron a ser lecturas,<br />

casi las únicas, edificantes, y a las que se deben añadir<br />

las difundidas por vía oral desde el púlpito. Durante<br />

siglos se cristianizó a las masas populares europeas<br />

refiriéndoles los misterios de la religión cristiana, junto<br />

con la vida de los que se sacrificaron por ella. Estamos<br />

en un momento de explosión de la piedad popular que<br />

quedó reflejado en la formación del calendario cristiano


universal y particular de cada lugar donde los días<br />

pasaron a estar dedicados a estos santos, así como el de<br />

la multiplicación de ermitas, santuarios, iglesias,<br />

catedrales, etc., y en ellas se repitieron hasta que se<br />

supieron de memoria las vidas de los santos. Cuando<br />

Santiago de la Vorágine, arzobispo de Génova, en el siglo<br />

XIII, reunió un enorme acopio de vidas de santos y de<br />

hechos fundamentales de la religión cristiana en su<br />

adaptación al calendario, llamada La leyenda dorada,<br />

estaba ofreciendo los fundamentos sobre los que se iba<br />

a levantar la figura del héroe en la Edad Media. Pero la<br />

figura del santo, del héroe cristiano, pronto hubo de<br />

tornarse en la figura del héroe guerrero, aunque también<br />

se hizo dentro de la caracterización religiosa, aunque el<br />

cometido de mediador con la divinidad, como en la<br />

Antigüedad, quedó reservada al santo, aunque no<br />

faltaron tampoco guerreros que merecieron ser<br />

santificados.<br />

En la Edad Media, el héroe, ante todo, fue un<br />

hombre joven, guerrero escogido, que llegó a serlo desde<br />

sí mismo, desde sus limitaciones y sus propias fuerzas,<br />

desde su voluntad y desde un sentimiento de<br />

solidaridad con una causa que consideró justa, lo que<br />

es igual que decir que desde un sentido personal del<br />

honor y también del colectivo de honra..., y que<br />

asimismo como tal hombre, secundaba con fidelidad la<br />

virtud que emanaba de un modelo superior, como era la<br />

figura de Jesucristo, Hijo de Dios y a su vez hombre.<br />

Pero para que ello llegara a hacerse evidente fue<br />

necesario que se argumentara una literatura oral que<br />

cantó sus hazañas en palacios y plazas de pueblos. La<br />

literatura épica, obra de arte y también de propaganda<br />

en la que la sociedad se miraba, sirvió de marco para<br />

que se configurase todo un cuerpo en el que sobresalía<br />

con voz poderosa la figura del héroe guerrero que<br />

quedaba establecida conforme a los cánones que<br />

imponían aquellos tiempos nuevos.<br />

En una sociedad como la medieval que, como<br />

sabemos, se articulaba sobre un equilibrio de cuerpos<br />

sociales o estados en los que quedaban agrupados los<br />

hombres según la función u officium que desempeñaban,<br />

bien pronto la figura del héroe fue asimilada a la del<br />

caballero, la del guerrero a caballo, que pasó a ser situada<br />

en el lugar que le correspondía.<br />

En él, muy pronto, incidieron también la idea de<br />

nobleza y unos principios de carácter moral que habrían<br />

de servirle de guía. El héroe medieval era un hombre<br />

que actuaba conforme a unos valores que le<br />

condicionaban en su manera de obrar y, por proyectarse<br />

sobre unos principios religiosos como los cristianos, ya<br />

no era necesario que fuese sólo vencedor, pues también<br />

podía llegar a serlo apareciendo como víctima.<br />

Pero el héroe medieval, como guerrero, también<br />

tuvo que pertenecer a la nobleza, ser caballero, formar<br />

parte de un linaje de solar conocido. Este héroe era un<br />

muchacho que tomaba parte en un hecho de gran<br />

133<br />

importancia, y que llegaba a adquirir el papel de víctima<br />

propiciatoria en la representación dramática en que<br />

participaba, haciendo uso de su voluntad como impulso<br />

que le conducía al sacrificio, y no como víctima ciega,<br />

pues el destino era una fuerza extraña que concurría en<br />

él, precipitándolo a un fin que sería considerado<br />

glorioso. Jesucristo, como hemos apuntado<br />

anteriormente, fue el héroe por excelencia, y en él todos<br />

deberían mirarse y, como él, el hombre que aspiraba a<br />

ser héroe debía continuar luchando desde su intimidad,<br />

venciendo y venciéndose, cayendo derrotado a veces,<br />

ofreciéndose. El héroe llegaba a serlo por el hecho de<br />

participar en una empresa tal como era la vida<br />

encauzada a vencer el mal. El héroe se ofrecía,<br />

impidiendo con su postura que el enemigo llegase a<br />

vencer, obligándole a retroceder. Y fue precisamente este<br />

condicionamiento oferente el que llevó a que en<br />

determinados momentos de la historia, como podían ser<br />

las Cruzadas, una empresa religiosa, amén de otras<br />

muchas facetas que iban desde la política hasta la<br />

económica y de intercambio cultural, incluso hombres<br />

pertenecientes al pueblo llegaran a constituirse también<br />

en auténticos héroes, o por lo menos como tales fueron<br />

cantados, como en el caso de Pedro el Ermitaño en la<br />

Primera Cruzada.<br />

Estamos en la cultura medieval, en la civilización<br />

cristiana, donde la derrota no pasaba de ser un fracaso<br />

aparente, como quedaba reflejado de forma bien patente<br />

en infinitas vidas de santos y también de guerreros. El<br />

significado de la cruz y de la muerte de Jesús en ella<br />

evidenciaba este hecho incuestionable, por el que el<br />

héroe medieval vencía después de la aparente derrota.<br />

Muchos son los héroes medievales que vemos reflejados<br />

dentro de estos parámetros.<br />

En los cantares épicos franceses encontramos con<br />

frecuencia ejemplos en los que esto queda bien patente:<br />

así en Vivien, sobrino del caballero Guillermo, o en<br />

Roldán, sobrino del emperador Carlomagno, los dos<br />

ejemplos máximos de la literatura medieval, esto es<br />

patente. Ambos mueren jóvenes, como valientes frente<br />

a un enemigo más numeroso, aunque víctimas también<br />

de su propia temeridad e imprudencia. Y mueren por<br />

su patria, por Francia.<br />

Si recordamos los versos en que se nos refiere la<br />

muerte del caballero Vivien todo esto que apuntamos<br />

lo comprenderemos puntualmente:<br />

«Grande era el calor pues era mayo, y el día era<br />

largo, no había comido desde tres días. Grande era el<br />

hambre y dura de soportar, y la sed era mala, no se podía<br />

aguantar. Por medio de la boca le salía sangre clara, y<br />

también por la herida del costado izquierdo. El riachuelo<br />

está lejos, no puede hallarlo; en quince leguas no hay ni<br />

fuente no vado excepto el riachuelo salado que va hacia<br />

las olas del mar; los sarracenos lo habían revuelto con<br />

sus caballos, bajaba lleno de sangre y de visceras. Llegó<br />

allí corriendo Vivien el famoso, y se agachó sobre el


iachuelo salado del vado, bebió de él hasta que estuvo<br />

satisfecho. Aquellos le lanzaron sus espadas<br />

guarnecidas, grandes golpes le dieron en la arena sobre<br />

la que estaba. Fuerte era la coraza, no pudieron<br />

atravesarla, que le protegió la parte ancha de los<br />

costados, pero en las pierna y en los brazos y en todo el<br />

cuerpo hirieron al conde en más de veinte lugares.<br />

Entonces se pone de pie como un jabalí atrevido,<br />

desenvaina la espada del lado izquierdo, entonces se<br />

defiende como un valiente. Los otros le acosan como<br />

los perros al jabalí»<br />

Este es el final del héroe Vivien. La batalla ha<br />

durado varios días y él es el único cristiano que queda<br />

vivo. Sólo puede encomendarse a Dios y esperar que<br />

Guillermo llegue a tiempo de salvar a Francia que está<br />

en grave peligro. El ha cumplido como caballero<br />

haciendo que los sarracenos pierdan un tiempo precioso<br />

y no puedan profundizar en las tierras desprotegidas<br />

hasta que se organice por Guillermo el frente de batalla.<br />

El poeta compara su muerte a la del jabalí atacado por<br />

una jauría de perro que sirve para expresar su sacrificio<br />

aislado y terrible pero no inútil, y su valentía. Después,<br />

Vivien pide a la virgen María que le salve pero enseguida<br />

se arrepiente y pide que antes que él se salve Francia. Y<br />

el poeta, en ese momento dice, «Dios no evitó su<br />

sacrificio y para redimirnos quiso sufrir muerte en la<br />

cruz», con lo que la figura de Vivien pasa a ser casi<br />

equiparado con la de Jesús, que en el momento final<br />

también sintió sed y pidió de beber, y al igual que el<br />

héroe, como sabemos, tomó en su boca un poco de agua<br />

salada.<br />

Y algo parecido sucede cuando muere Roldan, en<br />

que se traza un impresionante cuadro románico en el<br />

que Roldan ofrece a Dios su guante derecho en señal de<br />

acatamiento feudal, y el arcángel San Gabriel, a San<br />

Miguel du Péril le toman para llevar el alma del conde<br />

al paraíso, y entonces, como en la muerte de Jesús, la<br />

naturaleza parece romperse y las tinieblas se extendieron<br />

sobre la tierra hasta la hora nona, y los terremotos se<br />

sucedieron,... era el gran luto por la muerte de Roldán.<br />

Así vemos cómo el héroe pasa a convertirse en<br />

mártir, en víctima propiciatoria de un sacrificio dentro<br />

de un ritual heróico en el que se unen lo religioso y lo<br />

terrenal y en este héroe, a diferencia del de la<br />

Antigüedad, no aparece como condición de su<br />

configuración la de ser vencedor, aunque lo sea más<br />

tarde, al final cuando él ya no esté en la vida. El héroe<br />

de la Edad Media, el caballero, el guerrero a caballo,<br />

alcanzaba así una categoría superior, la de testigo de la<br />

fe, y podía ser colocado junto a los santos.<br />

Y por otro lado debemos señalar que el héroe de<br />

la épica sólo podía surgir dentro de un determinado<br />

cuerpo social, el de la nobleza. Los integrantes de este<br />

cuerpo social volvieron su mirada hacia el arquetipo del<br />

héroe como si les perteneciese en exclusiva, para que<br />

así les sirviese de guía. Después de la gran aventura<br />

134<br />

colectiva de las Cruzadas los nobles europeos se<br />

volvieron sobre si mismos para seguir viéndose como<br />

lo que eran en su reducido solar, y para encauzar sus<br />

pasos en su sentido buscaron una salida en la aventura,<br />

en un mundo desconocido en que dominaba lo<br />

imprevisto, pero que estaba hecho a su medida. En un<br />

momento de remodelación social apareció la figura del<br />

caballero, el guerrero a caballo, un hombre solitario que<br />

había quedado desplazado en aquella sociedad que se<br />

encaminaba hacia nuevos derroteros, y en la que él no<br />

tenía la menor oportunidad de integrarse con un fin<br />

orgánico. El caballero se hizo peregrino y vagabundo,<br />

aventurero y dejado a su destino en un mundo en que<br />

comenzaba a aparecer como un ser extraño, y en el que<br />

sus proezas eran poco más que victorias deportivas y<br />

festivas, que en ocasiones le podía reportar un botín, y<br />

hasta una buena dote.<br />

Este hombre errante, el caballero, pasó a ser visto<br />

como un personaje en el que se sintetizaba lo que<br />

podemos entender por virtud, y que se ha de configurar<br />

como un cúmulo en el que se abrazan la valentía, el<br />

desinterés, el honor, la humildad, la elegancia, la defensa<br />

del oprimido, la caridad, el amor, etc. El caballero pasó<br />

a ser un hombre condenado a seguir la suerte de víctima<br />

y de héroe, y como tal, sobre sus hombros pesó la<br />

responsabilidad que en último término le conduciría a<br />

convertirse en un ser mítico cuyas acciones merecieron<br />

ser divulgadas por la palabra del poeta y del narrador.<br />

Es precisamente en este momento, en la segunda<br />

parte del siglo XII y principios del siguiente cuando en<br />

el campo literario se inicia el género de la novela, del<br />

man, que tomó al caballero como el ser heróico del que<br />

debían referirse sus hechos, y como tal se configuró en<br />

Amadís de Gaula, don Benialís de Grecia, don Florambel<br />

de Lucea, y numerosos cientos de ellos que poblaron<br />

con sus aventuras, durante siglos, la imaginación de las<br />

mujeres y hombres de aquellos siglos. Estamos en una<br />

situación que debemos contemplar como un momento<br />

clave del pasado de la humanidad y, sin duda, uno de<br />

los más importantes del arte de narrar. Me refiero al paso<br />

dado desde la descripción de la acción según una trama<br />

y una intencionalidad específica, como es la épica, el<br />

cuento folclórico, el exemplo, el relato hagiográfico, etc,<br />

a la descripción de la acción según la manifestación y<br />

evolución en el tiempo y el espacio de psicología de un<br />

ser, un personaje que es un hombre que se proyecta<br />

desde la realidad, pero siempre en un mayor o menor<br />

grado de dependencia de ella, y que ante todo es un<br />

personaje meramente literario, un personaje de ficción.<br />

Con la novela, durante los siglos medievales,<br />

estamos ante personajes que son caballeros, y que sobre<br />

todo son héroes, ejemplos en los que mirarse. Pero el<br />

hombre europeo, en los siglos que llamamos<br />

renacentistas, sufrió una crisis respecto al que había sido<br />

caracterizado en los siglos anteriores, y de la que salió<br />

con una concienciación de una mayor libertad que llevó<br />

a convertirlo en un hombre nuevo en muchos aspectos,


entre los que destacaba el hecho de que esa libertad le<br />

hacía dueño de su destino.<br />

Todo ello, pronto, hizo que el prototipo de héroe<br />

pasase a verse desde ángulos completamente nuevos<br />

que, por así decirlo, si se nos permite utilizar el término,<br />

democratizaban la funcionalidad del hombre en este<br />

sentido, y la novela pasó a referir numerosos casos en<br />

que aparecían personajes como el Lazarillo de Tormes<br />

que, desde su mundo colmado de desventura, pasó a<br />

adquirir una nueva categoría al recaer sobre él la mirada<br />

del curioso que se entretenía en buscar un protagonista<br />

definidor de aquella sociedad. Durante los siglos XVI y<br />

XVII, la figura del héroe que podemos considerar clásico<br />

se difuminó al quedar vista como propia de los tiempos<br />

pasados, mientras se recuperaba por el arte, en la pintura<br />

y en los tapices, las imágenes de los héroes mitológicos,<br />

y mientras tanto, la figura del legendario caballero había<br />

sido sustituida por la del esforzado soldado que en<br />

buena parte imbuido del espíritu aventurero había<br />

partido hacia tierras americanas en busca de una gloria<br />

y de una riqueza.<br />

Durante mucho tiempo el impulso que acuciaba<br />

al hombre medieval y que queda grabado en el lema de<br />

valer más fue la fuerza que movió a aquellos hombres<br />

que llegaron a vivir las penalidades de la selva al conocer<br />

en la realidad lo que habían percibido en la ensoñación.<br />

Por ello, cuando trataron de describir el nuevo mundo<br />

que se abría ante ellos, lo hicieron sobre los<br />

conocimientos e imágenes que poseían de lecturas y<br />

referencias de viajeros, y en aquellas lejanas tierras, como<br />

vemos en los diarios de Colón, encontraron animales<br />

fantásticos y hasta las vías fluviales que conducían al<br />

Paraíso Terrenal que, como decía la Biblia, se encontraba<br />

en Oriente, lugar al que creían que habían llegado.<br />

Pero la imagen del héroe de aquel tiempo, unida<br />

a la del nuevo hombre, pasó por la de un personaje<br />

singular que fue diseñado por su autor en un primer<br />

momento como un ser caricaturesco sobre el que se<br />

podía trazar una burla, en el campo de la ficción, reflejo<br />

de la realidad, para que acabase con tanto disparate<br />

como se había escrito hasta aquel momento al dejar<br />

suelta a la imaginación. Me refiero a ese personaje<br />

singular que es don Quijote, don Alonso Quijano, un<br />

hidalgo manchego de edad talluda que vivía en su aldea<br />

manchega, y que había pasado gran parte de la vida<br />

entregado a la lectura de libros que referían historias de<br />

caballeros andantes, y que en un momento dado, salió<br />

a los campos que amparaban sus alrededores dispuesto<br />

a hacer que volviesen a ellos la gloria de la orden de los<br />

caballeros andantes. Según parece, y hasta se hace<br />

evidente al comenzar a leer el libro, Cervantes, en un<br />

primer momento, sólo quiso escribir una novela corta<br />

en que se refiriese la acción disparatada de este hombre.<br />

Sin embargo, muy pronto, llegado al capítulo sexto, tuvo<br />

conciencia de que se encontraba ante algo muy diferente<br />

a lo que se había dispuesto a hacer, pues se encontraba<br />

ante un hombre, ni más ni menos, con sus<br />

135<br />

contradicciones y aciertos, con sus intuiciones y sus<br />

creencias, con sus ilusiones y derrotas, y como tal, aquel<br />

hombre de figura desgarbada, al salir al campo con<br />

vestimenta impropia de su tiempo, había pretendido<br />

vivir la aventura de su propia existencia, de lo que creía<br />

que debía ser su existencia. Por eso don Quijote pasó a<br />

ser, ante todo, un héroe que era un hombre de su tiempo,<br />

y de todos los tiempos, ni más ni menos, un hombre<br />

moderno, un hombre que debía hacer frente a la vida<br />

que él mismo daba forma desde sí mismo.<br />

Hasta aquel momento el mundo había sido visto<br />

desde el hombre como lo que era, como obra de Dios,<br />

ahora el mundo había pasado a ser visto con el hombre,<br />

lo que es algo muy diferente. Don Quijote, el mismo<br />

nos los dice, se miró una y otra vez en su modelo, en el<br />

héroe legendario Amadís de Gaula, pero al final tuvo<br />

que hacerlo sobre él mismo para encontrar el sentido<br />

que tenía su vida.<br />

En Amadís de Gaula, el héroe literario por<br />

excelencia del medievo, había nacido de amores furtivos<br />

de gente principal y en él, como héroe mítico que era, se<br />

había cumplido el designio de ser dispuesto en una<br />

pequeña canastilla de mimbre y entregado a las olas del<br />

mar proceloso que lo llevaron hasta la cercanías de un<br />

barco en el que viajaba un rey para que lo salvase y lo<br />

criase,... después de pasar la juventud en la corte pasó a<br />

ser el caballero mayor que se había conocido.<br />

Sin embargo, del nacimiento y cuna de don<br />

Quijote nada sabemos salvo que era un hidalgo, es decir,<br />

que pertenecía a la última escala en el cuerpo de la<br />

nobleza que casi se confundía en muchos aspectos con<br />

los que integraban la masa popular, y como héroe se<br />

inició saliendo de manera furtiva de su casa. Sin duda,<br />

cuando Cervantes concibió a este personaje, lo hizo<br />

como el antihéroe, como un ser desprovisto de un<br />

destino mítico, pero, muy pronto, en este caso, la<br />

realidad pudo más que los deseos de su creador. Y así<br />

vemos que la vida de don Quijote se colmó de<br />

desengaños y fatigas, de encuentros desafortunados y<br />

palizas, en lo que parece casi una venganza y escarnio,<br />

hechos sobre los deseos y esperanzas que abrigaban sus<br />

intenciones de hombre verdaderamente bueno, pero su<br />

esfuerzo no fue inútil pues, por el empeño y verdad<br />

puestos en tanto trabajo, al final de su historia, cuando<br />

él ya dudaba de sí mismo y contemplaba desfondado la<br />

inutilidad de su empeño, ve como lo que soñó casi como<br />

un imposible se había vuelto realidad y como tal allí, en<br />

la playa de Barcelona, en la realidad del mundo, estaba<br />

un caballero andante, un verdadero caballero andante,<br />

que le solicitaba con toda formalidad participar en un<br />

singular combate, y es en esa situación, impropia de su<br />

tiempo para sus contemporáneos donde el caballero de<br />

la Triste Figura, el héroe moderno, es vencido por el<br />

Caballero de la Blanca Luna, la antigua caballería había<br />

vuelto al mundo, y lo había hecho por obra y gracia de<br />

la voluntad de un hombre. Y así él, el héroe más alto<br />

que han visto los siglos, derrotado, roto, inició el largo


camino que le llevaba de vuelta a su casa, donde debería<br />

morir, junto a parientes y amigos que ahora le lloraban<br />

y animan para que volviese a salir al campo. Pero él<br />

sabía que ya no era su tiempo porque un nuevo hombre<br />

había entrado en el escenario del mundo, y él, como<br />

caballero andante que era ya no tenía sitio.<br />

El héroe moderno va a buscar la aventura en su<br />

propia existencia, pero a su vez, en el transcurso del<br />

tiempo, ese héroe sufrió una serie de transformaciones<br />

que lo desdibujaron al adaptarlo a las trazas del modelo<br />

entrevisto como idóneo.<br />

Pero si don Quijote fue concebido como una<br />

contrafigura grotesca, durante el siglo XVII, en la<br />

sociedad española apareció otro personaje con ínfulas<br />

de héroe que en buena parte vino a contrapesar desde<br />

otra perspectiva la concepción del héroe caballeresco,<br />

me refiero a la figura de don Juan, personaje mítico en<br />

el que la concepción de la vida como una valer más se<br />

manifiesta como un desafio hecho sobre el amor<br />

desordenado. Si hay un personaje que quede más alejado<br />

del héroe caballeresco ese es don Juan, mitad soldado y<br />

mitad cortesano, irrespetuoso, descarado, violento,<br />

irreverente, insolente, injurioso, osado etc.<br />

Pero el personaje de don Juan, sobre todo, como<br />

figura mítica, lo que conlleva es un problema latente<br />

que sirve para discernir una separación entre el<br />

personaje mítico y el héroe, ya que estos no pueden ser<br />

vistos de manera monolítica, ya que ambos bien pueden<br />

servir para ser tenidos como las dos caras de una misma<br />

moneda, pues si bien los dos son entes prototípicos, y<br />

como tales son claras referencias que invitan a que el<br />

hombre los contemple y encuentre en ellas las<br />

contradicciones que infunden la conciencia y el alma.<br />

Durante el siglo X<strong>VIII</strong> el héroe fue ensalzado en<br />

las artes y las letras desde una concepción galante, y a<br />

través de los mitos grecolatinos recuperados, pero en la<br />

vida quedó oculto por el peso de un formalismo que<br />

emanaba de las alturas del Estado que imposibilitaba<br />

cualquier iniciativa individual, y que quedó roto con la<br />

irrupción de la revolución burguesa.<br />

Durante el siglo XIX, el valor del individuo fue<br />

glorificado hasta extremos inusitados y con ello el héroe<br />

fue visto como un ser carismático que por su gesto,<br />

cargado de desprendimiento y de valentía, era capaz<br />

de desatar una consecuencia que llevaban al mundo a<br />

que discurriese sobre determinados cauces. En toda<br />

Europa, con las guerras napoleónicas, la figura del héroe<br />

pasó a ser el eslabón que unía a los hombres en aquella<br />

nueva etapa en que la libertad individual aparecía como<br />

una conquista colectiva.<br />

Cuando a mitad del siglo XIX, en pleno<br />

movimiento Romántico, el escritor Carlyle habló del<br />

héroe en un trabajo clásico, lo hizo para mostrarlo como<br />

un ser en que se «consagraba el valor». El valor, la<br />

136<br />

valentía, como fuerza capaz de vencer al miedo, todavía<br />

fue tenido en aquel momento de triunfo del<br />

individualismo y de las sensaciones en claroscuro, de la<br />

libertad y del gusto y admiración por el pasado, frente<br />

a otras consideraciones que aminoraban la acción de los<br />

grandes hombres como podían ser los frenos morales.<br />

La historia de la humanidad fue vista como obra de esos<br />

grandes hombres, de esos héroes que dispusieron con<br />

su esfuerzo que el mundo discurriese por donde lo había<br />

hecho.<br />

La imagen del héroe fue recuperada por la<br />

sociedad en aquel nuevo renacimiento en que se<br />

convirtió el movimiento romántico, y con ella fue<br />

exaltada, sobre grandes gestos, la impetuosidad y el<br />

desprendimiento en defensa de la libertad del hombre,<br />

su nueva religión. El ideal heróico defendió al hombre<br />

fuerte e intrépido, bien alejado de aquel otro sobre el<br />

que se conformaba la masa de la sociedad, y ser fuerte,<br />

a la vez, implicaba ser generoso, poder dejar a un lado<br />

el miedo a ser destruido físicamente que le impedía<br />

avanzar en la dirección debida, persistir en el lugar en<br />

que se había obligado a permanecer y no retroceder ante<br />

lo que era tenido como injusto, etc. pero sobre todo, ser<br />

fuerte, ser héroe, era revestirse de una fuerza moral, lo<br />

que, consecuentemente, le convertía en una figura<br />

contradictoria y, por qué no, hasta trágica, entendiendo<br />

por tragedia la lucha despiadada que se levanta en la<br />

intimidad de toda persona que ha de tomar una decisión<br />

moral, una decisión que le conduce a un deber ser<br />

definitorio, despegado de todo aquello que se presenta<br />

con áurea trascendente. Y con ello, el héroe romántico,<br />

al tiempo que se despegaba de la dinámica de la razón,<br />

tornó su mirada hacia sí mismo, sobre el sentimiento,<br />

hacia el hombre que está entre los hombres, lo que le<br />

llevó a vivir con pasión. El héroe romántico, sobre<br />

grandes gestos, trató de salir del caos en que sentía que<br />

estaba sumido el hombre, y con ello era el hombre el<br />

que se salvaba.<br />

Cuando en la segunda parte de aquel siglo las<br />

doctrinas socialistas, consecuencias de un mesianismo<br />

romántico que se imaginaba poseído por la razón, que<br />

se enfrentó a las férreas y despiadadas relaciones<br />

humanas impuestas por la sociedad industrial que se<br />

guiaba por la obtención de un beneficio material<br />

inmediato, el héroe apareció amparado en el anonimato<br />

y la resistencia más o menos activa establecida a su vez<br />

sobre unos valores morales desde los que era posible<br />

organizar una resistencia más o menos activa.<br />

Y así llegamos a nuestros días donde la figura del<br />

héroe queda amparada en el anonimato, y se disocia<br />

entre el defensor de un proyecto moral cuya impronta y<br />

trascendencia él sólo conoce, y aquel otro que siente que<br />

es suficiente vivir la vida desde ella misma porque<br />

presiente que ello conlleva la realización de una<br />

auténtica aventura existencial. El héroe, así pasa a ser<br />

un hombre que ha decidido serlo y llega a serlo al<br />

cumplirse una extraña alianza entre él mismo con lo que


comprende que ha de ser su vida, su destino. El héroe,<br />

en nuestro tiempo, donde los mensajes de toda índole<br />

se suceden sin interrupción para invitarle y por último<br />

obligarle a seguir en una determinada manera de<br />

actuación, es aquél que desea cumplir, que desea actuar<br />

consecuentemente, conforme a lo que conoce como un<br />

fin que debe ser realizado, que él debe de realizar. Para<br />

él, la gran aventura es vivir la vida, una causa con valor<br />

en sí misma que a su vez supone un conocimiento, o<br />

una presunción de ello, de sí mismo, y un ofrecimiento<br />

de uno mismo en el futuro que guarda lo desconocido.<br />

Nada hay más lejos, y también más próximos que<br />

un héroe de nuestro tiempo comparado con un héroe<br />

medieval, o si queremos con un héroe de la antigüedad,<br />

sobre todo porque ambos tienen que actuar en un juego<br />

conforme a las reglas de un juego que ellos mismos se<br />

han impuesto, y en su consecuencia, ser héroe pasa a<br />

ser una respuesta en la que se guarda el hecho de haber<br />

asumido como propio un proyecto en el que lo personal,<br />

lo propio, adquiere una forma que le hace reconocible,<br />

en la intimidad, como un ser diferente al tiempo que<br />

admite también que su vida es una consecuencia en la<br />

que han obrado las tensiones que ordenan la fatalidad.<br />

El héroe de nuestro tiempo se define a sí mismo por su<br />

propia manera de ser, por su carácter, después<br />

permanece la indiferencia, pero esa definición se obra<br />

siempre sobre una metamorfosis que en él brote un antes<br />

y un después. Ser héroe es resultado de un acto de<br />

voluntad que le lleva a participar en una actuación en<br />

la que brilla una referencia moral, o sencillamente se<br />

deja llevar por la vida para cumplir sus etapas, aunque<br />

la diferencia entre uno y otro radique en la calidad del<br />

primer paso dado en cada dirección. Por ello el héroe<br />

ha pasado a ser que permanece en la penumbra, oculto<br />

en nuestra sociedad, y como tal nos dicta el camino a<br />

seguir, ni censura, ni sentencia, ni inhabilita, ni condena,<br />

etc. aunque no falta quien se empeña en decir que este<br />

héroe todavía ejerce una atracción que conduce a ser<br />

fuente de enseñanza virtuosa para los demás, y junto a<br />

él aquel otro que permanece indiferente, como aquél<br />

personaje de Albert Camús que aparece en su novela de<br />

significativo titulo llamada El extranjero, un ser<br />

desplazado, como tantos otros que vemos que aparecen<br />

en la novela de los siglos XIX y XX.<br />

Nuestros días no componen un tiempo de héroes,<br />

y quizás por ello aparezcan hasta aturdidos en los<br />

medios de comunicación de masas, ya sean periódicos<br />

o la televisión, donde unos supuestos héroes aparecen<br />

y desaparecen como flor de un día sin que apenas<br />

lleguemos a aprender su nombre.<br />

Por ello, sin duda, la palabra héroe, prácticamente<br />

ha llegado a desaparecer del lenguaje de finales del siglo<br />

XX, o a lo más que aparece es para caracterizar a una<br />

persona que ha realizado una acción extraña al no<br />

entrañar un beneficio inmediato y por tanto es<br />

sorprendente, cómo pueden ser los médicos que acuden<br />

en sus vacaciones a socorrer otros seres humanos<br />

137<br />

reducidos a la miseria y a ser víctimas de la guerra o a<br />

misioneros que entregan su vida por la propagación de<br />

una idea junto al reparto de otros auxilios.<br />

En la antigüedad, el escritor Hesiodo, habló de<br />

que la humanidad había pasado por diferentes edades<br />

que recibieron el nombre de Edad de Oro, de Plata y de<br />

Hierro, y situó entre ellas la Edad de los Héroes. Puede<br />

ser que nuestro tiempo, con un desarrollo material que<br />

lleva a que se atrofie la capacidad que para su recepción<br />

tienen los humanos, viva en la Edad de Hierro, pero<br />

también es cierto que en secreto, sin posibilidad de que<br />

sus figuras en bronce aparezcan un día en pedestales,<br />

no faltan héroes que obran de acuerdo a lo que les dicta<br />

sus conciencias, a los que obran cumpliendo con su<br />

trabajo, y que esperan que se respete su silencio.


LEYENDAS DE LA TRADICIÓN ORAL EN EL<br />

CAMPO DE REQUENA-UTIEL.<br />

En todas las épocas el hombre ha intentado transmitir<br />

sus recuerdos y experiencias a sus descendientes o<br />

miembros de generaciones más jóvenes. De esta manera<br />

una parte de la memoria familiar o colectiva de una<br />

localidad o territorio, recibida de los antecesores, se<br />

suma a los recuerdos y experiencias vividas por cada<br />

persona en particular y éstos se irán sumando a la<br />

cadena sucesiva de la transmisión generacional.<br />

A la transmisión de hechos pasados en forma<br />

escrita se la considera historia. Por el contrario se da el<br />

nombre de leyendas o hechos legendarios aquellos que,<br />

transmitidos de forma oral de generación en generación,<br />

han podido sufrir añadidos o eliminaciones de ciertos<br />

aspectos y elementos que pudo poseer o no el hecho<br />

original o bien fueron producto de la imaginación o<br />

fantasía de una persona concreta en un determinado<br />

momento y en su proceso de transmisión han llegado a<br />

adquirir la consideración de hechos reales.<br />

De todo el conjunto de leyendas que conocemos<br />

de la comarca de Requena, unas nos han llegado por<br />

transmisión oral, mientras que otras ya aparecen reflejadas<br />

en publicaciones del siglo XIX y XX. No obstante,<br />

hasta la fecha, no se ha realizado de forma sistemática<br />

recopilación alguna de ellas en todo el territorio, tampoco<br />

se ha publicado ninguna monografía dedicada a estos<br />

materiales que los recoja en su conjunto, que los clasifique<br />

y que los estudie, que analice sus características, etc.<br />

En el presente trabajo haremos una relación<br />

cronológica de las que conocemos, agrupándolas por<br />

temas cuando sea posible o presentándolas de forma<br />

aislada pero siguiendo la cronología correspondiente a<br />

la época en que se sitúan.<br />

Podemos apreciar en esta pequeña recopilación<br />

de leyendas que poseen una tendencia general al realismo<br />

frente a las de temática fantástica que, cuando aparecen,<br />

se relacionan con intervenciones milagrosas de la<br />

Virgen o los Santos, en representación de la omnipotencia<br />

del único Dios, pero no como fruto de los poderes<br />

ocultos de otros seres.<br />

Por Fermín Pardo Pardo<br />

139<br />

XI).<br />

Leyendas en relación al Cid Campeador (siglo<br />

Cronológicamente se localizan en el siglo XI y nos<br />

hablan de la estancia de Rodrigo Díaz de Vivar en<br />

Requena y su territorio. Según la tradición, el héroe<br />

castellano ocupó esta comarca juntamente con otras que<br />

habían pertenecido al reino musulmán de Valencia. En<br />

Requena y siguiendo la leyenda se entrevistó el Cid con<br />

el rey de Castilla Alfonso VI para solicitar su perdón y<br />

amistad. También en Requena sitúa la tradición la celebración<br />

de las bodas de las hijas de Rodrigo Díaz con los<br />

infantes de Carrión. Por otra parte el famoso episodio de<br />

la afrenta de Corpes del Cantar del mio Cid y el romancero<br />

en que los infantes azotaron a sus esposas y las<br />

abandonaron como represalia contra su suegro se le<br />

sitúa en el antiguo carrascal de San Antonio, según unos<br />

y, según otros, en el paraje de Covarrobles, en el actual<br />

término de Fuenterrobles que fue aldea de Requena<br />

hasta el primer tercio del siglo XIX.<br />

En relación con estas leyendas hemos de recalcar<br />

que en la calle Somera dentro del antiguo recinto amurallado<br />

de Requena conocido como Barrio de la Villa<br />

existe una casona con escudo y fachada de sillería conocida<br />

con el nombre de Palacio del Cid. No obstante, esta<br />

vivienda es mía edificación del siglo XV y que perteneció,<br />

según D. Rafael Bernabeu, a la familia hidalga<br />

requenense de los Pedrón. No sabemos si fue reedificada<br />

sobre los restos de otra mansión más antigua que pudiera<br />

haber pertenecido al Cid y servirle de vivienda en su<br />

legendaria estancia en esta ciudad.<br />

Próxima a la actual ermita de la Sta. Cruz o de la<br />

Virgen de la Caridad junto a la cual se edificó el Cementerio<br />

Municipal en 1813 existió otra dedicada a San<br />

Bartolomé y en ella afirma la leyenda que tuvo lugar la<br />

ceremonia del casamiento de las hijas de Rodrigo Díaz<br />

de Vivar con los infantes de Carrión siguiendo la recomendaciones<br />

que el rey castellano Alfonso VI hiciera al<br />

Cid en su entrevista.<br />

La imagen de la Virgen de la Caridad que se<br />

veneraba en la ermita de la Santa Cruz con anterioridad


a 1936 era muy antigua, según el informe que sobre las<br />

ermitas de Requena hizo D. José A. Díaz de Martínez al<br />

obispo de Cuenca en 1860. Afirma este autor que popularmente<br />

se consideraba como regalo hecho por el Cid a<br />

esta antigua capilla del Barrio de las Ollerías.<br />

Del carrascal de San Antonio, según cuenta la<br />

leyenda como lugar de la afrenta de Corpes, no queda<br />

rastro, pues muchos carrascales y pinares del extenso<br />

término fueron desapareciendo a lo largo del siglo X<strong>VIII</strong><br />

y XIX para convertirlos en campos de sembradura de<br />

cereales y sobre todo para la plantación de viñas.<br />

En cambio en el paraje de la Covarrobles en<br />

Fuenterrobles existe todavía la cueva rodeada de viñas.<br />

Es una especie de hoquedad situada debajo de un leve<br />

promontorio coronado por una capa de toba caliza y que<br />

ha sido utilizada en las últimas épocas como refugio de<br />

ganados o labradores que trabajaban en sus inmediaciones.<br />

Sobre este altozano existen restos de ladrillos, tegulae<br />

y cascotes de vajillas de la época romana seguramente<br />

correspondientes a una villa rural de aquella época.<br />

Estos restos quizá han hecho mantener la leyenda<br />

a lo largo de los tiempos como nos lo demuestra D.<br />

Rafael Bernabeu en su Historia de Requena incluyendo<br />

una clausula de un mayorazgo fundado en 1578 por el<br />

alcaide de Villa de Ves Alonso Parra ante el escribano<br />

Francisco Carrión y dice así: "ítem una heredad situada<br />

en Pozo Seco y Bottear (jurisdicción de Fuenterrobles,<br />

aldea entonces de Requena) en donde los Condes de<br />

Carrión haurían azotado a las hijas del Cid".<br />

También nos recoge este fragmento Fernando<br />

Moya en el libro "Fuenterrobles. Memoria de un Pueblo"<br />

(1995) añadiendo que la Covarrobles está cercana a estos<br />

parajes citados en el siglo XVI. Después nos aporta como<br />

apoyo para la perduración de la leyenda en el tiempo<br />

que en las respuestas dadas por la aldea de Fuenterrobles<br />

al Estado en 1787 aparece lo siguiente: "Como también se<br />

halla al mismo poniente una cueva, la que llaman Cueva-Robles<br />

en la que se dice estuvieron presas las hijas del<br />

Cid, apresadas por los Condes de Carrión".<br />

Por otra parte el nombre de Requena aparece<br />

citado en varios romances referentes a la vida del Cid, lo<br />

cual ha llevado a la tradición a seguir manteniendo<br />

como reales estos hechos aunque no existe ningún documento<br />

fidedigno con el que puedan afirmarse estos<br />

acontecimientos.<br />

En relación con las correrías del Cid inserta Enrique<br />

Herrero y Moral en su Historia de Requena de 1890<br />

la leyenda de la ciudad de Braila, población de la época<br />

musulmana localizada en el paraje de los Villares de<br />

Campo Arcís. Esta ciudad resistió el sitio a que la sometió<br />

el Cid e incluso recibió la ayuda de soldados del rey<br />

moro de Valencia, pero ante todos quedó victorioso el<br />

famoso guerrero castellano, adueñándose de la ciudad.<br />

Según Herrero y Moral el nombre de la aldea de Campo<br />

Arcís es una forma evolucionada de Campo del Cid, por<br />

140<br />

el recuerdo de esta hazaña legendaria. Los restos de<br />

edificaciones del paraje de Los Villares de Campo Arcís<br />

que este mismo autor identifica como correspondientes<br />

a la Braila legendaria son en realidad vestigios de unas<br />

villas rústicas de la época romana, abundantes en el<br />

fértil llano de viñedos de esta partida.<br />

XVI).<br />

Leyendas de Santuarios Marianos (S. XIII al<br />

La devoción por María la Madre de Jesucristo a la<br />

que en castellano se le da el apelativo general de la<br />

Virgen está muy arraigada y extendida dentro del catolicismo<br />

y naturalmente en todos los territorios del Estado<br />

Español e incluso Hispanoamericanos como herederos<br />

de nuestra cultura.<br />

En la comarca de Requena la devoción por María<br />

Santísima se concreta fundamentalmente en torno a<br />

cuatro Santuarios destacados, independientemente de<br />

las advocaciones que de la Virgen María se veneran a<br />

nivel local. De ellos uno está fuera de la comarca y se<br />

trata del Santuario o convento trinitario de la Virgen de<br />

Tejeda en Garaballa (Cuenca). Existe otro que, con el<br />

tiempo y la fluctuación de las fronteras locales y provinciales<br />

quedó fuera de nuestra comarca. Se trata de la<br />

Cueva Santa del Cabriel situada en la antigua dehesa de<br />

la Fuencaliente que perteneció al término de Requena<br />

hasta el siglo XVI y que en la actualidad forma parte de<br />

la jurisdicción municipal de Mira, único pueblo del<br />

primitivo municipio de Requena que se quedó en Castilla<br />

al ser anexionada a Valencia la comarca requenense.<br />

En la ciudad de Requena todavía se conserva la<br />

iglesia y claustro del antiguo convento de carmelitas<br />

calzados (el primero de esta orden que se fundó en toda<br />

Castilla) y que sirvió de Santuario a la antigua patrona la<br />

Virgen de la Soterraña y sigue sirviendo como tal a la<br />

Patrona actual la Virgen de los Dolores.<br />

Finalmente, en la Sierra del Negrete, en término<br />

de Utiel se levantó en el siglo XVI el ermitorio de la<br />

Virgen del Remedio que sirve como Santuario a la<br />

imagen de María votada como Patrona por los utielanos.<br />

Virgen de Tejeda de Garaballa (siglo XIII).<br />

El área de devoción por la imagen de la Virgen de<br />

Tejeda se extiende por todo el Marquesado de Moya y su<br />

Serranía y parte de la Manchuela en territorio de Castilla.<br />

En Valencia por el Rincón de Ademuz, Serranía Alta del<br />

Turia y poblaciones concretas como Yátova en cuya<br />

iglesia parroquial existe altar y cofradía de esta<br />

advocación. En todo el Campo de Requena-Utiel ha<br />

ejercido también especial atracción en todas las épocas<br />

destacando la villa de Camporrobles en donde también<br />

le tienen dedicada capilla y cofradía dentro de su Parroquia<br />

de la Asunción o Villargordo del Cabriel en su<br />

Parroquia de San Roque. Gentes de esta comarca acudieron<br />

en otros tiempos al lejano santuario de Tejeda en<br />

Garaballa con carros y caballerías o a pie a cumplir con<br />

sus promesas y dar gracias con sus exvotos, actualmente


se sigue acudiendo con automóviles, coincidiendo con<br />

la festividad de la Natividad de María el día 8 de<br />

Septiembre.<br />

Como elementos legendarios que hemos escuchado<br />

de nuestros mayores relativos a Tejeda podemos<br />

citar tres: la aparición, el hardacho y la mujer de piedra<br />

mármol.<br />

La aparición de la Virgen de Tejeda se localiza en<br />

el tiempo hacia 1205 y el lugar cerca de una cueva<br />

próxima al río. Un pastor que se encontraba apacentando<br />

su ganado por las orillas del río es el escogido para<br />

recibir la aparición de María Santísima sobre un tejo. El<br />

árbol de la aparición dará nombre de Tejeda al Santuario<br />

primitivo construido en el propio lugar del suceso y<br />

conocido hoy por Tejeda la Vieja. Al edificarse el nuevo<br />

convento en el siglo XVI seguirá llevando ese nombre al<br />

igual que la advocación.<br />

El hardacho de Tejeda. Hasta la Guerra Civil de<br />

1936 estuvo colgado en el Santuario como exvoto un<br />

cocodrilo o caimán ofrecido por un soldado a la Virgen,<br />

quien lo trajo desde el Perú en 1566. Las gentes de estas<br />

tierras consideraban este animal como un lagarto o<br />

hardacho gigantesco que alguien pudo matar en tiempos<br />

remotos con la ayuda de la Virgen. Todavía se suele<br />

decir al referirse a alguna persona de quien no se conocen<br />

detalles de sus orígenes ni de su vida: "ese será el que<br />

mató el hardacho de Tejeda".<br />

La mujer de piedra mármol. Contaban también<br />

que con anterioridad a 1936 a la entrada del Santuario<br />

existía en el suelo una losa de mármol en la que se<br />

apreciaban las formas de una mujer. La tradición popular<br />

la relacionaba con el siguiente hecho:<br />

Una mujer, en cierta ocasión, había robado en el<br />

mencionado Santuario unos libros. Después de las previas<br />

indagaciones esta mujer fue interrogada por la<br />

autoridad competente como sospechosa y muy firmemente<br />

negó su hurto. Para fundamentar más su negación<br />

llegó a jurar y a decir:" - Que me convierta en piedra<br />

mármol si yo he robado los libros por los que se me<br />

acusa". El castigo fue rápido y fulminante trastornándose<br />

la ladrona en la famosa losa de mármol que estaba<br />

situada a la entrada del Santuario para que todos la<br />

pisaran y para que sirviera de general escarmiento y<br />

ejemplo.<br />

Virgen de la Cueva Santa del Cabriel (origen<br />

desconocido).<br />

El área de devoción por la Virgen de la Cueva<br />

Santa del Cabriel quedó reducido en este siglo a las<br />

poblaciones cercanas a su Santuario en término de Mira<br />

y en una enorme gruta cuya boca se abre en una ladera<br />

pedregosa en las barranqueras próximas al curso del río<br />

Cabriel y al actual pantano de Contreras. Estas poblaciones<br />

son La Pesquera y Mira en la provincia de Cuenca y<br />

Villargordo del Cabriel, Camporrobles y sobre todo<br />

Fuenterrobles, pertenecientes a la comarca de Requena<br />

141<br />

y por tanto, actualmente dentro de la provincia de<br />

Valencia. La imagen original la llevaron consigo los<br />

vecinos de la aldea de la Fuencaliente en el momento de<br />

ser trasladados al término de Picassent por motivo de la<br />

construcción del embalse de Contreras, cuyas aguas<br />

habían de inundar el valle y las huertas en donde estaba<br />

ubicada esta pedanía mireña. No obstante, la romería a<br />

la Cueva se sigue efectuando. Los vecinos de<br />

Fuenterrobles han conseguido recientemente una reproducción<br />

(poco acertada) de la imagen original y con<br />

ella siguen manteniendo viva su antigua romería del<br />

mes de mayo con la finalidad fundamental de solicitar la<br />

lluvia para los campos de secano, siempre necesitados<br />

de ella.<br />

Con relación a la Virgen de la Cueva Santa del<br />

Cabriel y su Santuario encontramos las siguientes leyendas:<br />

La aparición. Tuvo lugar según la tradición en<br />

otra cueva próxima y más elevada en las barranqueras<br />

citadas. A un pastor, cuidando su ganado, le saltó una<br />

liebre y este le tiró el garrote para matarla. La liebre<br />

golpeada se transformó en la imagen de la Virgen y con<br />

ello se inició se veneración.<br />

El culto a la Virgen iniciado en estos parajes en la<br />

Cueva Vieja o de la Virgen Vieja, como se denomidaba<br />

al sitio de la aparición, hubo de trasladarse por la facilidad<br />

con que podía profanarse aquel lugar considerado<br />

sagrado, pero situado en una cueva o abrigo completamente<br />

abierto al exterior. La gran gruta elegida después<br />

para Santuario posee una abertura estrecha en forma de<br />

pasillo alargado que da al exterior. En esa boca fue fácil<br />

colocar una reja de hierro que sirvió de puerta que<br />

impedía la entrada en cualquier momento, pues solamente<br />

se abría por motivos de culto o limpieza. Por otra<br />

parte y según restos arqueológicos que se han encontrado<br />

en su interior y alrededores esta enorme gruta debió<br />

ser un santuario primitivo en el que se sucedieron cultos<br />

de religiones precristianas que arrancan ya desde la<br />

edad del bronce.<br />

Esta forma legendaria y curiosa de aparición se<br />

relaciona también con la Virgen del Remedio de Utiel,<br />

como después comentaremos.<br />

Los enamorados perdidos. Cuentan personas<br />

mayores de Fuenterrobles que, con motivo de una romería,<br />

una pareja joven de enamorados del pueblo acudió<br />

al acto como era propio entre la gente joven, siempre<br />

atraída por la fiesta. Una vez dentro del Santuario no<br />

pudieron resistir la tentación de internarse por entre las<br />

oquedades y escondrijos más apartados del propio lugar<br />

de culto, con el fin de buscar intimidad de pareja y<br />

permanecer aislados del gentío un cierto periodo de<br />

tiempo, al amparo de la oscuridad de tales escondrijos.<br />

Al finalizar los actos religiosos y profanos de la romería<br />

nadie encontró rastro de esta pareja. Ambos pudieron<br />

sumirse en alguna sima o precipicio comunicados con la<br />

cueva, perdiendo la vida en el interior de ella y sin que


nadie tuviera posibilidad de socorrerlos ni ayudarlos.<br />

Seguramente esta leyenda real o ficticia servía<br />

mucho a las madres que tenían hijas jóvenes con novios<br />

o pretendientes, quienes por el miedo o precaución no se<br />

atrevían a perderse ni separarse de la gente ni de sus<br />

compañeros de romería.<br />

Agua y piedras de la cueva con propiedades<br />

curativas y mágicas.<br />

También a gente de Fuenterrobles hemos oído<br />

decir que en cierta parte de la cueva existen hoyos o<br />

pilillas naturales que siempre contenían agua. Allí acudían<br />

personas para lavarse los ojos, pues esa agua era<br />

considerada como medicinal o curativa para infecciones<br />

o problema de los órganos de la vista. A fragmentos de<br />

piedra del interior de la gruta también se les atribuía la<br />

capacidad de deshacer las tormentas de pedrisco tan<br />

frecuentes y dañinas para las cosechas en esta tierra.<br />

Virgen de la Soterraña de Requena (siglo XIII).<br />

La devoción por la antigua imagen de la Virgen<br />

de la Soterraña siempre estuvo circunscrita a la ciudad<br />

de Requena y venerada pos sus vecinos en la capilla<br />

gótica del antiguo convento del Carmen como ya hemos<br />

dicho. La Virgen de la Soterraña se trae a Requena en el<br />

siglo XIII al fundarse el citado convento de carmelitas.<br />

Su culto perduró hasta 1936 en que desapareció o fue<br />

destruida y hasta esa fecha fue la patrona oficial de la<br />

ciudad, aunque la devoción mariana de los requenenses<br />

fue proyectándose, sobre todo desde el siglo pasado,<br />

hacía la Virgen de los Dolores que fue declarada Patrona<br />

en 1955.<br />

La Virgen de la Soterraña alternaba con la Virgen<br />

de Gracia su presencia en las rogativas y en su honor se<br />

celebraba la restablecida feria de septiembre desde el<br />

siglo X<strong>VIII</strong>. El origen de esta imagen se envuelve en la<br />

leyenda, siendo la más generalizad a la siguiente:<br />

San Luis, rey de Francia, en su estancia en los<br />

Santos Lugares, con motivo de las Cruzadas, subió al<br />

Monte Carmelo con su caballo. Una pata del animal se<br />

hundió en tierra y del hoyo producido se alzó un potente<br />

resplandor como anuncio de algo extraordinario. Efectivamente,<br />

cavaron en aquel sitio y apareció la imagen<br />

de la Virgen con el Niño tallada en madera. Por ser<br />

encontrada dicha imagen bajo tierra, es decir, en lugar<br />

subterráneo, es por lo que se le llamó Soterraña . Otro<br />

detalle de la leyenda es que en la frente de la Virgen se<br />

produjo una hendidura o desconchado por haberla dañado<br />

el borde de la herradura del caballo al tropezar con<br />

ella dentro del hoyo. La citada marca o señal del deterioro<br />

de la frente de la escultura se intentó restaurar en<br />

muchas ocasiones. Varias veces se llevó la imagen a<br />

restaurar y tantas veces fue sacada para este menester,<br />

retornaba al convento de forma misteriosa.<br />

El rey San Luis abuelo de los infantes de la Cerda,<br />

nietos a su vez de Alfonso X de Castilla les regaló la<br />

142<br />

citada imagen para que la entronizaran en el convento<br />

carmelitano que el infante D. Alfonso de la Cerda y su<br />

esposa Dª Mafalda de Narbona fundaron en esta ciudad,<br />

entonces villa.<br />

Otra versión de la leyenda refiere un hecho semejante<br />

pero ocurrido en Requena, en el lugar en donde se<br />

edificó el convento y no en el Monte Carmelo en Palestina.<br />

El protagonista del hallazgo es en este caso el<br />

infante D. Alfonso de la Cerda y no es abuelo San Luis.<br />

En distintos puntos de Francia existen imágenes<br />

de la Virgen con leyendas semejantes y siempre con la<br />

atribución del hallazgo al Santo rey francés.<br />

Virgen del Remedio de Utiel (siglo XVI).<br />

El Santuario de la Virgen del Remedio de Utiel es<br />

el de más atracción de devotos de toda la comarca. A dar<br />

gracias por los favores recibidos y a depositar los exvotos<br />

se acude durante todo el año, pero fundamentalmente<br />

se hace el día de Pascua Florida en que suben a la Sierra<br />

mayoritariamente gentes de Utiel y algunos vecinos de<br />

las aldeas de la Vega de Requena y el día 6 de septiembre<br />

fecha en que la pequeña imagen de la Serranilla es<br />

bajada desde su ermita por los utielanos a hombros a su<br />

iglesia parroquial en donde permanece hasta el último<br />

domingo de octubre. Los habitantes de Requena y sus<br />

aldeas también acuden en las fechas citadas, pero el día<br />

reservado para ellos y que no suelen ir los de Utiel, es el<br />

domingo de la Pascua Granada o de Pentecostés.<br />

Las leyendas que nos aparecen en torno a la<br />

Virgen del Remedio son referentes a su hallazgo o<br />

aparición y también a su nombre o advocación.<br />

Leyendas de la aparición y hallazgo.<br />

Muy popular es en la zona y también con referencia<br />

a esta imagen aquella que ya nombramos al hablar<br />

de la Virgen de la Cueva Santa del Cabriel en la que la<br />

Virgen aparece en figura de una liebre a un pastor. Otra<br />

vanante nos habla que fue el primer ermitaño Juan de<br />

Argés de penitente en la sierra quien le lanzó su vara o<br />

cayado a una liebre para matarla y cuando la alcanzó el<br />

golpe se produjo la aparición de la Virgen y tras este<br />

hecho quedó depositada ante él una pequeña imagen<br />

sentada de María Santísima con su Hijo, a la cual le<br />

faltaba una mano por el golpe recibido con el garrote.<br />

En los primitivos gozos que todavía podemos ver<br />

sobre tablillas que se conservan en la ermita para cantarlos<br />

dice una de sus estrofas:<br />

En figura de una liebre<br />

la Virgen se apareció<br />

y Juan de Argés ignorante<br />

el garrote le tiró.<br />

Esta leyenda es la más popular y popularizada y<br />

la que de forma autóctona presenta el origen del culto a<br />

la Virgen del Remedio. Sitúa la aparición en plena Sierra


del Negrete y materializa el lugar concreto en una<br />

hoquedad entre peñascos próxima a la cumbre de la<br />

montaña y en una elevación superior al lugar que ocupa<br />

la propia ermita.<br />

Sin embargo, paralelamente, encontramos otra<br />

leyenda que sitúa el hallazgo de la imagen en Cullera<br />

junto al mar por Juan de Argés y la revelación de volver<br />

a la Sierra del Negrete con ella y de retirarse a aquel lugar<br />

inhóspito como ermitaño y custudiador del Santuario<br />

que había de erejirse en su honor.<br />

Esta leyenda es más verosímil que la anterior.<br />

Narra que Juan de Argés, procedente de Burgos, había<br />

estado en Utiel en su camino de penitente arrepentido<br />

de su vida disipada de juventud. De Utiel pasó a Cullera<br />

con intención de embarcar a Africa e incluso predicar las<br />

doctrinas de Cristo entre musulmanes. En una de esas<br />

noches que esperaba junto a la playa de Cullera alguna<br />

nave que lo trasladara al continente africano se produjo<br />

una incursión de piratas que saqueó la población. Entre<br />

los objetos del botín que consideraron inservibles los<br />

saqueadores y que dejaron esparcidos por la playa se<br />

encontraba una pequeña imagen de la Virgen María con<br />

su Niño y a la que le faltaba una de sus manos como<br />

deterioro. Juan de Argés la recogió devotamente y tuvo<br />

la revelación de volver a Utiel, retirarse como ermitaño<br />

en su Sierra y conseguir que se le diera culto a esta<br />

diminuta escultura de María Santísima.<br />

Una variante de esta leyenda que se conserva<br />

precisamente en Cullera cuenta que en vez de una<br />

imagen Juan de Argés se encontró dos, la sedente que es<br />

la denominada Virgen del Remedio y otra de pie también<br />

con el Niño que corresponde a la patrona de Cullera<br />

con la advocación de Virgen de la Encarnación o del<br />

Castillo. Añade esta leyenda que el ermitaño burgalés se<br />

llevó a Utiel la escultura que se representa de pie y que<br />

dejó la sedente en Cullera pero al día siguiente de llegar<br />

a Utiel y de forma misteriosa se comprobó que ambas<br />

imágenes habían cambiado de lugar, quedando para<br />

Utiel la sedente y para Cullera la que está en pie.<br />

El nombre de la Virgen.<br />

Instalado definitivamente Juan de Argés en la<br />

Sierra del Negrete como ermitaño con su pequeña imagen,<br />

ésta empieza a recibir culto masivo a partir de una<br />

rogativa con la que el ayuntamiento de Utiel acude a<br />

solicitar la intercesión de la Virgen para propiciar la<br />

lluvia ante una pertinaz sequía, coincidiendo con la<br />

fiesta de Pentecostés. Después de la caída de lluvia<br />

abundante se le consideró como protectora de la entonces<br />

villa por lo que fue necesario asignarle un nombre.<br />

Según la tradición se pusieron varios posibles nombres<br />

a sorteo y al sacarlos salió el de Remedio por tres veces<br />

seguidas. Este es el nombre que, desde entonces, ha<br />

recibido la pequeña imagen tan venerada por utielanos<br />

y habitantes del resto de poblaciones de la comarca.<br />

Leyenda del ermitorio de San Antonio de la<br />

143<br />

Vega (siglo XV)<br />

A medio camino entre Requena y Utiel, en el lugar<br />

que hoy ocupa la iglesia parroquial de la pedanía<br />

requenense de San Antonio de la Vega existió una<br />

antigua ermita dedicada a este Santo franciscano y junto<br />

a ella un gigantesco olmo asombro de visitantes y orgullo<br />

de los autóctonos. En una especie de disputa entre<br />

dos troberos o versadores se alude al famoso olmo de la<br />

siguiente manera:<br />

-Cantador que tanto cantas<br />

y te tienes por cantón<br />

tu me dirás lo que pesa<br />

el olmo de San Antón.<br />

El trobero demandado contestó:<br />

-Si tu fueras la romana<br />

y tu cabeza el pilón<br />

te diría lo que pesa<br />

el olmo de San Antón.<br />

En torno al olmo y a la ermita se fueron construyendo<br />

a lo largo del tiempo casas dispersas que dieron<br />

origen a pequeños barrios y en la actualidad forman ya<br />

una población concentrada que, a pesar de ser pedanía,<br />

su número de habitantes se sitúa alrededor de los 2.000,<br />

con lo que San Antonio de la Vega o de Requena es la<br />

tercera localidad de la comarca en cuanto a su vecindario.<br />

En los años sesenta la antigua ermita, iglesia<br />

parroquial desde 1888, con las reformas que había ido<br />

sufriendo, y el renuevo del viejo olmo fueron destruidos<br />

completamente para edificar un nuevo y moderno edificio<br />

para iglesia parroquial que sigue dedicada naturalmente<br />

a San Antonio de Padua.<br />

La leyenda en torno a la fundación de esta ermita<br />

la vemos plasmada en la Historia de Requena de Enrique<br />

Herrero y Moral y refiere en resumen lo siguiente:<br />

En el momento de la reconquista de estos territorios a los<br />

musulmanes por parte de los castellanos se produjo una<br />

enconada batalla entre moros y cristianos en el lugar que<br />

ocupó la ermita y el viejo olmo precisamente en la fecha<br />

del 13 de junio. Un caballero del ejército cristiano a quien<br />

Herrero y Moral da el nombre de D. Francisco Fernández<br />

Albaruíz, viéndose en peligro en lo más encarnizado del<br />

combate a últimas horas de la tarde se subió a un<br />

corpulento olmo en donde permaneció oculto, hasta<br />

bien entrada la noche, en que las tropas se retiraron y<br />

pudo quedar sano y salvo. En el espacio de tiempo en<br />

que permaneció oculto entre las ramas del olmo ofreció<br />

al Santo del día (San Antonio de Padua) edificarle una<br />

ermita junto al olmo si lo libraba de la muerte. Al cabo de<br />

un tiempo, ocupada Requena y su vega por los cristianos,<br />

volvió el citado caballero a cumplir su promesa,<br />

para lo cual adquirió el terreno junto al olmo en el que<br />

fue posible la construcción de la primitiva ermita de San


Antón de la Vega.<br />

Según la copia del manuscrito de Dominguez de<br />

la Coba (siglo X<strong>VIII</strong>) la ermita de San Antonio de la Vega<br />

fue bendecida en 1444. D. Rafael Bernabeu en su Historia<br />

de Requena (2 a edición 1982) nos dice que fue<br />

elevada a expensas de Martín García en 1444" y que" el<br />

patronato de dicho templo perteneció en 1615 a D. Pedro<br />

Fernández Albaruíz".<br />

Como podemos comprobar, los hechos que Herrero<br />

y Moral nos presenta como históricos no son más<br />

que una leyenda transmitida por la tradición oral pero<br />

sin cocretar el momento exacto.<br />

Leyenda de las cabras monteses (siglo XVI).<br />

El Campo de Requena-Utiel es una comarca elevada<br />

situada entre Castilla y Valencia, delimitada al Sur<br />

y Oeste por la profunda garganta del río Cabriel, sierras<br />

que la separan de la cuenca del Turia por el Norte. Las<br />

Cabrillas y la Sierra Martes que forman la divisoria<br />

natural entre la Hoya de Buñol y el Valle de Ayora por<br />

el Este. Tanto las montañas que forman estas sierras<br />

como las barranqueras que conducen el cauce del Cabriel<br />

son tierras quebradas y fragosas en donde abundó la<br />

cabra montes, cuyo nombre se refleja en la toponimia de<br />

la zona y así encontramos la sierra de las Cabrillas o el<br />

mismo río Cabriel (río de las cabras). Según Bernabeu<br />

este territorio debe corresponder con la Caprasia de la<br />

época de los romanos, también por el mismo motivo,<br />

aunque hay opiniones de otros autores que descartan<br />

esa afirmación. Sea o no esta tierra la antigua Caprasia<br />

(tierra de las Cabras) sí es cierto que hasta principios de<br />

siglo las hubo en abundancia en estado salvaje. En<br />

estado de domesticación todavía hemos conocido hasta<br />

los años 50-60 grandes rebaños de cabras blancas, muy<br />

montaraces que pacían en los altos de los montes y de las<br />

cabras llamadas morunas, más adaptadas a terrenos<br />

menos agrestes.<br />

Requena, como población principal de su comarca<br />

siempre concentró en su mercado a gentes del ámbito<br />

rural que venía a ofrecer sus productos domésticos<br />

excedentes como animales de corral, huevos, miel y<br />

aguamiel y animales de caza entre los que, hasta principios<br />

de siglo, no era raro que figuraran zorros para<br />

aprovechar su piel e incluso cabras monteses que se<br />

vendían para utilizar la carne y la piel si eran jóvenes o<br />

solamente la piel si eran viejas. D. Luis García Grau,<br />

requenense que supera los 80 años nos refirió que,<br />

cuando niño, fue un día al mercado acompañando a una<br />

vecina ya anciana quien al ver una cabra montes que<br />

tenía un aldeano para vender le contó que aquel animal<br />

pertenecía sin duda al ganado de Caro y tras ello la<br />

siguiente leyenda:<br />

En época en que abundaban las dehesas y los<br />

ganados en el territorio requenense existió un propietario<br />

ganadero muy rico, afamado por la gran cantidad de<br />

cabezas de ganado que poseía y por el buen trato que<br />

144<br />

dispensaba a sus sirvientes y trabajadores, entre los que<br />

contaba con un mayoral o encargado que le dirigía y<br />

organizaba perfectamente a todos sus asalariados en<br />

favor del buen rendimiento de sus bienes.<br />

Ocurrió un día que a la puerta de Caro llegó un<br />

joven a pedir limosna y el buen ganadero en vez de<br />

dársela le ofreció trabajo en su hacienda. Aceptó el joven<br />

y pronto empezó a destacar por su inteligencia y capacidad<br />

en el trabajo, por lo que al cabo de poco tiempo ya<br />

contaba con la confianza del amo y del mayoral. Paso el<br />

tiempo y el mayoral, ya viejo, enfermó y murió. Caro,<br />

que también era un anciano y no tenía hijos, necesitaba,<br />

más que nunca, una persona de su confianza que le<br />

ayudara a continuar con la buena organización y administración<br />

de sus bienes y hacienda, por lo que no dudó<br />

en elegir al que de joven conociera de mendigo.<br />

Este aceptó y cumplía su misión perfectamente y<br />

a satisfacción de su amo. No obstante, movido por la<br />

soberbia y el deseo de hacerse rico como él, quiso llegar<br />

a ser dueño de sus bienes, cosa que hubiera conseguido<br />

después de la muerte natural del ganadero, pero la<br />

desesperada codicia, que le aumentaba con el tiempo, le<br />

llevó a tramar el dar muerte al que fue su protector, cosa<br />

que ejecutó un día, a solas en el monte, y rodeado de los<br />

ganados. El anciano Caro, moribundo, aún pudo maldecir<br />

al ingrato sirviente, diciéndole que, por su mala<br />

acción ninguno de sus animales le obedecería y todos<br />

sus rebaños se dispersarían para siempre por entre las<br />

peñas y barrancos de este tierra, dando así origen a las<br />

llamadas cabras monteses.<br />

El fantasma de la Villa (siglo XVI-XVII).<br />

En el momento de la reconquista de Requena y su<br />

tierra, ésta pertenecía al reino musulmán valenciano, no<br />

obstante, fue ocupada por castellanos e incluida dentro<br />

del Obispado de Cuenca. Como población fronteriza<br />

fortificada se le concedieron a la entonces villa requenense<br />

y su territorio varios privilegios con tal de hacer atractiva<br />

esta tierra a los nuevos pobladores castellanos que en<br />

calidad de caballeros villanos tendrían como misión y<br />

obligación defender las fronteras y la misma plaza fortificada.<br />

Esta encomienda la hizo Alfonso X a los llamados<br />

caballeros de la Nómina del Rey que fueron enviados,<br />

en principio, en número de 30, aumentándose<br />

después hasta la cifra de 42 en 1326. Procedían de la<br />

Castilla oriental, La Rioja, Soria y la Sierra de Cuenca. La<br />

mayor parte de estos caballeros, que dieron origen a la<br />

nobleza requenense, se afincaron en la próspera villa<br />

adornando sus casonas con sus respectivos blasones de<br />

los que se honraban sus descendientes.<br />

Relacionada con estas familias, los habitantes del<br />

recinto amurallado de Requena y localizada en el siglo<br />

XVI-XVII, encontramos la siguiente leyenda:<br />

Murió en la Villa un caballero descendiente de los<br />

citados de la Nómina y, como costumbre de la época y de<br />

la tierra, su viuda, además de enlutar su vestimenta,


cerró su casa en señal de duelo y se recluyó en ella en<br />

recuerdo de su difunto marido y para rogar por su alma.<br />

Al cabo de poco tiempo, diariamente y bien entrada<br />

la noche, se abrían las puertas de la mansión y salía de<br />

ella con alaridos y ruido de cadenas una extraña y blanca<br />

figura que recorría las oscuras y retorcidas callejas del<br />

medieval barrio de la Villa.<br />

La extraña figura que se asociaba con el alma en<br />

pena del caballero difunto aterrorizaba a las gentes de<br />

bien, quienes se encerraban en sus casas al anochecer y<br />

rogaban a Dios el no tener necesidad de salir por algún<br />

motivo ineludible con tal de evitar el encuentro con el<br />

lúgubre fantasmón.<br />

Tan molesto y abrumado estaba el vecindario<br />

entero con tales circunstancias que el Sr. Corregidor<br />

mando que salieran a perseguir al fantasma ordenando<br />

además que dispararan contra él con tal de comprobar si<br />

era persona humana quien cada noche tomaba disfraz<br />

de fantasma y si lo era que recibiera la pena o castigo<br />

correspondiente.<br />

Cerca de la torre de la fortaleza ocurrió el encuentro<br />

entre el fantasma y los alguaciles que lo persegían.<br />

Estos le dieron el alto y como el fantasma hiciera caso<br />

omiso de tal orden y siguiera caminando se produjeron<br />

los disparos que hicieron desplomarse al sobrecogedor<br />

figurón que, lejos de desvanecerse, permaneció en el<br />

suelo hasta la mañana siguiente. Al amanecer el Corregidor,<br />

en presencia de muchos vecinos mandó descubrir<br />

a la persona envuelta entre los blancos ropones. La<br />

sorpresa de todos los presentes y en especial el angustioso<br />

e irremediable dolor del Corregidor se plasmaron en<br />

sus semblantes al comprobar que el encubierto era el<br />

cadáver de su propio hijo.<br />

Idéntica leyenda pero localizada en la antigua<br />

villa de Moya (Cuenca) la he oído contar a Francisco<br />

Vázquez Hoys quien vivió varios años en Landete,<br />

pueblo cercano a la citada villa conquense y perteneciente<br />

a su antiguo Marquesado.<br />

Leyendas moriscas de Hortunas (siglo XVII)<br />

El valle de Hortunas en el SE del término de<br />

Requena y en sus límites con los términos de las poblaciones<br />

valencianas de Buñol, Yátova y Cortes de Pallás<br />

se halla recorrido por el río Magro cuyas aguas fueron<br />

aprovechadas desde antiguo para el riego de su estrecha<br />

y alargada nava de huerta. En diferentes puntos del valle<br />

aparecen restos de poblados ibéricos destacando el del<br />

pico del Castellar, del que procede la abundante colección<br />

de cerámica que se conserva en el Museo de Requena.<br />

De la época romana y junto la huerta, se ha descubierto,<br />

hace algunos años, una importantísima necrópolis de la<br />

que se han extraído gran cantidad de materiales relacionados<br />

con los rituales funerarios, sin que se haya iniciado<br />

todavía la excavación de las villas que se encuentran<br />

en sus inmediaciones.<br />

145<br />

En un deslinde de dehesas del término de Requena<br />

en el siglo XV ya se nombra la dehesa de Fortunas y<br />

precisamente ese deslinde inicia en el azud. Si existía un<br />

azud en dicha fecha se supone que ya había conducción<br />

de agua de riego y algo de huerta. Aguas arriba del río,<br />

en su margen izquierda y cerca del actual azud todavía<br />

se conserva tallada sobre unas peñas, a poca altura sobre<br />

el nivel de las aguas, la llamada acequia de los moros.<br />

Podemos seguir suponiendo además que la población<br />

existente en este valle en el siglo XV que aprovecharía<br />

el regadío serían algunas familias de moriscos tan<br />

abundantes en el vecino Valle de Ayora y término de<br />

Cortes de Pallás. Esta suposición viene refrendada por la<br />

aparición, en distintas épocas, de enterramientos supuestamente<br />

musulmanes en las inmediaciones de la<br />

actual aldea de Hortunas de Arriba.<br />

Las familias moriscas que como pastores y labradores<br />

pudieron seguir viviendo en este valle hasta el<br />

decreto general de expulsión de los moriscos en 1609<br />

abandonarían esta tierra por motivo de las guerrillas<br />

entabladas entonces por los moriscos encastillados en<br />

las asperezas de las Muelas del Oro y de Cortes de Pallás<br />

y los cristianos de poblaciones inmediatas y sobre todo<br />

por el acoso de las tropas reales.<br />

En esta fecha trágica de la expulsión es en donde<br />

se fundamentan las dos leyendas que Domingo Domingo<br />

de Hortunas nos contó al referir episodios históricos<br />

de la aldea conservados en la tradición oral.<br />

Los tesoros de los moros de Fortunas.<br />

En la tradición oral de este valle se seguía relacionando<br />

el nombre de Hortunas con la existencia de<br />

tesoros escondidos. Siguiendo la evolución del castellano<br />

sabemos que en muchos casos la letra/se convierte en<br />

h, y esto ocurre al primitivo nombre Fortunas que aparece<br />

en documentos medievales del que deriva el actual<br />

de Hortunas.<br />

Según la creencia popular los moros en el momento<br />

de sus luchas con los cristianos, escondieron sus<br />

tesoros o fortunas en simas y cuevas de los fragosos<br />

barrancos que desde los montes bajan al valle. Una vez<br />

vencidos, cuando hubieron de abandonar su tierra por<br />

la expulsión que se les impondrá, ya no pudieron llevar<br />

nada consigo, por lo que aquellos tesoros permanecen<br />

escondidos en espera que alguien tenga la suerte de<br />

encontrarlos.<br />

La expulsión de los moriscos de Hortunas.<br />

La expulsión de los moriscos la tratan los historiadores<br />

de Requena como algo muy cercano, pero de<br />

alguna manera, ajeno a sus gentes cristianas de quienes<br />

existe constancia que colaboraron a su persecución y<br />

reducción como medida de defensa frente a los ataques<br />

que sufrían de parte de los sublevados moriscos de los<br />

inaccesibles parajes de las muelas de Cortes, del Oro y la<br />

Sierra Martés.


Veamos un fragmento de lo que D. Rafael<br />

Bernabeu López dedica al problema de la expulsión de<br />

los moriscos en sus Historia de Requena: "Las milicias de<br />

Utiel y Requena, en número de unos trescientos hombres,<br />

mandadas por el Alferez Cristobal Zapata de Espejo<br />

y por Pedro Hernández, soldado viexo y de mucha<br />

experiengia, recorrieron la comarca y diezmaron a algunos<br />

grupos. Con ardor bélico, el 12 de Noviembre atacaron<br />

con piedras y arcabuçes a los moriscos refugiados en<br />

una cueva de la sierra de Martes; pero la trahizión de un<br />

moro que dexaron en el bagaje les hizo caer en una celada,<br />

pereciendo los vecinos Pablo Monzón, Juan Zapata de<br />

Espejo, Gil Guerrero, Miguel Ruiz, Alonso Torrellas,<br />

Juan Martínez el Mozo y Pablo Crespo, como recuerda<br />

el arcipreste Domínguez.<br />

Aunque los rebeldes fueron violentamente atacados<br />

por el tercio de Lombardía que mandaba don Juan<br />

de Córdoba, la sumisión total fue debida a Simeón<br />

Zapata, oriundo de nuestra villa."<br />

Ninguna historia de Requena habla de moriscos<br />

expulsados de su término, pero si lo dice la tradición oral<br />

hortunera que cuenta que, después de la terrible lucha,<br />

los moros han de abandonar el valle al ser vencidos.<br />

Despojados de sus bienes y sus casas y habiendo dejado<br />

sus tesoros escondidos son empujados hacia la parte<br />

más agreste y dificultosa de franquear desde el valle, la<br />

encrespada y altiva Sierra Martés, a la cual le dan ese<br />

nombre porque la cruzaron en un martes, día considerado<br />

aciago entre los de la semana, día no recomendable<br />

para viajar como dice el refrán: En martes, ni te cases ni te<br />

embarques.<br />

Después de salvar la cumbre de la sierra desde<br />

donde ya se ve el mar, descienden por la ladera opuesta<br />

hasta la muela del Oro, lugar del que no pueden contemplar<br />

su amado valle y por ese motivo lloran. A este lugar<br />

se le conoce actualmente como el Oro (aldea de Cortes de<br />

Pallás) pero la gente de la contornada dice que tal<br />

apelativo es una deformación de El Lloro, por ser el<br />

lugar en donde los moriscos lloraron al tener que abandonar<br />

la tierra que fue suya y de sus antepasados durante<br />

centurias.<br />

Este hecho se cuenta de forma parecida en el<br />

pueblo de Cortes de Pallás que se divisa a lo lejos, desde<br />

la aldea de El Oro. La variante en este caso es que los<br />

moriscos de Cortes lloran desde este punto (El Lloro) en<br />

el que por última vez ven su pueblo y al que nunca<br />

podrán volver.<br />

Curiosamente esta leyenda del lloro de los<br />

moriscos hortuneros y costesanos nos recuerda el llanto<br />

del último rey moro de Granada, Boadil, quien también<br />

lloró al tener que abandonar la hermosa ciudad y su<br />

reino en aquel lugar que se conoce como el Suspiro del<br />

Moro.<br />

Los Angeles de Vergara en Sta. María de Requena<br />

(siglo X<strong>VIII</strong>).<br />

146<br />

En el antiguo barrio de la Villa de Requena se<br />

establecieron desde la Edad Media tres parroquias que,<br />

a lo largo de los siglos, compitieron en el ornato y<br />

decoración de sus respectivos templos. La efervescencia<br />

ornamental del barroco en el siglo XVII y X<strong>VIII</strong> y la<br />

repulsa de la época por lo medieval, dió como resultado<br />

el que iglesias góticas quedaran enmascaradas por un<br />

recubrimiento de recargadas decoraciones al gusto barroco<br />

a base de escayolas y yesos en bóvedas, cornisas y<br />

columnas, además de policromados zócalos de azulejos<br />

y la instalación de nuevos retablos en presbiterios y<br />

capillas laterales a base de talla en madera con policromía<br />

y dorados, columnas, hornacinas, pinturas sobre lienzo<br />

e imaginería en los diferentes cuerpos de su estructura y<br />

en sus remates.<br />

La iglesia de Santa María de Requena no fue la<br />

arciprestal (lo era el Salvador), ni se le reconocía el<br />

privilegio de ser la más antigua (correspondía a San<br />

Nicolás), pero sí mantuvo hasta la Guerra Civil de 1936<br />

la decoracion más exhuberante, armoniosa y equilibrada<br />

de las tres parroquias requenenses, según se aprecia<br />

en fotografías o grabados anteriores a esa fecha y según<br />

manifiestan las personas que así la conocieron y todavía<br />

lo recuerdan. Este es el caso de D. Luis García Grau,<br />

quien al hablarnos del retablo mayor de Santa María nos<br />

refiere lo siguiente: En la parte alta existieron unos<br />

ángeles de talla que se atribuían al escultor valenciano<br />

Vergara, como todo el conjunto de dicho retablo. La<br />

tradición popular afirmaba que los hermosos rostros de<br />

estos dos ángeles eran copia de los de las propias hijas<br />

del escultor, las cuales eran gemelas y muy bellas, por<br />

este motivo le sirvieron a su padre como modelo para<br />

tallar las citadas esculturas.<br />

Se decía, por otra parte, que estas dos doncellas<br />

murieron jóvenes y fueron enterradas en la cripta de la<br />

propia iglesia de Santa María.<br />

Según este leyenda podría suponerse que el escultor<br />

vivía en Requena sobre todo por haber enterrado<br />

a sus hijas en una parroquia de esta población. No<br />

obstante, aunque el artista trabajó para las iglesias de<br />

Requena, no existen pruebas de que viviera ni temporalmente<br />

con su familia en esta ciudad y además el suntuoso<br />

retablo de que hablan, destruido en 1936, es, según<br />

Lafuente obra de J. de Molins y no de Vergara.<br />

XIX).<br />

La Toleda y los franceses (principios del siglo<br />

En las afueras de Requena existe un paraje conocido<br />

como el Corral de la Toleda cuya función original<br />

fue la de albergar ganado y con posterioridad, en sus<br />

inmediaciones, se instaló un muladar controlado con el<br />

fin de aprovechar las pieles y huesos de caballerías que<br />

morían por la zona.<br />

Los corrales de ganado o parideras con su misión<br />

de cobijar y proteger las reses de pastoreo por las noches<br />

o en días puntuales de invierno, cuando las fuertes


nevadas hacían imposible el sacarlas a apacentar, eran al<br />

mismo tiempo, lugares de almacen y recogida del apreciado<br />

estriercol o sirle, aprovechado para abonar, de<br />

forma natural, las huertas dedicadas a hortalizas, y<br />

sobre todo las viñas. Los corrales de ganado poseían, en<br />

ocasiones, alguna caseta o cabaña que servía como humilde<br />

vivienda a personas pobres que carecían de ella.<br />

El corral al que nos referimos tomo el nombre del<br />

de una joven que llamaban la Toleda. Esta mujer vivió en<br />

dicho corral a principios del siglo XIX en compañía de su<br />

padre, apellidado Toledo, sobrenombre, que feminizado,<br />

asignó la gente para ella.<br />

Según se cuenta, está moza, aunque pobre, era<br />

agraciada y atractiva, inteligente y de carácter resuelto.<br />

En este tiempo se había instalado en los alrededores<br />

de Requena algunas partidas de soldados franceses,<br />

coincidiendo con la ocupación del territorio español por<br />

parte de los ejércitos napoleónicos. Sucesió que un día<br />

un pequeño grupo de estos franceses, que como soldados<br />

estaban instalados en Requena, enterados de los<br />

atractivos de la joven y, tratando de aprovechar la<br />

indefensión de su vivienda y corral en descampado,<br />

decidieron acudir a visitarla con instenciones de abusar<br />

de ella, bien por convencimiento o por la fuerza. Llegados<br />

los franceses la joven los recibió con serenidad y sin<br />

dar muestras de aturdimiento ni medrosidad, por lo que<br />

pudo enterarse, perfectamente, de las intenciones de los<br />

soldados. Sin contradecir los deseos de ellos ni oponer<br />

negativa a sus pretensiones, la Toleda, de forma placentera<br />

y tratando de halagarlos, les propuso invitarlos a<br />

unos vasos de bebida que aquellos aceptaron lógicamente.<br />

La enérgica joven aderezó con soltura un brebaje<br />

a base de aguardiente y algunas hierbas venenosas que<br />

ofreció con disimulo a sus incautos visitantes. Uno tras<br />

otro fueron quedando sin vida tras la somnolencia que<br />

les provocó la mixtura.<br />

Con la misma resolución y energía, a la vuelta de<br />

su padre, entre ambos arrojaron los cuerpos de los<br />

soldados a un pozo que existía en el corral, cegándolo a<br />

continuación con tierra y piedras.<br />

Para la Requena de la época la Toleda fue, según<br />

la leyenda, la heroína local que colaboró a la lucha en<br />

contra de los franceses, tan ferozmente odiados por el<br />

pueblo español en aquella guerra iniciada en 1808 y que<br />

conocemos como de la Independencia.<br />

Esta leyenda se la hemos oido contar a D. Luis<br />

García Grau y también hace alusión a ella D. Rafael<br />

Bernabeu López en su Historia de Requena.<br />

XIX).<br />

La labradora y el trabuco (mediados del siglo<br />

Las guerras carlistas afectaron notablemente a la<br />

comarca de Requena, cuya población era, en su mayoría,<br />

de tendencia liberal. La entonces villa, huvo de soportar<br />

fuertes asedios de los tradicionalistas carlinos y precisa-<br />

147<br />

mente en esa defensa en contra de las tropas llamadas<br />

aquí facciosas se destacó el vecindario de Requena con<br />

heroísmo. Ello fue reconocido en 1836 por la Regente<br />

María Cristina, en representación de su hija Isabel II,<br />

concediéndole a esta población el título de ciudad, un<br />

nuevo escudo y bandera que simbolizaron el hecho de<br />

armas.<br />

Aldeas y casas de labor del medio rural fueron<br />

igualmente asediadas e importunadas sus gentes por el<br />

movimiento de tropas. No obstante, en la memoria<br />

colectiva de los campesinos de la comarca siempre se<br />

recuerda y se habla de las opresiones y atrocidades de<br />

que hacían gala los carlistas entre las personas de esta<br />

tierra.<br />

La tía Julia Martínez, mujer nacida en la aldea de<br />

la Fuen Viche, en la partida y parroquia de Los Pedrones<br />

y que después de casada vivió el resto de su vida en<br />

Hortunas, contaba otro hecho de valentía protagonizado<br />

por una mujer labradora frente a una partida de<br />

carlistas. Vivía esta mujer y su marido en una casa<br />

aislada del barrio de la Fuen Viche y ocurrió que en<br />

época de verano el marido estaba trillando en una era<br />

que tenían en un altozano algo separado de la casa,<br />

mientras que la mujer se quedó realizando algunas<br />

tareas domésticas. A media mañana el labrador divisó<br />

una partida de carlisas que llevaban consigo una mujer.<br />

Al aproximarse comprobó que la prisionera de los de la<br />

boina roja era su propia esposa, y asustado acudió al<br />

encuentro, para enterarse del motivo del apresamiento.<br />

Los carlistas le respondieron a este buen hombre que<br />

sabían que en su casa tenían escondido un trabuco, que<br />

habían ido a pedírselo a su mujer y esta había negado mil<br />

veces que lo tuvieran. A pesar de la intimidación que<br />

suponía el rapto, la valiente labradora siguió negando<br />

hasta que el marido, viendo que valía más quedarse sin<br />

el trabuco que perder a su mujer, bajó a su casa y sacando<br />

el arma de su escondrijo la entregó a los secuestradores<br />

a cambio de recobrar la libertad de la esposa.<br />

La Cruz del Sordo (mediados del siglo XIX).<br />

En el camino antiguo de herradura de Hortunas a<br />

Requena existe una piedra con una cruz que recuerda<br />

otro episodio por el que las gentes de esta tierra tenían<br />

motivos para cosiderar como crueles e irreflexivos a los<br />

componentes de las partidas carlistas.<br />

Oí contar a los viejos de Hortunas que, durante<br />

una de las guerras carlistas, salío a pie un hortunero de<br />

su aldea con dirección a Requena, cosa que era muy<br />

habitual en aquella época. Antes de llegar a tierras de la<br />

partida de La Portera, un grupo de soldados carlistas<br />

que estaban emboscados, vigilando el paso de<br />

transeuntes de dicho camino, le dieron el alto. Este<br />

hombre, del que no se recordaba el nombre, solamente<br />

que era muy sordo, no les pudo oir por ese motivo y<br />

siguió caminando algunos pasos, pues casi al instante<br />

cayó al suelo abatido por los fulminantes disparos que le<br />

lanzaron los carlistas.


La cruz del camino se colocó en memoria de su<br />

alma y como recuerdo del hecho, llamándole desde<br />

entonces al paraje y a la propia piedra la Cruz del Sordo.<br />

El cura de la Perica (mediados del siglo XIX).<br />

En el libro "Fuenterrobles. Memoria de un pueblo."<br />

(1995) Fernando Moya Muñoz recoge la siguiente<br />

leyenda:<br />

La aldea de Camporrobles se emancipaba de<br />

Requena en 1782. Cuando se produjo la separación,<br />

Camporrobles se delimitó un término municipal propio,<br />

aunque siendo aldea ya tenía una demarcación<br />

propia, como el resto de las aldeas.<br />

En la demarcación de Camporrobles, hecha en<br />

Octubre de 1563, la mojonera establecida era bastante<br />

normal, pero al marcar término propio en 1782 se excedieron<br />

bastante, hasta el extremo de ir amojonando en<br />

círculo alrededor de Fuenterrobles, entonces también<br />

aldea de Requena. Este amojonamiento quedo" a un tiro<br />

de perdigones más o menos", como textualmente se cita<br />

en los documentos de la época; además cita también "el<br />

modo tan vicioso con que los apeadores de Camporrobles<br />

giraban el deslinde". Estos datos así figuran en el libro<br />

Becerro de Camporrobles.<br />

Se cuenta que un mozo de Fuenterrobles conocido<br />

como el hijo de la Perica, fue llamado a filas y le tocó<br />

a Madrid. Al cabo de un tiempo pasó a formar parte de<br />

la Guardia de Palacio y allí tuvo un romance con una<br />

infanta o una dama de alto rango. Enterado el rey o un<br />

personaje importante de la corte de este asusnto, intentó<br />

que aquellas relaciones no continuasen; haciéndole ver<br />

a nuestro personaje lo descabellado de aquel idilio, se le<br />

ofreció lo que quisiese con tal de que no siguiese adelante,<br />

y al final convencido, accedió pidiendo dos cosas: la<br />

primera sería poder cantar misa cuando quisiese, de ahí<br />

que se le conociese, como el "cura de la Perica"; y la<br />

segunda que el término de Camporrobles fuese recortado,<br />

llevando los mojones que había en la zona de<br />

Fuenterobles hasta donde están en la actualidad.<br />

Se lo concedieron y él, cumpliendo con lo pactado,<br />

volvió al pueblo.<br />

148


Leyenda es el relato de sucesos tradicionales o<br />

maravillosos. Las leyendas son hechos latentes en la<br />

mente de las Personas siendo transmitidas como es<br />

lógico con la deformación que conlleva la transmisión<br />

oral y que están ahí formando parte de nuestro folclore.<br />

Yo me voy a limitar a narrarlos tal como los he escuchado<br />

o leído, ya que no se trata de polemizar, teorizar o<br />

cuestionar sobre un tema, sino de transmitir unos hechos<br />

concretos que ocurrieron o fueron creados en algún<br />

momento de la Historia.<br />

Vamos a centrarnos en leyendas que existen en<br />

nuestra provincia, aunque en las leyendas ocurre algo<br />

muy particular, y es que los mismos asuntos que tratan<br />

y parecen propios de una región, se encuentran también<br />

en otras regiones e incluso en otros países aunque no<br />

iguales en la forma, pormenores y ambiente, pero si en<br />

cuanto a los personajes.<br />

La leyenda no solamente tiene un valor literario<br />

o formal sino también interpretativo y esencial,<br />

distinguiéndose dos grandes grupos: los de temas<br />

universales y los de temas locales, siendo importantes<br />

dentro de estos grupos las leyendas fundadas en el<br />

mundo de los hechos y fenómenos naturales y las del<br />

mundo sobrenatural, llegando a transformarse en los<br />

pueblos rurales, en verdaderos ritos creadores de dioses<br />

y demonios.<br />

Cuando estas leyendas entran en la literatura dan<br />

origen a las epopeyas, rimas y recitados para mejor<br />

conservarlas en la memoria.<br />

Quiero empezar este pequeño paseo por la región<br />

murciana con un relato que aunque no es de aquí he<br />

creído interesante por la belleza que encierra su historia.<br />

Cuenta que una hermosa muchacha estaba<br />

enamorada de un joven perteneciente a otra tribu<br />

enemiga y que solamente podían verse a escondidas y<br />

por un corto espacio de tiempo con el fin de no despertar<br />

sospechas entre los miembros de su tribu. Ocurrió que<br />

un día fueron descubiertos por una amiga de la<br />

LEYENDAS MURCIANAS<br />

Salvador Martínez Nicolás<br />

149<br />

muchacha envidiosa de su belleza: inmediatamente lo<br />

comunicó al jefe de la tribu el cual la encerró para que<br />

no pudiera verse más con su amado.<br />

Al ser obligada a casarse con otro miembro de la<br />

tribu al cual no quería, en su desesperación pedía a su<br />

dios que le quitara la vida para librarse de esta boda<br />

terrible.Las súplicas fueron escuchadas por su dios que,<br />

en lugar de quitarle la vida como ella le pedía la convirtió<br />

en flor.<br />

Al enterarse su amado se sumió en la<br />

desesperación y fue a implorar al dios de ella que le<br />

ayudara a encontrarla pues estaba seguro que por el<br />

aroma de los pétalos de la flor conocería el sabor de sus<br />

besos.<br />

El dios al oír suplicar al amado con tal<br />

desesperación lo convirtió en un delicado y pequeño<br />

pájaro multicolor llamado colibrí y desde entonces este<br />

novio triste en esa bella metamorfosis besa ávidamente<br />

todas las flores buscando los labios de su amada. Y<br />

cuentan los mas viejos del lugar que aún no la ha<br />

encontrado.<br />

Como veréis aunque un poco fuera del trabajo<br />

que nos ocupa merece la pena conocer esta bella leyenda.<br />

LA CRUZ DE CARAVACA<br />

Este relato que vamos a escuchar ahora se refiere<br />

a la aparición de la Santísima Cruz de Caravaca acaecida<br />

por el 1.230. Se dice que el rey moro de Valencia llamado<br />

Zeyt Abuceyt nieto de Almiramomoní, decidió con su<br />

corte trasladarse a Caravaca, ciudad que poseía un bello<br />

y amurallado castillo.<br />

Desde Cuenca y para llevar consuelo a los<br />

cautivos cristianos que se hacinaban en las mazmorras<br />

de este castillo, se desplazó un clérigo llamado Ginés<br />

Pérez Chirinos que al mismo tiempo quería iniciar una


labor de evangelización por la comarca, pero nada más<br />

llegar fue hecho prisionero.<br />

Un día pensando el rey que aquellos prisioneros<br />

eran una carga para su reino, tuvo la feliz idea de<br />

ponerlos a trabajar en el oficio que cada uno dominara.<br />

Los mandó llamar y cada uno expuso sus conocimientos.<br />

Cuando le tocó el turno al padre Chirinos este le reveló<br />

al rey moro cual era su Sagrado Ministerio.<br />

El rey moro, un poco picado en su curiosidad y al<br />

mismo tiempo por sus creencias totalmente contrarias,<br />

le pidió que ejercitase en su presencia el Santo Oficio. El<br />

buen Chirinos explicó al rey que esto era imposible por<br />

carecer de los ornamentos exigidos por la liturgia. No<br />

desistió de su curiosidad el rey moro despachando<br />

emisarios a Cuenca para que trajeran lo necesario. La<br />

poesía popular nos dice así:<br />

Con la carta que enviaron<br />

en breve fueron traídos<br />

vestiduras y ornamentos<br />

que con ella son pedidos.<br />

Ocurrió que con las prisas, los emisarios<br />

olvidaron traer la Cruz. Una mañana que estaba<br />

Chirinos conversando con el rey le pidió este que<br />

celebrase la misa:<br />

Aderezóse un altar<br />

con lo mejor del castillo<br />

delante el rey, y otros grandes,<br />

y algunos de los cautivos.<br />

Ya revestido el sacerdote y todo preparado se dió<br />

cuenta que le faltaba la Cruz, advirtiendo al rey que era<br />

de todo punto imposible celebrar la misa. En este mismo<br />

instante se oyó una música de trompetas y se vieron<br />

bajar del cielo dos ángeles portando la Cruz Patriarcal<br />

que habían tomado del cuello del patriarca de Jerusalén,<br />

San Roberto.<br />

El tamaño desta cruz<br />

no tiene un palmo cumplido<br />

de cuatro brazos es hecha<br />

dos grandes y dos más chicos.<br />

Abuzeyt, que había puesto en duda el Misterio<br />

de la Consagración, al seguir la misa e impresionado<br />

dice la crónica: «Entendió que todo esto era un milagro,<br />

e cuando alzó la Hostia, el rey paró mientes e vído en<br />

las manos del clérigo una criatura muy blanca y fermosa,<br />

e el clérigo acabó su misa, e en aquella hora el rey Zeyt<br />

Abuzeyt vio que era Santa cosa la ley de los cristianos, e<br />

tornose cristiano, el y sus vasallos, aquellos que lo<br />

quisieron facer».<br />

El converso tomó el nombre de D. Vicente de<br />

Belvis ordenando una fiesta para el día de su bautismo<br />

y para ello:<br />

150<br />

Lidió una vaca en memoria<br />

deste nuevo regocijo<br />

y ala reina Moratalla<br />

dio de todo nuevo aviso,<br />

Para mi fue cara vaca<br />

la reina le ha respondido<br />

que ya se que mudas hoy<br />

con las aguas del Baptismo.<br />

Díjole el rey, Moratalla<br />

(en otra carta que ha escrito)<br />

pues que no quieres venir,<br />

yo te dejo con mi Cristo.<br />

EL FRAILE VOLADOR<br />

La siguiente leyenda nos cuenta que había en<br />

Murcia un convento de frailes carmelitas donde el padre<br />

José pasaba su vida conventual entregado a los trabajos<br />

propios de su comunidad. Un día, fue invitado por un<br />

amigo cura que era párroco de Alcantarilla al que hacia<br />

tiempo no veía, a predicar la función de la Iglesia pues<br />

celebraba su cumpleaños y quería que fuera el padre<br />

José el oficiante de este acto, El día transcurrió dentro<br />

del convento sin complicaciones ya que la vida<br />

conventual no exigía grandes alteraciones en la tarea<br />

cotidiana. A la caída de la tarde y con la fresca, montó<br />

en una mula muy dócil que tenía poniéndose en camino<br />

hacia la casa del amigo que tan gentilmente le había<br />

invitado.<br />

Cuando el padre José llegó a Alcantarilla su amigo<br />

ya estaba esperándole, se saludaron efusivamente, ya<br />

que aunque estaban cerca no se podían ver con la<br />

asiduidad que ellos hubieran deseado por los<br />

quehaceres que cada uno tenía; el clérigo en su feligresía<br />

y el carmelita por su vida conventual y por el<br />

requerimiento desde toda la provincia para predicar el<br />

Evangelio.<br />

Pasaron el resto de la tarde al cobijo de una<br />

frondosa parra contándose el uno al otro pequeños<br />

sucesos de sus modestas vidas. Enfrascados en sus<br />

recuerdos llegó la hora de la cena donde cura y fraile<br />

dieron buena cuenta de ella que aunque no muy delicada<br />

y selecta satisfizo a los dos amigos ya que el ama se había<br />

esmerado en su preparación, más al carmelita<br />

acostumbrado a la frugalidad del convento.<br />

Durante la sobremesa el cura no pudo evitar el<br />

dulce sopor que da una buena cena quedándose un poco<br />

traspuesto. Fray José, cuando advirtió el sueño de su<br />

amigo, se sonrió saliendo al pequeño huerto a fumarse<br />

un cigarrillo en la hermosa paz de la noche, repasando<br />

el sermón que a otro día tenía que decir, entre chupada<br />

y chupada. Al oír las doce campanadas de la media<br />

noche se dispuso a entrar en la casa cuando sin saber de<br />

donde había salido, un enorme perro negro se le metió<br />

entre las piernas haciéndole cabalgar sobre el. El perro


se elevaba en el aire cosa que advirtió el pobre fraile ya<br />

que los pies no le llegaban al suelo, y al momento se<br />

encontraba volando por encima de árboles y tejados de<br />

Alcantarilla.<br />

Pronto comprendió el pobre fraile que volaba a<br />

lomos del demonio convertido en can el cual le reveló<br />

lo que su viaje sería: el infierno. Conocidos los planes y<br />

destino el fraile tuvo calma para pedir a su voladora<br />

cabalgadura que le acercarse al convento pues quería<br />

despedirse de él, ya que había estado durante más de<br />

30 años.<br />

El diablo, a regañadientes accedió a lo que parecía<br />

la última voluntad del condenado llevándolo a Murcia<br />

para sobrevolar el recinto conventual que estaba en el<br />

barrio de San Benito.<br />

El fraile suplicó al demonio que ya que estaba allí<br />

le dejara visitar su celda donde había vivido tantos años,<br />

ya que su balcón estaba entreabierto. No tuvo reparo el<br />

demonio en dejar al fraile, aunque sin soltar su mano,<br />

que hurgase entre los ventanillos donde en uno de sus<br />

pestillos tenía el fraile colgado el escapulario de la Virgen<br />

del Carmen.<br />

En este punto el demonio dio un tirón de la mano<br />

de su víctima, pero ya ésta llevaba en la otra el<br />

escapulario recitando el conjuro «Vade, infernalis dracot<br />

virgo carmelita est un me», al oír el conjuro desapareció<br />

el diablo lanzando un aullido espantoso.<br />

Cuando su amigo el cura lo despertó del sillón<br />

donde plácidamente dormía invitándole a seguir<br />

durmiendo en la cama, fray José estaba todavía<br />

comprobando por donde había desaparecido el<br />

demonio.<br />

LA CAPILLA MALDITA<br />

El siguiente suceso aconteció en Yecla en la capilla<br />

húmeda y oscura de una iglesia allá por el s. XVII, donde<br />

estuvo mucho tiempo al culto una imagen de S. Juan,<br />

posteriormente sustituida por otra de S. José de Calasanz<br />

el que fuera fundador de los Escolapios.<br />

Por aquel entonces falleció un yeclano de pro, no<br />

por sus virtudes o estirpe, sino por una inmensa fortuna<br />

acumulada sabe Dios cómo, ya que su vida fue pródiga<br />

de relajaciones y costumbres reprobables.Este hombre,<br />

que aunque era creyente no se distinguía por su<br />

asistencia a los actos litúrgicos, no se sabe a ciencia cierta<br />

de que medios se valió para conseguir sepultura en la<br />

capilla de S. Juan, pero lo cierto es que fue enterrado<br />

allí.<br />

A la noche siguiente, encontrándose un fraile<br />

orando en el coro, escuchó unos ruidos que venían del<br />

151<br />

mismo templo. Al prestar más atención advirtió como<br />

un alboroto de perros peleándose cuyos gruñidos eran<br />

cada vez más feroces. Estos ruidos amplificados por el<br />

silencio de la noche asustaron al buen religioso el cual<br />

salió huyendo en demanda de ayuda y al mismo tiempo<br />

comunicar al padre guardián lo extraño del caso. Se<br />

formó una comitiva de religiosos dirigida por el padre<br />

guardián y provistos de faroles y hachas para<br />

alumbrarse fueron a indagar la causa que había<br />

espantado tanto al buen religioso.<br />

Al entrar la comitiva en la iglesia ya al filo de la<br />

madrugada, comprobaron que los aullidos y ladridos<br />

rabiosos procedían de la capilla de S. Juan. Al acercarse<br />

más, sintieron que dicho alboroto procedía de la tumba<br />

del hombre rico.<br />

Inmediatamente, el padre guardián ordenó a los<br />

frailes levantar la losa que tapaba la tumba. Al hacerlo<br />

presenciaron una escena pavorosa y terrible. El cadáver<br />

del hombre rico era despedazado por dos enormes<br />

perros de largos colmillos y erizado lomo en una feroz<br />

disputa.<br />

Cuando el padre guardián se hubo recuperado<br />

de la escena tan pavorosa pidió que le trajeran al instante<br />

estola, roquete, agua bendita y el libro de exorcismos<br />

para conjurar la macabra escena, cuyo efecto fue<br />

fulminante, pues se abrió el vaso de la tumba y por la<br />

sima abierta desaparecieron los perros y los restos<br />

destrozados volviéndose a cerrar de nuevo quedando<br />

todo en paz y silencio.<br />

Los presentes se conjuraron para ocultar el suceso<br />

tan macabro como espantable, pero como ocurre en estos<br />

casos, un secreto entre varios ya no es secreto, y el pueblo<br />

conoció la macabra noticia y hasta no hace muchos años<br />

los yeclanos se alejaban presurosos de esta capilla<br />

volviendo la vista cuando pasaban ante ella.<br />

EL CAMINO DE LOS BAÑOS<br />

La siguiente leyenda nos sitúa en Archena donde<br />

junto al río esta el monte Ope en el camino del balneario<br />

frente al Salto del Ciervo, otra altura considerable por<br />

los cuales las gentes del lugar evitaban pasar a la caida<br />

de la tarde por estar llenos de temores, supersticiones y<br />

apariciones más o menos verosímiles de grandes<br />

pajarracos nunca vistos aleteando tras el caminante, de<br />

enormes perros que aparecían en silencio ante el viajero<br />

acompañándole un trecho para desaparecer; bestezuelas<br />

que amparadas en las sombras de la noche lanzaban<br />

raros sonidos lanzando chispas y destellos por los ojos;<br />

en fin, fantasmas para unos, almas en pena para otros,<br />

pero temerosas para todos, aunque todos coincidían en<br />

que una extraña y maléfica atracción dominaba aquellos<br />

parajes.


Siempre en el ánimo de las gentes queda una<br />

leyenda más resaltada que las otras y eso ocurrió con la<br />

del pastor. Se trataba de un pastor que llevaba un cordero<br />

lechal cargado sobre sus hombros en su camino hacia el<br />

balneario, cuando notó que el cordero pesaba cada vez<br />

más, el muchacho lo achacó a la fatiga, pero conforme<br />

iba caminando más pesada se hacia la carga. El pastor<br />

aligeró la marcha por sí el peso era por el cansancio,<br />

pero más peso se le acumulaba sobre sus espaldas.<br />

Cuando ya no pudo resistir más giró la cabeza atrás para<br />

ver que pasaba. Al momento quedó aterrorizado al<br />

comprobar que sobre sus hombros llevaba un extraño y<br />

repelente animal con una cabeza enorme cubierta de<br />

negra pelambrera. En aquel mismo momento el<br />

monstruo extendió unas enormes alas y lanzando una<br />

terrible risotada echó a volar perdiéndose entre las<br />

sombras del Ope.<br />

Cuando el pastor pudo recobrarse del susto corrió<br />

con todas sus fuerzas hacia el pueblo dando cuenta de<br />

lo sucedido, identificado el extraño animal con el diablo<br />

fue purificado el lugar quedando en lo alto del Ope una<br />

cruz desapareciendo desde entonces las extrañas<br />

apariciones que asaltaban a todo el que pasaba por allí.<br />

LOS BAÑOS ÁRABES<br />

Hubo en Murcia, concretamente en la Calle de<br />

Madre de Dios, una casa de baños muy antigua que<br />

todavía hoy se recuerda como «los baños árabes», siendo<br />

su existencia hasta hace muy pocos años en que quedó<br />

sepultada por la nueva Gran Vía, perdiéndose una joya<br />

de gran valor tanto histórico como artístico para la<br />

Historia de Murcia. Con motivó de su destrucción, el<br />

gran "Pepe el de los muebles", panochista de un gracejo<br />

y una sátira inigualable compuso un bando panocho del<br />

que entresacamos estos versos.<br />

"Que pena de baño moro<br />

arbullo de Murcia entera<br />

que lastima que las lluvias<br />

lo haigan hecho to llesca".<br />

Esto lo motivó el que una mañana apareció todo<br />

derruido y la nota que dió el Ayuntamiento fue que por<br />

causa de las lluvias se había derrumbado, cuando lo<br />

cierto es que llevaba más de tres meses sin llover.<br />

Estos baños fueron construidos por el rey<br />

Abrahen Ezcandarí, y cuenta la leyenda que en aquellos<br />

tiempos una cristiana muy bella se enamoró de un<br />

general turco llamado Miramolín, sin que la diferencia<br />

de religiones fuera freno para su pasión, la cual fue más<br />

fuerte que su religión, y fruto de esta pasión, fue el<br />

nacimiento de un niño.<br />

El tal Miramolín, aún cuando amaba a la<br />

152<br />

muchacha, no aceptaba de buen grado que ella se<br />

mantuviera fiel en su religión y no paraba de pedirle<br />

que la abandonase. Encontrando siempre en ella una<br />

fuerte resistencia, el turco no paró de maquinar tretas,<br />

ardides, sortilegios, etc„ esperando así vencer la<br />

resistencia de la muchacha. Al no conseguir sus<br />

propósitos, la encerró en una mazmorra subterránea en<br />

la casa de los baños.<br />

Al enterarse que el niño había sido bautizado<br />

clandestinamente en la religión cristiana, lo estrello<br />

brutalmente contra una piedra de aquellas mazmorras.<br />

Ni aún después de la muerte la cautiva pudo recobrar<br />

la libertad ya que quedó encantada a perpetuidad bajo<br />

la eterna vigilancia de un demonio.<br />

Desde que ocurriera aquel suceso las gentes no<br />

se atrevían a bajar a aquellos subterráneos. Perduraban<br />

en su memoria dos hechos prodigiosos: la piedra<br />

ensangrentada donde fue estrellado el niño, y que no<br />

dejaba de destilar agua, según decían del bautismo, y<br />

que al adentrarse por los subterráneos se escuchaba un<br />

lejano murmullo con el que la encantada hacía patente<br />

su eterno castigo.<br />

Yo tuve la gran suerte de visitar estos lugares y<br />

de conocerlos perfectamente ya que en estos baños<br />

estuvo instalada una carpintería muchos años, la del<br />

maestro Palmis gran amigo y vecino, y tuve la ocasión<br />

de contemplar y escuchar ese prodigio, como asimismo<br />

contemplar las bellas columnas de mármol que sostenían<br />

la bóveda, desaparecidas aunque creo no para todo el<br />

mundo.<br />

LA CUEVA DEL TESORO<br />

Existe en Yecla un escudo que aunque bastante<br />

deteriorado se encuentra en una de las esquinas de la<br />

Casa Consistorial llamado de «Tebano», y que en<br />

tiempos mitológicos fue erigido por los naturales en<br />

memoria de Hércules, dios griego, cuando en su décimo<br />

trabajo acabó con el gigante Gerión el cual tenía sus<br />

dominios en el monte Arabí acompañado de un perro<br />

de dos cabezas y del monstruo Ortos que era mitad<br />

serpiente y mitad mujer.<br />

Cuando llegaron los árabes a estas tierras se<br />

asentaron en aquellas cimas celebrando al conjuro de<br />

su nombre fiestas y torneos rememorando ser la cuarta<br />

provincia turca, ya que en su mayoría eran otomanos.<br />

Bajo la dominación árabe, Yecla hubo de fundir<br />

sus orígenes milenarios con misterios tan indescifrables<br />

como indelebles. Por eso es fácil de comprender el miedo<br />

y la aprensión de los yeclanos al Barranco del Infierno o<br />

de los Muertos de cuyo lugar en 1865 quedo un<br />

testimonio escrito: « Se han encontrado en él en toda su<br />

extensión innumerables restos humanos y pedazos de


armas destrozadas. Ahora mismo sí se escarba, se<br />

tropezaran calaveras y huesos truncados y dispersos,<br />

de ello se infiere que la denominación de este sitio<br />

pavoroso, por el que ningún pastor o labriego creerá<br />

poder pasar impunemente en noche tenebrosa, ni aún<br />

se detendrá más tiempo del indispensable, y eso<br />

sosteniendo su fortaleza con algún religioso conjuro,<br />

procede de alguna terrible batalla que debió darse en el<br />

mismo, tal vez para conquistar la posición fortificada y<br />

que dejó el campo sembrado de cadáveres».<br />

Así como del Barranco de los Muertos quedó un<br />

recuerdo de temores, el Monte Arabí los estimula<br />

igualmente despertando la codicia de fabulosos tesoros<br />

escondidos en sus entrañas:<br />

"Yecla, Yeclín mucho dinero se encierra en ti pero<br />

mas se encierra en la Cueva del Arabí".<br />

Esta rima se refiere a la Cueva del Tesoro una mina<br />

prolongada y profunda que arrancaba del castillo que<br />

había en su cima. Se cuenta que quienes pasaban junto<br />

a ella inadvertidamente o se asomaban al reclamo de<br />

sus ocultas riquezas, escapaban presas del pánico al<br />

escuchar terroríficos ayes, gritos y lamentos que subían<br />

del fondo de la mina.<br />

El motivo de este extraño sortilegio solo tenía una<br />

razón. Al abandonar Yecla los árabes, lo hicieron al igual<br />

que en toda España con la seguridad de volver algún<br />

día sus descendientes. Por ello decidieron esconder en<br />

la cueva todos sus tesoros sometiéndolos a<br />

encantamiento cerrando con puertas de hierro<br />

custodiadas por dos gigantes salvajes armados de<br />

enormes mazas. La cueva del tesoro del monte Arabí<br />

sigue aguardando el retorno de los descendientes de<br />

aquellos árabes a recuperar las riquezas allí escondidas.<br />

LA MALA MUJER<br />

Esta corta historia ocurrió en el limite de las<br />

provincias de Albacete y Murcia, junto a la carretera que<br />

une estas dos provincias, donde todavía hoy se pueden<br />

ver las paredes que quedan de lo que fue la venta «de la<br />

mala mujer», nombre que tomó del puerto del mismo<br />

nombre que ya figuraba en los documentos de la Baja<br />

Edad Media, posiblemente por algún otro suceso<br />

perdido con el paso del tiempo.<br />

De D. Antonio de Hoyos transcribimos el<br />

siguiente relato:<br />

«Se cuenta que una hermosa ventera de ojos<br />

azules, dió en la manía de enamorar a los viajeros de su<br />

gusto que hacían noche en la venta. Paseaba con sus<br />

enamorados por la falda del picacho y por el lado de la<br />

Sierra de la Cabeza del Asno. La ventera salía de noche<br />

y sentía gran atracción por el último rayo de sol de la<br />

153<br />

tarde. A pesar de las nuevas ideas modernistas,<br />

extrañaba su conducta, y su honor fue puesto en<br />

entredicho».<br />

«Una vez apareció muerto un joven en una de las<br />

habitaciones, se indagó el asunto pero todo hizo<br />

sospechar que fue un suicidio.<br />

Al poco tiempo, un pastor dió cuenta de haber<br />

visto un hombre muerto cerca del picacho, y como meses<br />

antes, el asunto tampoco quedó claro.<br />

El suceso volvió a repetirse, y un testimonio de<br />

rotunda culpabilidad condenó a la horca a la hermosa<br />

ventera».<br />

LA TORRE CIEGA<br />

Al entrar a Cartagena por el camino que va a San<br />

Javier, existe un monumento funerario dedicado a<br />

Escipión, llamado La Torre Ciega y aunque está lleno<br />

de leyendas vamos a relatar una muy interesante.<br />

Cuenta que un rey moro que había sido derrotado<br />

huía por aquellos parajes llevando consigo un inmenso<br />

tesoro escoltado solamente por dos de sus más fieles<br />

esclavos. Al pasar las casas llamadas de la Zorra dió vista<br />

a la Torre Ciega deteniéndose a contemplar los restos<br />

de aquella torre. Sea por estar muy cercano al mar, por<br />

lo solitario del lugar o porque la torre ofrecía una<br />

referencia inolvidable, el rey moro decidió enterrar sus<br />

tesoros en aquel lugar. Como era costumbre en aquella<br />

época cuando el tesoro estuvo enterrado dió muerte a<br />

sus dos esclavos.<br />

Disfrazado con míseras ropas se dirigió a Cabo<br />

de Palos intentando embarcarse pero tuvo la desgracia<br />

de ser reconocido y delatado a los soldados cristianos.<br />

Hecho prisionero, fue sometido a grandes torturas para<br />

que dijera donde había enterrado el tesoro. Al no<br />

conseguir sus deseos diéronle muerte.<br />

Durante muchos años el sitio quedó maldito y<br />

las gentes rehuían pasar por allí, pero sin saber el motivo<br />

por el cual pesaba dicha maldición, aunque las gentes<br />

de la Asomada, Casas de la Zorra y aquellos contornos<br />

se transmitían de una generación a otra la existencia de<br />

un tesorp, pero nadie se atrevía a buscarlo por temor a<br />

la maldición.<br />

Cerca de allí vivía un rico labrador llamado<br />

Antón, el cual vivía con una hija, doncella de gran<br />

belleza, siendo por este motivo cortejada por los mozos<br />

del contorno, pero en especial por Juan el Artillero,<br />

siendo apodado así por haber servido en las Galeras<br />

Reales.<br />

Este labrador solo tenía dos pasiones: su hija para


la que ningún hombre era digno, y el tesoro por tantos<br />

pregonado pero por ninguno descubierto. A tal punto<br />

llegó su obsesión por el tesoro, que decidió afrontar los<br />

riesgos desoyendo incluso la provocación que suponía<br />

enfrentarse a las fuerzas del mal saliendo una noche de<br />

su casa sigilosamente armado de herramientas y farol<br />

para dirigirse a La Torre Ciega empezando a cavar en<br />

sus inmediaciones.<br />

Cuando más enfrascado estaba en su tarea, sin<br />

saber por donde, se le apareció un blanco espectro que<br />

llamándolo por su nombre le advirtió: «no sigas, porque<br />

si aciertas con el tesoro, las alhajas se te volverán<br />

víboras». El hombre, todo asustado empezó a temblar<br />

recordando los encantamientos y hechicerías.<br />

El fantasma, cuando vio las muestras de<br />

arrepentimiento le ordeno que regresara a su casa, no<br />

sin advertirle que para librarse de la maldición tenía que<br />

hacer tres cosas: casar a su hija Ana con el primer mozo<br />

que llamase a su puerta, ofrecer diez libras de seda y<br />

nueve misas a la Virgen del Rosell, y mantener una<br />

lamparilla de aceite al Cristo de Zalamea, que el labrador<br />

veneraba en su vivienda. Como es natural el<br />

atemorizado Antón a todo dijo que si, regresando a su<br />

hogar dando por finalizada la aventura del tesoro.<br />

Al sonar unos golpes en la puerta a la mañana<br />

siguiente, Antón se apresuró a abrir encontrándose con<br />

Juan el Artillero que venía a hacer un trato sobre la<br />

compra de unas tierras. Antón, recordando la promesa<br />

dada al fantasma casó a su bella hija con Juan el Artillero.<br />

LA SANTA DE TOTANA<br />

Amparado por los peñascales llamados del<br />

«Zorro» y rodeado de pinos, chaparros y lentiscos, se<br />

alza un santuario conocido como «La Santa de Totana»<br />

el cual está dedicado a Santa Eulalia de Mérida siendo<br />

venerada por Totaneros y Aledanos ya que se haya a<br />

mitad de camino entre estos dos pueblos.<br />

No se sabe a ciencia cierta el porqué esta santa<br />

tenga erigido un santuario en la provincia de Murcia,<br />

ya que la respuesta sería quizás una tradición que<br />

arranca en Portugal con fondo de leyenda histórica, pero<br />

lo cierto es que cada día es más visitada organizándose<br />

verdaderas peregrinaciones.<br />

Se inicia esta leyenda con el drama de amor que<br />

vivieron el príncipe Pedro y la bella Inés de Castro, cuyo<br />

casamiento en secreto fue repudiado por el rey de<br />

Portugal que no soportaba tener una hija tan bella por<br />

lo cual «muy enojado se resolvió hacerla matar», una<br />

decisión brutal que fue consumada por cuatro caballeros<br />

entre los que se encontraban los hermanos Coutiño de<br />

la Casa Real.<br />

154<br />

La primera imposición del príncipe Pedro al llegar<br />

al trono es que la bella Inés reine después de muerta<br />

persiguiendo a continuación a sus matadores. Estos, que<br />

habían huido a territorio castellano son perseguidos por<br />

el propio rey de Castilla que apresa y le devuelve al noble<br />

Coello, el cual es degollado. Pero los hermanos Coutiño<br />

consiguieron huir sin dejar rastro.<br />

Al pasar por Mérida en su huida, estos hermanos<br />

cogieron una imagen de Santa Eulalia a cuya protección<br />

y amparo se encomendaron, la cual les condujo por un<br />

proceso milagroso al camino que conduce a Aledo.<br />

Cuando ascendían hacia la fortaleza buscando<br />

donde esconder la imagen, encontraron a un pastor al<br />

cual le rogaron les indicara un sitio seguro para<br />

guardarla, el hombre cogiendo una piedra la vino a<br />

lanzar sobre unas zarzas y al golpe salió de aquellos<br />

matorrales una bandada de palomas que estaban allí<br />

refugiadas. Los fugitivos llegaron corriendo hasta el<br />

espeso zarzal descubriendo una cueva y en ella<br />

escondieron la imagen.<br />

Los dos hermanos quedaron sorprendidos por el<br />

hecho prodigioso de las palomas y por la acogida que<br />

tuvieron en Aledo donde vivieron con nombres fingidos.<br />

<strong>Año</strong>s mas tarde, hicieron construir en aquel lugar<br />

la ermita de Santa Eulalia de Merida patrona por igual<br />

de Aledo y Totana y donde tantos murcianos vamos a<br />

admirar las bellezas que encierra.<br />

MARTIN EL MULERO<br />

Esta narración nos sitúa en Yecla, donde vivía un<br />

mozo de muías llamado Martín que estaba al servicio<br />

de Gabriel Ortuño, acomodado y rico hacendado. El tal<br />

Martín era un mozo muy propenso a la vida alegre y<br />

disipada. Aunque las buenas costumbres y la honestidad<br />

imperaban en Yecla, él llevaba un desarreglo moral hasta<br />

tal punto que estaba advertido de perder empleo y<br />

habitación en casa del amo.<br />

Gracias a los consejos de almas buenas y piadosas<br />

el tal Martín dio un cambio radical en sus costumbres<br />

recogiéndose en la vida honesta y el buen camino.<br />

Teniendo que llevar a abrevar las caballerías a la<br />

fuente, salió Martín una noche de las cuadras de Gabriel<br />

cuando se le cruzó en el camino un hombre embozado<br />

el cual le invitó a seguirle.<br />

Como pasear con el averío era imposible pidió al<br />

desconocido le dejara llevar las muías al establo y una<br />

vez acomodadas salió por el postigo a la oscuridad de<br />

las callejuelas acomodando su paso al desconocido, ya<br />

que, decía este, tenían que discutir asuntos de máximo<br />

interés para Martín. Iniciaron el camino en el silencio


nocturno hacia las afueras, cuando se hallaban lejos del<br />

pueblo, el hombre de la capa, cuyo rostro destellaba un<br />

fulgor extraño, recriminó a Martín por haber<br />

abandonado la vida alegre que llevaba, llegando incluso<br />

a amenazarle con infortunios y desdichas llamándole<br />

cobarde por el comportamiento que venía observando<br />

últimamente.<br />

Al pasar por un sitio que llaman el rebalso, el<br />

mozo que en este momento iba mirando al suelo,<br />

observó que su acompañante tenía unos pies que<br />

parecían pezuñas de cabra. Este descubrimiento junto<br />

con los destellos antes observados y un tufo así como a<br />

azufre que despedía el desconocido , hicieron<br />

comprender al aterrorizado mozo que caminaba junto<br />

al mismísimo demonio.<br />

Maquinando la forma de deshacerse de su mal<br />

acompañante, paróse junto a un pilón de agua con la<br />

excusa de atarse la alpargata: en un descuido de su<br />

acompañante salió corriendo por las calles de Yecla<br />

perseguido por el demonio llegando desazonado hasta<br />

el postigo de las cuadras cerrándolo de golpe burlándose<br />

de su perseguidor quien por poco se estrella si no es<br />

porque puso la mano sobre el portón a cuyo contacto<br />

un resplandor entre rojo y azulado iluminó el lugar<br />

quedando la huella impresa en la madera,<br />

Después de su trance diabólico el tal Martín se<br />

recogió en la religión de Cristo según cuenta la historia,<br />

ingresando como novicio en la orden franciscana, donde<br />

queda memoria de un tal fray Martín de la Mota brillante<br />

predicador, falleciendo en el convento de Villena<br />

dejando tras sí una santa y milagrosa reputación.<br />

EL PARTIDOR<br />

Existe en la Arboleja (Murcia), un partidor<br />

llamado hasta hace poco de la «Tía Caballera». Cuenta<br />

la leyenda que era muy peligroso por estar rodeado de<br />

cañaverales y que solamente en sus inmediaciones había<br />

una casa, la de la "Tía Remedios".<br />

Debido a la poca luz del atardecer se hacía muy<br />

peligroso, pero las gentes por evitarse un rodeo<br />

considerable y pasar por el puente preferían saltar por<br />

allí ya que ganaban tiempo aunque ya varias personas<br />

habían caído al agua.<br />

Un atardecer al ir a saltar una mujer se le apareció<br />

en la otra orilla un caballero muy bien vestido y tocado<br />

con una capa, el cual alargándole la mano la ayudó a<br />

pasar desapareciendo al momento.<br />

Esta escena se repitió en bastantes ocasiones pero<br />

siempre a mujeres solas, no apareciendo el «Caballero»<br />

cuando los que pasaban eran hombres o iban varias<br />

mujeres.<br />

155<br />

Las buenas gentes lo achacaron a los buenos<br />

modales de un filántropo caballero que hacía el bien<br />

ayudando a evitar el peligro y por mucho que intentaron<br />

descubrir la personalidad de éste caballero fue de todo<br />

punto imposible.<br />

Tanto se extendió la leyenda que tomó cartas en<br />

el asunto el Sr. Cura, el cual determinó bautizar el «Cirio<br />

Pascual» que se hallaba sin bautizar, y desde este mismo<br />

momento el caballero dejó de ayudar a las gentes y no<br />

ha vuelto a caerse nadie en aquel partidor.<br />

Con el tiempo fue bautizado como el partidor del<br />

caballero y por extensión le fue aplicado a la persona<br />

que vivía en la casa cercana denominándose «Partidor<br />

de la Tía Remedios la Caballera» subsistiendo este mote<br />

hasta la abuela de mi esposa.


IV. MEDICINA POPULAR


EL CURANDERO, PERSONAJE Y ARQUETIPO.<br />

Han pasado ya muchos años desde que un amigo<br />

mío desde la infancia, Angel Alcantud, me pidió que<br />

le acompañara a visitar a un curandero que, según me<br />

dijo, gozaba de cierta fama por las curaciones que hacía,<br />

y era conocido por el nombre de El Tío Pascual. Este<br />

hombre vivía en Churra, una pedanía de la huerta de<br />

Murcia. Mi amigo, desde hacía poco más de un año,<br />

sufría una enfermedad que le causaba grandes molestias<br />

en las articualaciones de las extremidades inferiores,<br />

y en una etapa última parecía que había entrado en<br />

una fase en que persistían los síntomas que le llevaban<br />

a moverse con grandes dificultades. Había acudido a<br />

varios médicos de medicina general y especialistas, y,<br />

lamentablemente, tras cortas temporadas en que parecía<br />

que los medicamentos aplicados habían obrado una<br />

mejoría, siempre había vuelto a recaer, con la desesperanza<br />

de ánimo consiguiente. En busca de una posible<br />

salida, tanto sus familiares como él mismo, habían indagado<br />

hasta encontrar la referencia de un curandero<br />

que según todos los que le habían conocido o sabido de<br />

él por terceros, poseía el don de obrar grandes beneficios<br />

en cuantos enfermos que se habían confiado a sus<br />

poderes y tratamientos.<br />

Y de esta manera, una tarde nos acercamos al caserío<br />

en que vivía el Tío Pascual, junto a la Rambla de<br />

Churra y en medio de un huerto de limoneros, en compañía<br />

de su hija, lo encontramos en la porchada junto a<br />

una mesa camilla y postrado en una mecedora en la que<br />

se acunaba levemente. Era un hombre entrado en años,<br />

con la barba rala y canosa, la mirada cristalina de unos<br />

ojos acuosos, ademanes pausados, y una sonrisa quieta,<br />

un poco dolorosa, y que se cubría la cabeza con un<br />

sombrero de paja: tras un breve saludo nos indicó que<br />

nos sentásemos cerca de él en unas sillas de anea, y después,<br />

tras un silencio, dirigiéndose a Angel Alcantud,<br />

le preguntó su nombre y si había acudido a él en busca<br />

de la salud, a lo que este respondió asintiendo con la<br />

cabeza. Y tras dejar pasar un tiempo en que no apartó la<br />

mirada del rostro de mi amigo, se dirigió nuevamente a<br />

él para preguntarle si eran un hombre de fe, a lo que<br />

este volvió a asentir cadenciosamente. La hija apareció<br />

en la puerta, y con pasos cortos y silenciosos sobre el<br />

Francisco J. Flores Arroyuelo<br />

159<br />

suelo de barro, fue a situarse junto al muro, a un lado<br />

de una imagen de la Virgen que había en una peana y<br />

una Cruz de Caravaca que pendía de un clavo, mientras<br />

juntaba las manos sujetándose una punta del delantal<br />

entre las manos; para, en ademán de recogimiento,<br />

permanecer quieta y atenta a que su padre le hiciese<br />

alguna indicación.<br />

Angel Alcantud le dijo que si le parecía le explicaba<br />

el motivo de la visita, que no era otro que desde<br />

hacía algunos meses venía padeciendo un mal que había<br />

comenzado como una molestia muy leve que poco a<br />

poco le había llevado a dejarle en un estado en el que<br />

apenas si podía moverse con un poco de soltura, a lo<br />

que el Tío Pascual, que le había escuchado con atención,<br />

no dijo nada. Después le pidió que le diese las<br />

manos y, tras tomarlas entre las las suyas, se las sostuvo<br />

durante unos cuantos segundos y sin apartar su mirada<br />

del rostro de mi amigo.<br />

— Si, tiene, un mal en su cuerpo que debe ser<br />

expulsado antes de que se adueñe por completo de él.<br />

— ¿Tiene remedio?,— le preguntó mi amigo en<br />

tono bajo.<br />

— Debes tener confianza. Yo siempre tengo confianza<br />

en la voluntad de Dios.<br />

Y volviendo un poco la cabeza hacia su hija, le<br />

pidió que le trajese un paquete de algo cuya denominación<br />

no supe entender. Este estaba hecho con una bolsa<br />

de papel y quedaba cerrado por una goma. Lo tomó y<br />

se lo entregó con ambas manos.<br />

— Tienes que tomar una cucharada sopera de<br />

estos polvos y depositarlos en el fondo de un vaso. Y<br />

después debes añadirle agua poco a poco ya que son<br />

efervescentes y podrían caer fuera. Después, cuando su<br />

fuerza se ahogue, lo bebes a pequeños sorbos. Y no temas<br />

nada porque están hechos de plantas que tienen la<br />

condición de sanar el mal que hace que día a día vayas<br />

perdiendo la fuerza de tus pies, el mal que entró en tu<br />

cuerpo un día que te encontrabas en unas tierras muy<br />

distantes de las tuyas, durante un viaje que hiciste hace


varios meses.— y añadió, — Eso lo tomas después de<br />

cada comida, y dices una oración en honor de la Cruz<br />

de Caravaca. Y sobre todo, no pierdas la confianza, porque<br />

sólo así te salvarás.<br />

Todavía permanecimos un rato en silencio, hasta<br />

que yo le pedí permiso para hacerle una pregunta, a lo<br />

que dijo:<br />

— Tu tienes menos fe que Angel, pero puedes preguntarme<br />

lo que quieras.<br />

— Cómo supo usted que tenía la gracia para devolver<br />

la salud a los hombres.<br />

— Y a los animales.Sí, fue antes de la guerra, cuando<br />

yo era un muchacho que me ganaba el jornal que<br />

llevaba a mi casa recogiendo esparto en el monte. Era<br />

un sábado por la tarde y estaba en Archena, en la estación<br />

del ferrocarril, esperando que llegara el tren que<br />

me había de traer a Murcia, cuando me quedé dormido<br />

en uno de aquellos bancos corridos que estaban colocados<br />

a ambos lados de la puerta. Y en medio de una<br />

música maravillosa, como yo no había oido antes nada<br />

parecido, sobre una nube cargada de luz, se me apareció<br />

el santo Niño de Muía, con una corona de oro y una<br />

cruz en su mano izquierda, y sonriéndome me dijo que<br />

yo había sido elegido para llevar el socorro y la esperanza<br />

a los hombres, por lo que me era dado poseer<br />

aquella gracia, aunque ello impediría que mis males,<br />

cuando llegaran, pudieran ser curados. Y todo ello pasó<br />

a ser verdad y por ello también me encuentro como me<br />

veis, sin apenas poder moverme si no es con el auxilio<br />

de mi hija.<br />

Después continuó explicandonos cómo empezó a<br />

conocer las virtudes de las plantas y cómo debían ser<br />

empleadas junto a determinadas oraciones, y hasta de<br />

cómo llegó a decírselo a su madre que pareció quedarse<br />

sin palabras hasta que pudo decir que ella ya sabía que<br />

le iba a pasar algo porque cuando lo llevaba en su vientre<br />

un día notó que lloraba, y al poco salió para la parroquia<br />

a decírselo al cura, pero este le pidió que no hablase<br />

de aquello y que yo fuese a verle aquella misma tarde.<br />

«Cuando acudí a él me dijo muy serio que tenía que<br />

olvidarme de toda aquella fantasía porque el Santo Niño<br />

de Muía no estaba para aquellas cosas, pero la verdad<br />

es que aquella certeza no la pude apartar de mi cabeza<br />

por más que lo hizo en su buena fe, y hasta llegó a reñirle<br />

con palabras duras, y, después, cuando sucedió lo de<br />

la guerra, y por todo ello también llegué a ser perseguido<br />

por un vecino que la tenía tomada con mi familia».<br />

Cuando llegó el momento del final de la visita mi<br />

amigo Angel hizo ademán de darle una cantidad de dinero<br />

que sacó con el puño cerrado de uno de los bolsillos<br />

del pantalón, pero el Tío Pascual se negó a recibirlo<br />

al tiempo que decía que si era su voluntad se lo diese a<br />

su hija, por lo que se lo entregó a esta que, sin mirarlo,<br />

lo depositó en el bolson del delantal. Cuando habíamos<br />

caminado unos pasos por la senda que nos acercaba a<br />

160<br />

donde teníamos aparcado el automovil, Angel, tras detenerse<br />

y tocarme en un brazo para que le mirase a la<br />

cara, me preguntó por qué el Tío Pascual sabía que él<br />

era viajante de comercio, a lo que yo no supe qué responder.<br />

Hasta aquí los recuerdos de aquella visita realizada<br />

a finales de los años setenta y que he recuperado en<br />

buena parte gracias a los apuntes que tomé aquella misma<br />

tarde, y cuyo relato creo que puede servir de introducción<br />

al problema que conlleva tratar de comprender<br />

la configuración de la personalidad prototípica del<br />

curandero vista como fundamento central de una gran<br />

parte de lo que se admite como medicina popular, esa<br />

encrucijada en que concurren por vías bien diferenciadas<br />

la botánica o farmacopea antigua, ciertos conocimientos<br />

médicos, y creencias desprendidas de lo que<br />

entendemos como religiosidad popular, y desde la que<br />

se puede tratar de buscar en ese ámbito de arenas movedizas<br />

que aparece cargado de misterio y curiosidad,<br />

y de supersticiones y, también, de conocimientos empíricos<br />

a la vez que de certidumbres maravillosas, hasta<br />

amalgamar un cuerpo en que el hombre ha tratado,<br />

durante siglos, de hallar soluciones para los achaques y<br />

males que le han asaltado en todo momento, y sobre<br />

ello, a la vez, ha alcanzado a comprender buena parte<br />

de su fragilidad, lo que, por otro lado, le ha conducido<br />

a buscar refugio en unas fuerzas que, por una fe personal,<br />

presume y admiten con seguridad que existen, o<br />

que en un momento determinado, como esperanza última,<br />

pueden auxiliarle.<br />

Pero aunque en esta encrucijada estén presentes<br />

tres campos del quehacer del hombre que pueden parecer<br />

que están unidos, no por ello han de ser confundidos<br />

hasta el punto de ser contemplados formando un<br />

sólo cuerpo: así, la Botánica, es comprendida como un<br />

campo del saber que se circunscribe a la observación de<br />

su imagen y conocimiento de las virtudes que guardan<br />

las especies vegetales que visten la Naturaleza, y que,<br />

desde la antigüedad, ha sido tenido como un conjunto<br />

de saberes en que se conjugan numerosos misterios que<br />

marcan una separación difícilmente franqueable para<br />

el hombre desde sus propias fuerzas. Por otro lado está<br />

la medicina o remedio que trata de reducir la enfermedad<br />

que se padece, y que no es otra cosa más que un<br />

desequilibrio provocado por causas fortuitas o naturales<br />

o, también, sobrenaturales, y que hace que su naturaleza<br />

humana, tanto física como espiritual, se resienta<br />

en un determinado punto, y, como consecuencia de ello,<br />

su posible comprensión hace que el hombre participe<br />

de una concepción de sí mismo que, a su vez, implica<br />

un reconocimiento de que pertenece al mundo en que<br />

vive, y, también, que los males que le alcanzan pueden<br />

se promovidos por dos caminos bien diferenciados,<br />

pues, por un lado, ese mal ha llegado a serlo como consecuencia<br />

del daño que le ha producido una fuerza desprendida<br />

de un agente exterior pero propio de su entorno<br />

humano, como otro ser humano en el caso del mal<br />

de ojo o del empacho, y por otro, de un agente sobrena-


tural al incidir como un castigo para que pene determinadas<br />

faltas. Y junto a ello está la religiosidad popular<br />

por la que el hombre participa de la divinidad de una<br />

manera directa, o por sus intercesores, la Virgen y los<br />

santos, bien para obtener sus favores y dones, bien para<br />

imprecar su amparo y ayuda por medio de penitencias<br />

y sacrificios, pero del mismo modo que hubo un asentimiento<br />

en considerar que el hombre, desde el acercamiento<br />

a Dios, podía curar en su nombre, no faltó otro,<br />

como desviación, que comprendió que el mal podía ser<br />

causado por el diablo y curado por el mago u hombre<br />

que disponía de los conocimientos que él mismo le había<br />

facilitado (1), y que se correspondían con las posturas<br />

encontradas que a lo largo de los siglos había mantenido<br />

la Iglesia Católica al dictaminar sobre este complicado<br />

y complejo punto: por un lado encontramos la<br />

doctrina impartida por Graciano cuando afirmó que los<br />

demonios no tienen poder para producir cambios en el<br />

mundo, «Además, toda alteración corporal, especialmente<br />

en lo que respecta a procurar la salud o la enfermedad<br />

se reduce a una causa y últimamente al movimiento<br />

del cielo, según Aristóteles» (2)., y por otro, a<br />

partir de la segunda mitad del siglo XV, con la contenida<br />

en el Malleus maleficarum, por la que se difundió la<br />

que decía que los demonios, con la permisión de Dios,<br />

por medio del hechizo, podían producir enfermedades,<br />

e incluso, actualizándo una doctrina medieval que podía<br />

remontarse en siglos, al tomar estos figuras de<br />

íncubos y súcubos, con lo que ello implicaba desde el<br />

punto de la generación (3)<br />

La presencia del hombre frente al hecho de la enfermedad,<br />

en la figura del médico y, junto a él, del mago<br />

y del curandero, desde la antigüedad, ha hecho que se<br />

remodelen dentro de una caracterización determinada<br />

que muy bien debemos ver como prototípica y en la que<br />

se pueden considerar unas características definidoras,<br />

aunque esta remodelación implique también que tanto<br />

la figura compuesta sobre irnos antecedentes que se han<br />

sucedido en un indeterminado período de tiempo, o el<br />

personaje del que se parte en un momento dado por<br />

ordenar una tipificación que sirva de modelo referencial,<br />

muestren las estrechas posibilidades diferenciales que<br />

como tal ha conllevado. Si nos aproximamos al médico<br />

en la Grecia antigua vemos que esta se configura según<br />

diversos autores sobre tres posibilidades, la que representa<br />

Apolo, el descubridor de la oftalmología (ocularia<br />

medicina), la que lo hace Quirón, o de la medicina ex<br />

herbis , y la que hace Asclepios, o de la medicina clínica,<br />

como nos dice Higino (4), o en la Edad Media, a la<br />

hora de presentar una panorámica válida, como encontramos<br />

en la obra de San Isidoro, cuando lo hace a su<br />

vez en Apolo, con la medicina metódica, en Esculapio<br />

con la medicina empírica, y en Hipócrates, con la medicina<br />

racional (5), y en la de otros autores (6). Y es que la<br />

medicina, como conjunto de saberes aprendidos por la<br />

observación, la especulación analítica, y la práctica, en<br />

lo que era visto como un arte propio de hombres elegidos,<br />

que, consecuentemente lo mantenían en mayor o<br />

menor secreto, y que, como tales arcanos, podían servir<br />

161<br />

de remedio de los males padecidos por los hombres que<br />

eran vistos como realidades físicas que partían de un<br />

algo indeterminado en cuanto a su origen, pues, como<br />

es bien sabido, no en vano los médicos hipocráticos,<br />

como el autor de Sobre la enfermedad sagrada (7) y otros,<br />

declaraban con énfasis que todas las enfermedades eran<br />

debidas por igual, a la actuación de acciones divinas y<br />

humanas.<br />

Pero junto a esta caracterización clásica del médico,<br />

primero dentro de la medicina empírica y posteriormente<br />

técnica, y en su mayor parte de caracter profano,<br />

e incluso antes que ella, no faltó en el mundo antiguo<br />

otro tipo de sanadores que fundaban sus dotes de<br />

tales en un don concedido por los dioses, lo que, ante<br />

todo daba lugar a que fuesen considerados como teurgos<br />

u hombres divinos, y como tales hombres, por ser videntes<br />

y poseer un don benefactor, estaban capacitados<br />

para poner remedio al mal que obraba en el enfermo<br />

desde que había pasado a aposentarse en él de manera<br />

misteriosa y manifestarse desde una resistencia a todo<br />

remedio natural, o al que aparecía en las epidemias cuando<br />

asolaban a los habitantes de un pueblo o de una comarca,<br />

y que siempre era considerado como un castigo<br />

divino.<br />

Los personajes más antiguos que podemos encontrar<br />

en esta caracterización de IATROMANTEIS<br />

(8), es Orfeo, fundador del orfismo, que nos dejó ciertas<br />

fórmulas que fructúan dentro de lo que puede ser comprendido<br />

como una medicina incipiente y también como<br />

un cúmulo de remedios mágicos, junto a series de principios<br />

ascéticos que debían ser observados, y otros puramente<br />

religiosos, y junto a él su discípulo y sucesor<br />

Museo que llegó a formular unas curaciones de enfermedades<br />

(EXAKESEIS NOSON) según nos dice<br />

Aristófanes en las Ranas (1033) y que se basaban en las<br />

virtudes curativas de algunas plantas. Cuando los seguidores<br />

de Orfeo cayeron en un descrédito manifiesto<br />

este tipo de sanador pasó a los thaumasioi que han sido<br />

vistos por eruditos de nuestro tiempo como una especie<br />

de chamanes y entre los que podemos encontrar a<br />

Pitágoras y Empédocles.<br />

Estos hombres divinos en que se conjuntaban la<br />

adivinación, el reconocimiento para poder ordenar rituales<br />

de purificación, el poder de obrar milagros,<br />

saberes médicos y farmacológicos, la técnica de operaciones<br />

quirúrgicas, etc. ocuparon un lugar relativamente<br />

preeminente en la sociedad griega muy próximo al<br />

de los médicos, a pesar de que estos, en todo momento,<br />

procuraron mostrarse a gran distancia de ellos para evitar<br />

el menor motivo de equívoco, aunque en no pocas<br />

ocasiones tuvieran que soportar su presencia y hasta su<br />

preeminencia como solía suceder en los momentos de<br />

angustia en que eran mirados como último recurso, pero<br />

por encima de sus propiedades curadoras estos hombres<br />

deben ser comprendidos dentro de la caracterización<br />

religiosa que les hacía aparecer como poseedores<br />

de mana, una fuerza interior de origen sobrenatural que<br />

ellos poseían y que se manifiestaba en determinados


momentos, sobre todo, para servir de eslabón con la<br />

divinidad al hacer que el hombre sanado pasase a ser<br />

una prueba fehaciente de que en él había obrado la divinidad.<br />

Y es que este hombre, sobre todo, era un salvador<br />

y curador de almas, un SOTER, (9), más que de cuerpos,<br />

pues cuando así sucedía, más bien había que considerarla<br />

como una reparación imprevista en vez de<br />

específicamente deseada. Y en consecuencia, estos hombres,<br />

llegaron a ser confundidos con otros seres que aparecían<br />

también en aquella sociedad, como los profestas,<br />

los videntes, los santones, etc, e incluso con los magos o<br />

conocedores de las simpatías y rechazos dentro de una<br />

casuística paracientífica, por lo menos desde que había<br />

sido difundida por los estoicos la doctrina de la simpatía<br />

universal y como tal admitida por los neoplatónicos<br />

que la consideraron una especie de técnica indiferente<br />

desde la perspectiva de la moralidad si no llegaba a ser<br />

utilizada con una intención definida, ya que si era perjudicial<br />

por estar basada en principios maléficos o<br />

GOETEIA y por ello condenable por los males y estragos<br />

que podía causar, no posdía seguirse, lo que dio lugar,<br />

ya en el siglo II a. de C, a que se pensase y admitiese<br />

la posibilidad de la existencia de una magia blanca<br />

que podía ser beneficiosa y capaz de servir de contrapeso<br />

a la hora de reducirla. Esta magia blanca, sobre<br />

todo, se apoyó en la idea admitida de la existencia de<br />

unas IDIOTETES ARRHETOI o virtudes o fuerzas ocultas<br />

que poseían las cosas que ofrecía la naturaleza, y<br />

que a su vez eran sobre las que operaba buena parte de<br />

la medicina, y como tal lo había reconocido Galeno (X.<br />

206 K), cuando admitió que también se curaba por procedimientos<br />

empíricos o PHYSICA (por actuar sobre las<br />

propiedades ocultas de la PHYSIS,) después de haber<br />

sido ordenados sobre una práctica y que en el pueblo se<br />

habían reconocido como revelaciones obtenidas sobre<br />

la repetición rutinaria bien alejadas de las pretensiones<br />

científicas por pequeñas que estas fuesen.<br />

El mago, como el médico también, aunque en<br />

otro plano, por pretender llegar a conocer la esencia<br />

antes que su aplicación prescriptiva, pasó a ser un coleccionista<br />

sistemático de lo que creyó comprender como<br />

ligaduras de simpatías y rechazos de antipatías que estaban<br />

presentes en las cosas que generaba de manera<br />

permanente la naturaleza, lo que al final vino a otorgarle<br />

una especie de autorización que le permitió llegar a<br />

ser aplaudido y reconocido en su acción, hasta el punto<br />

de que alcanzó a comprenderse como partícipe de un<br />

aspecto de la mística a la hora de encontrar un medio<br />

posible por el que se verificase la purificación de las almas<br />

al ser su operatividad un medio teúrgico, como<br />

sabemos que hicieron algunos neoplatónicos tardíos al<br />

considerar que todas las cosas, por obra de la simpatía<br />

universal, estaban impregnadas de la potencia divina<br />

que, directamente, explicaba sus propiedades ocultas o<br />

virtudes inmateriales, y que, como tal principio, muy<br />

pronto pasó a ser admitido como base sobre la que se<br />

podía promover un método mágico y a la vez teúrgico<br />

que posibilitaba que se pudiese ser aplicado con fines<br />

curativos.<br />

162<br />

También, y dentro del neoplatonismo, ya en el<br />

siglo IV de nuestra era, en la que lo espiritual iba a superar<br />

a la materia, sobre todo en la doctrina propiciada<br />

por Ploco, estos métodos pasaron a unirse al valor de la<br />

palabra, en la plegaria, como ruego o súplica, dentro de<br />

lo puramente religiosos y místico, o del ensalmo, en<br />

imposición coactiva, dentro de la caracterización mágica,<br />

como medio directo e idóneo a la hora de establecer<br />

una relación directa entre el hombre y la divinidad.<br />

Cuando el cristianismo calificó la figura del médico<br />

y el papel que este debía observar en la sociedad lo<br />

hizo sobre una evolución que partió de una larga serie<br />

de dudas y desconfianzas que condujo a observarlo con<br />

sumo cuidado y retincencia, cuando no con despego,<br />

pues su comparación no guardaba relación posible con<br />

la del curador que lo hacía por permisión de Dios tanto<br />

en los males visibles como invisibles, en los males de<br />

los cuerpos y de las almas, como hallamos en numerosas<br />

ocasiones en los Evangelios cuando así lo hizo Jesús,<br />

aunque también desde el mismo cristianismo, poco<br />

después surgió el aprecio del cuerpo, también creación<br />

divina, y con ello del médico que debía cuidarlo desde<br />

un conocimiento profundo, lo que conllevó un reconocimiento<br />

de la tradición médica de la antigüedad que se<br />

recuperó sobre una larga serie de obras puramente médicas<br />

y de farmacopea. Sin embargo, durante siglos, los<br />

cuidados médicos quedaron relegados a las capas altas<br />

de la sociedad, mientras que en el pueblo la figura del<br />

curador sobre la palabra y sobre unos conocimientos<br />

empíricos de las cosas que ofrecía la naturaleza, sobre<br />

todo de las infinitas plantas, quedó como su patrimonio<br />

particular que pasaría a ser compartido con hombres<br />

curiosos que desde otras perspectivas tratarían de<br />

buscar en los secretos que aquella naturaleza les ofrecía,<br />

como alquimistas y seguidores de la filosofía hermética<br />

entre los que debemos destacar en el siglo XVI la<br />

figura de Paracelso, por sólo presentar en este punto un<br />

ejemplo representativo, hombre de ciencia y de imaginación<br />

fantástica que muy pronto comprendió que los<br />

conocimientos obtenidos sobre estas artes podían ser<br />

aplicados a la medicina, pues no en vano estaba persuadido<br />

que tanto las plantas como los minerales, sometidos<br />

a un cuidadoso estudio debían desvelar grandes<br />

secretos curativos que poseían y que a su vez podían<br />

ser multiplicados sobre combinaciones que se aplicarían<br />

con eficacia a ciertas enfermedades llegando a<br />

afirmar como principio de su búsqueda que toda sustancia<br />

dotada de vida orgánica, aunque esta fuese inerte<br />

en apariencia, contenía una enorme variedad de potencias<br />

curativas (GA).<br />

La historia de la medicina, en siglos posteriores,<br />

nos evidencia que su evolución se hizo por igual sobre<br />

una concepción que procuraba guardar las formas de<br />

un cientifismo excluyente para todo aquello que no participase<br />

de la vía académica, y al mismo tiempo de una<br />

divulgación de gran parte de estos saberes, entre otros<br />

propios de él, sobre todo en la farmacopea y botánica<br />

de la antigüedad, como la difusión, muy temprana de


libros impresos, como el de Pedacio Diascórides Acerca<br />

de la materia medicial..., que llegó al pueblo por diversas<br />

vías, entre la que debemos destacar la de los párrocos y<br />

religiosos que en general lo hicieron de manera oral y<br />

en prontuarios, en refraneros y en colecciones de recetas<br />

que pronto fueron incluidas en libros de caracter<br />

popular, como el llamado Tesoro de los pobres (11), una<br />

recopilación iniciada en el siglo XIII por Pedro Hispano<br />

y a la que se le fueron adicionando fórmulas a lo largo<br />

de varios siglos así como noticias de remedios caseros<br />

fundamentados en una experiencia empírica, y, también,<br />

medidas de verdadera terapia que debían tanto a concepciones<br />

que han de ser consideradas mágicas y supersticiosas,<br />

o, por otro lado, como propias de la religiosidad<br />

popular (12).<br />

Consecuencia inmediata de su propia presencia<br />

y alcance, la medicina popular vino a situarse en un terreno<br />

de suelo movedizo que por un lado hizo que se<br />

viese rechazada y confirmada a la vez pues no es difícil<br />

encontrar disposiciones legales dictadas para prohibirla<br />

con medidas coercitivas que llegaron a figurar en pragmáticas<br />

reales y en condenas en sentencias dictadas por<br />

el Tribunal de la Inquisición, o, desde otro bien diferentes,<br />

en propuestas para su consulta. Curanderos,<br />

ensalmadores, falsos médicos, hechiceros, conjuradores,<br />

etc. que pasaron a formar un cuerpo en que los<br />

embaucadores se confundían con el que obraba de buena<br />

fe, dejándose llevar por los efectos salutíferos que<br />

procuraban unos remedios obtenidos por una tradición<br />

del que el curandero pasó a ser una figura prototípica<br />

(13).<br />

Los efectos de la práctica religiosa, los conocimientos<br />

de botánica, las medidas propias de una terapéutica,<br />

los gestos más o menos teatrales de determinados<br />

actores de estas prácticas, etc. entraban como parte sustancial<br />

de un tira y afloja que se presentaba como un<br />

juego que al final estaba la vida como moneda de pago.<br />

El curandero es un personaje principal de un drama en<br />

el que la fe participa de manera importante y hasta factor<br />

determinante, y lo es tanto por parte del paciente<br />

que acude a él, o actor pasivo, como por el propio del<br />

curandero, o actor operativo: dos yos situados frente a<br />

frente en los que le va todo en el envite, a uno la propia<br />

vida, a otro la reputación de sanador pues sin ella pronto<br />

desaparecería como tal. Aquí el pago pecuniario apenas<br />

si tiene importancia y aparece, siempre aparece, más<br />

en forma de limosna, más que como abono reconocido<br />

de una consulta formal, pues demasiado bien sabe el<br />

curandero que si el enfermo sana no hará falta empujarle<br />

a que vaya a propagarlo para anteponerlo a lo que con<br />

él ensayaron los médicos que, a pesar de lo que saben,<br />

no pudieron acertar.<br />

Y así vemos que conforme la medicina ha ido<br />

estructurándose sobre fundamentos puramente científicos,<br />

apoyados a su vez en una farmacopea establecida<br />

en base a fórmulas naturales y sintéticas, la figura del<br />

curandero-herboristero ha ido alejándose a un ámbito<br />

163<br />

en que domina lo misterioso, tanto religioso como especulativo<br />

a niveles de un empirismo primario o producido<br />

por una tradición, y al mismo tiempo se adaptaba<br />

a una caracterización arquetípica que cada vez se hacía<br />

más perfilada e inamovible. A la primera, el enfermo,<br />

impulsado por el miedo y el dolor, acude llevado<br />

de una esperanza en lo que se entiende como progreso<br />

del hombre sobre su inteligencia de la que se encuentra<br />

separado, a la segunda va impulsado por un miedo que<br />

ya es desesperación pero que se trueca en una confianza<br />

que le da el hecho de poder participar de una misma<br />

fe en una fuerza sobrenatural que se manifiesta en una<br />

persona de la que en ningún momento se va a sentir<br />

separado. En el primero la palabra, y con ella la piedad,<br />

quedan alejadas, separadas, como medios que deben ser<br />

desechados por imponer unas condiciones que sólo<br />

pueden conducir al engaño o al equívoco; en el segundo<br />

la palabra juega un papel sumamente importante<br />

pues es el vínculo que permite que se establezca una<br />

unión de confianza en una correspondencia que es necesaria<br />

pues no en vano el curandero muy pronto aparece<br />

como una figura dotada de unos poderes sobrenaturales<br />

que, como tales, unicamente pueden ser concedidos<br />

a muy pocos seres humanos.<br />

El curandero, antes que hacer uso de unos saberes<br />

aprendidos, que también los posee como tales, tiene unas<br />

facultades que, según él admite, le permiten cerrar el<br />

paso al mal, un efecto sin una causa determinada o<br />

conicida, un algo indefinido que ha entrado en el cuerpo<br />

del enfermo de una manera que difícilmente puede<br />

llegar a encontrar una explicación según sus conocimientos.<br />

Y así llegamos acontemplarlos en nuestra sociedad:<br />

al médico como una pieza clave fijada entre los hombres,<br />

mientras que al curandero, también una pieza clave,<br />

pero de caracter completamente diferente, ya que<br />

juega un papel entre los hombres y las fuerzas sobrenaturales.<br />

El médico posee unos conocimientos que están<br />

depositados en libros o en su análisis, y deducidos después<br />

de haber sido aplicados en una práctica repetitiva<br />

que se sucede en el día a día y en la que se ha especializado<br />

por ser los enfermos vistos sobre características<br />

semejantes. El curandero posee unos conocimientos que<br />

le han sido dados de manera gratuita y que de igual<br />

manera los ofrece a quien se acerca con confianza a él y<br />

para los que el enfermo es siempre único y como tal<br />

dotado de unos males que no pueden ser equiparados a<br />

los que le han antecedido o le seguirán. Los primeros<br />

obran sobre la materia, los segundos, ante todo, sobre<br />

el espíritu.<br />

Pero, a su vez, entre el médico y el curandero, no<br />

falta una contradicción que sólo los aproxima en apariencia,<br />

pues es cierto que el mago, y con él el curandero,<br />

tiene una correspondencia con el hombre de ciencia,<br />

con el médico, en cuanto que,— y él lo sabe y para él así<br />

lo admite—, obra guiado por lo que son las consecuencias<br />

de un efecto anterior, aunque no le preocupa la causa<br />

del que dicho efecto parte, ya que la lógica que emplea,<br />

sobre un razonamiento corto, no aparece guiada por una


especulación deductiva sino por una especulación sobre<br />

la inmediatez, lo que impide que se forme la cadena<br />

de efectos que conducen a un principio generador. Al<br />

final, en la ciencia, en el médico, domina la razón y la<br />

materia sobre la que obran por el análisis, mientras que<br />

en la magia, en el curandero, obra la fe y los sentimientos<br />

sobre los que se emplean.<br />

De aquí que la figura del curandero, como hemos<br />

visto, se configure de modo arquetípico sobre tres grados.<br />

1 o ) aparece como un mago en cuanto se dice poseedor<br />

de una gracia, —y como tal lo manifiesta sobre<br />

una fe en ello hecho de manera permanente —, que, le<br />

ha sido concedida por Dios o un ente sobrenatural, sin<br />

que se sepa nada del motivo que le ha hecho acreedor a<br />

ello, aunque no falten avisos de que estaba predestinado<br />

a recibirlo.<br />

2 o ) su actividad, en nuestros días, cae de lleno en<br />

lo que se configura como religiosidad popular, pues la<br />

única condición que se considera necesaria para que<br />

participe en el acto de curación, tanto el propio curandero<br />

como el enfermo, es la manifestación de una fe religiosa<br />

abierta, y particular en cuanto a la manera en<br />

que le fue concedida a él, lo que hace que participe de<br />

ello.<br />

3 o ) sus conocimientos para la elaboración de remedios<br />

se fundamentan en una tradición de la medicina<br />

clásica y en la botánica y farmacopea que tienen un<br />

respaldo empírico.<br />

4 o ) la relación enfermo curandero están establecidas<br />

en una corriente de afecto y de consiguiente confianza<br />

que hacen posible que se sostengan de manera<br />

indefinida hasta el punto de que, transcurrido un tiempo,<br />

el curandero se apoyará cada vez más en lo que le<br />

diga el enfermo respecto a las mejorías que experimenta.<br />

Si estas cesan, el contacto se termina y el olvido pasa<br />

a dominar en el primero, y el desconsuelo y la desesperanza<br />

en el segundo.<br />

5 o ) Los medios de curación que proporciona el curandero,<br />

con frecuencia, quedan establecidos también<br />

sobre unas relaciones de simpatía por las que el mal va<br />

pasando del sujeto que lo posee, el enfermo, a un determinado<br />

medio empleado en el procedimiento, incluso<br />

al mismo curandero que lo manifiesta con gestos que<br />

expresan dolor, lo que nos dice de un primitivismo manifiesto<br />

propio de un tipo de pensamiento en que la lógica<br />

actúa condicionada por una aparente simplicidad,<br />

pues es sumamente compleja tal como hallamos que fue<br />

definido en el tipo de pensamiento salvaje por Levi-<br />

Straus.<br />

La figura del curandero, ante toda otra consideración,<br />

es fruto de una tradición que ha permanecido<br />

estructurada sobre la existencia de una creencia que se<br />

hace eco de una relación sobrehumana del mal con una<br />

164<br />

fuerza maligna que actúa con permisión de Dios, y ante<br />

la que él es la posible solución porque, igualmente, sus<br />

poderes le fueron concedidos por ese mismo Dios. Pero<br />

su pervivencia de siglos y su presencia puntual en el<br />

final del siglo XX, con la profusión de descubrimientos<br />

científicos y los adelantos técnicos, de comunicación, y<br />

de todo tipo, se apoya en la necesidad que el hombre<br />

tiene de buscar, vencidas las soluciones que el hombre<br />

le ofrece, en las fuerzas superiores de las que así mismo<br />

pasa a ser su representante, y que el enfermo admite<br />

sobre el sentimiento de la fe religiosa que en ese momento<br />

aparece redoblada en su conciencia, y en el afán<br />

de supervivencia. No en vano el hombre se argumenta<br />

sobre la materia y el espíritu, y todo ello sólo es una<br />

manifestación más de ello y como tal debemos admitirlo<br />

para su análisis, pues acudir a él o dejar de hacerlo es<br />

un problema de orden personal, y poco más, aunque su<br />

respuesta entre de lleno en el cúmulo de los problemas<br />

sociales.<br />

NOTAS<br />

(1) Ver Francisco J.Flores Arroyuelo, El diablo y los españoles,<br />

Madrid, 1985, pp.115 y ss.<br />

(2) Graciano, Decretos, II, 20,5-14.<br />

(3) Kraemer & Sprenger, Malleus Maleficarum, P.I. Q. II. «Sobre<br />

la permisión divina a los maleficios». P. I. Q. XII.<br />

(4) (Fab.324,9)<br />

(5) San Isidoro, Etym. IV, 4,1)<br />

(6) Sobre el médico en la antigüedad, ver Luis Gil, Therapeia.<br />

La medicina popular en el mundo clásico, Madrid, 1969.pp. 61 y ss.<br />

(7) (1,2,17)<br />

(8) Luis Gil, Therapeia,.... Opus cit, pp. 76 y ss.<br />

(9) Ver L. Bieler, «La ética hipocrática», en Melemata.<br />

Festschrift ur Werner Leibbrand zum siebzigsten Geburstag. 57-63.<br />

pp.235 y ss.<br />

(10) La obra médica de Paracelso puede contemplarse en su<br />

Opera Omnia Medico-Chirurgica tribus voluminibus comprehensa<br />

Ginebra, 1658. En castellano ver Botánica oculta, (Las plantas mágicas).<br />

Barcelona 1859.<br />

(11) Ver L. Castro García, «Medicina popular;donde están las<br />

enfermedades están los remedios», en Revista de Etnografía, XII, pp.<br />

379 y ss.<br />

(12) A. Castillo de Lucas, Folkmedicina, Madrid, 1958. De este<br />

mismo autor «La medicina popular y su proyección en el folklore español.<br />

Concepto e importancia», en J. M. Gómez Tabernera (ed). El<br />

folklore español, Madrid, 1968. pp. 129 y ss.<br />

(13) Sobre el prototipo ver Julio Caro Baroja, «La formación del<br />

arquetipo» en De los arquetipos y Leyendas, Madrid, 1991, pp. 15 y<br />

ss.


SUPERSTICIÓN Y MEDICINA POPULAR<br />

La medicina popular y la superstición, viene a ser<br />

una arqueología cultural y cabe situarla en cuanto a<br />

estudio de lo tradicional en el contexto de una ciencia<br />

histórica de tradiciones culturales que reproducen el<br />

pasado en el presente.<br />

El pretender hacer en la actualidad un estudio de<br />

este tipo, resulta dificultoso, ya que, debido a la pérdida<br />

de identidad de los pueblos y a los acontecimientos que<br />

en el último siglo han permitido la progresiva pérdida<br />

de elementos de la medicina tradicional y popular en<br />

una sociedad que, como la actual, no ofrece alternativa<br />

de participación.<br />

La desertización de las zonas rurales propiciando<br />

la masificación en las grandes urbes por la<br />

industrialización, ha permitido que esas personas que<br />

transmitían sus conocimientos oralmente participando<br />

directamente en ese proceso creador de cultura colectiva<br />

e incluso aportando nuevos elementos con su<br />

experiencia, haya desaparecido engullido por los medios<br />

de difusión, que han contribuido a uniformar ideas<br />

llevando a la cultura popular a un proceso de<br />

estandarización.<br />

En todos los pueblos agrícolas, existen creencias<br />

y supersticiones relacionadas con las antiguas religiones<br />

anteriores al cristianismo persistiendo elementos<br />

fantásticos y fabulaciónes respondiendo a necesidades<br />

colectivas.<br />

La medicina popular o rural nace de la diversidad<br />

de orígenes cuyo inicio evidentemente fueron; las<br />

tradiciones mágicas y las artes de hechicería la<br />

interpretación de lo mítico y oculto de las prácticas<br />

arbitrarias sin clasificación de los curanderos y la<br />

utilización de procedimientos mágicos actuando sobre<br />

la psiquis de un enfermo.<br />

De todos modos, es de destacar, aún todavía, la<br />

creencia en los malos espíritus productores de<br />

enfermedades y la intervención de brujas no solo en el<br />

origen sino en la curación.<br />

Salvador Martínez Nicolás<br />

165<br />

Evidentemente la condición del curandero ha<br />

influido en la medicina popular de tal modo, que<br />

merecía el mas alto prestigio social y en algunas culturas<br />

ha llegado a ser considerado sacerdote. Esta creencia en<br />

los poderes ocultos ha mantenido un variado folclore,<br />

desde el saludador que emplea su aliento y saliva en<br />

sus curaciones, hasta el ensalmador que cura por la<br />

acción de palabras y signos pronunciando frases<br />

religiosas llamadas oraciones, que por la fe en estas y<br />

tal vez la producción de un circuito electromagnético<br />

que actúa sobre el plexo solar, libran al paciente de sus<br />

molestias, pasando por los de otras devociones incluso<br />

los embaucadores que eran gentes no médicas pero<br />

cultas, las cuales ejercieron una influencia y fueron<br />

tomados por prestigiosos en el arte de curar: como el<br />

padre Feijóo, el fraile de Veruela, padre Rodríguez o el<br />

mas famoso de los tunantes Tomás de Villorael que<br />

alcanzó su fama como tunante, embaucador y mentiroso<br />

hasta el cinismo, que el mismo en sus memorias, se<br />

maravilla de como la gente creía en él, explicando su<br />

éxito porque siempre empleaba medicamentos<br />

inofensivos.<br />

Siempre en la medicina popular o rural, se ha<br />

distinguido mas el origen de los remedios que la<br />

aplicación a enfermedades concretas, separando la<br />

espiritual y la medicamentosa, y aún, se puede decir,<br />

que en sus principios es mas importante la primera ya<br />

que por su concepto mítico lleva a buscar el remedio en<br />

esos mismos criterios.<br />

Estos métodos según el Dr. Marañón perduraron<br />

mezclados con el verdadero saber médico hasta fines<br />

del siglo X<strong>VIII</strong> y afirma que;« ni uno solo, de los médicos<br />

del primer tercio del siglo X<strong>VIII</strong> ha dejado un ápice de<br />

gloria legítima a la ciencia española».<br />

Tampoco podemos dejar de destacar el valor en<br />

algunos hechos de la medicina popular creados y<br />

ratificados experimentalmente a través de milenios y<br />

por ello recordamos aquí los casos de prácticas<br />

tradicionales interpretados hoy como explicaciones<br />

científicas, desde el uso de diluir en agua o aguardiente


el hollín de las chimeneas contra el meteorismo o<br />

ventosidades, como la curación de afecciones<br />

intestinales por el poder antitóxico del suero de la leche<br />

o la leche fermentada y la precreencia de la infección de<br />

los alimentos que caen al suelo por la purificación del<br />

fuego o simplemente por un beso liberador del mal. (De<br />

aquí la costumbre de besar el pan cuando cae al suelo),<br />

como asimismo la ingestión de criadillas de animales<br />

domésticos para alcanzar su fuerza y energía.<br />

Desde tiempo inmemorial, en la medicina rural,<br />

ha tenido mucha influencia el uso del ajo y la cebolla,<br />

que son una planta de la familia de las Lilíaceas, y el<br />

limón que es de la familia de las Rutáceas o Aurináceas<br />

que siempre han ido ligadas a estas prácticas de curación<br />

debido al conocimiento que tenían de estas plantas, tanto<br />

es así, que Herodoto nos habla que en la gran pirámide,<br />

existía una inscripción la cual nos rebela que a los<br />

trabajadores se les suministraban grandes cantidades de<br />

ajos y rábanos, al suprimir el Faraón el suministro los<br />

obreros emprendieron una huelga ya que pensaban que<br />

la fuerza para resistir aquel tipo de trabajo, se la<br />

proporcionaban los ajos.<br />

1500 años antes de Cristo, en el papiro de Ebers<br />

se incluyen 22 fórmulas mágicas a base de ajo como<br />

tratamiento para mordeduras de insectos venenosos,<br />

enfermedades del corazón, dolores de cabeza, parásitos<br />

intestinales, e incluso neoplastias.<br />

Los Babilonios los empleaban para las<br />

enfermedades respiratorias, (de hecho se ha<br />

comprobado que es el mejor remedio para la<br />

tuberculosis) enfermedades de la piel, gusanos<br />

intestinales, parasitosis de ácaros y de la lepra,<br />

describiendo el ajo como el remedio más seguro para<br />

prevenir plagas y epidemias.<br />

Aristófanes 444 a d.C. lo recomendó a los atletas<br />

griegos que participaban en las olimpiadas porque<br />

restablecía las energías genésicas y viriles siendo vitales<br />

en las pruebas de habilidad y resistencia siendo el<br />

alimento oficial desde 776 hasta 384 a. d. C. (o sea 382<br />

años).<br />

Pedanius médico jefe de las legiones romanas lo<br />

administraba a los soldados para adquirir coraje en las<br />

batallas.<br />

Está demostrado que el ajo ha sido a través te los<br />

tiempos la panacea para la salud (ya en la Biblia se cita<br />

como saludable alimento para los hebreos) y que la<br />

huerta de Murcia no podía permanecer ajena a esta<br />

cultura ya que los Cartagineses y Romanos lo consumían<br />

en sus viajes y aún hoy perviven bastantes fórmulas<br />

curativas a base de ajo. Actualmente se ha comprobado<br />

que las personas que comen ajo difícilmente contraen<br />

la enfermedad del cáncer .<br />

La cebolla, como el ajo son originarios de Asia y<br />

166<br />

su cultivo se remonta a más de 4.000 años pues ya los<br />

Caldeos la empleaban en sus fórmulas mágicas y, según<br />

parece, fue llevada a Egipto gozando allí de tal<br />

veneración que figuraba entre los alimentos que<br />

acompañaban a los Faraones en su viaje al más allá.<br />

En Grecia y Roma era un manjar muy apetecido<br />

según nos cuenta Columela escritor latino.<br />

En la Edad Media se usaba como afrodisíaco y<br />

un escritor de la época Pedro de Crescenci afirma en su<br />

obra «Libro de Agricultura» que, «una mujer caerá sin<br />

remedio en los brazos amorosos de aquel que coma<br />

cebollas».<br />

En Francia fue introducida por Catalina de<br />

Médicis aunque fue muy criticada ya que los franceses<br />

consideraban ese alimento bajo y mezquino aunque hoy<br />

día sea la base de muchas recetas culinarias.<br />

Hoy se sabe que, no solamente sirve como<br />

preventivo y microbicida ya que consumiéndola cruda<br />

y en abundancia las personas se hallan inmunizadas<br />

contra dolencias y enfermedades incluyendo el cáncer.<br />

Como antes hemos apuntado, el limón, ha jugado<br />

un papel importante dentro de la medicina rural y más<br />

concretamente en la huerta de Murcia.<br />

El limón parece ser originario de China y Sureste<br />

de Asia, lo que no esta claro es su introducción en España<br />

ya que unos autores lo atribuyen a los Romanos, otros a<br />

los Árabes y otros a los Cruzados. Lo que si parece estar<br />

claro es que su utilización ha sido desde tiempo<br />

inmemorial muy apreciada por su acción contra el<br />

veneno empleándose principalmente contra las<br />

mordeduras de serpiente.<br />

Un médico árabe muy famoso en su época<br />

llamado Avicena lo prescribía para curar diversas<br />

afecciones tales como: ictericia, vómitos y mala<br />

digestión, empleándolo también como febrífugo.<br />

El limón siempre ha estado rodeado de tabúes,<br />

miedos, peligros y contraindicaciones que son<br />

totalmente falsos ya que según la creencia popular<br />

destruía los glóbulos rojos, lo cual no es cierto pues se<br />

ha comprobado lo eficaz de su uso en la medicina<br />

moderna, y que para el huertano siempre ha sido su<br />

panacea pues ha existido la creencia que el limón todo<br />

lo cura.<br />

El limón nos da una idea de lo sabia que es la<br />

naturaleza ya que su ingestión ayuda a mantener la<br />

tensión arterial a un determinado nivel, impide la<br />

proliferación de los gérmenes nocivos preservando la<br />

flora bacteriana normal y fluidifica la sangre ayudando<br />

al mismo tiempo a su coagulación normal.<br />

En la huerta de Murcia, el uso y conocimiento de


la medicina rural o remedios caseros, ha tenido una<br />

técnica bastante avanzada aunque con el correr de los<br />

años y por supuesto la medicina moderna haya caído<br />

en desuso. Aquí nos vamos a limitar a las de uso más<br />

corriente y que aún todavía las gentes de mayor edad<br />

hacen uso de ellas.<br />

SUPERSTICIONES<br />

Las supersticiones son las creencias extrañas a la<br />

fe religiosa y contrarias a la razón.<br />

Aquí vamos a comentar algunas de las más<br />

comunes en la región de Murcia que por supuesto<br />

también se practican en otras regiones aunque, eso si,<br />

con las variantes impuestas por los usos y costumbres<br />

de cada lugar.<br />

El momento de encontrar novio las mozas, no está<br />

desprovisto de supersticiones, hay una creencia<br />

generalizada que quemando una flor de cardo con un<br />

candil la víspera de San Juan si al otro día esta florecida<br />

es una buena señal. Si se pone un huevo fresco del día<br />

en una palangana con agua, si a la mañana siguiente<br />

tiene forma de barco es otro buen signo. Si esa misma<br />

noche a las doce en punto ciernen harina de espaldas a<br />

la artesa completamente desnudas y en la harina aparece<br />

un dibujo seria el símbolo del oficio del futuro marido.<br />

En Cehegín concretamente encuentran novio si<br />

van a la ermita de San Ginés y dan un golpe con la cabeza<br />

en el Altar Mayor.<br />

Para saber el nombre del amado la doncella debe<br />

tirar un cubo de agua a la calle, a las doce en punto la<br />

víspera de San Juan, esperar que pase alguien y pise lo<br />

mojado y preguntarle su nombre, ese será el nombre de<br />

su futuro.<br />

Poniendo un lebrillo de agua al sereno la víspera<br />

de San Juan, la casada, viuda o soltera que mire en él<br />

verá la cara del ser amado.<br />

La soltera o viuda que este dudosa de los<br />

propósitos de quien las corteja, tiene que coger una miga<br />

de pan y un grano de trigo, hacer un amasijo con ella<br />

introducir el grano de trigo de forma que no sepa en<br />

que parte está, partirlo en tres partes colocando una<br />

debajo de la almohada, otra en la puerta y la tercera en<br />

el brocal del pozo, al levantarse por la mañana debe<br />

mirar donde está el grano, si está en la almohada boda<br />

segura, si en la calle debe echar al pretendiente pues no<br />

lleva buen fin y si está en el brocal del pozo, el novio no<br />

está aun decidido.<br />

La moza que quiera saber si se casará dentro del<br />

año, la víspera de San Juan a las doce, debe tirar una<br />

zapatilla plana al aire tres veces, si a la tercera cae con la<br />

167<br />

suela hacia abajo es señal segura.<br />

Vamos ha hablar ahora de una de las más<br />

interesantes cuestiones en materia de supersticiones, es<br />

la referente a las que practicaban, y aún se practican en<br />

algún caso, aunque incomparablemente en menor escala<br />

que hace bastantes años, relativas al período del<br />

embarazo, y que, en general coinciden otras regiones<br />

de España.<br />

La mujer era considerada como un ser especial a<br />

la hora de estar embarazada tejiéndose en derredor de<br />

ella unas circunstancias muy particulares en cuanto a<br />

vestimenta, prohibiciones, antojos, supersticiones, parto,<br />

etc, ya que entre las clases rurales existen una serie de<br />

creencias producto de la ignorancia, la credulidad fácil<br />

o la buena fe de las gentes sencillas.<br />

Es creencia muy generalizada en toda la provincia<br />

de Murcia, que la mujer estéril que se bañaba en las<br />

aguas termales de los Baños de Mula haciendo en ellos<br />

el uso del matrimonio, queda embarazada, también<br />

ocurre lo mismo en el Mar Menor aunque en menor<br />

escala; colocándose un parche de bizma en los ríñones<br />

o una soga de esparto atada a la cintura en contacto con<br />

la carne, el embarazo es inmediato: si se colocan a la<br />

cintura el cordón del hábito de San Antonio o la cinta<br />

de San Miguel, el embarazo será seguro; para evitar el<br />

aborto, se usa la bizma con un esparadrapo se fija en la<br />

región lumbar procurando que este adherida el mayor<br />

tiempo posible; para que la criatura nazca con vida, nos<br />

encontramos con la sangría del pie (generalmente en el<br />

tobillo y con sanguijuelas, que en unos sitios se hacía a<br />

partir del séptimo mes, en otros a partir del quinto y en<br />

otros todos los meses; para evitar las grietas en los<br />

pechos, en la huerta se restregaban limón con sal y en<br />

otros puntos se colgaban al cuello un pedazo de coral o<br />

una piedrecita redonda, creyendo así evitar el llamado<br />

«pelo».<br />

También evitaban devanar madejas de lana<br />

porque existía la creencia de que el niño nacería con el<br />

cordón umbilical enrollado en el cuello; no encalar las<br />

paredes porque se precipitaba el parto; no cruzar una<br />

pierna sobre otra porque ahogaba al niño; no agacharse;<br />

no levantar claras ni hacer «ajo», como asimismo no<br />

mover la sangre del cerdo en la matanza porque se<br />

cortaban.<br />

Para adivinar el sexo del que va a nacer, existen<br />

otra serie de supersticiones; si la mujer embarazada echa<br />

a andar con el pie izquierdo, el ser en gestación, será<br />

hembra; si por el contrario es con el pie derecho, será<br />

varón; si a los cuarenta días de gestación se mueve, es<br />

señal de que es varón: si es a los cinco meses cuando se<br />

mueva, será hembra: cuando el vientre de la madre es<br />

totalmente redondo, será hembra; si tiene el vientre<br />

ovalado, varón; si en alguna reunión le pide a una<br />

persona que le enseñe una mano, según la posición que<br />

le enseñe dicha mano será determinante del sexo, si es


por la palma, varón, si es por el dorso, hembra; si el<br />

vientre abulta por el lado derecho, varón; si es por el<br />

izquierdo, hembra; si llora en el vientre de la madre,<br />

será varón; si por el contrario no llora, será hembra:<br />

además existe la creencia que las fases de la Luna<br />

influyen en el sexo: cuando la Luna estaba en cuarto<br />

creciente el niño crecía y el parto suele acontecer cuando<br />

hay Luna llena; también se solía colgar un cedazo en el<br />

techo con un hilo, y le preguntaban si era niña o niño y<br />

según el movimiento si a la izquierda niña y si a la<br />

derecha niño.<br />

Otro de los aspectos son, los antojos de<br />

embarazada, hay la creencia general que los deseos<br />

sentidos por la madre y no satisfechos, le salen al niño<br />

en forma de lunares, manchas, rugosidades, etc, en el<br />

sitio donde la madre se tocaba al sentir el deseo, de ahí<br />

la costumbre adquirida por las embarazadas de ponerse<br />

la mano en el culo cuando sentía un deseo ya que de<br />

esta forma no sería visible. También que si al darle el<br />

pecho la primera vez no se agarra es porque la madre<br />

ha tenido un antojo el cual no ha podido satisfacer y<br />

hasta que no lo satisfaga el niño no mamará.<br />

Para tener un buen alumbramiento, se ponen<br />

velas a San Ramón Nonato, (porque nació después de<br />

muerta su madre) también a la Virgen de la Esperanza,<br />

a la Virgen del Carmen, al Cristo de la Fe o a Santa Rita<br />

por un parto feliz; en la primera salida a la calle después<br />

del parto es costumbre oír una misa en acción de gracias.<br />

En este acto llamado Purificación se leían los Evangelios,<br />

se bendecía y purificaba a la madre (por el pecado de la<br />

concepción) y al niño.<br />

La parturienta debía tomar una purga de aceite<br />

de ricino y estar en cama durante seis u ocho días,<br />

alimentándola a base de caldo de borrajas, bizcochos y<br />

chocolate y el caldo de una gallina criada y sacrificada<br />

para esta ocasión por un pronto restablecimiento.<br />

También tomaban un plato de bacalao cuya preparación<br />

se hacía desalando el bacalao poniéndolo a remojo dos<br />

o tres días friéndolo a continuación en una cazuela de<br />

barro (nunca en sartén ). Hasta no pasar la cuarentena<br />

se les prohibían los fritos, y el arroz como asimismo<br />

tomar vino porque al dar de mamar al niño este se<br />

dormía, se recomendaba beber agua, leche (de cabra o<br />

vaca), sustancia de arroz y chocolate deshecho por su<br />

aportación de calorías.<br />

Las supersticiones con respecto a los muertos son<br />

abundantes: son signos ciertos de muerte.<br />

El canto de una lechuza en el tejado de un<br />

enfermo.<br />

Que coincidan los toques de las campanas del<br />

reloj con las de la iglesia pues hay un refrán que dice<br />

(reloj y campana muerto mañana).<br />

Al aullido de los perros de noche.<br />

168<br />

El canto de la gallina como si fuera un gallo.<br />

Si el difunto queda con los ojos abiertos es porque<br />

va a morir otra persona.<br />

Si la cruz parroquial sale en viernes acompañando<br />

un difunto al viernes siguiente vuelve a salir para otro.<br />

Si el día es tempestuoso y de fuertes vientos el<br />

muerto va al infierno.<br />

Si lo entierran con el calzado puesto no va al cielo.<br />

La Madre Fundadora, San Pascual Bailón, y el<br />

Anima Sola que anda errante avisan con tres golpes en<br />

la pared de la muerte inminente del que los escucha.<br />

En la huerta de Murcia era costumbre el día de<br />

difuntos, arreglar la alcoba con las mejores ropas y no<br />

se acostaban para que el alma del difunto pudiera volver<br />

a su cama a descansar, aunque esta costumbre con la<br />

evolución y el progreso haya caído en desuso, todavía<br />

hay gente mayor que sigue la tradición.<br />

Otra costumbre es poner lamparillas en una<br />

amplia vasija de barro o tazón en el cual se pone agua y<br />

aceite y en la capa de aceite que se forma encima del<br />

agua se ponen dichas lamparillas que mientras quede<br />

aceite están ardiendo, estas lamparillas están<br />

confeccionadas a base de una cartulina redonda del<br />

tamaño de una moneda perforada por el centro por el<br />

cual pasa un trozo de hilo encerado o torcida que va<br />

flotando encima del aceite. También existe la costumbre<br />

de hacer gachas con arrope aunque esta costumbre nos<br />

viene de la Mancha.<br />

Existen en la huerta de Murcia varias<br />

supersticiones respecto al pronostico del tiempo, una<br />

de ellas son las famosas «Cabañuelas» muy arraigadas<br />

en la conciencia popular. Corresponde al mes de Agosto,<br />

así hasta llegar a Julio para volver la cuenta hacia atrás<br />

empezando por el mes de Julio y terminando en Agosto<br />

este retorno marcará la segunda quincena de cada mes.<br />

Para saber que mes del año lloverá, se cortan doce<br />

cascos de cebolla poniéndole el nombre de un mes a<br />

cada uno y se llenan de sal, al día siguiente en el que<br />

esté disuelta la sal, es señal inequívoca de que lloverá<br />

ese mes. Si cantan los gallos antes de las doce, tardará<br />

en llover tantos días como horas falten para las doce y<br />

si las veces que canta el gallo no son pares no llueve.<br />

El refranero popular no esta exento de infinidad<br />

de supersticiones. Transcribimos algunos referentes a<br />

las señales de buen o mal tiempo:<br />

"Sol poniente en cielo grana, hará buen tiempo<br />

por la mañana. Si en la noche arreboles, a otro día soles".<br />

"Luna llena brillante, buen tiempo por delante,


Boria por la mañana tarde galana".<br />

"Golondrina que en alto vuela, no teme que<br />

llueva. Ranas muy cantoras, serenas auroras".<br />

"Si están las arañas trabajadoras, no lloverá en<br />

muchas horas Sol con rajadura, agua segura".<br />

"Sol que mucho pica, llueve o graniza".<br />

"Cerco del sol, moja al pastor".<br />

"Luna con cuernos al mar, agua va a buscar".<br />

"Viento de levante, agua por delante".<br />

"Carrascoy con montera, agua espera".<br />

"Tiempo cargado y salta maestral, agua hasta<br />

nadar".<br />

"Viento de tramontana (NO.), agua cercana".<br />

"Arco Iris, o llueve pronto o aclara en breve".<br />

"Arco Iris al anochecer, buen tiempo al amanecer".<br />

"Arco Iris al levante, aclara el tiempo al instante".<br />

"Arco en la sierra, agua en la tierra".<br />

"Cuando la Candelaria plora, el invierno fora".<br />

"Candil con pavesa, ceniza amasada, brasas que<br />

se pegan y hollín despegada, lluvia que está cerca o<br />

humedad sobrada. Cielo emborregado, tiempo mudado<br />

o pastor mojado".<br />

"Cabras que con mal tiempo estornudan, buen<br />

tiempo anuncian Gato que se lava anuncia agua".<br />

"Gatos que estornudan, anuncian lluvias".<br />

"Norte claro y Sur oscuro, aguacero seguro".<br />

"Nubes cruzadas, o nieve o agua".<br />

"Sapos cantando, buen tiempo barruntando".<br />

"Si a la abeja ves beber, muy pronto verás llover".<br />

"Borias en menguante, mal tiempo en adelante".<br />

"Cuando los perros comen hierba, agua cerca".<br />

"El reolde en el sol moja al pastor".<br />

"Gallos anticipados, tiempo cambiado".<br />

"No hay señal de agua más certera, que oír las<br />

goteras".<br />

169<br />

"Sol muy rojo, agua en el ojo".<br />

Hay una copla en el cancionero popular que<br />

define sabiamente las predicciones de lluvia.<br />

"Cuando la perdiz canta<br />

nublado viene<br />

no hay mejor señal de agua<br />

que es cuando llueve".<br />

En los niños las enfermedades mas comunes eran:<br />

resfriados, diarreas, salida de dientes, varicela,<br />

sarampión, tosferina, rubeola, intoxicaciones, etc.<br />

Los resfriados y la fiebre se combatían abrigando<br />

al niño para que sudase e incluso se acostaban los padres<br />

con el para darle más calor.<br />

Para la tos se ponía en el pecho alcanfor pues el<br />

olor la calmaba, también se les daba jarabe de palera o<br />

se le pintaba el pecho con yodo.<br />

Las pulmonías se curaban con jarabe de higos<br />

secos cocidos y jarabe de palera, se abría la pala por el<br />

centro y se le ponía azúcar dejándola macerar durante<br />

la noche y ese jarabe se tomaba a cucharadas.<br />

Al salir los dientes e inflamarse las encías se les<br />

daba a chupar un hueso de pollo o de bacalao para<br />

endurecer las encías y calmar la desazón o bien un rollo<br />

de goma maciza<br />

Las diarreas se combatían con agua de arroz y<br />

dietas rigurosas, eran muy frecuentes a principios del<br />

verano y fueron causa de gran mortalidad.<br />

El sarampión, varicela etc, eran tratados por el<br />

médico con los medios que había entonces<br />

rudimentarios y escasos, para que el sarampión no<br />

dejase señales en los ojos se les pasaba un anillo de oro<br />

por ellos o una mata de doncel o malvarrosa, como<br />

asimismo una llave hueca, también tapaban las ventanas<br />

con un trapo rojo e incluso el candil lo revestían de rojo<br />

para atenuar la luz. Estas enfermedades causaron<br />

estragos en la población infantil.<br />

Cuando caían un porrazo para que no saliera un<br />

chichón se les anudaba un pañuelo con una moneda<br />

puesta en el golpe.<br />

Las heridas se curaban con limón, alcohol y yodo.<br />

El miedo de los niños de noche se quitaba<br />

poniendo unas tijeras cruzadas debajo de la almohada.<br />

Las costras que se le formaban en la cabeza se<br />

quitaban aplicando una cataplasma de fécula de patata<br />

y a continuación aceite de almendras o de oliva.<br />

Esto en cuanto a los niños, ahora vamos a explicar


los remedios más eficaces que se usaban para las<br />

distintas dolencias y enfermedades generales.<br />

Abscesos. Para curar los abscesos se utilizaban<br />

hojas de col cocida o de lechuga cocida y remojada en<br />

aceite de oliva, como asimismo la pulpa de una patata<br />

cocida o medio tomate. También se cocía un higo seco<br />

cortado por la mitad aplicándolo sobre la encía,<br />

repitiendo este tratamiento varias veces al día.<br />

Acidez. Para la acidez de estómago se tomaba el<br />

ácido de un limón rebajado con agua.<br />

Anginas. Las anginas o amigdalitis se hacían<br />

gárgaras de limón con miel, también con bicarbonato.<br />

Asma. Un manojo de hisopo, otro de ruda, dos<br />

docenas de higos blancos y un cuarto de vino, después<br />

de dar dos hervores se le ponen dos cucharadas de miel<br />

y cuando esté puesta se deja hervir hasta reducir a la<br />

mitad colándose en una botella, se toma a las dos horas<br />

de haber comido.<br />

Bronquitis. Se mata un conejo y se pela y la piel<br />

caliente aún, se pone en el pecho. Para la bronquitis<br />

crónica, todas las mañanas una ensalada de cebolla<br />

cruda con lechuga, rábanos y apio, aliñado todo ello con<br />

zumo de limón y unas gotas de aceite de oliva durante<br />

ocho días. Y también cruda y aliñada con limón da<br />

excelentes resultados.<br />

Callos. Para los callos se aplicaba un diente de<br />

ajo cocido en el horno, como asimismo una rebanada<br />

de ajo puesta con un adhesivo durante toda la noche<br />

hasta que se arranque, después es conveniente poner<br />

cataplasmas de arcilla.<br />

Catarro. Unas gotas de limón en las fosas nasales<br />

curan el catarro nasal y también respirando el aroma de<br />

un ajo cortado varias veces al día.<br />

Celos. Para hacer desaparecer los celos de<br />

hermanos se cuelga del techo una rama de palera sin<br />

que el otro lo sepa.<br />

Cutis. Para mantener el cutis y las manos tersas,<br />

frotar zumo de limón, también para la caspa.<br />

Cólicos. Hay diversas formas; se coge una col<br />

rubia, se unta de aceite, se pasa por el fuego y se pone<br />

en el vientre del enfermo. Se aplica una alpargata usada<br />

por una persona nacida en Jueves Santo, sobre el vientre.<br />

Un huevo recién frito se echa sobre un trapo y puesto<br />

sobre el vientre. Con una cataplasma hecha de vinagre,<br />

levadura y aceite poniéndola durante nueve días sobre<br />

el vientre del enfermo. Para el nefrítico, agua de cebolla<br />

y ensaladas de cebolla, ajo, zanahoria y aceite de oliva.<br />

Chichon. Para un chichón se ponía una moneda<br />

atada con un pañuelo.<br />

170<br />

Depurar la sangre. Poner la noche antes en un<br />

poco de aceite de oliva uno o dos dientes de ajo<br />

machacados y algunas briznas de perejil picado, a otro<br />

día se toma en rebanadas de pan con el desayuno.<br />

También es muy útil el jarabe de ajo, se extiende en un<br />

plato una capa de ajo machacado se le añade una capa<br />

de azúcar de caña, el jugo producido se toma en<br />

cucharadas de café, solo o mezclado con un poco de<br />

agua, o una infusión de tomillo.<br />

Diabetes. Tornando altramuces por las mañanas,<br />

durante nueve días, puestos a remojo la noche anterior.<br />

Diarrea. En un litro de agua limonada se pone a<br />

remojo «cola de caballo» (hierba medicinal) y se toma<br />

varias veces. Mezclando una cucharada de almidón en<br />

agua de arroz o con sustancia de arroz y refrescos de<br />

arroz machacado, con corteza de limón y azúcar.<br />

Dolor de muelas. Para el dolor de muelas<br />

rabogato cocido o una cataplasma de ajo crudo y<br />

triturado en la muñeca contraria al dolor, también es<br />

eficaz un diente de ajo pelado envuelto en una gasa<br />

dentro del oído, como una bolsa de sal en el bolsillo<br />

contrario y cortarse las uñas todos los lunes, evita el<br />

dolor de muelas y cabeza.<br />

Dolor de oídos. Aceite de chicharras (cigarras) se<br />

metían en un frasco con aceite y unas gotas bastaban<br />

para calmar el dolor, también se vertían en el oído cinco<br />

gotas de aceite de ricino caliente, como poniendo unas<br />

gotas de limón tibio o la raíz del llanten aplicada en el<br />

oído, otro remedio era verter en el oído unas gotas de<br />

leche de mujer que esté criando, teniendo en cuenta si<br />

es niño tiene que ser de una que críe niña y viceversa.<br />

También con un algodón empapado en agua de cebolla<br />

dentro del oído.<br />

Dolor de cabeza o Jaqueca. Se frotaba la frente y<br />

las sienes con limón, y también se solía rodear la frente<br />

con la camisa de una culebra.<br />

Escemas. Aplicar vinagre diluido en agua.<br />

Esguinces. Para los esguinces se hacía una<br />

compresa de salvado con vino cocido y se aplicaba al<br />

tobillo atado con un pañuelo y se pasaba el pie sobre la<br />

mano de un mortero.<br />

Una vela cortada a trozos pequeños fundida al<br />

fuego en un litro de vinagre, aplicada caliente varias<br />

veces al día, es un buen remedio.<br />

Espina. Para una espina de pescado atravesada<br />

en la garganta una miga de pan masticada y tragada.<br />

Estreñimiento. Cuando se trata de un niño, se le<br />

introduce por el ano, un fósforo con aceite, una velita<br />

delgada, una rama de peregil o una tira de jabón<br />

empapada en aceite.


Estomatitis. Se freían en aceite varios escarabajos,<br />

se vierten en un recipiente y se deja enfriar luego con<br />

un algodón se empapa la boca del enfermo.<br />

Flemones. Para curar los «flemones» o abscesos<br />

dentales un higo seco cocido partido por la mitad.<br />

Fiebre. Existen varias formas: Café bien cargado,<br />

zumo de limón y sal, paños de vinagre en la frente, partir<br />

un tomate y aplicar cada una de las partes en la parte<br />

anterior y posterior de la muñeca izquierda sujetándola<br />

con un vendaje o poniendo en la planta del pie, una<br />

sardina salada, abierta por la mitad y vendando a<br />

continuación.<br />

Fístula y Forúnculos. Empastar levadura con<br />

aceite y azúcar, también colocando una lagartija en un<br />

canuto y colgándolo del cuello del enfermo y conforme<br />

se va secando el reptil, se va curando la fístula.<br />

Grietas. Para las grietas de la piel se restregaban<br />

limón con aceite.<br />

Hemorroides. Metiendo en una bolsita alcachofas<br />

silvestres o castañas bordes, colgada al cuello, también<br />

aplicando hielo o comiendo ajos empezando por un<br />

diente y cada día aumentando la dosis.<br />

Heridas. Aplicando zumo de limón y también la<br />

tela de una araña sobre la herida corta la hemorragia y<br />

la hierba llamada «oreja de ratón» herbida, cura llagas,<br />

heridas infectadas e incluso la gangrena.<br />

Hernias. Para curar las hernias en los niños solo<br />

había un día del año, la noche de San Juan a las doce en<br />

punto, pasándolo entre dos ramas de un árbol y diciendo<br />

este conjuro: « Ahí va, Pedro, ahí va, Juan, malo te lo<br />

entrego, bueno me lo has de dar».<br />

Hipo. El hipo se cortaba con un terrón de azúcar<br />

empapado en limón.<br />

Ictericia. Se curaba mirando el agua corriente<br />

durante siete días.<br />

Infecciones de la piel. Rabo de gato y tintura de<br />

yodo.<br />

Lombrices Las lombrices en los niños se curan<br />

con huesos de limón machacados con miel y con semillas<br />

de girasol tostadas y saladas.<br />

También se cortan unas cebollas se machacan en<br />

el mortero y el jugo se mezcla con limón por igual, se<br />

toma una taza en ayunas.<br />

Mal de ojo. En el Siglo XVI el escritor «Fray Martín<br />

de Castañega» en una obra que escribió sobre hechicería,<br />

nos decía, que el «mal de ojo» era una cosa natural, y<br />

que era debido a las impurezas y suciedades que lanzan<br />

171<br />

por los ojos personas que por su condición están<br />

predispuestas a ello como: viejas solteronas, personas<br />

taradas y cierta clase de enfermos.<br />

Existen dos clases: el amatorio en el que interviene<br />

el demonio, y el maléfico, por el que se infiere daños a<br />

personas, animales o cosas. El «mal de ojo» o «aojo»<br />

puede ser directo, diabólico o natural. El directo, es<br />

debido a la acción de espíritus malignos. El diabólico es<br />

cuando interviene un brujo. El natural es el más corriente<br />

y es producido ya sea congénito o adquirido por la<br />

mirada de una persona, bien de forma involuntaria o<br />

culpable. Si es de forma voluntaria , el culpable, que<br />

conoce esa propiedad, no mira de frente y da al niño un<br />

cachete para que llore y de esta forma no lo «aoja».<br />

Para evitar el «mal de ojo», existían una serie de<br />

amuletos que se llevaban en sitios bien visibles para de<br />

esta forma distraer la mirada del aojador. Se ataba una<br />

cinta o un lazo rojo, verde o azul e incluso se les ponía<br />

una prenda de vestir al revés. Hubo un tiempo que se<br />

puso de moda llevar al cuello una mano cerrada con el<br />

pulgar sobresaliendo entre los dedos índice y medio que<br />

era más bien un símbolo erótico-sexual y que era de<br />

marfil, hueso o madera.<br />

También existía la creencia si no se cortaba antes<br />

del primer viernes la persona o animal moría reventada.<br />

Para saber si la persona tiene «mal de ojo», se pone<br />

un plato o una palangana con agua sobre la cabeza del<br />

enfermo y se echan unas gotas de aceite, si el aceite se<br />

diluye no hay enfermedad si por el contrario permanece<br />

unido, si la hay.<br />

Para cortarlo existen diferentes métodos, aquí<br />

vamos a explicar una de los más corrientes. Se preparan<br />

tres platos con agua y el sanador o sanadora deposita<br />

en cada uno tres pellizcos de sal. Se vuelve al enfermo y<br />

se le hacen tres cruces en el pecho y tres en la espalda,<br />

al tiempo que dice: «En el nombre del Padre, del Hijo y<br />

del Espíritu Santo», entonces deja caer una gota de aceite<br />

sobre el dedo corazón de la mano derecha y dice para si<br />

la invocación:<br />

«Dos te han hecho mal<br />

y tres te lo tienen que quitar<br />

que son las tres personas<br />

de la Santísima Trinidad,<br />

Padre, Hijo y Espíritu Santo».<br />

Meningitis. Se mataba un pichón macho, se abría<br />

en canal y caliente se aplicaba en la cabeza del enfermo.<br />

Ojos de pollo. Para quitarlos bastaba con pasar<br />

una hoja de papel de seda por los dedos del pie, también<br />

restregar un diente de ajo.<br />

Orzuelos. Para los orzuelos se frotaba una alianza<br />

de oro tres veces al día durante tres días, también se


aplicaban cataplasmas de miga de pan hervida en leche<br />

y compresas de agua de malva, el uso de calcetines rojos<br />

impedía su formación.<br />

Panadizo. El panadizo se curaba con un casco de<br />

cebolla hervida y con una hoja de col fresca aplicada<br />

varias veces al día o metiendo el dedo en medio limón.<br />

Paperas. Las paperas se curaban con las injundias<br />

de una gallina puestas al cuello con un pañuelo.<br />

Picaduras. Las picaduras de abeja o avispa con<br />

barro o frotando una patata partida, por la picadura,<br />

poniendo agua mezclada con amoníaco o lejía y también<br />

aplicando jabón blando que al mismo tiempo sirve para<br />

las picaduras de pulgas y mosquitos.<br />

Pulmonías. Se curaban con jarabe de higos secos<br />

cocidos y también con jarabe de palera, se partía una<br />

hoja de palera en dos y se cubría de azúcar durante la<br />

noche y ese jarabe se administraba al enfermo.<br />

Quemaduras. Para las quemaduras era muy<br />

frecuente durante las granizadas coger el granizo y<br />

guardarlo en un frasco y aplicárselo en el momento de<br />

la quemadura también se aplicaban hojas de col fresca<br />

o la pulpa de una patata cruda aceite de oliva o una<br />

cataplasma de cebolla machacada con un poco de sal.<br />

Reumatismo. Frotar la parte dolorida con dos<br />

partes de aceite alcanforado y una parte de ajo finamente<br />

rallado, este preparado se usa también en la columna<br />

vertebral frotándola en casos de debilidad, fatiga,<br />

depresión o agotamiento, y en pecho y espalda para<br />

cualquier afección en esta zona incluida la tuberculosis.<br />

Se pone agua en una cazuela y se añade espliego,<br />

romero, tomillo y salvia, cuando ha hervido, se coloca<br />

en el suelo, situando la parte dolorida sobre el recipiente<br />

previamente se tienen preparadas tres piedras de rambla<br />

o de río que se han puesto sobre las brasas, se ponen<br />

dentro del agua y el vapor que desprenden actúa sobre<br />

el miembro dolorido, después se hacen unas fricciones<br />

de grasa de caballo.<br />

Resfriados. Té de monte y azúcar quemado,<br />

también se aplicaba la piel de un conejo recién muerto,<br />

en el pecho.<br />

Sabañones. Los sabañones se metían las partes<br />

afectadas en un baño de apio cocido o agua de salvado.<br />

También se metían en una bolsa tantas piedrecitas como<br />

sabañones y se tiraban dentro del zaguán de una casa<br />

ajena diciendo. «Sabañones traigo, sabañones vendo,<br />

aquí te los dejo que me voy corriendo» y al mismo<br />

tiempo se restregaban los sabañones con ajo.<br />

Tosferina y tos espasmódica. En un litro de agua<br />

poner 50 grs.. de ajo, 15 grs, de tomillo y hervir<br />

lentamente para reducir el volumen a la mitad, cada tres<br />

horas una cucharada pequeña hasta niños de un año y<br />

172<br />

una grande a partir de esa edad, aunque el remedio más<br />

eficaz es el agua de ajo, se cuece una cabeza de ajo entera<br />

en poco más de 1/2 litro de agua, se deja hervir durante<br />

media hora y se toma. También ponían doce caracoles<br />

de los llamados «galapateros» en un espolvoreo de<br />

azúcar y esa baba a modo de jarabe se daba al enfermo a<br />

cucharadas, También se ralla con la parte fina del<br />

rallador se mezcla con zumo de limón y se toma cuanto<br />

mas mejor siendo un expectorante prodigioso.<br />

Tensión. Se pone al fuego un litro de agua con un<br />

poco de grama (hierba) y unos trozos de sarmiento, se<br />

hierve durante unos minutos y se toma con un poco de<br />

azúcar y durante tres días se bebe solamente de esa agua.<br />

También son eficaces las infusiones de hojas de olivo.<br />

Verrugas. Para las verrugas se restregaba la carne<br />

de un caracol o una babosa colgándolo a continuación<br />

de un hilo de coser y conforme se secaba el animal<br />

desaparecía la verruga. Las cataplasmas de ajo son muy<br />

eficaces como así mismo la vaina de un guisante por la<br />

parte interior, y poner unas hojas de enebro entre las<br />

dos mitades de una manzana sana y guardarlas en un<br />

lugar oscuro, arrancando una mata de cereal de raíz se<br />

corta frotando la verruga se vuelve a plantar con la raíz<br />

hacia arriba en un lugar húmedo y conforme el tallo se<br />

vaya perdiendo desaparecerá.<br />

Estos remedios entre lo mágico y lo supersticioso,<br />

pero de hecho eficaces, bastan, en la mayoría de los<br />

casos, creer en ellos.<br />

Ya como recuerdo final de épocas en que el<br />

médico no llegaba a los medios rurales, citemos el hecho<br />

muy generalizado de sacar los enfermos a los caminos,<br />

principalmente a los cruceros por si alguien que había<br />

padecido esa enfermedad pasaba por allí y le diera el<br />

remedio.


EL MUNDO VEGETAL EN LA TRADICION DEL NORESTE<br />

DE MURCIA (COMARCA DEL ALTIPLANO)<br />

Introducción<br />

La rama de la etnología que se ocupa de la relación<br />

del hombre con las plantas, en su más amplio sentido,<br />

es la Etnobotánica. Se trata de una especialidad<br />

joven en nuestro país, que sin embargo acaba de cumplir<br />

cien años como ciencia interdisciplinar, desde que<br />

el arqueoetnobotánico norteamericano). W. Harsbherger<br />

creara el término en 1896.<br />

La relación de las plantas con la humanidad se<br />

remonta a los orígenes de ésta. La especie humana se ha<br />

formado como tal, en última estancia, gracias a las plantas<br />

con las cuales ha coevolucionado desde hace millones<br />

de años.<br />

España en general y la Región Sudeste de la<br />

Península Ibérica en particular, son zonas muy ricas para<br />

emprender estudios sobre el conocimiento tradicional<br />

de los vegetales, saber que todavía se mantiene vivo,<br />

aunque en claro declive. La alta diversidad biogeográfica<br />

y el mestizaje cultural existentes, son los motivos de esta<br />

riqueza etnobotánica.<br />

El mundo vegetal<br />

Lo que entendemos corrientemente por vegetales<br />

o plantas agrupa en realidad varios reinos biológicos<br />

que, clásicamente, se estudian en la disciplina llamada<br />

Botánica. Son los reinos vegetal, de los hongos y<br />

Protoctista (que agrupa diversos grupos vegetales primitivos<br />

y otros seres vivos).<br />

Se calcula la biodiversidad vegetal actual de la<br />

Tierra en unas 200.000 o 250.000 especies de plantas,<br />

adaptadas a todos los medios terrestres y acuáticos posibles,<br />

de las que el hombre usa o conoce menos de<br />

30.000. De éstas, ha domesticado en cultivo menos de<br />

3.000. En realidad, la supervivencia de la humanidad<br />

Emilio Blanco Castro y Ginés Muñoz Verdú<br />

173<br />

MU. Paisaje vegetal<br />

depende de no más de un centenar de especies. De estos<br />

datos se puede deducir el potencial que tiene la flora<br />

silvestre para el futuro. Cada año encuentran nueva<br />

aplicación en alimentación, terapeutica o en la industria<br />

una media de 10 nuevas especies.<br />

España es un país muy rico en flora en relación<br />

al resto de países europeos. Ello es debido a nuestro<br />

pasado geológico, nuestro variado clima y nuestra compleja<br />

topografía. Se calculan en unas 7.000 las especies<br />

silvestres presentes, de las cuales unas 2.000 son exclusivas<br />

de nuestro territorio. Destaca Canarias en primer


lugar, seguido de las Cordilleras Béticas, Sureste árido<br />

(Almeria y Murcia) y Baleares, como las regiones privilegiadas<br />

en cuanto a la diversidad de su flora y presencia<br />

de endemismos (especies de presencia exclusiva).<br />

Unas 200 especies se encuentran en peligro de extinción<br />

en nuestro país por diversos motivos, la mayoría<br />

por causas antrópicas.<br />

Pero la flora de un país está compuesta no sólo<br />

por las especies espontáneas sino también por las cultivadas<br />

e introducidas por el hombre a lo largo de la historia.<br />

Del total de la flora de un país, la etnobotánica se<br />

encarga del estudio de la que es útil o perjudicial para<br />

el hombre, unas 1.500 especies en en caso de España.<br />

Podemos establecer clasificaciones<br />

etnobotánicas basadas en la utilidad o uso de las plantas,<br />

así se habla de plantas alimenticias, medicinales,<br />

tóxicas, forrajeras, aromáticas, maderables, textiles, ornamentales,<br />

narcóticas, ceremoniales, etc.<br />

Las denominaciones popular y científica correctas<br />

de las plantas, son el punto de partida y la base de<br />

estos estudios. Ambos nombres son de gran interés y<br />

no excluyentes. Los primeros son locales, se refieren a<br />

una región geográfica determinada; los segundos son<br />

universales, se citan en latín con dos palabras que también<br />

tienen su significado dado por los botánicos que<br />

describieron la especie por primera vez.<br />

Entre todos los autores que han tratado el tema<br />

de los usos de las plantas en nuestro país destaca la figura<br />

del farmacéutico-botánico Pío Font i Quer, que nos<br />

dejó una obra clásica de referencia, que sigue vigente y<br />

cuya labor debe continuarse (FONT QUER, 1961).<br />

El etnobotánico trabaja en el campo recopilando,<br />

mediante entrevistas o grabaciones y fotos, el saber<br />

popular sobre las plantas, que luego compara con la bibliografía<br />

disponible, obteniendo así conclusiones.<br />

Cualquier lugar puede ser una fuente inestimable de<br />

datos. Los informantes o informadores más adecuados<br />

son aquellas personas con mucha experiencia de campo<br />

y enrraizadas profundamente en su tierra, tales como<br />

pastores, cabreros, guardas forestales y, en general, hombres<br />

y mujeres mayores con gran experiencia vivida,<br />

aunque no tengan ningún tipo de estudios y con las<br />

cuales es un placer charlar, conversar o escuchar de ellos<br />

cómo era su modo de vida en un pasado reciente.<br />

La tradición en la comarca del Altiplano murciana<br />

A continuación vamos a poner algunos ejemplos<br />

de diferentes grupos de plantas útiles referidos a la<br />

región interior del NE de Murcia recopilados en Jumilla<br />

y Yecla.<br />

174<br />

Hay plantas de las que todo se aprovecha y<br />

podemos considerarlas una verdadera panacea, es el<br />

caso de la trilogía mediterránea formada por el olivo, la<br />

viña y el cereal, pero la mayoría de las plantas útiles se<br />

encuadran en alguno de los siguientes grandes apartados<br />

del ciclo vital humano: alimentación, salud, cultura<br />

material y cultura no material.<br />

Por supuesto no entraremos en lo que se puede<br />

llamar la cultura del vino de la comarca del Altiplano y<br />

zona de influencia, por ser un tema muy extenso, pero<br />

es de todos conocido la importancia de la vid (Vitis<br />

vinifera) en toda la comarca.<br />

Dentro del campo de la alimentación destaca<br />

las plantas silvestres comestibles, ya sean crudas en ensaladas<br />

o cocinadas. Estas plantas tuvieron gran importancia<br />

en esta zona en los llamados años del hambre<br />

(años 40). Destacaremos los collejones (Moricandia<br />

arvensis ), las collejas (Silene alba), las acelgas silvestres<br />

(Beta vulgaris y B. marítima), los cerrajones(Sonchus sp.<br />

pl.) o el pan de pastor (sin determinar).<br />

Dentro de las plantas comestibles cultivadas,<br />

hay centenares de razas o variedades locales que se pierden<br />

por el desuso y el abandono de su siembra. Esto<br />

constituye una perdida genética irreversible. Por poner<br />

algún ejemplo citaremos el cultivo, antaño tan popular,<br />

del ginjolero (Zizyphus jujuba) en Murcia; con decenas<br />

de variedades, cada vez más escasas de encotrar en la<br />

Región, ya que su cultivo se está perdiendo junto con el<br />

saber popular respecto a él. Su fruto es muy rico y vitamínico.<br />

Otro tanto ocurre con otros frutales como la<br />

pereta (variedad enana de pera) o algunas variedades<br />

semidomesticadas de tapenera (Capparis spinosa).<br />

Alcaparra (Capparis spinosa).<br />

Plantas medicinales<br />

En el apartado de las plantas medicinales la lista<br />

de ejemplos que se puede poner es muy grande, desde<br />

el hiperconocido romero (Rosmarinas officinalis), muy


usado para la circulación de la sangre en toda la provincia,<br />

hasta la utilización de determinadas plantas mágicas,<br />

todavía vigentes, que curan enfermedades, como<br />

veremos más abajo.<br />

El romero, aunque abundante, se recoge en determinadas<br />

zonas murcianas con fines industriales (para<br />

destilación de la esencia) y en tal cantidad que ya se ha<br />

lanzado la voz de alarma por parte de algunos grupos<br />

ecologistas, como ANIDA de Yecla.<br />

Son muy populares en cocimiento y se usan todavía<br />

bastante, en los pueblos de Yecla y Jumilla, aunque<br />

en diferentes proporciones, las siguientes plantas<br />

medicinales: tomillo (Thynius spp.), rabogato o cañamillo<br />

(Sideritis spp.), cantueso (Lavandula stoechas), manzanilla<br />

(Matricaria chamomilla), regaliz (Glicyrrhiza glabra).<br />

Con dichas especies junto con la cascara de naranja<br />

(Citrus aurantium), higos secos (Ficus carica) y mondadura<br />

de plátano (Musa paradisiaca), se fabrica un preparado<br />

anticatarral muy popular y efectivo; cada familia<br />

hace su propia mezcla variando los componentes. Los<br />

cañamillos (Sideritis spp.) no solo son medicinales, también<br />

se usan para el aderezo de las aceitunas.<br />

Endemismi. (Sideritis loetens).<br />

Según testimonio de un vecino de Yecla, «...el<br />

timón real es una yerba que se cría en la Sierra de<br />

Enmedio y que se recogía antes para la tripa. Se maceraba<br />

en aguardiente. Ahora es muy escasa o ya no la<br />

hay. Olía a anís.»<br />

Probablemente se trate de la especie Dictamnus<br />

hispanicus, planta de la familia de la ruda, usada en otras<br />

zonas de Levante como digestiva y estomacal, febrífu-<br />

175<br />

go y antiinflamatorio. Es una especie endémica y escasa<br />

cuya recolección debería estar regulada por ley, se<br />

debe cultivar en vez de recoger de la naturaleza. Está<br />

protegida en la vecina Comunidad Autónoma Valenciana.<br />

En Jumilla, la orinaría (Paronichia argéntea, P<br />

capitata y P. suffruticosa), como su nombre indica, es aquí<br />

usada como un diurético; un «puñaico» de la circularía<br />

(Cuscuta epithymum) se usa en infusión como tónico circulatorio.<br />

El pincelillo (Hipericum ericoides) se utiliza<br />

como vermífugo, mediante una decocción de los<br />

«granillos» o frutos. Otro vermífugo local, usado «para<br />

matar las lombrices», es la teronjina o poleo (Mentha<br />

pulegium).<br />

La beyuga (Arctostaphyllos uva-ursi), como en<br />

otros sitios es diurético, antiséptico urinario y litotrítico<br />

(contra las piedras del riñón). Es otra de las especies<br />

que debería estar protegida estrictamente en la comarca,<br />

ya que solo se encuentra en la Sierra del Carche y en<br />

la de Salinas.<br />

Para el riñón resulta igualmente efectivo una<br />

mezcla de rompepiedra o doradilla (Ceterach officinarum)<br />

y romero. Muchas de estas plantas se toman durante un<br />

novenario, es decir durante nueve días o en días nones,<br />

y en ayunas, siendo el 9 el número mágico por antonomasia.<br />

El perejil (Petroselinum crispum) es considerado<br />

también planta medicinal carminativa, aperitiva y muchas<br />

cosas más. Su uso más famoso fue como abortivo y<br />

anticonceptivo, para ello se fabricaban unos tapones<br />

vaginales de perejil, con esparto y «cornuelo» de centeno,<br />

un poderoso y peligroso abortivo presente en un<br />

hongo (Claviceps purpurea) parásito del cereal. El perejil<br />

está muy asociado al santo San Pancracio, al que se le<br />

coloca, aún hoy, unas ramitas como ofrenda (testimonio<br />

recogido por Rubén Ballesteros de su tía de más de<br />

80 años, Carmen García Garrido en Murcia).<br />

Plantas mágicas<br />

A continuación damos algunos ejemplos de<br />

plantas que podemos denominar mágico-medicinales.<br />

Las hojas del olivo, que son un conocido<br />

hipotensor, se usan aquí también para eliminar las verrugas<br />

de una curiosa manera: Se colocan dos hojas de<br />

«olivera» en cruz, atravesadas. Por cada verruga que se<br />

tenga se hace una cruz. Se entierran y no se vuelve a<br />

pasar más por allí.<br />

Resulta patente en este ejemplo la interrelación<br />

entre los aspectos religioso, supersticioso, medicinal y<br />

botánico. Este tipo de curaciones tienen todavía una gran


vigencia, ya que, en ellas, la medicina oficial no ofrece<br />

soluciones convincentes y la gente siempre confía más<br />

en el curandero/a que en el facultativo.<br />

El mal de ojo es una dolencia no reconocida por<br />

la medicina oficial que sin embargo tiene una importancia<br />

y vigencia total en algunas zonas como éstas del<br />

interior de Murcia. Es común el uso de amuletos para<br />

luchar contra el mismo. Las almendras dobles, mellizas<br />

o «mergizas», son consideradas en Jumilla como un<br />

objeto que se ha de llevar siempre en el bolso o en el<br />

bolsillo contra los dolores. Hay almendros (Prunus<br />

amigdalus) que dan con frecuencia estas semillas anómalas.<br />

El marrubio o manrrubio (Marrubium vulgare,<br />

M. supinum y M. alysson) se usa contra la hepatitis, utilizando<br />

para ello otro curioso rito de trasposición de la<br />

enfermedad (llamada «aliacán»), mediante un diálogo<br />

con la planta. Se cogen unos granos de sal y se busca un<br />

manrrubio sano, al que, si es por la mañana, se le dice:<br />

"Buenas tardes Sr. Manrrubio, que le vengo a visitar,<br />

con estos poquicos orines y estos granicos de sal.<br />

A continuación se orina sobre la planta y se<br />

echan los granos de sal, se vuelve la espalda y se marcha<br />

uno sin mirar atrás. El rito se repite por la tarde<br />

pero diciendo buenos días y así durante tres días, con lo<br />

que la planta se seca y se cura la enfermedad.<br />

Los herpes se curan practicando otro rito diferente<br />

en el que se reza una oración a la Virgen que cita<br />

el zumo de hinojo (Foeniculum vulgare).<br />

En el campo de la veterinaria popular el torvisco<br />

(Daphne gnidium) es una planta muy usada en toda la<br />

región mediterránea. Se ataba una correa de rama de<br />

torvisco al cuello de un animal luxado para que este se<br />

curara. De igual manera se colocaba el cardo sanjuanero<br />

(probablemente se trate de Eryngium campestre) en los<br />

gallineros para librarles del piojillo.<br />

Por último, dentro de este apartado podemos<br />

añadir aquellas plantas consideradas de mal agüero,<br />

como la muy conocida higuera (Ficus carica), de cuya<br />

sombra se alejan o evitan lo más posible. No se recomienda<br />

echar la siesta bajo este árbol y tampoco poner<br />

las cabras u ovejas.<br />

Otros usos<br />

Hay plantas que no siendo alimenticias ni medicinales<br />

tienen gran importancia en la actividad humana.<br />

El esparto (Stipa tenacissima) fue importantísimo<br />

como planta textil, hoy en día se encuentra en total decadencia.<br />

El uso de la madera es imprescindible para el<br />

176<br />

Esparto.<br />

hombre, hemos de diferenciar la madera tradicional de<br />

la que tiene un origen comercial o industrial.<br />

Para los badajos se usaba tradicionalmente la<br />

madera de espino negro (Rhamnus lycioides), la carpintería<br />

tradicional de antes se basaba sobre todo en el pino<br />

carrasco (P. halepensis) y en el nogal (Juglans regia). Hoy<br />

en día Yecla posee una floreciente industria del mueble,<br />

cuya importancia no se puede dejar de nombrar aquí,<br />

pero para la que se utilizan en su mayoría maderas comerciales<br />

importadas y chapadas (haya, pino, pino rojo,<br />

abeto, etc, y maderas tropicales) que nada tienen que<br />

ver con el propósito de este trabajo, que podría ser motivo<br />

de otro estudio futuro.<br />

Las barrillas son plantas con las cuales, quemadas,<br />

se obtenía sosa o barrilla para la elaboración de jabones<br />

o lejía. Esta importante industria, en el pasado de<br />

provincias como Murcia y Alicante, decayó cuando se<br />

sintetizó químicamente la sosa Solvay. Para fabricar la<br />

barrilla se usaban plantas tales como las sosas,<br />

salicornios o halicornios (Salsola kali) y los llamados aquí<br />

salaos (Atriplex halimus y otras). Todas ellas plantas de<br />

la familia quenopodiaceas, muy ricas en sales y que crecen<br />

en terrenos salitrosos. El citado salao (A. halimus) es<br />

usado también en Jumilla, en decocción, para curar los<br />

«pies abiertos» (esguince, torcedura, dislocación).<br />

Según consta en los Archivos del Ayuntamiento<br />

de Yecla, antes de la llegada de la luz eléctrica, en el<br />

s. XVI, se usaba para el alumbrado público la resina de<br />

almáciga, que se obtenía de los frutos del lentisco<br />

(Pistacia lentiscus). Actualmente el lentisco es muy escaso<br />

en la zona, ya que además de ser una planta que huye


Barrilla (Halogeton Sativus).<br />

del frió invernal, debió de ser muy buscada en aquella<br />

época. Existen algunos topónimos actuales como testigo<br />

de las zonas donde se extraía antiguamente esta resina:<br />

El Lentisco o la solana de El Lentiscar, lugares donde<br />

hoy es escaso el matorral. Su madera es roja, muy<br />

bella y aromática, para ser usada en ebanistería. En<br />

medicina popular las astillas son consideradas<br />

antiodontálgicas, o sea, para mitigar el dolor de muelas.<br />

A parte de los citados topónimos, en los términos<br />

de Jumilla y Yecla abundan otros que aluden a nombres<br />

de plantas (fitotopónimos): El Barranco del<br />

Madroñal (alude a Arbittus unedo), El Carrasquillo, la<br />

Hoya de la Carrasca (alude a la presencia de Quercus<br />

ilex subsp. ballota) o el paraje conocido como Pino Doncel,<br />

precioso nombre con que se conoce en la zona al<br />

esbelto pino piñonero (Pinus pinea).<br />

Pasando al capítulo de las plantas ornamentales,<br />

hemos de decir que la jardinería no es de ahora. Entre<br />

las especies cultivadas en macetas, en patios o ventanas<br />

encontramos originales denominaciones. Tienen una<br />

tradición secular el cultivo de diversas variedades de<br />

gitanillas (Pelargonium peltatun), gladiolos (Gladiolus<br />

communis.), la marisielva (Salvia officinalis), la jazminera<br />

(Jasminum officinale), la pasionaria (Passiflora sp.) o las<br />

amazonas (Lilium candidum), así como las marquesonas<br />

(Xanthosoma sp.), la flor de misto (Campanula sp.) o los<br />

cilindros (Philadelphus coronarius).<br />

Las creencias agrometereológicas locales atribuyen<br />

protagonismo a la cebolla (Allium cepa). Para predecir<br />

el tiempo que va a hacer todo el año (cabañuelas),<br />

la Noche de San Juan, se cogen doce cascos de bulbo de<br />

cebolla, que se corresponden a los 12 meses de año. En<br />

cada uno se pone un grano de sal gorda, a la mañana<br />

siguiente los cascos que aparecen con aguilla, se corresponden<br />

con los meses que van a ser lluviosos.<br />

La luna rige aquí, como en casi toda España, el<br />

crecimiento de las plantas y la maduración de los frutos.<br />

En menguante se siembra en grano y se deposita el<br />

estiercol para que no se estropee. Al labrar con viento<br />

177<br />

del norte no crecen las malas hierbas.<br />

El refranero local está lleno de alusiones vegetales<br />

a éstas y a otras creencias. Algunas recogidas por<br />

nosotros son:<br />

«Cuando los pinos entran en savia, las mujeres están<br />

que rabian».<br />

«Si quieres la viña moza, pódala con la hoja».<br />

«Llenarle a uno el cuerpo de guijas» es una expresión<br />

que se dice . Las guijas son los frutos de una leguminosa,<br />

Lathyrus sativus, que se cultivó antiguamente y que hoy se<br />

encuentra muy escasa.<br />

«Estar más amargo que la retama» (Retama<br />

sphaerocarpa) o «estar más amargo que la tuera» (Citrullus<br />

colocynthis).<br />

Una última curiosidad relativa a los que podemos<br />

llamar sucedáneos del tabaco en tiempos de escasez,<br />

nos referimos en este caso a la jara blanca (Cistus<br />

albidus), que, seca, se usaba para este fin, y de lo cual no<br />

tenemos constancia en ninguna otra zona de España.<br />

Ahora el Cannabis ha invadido los ambientes juveniles,<br />

aquí y en todas partes, se fuma mezclado con<br />

tabaco. Es una resina resultante del exudado de la planta<br />

del cáñamo (C. sativa var. indica), procedente ilegalmente<br />

de Marruecos o de cultivos caseros. Tema complejo<br />

y debatido, pero que sin duda constituye actualmente<br />

una planta usada de considerable importancia<br />

social y económica. Su uso moderado, si bien no tiene<br />

gran importancia para la salud de los adultos (menos<br />

que el alcohol o el tabaco en cualquier caso), sí la puede<br />

tener en adolescentes o personas mentalmente<br />

inmaduras, como está demostrado sobradamente. En<br />

todo caso es también un tema objeto de estudio de la<br />

etnobotánica, de la que hemos tratado de dar una visión<br />

de conjunto.


Bibliografía<br />

OBON & D. RIVERA. (1994). Introducción al mundo de las plantas medi­<br />

cinales en Murcia. Ayto. de Murcia. Murcia.<br />

OBON & D. RIVERA.(1991). Las plantas medicinales de nuestra región.<br />

Ed. Regional de Murcia. Colección Documentos Serie Medio Ambiente<br />

3. Murcia.<br />

OBON & D. RIVERA.(1995). Las plantas, las esencias y los perfumes. Ayto<br />

de Murcia. Murcia.<br />

FONT QUER (1961). Plantas medicinales. El Dioscórides renovado. Ed.<br />

Labor. Barcelona.<br />

GRANZOW DE LA CERDA , I. (ed.) (1993). Etnobotánica. El mundo<br />

vegetal en la tradición. Centro de la Cultura Tradicional. Diputación de<br />

Salamanca<br />

JORDÁN J.F. & A. DE LA PEÑA (1992). Mentalidad y tradición en la<br />

sierra de Yeste y de Nerpio. Instituto de Estudios Albacetenses.<br />

RÍOS, S.(1997). Informe sobre las plantas medicinales y aromáticas en el<br />

Sureste de España. Inédito.<br />

Agradecimientos<br />

A Juana Martínez Yago y a Liborio Ruiz Molina,<br />

del Ayuntamiento de Yecla. A los informantes principales:<br />

José Antonio Gómez, Asunción Verdú, Asunción<br />

Simón, Juan Cristobal, Tomás Muñoz, Eulalia Muñoz,<br />

Pedro y Juana «la Picosala».<br />

178


APUNTES Y CURIOSIDADES SOBRE SUPERSTICION<br />

Y MEDICINA POPULAR<br />

Para poder explicar de una forma correcta y<br />

corriente parte de lo que se conoce sobre superstición y<br />

medicina popular, sería necesario todo un ciclo de<br />

conferencias. El tema es abundante, ya que es tan antiguo<br />

como la humanidad. Yo, solo pretendo esta noche, esbozar<br />

algunos apuntes y resaltar ciertas curiosidades que<br />

siempre me han llamado la atención y que las estimo<br />

interesantes. En fin, lo único que quiero es, que todos<br />

pasemos un buen rato y a la vez conozcamos ciertas<br />

costumbres del pueblo llano, y que a pesar de haber<br />

pasado los siglos, algunas aún se conservan. El progreso<br />

de la época que nos ha tocado vivir, ha hecho que la<br />

superstición casi desaparezca, debido a la cultura y al<br />

conocimiento de las cosas. No ocurre lo mismo con la<br />

medicina natural, que ha sido la empleada por el pueblo;<br />

ya que cada día es mayor el número de personas que<br />

acude a ella y la practica. Estas enseñanzas médicas han<br />

sido transmitidas de generación en generación desde el<br />

principio de los tiempos, hasta llegar a nuestros días.<br />

La medicina popular, en parte, ha estado ligada<br />

con la superstición y la magia. Al igual que éstas, en una<br />

mayoría de casos, tiene una relación con lo religioso.<br />

Superstición, es toda creencia extraña a la fe<br />

religiosa y contraria a la razón. Las prácticas supersticiosas<br />

actúan dentro de la religión como elemento de ruptura.<br />

Estas, son residuos de civilizaciones y religiones<br />

anteriores. La religión oficial, absorbió en sus propios<br />

ritos lo que estaba más arraigado en la tradición popular.<br />

Los exvotos, las procesiones, las rogativas y algunas<br />

costumbres que después veremos, tienen un origen<br />

pagano. En la superstición religiosa, hay gestos, palabras<br />

y objetos que se emplean con fines profanos; la Cruz de<br />

Caravaca, entre otros. En la superstición mágica, se<br />

atribuye a objetos, gestos y palabras un poder benéfico o<br />

maléfico. Pueden entrar entre otros: La creencia en el<br />

«mal de ojo» los conjuros, amuletos, valor de algunos<br />

números: 13,17, etc. El poder maléfico de determinados<br />

hechos como: rotura de un espejo, derramamiento de sal,<br />

encuentro con un gato negro. También la creencia en<br />

espíritus, duendes, etc, tienen su origen en una remota<br />

mentalidad animista, o creencia en espíritus que animan<br />

José Puche Forte<br />

179<br />

las cosas. La creencia en brujería, curanderismo, adivinos,<br />

«mal de ojo», etc. son productos de residuos religiosos<br />

dominados por la magia.<br />

En cuanto a la medicina, desde los principios del<br />

ser humano, está influenciada también por la magia y la<br />

religión. En épocas remotas el hombre sufría el azote de<br />

múltiples enfermedades. Creían que el enfermo estaba<br />

poseído por un demonio, al que se le echaba fuera por<br />

medio de rituales de curación. Los conjuros,<br />

adivinaciones, amuletos, etc, formaban parte del consejo<br />

práctico como diagnóstico y terapia. Sería muy amplio el<br />

enumerar casos. No obstante, cuentan, que los<br />

babilónicos no conocían los médicos. Sus enfermos eran<br />

sacados a la plaza del mercado, para los que por allí<br />

pasaban, pudieran dar su consejo. Los celtas, llevaban<br />

algunas plantas medicinales sujetas al cuerpo a modo de<br />

amuleto. También realizaban hechizos orales que<br />

invocaban a los demonios de la enfermedad. Los griegos,<br />

se basaban en el poder curativo de la naturaleza. Pero,<br />

fueron los frailes de la Edad Media, los que más<br />

estudiaron la medicina. Los monjes médicos, entre otras<br />

cosas, eran expertos en plantas medicinales, éstas, eran<br />

cultivadas en los huertos de los conventos. Pero el<br />

Concilio de Clemont, prohibió en el año 1130 las prácticas<br />

médicas a los clérigos. En la medicina antigua, el<br />

tratamiento del enfermo lo llevaban conjuntamente el<br />

médico, el conjurador y el vidente. También se requería<br />

para su práctica, unos conocimientos sobre astrología,<br />

sobre todo para realizar sangrías o purgas, como luego<br />

veremos.<br />

La medicina oficial, por medio de investigaciones<br />

se fue apartando cada vez más de las prácticas populares,<br />

pero recogió de éstas el conocimiento de las plantas<br />

medicinales y, algunas otras cosas. Y en ocasiones,<br />

también ha recurrido a curanderos para solucionar casos<br />

complicados.<br />

El curandero, atribuye su poder a una fuerte fe,<br />

que le hace ver el mal que padece el enfermo. Es por ello,<br />

que una gran mayoría de estos se rodean de imágenes<br />

religiosas para que le influya en la curación del paciente.


La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una de las<br />

más habituales en una gran mayoría de curanderos. En<br />

cuanto a los métodos para sanar, unos empleando la<br />

imposición de manos sobre el enfermo, otros aplican su<br />

propia saliva sobre la parte dañada y los hay: que<br />

invocan a Dios y a los santos en salmos y oraciones.<br />

Aunque en este terreno hay mucha superstición y<br />

también personas que viven del cuento, no cabe duda de<br />

que existen verdaderos curanderos, aunque en número<br />

más, bien escaso. Algunos han llegado a tener gran<br />

prestigio y son muy eficaces en sus sanaciones. Pero la<br />

verdad de la sanación, está en la mente del enfermo y en<br />

la fe que este deposite en el sanador, que a fin de cuenta<br />

es la que en una mayoría de casos obra verdaderos<br />

prodigios.<br />

El pueblo llano, aprendió a lo largo de los tiempos,<br />

de unos y de otros, el conocimiento de la naturaleza<br />

empleando las plantas como medicina. Quizás también<br />

aprendió de los animales el uso de ciertas plantas al<br />

observar que estos las comían. A la vez cogió parte de los<br />

rituales mágico-religiosos, empleándolos ya como<br />

medicina o como superstición ante lo desconocido o<br />

hacia aquello que le producía temor. Aunque nos parezca<br />

extraño, medicina, superstición y religión, tienen unos<br />

lazos de unión en cuanto a las creencias populares, como<br />

después se verá.<br />

Sentaremos las bases diciendo, que la salud es<br />

una cuestión de equilibrio o lo que es lo mismo, una<br />

conjunción de lo mental, lo astral o etérico y lo físico El<br />

ánimo alegre conserva la buena salud, el ánimo triste, la<br />

destruye. La quietud y el sosiego del espíritu alarga la<br />

vida. No olvidemos aquello de: «Mente sana, cuerpo<br />

sano». Conservar la templanza en el comer y en el beber<br />

es causa de bienes corporales. El abuso y el desequilibrio,<br />

es el mayor mal para el organismo. Me vienen a la mente<br />

dos dichos populares que encierran una gran verdad.<br />

Uno dice: «Hay que almorzar como un rey, comer como<br />

un príncipe y cenar como un mendigo. El otro: «quien<br />

come poco, cena menos y duerme en alto, siempre está<br />

bueno».<br />

Uno de los remedios muy empleados en la<br />

medicina oficial, y en menor escala en la popular, han<br />

sido las sangrías. Esta, es una de las prácticas más<br />

antiguas. Como se sabe, eran realizadas por el físico.<br />

Pero quienes más la practicaban eran los barberos, sobre<br />

todo en las capas populares. Las sangrías, eran empleadas<br />

en afecciones febriles, estados pletóricos, enfermedades<br />

cardíacas, pulmonares, renales, hepáticas, etc. Consistía<br />

esta, en abrir una vena y extraer del cuerpo de 250 a 500<br />

centímetros cúbicos de sangre, para mejorar la circulación<br />

sanguínea. A principios del pasado siglo, fue cuando<br />

más se abuso de ella. Hoy en día, casi no se practica,<br />

salvo en algún caso urgente.<br />

Decían los antiguos, que al hacer una sangría,<br />

deben de tenerse en cuenta cuatro cosas: El tiempo, la<br />

edad, la costumbre y la virtud del paciente. Se han de<br />

180<br />

observar, hora de elección y hora de necesidad. La hora<br />

de elección debe ser la caliente después de haber salido<br />

el sol. El estómago debe estar libre de alimentos y<br />

evacuado el vientre, y es necesaria la advertencia de los<br />

astrólogos. La hora necesaria es, cuando esta es urgente<br />

y pides sangría, como: en fiebre aguda, un frenesí, una<br />

esquinancia o angina, etc., las cuales no admiten pérdida<br />

de tiempo, ni consideraciones astronómicas, ya que en<br />

minutos puede sobrevenir la muerte. Es peligroso y<br />

temerario sangrar a alguien, estando la luna en signo<br />

predominante. De observarlo, puede suceder lo contrario<br />

a lo que se desea.<br />

Había tablas zodiacales que indicaban el signo<br />

que correspondía a tal parte del cuerpo, y por medio de<br />

la influencia de éstos, aconsejaban si la sangría podía ser<br />

buena, mala o indiferente.<br />

También se enumeran las partes del cuerpo que se<br />

han de sangrar, con arreglo a la enfermedad que se<br />

padece, o el resultado que se desee conseguir. Esto sería<br />

muy extenso de contar. Como curiosidad, solo diré<br />

algunos de los puntos en que éstas se realizaban. Uno de<br />

ellos, era la vena del centro de la frente, en cada ángulo<br />

del ojo, o la parte interna del labio superior. También en<br />

la vena cefálica o debajo de las rodillas, en la sáfena,<br />

debajo de los carrillos, debajo de la lengua y en el brazo,<br />

que era lo más corriente.<br />

También se indicaba el carácter del individuo al<br />

que se le ha de hacer: a los coléricos, era muy provechoso<br />

sangrarlos estando la luna en signo acuoso, como: Piscis<br />

y Escorpio. A los flemáticos, es de gran utilidad hacerlo<br />

cuando la luna está en signos cálidos (excepto Leo),<br />

Aries y Sagitario. A los melancólicos cuando está la luna<br />

en signos aéreos (excepto Géminis), Libra y Acuario. Y<br />

a los sanguíneos, se puede sangrar en cualquier signo<br />

que se halle la Luna, guardando las reglas de medicina<br />

y las advertencias astronómicas antes apuntadas.<br />

Para hacer sangrías también eran empleadas en la<br />

medicina antigua las sanguijuelas. Éstas tenían dos<br />

finalidades, disminuir la cantidad total de sangre, o solo<br />

la sangre de un órgano congestionado. También se<br />

aplicaban en el tórax en caso de neumonía. Al igual que<br />

ocurría con las sangrías, las sanguijuelas, también eran<br />

aplicadas por los barberos que cuidaban de estos animales<br />

con sumo aprecio.<br />

Otro de los sistemas empleados, eran las ventosas.<br />

Consistían éstas en vasos o campanas, generalmente de<br />

vidrio, que se aplicaban sobre la piel, enrareciendo el<br />

aire interior al quemar una cerilla o estopa. Estas<br />

producían una irritación local en la piel. Se podían<br />

colocar también sobre una superficie sajada. Su finalidad<br />

era descongestionar un órgano de sangre, por ejemplo,<br />

el pulmón. En la antigüedad, también se requería un<br />

conocimiento de la astrología para aplicar las ventosas.<br />

Una de estas normas era que se podían dar en cualquier<br />

signo que esté la Luna, excepto en Tauro. Al igual que en


la sangría, éstas, también tenían diferentes puntos de<br />

aplicación: en el centro de la cabeza, quitaba la hinchazón<br />

del rostro, hedor de narices y comezón de los ojos.<br />

Debajo de los muslos, servía para evitar ciertas<br />

enfermedades que se llaman hemorroides.<br />

Las purgas también eran muy aplicadas<br />

antiguamente, y se debía tener muy en cuenta la<br />

astrología ya que si la purga es bebida conviene, que la<br />

Luna esté en Escorpio. Si ésta fuese sólida o pastosa, la<br />

Luna debe estar en Cáncer, si es en pildoras en Piscis.<br />

Teniendo en cuenta esta regla, los efectos son buenos y<br />

salutíferos. No era conveniente tomarla en los días<br />

caniculares, ni en los de grandes fríos. Tampoco se<br />

debían tomar, estando la Luna en signos de animales<br />

que rumien, como son: Aries, Tauro y Capricornio. Estas<br />

reglas se debían de guardar también en los días<br />

equinocios y solsticios. El mejor tiempo para aplicar la<br />

purga era la primavera.<br />

Estos antiguos sistemas que cabalgaban entre la<br />

medicina oficial y la popular, y en parte mágica, los he<br />

expuesto a modo de curiosidad, ya que los avances de la<br />

medicina actual han dejado todos estos sistemas como<br />

pura anécdota.<br />

He de decir también, que hay medicamentos<br />

empleados por la medicina oficial que han llegado a<br />

hacerse muy populares. Entre ellos: las pastillas «Juanola»<br />

y las «Valda», el ungüento «Cañizares», la «Pomada del<br />

Diablo», el «Ceregumil», los parches «Sor Virginia», etc.<br />

Visto este punto, sobre la medicina antigua,<br />

entraremos a enumerar las supersticiones en sus<br />

diferentes conceptos. Y para finalizar, hablaré de las<br />

plantas medicinales, que a fin de cuentas son las que más<br />

se identifican con la medicina popular. Pero antes,<br />

quisiera dejar bien claro, que la superstición siempre<br />

que no altere negativamente nuestras vidas nada tienen<br />

de malo.<br />

Puesto que hemos tratado de algunos sistemas de<br />

la medicina antigua ahora hablaremos de las<br />

supersticiones que en todo o en parte estén relacionadas<br />

con este tema. Ya durante el siglo XVII, tuvieron gran<br />

auge las curas mágicas. Una de ellas, era el llamado<br />

«ungüento de armas», que por su efecto de acción a<br />

distancia, permite curar, no extendiendo ésta sobre la<br />

herida, si no sobre el arma manchada de sangre.<br />

Otras de las supersticiones curativas consistía, en<br />

que la sangre, aún caliente, del enfermo se introducía en<br />

un huevo vacío; éste, se colocaba bajo una gallina para<br />

incubarlo. Después, se mezclaba esta sangre con carne,<br />

y se daba de comer a un perro o a un cerdo. La<br />

enfermedad, no tarda mucho en abandonar el cuerpo<br />

del enfermo, pasando al animal.<br />

También fueron famosas las «imágenes para<br />

tragar». Eran éstas, como especie de aleluyas, que<br />

181<br />

llevaban impresa una imagen religiosa. Una de las más<br />

importantes, representaba al Sagrado Corazón de Jesús.<br />

Eran consideradas por la medicina popular como<br />

estimulante y remedio, unidas al rezo del Santo Rosario.<br />

También era muy curiosa la de los polvos para<br />

atajar la sangre. Estos polvos se preparaban echando en<br />

un puchero nuevo ranas de laguna. Se tapa éste con<br />

barro y se pone al fuego para que se tueste bien. La costra<br />

que dichos animales dejan en el puchero son rascadas<br />

con un cuchillo. Al secarse este polvo se aplica sobre la<br />

herida.<br />

Para curar la tosferina, se liaba la piel seca que<br />

cambian las serpientes en un pañuelo y este se rodeaba<br />

anudándolo al cuello, llevandolo durante varios días.<br />

Cuando el pañuelo se manchaba por el uso y la piel se<br />

deshacía había que repetir la operación con otro pañuelo<br />

y otra piel. Así hasta que desaparecía el mal. Respecto a<br />

esto, he de decir que la piel seca que cambian las culebras,<br />

era muy apreciada por los agricultores, pues según ellos,<br />

dándolas a comer a las caballerías era un remedio efectivo<br />

para curar los resfriados. Para curar los resfriados y<br />

males de garganta, se mojaba el dedo en aceite del<br />

candil, haciendo tres cruces en el hueco del cuello del<br />

enfermo, a la vez que se decía la siguiente oración: «La<br />

Virgen María cuando por el mundo andaba, con aceite<br />

del candil, los males curaba». Esto, se repetía durante<br />

varios días hasta que desaparecía el mal. Estas dos<br />

últimas, cabalgaban entre la superstición y la medicina,<br />

ya que se utilizan medios con propiedades curativas.<br />

Una superstición muy curiosa y que dicen que a<br />

veces da resultado es la empleada para curar «orzuelos».<br />

El remedio consiste en anudar las puntas o faldones de<br />

la camisa delante de la barriga, y se pasa con suavidad<br />

sobre el «orzuelo» una llave hueca tres veces al día hasta<br />

que el mal desaparezca.<br />

Llevar una hoja de cardo setero encima, era bueno<br />

para el escaldamiento.<br />

Había otra que era un poco fuerte de realizar, y se<br />

empleaba para que los niños dentaran bien. Esta consistía,<br />

en cortar la mano derecha de un ardacho o lagarto al que<br />

había que dejar vivo. Se metía ésta en una pequeña bolsa<br />

de tela y se cosía a la ropa del niño.<br />

Otra, era la empleada para curar el colorín o<br />

sarampión. Consistía esta en poner en los cristales de la<br />

ventana y sobre la bombilla que iluminaba la estancia<br />

del enfermo papel de manila o de seda rojo para que la<br />

luz que el paciente recibía fuese de este color. Con ello<br />

desaparecían antes las manchas rojas del cuerpo. Puede<br />

que esto tuviese una razón sicológica o física sobre el<br />

organismo. La verdad es, que esta prueba era muy<br />

empleada, y funcionaba.<br />

Una de las supersticiones más populares eran las<br />

practicadas para quitar las verrugas; había varias de


ellas. La más cómica consistía en contarse las verrugas<br />

que uno tenía cogiendo tantas piedras como número de<br />

verrugas, y liándolas en un pañuelo se llegaba a una casa<br />

y se decía: ¿Está Pedro? Y por lógica contestaban ¿Que<br />

Pedro?. El interesado, lanzando al interior de la casa el<br />

pañuelo con las piedras, decía al mismo tiempo: «Que<br />

tome las verrugas que no las quiero». Pasando las<br />

verrugas a los que allá vivían.<br />

Otro de los sistemas para las verrugas consistía<br />

en ponerse de espaldas a una retama, y sin mirar hacer<br />

en uno de sus tallos más tiernos tantos nudos como<br />

verrugas se tenían. Conforme el tallo se iba secando,<br />

estas iban desapareciendo. Pero nunca más se debía de<br />

pasar por donde estaba aquella retama.<br />

Una tercera prueba consistía, en coger tantos<br />

caracoles zampencos (de huerta) como verrugas había.<br />

Se clava una estaca de madera en la tierra, se saca a<br />

continuación, y en el hueco que queda se depositan los<br />

caracoles vivos. Deben de caber desahogadamente. Se<br />

tapa la parte superior del hueco (dejando una cámara de<br />

aire donde estos están), con un trozo de madera a<br />

presión o una piedra, hechando tierra encima de forma<br />

que quede disimulado. Hay que guardar el lugar en<br />

secreto.<br />

Había otra que consistía en contar las verrugas y<br />

coger el mismo número de piedras. Estas había que<br />

lanzarlas a un aljibe o pozo con agua. Por aquél lugar no<br />

se debía de volver a pasar. Dicen, que poco a poco<br />

desaparecían.<br />

Según algunos cuentan, también daba resultado<br />

el meter las manos que tenían verrugas, en la pila de<br />

agua bendita de una iglesia, al tiempo que se decía:<br />

«Agua bendita, verruga quita». La verdad es, que para<br />

quitar las verrugas, da buen resultado el frotar sobre<br />

éstas la parte interior y vellosa de una vaina o «colfa» de<br />

haba, durante días. Poco a poco, se blandean y<br />

desaparecen.<br />

Una de las supersticiones más temidas, era la del<br />

aojamiento. Popularmente conocida como «mal de ojo».<br />

Sobre esta superstición, se podrían contar muchas cosas,<br />

pero solo enumeraré las más practicadas y conocidas.<br />

Parece ser, que las personas bisojas tenían más poder en<br />

sus ojos para practicar este mal, y que por lo general,<br />

eran los niños los que más fácilmente caían bajo este<br />

sortilegio. Ocurría a veces, que había personas que<br />

sabían que su mirada tenía poder para producir el «mal<br />

de ojo». Es por ello que procuraban no fijar su vista en<br />

nadie y cuando lo hacían involuntariamente, sobre todo<br />

a niños, debían hacerlos llorar para que el mal no les<br />

produjera efecto.<br />

Los síntomas de la persona que padecía, el «mal<br />

de ojo» eran: fiebre alta, dolor de cabeza, diarreas y<br />

vómitos; y sobre todo, mal color de cara. Había varios<br />

sistemas para evitarlo. Uno de ellos era, llevar una<br />

182<br />

pequeña bolsa de tela llena de sal a la que había que<br />

añadir tres granos de arroz. Esta era cosida<br />

principalmente a la ropa de los niños. Otro de los<br />

remedios empleados era, llevar una tela de balleta o<br />

fieltro de color rojo o grana a modo de pulsera, cuyos<br />

picos debían de sobresalir a los lados. Esta se debía de<br />

llevar oculta. También existía la costumbre de poner una<br />

prenda del revés a los niños para evitar que estos fueran<br />

aojados.<br />

Las pruebas para saber si una persona padecía<br />

«mal de ojo», consistían en llenar una taza de agua a la<br />

que se echaban tres granos de sal. Se mojaba el dedo<br />

corazón de la mano izquierda del aojado en aceite del<br />

candil y se ponía éste sobre la taza, a la cual debían de<br />

caer tres gotas. A la vez, la persona que realizaba la<br />

prueba decía: "Santa Ana, parió a María, Santa Isabel, a<br />

Juan; y la Virgen parió a Cristo sin pecado original. Y así<br />

como esto es verdad, te libre de todo mal»; mientras se<br />

rezaba esta oración se hacían tres bendiciones y si durante<br />

este acto las gotas de aceite se juntaban no existía «mal<br />

de ojo». Si las gotas de aceite se disolvían en el agua era<br />

señal de que la persona padecía el mal. En este caso, la<br />

prueba había que repetirla tres veces al día hasta<br />

desaparecer el mal. Había otra variante, que consistía en<br />

hacer tres cruces sobre el aojado con el dedo pulgar<br />

previamente mojado en aceite del candil. Una en la<br />

frente, otra en la boca y la tercera, en el hueco de la<br />

tráquea. Hay otras oraciones, y fórmulas parecidas,<br />

todas ellas encaminadas a conseguir el mismo fin. Una<br />

vez acabada la prueba, el líquido del recipiente se tenía<br />

que arrojar a la calle para que fuera pisado por la gente.<br />

Otro tipo de supersticiones estaban relacionadas,<br />

algunas con la religión y en algunos casos, legitimadas<br />

por los poderes fácticos, en los que la Iglesia también<br />

formaba parte. Las relacionadas con la religión, eran los<br />

conjuros y rogativas para aplacar las tormentas o<br />

conseguir la lluvia. Todos sabemos que en lo alto del<br />

Cerro del Castillo había un conjuratorio para estos casos.<br />

Nos cuenta Juan Blázquez que en el año 1770, el rayo de<br />

una tormenta mató al presbítero Pedro Ortega y dejó<br />

gravemente herido a su compañero Pedro Ruiz. Para<br />

conjurar las tormentas había todo un ritual y hasta las<br />

campanas tañían cuando aparecían los negros<br />

nubarrones. Debido a la falta de agua en Yecla, las<br />

rogativas a la Virgen, pero sobre todo al Cristo del<br />

Sepulcro pidiendo la lluvia han sido numerosas a lo<br />

largo del tiempo. Estas pueden tener un motivo religioso,<br />

pero lo que sí tiene aspecto de superstición, eran aquellos<br />

jóvenes que acompañaban al Cristo, cargados con<br />

grandes piedras al hombro, las cuales arrojaban con<br />

fuerza al suelo, después de cantar esta copla: «Santo<br />

Cristo del Castillo, Purísima Concepción, socórrenos<br />

con el agua, y danos tu bendición. ¡Misericordia Señor!».<br />

Volviendo después a cargar las pesadas piedras y<br />

repitiendo la escena infinidad de veces a lo largo del<br />

recorrido.<br />

Referente a las tormentas había otra costumbre o


superstición, que era muy popular. Cuando empezaban<br />

los relámpagos y truenos la familia se sentaba alrededor<br />

de una mesa. Puestos sus pies sobre los barrones de<br />

madera, decían la siguiente oración: «Santa Bárbara<br />

Bendita que en el cielo estais escrita, con papel y agua<br />

bendita. En el árbol de la Cruz, ¡Padre Nuestro, amén<br />

Jesús!. Había una variación de este rezo en su terminación,<br />

el cual decía: «En el árbol de la Cruz, digamos mil veces<br />

Jesús. Jesús. En el Ara, Jesús en la frente, Jesús, Jesús...».<br />

Es debido a esto que existía aquella frase tan popular de:<br />

«Solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena».<br />

Había otra especie de conjuro contra las tormentas<br />

dirigido a Santa Bárbara. Aunque no es muy conocido<br />

en Yecla dice así: «Santa Bárbara, Santa Flor, la verdadera<br />

cruz de Nuestro Señor. Donde quiera que esta oración se<br />

diga, el rayo no caerá».<br />

Hay una canción infantil para pedir la lluvia, que<br />

seguro que todos recordaremos, pero con una variante<br />

que posiblemente le fue puesta por la iglesia, ya que en<br />

su origen ésta decía así: «Que Llueva que llueva. La bruja<br />

está en la cueva, los pajarillos cantan, las nubes se<br />

levantan, que sí, que no, que caiga un chaparrón».<br />

Otro de los métodos empleados para protegerse<br />

de las tormentas en los campos, era pintar una gran cruz<br />

con cal en las esquinas de las casas o en las calzadas.<br />

Muchas de ellas, aún se pueden contemplar.<br />

Para alejar las tormentas, también se empleaba la<br />

Cruz de Caravaca, la cual se clavaba al tronco de un<br />

árbol o sobre una puerta. Siempre en lugar visibles para<br />

evitar que por allí pasará el pedrisco arrasandolo todo.<br />

Aún se conservan ejemplares de metal de esta cruz en<br />

casas rurales. Algunas bastante antiguas.<br />

La Cruz de Caravaca es uno de los instrumentos<br />

religiosos más empleados en las supersticiones. Existe<br />

un curioso libro en donde se recogen muchas de las<br />

oraciones dedicadas a diversas cuestiones. Las hay<br />

curativas para el hombre y para el ganado, para salvar la<br />

vida en la guerra, para bendecir casa nueva, de conjuros<br />

para duendes y brujas, para hacer fortuna, etc. Pero por<br />

encima de esto, dicha Cruz, es abogada contra rayos,<br />

centellas y tormentas.<br />

Hay otras supersticiones de tipo religioso, que<br />

aunque no eran empleadas por estos contornos no dejan<br />

de ser curiosas. Una de ellas era, que para conseguir un<br />

buen parto, tenía que decir una misa un capellán que se<br />

llamara Antón debía haber un número de cirios de tal<br />

color, la capa del celebrante tenía que ser de un color<br />

determinado. La misa se ha de decir después de salir el<br />

sol y la preñada tenía que oírla de pie.<br />

La Iglesia, se preocupaba en gran manera por el<br />

momento del parto. Es por ello que la matrona que lo<br />

asistía, tenía que ser examinada de Doctrina Cristiana y<br />

de saber administrar el Bautismo en caso de urgencia.<br />

183<br />

En los días de Semana Santa, se guardaban los<br />

huevos que ponían las gallinas, pues tenían la virtud de<br />

curar enfermedades y apagar los incendios. Las flores<br />

ofrecidas, al altar en Jueves Santo, tenían la propiedad<br />

de curar males corporales.<br />

Ante los objetos perdidos o robados, se recurría a<br />

San Antonio de Padua. Se rezaban sus oraciones al revés<br />

durante nueve días, a la vez que se quemaban velas que<br />

se tenían en la mano de forma invertida, esperando que<br />

al concluir el acto apareciesen los objetos. Aquí en Yecla<br />

por lo general se recurría a las Animas del Purgatorio o<br />

a San Judas para encontrar lo perdido. No faltaba quien<br />

le encendiera una vela al diablo en tal de lograrlo.<br />

En otros lugares, eran las solteras las que quitaban<br />

el Niño a San Antonio y hasta que no encontraban novio,<br />

este no volvía al santo. Aquí le pedían tres deseos al Ecce<br />

Homo en los días de Semana Santa de los cuales, dicen<br />

que concedía uno.<br />

El 29 de agosto, día del degollamiento de San<br />

Juan, no se barría la calle en señal de respeto, pues el vino<br />

se pondría agrio. Este día era favorable para sangrar a los<br />

animales enfermos, pues curaba del mal.<br />

San Pancracio es otro de los santos que entra en<br />

esta tradición. Para que el Santo conceda salud y trabajo<br />

debe de ser robado o regalado, pero nunca comprado. Si<br />

se le pone un tallo de peregil, puede traer suerte en los<br />

juegos de azar.<br />

Había infinidad de santos a los que se recurría<br />

para remediar ciertos males, como por ejemplo: para<br />

curar el dolor de muelas Santa Apolonia. Contra las<br />

heridas, Dios, la Virgen, San Cosme y San Damian. Para<br />

contener hemorragias nasales, por el Poder de Dios y la<br />

ayuda de San Fiacro. Contra enfermedades de los ojos<br />

San Juan y Tres Vírgenes, y también Santa Lucía... La<br />

lista sería interminable.<br />

Otra de las tradiciones pintorescas ocurría el<br />

Domingo de Resurreción, cuando las mujeres golpeaban<br />

las puertas de todas las dependencias de la casa a fin de<br />

que de allí se marchara el diablo. Pues de lo contrario,<br />

estaría conviviendo con la familia hasta el próximo año.<br />

Hay otras costumbres, aunque para algunos sean<br />

supersticiones, que son las señas que se producen cuando<br />

alguien va a morir. Las hay de lo más variadas. Unos ven<br />

luces o especie de bolas grandes que parecen de algodón,<br />

que recorren toda la casa. La más corriente es oír unos<br />

golpes como aviso. Cuentan, que a los que son devotos<br />

de San Pascual Bailón, éste les avisa con el toque de su<br />

campanilla cuando la muerte de éste o de un familiar<br />

está cercana.<br />

Otras de las supersticiones que podemos incluir<br />

como relacionada con la religiosidad popular son estas:<br />

Dicen, que la mano izquierda, se asocia al mal y la


derecha al bien. Por esta razón siempre hay que entrar a<br />

lugar sagrado con el pie derecho. Aseguran, que los<br />

pecadores salen del templo por la puerta izquierda. Y el<br />

hecho de ser zurdos puede ser símbolo de brujería.<br />

Pueden que éstas, sean las causas de que cuando a<br />

alguien todo le sale mal, le digan: «Hoy te has levantado<br />

con el pie izquierdo».<br />

En cuanto a las mujeres hay infinidad de<br />

supersticiones que le acompañan en todos los actos de<br />

su vida. Cuentan, que cuando la mujer está en la<br />

menstruación, no puede hacer ajo, ni mirar al que lo<br />

hace, pues seguro que éste se marrará. Antiguamente,<br />

no las dejaban bajar a las bodegas, pues el vino corría<br />

peligro de ponerse agrio.<br />

Traía mala suerte que una mujer embarazada<br />

asistiera a bodas y bautizos o que se cruzase un gato<br />

negro en su camino. Para protegerse de mal llevaba una<br />

oración preventiva escrita en un papel, que se ataba en<br />

la manga del brazo izquierdo o cosida al corsé. Para que<br />

esta fuera más eficaz, debía de llevarse la camisa o la<br />

media de la pierna izquierda del revés.<br />

Si una embarazada comía mucho pan, el hijo<br />

nacería tonto; si comía seso, listo; si bebía mucho vino,<br />

valiente. También si los niños nacían en lunes, eran<br />

afortunados; en martes, tristes; en miércoles, ricos; en<br />

jueves, sabios; en viernes (mejor día de la semana),<br />

bellos, muy dotados para la música y las artes,<br />

predispuestos a aventuras amorosas; en sábado,<br />

pequeños y raquíticos; y en domingo dotados en general.<br />

También hay pruebas para saber durante el<br />

embarazo, si el feto es hembra o varón. Una de ellas, se<br />

realiza poniendo sobre el vientre, sin que toque, una<br />

medalla que ha de sostenerse cogiendo la cadena con la<br />

mano. La medalla empezará a oscilar describiendo<br />

círculos, que para los niños van en dirección contraria<br />

que para las niñas. Esto, más que al terreno supersticioso,<br />

pertenece al radioestésico.<br />

Otra de las pruebas consiste en tirar delante de la<br />

embarazada unas tijeras hacia arriba. Si estas caen al<br />

suelo cerradas, el que ha de nacer será niño, si caen<br />

abiertas niña. Esta prueba aún se practica hoy día.<br />

Cuando una mujer está criando al hijo con el<br />

pecho, las sobras de comida que quedan en su plato, no<br />

las puede comer ningún animal, ya que se le podría ir la<br />

leche.<br />

Dicen, que para que los niños tengan buena voz,<br />

se les tienen que cortar las uñas detrás de una puerta.<br />

Estas no se deben de cortar en viernes, pues salen uñeros<br />

en los dedos.<br />

También cuentan, que por lo general la mujer que<br />

hacía de partera en el nacimiento, era la misma que hacía<br />

la comida en la boda y la que amortajaba a los difuntos<br />

184<br />

de la familia.<br />

Hay también supersticiones toreras. Entre ellas,<br />

la más conocida es que la montera caiga boca arriba a la<br />

hora de brindar el toro. Otra de ellas es, que si al dirigirse<br />

del hotel a la plaza un coche fúnebre sin féretro pasa por<br />

su lado o se cruza, es señal de muerte. Hay muchas más...<br />

Otras supersticiones están relacionadas con el<br />

sueño. Dicen que si, se sueña un toro negro, es señal de<br />

lluvia. Cuando lo que se sueña es carne, es presagio de<br />

muerte. Y si se sueña con mierda, simboliza buena suerte<br />

en el juego.<br />

Están las supersticiones, que casi todos conocemos.<br />

Las hay que son presagio de mala suerte, como cruzarse<br />

con un gato negro; ya que este estaba vinculado a las<br />

brujas y a satanás. Derramar la sal, pasar por debajo de<br />

una escalera, dar vueltas al paraguas, romper un espejo,<br />

que dos tijeras se toquen, etc. Otras traen buena suerte,<br />

como colocar una herradura detrás de una puerta o<br />

encontrar un trebol de cuatro hojas. Hay un antiguo<br />

dicho que recoge: «Una hoja para el buen hombre, otra<br />

para la riqueza, otra para el fiel amante y la cuarta para<br />

la salud». También el abejorro rojo trae buena suerte sin<br />

embargo el negro es señal de muerte. En la parte de<br />

Valencia, tienen el significado contrario.<br />

Dicen que si el pan se pone boca abajo, padece<br />

Santa Teresa. Para que se vayan las visitas molestas se les<br />

posa una escoba con las palmas hacia arriba en lugar que<br />

no la vean. Estos seguro que se marchan.<br />

Había una prueba para curar los celos entre<br />

hermanos, cuando son niños. Consistía en cortar una<br />

hoja de palera y colgarla detrás de la puerta que daba<br />

acceso a la vivienda. A medida que esta se iba secando,<br />

desaparecían los celos.<br />

Otro de los remedios contra las tormentas era,<br />

cuando ésta empezaba, tirar las trébedes a la calle, de<br />

forma que ésta cayera con las patas hacia arriba.<br />

También se practicaban pruebas para encontrar<br />

lo perdido o lo robado. Una de ellas era «atarle los<br />

huevos al diablo». Esta consistía en hacer dos nudos en<br />

un pañuelo y colocarlo bajo el colchón de la cama donde<br />

uno dormía, al tiempo que se decía: «Diablo, los huevos<br />

te ato, hasta que no lo encuentre, no te los desato».<br />

Otra era para saber quién era el autor de un robo.<br />

Esta, es conocida como la «prueba del ceazo». Consiste,<br />

en clavar la punta de una tijera en la parte externa de el<br />

cedazo de los empleados para harina. Este se sujetaba<br />

por dos personas que ponían los dedos corazón de la<br />

mano izquierda, uno debajo de cada asa. Se pasaba el<br />

cedazo por delante de cada uno de los sospechosos del<br />

robo diciendo la siguiente frase: «Por los cordones de<br />

San Francisco y el hábito de San Fernando, si es verdad<br />

que me ha quitado (se nombra; el objeto robado), que


uede el ceazo». Cuentan que los ladrones temían a esta<br />

prueba ya que a veces eran descubiertos.<br />

Había otra prueba, o más bien un juego con tinte<br />

mágico y brujeríl al cual le llamaban «jugar al tieso». Se<br />

requerían cinco personas una de ellas se tendía en el<br />

suelo haciendo de «muerto». Las otras cuatro, dos a cada<br />

lado, sujetaban con los dedos índice y medio de las dos<br />

manos a la persona tendida. Dos por los hombros y<br />

brazos y los otros por las piernas. Sin que lo oyera el que<br />

estaba tendido se pasaban el siguiente sortilegio al oído<br />

de uno a otro «Este cuerpo está muerto» (pasada la frase<br />

hasta el cuarto se seguía). «Muerto y sin habla» (pasando<br />

la frase por todos). «Pesa menos que una paja» (repetían<br />

las palabras). «Si no está en él» (repetición) «Arriba con<br />

él» (lo mismo). Sin hacer apenas fuerza con los dedos, el<br />

cuerpo se iba levantando rígido, hasta quedar en posición<br />

vertical.<br />

No cabe duda, que la fecha más propicia para las<br />

supersticiones y sortilegios era la noche de San Juan.<br />

Sería interminable la lista, por ello, solo destacaré algunas<br />

de las que se daban por éstos lugares. Dicen, que el día<br />

de San Juan a la salida del sol, las hojas de las diversas se<br />

vuelven hacia arriba o sea, al contrario de como están el<br />

resto del año. En la noche de San Juan se echaba un<br />

huevo crudo esclafado en un vaso de agua y éste adopta<br />

la forma de un barco. También se ponía una zafa de agua<br />

fría a las doce de la noche. Se derretía plomo al fuego en<br />

un bote, este se echaba al agua y se formaba algo parecido<br />

a la herramienta del oficio del que sería el marido, de la<br />

que hacía la prueba. San Juan intervenía en el logro de<br />

los amores pretendidos. De ahí el dicho popular:<br />

«Mañanica de San Juan cuaja la almendra y la nuez.<br />

También los amores de dos que se quieren bien». Una de<br />

las pruebas, más chocantes consistía en que esa noche la<br />

mujer que pretendía novio arrojaba a las doce tres patatas<br />

debajo de la cama. Una pelada, otra a medio pelar y la<br />

tercera sin pelar, después se acostaba. Al despertar al día<br />

siguiente, metía la mano, debajo de la cama y sin mirar,<br />

cogía una de las patatas, si era la pelada, el novio sería<br />

pobre; si estaba a medio pelar, ni pobre ni rico; y la sin<br />

pelar, que éste sería rico. Dicen algunos que si la noche<br />

de San Juan te miras desnudo ante el espejo, ves la<br />

imagen del demonio. Estas son una mínima parte de las<br />

practicadas en la mágica noche de San Juan.<br />

En cuanto a la medicina popular, ésta era<br />

practicada por el ciudadano corriente, por medio de<br />

conocimientos que se transmitían de una generación a<br />

otra. Uno de los componentes más usuales en las curas<br />

era el aceite, y en ocasiones, también la miel. Pero el<br />

mejor remedio para curar enfermedades se encuentra en<br />

algunas plantas con propiedades curativas.<br />

El aceite era muy empleado en masajes, para<br />

arreglar o curar dislocaciones de huesos. Había antes<br />

personas con grandes conocimientos en estas artes,<br />

ofreciendo rápidos y buenos resultados. Aún quedan<br />

algunas que se dedican a estas prácticas curativas.<br />

185<br />

Había también otra técnica empleada para quebrar<br />

las amígdalas de la garganta sin necesidad de extirparlas.<br />

Esto era conocido por pocas personas. Consistía en dar<br />

masajes con aceite en la parte anterior del antebrazo<br />

desde la muñeca hacia dentro. Esto se hacía bajo la<br />

presión del dedo pulgar, repetidas veces, a base de<br />

paciencia, hasta que el paciente notaba como las<br />

amígdalas le crujían en la garganta. Con esta práctica, se<br />

evitaba la intervención quirúrgica, que por entonces se<br />

practicaban poco.<br />

Para curar resfriados, aparte de emplear vahos<br />

con plantas balsámicas como el eucalipto y otras, también<br />

se empleaban las cataplasmas como efecto calmante y<br />

curativo. Para el resfriado de pecho se ponían en un<br />

papel de estraza caliente aceite de oliva, ceniza y un poco<br />

de sal. Este emplasto caliente se aplicaba sobre el pecho<br />

durante tres noches, y a los pocos días, desaparecían la<br />

tos y el dolor de pecho.<br />

También había otra para «ablandar» el pecho.<br />

Ésta se componía de linuezo, mostaza y salvado. Una<br />

vez cocidos los ingredientes, se echaban sobre un papel<br />

de estraza y se aplicaba al pecho. Las mejores cataplasmas<br />

eran las de linaza, malvavisco, mostazas etc. También se<br />

hacían con raíces, hojas, semillas, cocidas o pulverizadas;<br />

o con harina o grasa mezclada con agua. Dicen que eran<br />

muy eficaces las confeccionadas con pan ahumecido.<br />

En cuanto a las plantas, agricultores y pastores,<br />

eran los grandes conocedores de sus cualidades<br />

medicinales y donde se las podía encontrar. Estas, se<br />

cogían por lo general en primavera y se debían de secar<br />

a la sombra, en lugar donde haya corriente de aire. Estas<br />

plantas, las usaban en la cura de personas y animales.<br />

Una de las plantas más empleadas, era el<br />

«rabogato». Se utilizaba para curar heridas. En infusión,<br />

a veces mezclada con «pedo de lobo» para la inflamación<br />

de estómago y como diurético. También es buena para<br />

quitar el cansancio de los pies. Sirve para bajar la tensión.<br />

Tomada su infusión en ayunas junto con manzanilla de<br />

campo, cantueso y tomillo con un poco de anís, hace<br />

muy buen cuerpo. Para la pesadez de estómago es<br />

bueno el rabogato mezclado con hierba Luisa y<br />

manzanilla en infusión. Para curar resfriados, se mezcla<br />

con malvavisco y laurel, mezclado con manzanilla de<br />

campo. Se les daba también a los animales para curarles<br />

el vientre. El aceite, con tallos de «rabogato» hervido<br />

(frío), corta la hemorragia de heridas. Para curar la boca<br />

de las caballerías, se les daba con un trapo en la punta de<br />

un palo, una mezcla de vinagre, sal, manzanilla y<br />

«rabogato». Una taza de salvia y tomillo en infusión,<br />

tomada en ayunas durante nueve días seguidos es muy<br />

bueno para abrir el apetito. De la salvia decían los<br />

antiguos: «Como ha muerto este hombre, teniendo salvia<br />

en el huerto». Es buena para los nervios, para el dolor de<br />

cabeza; colocada debajo de la lengua, corrige el defecto<br />

de ser balbuciente. Comida, ayuda a la digestión, quita<br />

el dolor de pecho y estómago. El vaho de esta planta,


tomado por bajo, limpia la matriz de las mujeres les<br />

facilita la concepción, pues ayuda a salir al feto.<br />

Machacada y colocada sobre una mordedura calma el<br />

dolor instantáneamente. Mezclada con miel es buena<br />

para la acción cardíaca. Masticando una hoja desaparece<br />

el mal aliento.<br />

El romero hervido con vino sirve para limpiar y<br />

fortalecer las encías y abre el apetito. Mascado y aplicado<br />

sobre una herida la cura. Machacado y colocado sobre la<br />

parte que duele por enfriamiento lo alivia. El romero<br />

macho, mezclado con vino, sirve para curar heridas de<br />

la boca. También la raíz de tomillo cocida, y con vinos<br />

emblanquece y fortalece los dientes hay que hacerlo dos<br />

o tres veces al mes. El tomillo tomado en infusión, abre<br />

el apetito. Cuando una cabra no podía echar la<br />

«segundina» (placenta), se le daba romero con vino<br />

cocido. Esto también se ha llegado a dar a algunas<br />

mujeres en el campo. Es bueno para el asma y la tos.<br />

La ruda ha sido muy empleada. Enjuagándose<br />

con su infusión se quita el dolor de muelas, pero no hay<br />

que tragarla; es excelente para los males de ojo.<br />

Frotándose con ella, aclara la vista y la hace penetrante.<br />

Lavar los ojos con vino blanco cocido con ruda conserva<br />

la vista y la hace penetrante. También es bueno para<br />

curar los ojos, un agua que se hace con hinojo, verbena,<br />

rosa, calidonia y ruda; clarifica la vista. Para curar el mal<br />

de «morreras.» (pupas en el morro) de las cabras, uno de<br />

los remedios era la ruda cocida, su caldo se bate con<br />

miera, vinagre, sal y yodo. Con alguna variación cura el<br />

mal a personas. Favorece la menstruación.<br />

Otra de las plantas muy empleadas, eran las<br />

raíces de malvavisco en general para los resfriados y<br />

afecciones de pecho. Se toma en infusión. También se<br />

hacían jarabes mezclándolo con regaliz, unas hojas de<br />

acacia, un zompo de pino, dátiles e higos. Otra era<br />

mezclando esta planta con rabogato e higos. También la<br />

flor de malva mezclada en cocimiento con higos secos y<br />

regaliz blandea el pecho en los resfriados. La malva en<br />

infusión es buena para el estreñimiento.<br />

La hierbabuena, quita las lombrices tomada su<br />

infusión en ayunas. Su zumo, o bien seca y machacada<br />

se mezclan sus polvos con vino blanco o comerla sola<br />

quita la ponzoña de la picadura del alacrán. Su zumo<br />

tomado con miel, también es muy eficaz contra este mal.<br />

Bebida con zumo de granada agria reprime el vómito y<br />

refrena los flujos coléricos. Puestas sus hojas sobre la<br />

frente mitiga el dolor de cabeza. Enjuagándose con su<br />

zumo quita las asperezas de la lengua.<br />

Otra de las plantas usadas, aunque venenosa, es el<br />

sampedrón. Este se empleaba para curar heridas y para<br />

las inflamaciones, sobre todo de pies; a veces se mezcla<br />

con rabogato.<br />

La leche de hoja de higuera se utiliza para la<br />

picadura del alacrán, una vez sangrada la picadura y<br />

186<br />

lavada con agua fría, se aplica está sobre la herida. Sirve<br />

para quitar las ampollas de los pies. También se ponía<br />

sobre las verrugas una vez pellizcadas y sangradas.<br />

Otra de las plantas para curar verrugas e<br />

impedines era el gamón, restregando sobre éstas el<br />

zumo de sus raíces. También las vainas de las habas,<br />

como ya se apuntó anteriormente eran un buen remedio.<br />

Para los males de estómago, se emplea la<br />

manzanilla de campo y el cantueso. También es bueno el<br />

hinojo para el dolor de vientre. La mata mosquera, cura<br />

la diarrea, también lo hace el «pedo de lobo». Para el<br />

estreñimiento, sobre todo en niños, se utiliza una hoja de<br />

geranio. Como purgante se empleaba la tuera. Para la<br />

indigestión se tomaban purgas de olivarda.<br />

Para curar los males del riñón se utilizaba mucho<br />

la gallúa en infusión. También la caña de oro y el<br />

alicornio y la llamada «rompepiedra» son muy eficaces.<br />

Otra era el «corazón de piedra», por que se criaba entre<br />

estas, también muy empleada para las piedras de hígado<br />

y riñón.<br />

Para curar heridas también se empleaba el brusco,<br />

el árnica, la "hierbaluisa" y también el marrubio, que a<br />

veces llegaba a darse a los animales. Para cortar la<br />

hemorragia se empleaba el líquido de la letrera.<br />

Para abrir el apetito se tomaban infusiones de<br />

«hiel de la tierra».<br />

Para enfermedades bronquiales se empleaba el<br />

famoso «arcacilico de las pulmonías», el agua de cebollas<br />

cocidas, etc. Para la tos, el orégano con azúcar, o el ácido<br />

de tres limones con tres cucharadas de azúcar. Para<br />

curar la «tosferina» se cortaba la hoja de una palera y se<br />

colgaba en una pared. Su destilación caía en un recipiente<br />

y de allí se tomaba.<br />

Para los dolores de la menstruación era muy<br />

empleado el timón real cuyos tallos se ponían en botellas<br />

llenas de anís seco, de la cual se tomaba un vasito. Para<br />

bajar la tensión da buen resultado la inf usió de hojas de<br />

olivera. Para el insomnio al acostarse se toma una infusión<br />

de "hierbaluisa". Para curar las calenturas, la olivarda.<br />

La letrera tomada en ayunas se empleaba para recuperar<br />

la leche del pecho en las lactantes. Como tranquilizante,<br />

la flor de azahar y la manzanilla. Para quitar los granos<br />

se aplicaba sobre éste una hoja de verónica con aceite,<br />

después de haberle quitado la piel de la parte posterior<br />

y hacerle unas incisiones para que suelte la savia.<br />

Dentro de la medicina natural, tienen una especial<br />

importancia el limón, la cebolla y el ajo. Este último ha<br />

sido empleado desde el principio de los tiempos debido<br />

a sus múltiples propiedades curativas muy difícil de<br />

encontrar en cualquier otra planta. Solamente del ajo, se<br />

podrían contar infinidad de anécdotas. Fue muy<br />

apreciado por egipcios, griegos, romanos,... y empleado


en muchas otras etapas de la historia hasta llegar a<br />

nuestros días.<br />

Para terminar, no falta quien dice, y esto suena<br />

más a supersticion que a medicina que el llevar un nabo<br />

en el bolsillo quita los sabañones.<br />

Dejaremos el tema por lo extenso, pues son tantas<br />

las plantas y tantas sus propiedades curativas y<br />

aplicaciones, que es imposible el tratarlas todas. Solo he<br />

hecho un recorrido por algunas de ellas.<br />

Mi agradecimiento a muchas personas, algunas<br />

de ellas ya fallecidas ya que a lo largo de los años me han<br />

informado sobre estos temas que hoy expongo. Entre<br />

ellas a: Lourdes García Ortuño, Ana Díaz Puche, David<br />

Azorín, Josefa Candela, Trinidad Pérez Puche, Damiana,<br />

Rafaela y María, «Las Sastricas» (no recuerdo sus<br />

apellidos), Amelia Bautista Gil y esposo, Antonio Puche<br />

Santa, Antonio Martínez Bautista, Angelita Díaz, y algún<br />

otro que puede haber quedado en olvido. Todos ellos<br />

han contribuido en este estudio para conocer mejor la<br />

tradición de nuestro pueblo..<br />

187<br />

OBRAS CONSULTADAS<br />

- Barcelona Modernista. Cristina y Eduardo Mendoza.<br />

Editorial Planeta Barcelona 1989.<br />

- Brujería (Manual práctico). Juan Blázquez. Penthalón<br />

Ediciones, Madrid 1988.<br />

- Cuando estés enfermo, cúrate por el Crudivorismo. Prof.<br />

Nicolás Capo. Instituto, de Trofoterapia. Barcelona años 50.<br />

1995.<br />

- Diccionario de la Lengua Española. Espasa Calpe, Madrid<br />

- Enciclopedia Visual Salvat (Hombre y Sociedad). Gráficas<br />

Estella S. A. Estella (Navarra) 1979.<br />

- Estudio Didáctico de la fauna y flora de una comarca;<br />

Jumilla y Yecla. Roque Martínez Abellán y Antonio Conesa<br />

Alvarez A. G. Novograf, S. A. Murcia 1985.<br />

- Gran Enciclopedia Médica Sarpe. Ediciones Sarpe.<br />

Madrid. 1978.<br />

- Habla de Yecla, El. Miguel Ortuño Palao. Edición de La<br />

Academia de Alfonso X el Sabio. Murcia 1987.<br />

- Hechicería en la Región de Murcia, La. (Procesos de la<br />

Inquisición de Murcia, 1565-1819). Juan Blázquez. Imprenta<br />

López Prats Yecla, 1984.<br />

-Hierbas que curan. Edmund Chessi. Ultramar Editores.<br />

Barcelona, 1994.<br />

- Inexplicado, Lo. (El mundo de ¡o extraño, insolito y<br />

misterioso). Editorial Delta, 5.A. Barcelona 1982.<br />

- Inquisición y Brujería en la Yecla del siglo X<strong>VIII</strong>. Juan<br />

Blázquez. La Levantina, Yecla, 1984.<br />

- Libro de San Cipriano, El. Max Scholten. Ediciones<br />

Dalmau Sodas. Barcelona, 1990.<br />

- Lunario y Pronóstico Perpétuo. Gerónima Cortés.<br />

Imprenta de Manuel Minueso. Madrid, 1859.<br />

- Más allá de la Ciencia, (Monográfico sobre curanderismo).<br />

Octubre de 1995.<br />

- Mis observaciones étnicas sobre el limón, el ajo y la cebolla.<br />

Nicolás Capo. Instituto de Trofoterapia. Barcelona, 1953.<br />

-Monitor (Enciclopedia Salvat). Salvat, S. A., de Ediciones.<br />

Pamplona, 1971.<br />

-Nuevo Diccionario Médico. Editorial Planeta de Agostini,<br />

S. A. Barcelona, 1988.<br />

-Plantas medicinales. Ediciones Mercurio, S. A., Madrid.<br />

- Plantas para la salud. María Treben.. Tikal Ediciones.<br />

Gerona 1995.<br />

- Santa Cruz de Caravaca La. (Tesoro de oraciones).<br />

Edicomunicación, S.A. Barcelona, 1991.<br />

- Superstición y religión en La Cataluña del Siglo X<strong>VIII</strong>.<br />

Manuel Moreno Alonso. Artículo publicado en Historia 16 N°.<br />

216, abril de 1994.<br />

- Zahora 7. Revista de tradiciones populares<br />

Universidades Populares. Primavera de 1988, Albacete.<br />

- Pueblos de España, Los. Julio Caro Baroja. Impresión<br />

Gráficas Navarra. Navarra (Pamplona) 1984.


SERVICIO MUNICIPAL DE PUBLICACIONES<br />

Excmo. Ayuntamiento de Yecla<br />

Concejalía de Cultura<br />

PUBLICACIONES EN COLABORACION CON OTRAS ENTIDADES P. V. P.<br />

CARPENA CHINCHILLA, Francisco José. Manual básico de Interpretación<br />

ambiental "Coto de Salinas", Yecla. Yecla, 1995 1.500<br />

MATAIX VERDÚ, José. La alimentación en Yecla.<br />

Yecla, 1994 Agotado<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel. Historia de Yecla para escolares.<br />

Yecla, 1985(l a ed.), 1990 (2 a ed.) Agotado<br />

POLO CARRERES, Pilar. Cuentos Yeclanos.<br />

(Ilustraciones a plumilla de José Puche Forte). Yecla, 1986 600<br />

PUCHE FORTE, José. Gentes, Oficios, Costumbres.<br />

Yecla, 1988 Agotado<br />

RUIZ MOLINA, Liborio; AMANTE SÁNCHEZ, Manuel; MUÑOZ LÓPEZ, Francisco.<br />

Guía Museo arqueológico Muncipal "Cayetano de Mergelina" (Yecla - Murcia). Yecla, 1988 800<br />

RUIZ MOLINA, Liborio; RIGUALT BONASTRE, Magdalena.<br />

Catálogo Exposición "Azorín y américa". Yecla, 1992 1.500<br />

RUIZ MOLINA, Liborio. Catálogo Bibliográfico. Biblioteca Pública Municipal de Yecla.<br />

Fondo Antiguo (I), Siglo XIX. Yecla, 1993 1.200<br />

RUIZ MOLINA, Liborio y Otros. Inventario del Archivo Histórico Municipal de Yecla (Murcia)<br />

(1387 -1975). Yecla, 1995 1.000<br />

RUIZ MOLINA, Liborio. Catálogo archivo Histórico de Protocolos Notariales de Yecla.<br />

(Sección Yecla) Volumen I. Reinados de Carlos V y Felipe II (1534-1598). Yecla, 1997 1.500<br />

W. AA. Actas I Jornadas de Historia de Yecla. "Homenaje a D. Cayetano de Mergelina".<br />

Yecla, 1986 Agotado<br />

VV. AA.... Y seguimos parados en una piedra (Poesía).<br />

Yecla, 1988 (1 a ed. agotado), 1989 (2 a ed.) 500<br />

VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 1.<br />

Yecla, 1989 Agotado<br />

189


VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 2.<br />

Yecla, 1990 Agotado<br />

VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 3.<br />

Yecla, 1991 1.200<br />

W. A A. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 4.<br />

Yecla, 1993 1.200<br />

VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 5.<br />

Yecla, 1994 1.200<br />

VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N°6.<br />

Yecla, 1995 1.200<br />

VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 7.<br />

Yecla, <strong>1996</strong> 1.500<br />

PUBLICACIONES DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA<br />

Guía de Lectura Nº 1. Homenaje a Miguel Hernández.<br />

Biblioteca Pública Municipal. Yecla 1992<br />

Guía de Lectura N° 2, Homenaje a José Martínez Ruiz "Azorín".<br />

Biblioteca Pública Municipal. Yecla 1992 Agotado<br />

Guía de Lectura N° 3. Homenaje a Rafael Alberti.<br />

Biblioteca Pública Municipal. Yecla 1993.<br />

Boletín Bibliográfico.<br />

Biblioteca Pública Municipal. (Semestral). Yecla, 1986 -<strong>1996</strong>, n° 1-21.<br />

Catálogo Exposición "Azorín y los libros".<br />

Yecla, 1993 Agotado<br />

Catálogo Exposición "El Padre Lasalde y el Colegio de Escuelas Pías de Yecla". (1857 -1890).<br />

Yecla, 1994.<br />

PUBLICACIONES EN COLABORACION CON OTRAS ENTIDADES P. V. P.<br />

AZORÍN ZAFRILLA, Pura. El Viaje. Colección Hécula. Premio Novela Corta "J. L.<br />

Castillo-Puche. 1995. Yecla, Ayuntamiento / I. E. S. "J. L. Castillo-Puche". 1997 500<br />

BLAZQUEZ MIGUEL, Juan. Yecla en su historia.<br />

Toledo. Ediciones Arcano, 1988 Agotado<br />

CASTILLO-PUCHE, José Luis. El pequeño mundo de Pascualico.<br />

Yecla. Ateneo Literario, 1989 500<br />

190


CASTILLO-PUCHE, José Luis. Con la muerte al hombro.<br />

Edición, Introducción y Notas de Cecilia Belchí Arévalo y María Martínez del Portal.<br />

Yecla Ayuntamiento / Ateneo Literario de Yecla, 1995 1.200<br />

GARCÍA PÉREZ, Eduardo. Gato por liebre. Colección Hécula. Premio Novela Corta "J. L.<br />

Castillo-Puche. <strong>1996</strong>. Yecla, Ayuntamiento / I. E. S. "J. L. Castillo-Puche". 1997 500<br />

HIBER CONTERIS. El breve verano de Nefertiti. Colección Hécula. Premio Novela Corta "J. L.<br />

Castillo-Puche. 1994. Yecla, Ayuntamiento / I. E. S. "J. L. Castillo-Puche". 1997 500<br />

LÓPEZ AZORÍN, Fernando. Yecla y el Padre Carlos Lasalde.<br />

Murcia. Universidad de Murcia - Ayuntamiento de Yecla. 1994 2.000<br />

LÓPEZ SERRANO, Aniceto. Yecla: un ejemplo de socialismo agrario. (1914 -1918).<br />

Yecla. Academia Alfonso X El Sabio, 1989 Agotado<br />

MARTÍNEZ ABELLÁN, Roque y otros. Atlas de las aves del norte de Murcia.<br />

(Jumilla-Murcia) 1989-1993. Yecla, <strong>1996</strong> 5.000<br />

MARTÍNEZ CORBALÁN, Francisco. Violetas del Huerto. (Ed. facsimilar).<br />

Yecla. Ateneo Literario, 1993 1.000<br />

MARTÍNEZ RUIZ, José. "AZORÍN". Fabia Linde y otros cuentos.<br />

Ed. María Martínez del Portal. Yecla. Ateneo Literario, 1992 Agotado<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel. Yecla, día a día. Yecla. Ediciones Dúo, 1991.<br />

Ed. rústica 2.500<br />

Ed. Lujo 3.500<br />

ORTUÑO PALAO, Miguel; MUÑOZ MUÑOZ, Ester. Bibliografía sobre Yecla.<br />

Yecla, Ayuntamiento / Academia Alfonso X El Sabio, 1997 1.500<br />

RUIZ MOLINA, Liborio. Testamento, muerte y religiosidad en la Yecla del siglo XVI.<br />

Yecla. Ayuntamiento / Academia Alfonso X El Sabio, 1995 1.000<br />

VV. AA. Revista Literaria "Monte Arabí".<br />

Yecla. Ateneo Literario, 1986-1997. N°. 1 - 24 (Agotados n° 1, 2, 3, 5, 7) 500<br />

Para formalizar pedidos:<br />

CASA MUNICIPAL DE CULTURA<br />

C/ España, 37 - Tel. (968) 79 18 99<br />

30510 YECLA (Murcia)<br />

191

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!