Yakka. Año VIII. Número 7 (1996) - Bibliotecas Públicas
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MONOGRÁFICO DE ETNOGRAFÍA<br />
EXCMO. AYUNTAMIENTO DE YECLA<br />
Servicio Municipal de Publicaciones
Coordinación edición: Liborio Ruiz Molina<br />
Fotografía portada: Ramiro Soria no<br />
Encuademación: Torrecillas - Almansa<br />
Impresión: Yecla-Grafic, s. 1.<br />
Edita: Excmo. Ayuntamiento de Yecla. Servicio Municipal de Publicaciones<br />
Depósito Legal: MU-952-1989<br />
I.S.S.N.: 1130-3581
I. CANTOS, BAILES Y FIESTAS POPULARES.<br />
ÍNDICE<br />
Monográfico Etnografía<br />
El ciclo festivo en Castilla-La Mancha 9<br />
Consolación González Casarrubias<br />
Cantos ocasionales, bailes populares y bailes de cuentas<br />
en la cultura tradicional valenciana 19<br />
Fermín Pardo Pardo<br />
El Folklore en la Región Murciana 27<br />
Salvador Martínez Nicolás<br />
II. RELIGIOSIDAD POPULAR<br />
Las danzas populares en la Fiesta del Corpus Chisti de Valencia,<br />
desde sus orígenes hasta el siglo XX 53<br />
Caries Pitarch Alfonso<br />
Los exvotos pintados en el campo de Requena-Utiel 65<br />
Fermín Pardo Pardo y José A. Jesús-María<br />
Los auroros en la Región de Murcia 69<br />
Salvador Martínez García<br />
La Religiosidad Popular 75<br />
Eduardo del Arco<br />
La devoción popular en Yecla 83<br />
Francisco Javier Delicado Martínez<br />
III. MITOS, HÉROES Y LEYENDAS<br />
Algunas reflexiones sobre el héroe 131<br />
Francisco J. Flores Arroyuelo<br />
Leyendas de la tradición oral en el campo de Requena-Utiel 139<br />
Fermín Pardo Pardo<br />
Leyendas murcianas 149<br />
Salvador Martínez Nicolás<br />
IV. MEDICINA POPULAR<br />
El curandero, personaje y arquetipo 159<br />
Francisco J. Flores Arroyuelo<br />
Superstición y medicina popular 165<br />
Salvador Martínez Nicolás<br />
El mundo vegetal en la tradición del Noroeste de Murcia (Comarca del Altiplano) 173<br />
Emilio Blanco Castro y Ginés Muñoz Verdú<br />
Apuntes y curiosidades sobre superstición y medicina popular en Yecla 179<br />
José Puche Forte
I. CANTOS, BAILES Y<br />
FIESTAS POPULARES
EL CICLO FESTIVO EN CASTILLA - LA MANCHA.<br />
Actualmente a la fiesta se le está dedicando un<br />
gran interés, por parte de los antropólogos y estudiosos<br />
en general, de nuestra cultura tradicional. Prueba de este<br />
interés, es el encontrarnos aquí en Yecla, en estas jornadas<br />
dedicadas al estudio y conocimiento de la cultura<br />
tradicional, a las que he sido invitada a participar, por<br />
lo que les manifiesto mi agradecimiento a los organizadores.<br />
Así pues, resultaría interminable enumerar los<br />
investigadores que han estudiado y analizado el mundo<br />
festivo desde distintos puntos de vista. No obstante<br />
mencionaremos algunos de los pioneros, que ya en la<br />
primera mitad de nuestro siglo comenzaron a interesarse<br />
por este tema. Me estoy refiriendo a don Luis de<br />
Hoyos Sainz, quien en su Manual de Folklore ya señalaba<br />
que «el estudio de las fiestas populares resulta de<br />
gran interés y este nace de confluir en ellas no solo todas<br />
las artes populares, sino la mayoría de las actividades<br />
sociales y económicas de un pueblo».<br />
Algunos años más tarde don Julio Caro<br />
Baroja,también se detiene a analizar estas manifestaciones,<br />
dejándolas perfectamente contextualizadas y analizadas<br />
en numerosas publicaciones. Entre ellas podemos<br />
destacar los tres libros titulados El Carnaval, donde<br />
recoge todo el ciclo festivo de invierno, La Estación<br />
de Amor, en que analiza el ciclo primaveral y finalmente<br />
El Estío Festivo donde se documentan las festividades<br />
de verano y otoño.<br />
Otros antropólogos, entre los que podemos mencionar<br />
a Carmelo Lisón, Honorio Velasco, Joan Prats,<br />
Demetrio Brisset, Salvador Rodríguez Becerra...han continuado<br />
investigando sobre este tema y utilizando distintos<br />
métodos de trabajo,siendo un denominador común<br />
el empleo de los cuestionarios, como gran ayuda<br />
en los trabajos de campo.<br />
Centrándonos en el entorno festivo, todos sabemos<br />
que la celebración de una fiesta siempre ha constituido<br />
un momento importante en la vida del hombre<br />
desde la más remota antigüedad.<br />
Consolación González Casarrubios<br />
9<br />
Genéricamente se ha considerado como un período<br />
de descanso, una ruptura en la realización de los<br />
trabajos cotidianos y un momento extraordinario que<br />
rompe la monotonía de la vida cotidiana.<br />
Pero la fiesta no supone un período de inactividad,<br />
sino de actividad diferente, según afirman algunos<br />
antropólogos, en que una serie de rituales se suceden.<br />
El hombre durante los días festivos cambia de comportamiento,<br />
dedica su tiempo a otras actividades, por<br />
ejemplo en el transcurso de las fiestas religiosas a honrar<br />
de una manera especial a los santos de su mayor<br />
devoción o a sus patronos, a ellos les pide ayuda y a la<br />
vez les da gracias por los favores recibidos, siendo este<br />
el momento de cumplir las promesas realizadas durante<br />
el año.<br />
En cuanto a las celebraciones religiosas hay que<br />
señalar que en España son la mayoría, a diferencia de<br />
otros países en que estas suponen un número muy reducido.<br />
Esta religiosidad, a pesar del paulatino decaimiento<br />
que se está produciendo en las últimas décadas<br />
y al no considerarse ya el estado español oficialmente<br />
católico, podemos señalar que se mantiene viva. La llamada<br />
religiosidad popular supone un condicionante<br />
muy importante en la vida de nuestras gentes y es fácil<br />
apreciar como personas, especialmente en núcleos rurales,<br />
que habitualmente no son practicantes al llegar el<br />
día del santo patrón no faltan a la misa y participan en<br />
todos los actos religiosos que tienen lugar esos días.<br />
Con motivo de otras celebraciones de marcado<br />
carácter pagano por ejemplo el Carnaval, el hombre se<br />
manifiesta u ofrece un comportamiento de liberación<br />
ante la represión sufrida en determinados momentos,<br />
en que esas actitudes serían censuradas.<br />
Pero a la hora de abordar el estudio del mundo<br />
festivo, bajo un punto de vista científico y serio, diversos<br />
condicionantes y elementos hay que analizar para<br />
no quedarnos en la mera descripción.<br />
Partiendo de estos conceptos es muy importante
el no descontextualizar la fiesta, es decir, el tener en cuenta<br />
desde sus posibles orígenes, hasta las circunstancias<br />
que han contribuido a mantenerla, todo ese contexto en<br />
el que se desenvuelve, si aislamos los elementos estos<br />
quedarán vacios.<br />
Actualmente en España se mantiene un importante<br />
número de fiestas, si bien en épocas pasadas este<br />
era mayor. Una primera reducción en el calendario festivo<br />
se produjo a mediados del siglo XVII y una segunda<br />
ya en este siglo, concretamente en 1911. A partir de<br />
esta fecha se ha producido una paulatina desaparición<br />
de celebraciones motivada por diferentes causas tales<br />
como:<br />
-Cambios de vida. Por ejemplo la industrialización<br />
de la agricultura, ha supuesto que se olvide a San Antonio<br />
Abad,conocido vulgarmente por San Antón, pues<br />
los agricultores no recurren a él en solicitud de protección<br />
para sus animales. Estos han desaparecido al ser<br />
sustituidos por las máquinas.<br />
-Emigración. Especialmente de gente joven,que se ha<br />
visto obligada a salir en busca de trabajo. Este grupo<br />
social, que en numerosas ocasiones es el protagonista,al<br />
desaparecer, lleva consigo la supresión de la fiesta. En<br />
otros casos esta emigración se extiende a una buena parte<br />
de la población, lo cual supone la desaparición de otras<br />
celebraciones o el cambio de fecha, con el fin de poder<br />
asistir. Este cambio se constata especialmente en las fiestas<br />
patronales.<br />
-Motivos políticos. Por ejemplo, el Carnaval en la<br />
postguerra fué suprimido y actualmente, con la llegada<br />
de la democracia ha sido la celebración que más auge e<br />
importancia esta teniendo por parte de las autoridades<br />
políticas.<br />
A la vez que hemos mencionado unas causas que<br />
han contribuido a la desaparición de un determinado<br />
tipo de celebraciones, hay que señalar como otros motivos<br />
muy diferentes son los que han contribuido a la creación<br />
y continuidad de toda fiesta en general. Tales motivos<br />
son por ejemplo la creación de nuevos patronos,<br />
otras promovidas por los cambios políticos como por<br />
ejemplo el día de la Comunidad Autónoma a la que se<br />
pertenece...<br />
Con el fin de poder encajarlas y estructurarlas<br />
adecuadamente, se puede establecer una división teniendo<br />
en cuenta principalmente las causas que las motivaron<br />
y el período estacional en que se desarrollan. Así<br />
pues encontramos que el origen de estas celebraciones<br />
puede ser:<br />
Religioso. Son las más abundantes, ya que en<br />
numerosas ocasiones la iglesia ha cristianizado ritos<br />
paganos. Dentro de estas celebraciones hay que distinguir<br />
las consideradas como universales, que se celebran<br />
en todo el orbe cristiano. Regionales, comarcales o locales,<br />
las que se celebran únicamente en una región, comarca<br />
o localidad. En este segundo apartado se conmemora<br />
a un determinado santo que una ciudad o pueblo<br />
puede tener como patrón o simplemente por gozar de<br />
10<br />
gran devoción en ese núcleo. El honrar a ese determinado<br />
santo se hace por dos motivos principalmente:como<br />
acción de gracias por algún favor concedido a toda la<br />
comunidad, como puede ser el haberles librado de alguna<br />
epidemia o peste a toda la población, o por una<br />
petición de protección al santo.<br />
Histórico, conmemorando un hecho acaecido en<br />
ese lugar como puede ser el triunfo en una batalla etc.<br />
Mítico, son las de tradición desconocida.<br />
Gremiales, las que incumben a un determinado<br />
grupo, en relación con su oficio.<br />
Derivadas de los ritos de paso, como son las de<br />
quintos, que solo afectan a los mozos que van a cumplir<br />
el servicio militar. Las de casadas que honran a la Candelaria<br />
o a Santa Águeda.<br />
Todas estas celebraciones se van sucediendo a lo largo<br />
del año por lo que para hacer una descripción y señalar<br />
las características de cada una de ellas lo haremos<br />
siguiendo el año natural o los distintos ciclos estacionales<br />
que en el se van sucediendo.<br />
Tanto unas celebraciones como otras requieren una<br />
preparación y organización que corresponderá a distintas<br />
personas y entidades. Estas frecuentemente son:<br />
-Ayuntamiento o corporación municipal. En los últimos<br />
años se ha producido un incremento en la organización<br />
por parte de las autoridades civiles, creando incluso<br />
nuevos elementos para dar una mayor suntuosidad<br />
a estas celebraciones, especialmente con motivo de<br />
las patronales, en las que más han participado.<br />
-Cofradía o Hermandad.<br />
-Personas particulares en cumplimiento de algún ritual<br />
o acto que les atañe directamente o bien por un<br />
ofrecimiento a un determinado santo o por su estado<br />
dentro de la comunidad, cumpliendo un ritual concreto.<br />
Pero centrémonos en el panorama festivo de Castilla<br />
- La Mancha y especialmente en la provincia de Albacete,<br />
por las similitudes que nos ofrece con su vecina Murcia,<br />
pues no hay que olvidar la unidad histórica y cultural<br />
que ha mantenido con esta provincia y que indudablemente<br />
se manifiesta en sus celebraciones. (Si bien quiero<br />
aclarar que sobre esta provincia no he tenido ocasión<br />
de investigar a fondo. Por ello solamente cuento con<br />
datos muy generales, pues desgraciadamente sobre<br />
Murcia no se ha realizado un estudio profundo, que<br />
globalice a todo su territorio).<br />
Dicho panorama, se nos presenta rico y variado a<br />
lo largo del año, especialmente en los períodos primaveral<br />
y estival. Es en ellos en los que con más asiduidad<br />
se celebran las llamadas fiestas mayores o patronales<br />
de cada localidad y algunas de las instituidas como obligatorias<br />
por la iglesia con participación total de la comunidad.<br />
Tales son la Semana Santa y el Corpus que<br />
gozan de carácter universal.<br />
Este tipo de celebraciones contrasta con las lla-
madas menores, más abundantes en el ciclo invernal.<br />
En ellas la participación de la comunidad suele ser más<br />
restringida, incluso en ocasiones únicamente incumbe<br />
a cierto número de personas en relación bien con su economía,<br />
caso de las de pescadores, agricultores, pastores<br />
etc. o derivadas de los llamados ritos de paso como son<br />
las de mozos, casadas etc.<br />
Por último y siguiendo ese ritmo estacional el otoño<br />
es el período más pobre en cuanto a celebraciones vigentes<br />
se refiere, pero sin olvidar que dentro del mundo<br />
de los rituales y de las costumbres aparecían muchas<br />
de ellas vinculadas con los trabajos agrícolas y que<br />
hoy han desaparecido.<br />
Vamos a tratar de señalar las características más<br />
generales, que se repiten en nuestras fiestas, omitiendo<br />
las poblaciones donde tienen lugar, pues ello supondría<br />
un listado, que no es nuestra intención el enumerar. Únicamente<br />
las nombraremos en aquellos lugares donde<br />
se produzca un ritual muy particular.<br />
INVIERNO<br />
Este período, caracterizado por una serie de ritos<br />
ancestrales, es el que ha sufrido una mayor pérdida por<br />
diferentes motivos, entre los que destaca la emigración,<br />
que ha supuesto un traslado de fechas para las patronales<br />
especialmente.<br />
No obstante contamos con una fecha clave la Navidad,<br />
fiesta universal y en la que una serie de actos externos<br />
se nos muestran, unos profanos como es la cuestación<br />
o aguinaldos que los niños van pidiendo por las<br />
casas.<br />
Otras manifestaciones religiosas, propias de numerosos<br />
pueblos albacetenses son las misas de gozos.<br />
Estas tienen lugar la semana anterior a la Navidad y se<br />
celebran al amanecer. Este ritual se puede dar por desconocido<br />
en el resto de la región castellano-manchega.<br />
Como manifestaciones externas y ornamentación de<br />
los hogares no falta la tradicional instalación de los nacimientos<br />
a base de figurillas de barro, destacando entre<br />
otros focos Murcia por su producción. Pero el recordar<br />
el nacimiento de Cristo no se limita a la instalación<br />
de estos nacimientos medíante figurillas de barro e incluso<br />
con personas humanas. Estos nacimientos vivientes<br />
están proliferando en nuestros pueblos especialmente<br />
encarnados por la población infantil y promovidos por<br />
el sacerdote o los maestros.<br />
Vinculados con estas representaciones vivientes y de<br />
una mayor antigüedad son los Autos de Navidad, que<br />
tan comunes fueron en tiempos pasados. Desgraciadamente<br />
y con el paso del tiempo han ido desapareciendo,<br />
conservándose muy pocos ejemplos de ellos. Concretamente<br />
en Marjaliza (To) y en Valdeganga (Alb).<br />
También muestras de teatro popular son los Autos de<br />
11<br />
Reyes de los que solamente en Albacete se conservan o<br />
se han perdido recientemente como en Salobre, Paterna<br />
del Madera o Víanos donde se mantiene.<br />
Referente a estas muestras de teatro religioso, de las<br />
que como hemos señalado quedan pocos ejemplos en la<br />
región castellano-manchega, hay que señalar como la<br />
vecina Murcia cuenta con varios ejemplos siendo una<br />
de las que conservan un número mayor, dentro del panorama<br />
español. Exactamente se representan varios<br />
Autos de Reyes, que se han dado en pequeños núcleos<br />
a diferencia de las grandes ciudades donde han sido<br />
raras este tipo de manifestaciones. Entre las más conocidas<br />
se encuentra la de Aledo. Si bien no se ha realizado<br />
una investigación en profundidad, sí existe un estudio<br />
de carácter divulgativo, de Juan González Castaño<br />
en «El Auto religioso en España», publicado por la<br />
C.A.M. en 1991. Aquí aparecen este tipo de representaciones<br />
en Alberca de las Torres, Aledo, Cabezo de Torres,<br />
Churra, El Berro (Alhama de Murcia), Mula y<br />
Patiño.<br />
Los actores de tales representaciones son los propios<br />
vecinos que voluntariamente se ofrecen a encarnar<br />
a esos personajes de la vida de Cristo. Se trata de sencillas<br />
representaciones, con escenarios improvisados en<br />
distintos puntos estratégicos de la población o en espacios<br />
cerrados.<br />
En este período navideño son muy frecuentes las<br />
apariciones de Cofradías de Animas, que recorren las<br />
diferentes calles con finalidad petitoria pues van realizando<br />
cuestaciones por las distintas calles del pueblo.<br />
Estas salidas de animeros han sido muy tradicionales<br />
en Albacete, son exclusivamente masculinas y están<br />
constituidas por grupos de hombres que acompañados<br />
de algún instrumento musical recorren las distintas calles.<br />
Estos grupos los podríamos relacionar con los famosos<br />
Auroros de Murcia y con los de diversos pueblos<br />
albacetenses entre los que podemos destacar Peñas de<br />
San Pedro. Si bien la fecha en que hacen su aparición es<br />
distinta pues estos lo han hecho con anterioridad, en el<br />
mes de octubre. Pero el carácter religioso, la participación<br />
masculina y en definitiva ese espíritu corporativo<br />
es común en ellas.<br />
Durante el mes de enero aparecen varios santos muy<br />
festejados en nuestra región, son San Antón, San<br />
Sebastian, San Blas, La Candelaria y Santa Águeda ya<br />
en los primeros días de febrero.<br />
La primera que acontece es la de San Antonio Abad,<br />
conocido vulgarmente como San Antón, que ha sido<br />
considerado como patrón de los animales de trabajo.<br />
De aquí el que en zonas eminentemente agrícolas, como<br />
es Castilla - La Mancha haya gozado de un gran culto.<br />
En la actualidad esta fiesta casi ha caido en el olvido<br />
debido a la paulatina desaparición de los animales en el
medio rural. Entre los rituales no faltaban las vueltas en<br />
número de 3 o 9 alrededor de la ermita del santo con los<br />
animales, la elaboración de panecillos que una vez benditos<br />
ingieren los animales para no contraer enfermedades.<br />
Pero frente a la paulatina desaparición de esta celebración,<br />
al no sentir el hombre la necesidad de implorar<br />
a este santo al no tener animales a los que proteger ha<br />
aumentado la devoción a San Isidro, santo madrileño al<br />
que los agricultores rinden culto y le llevan a bendecir<br />
sus campos.<br />
Durante estas fiestas invernales es frecuente la<br />
aparición de hogueras con un carácter purificador y<br />
profiláctico asi como distintos personajes con cencerros<br />
colgados a la cintura, cuyo ruido es ahuyentador de<br />
malos espíritus.<br />
Unos días después la iglesia festeja a San Sebastián,<br />
que al ser un santo soldado que murió asaetado, los<br />
mozos que se encuentran en edad de cumplir el servicio<br />
militar son los protagonistas de esta fiesta, vistiendo<br />
de forma estrafalaria. La aparición de los «quintos»<br />
o mozos que están cumpliendo el servicio militar, hace<br />
que esta celebración se encuentre emparentada con las<br />
denominadas «de ritos de paso». Asi lo hacen en Malpica<br />
de Tajo (To) los quintos y todos los mozos que lo desean<br />
aparecen vestidos de «morraches», siendo los quintos<br />
los únicos que pueden ir alrededor del Santo, en la procesión,<br />
como deferencia.<br />
Otros personajes como los «botargas» en Guadalajara,<br />
aparecen en estas fechas. Son en definitiva mascaras<br />
fustigadoras que persiguen a la gente, de origen desconocido<br />
ya que unos autores lo entroncan con figuras<br />
aparecidas en épocas romanas durante las celebraciones<br />
de las Lupercalia, otros lo consideran del período<br />
medieval, pero sea cual fuere, lo cierto es que aparecen<br />
en distintos puntos de nuestra geografía, recibiendo distintas<br />
denominaciones, según las zonas, pero cumpliendo<br />
unos rituales muy similares.<br />
Nada más comenzar el mes de febrero se suceden<br />
otras festividades emparentadas con el mundo femenino<br />
como son las de La Candelaria y Santa Águeda. En<br />
ambas las mujeres casadas especialmente con hijos<br />
lactantes son las protagonistas conmemorando la Presentación<br />
de Jesús al templo y también por ser Santa<br />
Águeda una santa a la que cortaron los pechos.<br />
Este día se suceden procesiones a las que acuden las<br />
madres con sus hijos en brazos a ofrecérselos a la Virgen<br />
y como presente entregan dos palomas y una torta,<br />
en recuerdo de los que llevaba la Virgen al templo el día<br />
de la Presentación.<br />
De estas dos celebraciones se encuentra muy arraigada<br />
la Candelaria en toda España, y por supuesto en<br />
nuestra región mientras que a Santa Águeda se la honra<br />
12<br />
más en tierras de Castilla y León, no obstante contamos<br />
con algunos ejemplos en la provincia de Guadalajara.<br />
Entre ambas celebraciones eminentemente femeninas<br />
aparece San Blas, que al ser tenido por patrón contra<br />
las enfermedades de garganta en muchos pueblos<br />
se hace algún pan especial que se bendice. Todos los<br />
presentes a la ceremonia incluso los ausentes, a los que<br />
sus familiares se los guardan, lo comen con el fin de<br />
evitar esta enfermedad. El ingerir estos panes benditos<br />
en unos casos tiene un sentido preventivo, es decir, para<br />
no contraer la enfermedad y en otros, se come cuando<br />
se ha contraído para librarse de ella. Elementos como<br />
cintas, cordones y gargantas de cera aparecen en numerosos<br />
pueblos, colgadas del cuello de las personas, especialmente<br />
de los niños, con la misma finalidad, la de<br />
preservar de males la garganta medíante ritos de magia<br />
de contacto. Una mayor originalidad tienen las gargantas<br />
de plumas, que llevan los niños en la capital<br />
murciana.<br />
Frente a lo generalizada que se encuentra la costumbre<br />
de ingerir panes para no contraer la enfermedad en<br />
algún pueblo albacetense en lugar de constituir un rito<br />
preventivo se hace como acción de gracias, por ejemplo<br />
en Alcalá del Jucar los niños acompañados de sus madres<br />
llevan unas elaboradas «tortadas» o «toñas» como<br />
acción de gracias por haberles librado el santo del mal.<br />
Pero en ocasiones el agradecimiento es tal que se hace<br />
con carácter perpetuo, así al no haber niños en la casa es<br />
un familiar el que cumple el voto.<br />
En algunas poblaciones estos panes se colocan<br />
configurando una especie de pirámide para ser transportados<br />
en andas, como sucede en Yecla (Mu), donde<br />
también el resto de los devotos, que lo desean los llevan,<br />
de menores proporciones y con pequeñas figurillas<br />
pinchadas, durante el recorrido de la procesión.<br />
Entre las poblaciones castellano-manchegas que<br />
honran especialmente a este santo destaca Almonacid<br />
del Marquesado (Cu) donde a pesar de no ser estas fiestas<br />
patronales en casi ninguna población, aqui si se le<br />
honra como patrón. Aparecen unos personajes grotescos,<br />
los diablos que acompañan al santo en sus salidas<br />
por la población.<br />
Pero entre las celebraciones de este período el Carnaval<br />
ha constituido una fiesta móvil pues tiene lugar<br />
a lo largo del mes de febrero, por ser fiesta movible al<br />
estar ligada a la Semana Santa. Esta fiesta eminentemente<br />
pagana esta muy vinculada con la religión cristiana.<br />
Dicha celebración en España sufrió un deterioro tras la<br />
guerra civil al ser prohibida por motivos políticos. Pero<br />
a pesar de tal prohibición numerosas poblaciones continuaron<br />
celebrándola de forma solapada,<br />
Actualmente esta fiesta ha sido resucitada en numerosos<br />
lugares, al experimentarse un cambio político, o<br />
lo que es igual el fin de la dictadura. Así por motivos
políticos llego casi a perderse y actualmente está alentada,<br />
promocionada y patrocinada por los políticos, tanto<br />
en las grandes ciudades como en los pequeños núcleos.<br />
Referente a las características del Carnaval, no considero<br />
necesario el enumerarlas, pues creo son conocidas<br />
de todos. Así pues únicamente nos centraremos en las<br />
que con más asiduidad se repiten en nuestra región.<br />
Pero antes vamos a especificar el tiempo que se<br />
considera de Carnaval. Este varía en cuanto a su duración<br />
ya que para unos antropólogos comienza a partir<br />
de Navidad, para otros desde San Antón y por último,<br />
para los más, únicamente los tres días anteriores al<br />
Miércoles de Ceniza o inicio de la Cuaresma.<br />
Entre las características de esta fiesta una de las más<br />
usuales es el desenfreno y abusos que están permitidos<br />
estos días, a diferencia del resto del año en que son prohibidos.<br />
También la aparición de máscaras generalmente<br />
con inversión de sexos, tratando de no ser identificadas,<br />
lo cual da una libertad inalcanzable el resto del año.<br />
Frente a estas máscaras anónimas aparecen otras identificadas<br />
con originales nombres como es el caso del<br />
«Perlé», personaje que aparece en Herencia (C.R.), o el<br />
llamado «tio del Al-higui al-higui con la mano no con<br />
la boca si». Dicho personaje que aparecía en pueblos de<br />
Albacete llevaba un palo con un higo colgando de una<br />
cuerda el cual iba en constante movimiento y la<br />
chiquillería le seguía tratando de arrebatárselo con la<br />
boca. Pero estos personajes en unos casos, como los señalados<br />
anteriormente aparecen en solitario mientras<br />
que en otros este disfraz acoge a grupos de jóvenes.<br />
En cuanto a la aparición de grupos en La Mancha<br />
han sido muy frecuentes las «murgas» o «charangas»,<br />
que han recorrido las calles entonando canciones grotescas.<br />
Tales murgas fueron nuy populares en numerosos<br />
pueblos de Ciudad Real y especialmente de Albacete,<br />
perdiéndose muchas de ellas en la postguerra y<br />
reanudándose en la actualidad. Pero en cuanto al estrato<br />
social que las componía hay que señalar que eran los<br />
más bajos mientras que los estratos altos no participaban<br />
en ellos sino que lo hacían en cabalgatas, bailes cerrados<br />
en casinos. Esta división social en cuanto a la<br />
participación en los distintos rituales actualmente se ha<br />
unificado mucho más en los ambientes rurales, teniendo<br />
opción a entrar en cualquier local y por supuesto a<br />
participar en los actos sea del estrato social que sea. En<br />
estos grupos también hay que señalar como ha variado<br />
la participación de la mujer a la que habitualmente le<br />
ha estado prohibido el hacerlo directamente en una serie<br />
de rituales y que actualmente se han roto estas barreras.<br />
Distintas bromas como el arrojar harina, salvado,<br />
agua etc. a cualquier viandante que se encuentre por<br />
la calle, el hacer sonar cencerros que los mozos llevan<br />
colgados a la espalda. El quemar estopas, mantear y<br />
13<br />
juzgar a muñecos que encarnan a personajes significativos<br />
en la vida política o simplemente cargados de una<br />
tradición como es el caso del llamado «Faccioso» en Ciudad<br />
Real, el «Periboto» en Letuz (Alb) o «Miercol» en<br />
Lezuza (Alb) Todas estos rituales se repiten con frecuencia<br />
en nuestra región.<br />
El correr los gallos y darles muerte de diferentes formas<br />
como símbolo de animal lascivo y vicioso ha sido<br />
otro de los elementos propios de Carnaval, si bien en la<br />
actualidad este ritual ha desaparecido en parte por las<br />
presiones de la Sociedad Protectora de Animales al considerarlo<br />
un acto cruel y salvaje. Pero frente a estos actos<br />
profanos propios del Carnaval encontramos otros<br />
de marcado carácter religioso como son las Cofradías<br />
de Animas, Ofertorios y Soldadescas. Estas últimas, con<br />
ciertas reminiscencias de tipo militar. Aparecen en diversas<br />
localidades de La Mancha, que ya las vimos con<br />
anterioridad en Navidad. En ellas grupos de hombres y<br />
mujeres piden donativos durante estos días de carnaval<br />
para sufragios por las benditas ánimas del purgatorio.<br />
Cofradías que en algunos pueblos albacetenses se<br />
adelantaron a salir en Navidad.<br />
Dichas cofradías comienzan a hacer sus<br />
cuestaciones nada más terminar la Navidad, la causa<br />
de que salgan en esas fechas se debe a que ahora las<br />
almas de los difuntos andan errantes y no es beneficioso<br />
el que bajen a la tierra en esta época. Por esto se hacen<br />
sufragios y otras prácticas para evitarlo.<br />
Como fin del Carnaval se lleva a cabo el Entierro de<br />
la Sardina, supone la culminación al desenfreno y para<br />
enterrar todos los abusos cometidos estos días y prepararse<br />
a la Cuaresma o época de penitencia.<br />
Para combatir esta época de penitencia y como colofón<br />
de los días carnavalescos en los pueblos de Albacete<br />
ha sido muy tradicional el llamar a la noche del martes<br />
de Carnaval San Reventón por los excesos<br />
gastronómicos que esa noche se hacían. Denominación<br />
que según tengo entendido también se utiliza en Murcia.<br />
Durante el período de Cuaresma los actos lúdicos se<br />
pueden considerar inexistentes, únicamente algunos rituales<br />
de marcado carácter religioso se producen en estas<br />
fechas al ser ésta una época de penitencia. Solamente<br />
y para soportar este período de ayuno y sacrificio se<br />
celebraba una fiesta a la mitad de la Cuaresma, siendo<br />
este un día de asueto y descanso para continuar de nuevo<br />
con la época de penitencia.<br />
PRIMAVERA<br />
Al igual que la Navidad es considerada como fiesta<br />
universal, sucede con la Semana Santa al conmemorarse<br />
la Pasión y Muerte de Cristo.
La forma de manifestar ese dolor es el reflejo del<br />
carácter de cada pueblo como lo demuestra la sobriedad<br />
y seriedad con que se representa en Castilla, frente<br />
a la alegría y colorido de que goza la Semana Santa en<br />
Levante y Andalucía.<br />
Un denominador común une estas celebraciones<br />
en toda España y son esos desfiles procesionales que se<br />
repiten con sus características propias de cada lugar que<br />
les dan una gran personalidad como es el caso de<br />
Aragón, concretamente en Teruel con Alcañiz, Calanda<br />
e Hijar. Albacete con Tobarra y Hellin y Murcia con<br />
Moratalla y Mula, constituyendo la llamada ruta del<br />
tambor.<br />
En cuanto a los orígenes de estas tamborradas,<br />
por encontrar quien tiene la primacía hay diversas versiones,<br />
siendo la más generalizada la que considera este<br />
ritual como característico del reino de Aragón, antes de<br />
su unión con Castilla en tiempos de los Reyes Católicos<br />
por lo que gentes aragonesas, repobladores que llegaron<br />
e estas tierras castellanas, lo trajeron. Estos hombres<br />
se pasan tocando el tambor horas y horas hasta llegar<br />
a ensangrentarse las manos.<br />
Teniendo en cuenta las afirmaciones de Hoyos<br />
Sainz sobre las manifestaciones de las artes populares<br />
en las fiestas, aquí encontramos un caso patente pues la<br />
fabricación de los tambores y bombos es local ya que en<br />
cada uno de estos lugares hay artesanos especializados<br />
en su realización. También como manifestaciones del<br />
arte popular hay que señalar los impresionantes bordados<br />
que lucen los personajes al igual que los mantos de<br />
las vírgenes en los singulares desfiles bíblicos que tienen<br />
lugar en Lorca o en Cartagena (Mu).<br />
Junto a estos desfiles procesionales es frecuente el<br />
representar la Pasión de Cristo por los propios vecinos<br />
de la localidad, que al igual que veíamos en los Nacimientos<br />
vivientes y en los Autos de Reyes, con motivo<br />
de la Navidad, durante esos días se convierten en actores.<br />
Estas representaciones de la Pasión han sido muy<br />
características en Cataluña pero al igual que acontece<br />
con los "nacimientos vivientes", anteriormente citados,<br />
sucede con las "pasiones" que se están creando en numerosos<br />
pueblos donde nunca se han representado.<br />
En nuestra región podemos destacar las<br />
escenificaciones conocidas como Prendimientos que tienen<br />
lugar por ejemplo en Albatana, Fuentealamo, Pozo<br />
Cañada, todas ellas en Albacete y en Ciudad Real aparecen<br />
en Granátula de Calatrava, Aldea del Rey y Calzada<br />
de Calatrava, pueblos cercanos unos de otros.<br />
Ejemplos de estas representaciones tampoco faltan em<br />
pueblos murcianos como Albudeite, Cartagena, Aledo,<br />
San Javier.<br />
La representación de la Pasión de Cristo también se realiza<br />
medíante imágenes articuladas llamadas Descendimientos.<br />
14<br />
Como colofón a la Semana Santa, el Domingo de Resurrección<br />
se quema a Judas, elemento este carnavalesco,<br />
que la iglesia ha cristianizado representando al apóstol<br />
traidor que vendió a Cristo y por traidor es quemado<br />
en las llamas, ritual este muy común en numerosos pueblos<br />
castellano-manchegos y en los murcianos. Este día<br />
no falta la procesión del Encuentro entre Cristo y la Virgen<br />
así como el salir al campo a comer el hornazo,con<br />
un huevo en la parte superior como símbolo de vida,<br />
conmemorando la resurrección de Cristo. Pero esta costumbre<br />
se adelanta en algunos pueblos albacetenses<br />
donde ya lo han realizado en los días de carnaval.<br />
Con la llegada del mes de mayo acontecen una<br />
serie de ritos ligados a la vegetación y a su regeneración.<br />
Todos se plasman en una serie de actos que encarnan<br />
a la vegetación y se representan de diferentes formas<br />
según las regiones. En Castilla - La Mancha los más<br />
habituales son conocidos vulgarmente como «mayos».<br />
Ritos eminentemente paganos relacionados con la vegetación<br />
y el amor que la iglesia ha cristianizado. Pero<br />
la palabra mayo puede presentar numerosas acepciones<br />
como son:<br />
-Plantar el árbol - mayo.<br />
-Colocar enramadas en las ventanas de las mozas<br />
casaderas.<br />
-Emparejar al mozo mayo con la moza maya o lo<br />
que es igual efectuar matrimonios ficticios entre mayos<br />
y mayas.<br />
-Elegir a la maya.<br />
-Cantar canciones denominadas mayos.<br />
Todas estas costumbres se repiten en puntos muy<br />
distantes no solo de nuestra geografía española sino de<br />
otros lugares europeos. Las que se conservan más extendidas<br />
actualmente son los cantos de los mayos, son<br />
estas canciones amorosas que los mozos entonan a las<br />
ventanas de sus enamoradas. Este tipo de canciones de<br />
amor la iglesia las cristianizó dando culto a la Virgen<br />
Maria, por lo que el primero de los mayos se le canta a<br />
la Virgen y el resto a las mozas.<br />
Estos rituales, concretamente las rondas, especialmente<br />
las cantadas a la Virgen se han institucionalizado,<br />
tratando de mantenerlas medíante rondallas o corales<br />
que difieren bastante de las clásicas rondas de mozos.<br />
En esta supuesta institucionalización se ha perdido en<br />
gran parte esa ritualización y en definitiva lo que se trata<br />
de remarcar es esa supuesta identidad, que en algunos<br />
casos esta siendo el motor para rescatar, resucitar e<br />
incluso crear antiguos supuestos rituales convertidos<br />
desgraciadamente en la práctica de un espectáculo más<br />
que en la de un ritual.<br />
Las cruces de mayo, con un matiz mucho más religioso,<br />
también se instalan estos días primeros de mayo,<br />
bien en las iglesias, en las casas o en la calle. Una profusión<br />
de elemento vegetal sirve como adorno de todas<br />
ellas y en torno a ellas se pasa la noche cantando y bailando<br />
. O acuden los mayeros a cantar el mayo de la
cruz como sucede en muchos pueblos de Ciudad Real,<br />
donde con un sentido más religioso, la familia que ha<br />
ofrecido la cruz permanece allí toda la noche.<br />
También en distintos pueblos de Albacete se instalan<br />
las cruces, teniendo una mayor vinculación con<br />
los rituales andaluces pues mientras que en Ciudad Real<br />
tiene un contexto más religioso en Albacete se pasa la<br />
noche en una habitación contigua bailando y cantando.<br />
Pero los rituales en torno a la cruz varían, pues<br />
encontramos su instalación en domicilios particulares<br />
y en la calle, siendo llevada en procesión, lanzándose<br />
docenas y docenas de flores que inundan las andas durante<br />
el recorrido.<br />
Los ritos de inmersión que se practicaban en distintos<br />
pueblos albacetenses, se repiten por las gentes<br />
murcianas, destacando Caravaca de la Cruz por el compendio<br />
de ritos que en torno a la cruz se practican.<br />
Durante esta época primaveral son muchas las<br />
romerías que tienen lugar, siendo Galicia la que cuenta<br />
con un mayor número de estas manifestaciones religiosas<br />
que comienzan en esta época y se continúan durante<br />
el estio. Estos viajes, peregrinaciones o romerías tienen<br />
lugar a un punto determinado que suele ser un bello<br />
paraje, ligado frecuentemente al lugar donde se apareció<br />
la imagen que se venera, incluso antiguos santuarios<br />
paganos que más tarde se cristianizaron.<br />
Estas romerías pueden tener un radio de acción<br />
variable ya que puede ser: local, si a ella sólo acuden los<br />
vecinos de esa población. Comarcal, cuando acuden de<br />
varios pueblos de una comarca, y provincial o regional,<br />
si van de toda la provincia o región.<br />
En estas celebraciones todo gira en torno a la imagen<br />
que se venera, siendo distintas las modalidades que<br />
observamos para ello. La estancia de los romeros es variable,<br />
pues en unos casos permanecen toda la noche en<br />
torno al santuario y en otros únicamente por el día. Particularidades<br />
ofrece también la imagen, en cuanto a su<br />
estancia en la ermita o santuario. Puede ser traída o llevada<br />
desde su santuario hasta el templo parroquial o<br />
viceversa, donde permanece un período de tiempo determinado.<br />
O establecer un intercambio de imágenes<br />
entre dos pueblos como lo hacen los vecinos de Alborea<br />
(Alb) que traen a la Virgen de los Remedios y se deja a<br />
la de Villatoya que es la Virgen del Carmen. Pero este<br />
trayecto a veces se realiza corriendo como sucede en<br />
Peñas de San Pedro (Alb) o en Mota del Cuervo y San<br />
Clemente (Cu), donde los mozos romeros que lo han<br />
subastado, tras una reñida puja, llevan corriendo la imagen<br />
hasta su santuario y viceversa.<br />
En las romerías, sean del tipo que sean, se repiten<br />
los actos religiosos de la misa y la procesión, se cumplen<br />
promesas y a veces se acompañan de danzas que<br />
ejecuta un grupo de danzantes, siendo estas de las de-<br />
15<br />
nominadas de palos frecuentemente.<br />
Continuando con la primavera y durante el mes<br />
de mayo era muy frecuente el hacer rogativas, costumbre<br />
esta en retroceso siendo muy pocos los pueblos que<br />
continúan realizándolas. La finalidad era el solicitar<br />
agua para los campos, incluso en algunos pueblos al<br />
santo se le sumergía en agua o se le colgaba una sardina<br />
al cuello para que sintiera sed y enviase agua del cielo.<br />
El realizar estas rogativas, hecho muy frecuente en zonas<br />
agrícolas, en esta época, es debido a que es un momento<br />
de vital importancia para las cosechas de los frutos<br />
del campo y la llegada del agua oportunamente es<br />
de vital importancia.<br />
El domingo de Pentecostés, destaca una celebración<br />
de marcado carácter histórico, es la llamada<br />
Caballada de Atienza (Gu). En ella se conmemora el hecho<br />
de salvar los arrieros atencinos a Alfonso <strong>VIII</strong> de su<br />
tio Fernando II, en el siglo XII, concretamente en 1162.<br />
Este tipo de celebraciones encajaría en el apartado, que<br />
señalamos como fiestas de origen histórico.<br />
Entre las consideradas universales, destaca la del<br />
Corpus Christi, que se celebra 10 días después de Pentecostés.<br />
Todos sabemos que esta fiesta fue creada por<br />
la iglesia como consecuencia de una visión transmitida<br />
por una monja del distrito de Lieja en el siglo XIII, que<br />
posteriormente fué instituida por los pontífices, llegando<br />
Juan XXII a instaurarla oficialmente en 1316 en todo<br />
el orbe cristiano. Actualmente ha sido trasladada al<br />
domingo más próximo.<br />
Este día es el único de todo el año que se saca en<br />
procesión la Sagrada Forma, en la custodia, bajo palio,<br />
por las calles de cualquier población, desde los más recónditos<br />
lugares a las más importantes ciudades. La<br />
creación de esta fiesta hizo que grandes orfebres creasen<br />
impresionantes custodias de un valor incalculable<br />
para proteger y pasear a Cristo este día. Entre estas obras<br />
de arte podemos destacar la de Toledo, Sevilla etc. que<br />
actualmente se exhiben en este día. Son elementos característicos<br />
de este día el adornar las calles con elementos<br />
vegetales, simulando alfombras de flores y colgaduras<br />
en las fachadas y balcones. Instalar altares en las<br />
calles y en los domicilios con el fin de que el sacerdote<br />
se detenga con la custodia para descansar unos momentos<br />
e impartir la bendición. Lanzar pétalos de rosas al<br />
paso de la Custodia, los niños que ese año han recibido<br />
la Sagrada Comunión. Interpretar danzas rituales durante<br />
el recorrido procesional. Autos Sacramentales o<br />
muestras de teatro popular que proliferaron durante los<br />
s. XVI - X<strong>VIII</strong> y casi perdidos en la actualidad, conservándose<br />
algunas reminiscencias de ellos. Desfiles de<br />
Apóstoles con Jesús, de los Gremios de la población y<br />
del estamento religioso y civil de cada lugar.<br />
El personalismo y originalidad se plasma en Camuñas<br />
(To.) donde las cofradías de Pecados y Danzantes<br />
figuran en la procesión, interpretando una danza que
ien podría tratarse de una reminiscencia de los antiguos<br />
Autos Sacramentales, ya mencionados. En otras<br />
poblaciones como Valverde de los Arroyos (Gu) o<br />
Porzuna (C.R.) para dar un mayor realce y boato a esta<br />
procesión un grupo de mozos o de hombres interpretan<br />
danzas rituales, muy viriles e impregnadas de gran<br />
fuerza.<br />
Entre las ciudades castellano-manchegas ni que decir<br />
tiene la importancia del Corpus toledano con sus<br />
calles entoldadas y la aparición de la inigualable custodia<br />
de Arfe. Muy diferente resulta la procesión de<br />
Guadalajara en la que los miembros de la Cofradía del<br />
Santísimo Sacramento encarnan a Cristo y a cada uno<br />
de los apóstoles, debiendo cumplir distintos preceptos<br />
que no pueden olvidar.<br />
VERANO<br />
Comienza el día de San Juan, donde una vez más<br />
podemos señalar como la iglesia cristianizó la celebración<br />
de una fiesta solar con motivo del solsticio de verano,<br />
bajo la advocación de San Juan. Referente al solsticio<br />
hay que señalar, que como todos sabemos, actualmente<br />
tiene lugar el 21 pero los ritos unidos a la noche de San<br />
Juan han tenido tanta fuerza que se han quedado desplazados<br />
del solsticio propiamente dicho, para plasmarse<br />
en la noche de San Juan.<br />
Es esta una noche cargada de ritos, creencias y supersticiones<br />
y en definitiva podríamos decir que es la<br />
noche mágica por excelencia. Creencias y ritos relacionados<br />
con el agua, el fuego y la vegetación con un sentido<br />
purificador, profiláctico, regenerativo y amoroso se<br />
repiten en puntos muy distantes de pueblos europeos,<br />
americanos y de otras culturas orientales.<br />
Una serie de rituales se repiten durante la noche, encontrándose<br />
entre los más generalizados el adornar las<br />
ventanas de las casas, donde hay mozas casaderas, con<br />
ramas de árboles, si bien hay que destacar que no todos<br />
tienen idéntico significado, hecho que ya hemos mencionado<br />
al hablar de los ritos propios del mes de mayo.<br />
La celebración de fiestas patronales también se repite<br />
constantemente durante este ciclo. Diversos motivos<br />
han hecho el que esta época, cargada de trabajo en zonas<br />
agrícolas, también esté repleta de celebraciones.<br />
Recientemente este número de fiestas patronales se<br />
ha visto incrementado por el traslado de muchas, que<br />
tradicionalmente se celebraban en invierno, a este período<br />
dado la importante emigración que han sufrido<br />
muchos de los núcleos rurales, a las grandes ciudades<br />
en busca de trabajo. Así pues al realizarse en esta época<br />
estival pueden acudir y demostrar que han conseguido<br />
un mayor poder adquisitivo, pues al tratarse de población<br />
que ha emigrado y retorna al pueblo, tiene que demostrarlo<br />
entre sus convecinos. Este despilfarro se pue-<br />
16<br />
de apreciar en los ofrecimientos que hacen al santo que<br />
se conmemora, siendo en muchos casos motivados como<br />
acción de gracias a un determinado santo o virgen, llegando<br />
en algunos casos a quemar billetes de dinero, ante<br />
la imposibilidad de poder acceder a depositarlo en el<br />
trono de la imagen como sucede con la Virgen de Cortes<br />
en Alcaraz (Alb.) o en otros lugares pagando importantes<br />
sumas de dinero por coger los brazos de las andas<br />
o adquirir productos en la subasta efectuada ante la<br />
imagen.<br />
El fenómeno de la emigración, en otros casos<br />
como es la celebración de las fiestas de Carnaval, ha<br />
supuesto el que manteniéndose en su ciclo estacional<br />
hayan variado los días, propiamente dichos, pues del<br />
lunes y martes de Carnaval se han trasladado al fin de<br />
semana más próximo. Estos traslados de días laborables<br />
a festivos se han repetido en diversas celebraciones<br />
durante los distintos ciclos motivados por las causas<br />
anteriormente señaladas.<br />
Esta época estival también está cargada de celebraciones<br />
de reciente creación que se han instaurado durante<br />
esta última década en la mayoría de los casos. Son<br />
estas celebraciones entroncadas con la exaltación del<br />
ausente, del turista, del anciano etc. es decir, motivadas<br />
por elementos ajenos a la vida de la comunidad pero<br />
que la transforman.<br />
Actos religiosos como es la novena preparatoria,<br />
seguida de la misa y procesión el día de la fiesta se repiten<br />
como rituales comunes a estas celebraciones. También<br />
es frecuente el interpretar algunas danzas rituales,<br />
bailes típicos de la zona e incluso vestir la indumentaria<br />
propia del lugar o región, costumbre implantada recientemente<br />
o simplemente incrementada por la creación<br />
de las autonomías, siendo las propias autoridades<br />
civiles las que incitan a vestir ese día de esta guisa tratando<br />
de crear así una reafirmación propia de cada lugar.<br />
Para terminar nada más mencionar como en el<br />
esquema de la fiesta patronal se está produciendo una<br />
cierta uniformidad, es decir, una serie de espectáculos<br />
llegados de fuera y no tradicionales están apareciendo<br />
como denominador común en todas ellas. Estos actos<br />
surgen en numerosas ocasiones al mover a los organizadores<br />
el afán de tratar de dar un mayor realce y vistosidad<br />
a la celebración, movidos en parte por un cierto<br />
reclamo que atraiga a gentes de otros pueblos. O en<br />
ocasiones llevados por ese tópico de reafirmar la supuesta<br />
identidad regional, inexistente en numerosos casos.<br />
Como innovaciones con frecuencia encontramos<br />
pregones de fiestas, elecciones de reinas, utilización de<br />
supuestos trajes regionales, corridas de toros con los<br />
correspondientes encierros.<br />
En los actos religiosos también se contemplan novedades<br />
como por ejemplo las ofrendas florales al Patrón/
a copiadas indiscutiblemente de otras zonas o las pujas<br />
y subastas, llevadas a cabo de forma solapada tras la<br />
reciente prohibición por las autoridades religiosas.<br />
En definitiva este afán por engrandecer y exaltar<br />
nuestras fiestas, especialmente las patronales, hace que<br />
se uniformicen y pierdan esas características peculiares<br />
que las diferenciaban entre sí, respondiendo al cumplimiento<br />
de distintos rituales. Estas recientes innovaciones<br />
en numerosas ocasiones, únicamente son fruto de<br />
un determinado protagonismo que pretenden adquirir<br />
las corporaciones municipales con fines electoralistas.<br />
Dichas innovaciones en ocasiones se mantienen o suprimen<br />
en relación con el partido político que se encuentre<br />
en el poder en ese momento.<br />
En ocasiones estos actos de reciente creación llevan<br />
consigo la institucionalización de una celebración<br />
motivada por acontecimientos de índole política como<br />
es el caso del Día de la Región. En otros casos en relación<br />
con la emigración sufrida en la población como son<br />
las llamadas Día del Ausente. También se han producido<br />
cambios de culto a determinados santos derivados<br />
de los cambios tecnológicos como por ejemplo los cambios<br />
de locomoción han sustituido a San Antón, patrono<br />
de los animales por San Cristóbal, patrono de los automovilistas.<br />
Frente a estos fenómenos innovadores tanto en<br />
las fiestas tradicionales como en la creación de nuevas<br />
festividades, aún se mantienen celebraciones patronales<br />
que guardan ritos ancestrales, heredados de los mayores,<br />
entre los que merece destacar esas danzas rituales,<br />
loas y en definitiva la práctica de rituales heredados<br />
y transmitidos de padres a hijos que no deben olvidarse.<br />
OTOÑO<br />
Para concluir con las celebraciones cíclicas,<br />
únicamente nos falta el período otoñal. Desde el punto<br />
de vista lúdico o festivo se caracteriza por la escasez y<br />
pobreza en cuanto a celebraciones. En esta época los<br />
espíritus reposan, la tierra duerme y las semillas germinan,<br />
asi pues todos esos ritos regenerativos, de vida etc,<br />
imprescindibles en otros momentos del año, en esta<br />
época no son necesarios, todo transcurre en paz y sin<br />
grandes acontecimientos.<br />
No obstante, algunas celebraciones tienen lugar<br />
y merecen destacarse, así sucede con la Virgen del Rosario,<br />
la Virgen del Pilar, Todos los Santos, o con la<br />
Inmaculada Concepción, siendo estas dos últimas las<br />
que más importancia y en un mayor número de localidades<br />
se celebran.<br />
En cuanto a la fiesta de Todos los Santos hay que señalar<br />
que este día tienen lugar numerosos ritos en torno<br />
a los difuntos, ya que al no ser festivo el 2, día propio de<br />
17<br />
los difuntos, actos y rituales de este día se han pasado<br />
al 1 al ser este festivo. Una serie de sufragios se repiten<br />
durante todo el mes por las almas de los difuntos ya<br />
que en esta época bajan a la tierra y hay que tenerlas<br />
contentas. Durante esa noche ha sido muy común el<br />
contar relatos vinculados a las ánimas ya que durante<br />
esa noche bajan a la tierra, pululan por las casas, de aqui<br />
la costumbre, que en algunos lugares se tapasen las cerraduras<br />
de las puertas de las casas para evitar su entrada,<br />
con gachas o puches, comidas muy usuales en<br />
Castilla durante este día.<br />
Sin duda alguna la celebración más importante durante<br />
este período es la conmemoración de la<br />
Inmaculada Concepción de Maria, fiesta eminentemente<br />
española ya que España se preocupó muy especialmente<br />
en conseguir el dogma de Maria Inmaculada. Personajes<br />
de muy distintos estamentos se ocuparon de ello,<br />
incluso los monarcas, distinguiéndose la gran preocupación<br />
de Juan I de Aragón, que en 1391 expidió un<br />
decreto en Zaragoza por el que mandaba se celebrase<br />
anualmente la festividad de la Concepción de la Virgen<br />
en la capilla de su palacio real de Barcelona. Otros monarcas<br />
como Fernando III el Santo, los Reyes Católicos,<br />
Carlos V y Felipe II también se interesaron en conseguir<br />
este dogma que no se logró hasta que Pio IX lo promulgó<br />
el 8 de diciembre de 1854. Esta celebración festejada<br />
en todos los lugares de España, goza de una especial<br />
relevancia en nuestra región en Horcajo de Santiago<br />
(Cuenca) y por supuesto en Yecla (Mu), donde la bajada<br />
de la Virgen es algo irrepetible el resto del año.<br />
FIESTAS INTEMPORALES<br />
Al señalar los ritos que con motivo de las diferentes<br />
fiestas se desarrollan, algunos se repiten en los<br />
distintos períodos, tales como las danzas rituales, diversas<br />
muestras de teatro popular de carácter religioso,<br />
interpretando en ocasiones escenas de la vida del santo<br />
que se conmemora. Muestras de este teatro se pueden<br />
considerar las representaciones de Moros y Cristianos<br />
en las que medíante diálogos de los dos bandos se disputan<br />
la posesión de la imagen cayendo finalmente<br />
siempre en manos de los cristianos. Estas representaciones<br />
se realizan en diversas regiones como son Galicia,<br />
Aragón, las dos Castillas, Levante y Andalucía, teniendo<br />
en cada una de ellas características que las diferencian<br />
del resto.<br />
De todas las más conocidas son las que tienen<br />
lugar en Levante, especialmente en Alicante y Valencia,<br />
siendo aquí la participación de la población más numerosa<br />
y el derroche económico mucho mayor.<br />
El origen de estas celebraciones podemos encontrarlo<br />
a finales del siglo XV y principios del XVI, según<br />
lo han confirmado eminentes investigadores, entre los<br />
que podemos destacar a C. Muñoz Renedo.
Las características que presentan en las distintas<br />
regiones son diferentes y a grandes rasgos las vamos a<br />
enumerar:<br />
Galicia:<br />
-se producen en la zona más castellanizada de<br />
Orense<br />
-pocos personajes, todos a caballo al igual que en<br />
las andaluzas.<br />
-representación con escenario de castillo<br />
- aparición de pólvora<br />
- indumentaria sencilla<br />
Aragón:<br />
- se desarrollan en el centro de la Ribera y<br />
Monegros<br />
- representaciones más complicadas, denominadas<br />
«dances» con distintos actos: danzas de palos y espadas,<br />
diálogo de pastores, lucha del bien y el mal, combate<br />
de turcos y cristianos denominado «soldadesca» o<br />
«morisma».<br />
- ausencia de pólvora.<br />
Castilla - La Mancha:<br />
- danzas de palos entre moros y cristianos, al<br />
igual que en Aragón<br />
- luchas con diálogo entre los capitanes<br />
- presencia de pólvora<br />
- todos los actores a caballo en Toledo, concretamente<br />
en Maqueda, como en Galicia y algunos puntos<br />
de Andalucia<br />
- similitudes con las levantinas, por ejemplo en<br />
las de Caudete (Alb)<br />
Levante:<br />
- derroche económico<br />
- se desarrollan en grandes ciudades<br />
- participación multitudinaria<br />
- abundancia de pólvora<br />
- escenificaciones con un castillo como escenario<br />
durante varios días<br />
Andalucia:<br />
- mayor pobreza<br />
- núcleos de pequeña población<br />
- sencilla indumentaria<br />
- representaciones o diálogos durante la<br />
procesión.<br />
Para terminar únicamente quiero hacer hincapié<br />
en las similitudes existentes entre las celebraciones<br />
albacetenses y las murcianes, como hemos podido comprobar.<br />
Estas semejanzas se reflejan especialmente en<br />
las tamborradas de Semana Santa y en las denominadas<br />
fiestas de Moros y Cristianos, que en nada se parecen<br />
con las del resto de Castilla-La Mancha y mucho<br />
con las levantinas.<br />
18
CANTOS OCASIONALES, BAILES POPULARES Y<br />
BAILES DE CUENTAS EN LA CULTURA<br />
TRADICIONAL VALENCIANA<br />
Dentro de los rituales festivos tradicionales han<br />
destacado siempre los cantos utilizados en la ocasión<br />
concreta de una fiesta o ceremonia de carácter religioso<br />
o profano. Algo semejante ocurre con las danzas, interpretadas<br />
dentro de actos específicos de una determinada<br />
festividad.<br />
En contraposición con la existencia de fechas y<br />
lugares exclusivos reservados para ciertos cantos y para<br />
la mayoría de las danzas, encontramos que los bailes<br />
tradicionales, como los de la actualidad, no estaban<br />
sujetos a unas fechas únicas y concretas marcadas por la<br />
costumbre, sino que su ejecución iba ligada a momentos<br />
de ocio y esparcimiento propiciados por días festivos en<br />
general, por acontecimientos familiares como podían<br />
ser las bodas, los bautizos o las matanzas y también por<br />
épocas de recolecciones en las que participara gente<br />
joven en abundancia, destacando entre ellas la vendimia,<br />
en la que siempre han intervenido hombres y<br />
mujeres.<br />
En varias comarcas valencianas era costumbre<br />
hacer baile cuando moría un niño menor de siete años.<br />
Partiendo de la creencia de que los párvulos, por su<br />
inocencia, son incapaces de cometer pecado y si mueren<br />
en esa edad su alma pasa a gozar de la gloria eterna<br />
directamente, su muerte más bien debía ser motivo de<br />
alegría que de tristeza. Esta es la explicación que se daba<br />
al hecho de que en el velatorio de un albat o albatico se<br />
hiciera fiesta con canto y baile por parte de la juventud<br />
del barrio o del pueblo en donde vivían los padres del<br />
pequeño difunto, el cual llevaba como mortaja una<br />
vestidura blanca como símbolo de su inocencia y de ahí<br />
el nombre de albat (el vestido de blanco).<br />
Los cantos y bailes en los velatorios d'albat o<br />
mortixol eran los habituales y de uso en cada localidad y<br />
en cada época, siendo corrientes en las últimas épocas<br />
las variantes de fandangos conocidos por / 'u o malagueñas<br />
e incluso las jotas. Erróneamente, y a lo largo de los<br />
últimos 50 años de este siglo, se ha venido divulgando,<br />
por los llamados grupos de danzas de ciertas comarcas<br />
valencianas, la idea de que existía una danza fúnebre<br />
Fermín Pardo Pardo.<br />
19<br />
especial para estas ocasiones. Sin embargo, lo único que<br />
podía relacionar el baile libre de los jóvenes asistentes<br />
con el difunto y con la muerte eran algunas estrofas<br />
versadas en el momento y que podían ser alusivas al<br />
niño y su glorificación o bien destinadas a consolar a los<br />
padres.<br />
El baile de velatorio d'albat no era danza ritual<br />
estructurada y por ello carecía de simbolismo y de<br />
representación plástica que se pudiera relacionar con la<br />
muerte. Era un simple baile de reunión festiva de amigos<br />
o vecinos.<br />
CANTOS<br />
Entre los cantos tradicionales utilizados en tierras<br />
valencianas dentro de actos piadosos de la iglesia católica<br />
e incluso los de fiestas de carácter profano destacaremos<br />
como más extendidos los siguientes:<br />
- Cantos de aguilando.<br />
- Cantos de albadas, conocidos como albàs o albaes.<br />
- Cantos de la Pasión y del Vía Crucis.<br />
- Cantos de Rogativas.<br />
- Cantos de los mayos.<br />
- Cantos del Rosario de la Aurora.<br />
- Cantos para la despedida de los quintos.<br />
Cantos de Aguilando.<br />
Se conocen con este nombre o variantes de él<br />
(aguinaldo, arguilando, asguinaldo, guirlando, etc.) a<br />
unas canciones propias del ciclo navideño que eran<br />
cantadas o se cantan todavía, según zonas y lugares, por<br />
grupos de personas con la finalidad de recoger donativos,<br />
normalmente en especie. Tanto a estos donativos<br />
como a los cantos se les denomina en general aguilandos.<br />
En muchas poblaciones valencianas los donativos<br />
de aguilando iban destinados al sostenimiento del<br />
culto parroquial, al funcionamiento de alguna cofradía,<br />
a sufragios por los difuntos o a socorrer a los pobres. En<br />
otros casos era para los quintos, existiendo también
zonas y poblaciones en los que el provecho de lo recogido<br />
revertía directamente en los grupos que lo solicitaban<br />
bien fuera de jóvenes o de niños.<br />
El aguilando es un canto de calle cuyas estrofas<br />
pueden ser de temática religiosa o profana siendo corriente<br />
el que se mezclen.<br />
En la Comunidad Valenciana se cantaban<br />
aguilandos desde la Vega Baja del Segura hasta la línea<br />
que marca el río Turia que a penas la sobrepasan. En las<br />
comarcas que quedan al Norte de este río, sobre todo en<br />
la zona interior, se cantan como equivalentes al aguilando<br />
las llamadas albadas de Navidad, aunque de ellas no<br />
todas se destinan a finalidad petitoria como después<br />
veremos.<br />
En las comarcas del Sur valenciano los aguilandos<br />
tienen semejanza con los que se cantan en Murcia,<br />
estando ligada su interpretación a los grupos de músicos<br />
y cantores conocidos como auroros (Vega Baja del Segura).<br />
En el Campo de Alicante se cantaban para<br />
aguilando los llamados pastorets que solían ir acompañados<br />
de danza como todavía ocurre con los que se<br />
conservan vivos en Mutxamel.<br />
Desde las comarcas de La Marina hasta la Ribera<br />
del Júcar existe una melodía de aguilandos muy generalizada<br />
con sus correspondientes variantes locales y comarcales.<br />
En la comarca de La Costera y algunos pueblos<br />
cercanos de La Ribera existen unos aguilandos que<br />
recuerdan las melodías llamadas Pastorets en el Campo<br />
de Alicante.<br />
En la parte interior de La Costera, Canal Navarrés,<br />
Valle de Ayora y parte del Campo de Requena-Utiel<br />
también se localiza otra familia de aguilandos diferentes<br />
musicalmente de los anteriores.<br />
En la parte alta del Campo de Requena-Utiel, en<br />
poblaciones del Camp de Túria y algunas de L'Horta de<br />
Valencia encontramos aguilandos que tienen cierta semejanza<br />
con las albadas de Navidad del Norte del Turia.<br />
Los llamados Pastorets en Vilamarxant están dentro de<br />
esta familia y se cantan todavía acompañando a<br />
danzantes vestidos de pastores.<br />
En la comarca de L'Horta de Valencia y algunas<br />
poblaciones de la Hoya de Buñol y de la Serranía Baja del<br />
Turia el canto de aguilando utilizaba la misma melodía<br />
que les albaes de esta comarca que van acompañadas por<br />
dulzaina y tamboril. Para cantar el aguilando se prescindía<br />
de tales instrumentos.<br />
Las albadas, albaes o albás.<br />
20<br />
Bajo estas denominaciones se conoce un tipo de<br />
canto que se interpreta o interpretaba en distintas<br />
comarcas valencianas con motivo de fiestas señaladas,<br />
Navidad, Pascua Florida, fiestas patronales, de barrio o<br />
de cofradía. De todo el conjunto existen unas que se<br />
cantan acompañadas de dulzaina y tamboril, mientras<br />
que otro grupo se utilizan instrumentos de cuerda para<br />
su interpretación.<br />
Albadas de dulzaina. Corresponden a este grupo<br />
les albaes de festa de las comarcas del Norte (Els Ports y el<br />
Maestrat). Se cantan de esta manera en las villas y<br />
ciudades pero no en el medio rural. De ellas existen<br />
estrofas para cantar en la iglesia, a las autoridades y,<br />
naturalmente, a las jóvenes. Se cantan una vez al año con<br />
motivo de una fiesta patronal normalmente.<br />
En L'Horta de Valencia y comarcas limítrofes<br />
también acompañan la dulzaina y el tamboril una variante<br />
de albadas (les albaes) cuyas estrofas de cuatro o<br />
cinco versos octosílabos (hexasílabos según la métrica<br />
valenciana) se improvisan por versadores en el momento<br />
de ser cantadas. Se interpretan en muy diferentes<br />
ocasiones festivas y suelen dedicarse a miembros de<br />
asociaciones festeras como cofradías, grupos de clavarios<br />
o clavariesas, comisiones falleras, etc. Las primeras<br />
estrofas van destinadas al Santo, o advocación mariana<br />
a quien se dedican las fiestas y a continuación a cada uno<br />
de los miembros de la comisión organizadora.<br />
En el Valle de Ayora con motivo de la fiesta de San<br />
Blas (Ayora) o de la Pascua Florida (Teresa de Cofrentes<br />
y Zarra) se cantan con dulzaina y tamboril las llamadas<br />
albas con melodías distintas a las anteriores y apoyada en<br />
estrofas con estructura de seguidillas sencillas o con<br />
bordón.<br />
Albadas con acompañamiento de instrumentos<br />
de cuerda.<br />
Dentro de este grupo incluiremos las que se cantan<br />
en Navidad en las comarcas de la Serranía del Turia,<br />
Rincón de Ademuz, Alto Palancia, Alto Mijares, ciertas<br />
poblaciones de la Sierra de Espadán y en la llamada<br />
comarca de L'Alcalatén.<br />
Las albadas de Navidad que se cantan en la iglesia<br />
constan de textos encadenados a base de series<br />
romanceadas de versos o fragmentación por estrofas,<br />
cuyo contenido de tipo realista tiene función didáctica y<br />
explicación o relación de diversas circunstancias del<br />
Nacimiento de Cristo. Tienen más el valor de villancicos.<br />
Las dedicadas a autoridades y a las mozas suelen ser<br />
aduladoras y sirven como canto de aguilando.<br />
Les albaes de Pasqua que se cantaban en el medio<br />
rural en las tierras del Maestrazgo eran semejantes a las<br />
de Navidad en sentido musical. Sus textos, también<br />
extensos, suelen estar compuestos en estrofas de cuatro<br />
versos octosílabos y en castellano, a pesar de que en la
zona se habla valenciano. El contenido es de tipo adulador<br />
y galante por estar dedicado a las mozas y familiares<br />
de las diferentes casas de campo en donde se cantaban.<br />
Tienen el valor de cantos primaverales de cortejo.<br />
Cantos del vía crucis y de la pasión.<br />
El ciclo festivo dentro de la liturgia de la iglesia<br />
católica gira en torno a dos fiestas fundamentales: la<br />
Navidad y la Pascua Florida. La primera va precedida<br />
de cuatro semanas de preparación cuyo conjunto se<br />
conoce como tiempo de Adviento. El tiempo de Cuaresma<br />
son los cuarenta días anteriores a la Pascua y es<br />
período también de preparación y penitencia en recuerdo<br />
de los cuarenta días que Jesucristo pasó en el desierto<br />
antes de iniciar su predicación de tres años que duró su<br />
vida pública.<br />
Durante el tiempo de cuaresma en los días miércoles<br />
y viernes era costumbre en otras épocas realizar la<br />
práctica piadosa del llamado Vía Crucis en el que se<br />
recuerdan y contemplan los catorce momentos más<br />
significativos de la Pasión y Muerte del Señor. Para dar<br />
solemnidad a estos actos cuando se hacían de forma<br />
pública y acudiendo a los tradicionales calvarios en<br />
torno a ermitas, se solían cantar las llamadas cruces o<br />
estaciones con estrofas en las que se aludía a cada uno de<br />
los momentos de fuerte padecimiento que Jesucristo<br />
experimentó antes de su muerte.<br />
Las estrofas de estos Vía Crucis populares suelen<br />
ser cuartetas populares de octosílabos aunque también<br />
las hay que utilizan las estrofas propias de los cantos de<br />
despertar de la Aurora.<br />
Para iniciar la Semana Santa, última de las de la<br />
Cuaresma, y dentro de la misa del Domingo de Ramos<br />
se lee el fragmento evangélico correspondiente a la<br />
Pasión, cosa que se continuará haciendo en otros días de<br />
la citada Semana. Paralelamente a estas lecturas litúrgicas<br />
de la Pasión, en otras épocas en latín, encontramos<br />
versiones de cantos populares de la Pasión cuyo texto<br />
versado en estrofas de cuatro o de cinco versos, normalmente<br />
en castellano, explicaban de una manera realista<br />
y conmovedora todo el conjunto de hechos que precedieron<br />
a la crucifixión y muerte del Señor. Tienen un<br />
valor didáctico para el pueblo llano que no entiende el<br />
latín y solían cantarse por la calle con antiguas y bellas<br />
melodías reiterativas, pero muy bien acomodadas a la<br />
expresión de dolor y penitencia propios de los días de la<br />
Semana Santa. Los textos y sobre todo las melodías de<br />
estos cantos de Pasión rezuman antigüedad lo que explicaría<br />
la escasez de versiones que se han conservado,<br />
existiendo comarcas en las que no se han podido recopilar<br />
ningún ejemplo, como ocurre en las que pertenecían<br />
a los obispados de Tortosa y Segorbe. Aunque no de<br />
forma abundante, como decimos, los cantos de Pasión<br />
catalogados en colecciones de música tradicional valenciana<br />
se localizan dentro de comarcas pertenecientes a<br />
los obispados de Valencia y Orihuela. En la ciudad de<br />
21<br />
Orihuela, precisamente, se conserva y todavía se interpreta<br />
la Pasión, aunque hemos de aclarar que se trata de<br />
una pieza de tipo culto.<br />
Cantos de Rogativas.<br />
La práctica de las rogativas fue muy abundante y<br />
estuvo muy extendida desde la Edad Media hasta el s.<br />
XIX realizándose de forma más esporádica hasta los<br />
años cincuenta del presente siglo.<br />
La rogativa consiste en solicitar a Dios Nto. Señor<br />
y de forma colectiva el perdón de los pecados y la<br />
protección ante los males y catástrofes irremediables<br />
como sequías, epidemias y plagas.<br />
Las antiguas rogativas poseían oraciones y cantos<br />
en latín con melodías lúgubres y plañideras, conservándose<br />
de ellos pocos ejemplos vivos, todos ellos localizados<br />
en las comarcas del Norte, destacando las que normalmente<br />
realizan los famosos pelegrins de la villa de<br />
Les Useres cumpliendo un voto de acudir anualmente al<br />
Santuario de San Juan de Peñagolosa. A este Santuario<br />
siguen acudiendo también los vecinos de Culla y su<br />
término de una forma más simplificada que los de Les<br />
Useres.<br />
A Sant Joan de Castellfort suben de la villa de Catí<br />
y de otras poblaciones del entorno. También es santuario<br />
de rogativas Sant Pere d'Albocasser.<br />
En la rogativa de Morella al Santuario de Vallivana<br />
cada seis años no se interpretan las antiguas melodías<br />
con texto en latín.<br />
En otras comarcas valencianas y quedando arrinconadas<br />
los antiguos cantos en latín, posiblemente a<br />
finales del siglo XIX, se cantaban para las rogativas de<br />
solicitar lluvia, los llamadas Salves de Agua o Salves<br />
Llovedoras en las que, a manera de las Salves del Rosario<br />
de la Aurora, se cantaban a la Virgen para que intercediendo<br />
ante Dios Todopoderoso propiciara la lluvia tan<br />
deseada.<br />
Cantos de los mayos.<br />
Semejantes a los rituales, y en algunos casos a los<br />
textos y melodías de los mayos existentes en tierras de<br />
Castilla la Nueva, aparecen también abundantes ejemplos<br />
de ellos en comarcas centrales valencianas. Son<br />
cantos primaverales de ronda cuya finalidad fundamentalmente<br />
es la de emparejar mozos y mozas de las<br />
poblaciones en donde se cantan con el fin de animarlos<br />
al matrimonio.<br />
Sus textos son extensos, romanceados o fragmentados<br />
en estrofas. La mayor parte de sus versos o estrofas<br />
están destinados a lo que se denomina el retrato, pintar<br />
la dama o pintar el garbo y consiste en describir desde la<br />
cabeza a los pies de forma galante y utilizando los
tópicos cultos y populares de la belleza de la mujer. Las<br />
melodías son casi siempre sencillas y reiterativas muy<br />
enraizadas en formas y ritmos de la música antigua. Los<br />
textos conservan los patrones de la estética de la poesía<br />
galante de la época barroca.<br />
Dentro de los mayos existen los profanos dedicados<br />
a las mozas y los hechos a lo divino dedicados a la<br />
Virgen a la que se le considera como una doncella más de<br />
la población y como tal se le canta emparejándola con<br />
San José.<br />
Existen variantes de canto de los mayos en las<br />
comarcas del Rincón de Ademuz, Serranía del Turia,<br />
Campo de Requena-Utiel, Valle de Ayora y ciertas poblaciones<br />
de L'Horta de Valencia, La Ribera y la Hoya de<br />
Buñol. El caso más aislado y que queda todavía más al<br />
Sur es el de los mayos de Biar que todavía se sigue<br />
interpretando.<br />
La fiesta de los mayos tienen lugar la noche del 30<br />
de Abril en la mayoría de las comarcas. En L'Horta de<br />
Valencia suelen cantarse el primer sábado de mayo o<br />
durante todos los sábados de este mes.<br />
Cantos del Rosario de la Aurora.<br />
La devoción y práctica del rezo del Santo Rosario<br />
dedicado a la Virgen María fue extendido por la orden<br />
religiosa de los dominicos y con posterioridad por los<br />
franciscanos.<br />
A partir del siglo XVI se fundan muchas cofradías<br />
del Santo Rosario en muy diversas poblaciones continuando<br />
en todo el siglo XVII e incluso en el X<strong>VIII</strong>. Estas<br />
cofradías organizaban fundamentalmente los rosarios<br />
callejeros de participación abierta y de forma procesional<br />
y solemne en fiestas importantes y sobre todo a lo largo<br />
del mes de octubre dedicado a la Virgen María por<br />
medio de esta práctica piadosa.<br />
En torno a los rosarios llamados de la Aurora,<br />
porque tenían lugar antes de la misa primera, encontramos<br />
diferentes cantos de los que se conservan todavía<br />
gran cantidad de ejemplos en todas las comarcas valencianas<br />
y en algunos casos con absoluta vigencia como<br />
ocurre en la Vega Baja del Segura o poblaciones aisladas<br />
de otras zonas entre las que podemos citar a Sella en La<br />
Marina, Albalat del Sorells, Vinalesa y Torrent en L'Horta<br />
de Valencia, la Vall d'Uixò en La Plana, etc.<br />
Los cantos de los Rosarios de la Aurora podemos<br />
clasificarlos:<br />
a) Cantos de despertar a los devotos. Se conocen<br />
con el nombre generalizado de Aurora, aunque también<br />
es frecuente el de despertà que en la Vega Baja adopta la<br />
variante de despierta. En ciertas poblaciones se les llama<br />
coplillas (Jalance o Cofrentes) copletas (Cortes de Pallás)<br />
y copletes en algunas localidades de lengua valenciana.<br />
22<br />
Son cantos en cuyo texto se hace referencia al Sto.<br />
Rosario y sobre todo a la Virgen María y sus excelencias,<br />
a Jesucristo y algún Santo. Poseen un tipo de estrofa muy<br />
generalizada que conocemos como estrofa de Aurora y<br />
que es poco corriente en otros cantos religiosos y profanos<br />
de la tradición popular valenciana.<br />
Con el canto de las Auroras, coplillas, despiertas<br />
o despertá se realiza un recorrido por la población a<br />
manera de ronda o pasacalle despertando y avisando<br />
con él a los devotos que han de acudir al rezo o canto del<br />
Santo Rosario que se organiza de forma procesional una<br />
vez acabado el recorrido de la Aurora o despertá. La<br />
Aurora se canta a dos o más voces con o sin acompañamiento<br />
instrumental según zonas.<br />
b) Cantos de las Salves del Rosario. Se conocen<br />
con este nombre a unos cantos que solían intercalarse<br />
entre los misterios del Rosario callejero y se cantaban o<br />
cantan a la puerta de devotos o cofrades que lo solicitan<br />
estando obligados por ello a algún donativo en dinero o<br />
en especie, bien para los cantores o para la cofradías.<br />
Estas Salves poseen textos compuestos a base de<br />
estrofas de cuatro versos normalmente cortos (de cinco,<br />
de seis o de siete sílabas) siendo poco corrientes los de<br />
octosílabos. En su contenido aparecen alabanzas y jaculatorias<br />
a la Virgen María. Se interpretan a dos o más<br />
voces y se acompañan o no con instrumentos, como<br />
ocurre con las Auroras.<br />
c) Oraciones del Rosario. En muchas poblaciones<br />
el Rosario propiamente dicho se rezaba intercalándose<br />
las salves que hemos nombrado entre los misterios. No<br />
obstante, existen comarcas en las que los propias oraciones<br />
del Rosario (Padrenuestro, Avemaria y Gloria) también<br />
se cantan. Esto es más frecuente en poblaciones de<br />
la mitad Norte.<br />
d) Misterios del Rosario. Para la contemplación<br />
de los llamados Misterios del Rosario también existen<br />
textos versados, normalmente compuestos en seguidillas<br />
para ser cantados. Suelen ser de melodías más modernas<br />
y de carácter más culto que las correspondientes a la<br />
Aurora y a las Salves.<br />
e) Gozos de la Virgen del Rosario. Se trata de una<br />
clásica composición de gozos cuya versión en valenciano<br />
se atribuye a San Vicente Ferrer, aunque la más<br />
extendida es la versión en castellano. Existe una melodía<br />
muy generalizada y extendida de estos gozos especiales<br />
del Santo Rosario.<br />
Suelen cantarse como conclusión del acto del<br />
Rosario de la Aurora cuando los participantes vuelven<br />
a la iglesia después de su devoto recorrido callejero.<br />
Cantos de despedidas de quintos.<br />
Las fiestas de los quintos era algo muy generaliza-
do en todas las comarcas valencianas y las celebraban o<br />
celebran los jóvenes en edad de cumplir el servicio<br />
militar como una manifestación de rito de paso entre la<br />
comunidad local. Dentro de estas fiestas no solían faltar<br />
la ronda o pasacalle de quintos que ejecutaban estos<br />
mozos por las calles como despedida de su pueblo antes<br />
de partir al servicio y con la finalidad de recabar donativos<br />
para la fiesta y el viaje.<br />
Los cantos de la despedida de quintos son por lo<br />
general a base de jotas, acompañadas, normalmente, por<br />
instrumentos de viento. En la mayoría de los casos la jota<br />
de los quintos tenía o tiene una melodía especial y<br />
particular, distinta a la empleada para bailar o para<br />
rondar de forma habitual.<br />
En L'Horta de Valencia, Hoya de Buñol y poblaciones<br />
como Pedralba el canto de despedida de quintos<br />
se hacía por el estilo de valencianas, generalmente los<br />
conocidos l'u i el dos. Menos corriente es que esta despedida<br />
se acompañe con cantos a base de fandangos, de los<br />
que llamamos de estilo sureño y que en pueblos de<br />
lengua valenciana se conocen como l'u o per la de l 'u. Esto<br />
ocurre en Enguera (fandangos de quintos), Bélgida o<br />
Aielo de Malferit por ejemplo.<br />
BAILES<br />
Entre los bailes tradicionales de uso entre los<br />
valencianos que se han mantenido con vitalidad o vienen<br />
siendo conservados por agrupaciones folclóricas, es<br />
necesario distinguir el grupo de aquellos cuyo aprendizaje<br />
y transmisión ha sido por pura imitación y mimetismo<br />
en comparación con otro tipo de bailes conocidos<br />
como bailes de cuentas en los que para su enseñanza<br />
intervenía un maestro, cosa que conllevaba el que fueran<br />
reglados y medidos y sus mudanzas y movimientos con<br />
mayor elaboración y precisión.<br />
Tanto en el grupo de los consideramos bailes<br />
populares de aprendizaje mimético como en el que<br />
encuadramos los reglados y medidos bailes de cuentas<br />
enseñados por maestros apenas quedan ejemplos de<br />
bailes que sobrepasen en su antigüedad el siglo X<strong>VIII</strong>, si<br />
no son las seguidillas y algunas jeringonzas, y ambas<br />
variantes en su mayoría, tampoco nos trasladan más allá<br />
de este siglo si nos fijamos en las melodías de sus cantos<br />
y acompañamientos instrumentales.<br />
Los bailes autóctonos de casi todo el Estado Español<br />
y en particular en la Comunidad Valenciana son de<br />
los llamados sueltos. Únicamente a finales del siglo XIX<br />
y principios del XX empieza a mezclarse con algunos<br />
bailes tradicionales algunas partes de agarrado en que las<br />
parejas van cogidos con mayor o menor proximidad.<br />
Esto se da por la influencia de bailes que en esa época se<br />
imitan o se importan de centro Europa.<br />
Los estilos de canto y música bailable que conviven<br />
a nivel popular en las comarcas valencianas, desde<br />
23<br />
el siglo X<strong>VIII</strong> hasta el siglo XIX, son las seguidillas, el<br />
fandango y la jota fundamentalmente, a los que habríamos<br />
de añadir algunos ejemplos rezagados de bailes de<br />
los llamados de muestras como las jerigonzas, el llamado<br />
baile de la carrasquilla, que pasó a convertirse en<br />
juego infantil en la mayoría del territorio valenciano, y<br />
el baile del pingajo en algunas poblaciones de las comarcas<br />
centrales.<br />
Dentro del baile de cuentas aparecen las seguidillas<br />
como tales y su acomodación a la forma de boleros.<br />
También existen variantes escolarizas de fandangos,<br />
algunas jotas y las denominadas valencianas propias de<br />
L'Horta de Valencia y comarcas limítrofes.<br />
Las seguidillas.<br />
Es de los bailes tradicionales conservados el de<br />
origen más antiguo. Posiblemente en el siglo XV ya<br />
existían bailes por seguidillas. Con seguridad los había<br />
en el siglo XVI y XVII y su generalización en todo el<br />
Estado Español era un hecho en el siglo X<strong>VIII</strong>. A partir<br />
de esa fecha conviven con el fandango y la jota y de los<br />
tres será el que antes vaya perdiendo vigencia, por lo<br />
que se conservan menor número de ejemplos vivos o<br />
recopilados.<br />
De seguidillas populares perviven y se han podido<br />
recopilar abundantes muestras en las comarcas del<br />
Norte del Turia (Serranía del Turia, Rincón de Ademuz,<br />
Alto Palancia, Alto Mijares, L'Alcalatén y el Maestrat),<br />
muchas menos en las comarcas centrales (Campo de<br />
Requena-Utiel y Valle de Ayora) siendo muy escasos los<br />
que conocen en el territorio situado al Sur del Júcar.<br />
Dentro del conjunto de seguidillas existen las llamadas<br />
torrás y algunos ejemplos que se conocen como parrandas<br />
(Navalón, Anhouir, Biar). Seguidillas de tipo<br />
escolarizado se conservan entre los grupos de danzas<br />
variantes procedentes de Castelló de La Plana, Requena<br />
y Carlet.<br />
El bolero.<br />
Es una adaptación escolarizada, elegante y aristocrática<br />
de seguidillas populares. En origen (siglo X<strong>VIII</strong>)<br />
el bolero parece ser privativo de la corte y de las clases<br />
sociales elevadas de ciudades importantes. Poco a poco,<br />
sin dejar su carácter escolarizado, llega a popularizarse<br />
o a ser practicado en poblaciones medianas, sin que<br />
llegue a adoptarse en el medio puramente rural. Como<br />
excepción cabe citar el caso del copeo recogido de maseros<br />
de los términos de Banyeres y Bocairent, que actualmente<br />
tienen en sus repertorios los grupos de danzas de estas<br />
dos poblaciones vecinas.<br />
La mayor parte de los boleros valencianos aparecen<br />
relacionados con maestros de bailes de cuentas que<br />
han pervivido hasta este siglo en las comarcas centrales<br />
Xátiva, Llosa de Ranes, Canals, Alzira, Tavernes de<br />
Valldigna, L'Alcúdia, Carlet, Catarroja y Valencia.
Se conservan otros ejemplos de bolero en Vinarós,<br />
Castelló de la Plana, Requena, Guadassuar y los citados<br />
copeos de Benyeres y Bocairent y otra variante de ellos<br />
recopilados en Ontinyent. De estas últimas poblaciones<br />
no se conocen referencias de los maestros ni las escuelas<br />
de baile de cuentas en que se practicaban pero necesariamente<br />
debieron existir para que hayan podido perdurar<br />
tales piezas.<br />
En la zona del Maestrat a una de las partes del<br />
denominado Ball Plà o Ball Rodat se le conoce como<br />
bolero. Sus melodías se interpretan con dulzaina y tamboril<br />
o los instrumentos de la banda de música y sus<br />
mudanzas de baile son sencillas y sin relación con el<br />
baile de cuentas. En Chiva se conserva, para la fiesta del<br />
Torico las llamadas torrás, cuya melodía es un claro<br />
bolero aseguidillado interpretado también con dulzaina.<br />
De todo el conjunto de boleros valencianos que se<br />
conocen existe un grupo cuyo acompañamiento se realiza<br />
con esquema de acordes equivalentes al utilizado en<br />
las malagueñas, fandangos o cants de l'u. Otro grupo<br />
sigue el esquema que es habitual en las seguidillas.<br />
El fandango.<br />
En tierras valencianas se da el apelativo de fandango<br />
a cuatro tipos de cantos y melodías con notables<br />
diferencias entre si y a los cuales colocaremos unos<br />
sobrenombres para poder diferenciarlos en la explicación<br />
de sus particularidades.<br />
a) Fandangos sureños. Los denominamos así porque<br />
aparecen en la mitad Sur de la Comunidad Valenciana,<br />
conociéndose con el propio nombre de fandango<br />
en el Campo de Requena-Utiel, Valle de Ayora y la<br />
Canal de Navarrés, cants per la de l'u o dotze i u en<br />
comarcas de la mitad Sur, en donde se habla valenciano,<br />
riberenqnes en la Ribera del Júcar, en la Vega Baja y la<br />
L'Horta d'Alacant se les conoce como malagueñas, adoptando<br />
denominaciones de tipo local como es el caso de<br />
sandinga en Xixona, granadina en Monta verner, marineries<br />
en Castelló de La Plana, ball xafat en Crevillent, ball pla en<br />
Relleu, etc.<br />
Este tipo de cantos, con sus variantes y<br />
acomodaciones existe en Murcia y Andalucía, gran parte<br />
de La Mancha, las comarcas de la Vera en Extremadura<br />
y la Sierra de Gredos en Avila, así como en las Islas<br />
Canarias y las Baleares, adoptando también los nombres<br />
de fandangos, malagueñas, rondeñas y otros de tipo<br />
localista como veratas (en la Vera).<br />
Este tipo de fandango con sus diversas denominaciones<br />
se identifica en muchas comarcas con el baile<br />
de cuentas, conociéndose en algunas localidades como<br />
ball de comptes (Xàvia, El Genovés, Tavernes, etc.) En la<br />
comarca de La Costera las personas de edad comentaban<br />
que las mudanzas de cuentas que actualmente se<br />
24<br />
utilizan en les danses proceden del ball del'u o dotze i u que<br />
es como se conoce aquí a este tipo de canto. En Énguera<br />
y su sierra también se bailaba el fandango con pasadas<br />
de cuentas y así se le denominaba al baile que en Cofrentes<br />
se ejecutaba con su fandango. Ejemplos claros de baile<br />
escolarizado o de cuentas encontramos en las malagueñas<br />
que hemos visto interpretar recientemente a mujeres<br />
del Barrio de San Gabriel o de Dotze Ponts en Alacant y<br />
este carácter tienen los bailes de les marineries en Castelló<br />
de la Plana y del ball xafat de Crevillent que acabamos de<br />
citar.<br />
En otras comarcas y poblaciones aparecen mudanzas<br />
más sencillas y de carácter popular, aunque en<br />
todo el área de la Sierra de Mariola, Sierra de Alcoi, La<br />
Foia de Castalia, L'Horta d'Alacant y La Marina se<br />
conservan ciertos pasos de baile cuya estructura y combinaciones<br />
de movimientos también nos sugieren origen<br />
de alguna forma escolarizada.<br />
b) Fandango de estrofa partida. Es otro tipo de<br />
canto bailable, muy diferenciado de los anteriores, que<br />
está más cercano a la jota o las seguidillas en cuanto a la<br />
melodía y combinación de acordes en su acompañamiento<br />
instrumental. Les damos este nombre porque<br />
sus estrofas, cuartetas populares de octosílabos o<br />
heptasílabos, según medida castellana o valenciana respectivamente,<br />
se dividen en dos partes para ser cantadas,<br />
de manera que en la primera parte se cantan los dos<br />
primeros versos, se intercala un fragmento corto de<br />
melodía instrumental y se acaba la estrofa con la misma<br />
melodía de la primera parte utilizando los dos últimos<br />
versos. Entre estrofa y estrofa completa se pueden interpretar<br />
un número indeterminado de melodías<br />
instrumentales en función de la libertad que tiene el<br />
cantados para intervenir con sus coplas cantadas.<br />
Unicamente encontramos fandangos de este tipo<br />
en comarcas de lengua valenciana situadas al Sur de la<br />
Comunidad Valenciana y siempre ligados a gentes de<br />
ámbito rural, aunque actualmente se hallan incluido en<br />
repertorios de grupos de danzas de poblaciones importantes.<br />
La variante casi idéntica de este tipo de fandango<br />
que interpretan los grupos de Bocairent y Banyeres<br />
procede de la zona de tierras de cultivo y de casas de<br />
campo existentes entre sus respectivos términos. Los<br />
habitantes de estas áreas de población dispersa maseros<br />
se juntaban de forma festiva sin tener en cuenta si su<br />
vivienda se encontraba dentro del territorio de uno u<br />
otro municipio. Conocemos otros ejemplos de los términos<br />
de Biar, Xixona, Castalia, Ibi, Tibi, Onil, Alcoi o<br />
Alacant (Montnegre). Recientemente hemos podido recopilar<br />
dos variantes más, una de Verdegás (término de<br />
Alacant) y otra de La Torre de les Maçanes.<br />
Con idéntica estructura a la de estos fandangos<br />
pero sin llevar esta denominación nos aparecen les folies<br />
de Xábia, la pedreguera de Benissa y las denominadas jota<br />
de Barxell y de Bocairent.
c) Fandango agarzado.<br />
Se trata de otro canto y baile diferente a los<br />
anteriores al que le damos dicho nombre porque aparece<br />
siempre asociado con el canto bailable de la jota, es decir,<br />
unido o engarzado a ella. De la jota se pasa a este tipo de<br />
fandango sin corte ni interrupción y su ritmo se hace<br />
más movido que en aquella. Se trata pues de finalizar la<br />
jota con un añadido más vivo. En algunas poblaciones<br />
(Villar del Arzobispo, Oset) a este fandango se le añadían<br />
a su vez las seguidillas, siendo esta la parte más<br />
rápida para acabar el baile.<br />
Los fandangos engarzados los encontramos en<br />
comarcas y poblaciones situadas al Norte del Turia en la<br />
Comunidad Valenciana, existiendo también variantes<br />
en poblaciones vecinas de Aragón y de Cataluña, sin que<br />
encontremos nada parecido en el resto del Estado Español,<br />
aunque podríamos ver cierto paralelismo con los<br />
copeos de Mallorca en los casos en que éstos van añadidos<br />
como final de la mateixa (variante de jota mallorquína).<br />
En estas comarcas del Norte Valenciano el baile<br />
suelto tradicional se componía de los tres piezas fundamentales:<br />
seguidillas, jota y fandango, que solían<br />
interpretarse o todavía se interpretan en algunos casos<br />
con esta idea de conjunto. De todas las variantes de<br />
fandango engarzado que conocemos no existe ninguna<br />
con baile de cuentas, no obstante en San Mateo se<br />
conserva un baile conocido por fandango que actualmente<br />
no se engarza a la jota, que musicalmente sería<br />
encuadrable dentro de los de esta familia, pero que<br />
posee un carácter un tanto escolarizado.<br />
d) Fandango de les danses.<br />
En ciertas comarcas valencianas les danses (bailedanza<br />
de calle o plaza acompañado de dulzaina y tamboril)<br />
poseen una parte final de ritmo más acelerado que<br />
se conoce con el nombre de fandango. En muchos casos<br />
sus melodías recuerdan las de tipo instrumental que son<br />
propias de los que hemos llamado fandangos sureños.<br />
En la Vall d'Albaida se conoce por fandanguet a ciertas<br />
tonadas vivas de dulzaina que se intercalan entre las<br />
danzas.<br />
Estos fandangos se bailan, en general, con mudanzas<br />
populares, pero en ciertas poblaciones en donde<br />
el baile de cuentas se introdujo en las danzas y estaba a<br />
cargo de la cua (última pareja de toda el conjunto de<br />
participantes) esta pareja bailaba el fandango con passaes<br />
de comptes en señal de su mayor dominio del baile,<br />
motivo por el cual se las concedía el honor de tener a su<br />
cargo la cua (cola o final de la danza). En la Font de la<br />
Figuera a esta melodía de final de danza se le llama<br />
seguidilles y en Enguera folias.<br />
La jota.<br />
25<br />
El canto y baile de la jota ya se documenta en<br />
tierras valencianas en el siglo X<strong>VIII</strong>. En ciertas comarcas<br />
fue el baile de moda que desplazó a las seguidillas e<br />
incluso al fandango, aunque en otras ha convivido con<br />
ellos hasta este siglo, como ya hemos citado al hablar de<br />
los fandangos engarzados.<br />
El canto y melodías de la jota tuvieron una aceptación<br />
masiva en todo el siglo XIX a nivel popular en<br />
todas las comarcas valencianas, llegándose a emplear en<br />
cantos de cuna y de trabajo, en danzantes y bailes de<br />
plaza a base de melodías interpretadas con dulzaina,<br />
como cantos de ronda y pasacalle y naturalmente como<br />
cantos bailables.<br />
La guitarra es la base del acompañamiento instrumental<br />
del canto de la jota, tanto sea para baile como<br />
para pasacalle y esto también ocurre con los otros bailes<br />
que venimos enumerando. Algo generalizado en las<br />
comarcas valencianas y en el resto del Estado Español es<br />
que ese acompañamiento se ejecute combinando<br />
rasgueos y golpes que marcan perfectamente el ritmo y<br />
facilitan a los bailadores la interpretación de sus movimientos.<br />
Para tocar la jota se emplean dos acordes únicamente<br />
(tónica y dominante), siempre correspondientes<br />
al tono mayor. Las posturas más generalizadas son las<br />
conocidas por la estudiantina, correspondiente a los acordes<br />
de tónica y dominante de La mayor y los de la<br />
aragonesa que se corresponde con los acordes de Re<br />
mayor.<br />
Para la estudiantina se suele utilizar una postura<br />
popular que en ciertos lugares se le llama por bajo o per<br />
baix porque los dedos se colocan sobre la mitad del<br />
mástil partiendo del quinto traste de éste. En el caso de<br />
la aragonesa se puede tocar por bajo pero templando la<br />
segunda cuerda de la guitarra de manera que en vez de<br />
Si suene Do.<br />
Si la aragonesa se quiere tocar por arriba la postura<br />
es la clásica de Re mayor con su tónica y dominante y<br />
naturalmente templando la 2 a cuerda de manera que<br />
suene Si. Esta forma también se conoce como jota del tres.<br />
El baile de la jota muy estimado en todas las<br />
comarcas valencianas, aunque en las últimas épocas<br />
desplazada en las comarcas centrales por los bailes de<br />
cuentas y por los agarrados, posee unos códigos sencillos<br />
y asequibles a nivel popular. Cuando el cantador<br />
interpreta la copla se ejecuta el paso o mudanza y<br />
durante los estribillos cantados o instrumentales se realizan<br />
los llamados paseos o cambios. La mujer, en general,<br />
tiene el privilegio de elegir mudanza y el hombre la<br />
ha de seguir evitando que lo engañe con adornos, vueltas<br />
o giros que ha de seguir puntualmente.<br />
Partiendo de estos códigos generales encontramos<br />
variantes zonales diferenciados por otro tipo de
normas para el baile. Así encontramos que en las comarcas<br />
de la mitad Norte la mujer baila con los brazos bajos,<br />
las manos a la altura de la cintura, no utiliza castañuelas<br />
y su mirada como recatada y sumisa frente al hombre<br />
que es quien hace sonar las castañuelas, lleva los brazos<br />
en alto y hace alarde de su fortaleza física.<br />
En sentido coreográfico los bailes suelen ejecutarse<br />
en corro, alternando hombre y mujer de manera que,<br />
al iniciar cada copla el cantador, se puede mudar de<br />
pareja, estando ese cambio a cargo de las mujeres.<br />
En las comarcas que quedan al Sur del Turia la<br />
mujer baila la jota de forma más arrogante, llevan los<br />
brazos altos, tocan las castañuelas y su participación es<br />
en forma de reto con el bailador, tanto en sentido de<br />
juego, como en el de resistencia en el baile. En gran parte<br />
de esta zona la jota es baile de pareja libre, por lo que no<br />
son abundantes los casos de poblaciones en las que<br />
aparece la estructura coreográfica del corro o las filas<br />
para mudar de pareja. En las comarcas alicantinas la jota<br />
y otros bailes populares poseen, para los estribillos una<br />
especie de entrelazados o cadenas que toman como base<br />
el cuadro de dos parejas o la combinación de tres parejas.<br />
La jota como baile es, entre los valencianos, de<br />
forma popular y no escolarizada. No obstante existen<br />
algunos ejemplos conservados en grupos de danzas<br />
cuyas mudanzas son claramente de bailes de cuentas,<br />
como es el caso de la llamada Jota de Castellón. Dentro<br />
de los repertorios de los maestros de baile de las escuelas<br />
de la ciudad de Valencia existieron también<br />
acomodaciones de mudanzas elaboradas o escolarizadas<br />
y combinaciones coreográficas muy teatralizadas, montadas<br />
sobre melodías de jota de tipo zarzuelesco o académico.<br />
Las valencianas.<br />
La valenciana, tanto en música como en baile es<br />
una forma muy particular que los valencianos de L'Horta<br />
de Valencia hicieron siguiendo los patrones básicos que<br />
ofrece la jota:<br />
- Acompañamiento instrumental a base de acordes<br />
de tónica y dominante con la misma cantidad de<br />
compases para ambos.<br />
- Estrofas de cuartetas de octosílabos (heptesílabos<br />
en medida valenciana) que se distribuyen en siete frases<br />
musicales.<br />
- Estribillos instrumentales en tono mayor con la<br />
misma medida de compases y combinación de acordes<br />
de acompañamiento que en las de la jota.<br />
El aspecto fundamental que diferencia la valenciana<br />
de la jota es su particular ritmo manifiesto en el<br />
acompañamiento rasgueado que se aleja notablemente<br />
de ésta y que estará más cerca del de una seguidilla de<br />
26<br />
escuela. El cambio rítmico de la música de las valencianas<br />
respecto del de la jota da como consecuencia la<br />
acomodación de unas mudanzas de bailes también diferentes<br />
a las propias de ese baile tan generalizado. Por<br />
otra parte, todas las mudanzas que se conservan y que<br />
conocemos de las valencianas proceden del baile de<br />
cuentas originariamente de la ciudad de Valencia, aunque<br />
las veamos extendidas por comarcas cercanas como<br />
La Ribera o incluso La Costera.<br />
Se conocen dos estilos distintos de canto que se<br />
corresponden con diferentes tonalidades. Son l'u i el dos,<br />
la más clásica valenciana y l'u i el dotze. Relacionando<br />
estos dos estilos de valenciana con los de la jota, el<br />
primero se correspondería con las jotas que se acompañan<br />
por la aragonesa y el segundo con los acompañados<br />
por la estudiantina, teniendo en cuenta que las agrupaciones<br />
de cuerda tradicionales templan sobre un tono<br />
más bajo que las de tipo actual académico.<br />
Según nos comenta Caries Pitarch y como fruto<br />
de sus investigaciones sobre el cant d'estil parece ser que<br />
existió baile no escolarizado para la valenciana, cuyo<br />
conjunto de mudanzas y movimientos de tipo popular<br />
era conocido en L'Horta de Valencia como la fandangà.<br />
Por el momento no se ha podido recoger ninguna muestra<br />
de mudanzas que nos puedan ofrecer una idea clara<br />
de este tipo de baile popular.
EL FOLCLORE EN LA REGION MURCIANA<br />
La palabra folclore fue inventada por un Inglés,<br />
llamado Williams Thoms en 1846, siendo aceptada por<br />
los propios ingleses y repetida por todos los países,<br />
haciéndose tan popular entre los pueblos, que hoy, sería<br />
imposible sustituirla, ya que es la razón que tienen, para,<br />
el trabajo individual hacerlo colectivo y anónimo, en<br />
virtud de su uso, para perpetuarlo en el tiempo y el<br />
espacio.<br />
Fue introducida en España por Machado y Alvarez<br />
en 1.890, el cual la definió de la siguiente forma: «Folclore<br />
es el modo del vivir del pueblo». El folclore estudia la<br />
cultura de las masas populares, la tradición, esté donde<br />
esté... es el estudio de cualquier pueblo, primitivo o no.<br />
El folclore se caracteriza por tres conceptos<br />
fundamentales como son: lo tradicional, lo popular y lo<br />
anónimo, que son determinativos, y otros<br />
complementarios como característicos de lo folclórico<br />
dados por su limitación geográfica o regional como es<br />
el regionalismo, por su relación directa con la<br />
Antropología como es lo racial, y lo femenino y lo<br />
infantil, por ser las mujeres y los niños los más fieles<br />
guardadores de la tradición folclórica.<br />
El folclore no es únicamente el saber de un pueblo,<br />
sino también sus creencias y sentimientos, que se aunan<br />
en los distintos aspectos de la vida, formando un<br />
conjunto vivo, como algo que el pueblo recrea mediante<br />
cambios y transformaciones surgidos tanto desde dentro<br />
de su entorno como de los que provienen del exterior.<br />
La cultura popular hemos de verla como una<br />
manifestación de ámbito rural junto a un pasado que se<br />
conjugan diversas situaciones en las que intervienen las<br />
peculiaridades de cada lugar, las tradiciones que en ellas<br />
puedan haber incidido y la manera de ser y sentir de<br />
una colectividad, marcando una referencia histórica que<br />
nos dice de un proceso que ha ido desarrollándose en el<br />
tiempo dejando unos testimonios claros que en parte<br />
explican su existencia.<br />
Por lo general, la idea del pasado del folclore deriva<br />
Salvador Martínez Nicolás<br />
27<br />
de tres tipos de fuentes. En primer lugar se tienen datos<br />
obtenidos desde los objetos abandonados por el hombre<br />
sin intención de que sirvan para conocer la historia como<br />
son algunos utensilios, recipientes y restos que no sirven<br />
para conocer un todo pero en cambio arrojan una<br />
pequeña luz sobre la historia del hombre aunque no sea<br />
una historia articulada.<br />
En segundo lugar contamos con las narraciones<br />
transmitidas oralmente a través de las distintas<br />
generaciones. Estas si que nos cuentan una historia<br />
articulada pero en la mayoría de los casos suele quedar<br />
distorsionada al ser contada una y otra vez. Esto suele<br />
suceder con los mitos y leyendas que aunque a veces<br />
contengan datos importantes no se pueden aceptar como<br />
verdades literales.<br />
Así muchas leyendas se conservan de una<br />
generación a otra gracias a la tradición oral, siendo<br />
aceptadas como hechos históricos aunque los<br />
historiadores las rechazan por considerarlas meras<br />
fábulas.<br />
En tercer lugar tenemos los documentos escritos,<br />
que, como es natural, incluyen a veces hechos<br />
legendarios. Si el documento escrito se refiere a<br />
acontecimientos contemporáneos del estudioso, o que<br />
pertenecen a su inmediato pasado, entonces disponemos<br />
de la mejor de las fuentes histórica aunque los escritores<br />
pueden no reflejar la realidad o equivocarse de buena<br />
fe.<br />
Los escritos aun los mas fieles a los hechos, pueden<br />
sufrir distorsiones accidentales en copias posteriores y<br />
aun ser alterados por propagandistas pues a veces al<br />
comparar las investigaciones y contrastarlas con los<br />
resultados de lo hallado, los errores y distorsiones<br />
pueden salir a la luz. Los detalles referentes a la cultura<br />
popular de los pueblos son siempre confusos y borrosos<br />
y los investigadores se resignan ante esta realidad. Sea<br />
como sea, no disponemos de nada mas detallado que<br />
los documentos escritos y las transmisiones orales<br />
cuando hablamos de folclore, y en líneas generales
cuando hablamos de la cultura de los pueblos.<br />
El folclore, se crea por una fusión de pensamientos,<br />
actividades y costumbres dentro de la vida de un pueblo<br />
y en cada una de las etapas culturales, es lo anónimo<br />
que surge del pueblo tomando el nombre de tradicional<br />
que se funde en lo autóctono, siendo en realidad la<br />
transmisión en cada época por herencia de otras<br />
anteriores a las que se suma cualquier hecho o costumbre<br />
acaecido en dicha época, no pudiendo determinar la<br />
persona o personas que crearon estos hechos materiales<br />
o espirituales.<br />
La creación folclórica es anónima y colectiva,<br />
aunque el creador es siempre un individuo, no se<br />
destaca, pues el pueblo se encarga de su transmisión y<br />
modificación, actuando como vehículo en una dirección<br />
común de gustos necesidades y costumbres, es<br />
totalmente oral siendo transmitida de padres a hijos a<br />
través de generaciones, para que una expresión se<br />
convierta en folclórica ha de ser de dominio publico,<br />
enriqueciendo el acervo popular, manteniéndola viva<br />
en la colectividad y en el ambiente regional.<br />
El folclore es como una cadena donde nosotros<br />
somos el eslabón de transmisión, del pasado y presente<br />
hacia el futuro, en su constante creación y evolución<br />
como elemento vivo el cual hay que estudiar, no como<br />
algo pasado y arcaico sino de cara a la realidad presente,<br />
respetando por supuesto el pasado haciendo estudios<br />
comparativos de las diferentes épocas y estilos para<br />
resaltar sus peculiaridades, pues a lo largo de su vida,<br />
el hombre, genera una cultura la cual va transmitiendo<br />
a las siguientes generaciones. Cuando una generación<br />
recibe y asimila esa cultura, no se coloca en el principio<br />
de esa cadena ni se sitúa en la mas absoluta indefinición<br />
cultural, sino que parte del caudal de experiencias<br />
conocimientos y creaciones, de todo el proceso de<br />
elaboración y selección que ha venido haciendo esa<br />
comunidad genética en la cual está insertado.<br />
El objeto principal del folclore es; recoger, acopiar<br />
y publicar todos los conocimientos de los pueblos como<br />
son; medicina agricultura, política, cantares, danzas,<br />
proverbios, adivinanzas, cuentos, leyendas, tradiciones,<br />
usos y costumbres fiestas, ritos, creencias, supersticiones,<br />
mitos, motes, juegos infantiles, nombres de lugares,<br />
plantas, animales o cosas, etc, etc, y en general todos los<br />
elementos que constituyen el saber popular y el idioma,<br />
contenidos en la tradición oral y en los escritos, como<br />
material indispensable para el mejor conocimiento y<br />
reconstrucción científica y antropológica de la historia,<br />
la cultura y las tradiciones de los pueblos.<br />
Es muy poco el tiempo que disponemos para<br />
recoger todo aquello que fue transmitido alrededor de<br />
un fuego, una reunión familiar, o colectiva. Quedan ya<br />
muy pocas personas nacidas a principios de siglo cuyo<br />
modo de vivir, sus cantos, cuentos y leyendas, sus modos<br />
y maneras de hablar y de danzar, no fueron aun<br />
28<br />
manipulados por los grandes medios de comunicación.<br />
Esto es urgente hacerlo ya, pues si el hombre pierde<br />
aspectos de la cultura tradicional, antes o después,<br />
deberá buscarlos donde pueda, y toda esta<br />
responsabilidad recae en todos nosotros, pues somos el<br />
eslabón transmisor de esa cadena de cara al futuro.<br />
Desde tiempo inmemorial la idea de que la música<br />
folclórica viene asociada a un pueblo, una nación o una<br />
cultura, ha tenido siempre una gran aceptación. De<br />
hecho, la música es un fenómeno Universal, aunque<br />
como es natural cada cultura tiene la suya aun siendo<br />
las relaciones musicales entre pueblos vecinos muy<br />
estrechas, pero eso si, las melodías pueden transmitirse<br />
de unas culturas a otras imprimiéndole las características<br />
musicales y los rasgos estilísticos de la nueva cultura,<br />
siendo muy difícil la reconstrucción histórica musical<br />
de una cultura basándose en la transmisión oral, aunque<br />
se puede tener una idea acerca del crecimiento,<br />
evolución y movimientos geográficos de estilos<br />
musicales, instrumentos e incluso canciones<br />
determinadas.<br />
Generalmente se cree que cada pueblo ha creado<br />
sus danzas y sus músicas exponiendo en ellas sus<br />
sentimientos, mostrando las características de su<br />
expresividad y sentido rítmico y musical, pero, estas<br />
danzas que aun nacidas en sus respectivos pueblos,<br />
como sus nombres indican, al ser llevadas a otros<br />
pueblos condicionadas por las repoblaciones impuestas<br />
por la reconquista o por las corrientes migratorias, han<br />
tomado carta de naturaleza ya que aunque con sus<br />
mismos ritmos sus creadores han modificado en ellas la<br />
expresión y el sentir de su pueblo, el ejemplo más latente<br />
es la jota que aunque en Aragón es donde tiene mas<br />
difusión, no hay quizás un solo pueblo en España que<br />
no tenga su jota, aunque, eso si, sufriendo tantas<br />
variantes como jotas hay.<br />
El folclore murciano es de los mas ricos y variados<br />
en el que surgen canciones y tonadillas de origen<br />
antiquísimo, teniendo su personalidad propia en cuanto<br />
a cantos y bailes se refiere.<br />
Estas danzas y cantos, que eran una manifestación<br />
del pueblo en sus expansiones y alegrías, han ido<br />
evolucionando hasta nuestros días y en ellas<br />
encontramos restos de aquellas melodías primitivas en<br />
las que nuestros antepasados ponían su sinceridad,<br />
sencillez y profunda emoción tanto en sus letras, como<br />
en músicas y bailes.<br />
Existe la idea de que nuestro folclore fue traído por<br />
los Árabes es posible que fueran ellos los que<br />
aprendieron de nuestros antepasados, pues la música<br />
de una región que tiene cultura propia no puede ser<br />
ajena a este hecho sociológico formando parte de su<br />
cultura.<br />
Nos cuenta Alexandre de Alexandra, que los
primeros que cantaron y bailaron fueron los Jonios;<br />
Siguiendo los Griegos, los Egipcios y otras naciones; no<br />
llegando a la perfección de canto y baile hasta que lo<br />
aprendieron de los españoles.<br />
Hay un hecho bastante importante, ciento<br />
cincuenta años antes que los árabes vinieran a España<br />
en todo el sureste español hubieron bizantinos, y<br />
bastantes autores afirman que es un error suponer que<br />
lo cromático de nuestro folclore nos viene de los árabes,<br />
aunque lógicamente algo aportarían pero es sabido que<br />
los árabes no eran creadores sino imitadores de todo lo<br />
bueno que encontraron.<br />
Todavía se conservan en Marruecos concretamente<br />
en Fez las músicas que aprendieron durante la<br />
dominación, yo personalmente las he escuchado y<br />
responden a nombres tan evocadores como, Granada,<br />
Córdoba, Sevilla, etc. Las cuales interpretaban los<br />
músicos en los jardines de la Alhambra en las grandes<br />
fiestas.<br />
Buscar la procedencia de nuestro folclore sería tarea<br />
tan compleja como difícil pues se pierde en la noche de<br />
los tiempos, lo que si esta claro es que las distintas<br />
influencias que recibió llegaron a nuestra región a través<br />
de las repoblaciones impuestas por la reconquista y<br />
principalmente por los caminos de la mesta y los<br />
movimientos migratorios que, al mezclar sus danzas con<br />
los naturales se creó un folclore autóctono y peculiar<br />
del cual salieron las distintas danzas y melodías que<br />
actualmente conocemos.<br />
Difícilmente puede clasificarse un baile por el<br />
nombre, ya que la mayoría llevan nombre del lugar de<br />
origen; otros, del instrumento o traste que se toca en la<br />
guitarra que acompaña; otros, de nombres propios de<br />
la persona que lo enseñó; otros, de hechos históricos, o<br />
locales y otros de diversa índole.<br />
El baile en la región murciana es más que una<br />
diversión: Es el ritual de la vida de cada pueblo el cual<br />
expresa con solemnidad su verdadera alma, teniendo<br />
su baile, su música y su traje peculiar en los cuales<br />
manifiesta su carácter y genio artístico.<br />
Hoy se atribuye y critica a la Sección Femenina la<br />
creación de los «Coros y Danzas» cuando en realidad<br />
(quizás sin saberlo) retornaron algo que nos dice la<br />
historia ya que el cónsul Metelo escogió de grado o por<br />
fuerza los mejores músicos y bailarines que oyó en<br />
España enviando esta embajada artística junto con sus<br />
instrumentos propios a Roma como presente al Senado,<br />
siendo proclamados los mejores músicos y bailarines de<br />
la república y cosechando miles de aplausos del pueblo<br />
romano, hasta tal punto llegó su fama que debido a una<br />
gran escasez, los cónsules se vieron obligados a expulsar<br />
de Roma a todos los extranjeros sin distinción de sexo o<br />
clase siendo únicamente respetados los mas de tres mil<br />
músicos, bailarines y cantores españoles, ya que la<br />
29<br />
aristocracia romana se hizo cargo de la manutención de<br />
ellos no permitiendo que ninguno abandonara el país.<br />
Que alcanzaron gran notoriedad nuestros danzantes en<br />
Roma lo prueba Plinio el Joven alabando las excelencias<br />
de las bailarinas gaditanas y sus danzas, en una carta<br />
dirigida a Septicius Clarus, incluso Petronio en su<br />
«Satyricon», Estrabon, Appiano, Silio Itálico, etc, las han<br />
alabado por su destreza y habilidad coreográfica.<br />
En la región murciana existen gran variedad de<br />
tipos de canciones como son: de laboreo que agrupa<br />
trilla, siembra, siega, coger hoja, etc, también hay, nanas,<br />
canciones de ronda, villancicos, mayos, aguinaldos,<br />
romances, romancillos, canciones de corro, etc, de baile<br />
como son; jotas, malagueñas, parrandas, manchegas,<br />
pardicas, seguidillas, enredás, fandangos, boleros,<br />
jerigonzas, yerba buenas, cartageneras, murcianas, etc,<br />
como asimismo, cantos de aurora, aguilanderas,<br />
animeras, marchas de pascua, huesos, pastorcillos, etc.<br />
Al final de la década de los 40 empezó una nueva<br />
era para el folclore en cuanto a baile y música se refiere<br />
ya que se encontraba en un estancamiento bastante largo<br />
debido a las convulsiones políticas de España con el<br />
abocamiento a la guerra civil. Las cátedras ambulantes<br />
de la Sección Femenina jugaron un gran papel<br />
recuperando bastantes aspectos de la cultura popular<br />
como danzas, músicas, vestuario, etc. El folclore fue<br />
sacado de su entorno natural adaptándole coreografías<br />
y llevado a los grandes escenarios teniéndose que<br />
adaptar a la modernidad de los tiempos perdiendo todo<br />
el encanto que le da el medio rural, hubo que crear<br />
músicas y danzas para ir enriqueciendo nuestro<br />
patrimonio cultural, las cuales una vez pasado el filtro<br />
popular que, acepta o rechaza cualquier innovación,<br />
podremos legar a generaciones posteriores igual que<br />
hicieron nuestros antepasados legándonos su saber y<br />
experiencia, siguiendo la cadena folclórica.<br />
Actualmente y con la puesta en escena de las<br />
cuadrillas de animeros, que existían, pero casi olvidadas,<br />
el público a vuelto a vibrar interesándose de una forma<br />
participativa a través de la formación de una Federación<br />
de Peñas Huertanas compuesta por personas interesadas<br />
en la cultura de su región, renaciendo con más pujanza<br />
el movimiento folclórico y sobre la base de este nuevo<br />
folclore no por su edad sino por su conocimiento, se<br />
está volviendo a crear como antes dije con más o menos<br />
acierto, eso el tiempo lo dirá pues como es sabido el<br />
pueblo acepta o rechaza los cambios que se producen<br />
»<br />
SEGUIDILLAS<br />
El baile que mejor se ha adaptado al movimiento<br />
de evolución en las costumbres y usos en las distintas<br />
épocas sin desfigurarse, es sin lugar a dudas la seguidilla<br />
y es por tanto el más genuino español.
Seguidilla es la danza que se baila con este aire,<br />
cuyo ritmo ha sido adoptado en numerosas obras<br />
descriptivas y a las que sus cantores han querido<br />
imprimir carácter español. Las seguidillas han sufrido<br />
a través de los tiempos, diferentes transformaciones<br />
adaptándose a las distintas regiones donde fueron<br />
llevadas por las corrientes migratorias y según la región<br />
donde se cantan o bailan se denominan de diferente<br />
forma, en la Región Andaluza la variante son las<br />
sevillanas, en la Mancha se denominan manchegas y<br />
apenas cambia su carácter, en Murcia se llaman<br />
parrandas, en Santander pasiegas, etc.<br />
Castilla fue la cuna de la seguidilla en el Siglo XV<br />
según comentaristas de la época, Alvarez Gato y el<br />
Marqués de Santillana nos dan testimonio de ello.<br />
Existen pocas dudas de que la región que más han<br />
trascendido en España ha sido la manchega, pues es el<br />
baile manchego por antonomasia y el primer autor que<br />
las cita según Menéndez y Pelayo, es Miguel de<br />
Cervantes.<br />
Considerando literariamente la seguidilla se<br />
compone de cuatro versos heptasílabos y pentasílabos<br />
del género festivo, con rimas asonantes los pares y libres<br />
los impares, a veces se expresa con un estribillo de tres<br />
versos rimando los impares y libre el segundo verso.<br />
Musicalmente considerada, la seguidilla se canta en tono<br />
mayor en compás ternario y tempo vivo siendo el<br />
ejemplo típico de baile cantado o canto bailado.<br />
El ritmo es marcado por las castañuelas que<br />
ejecutan entre copla y copla cuatro veces el mismo<br />
compás, en las parrandas este mismo ritmo se ejecuta<br />
tres veces, en las manchegas dos veces y en las sevillanas<br />
una sola vez. En nuestra Región las seguidillas más<br />
antiguas que se conocen son las del Jo y Ja.<br />
Según nos cuenta Díaz Cassou, en una carta<br />
fechada en 1.604 un maestro de danza llamado Francisco<br />
de Melgar, pedía al concejo murciano le fuera asignado<br />
un sueldo para la enseñanza de sus bailes y al hacer<br />
referencia de su repertorio nombra las Seguidillas, la<br />
caña, la rondeña, etc, madres estas últimas de nuestras<br />
Malagueñas.<br />
Insertamos unas letras antiguas de seguidillas.<br />
De rosas y claveles<br />
y de alhelíes jo y ja.<br />
Y de alhelíes jo y ja<br />
y de alhelíes jo y ja<br />
y de alhelíes se té<br />
llena la boca cuando<br />
te ríes jo y ja.<br />
Cuando te ríes jo y ja<br />
cuando te ríes jo y ja<br />
cuando te ríes de ro<br />
de rosas y claveles<br />
30<br />
y de alhelíes jo y ja.<br />
Ole bien de mi vida<br />
son muy pequeños jo y ja.<br />
Son muy pequeños jo y ja<br />
son muy pequeños jo y ja<br />
son muy pequeños tus o<br />
tus ojos para soles<br />
son muy pequeños jo y ja.<br />
Son muy pequeños jo y ja<br />
son muy pequeños jo y ja<br />
son muy pequeños para<br />
para estrellas son grandes<br />
serán luceros jo y ja.<br />
La nieve por tu cara<br />
baja diciendo jo y ja.<br />
Baja diciendo jo y ja<br />
baja diciendo jo y ja<br />
baja diciendo donde<br />
donde ya no hago falta<br />
no me detengo jo y ja.<br />
No me detengo jo y ja<br />
no me detengo jo y ja<br />
no me detengo la me<br />
la nieve por tu cara<br />
baja diciendo jo y ja.<br />
Ole bien de mi vida<br />
subir al cielo jo y ja.<br />
Subir al cielo jo y ja<br />
subir al cielo jo y ja<br />
subir al cielo como<br />
quieres pecando<br />
subir al cielo jo y ja.<br />
Subir al cielo jo y ja<br />
Subir al cielo jo y ja<br />
Subir al cielo si te<br />
vas condenando<br />
para el infierno jo y ja.<br />
Cuatro lunares tienes<br />
niña en tu rostro jo y ja.<br />
Niña en tu rostro jo y ja<br />
niña en tu rostro jo y ja<br />
niña en tu rostro tienes<br />
tienes Abril y Mayo<br />
Julio y Agosto jo y ja.<br />
Julio y Agosto jo y ja<br />
Julio y Agosto jo y ja<br />
Julio y Agosto cuatro<br />
cuatro lunares tienes<br />
niña en tu rostro jo y ja.<br />
Ole bien de mi vida<br />
anda que tienes jo y ja.<br />
Anda que tienes jo y ja<br />
anda que tienes jo y ja<br />
anda que tienes el pe<br />
el pecado contigo<br />
no me lo pegues jo y ja.
No me lo pegues jo y ja.<br />
no me lo pegues jo y ja.<br />
no me lo pegues que lie<br />
que llevas el pecado<br />
no me lo pegues jo y ja.<br />
SEGUIDILLAS DEL JO Y JA<br />
Popular<br />
Trana. salvador Martínez Nicolás<br />
31<br />
JOTA<br />
La Jota es una manifestación folclórico-musical,<br />
extendida por toda la Península, siendo en Aragón<br />
donde más culto ha tenido pues es venerada casi con<br />
fervor religioso ya que esta región ha sabido cuidarla,<br />
arraigando de tal forma que se le ha dado verdadero<br />
privilegio. La Jota nació en el pueblo, sencilla,<br />
espontánea y sin las complicadas escenografías con que<br />
hoy es representada. Es el baile popular mas difundido<br />
por todas las regiones pero especialmente en Aragón y<br />
Valencia. Por lo general es acompañada con una rondalla<br />
compuesta de bandurrias, laudes y guitarras marcando<br />
el ritmo pandereta y las castañuelas o pulgaretas.<br />
La copla suele constar de cuatro versos octosílabos<br />
asonantados el segundo y el cuarto, tiene siete frases<br />
musicales duplicándose todos los versos menos el<br />
penúltimo, comienza a cantarse por el segundo verso,<br />
pasa al primero para volver al segundo, tercero y cuarto<br />
repetido para luego terminar por el primero. Ejemplo<br />
de cuarteta;<br />
Tiene Murcia un Verdolay<br />
en lo alto de la sierra<br />
y el que pasa allí un verano<br />
toda su vida se acuerda<br />
Como se canta;<br />
En lo alto de la sierra<br />
tiene Murcia un Verdolay<br />
en lo alto de la sierra<br />
y el que pasa allí un verano<br />
toda su vida se acuerda<br />
toda su vida se acuerda<br />
tiene Murcia un Verdolay.<br />
Se ha hablado mucho de la invención o no de la<br />
Jota por el valenciano Aben-Jot, existen varias teorías al<br />
respecto, pero, a la conclusión que han llegado diversos<br />
folcloristas es que los árabes no intervinieron para nada<br />
en la Jota; primero, porque la Jota no aparece como tal<br />
hasta final del siglo X<strong>VIII</strong> o principio del siglo XIX (en<br />
el Archivo Municipal de Zaragoza no se nombra la<br />
palabra jota hasta la época de los sitios napoleónicos) y<br />
segundo; porque la jota es tonal en modo mayor a base<br />
de tónica y dominante y esto hace pensar que no es<br />
mucha su antigüedad refiriéndonos a la melodía, puesto<br />
que en nuestra Península existen otras melodías<br />
folclóricas que denotan ser más antiguas por estar<br />
escritas en escalas modales y que la invención atribuida<br />
al moro Aben-Jot es una fantasía. Y es bastante cierto<br />
un hecho, el insigne Miguel de Cervantes no la cita en<br />
ninguna de sus obras, cuando cita 19 danzas a más de<br />
36 instrumentos.<br />
D. Miguel Arnaudas organista del Pilar y mas tarde<br />
maestro de Capilla de la Seo de Zaragoza en su obra «la<br />
jota, origen, forma musical y ejecución» dice lo siguiente:<br />
«La construcción musical de la jota, melódica, rítmica<br />
y armónicamente es absolutamente moderna y no sólo
no contiene ningún rasgo de los que caracterizan a la<br />
música árabe o religiosa de los siglos medios, sino que<br />
tampoco los tiene de la época del Renacimiento, rasgos<br />
éstos que perduran en España hasta la música de mitad<br />
del siglo X<strong>VIII</strong>».<br />
Posiblemente al tomar carta de naturaleza en<br />
Aragón se extendió por toda España a raíz de la Guerra<br />
de la Independencia, y lo mas probable en nuestra<br />
Región fuese traída por las huestes que ayudaron a<br />
defender Zaragoza, ó que entrara a través de la Región<br />
Valenciana.<br />
En nuestra Región existen tanta variedad de Jotas<br />
como pueblos tiene la Provincia e incluso en España no<br />
existe un sólo pueblo que no tenga su Jota, siendo las<br />
mas famosas las de, Lorca, Totana, Cieza, Yecla, Aguilas,<br />
etc, etc, en la huerta de Murcia tenemos unos bellos<br />
ejemplos de Jotas como son, la navideña, de Aljucer, del<br />
Rincón, del Verdolay, etc, y la más genuina de todas y<br />
mas antigua en el cancionero Murciano la Jota o baile<br />
de los anisicos.<br />
Tiene la Jota unas variantes que unas son de aquí<br />
y otras importadas, las cuales han creado músicas y<br />
bailes muy vistosos y de una sencillez extraordinaria<br />
como son; ziringozas, hierbabuenas, y zánganos, que<br />
se bailan en distintos puntos de la Región. En el ámbito<br />
mundial la Jota está representada gracias a List, Glinca,<br />
Saint-Sacns y por supuesto los grandes compositores<br />
españoles.<br />
Uno de los grandes bailarines joteros de fama<br />
internacional ha sido Pedro Azorín (de niño fue<br />
«infante» del Pilar) natural de Yecla y Premio Nacional<br />
de Danza, el cual ha montado jotas entre otras a, Pilar<br />
López, Carmen Amaya y Mariemma, actuando<br />
últimamente en el Ballet de María Rosa. Insertamos a<br />
continuación unas letras de Jota recogidas en Yecla por<br />
gentileza de Juana Martínez Yago.<br />
Por un besito ni dos<br />
ni tres ni cuatro ni ciento<br />
la mujer no pierde nada<br />
y el hombre se va contento.<br />
Por tu puerta resalada<br />
tengo mas pasicos dados<br />
que San Juan Evangelista<br />
cuando por el mundo andaba.<br />
Una niña en esos ojos<br />
tienes unos ojos niña<br />
que los ojos de esta niña<br />
son las niñas de mis ojos.<br />
Yo no digo que tu seas<br />
ninguna mujer mundana<br />
pero tu madre lo ha sido<br />
del tronco sale la rama.<br />
Si tuvieras de olivares<br />
lo mismo que fantasía<br />
el río de Manzanares<br />
por tu puerta pasaría.<br />
32<br />
El camino estaba llano<br />
andando por el camino<br />
se me perdió mí morena<br />
llevándola de la mano.<br />
Que circula por mis venas<br />
te quiero mas que a la sangre<br />
si trataras de olvidarme<br />
me moriría de pena.<br />
De los primeros amores<br />
una raíz me queao<br />
que siempre me está royendo<br />
al lado del corazón.<br />
Pensarán que yo te quiero<br />
porque te pongo la silla<br />
yo soy capaz de poner<br />
a un toro las banderillas.
MALAGUEÑAS<br />
A finales del Siglo XVI y principios del XVII<br />
proliferan en España entre otras danzas, la Rondeña, el<br />
fandango, la granadina, la caña, etc, etc, y que los<br />
grandes maestros de danza llevaban en su repertorio.<br />
Estas danzas traídas con las distintas migraciones y<br />
mezcladas en el crisol popular con las danzas de la tierra,<br />
han creado páginas bellísimas y de un sabor inigualable<br />
como son las malagueñas murcianas.<br />
Es difícil precisar el porqué llamar malagueña a<br />
un baile que es murciano. Quizás sea por el hecho de<br />
descender de la caña o la rondeña, el aire musical nos<br />
trae recuerdos de esta bella capital aunque en realidad<br />
son fandangos y las que se cantan en la huerta no tienen<br />
parecido ni en el canto ni en el baile con las de Málaga.<br />
La copla suele constar de cuatro versos octosílabos<br />
y su compás es de 3x4, existen en nuestra Región gran<br />
variedad de malagueñas, casi tantas como pueblos tiene<br />
la Provincia y hay un hecho muy curioso: siendo la<br />
parranda el baile murciano por excelencia se bailan más<br />
malagueñas que parrandas, quizás sea por ser de mas<br />
antigüedad este baile o estar las parrandas localizadas<br />
en una zona determinada.<br />
En la huerta de Murcia hay bellos ejemplos de<br />
malagueñas como son; de la Arboleja, Albatalía o del<br />
tío abogado, gitana o del tío Eugenio, de Algezares o<br />
del tío Blanes, Aljucer o de la tía Carmen la pereta<br />
aunque esta malagueña es de Sangonera, etc, en fin, una<br />
serie de malagueñas que han ido cogiendo el nombre<br />
de la persona que las enseñó y que gracias a esto su<br />
nombre pasará a la posteridad pues ya se denominan<br />
con el nombre de la persona no del lugar.<br />
En el Campo de Cartagena existen tres variedades<br />
de malagueñas como son; las toreras, las boleras y las<br />
mineras y que están localizadas en las zonas de, Roldán,<br />
Torre Pacheco, Fuente Álamo y la Unión. Hay varias<br />
formas de denominar las malagueñas como son; de<br />
arriba, en medio, abajo, rajeás, punteas, taconeas,<br />
boleras, toreras, mineras, etc, en algunas la<br />
denominación les viene según el traste que se toca en la<br />
guitarra, las de arriba, en mi y fa siendo la copla en do<br />
todo en tono mayor; las de en medio, van en fa sostenido<br />
y sol copla en re igualmente en tono mayor; las de abajo<br />
en sol y sol sostenido copla en mi bemol, aunque estas<br />
malagueñas se suelen tocar menos, únicamente se tocan<br />
en la zona de Nogalte; las rajeás porque se tocan en<br />
rasgueos; las punteás porque el tocador iba haciendo<br />
punteos, etc. Antiguamente solo se acompañaban con<br />
guitarras y aún hoy se siguen acompañando así en<br />
algunas pedanías y como fondo el «ajujú» grito de uso<br />
en la huerta que ya se ha perdido. Aunque el sabor puro<br />
es la guitarra, hoy se acompañan con bandurrias, laudes,<br />
etc, y cuando se las oye con otros instrumentos fuera de<br />
los propios de rondalla no se forma de ellas sino una<br />
imperfecta idea.<br />
33<br />
Las malagueñas se suelen cantar en coplas de<br />
cuatro versos o cuartetas asonantadas, rimando primero<br />
y tercero y segundo y cuarto, donde se entra cantando<br />
el primer verso repetido para pasar al segundo tercero<br />
y cuarto terminando con el primero.<br />
Ponemos aquí un ejemplo:<br />
Dicen que no tengo sal (bis)<br />
y tengo un salero lleno<br />
que lo tengo en mi bancal<br />
y lo uso cuando quiero<br />
dicen que no tengo sal<br />
Huertanica huertanica (bis)<br />
lucete con tu bolero<br />
que cada paso que da<br />
le manda flores al cielo<br />
huertanica huertanica.<br />
Tu padre dice que nones (bis)<br />
tu madre dice que si<br />
y como mandan las faldas<br />
tu serás nena p' mi<br />
tu padre dice que nones.<br />
La mujer en opinión (bis)<br />
mucho mas pierde que gana<br />
pues son como la campana<br />
que se estima por el son<br />
la mujer en opinión.<br />
Yo soy la vela de cera (bis)<br />
que arde en tu beneficio<br />
y en pago del buen servicio<br />
le das un soplo a que muera<br />
yo soy la vela de cera.<br />
La mujer que sale guapa (bis)<br />
y se peina a lo torero<br />
no la puede mantener<br />
ningún pobre jornalero<br />
la mujer que sale guapa.<br />
Con esa cara zagala (bis)<br />
no vayas a pasear<br />
porque si te esfisa un guardia<br />
te tendría que multar<br />
con esa cara zagala.<br />
Eres huertanico mío (bis)<br />
un zángano de colmena<br />
que dices que trabajar<br />
no vale nunca la pena<br />
eres huertanico mío.<br />
Dicen que es malo comer (bis)<br />
estando dentro la cárcel<br />
pero es mas malo el casarse<br />
con una pobre mujer<br />
que no sepa gobernarse.
34<br />
MANCHEGAS<br />
Las manchegas fueron creadas por el manchego<br />
Pedro la Rosa en el Siglo X<strong>VIII</strong>, el cual era un gran<br />
bailarín de seguidillas que modificó canto y baile las<br />
cuales paseó por los mejores teatros de España y Europa;<br />
esta innovación fue posterior a 1.784 pues en esa fecha<br />
y con motivo de unos festejos populares que se<br />
celebraban en Murcia, en el repertorio de bailes no<br />
figuraba ese nombre.<br />
Las manchegas tanto literaria como musicalmente<br />
son descendientes de las seguidillas, la única variante<br />
consiste en que solamente se dan tres compases entre<br />
copla y copla.<br />
Vamos a poner un ejemplo de manchegas:<br />
De suegras y cuñadas<br />
va un carro lleno.<br />
Va un carro lleno<br />
vaya bonita carga<br />
para el infierno<br />
de suegras y cuñadas<br />
va un carro lleno.<br />
Va un carro lleno<br />
de suegras y cuñadas<br />
va un carro lleno<br />
vaya bonita carga<br />
para el infierno.<br />
Para el infierno<br />
vaya bonita carga<br />
para el infierno<br />
de suegras y cuñadas<br />
va un carro lleno.<br />
En el mismo siglo hubo otro bailarín manchego<br />
llamado Sebastián Cerezo, el cual las modificó a su vez<br />
creando el bolero, baile muy señorial, que según D.<br />
Preciso recibió tal nombre por ser una danza toda en<br />
saltos y como en un vuelo, aunque otros autores le<br />
atribuyen la creación a un calesero sevillano llamado<br />
Antón Boliche. No se sabe a ciencia cierta cual fue de<br />
los dos pero lo cierto es que a este bailarín manchego se<br />
le atribuye la invención de la jota y las sevillanas en<br />
cuanto a baile se refiere.<br />
Según nos cuenta Estébanez Calderón en sus<br />
escenas andaluzas, «que eran tan grandes los esfuerzos<br />
que hacían los bailarines en interpretar el bolero, con<br />
sus saltos, cabriolas, volatas y vueltas de pecho, que la<br />
mayoría terminaba en la cama de un hospital, e incluso<br />
Esteban Morales inventor de esta última suerte fue el<br />
primer mártir de la invención y cuentan algunos autores,<br />
que esta mudanza tiene llevada mas gente a los<br />
cementerios que las pulmonías en Madrid».
Para poner coto a este mal, el murciano Luis<br />
Requejo bailarín muy hábil y de gran ingenio, además<br />
de una agilidad extraordinaria, después de asombrar<br />
tanto a los reinos de Aragón y Valencia como a su propia<br />
tierra, apareció en Madrid como el reformador del<br />
bolero, quitándole todo aquello que resultaba violento<br />
y estrepitoso ajustando los movimientos a compases algo<br />
más lentos y pausados dejándolo tal como hoy se conoce<br />
y que aún se baila en la localidad de Fuente Alamo<br />
(Murcia).<br />
Ya no bebo mas agua<br />
de tu tinaja<br />
De tu tinaja ya no bebo<br />
mas agua de tu tinaja<br />
porque he visto una cosa<br />
que sube y baja.<br />
que sube y baja<br />
porque he visto una cosa<br />
que sube y baja<br />
ya no bebo mas agua<br />
de tu tinaja.<br />
De tu tinaja<br />
ya no bebo mas agua<br />
de tu tinaja<br />
porque he visto una cosa<br />
que sube y baja.<br />
Ya no bebo mas caldo<br />
de tu puchero<br />
De tu puchero<br />
ya no bebo mas caldo<br />
de tu puchero<br />
porque he visto una cosa<br />
que mete miedo<br />
Que mete miedo<br />
porque he visto una cosa<br />
que mete miedo<br />
ya no bebo mas caldo<br />
de tu puchero.<br />
De tu puchero<br />
ya no bebo mas caldo<br />
de tu puchero<br />
porque he visto una cosa<br />
que mete miedo.<br />
Ya no bebo mas vino<br />
de tu porrón<br />
De tu porrón<br />
ya no bebo mas vino<br />
de tu porrón<br />
porque se ahoga en penas<br />
mi corazón.<br />
35<br />
Mi corazón<br />
porque se ahoga en penas<br />
mi corazón<br />
ya no bebo mas vino<br />
de tu porrón.<br />
De tu porrón<br />
ya no bebo mas vino<br />
de tu porrón<br />
porque se ahoga en penas<br />
mi corazón.<br />
PARRANDA<br />
¡Ay tierra de cien caminos<br />
y de mil encrucijadas<br />
tierra de valientes hombres<br />
y de coplas solitarias!<br />
tierra de verdes naranjos<br />
de tomillos y retamas<br />
tierra que monta la vida<br />
sobre la huerta sultana<br />
dime, ¿por donde te vino<br />
la copla de tu Parranda?<br />
tu Parranda de voz pura<br />
que vibra, solloza y canta<br />
copla que sale profunda<br />
y nace de las entrañas.<br />
En que milenaria cueva<br />
¡has nacido tu Parranda!<br />
blanca de azahares y estrellas
de rocío de madrugada.<br />
¡Nació bajo los naranjos<br />
o la higuera solitaria<br />
o en el surco de tu tierra<br />
siempre de sudor regada!<br />
dicen que la Seguidilla<br />
fue tu madre castellana<br />
y que tu padre fue el pueblo<br />
donde todo se amalgama<br />
pues tienes toda la gracia<br />
de la palmera sultana,<br />
el verde de los trigales<br />
y la margarita blanca.<br />
No hay placer que mas deleite<br />
que oír junto a una ventana<br />
cantar coplas a una moza<br />
con rumores de guitarra.<br />
La parranda es según la Real Academia de la<br />
Lengua Española, «la cuadrilla de músicos aficionados<br />
que van de noche tocando o cantando para divertirse»,<br />
aunque en la huerta de Murcia el ir de parranda era ir<br />
de ronda a echarle unos cantares o serenata a las mozas<br />
o, como se decía en panocho a echarles una «relincha».<br />
A veces ocurría que si la moza que iban a rondar<br />
era de un pueblo vecino, terminaban por lo general en<br />
la botica pues los mozos de este pueblo queriendo hacer<br />
la «hombrá» esfarataban la música a estacazo limpio.<br />
Las parrandas fueron creadas por Luis Requejo,<br />
genial bailarín murciano célebre en su época, el cual<br />
modificó canto y baile de seguidillas dándole su actual<br />
forma y poniéndole el nombre de parranda,<br />
posteriormente ha sufrido varias degeneraciones siendo<br />
las más notables las seguidillas del pan torrao o "Torrás"<br />
que se bailan en Mula aunque es un baile manchego y<br />
las pardicas que tomaron carta de naturaleza en la<br />
Cañada de Canara de Cehegín, las cuales tienen una<br />
estrofa menos que las parrandas y deben su nombre<br />
(según los naturales de esta zona) al ser allí la tierra de<br />
color pardo al bailar se pegaba el polvo a la ropa, de ahí<br />
el nombre, la diferencia mas notable es que tienen una<br />
cadencia rápida de introducción que generalmente va<br />
en tónica y la copla que va lenta y en subdominante.<br />
Las Parrandas son de un carácter alegre donde las<br />
guitarras entran en forma de ritornello dando el cantor<br />
el aviso para luego entrar el coro cantando las tres<br />
estrofas de cada mudanza, mientras, las parejas bailan<br />
intentando engañarse el uno al otro, pues en el trabajo<br />
cotidiano de la casa o el campo, estaban pensando el<br />
paso o vuelta que iban ha hacer en el baile que se<br />
organizaba los domingos al acabar las faenas, de esta<br />
forma buscaban el liar a su pareja y demostrar su buen<br />
bailar, por este motivo existen en nuestra Región gran<br />
diversidad de pasos tanto en parrandas y malagueñas<br />
como en Jotas.<br />
Los versos son octosílabos asonantados el segundo<br />
36<br />
y el cuarto, pero su forma de cantar es muy peculiar<br />
pues consta de una entrada y tres estrofas, haciendo la<br />
entrada los dos primeros versos, la primera estrofa entra<br />
con el segundo verso repetido con tercero y cuarto, la<br />
segunda estrofa con el cuarto verso repetido con primero<br />
y segundo y la tercera estrofa igual que la primera,<br />
siendo todo el conjunto de tres mudanzas o pasos<br />
repitiendo entre coplas tres veces el mismo compás<br />
siendo este de 3x8.<br />
Transcribimos aquí un ejemplo típico de parranda:<br />
Estando cortando rosas<br />
en el jardín del amor.<br />
En el jardín del amor<br />
en el jardín del amor<br />
saltó una pincha celosa<br />
se clavó en mi corazón.<br />
se clavo en mi corazon<br />
se clavó en mi corazón<br />
estando cortando rosas<br />
en el jardín del amor.<br />
en el jardín del amor<br />
en el jardín del amor<br />
saltó una pincha celosa<br />
se clavó en mi corazón.<br />
Constan las parrandas de un solo período musical<br />
dividido en tres fases las cuales se repiten por tres veces<br />
consecutivas, cada vez la copla es distinta y por lo<br />
general terminan con una parte llamada "retal", aunque<br />
ya a caído en desuso y hay zonas que terminan con un<br />
paso de jota tal es el caso de ,el Berro, Aledo o Zarzadilla<br />
de Totana.<br />
Las zonas donde más arraigo tuvieron fueron las<br />
de Vélez Blanco, Vélez Rubio, Puerto Lumbreras, Lorca,<br />
Totana, Caravaca y toda la zona de la rambla de Nogalte.<br />
Es curioso que fuera en la zona del Noroeste donde<br />
se bailan más parrandas pues en todo el campo de<br />
Cartagena, el Altiplano o la Vega Baja, no hay testimonio<br />
de ninguna parranda y en la huerta, según nos cuenta<br />
Díaz Cassou a finales del siglo pasado existían varias<br />
como son: de la huerta, del campo, del uno (por tocarse<br />
en el primer traste), del medio y del tres o pesadas (por<br />
tocarse en el tercer traste) y ya dice que se van perdiendo.<br />
La la la la<br />
como quieres que yo vaya.<br />
La la la la<br />
como quieres que yo vaya<br />
como quieres que yo vaya<br />
al jardín de la alegría.<br />
La la la la
al jardín de la alegría<br />
si se marchitan las flores<br />
al ver tu pena y la mía.<br />
La la la la<br />
al ver tu pena y la mía<br />
como quieres que yo vaya<br />
al jardín de la alegría.<br />
La la la la<br />
María si fueras mía.<br />
La la la la<br />
María si fueras mía<br />
María si fueras mía<br />
te vestiría de oro y plata.<br />
La la la la<br />
te vestiría de oro y plata<br />
pero como no eres mía<br />
vas vestida de hojalata.<br />
La la la la<br />
vas vestida de hojalata<br />
María si fueras mía<br />
te vestiría de oro y plata.<br />
La la la la<br />
si me quieres dímelo.<br />
La la la la<br />
si me quieres dímelo<br />
si me quieres dímelo<br />
y si no dame veneno.<br />
La la la la<br />
y si no dame veneno<br />
y sala la calle y dí<br />
yo mate a mi dulce dueño.<br />
La la la la<br />
yo mate a mi dulce dueño<br />
si me quieres dímelo<br />
y si no dame veneno.<br />
37<br />
MAYOS<br />
Estamos a treinta<br />
de abril cumplido<br />
mañana entra mayo<br />
de flores vestido<br />
Con esta copla saludaban la entrada del mes de<br />
mayo, la mayoría de los pueblos, mes de las flores por<br />
excelencia y el más representativo de la Primavera, ante<br />
el resurgir de la naturaleza, la alegría que sienten los<br />
pueblos la manifiestan en unos festejos populares<br />
llamados "mayos", manifestación folclórica consistente<br />
en un canto a la mujer por la relación que existe entre la<br />
fecundidad de la tierra y de la mujer, estas canciones se<br />
denominan de primavera o pascua florida y que de<br />
alguna forma perpetúan ritos mágicos los cuales van<br />
encaminados a la atracción de la fecundidad, formando<br />
parte de la "liturgia poética universal".<br />
También eran conocidos con el nombre de "mayas"<br />
y se utilizaban para designar unos festejos que se<br />
celebraban el día treinta de abril saludando la entrada<br />
del mes de mayo, durando los mismos hasta el día de<br />
San Juan que terminaba con la enramada que el mayo<br />
ponía a su maya, celebrándose de forma más o menos<br />
parecida en otros países de Europa como Inglaterra,<br />
Alemania, Francia, Italia, etc.<br />
Se supone que esta costumbre es reflejo de los<br />
festejos llamados "mayana" que de Palestina pasaron a<br />
Grecia y luego a Roma, pues se encuentran cantos a la<br />
primavera en el libro de Alexandre, en Cántigas del<br />
Cancionero galaico-portugués en los Carmina Burana,<br />
en Virgilio, en Teócrito, en cantos provenzales, etc., y es<br />
aquí en la Provenza y el Languedoz donde una doncella<br />
muy bien ataviada, era paseada el día primero de mayo<br />
a modo de invocación a la divinidad de la belleza<br />
femenil, manifestando de esta forma la alegría que los<br />
pueblos sienten ante el resurgir de la primavera,<br />
esteriorizándola con la celebración de ritos y festejos<br />
encaminados a invocar la fecundidad de la naturaleza<br />
y dedicados principalmente a la mujer debido a la<br />
relación que existe entre ambas.<br />
Los mayos son un himno a la primavera que se<br />
celebra con cantos, danzas, guirnaldas, levantamiento<br />
del árbol, etc., y están relacionadas con la concepción<br />
del mundo que tenían los agricultores del Neolítico e,<br />
incluso en el Paleolítico pues los magdalenienses<br />
danzaban en torno a un objeto sagrado para aumentar<br />
la fecundidad de los animales y las plantas.<br />
Sebastián de Covarrubias, hace una cita de esta<br />
manifestación folclórica en una de sus obras. Con el<br />
nombre de mayo se denomina en las aldeas a un árbol<br />
que mozos y zagalas acostumbran el día 10 de mayo<br />
poner en las plazas o en otra parte y alrededor del cual<br />
bailan. También era costumbre en Castilla donde según<br />
Covarrubias, colocaban en su tálamo a una joven
icamente vestida mientras otras provistas de bandejas<br />
con flores acometían a los transeúntes para ofrecerles<br />
una flor.<br />
El holandés Enrique Cok, archivero de la Guardia<br />
Real de Felipe II, en la relación de un viaje efectuado<br />
por Cataluña en el año 1585, relata la costumbre que<br />
había de celebrar la fiesta del «árbol de mayo» el cual<br />
era plantado en el centro de la plaza principal del pueblo<br />
bailando y cantando en derredor suyo dice; «los<br />
catalanes mas inclinados a bailes y festejos que ninguna<br />
gente de España conserva esta costumbre»<br />
En los pueblos de la Región Andaluza y<br />
concretamente en Sevilla, ha sido bastante celebrada<br />
esta tradición cantando a la Cruz de Mayo. Pero, quizás<br />
donde mas popularidad ha tenido esta costumbre sea<br />
en Galicia, pues se organizan cuadrillas de mozos que<br />
van recorriendo la población, cantando los tradicionales<br />
mayos. Podemos decir que los mayos constituyen un<br />
código de belleza femenina y que estos códigos eran<br />
muy frecuentes en la literatura medieval circulando no<br />
solo por España sino por toda Europa y que la<br />
advocación Mariana que hoy tienen no la tenían en la<br />
antigüedad, pues siempre se cantaban a la dama.<br />
Recogemos aquí una letra antigua que dice así.<br />
A cantar el Mayo señora venimos<br />
y para cantarlo lisensia pedimos<br />
usté que nos oye no nos dise nada<br />
señar que tendremos la lisensia dada.<br />
Y esta otra;<br />
Paso a retratarte<br />
pero aquí mí lengua<br />
proseguir no sabe<br />
y a cantar no acierta.<br />
Musicalmente manifiestan una cierta riqueza de<br />
variantes y están relacionados en el origen, con formas<br />
musicales muy primitivas y en general observamos que<br />
esta pureza y antigüedad, queda marcada por la<br />
ausencia completa de formas polifónicas, es decir, una<br />
forma puramente monódica tratándose de una tonadilla<br />
la cual se repite apoyada en un extenso texto.<br />
Literariamente los mayos están compuestos a base<br />
de cuartetas de versos de arte menor octosílabos o<br />
hexasílabos asonantes donde riman los pares y<br />
responden al esquema A B C B, el texto se estructura<br />
mediante estrofa binaria de ritmo trocaico, o sea con el<br />
axis rítmico en las sílabas impares, creando un ritmo<br />
estrófico sencillo y popular, apto para el canto o la<br />
recitación coloquial, siendo de, una gran unidad<br />
estructural como asimismo de un vigor expresivo y una<br />
gran agilidad rítmica.<br />
38<br />
En la huerta de murcia siempre se recibía el mes<br />
de mayo poniendo enramadas y flores en las puertas de<br />
las mozas, los mayos que hoy se cantan son originarios<br />
de la Sierra de Albarracín y datan del año 1.925, fecha<br />
en que los trajo a Murcia D. Antonio Garrigós «el Apóstol<br />
de los Auroros». Entregando música y textos a la<br />
Campana de Auroros del Rosario de Rincón de Seca,<br />
los cuales adaptaron las letras para Cantarlos a la Virgen<br />
del Rosario dándoles la difusión que hoy tienen. El<br />
profesor García Matos eminente folclorista (con el cual<br />
tuve el honor de colaborar) los recogió en una grabación<br />
discográfica cantados por esta Campana de Auroros. La<br />
forma de cantar estos mayos es muy peculiar, pues<br />
empiezan con un ritmo de jota aragonesa pidiendo<br />
licencia para cantar el mayo, luego se entra en el mayo<br />
propiamente dicho cantando el coro una copla<br />
contestándole una solista otra y así sucesivamente se<br />
va haciendo una pequeña apología al mes de mayo,<br />
pasando a continuación a alabar la belleza de cada una<br />
de las partes del cuerpo de la doncella en este caso la<br />
Virgen María, acabado el retrato, ya que se denomina<br />
«pintar la dama» viene la elección del mozo en este<br />
caso San José, una vez asignado el «mayo» hay una<br />
despedida para acabar el texto del mayo y a<br />
continuación se cantan unas coplas de jota como<br />
despedida.<br />
Anteriormente a estos mayos en la huerta de<br />
Murcia. Se cantaban unos mayos auténticamente<br />
murcianos, dejándonos testimonio de ellos el eminente<br />
músico murciano D. Emilio Ramírez, en un artículo<br />
aparecido en «El Liberal» el cual dice: «esa tradición se<br />
perdió hace muchos años: no puedo precisar cuantos»<br />
y en una tertulia en el Circulo de Bellas Artes junto con<br />
D. Alberto Sevilla y D. Francisco Frutos transcribieron<br />
la melodía que D. Francisco Frutos la recordaba de<br />
haberla oído a sus abuelos.<br />
Ramírez dice de ella: «La melodía es de un rancio<br />
abolengo huertano: justamente hermana de la de los<br />
albañiles y de la de los borrachos».
Con la licencia de Dios (Bis)<br />
y la del Sr. Alcalde<br />
le venimos a obsequiar<br />
al Redentor y a su madre<br />
le venimos a obsequiar<br />
al Redentor y a su madre.<br />
III<br />
Si Cristo nos da su gracia (Bis)<br />
y la Virgen del Rosario<br />
al divino San José<br />
le cantaremos un Mayo<br />
al divino San José<br />
le cantaremos un Mayo.<br />
I<br />
Adiós, Virgen del Rosario (Bis)<br />
míranos con compasión<br />
y con tu bendita gracia<br />
échanos tu bendición<br />
y con tu bendita gracia<br />
échanos tu bendición.<br />
II<br />
Y todos en alta voz (Bis)<br />
llenos también de alegría<br />
cantemos de corazón<br />
a Jesús, José y María<br />
cantemos de corazón<br />
a Jesús, José y María.<br />
III<br />
Cantemos la despedida (Bis)<br />
a María y San José<br />
y a los santos de este templo<br />
que nos den la Gloria, Amén<br />
y a los santos de este templo<br />
que nos den la Gloria, Amén.<br />
Se cantan tres coplas de entrada y tres de despedida<br />
y en medio los mayos propiamente dichos.<br />
39<br />
El día 21 de Enero de 1922, el diario «El Liberal»<br />
de Murcia publicó escrita por la propia mano del<br />
maestro Emilio Ramírez, esta partitura de mayos<br />
murcianos, el cual dice de ella: « Bajo el azul purísimo<br />
de este cielo, ante la huerta ubérrima de apiñado fruto,<br />
entre los naranjales salpicados de oro y aspirando con<br />
ambrosía aromas de azahar y de jazmines, suena en los<br />
aires el himno de la vida y la vega entona el canto de la
fecundidad. La copla huertana nace en el corazón y al<br />
subir a los labios estalla en un mayor amplio, rotundo,<br />
lujuriante<br />
Y eso es la canción de «los mayos»: linea melódica<br />
que sin perder su sentimentalidad oriental surge serena,<br />
risueña, optimista.<br />
Transcripción de las letras de los mayos por<br />
gentileza de la Campana de Auroros del Rosario del<br />
Rincón de Seca (Murcia)<br />
MAYOS A LA VIRGEN<br />
1<br />
Estamos a treinta<br />
del Abril cumplido<br />
mañana entra mayo<br />
de flores vestido.<br />
2<br />
Con verdes capullos<br />
y flores dispuestas<br />
se presenta mayo<br />
hoy a las doncellas.<br />
3<br />
Discretas y afables<br />
de mesura llenas<br />
una sobresale<br />
entre todas ellas.<br />
4<br />
Para publicar<br />
todas las grandezas<br />
la mas casta y pura<br />
entre las doncellas.<br />
5<br />
Lleva en la corona<br />
esta imagen bella<br />
diamantes rubíes<br />
granates y perlas.<br />
6<br />
Cándida paloma<br />
fugitiva vuela<br />
golondrina hermosa<br />
que el verano alegras.<br />
7<br />
Ahora señora<br />
nos daréis licencia<br />
para retrataros<br />
de pies a cabeza.<br />
8<br />
Tu cabello rubio<br />
de oro es madeja<br />
40<br />
tu frente espaciosa<br />
es campo de guerra.<br />
9<br />
Tus ojos son dos<br />
brillantes estrellas<br />
tu nariz aguda<br />
la que estila perlas.<br />
10<br />
Tus mejillas son<br />
de Aragón dos perlas<br />
de plata pulida<br />
son tus dos orejas.<br />
11<br />
Tu labio encarnado<br />
tu boca pequeña<br />
tus dientes menudos<br />
tu lengua perlera.<br />
12<br />
Tu garganta clara<br />
todo se clarea<br />
hasta el agua misma<br />
que pasa por ella.<br />
13<br />
Tus brazos dos ramas<br />
con diez azucenas<br />
llenas de jazmines<br />
rosas y violetas.<br />
14<br />
De tu vientre Virgen<br />
formó una arboleda<br />
de fragantes lirios<br />
rosas y violetas.<br />
15<br />
Tus rodillas ruedas<br />
al cielo dan vueltas<br />
tus pies dos pisones<br />
que pisan la tierra.<br />
16<br />
Y por donde pisan<br />
van vertiendo perlas<br />
ya estas retratada<br />
de pies a cabeza.<br />
17<br />
Ahora señora<br />
nos daréis licencia<br />
deciros el mayo<br />
que bien os parezca.<br />
18<br />
¡Acudid galanes!<br />
con varas dispuestas
a ver entre todas<br />
la que mas florezca.<br />
19<br />
Solo a florecido<br />
la que ¡osé lleva<br />
esta nos parece<br />
que tu mayo sea.<br />
20<br />
Quererlo señora<br />
Reina y madre bella<br />
que entre los cantos<br />
es la palma bella.<br />
21<br />
Angeles bajad<br />
de Cielos a tierra<br />
a la Virgen Santa<br />
dadle enhorabuena.<br />
22<br />
Pues tiene por mayo<br />
al que los profetas<br />
todos dispusieron<br />
que su esposo fuera.<br />
23<br />
Sois amada madre<br />
abogada nuestra<br />
todos te pedimos<br />
con lágrimas tiernas.<br />
24<br />
Guardadnos los campos<br />
y que haya cosecha<br />
líbranos señora<br />
de granizo y piedra.<br />
25<br />
Tended vuestro manto<br />
sobre la ribera<br />
conservad los frutos<br />
plantas y arboledas.<br />
26<br />
El Ángel repite<br />
«Ave Gratia Plena»<br />
ahora y en la hora<br />
de la muerte eterna.<br />
CANCIONES DE LABOREO O<br />
TRABAJO<br />
Las canciones de laboreo son de una gran<br />
importancia en todo el mundo por su relación con el<br />
trabajo y que ejecutan los campesinos o huertanos en<br />
cada una de sus labores específicas. Estos cantos tienen<br />
el denominador común de regular los movimientos de<br />
41<br />
cada faena y para hacer más soportable la misma.<br />
Generalmente la melodía se ajusta al movimiento<br />
de la faena en sí, aunque éste al igual que la letra es de<br />
un valor secundario, lo que si tiene un valor primordial<br />
es la melodía ya que hace de función reguladora de la<br />
faena.<br />
Según JJ. Rousseau, La canción ha sido en todos<br />
los tiempos «la manera de alejar por algunos instantes<br />
el tedio, si se es rico, y de soportar más dulcemente la<br />
miseria y el trabajo, si se es pobre»; pero yo creo que la<br />
canción es algo mejor que esto pues refleja los<br />
sentimientos y las pasiones del alma de los pueblos,<br />
siendo la fuente donde han bebido todas las<br />
civilizaciones y culturas a lo largo de los siglos.<br />
El huertano o campesino realizaba cotidianamente<br />
unas faenas propias de su entorno laboral como son;<br />
trilla, siega, coger hoja, labrar, con vacas o muías, coger<br />
oliva, almendra, etc canciones éstas a pleno sol,<br />
acompañadas las más de las veces por el canto monótono<br />
de las chicharras (cigarras), unas, y otras, con el alegre<br />
caminar de las muías o el lento ritmo de las vacas,<br />
inspiradas en la misma fatiga producida por las horas<br />
de trabajo a pleno sol, lanzando a menudo y entre versos<br />
exclamaciones animando a las bestias para que no<br />
decaigan en su ritmo de trabajo.<br />
Las canciones de laboreo son de una línea sencilla<br />
y natural, sin otras pretensiones que el lirismo<br />
espontáneo, que en algunos momentos adquiere<br />
impresionante intensidad, presentando líneas melódicas<br />
con ritmos muy precisos y concretos y una lírica que<br />
rezuma rudeza abrupta y expresividad, ya que el paisaje<br />
y la dureza a la que están sujetas las gentes de campo<br />
influye y trasciende en sus cánticos. Estas canciones son<br />
de un esplendor musical inigualable con una forma libre<br />
de cantar no ajustándose a medida ni compás, siendo<br />
cantadas «ad libitum» intercalando magníficos floreos<br />
y vocalizaciones a ritmo libre, haciendo bueno el<br />
huertano con ellas el dicho popular: «El huertano<br />
cuando canta, al cantar su mal espanta». Generalmente<br />
son cantadas en cuartetas octosilábicas asonantadas,<br />
predominando en su melodía las modalidades diatónica<br />
y cromática entroncándose con las viejas gamas de<br />
oriente con profusión de notas de floreo y adorno y<br />
frases muy largas.<br />
El carácter de estas canciones populares, es la<br />
sencillez y al propio tiempo una expresividad poco<br />
común en sus líneas melódicas poniendo más al<br />
descubierto las formas espontáneas y sencillas, sin otro<br />
propósito que obtener una melodía que pueda cantarse<br />
con ese lirismo soñador que caracteriza al huertano, sin<br />
duda por que en sus líneas melódicas está depositada<br />
el alma murciana con una sentida y profunda emoción.
DE SIEMBRA<br />
Popular<br />
Recop: Salvador Martínez<br />
DE SIEGA<br />
Popular<br />
Recop: Salvador Martínez<br />
42<br />
DE TRILLA<br />
Popular<br />
Recop. Salvador Martínez<br />
CAUTO DE TARTANEROS<br />
Popular (Yecla)<br />
Recop. Salvador Maztínez Nicolás
INSTRUMENTOS<br />
Vamos a dar una breve reseña de algunos<br />
instrumentos usados en la huerta de Murcia y que son<br />
menos conocidos por el gran público.<br />
Campana<br />
La campana es un instrumento idiófono percutido,<br />
de metal, en forma de copa profunda invertida, que se<br />
pone en vibración por el choque de un badajo<br />
suspendido de un anillo colocado en el vértice interior,<br />
que golpea en sus paredes cuando se le imprime un<br />
movimiento de balanceo. El principio físico de la<br />
campana es conocido desde la mas remota antigüedad.<br />
En la Edad Media se conocían dos sistemas de<br />
fabricación, de forja y de fundición, adoptandose<br />
después de largos experimentos una aleación de metal<br />
compuesta por un 76% de cobre y un 24% de estaño,<br />
aunque en Inglaterra se usan unas de acero pero es muy<br />
difícil darle un temple apropiado. En la huerta de Murcia<br />
existen varios tipos de campanas, las de auroros que<br />
son de bronce y van provistas de un mango para su<br />
mejor manejo; las de vaca que son algo más pequeñas y<br />
que van provistas de una anilla para colgar en el cuello<br />
de las vacas siendo de una aleación inferior; las de<br />
cuadrillas que al igual que las de auroros van provistas<br />
de un mango pero que son más pequeñas y las<br />
campanillas usadas para adornar los collerones de las<br />
caballerías y las cabras.<br />
Crótalos<br />
Este instrumento es una caña de las llamadas<br />
liceras partida en sentido longitudinal con un agujero<br />
en una de sus caras de unos diez centímetros de abertura<br />
y de una profundidad que varía según el grosor de la<br />
caña pues se dejan aproximadamente unos dos<br />
milímetros, para que al ser golpeada pueda vibrar, es<br />
de uso común en distintos puntos de España y<br />
principalmente en la huerta de Murcia para acompañar<br />
los típicos aguinaldos, la forma de tocar es muy peculiar<br />
pues se sujeta por bajo de la abertura con la mano<br />
izquierda, frotándose con la mano derecha que se<br />
mantiene semicerrada, golpeando sobre el arranque del<br />
dedo pulgar y del dedo índice. Marcial poeta hispanolatino<br />
nos habla de los famosos crótalos ibéricos como<br />
asimismo Plinio "el joven" y Petronio, en la antigua<br />
Grecia también se usaban una especie de crótalos de pies<br />
a los cuales llamaban «cropezai» eran unas sandalias<br />
de madera o metal especialmente hechas con las que<br />
marcaban el compás de sus danzas.<br />
Postizas o castañuelas<br />
Las castañuelas son un instrumento de percusión<br />
unida desde tiempo inmemorial a la danza pues ya en<br />
la antigua Roma las bailarinas gaditanas causaban<br />
admiración en las grandes fiestas dedicadas al Dios<br />
Saturno.<br />
43<br />
Este instrumento está hecho de madera dura y se<br />
compone de dos mitades cóncavas que juntas forman<br />
la figura de una castaña, de ahí le viene su nombre, van<br />
unida por medio de un cordoncillo que atraviesa las<br />
orejas del instrumento y que al mismo tiempo las une al<br />
dedo pulgar o corazón según en la región que sea. En<br />
Andalucía se unen al pulgar y se repiquetea con los<br />
cuatro dedos del meñique al índice, en Valencia es<br />
similar, en Aragón se sujetan al dedo corazón y<br />
repiquetean con la palma de la mano, etc,.<br />
En la huerta de Murcia hay una forma muy peculiar<br />
de sujeción pues van unidas al dedo índice y corazón la<br />
parte posterior y la anterior vuelve al corazón<br />
repiqueteando con las palmas de la mano. Se usan dos<br />
pares de castañuelas una para la mano derecha y otra<br />
para la mano izquierda, el par de la derecha recibe el<br />
nombre de hembra y debe tener el sonido más agudo<br />
que el macho que es el de la izquierda lo cual consigue<br />
el constructor haciendo la abertura entre las dos partes<br />
más ancha o mas estrecha.<br />
La mejor madera para su construcción es la de<br />
granadillo por su dureza y sonido la cual procede de la<br />
isla de Sto. Domingo aunque también se emplean otro<br />
tipo de maderas como son: palo santo, boj, castaño,<br />
ébano, olivo, haya, marfil, tela prensada, plástico, etc,.<br />
En la región murciana son muy comunes las de madera<br />
de jinjolero siendo uno de los artesanos más famosos<br />
un constructor de Lorca llamado Ginés Ibañez.<br />
La fragilidad de estos instrumentos es enorme pues<br />
con los cambios de temperatura se destemplan<br />
perdiendo sonoridad, es conveniente guardarlas en una<br />
funda a propósito.<br />
Además de los nombres de «crusmata» ó «crótalos»<br />
de origen griego reciben otros nombres según las<br />
regiones; en Andalucía se llaman palillos, en Murcia<br />
postizas, en Extremadura arrañuelas, en Aragón<br />
pulgaretas, y tienen un sonido mas bronco, en Ibiza se<br />
emplean unas castañuelas enormes que llaman crótalos<br />
al igual que en Asturias.<br />
Aunque el uso se ha generalizado en algunas<br />
regiones de Italia e Hispanoamérica, permanecen como<br />
un símbolo en la música española y aunque es de una<br />
sencillez aparente algunas interpretes han sido<br />
verdaderas virtuosas, podemos citar entre otras a<br />
Antonia Mercé apodada «La Argentinita» que falleció<br />
en la Costa Azul en 1.936 y Lucero Tena la cual las ha<br />
elevado a la categoría de concierto y las ha paseado por<br />
todos los escenarios del mundo, con ellas se han<br />
conseguido efectos de ondulado, arpegios, trinos,<br />
glisandos, redobles, etc,.<br />
Existen métodos para aprender a tocar este<br />
instrumento y se denomina "crotalogía" el arte de<br />
tocarlas, en París se publicó un método debido a C. Sala<br />
el cual contiene consideraciones importantes estando
asado en los cuatro espacios del pentagrama,<br />
correspondiendo el Mi (clave Sol 4 o espacio) al dedo<br />
índice, el Do al dedo medio, el La al anular y el Fa al<br />
dedo meñique.<br />
Vamos a insertar un gráfico para su mejor<br />
comprensión.<br />
Postizas<br />
A continuación vamos a explicar gráficamente los<br />
distintos toques de postizas de más uso en los bailes de<br />
la Región Murciana:<br />
Esperemos que estos gráficos sirvan de orientación<br />
a cuantas personas estén interesadas en aprender los<br />
distintos ritmos de bailes más comunes, si es así<br />
habremos dado un gran paso y nos sentiremos contentos<br />
de haber aportado algo en el aprendizaje de este<br />
instrumento.<br />
Platillos o címbalos<br />
Es un instrumento de percusión compuesto de un<br />
par de placas circulares de bronce, cuyo centro<br />
abombado en semiesfera está fijado a una empuñadura<br />
de cuero, cuantos mas gruesos sean más aguda será su<br />
sonoridad y cuanto más grande sea su diámetro el<br />
sonido será mas grave pues sus vibraciones están en<br />
razón directa del espesor e inversa del cuadrado del<br />
diámetro, la forma de tocarlos es golpeando uno contra<br />
otro.<br />
En la provincia de Murcia se usan dos tipos, el que<br />
tocan los bailarines que tiene unos 37 cms. de diámetro<br />
y que se coloca en el dedo corazón y el pulgar tocándose<br />
a modo de postizas, y el que usan las cuadrillas, éste de<br />
unos 850 m/m de diámetro que lleva en el centro un<br />
agujero para pasar una cinta de cuero de unos 20 cms.,<br />
la cual se enrolla sobre los cuatro dedos de la mano,<br />
índice, medio, anular y meñique para volver a enrollarse<br />
44<br />
sobre el dedo índice y se golpea uno contra otro.<br />
La pandereta<br />
La pandereta es un instrumento de percusión más<br />
pequeño que el pandero, esta formado por un aro de<br />
madera hendida por varias ranuras regularmente<br />
espaciadas en las que van dispuestos unos rodetes de<br />
metal o sonajas y por uno de los lados lleva una<br />
membrana de piel estirada sobre el vano, suena por<br />
percusión por frotamiento de los dedos sobre la<br />
membrana o sacudiéndola aunque de esta forma suenan<br />
solamente las sonajas, es muy popular en toda España<br />
y en Italia y sirve para marcar el ritmo de los bailes, es<br />
importante para que esté bien afinada el calentar la piel<br />
antes de comenzar a tocar. En la huerta murciana hay<br />
una forma muy peculiar de adornarla pues lleva<br />
interiormente dos filas de cascabeles, unas campanillas<br />
y un par de postizas, lo cual le da una sonoridad muy<br />
especial.<br />
La notación en Pentagrama es como sigue: X o<br />
Laúd<br />
De origen oriental muy antiguo el laúd fue<br />
importado a Europa en la época de las cruzadas; es<br />
parecido a la bandurria aunque de tamaño más grande;<br />
el mástil se diferencia en que dispone de 18 trastes, sus<br />
seis pares de cuerdas están afinadas una octava más baja<br />
que la bandurria y al igual que ésta se toca con púa o<br />
plectro. Los árabes denominan este instrumento con el<br />
nombre de asaf.<br />
Ejemplo de afinación<br />
La primera cuerda se afina con la primera de la<br />
guitarra pisada en el 5 o traste, la segunda cuerda se afina<br />
con la primera de la guitarra al aire, la tercera cuerda se<br />
afina con la segunda de la guitarra al aire, la cuarta<br />
cuerda se afina con la cuarta de la guitarra pisada en el<br />
cuarto traste, la quinta cuerda se afina con la quinta de<br />
la guitarra pisada en el cuarto traste y la sexta cuerda se<br />
afina con la sexta de la guitarra pisada en el cuarto traste.<br />
Guitarra<br />
Instrumento de cuerdas pulsadas, y mástil, cuya<br />
caja, está formada por una tapa y un fondo planos,<br />
unidos por aros de la misma altura en todo su contorno.<br />
El mástil esta dividido en diecinueve trastes destinados<br />
a la colocación de los dedos de la mano izquierda.<br />
La cabeza o pala muy ligeramente ensanchada, se<br />
inclina algo hacia atrás; la tapa armónica tiene en la<br />
mitad de su anchura un agujero circular llamado boca o<br />
tarraja, por encima de la cual pasan las cuerdas en
numero de seis para fijarse en un puente transversal en<br />
la parte más ancha de la caja.<br />
Como el laúd, la guitarra es de origen oriental.<br />
Sobre su introducción en Europa aparecen dos hipótesis.<br />
Según la primera, debió de ser un instrumento creado<br />
por los árabes e introducido por ellos en Europa. Según<br />
la otra, expuesta por Emilio Pujol, dos corrientes<br />
simultáneas coincidieron: una de origen grecorromano,<br />
por transformaciones sucesivas de la kethara griega a<br />
través de la citara romana y de la chrotta hasta<br />
determinar la guitarra latina conocida en España en el<br />
S. XVII, y otra por vía de los árabes determinando en la<br />
misma época la guitarra morisca. Una de las más<br />
antiguas representaciones en España figura en unas<br />
esculturas del Pórtico de la Gloria de la Catedral de<br />
Santiago de Compostela que data de 1188.<br />
Ricardo Gil, gran poeta murciano ha dicho de ella:<br />
Tiene el acento<br />
lánguido y amoroso<br />
del medio día,<br />
tiene todos los tonos<br />
del sentimiento,<br />
tiene todas las claves<br />
de la armonía,<br />
es vago su sonido<br />
y es soñoliento,<br />
cual rayo vaporoso<br />
de luna fría;<br />
nacen pausadas,<br />
sus notas perezosas<br />
y perfumadas.<br />
Ejemplo de afinación.<br />
Bandurria<br />
La Bandurria es un instrumento de cuerda con<br />
mástil de los denominados de pulso y púa muy popular<br />
en toda España. Consta de una caja que sube en<br />
disminución formando cuello hasta el mástil que es muy<br />
corto y esta dividido en doce trastes, tiene seis cuerdas<br />
dobles dos pares de acero, primera y segunda y cuatro<br />
pares entorchadas con alma de acero, tercera, cuarta,<br />
quinta y sexta, su afinación es por cuartas y su forma de<br />
tocar es haciéndolas vibrar con una púa o plectro de<br />
concha u otra materia dura y flexible, tiene un sonido<br />
muy agudo y suele formar el tiple entre los instrumentos<br />
de su genero.<br />
La afinación es la siguiente:<br />
45<br />
Guitarro<br />
El guitarro es un instrumento mucho mas pequeño<br />
que la guitarra compuesto de cinco cuerdas de las cuales<br />
son dobles la segunda, tercera y cuarta y la primera y<br />
quinta son sencillas.<br />
Ejemplo de afinación.<br />
1 a (Sencilla) Segunda del Laúd en el segundo traste.<br />
2 a (Doble) Tercera del Laúd en el segundo traste.<br />
3 a (Doble) Cuarta del Laúd en el tercer traste.<br />
4 a (Doble) Segunda al aire.<br />
5 a (Sencilla) Tercera al aire.<br />
Guitarrillo o triple<br />
El Tiple o Guitarrillo es un poco mas pequeño y<br />
consta de cinco cuerdas sencillas.<br />
Tiene la misma afinación que el guitarro<br />
Guitarra de ánimas<br />
La guitarra de ánimas es igual que la guitarra<br />
normal y lleva cinco cuerdas dobles.<br />
Ejemplo de afinación:<br />
1 a Cuerda, se afina con la segunda de la guitarra en el<br />
tercer traste.<br />
2 a Cuerda, se afina con la tercera de la guitarra en el<br />
segundo traste.<br />
3 a Cuerda, se afina con la cuarta de la guitarra en el tercer<br />
traste.<br />
4 a Cuerda, se afina con la quinta de la guitarra en el<br />
tercer traste.<br />
5 a Cuerda, se afina con la sexta de la guitarra en el tercer<br />
traste.
EL TRAJE REGIONAL<br />
El traje que hoy conocemos como regional ó<br />
popular, marcó una época que en este caso corresponde<br />
al siglo transcurrido desde 1.750 a 1.880, siendo el último<br />
traje entre los muchos que se fueron usando en nuestros<br />
pueblos. El traje popular es un hecho geográfico,<br />
fundamentalmente; es decir, la creación del hombre en<br />
función del medio natural en que se desenvuelve, las<br />
condiciones climatológicas del lugar donde habita y la<br />
actividad y trabajo que desarrolla, han hecho que su<br />
adaptación sea fundamental para los distintos usos y<br />
fines que se daba al mismo. El traje popular, nació de la<br />
adaptación de la ropa al medio ambiente y la<br />
indumentaria fue fruto de la burguesía más preocupada<br />
de lo estético y artístico que por la funcionalidad de las<br />
prendas teniendo por resultado la poca perduración que<br />
tuvo. Como es natural, al haber diferencia de clases las<br />
gentes vestían según sus estatus estaba la clase<br />
aburguesada o capitalista, la clase menestral o<br />
pueblerina y la clase rural o huertana, a esta última es la<br />
que salvo excepciones corresponde a la moda popular<br />
de dicha época, y que no hubiese podido llegar hasta<br />
nuestros días por su lejano origen si el pueblo no hubiese<br />
sido fiel guardador a través de los años de lo que, es<br />
parte esencial de su indumentaria, por tradición, dando<br />
así testimonio de dicha época, ya que el pueblo rural<br />
siempre lució orgullosamente las prendas que heredó<br />
de sus mayores. La mayoría de los documentos<br />
existentes se limitan generalmente a la indumentaria<br />
militar, cortesana y religiosa recibiendo menos atención<br />
los trajes populares rústicos que son los más naturales<br />
y perdurables siendo por ello los de mayor valor<br />
etnológico y racial. Gracias a los pintores costumbristas<br />
que supieron plasmar en sus cuadros la realidad de las<br />
gentes sencillas en sus costumbres y su forma de vestir<br />
nos ha llegado de una forma clara y sencilla para su<br />
estudio y conocimiento. Entre estos pintores cabe<br />
destacar a: Adolfo Rubio (1.862), Andrés Sobejano<br />
(1.852), Luis Ruipérez (1.867), Obdulio Miralles (1.<br />
867),José M a Alarcón (1.887), Gil Montejano (1.850), Sanz<br />
Fargas (1.860), y un largo etc., posteriores a esa época.<br />
Entre los trabajos publicados cabe destacar el de<br />
D. Juan de la Cruz Cano y Holmedilla con ayuda de su<br />
sobrino D. Manuel de la Cruz hecho en 1.777, una<br />
colección de trajes de toda España la cual alcanzó un<br />
gran éxito, tal es así que fue falsificada en Francia y<br />
Alemania. Este señor por cada dibujo que le mandaban<br />
de los distintos trajes de toda España, correspondía<br />
enviando un ejemplar de su obra por cada dibujo<br />
recibido, los dos trajes murcianos que figuran en dicha<br />
obra le fueron proporcionados por D. José Muñoz y<br />
Frías. En 1.801 dió comienzo la publicación de una<br />
colección general de trajes compuesta por 112 grabados<br />
figurando en ella tres trajes murcianos, siendo los<br />
grabadores Vázquez, Albueral, Martí y posiblemente<br />
Rodríguez a más de otros anónimos. También Gustavo<br />
Doré en el viaje por España que efectuó con el Barón de<br />
Davillier, plasmó en sus grabados y dibujos la<br />
46<br />
vestimenta y peinados de la época. Cabe destacar los<br />
trabajos publicados sobre la forma de vestir de nuestros<br />
antepasados por Leonardo Alenza, Manuel Castellano,<br />
Francisco Sainz Ortego, y un largo etc.<br />
El traje típico regional, es tan rítmico y sonoro en<br />
toda España, que esta pidiendo con su sin par colorido<br />
ser acompañado por una guitarra bien templada y unas<br />
castañuelas. El valor y catalogación de «traje típico<br />
regional» se dió a aquellos que solo se usaron poco mas<br />
de cien años entre los cientos de años que forman la<br />
historia de las regiones.<br />
La forma en el vestir tanto en el hombre como la<br />
mujer, y los diversos colores en medias, mantos, borlas<br />
en el sombrero o montera, etc., eran sinónimos de ser<br />
casados, solteros o viudos. Hay un refrán que dice «dime<br />
como vistes y te diré como eres».<br />
Últimamente esta proliferando en Murcia el<br />
estudio y presentación de trajes y vestimentas, que<br />
aunque tienen antigüedad, nunca fueron de uso de las<br />
clases populares y si de las clases aburguesadas y<br />
menestrales. No estoy en contra de dicha investigación,<br />
pero si en que sean presentados como trajes populares<br />
al no tener la condición que exige esta denominación.<br />
El traje popular, lo describen hasta la saciedad todos los<br />
investigadores y estudiosos del tema y por supuesto,<br />
los contemporáneos, situándolo en su tiempo y forma<br />
marcando una época y que fue usado solamente por las<br />
clases populares. Lo otro es como querer presentar los<br />
bailes de salón como bailes folclóricos aunque tengan<br />
mayor antigüedad.<br />
Creo es un engaño y un flaco favor a los estudiosos<br />
posteriores de nuestro folclore pues crea un falso<br />
conocimiento de los mismos ya que la historia sitúa los<br />
hechos y las cosas en su tiempo y lugar.<br />
Es notorio que cada zona se distinga por su forma<br />
de vestir, con características muy diferenciadas dentro<br />
de la misma provincia, y es digno de destacar la<br />
influencia de las provincias limítrofes tanto en la<br />
confección como en los elementos que la componen,<br />
cada pueblo ha ido creando su estilo propio quitando o<br />
poniendo cosas influenciado en su propio entorno<br />
cultural, y también condicionado por las épocas de<br />
prosperidad o carestía.<br />
En todo el levante hay mucha similitud en las<br />
formas de vestir, aunque, el traje murciano se diferencia<br />
con el valenciano, en los fuertes refajos con sobrepuestos<br />
y bordados y las faldas o zagalejos de la cuenca del<br />
segura, sin duda estas diferencias sean por los contactos<br />
con la región manchega.<br />
En Lorca, predominan preferentemente los<br />
bordados diminutos en lana de colores, y los refajos de<br />
recorte en lana con la tela aplicada en lanilla o filtro<br />
blanco. En la huerta de Murcia los bordados son en lana
de colores y en blanco, en Alguazas, Campos del Rio y<br />
Albudeite, los bordados son en blanco sobre fondo verde<br />
y se complementan con pañoleta de encaje y delantal<br />
de lentejuelas; en Caravaca los bordados son en<br />
cadenetas y lentejuelas; en Totana son de recorte de<br />
terciopelo aplicado sobre lana, con fondo color calabaza<br />
los de paseo, los de lujo son en raso del mismo color<br />
bordados en azabache; en Alhama el de lujo es de<br />
terciopelo bordado en lentejuela y el de labor es bordado<br />
en lana blanca sobre fondo rojo; en Cartagena son de<br />
raso con recortes de terciopelo bordeado con lentejuela<br />
y mostacilla; en el campo de Cartagena son bordados<br />
en lana negra sobre fondo de diversos colores y de lana<br />
con recorte de terciopelo y volantes; en Cieza son en<br />
raso con lentejuelas; en Jumilla son en rayas de dos tonos<br />
de azul con bordados muy diminutos en colores; en Yecla<br />
las rayas son horizontales o «rodaos» con cenefas<br />
bordadas en blanco y plisados muy diminutos a la<br />
piedra; en Cehegín son en cadenetas sobre fondo rojo y<br />
bordados a realce, hay que destacar las sayas que son<br />
en rayas horizontales de diferentes colores<br />
confeccionadas a punto enano de ganchillo, los refajos<br />
de guinga bordados en seda con volantes se llevaban<br />
en casi toda la región principalmente en verano.<br />
Todos estos trajes están complementados con la<br />
esparteña y la media blanca de repizco, los pendientes<br />
de calabaza o arracadas de media luna, los pañuelos de<br />
varé o merino, la mantilla de cintón, de terciopelo o seda<br />
adornada con azabaches, (el primer dato que tenemos<br />
de ella es de 1498 que la lució Dª. Jerónima de Borja en<br />
la boda de su hermana Lucrecia de Borja y era de<br />
terciopelo negro con guarniciones y bordada en<br />
canutillo), los chapines de raso blanco o negro de medio<br />
tacón bordados con lentejuelas o sedas, los agujones de<br />
filigrana en plata, las agujas de Tembleque, peineta de<br />
plata para realzar aún mas el moño de picaporte, el<br />
pañuelo de Manila, introducida a finales del siglo X<strong>VIII</strong><br />
no siendo de uso popular hasta mediados del siglo XIX,<br />
el zagalejo que llevaban debajo del refajo algunos con<br />
volantes y dos puntillas, de ganchillo una y la otra de<br />
molde y que son verdaderas maravillas y que demuestra<br />
lo artística que era la mujer murciana para<br />
confeccionarse una prenda que iba debajo del refajo.<br />
Es muy general el uso de la mantilla en el tocado<br />
femenino español y sobre todo mas representativa,<br />
aunque su uso es generalmente para las grandes<br />
solemnidades o asistir a la iglesia, en algunos trajes es<br />
prenda de diario. En las provincias del levante donde<br />
no es necesario su uso como abrigo, es muy usada la de<br />
casco de seda o terciopelo negro con ancho volante de<br />
encaje o tul bordado, también se usa el cintón que no<br />
lleva encajes ni puntillas y que suele ser adornado con<br />
cenefas en recorte y azabaches y la cinta que suele ser<br />
utilizada por la niña y no lleva ningún tipo de adorno<br />
siendo mas pequeña.<br />
La variedad ornamental en los bordados es<br />
espléndida y múltiple, donde predominan los puntos<br />
47<br />
de espiga, jaramago, cadeneta, coral, pata de gallina, etc.,<br />
hechos con hilos de sedas o lanas de colores vivos<br />
adornando los trajes y dándoles una gran vistosidad,<br />
está también el punto lanzado o al paso de mas interés<br />
técnico, los bordados en azabache se emplean para las<br />
mantillas de cintón y para el traje de novia murciana, el<br />
cual va en raso negro con recortes de terciopelo negro y<br />
azabaches, los bordados sobre raso, seda y tul se hacen<br />
con lentejuela dorada introducida en nuestra península<br />
por los árabes.<br />
En el hombre debido en primer lugar a los rigores<br />
del verano y también por la actividad agrícola<br />
predominante en la huerta, la ropa de mas uso era el<br />
zaraguel amplio y plisado, aunque en invierno se<br />
colocaban uno de paño negro encima, la montera (que<br />
data del siglo XVI), el escarpín, (el cual era usado para<br />
protegerse de la rozadura de las plantas), la media o<br />
calceta, la esparteña o alpargata cintada, la camisa con<br />
nervios o puntillas, la faja de seda o lana, el chaleco<br />
brocado o negro y sobre todo la manta espinardera o de<br />
Lorca cerrada por un lado y uno de sus extremos con<br />
una borla en la punta, a rayas de color azul, rosado,<br />
encarnado y amarillo, que al huertano le valía para todo,<br />
y la de cujón y morellana con flecos, mas usada por los<br />
carreteros, que ya aparecen en el siglo XIII en una<br />
miniatura en «Las Cantigas de Santa María» de Alfonso<br />
X el sabio, encima de una mula. Para los domingos usaba<br />
el traje sobrio en pana o panilla lisa en negro o marrón<br />
claro, la botonadura de plata y la chaquetilla o «dolman»<br />
cuyo origen es occidental y su nombre deriva del croata<br />
dolman y el turco dolamán que en principio fue de uso<br />
militar principalmente por los cuerpos de húsares, es<br />
corto hasta la cintura sin cerrar por delante dejando ver<br />
el chaleco, cuello alto levantado y sin solapas con una<br />
abertura lateral en la bocamanga de unos doce<br />
centímetros adornados con pasamanería y alamares de<br />
seda y lana. El pañuelo de seda o algodón a la cabeza<br />
con las dos puntas hacia abajo, en fin sería interminable<br />
dado la variedad de trajes encontrados.<br />
Decadencia del traje<br />
La segunda mitad del siglo XIX marcó la<br />
decadencia del vestir tal como hoy lo entendemos, no<br />
pudiendo resistir al industrialismo naciente ya que la<br />
producción de las fabricas textiles ofrecían ropa a buenos<br />
precios propiciando así la equiparación en las formas<br />
del vestir y al mismo tiempo los adelantos en materia<br />
de comunicaciones provocaron una mayor relación entre<br />
los pueblos influenciados por las modas que llegaban<br />
del exterior situándose en desventaja el traje popular<br />
quedando testimonios del mismo hasta la primera<br />
década del S. XX en los pueblos más aislados y de difícil<br />
acceso de la región.<br />
Luis de Hoyos, Académico de la Lengua, así como<br />
Catedrático de Folclore y escritor de innumerables obras,<br />
nos comenta que: «éste marcó una época que como ya<br />
dijimos antes va desde 1.750 a 1.880 y aún más
limitadamente hasta que comenzó la transformación<br />
económica e industrial de España en la década de 1.860».<br />
También hacen referencia a esta decadencia entre otros,<br />
D. Pedro Díaz Cassou y D. Rodrigo Amador de los Ríos.<br />
El poeta Murciano D. José Frutos Baeza nacido en<br />
1861, nos describe así las supervivencias que quedaban<br />
del traje huertano lamentando su desaparición.<br />
Huertano de blusa oscura<br />
y sombrero de ancha ala,<br />
de calzón estrecho y corto,<br />
y roja botina charra,<br />
que sin tipo ni carácter<br />
en el populacho encajas,<br />
¿qué son ya si no recuerdos<br />
de tu vieja indumentaria<br />
los nevados zaragüelles<br />
de morisca remembranza.,<br />
el jubón bordao en raso,<br />
con broches de fina plata,<br />
colgando como caireles<br />
entre las fajas de grana<br />
el blanco alpargate estrecho,<br />
cuyas cintas se trenzaban,<br />
subiendo graciosamente<br />
por la calceta calada ?<br />
¿ Qué fue de aquella montera<br />
que airosamente campaba<br />
sobre el pañuelo anudado<br />
de pura seda murciana?<br />
¿ Qué de la manta en colores<br />
con largo fleco bordada,<br />
y la capa de alto cuello<br />
patriarcas, solemne y amplia ?<br />
Esto nos decía un poeta que prácticamente vivió<br />
esa época. Vicente Medina gran poeta murciano,<br />
también alude al traje huertano:<br />
Te vayas ande te vayas,<br />
te llevarás tus ropicas<br />
de huertana; tu refajo,<br />
tu armador, tu mantellina...<br />
y aunque te llegues a ver<br />
ande otras hablas se estilan,<br />
yo sé que dirás «nenico»;<br />
yo sé que dirás «bonica»...<br />
y yo si te oyera hablar,<br />
siempre te conocería...<br />
El traje típico regional significa mucho y en<br />
múltiples aspectos. Es el legado de un tesoro que<br />
debemos enaltecer y conservar.<br />
D. Manuel Comba, Académico de la Real<br />
Academia de Bellas Artes de San Fernando y Catedrático<br />
de Indumentaria y Arte Suntuaria de la Real Escuela<br />
Superior de Arte Dramático, nos dice:<br />
48<br />
« Son lamentables e inadmisibles las estilizaciones<br />
y reformas caprichosas y arbitrarias que se están<br />
introduciendo en los trajes regionales, éstos fueron como<br />
fueron y así hay que aceptarlos, y si no gustan, prescindir<br />
de ellos. Cualquier modificación que se haga constituye<br />
una falsificación que, lógicamente, le quita sus valores<br />
de autenticidad histórica y estética y los deja reducidos<br />
a una mascarada.»<br />
Nos encontramos en una nueva era en la que la<br />
rapidez de los medios de comunicación nos hacen vivir<br />
mas vertiginosamente y la invención de bailes, músicas<br />
y vestuario pasa a ser de moda en un abrir y cerrar de<br />
ojos cualquiera que sea su procedencia o su ritmo, así<br />
como el huertano procuraba imitar al «churubito» hoy<br />
ocurre al revés posibilitando quizás la evolución a su<br />
tiempo ya que la moda ha sido siempre flor de un día.<br />
Hay que dejar al tiempo, que con su paso lento y<br />
metódico vaya arrinconando esas tendencias que la<br />
nueva moda va introduciendo, vuelvan a lo suyo<br />
haciendo renacer las músicas, danzas y vestimentas<br />
populares propios de cada pueblo.<br />
Peinados y ornamentación<br />
En el tocado de la cabeza la mujer murciana ha<br />
sido siempre de una exquisitez artística envidiable y<br />
principalmente la mujer levantina pues bástenos echar<br />
una mirada a esa «Dama de Elche», «de Baza» o «Dama<br />
Oferente» de Albacete para darnos cuenta del arte que<br />
ponía en la antigüedad la mujer del Levante Español.<br />
En la huerta murciana siempre predominó el<br />
moño redondo o coca recogido en la nuca y dos rodetes<br />
tras las orejas, con raya partida a un lado. No es un mero<br />
capricho el modo de arreglarse el pelo la mujer: así este<br />
sencillo o complicado uso del tocado femenino ha<br />
llegado a ser distintivo de tribus, pueblos y razas.<br />
La región del sureste es la de cabeza descubierta<br />
adornada con peinetas, agujas de filigrana y tembleque,<br />
aljófares y flores del tiempo, también el peinado es mas<br />
complicado pues persiste el tipo de Dama de Elche<br />
representativa de la prehistoria de la región levantina,<br />
si añadimos los adornos de orejas, cuello y cabeza se<br />
complementaría la unidad ornamental del sureste<br />
español.<br />
En Murcia el peinado es diferente a las demás<br />
provincias del Levante pues aparece el pelo en cocas,<br />
con raya partida a un lado y detrás un rodete muy<br />
sencillo, hacia el lado de la raya se coloca la peina que<br />
suele ser de concha o latón y unas flores cayendo hacia<br />
la cara.<br />
Fue introducido el moño de picaporte en una<br />
época bastante reciente y esta influenciado en la moda<br />
romántica universal, es decir, posterior a 1840, el cual<br />
por su belleza pronto arraigó entre las gentes<br />
desplazando el propio de la zona, siendo hoy
imprescindible en el tocado de la mujer murciana.<br />
Vamos a explicar la forma de hacer el «Moño de<br />
Picaporte»:<br />
Primero; se coge el pelo en una cola de caballo y se<br />
parte en dos, luego cada parte se divide en, 4, 6, 8, etc,<br />
ramales y se van cruzando como muestra la figura,<br />
cuando ya están hechos los cruzados se vuelven<br />
haciendo una coca, el de arriba hacia abajo y viceversa<br />
con las puntas vueltas hacia dentro después se sujetan<br />
con horquillas y se pone un lazo en el centro .<br />
Cruzado de cuatro ramales<br />
Vamos a explicar el cruce de ocho ramales .<br />
El n° 1 se cruza con el n° 2 hacia la derecha por<br />
debajo, pasa por encima del n° 4, por debajo del n° 6,<br />
por encima del n° 8, por debajo del n° 7, por encima del<br />
n° 5, por debajo del n° 3, llegando así hasta el borde<br />
derecho del cruzado para luego ir volviendo igual hacia<br />
la izquierda.<br />
El n° 2 se cruza con el n° 1 hacia la izquierda por<br />
encima, pasando por debajo del n° 4, por encima del n°<br />
6, por debajo del n° 8, por encima del n° 7, por debajo<br />
del n° 5, por encima del n° 3 para llegar al borde derecho<br />
pasando bajo el n° 1 y volviendo igual hacia la izquierda.<br />
El n° 3 se cruza por debajo del n° 4 hacia la derecha.<br />
Pasa por encima del n° 6, por debajo del n° 8, por encima<br />
del n° 7. Llegando al borde derecho por debajo del n° 5<br />
para volver hacia la izquierda.<br />
El n° 4 se cruza sobre n° 3 hacia la izquierda. Pasa<br />
por debajo del n° 1, por encima del n° 2, para girar hacia<br />
la derecha por debajo del n° 6.<br />
El n° 5 se cruza con el n° 6 por debajo hacia la<br />
derecha pasando por encima del n° 8, por debajo del n°<br />
7, para girar hacia la izquierda por encima del n° 3.<br />
El n° 6 se cruza con el n° 5; por encima hacia la<br />
izquierda. Pasa por debajo del n° 3, por encima del n°l<br />
por debajo del n° 2, por encima del n° 4, para llegar al<br />
borde izquierdo y volver hacia la derecha por debajo<br />
del n° 8.<br />
El n° 7 se cruza con el n° 8 hacia la derecha por<br />
debajo. Para girar a la izquierda por encima del n° 5,<br />
por debajo del n° 3. Por encima del n° 1, por debajo del<br />
n° 2, por encima del n° 4. Por debajo del n° 6, llegando al<br />
borde izquierdo por encima del n° 8 para volver hacia<br />
49<br />
la derecha por debajo del n° 5. El n° 8 se cruza con el n°<br />
7 hacia la izquierda por encima, pasando por debajo del<br />
n- 4, por encima del n° 3, por debajo del n° 1, por encima<br />
del n°2, por debajo del n° 4. Llegando al borde izquierdo<br />
por encima del n°6, para volver hacia la derecha por<br />
debajo del n° 7.<br />
Cruzado de ocho ramales<br />
Es interesante empezar con hebras de lana de<br />
distintos colores para habituarse al trenzado. Esperamos<br />
que, estas pequeñas explicaciones sirvan para que todo<br />
el mundo aprenda ha confeccionar este moño tan<br />
maravilloso, nuestra ilusión y nuestro deseo es que así<br />
fuera y nos sentiríamos muy satisfechos de haber podido<br />
aportar nuestros modestos conocimientos.
BIBLIOGRAFIA<br />
Amador de los Ríos: «España, sus monumentos y artes,<br />
su naturaleza y su historia, Murcia y Albacete» 1889<br />
Barón Charles Davillier/Gustavo Doré: «Viaje por<br />
España» Ediciones Giner 1991<br />
Béla Bartók: «Estudios sobre música popular» Siglo XX<br />
Editores<br />
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Caro Baroja, J.: «Apuntes Murcianos» Universidad de<br />
Murcia 1950<br />
Caro Baroja, J.: «Ensayo sobre la literatura de cordel»<br />
Circulo de Lectores 1988.<br />
Caro Baroja, J.: «Los pueblos de España» Ediciones Istmo.<br />
Comba, M. «Trajes regionales españoles» Ediciones<br />
Velázquez. Madrid 1987.<br />
Díaz Cassou, P.: «Tradiciones y costumbres de Murcia»<br />
Reim. 1893<br />
Estébanez Calderón, S.: «Escenas Andaluzas» Amigos<br />
do libro. Editores.<br />
García Matos, M. «Antología del folclore musical en<br />
España». Madrid, 1959<br />
Gonzalez-Marrón, J. M a . «Indumentaria Burgalesa<br />
popular y festera» 1989.<br />
Grup de Danses de Quatretonda. «Estudio Etnológico»<br />
1987.<br />
Hoyos, L. de /Nieves de Hoyos. «Manual de Folclore»<br />
Ediciones Istmo.<br />
Liceras Ferreres, M a . V.: «Indumentaria Valenciana S.<br />
X<strong>VIII</strong>-XIX» 1991<br />
Martínez Tornel, E.: «La canción tradicional Española»<br />
Ediciones Merino S.A.<br />
Navascues, J. M a . de. «Boceto Histórico» Ediciones<br />
Merino S.A.<br />
Preciado, D. «Folclore Español» Stvdivm, Ediciones. 1969<br />
Rex Planes, N. «La huerta que yo viví» Murgetana 1970<br />
Ruiz Funes, M. «Derecho consuetudinario y economía<br />
popular de la provincia de Murcia» 1916.<br />
Serra Boldú, V. «Folclore Infantil» Ediciones Merino S.A.<br />
VV.AA. «Los mayos de la Sierra de Albarracín» Insto.<br />
Estudios Turolenses 1981.<br />
50
II. RELIGIOSIDAD<br />
POPULAR
LAS DANZAS POPULARES EN LA FIESTA<br />
DEL CORPUS CHRISTI DE VALENCIA,<br />
DESDE SUS ORÍGENES HASTA EL SIGLO XX<br />
1. PALABRAS PRELIMINARES.<br />
Antes de iniciar la conferencia que se me ha<br />
invitado a dar, he de hacer una pequeña aclaración<br />
respecto al título de la misma, pues de otro modo podría<br />
dar motivo a cierta confusión, defraudando tal vez sus<br />
expectativas. Se ha anunciado en los dípticos y demás<br />
elementos publicitarios que versaría sobre el tema<br />
«DANZAS Y CONMEMORACIÓN EN LAS CALLES<br />
EN LA FIESTA DEL CORPUS DE VALENCIA, DESDE<br />
SUS ORÍGENES HASTA EL SIGLO XX» y esto parece<br />
indicar que tales danzas de raíz popular presentes desde<br />
hace varios siglos en los actos más relevantes de la<br />
magna festividad eucarística en Valencia entrañan algún<br />
significado especial y característico relacionado con el<br />
recuerdo de acontecimientos concretos. Nada más alejado<br />
de la realidad. Cancelen pues la parte que por influjo de<br />
los duendes de la imprenta o del teléfono -que de todo<br />
hay- ha aumentado innecesariamente el título<br />
distorsionando su mensaje y tomen en consideración el<br />
que, tal como propuse en su momento, se adecua<br />
realmente a la conferencia de hoy: LAS DANZAS<br />
POPULARES EN LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI<br />
DE VALENCIA, DESDE SUS ORÍGENES HASTA EL<br />
SIGLO XX». 1<br />
* * *<br />
La celebración del Corpus Christi ha desempeñado<br />
a lo largo de varios siglos el papel de fiesta mayor en<br />
Valencia. Y ya desde sus comienzos adquirió un carácter<br />
de celebración ciudadana general, religiosa y civil,<br />
solemne y popular a un tiempo, adoptando todo un<br />
conjunto de elementos dramáticos y festivos, que en<br />
buena medida han llegado hasta nuestros días después<br />
de una dilatada y desde luego-como no podía ser de otro<br />
modo- accidentada historia.<br />
A pesar de los cambios de mentalidad o de<br />
perspectiva histórica con los que se han contemplado<br />
desde el poder o desde las clases más influyentes, y de<br />
las restricciones y prohibiciones dirigidos contra algunos<br />
de los mismos en momentos clave, como por ejemplo el<br />
Carles Pitarch Alfonso<br />
53<br />
de la ilustración, por citar solo uno de los más importantes,<br />
cabe señalar su enorme arraigo entre los valencianos de<br />
a pie, el pueblo llano, que ha sabido demostrar su<br />
constante adhesión, especialmente y de manera muy<br />
marcada mientras la sociedad tradicional tuvo un gran<br />
peso en la ciudad. Se puede afirmar que en gran medida<br />
la clave de su conservación residió siempre en tan<br />
incondicional afecto.<br />
Pero no olvidemos, por otro lado, que la<br />
corporación municipal valenciana, de una u otra forma<br />
y más allá de los vaivenes ideológicos a que se ha visto<br />
sometida o de las muchas convulsiones políticas que la<br />
han azotado especialmente desde hace unos doscientos<br />
años, siempre se ha preocupado por estos espectáculos<br />
populares tan arraigados, en el mejor de los casos hasta<br />
el extremo de enfrentarse con decisión a medidas<br />
legislativas que pretendían o reformarlos sin respeto<br />
alguno a la tradición o suprimirlos sin ningún<br />
miramiento.<br />
Por su alto valor emblemático dentro de la fiesta<br />
del Corpus, debemos resaltar muy particularmente, entre<br />
tales elementos festivos, las danzas procesionales de la<br />
víspera y día de la celebración, que han venido<br />
compartiendo tan singular representatividad con las<br />
populares roques -aparatosos carros triunfales de origen<br />
medieval- y los misteris -antecedentes de los autos<br />
sacramentales-, para formar de este modo un conjunto<br />
de manifestaciones relacionadas e interdependientes<br />
fundamentales en esta festividad.<br />
La popular danza dels Momos i la Moma, la dels<br />
Nanos i Jagants -Gigantes y Cabezudos-la danza de la<br />
Magrana -de la Granada-o las no menos conocidas dels<br />
Cavallets-de los Caballetes-, dels Arquets-de los Arquillos-<br />
, dels Pastorets-de los Pastorcillos-y otras más, llamadas<br />
dansetes por su carácter infantil, se han convertido en<br />
símbolo de esta festividad valenciana tras una admirable<br />
tradición que en alguno de los casos concretos es<br />
multisecular. Sin la presencia de las danzas, la fiesta del<br />
Corpus Christi en Valencia quedaría bastante<br />
desdibujada, pues se trata de una de sus facetas más
llamativas, y desde luego carecería de la alegría que<br />
siempre ha impregnado este acontecimiento religioso y<br />
ciudadano anual. Así lo han sentido de hecho los<br />
valencianos cuando por una u otra circunstancia no han<br />
salido a la calle las danzas a hacer las delicias de pequeños<br />
y mayores.<br />
Las danzas del Corpus en Valencia constituyen<br />
un extraordinario legado tradicional y popular digno de<br />
la más atenta observación, del que se conservan<br />
numerosas noticias. Este es el motivo que me ha<br />
impulsado a tratar de ofrecer un panorama histórico de<br />
las mismas, presentando con sus rasgos más<br />
característicos tanto las principales, individualmente<br />
consideradas, como los tipos de danzas de mayor<br />
relevancia, apreciándolas en su conjunto.<br />
La abundantísima bibliografía referida a la fiesta<br />
del Corpus en Valencia permite llevar a efecto este<br />
propósito, pero exige la aplicación coherente de los<br />
requisitos indispensables en toda investigación que<br />
pretenda alcanzar una visión adecuada de su objeto de<br />
estudio. Los anticuarios y cronistas valencianos que a lo<br />
largo de mucho tiempo se han ocupado del asunto,<br />
como bien puede comprenderse, no se han acercado a él<br />
desde una perspectiva etnomusicológica, que implica<br />
desde luego el estudio de estas manifestaciones populares<br />
dentro de su contexto. Mucha de la literatura que se<br />
ocupa del Corpus no es suficientemente explícita o clara<br />
-cuando no es confusionaria o fabulosa- a la hora de<br />
explicar las características y el origen de las danzas que<br />
ahora propongo a su atención.<br />
Por otra parte, en la literatura cada vez más<br />
numerosa sobre la fiesta del Corpus de distintas ciudades<br />
y lugares de España demasiado a menudo se echa en<br />
falta la comprensión diferenciada o el rigor suficiente al<br />
tratar de las danzas, de los gigantes y cabezudos y demás<br />
elementos de esta índole.<br />
A pesar de ello, debo reconocer la imposibilidad<br />
real de llevar adelante este trabajo sin las contribuciones<br />
y las pistas que muchas de tales publicaciones aportan<br />
para el esclarecimiento del fenómeno al que enseguida<br />
intentaremos acercarnos, y bien es verdad que algunas<br />
de ellas son francamente recomendables porque sacan a<br />
la luz importantes colecciones de fuentes documentales<br />
e historiográficas.<br />
La presente conferencia aprovecha en buena<br />
medida los contenidos de la inédita ponencia que por<br />
encargo de la Conselleria de Cultura de la Generalitat<br />
Valenciana presenté en el 1 er Congrés de Cultura Tradicional<br />
celebrado del 1 al 5 de mayo de 1991 en el paraninfo de<br />
la Universidad de Valencia. Se han obviado aquí distintos<br />
aspectos a los que dediqué entonces oportuna atención.<br />
Pasemos sin mayor dilación a ver de qué modo se<br />
insertaron a lo largo del tiempo las distintas danzas<br />
populares en la fiesta del Corpus Christi de Valencia y<br />
54<br />
cuáles son sus características más relevantes.<br />
2. LOS INICIOS DE LA PROCESIÓN<br />
GENERAL DEL CORPUS CHRISTI EN<br />
VALENCIA: LES ROQUES Y ELS JOCHS.<br />
Es bastante conocido entre los especialistas el<br />
momento y el instrumento de institución de la festividad<br />
del Corpus Christi. El Papa Urbano IV la llevó a cabo en<br />
1264 mediante la publicación de la bula Transiturus, de<br />
ocho de septiembre de dicho año 2 , pero fallecido poco<br />
después, no tuvo la esperada repercusión. Dejando a un<br />
lado la circunstanciada evolución de la fiesta a partir de<br />
entonces, debe señalarse que hasta las primeras décadas<br />
del siglo XIV no recibió el impulso que la llevaría a<br />
alcanzar el relieve del que durante muchos siglos ha<br />
venido gozando, gracias a su confirmación por parte del<br />
Papa Clemente V mediante un decreto promulgado en<br />
el Concilio General de Viena de 1311 3 . Se constata a<br />
partir de esta fecha, sin uniformidad y hasta finales del<br />
siglo, el establecimiento de solemnísimas procesiones<br />
en las principales ciudades cristianas, y naturalmente en<br />
las de los medievales estados cristianos peninsulares.<br />
Aunque en Valencia se celebraba la festividad<br />
desde fechas anteriores, no hubo procesión general hasta<br />
que en 1355 el obispo Huc de Fenollet instó a la Ciudad<br />
para que ordenase celebrarla muy solemnemente con<br />
asistencia general. Pero fallecido el obispo al año<br />
siguiente, 1356, y habiendo de realizar el municipio<br />
numerosos esfuerzos económicos para la renovación<br />
urbanística de la que tan solo 117 años antes era todavía<br />
ciudad musulmana, parece que se prefirió esperar a que<br />
concluyeran las principales obras, sin sobrecargar de<br />
momento el erario público con el gasto que implicaba<br />
para una de las más importantes ciudades del<br />
Mediterráneo de aquel tiempo el celebrar una fiesta de<br />
primera magnitud, además de las grandes festividades<br />
que ya dedicaba a sus patronos Sant Jordi y Sant Donís-<br />
San Jorge y San Dionisio-.<br />
El Corpus Christi no adquirió un carácter de<br />
participación ciudadana general hasta 1372, año en que,<br />
acabadas las nuevas murallas y muchas de las principales<br />
obras urbanísticas que conferían un nuevo aspecto a la<br />
vieja ciudad musulmana, el culto obispo Jacme d'Aragó<br />
instó a las autoridades municipales para que, tal como<br />
ya habían hecho puntualmente en 1355, organizasen y<br />
patrocinasen de nuevo una procesión teofórica general<br />
en sustitución de las que anualmente venían celebrándose<br />
por cuenta propia en las distintas parroquias de la<br />
ciudad 4 .<br />
La incorporación algo tardía de la entonces pujante<br />
Valencia a las grandes celebraciones procesionales del<br />
Corpus, extendidas ya por casi todas las principales<br />
ciudades peninsulares, no fue obstáculo para que la
fiesta alcanzara aquí en pocos años un esplendor<br />
inusitado acorde con su potencia económica y cultural,<br />
entonces de primerísima magnitud. No olvidemos que<br />
la cultura valenciana iniciaba entonces su Siglo de Oro,<br />
que había de prolongarse hasta la segunda mitad del<br />
cuatrocientos. Las arcas de la Ciudad no escatimaron<br />
recursos, de hecho, para darle la máxima relevancia a la<br />
fiesta y el presupuesto fue creciendo de forma<br />
espectacular hasta alcanzar las cotas más elevadas en los<br />
últimos quince años del trescientos y primera década del<br />
siglo XV 5 Agustín Durán y Sanpere ha señalado que<br />
«parece existir una cierta emulación entre (...) Barcelona y<br />
Valencia y en ambas se -puede ir siguiendo la introducción de<br />
nuevos y parecidos elementos, aunque la característica vitalidad<br />
de la capital levantina (!!!) favoreciese especialmente el<br />
esplendor de la fiesta» 6 .<br />
Estos nuevos elementos consistían en diversos<br />
figurantes e imágenes, por un lado a imitación de los de<br />
carácter paralitúrgico presentes en el interior de la<br />
catedral en determinadas celebraciones especiales del<br />
año y por otro lado siguiendo el modelo de los que<br />
entonces eran muy usuales en los magníficos espectáculos<br />
de las fiestas y entradas Reales.<br />
Especialmente desde 1385 en adelante se<br />
incorporaron numerosos personajes bíblicos o históricos,<br />
como por ejemplo los apóstoles, los profetas, las vírgenes<br />
y otros más, junto a variados entremeses de tema<br />
religioso, como las llamadas cuques especie de<br />
monstruosos dragones- de San Jorge y de Santa<br />
Margarita, el Arca de Noé, la Escala de Jacob o la Nave<br />
de San Nicolás 7 . Todo ello llegó a configurar un<br />
abigarrado, atractivo y didáctico espectáculo lleno de<br />
variedad y presidido por la mayor alegría, destinado en<br />
el futuro a servir de modelo para muchas otras<br />
procesiones valencianas y españolas.<br />
Los entremeses consistían generalmente en una<br />
especie de grupos escultóricos integrados por figuras de<br />
bulto de personajes bíblicos, históricos o alegóricos que<br />
representaban diferentes escenas conocidas de la<br />
tradición religiosa. Al principio estáticos en la plaza de la<br />
Seu-de la Catedral-, y después para mayor lucimiento<br />
paseados por la ciudad, solían conducirse sobre carros<br />
por el recorrido de la procesión a causa de su enorme<br />
envergadura y excesivo peso. Esta manera de transportar<br />
los entremeses en Valencia, según puso de relieve Henri<br />
Mérimée, era una innovación que contrastaba con la<br />
habitual forma de conducir los entremeses en las demás<br />
grandes ciudades de la Corona de Aragón-Barcelona,<br />
Zaragoza-, donde se acostumbraba a llevarlos en andas 8 .<br />
La afortunada confluencia entre los ambulantes<br />
entremeses valencianos de la fiesta del Corpus y entre<br />
los carros triunfales conocidos desde la antigüedad dio<br />
lugar a lo que en Valencia se conoce hoy todavía como les<br />
roques, a saber, una especie de carros triunfales que,<br />
formados inicialmente por grandes promontorios o<br />
montañas con figuras de bulto representando alegorías<br />
55<br />
y escenas religiosas, precedían a la procesión del Corpus<br />
como trofeos del rey de reyes.<br />
Importa señalar todo esto, porque la presencia de<br />
las danzas en la procesión del Corpus de Valencia tuvo<br />
su inicio en estrecha relación con las mencionadas roques.<br />
En efecto, cuando a principios del siglo XV fueron<br />
sustituidas las primitivas figuras inanimadas por<br />
representaciones teatrales 9 y para teatrales, como danzas<br />
pantomímicas, es decir por los espectáculos<br />
genéricamente llamados jochs-juegos-, las danzas<br />
representadas que empezaron a contemplarse sobre les<br />
roques constituyen el precedente más remoto de las que<br />
en Valencia nos ha legado la tradición popular.<br />
3. LAS PRIMERAS DANZAS EN EL<br />
CORPUS VALENCIANO: LOS MOMOS.<br />
Desde finales del siglo XV y principios del XVI<br />
nos encontramos con una serie de roques que<br />
regularmente preceden al cortejo procesional, aparte,<br />
por supuesto de las que se construían de novedad cada<br />
año, y resulta interesante observar como ciertos jochs<br />
aparecen invariablemente danzados o escenificados<br />
sobre tales roques.<br />
La roca de l'lnfern, de la que tenemos noticia ya en<br />
1511 10 , pero erigida con toda probabilidad mucho antes,<br />
solía llevar en su plano una dansa o ball dels Momos. La<br />
primera referencia explícita que poseemos de la danza<br />
pertenece a 1544, gracias a un incidente ocurrido aquel<br />
año durante la procesión 11 , y sin duda alguna a partir de<br />
tal fecha aparecía indefectiblemente todos los años. Por<br />
otro lado, la roca del Juí o dels Diables del Juí, que<br />
encontramos documetada también en la primera mitad<br />
del siglo XVI, al menos desde 1533 12 , acogía sobre su<br />
plano una segunda danza de Momos prácticamente<br />
igual a la que se presentaba sobre la de l'Infern.<br />
Estas dos danzas de Momos, que estuvieron<br />
presentes en la celebración durante largos años,<br />
constituyen el estrato más antiguo de las danzas del<br />
Corpus de Valencia y no me parece gratuito, en<br />
consecuencia, que su actual descendiente la dansa dels<br />
Momos i la Moma, haya conservado una aureola y<br />
reconocimiento especiales dentro de la festividad, tras<br />
casi seis siglos de solera.<br />
Las danzas de Momos parecen haberse<br />
introducido en la península Ibérica desde Francia,<br />
durante la primera mitad del siglo XV, como espectáculo<br />
típico de las fiestas reales, de donde pasaron después al<br />
Corpus, igual que había sucedido con otros elementos<br />
festivos. En Valencia se documenta su presencia en 1459,<br />
en las respectivas entradas a la ciudad del rey Juan II de<br />
Valencia y de la reina su mujer, cuando la familia Real<br />
llegó para el juramento de los fueros por parte del
monarca 13 .<br />
Las danzas de Momos de la procesión del siglo<br />
XVI debieron presentar notables diferencias respecto a<br />
la actual. Una disposición consignada en las actas<br />
municipales de finales del quinientos nos Permite saber<br />
que constaban de varios personajes: el diable majordiablo<br />
mayor- o Lucifer, una diablesa -diablesa-, 11 diables<br />
-diablos-, uno o dos patges del díable major-pajes del<br />
diablo mayor-y un portaestandarte, todos bailando y<br />
representando con algunos efectos de tramoya, como<br />
por ejemplo una especie de trono que subía y bajaba o la<br />
boca del infierno que se abría y cerraba 14 .<br />
La danza actual está formada por siete Momos,<br />
identificados con los siete pecados capitales, y por la<br />
Moma, que representa a la Virtud-o a la Gracia, según<br />
otros-en lucha contra aquellos. En su estructura coréutica<br />
se identifican claramente los patrones básicos y<br />
característicos de las antiguas danzas de espadas<br />
europeas estudiadas por M. F. Pospisill 15 , de las que<br />
tenemos constancia en Valencia ya en la mencionada<br />
entrada de Juan II en 1459 16 . Se aprecia la similitud de<br />
dichos patrones en figuras de la danza tales como la rodacírculo<br />
que forman los Momos cogiendo por los extremos<br />
el propio bastón y el del compañero inmediato-, el pontformación<br />
en dos filas enfrentadas mientras sostienen<br />
horizontalmente sus bastones de una a otra parte, a la<br />
altura de la cabeza-o la barraca -cúpula que forman<br />
dispuestos en círculo levantando sus bastones y<br />
uniéndolos al centro-. A algunas de ellas se han dado<br />
específicas interpretaciones que sostienen su relación<br />
con remotas costumbres.<br />
Resulta muy evidente consultando la<br />
documentación municipal que las primitivas danzas de<br />
Momos del Corpus de Valencia sufrieron algún tipo de<br />
reestructuración a lo largo del siglo XVII, consistente al<br />
menos en la reducción del número de sus participantes.<br />
A finales de dicho siglo ambos grupos estaban<br />
constituidos por siete personajes cada uno, el mismo<br />
número de Momos que los de la danza que ha llegado a<br />
nuestros días. De 1694 en adelante, se constata además<br />
la supresión, tal vez por motivos económicos, de una de<br />
las dos danzas de Momos que durante tanto tiempo<br />
constituyeron parte importante de la fiesta 17 .<br />
A juzgar por la estructura coréutica a que hemos<br />
aludido y por los datos históricos conocidos, el momento<br />
de configuración de la danza actual hay que situarlo en<br />
los primeros años del siglo X<strong>VIII</strong>, probablemente después<br />
del exclusivo período en que se constata la presencia en<br />
la festividad de la danza de espadas, en ciertas fechas<br />
próximas pero no continuas: 1695, 1699, 1701, 1702 y<br />
1705 18 . Pero hay más: el sentido simbólico al que antes<br />
nos hemos referido-la Virtud en lucha con los pecados<br />
capitales y vencedora sobre los mismos-, plenamente<br />
atribuible al afán pedagógico imperante en el período<br />
ilustrado, y el hecho de que la primera mención en fecha<br />
segura del personaje de la Moma corresponda a fecha tan<br />
56<br />
tardía como 1780 19 refuerzan la hipótesis de que la danza<br />
tal y como ha llegado a nuestros días adquirió su forma<br />
y su significado definitivos precisamente a lo largo del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Tras este primer grupo, veamos ahora cómo se<br />
integró en la fiesta del Corpus de Valencia otra danza<br />
destinada a alcanzar un notabilísimo relieve.<br />
4. MÍMESIS DE ELEMENTOS<br />
FESTIVOS: ELS NANOS I JAGANTS.<br />
Desligada de les roques, pero de carácter<br />
igualmente urbano y particularmente cuidada por la<br />
Ciudad, tanto o más que las danzas de Momos, se<br />
incorporó más tardíamente a la procesión una pomposa<br />
comparsa de Nanos i Jagants-Gigantes y cabezudos-que<br />
bailaban por parejas. Es dato bien conocido que los<br />
nuevos y magníficos personajes se construyeron en<br />
1588, por expresa decisión municipal, a imitación de los<br />
que se acostumbraba a sacar «cascan any en Madrit,<br />
Toledo y altres Parts de Castella» en la misma ocasión<br />
festiva y que desfilaron por vez primera en la procesión<br />
del año siguiente, 1589 20 , causando admiración. Los<br />
Jurados de la Ciudad-representantes eminentes de la<br />
autoridad municipal-deseaban con ello «millar solemnizar<br />
la festa del Corpus», motivo por el cual no escatimaron<br />
esfuerzos de toda índole, preparando y adornando con<br />
esmero las excepcionales figuras 21 .<br />
No entraré ahora en detalles sobre el aspecto y la<br />
indumentaria de aquellos primeros gigantes y cabezudos,<br />
sobre los que el historiador y cronista Salvador Carreres<br />
ha publicado numerosos documentos 22 . Me interesa, en<br />
cambio, poner de relieve que fueron fruto de la expansión<br />
de elementos festivos desde una gran ciudad a otra, por<br />
imitación, como ya hemos visto que indican las noticias<br />
coetáneas , y que junto con estas figuras descomunales<br />
también se importó la creencia entonces extendida en<br />
Castilla de que los dos Nanos-gigantillas-eran los<br />
progenitores de sus altos compañeros los Jagants 23 . Luego<br />
se darían otras interpretaciones.<br />
Tanto la pareja de enanos como las cuatro de<br />
gigantes que se construyeron inicialmente, danzaban<br />
por su cuenta los bailes de moda en la tradición popular<br />
del siglo XVI: bajas, zarabandas, chaconas y otras más 24 ,<br />
que ensayaba el maestro de baile Ferrando Sanchis 25 , y<br />
desfilaban al inicio de la procesión, tal como ha sucedido<br />
luego en todo momento. Debo puntualizar a este respecto<br />
que Javier Portús Pérez ha interpretado a su aire un<br />
pasaje del escritor valenciano seiscentista Jerónimo<br />
Martínez de la Vega, deduciendo sin fundamento alguno<br />
que los gigantes de Valencia iban dando vueltas como<br />
locos y andaban procesión abajo y procesión arriba,<br />
como ocurría con los de Madrid 26 . Nunca fue así.
Por más que estos curiosos personajes se<br />
importasen de Castilla, la típica danza ejecutada<br />
exclusivamente por els Nanos que ha llegado a nuestros<br />
días tuvo su origen en Valencia, pues nació en la segunda<br />
mitad del siglo XVII, tras un proceso evolutivo de la<br />
comparsa inicial según pautas muy características del<br />
genio valenciano.<br />
Se añadió una segunda pareja en 1659, en ocasión<br />
de la fiesta extraordinaria por la canonización de Santo<br />
Tomás de Villanueva, a la que concurrió la comparsa de<br />
Nanos y Jagants del Corpus 27 . Unos años más tarde, en<br />
1666 se completó su número con una tercera y última,<br />
para «aument de regoçixo en lo dia que es celebra la festividad<br />
del Cos preçiós de Jesuchrist» 28 . Pensó la Ciudad en dicho<br />
año, ya que no había preparadas - suficientes danzas de<br />
las que habitualmente intervenían en la fiesta, que los<br />
Nanos «en forma de dansa vajen lo dit dia de la vespra del<br />
Corpus per Valencia regocijant aquella, sens que es puga<br />
traure en conseqüència en altre any» 29 .<br />
Resulta claro que el hecho revistió carácter<br />
extraordinario, pues la misma diposición prohibe<br />
expresamente repetir la danza en años sucesivos sin el<br />
previo consentimento del Municipio. Y la verdad es que<br />
hasta 1670 no se encuentran explícitamente consignados<br />
nuevos gastos por la ejecución de la danza dels Nanos en<br />
los registros históricos del Ayuntamiento 30 , ni tampoco<br />
hay datos concretos en el período inmediatamente<br />
posterior. No obstante la genial idea de 1666 debió de<br />
alcanzar carta de naturaleza en la fiesta del Corpus en el<br />
último cuarto del siglo XVII, incorporándose<br />
definitivamente la danza, pues no hay que olvidar que<br />
sus personajes continuaron saliendo pomposamente<br />
engalanados cada año y el arraigo de su danza durante<br />
los siglos X<strong>VIII</strong>, XIX y XX es realmente extraordinario.<br />
Es desde luego una de las que más impresión han<br />
causado siempre en el público valenciano de todas las<br />
edades.<br />
Consta de dos partes diferenciadas, la dansa,<br />
propiamente dicha, y el fandanguet 31 , siguiendo a grandes<br />
rasgos la estructura de los bailes públicos populares al<br />
son de dulzaina y tamboril tan habituales desde el siglo<br />
XVII en los días de fiesta mayor por tierras valencianas.<br />
La marcha con que desfilan els Nanos mientras no se<br />
encuentran detenidos para ejecutar la danza, es en<br />
realidad la primera parte acostumbrada en dichos bailes<br />
públicos, es decir, la danza valenciana llamada Jàquera -<br />
Jácara, que en ningún caso debe confundirse con los<br />
romances vulgares castellanos del mismo nombre 32 .<br />
Por lo que respecta a los gigantes, desde hace<br />
siglos se limitan a marchar en fila unos tras otros por las<br />
estrechas calles del casco antiguo, marcando sus pasos<br />
como si danzasen al compás de la mencionada jáquera, al<br />
tiempo que los Nanos acompañan el pausado y<br />
ceremonioso ritmo con las desmesuradas postissescastañuelas-<br />
que tradicionalmente complementan su<br />
atuendo.<br />
57<br />
Desde su origen han danzado los Nanos i Jagants<br />
al son de tabal i dolçaina -dulzaina y tamboril-,<br />
instrumentos a los que igualmente se confía la<br />
interpretación del resto de danzas procesionales<br />
valencianas.<br />
Prestemos atención seguidamente a un<br />
importantísimo grupo de estas danzas cuya presencia<br />
fue tan señalada en la fiesta del Corpus de Valencia,<br />
como en la de muchas otras partes de España.<br />
5. DOS SIGLOS DE DANZAS<br />
RURALES EN EL CORPUS DE VALENCIA:<br />
LAS DE TOQUEADOS.<br />
Entre los últimos años del siglo XVI y los primeros<br />
del XVII, coincidiendo plenamente con la eclosión del<br />
Barroco, se observa la presencia en la festividad de un<br />
importante estrato de danzas de las que hay que destacar<br />
su carácter rural. Son las llamadas en la tradición<br />
valenciana danses de Bastonets, es decir, las danzas de<br />
palos, o paloteos, que el lenguaje administrativo<br />
seiscentista de Valencia denominaba con el castellanismo<br />
danza de Toqueado. Acudían a la ciudad la víspera y día<br />
de la fiesta en calidad de espectáculo contratado por la<br />
corporación municipal, inicialmente en número de dos,<br />
y más adelante, a medida que se fue consolidando el<br />
modelo de la fiesta barroca presidida por los ideales de<br />
novedad y variedad, en número superior hasta<br />
configurar de forma determinante el panorama festivo<br />
del Corpus por espacio de casi dos Siglos 33 .<br />
Durante el período a que nos referimos -siglos<br />
XVII y X<strong>VIII</strong> fundamentalmente- es de destacar la<br />
participación en el Corpus de Valencia de danzas<br />
procedentes de villas y lugares situados en un área<br />
geográfica delimitada por un radio de unos 60 kilómetros<br />
alrededor de la metrópoli. Villas extremas de dicha área,<br />
como Castelló de la Plana, al Norte; Utiel, al Oeste; y la<br />
Valldigna, al Sur, aportaron danzas de Bastonets en<br />
distintos años, pero no hay duda de que los danzantes<br />
más activos fueron en todo momento los de Morvedre -<br />
actual Sagunto- y particularmente los de algunos pueblos<br />
de sus inmediaciones, como Faura 34 .<br />
Llama poderosamente la atención el hecho de que<br />
estas danzas ejecutadas principalmente por labradores<br />
no solo eran solicitadas por la ciudad de Valencia, sino<br />
que acudían también a Castilla, Andalucía y otras tierras<br />
peninsulares a fin de participar en las fiestas del Corpus<br />
de las principales ciudades. En este sentido encontramos<br />
su rastro, por ejemplo, en Madrid ya en 1611 35 y en<br />
Sevilla en 1674 36 . Los valencianos mantuvieron fuera de<br />
casa una constante actividad, hasta el extremo de que las<br />
danzas de Bastollets llegaron a considerarse en España<br />
algo inevitablemente asociado a Valencia.
Un autor anónimo de la segunda mitad del siglo<br />
X<strong>VIII</strong>, por ejemplo, comenta lo siguiente al anotar un<br />
pasaje sobre la danza de espadas de los antiguos citado<br />
en los Días geniales o lúdicros del erudito sevillano Rodrigo<br />
Caro:<br />
«Los valencianos hacen un baile muy gracioso<br />
que da aire a esto: ponen en la mano izquierda un<br />
broquelillo, y en la derecha un palo corto, y bailando<br />
unos con otros haciendo varios calados, dánse ya con los<br />
palos en los broqueles, ya (con) éstos entre sí, ya con los<br />
mismos palos, con gran destreza y compás, siguiendo el<br />
que lleva(n) el tambor y la dulzaina, instrumentos de<br />
que usan» 37 .<br />
La temprana e intensa difusión por la península<br />
que hicieron los labradores valencianos de estas vistosas<br />
danzas de bastonets, diversión de los días de fiesta mayor<br />
en su respectivos lugares de origen, es el motivo que<br />
explica por qué el anónimo comentarista-¿sevillano?<br />
¿andaluz?-,que escribía en torno a 1767, pudo<br />
considerarlas un referente actual interesante para ilustrar<br />
la costumbre antigua.<br />
No puedo extenderme sobre el asunto, pues la<br />
enorme cantidad de testimonios que se pueden recoger<br />
sobre este fenómeno requeriría un tratamiento<br />
independiente. Francis George Very reune unos pocos<br />
procedentes de Andalucía 38 , y se podrían traer a colación<br />
otros muchos, de Navarra, Cataluña, etc. me limito a<br />
reproducir aquí las elocuentes palabras de Joaquín Díaz<br />
Viana a este respecto, cuando señala que en Castilla<br />
«el paloteo se presentó casi siempre unido a la procesión<br />
del Corpus Chisti. [...] todavía en nuestros días, los intérpretes<br />
de esta danza suelen ir vestidos de blanco y con enaguillas [entiéndase<br />
saragüels-], al estilo de los labradores levantinos<br />
[!!!] de hace cinco siglos, ya que es muiy frecuente hallar, entre<br />
las descripciones que mencionan el tipo de traje llevado por los<br />
danzantes, la frase: "de valenciano" o "de labrador<br />
valenciano"» 39 .<br />
La explicación de esto, evidente a la luz de los<br />
hechos que hemos puesto de relieve, no la acierta a<br />
comprender el notable folklorista castellano, quien<br />
aventura inmediatamente después de sus interesantes<br />
afirmaciones una hipótesis poco fundamentada del<br />
motivo a que responde todo eso.<br />
Respecto a la función de estas danzas de Bastonets<br />
hay que decir que hasta la segunda mitad del siglo XVII<br />
se ejecutaron en Valencia por las calles de toda la ciudad.<br />
Los grupos de danzantes, acompañados por guías<br />
expresamente pagados por la administración de la fiesta,<br />
acudían durante la mañana de la víspera a agasajar tanto<br />
a los gobernantes de la ciudad como al Virrey y demás<br />
personajes relevantes de la vida pública, actuando ante<br />
sus respectivas moradas o palacios y efectuando además,<br />
si la concurrencia ofrecía ocasión para ello,<br />
demostraciones durante el trayecto de una casa a otra.<br />
58<br />
Semejante práctica se extendió también a la danza dels<br />
Nanos en algún momento del siglo XVII o X<strong>VIII</strong>. El día de<br />
la fiesta, además, actuaban las danzas de Bastonets ante el<br />
cortejo de las autoridades municipales, en la ida a misa<br />
mayor desde la Casa de la Ciutat-el palacio municipalhasta<br />
la entrada en La Seu -la catedral-y después repetían<br />
su actuación a la vuelta. Por la tarde danzaban en la<br />
procesión general, que finalizaba al anochecer<br />
culminando en una triunfal y espectacularísima entrada:<br />
«Entra el Soberano Sacramento y hasta que llega<br />
para cerrarse el Altar, dando entera vuelta por medio de<br />
tan magestuoso aparato, es tal la armonía confusa y el<br />
acorde estruendo que forman los órganos, campanas,<br />
clarines, menestriles, dulçaynas, tamboriles, castañetas<br />
y cascabeles de las dantas, que admira la atención,<br />
suspende la curiosidad, eleva los sentidos, y mueve<br />
fervoroso el mayor afecto al más reverente culto deste<br />
Altíssimo y Soberano Señor» 40 .<br />
Aunque no se abandonaría la práctica de agasajar<br />
a personajes públicos y acompañar a misa mayor el<br />
cortejo de las autoridades, el marco obligado para las<br />
danzas a partir de 1678 fue la llamada Cavalcada del<br />
Convit -Cabalgata de Invitación-, acto festivo nacido al<br />
unir en la víspera de la fiesta dos actos distintos que ya<br />
existían con anterioridad 41 .<br />
6. DANZAS DE NOVEDAD EN EL<br />
BARROCO: LAS DE GITANOS Y OTRAS<br />
DE INVENCIÓN.<br />
Además de las hasta ahora señaladas, a lo largo<br />
del siglo XVII hubo otras danzas en la fiesta del Corpus<br />
de Valencia que contribuyeron a hacer efectivos los<br />
ideales de la fiesta barroca-novedad y variedad- antes<br />
aludidos.<br />
Entre ellas destacan las de Gitanes -de Gitanas-o de<br />
Gitanos, fingidos o reales, que hacen su aparición en la<br />
festividad a comienzos del siglo y salen prácticamente<br />
cada año ya desde mediados del mismo, para perdurar<br />
con transformaciones varias hasta hoy. El entronque de<br />
la actual danza de la Magrana-de la Granada-, ejecutada<br />
precisamente hasta el primer tercio del siglo XIX por<br />
danzantes que representaban ser gitanos 42 , hay que<br />
buscarlo sin duda alguna en estas características danzas,<br />
que especialmente en sus versiones femeninas suelen<br />
consistir, como es el caso de la de la Magrana, en tejer y<br />
destejer entorno a una pértiga el haz de cintas de colores<br />
pendiente de la misma.<br />
Por otra parte varias danzas de invención<br />
participaron también, aunque de-modo- esporádico, en<br />
el Corpus de Valencia durante el siglo XVII. Las de Moros<br />
i Cristians -Moros y Cristianos-(1659), d'Amazones de<br />
Amazonas-(1667 y 1669) y demás que pertenecen a este
género 43 , tuvieron escasa incidencia en la fiesta por su<br />
muy puntual aparición debida al capricho o la pura<br />
circunstancia. Ya me he referido, en fin, al tratar de la<br />
danza dels Momos, a las danzas de espadas y a su presencia<br />
en el Corpus valenciano.<br />
Hasta aquí he intentado Cazar un bosquejo de<br />
cómo a partir del siglo XV se fue configurando en<br />
Valencia el conjunto de danzas que durante mucho<br />
tiempo caracterizaron su fiesta del Corpus. Pero el siglo<br />
X<strong>VIII</strong>, con el auge de las corrientes reformistas ilustradas,<br />
vino a constituir un duro golpe para estas manifestaciones<br />
de raíz popular, puestas en tela de juicio desde las<br />
estructuras del poder estatal.<br />
7. LOS EMBATES DE LA<br />
ILUSTRACIÓN Y EL TRIUNFO DE LA<br />
SENSIBILIDAD POPULAR BARROCA Y<br />
MEDIEVAL.<br />
La Ilustración en España se caracterizo por ciertas<br />
adaptaciones peculiares de los principios generales que<br />
informaron esta corriente intelectual europea. Sus<br />
adeptos españoles, generalmente ligados al poder,<br />
exaltaron la cultura como instrumento educativo para<br />
redimir al pueblo de un atraso multisecular 44 .<br />
En su afán pedagógico practicaron un reformismo<br />
político que alcanzó su mayor énfasis durante el reinado<br />
de Carlos III (1759-1788). Dentro de la línea del<br />
despotismo ilustrado, se reglamentaron entonces casi<br />
todos los aspectos de la vida cultural, sin olvidar el<br />
teatro, los espectáculos y las diversiones populares, a<br />
cuyo ámbito pertenecen las danzas de las que aquí nos<br />
ocupamos, y se acentuó progresivamente de este modo<br />
la dicotomía entre las expresiones cultivadas y las<br />
populares de la cultura 45 .<br />
La búsqueda de una práctica religiosa más racional<br />
y de una vivencia interiorizada de la fe impulsó, a su vez,<br />
en la Iglesia y en los poderes públicos una firme tendencia<br />
a apartarse de las aparatosas formas externas de la<br />
piedad barroca aún vigentes en todas partes y unidas<br />
frecuentemente a sentimientos primarios de alegría y de<br />
tristeza que se manifestaban colectivamente a través de<br />
la fiesta 46 .<br />
A tal orientación política responde una prohibición<br />
de 20 de Febrero de 1777:<br />
Real Cedida de S. M. y señores del Consejo en que a<br />
conseqüencia de cierta representación de Reverendo Obispo de<br />
Plasencia, se prohiben los disciplinantes, empalados, y otros<br />
espectáculos en las procesiones de Semana Santa, Cruz de<br />
Mayo, rogativas, y otras; los bayles en las Iglesias, sus atrios<br />
y cementerios; y el trabajar en los dias de fiestas en que no está<br />
dispensado poderlo hacer.<br />
59<br />
y unos años después, otra de 21 de Julio de 1780<br />
que incidía muy directamente sobre el Corpus Christi:<br />
Real Cédula de S. M. y señores del Consejo, por la qual<br />
se manda que en ninguna iglesia de estos reynos, sea cathedral,<br />
parroquial o regular haya en adelante danzas ni gigantones,<br />
sino que cese del todo esta práctica en las procesiones y demás<br />
funciones eclesiásticas, como poco conveniente a la gravedad<br />
y decoro que en ellas se requiere.<br />
En Valencia, donde la celebración del Corpus era<br />
la fiesta mayor de la ciudad, con una participación<br />
popular notabilísima ya desde los siglos XIV y XV, se<br />
hizo poco caso de la Real Cédula de 1780, burlando con<br />
subterfugios la interdicción. Al fin y al cabo el riguroso<br />
ordenamiento del municipio borbónico tenía sus partidas<br />
presupuestarias para la fiesta del Corpus, y las<br />
circunstancias con cretas que habían inducido al monarca<br />
a tales prohibiciones eran más bien ajenas a la realidad<br />
valenciana.<br />
Un erudito coetáneo reflejaba del modo siguiente<br />
lo que ocurrió:<br />
« Ultimamen te, por Real Orden del año 1780, se<br />
mandó generalmente no vayan danzas ni gigantes en las<br />
proseciones, para evitar las irreverencias y profanaciones que<br />
en algunas partes ocasionaban. En cumplimiento de lo cual la<br />
primera en que dexaron de salir los gigantes y enanos en<br />
Valencia fue en la de San Luiz Bertran (que es a 21 de Octubre)<br />
de dicho año 1780 y la primera en que ya no salieron las danzas<br />
que solían ir en la del Corpus fue en semejante función del año<br />
1781. Pero salen por la mañana; y assí mismo las rocas,<br />
poniéndose desde la víspera en la plaza de la Seo por la<br />
madrugada, hacen la vuelta antes que la proseción salga el día<br />
por la tarde, como uno y otro se acostumbraba, por quanto<br />
dicha Real Orden era limitada a ir en la Proseción y para evitar<br />
la irreverencia que se expresa como causa motiva, y ni esto es<br />
ir en la proseción, ni nunca ha usado aquí la ridiculez de la<br />
Tarazca, ni profanación alguna, y assí ya volvieron por el año<br />
1790 a ir los Gigantes y Enanos, conque se practica con<br />
devotíssima y circunstanciada solemnidad, según que assí se<br />
hacía también antes» 47 .<br />
Muy curiosamente, fue uno de los mismos<br />
regidores del Ayuntamiento de Valencia, D. Antonio<br />
Joaquín Salón, quien en calidad de comisario de fiestas<br />
se propuso enfrentarse de plano a dicha situación en<br />
1792, en contra del sentimiento generalmente compartido<br />
por el conjunto de los estamentos sociales y mostrando<br />
una intransigencia fuera de todo lugar. Resultado: el que<br />
las danzas no salieran en la procesión de aquel año.<br />
Sin embargo, tras los graves sucesos contra los<br />
franceses residentes en Valencia a causa del estallido de<br />
la Revolución en Francia, el nuevo virrey nombrado<br />
para controlar la situación, Duque de la Roca, permitió<br />
en 1793 que la procesión desfilase de nuevo con todos<br />
sus elementos, con dos finalidades muy evidentes: por<br />
un lado grangearse el favor popular dentro de la línea de
su política de pacificación social y por otro presenciar un<br />
espectáculo de primera magnitud que desde el siglo XV<br />
príncipes, reyes, emperadores y papas no habían dudado<br />
en querer contemplar, incluso ordenando su repetición<br />
fuera de la fecha correspondiente, para que coincidiese<br />
en los días de sus respectivas visitas a la ciudad.<br />
El sentimiento popular herido y el trato poco<br />
honroso que recibieron los regidores valencianos por<br />
parte de la Audiencia tras el triste empeño del Sr. Salón<br />
propiciaron el que la Ciudad viera la necesidad de llevar<br />
adelante un proceso en demanda de que se mantuviese<br />
intacta su magnífica fiesta del Corpus, timbre de pasadas<br />
glorias y manifestación piadosa popular de gran pompa<br />
a la que los valencianos se negaban a renunciar. Esta<br />
actitud, en comparación con lo que ocurrió en el resto de<br />
las grandes ciudades de la monarquía, es cuanto menos<br />
sorprendente, y demuestra hasta que punto resultaron<br />
ajenos a, la realidad valenciana en este aspecto los<br />
planteamientos ilustrados.<br />
No se zanjaría la cuestión hasta 1799, cuando<br />
Carlos IV resolvió finalmente permitir la salida de las<br />
danzas y figurantes populares en la procesión y fiesta<br />
del Corpus de Valencia sin ninguna clase de<br />
impedimentos ni cortapisas 48 . De este modo se explica<br />
que hasta mediados del siglo XIX la magna procesión<br />
eucarística valenciana conservase un esplendor y una<br />
fama-ya de por si grandes-que muchas otras perdieron<br />
a raíz del reformismo ilustrado.<br />
A lo largo de estos mismos años de finales del<br />
setecientos nuevas danzas cobrarían protagonismo en la<br />
fiesta, sustituyendo principalmente a las antiguas de<br />
Bastonets o Toqueados. Los elementos alegóricos, roques,<br />
Nanos i Jagants, danzas deis Momos y de la Magrana y<br />
otros figurantes varios, continuaron sin embargo su<br />
anual aparición proporcionando extraordinaria alegría<br />
durante la víspera y día de la festividad<br />
8. HACIA EL PANORAMA ACTUAL:<br />
LES DANSETES.<br />
Al lado de las antiguas danzas del Corpus comenzó<br />
a hacer su aparición durante la primera mitad del siglo<br />
X<strong>VIII</strong> un grupo de nuevas danzas interpretadas por<br />
niños, aún hoy afectivamente llamadas por ello con el<br />
diminutivo dansetes. Estas, intercaladas generalmente<br />
en el cortejo procesional, figuraban con frecuencia tanto<br />
en las procesiones valencianas organizadas en grandes<br />
fiestas extraordinarias como en la procesión de la<br />
festividad eucaristica 49 .<br />
Les dansetes, último estrato de las que se fueron<br />
agregando al Corpus valenciano a lo largo de cuatro<br />
siglos, revelan una diferente sensibilidad a la que en<br />
épocas precedentes había dado lugar a las danzas más<br />
60<br />
antiguas. El infantilismo que caracteriza a este nuevo<br />
grupo es típico de una mentalidad ya marcadamente<br />
contemporánea, motivo por el que resulta inusitado<br />
encontrar danzas de niños antes del siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Pastoreís-Pastorcillos-Llaudadorets-Labradorcitos-<br />
, Maltesos -Malteses-, Gitanetes - Gitanillas-, Pelegrines-<br />
Peregrinas-, Xiquetes ab arquets -Niñas con arquillos-y<br />
otras danzas infantiles semejantes desfilaban haciendo<br />
sus evoluciones ante las imágenes de santos que los<br />
distintos conventos, parroquias, gremios y cofradías<br />
llevaban en las procesiones generales de aquel tiempo.<br />
En la del Corpus no abandonarían dicho lugar, ni se<br />
verían desligadas, por lo tanto, de la iniciativa particular<br />
de comunidades religiosas y asociaciones profesionales<br />
hasta los últimos años del siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Poseemos una relación algo detallada de les<br />
dansetes habituales en la fiesta del Corpus Christi durante<br />
este período gracias a una breve descripción de 1801:<br />
«pasean las calles de la estación [-la carrera de la<br />
procesión general-] varias danzas de Turcos, Angeles,<br />
Labradorcitos, Úngaros, Pastores, Usares y otros<br />
personajes agraciados, con la música del país, adufes,<br />
sonajas y campanillas» 30 .<br />
Estas danzas infantiles, que constituyen sin duda<br />
alguna el remoto precedente de las actuales dansetes,<br />
continuaron haciendo asiduamente acto de presencia en<br />
la celebración durante todo el primer tercio del siglo<br />
XIX, hasta que la festividad experimentó el gran golpe<br />
de los nuevos tiempos.<br />
El progresivo deterioro del Antiguo Régimen<br />
acarrearía graves consecuencias para la fiesta y procesión<br />
del Corpus en Valencia, sufriendo en 1835 su mayor<br />
revés. Como vivo reflejo de las estructuras sociales y de<br />
poder, se resintió entonces por completo a causa de las<br />
desamortizaciones y la supresión de numerosas<br />
comunidades religiosas y organizaciones gremiales que<br />
participaban masivamente en su desarrollo. Y sólo 11<br />
años más tarde pudo rehacerse del golpe y recuperar su<br />
antiguo esplendor.<br />
Al capellán de honor de la ciudad Mossén Vicent<br />
Font de Mora, correspondió en 1846 la reorganización<br />
de la fiesta y de las danzas, entre ellas, por supuesto las<br />
infantiles:<br />
«en el [año] actual [...] se han hecho mejoras<br />
verdaderamente sorprendentes [...], habiendo merecido<br />
la mayor aceptación del público las tres danzas de niñas<br />
polonesas aldeanas y serranas, con la reina y sus<br />
camaristas que las preside, las de los niños irlandeses y<br />
turcos, todas de nueva invención, con sus bailetes<br />
análogos, servidas por niños de ambos sexos de la casahospicio<br />
de Nuestra Señora de la Misericordia; la de los<br />
caballetes-ginetes turcos y españoles a la antigua [...] y<br />
los vistosos y análogos trages de todas estas danzas» 51 .
Parece desprenderse de estas palabras escritas<br />
por un historiador coetáneo que las modificaciones en<br />
el conjunto de les dansetes fueron considerables, pero no<br />
olvidemos que reprodujeron en general esquemas<br />
coreográficos y melodías tradicionales ya en uso. La<br />
«nueva invención» a que alude el historiador debe<br />
entenderse en lo que concierne al vestuario, de acuerdo<br />
con el tema de la danza, y a otros aspectos accesorios,<br />
pues la misma expresión «con sus bailetes análogos» nos<br />
indica que les dansetes presentaban patrones coreográficos<br />
comunes de gran sencillez popular- como hoy sucede-,<br />
a los que poco debió afectar la novedad. Destacaré,<br />
sin embargo, que es la primera vez que se encuentran<br />
danzas de niñas entre las agregadas oficialmente a la<br />
fiesta y costeadas por Ayuntamiento: de las tres<br />
mencionadas sólo una se continua danzando.<br />
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX se<br />
introdujeron nuevas dansetes, a parte de las que antes<br />
hemos indicado, siempre con el expeditivo método de<br />
variar simplemente su tema y su vestuario. Entre 1851 y<br />
1900 se documentan, así, las de Mariners-Marineros-,<br />
Pastorets -Pastorcillos-, Jardiners -Jardineros-, Hongaresos-<br />
Húngaros-, Grecs-Griegos-,Xinesos-Chinos-, Morets -<br />
Morillos-, Catalans - Catalanes-, Mallorquins-<br />
Mallorquines-, Aragonesos-Aragoneses-y Murcians-<br />
Murcianos. El total de dansetes presentes cada año en la<br />
festividad osciló entre ocho y once a lo largo del referido<br />
período, apareciendo algunas de ellas muy<br />
ocasionalmente 52 .<br />
El Barón de Alcahalí nombra en un trabajo<br />
publicado en 1903 las de «labradores valencianos, moros,<br />
holandeses, marineros, [y] caballets» 53 como usuales en su<br />
tiempo, pero sin duda hubo alguna más, entonces y<br />
durante todo el primer tercio del siglo XX.<br />
En la actualidad, tras los grandes cambios,<br />
abandonos y recuperaciones que se han sucedido desde<br />
aquellos años, hacen su anual aparición en la fiesta les<br />
dansetes de cavallets/Pastorets, Llauradorets, y Turcs, amén<br />
de la dels Arquets, que es la única de niñas subsistente.<br />
9. ÚLTIMAS CONSIDERACIONES.<br />
Terminaré mi exposición comentando con unas<br />
rapidísimas palabras, para no fatigar más su atención,<br />
los momentos fundamentales que han condicionado la<br />
evolución de las danzas y figuras alegóricas desde<br />
mediados del siglo XIX hasta nuestros días y honrando<br />
la memoria de las personas que con mayor empeño se<br />
han- implicado durante el siglo XX para conseguir que<br />
no se interrumpiese fatalmente la continuidad de estas<br />
manifestaciones.<br />
Las transformaciones de la fiesta durante la<br />
segunda mitad del siglo XIX fueron naturalmente ligadas<br />
a las vicisitudes políticas. La evolución y presencia de<br />
61<br />
los elementos festivos en la celebración del Corpus se<br />
resintió del rechazo o puntual reconversión de los<br />
mismos de acuerdo con el progresivo ascenso de la<br />
mentalidad burguesa, contrastante con el sentimiento<br />
popular, según un proceso que en parte ha estudiado<br />
Antonio<br />
Ariño Villarroya 54 . Este enfrentamiento queda<br />
muy patente en unas reflexiones escritas por el<br />
mencionado Barón de Alcahalí, al tratar de las danzas<br />
del Corpus de Valencia:<br />
«A despecho del indeferentismo actual, que juzga<br />
de mal gusto la exteriorización de las antiguas<br />
costumbres, tratando de ridiculizarlas en todo momento,<br />
especialmente si reflejan venerandas tradiciones, el<br />
pueblo, ese factor maleable, al parecer, acaricia aún con<br />
fruición ciertas remembranzas de la añeja piedad, con<br />
las que se siente identificado» 55 .<br />
Este indiferentismo desembocó en la supresión,<br />
durante el período la II a República (1935), de las danzas<br />
y los actos en que principalmente intervenían 56 .<br />
Tras el conflicto bélico de 1936-1939 se abrió una<br />
etapa de recuperación de todos estos elementos<br />
impulsada y llevada a cabo fundamentalmente por el<br />
entonces responsable municipal de fiestas y luego<br />
académico correspondiente de la de Bellas Artes de San<br />
Carlos de Valencia D. Manuel Arenas Andújar. A él se<br />
debe un especial empeño en recoger información sobre<br />
las antiguas danzas a sus más directos intérpretes, aún<br />
vivos, además de muchos otros datos sobre el Corpus<br />
valenciano. Sin embargo los rasgos que caracterizaron la<br />
cultura en la década de los años sesenta, condujeron a un<br />
paulatino abandono de la interpretación de las mismas.<br />
Ya iniciada, en fin, la nueva etapa política de la<br />
democracia en España, S al amparo del renovado interés<br />
institucional por recuperar los símbolos tradicionales de<br />
identificación colectiva, el extraordinario folklorista D.<br />
Fermín Pardo Pardo impulsó y llevó a cabo en 1977, con<br />
notable acierto y grandísima aceptación popular, la<br />
restauración de las añejas danzas del Corpus valenciano<br />
y se encarga desde entonces de su anual ensayo e<br />
interpretación en calidad de director o cap de danses.
Fig. 1. La roca de Vinfern, vulgarmente llamada roca<br />
Diablera, según un grabado de 1839 aparecido en el Semanario<br />
Pintoresco Español.-En los flancos del carro se aprecian los<br />
mascarones característicos de esta roca hasta mediados del<br />
siglo XIX y en el remate la figura del dios infernal Plutón con<br />
una serpiente enroscada.-Sobre el plano de la roca puede verse<br />
la dansa deis Momos, con el personaje de la Moma, que ataviado<br />
con vestido blanco de mujer, cetro y corona danza con uno de<br />
ellos.-En primer término, sentados sobre la balaustrada, el<br />
dulzainero y el tamborilero.<br />
Fig. 3. La danseta dels Cavallets, dibujo del DCVB tomado<br />
de la portada de una revista valenciana de la 2' 1 década del siglo<br />
XX.-Observense los panderets -panderetillos-que hacen sonar<br />
los danzantes.-En primer término a la izquierda se ve al<br />
dulzainero, inusitadamente ataviado con el traje que usan los<br />
Momos en su danza desde mediados del siglo XIX, y al<br />
tamborilero.-Al fondo, aparece la puerta gótica de la catedral,<br />
llamada de los Apóstoles .<br />
62<br />
Fig. 2. Els Nanos y els Jagants, grabados populares en boj<br />
de una auca de mediados del siglo XIX dedicada a la procesión<br />
del Corpus.-Se aprecian en primer lugar los reyes de armas que<br />
dan comienzo al cortejo y luego la dulzaina y el tamboril de<br />
esta danza seguidos por los descomunales personajes.
NOTAS<br />
1. A pie de página se incluyen en el texto que ahora<br />
se publica las referencias bibliográficas, que se omitieron durante<br />
la exposición de esta conferencia.<br />
2. VERY, Francis George: The Spanish Corpus Christi<br />
Procession. A Literary and Folkloric Study, Valencia, Tipografía<br />
Moderna Olivereta, 1962, pág. 3.<br />
3. Ibidem.<br />
4. BOIX, Vicente: "Descripción de la Procesión del<br />
Corpus", Fiestas Reales: Descripción de la Cabalgata y de la Procesión<br />
del Corpus: Valencia, Imprenta de la Regeneración<br />
Tipográfica, 1858, página. 4; CARBONERES, Manuel:<br />
Relación y esplicación (sic) histórica de la solemne Procesión del<br />
Corpus que anualmente celebra la Ciudad de Valencia (...), Valencia,<br />
Imp. de J. Domenech, 1873, pág. 11-15.<br />
5. FERRER FORTUNY, Rodrigo J.: Piedad publica y<br />
tiempo de penitencia:<br />
comportamientos religiosos en época de crisis en la Valencia<br />
bajomedieval, Memoria de Licenciatura, Facultad de Filología<br />
de Valencia, 1983, sig. T. 2 / 123, pág. 176.<br />
6. DURAN Y SANPERE, A.(gustín): "Corpus Christi,<br />
Fiesta Del", en Diccionario de<br />
historia eclesiástica de España, dirigido por Quintín Aldea<br />
Vaquero. Tomás María Martínez y José Vives Galell, 1, Madrid,<br />
Instituto Enrique Flórez. C..S.I.C, 1972, pag. 632.<br />
7. C.F. los respectivos documentos en CARBONERES,<br />
Manuel: Op. cit., Págs. 15-16 y 21-23, todos ellos procedentes<br />
de los registros de Claveria Comuna del Archivo Histórico<br />
Municipal de Valencia, en adelante A.H.M.V.<br />
8. MÉRIMÉE, Henri: El arte dramático en Valencia, 1,<br />
Valencia, Institució Alfons el Magnánim-Institucipo Valenciana<br />
d'Estudis i Investigació, 1985, págs. 22-23.<br />
9. Ibidem, págs. 25-27.<br />
10. CARRERES ZACARÉS, Salvador: Las Rocas, Valencia,<br />
Excmo.. Ayuntamiento, 1957, pág. 15.<br />
11. Ibidem, pág. 17.<br />
12. Ibidem, pág. 16.<br />
13. Dietari del Capellá dAlfons el Magnánim, Valencia,<br />
Acción bibliográfica<br />
Valenciana, 1932, págs. 227 y229.<br />
14. A.H.M.V.: Manual de Consells i Establiments.<br />
MDlxxxvij-MDlxxxiij, sig. A-lll, Viernes 8 de Mayo de 1587.<br />
15. POSPISIL, M. F.:"Les vieilles danses guerriéres des<br />
peuples européens", en Institut International d Anthropologie.<br />
III.em Session. Amsterdam, 20-29 septembre 1927, Paris, 1928,<br />
págs. 502-505, según cita de CARO BAROJA, Julio: El estío<br />
festivo, Madrid, Taurus,1984, pág. 200.<br />
16. Dietari del Capellà dAlfons el Magnánim, Valencia,<br />
Acción Bibliográfica<br />
Valenciana, 1932, pág. 226.<br />
17. A.H.M.V: Bayvé de la Claveria Comuna de l'anny<br />
1694 en 1695, sig. L-15, Martes 26 de Junio de 1694. S3e registra<br />
desde entonces el pago a una sola danza de Momos.<br />
18. A.H.M.V: Claveria Comuna y Administració de<br />
63<br />
Lonja Nova, de los años correspondientes.<br />
19. ORTIZ, Joseph Mariano: Disertación histórica de<br />
la festividad, y procesión del<br />
Corpus, que celebra cada año la Muy IL.tre Ciudad de<br />
Valencia, con explicación de los símbolos que van en ella. Ilustrada<br />
con varias notas antiguas relativas a éste y otros asuntos.<br />
Su autor, escribano del Real tribunal de Diezmos con el<br />
despacho del oficio de espolios y vacantes, otro de los de número<br />
y de laalcaldía y bureo del Real Palacio de Valencia,&.,<br />
En Valencia, En la oficina de Joseph y Thomas de Orga,<br />
M.DCC.LXXX,págs. 17-18.<br />
20. CARBONERES, M.:Op. cit, pág. 61, n.l.<br />
21. CARRERES ZACARÉS, Salvador: Los Gigantes de<br />
la procesión del Corpus, Valencia, Exmo. Ayuntamiento, 1960,<br />
pág. 5 y passim..<br />
22. CARRERES ZACARÉS, S.: Op. cit.<br />
23. En la procesión extraordinaria de San Luís Bertran<br />
de 1608, celebrada el 31 de agosto, "y van los Gigantones, que<br />
son ocho (...) todos riquíssimamente vestidos, y hechos de<br />
grande estatura; y dos Enanos monstruosos, que representan<br />
los padres de éstos;y son los diez más vistosos, y mejores que<br />
hay en España", nos dice Fray Vicente GÓMEZ: Los sermones<br />
y fiestas que la Ciudad de Valencia hizo por la beatificación<br />
del glorioso padre San Luys Bertran, Valencia,<br />
IuanChrysostomo Garriz, 1609, págsd. 28-29.<br />
24. Según un detallado relato de la procesión de San<br />
Vicente Ferrer de 1599, en la que salían también desde 1595,<br />
debido a Felipe de GAUNA
en l'Horta de Valencia: la "Jaquera" i "les Danses i Folies" de<br />
Torrent», en Torrens. Estudis i investigacions de Torrent i comarca,<br />
núm. 7 (1991-1993), págs. 383-411, esp. págs. 394-396.<br />
33. A finales de siglo solían contratarse «danzas quatro<br />
o más de Toqueados», pues tal es el número de éstas que consigna<br />
el Ceremonial de la Ciudad compilado entonces. Cf.<br />
CEBRIÁ Y ARAZIL, Félix: Ceremonial de las assistencias y<br />
funciones de los Muy Ilustres Señores Jurados, Racional,<br />
Sindicos y otros oficiales de (...) la Ciudad de Valencia, Ms.,<br />
A.H.M.V, & 84. La parte relativa al Corpus fue editada en<br />
folleto por el Ayuntamiento de Valencia en 1958.<br />
34. A.H.M.V: Claveria Comuna y Administració de<br />
Lonja Nova, en distintos años del periodo.<br />
35. LA TORRE BADILLO, M.: «Representación de los<br />
autos sacramentales», en Revista de Archivos, <strong>Bibliotecas</strong> y<br />
Museos, 3 a Época, XXV (1911),págs. 364-365, n. 16.<br />
36. ROSA Y LOPEZ, Simón de la: Los Seises de la Catedral<br />
de Sevilla: ensayo de investigación histórica, Sevilla,<br />
1904, pág. 96.<br />
37. CARO, Rodrigo: Dìas geniales o lìdicros, Ms. 84-1-<br />
17 de la biblioteca Colombina de Sevilla, copia posterior a 1767;<br />
citado en CARO, Rodrigo: Dias geniales o Lúdicros. Edición,<br />
estudio preliminar y notas de Jean-Pierre etienvre, I, Madrid,<br />
Espasa-Calpe, 1978, pág. 92, n. 22.<br />
n.59.<br />
38. VERY, Francis George": Op. cit., págs. 88-89 y 145,<br />
39. DÍAZ, Joaquín: La memoria permanente. Reflexiones<br />
sobre la tradición, Valladolid, Ámbito, 1991, págs. 54-55.<br />
40. Informe que la Insigne Ciudad de Valencia a puesto<br />
en manos del Rey nuestro señor, que Dios guarde, en orden<br />
a la Real Letra del priomero de Junio passado, en que fue servido<br />
mandar se variase la Procesión del Corpus de la tarde a<br />
la mañana. Siendo ivrados Romvaldo Tanso de Calahorra<br />
Vaciedo y Toledo, generoso, Jurado primero por los nobles y<br />
cavalleros, Pedro Iop Periz, Jurado primero por los ciudadanos,<br />
Onofre Sans de la Llosa, generoso, Señor de guadacequies,<br />
Joseph Gil de Torres, Ignacio Gabriel y Agustín Barrera, ciudadanos,<br />
Pedro Antonio Torres, ciudadano, Racional, Victorino<br />
Forès, ciudadano, Sindico de la Cámara y Consejo. En Valencia,<br />
LOS EXVOTOS PINTADOS EN EL CAMPO DE<br />
REQUENA—UTIEL<br />
Los exvotos pintados como expresión plástica.<br />
Cuando entramos en ermitas y templos en las que<br />
se veneran imágenes de Santos y Vírgenes con gran<br />
predicación, no es extraño encontrar pequeños cuadros<br />
que representan escenas de milagros y favores que han<br />
realizado estas advocaciones a sus fieles.<br />
Se trata de obras anónimas, bien realizadas por<br />
el donante o por un artista aficionado de la localidad,<br />
ejecutadas sobre tabla (sobre todo en el Siglo X<strong>VIII</strong> y<br />
primera mitad del Siglo XIX) o lienzo de dimensiones<br />
reducidas que suelen acogerse al formato 50 x 35 cm. y<br />
que nunca sobrepasan los 120 x 80 cm. Normalmente,<br />
se encuentran en un mal estado de conservación, tanto<br />
por el descuido como por la precariedad de materiales<br />
con que se realizaron.<br />
Siempre los podremos catalogar dentro del<br />
genero religioso representando escenas de accidentes o<br />
padecimiento de enfermedades que tuvieron un final<br />
feliz por la intercesión del Santo o Virgen al que se<br />
dedican y su finalidad es perpetuar y dar fe de estos<br />
hechos extraordinarios.<br />
Suelen utilizar un lenguaje realista muy<br />
descriptivo y narrativo, no escatimando detalles, y con<br />
gran profusión de anécdotas, cosa lógica si recordamos<br />
que lo que cuentan son acciones. Su técnica se basa en<br />
congelar el instante mas critico o peligroso, ese momento<br />
irreversible que no obtiene las consecuencias trágicas<br />
predecibles por la intervención de la divinidad .<br />
Si entramos a explicar la utilización de los<br />
elementos plásticos diremos, en primer lugar, que el<br />
espacio se basa en una perspectiva expresiva, es decir,<br />
que la profundidad y la altura son simbólicas,<br />
utilizándose según la importancia del personaje<br />
básicamente distinguimos tres zonas: la superior donde<br />
se representa las imágenes de los Santos o Vírgenes sobre<br />
unas nubes como la aparición de la divinidad; el centro<br />
donde se representa la acción, el acontecimiento<br />
peligroso o catastrófico; y la leyenda, normalmente en<br />
la parte inferior, que narra los detalles y pormenores<br />
del hecho milagroso.<br />
Por Fermín Pardo y José A. Jesús-María<br />
65<br />
La utilización del color también responde a los<br />
mismos cánones simbólicos o expresivos. Generalmente<br />
estas pequeñas obras podemos definirlas como<br />
monócromas, utilizando entonaciones en tierras,<br />
localizándose colores vivos y complementarios en las<br />
zonas del cuadro de mayor valor simbólico: los ropajes<br />
de los Santos o Vírgenes o figuras de mayor relevancia<br />
en la acción.<br />
La iluminación de la escena no suele corresponder<br />
a un foco de luz, sino que mas bien sigue las mismas<br />
intenciones simbólicas. La parte más iluminada e incluso<br />
la que deslumhra suele ser la correspondiente a las<br />
imágenes sagradas. No es corriente la utilización del<br />
claro/oscuro para la obtención de volumen, siendo<br />
mucho más habitual el encontrar la técnica del color/<br />
luz, es decir, que la luminosidad reside en la utilización<br />
simbólica del color y no en la claridad u oscuridad en la<br />
que se localicen los objetos o figuras.<br />
La línea no suele aparecer como elemento<br />
diferenciado y suele corresponder a los limites entre<br />
zonas de color.<br />
La ejecución, es decir, el dominio de la técnica<br />
pictórica por parte del artista, suele ser muy variada<br />
dependiendo de la habilidad de este. No es un elemento<br />
valorado ya que la importancia reside en la capacidad<br />
narrativa de la imagen y no en la mayor o menor<br />
habilidad en la representación realista del artista.<br />
Normalmente suelen emplear una técnica directa, sin<br />
procesos de acabado, es decir, la pincelada que se<br />
coloque en el cuadro permanecerá invariable cuando la<br />
obra este finalizada.<br />
Como conclusión diremos que estos exvotos<br />
pintados representando los actos milagrosos o<br />
sobrenaturales realizados por Santos o Vírgenes utilizan<br />
un lenguaje plástico narrativo propio, singular y<br />
especifico, fuertemente simbólico y expresivo.
Los exvotos pintados como documento para<br />
el estudio de la cultura popular en sentido<br />
Material y espiritual.<br />
La importante colección de exvotos pintados que<br />
se conservan en el santuario de la Virgen del Remedio<br />
de Utiel, a la que pueden añadirse algunos dispersos en<br />
el termino de Requena, componen un conjunto de<br />
documentos de indudable interés en los que se plasman<br />
distintos elementos pertenecientes a la forma de vida<br />
tradicional de las gentes de la comarca y son expresión<br />
de sus sentimientos religiosos.<br />
Siguiendo la cronología de estas pequeñas obras<br />
de arte (finales del Siglo X<strong>VIII</strong> hasta el siglo XX),<br />
podemos observar distintas clases sociales diferenciadas<br />
por su vestimenta, interiores y exteriores de viviendas,<br />
actividades diversas e incluso manifestaciones festivas.<br />
Loa exvotos pintados representan un importante<br />
complemento de los inventarios de bienes que se<br />
relacionan en testamentos e hijuelas de casamiento de<br />
la época, conservados por muchas familias como legado<br />
escrito de los antepasados.<br />
Manejando estos documentos y teniendo<br />
presentes los exvotos se aprecia claramente los cambios<br />
impuestos por la moda en el vestir e incluso los<br />
diferentes tejidos utilizados por los más ricos y los menos<br />
pudientes. Los colores claros y vivos de la indumentaria<br />
de principios del último tercio del siglo X<strong>VIII</strong> se van<br />
oscureciendo a finales de este siglo y sobre todo a lo<br />
largo del Siglo XIX. Las mantellinas blancas<br />
dieciochescas se tornarán negras en el XIX cambiándose<br />
la muselina por el tafetán y la orla de terciopelo. En los<br />
hombres la chupa larga del X<strong>VIII</strong> se ira acortando a partir<br />
del segundo tercio del XIX, llamándosele ya chaqueta,<br />
la cual será sustituida por la blusa en los últimos años<br />
de esta centuria. El calzón corto, como herencia<br />
dieciochesca, empezara a ser reemplazado por el<br />
pantalón en la segunda mitad del XIX y estará<br />
erradicado de la indumentaria popular masculina en los<br />
finales de este siglo.<br />
En el interior de las viviendas también se plasma<br />
el cambio de moda por los enseres y mobiliario. Casi<br />
siempre correspondientes a las alcobas y dormitorios<br />
en los que yace la persona enferma. De las sencillas y<br />
rústicas camas de tablas con banquillos pasamos por<br />
las camas de hierro de tipo isabelino a juego con<br />
cómodas y espejos. Se suceden después las camas de<br />
madera torneada de tipo alfonsino correspondientes a<br />
finales del siglo XIX y las de estilo modernista popular<br />
de los inicios del XX, quedando plasmados también<br />
muebles de los años cuarenta y sesenta.<br />
66<br />
En los exteriores de edificios reconocemos el paso<br />
del tiempo con los cambios constructivos y elementos<br />
arquitectónicos decorativos, representándose ambientes<br />
urbanos y rurales.<br />
Diferentes labores y trabajos tanto agropecuarios<br />
como artesanales quedan reflejados en estas pinturas<br />
relacionados con accidentes que ocurrieron y en los que<br />
la protección de La Virgen o el Santo esta presente<br />
evitando catástrofes y daños mayores. Así, reconocemos<br />
el jabonero con su caldera de «lexio», los albañiles y<br />
poceros acudiendo a socorrer al accidentado en un pozo,<br />
carreteros con sus recuas y reatas, pastores de ganado<br />
lanar ante el peligro de una fuerte tormenta, labradores<br />
en sus más diversas actividades, así como accidentes en<br />
los que figura el tren e incluso los automóviles.<br />
En sentido espiritual se nos habla de una<br />
religiosidad popular primitiva, que confía en la<br />
protección divina en la que se cree por herencia familiar.<br />
No se manifiesta el temor al Dios castigador a la manera<br />
judía, simplemente el Todopoderoso puede proteger y<br />
cuidar de los más débiles y con ello se concreta el<br />
sentimiento de humildad y pequeñez ante el Ser<br />
Supremo, por ello y a través de la Virgen y los Santos,<br />
sin que falte la idolatría, se pide constantemente<br />
protección en los peligros de la vida y de los bienes, y<br />
puntualmente se expresa la gratitud por medio del<br />
exvoto llevado con gusto al santuario.<br />
Hay que hacer notar que la mayor cantidad de<br />
exvotos pintados y de otros tipos se concentren en la<br />
ermita de la Virgen del Remedio de Utiel, situada en lo<br />
alto de la sierra, a la que acuden gentes de toda la<br />
comarca. En segundo lugar nos quedarían la ermita de<br />
San Blás en término de Requena y finalmente, en mucha<br />
menor cantidad, otras ermitas y templos de carácter<br />
parroquial.
LOS AUROROS EN LA REGIÓN DE MURCIA<br />
Desarrollo y características del proceso sonoro en este ritual<br />
En la huerta de Murcia hubo en un pasado muy<br />
cercano una gran cantidad de campanas de Auroros,<br />
desgraciadamente casi todas han desaparecido<br />
llevándose con ellos para siempre su legado.<br />
Actualmente, en la huerta de Murcia quedan todavía<br />
cuatro de estas agrupaciones: la Aurora de Santa Cruz,<br />
el Rosario de Jabalí Nuevo, el Rosario del Rincón de<br />
Seca y el Carmen del Rincón de Seca.<br />
Estos grupos representan la más alta expresión<br />
de la Aurora, entroncando con las tradiciones<br />
polifónicas del ámbito Mediterráneo, aportando su<br />
forma de expresión más personal. Santa Cruz tiene las<br />
melodías más estilizas, el Rosario y el Carmen, la<br />
grandeza de la polifonía en su estado más alto y<br />
capacidad expresiva e interpretativa y Javalí Nuevo, la<br />
solemnidad de unas melodías hechas para hablar a un<br />
Dios.<br />
Los auroros son una manifestación popular de<br />
gran antigüedad en nuestra región, representan en<br />
suma, la más genuina y auténtica forma de música<br />
mediterránea. Aunque, para muchos sea algo conocido<br />
bien es verdad que para el gran público la mayoría de<br />
las veces, significa cosas contradictorias.<br />
Muchos y distintos son los elementos que<br />
configuran el hacer de los auroros a la vez, que son muy<br />
estrechas las relaciones que estos mantienen entre si,<br />
dar una definición a priori, justa con el rito de la aurora,<br />
no es por lo tanto tarea sencilla.<br />
Como punto de referencia podemos establecer un<br />
eje del que partir nuestras indagaciones: la religiosidad,<br />
esta es la clave para interrelacionar todos y cada uno de<br />
los elementos que configuran el proceso musical y social<br />
en los auroros, la que dota de contenido al desarrollo y<br />
la práctica de este ritual.<br />
La Hermandad, Cofradía o Campana, que son<br />
algunos de los nombres con los que se llama al grupo,<br />
tiene un fin último: la acción asistencial en la muerte, la<br />
misión de preparar el marco apropiado para una muerte<br />
Salvador Martínez García<br />
69<br />
honrosa, intercediendo por el hermano muerto en el<br />
transito al otro mundo. De esta forma, el canto, la<br />
música, no es otra cosa que un rezo, una plegaria<br />
elevada al cielo con musicalidad.<br />
Ser auroro no es nada fácil y tampoco es un lugar<br />
donde cualquiera puede ir, a apuntarse y decir a los<br />
amigos, como si de un club social se tratara, soy auroro.<br />
En la organización interna de los auroros hay una serie<br />
de preceptos y reglas que desde el nacimiento de las<br />
hermandades (siglo XVI -XVII) obligan a los hermanos<br />
a unos modos de comportamientos y a una serie de<br />
actividades que son consideradas de primer orden. El<br />
respeto de estas normas es lo que históricamente ha<br />
permitido que una tradición tan frágil como la aurora<br />
perviva durante siglos, manteniéndose fiel, con ligeras<br />
adaptaciones a los tiempos, a su espíritu inicial.<br />
Como en cualquier manifestación popular,<br />
folclórica, la música de los auroros esta condicionada<br />
por el uso que se le da para determinadas situaciones,<br />
cumpliendo con el ritual para el que esta destinada. Así<br />
hay salves de difuntos, de paridas, de enfermos, de<br />
pasión, de navidad, etc.<br />
Aunque diversas teorías apuntan a un pasado<br />
lejano, la verdad es que no tenemos documentos para<br />
poder afirmarlo, y la única posibilidad para aceptarlo<br />
es, en primer lugar, el análisis de lo que tenemos su<br />
comparación con otras culturas y por último la<br />
especulación a través de estos materiales.<br />
Verdaderamente, solo podemos indicar unas<br />
fechas fidedignas para ubicar a los auroros, y por las<br />
referencias que tenemos es aproximadamente en los<br />
albores del siglo XVI-XVII, fechas coincidentes con el<br />
culto a la Virgen de la Aurora y el nacimiento de las<br />
hermandades gremiales. También, disponemos de las<br />
actas en las que se recogen el momento exacto en el que<br />
se formalizan las agrupaciones, con esto, es fácil trazar<br />
una pequeña historia en la que poder hablar de la<br />
música y su entorno como elementos justificativos. De<br />
todas formas no podemos desmentir a aquellos que
piensan que la aurora es un rito que ha ido adaptándose<br />
a los tiempos y que su pasado es incluso mucho más<br />
lejano de lo que se piensa ya que podemos encontrar<br />
elementos estructurales, melódicos y organizativos en<br />
la música que nos transportan a épocas de los primeros<br />
hebreos y desde allí siguiendo el curso que la música<br />
religiosa llevó hasta nuestros días, poder establecer<br />
paralelismos en distintas épocas y culturas y como en<br />
un estudio geológico encontrar marcas de estos<br />
periodos.<br />
Haciendo un poco de historia, remontándonos a<br />
un pasado lejano, hay una serie de hitos coincidentes<br />
con el fenómeno auroro; coincidencias muy sutiles en<br />
el caso de las más lejanas en el tiempo, teniendo que<br />
forzar la conexión con verdadera imaginación, y mas<br />
evidentes en las más cercanas donde el sustrato es mas<br />
reciente. En Palestina, en la época de los Hebreos,<br />
tenemos tres momentos que nos ofrecen pistas seguras.<br />
En la llamada Época Primitiva, en el libro del Exodo 15,<br />
20, del Antiguo Testamento, aparece una referencia a<br />
coros alternativos; mas tarde, en la Época de los Reyes<br />
en el libro de las Crónicas 5.12-14, también del Antiguo<br />
Testamento, se habla de una organización gremial de<br />
músicos: los Levitas; y en la tercera época, llamada de<br />
la División del Reino, es cuando aparece el Canto<br />
Litúrgico, desarrollado a través de los Salmos, con tres<br />
estilos muy significativos: La Salmodia, con dos formas<br />
básicas, Antifonal (dos coros) y Responsorial (solista y<br />
coro); el Lectio (lecturas), en forma de canto - hablado,<br />
extremadamente melismático y expresivo, y la<br />
Himnodia (canto de canciones) que más tarde se<br />
convertirá en la forma característica del canto<br />
comunitario cristiano. Es aquí desde donde se puede<br />
trazar un hilo seguro de antecedentes lejanos. Estas<br />
formas las heredan las primeras comunidades cristianas<br />
en Antioquía (Apóstol S. Pablo), desarrollándose desde<br />
el S.I al VI a través de dos fuentes principales hasta el<br />
momento de la libertad de culto; los Salmos Judíos,<br />
sinagogales de tradición hebrea como hemos visto y la<br />
música del ámbito cultural Helénico Mediterráneo con<br />
influencia claramente oriental, cargado de mesillas y<br />
adornos. Es en el plano estructural donde encontramos<br />
las mayores coincidencias; en las antífonas (alternancia<br />
dos coros) se generalizan tres usos básicos:<br />
Repetición simple, en el que cada Versículo tiene<br />
la misma música que el anterior. Esta estructura tiene<br />
que ver con las canciones más sencillas como las<br />
populares e infantiles; en los Auroros es la forma<br />
característica del estilo de salves llamadas «Repetía » y<br />
«Chamergas».<br />
Repetición progresiva en el que cada dos<br />
Versículos se alternan los coros cada uno con su propia<br />
frase musical; esto corresponde con la mayoría de las<br />
70<br />
salves de los Auroros y con su estilo más normal.<br />
Forma de estribillo, es la que añade a la forma<br />
progresiva un estribillo cantando por los dos coros; esto<br />
también forma parte de todas las salves de la Aurora<br />
siendo este trozo añadido lo que llaman copla de la<br />
salve.<br />
Mas tarde en los siglos X, XI, XII, se generaliza el<br />
estilo musical llamado organum, el cual se caracteriza<br />
por el uso de intervalos de octavas, unísonos, cuartas y<br />
quintas; intervalos que están presentes aún, si bien<br />
siempre en un estado mínimo en las salves auroras; y<br />
sobre todo un estilo de cantar al que se conoce cómo de<br />
factura tenida, que todavía se oye en los Auroros, en el<br />
que sobre una nota tenida suena un melisma. Por poner<br />
un ejemplo, esto sobre el pedal del bajo lo produce el<br />
discurso melódico de la voz principal. En el S. XII, en<br />
Inglaterra se empiezan a usar dos intervalos<br />
considerados consonancias imperfectas, la 3 a y la 6 a ,lo<br />
que pone de moda un estilo de música con un gran<br />
sentido popular y que adapta el pueblo, que en España<br />
podría estar representado por las Cantigas de Alfonso<br />
X en honor a la Virgen. En el S XV- XVI, se dan muchas<br />
más características que terminan por redondear el<br />
proceso; frente al estilo de los motetes floridos<br />
claramente contrapuntísticos, se impone en la música<br />
religiosa un estilo severo marcado por una homofonía<br />
y verticalidad de las voces, con un sentido armónico<br />
pretonal muy claro; se pone de moda en la música culta<br />
litúrgica (en todos los ámbitos) el canto antifonal; nacen<br />
las Hermandades gremiales, el culto a la Virgen de la<br />
Aurora (fervor Mariano), y sobre todo en la liturgia se<br />
adopta el fabordón y el gymel, dos estilos que se<br />
caracterizan sobre todo por el uso de melodías<br />
armonizadas en terceras y sextas y el uso de intervalos<br />
de quintas y octavas entre voces extremas; en otro orden<br />
de cosas aparecen en Alemania como herederos de una<br />
tradición popular los Meistersinger o Maestros cantores,<br />
los cuales, entre otras características utilizan textos<br />
bíblicos, melodías modales con tendencia al sistema<br />
mayor-menor y estilo silábico con ornamentaciones<br />
melismáticas en forma de floreos y adornos en la misma<br />
forma que los Auroros. En el S.XVII, el Fabordón se<br />
amplia con formas cadencíales que le confieren al canto<br />
un valor funcional y moderno; a partir de aquí la música<br />
de la Aurora no ha experimentado cambios tan<br />
evidentes ni tampoco ha asimilado los cambios<br />
musicales a la misma velocidad que la música culta,<br />
aunque también es verdad que en la música popular y<br />
la música religiosa de culto los cambios no han sido<br />
significativos. El tiempo, como siempre, mostrará que<br />
cosas podrá mantener la Aurora conservando su<br />
identidad.<br />
El proceso musical de los auroros no es un<br />
mecanismo complejo; por un lado tenemos los cantos o<br />
salves, los cuales se organizan de forma temática
atendiendo a unos ciclos o periodos determinados. Estos<br />
ciclos son: Ordinarios, Difuntos, Navidad y Pasión en<br />
los cuales el nombre define la época para la que se usa.<br />
Los ciclos de ordinario y difunto musicalmente se<br />
realizan con las mismas canciones tratando temas<br />
cotidianos y de uso concreto. Ordinario comprende,<br />
excluyendo el verano, todo el tiempo que queda libre<br />
entre los otros ciclos y Difuntos, desde el día de los<br />
Santos hasta la Purísima. El ciclo de Pasión, comprende<br />
el periodo de la cuaresma y Semana Santa, tiene sus<br />
propias músicas, tratando temas mas trascendentales<br />
como, la epopeya de la pasión de Cristo y su dolor. El<br />
ciclo de Navidad, es el momento, no solo mas alegre<br />
del devenir de una campana, sino el mas participativo,<br />
abierto y comunicativo; en él participan solistas y<br />
rondalla para cantar, sobre todo los aguilandos que es<br />
la pieza característica de este momento.<br />
En cuanto a la estructura general de una salve,<br />
esta, se divide en diversas secciones: salve, es el periodo<br />
musical que se repite de forma incansable durante toda<br />
la pieza; copla, es el fragmento musical con que termina<br />
la salve, siendo característico a veces de salves concretas<br />
y otras veces de un ciclo completo; estribillo, es un<br />
fragmento que manda colocar el guía a determinadas<br />
salves a su criterio, no siendo necesario para la<br />
realización normal de una pieza. Normalmente, su<br />
ubicación en el discurso sonoro es inmediatamente<br />
detrás de la copla, obligando a repetir esta para poder<br />
terminar correctamente; es importante mencionar que<br />
estos estribillos, contrastan enormemente y de forma<br />
radical con el discurso de la pieza, ofreciendo no solo<br />
un tempo distinto (generalmente son mas lentas casi<br />
sin medida y a placer) sino, un juego en la línea<br />
melódica, melismático y sinuoso, donde los cantores<br />
ofrecen un alarde de voz poco común.<br />
En cuanto a los instrumentos usados, solamente<br />
la campana, rompe la monótona sonoridad de las voces<br />
a capela. Manejada por el guía, debe tener un sonido<br />
claro y brillante, ayudando en la respiración del coro y<br />
sirviendo para dar ordenes diversas como alargar los<br />
calderones marcar el ritmo silábico hacer paradas y en<br />
definitiva marcar la intensidad del discurso sonoro. Hay<br />
muchos tipos de toques, tantos se podría decir como<br />
hermanos que la porten, pero en realidad, todas estas<br />
variantes, producto de las maneras de cada persona, se<br />
pueden reducir a dos: «al toque» (estilo silábico) y «a<br />
dos» (mas relajado y con ligero contratiempo producto<br />
del rebote, casi aleatorio del badajo).<br />
En la organización de los coros, los cantores se<br />
agrupan en dos formaciones circulares, llamados<br />
respectivamente primer y segundo coro. El primer coro,<br />
es menos numeroso y cantan las mejores voces siendo<br />
cuatro las partes armónicas que interpretan: Primera o<br />
Tronco, que la lleva el guía y el grupo mas numeroso.<br />
Segunda, al intervalo normalmente de tercera superior<br />
diatónica. Bajo, el cual es un pedal a la quinta o a la<br />
octava dependiendo el estilo de la salve y Cuarta, voz<br />
71<br />
más aguda que repite la misma línea que el bajo,<br />
produciendo un pedal doble. Algunas veces aparece una<br />
voz más solo en determinados momentos cadencíales<br />
llamada «Septillo», la cual es un poco más aguda que<br />
la cuarta. El segundo coro es el encargado de la respuesta<br />
y su mecanismo sonoro es mas simple aquí solo se dan<br />
dos voces primera y segunda siendo cantadas por el<br />
grupo más numeroso, tradicionalmente es donde<br />
empiezan a cantar los auroros nuevos y los jóvenes.<br />
Pero la realidad sonora de los auroros no<br />
corresponde con esta organización ya que al in tervenir<br />
niños y en algunas campanas mujeres, se producen<br />
doblajes que hacen única y muy densa la sonoridad.<br />
Hay una serie de características estilísticas<br />
generales en el estilo de las auroras que sirven de<br />
elemento unificador a todas:<br />
CANTO ANTIFONAL .-En el que dos coros se<br />
contestan entre sí.<br />
ESTILOS SILÁBICO Y MELISMÁTICO.- Formas<br />
de cantar en el que a cada sílaba corresponde una nota<br />
en el primero y muchas notas musicales para una sola<br />
sílaba correspon den en el segundo.<br />
DIATONISMO .- Recurso melódico en el que la<br />
melodía se mueve de nota a nota sin saltos en la escala<br />
o modo vigente en la pieza.<br />
USO DE INTERVALOS DE 6 a y 3 a entre voces<br />
principales. OCTAVAS PARALELAS entre voces<br />
extremas. INTERVALOS DE 4 a y 5 a entre todas las voces.<br />
HOMOFONIA.- Estilo no contrapuntístico en el que las<br />
voces atacan de forma vertical y en bloque las armonías.<br />
HETEROFONIA .-Doblaje a la octava de partes<br />
produciendo mayor sensación de densidad armónica y<br />
voces paralelas a intervalos exactos.<br />
USO LIBRE PERO CONTROLADO DE<br />
ADORNOS .- Muy característicos asimilados a<br />
determinados giros melódicos y usados • con<br />
moderación.<br />
PEDALES, INFERIOR Y SUPERIOR según estilos<br />
sobre la 5 a o en la tónica . FORMAS CADENCIALES<br />
TONALES sobre los modos mayor y menor.<br />
ACORDES EN 2 a INVERSIÓN.- Encadenamiento<br />
de acordes de cuarta y sexta con movimientos paralelos<br />
de éstos en procesos cadencíales<br />
LA CAMPANA COMO ÚNICO<br />
INSTRUMENTO verdadera dinamizadora del<br />
discurso.<br />
En el resultado final, no es posible delimitar qué<br />
elementos predominan sobre otros. La realidad sonora
denota una verdadera mezcolanza de todos, siendo esta<br />
fusión lo que históricamente ha podido llevar a<br />
confusión los acercamientos a esta música.<br />
Para ilustrar estas peculiaridades, sobre la<br />
transcripción de una salve, vamos a mostrar cada uno<br />
de estos elementos y obtener de esta forma un completo<br />
cuadro del proceso sonoro, acorde con la realidad de lo<br />
que aún se mantiene vivo en este ancestral ritual,<br />
característico de nuestras latitudes Mediterráneas.<br />
Esta Salve, llamada de « Septillo » es interpretada<br />
en Rincón de Seca de Murcia, en pleno corazón de la<br />
huerta por las dos Campanas de Auroros existentes en<br />
esta pedanía. La transcripción corresponde a la versión<br />
de la Campana del Rosario.<br />
En el plano estructural podemos encontrar la<br />
forma característica Aurora. Primero, y esto es peculiar<br />
de todas las Hermandades rompe el guía sólo y con la<br />
campana (compases de 1-3), sumándose<br />
inmediatamente el coro en un pleno y denso acorde de<br />
cuarta y sexta sobre la dominante con un pedal doble<br />
sobre ésta (cp. 4); de nuevo, a dos voces en terceras, un<br />
giro cadencial afirmando la tónica con una sucesión de<br />
acentuaciones silábicas con el acorde de cuarta y sexta<br />
sobre la dominante (cp. 5-11), seguidamente y con un<br />
cambio de tiempo radical, casi a placer, apoyando con<br />
un redoble de campana, entra la voz de Septillo sobre<br />
un acorde de séptima y 9 a (cp. 13) y tras un largo<br />
calderón de nuevo un giro melódico a dos voces<br />
afirmando la tónica con el acorde de cuarta y sexta sobre<br />
la dominante. El efecto de la frase de éste primer coro,<br />
con la alternancia de las dos voces solos con los pedales<br />
superior e inferior de dominante y la inclusión del<br />
Septillo es la de un efecto de magnífica sonoridad. La<br />
respuesta atacada por el segundo coro se desenvuelve<br />
en la forma tradicional de dos voces en terceras paralelas<br />
y con una modulación, también habitual, en la segunda<br />
parte de la frase hacia el tono del relativo menor,<br />
característica que podemos encontrar en los Aguilandos<br />
y danzas del Renacimiento Español, elementos que en<br />
la actualidad denotan un claro uso de la tonalidad y<br />
sus funciones . Con ésto, termina lo que corresponde al<br />
cuerpo de la salve, siendo repetido mientras queda<br />
texto; en este periodo, podemos encontrar algunos<br />
elementos característicos, cómo el uso de canto<br />
antifonal, pasajes en los que se mezclan el estilo silábico<br />
con ligeros melismas, Homofonia, en cuánto a la<br />
verticalidad de los bloques sonoros, la falta de tejido<br />
contrapuntístico y sobre todo el mencionado<br />
Diatonismo en el uso de las notas de la escala, sin saltos<br />
en una larga y sinuosa línea ondulada.<br />
Seguidamente se interpreta la copla, dividida en<br />
dos frases, una primera con semicadencia hacia la<br />
dominante (cp. 53) y una segunda modulante hacia el<br />
tono del relativo menor (cp. 64) . En este momento la<br />
Salve propiamente dicha puede acabar, a no ser que el<br />
guía, como en este ejemplo, mande cantar un estribillo;<br />
72<br />
este estribillo es característico y a la vez único de la<br />
aurora murciana, normalmente se les llamaba solos<br />
porque eran ejecutados a dos voces solamente y con<br />
gran profusión de melismas, es lo que corresponde en<br />
el ejemplo a la primera y segunda voz; y es único porque<br />
es acompañado sobre la dominante por un pedal que<br />
produce una rica sonoridad en un juego de tensiones<br />
tónica - dominante y adornos producidos con golpes<br />
de garganta que introducen un color disonante en la<br />
precisa sonoridad de los funcionales bloques sonoros.<br />
Inmediatamente después todo el coro retoma la copla<br />
para acabar la Salve en un vago e indeciso acorde de<br />
cuarta y sexta sobre la tónica modulada de rem. Por<br />
último, es interesante observar el juego de intervalos<br />
justos de 4 a ,5 a y 8 a que se producen entre las voces<br />
extremas entre si y en relación a las interiores. También,<br />
reseñar que sin la escucha de estos materiales<br />
difícilmente podemos tener una idea precisa de la<br />
sonoridad; el gran número de voces produce ligeros<br />
desplazamientos de tono, los adornos son instintivos y<br />
es esta cierta aleatoriedad lo que hace que cada escucha<br />
sea totalmente diferente. El auroro crea en su más íntima<br />
expresión y es ésto lo que hace que su música viva a<br />
través de los siglos y le confiera un espíritu camaleónico:<br />
El tiempo lo dirá ....<br />
Como anticipo de lo que será una publicación en<br />
un breve futuro, quiero incluir, a petición de los auroros<br />
y Juana Martínez Yago, una persona extraordinaria en<br />
temas relacionados con la cultura popular, la<br />
transcripción de dos piezas características de la Aurora<br />
de Yecla, felizmente rescatada y conservada por un<br />
pequeño grupo de auroros, gracias a los cuales un<br />
patrimonio de tal magnitud e importancia no ha pasado<br />
al mundo del recuerdo.<br />
Quiero agradecer y mostrar a los Auroros de Yecla<br />
y a su hermano Mayor D. Argimiro Azorín Pérez mi<br />
más profunda admiración, por la encomiable labor de<br />
mantenimiento de ésta tradición y las grandes<br />
facilidades y hospitalidad con la que me han tratado,<br />
permitiéndome hacer un trabajo en las condiciones que<br />
se merece esta música .
Gozos históricos de la Virgen de la Aurora<br />
Auroros de Yecla<br />
Salve a la Purísima Concepción<br />
Auroros de Yecla<br />
73<br />
SEPTILLO<br />
Ciclo de Pasión<br />
Auroros del Rosario-Rincon de Seca
Cuando hablamos de religiosidad popular, enseguida<br />
nos vienen a la mente las imágenes habituales y<br />
coloridas de una procesión con su banda de música, sus<br />
cohetes y los "Vivas" al santo, o una imagen de devoción<br />
rodeada de flores y exvotos ingenuos y pasados de<br />
moda, las beatas rezando con sus velos y sayas negras,<br />
y tópicos por el estilo.<br />
Pero hay que tener en cuenta que un tópico siempre<br />
responde a un arquetipo mental, más o menos<br />
elaborado, habitualmente extrapolado por una élite intelectual<br />
que contempla desde lejos, sin "contaminarse",<br />
prácticas a las que quiere ser ajeno y sin embargo sabe (y<br />
teme decirlo) que también le son propias. Procuraremos<br />
en el presente articulo acercarnos al tema considerando<br />
que todos estamos implicados en estos conceptos con<br />
mayor o menor proximidad, y partiendo desde su origen;<br />
pues los cambios culturales de todo tipo en este<br />
entorno son extraordinariamente lentos. Así mismo,<br />
dada la complejidad del tema que nos ocupa, solo pretendemos<br />
dar una exposición general ajustada a nuestro<br />
entorno, aportando ideas al respecto en forma que intentamos<br />
sea fácil al lector.<br />
1. El mito y el rito<br />
1.1.- Lo religioso.<br />
A nivel popular, la religión se establece (al menos<br />
en principio) más en base a unas recetas aprendidas, a<br />
signos externos, que en un conocimiento profundo del<br />
dogma religioso. Cualquier religión revelada, como la<br />
cristiana, por su propia definición surge a partir de una<br />
minoría muy selecta (los partícipes de la revelación), que<br />
poco a poco la desarrolla y transmite a círculos más<br />
amplios. Pero su establecimiento en la sociedad se ha<br />
hecho siempre en relación directa con el poder civil; no<br />
LA RELIGIOSIDAD POPULAR<br />
Eduardo del Arco<br />
75<br />
se puede olvidar que el sentimiento religioso es en sí<br />
mismo, una de las principales fuentes de ese poder, por<br />
lo que este procura aprovecharse de él, transformándolo<br />
en la medida de sus posibilidades en una herramienta de<br />
control social históricamente solo cuando se ha establecido<br />
una conexión adecuada entre ambos se ha producido<br />
su integración plena en el tejido social. Y para llegar<br />
a tal conexión, ha sido preciso lógicamente por parte del<br />
estamento religioso captar a las élites dominantes, habitualmente<br />
las más preparadas también en el aspecto<br />
cultural, para lo que se produce un desarrollo importante<br />
y profundo del dogma primitivo, en un ambiente<br />
intelectual, creando una filosofía y moral propias atractivas<br />
para esas élites.<br />
A partir de esta situación de dominio, es cuando<br />
se extiende hacia la gran masa social, pero evidentemente<br />
el calado en las mismas es siempre más ligero; como<br />
decíamos, la formación religiosa, al menos en primera<br />
instancia; es superficial en base a recetas de aplicación<br />
inmediata, y aprovechando siempre las ideas previas,<br />
esto es, con un importantísimo componente sincrético.<br />
Así cuando el cristianismo llega a la situación de oficialidad<br />
en Roma, las herejías surgen por doquier; la interpretación<br />
de la revelación en cada Iglesia local se hace<br />
diferente, adaptada a sus propias condiciones, y el esfuerzo<br />
unificador exige una vigilancia continua por una<br />
administración muy desarrollada. Para llegar a los demás<br />
pueblos "bárbaros", basta con convertir a su rey o<br />
cacique: automáticamente, toda la población es convertida,<br />
simplemente con el bautismo y el Credo (o incluso<br />
sin ellos).<br />
No es diferente el caso, por citar otro ejemplo, con<br />
el mahometanismo: a punta de espada conquista su<br />
lugar en el mundo, y basta con la declaración de fé<br />
("Allah illah Allah...") ante los ulemas para ser considerado<br />
musulmán, y gozar de las correspondientes ventajas<br />
administrativas y sociales. Luego vendrá, en su caso<br />
el aprendizaje.<br />
Está claro que, si tan fácil es cambiar de religión,<br />
no lo es tanto cambiar de costumbres; y menos en los
entornos populares campesinos, donde la vida viene<br />
definida por la permanente regularidad de las necesidades<br />
cotidianas, los ciclos de la siembra y la cosecha, o del<br />
pastoreo del ganado. Así en un principio, con un cambio<br />
religioso, lo que suele suceder a nivel popular es que se<br />
mantienen las costumbres y se atribuyen a otros motivos;<br />
cambia el nombre del santo, pero poco más.<br />
1.2.- Claves del conocimiento.<br />
Pero, ¿qué hay en el fondo de esas costumbres, tan<br />
difíciles de cambiar? ¿Qué se expresa, a qué responde,<br />
qué claves de interpretación se pueden aplicar? intentemos<br />
simplemente reflexionar sobre el tema sin mayores<br />
condicionantes.<br />
El ser humano es un animal inteligente; esto quiere<br />
decir que como animal es un ser vivo, con los instintos<br />
implícitos, y como inteligente tiene consciencia de sí<br />
mismo y muy alta capacidad de aprender. Si el primero<br />
de los instintos del ser vivo es, sin duda, el de conservación<br />
-seguir vivo en las mejores condiciones posibles y<br />
reproducirse lo mas posible-, la primera de las ventajas<br />
de su inteligencia es la de prevenir, esto es, prever y<br />
corregir lo que puede pasar a partir de la observación del<br />
entorno. Esta es la gran clave del desarrollo humano:<br />
saber qué sucederá mañana, y corregirlo según sus<br />
deseos.<br />
Pues todo ser vivo es capaz de actuar sobre el<br />
futuro, al menos el inmediato, porque las cosas suceden<br />
según la relación de causa a efecto. De hecho, el tiempo<br />
(o la experiencia personal del mismo siguiendo a Kant,<br />
sería el marco a priori de la sensibilidad: la sucesión<br />
permanente de causa a efecto que permite ordenar el<br />
recuerdo, que es la base del conocimiento. Y cuanto<br />
mayor es la capacidad de memoria, mayor el aprendizaje-<br />
Para poder establecer la sucesión de los hechos<br />
mas allá de lo inmediato, para ampliar la memoria en<br />
suma, es por lo que se desarrolla la cultura. Y en este<br />
desarrollo del saber humano, hay dos logros clave y<br />
necesarios de los cuales parten todos los demás: la<br />
medida del tiempo y la conservación de los sucesos; el<br />
calendario y la escritura. Y no solo importantes en el<br />
sentido absoluto de la historia, en el que, por necesarios,<br />
eran ineludibles (si tenía que haber historia),sino tambien<br />
en su sentido inmediato, esto es, en su aplicación en<br />
cada momento para mejorar la condición, general o<br />
individual, de las cosas. Así, la información el saber, es<br />
un poder en sí mismo, que se puede utilizar de forma<br />
actual, para el propio beneficio, sea este de un individuo<br />
o de mi grupo, de toda una sociedad. Esto es tan claro,<br />
que el desarrollo real de cualquier sociedad pasa a través<br />
de la educación, de la generalización de ese conocimiento.<br />
Pero está claro también que el primero que lo desarrolla<br />
tiene una ventaja importante sobre los demás, tanto<br />
76<br />
mayor cuanto mejor sepa emplearlo en su favor y ocultarlo<br />
o disfrutarlo ante los otros. Esto, en suma, es lo que<br />
genera el esoterismo y el exoterismo: lo que se transmite<br />
para general conocimiento (exo..) y lo que el "iniciado" se<br />
reserva (eso..) para con ello intentar mantener su predominio<br />
social.<br />
De esta forma, se produce una diferente presentación<br />
de la realidad y de la historia según quién sea el que<br />
la interpreta. Toda la transmisión del conocimiento, y el<br />
conocimiento en sí mismo, es analógico; esto es, por<br />
ejemplo, cuando hablamos representamos con sonidos<br />
arbitrarios objetos o conceptos: cada sonido no es imagen<br />
fiel de lo representado sino una convención aceptada<br />
por un grupo determinado para significarlo.<br />
Por tanto, nos expresamos y aprendemos, sabemos<br />
en suma, a través de analogías, de convenciones<br />
establecidas para designar lo real. Algo que puede no<br />
ser tan fácil sobre todo cuando nos referimos a hechos u<br />
objetos que están fuera de nuestra experiencia actual, ya<br />
sean entelequias, conceptos inmateriales, o simplemente<br />
novedades; necesitamos utilizar palabras viejas para<br />
cosas nuevas,darles nuevos sentidos, lo que hace difícil<br />
su comprensión para los no informados. Tomemos un<br />
ejemplo simple para ver hacia donde vamos; la palabra<br />
castellana "cielo" tiene dos significados, perfectamente<br />
diferentes para nosotros hoy en día, pero que en su<br />
origen se confundían: el lugar donde viven los espíritus<br />
puros, y el lugar donde suceden los fenómenos atmosféricos<br />
y astronómicos. En inglés, por ejemplo, son dos<br />
palabras tan diferentes como "heaven" y "sky". Ya volveremos<br />
sobre ello.<br />
Así pues, la sucesión de los hechos, dada por la<br />
relación de causa a efecto, y la conservación de su<br />
recuerdo para prever los futuros, son fundamentales en<br />
el desarrollo social. Y la primera conservación de los<br />
hechos es ciertamente por su transmisión por vía oral, lo<br />
que implica por un lado la utilización de sistemas<br />
mnemotécnicos que lo faciliten (una duplicación de la<br />
analogía), y por otro, a largo plazo, deformaciones en lo<br />
transmitido, a partir de las aportaciones personales .<br />
1.3. El prestigio de lo pasado: el mito.<br />
Por otra parte, es evidente el prestigio que la<br />
distancia en el tiempo confiere a las cosas en la mentalidad<br />
popular; "cualquier tiempo pasado fue mejor", "ya<br />
no se hacen las cosas como antes de la guerra", "en mis<br />
tiempos si que se jugaba bien al fútbol"... Se diría que<br />
tenemos una conciencia innata de la degeneración de las<br />
cosas.<br />
Por un lado, podemos hablar de transposición a lo<br />
general de la conciencia particular de la caducidad; la<br />
cultura, según lo que hemos visto, tiene su base en la<br />
experiencia, y (simplificando la exposición) son por
tanto básicamente los individuos de mayor edad de la<br />
sociedad los que la dirigen y mantienen.<br />
Por otro lado, toda acción supone una decisión y<br />
por tanto una concreción de un camino (causa-efecto); si<br />
a posteriori miramos hacia atrás, el momento previo a la<br />
acciones el de las posibilidades abiertas. Por tanto, en el<br />
pensamiento mítico en el principio de todo, todas las<br />
posibilidades se daban: antes de que la regla se<br />
establezca,no hay regla.<br />
He sacado ya la palabra mito sin definirla. Son<br />
muchas las definiciones posibles, y muchos antropólogos<br />
la utilizan en uno u otro. Yo lo definiré como la "historia<br />
aceptada (exotérica) de los orígenes de algo trascendente".<br />
Su valor es, pues, referirse a ese momento inicial en<br />
que todo era posible, indefinido, en relación a lo narrado,<br />
pues se crea entonces el objeto del mito de alguna<br />
forma, todo mito se refiere así al momento en que "los<br />
dioses" andaban por la tierra, en que las cosas eran<br />
nuevas, sin degeneración por tanto, pero peligrosas por<br />
lo mismo: podían ir hacia el bien o hacia el mal, y los<br />
actores del mito eran los encargados de definirlas en la<br />
dirección correcta.<br />
1.4. La eficacia presente: el rito.<br />
El esquema de pensamiento mítico en que nos<br />
estamos moviendo, implica la necesidad de renovación.<br />
La sucesión de causa a efecto que representa el empirismo<br />
inmediato del tiempo supone que las mismas causas<br />
producen los mismos efectos, esto es, la realidad es<br />
causal, no casual; y toda la experiencia del entorno<br />
natural que define el computo del tiempo nos habla de<br />
ciclos permanentes: el día y la noche, el crecimiento de la<br />
Luna, las estaciones del año, todo se repite periódicamente,<br />
vuelve a comenzar con iguales condiciones.<br />
Por tanto, se hace preciso que la situación de<br />
origen que el mito describe se haga actual para que la<br />
relación de causa a efecto siga dando los resultados<br />
deseados; debe pues revivirse la acción mítica para darle<br />
eficacia actual. Esto es lo que llamaré rito a partir de este<br />
momento: "una representación estructurada de un mito,<br />
en el momento presente, que lo hace eficaz".<br />
De ahí que todo ritual sea rígido en su forma<br />
básica, pues debe ser fiel a las condiciones del mito; su<br />
eficacia dependerá de su fidelidad simbólica a lo representado<br />
así el formalismo del ritual es la principal fuente<br />
de información sobre el origen del mismo, a veces muy<br />
anterior al concepto religioso actual, que en muchos<br />
casos se superpone a otros preexistentes.<br />
77<br />
2. El sincretismo religioso y la cultura<br />
Popular<br />
2.1. El calendario y el rito.<br />
Ya que el rito, para ser eficaz, debe reproducir el<br />
mito, es fundamental para el mismo su ubicación en el<br />
tiempo. No todos los momentos son iguales, pues los<br />
ciclos naturales imponen el marco de actuación correspondiente<br />
en cada caso.<br />
Hemos utilizado como ejemplo de los valores del<br />
conocimiento analógico los diferentes sentidos de la<br />
palabra "cielo". Esa confusión entre sus significados<br />
puede sernos reveladora. Fijémonos en que, en la mitología<br />
antigua, los dioses y los cuerpos celestes se designan<br />
igual; entonces, los planetas, Júpiter, Marte, Venus,<br />
el Sol, la Luna, ¿son los dioses de Roma? No, ciertamente;<br />
pues de ser así debería ser Júpiter, el principal de los<br />
dioses, el nombre del Sol, por ejemplo. Es pues una<br />
designación analógica, útil a ciertos efectos, la que los<br />
asimila.<br />
Y, sin embargo, lo cierto es que hay una conexión<br />
desde el principio entre lo religioso y lo celeste; no es<br />
difícil atribuirles el mismo origen. Pues ya hemos dicho<br />
que el establecimiento de un calendario es uno de los<br />
pasos primeros y principales para el desarrollo sociocultural<br />
; de hecho, la precisión en la medida del tiempo<br />
es una auténtica escala de progreso en tal sentido. El<br />
primer paso para ello es la observación del cielo; si la<br />
sucesión dia-noche establece el primer grado de definición,<br />
el más inmediato, el siguiente es sin duda las fases<br />
de la Luna, que agrupan conjuntos de días en Lunaciones,<br />
aproximadamente nuestros meses actuales; y el siguiente<br />
la altura mayor o menor que el sol alcanza al mediodía<br />
en el cielo, lo que representa el año solar.<br />
Pero estos tres elementos de computo tienen un<br />
problema importante: no son compatibles entre sí, pues<br />
una Lunación tiene unos 28 días y medio, y un año unos<br />
365 días y cuarto, o más de 12 Lunaciones y media. Si<br />
agrupamos los días en meses y éstos en años, no hay<br />
forma de hacer coincidir nuestro calendario con la realidad<br />
natural, lo que supone que es muy difícil establecer<br />
fechas exactas para cosas tales como cuando sembrar,<br />
cuándo recoger, etc. A nivel popular, en una sociedad no<br />
estructurada, esto es de importancia relativa, pues el<br />
campesino bien sabe cuándo ha de hacerlo por otros<br />
datos que derivan del conocimiento del entorno. Pero<br />
cuando la sociedad se complica, el dato es fundamental:<br />
el centro de poder, alejado de la propiedad directa,<br />
emana instrucciones detalladas para todos estos procesos,<br />
dado que los intereses de los trabajadores directos<br />
de la tierra son diferentes, y por tanto no colaboran. Son<br />
necesarias señales externas que determinen los momentos<br />
del tiempo cíclico adecuados a las diversas labores y
el calendario cobra mayor importancia.<br />
2.2. El calendario en Roma.<br />
Un ejemplo claro es la evolución del calendario en<br />
Roma. El más antiguo de que se tiene constancia, para<br />
combinar los ciclos Lunar y solar, establece un computo<br />
Lunar- elemental,agrupando los días en meses Lunares:<br />
el mes empieza en las "calendas".Y el año tiene diez de<br />
estos meses,siendo el primero el de Martius (Marzo),<br />
que comenzaba con la primera Luna nueva de primavera<br />
(entonces llamada" veranus"), esto es, la primera Luna<br />
nueva después de que el Sumo Sacerdote, el Pontifex<br />
Maximus, determinara que los brotes de la vegetación<br />
decían que la vida empezaba de nuevo. Seguían los<br />
meses de Aperilis (abril), Maius (Mayo) y Junius (Junio),<br />
cada uno dedicado a un dios, para seguir con Quintilis<br />
(el quinto), Sextilis (el sexto), Septembris (séptimo),<br />
Octobris (octavo), Novembris (noveno) y Decembris<br />
(décimo), en el que el Sol llegaba a su máximo descenso<br />
en el cielo, esto es, los días eran los más cortos aproximadamente<br />
a su final. Luego venía un periodo de tiempo<br />
irregular, variable, innominado, hasta que el Pontifex<br />
señalaba el comienzo de un año nuevo.<br />
Este computo, cuando la administración se complicó,<br />
fue insuficiente; por ejemplo, los diversos cargos<br />
del Estado se nominaban para duraciones de años concretos,<br />
lo mismo que los vencimientos de las deudas, o<br />
la duración de los arrendamientos y otros contratos. La<br />
corrupción era evidente, pues el Pontifex podía hacer<br />
variar la duración del año casi a voluntad, y lo hacía<br />
según sus intereses, generalmente retardando el comienzo<br />
del nuevo año, hasta que las fechas de comienzo<br />
de las estaciones, dependientes del año solar, no tuvieron<br />
nada que ver con el año administrativo.<br />
Julio César fue quien resolvió el problema, encargando<br />
la modificación del calendario, para eliminar el<br />
periodo de tiempo variable y regularizar la duración de<br />
los años. Se introdujeron dos meses nuevos, los de<br />
Januarium (Enero) y Februarium (Febrero), entre Diciembre<br />
y Marzo; se eliminaron los meses Lunares y se<br />
fijó la duración de los meses en 31 y 30 días de forma<br />
alterna, salvo para Februarium, con 29 días, al que cada<br />
cuatro años se le añadía uno más. El primer día del mes<br />
se siguió llamando "calendas", aunque ya no tenía que<br />
ver con la Luna nueva, el noveno, "nonas", y el quince,<br />
"idus". Los demás días, por los que faltaban para llegar<br />
a ellos; por ejemplo, el 24 de Februarium era el "sexto<br />
ante calendas Martium"; y como el que se añadía de más<br />
cada cuatro años era el siguiente, y no se numeraba, era<br />
el "bissexto ante calendas Martium", de donde vienen<br />
nuestros años bisiestos. Luego cambiaron algunos meses:<br />
por ejemplo, a la muerte de Cesar se le dedicó<br />
Quintilis,y se le llamó Julius en su honor y a su sucesor<br />
Augusto, se le dedicó Sextilis con el nombre de Augustus,<br />
alargándolo un día para que fuera de igual duración, lo<br />
78<br />
que provocó que cambiaran los demás y se le quitara<br />
otro día a Februarium... Y hubo más cambios mas adelante,<br />
con la reforma gregoriana, pero para nuestros<br />
efectos no nos interesan.<br />
2.3. El calendario y los ritmos de la vida.<br />
Lo que queríamos demostrar es lo ya visto: cuando<br />
la sociedad se estructura, el calendario empieza a<br />
tener efectos administrativos de tal importancia que es<br />
preciso regularlo detalladamente; no es raro que entonces<br />
se mantengan dos calendarios, uno religioso, que<br />
suele seguir las pautas antiguas, y otro civil. En el nivel<br />
popular, generalmente agrario, siempre se mantendrá el<br />
recuerdo, más o menos deformado, de las necesidades<br />
reales del campo, de la agricultura y el pastoreo, que son<br />
los que realmente condicionan (o lo hacían hasta hace<br />
poco) la vida de nuestros pueblos, por lo que el calendario<br />
religioso, y por tanto sus festividades, tiene gran<br />
importancia.<br />
En las fechas características del año agrícola, que<br />
es básicamente solar, es cuando la propiciación de las<br />
fuerzas de la naturaleza, la renovación de los mitos, se<br />
hace precisa. Hay, como dice el Eclesiastés, un tiempo de<br />
sembrar y un tiempo de recoger, y el pueblo sabe bien<br />
que pase lo que pase no debe perderse tal tiempo,<br />
porque no vendrá otro igual; poco antes o poco después<br />
de esos momentos cruciales del año será ocasión de<br />
propiciar la siembra o agradecer la recogida, siempre<br />
con la intención de mantener estable el mundo conocido,<br />
de lograr que siga lloviendo en su fecha y haciendo<br />
calor los días adecuados, para que la vida se mantenga<br />
igual a sí misma año tras año.<br />
2.4. El sincretismo religioso.<br />
De esta forma, el ciclo anual se revela como fundamental<br />
en la religiosidad popular; las fiestas, las devociones<br />
y las celebraciones tienen un trasfondo relativo a<br />
la naturaleza y su ciclo vital evidente. Se pretende propiciar,<br />
o hacer favorables, las fuerzas de la Naturaleza,<br />
con mayúsculas ya sean estas basadas en una Concepción<br />
animista, en la que son los propios elementos los<br />
que se deifican, o en una concepción escatológica, en la<br />
que se aceptan intercesores poderosos (en principio una<br />
sublimación de las cualidades humanas frente a aquellas<br />
fuerzas, que ahora se consideran ciegas, casuales y<br />
no causales, del entorno.<br />
Hay en este último caso una visión del mundo y<br />
su funcionamiento casi diríamos que maniquea. Dios<br />
hizo el mundo con unas reglas dadas que deben producirse<br />
de forma habitual, reglas buenas para permitir la<br />
mejor vida de sus criaturas; la contradicción aparente<br />
con la consideración casual de los accidentes naturales
que mencionábamos la resuelve el Mal, que si no esta al<br />
margen de la voluntad divina sí es al menos consentido,<br />
y es el que introduce la distorsión. La tentación, el error,<br />
el salirse de hacer las cosas "como Dios manda", el<br />
demonio y sus acólitos ese Mal en suma, es el que altera<br />
el devenir fijado por la voluntad divina. Y todo ello<br />
referido a la actuación externa, a las formas en que se<br />
deben hacer las cosas; siempre al esoterismo de la vida,<br />
en el que la mecánica de la acción determina los efectos:<br />
materialismo puro, pues el corazón del hombre es un<br />
asunto propio, en el que nada ni nadie tiene que ver. La<br />
línea de pensamiento sería "Hay unas reglas que cumplir<br />
y yo las cumplo, a gusto o a disgusto, a cambio de<br />
unos resultados, pero ni un paso más". Es una especie de<br />
contrato con lo trascendente, una trasposición de la<br />
relación de causa a efecto hasta sus últimas consecuencias<br />
para intentar controlar aquello que se desconoce.<br />
La implantación de la religión se produce pues<br />
sobre un marco ya establecido, en el que la rutina es la<br />
regla general, la mecánica del ritmo vital siempre la<br />
misma, y lo que está fuera del propio control son fenómenos<br />
que exceden a menudo a nuestra comprensión y<br />
a nuestra capacidad de reacción, que de alguna forma<br />
exigen esa concepción de una voluntad externa que hay<br />
que propiciar sea cual sea. El sincretismo, maquillar el<br />
esoterismo de la nueva religión, su manifestación externa,<br />
para aprovechar las creencias previas es casi inevitable;<br />
la moral, el dogma, vendrán más tarde, con mucho<br />
tiempo por delante, y no son tan necesarios para los<br />
efectos del poder. La idea de lo numinoso siempre esta<br />
presente, y cargar las espaldas de los nuevos númenes<br />
con los prodigios de los antiguos no causa ningún mal.<br />
2.5. La magia.<br />
No hay gran distancia pues entre la magia - entendida<br />
como obligar mediante acciones naturales a que lo<br />
sobrenatural actúe - y la religiosidad popular, tomada<br />
en su conjunto. La eficacia es la de la forma, no la del<br />
fondo.<br />
Tomemos por ejemplo el poder de la palabra.<br />
Unos párrafos mas atrás hemos hablado del lenguaje<br />
como analógico; decíamos que adoptamos la convención<br />
de representar los conceptos de todo tipo por<br />
sonidos, que evidentemente no son lo representado.<br />
Pero ¿cuanto de esto último hay, realmente, en dicho<br />
sonido? Cualquier palabra lleva una carga de información<br />
muy importante, a menudo (como saben bien los<br />
publicistas) mucha más de la que imaginamos. Cuando<br />
nombramos un objeto,concretamos en el valor de la<br />
palabra, y el que nos escucha, si habla nuestro idioma<br />
capta todo su conjunto, aunque sea con ciertas carencias.<br />
Por otra parte, las cosas que no pueden nombrarse no<br />
pueden transmitirse, no pueden causar efectos en el<br />
conocimiento, por tanto. Dar nombre a las cosas las hace<br />
eficaces; la palabra es pues un vehículo de poder sobre<br />
79<br />
lo nombrado. Dios, para crear el mundo, lo nombra: "Y<br />
dijo Dios: Hágase la luz." ¿Con qué sonido exacto lo dijo?<br />
Pues tal sonido fue eficaz. También en la Biblia, Adán<br />
puso nombre a todos los animales; esto significa el<br />
dominio del ser humano sobre ellos: están a su servicio.<br />
¿Qué nombre les dió Adán?. En la Torre de Babel, Dios<br />
confunde los lenguajes para que la torre no llegue al<br />
cielo; el hombre podía hacerlo porque tenía el conocimiento,<br />
un solo nombre para cada cosa.<br />
Hay pues un nombre de las cosas que las representa<br />
tal y como son, que cualquiera entendería sin saber<br />
el idioma, porque lleva toda la información posible, "es"<br />
la cosa en sí y no una analogía. Este sentido, si no tan<br />
estricto, sí matizado, todavía persiste en ciertos aspectos.<br />
Tomemos como ejemplo el nombre propio. Lo<br />
primero que hacemos con un hijo es darle nombre; en el<br />
entorno popular, un "nombre de poder", ya sea de un<br />
santo del que somos muy devotos, de un pariente muy<br />
especial, o el del Santo del día, y éste a menudo sumado<br />
a los demás, como segundo o tercer nombre; en cualquiera<br />
de estos casos transferimos el poder de la palabra<br />
al recién nacido; en el del Santo del día, es además el del<br />
numen que tenía más fuerza en ese momento.<br />
Es una fuerza muy importante. Así, la educación<br />
nos dice que en el trato con personas no allegadas<br />
utilicemos el apellido, como muestra de respeto a la<br />
privacidad, al poder del nombre; si nos llaman simplemente<br />
por nuestro nombre de pila, sabemos que es<br />
alguien próximo. Y, sin embargo, en la relación de<br />
subordinación se utiliza, generalmente con una salvaguardia<br />
previa: Don (de "domine", señor en latín) Antonio,<br />
Señor Juan, etc., como poniéndose bajo su amparo,<br />
bajo el poder del nombre. En muchos pueblos primitivos<br />
se daban dos nombres, uno publico y otro privado, que<br />
sólo los muy íntimos conocían, porque obligaba, tenía<br />
poder mágico sobre las personas. Y ni siquiera los grandes<br />
poderes están libres de esta dependencia; los israelitas<br />
se cuidaban mucho de pronunciar el nombre sagrado<br />
de Dios, y utilizaban circunloquios o deformaciones<br />
para referirse a él; hasta en una sociedad tan moderna,<br />
aunque puritana, como la estadounidense, nadie se<br />
llama Jesús.<br />
Esta eficacia de la palabra está siempre presente<br />
en la religiosidad popular, siempre formalista; la jaculatoria,<br />
la imprecación inmediata, la protección mediante<br />
fórmulas establecidas, a menudo sin importar el sentido,<br />
lo similar relacionado con lo similar. No es extraño<br />
que San Lazaro, de palidez cadavérica como resucitado,<br />
sea abogado contra la lepra, que blanqueaba la piel, al<br />
igual que el curioso San Caralampio; o San Sebastián,<br />
cuyas heridas recordaban las llagas de la peste, lo sea<br />
contra ella; o San Antón, que tanto combatió a las huestes<br />
infernales, contra el "fuego de San Antón"... que no<br />
haya lápida sin su invocación al descanso eterno (probablemente<br />
tanto con el sentido religioso de su ingreso en
el Paraíso como pensando también en que el muerto no<br />
vuelva); y que esta invocación lo es basada en la eficacia<br />
del sonido lo demuestra que aparezca como R.I.P tanto<br />
como R.Q.P. o R.C.P., según se haya partido la locución<br />
latina de la Misa de Requiem que significa "descanse en<br />
paz", ya sea "Requiescat In Pace", que es lo correcto, o "Re<br />
Quiescatin Pace", o "Requies Catin Pace".<br />
La magia es, de esta forma, una evolución del rito;<br />
un intento de extraer de él las causas eficaces, a través de<br />
una desviación del sentido analógico habitual, depurada<br />
en cuanto a su simbolismo.<br />
3. Exoterismos, esoterismos.<br />
3.1. La fiesta popular.<br />
Así pues, estamos hablando de la relación entre<br />
los dos grupos posiblemente mas conservadores de la<br />
sociedad, los más lentos en su evolución; el substrato<br />
agrario -y la Iglesia. Tanto es así, que podemos rastrear<br />
en ellos reliquias ciertamente arqueológicas, ya perdidas<br />
en nuestra cultura hace siglos .<br />
Y en este entorno conservador, cada una de las<br />
dos partes conservan lo que más les caracteriza:el entorno<br />
popular, la forma; el religioso, el fondo. Exoterismo<br />
y esoterismo, siempre la misma diferencia, traducida en<br />
sincretismo, inducido conscientemente en la mayoría de<br />
los casos por quien tiene capacidad para ello, que es la<br />
parte rectora de la sociedad, en este caso la Iglesia, como<br />
medio legítimo para el adoctrinamiento, para el cambio<br />
gradual del fondo. Al final del proceso, la dificultad de<br />
discernir los orígenes lo subyacente en lo aparente, es<br />
grande.<br />
Tomemos uno de los aspectos clave de la religiosidad<br />
popular: la fiesta. Y digo clave porque es al mismo<br />
tiempo uno de los puntos culminantes de la manifestación<br />
social externa, exotérica, y al mismo tiempo mantiene<br />
el ritual de generación en generación por lo que nos<br />
puede permitir la labor de buscar el esoterismo profundo<br />
en ella, no ya el inmediato, en general claramente<br />
definido por el entorno religioso "oficialista", sino también<br />
el primitivo, el que dió origen al rito, en caso de que<br />
haya diferencias entre ambos.<br />
Por ejemplo, la influencia del ciclo luni-solar en<br />
las mismas, tomando como punto de partida el calendario.<br />
El que todo Occidente sigue es de tipo solar, ajustado<br />
al movimiento de la Tierra alrededor del Sol, a partir de<br />
la modificación juliana de que ya hemos hablado; pero<br />
la Iglesia, en todo el sistema de fiestas móviles, sigue un<br />
calendario Lunar, pues como es sabido se regula por la<br />
80<br />
Pascua de Resurrección, que desde el Concilio de Nicea,<br />
a mediados del siglo IV, se fijó como el Domingo siguiente<br />
a la primera Luna llena de Primavera, que<br />
entonces empezaba el 21 de Marzo (décimo ante calendas<br />
de Aperilis), siempre tomando como base el Calendario<br />
Romano. Como la reforma Juliana no era perfectamente<br />
precisa, esa fecha de entrada de la Primavera se fue<br />
desplazando en el calendario al pasar los años, y la<br />
Reforma Gregoriana, en el siglo XVI, hizo los ajustes<br />
precisos para retocar el 21 de Marzo, y evitar su desplazamiento<br />
en el tiempo; desde entonces, esa fecha es<br />
inamovible. Por tanto, hoy en día, si el 21 de Marzo hay<br />
Luna llena y es sábado, el 22 será Pascua; pero si la Luna<br />
llena fue el 20, la siguiente, y primera de Primavera, no<br />
será hasta el 18 de Abril; si este día es Domingo, hasta el<br />
siguiente, esto es, el 25 de Abril , no será la Pascua y de<br />
ello depende la Semana Santa, la Cuaresma, el Miércoles<br />
de Ceniza y el Carnaval hacia atrás, y hacia delante el<br />
Corpus Christi, la Ascensión y Pentecostés, por citar las<br />
fiestas más características.<br />
Ciertamente, es este un calendario que se ajusta<br />
en mucho a las necesidades agrarias siempre dependientes<br />
de las estaciónes del año y de las fases de la Luna.<br />
Son esas algunas de las fechas mas celebradas en el<br />
entorno campesino, y las demás suelen ser relativas a los<br />
puntos clave del recorrido solar, como las solsticiales de<br />
Navidad y San Juan Bautista, o Todos los Santos y el 1 de<br />
Mayo (derivadas probablemente del calendario celta). Y<br />
las que faltan tienen probablemente en su mayoría una<br />
relación estrecha con el calendario.<br />
Por ejemplo, La Candelaria y San Blas (2 y 3 de<br />
Febrero), o la Virgen de Agosto y San Roque (15 y 16 de<br />
Agosto). La primera, la Virgen Negra, la Morenita ("la<br />
más morena" de la la isla Canaria), señala en el saber<br />
popular el Invierno: "Si la Candelaria implora, el invierno<br />
fora". Si repasamos las fechas dadas para la Pascua de<br />
Resurrección, veremos que cuando este se produce en su<br />
primera fecha posible, el 22 de Marzo, las fechas del<br />
Carnaval y la Candelaria coinciden; y, además, empezará<br />
justo a crecer la Luna, será Luna nueva en estos días<br />
(cuarenta de la Cuaresma mas 3 de Carnaval, representan<br />
un mes y medio Lunar), recordemos que el calendario<br />
romano, y en general todos los primitivos (como el<br />
celta, el vasco, el hebreo, etc.) rige el mes por la Luna<br />
nueva, y veremos la relación entre ambos hechos: la<br />
siguiente Luna será la Primavera. Así pues, la Candelaria<br />
asume probablemente ritos antiquísimos relativos a<br />
la Luna nueva, la Luna negra; no es extraño que sea la<br />
Virgen Negra. Ya nos informa Ovidio en sus fastos que<br />
en Roma se celebraba a otra virgen negra en estos días,<br />
a Isis, con procesiones de antorchas; como también a la<br />
Deméter griega, con iguales antorchas, pues se representaba<br />
la búsqueda que en el mito hace de su hija<br />
Perséfone, raptada por Hades.<br />
Y tampoco es de extrañar que seis meses y medio<br />
Lunares después, en el otro extremo del año luni-solar,<br />
se celebre la Virgen Blanca , la Blanca Paloma, el 15 de
agosto: si en La Candelaria hay Luna nueva, en la<br />
Asunción hay Luna llena. Tal vez esto explique la importancia<br />
en el entorno agrario y popular de santos como<br />
San Blas y San Roque, de vidas irrelevantes y cargados<br />
de leyenda y mitología; tal vez asuman el sincretismo<br />
(estamos hablando de hipótesis) de suplir las fiestas que<br />
se celebraran en tiempos remotos en honor del hijo<br />
divino de la virgen. Así a San Blas se le ha llamado a<br />
menudo "el Orfeo cristiano", en referencia al mito griego;<br />
y al inevitable perro de San Roque y su cayado de<br />
peregrino bien se le podrían encontrar ecos en representaciones<br />
clásicas de Heracles-<br />
Más pistas nos proporciona una fiesta de carácter<br />
no religioso, incluso perseguida siempre por la Iglesia,<br />
como es el Carnaval. Si la Candelaria sólo coincide con<br />
la Luna nueva cuando la Pascua sucede en su primera<br />
fecha posible, el Carnaval coincide siempre, como hemos<br />
visto, con esta fase Lunar. Y esta fiesta es el paradigma<br />
de la fiesta de Invierno. Si añadimos a esto que ya San<br />
Paciano, en el siglo IV, clamaba contra la celebración del<br />
año nuevo en disfraz de animales, y que varios Concilios<br />
de la Iglesia prohiben la fiesta de las neomenias, o Luna<br />
nueva, y lo comparamos con esta particularidad del<br />
Carnaval , igualmente prohibido, de celebrarse en la<br />
Luna nueva que anuncia el final del Invierno, y por tanto<br />
el nuevo crecimiento del Sol (no olvidemos el comienzo<br />
en Marzo del primitivo año romano), no es difícil suponer<br />
el origen de la fiesta. Ni que los Santos del Invierno<br />
hayan tenido que cargar en sus celebraciones con los<br />
rituales que cumplían a la misma, tan enemiga de la<br />
Iglesia; desde los Santos Inocentes a San Antón, San<br />
Sebastián, San Vicente o San Ildefonso; o incluso la<br />
"inversión de caracteres", el dominio femenino el día de<br />
Santa Agueda, con posible correspondencia en el mundo<br />
clásico en las "matronalia", celebradas en fechas<br />
similares.<br />
Sería largo seguir con el análisis y estudio de los<br />
sincretismos festivos populares, pues casi cada fiesta<br />
requiere un análisis detallado y a veces complejo para<br />
plantear una hipótesis aceptable. Baste, a titulo de ejemplo<br />
en esta traslación sincrética de imágenes y conceptos,<br />
además de lo ya dicho, que "el Sol se llama Lorenzo<br />
y la Luna Catalina", el fuego solar de la parrilla y la rueda<br />
rota de la Luna...<br />
3.2. El rito.<br />
Al margen de la intención primitiva de las fiestas,<br />
son evidentemente importantes para el estudio los ritos<br />
con que se conmemora a los santos.Tomemos algunos<br />
ejemplos que nos acerquen a la visión que damos.<br />
Ciertamente, el más frecuente es la procesión con<br />
la imagen sagrada. Decíamos que el rito era la renovación<br />
presente del mito, para hacerlo eficaz; esto es lo que<br />
la procesión nos muestra. Cuando llega el día de su<br />
81<br />
celebración, el santo vuelve a la vida: se mueve por el<br />
pueblo, observa sus calles, y su taumaturgia vuelve a ser<br />
eficiente en la mentalidad popular; tanto así que todo el<br />
que quiera puede llevar sus andas, o se subastan, o se<br />
llega a las peleas por ello. Se diría que el que hace<br />
moverse al santo forma parte de el, de su energía vital,<br />
concretada en ese desplazamiento; los demás intentaran<br />
tocar la imagen, o llamar su atención con cantos y vivas.<br />
Y no es raro el acompañamiento de campanas, o de<br />
tracas y disparos, en la comitiva; son formas clásicas (el<br />
ruido) de evitar la presencia de los espíritus, y el santo en<br />
este momento no lo es: ha vuelto, con el rito, a la vida, a<br />
la presencia del mito. Con ello la protección para el cielo<br />
completo se renueva;hay un principio y un final resueltos<br />
que permiten que la rueda siga su curso. Imagen del<br />
giro eterna de los años que se hace casi más clara en las<br />
tradicionales "vueltas", al rededor del sitio sagrado, o en<br />
sardanas y rondones que representan igualmente ese<br />
decurso del tiempo, pausado y solemne, que propician.<br />
Como el rito del fuego, que la Iglesia asume en el<br />
comienzo del año Pascual, con las hogueras a la puerta<br />
de las Iglesias de las que se prenderá el cirio; o las aguas<br />
lustrales que limpian y fecundan, tanto la materia como<br />
el alma de los fieles...<br />
3.3. Los lugares sagrados.<br />
Serían innumerables los ejemplos de los lugares<br />
sagrados, y su conexión con el concepto de religiosidad<br />
del pueblo.<br />
Donde hay una Iglesia, muchas veces hubo una<br />
mezquita, y antes otra Iglesia, un templo romano... Es,<br />
ciertamente, aprovechar la costumbre de reunión en un<br />
espacio determinado para una función concreta, en este<br />
caso la religiosa.<br />
Pero algún factor más hay que buscar en los<br />
santuarios apartados de los centros de población, en los<br />
lugares "místicos" donde el desplazamiento es a veces<br />
trabajoso, y sin embargo necesario en un momento dado<br />
por razones que no se nos alcanzan.<br />
Todos hemos sentido alguna vez la "magia" que<br />
emana de cierta conjunción de características naturales;<br />
Frazer hablaba de la "magia de los lugares altos", o<br />
dedicaba su ingente obra de "La rama dorada" a analizar<br />
la sacralidad del bosque de Nemi; y Robert Graves gasta<br />
su erudición en deducir la fuerza de la idea de la Gran<br />
Madre entre los pueblos de origen céltico. Lo que es<br />
cierto, al menos objetivo, es que la enorme mayoría de<br />
estos centros sagrados son marianos; y la enorme mayoría,<br />
tiene su cueva, su árbol y su fuente... Y que cualquiera<br />
que sea la religión que se analice, en su fondo hay<br />
aparentemente la misma concepción del universo sensibles<br />
orientada al devenir del año natural, en el que las<br />
necesidades agrícolas se manifiestan: un dios que se
sucede a sí mismo a través de un elemento renovador y<br />
siempre renovado: el Padre, el Hijo, y la Madre Virgen.<br />
En esoterismo elemental, "lo que está arriba es igual a lo<br />
que esta abajo", y el Sol "muere y renace" cada año a<br />
través de la Luna.<br />
4. Conclusiones.<br />
Evidentemente, el recorrido que hemos efectuado<br />
por la religiosidad popular es prácticamente, dadas<br />
las limitaciones de tiempo y espacio que tenemos, una<br />
suma de anécdotas para ilustrar ideas generales que nos<br />
permitan acercarnos al tema con un espíritu abierto; el<br />
tratamiento de un concepto tan complejo como lo "popular"<br />
no se puede hacer mas que de forma genérica, casi<br />
estadística con todos los defectos que conlleva este enfoque,<br />
sobre todo, como es el caso, cuando no definimos<br />
más el marco de actuación. Dentro de lo "popular" cabe<br />
todo, según el adjetivo que queramos ponerle y la intención<br />
última de nuestro análisis.<br />
No ha sido, por tanto, mi intención, más que<br />
poner de relieve que el trato de nuestro tema debe<br />
hacerse, sí, con el máximo respeto, pero sin descartar<br />
factores que en principio pueden parecer irrelevantes o<br />
ya olvidados. La situación es, en la actualidad tremendamente<br />
diferente de lo que ha sido nunca: los medios de<br />
comunicación de masas llegan a todos los rincones, y<br />
nos acercamos poco a poco al concepto de "aldea global"<br />
a través de ellos. De pronto, las ideas que durante siglos<br />
han sido indiscutidas se ponen en solfa; y esto no es<br />
bueno ni es malo, sino que simplemente es así. Lo<br />
preocupante sería que olvidáramos de dónde venimos,<br />
cuáles son nuestras raíces .<br />
El pueblo es, en último término, la suma de individuos<br />
que lo componen. Como es bien sabido en estadística,<br />
la población objeto de análisis es el principal<br />
aspecto condicionante del mismo, y todo lo antedicho<br />
hay que consideralo en función de ello. Cada caso<br />
concretro es diferente, y son muchos los factores que en<br />
cada momento histórico han jugado para llegar a lo<br />
actual, cualquiera que sea el resultado.<br />
82
LA DEVOCION POPULAR EN YECLA<br />
(De creencias, fiestas y ritos)<br />
En algún lugar hemos escuchado, no mucho<br />
tiempo atrás, de boca sabia, que si un retablo, una<br />
imagen o un cuadro hoy se ven como cultura, también<br />
es cultura respetar la Fe de un pueblo que dedicó todo<br />
su esfuerzo a crear estas obras a través de la historia 1 .<br />
Y parte de esa historia es la cultura popular -que<br />
hasta hace poco se había menospreciado- y con ello la<br />
religiosidad popular que por derecho propio y legítimo<br />
ha ido conquistando los territorios del historiador.<br />
I. EL ENTORNO GEOGRAFICO DEL<br />
NORESTE MURCIANO Y SU CORRES<br />
PONDENCIA CON LA LITURGIA.<br />
El noreste murciano cuenta con sendas<br />
poblaciones -Jumilla y Yecla- que en el arco cronológico<br />
de la historia crecieron entre grandes extensiones de<br />
pinos y atochares, y sobre accidentados terrenos,<br />
cumbres y solanas, que más tarde se aprovecharon para<br />
vides, olivos y espartizales.<br />
Estas tierras de asentamiento romano y pasado<br />
árabe se incorporaron sucesivamente en los siglos XIII<br />
y XIV a los Reinos de Aragón y de Castilla; pertenecieron<br />
al Marquesado de Villena y desarrollaron sus gestas,<br />
hechos y cultura en torno del camino real que transcurría<br />
entre Alicante y Granada; tierras de transición entre el<br />
Valle del Vinalopó y la Meseta.<br />
De mayor importancia histórica Jumilla que Yecla<br />
(veintidós kilómetros separan una de otra población),<br />
ambas ciudades gozaron de momentos de esplendor y<br />
de épocas de miseria. También en la práctica de la<br />
religión transitaron, a su modo, paralelas, y así<br />
comunidades religiosas como la de los franciscanos<br />
predicaron el Evangelio en su demarcación, cuya huella<br />
todavía hoy permanece (Convento de Santa Ana del<br />
Monte, en la primera localidad). También, de igual<br />
grado, compartieron celebraciones litúrgicas de gran<br />
solemnidad, como las del Corpus Christi y de la<br />
Asunción; y ambientes romeros: unos, de raigambre<br />
comarcal, como los dedicados al Cristo a la Columna y<br />
Francisco Javier Delicado Martínez<br />
83<br />
a Santa Ana, y otros a San Marcos y a la Purísima<br />
Concepción; y hasta consagraron ermitas a advocaciones<br />
comunes (San Antonio Abad, San Sebastián, San<br />
Cristóbal y San Roque) y tuvieron devociones especiales<br />
(como las del Cristo de la Salud y Virgen de la Soledad<br />
o de los Dolores, en el Convento de las Llagas y después<br />
en la Iglesia parroquial del Salvador, de Jumilla; y en la<br />
Iglesia parroquial del Niño Jesús y Convento de San<br />
Francisco de Asís, de Yecla). E incluso departieron con<br />
rituales gastronómicos semanasanteros, como la<br />
empanadilla de patatas y el trigoentero.<br />
No olvidemos, de origen, que ambos pueblos<br />
basaron su economía en la agricultura (cebada, trigo,<br />
centeno, morera, vid y olivo) y muchos fueron y<br />
continúan siendo los labradores y braceros que en esta<br />
actividad buscaron y aseguran el sustento; braceros que<br />
vendían su trabajo por un puñado de lentejas, como<br />
hemos leído en algún lugar. De ahí que sus festividades<br />
estuvieran en el pasado en relación con la agricultura y<br />
sus santos protectores pertenecieran a éste ámbito.<br />
Gran incidencia supuso la participación de las<br />
cofradías desde el siglo XVI en la vida social y la figura<br />
del mayordomo 2 como eje vertebrador de la fiesta, así<br />
como el impulso dado por la Venerable Orden Tercera<br />
en la devoción a la Virgen de los Dolores o de la Soledad,<br />
en los conventos franciscanos de Las Llagas (Jumilla) y<br />
de San Francisco -Capilla de la Virgen de las Angustias-<br />
(Yecla) durante el siglo X<strong>VIII</strong>. Por otra parte los Concejos<br />
siempre estuvieron predispuestos a sufragar las<br />
denominadas fiestas mayores o patronales, de gran<br />
boato, pompa y concurrencia (Corpus Christi), mientras<br />
que las fiestas menores, de más tono doméstico (caso<br />
de las de San Blas, San Isidro Labrador y Santa Bárbara<br />
en Yecla), solían ser costeadas por los propios cofrades<br />
mediante rifas, sorteos y otras argucias.<br />
También estuvo asociado a algunas festividades,<br />
costumbres paganas que la Iglesia fue cristianizando<br />
como las Fiestas de la Cruz; e incluso el fragor y<br />
estruendo de la pólvora estuvo presente en las Fiestas<br />
de la Virgen de Gracia, en Jumilla, suprimidas en el siglo
XIX, y sigue en las Fiestas de Moros y Cristianos que<br />
desde 1987 se vienen celebrando en dicha localidad; y<br />
fiestas patronales dedicadas a la Purísima Concepción,<br />
en Yecla. De igual modo los oficios o cargos públicos se<br />
elegían comúnmente en el día de San Juan Bautista,<br />
reuniéndose los concejos a tal fin, cada uno en su villa,<br />
en dicho día, además de para escuchar la opinión de los<br />
convecinos antes de adoptar acuerdos.<br />
II. EL MARCO HISTORICO DE LA<br />
RELIGIOSIDAD POPULAR EN YECLA.<br />
Cada pueblo de nuestra geografía ha gozado<br />
siempre de sus santos patronos, al igual que cada oficio<br />
o profesión se asoció en el pasado a algún que otro<br />
gremio, dígase hermandad o llámese cofradía. Lo mismo<br />
ocurre con las gentes que se afanan en las tareas del<br />
campo, en esa búsqueda de los santos abogados, que en<br />
su invocación les protegerán de una mala cosecha,<br />
enfermedad o pedrisco.<br />
El acontecer de Yecla -enclave situado en el<br />
nordeste de la Región de Murcia, y que junto con Jumilla<br />
comporta y comparte la comarca del Altiplano-, en el<br />
devenir de la historia, ha gozado de épocas de esplendor<br />
económico y períodos de auténtica miseria. De lucidez<br />
fueron los siglos XVI y X<strong>VIII</strong> en el que se roturaron<br />
tierras en el campo y se acometieron obras de<br />
infraestructura en el tejido urbano, a la vez que la<br />
estabilidad política del país daba algunos resultados<br />
positivos; mientras que en las centurias del XVII y XIX,<br />
particularmente durante los dos primeros tercios de ésta<br />
última, la persistente sequía, las epidemias, las guerras<br />
carlistas y las convulsiones políticas, dejaron<br />
importantes secuelas y el descenso de población fue<br />
drástico, y lugar donde las rogativas implorando el<br />
auxilio divino estaban a la orden del día. A ello hay que<br />
añadir que la escasez de agua fue acuciante en toda<br />
época y no se sabe bien la cantidad de maestros<br />
niveladores y de zahones que fueron convocados,<br />
provenientes de lejanas tierras, con la intención de<br />
alumbrar agua.<br />
La villa, con su originario sinuoso trazado a las<br />
faldas de un Cerro que en lugar llaman del Castillo,<br />
dispuso en torno de los siglos XIV y XV, de cinco ermitas,<br />
cuatro de ellas en cada uno de sus extremos: San Antón,<br />
San Cristóbal, La Encarnación (en el Castillo, que fue<br />
primera parroquia) y San Sebastián, ésta última<br />
edificada con motivo de haber librado el santo de la peste<br />
negra (acaso en 1397 ó 1398) a la población; mientras<br />
que la quinta, el Santuario de la Magdalena en la sierra<br />
de aquel nombre, se hallaba algo alejada del núcleo<br />
urbano. De las advocaciones citadas destacaba el culto<br />
a la Nuestra Señora de la Encarnación o «Virgen de la<br />
Leche», efigiada en una pintura sobre tabla, sobre cuya<br />
devoción se decía que eran legiones las doncellas<br />
provenientes del Reyno de Valencia que se allegaban<br />
84<br />
FIG. 1- YECLA. Composición multigráfica con las efigies de<br />
los Patronos de la ciudad (Cristo del Sepulcro e Inmaculada<br />
Concepción), una instantánea del Santuario del Castillo y una<br />
panorámica de la población. En primer término, la vieja Iglesia<br />
de la Asunción, del XVI (Foto Tani, 1963.<br />
en procesión a rendirle pleitesía.<br />
En el siglo XVI, con una sociedad ruralizada y en<br />
crecimiento demográfico (de entre 2.000 y 3.000<br />
habitantes), la villa precisaba de una nueva iglesia<br />
parroquial más capaz, que se pondría bajo la advocación<br />
de la Asunción de la Virgen, edificada entre 1512 y 1552<br />
(del último año data el Archivo eclesiástico) en el centro<br />
de la población (FIG. 1), siendo muchos los testadores<br />
que en ella querían ser enterrados y siendo muchas las<br />
misas y sufragios que se encargaban en ese «poner el<br />
alma en carrera de salvación» 3 . Una de sus capillas<br />
estaría dedicada a la Virgen del Orito -su santuario en<br />
Monforte del Cid (Alicante)- por la que muchos<br />
lugareños sentían gran devoción. Desde el siglo anterior,<br />
el XV, había tenido gran arraigo los ciclos de misas<br />
dedicados al Santo Amador, el Zaqueo de los<br />
Evangelios, esposo de la Verónica, según reflejan los<br />
testamentos yeclanos, en las que se creía que sus misas<br />
procuraban muchos beneficios para las almas del<br />
Purgatorio 4 ; una mezcla de superstición y superchería<br />
contra la que arremetió el Concilio de Trento en 1560 y<br />
cuya devoción fue muy cuestionada en Europa.<br />
No son tantas las cofradías de ese momento como<br />
parece ser Juan Blázquez ha considerado 5 . Antes bien,<br />
de entre pocas -según ha constatado Ruiz Molina 6 -, una,<br />
la del Santísimo Sacramento, era la que mediatizaba la<br />
vida de la villa y sus principales festividades, como las<br />
del Corpus Christi y Asunción de la Virgen, habida<br />
cuenta del impacto que supuso desde 1560 la<br />
promulgación de la Contrarreforma y toda su<br />
parafernalia contra la reforma luterana.<br />
El advenimiento a Yecla de los frailes franciscanos<br />
de la rama alcantarina en 1565, y su definitivo<br />
asentamiento en la villa desde 1582 (primeramente en<br />
la Ermita de San Sebastián y desde 1600 en el cercano
convento que se levantó), hizo que el fervor popular a<br />
San Francisco de Asís creciera, obteniendo el<br />
reconocimiento oficial del Concejo que declaró al santo<br />
patrono de la villa en 1605. La traída de diversas reliquias<br />
(las de San Zenón, en 1588, desde Roma, objeto de<br />
súplica en los partos difíciles; y las de San Pascual Baylón<br />
desde Villarreal en el siglo XVII, consistente en una<br />
arqueta hecha con trozos de madera procedente de su<br />
primitivo sepulcro, que se trajo en 1692) y la presencia<br />
en la Comunidad religiosa de santos varones de vida<br />
edificante (fray Andrés de la Rosa, fray Pedro Albert,<br />
fray Juan Portero y, ya en el siglo X<strong>VIII</strong>, fray Salvador<br />
Albert) acrecentó la profesión en esta orden, que sin ser<br />
mucha, no faltó.<br />
Relacionado con la estancia de San Pascual Baylón<br />
en Yecla, el historiador Juan Blázquez evoca una bella<br />
tradición oral (históricamente falsa), prácticamente<br />
perdida, que habla de «la condenada de los Picaños» o<br />
bruja de los Picachos, una pastora de vida disoluta que<br />
acabó encaprichándose del fraile en vida, allá por los<br />
años de 1580 a 1583, a cuyo encuentro salía cada vez<br />
que el santo varón se dirigía del Convento de la<br />
Magdalena en Yecla al Convento de Santa Ana en<br />
Jumilla, haciendo amistad con él e invitándole a comer,<br />
siendo engañado por la buscona que le dio gato (saltó<br />
del plato) por cabrito. En castigo por aquel intento de<br />
engaño, San Pascual Baylón la condenó a vagar<br />
eternamente y saltar de picacho en picacho, y muchos<br />
son los lugareños que dicen haberla visto triscar a la luz<br />
de la luna en el Cerro Picario, entre las sierras de la<br />
Magdalena y de la Cingla, para lo cual se untaba el<br />
cuerpo con beleño 7 , una planta narcótica y afrodisiaca.<br />
La centuria del XVII fue de una gran dureza para<br />
la población, construyéndose una cerca (la villa, antes,<br />
bien pudo haber permanecido murada, circunstancia<br />
ésta que algunos autores niegan) que la defendiera tanto<br />
de la peste como de los bandoleros, otro de los azotes<br />
del momento, cuyo ejemplo máximo gravita en la figura<br />
épica de Martín Muñoz Salcedo, que en diferentes<br />
ocasiones asestó diferentes golpes de suerte a la villa,<br />
saliendo no siempre bien parado y buscando refugio<br />
alguna que otra vez en el Convento franciscano de Santa<br />
Ana del Monte, de la vecina Jumilla. Las epidemias que<br />
surgieron en 1648 y 1678 en nada afectaron a la población<br />
(a salvo tras su cerca), sin embargo las plagas de langosta<br />
fueron desvastadoras por lo que se instauró la devoción<br />
a San Gregorio Ostiense, abogado contra la misma.<br />
Desde el siglo anterior la devoción (lo fue entre 1575 y<br />
1747) a la Virgen de las Virtudes había adquirido cierta<br />
notoriedad, trasladándose la población en romería en<br />
el día de su festividad (8 de septiembre) y recorriendo a<br />
pie los dieciocho kilómetros que separan Yecla de su<br />
santuario, junto a la «Fuente del Chopo» en Villena, que<br />
estaba a cargo de los Padres Agustinos, y lugar en el<br />
que se daba culto a una imagen del «Niño Jesús de<br />
Yecla», a la que se le hacían importantes donativos. En<br />
el día de la festividad de la Virgen de las Virtudes, según<br />
recoge Soriano Torregrosa, se celebraban meriendas<br />
85<br />
camperas en honor de esta Virgen, que popularmente<br />
denominaban «de los Melones» 8 , por ser el mes de<br />
septiembre cuando se recogía dicho fruto. También los<br />
labradores tributarán culto a Santa Bárbara (está el dicho<br />
popular de que las gentes se acuerdan de Santa Bárbara<br />
cuando truena), a la que se le dedicará una ermita en la<br />
cumbre de un montecillo a la afueras de la población,<br />
edificada hacia 1609 y que será costeada por su cofradía,<br />
cuya imagen titular en varias ocasiones será sacada en<br />
rogativas por los campesinos, para implorar remedio<br />
del cielo contra las tormentas, y, cuando no esto, su<br />
invocación sería amparo y consuelo de los moribundos.<br />
En este siglo, al igual que en Jumilla (establecido<br />
con gran entusiasmo y decreto municipal el 22 de<br />
noviembre de 1644), en Yecla se fomenta el culto a la<br />
Purísima Concepción, devoción impuesta en la villa por<br />
el prestamista y polémico cura Juan Romero (fallecido<br />
en 1652), aunque hasta el siglo X<strong>VIII</strong> carecerá de fervor<br />
popular que se iniciará a partir de 1711, año en que se<br />
institucionaliza su fiesta, conmemorándose el triunfo de<br />
la batalla de Villaviciosa, dictándose en 1786 unos<br />
capítulos para el buen funcionamiento y desarrollo de<br />
la misma, consistente en un novenario que viene<br />
celebrándose desde la lejana fecha de 1793, año tras año,<br />
con gran clamor y regocijo de las gentes (la fiesta decayó<br />
mucho en el siglo XIX), donde lo más popular será «la<br />
subida», y fiesta sobre la que se dispondrán unas nuevas<br />
ordenanzas en 1984, que revisarán las preestablecidas<br />
dos siglos antes. También existían 19 cofradías en la villa<br />
y la festividad más popular desde el siglo anterior<br />
continuaba siendo la de San Marcos, celebración que<br />
coincidía en el comienzo del año de los pastores, cuando<br />
muchas siembras están ya realizadas y cuando el clero<br />
salía a bendecir los campos, al que se agregaba el pueblo<br />
celebrando merienda campestre, primeramente junto a<br />
la Ermita de la Magdalena, y tiempo después en torno<br />
del Cerrico de la Fuente. En cuanto al clero, éste contaba<br />
con un crecido número de clérigos, siendo la clase social<br />
más poderosa, atraídos, unos por vocación, y otros por<br />
librarse de todas las miserias de la época, llegándose a<br />
censar 18 a mediados de siglo XVII y hasta 48 en la<br />
centuria siguiente.<br />
También en el siglo XVII figuraban ya personas<br />
inscritas en la Venerable Orden Tercera de San Francisco,<br />
aunque ésta, constitucionalmente, se fundaría en 1720.<br />
En 1744 se crea la rama femenina de la misma, mujeres<br />
muchas de ellas que no estaban plenamente realizadas;<br />
solteronas aburridas que en Yecla, como en el resto del<br />
país -cita Juan Blázquez-, se entregaban en cuerpo y alma<br />
a la oración, habiendo tenido algunas problemas con la<br />
Inquisición 9 .<br />
La mayor fiesta en el siglo X<strong>VIII</strong> seguía siendo la<br />
del Corpus y desde principios del siglo se instituye la<br />
fiesta de La Candelaria, en la que desfilaban las<br />
parturientas. Las Fiestas de la Cruz habían también<br />
adquirido protagonismo con su acentuado sabor pagano<br />
que se festejaban en el viacrucis del convento
franciscano, lo que daba ocasión a escenas burlonas nada<br />
edificantes, y que, junto con las cofradías, serían<br />
disueltas en 1771. Mientras, dos conjuratorios para<br />
impetrar las lluvias se habían levantado en el siglo<br />
anterior: uno, por 1600, en la cima del Cerro del Castillo,<br />
sobre el Calvario, allí donde halló la muerte, en 1770,<br />
fulminado por un rayo, fray Pedro Ortega Muñoz, y<br />
herido muy grave su compañero, Pedro Ruiz, mientras<br />
conjuraban una tormenta, y trance que inspiraría por<br />
esos años un largo romance endecasílabo de tipo heróico<br />
al regidor y abogado Tomás Fernández-Ibáñez Serrano 10 ;<br />
y un segundo conjurador se elevó, a modo de torrecilla,<br />
sobre el convento franciscano, «con cuatro ventanales<br />
altos a los cuatro vientos principales por ser lo uno y lo<br />
otro muy necesario al convento» 11 . También en<br />
determinados casos de hechicería tendrá que ver el<br />
Tribunal de la Santa Inquisición. Y puesto que de<br />
tragedias tratamos, se dirá que el día 1 de noviembre de<br />
1755 tuvo lugar el terremoto de Lisboa (que destruyó<br />
aquella capital), con algunas repercusiones en la actual<br />
Región de Murcia. Aunque el informe emitido desde<br />
Yecla por Pedro Alexandro Riberas decía que no había<br />
causado ningún daño -solo se anota «una turbación de<br />
algunos 12 , éste, acompañado del de Montesa acaecido<br />
unos años antes, en 1748 (y localidad distante 60<br />
kilómetros de Yecla), suponemos que haría acrecentar<br />
de algún modo la devoción local, como una religiosidad<br />
antesísmica a los santos patronos, en base a rogativas<br />
devociales; y esa devoción antesísmica, que<br />
comentamos, quedará patente cuando en 1829 se saquen<br />
en rogativas las imágenes de la Virgen de las Angustias<br />
FIG. 2- ANONIMO: La Divina Pastora. Lienzo de factura<br />
popular del siglo X<strong>VIII</strong>. Iglesia parroquial de la Purísima<br />
Concepción. Yecla (Foto Javier Delicado).<br />
86<br />
y de Jesús Nazareno, con el fin de que libre a la población<br />
del azote de los terremotos. Por otra parte los santos de<br />
la piedra Abdón y Senén, patronos de los hortelanos,<br />
contaron con cofradía desde 1727, pero ésta en 1771 ya<br />
no figuraba entre las registradas, por lo que se deduce<br />
que su tránsito fue efímero.<br />
La devoción popular de tipo doméstico quedará<br />
evidente en la serie de cuadros devocionales pintados<br />
al óleo, muchos de mala factura, que, dedicados a La<br />
Divina Pastora (FIG. 2), recorrerán en visitas<br />
domiciliarias cada una de las calles de la villa,<br />
acompañados de los rezos acostumbrados a toque de<br />
campanilla, y que, siglos después, disminuida su<br />
devoción, hallaremos olvidados presidiendo cambras o<br />
andanas de viejas casas de tejavana, o relegados a algún<br />
que otro sombrío rincón de iglesia o edificio asistencial;<br />
piedad que será fomentada en el último tercio del siglo<br />
por el fraile capuchino y predicador José Diego de Cádiz,<br />
al igual que también estuvo muy extendido, en Yecla<br />
(acaso en el Calvario), y en otras ciudades del orbe<br />
murciano (en Jumilla, en la sierra de Santa Ana), colocar<br />
cruces de leño en las cumbres de los montes con el ánimo<br />
de que Dios apaciguara las tormentas.<br />
Existían y subsisten pinturas representando el<br />
tema de «La Divina Pastora», adscritas al siglo X<strong>VIII</strong> y<br />
postreras, en la Iglesia del Convento de San Francisco<br />
(desaparecida), en la Ermita de Santa Bárbara, sacristía<br />
del Eremitorio del Castillo (con óleo el de ésta fechado<br />
en 1912), antesacristía de la Iglesia Nueva, y algún que<br />
otro domicilio particular de la calle de Carnicerías.<br />
Diversos calvarios con paneles de azulejos<br />
evidenciando las catorce estaciones del Viacrucis se<br />
erigen en este siglo y el siguiente. Así, en 1743, sobre el<br />
compás de los Dolores o atrio de la Iglesia del Convento<br />
de San Francisco, se erige el primero de ellos (que<br />
aparece detallado en un plano de últimos del X<strong>VIII</strong> en<br />
el que se representa el alzado y la planta del descalzo<br />
cenobio); y de la segunda mitad del X<strong>VIII</strong> debe datar<br />
un segundo viacrucis, que se ubicará sobre la cima del<br />
Cerro del Santuario del Castillo, en lo que se ha venido<br />
conociendo como Calvario, alojado junto al torreón del<br />
conjuratorio (que puede observarse en el plano de la<br />
«Planta y perfil de la villa de Yecla», delineado hacia<br />
1790 y conservado en la Biblioteca Nacional). Ya entrado<br />
el siglo XIX, dos grabados de 1856 en los que se incluye<br />
una «Vista de Yecla», a los pies de las imágenes<br />
litografiadas de la Purísima Concepción y de la Virgen<br />
del Rosario de la Aurora, dan testimonio de otro<br />
viacrucis (que sustituiría al de la cumbre del Cerro) con<br />
sus capillitas, colocado junto al serpeteante sendero que<br />
se allega hasta el Santuario del castillo, trasladándose<br />
en 1895 junto al nuevo camino de acceso, apto para<br />
carruajes, trazado hasta la cumbre.<br />
Acontecimientos religiosos en la villa serán de<br />
igual modo la llegada de la Virgen de la Aurora en 1752<br />
(instituyéndose con este motivo la devoción
de los Auroros), y la de la Virgen de las Angustias, de<br />
Salzillo en 1763, a través de gozosas y participativas<br />
procesiones en dichas fechas, acompañadas de<br />
luminarias y fanfarrias. De otra parte, en 1766 hay<br />
constancia documentada de la celebración de la<br />
Procesión de las Palmas en el Domingo de Ramos, y de<br />
la Procesión del Santo Entierro en el Viernes Santo. Unos<br />
años antes, por 1756, se habían traido las reliquias de<br />
San Gregorio Ostiense -ya citado en otro lugar- desde<br />
Navarra para conjurar las plagas de langosta que eran<br />
devastadoras, siendo muy importantes las rogativas de<br />
dicho año. De esta época o acaso algo posterior deben<br />
datar las devociones, en sendas hornacinas (la segunda<br />
desaparecida), a San Blas en la calle de la Iglesia, y a<br />
San Cristóbal, en la calle del mismo nombre, cuyos<br />
barrios celebraban las tradicionales hogueras, cual culto<br />
ancentral y primario, acompañadas de procesión.<br />
Otros sucesos de devoción o celebraciones<br />
profanas también tuvieron enraizamiento popular en la<br />
villa, particularmente en los siglos XVII y X<strong>VIII</strong>: Nos<br />
referimos a las beatificaciones (como la de Andrés<br />
Hibernón en 1792); nacimientos de príncipes; exequias<br />
de algún pontífice, obispo o rey, siempre motivo de<br />
especial regocijo o luto; muerte de santones que el lugar<br />
habitaron (como Fray Andrés de la Rosa, considerado<br />
el Padre Santo de Yecla, fray Juan Portero, y el orador<br />
fray Pedro Albert); proclamación de reyes (como el<br />
advenimiento de Carlos IV al trono, por lo que se baja<br />
en 1789 la Virgen del Castillo, al igual que se hace en<br />
1823 para conmemorar la entrada en Madrid del rey<br />
Fernando VII) y otros.<br />
El siglo XIX en lo popular arraigará con la<br />
devoción a San Cayetano en 1805 y a San Isidro<br />
Labrador, patrono de los agricultores en 1818. Se darán<br />
períodos de abundantes sequías y con harta frecuencia<br />
será bajado en rogativas el Cristo del Santo Sepulcro,<br />
en las que los labradores se cargaban de pesadas piedras<br />
para una mayor mortificación y penitencia, y cuyo<br />
trasiego se decidirá regular por 1843, además del<br />
habitual traslado en su novenario antes del Domingo<br />
de Ramos. O se llevará en procesiones de rogativas,<br />
letanías, conjuros y otras funciones análogas el «Lignum<br />
Crucis», un trozo del madero de Cristo traído desde<br />
Roma en el año 1666 por el capuchino Francisco Muñoz<br />
Lorenzo, que fue depositado en la Iglesia parroquial de<br />
la Asunción, de lo que dio noticia Giménez Rubio 13 .<br />
También estuvo enraizada la presencia de la Stma. Cruz<br />
de Caravaca (considerada un talismán o elemento<br />
exotérico) en numerosas casas de labor, donde en tiempo<br />
de pedrisco, se colocaba colgada de la puerta de las casas<br />
de labranza para ahuyentar las tempestades.<br />
En una época de crisis social y religiosa como la<br />
del XIX, ciertas leyendas de antaño relacionadas con la<br />
espiritualidad, serán aventadas cual cuentos<br />
moralizantes por el romántico visionario y caótico<br />
Pascual Giménez Rubio, a través de su hoy tan socorrida<br />
y trasnochada obra titulada Memoria de apuntes para<br />
87<br />
la historia de Yecla (Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865,<br />
pp. 178-182)), que algunos contemporáneos -devotos<br />
aprendices de la historia- prosiguen en su sobo, sin cesar;<br />
relatos que carecen de carta de naturaleza histórica, y<br />
que, en otro tiempo, sirvieron para amedrentar a las<br />
gentes tratando de «imponer» ciertos hábitos de buena<br />
costumbre en la sociedad, mediante el temor, la<br />
intimidación o el castigo; o bien, con ello se trataba de<br />
incentivar o de eludir ciertos o posibles compromisos<br />
para con la sociedad, por parte de la orden mendicante<br />
allí instalada. Ambas leyendas tienen que ver con la<br />
Comunidad Franciscana. Acerca de la primera -la de la<br />
«Historia de un condenado», proporciona noticia el fraile<br />
predicador Antonio Panes en la Chrónica de la Provincia<br />
de San Juan Bautista..., quien fecha el suceso ocurrido<br />
en 1606 (que transcribe «ad literam» Giménez Rubio), y<br />
el mismo tiene que ver con un ricachón libertino y<br />
acaudalado «que tenía fama de no buen cristiano» (sic),<br />
que quiso ser enterrado en recinto sagrado, haciéndolo<br />
así sus parientes, mientras que al día siguiente de su<br />
inhumación unos mastines negros, despedazando su<br />
cuerpo a dentelladas, dieron cuenta de que así no fuera 14<br />
(sabido es que durante el siglo XVII, mientras se<br />
edificaba el convento descalzo de Yecla, hubo euforia<br />
entre las familias acomodadas de la villa, que querían<br />
ser enterradas en la iglesia del mismo, y para hacerse<br />
acreedores de ello en los testamentos dejaban pingües<br />
donativos a la Comunidad franciscana). Y sobre la<br />
segunda leyenda -la de «Diente Negro, el penitente»-,<br />
que Giménez Rubio relata de oídas basándose en la<br />
tradición y dice estar manuscrita (y así lo fue por Fray<br />
Pascual Salmerón, en 1784, en su Historia del<br />
devotíssimo Santuario y religiosíssimo Convento de<br />
Santa Ana del Monte de Jumilla aunque el historiador<br />
yeclano no dio con esta fuente), tiene relación con la vida<br />
disoluta que llevaba un mancebo galán (y no mozo de<br />
muías), «de naturaleza fuerte, ardiente y fogosa» (sic),<br />
y la espantosa visión que tuvo en la que se le apareció el<br />
mismísimo diablo vestido de penitente con capuz,<br />
librándose el joven por pies del trance, con la promesa<br />
hecha de ingresar en la Orden seráfica, lo que así hizo,<br />
tomando hábito en 1692 en el Convento de Santa Ana<br />
del Monte, de Jumilla, con el nombre de fray Pedro<br />
Ortega (Yecla, 1666 - Villena, 1752) ,<br />
llegando a ser un buen predicador, además de Guardián<br />
y Definidor de la Provincia, y autor de varior tratados y<br />
discursos sobre moral 15 , que se conservaban<br />
manuscritos.<br />
A mediados de este siglo es patente la devoción<br />
en las calles a un santoral prolijo, a través de retablitos<br />
de azulejos muy humildes y ya no tan abundantes que<br />
presiden hornacinas, en las fachadas de casas de tejavana<br />
encaladas, siendo los más antiguos que subsisten los<br />
dedicados a «San Francisco Javier», de 1855, junto al<br />
Mercado de Abastos; «San Felipe Neri», de idéntico año,<br />
en la calle de San Felipe; «San Pascual Baylón», de 1858,<br />
en la calle de Jumilla; y el de la «Virgen del Carmen» en<br />
la calle de San José, de misma fecha. Son retablitos que
ememoran milagros y acontecimientos religiosos y su<br />
fin promordial es convertir en presencia las imágenes<br />
sagradas de santos y santas, vírgenes, beatos, etc.<br />
Muchas de estas advocaciones solían concordar con<br />
alguna fiesta de arraigo y fervor popular a determinadas<br />
imágenes existentes en la villa (San Isidro Labrador, San<br />
Antonio de Padua, San Francisco de Asís, Virgen del<br />
Carmen, San José), y cuando no esto, bien se trataba de<br />
alguna promesa realizada por algún vecino del lugar, o<br />
bien el nombre solía coincidir con el propietario de la<br />
casa. También en la calle de Santa Bárbara los vecinos<br />
dedicaron una devota hornacina a la «Asunción de la<br />
Virgen», pintada en lienzo, que existe, recientemente<br />
renovado, a la que cada 15 de agosto los Auroros le<br />
entonaban rezos, coplillas y gozos.<br />
Son años en que las epidemias causan estragos<br />
importantes, como las del cólero morbo asiático,<br />
originario de la India: Así, la de 1834, se saldó con 1.390<br />
muertos 16 (550, según cifran otros autores), por lo que<br />
se tuvo que facultar un nuevo cementerio, previniéndose<br />
el que no se tocaran las campanas por el pernicioso<br />
influjo que ello ejercía en los ánimos del vecindario; y<br />
las de, 1855, con 214 fallecidos, en su mayoría jornaleros,<br />
adscritos al nivel social más bajo de la población,<br />
dividiéndose el pueblo en cuatro distritos municipales<br />
para una mejor asistencia sanitaria y para lo que se<br />
habilitaron también dos lazaretos, uno en la Magdalena<br />
y otro en los Castillarejos para los sospechosos de<br />
contagio (recientes investigaciones de Soriano Palao<br />
recogen como en el Pleno municipal de 10 de agosto de<br />
1855, entre otras resoluciones y ante el pánico que<br />
producía la epidemia entre la población, «se acordó<br />
colocar los mantos de las imágenes en las torres y<br />
publicar un bando en el que se haga presente a todos lo<br />
conveniente que es a la salud pública el encender<br />
hogueras de hierbas aromáticas por la noche») 17 ; 1859,<br />
con 70 muertos, 38 de ellos pertenecientes a la Parroquia<br />
del Niño Jesús, causa por lo que muchas gentes se<br />
marcharon al campo; y 1885, con 331 defunciones 18 .<br />
De mediados de la centuria (hacia 1856 o 1865)<br />
arranca la devoción popular a Santa Ana de los vecinos<br />
de la calle de la Corredera, bajo cuya protección se<br />
ampararon ante una epidemia de cólera, con la promesa<br />
hecha de festejarla todos los años si salían bien librados<br />
del trance, siendo pocos los fallecidos de esa calle en<br />
aquella ocasión, lo que así viene haciendo el vecindario<br />
año tras año hasta la actualidad, primeramente efigiada<br />
la imagen de la abuela en lienzo y después en una floja<br />
esculturita de vestir, en una hornacina acristalada de<br />
dicha calle. Y a finales de la centuria -desde 1898-, se<br />
dedica un septenario a la Virgen de los Dolores en su<br />
Capilla de la Virgen de las Angustias, aneja a San<br />
Francisco, con celebración de misa y cánticos<br />
acompañados de violines y contrabajo, celebrado hasta<br />
1936.<br />
Las primeras décadas del siglo XX significarán<br />
para la ciudad (adquiere este título en 1878) un momento<br />
88<br />
de miseria, necesidad y corrupción. En una época de<br />
fuerte agitación social, que desembocará en los luctuosos<br />
hechos de agosto de 1917, a la vez que se da una<br />
oposición frontal por parte de los republicanos al<br />
establecimiento de los franciscanos en el Santuario del<br />
Castillo (que ocuparían en 1915), empiezan a<br />
cuestionarse los planteamientos religiosos en la sociedad<br />
yeclana 19 .<br />
En ese primer tercio de siglo, al igual que antaño,<br />
continuarán celebrándose las fiestas populares de Santa<br />
Ana, San Juan Bautista y Fiestas de la Cruz, en sus<br />
respectivos barrios con gran júbilo, subvencionadas por<br />
el Ayuntamiento de la ciudad, quien también aportará<br />
la banda de música; además de las conmemoraciones<br />
de, San Antón, con sus carreras de caballos en el Paseo<br />
de la Estación, y de San Marcos, que se festejará en la<br />
Fuente del Caño, mientras que los carnavales o<br />
carnestolendas adquirirán prestigio social (que no<br />
popularidad) y auge, protagonizados por las clases<br />
burguesas, sin el menor atisbo de participación popular 20<br />
en ese momento, constatándose en 1928 bailes de<br />
máscaras y el gran baile del Piñata en el Salón del Círculo<br />
Moderno.<br />
Durante los años de la II República (1931-1936)<br />
continuarán celebrándose algunas de las festividades<br />
populares descritas, como la de los Reyes Magos,<br />
aunque sin la brillantez acostumbrada, siendo<br />
suspendidas las Fiestas Patronales durante los años de<br />
1932 y 1933, motivo que produciría un fuerte<br />
enfrentamiento entre sectores católicos y anticlericales<br />
de la ciudad 21 .<br />
En tiempo de la sañuda incivil Guerra Civil (1936-<br />
1939) dejaría de oficiarse cualquier tipo de manifestación<br />
religiosa, siendo en la posguerra, con una sociedad<br />
diezmada y empobrecida, cuando desde 1941 se<br />
regularizan las procesiones de Semana Santa, con sus<br />
altibajos propios hasta 1960, fecha a partir de la cual<br />
participará el Grupo escultórico de la Virgen de las<br />
Angustias, de Salzillo, dándole brillantez a las fiestas<br />
pasionarias que en los últimos tiempos han alcanzado<br />
un cierto predicamento, en la actualidad compuesta por<br />
una veintena de cofradías y veintisiete pasos. Antes, por<br />
los años veinte, habían surgido «los armaos» o soldados<br />
romanos, cuya indumentaria daba cierta vistosidad a la<br />
fiesta. Y de ese momento -años veinte también- data la<br />
devoción a Santa Cecilia, patrona de tantas bandas de<br />
música repartidas por el Levante español y que a veces<br />
llevan su nombre, que ha adquirido una cierta pujanza<br />
en los últimos tiempos. También en torno de 1948<br />
adquiere preeminencia la devoción a San Nicolás,<br />
iniciada en 1921, santo al que se le suplica cada lunes<br />
toda clase de imposibles (mercedes, salud, amores,...), y<br />
determinadas festividades, de arraigo en siglos<br />
anteriores (Corpus Christi, San Blas con sus «panes<br />
benditos», San Marcos con sus populares «rollos» del<br />
mismo nombre, San Isidro Labrador y sus carrozas<br />
engalanadas en base a tiras de papel, San Cristóbal, etc.),
toman cuerpo en la segunda mitad del siglo, cuando la<br />
ciudad, coincidiendo con los años sesenta y setenta,<br />
desarrolla un fuerte despegue industrial y económico;<br />
siglo que camina hacia el III milenio y acontecimiento<br />
en el que muchos iluminados, equívocamente,<br />
presagiarán rebrotes apocalípticos, en un momento, el<br />
actual, en que la Iglesia católica pierde influencia en la<br />
sociedad española 22 .<br />
Culto también aparecido tras la contienda civil<br />
(aunque extendido desde principios de siglo), y práctica<br />
morbosa hoy por fortuna desaparecida según decreto<br />
de Sanidad -entre fetiche y ritual pagano-, es la de los<br />
exvotos de cera, una fuente documental impresionante<br />
de accidentes, enfermedades y males físicos, que nos<br />
hablan del milagro y de la fe en lo maravilloso. Así, al<br />
igual que ha venido sucediendo en la Catedral de<br />
Murcia, hasta la década de los años ochenta diversos<br />
recintos sagrados de Yecla, como el antecamarín del<br />
Santuario del Castillo, la Capilla de Santa Lucía de la<br />
Ermita del Santo Hospital («El Hospitalico»), la Ermita<br />
de San Nicolás y la Capilla de Santa Rita de la Iglesia<br />
parroquial del Niño Jesús, albergaron brazos, piernas,<br />
manos, dedos, y otros artilugios varios de cera; además<br />
de diversos pertrechos como vestidos, pelucas,<br />
indumentaria varia y efectos militares, cuadros y<br />
fotografías. Previamente a esto, el devoto se<br />
comprometía a efectuar un acto compensatorio en el caso<br />
de que el santo invocado accediera a lo solicitado o<br />
ayuda práctica, como una penitencia autoimpuesta.<br />
En lo profano es significativo destacar en la década<br />
de los noventa la costumbre belenística (tras su declive<br />
de 1970 a 1990, suscitado por la pujanza del abeto<br />
navideño), en la más pura tradición napolitana de<br />
belenes que introdujeran Nicolás y Francisco Salzillo en<br />
Murcia en el siglo X<strong>VIII</strong>, y que ha resurgido con fuerza,<br />
sobresaliendo las puestas en escena de los nacimientos<br />
de la Ermita de San Nicolás y, durante algunos años, de<br />
la Capilla de la Virgen de las Angustias en la ciudad,<br />
éste último con figuritas de barro de Manuel Nicolás<br />
Almansa, que evidencian tipos populares y escenas de<br />
género 23 , además de la infinidad de belenes artesanos<br />
en domicilios particulares, cual costumbre arraigada,<br />
elaborados en terracota y entelado por los hermanos<br />
Juan Angel(?) y Jesús Griñán, de Puente Tocinos.<br />
III. YECLA: SUS FIESTAS. LEYENDAS<br />
Y RITUALES.<br />
Diversas son las advocaciones que nos depara el<br />
calendario gregoriano de festividades en Yecla, la<br />
mayoría de ellas en activo y otras desaparecidas, pero<br />
que en el pasado adquirieron vida propia y bueno es<br />
que, a través de las páginas que siguen, conservemos<br />
su memoria a las generaciones venideras.<br />
Cabría distinguir entre las reseñadas, unas<br />
89<br />
consideradas como de carácter oficial o institucional, las<br />
denominadas fiestas mayores, en las que el Concejo de<br />
la villa tenía un particular protagonismo, con su<br />
participación y sostén de la fiesta (La Asunción, Corpus<br />
Christi, San Roque, La Inmaculada Concepción, Reyes<br />
Magos); y otras de divertimento y carácter popular, las<br />
que designaríamos como fiestas menores (San Marcos,<br />
San Antonio abad, San Juan, San Isidro Labrador) donde<br />
la participación de la comunidad era más restringida y<br />
que corrían a cargo de los gremios y cofradías.<br />
Teniendo en cuenta el orden secuencial del tiempo<br />
litúrgico de la Iglesia o año eclesiástico que principia<br />
con el Adviento (que significa preparación para la<br />
Navidad), la relación de festividades tanto perdidas<br />
como presentes es la siguiente: Santa Bárbara, La<br />
Purísima Concepción,Niño Jesús, Reyes Magos, San<br />
Antonio Abad, Virgen de la Aurora, La Candelaria, San<br />
Blas, Carnaval y Cuaresma, Santo Cristo del Sepulcro,<br />
Nuestra Señora de la Encarnación, Semana de Pasión,<br />
La Magdalena y San Marcos, La Invención de la Cruz,<br />
San Isidro Labrador, San Pascual Baylón, Santísimo<br />
Sacramento o Corpus Christi, San Juan Bautista, San<br />
Cristóbal, Santa Ana, Santos Abdón y Senén, San<br />
Cayetano, Nuestra Señora de la Asunción, San Roque<br />
(antes San Sebastián), San Zenón, San Francisco y Las<br />
Animas del Purgatorio.<br />
Dada la escasa popularidad de las festividades de<br />
Santo Tomás de Aquino, patrón de las escuelas; Santa<br />
Rita, patrona de los funcionarios municipales; Santa<br />
Marta, del gremio de la hostelería (con tradicional<br />
almuerzo en el Cerro del Castillo); y Santa Cecilia,<br />
patrona de tantas bandas de música repartidas por la<br />
geografía nacional; sólo conmemoradas por sus<br />
respectivos gremios y cofradías, éstas han preferido<br />
omitirse efe el presente estudio, dedicado<br />
específicamente a la religiosidad popular.<br />
3.1. CICLO INVERNAL.<br />
No es casual que la festividad del nacimiento del<br />
Salvador coincida con el Solsticio de Invierno. Cristo<br />
viene a representar el sol que ilumina a la Humanidad.<br />
El Solsticio de Invierno corresponde al paso al ciclo<br />
luminoso. Es el camino hacia la época cálida donde los<br />
días se hacen largos.<br />
Contrario a lo acostumbrado de otras romerías a<br />
santuarios y ermitas en primavera y verano, Yecla<br />
celebra sus fiestas mayores en diciembre.<br />
3.1.1. SANTA BARBARA (4 de diciembre)<br />
Santa Bárbara fue joven virgen, mártir, a la que se<br />
representa acompañada con diferentes atributos, tales
como un cañón (por su patronazgo sobre los artilleros),<br />
la torre donde la encerró su padre (el más frecuente), el<br />
rayo que dio muerte a éste tras su sacrificio y otros.<br />
El origen de su veneración se encuentra en el relato<br />
hagiográfico de Jacobo de la Vorágione, donde se da<br />
cuenta cómo camino del martirio, Jesucristo<br />
personificado se le apareció para prometerle que nadie<br />
que la invocara moriría sin recibir los auxilios<br />
espirituales. De ahí, el que siempre se ha afirmado que<br />
nunca olvida a sus fieles y les asegura el privilegio de<br />
no morir sin los sacramentos.<br />
La vida de la santa está llena de claves simbólicas<br />
(el número dieciséis -sus años-, la torre prismática de<br />
ocho lados en la que estuvo encerrada por orden de su<br />
padre Dióscoros -que se pondrá en relación con «la<br />
Maison Dieu» del Tarot-, las tres ventanas de la misma,<br />
etc.) y su culto, debido a un conjunto de signos de<br />
naturaleza mágica y significación exotérica, se difundirá<br />
por el mundo cristiano en Europa en el siglo XII,<br />
coincidiendo con el auge de la Orden de los caballeros<br />
Templarios. Su patronazgo proporcionaba favores y<br />
ayudaba en situaciones límite: por ello el que se<br />
convirtiera en rectora universal de profesiones de riesgo<br />
(militares) y oficios con justa fama de estar iniciados en<br />
secretos de un saber (mineros, arquitectos y<br />
constructores) que debía permanecer oculto 24 .<br />
Notoria es la devoción secular a Santa Bárbara (al<br />
menos cuando truena) en el ámbito español, que fue<br />
reavivada por el padre carmelita Claudio de San José<br />
(es abogada reconocida del riesgo: de artificieros,<br />
artilleros -recuérdese que hasta una fábrica de explosivos<br />
del norte lleva su nombre-, bomberos, mineros y<br />
marinos), singularmente en localidades que durante<br />
algún tiempo estuvieron vinculados a la orden del<br />
Temple (Barruelo de Santullán, Mieres y Monzón), y<br />
particularmente en Yecla, lugar en el que sabemos que<br />
la santa era llevada en el siglo XVII en procesión por su<br />
cofradía cada 4 de diciembre, «festividad de Santa<br />
Más» 25 , lo que querrá indicar era también el día dedicado<br />
a Santa Maximina y otras once mil vírgenes mártires.<br />
Más modernamente -siglo X<strong>VIII</strong>-, la imagen en ocasiones<br />
varias fue sacada en rogativas por los campesinos para<br />
implorar remedio del cielo contra las tormentas.<br />
La ermita de su invocación en Yecla fue edificada<br />
hacia 1609 26 , y se eligió para ello la cumbre de un<br />
montecillo, extramuros de la población (y en entorno<br />
próximo, si no fue sobre su lugar, donde se halló hasta<br />
1500 la Ermita de San Antón), costeada por la Cofradía<br />
de Santa Bárbara, siendo mayordomos Bartolomé<br />
Sancho y acaso Tomás de Lordieta, hermandad de la<br />
que hay noticia que existía a fines del siglo XVI, a través<br />
de Juan Blázquez 27 , y de la que era miembro cofrade<br />
Francisco Hernández, fallecido en 1606. La cofradía sería<br />
disuelta en 1771.<br />
En todo tiempo la ermita ha contado con capellán<br />
90<br />
propio que venía oficiando a diario hasta 1936. Siempre<br />
se ha conmemorado y festeja en su día a la titular Santa<br />
Bárbara, con misa solemne, procesión por las calle del<br />
entorno, toque de campanas y disparo de cohetes.<br />
Su festividad en Yecla fue de importante arraigo<br />
en los siglos X<strong>VIII</strong> y XIX, siendo en 1866 cuando se<br />
introducen mejoras en su ermita.<br />
Queda de entonces el dicho popular, cantado, cual<br />
prevención contra las tormentas:<br />
«Santa Bárbara bendita<br />
que en el cielo estás escrita<br />
con papel y agua bendita<br />
en el árbol de la Cruz<br />
Pater Noster, amén Jesús»<br />
3.1.2. LA PURISIMA CONCEPCION (8 de<br />
diciembre)<br />
La festividad, históricamente, en sus orígenes,<br />
siempre consistió en un octavario (novenario desde<br />
1793) celebrado en el mes de diciembre y dedicado a<br />
Nuestra Señora de la Concepción, en el que cada día se<br />
decía misa mayor con sermón en la Parroquia de la<br />
Asunción, además de la procesión general que tenía<br />
lugar en el día de su onomástica, tal y como se recoge<br />
en un memorial titulado «Lista de las Congregaciones,<br />
Hermandades y Cofradías fundadas en esta villa de<br />
Yecla...». redactado en 1771, junto a otros de distintas<br />
poblaciones del Reyno de Murcia, censados a<br />
requerimiento del conde de Aranda, en el que también<br />
se da cuenta, aparte del uso de la pólvora, de ciertas<br />
irregularidades (además de las borracheras habidas)<br />
surgidas entre la soldadesca y la Cofradía de Nuestra<br />
Señora de la Concepción durante la fiesta 28 y de ciertos<br />
gastos superfluos ocasionados:<br />
«En esta villa anualmente se celebra una octaba a<br />
N(uest)ra S(eño)ra de la Concepción con misa y sermón en<br />
cada un día, bajando la soberana Ymagen en su víspera desde<br />
la Y(gle)s(i)a del Castillo a esta Parroquial para cuia función,<br />
como para la procesión general q(u)e se celebra en su día, y<br />
restituirla en el octabo a su Yglesia, concurren y asisten ciento<br />
y cinquenta, o más vecinos disparando con arca(b)uzes y<br />
formando una compañía soldadesca gobernada por un capitán<br />
y alférez también q(u)e salen a disparar; los dos expresados<br />
oficiales hacen crecidos gastos que entre ambos ascenderán a<br />
quatro mil r(reale)s, en dar un almuerzo suntuoso a todos los<br />
soldados yotras muchas personas, colaciones de frutos secos y<br />
otros géneros a los mismos cuando van y vuelven a sus casas<br />
a acompañarlos...»<br />
Debía ser tan grande el «divertimento» de aquella<br />
soldadesca (ya en 1767 mencionaba Cosme Gil Pérez de<br />
Ortega, que en las casas de los mayordomos se<br />
mantenían nocturnos «saraos», de los que Giménez<br />
Rubio se hará eco casi un siglo después) y tan mal vistos
debían estar considerados los ermitaños que cuidaban<br />
de la parroquia antigua (Santuario del Castillo), que el<br />
Intendente Antonio Carrillo de Mendoza, elevó desde<br />
Murcia un informe a la Corte, por lo que quedarían<br />
practicamente extinguidas todas las Cofradías de la villa,<br />
de Real Orden, y en cuya exposición, entre otras cosas,<br />
decía 29 :<br />
«Entiendo, que las festividades de Yglesia únicamente,<br />
del Sacramento, S(a)n Pedro, S(a)n Pasqual Bailón, y Escuela<br />
de Christo, pueden subsistir al cargo solo del Cura de la<br />
Parroquia y celo de la justicia Ordinaria en su cumplim(ien)to<br />
ciñendo todos sus gastos a las rentas fixas q(u)e tienen, y sin<br />
grabamen alguno de vecino; extinguiéndose las 20 restantes<br />
por grabosas e insoportables al Pueblo, siendo la Congregación<br />
de los 5 Hermanos de la Yglesia antigua, unos zánganos del<br />
Pueblo con la pensión de 43.000 reales; y la de la Concepción<br />
con la varvarie de soldadescas, refrescos, borracheras, y demás<br />
abusos, de otras 43.000 (reales) de gastos inútiles...»<br />
La fiesta, institucionalizada, arranca desde el año<br />
1711 en que se conmemora la batalla de Villaviciosa de<br />
Tajuña (obtenida por las tropas del rey Felipe V el año<br />
anterior), y ha venido celebrándose hasta la actualidad<br />
con asiduidad, excepción hecha de algunos importantes<br />
paréntesis en su singladura: de 1771 a 1786, como ya se<br />
ha referido, por prohibición expresa del monarca Carlos<br />
III; de 1932 a 1933, con motivo del advenimiento de la II<br />
República, en un ambiente tenso en que son expulsados<br />
los Escolapios y Franciscanos (los segundos habitaban<br />
el Santuario del Castillo); y de 1936 a 1939, años en los<br />
que se desarrolló una inútil guerra fratricida entre<br />
españoles. Algunos son, pues, desde aquellos remotos<br />
orígenes de principios del siglo X<strong>VIII</strong>, los cambios<br />
habidos, e incluso los escenarios, designándose en 1786<br />
unos capítulos (más tarde denominados Ordenanzas)<br />
para el buen funcionamiento y desarrollo de la fiesta 30 ,<br />
y fijándose en 1869 un nuevo itinerario, al ser trasladada<br />
la categoría parroquial de la Asunción a la Basílica<br />
Arciprestal de la Purísima Concepción, inaugurada un<br />
año antes, por resultar la primera incapaz.<br />
Sin embargo cabe referir que esta festividad tuvo<br />
escaso protagonismo popular en el transcurso del siglo<br />
X<strong>VIII</strong>, siendo muy modestas las cantidades que el<br />
Ayuntamiento asignaba a estos festejos, «sobrepasando<br />
muy raramente los 200 reales», y sucediendo de igual<br />
modo durante la primera mitad del siglo XIX, momento<br />
en que había decaído muchísimo, advirtiéndose épocas<br />
en que el Santuario del Castillo, según documenta Juan<br />
Blázquez, se hallaba en la mayor indigencia, debido al<br />
descrédito y escaso celo mostrado por los ermitaños que<br />
en él habitaron 31 , pese a la gran facundia prosáica que le<br />
tributará a uno de ellos Giménez Rubio en 1865.<br />
Tampoco a promedios de siglo corrió mejor suerte (se<br />
ha anotado que en 1852 la imagen se hallaba con escasez<br />
de ropas y alhajas, por lo que se recurrirá al amparo del<br />
Ayuntamiento), pese a que en 1856 se introdujeron<br />
mejoras en el eremitorio, al dedicar una capilla al Cristo<br />
del Sepulcro (que había librado de la peste a gran parte<br />
91<br />
de la población el año anterior -1855, año de la epidemia<br />
del cólera-), a la vez que se albergó la idea de dotar a la<br />
imagen de la Concepción de un camarín, que se<br />
edificaría frente a la puerta principal; pensamiento que<br />
no se llevaría a cabo hasta 1880-1882. Sobre la función y<br />
desarrollo de la fiesta, Giménez Rubio, en 1865, comenta:<br />
«Esta función ha esperimentado diferentes<br />
variaciones, vicisitudes y desmejoras, desde su<br />
establecimiento hasta la época presente: pues con el<br />
transcurso del tiempo, se han alterado<br />
considerablemente sus formas...»<br />
Y tras señalar entre esas variaciones, enumeradas<br />
a través de diferentes puntos, las del traje de la<br />
soldadesca, el tipo de armas utilizadas, los disparos de<br />
los arcabuces (que en el siglo X<strong>VIII</strong> se hacían solo fuera<br />
de la población) y la profusión y el lujo de gastos que<br />
hacían los mayordomos, dice en cuarto lugar:<br />
«Ha perdido esta función infinito, de la gravedad<br />
que la distinguía en lo antiguo en todas sus partes» 32 .<br />
Y sobre la atención de la imagen en el Santuario,<br />
anota:<br />
«A fines del pasado año 1864 se ha formado una<br />
suscripción para atender el culto a la Purísima, en la<br />
que cada socio contribuye anualmente por una módica<br />
cantidad. Con estos productos que llegan ya a una cifra<br />
considerable, se sostiene el duodenario que<br />
mensualmente se dedica a la Virgen por mañana y tarde<br />
de cada día ocho, o el siguiente festivo, con regular<br />
solemnidad. Se ha restaurado el servicio de la sacristía<br />
del santuario, que bastante descuidado hacía tiempo,<br />
se hallaba en un deterioro hasta repugnante: se han<br />
encargado varios hornamentos: y se procura mejorar<br />
cuanto sea posible, en términos de que haya sino lujo,<br />
al menos la decencia modesta que corresponde a este<br />
templo predilecto de los yeclanos» 33 .<br />
En esa devoción de fomento hacia la patrona de<br />
la villa, en mayo de 1870 se le dedicará una felicitación<br />
sabatina a la Purísima Concepción, donde se rezan unas<br />
plegarias, y en 1880 se redactará el Reglamento de la<br />
Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción 34 , cuyo<br />
fin será crear asociados para recaudar y procurar fondos<br />
con qué atender las necesidades del Santuario del<br />
Castillo (estaba también muy abandonado por esta<br />
época), sus dependencias y objetos de culto, a cargo del<br />
arcipreste y párroco de la Purísima, Antonio Ibáñez<br />
Galiano, y que será el precedente de la Asociación de<br />
Mayordomos creada en 1932, estableciéndose unas<br />
ordenanzas y capítulos nuevos en 1984 que regulen la<br />
fiesta. Misión encomendada de la Asociación de<br />
Mayordomos será cuando no existan mayordomos<br />
voluntarios, elegir mediante sorteo entre sus socios<br />
quienes serán clavarios y mayordomos voluntarios para<br />
el siguiente año 35 .
El acontecer y desarrollo de la fiesta ha sido, de<br />
reciente, dado a conocer por los historiadores Juan<br />
Blázquez Miguel y Miguel Ortuño Palao, pero dejemos<br />
que sea el visionario y liberal Pascual Giménez Rubio,<br />
con aquél su espíritu romántico, quien nos la describa,<br />
a través de su manuscrita obra, de 1848, Memoria<br />
histórica de la función que anualmente se celebra en la<br />
Villa de Yecla. a la Concepción de la Virgen María,<br />
patrona de España e Indias, y particular de dicha villa,<br />
en la que al capitulo 5 o titulado "Descripción de la fiesta",<br />
publicada impresa un año después -en 1849 36 -, y<br />
reeditada, junto a otros estudios que hace de la<br />
población, en su Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla (Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 124-131),<br />
cuando dice:<br />
"El curso de la fiesta o sean sus actos más esenciales,<br />
a pesar de haber establecidas ordenanzas, como se ha referido,<br />
que determinan cada uno de aquellos, son los siguientes.<br />
El día cinco de diciembre a las cuatro de la tarde,<br />
salen las cajas de guerra de casa de los oficiales mayordomos<br />
y con el toque de llamada convocan a prepararse a la soldadesca<br />
o compañía de disparadores, y anuncian a la vecindad la<br />
proximidad de la función...<br />
El día seis en la mañana a la hora de las nuebe, se<br />
reúnen en casa del capitán o mayordomo mayor, previo el<br />
toque de llamada, el Alférez, los Ayudantes, los Pajes,<br />
Alabarderos o Sargentos, y escuadras presentadas, las de<br />
antiguos mayordomos y otros convidados; y todos de riguroso<br />
uniforme y sin armas, puestos en el orden se dirigen con las<br />
cajas de guerra a vanguardia batiendo marcha redoblada y<br />
escoltadas por los Sargentos armados de antiguas alabardas,<br />
a la iglesia del estinguido conbento de S(a)n Francisco en donde<br />
oyen misa dedicada a la Concepción. En seguida pasean medio<br />
pueblo, repitiendo por la tarde en el otro medio higual<br />
ceremonia. Este acto que se denomina el paseo, es acompañado<br />
algunos años de una orquesta militar, que lo hace más solemne<br />
e interesante.<br />
El día siete a las cinco de la mañana, se reúne la<br />
Soldadesca, sin uniforme, en casa de los mayordomos, pero<br />
armados todos de antiguos arcabuces de mecha y llamador, y<br />
en orden y con cajas, van disparando a la puerta de la parroquia<br />
de la Asunción, en la cual se encienden algunas hogueras, y<br />
se hacen algunas salvas o descargas cerradas; acompañando<br />
el volteo de campanas, y en medio de la algazara y regocijo<br />
q(u)e todos demuestran; y finado este acto que se titula "la<br />
alborada" en el art. 3" de las Ordenanzas, se retuirán en<br />
formación a tomar las colaciones, y a prepararse y vestirse<br />
para la vajada de la Ymagen que se verifica a las nueve.<br />
A esta hora suve toda la soldadesca de uniforme y<br />
armada, a vanguardia de la procesión, hasta la iglesia del<br />
Castillo. Se hacen incesantes disparos por escuadras, y en el<br />
centro se lleva la vandera por el Alférez, con una grande<br />
escuadra de escolta. Detrás sigue el acompañamiento, el Clero<br />
y la Corporación municipal; y entre descargas, aclamaciones,<br />
volteo de campanas e indecible júvilo, toman la imagen algunos<br />
92<br />
sacerdotes y la bajan a depositar en la iglesia principal.<br />
En ésta hay preparado para colocarla un trono<br />
magnífico de construcción particular, cuyo graderío suve y<br />
baja gravemente por medio de una máquina oculta, marcando<br />
su movimiento un sol de oro que gira a la espalda de la imagen<br />
sobre un precioso dosel purpúreo de damasco y terciopelo. Se<br />
cantan solemnemente los oficios divinos y la soldadesca se<br />
retira después de tomar las colaciones.<br />
En la tarde del mismo día suve segunda vez la<br />
soldadesca armada y ordenada haciendo disparos a la iglesia,<br />
en donde se canta la salve con solemnidad: hay varias<br />
descargas, y terminado todo bajan disparando en formación<br />
al atrio del exconvento de S(a)n Francisco en donde se obsequia<br />
a la Virgen con nuevas salvas.<br />
Esta vespertina demostración prevenida en el art. 4 o<br />
de las ordenanzas, se verificaba antiguamente según unos a<br />
las ocho de la noche, y según otros a las seis de la tarde, que se<br />
voltea la campana del Castillo. También se refiere que<br />
antiguamente acompañaban en este acto a la Soldadesca dos<br />
venerables eclesiásticos ancianos, y dos ayudantes juvilados,<br />
siendo recibido todo el cortejo por la Comunidad del Convento<br />
en el atrio del mismo: y que al tiempo de dispararse las<br />
descargas, estas heran las encargadas de prorrumpir en vivas<br />
y aclamaciones que se repetían con júvilo por todo el contorno.<br />
Es de advertir, que siempre que se hacen descargas o<br />
fuego nutrido a discreción, se coloca el Alférez en el centro de<br />
la armada que por lo regular forma círculo a su alrrededor, y<br />
está jugando u ondeando la bandera con aire marcial interin<br />
duran los disparos, y es acompañado por un redoble general<br />
de cajas no interumpidos.<br />
El día ocho por la mañana asiste la soldadesca a la<br />
misa y sermón, y por la tarde a la salve y procesión; en la cual<br />
es conducida la Virgen en un magnífico carro triunfal, que<br />
representa un ameno pensil, este carro es tirado por una<br />
porción de niños vestidos de ángeles, bajo la guía de un<br />
eclesiástico respetable.<br />
La entrada de la Virgen en la Iglesia al retirarse la<br />
procesión, ofrece el espectáculo más grandioso y fausto digno<br />
de presentarse. La muchedumbre que con avidez se agolpa en<br />
la plaza para participar del mismo: los dulces cánticos que se<br />
dirigen a la Virgen; las continuas aclamaciones; el incesante<br />
y sostenido fuego de los disparos por toda la circunferencia;<br />
los coetes y demás fuegos artificiales que se tienen preparados<br />
para aquel acto; el clamoroso informe de las campanas; los<br />
ecos armoniosos de la orquesta militar (...); derraman en los<br />
observadores un inefable encanto, unido a una reverente<br />
satisfacción.<br />
Favorece más a aquellos momentos, que esta entrada<br />
se verifica en las tinieblas de la noche, lo que contribuye mucho<br />
a presentar un contraste ameno y deleitoso, deviendo advertir<br />
que la iglesia en su interior se adorna con innumerables luces<br />
colocadas de modo que forman diferentes figuras alegóricas,<br />
que simbolizan el misterio de la Concepción 37
Este día principia el solemne octavario religioso por<br />
mañana y tarde; y durante el mismo solo asisten los<br />
mayordomos sin trage de ceremonia, aunque llevan insignias<br />
de mando , y les acompañan los pages vestidos de gala y las<br />
cajas de guerra, con algunas familias convidadas. Pero no<br />
asiste la soldadesca, pues solo vuelve esta a salir el día de la<br />
subida de la imagen al Castillo, en que se repiten los disparos<br />
y demás descrito, con la misma solemnidad.<br />
La tarde de la suvida presenta el monte la vista más<br />
pintoresca: es una verdadera gira y muchas familias de los<br />
pueblos circunvecinos concurren este día por ser el que más<br />
se disfruta, con el paseo y reuniones amistosas y fraternales<br />
que al acto proporciona.<br />
En ninguno tanto como en este se marca el<br />
entusiasmo fervoroso y la devota adoración que profesan los<br />
Yeclanos a su patrona; es preciso presenciarlo, para creer el<br />
arrevato de algunos vecinos en sus súplicas de despedida, y<br />
en sus exaltadas demostraciones; pero no es tanto que se<br />
cometan escesos, ni mucho menos que se profieran expresiones<br />
vituperables, como calumniosamente han querido inventar<br />
algunos mal intencionados. Los yeclanos llevan la sinceridad<br />
de su culto casi hasta el delirio; pero jamás olvidan los límites<br />
del respeto en esta parte, ni estravasan una prudencia religiosa.<br />
Cuando queda colocada la imagen en su Santuario,<br />
se baja la soldadesca y el acompañamiento, y se dirige aquella<br />
a casa de los mayordomos, para hacer entre descargas y<br />
estrépito de cajas, las entregas de insignias a los clavarios u<br />
oficiales que remplazan para el año siguiente; terminando la<br />
función, con acompañar a estos a sus casas con los honores<br />
correspondientes".<br />
Tras la recreación historicista anotada por<br />
Giménez Rubio, cabria preguntarse ahora sobre los<br />
orígenes de la fiesta, cómo y cuando surge.<br />
En primer lugar subrayaremos que, según las<br />
últimas investigaciones llevadas a cabo por el<br />
historiador Liborio Ruiz, en Yecla, durante la segunda<br />
mitad del siglo XVI, son algunos los testamentos que<br />
dejan misas dedicadas al Misterio de la Concepción de<br />
la Virgen 38 , lo que indica que su devoción (que no su<br />
culto) estaba ya extendida en ese momento, debido a la<br />
influencia que hasta ese momento pudo haber ejercido<br />
la Comunidad franciscana en tierras de Murcia, asentada<br />
en este viejo Reino desde mediados del siglo XV, a través<br />
de la predicación y confesión de las gentes,<br />
independiente o no de que dicha Comunidad religiosa<br />
estuviese instalada en la villa.<br />
Y en segundo lugar, como se ha indicado en<br />
capítulos previos del presente estudio, es de advertir<br />
que la devoción a la Inmaculada Concepción ya estaba<br />
arraigada en la villa en el siglo XVII; e incluso, como<br />
señala al autor antecitado, ya se bajaba una imagen<br />
desde el Santuario del Castillo (aunque desconócese bajo<br />
que advocación), utilizando el manejo de la pólvora<br />
durante el transcurso de los festejos, desmitificándose<br />
93<br />
con este motivo el hecho de que el capitán Martín<br />
Soriano Zaplana había sido el iniciador de la fiesta 39 .<br />
Festejos similares con el uso de la pólvora conviene<br />
recordar que ya se venían celebrando en villas y<br />
ciudades aledañas como Caudete, Villena, Jumilla, y<br />
otras.<br />
No obstante, la tradición histórica (que no la<br />
investigación) anota que en 1642 a la llamada "Guerra<br />
de Cataluña", Yecla contribuyó con sesenta y un<br />
soldados (convendría comprobar que ocurre al respecto<br />
en ese momento en las poblaciones circunvecinas, si<br />
también se reclutaron o no soldados para ésta u otras<br />
campañas), a cuyo frente va el capitán Martín Soriano<br />
Zaplana 40 , de común apellido en el siglo XVII en la<br />
localidad, que prestó importantes servicios en la villa y<br />
Concejo, quienes marchan a Vinaroz (Castellón), donde<br />
permanecerán acuartelados durante seis meses en la<br />
Ermita de San Sebastián, sin tener que intervenir en<br />
guerra alguna ni tener otra ocupación, por lo que pasado<br />
el tiempo establecido, regresaron a su tierra sin<br />
producirse baja alguna. Ante esta circunstancia y en acto<br />
de veneración la soldadesca decidirá subir al Eremitorio<br />
del Castillo y orar en acción de gracias ante su titular<br />
Nuestra Señora de la Encarnación (nunca la Purísima<br />
Concepción), efigiada en una pintura sobre tabla de "La<br />
Virgen de la Leche", que desde el siglo XV presidía el<br />
altar mayor de esta pequeña iglesita que fue primera<br />
parroquia; e imagen que ya dimos a conocer a través de<br />
una añeja fotografía que reprodujimos en un estudio<br />
monográfico sobre dicho santuario 41 .<br />
Independiente del hecho de que una imagen<br />
ya se bajara en el siglo XVI antes del evento de Zaplana,<br />
a partir del año 1711 la fiesta, como tal, surge<br />
institucionalizada, momento en el que por deseo expreso<br />
del monarca Felipe V todos los pueblos de España<br />
debían conmemorar los sucesivos triunfos alcanzados<br />
en la Guerra de Sucesión por las tropas borbónicas,<br />
partidarias de la causa del monarca galo, hijo del gran<br />
Delfín Luis y nieto de Luis XIV, contra las austríacas,<br />
favorecedoras del Archiduque Carlos, emperador de<br />
Alemania y pretendiente al trono español, en Almansa<br />
(1707), Brihuega y Villaviciosa de Tajuña (1710); tropas<br />
borbónicas a las que Yecla había contribuido con<br />
numerosos efectivos de su milicia, particularmente en<br />
la primera de las batallas logradas, por lo que obtendría<br />
loables compensaciones del vencedor la villa (títulos y<br />
otras prebendas). Así, se decide que el 16 de enero de<br />
1711 se realice la primera bajada «oficial» de la Virgen<br />
desde el Eremitorio del Castillo hasta la Iglesia<br />
parroquial de la Asunción, en un tiempo éste en opinión<br />
de Ortuño Palao, de exaltación mariana, debido a que<br />
en 1708 el papa Clemente XI decretaba la fiesta de la<br />
Inmaculada Concepción de carácter universal 42 .<br />
Previamente en Yecla se había fundado la<br />
Cofradía de la Purísima Concepción en el transcurso del<br />
siglo XVII. A la vez en fecha imprecisa (que nosotros<br />
asignamos al primer tercio del siglo X<strong>VIII</strong>) fue costeada
una imagen de vestir de la Purísima Concepción, que<br />
es la que tradicionalmente ha venido participando en la<br />
romería de la fiesta, que hasta el año 1867 concurría en<br />
la Iglesia parroquial de la Asunción, y de 1868 a 1935 a<br />
la Iglesia parroquial de la Purísima Concepción,<br />
excepción hecha de los años 1932 y 1933 por la fuerte<br />
oposición republicana surgida, pereciendo tan vetusta<br />
imagen en los preludios de la Guerra civil.<br />
Cifra también Ortuño Palao que la bajada de la<br />
Virgen del año 1787 tuvo gran clamor popular<br />
(recuérdese que la fiesta volvía a celebrarse tras de<br />
dieciséis años de haber sido extinguida por mandato<br />
expreso del monarca Carlos III, como tantas otras de<br />
España): En aquella ocasión la imagen iba acompañada<br />
de carros adornados y recorrió las calles de la villa en<br />
petición de limosna para sufragar las obras de un nuevo<br />
templo que se estaba edificando 43 , que seria el de la<br />
Iglesia Nueva.<br />
Acerca de la imagen antigua, desaparecida, de<br />
Nuestra Señora de la Concepción, además de participar<br />
en el octavario que se le dedicaba, hay que manifestar<br />
que era frecuentísima su presencia en rogativas «ad<br />
petendam pluviam», es decir, para implorar las lluvias,<br />
concurriendo en tales circunstancias los años de 1778,<br />
1808, 1861, 1876, 1877 y 1878 (con la participación en<br />
ese año de los gremios portando hachones y<br />
permaneciendo la imagen en la iglesia parroquial hasta<br />
que llovió), siendo célebres las rogaciones ordenadas por<br />
el cura Antonio Ibáñez Galiano 44 , siendo bajada en andas<br />
por estrechos y tortuosos senderos que hoy no<br />
aconsejaríamos (el camino del santuario será apto para<br />
carruajes a partir de 1883, tras delimitarse su trazado<br />
por el ingeniero Luis Pedro Márquez unos años antes,<br />
en 1879); mientras que por acontecimientos reales, se<br />
bajó en 1789 para conmemorar la proclamación del rey<br />
Carlos IV, y en 1823 para celebrar la entrada en Madrid<br />
del nefasto monarca Fernando VII; al igual que, en acto<br />
de acción de gracias, en noviembre de 1865 se bajó para<br />
solemnizar la función religiosa por haber librado a la<br />
población ese año del cólera morbo, invitándose a los<br />
devotos a través de bando municipal «para que la<br />
acompañen en la procesión... con la ropa y armas de<br />
costumbre»: y, junto con el Cristo del Sepulcro, en 1868<br />
descendió para recoger limosnas destinadas a las obras<br />
de la Iglesia Nueva, que se concluían «oficiosamente»<br />
en ese año 45 ; y en 13 de septiembre de 1885, para el<br />
solemne Te Deum, también de acción de gracias,<br />
celebrado en la Iglesia Nueva, por haber finalizado la<br />
epidemia de cólera que había registrado 331 muertos 46 .<br />
En todo tiempo fue usual que en la procesión,<br />
tanto a la bajada como a la subida (ésta más popular),<br />
acompañaran a la imagen labradores, pequeños<br />
propietarios y jornaleros (FIG. 3) siendo también asistida<br />
por comparsas tocadas con uniforme militar a guisa del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>, amparados por unas normativas u<br />
ordenanzas que arrancan de filies de la centuria.<br />
94<br />
FIG. 3- YECLA. Primitiva imagen de la Purísima Concepción,<br />
acompañada del pueblo, en una romería de hacia 1895 (Foto<br />
reproducción Tani).<br />
Tras la Guerra Civil de 1936-1939,<br />
sucesivamente serán adquiridas tres imágenes bajo esta<br />
advocación: una primera en 1939, obra de Bachaca,<br />
traída de Barcelona, que no agradó, y que hoy constituye<br />
la imagen peregrina, albergada en el Asilo de Ancian<br />
os; una segunda, procedente de Valencia en 1940, debida<br />
a un hijo del escultor Venancio Marco, que tampoco fue<br />
aceptada, por lo que se devolvió; y otra tercera,<br />
adquirida al escultor Miguel Torregrosa, de Alcoy, que<br />
complació y es la que hasta la actual idad se le tributa<br />
culto y participa en las Fiestas Patronales.<br />
En 1984 se actualizan y aprueban las<br />
ordenanzas o capítulos de un nuevo reglamento que<br />
ordene las Fiestas Patronales de Yecla, siendo numerosas<br />
las escuadras uniformadas que participan en sus desfiles<br />
y pasacalles, en la que se calcula un promedio de<br />
cuatrocientos veinte tiradores que disparan seis mil<br />
kilogramos de pólvora 47 .<br />
Entre los actos de la fiesta actualmente destacan<br />
el beneplácito; el día 6, el beso de la bandera; el día 7,<br />
alborada y bajada de la imagen de la Virgen desde el<br />
Santuario del Castillo a la Basílica Arciprestal, y en la<br />
tarde de ese día ofrenda de flores (que viene<br />
celebrándose desde 1954 -año de su coronación<br />
canónica-), con origen en las colonias yeclanas de<br />
Almansa, Elda, Valencia y otras localidades, que se<br />
allegan para depositar sus ofrendas ante la patrona en
esta fecha, en algunos casos desde lejanas tierras, y<br />
cumplir a modo de ritual); el día 8, misa mayor con<br />
sermón y procesión por la tarde. Una semana después,<br />
en el noveno día, se celebra la Minerva en la mañana<br />
(acto que consiste en la bendición de la soldadesca con<br />
la custodia), y al atardecer se realiza la subida de la<br />
imagen que es devuelta a la Ermita. Tanto en la bajada<br />
como en la subida existe la tradición de disparar<br />
arcabuzazos por parte de la soldadesca uniformada que<br />
acompaña a la imagen en esta romería.<br />
Actos como el «juego de la bandera» (FIG. 4)<br />
(que también se da en Abanílla) se vienen celebrando<br />
desde el siglo X<strong>VIII</strong> (del que da fe Cosme Gil Pérez de<br />
Ortega, cuando dice que ya se celebraba en «el<br />
recuenco»), siendo otros actos de reciente innovación,<br />
tales como el «beneplácito» (solicitud de permiso a la<br />
autoridad municipal para la celebración de la fiesta),<br />
instituido en 1980, y el beso de la bandera (una especie<br />
de «juramento»), de 1983.<br />
Los participantes en la comitiva de los actos<br />
siempre han sido varones, según contemplan los<br />
capítulos fundacionales, que, en las Ordenanzas de 1984,<br />
establecen en el articulo 66 lo que sigue: "El Arcabucero<br />
Tirador es el elemento básico de la soldadesca militante<br />
en la Compañía. Ostentan esta condición los varones<br />
mayores de edad, que, profesando la fe católica, se<br />
adscriban voluntariamente".<br />
La mujer en la fiesta aparece integrada en la<br />
Corte de Honor, siendo el único acto protagonizado por<br />
las mujeres de la localidad el de la ofrenda de flores que<br />
se celebra en la tarde de cada 7 de diciembre 48 . Próximos<br />
ya a cruzar el umbral de una nueva centuria y habiendo<br />
alcanzado éstas su mayoría de edad en este país muchas<br />
décadas atrás, sugerimos que, en los tiempos que corren,<br />
se podría satisfacer su plena integración en la fiesta como<br />
escuadristas (incluso disparando arcabuces), algo<br />
próximo a lo que sucede en los desfiles de las comparsas<br />
FIG. 4- YECLA. "Juego de la bandera" y salvas de arcabuceros<br />
en honor de la Purísima Concepción en una rancia instantánea<br />
de época que recoje un pintoresco atardecer en el momento<br />
de la "subida:, en que la imagen es devuelta a su santuario.<br />
(Foto de hacia 1920)<br />
de las Fiestas de Moros y Cristianos, de pueblos vecinos<br />
y otros más lejanos como Almansa, Villena, Sax,<br />
Abanilla, Caravaca de la Cruz, Alcoy, Elda y un largo<br />
etcétera.<br />
Preocupación al amparo de la devoción<br />
marianista en el municipio ha sido la creación de un<br />
centro cultural que se habilita en dependencias anejas<br />
al Eremitorio-San tuario del Castillo, en lo que fue<br />
edificio conventual a la vez que hospicio, y dedica a<br />
biblioteca especializada y museo de usos y costumbres<br />
de las fiestas patronales, un patrimonio de todos los<br />
yeclanos, sin exclusiones.<br />
Fiestas patronales dedicadas también a la<br />
Purísima Concepción se celebran en Mazarrón, y en<br />
Moratalla en la pedanía de Benizar.<br />
3.1.3. NIÑO TESUS (1 de enero)<br />
De la advocación en Yecla al Niño Jesús ya hay<br />
constancia en el siglo XVII, cuando se erige hacia 1622<br />
una ermita dedicada al Dulce Nombre de Jesús,<br />
convertida en parroquia en 1818, y desmantelada y<br />
edificada de nueva planta, por quedarse pequeña la<br />
anterior, entre 1881 y 1888 por el arquitecto Justo Millán<br />
sobre el mismo lugar 49 .<br />
En su festividad se le dedicaba un octavario,<br />
que se iniciaba el día de Navidad y que concluía con la<br />
onomástica, celebrándose misa y procesión con la<br />
imagen, acompañada de la correspondiente «Capilla de<br />
Música», por el siguiente itinerario: calles de Carlos III,<br />
Niño Jesús, Martínez Corbalán y Juan Ortuño.<br />
Invitado por el párroco del Niño asistía el<br />
Concejo, con banda de música, siendo la función<br />
costeada por el mayordomo 50 .<br />
Como es usual de otras festividades de la<br />
población, la víspera se encendían hogueras, tenia lugar<br />
el volteo de campanas y se disparaban cohetes y<br />
carretillas.<br />
3.1.4. REYES MAGOS (6 de enero)<br />
Desconocemos los orígenes de esta festividad<br />
en Yecla, aunque Ortuño Palao anota que en 1876 "la<br />
música recorría la población para festejar públicamente<br />
esta fecha" 31 . Según el mencionado historiador, era<br />
costumbre colocar juguetes y regalos en los zapatos de<br />
los niños a la puerta de su habitación (en otras ciudades<br />
en el voladizo de los balcones y en las repisas de las<br />
ventanas).<br />
Ya en nuestro siglo, la festividad de los Reyes
Magos era organizada y costeada por la Hermandad o<br />
Cofradía de las Animas del Purgatorio hasta casi finar<br />
la década de los años veinte. Desde 1928 se hace cargo<br />
de la misma la Sociedad «Unión Yeclana», con la<br />
celebración de una cabalgata en la que participaban<br />
heraldos y séquito, lo que le daba una gran vistosidad,<br />
con pasacalles y visita de la comitiva a diferentes centros<br />
asistenciales y de acogida (Asilos de Huérfanos y de<br />
Ancianos), con entrega de obsequios 52 .<br />
<strong>Año</strong>s transcurridos, hoy como antaño, la<br />
popular Fiesta de Reyes desde 1977 ha sido recuperada<br />
para la ciudad por el Excmo. Ayuntamiento, quien<br />
sufraga su celebración. Los actos consisten en su víspera<br />
en una gran cabalgata que se hace acompañar de castillos<br />
artificiales, teniendo lugar el reparto de juguetes en el<br />
recorrido por las arterias de San Francisco y de Martínez<br />
Corbalán, con gran concurso de niños.<br />
En el día de la onomástica la comitiva real visita<br />
tempranamente los diferentes centros asistenciales y de<br />
beneficencia de la ciudad, dirigiéndose posteriormente<br />
a la Iglesia parroquial de la Purísima donde se celebra<br />
la Misa de Reyes. Concluida la misma, a la salida de<br />
misa tiene lugar la despedida de los Magos por los niños.<br />
3.1.5. SAN ANTONIO ABAD (17 de enero)<br />
San Antonio Abad es un santo taumatúrgico,<br />
patrón de los labradores y protector de los animales, al<br />
que solícitamente se le pide que los libre de<br />
enfermedades, caídas y desgracias.<br />
En entorno próximo a la calle de Santa Bárbara,<br />
confluencia con la del Pintor Aguirre (lugar en el que<br />
tradicionalmente comenzaba el recorrido de las carreras<br />
de San Antón), se hallaba antaño un rabal y una ermita<br />
dedicada a San Antón 53 , ignorándose la fundación de la<br />
segunda (¿siglo XIV?), con cementerio anejo, que debió<br />
permanecer en pie hasta entrado el siglo XVI, en el que<br />
fue derribada la iglesita; y que formaría parte de algún<br />
caserío o habitat urbano, que por su quebrado perfil bien<br />
podría tratarse de alguna morería o judería<br />
bajomedieval, enclavada sobre un peñón rocoso que<br />
constituyen las calles de Algeciras y adyacentes 54 .<br />
Más tarde fue en la Ermita del Santo Hospital,<br />
popularmente conocida por "El Hospitalico" donde se<br />
tributó culto al patrono o protector de los animales<br />
domésticos con capilla propia (al menos desde el siglo<br />
X<strong>VIII</strong>) en el crucero derecha de la citada ermita, y,<br />
destruida la imagen durante la Guerra Civil, muy<br />
tardíamente -por 1980 - fue adquirida otra bajo la misma<br />
advocación, elaborada en olot o pasta de madera, que<br />
hoy preside la primera capilla del lado de la Epístola 55 .<br />
Menciona Ortuño Palao que en 1633 ya se<br />
recogían limosnas para la función religiosa, siendo uno<br />
96<br />
de los medios para recaudar fondos el pasear por las<br />
calles una marrana, que alimentaban los vecinos y<br />
después era vendida, con el fin de cubrir los gastos que<br />
tenía su cofradía con motivo de la fiesta; costumbre de<br />
origen francés que se suprimió en 1892 56 , y que fue tan<br />
frecuente en tantas otras villas y lugares de nuestra<br />
geografía: lo que popularmente se conocía como «pasear<br />
el gorrino de San Antón».<br />
Era costumbre, en la víspera de la festividad del<br />
santo (día de San Fulgencio) encender hogueras (en el<br />
ritual, quemar las barbas de San Antón o purificar los<br />
males) en la puerta de la Ermita de «El Hospitalico», en<br />
la que ardía la leña aportada por los agricultores; fogatas<br />
sobre las que que brincaban los mozalbetes más hábiles<br />
y diestros. (Como curiosidad cabe apuntar que en la<br />
población valenciana de Canals, en la sanantonada, se<br />
prepara una monumental hoguera de diecinueve metros<br />
de altura, compuesta de troncos traídos por los vecinos).<br />
El día de la onomástica del santo eremita (17 de<br />
enero -al que previamente antecedía un novenario-) se<br />
realizaba una función religiosa, consistente en procesión<br />
con la imagen del santo, que, desde su ermita, recorría<br />
(al menos desde 1868 -en lo antiguo, el itinerario sería<br />
otro hasta la Iglesia prrroquial de la Asunción-) la calle<br />
del Hospital, placeta de Ortega y calle de España, hasta<br />
llegar a la Iglesia parroquial de la Purísima, lugar en el<br />
que el volteo de campanas y el disparo de cohetes<br />
anunciaba el oficio de la Santa Misa que se celebraba.<br />
Finalizada ésta, la comitiva regresaba por las calles de<br />
Martínez Corbalán y del Hospital a la ermita del mismo<br />
nombre 57 . Posteriormente, hombres y bestias (las de tiro<br />
a veces engalanadas con vistoso atavío) solían dar tres<br />
vueltas a la ermita, para que a las caballerías no les<br />
entrara el muermo, ni la usagre, ni la «entripá» (cólico),<br />
por el siguiente itinerario: calle del Hospital, Placeta de<br />
Ortega, y calles de España y Jabonerías; concluyendo<br />
con la bendición de animales domésticos, a los que se<br />
les daba de comer un pan bendito, mezclado con romero<br />
y sal 58 .<br />
Modernamente, en el siglo XX, cada 17 de enero<br />
en la tarde, en el Paseo de la Estación tenían lugar las<br />
tradicionales carreras de caballos, y en las calles del Niño<br />
y del Hospital las carreras pedestres, estableciéndose<br />
unos premios para los participantes que consistían en<br />
un determinado número de palomos, de los que se hacía<br />
entrega a los ganadores por parte de los mayordomos.<br />
Originariamente, las carreras de caballos tuvieron ciertos<br />
visos de salvajismo, dado que los cabalgadores tenían<br />
que arrebatar, cual trofeo y al trote, los palomos que,<br />
vivos, se hallaban suspendidos y atados de una cuerda<br />
que cruzaba la calle de extremo a extremo, situada cerca<br />
de la línea de meta, con el consiguiente sufrimiento<br />
columbino, hasta que fue suprimido este sañudo ritual,<br />
frecuente, por desgracia, con gallinas, en otros rincones<br />
de la que se ha dado en llamar España profunda; carreras<br />
que dejaron de celebrarse a partir de los años cincuenta,<br />
y que, en tiempo pasado, fueron de gran regocijo
FIG. 5- San Antonio Abad. Pintura mural del siglo X<strong>VIII</strong> de la<br />
Ermita de los Hitos en el paraje homónimo. Yecla (Foto J. P. E,<br />
19901<br />
popular, transcurriendo, allá por el siglo X<strong>VIII</strong>, también<br />
en las calles del Hospital y del Niño, según registró<br />
Cosme Gil Pérez de Ortega cuando escribía en 1767 59 .<br />
De igual modo, ya a mediados del siglo X<strong>VIII</strong> se<br />
sacaba al santo en procesión, y contaba con mayordomo<br />
y cofradía propia que fue abolida. Al respecto,<br />
advertimos en una relación o Lista de las<br />
Congregaciones, Hermandades y cofradías fundadas en<br />
esta villa de Yecla...», dada en 1771, que la Cofradía de<br />
San Antonio Abad carecía de establecimiento real y no<br />
tenía aprobación del Ordinario (el Obispo de la diócesis),<br />
pues por devoción se prestaban anualmente dos devotos<br />
para recoger limosna por el pueblo, con el fin de recabar<br />
fondos económicos para los gastos de la misa mayor<br />
con sermón y procesión, celebrados en su festividad,<br />
únicos gastos que tenía dicha cofradía. Sus miembros<br />
ni se congregaban, ni celebraban juntas, careciendo de<br />
cualquier dotación, por lo que dicha cofradía quedaba<br />
extinguida, junto a otras muchas de la villa, a informe<br />
de Antonio Carrillo de Mendoza, Intendente de<br />
Murcia 60 , y posterior Real Decreto sancionado en 1776<br />
por el rey Carlos III. Se aduce que los labradores que<br />
pertenecían a su cofradía no morían del rayo.<br />
Alguna pintura mural dada de almagra y adscritas<br />
al siglo X<strong>VIII</strong> nos habla de la devoción al santo en el<br />
agro yeclano, con representaciones de San Antón en<br />
ermitillas rurales abandonadas y sin uso, como es el caso<br />
de la Ermita de los Hitos, donde vemos reproducida su<br />
97<br />
figura (FIG. 5), junto a un cerdo que le acompaña (cual<br />
evocación de la lujuria que tuvo que vencer) y una<br />
campanilla para llamar a los fieles 61 . Y algún diminuto<br />
retablito de azulejos modernos bajo misma advocación<br />
hallamos sobre el dintel de la puerta de un establo de la<br />
Casa de los Pinos, en el paraje de la Carrasquilla 62 .<br />
Desde 1994 la festividad de San Antón en Yecla es<br />
casi extinta, con la sola celebración en su onomástica de<br />
la misa y bendición de animales, desgajada ya del sabor<br />
popular que antaño tuviera, debido sin duda a la<br />
mecanización del campo.<br />
Romerías a San Antón concurren al Alcantarilla,<br />
Alguazas, Archena, Torres de Cotillas y otras localidades<br />
3.1.6. VIRGEN DE LA AURORA (28 de enero).<br />
En el siglo X<strong>VIII</strong> hay noticia de la existencia de la<br />
Cofradía de María Santísima del Rosario, a la que sin<br />
duda pertencecía la Hermandad de los Auroros, quienen<br />
son los que adquieren en el año 1752 al estatuario<br />
áspense Antonio Salvatierra una talla de escultórica de<br />
la Virgen de la Aurora, que entró el 28 de enero en<br />
solemnísima procesión a las 5 de la tarde en la villa,<br />
acompañada del Santísimo Rosario y siendo llevada a<br />
la Ermita de Santa Bárbara, y al día siguiente en<br />
procesión general a la Iglesia parroquial de la Asunción<br />
donde tuvo su capilla, de la que cuentan las crónicas<br />
que hubo danzas, norias, comedias, luminarias y otros<br />
festejos.<br />
Diversos son los cultos que se ofrendan en honor<br />
de la Virgen de la Aurora y que se han venido celebrando<br />
desde el advenimiento de la imagen a la que fue villa en<br />
1752, y se han conmemorado en Yecla por la Cofradía<br />
de los Auroros en el último domingo de enero de cada<br />
año, según el siguiente estado: En la víspera de su<br />
festividad tenía lugar el volteo de campanas y disparo<br />
de cohetes; y en el día que se la conmemora, misa<br />
solemne con homilía y procesión claustral en la Iglesia<br />
parroquial de la Purísima, templo donde se aloja la<br />
imagen desde 1868 63 .<br />
Goza la Cofradía o Hermandad del Rosario de la<br />
Aurora, formada por labriegos u hombres del campo,<br />
de una larga tradicción en Yecla (más de dos siglos) y<br />
de una honda popularidad por los rezos y cánticos<br />
(salves, gozos y coplas) que solían celebrar los domingos<br />
y festivos muy de madrugada, para asistir a la misa de<br />
alba y, en determinadas festividades de la Virgen (Octava<br />
de Navidad, La Encarnación, etc.); costumbre que, pese<br />
a los altibajos sufridos en los años sesenta del siglo XX,<br />
se mantiene hasta nuestros días.<br />
En una bien trazada semblanza el poeta Francisco<br />
Martínez Corbalán, frisando la década de los años<br />
treinta, recuerda como los auroros, de madrugada,
econfortados con el popular «calentico» (café con agua,<br />
azúcar y aguardiente) se reunían en el atrio de la Iglesia<br />
de la Purísima, abrigados con sus viejos capotes pardos<br />
de campo, embozados con sus altas capuchas, para<br />
entonar sus tristes psalmodias y, por grupos, recorrer<br />
así el pueblo hasta el alba 64 , acompañados del redoblar<br />
de unas campanillas, para ordenarles el compás.<br />
También, como poéticamete evoca Maximiliano G(arcía)<br />
Soriano, cada grupo se hacía acompañar de un farol,<br />
cantando con fervor salmos y otras canciones diversas 65<br />
(FIG. 6).<br />
Los cánticos de los auroros (sólo con voces de<br />
hombres) están dedicados a la Virgen, a Cristo y a los<br />
santos más populares. Además, es frecuente también que<br />
entonen salmos de enfermos y eleven cantos de ánimas,<br />
mediante el empleo de una docena de tonos musicales<br />
diferentes, que se hacen acompañar de una o dos<br />
campanillas.<br />
Las noches de las festividades mencionadas era<br />
costumbre ir a la casa donde se hallaba un cuadro<br />
dedicado a la Virgen de la Aurora para rezar el rosario,<br />
cantar y acabar con una colación.<br />
De la devoción popular a la Virgen de la Aurora<br />
dan cuenta dos óleos sobre lienzo bajo esta advocación<br />
que recorrían el pueblo en visitas domiciliarias, uno en<br />
la feligresía de la Parroquia del Niño Jesús y el otro en<br />
la Parroquia de la Asunción; conservados, el primero,<br />
en domicilio particular, que data de 1856, acaso pintado<br />
por José Reig y Pérez, antes en la Ermita de Santa<br />
Bárbara 66 , y el segundo, fechado en 1907, alojado en la<br />
primera capilla del lado de la Epístola de la Iglesia<br />
parroquial de la Purísima 67 .<br />
Entre otras ciudades destacables donde han tenido<br />
incidencia los auroros, cabe reseñar la población<br />
valenciana de Ollería, donde salía el Rosario de la Aurora<br />
con música desde la Ermita de la Divina Aurora, así<br />
como en Pozohondo (Albacete).<br />
También los auroros (o «despertadores», guiados<br />
por el «convocaor») están presentes tanto en la obra de<br />
autores locales como de escritores que por el lugar<br />
anduvieron, y de otros foráneos que a tierras murcianas<br />
se acercaron, unos alabándolos y otros denostándolos.<br />
El novelista José Martínez Ruiz, «Azorín», muy<br />
vinculado a Yecla -ya que de niño estudió en los<br />
Escolapios-, en su obra La Voluntad 68 , publicada en 1902,<br />
en el capítulo XXV, que dedica al maestro Yuste, dice de<br />
los auroros con respeto exquisito:<br />
«De pronto canta en la calle la vieja cofradía del Rosario.<br />
El coro rompe en una larga melopea, monótona y llorosa. Las<br />
campanillas repican persistentes; las voces cantan plañideras,<br />
ruegan, suplican, imploran fervorosas».<br />
Y tras alejarse el coro y entonar canciones desde<br />
"O<br />
FIG. 6- YECLA. Cofradía del Rosario de la Aurora,<br />
acompañando un lienzo de su advocación del año 1856 (Foto<br />
Tani, de hacia 1960).<br />
más largo trecho, prosigue:<br />
«Ya en la lejanía, apenas se perciben, a retazos, la súplica<br />
fervorosa de los labriegos, de los hombres sencillos, de los<br />
hombres felices».<br />
Y más contemporáneamente, el escritor José Luis<br />
Castillo Puche, de fama universal, que nació en la Placeta<br />
de San Cayetano de Yecla, en su novela Con la muerte<br />
al hombro 69 , ambientada en una imaginaria Hécula (que<br />
es lo mismo que decir Yecla), publicada en 1954, describe<br />
pueblo, paisaje y paisanaje de una noche heculana,<br />
recordándolos:<br />
«¿Qué hará Hécula en esta noche invernal? Los<br />
«auroros», enfundados en panas viejas y tiesos capotes, irán<br />
por un callejón oscuro tocando la campanilla, cantando a las<br />
«ánimas» para que libren de las llamas del purgatorio al alma<br />
escuálida de algún vecino que murió pisoetado por una mula.<br />
Cantarán una y más veces la extraña melopea».<br />
Los cofrades de la Aurora, muy propios de la<br />
Región de Murcia, como apuntan Ismael Galiana y<br />
Adolfo Fernández, «dan fe de un folklore que se pierde<br />
en la noche de los siglos y que se ha ido transmitiendo<br />
oralmente, de generación en generación» 70 . Continúan<br />
manifestando los referidos autores que, en Murcia,<br />
fracasaron cuantas tentativas se hicieron en aras de<br />
difundir su añejo folklore más allá de los huertos.<br />
Entusiasta admirador de los auroros fue el<br />
hispanista Walter Starkie, a quien no le agradó su mal<br />
fario, recordando que su primera impresión al verlos<br />
fue la de encontrarse ante «una banda de ladrones<br />
decrépitos», vistos, como él los vio, a la grisácea luz<br />
auroral, encapuchados con sus capirotes.<br />
Los auroros, como definen Galiana y Fernández,<br />
son un producto natural no contaminado, de una<br />
simplicísima rusticidad en las letras que entonan y en<br />
sus voces (melodía y contrapunto), sin papel pautado,<br />
ni tecnicismos 71
3.1.7. LA CANDELARIA (2 de febrero)<br />
Con esta celebración la Iglesia conmemora el acto<br />
de la purificación de la Virgen María después del<br />
alumbramiento del Niño Jesús y el de la presencia de<br />
éste en el templo.<br />
De la fiesta de la Candelaria, menciona Juan<br />
Blázquez que en Yecla hay noticias desde principios del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>, pues en 1710 se nombraba comisarios para<br />
que se encargasen de su celebración, siendo los mismos<br />
que los del Corpus y teniendo un escaso presupuesto 72 .<br />
Según ocasiones se canta el «Nunc dimittis servum<br />
tuum» (Nunca dejaré de ser siervo tuyo), frase que<br />
pronunció el anciano Simeón al recibir en sus brazos a<br />
Jesús cuando fue presentado en el templo, motivo que<br />
es objeto de la fiesta de la Candelaria.<br />
La palabra Candelaria procede del término<br />
candela, símbolo de la vida humana. Desde 1700 las<br />
parturientas participaban en su procesión 73 . Hoy es una<br />
celebración de escaso eco social, con misa, procesión<br />
claustral (con madres y niños nacidos en el año) y<br />
bendición de candelas que se llevan encendidas en esta<br />
festividad y que se distribuyen entre los fieles.<br />
En la Región de Murcia esta festividad goza de<br />
una cierta importancia en Alhama, con procesión al<br />
Collao y merienda; en Beniel, con disparo de tracas,<br />
Lorca (La Hoya) y Alquerías.<br />
3.1.8. SAN BLAS (3 de febrero)<br />
Cosme Gil Pérez de Ortega da noticia de que en el<br />
siglo X<strong>VIII</strong> en la Iglesia vieja de la Asunción había una<br />
capilla dedicada a San Blas, propia de los Vicente y los<br />
Bernal 74 que debía albergar una talla de este santo desde<br />
FIG. 7- YECLA. Hornacina acristalada albergando una imagen<br />
de San Blas, en la casa n° 16 de la calle de la Iglesia (Foto<br />
Javier Delicado, 31 de Diciembre de <strong>1996</strong>).<br />
99<br />
el siglo XVI, momento en que su culto tendría una cierta<br />
significación. Sin embargo, en el siglo XVII la fiesta, que<br />
consistía en una procesión seguida de misa y música,<br />
había declinado, subrayando Juan Blázquez que a partir<br />
de 1640 tuvo escasa relevancia, y para la que el<br />
Ayuntamiento tenía asignados tan solo 100 reales para<br />
su mantenimiento 73 .<br />
Por una relación de cofradías realizada en 1771 se<br />
conoce que el santo tenía cofradía sin dotación, estaba<br />
fundada en la Iglesia parroquial de la Asunción y tenía<br />
aprobación del Ordinario, siendo disuelta en la fecha<br />
indicada 76 .<br />
Pero el centro de la devoción popular lo ha<br />
constituido desde siempre el barrio antiguo de la ciudad<br />
y el entorno del añoso arco de la iglesia vieja de la<br />
Asunción, próximo a las cuevas de saliente, y, en<br />
particular, la casa núm. 16 de la calle de la Iglesia, en lo<br />
alto de la costana de la calle de la Morera. Allí, en una<br />
hornacina neogótica (FIG. 7), acristalada, encastrada en<br />
una fachada blanqueada, se halla una talla de San Blas<br />
obispo, de vestir, mitrado, que viste amplia casulla roja<br />
y porta báculo en la izquierda.<br />
Las citadas calles fueron célebres por las hechiceras<br />
que allí habitaron: en 1767, Francisca Azorín, apodada<br />
«La Padre Nuestra»; y en 1773, María Castaño, «La<br />
Sevillana», quien estuvo recluida un año en la Casa de<br />
Recogidas de Murcia por dictado del Tribunal del Santo<br />
Oficio 77 ; Casa que fue dotada por el cardenal Luis<br />
Belluga y Moncada en sus «Pías Fundaciones».<br />
Y es en ese lugar, donde al igual que en el ayer, los<br />
devotos se siguen allegando para conmemorar al santo<br />
obispo de Sebaste. Así, la víspera de la festividad los<br />
cofrades desde la casa del mayordomo (cada año es uno<br />
el elegido) se dirigen hasta la hornacina de San Blas en<br />
la calle de la Iglesia, donde se enciende la tan tradicional<br />
hoguera cual fuego purificador y rito propiciatorio (por<br />
aquello de que preservaba de demonios y espíritus),<br />
acompañada de disparo de cohetes, mientras que el<br />
vecindario organiza su tertulia mientras degusta frutos<br />
secos y tramuzos (es invierno) y riega el gañote con tinto<br />
añejo.<br />
Al día siguiente, en la jornada de la fiesta, las<br />
mujeres en sus hogares muy tempranamente se afanan<br />
en amasar y macerar la harina y dar forma a cerca de<br />
10.000 panes benditos, panes de San Blas 78 , adornados<br />
artesanalmente, para llevarlos al horno y cocerlos, y<br />
después engalanarlos con «pajaritas» (varillas decoradas<br />
con tiras de papel recortadas) y pequeñas figuritas de<br />
masilla de harina, agua y patata cocida que representan<br />
motivos caprichosos como flores, pájaros, sombreros o<br />
jarroncillos, e incluso en el centro, efigiado, el santo. Las<br />
bandejas que contienen los panes se adornan con<br />
blondas y encajes, y algunos panes (los de los<br />
mayordomos) adquieren unas dimensiones superiores<br />
al metro de diámetro y requieren una esmerada
FIG. 8- YECLA. Fiesta de San Blas. Procesión por la calle de<br />
la Corredera. (Foto Achivo Gabinete Municipal de<br />
Comunicación, Febrero <strong>1996</strong>).<br />
confección.<br />
Constituye la celebración de la cuatro veces<br />
centenaria fiesta de San Blas (siempre en domingo) un<br />
día de regocijo. El gentío desde el atrio de la Purísima<br />
marcha en procesión llevando al santo a hombros (una<br />
talla de escayola albergada en la girola de la Basílica<br />
donde tiene su altar) (FIG. 8), acarreando panes de todos<br />
los tamaños, colocados en unas andas con una altura de<br />
tres o cuatro niveles y adornados de «pajaritas», por el<br />
recorrido tradicional: calles de Martínez Corbalán, Plaza<br />
Mayor, Corredera (FIG. 9), Hospital y España. Una vez<br />
en la iglesia se celebra misa solemne con el tradicional<br />
volteo de campanas tras de lo cual se bendicen los panes.<br />
Posteriormente los fieles en sus casas los reparten entre<br />
familiares y allegados 79 , existiendo la costumbre de rezar<br />
un Padrenuestro previamante antes de comerlos para<br />
que el santo los libre de los males de la garganta.<br />
Maximiliano García Soriano, sobre «Los panes de<br />
San Blas» 80 (así titula), hizo o compuso la siguiente trova:<br />
«Panes grandes, bien sobados,<br />
muy dulces algo anisados<br />
que para que sean cocidos<br />
en hornos son derribados<br />
los arcos al ser metidos».<br />
Por la tarde en la Plaza Mayor tienen lugar actos<br />
lúdicos en honor del santo, celebrándose carreras de<br />
100<br />
FIG. 9- YECLA. Fiesta de San Blas. Gentío portando los "panes<br />
benditos" adornados de "pajaritas. (Foto Achivo Gabinete<br />
Municipal de Comunicación, Febrero <strong>1996</strong>).<br />
sacos, chocolates de cómicos, la popular piñata (rotura<br />
de olla repleta de sorpresas) y gran cucaña, que hacen<br />
las delicias de la chiquillada 81 .<br />
San Blas también es celebrado en San Javier con<br />
romería.<br />
3.1.9. CARNAVAL (antesala de la Cuaresma)<br />
El Carnaval o las carnestolendas en el mundo<br />
cristiano, como bien define el antropólogo Julio Caro<br />
Baroja, es el contrapunto a la reacción previa a la rigurosa<br />
penitencia que en otro tiempo imponía la Cuaresma 82 .<br />
Según el autor, tal como se ha celebrado desde la Edad<br />
Media, no depende de los antecedentes clásicos, sino<br />
que es hijo del cristianismo, precisamente por su<br />
contraposición a la austeridad cuaresmal.<br />
La costumbre de disfrazarse durante las<br />
celebraciones carnavalescas responde a la misma<br />
voluntad de evasión, en este caso hasta un intento de la<br />
pérdida de identidad.<br />
Subraya Federico Revilla 83 que el carnaval, a<br />
menudo, ha sido personificado en muñecos grotescos y<br />
peleles, muchos de los cuales se destinaban a ser<br />
quemados, siendo muchas las celebraciones populares<br />
registradas en España por Caro Baroja.
En Yecla el preámbulo de la Cuaresma (días que<br />
preceden al Miércoles de Ceniza) conlleva el flujo de<br />
los carnavales, reestablecidos a fines del siglo XIX y<br />
protagonizados por la burguesía acomodada, con la<br />
celebración de mascaradas (crítica a la pompa y a la<br />
ostentación) y del Entierro de la Sardina, canto burlesco<br />
tomado de la capital murciana, que constituye la<br />
expresión jocosa y satírica de la finalización de la<br />
abstinencia sufrida tras el largo período callejero. Tras<br />
el ocaso del Carnaval en Yecla durante la Dictadura<br />
franquista en que estuvo prohibido, con la recuperación<br />
de las libertades perdidas (momento de la transición), a<br />
partir de 1983 recuperó toda su fuerza a iniciativa del<br />
Cine Club «Odeón», siendo ésta una de las fiestas más<br />
multitudinarias que tienen lugar en la ciudad, con la<br />
celebración en la actualidad de cabalgatas con carrozas<br />
acompañadas de chanzas, charangas y chirigotas, con<br />
sátiras sociales corrosivas hacia personajes de la vida<br />
política y cultural, ideadas con el sano objetivo de<br />
ridiculizar sus actuaciones (FIG. 10), y contando con la<br />
celebración de un populoso baile de máscaras, donde<br />
los participantes se atavían con los más singulares<br />
disfraces, que discurre por el largo itinerario de las calles<br />
Rambla, San José, San Francisco y San Antonio, donde<br />
se lanzan confetis, nieve artificial y chorros de espuma<br />
de colores en un ambiente de auténtica algarabía,<br />
acompañado de la música y de la danza 84 .<br />
Una de las atracciones más llamativas es la quema<br />
de Don Carnal el martes de Carnaval y entre los actos<br />
que se barajaban en 1995 para el futuro era la celebración<br />
del «baile del Piñata» como acto carnavalesco 85 , propio<br />
del baile de máscaras (FIG. 11).<br />
En Yecla, de este espectáculo callejero, o al menos<br />
de la celebración de mascaradas, hay noticia en 1720, y<br />
en momentos de la francesada (diciembre de 1813 e «in<br />
extenso» de 1814), siendo proscritas a mediados del XIX<br />
y restableciéndose algo después -en 1892 hay noticias<br />
de su celebración-, con bailes de máscaras que tenían<br />
lugar en casinos y teatros, acto que distinguía a la<br />
burguesía del momento 86 .<br />
FIG. 10- YECLA. Baile de máscaras durante las<br />
carnestolendas. (Foto Achivo Gabinete Municipal de<br />
Comunicación, Febrero 1995).<br />
101<br />
FIG. 11- YECLA. Cabalgata nocturna con el desfile de carrozas<br />
y chirigotas en la festividad del Carnaval. (Foto Achivo<br />
Gabinete Municipal de Comunicación, Febrero 1995).<br />
En cuanto a la Cuaresma, recuerda Ortuño Palao,<br />
que era vivida en el siglo X<strong>VIII</strong> como un tiempo fuerte<br />
para vivir en religiosidad, no solo por los ayunos<br />
prolongados y abstinencias, sino también por los<br />
sermones penitenciales que se pronunciaban tres días a<br />
la semana, asistiendo casi todo el pueblo 87 .<br />
La predicación cuaresmal era desarrollada con<br />
eficiencia y eficacia por los franciscanos, por cuya<br />
contribución el convento (fue su época dorada en<br />
acepción de Juan Blázquez) obtenía pingües beneficios,<br />
teniendo éste importantes trifulcas y confrontaciones<br />
con el Ayuntamiento de la villa por el asunto económico<br />
desde 1794.<br />
3.2. CICLO DE PRIMAVERA<br />
Tras de la Semana Santa y con la alegría de la<br />
Pascua de Resurrección surge el momento de las<br />
celebraciones tradicionales, de otros ritos que conviven<br />
en este momento del año. Tiene lugar la bendición de<br />
los campos. Es época de romerías y entre sus<br />
peculiaridades se da la tradicional merienda campestre<br />
en grupos.<br />
Yecla vive en los meses de primavera y verano una<br />
auténtica explosión de alegría popular de un fuerte<br />
arraigo (San Marcos, la Exaltación de la Cruz, San Isidro<br />
Labrador). Son fiestas que siempre tuvieron el mismo<br />
origen: Celebrar los frutos de las cosechas que da la<br />
tierra.<br />
Por otra parte el mes de mayo supone el reflejo<br />
ancestral del culto al amor y a la naturaleza, tiempo<br />
poético de manifestaciones líricas (San Isidro Labrador).
3.2.10. SANTO CRISTO DEL SEPULCRO<br />
Las procesiones de rogativas en el decurso de la<br />
historia tienen en Yecla como cabecera al Cristo de la<br />
Cama (así denominado en el siglo X<strong>VIII</strong>) o Cristo del<br />
Santo Sepulcro, imagen de vulgar y primitiva leyenda,<br />
la de los dos peregrinos, cuya difusión es producto de<br />
la mentalidad del siglo XVII (así ocurre en Villena con<br />
la Virgen de las Virtudes y los dos peregrinos<br />
desaparecidos que transportaban en un arca la efigie de<br />
la imagen; en Villar del Arzobispo con la Virgen de la<br />
Paz; y en tantos pueblos de Andalucía con variedad de<br />
otros Cristos y Vírgenes) 88 . Tal es la cantidad de bajadas<br />
penitenciales que sufrió la imagen primitiva desde lo<br />
alto del Cerro del Castillo abajo a la ciudad que, a<br />
mediados del XIX ante tan desmedido abuso, tuvo que<br />
reglamentarse.<br />
La devoción al Cristo del Sepulcro en Yecla data<br />
del siglo XVII, pues a la época de entre 1640 y 1660 debe<br />
adscribirse la primitiva imagen del Cristo yacente, según<br />
revelan sus detalles artísticos (la severidad barroca), obra<br />
que atribuimos al escultor Juan Muñoz, con capilla<br />
propia, renovada en 1856 y cien años después levantada<br />
de nueva planta, en el Eremitorio-Santuario del<br />
Castillo 89 .<br />
También existe noticia en una relación o «Lista de<br />
las Congregaciones, Hermandades y Cofradías<br />
fundadas en esta villa de Yecla», de 1771, que venimos<br />
citando con harta frecuencia, de que había una Cofradía<br />
del Santísimo Cristo del Sepulcro fundada en la<br />
parroquial de la Asunción, con aprobación del Ordinario<br />
y siendo disuelta dicho año 90 .<br />
Durante la segunda mitad del siglo X<strong>VIII</strong> y<br />
primeras décadas del XIX el azote de la sequía<br />
(importantes las de 1798 y 1800), tempestades (en 1805),<br />
plagas de langosta (memorables las de 1750,1755 -en la<br />
que se contrató a Joaquín de Burgos, que por 60 reales y<br />
a base de conjuros las hizo desaparecer-, 1758 y 1804) y<br />
de tercianas (en 1786 y 1802), hizo que las grandes<br />
rogativas implorando el auxilio divino estuviesen a la<br />
orden del día. Así, no se sabe la cantidad de veces que<br />
se bajó al Santo Cristo del Sepulcro para tal fin, de las<br />
que hay constancia documentada en los años de 1764,<br />
1787, 1798, 1800 y 1803. En estas procesiones de<br />
rogativas, según menciona Ortuño Palao, los labradores<br />
se cargaban de pesadas piedras para una mayor<br />
mortificación 91 y penitencia.<br />
Describe Giménez Rubio que en 1850 «se formó<br />
una asociación de labradores y se convinieron en hacer<br />
una función anual al Señor del Sepulcro, que aún<br />
continúa -por 1865-.Se baja del castillo el sábado<br />
inmediato siguiente a la Pascua de Resurrección en la<br />
tarde. Al día siguiente -domingo- se hace procesión<br />
general también en su tarde con gran lucimiento, y<br />
empieza una solemne octava con misa, sermón y novena<br />
por la noche... En la tarde del domingo siguiente se<br />
102<br />
restituye la imagen a su santuario con inmensa<br />
concurrencia y las mayores muestras de veneración y<br />
recogimiento 92 .<br />
En 1856 el muy mediocre y más que patético<br />
escultor Antonio José Palao y Marco realizó una urna<br />
(FIG. 12) de resabios renacientes para el Cristo y se<br />
mejoró su capilla pintándola al temple José Reig y<br />
Pérez 93 , fijándose en el año que la procesión se realice<br />
en marzo dedicándosele un novenario.<br />
Haciendo referencia en 1848 Giménez Rubio a la<br />
devoción del Cristo y -pásmense- al origen godo de la<br />
imagen, sobre su presencia en las rogativas y mérito<br />
artístico -que lo tuvo, sin duda-, en su manuscrita obra<br />
(luego publicada) Memoria histórica de la función que<br />
anualmente se celebra en la villa de Yecla, a la<br />
Concepción de la Virgen María.... anota:<br />
«Venera la devoción yeclana en este templo, la<br />
imagen de Jesús en el Sepulcro, y a quien se dirigen<br />
fervorosas preces por los vecinos animados del mayor<br />
amor, compunción y esperanza en todas las ocasiones<br />
(por desgracia tan frecuentes) en que escasean las lluvias;<br />
y se considera su intercesión como el único medio capaz<br />
de servir de lenitivo a sus aflicciones. Imagen majestuosa<br />
FIG. 12- YECLA. Primitiva Capilla del Cristo del Santísimo<br />
Sepulcro albergando la imagen del Cristo yacente y su<br />
correspondiente urna, desaparecidas, en una instantánea de<br />
hacia 1920 (Archivo Fotográfico Tani).
FIG. 13- YECLA. Bajada procesional del Cristo del Sepulcro<br />
desde el Santuario del Castillo a la ciudad (Foto Tani, 19 de<br />
Marzo de 1994).<br />
y grave y sumamamente dolorida, construida con arte<br />
especial y delicado y digna de atención por mil<br />
conceptos para los artistas...» 94 .<br />
Previamente, en 1843, se había reglamentado la<br />
bajada del Cristo para evitar abusos. En 1868, junto con<br />
la imagen de la Purísima Concepción, se bajará dos<br />
veces, una para recoger limosnas con el fin de concluir<br />
la Iglesia Nueva, y otra, en diciembre de dicho año, para<br />
tomar posesión de la recién inaugurada basílica como<br />
patronos de Yecla. <strong>Año</strong>s después volverá a participar<br />
en las rogativas de abril de 1877 y marzo de 1878 (en<br />
ambas ocasiones acompañado de la Purísima, y en la<br />
segunda con la participación de gremios portando<br />
hachones encendidos y soldadesca uniformada de<br />
tiradores), y ya en nuestro siglo, la nueva imagen en<br />
1945 ante la escasez de lluvias. En abril de 1953 presidiría<br />
la Misión (predicación) que los Jesuítas llevaron a cabo<br />
en la población y áreas rurales, y en noviembre de 1956<br />
nueva rogativa para implorar las lluvias.<br />
Desaparecida la imagen primitiva en los<br />
prolegómenos de la Guerra Civil, en 1940 se adquiere<br />
otra al alcoyano Miguel Torregrosa y en 1942 el ebanista<br />
José Villanueva Sanchiz hace la urna del sepulcro.<br />
Al igual que en el siglo anterior hoy la imagen del<br />
Cristo, en la tarde del sábado al domingo anterior al<br />
Domingo de Ramos es bajada procesionalmente (FIG.<br />
13) a la Basílica para su novenario, donde a su llegada<br />
se celebra misa solemne y besamanos, y tiene lugar una<br />
vigilia nocturna. Al día siguiente, domingo en la tarde,<br />
procesión y santa misa; y al domingo siguiente,<br />
Domingo de Ramos, bendición de palmas y al atardecer<br />
procesión con la imagen que regresa al santuario.<br />
103<br />
3.2.11. NUESTRA SEÑORA DE LA<br />
ENCARNACION<br />
La Ermita de Nuestra Señora de la Encarnación,<br />
primera parroquia de la que fue villa, data del siglo XIV<br />
o XV y fue la primera advocación que tuvo el Santuario<br />
del Castillo, titularidad que ostentó hasta el año 1819,<br />
en que fue sustituida por la de la Purísima Concepción,<br />
efigiada en una imagen vestidera que desapareció en<br />
1936 y a la que se le daba culto desde fines del siglo<br />
XVII en un pequeño camarín (edificado otro nuevo y en<br />
distinto emplazamiento entre 1880 y 1886). Por eso la<br />
soldadesca que, junto al capitán Martin Soriano Zaplana,<br />
regresó de Vinaroz en 1642 y subió al castillo en acción<br />
de gracias, rindió tributo a Nuestra Señora de la<br />
Encarnación (FIG. 14), representada en una pintura<br />
sobre tabla de «La Virgen de la Leche», de 175 x 92 cms.,<br />
del siglo XV (?), debida a Barnabé de Mutina o a otro<br />
pintor de la escuela sienesa de su época, y nunca a la<br />
Purísima Concepción como erróneamente viene<br />
observando la historiografía tanto local como foránea,<br />
ignorando que el tema ya lo dejamos aclarado en su día<br />
FIG. 14- YECLA. La Virgen de la Leche (o "Nuestra Señora de<br />
la Encarnación). Pintura sobre tabla de 175 x 92 cms. acaso de<br />
Barnabás de Mutina o de otro pintor italiano de su época. Siglos<br />
XIV-XV. Obra hoy perdida, fue imagen titular del Santuario<br />
del Castillo hasta 1819, fecha en que Santuario del Castillo<br />
hasta 1819, fecha en que se arrumbó en la sacristía (Foto<br />
Archivo Instituto Diego Velázquez, Consejo Superior de<br />
Investigaciones Científicas. Madrid. De hacia 1905).
eproduciendo la fotografía de la tabla de referencia 95 , y<br />
que volvemos a reiterar. El ambiguo nombre genérico<br />
de Virgen del Castillo que refieren los documentos, tanto<br />
en el pasado como en el presente, es el que ha inducido<br />
a los historiadores a no discernir una advocación de otra.<br />
Por otro lado de la tabla en cuestión debía saber mucho<br />
el alcalde y militar Pascual Spuche y Lacy, quien se la<br />
llevó a su casa a cambio de ornamentos nuevos hacia<br />
1900 por el mal estado en que se encontraba, salvándola<br />
de una mala restauración que ya había comenzado -<br />
como apuntara González Simancas-, hallándose hoy en<br />
paradero desconocido, quizás vendida a algún que otro<br />
antiquario o coleccionista de obras de arte por los años<br />
veinte.<br />
De la devoción a Nuestra Señora de la Encarnación<br />
en Yecla proporcionaron noticias de leyenda épica en<br />
centurias pasadas tanto historiadores locales (Cosme Gil<br />
Pérez de Ortega y Pascual Giménez Rubio) como<br />
foráneos (Bernardo Espinalt y García).<br />
El capitán de infantería Cosme Gil Pérez de Ortega<br />
en sus Fragmentos históricos de la villa de Yecla,<br />
redactados en 1777, en el capítulo segundo que titula<br />
«Reflexiones discursivas sobre antiguos vestigios de<br />
Yecla», anota:<br />
«Su oreja derecha -imagina que el Cerro del<br />
Castillo es un Polifemo- mantiene hoy un torreón con<br />
cuatro valenones a los cuatro vientos que sirven para<br />
conjurar las tempestades y bendecir los campos. Por la<br />
faz pasa la viacrucis. En el hombro derecho esta la<br />
antigua parroquia de Nuestra Señora del Pópulo, con<br />
título de la Encarnación en donde se venera inmemorial<br />
la prodigiosa admirable Ymagen de nuestra Patrona y<br />
Madre, la Bienaventurada Virgen María, con título de<br />
Purísima Concepción, en donde tiene un curioso aunque<br />
pequeño camarín».<br />
Y tratando de festividades, añade después al<br />
capítulo 22, sobre «Diversiones y romerías de Nuestra<br />
villa de Yecla y sus inmediaciones»:<br />
«Aunque en el día no nos queda más romería que<br />
la del glorioso Evangelista San Marcos (porque la de las<br />
doncellas del reyno de Valencia a Nuestra Señora de la<br />
Encarnación expiró) tenemos en las inmediaciones de<br />
Yecla... 96<br />
Un año después, en 1778, el que fue Oficial de<br />
Correos Bernardo Espinalt y García, en el Atlante<br />
Español, Tomo I, que dedica al Reyno de Murcia, en el<br />
capítulo que asigna a Yecla, expone acerca del Santuario<br />
del Castillo y de la tabla de la Encarnación que presidía<br />
el «principal altar», es decir, el presbiterio:<br />
«La (parroquia) que havía antiguamente en el<br />
Castillo, es hoy Congregación de Hermitaños de nuestra<br />
Señora de la Concepción: se ignora la fundación de ésta,<br />
que fue Parroquia antes de la Invasión de los Moros, y<br />
104<br />
se cree, por tradicción. que se veneró en ella a Jesu-<br />
Christo por Christianos Muzárabes, durante la mansión<br />
de los Mahometanos en España, y lo acreditan las letras<br />
Góticas de sus paredes que se picaron, y hermosearon<br />
en el año de 1740. Se venera en ella la Imagen de Tesús<br />
en la Cama. La Virgen, que existe en su principal Altar,<br />
de la Encarnación, es semejante en un todo a nuestra<br />
Señora del Pópulo de Roma, cuya pintura, que se<br />
atribuye a San Lucas, convence de su antigüedad» 97<br />
En el siglo que continúa, Pascual Giménez Rubio,<br />
historiador y abogado, en su Memoria histórica de la<br />
función que anualmente se celebra en la Villa de Yecla,<br />
a la Concepción de la Virgen María.... manuscrita en<br />
Yecla en diciembre de 1848 y publicada impresa en<br />
Albacete en 1849, dice al describir el altar mayor de la<br />
ermita emulando a Espinalt (que luego relatará también,<br />
diecisiete años después, en su Memoria de apuntes para<br />
la historia de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p.<br />
74):<br />
«Había en el altar mayor de ella una preciosísima<br />
imagen pintada en madera con titulo de LA<br />
ENCARNACION, que daba nombre al templo: y a quien<br />
el diestro pincel del piadoso monge Lucas dio celestiales<br />
matices. Valiéndonos de la espresión entusiasta de un<br />
erudito antiguo y compatricio, que está citado en las<br />
notas que van al final -Espinalt en su «Atlante Español»,<br />
Tomo I, dedicado al «Reyno de Murcia», Madrid, Impr.<br />
de Pantaleón Aznar, 1778, p. 159-. Es retrato verdadero<br />
de la que pintan los epitalamios sagrados: «Nigra sum,<br />
sed formosa» (negra soy, pero hermosa), de color<br />
etiópico y en un todo semejante a nuestra Señora del<br />
Pópulo de Roma. Según puede verse hoy día que aún<br />
se conserva arrinconado en la sacristía -y después en la<br />
Capilla del Sepulcro- aunque muy deteriorada».<br />
Y tras dilucidar sobre San Lucas Evangelista y el<br />
monje Lucas del siglo IV, a quienes atribuían la tabla,<br />
trata de su devoción:<br />
«En tiempos remotos hera tanto el afecto y tan<br />
grande el culto que se prestaba a esta imagen por su<br />
celebridad, que venían en caravanas del Reyno de<br />
Valencia procesiones de doncellas cantando metros<br />
armoniosos y dulces himnos en su alabanza, y a ofrecer<br />
sus tiernos votos y cumplir las inocentes ofrendas de<br />
sus azares. Y es fama -según hemos visto en varios<br />
manuscritos- (añadirá en 1865) que estas romerías se<br />
reprodujeron anualmente hasta muchos días después<br />
de la restauración en España 98 (se refiere hasta después<br />
de 1707, año en el que se instaura la Casa de Borbón en<br />
España con el advenimiento al trono del rey Felipe V).<br />
Como dato a significar a finales del siglo XVI,<br />
según las recientes investigaciones llevadas a cabo por<br />
Liborio Ruiz Molina, la Virgen de la Encarnación, en<br />
dicho momento, figuraba en cuarto lugar en función de<br />
los testamentos otorgados a advocaciones marianas de<br />
la villa, por detrás de la Concepción de la Virgen,
Nuestra Señora de Orito y Nuestra Señora de las<br />
Virtudes".<br />
3.2.12. SEMANA DE PASION<br />
Es éste un tiempo sagrado cuya semana se<br />
relaciona con los siete días de la creación del mundo;<br />
un tiempo sagrado de purificación y renovación,<br />
variable en fecha pero siempre coincidente con el<br />
despertar de la primavera, lo que daría pie a considerar<br />
la Semana Santa de cualquier población, como bien<br />
sugiere López Martínez, como la cristianización de<br />
rituales tradicionales relacionados con el tiempo<br />
agrario 100 .<br />
El florecimiento de las procesiones<br />
semanasanteras en territorio español se produjo a fines<br />
del siglo XVI, dando respuesta a ese acercamiento de lo<br />
divino y a ese atractivo popular de la religión, propios<br />
de la Contrarreforma. El pueblo vive los sucesos<br />
conmemorados con el mismo apasionamiento como los<br />
vive en un teatro, y el hecho de que no sean actores,<br />
sino imágenes barrocas talladas en madera quienes las<br />
representen, da mayor fuerza a la evocación.<br />
No existe documentación alguna anterior al siglo<br />
X<strong>VIII</strong> que haga referencia a la celebración de la Semana<br />
de Pasión en Yecla. Solo en el Libro de Actas y Decretos<br />
de la Venerable Orden Tercera de Penitencia de Nuestro<br />
Seráfico Padre San Francisco de la Villa de Yecla, desde<br />
su constitución en 1720 (hasta 1788), en el Acta<br />
correspondiente a la Junta Particular de 2 de marzo de<br />
1766 101 , se dice que la Cofradía de la Virgen de los<br />
Dolores asistirá a los actos de Semana Santa, cuales son<br />
la PROCESION DE LAS PALMAS el Domingo de Ramos<br />
y la PROCESION DEL SANTO ENTIERRO el Viernes<br />
Santo, celebrada después de las tinieblas y de los<br />
sermones de la Soledad y del Descendimiento.<br />
Siguen siendo escasas -más bien raras- las noticias<br />
(siempre se tratan de fuentes indirectas) que existen de<br />
la celebración de la Semana Santa en el siglo XIX (con<br />
alguna que otra referencia a altercados surgidos en 1855<br />
entre bandas de música participantes), por lo que, si se<br />
llevó a cabo, tuvo escasa o ninguna significación en ese<br />
tiempo. Tampoco hallamos fortuna en Díaz Cassou y<br />
su Pasionaria Murciana (Madrid, 1897), que, al referirse<br />
a las procesiones de la provincia (a las que dedica un<br />
capítulo escuetísimo -ya advierte que precisaría pare ello<br />
otro libro-), solo significa las de Cartagena, Lorca y<br />
Caravaca, con el prestigioso encanto de representar en<br />
escena, con autores, dramas sacras (v.gr.: prendimientos,<br />
sermones de las siete palabras, carros de alegorías y<br />
romances de ciegos) 102 . Por otra parte, en la última<br />
década de la centuria (en torno de 1890) se constata en<br />
Yecla la vertebración social en la fiesta de determinados<br />
gremios y cofradías 103 en la procesiones, de la Pasión, el<br />
día de Jueves Santo; y del Calvario, con el acto de «La<br />
105<br />
Cortesía», en la mañana del Viernes Santo, y del Santo<br />
Entierro, en la tarde, que ya se venía celebrando en el<br />
siglo anterior, concluyendo ésta con el acompañamiento<br />
de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad en su<br />
tránsito hacia la Ermita del Santo Hospital. Existía la<br />
costumbre, tras el desfile del Calvario, de escenificar con<br />
actores del pueblo el Viacrucis camino del Santuario del<br />
Castillo, al que concurrían los devotos rezando las<br />
estaciones, y acompañaban los gremios de judíos y<br />
romanos, ataviados a la usanza antigua, a cuyo término<br />
sus cofrades miembros, en formación, evolucionaban en<br />
torno de sí mismos configurando formas y figuras, entre<br />
ellas la del movimiento de la espiral o «caracol»,<br />
realizado en sentido inverso, copiado de la capital del<br />
Segura y de la vecina localidad de Jumilla, y cuyo<br />
simbolismo habría que buscarlo en el hecho del recorrido<br />
que hace el alma después de la muerte aproximándose<br />
paulatinamente al centro del ser, a la bienaventuranza<br />
o a la divinidad.<br />
La actual Semana Santa (de la que existen algunos<br />
indicios ya doblada la centuria, en 1915), en esencia,<br />
arranca desde 1928 (en esta época la aparición de los<br />
soldados romanos darán colorido al festejo), y más<br />
concretamente (aunque mermada por la destrucción de<br />
los «pasos» en los preludios de la guerra) desde 1941,<br />
año en que se reglamentan sus tradicionales desfiles<br />
procesionales, con reorganización de gremios y<br />
adquisición de nuevas imágenes, tomando cierto<br />
impulso en la década de los cuarenta el canto de «saetas»<br />
(que se convirtieron en un vehículo de denuncia social),<br />
creándose en los años cincuenta el Cabildo Superior de<br />
Cofradías Pasionarias, y época en la que se introduce<br />
en la fiesta innovaciones, como la popular figura del<br />
diablillo personificado, que hará las delicias de chicos y<br />
grandes durante la «caramelada» (golosina con la que<br />
antaño se obsequiaba a los aprendices de los gremios<br />
artesanos, y costumbre que procede de la capital del<br />
Segura) que tiene lugar en la Procesión de Resurrección,<br />
con esa doble dualidad entre el bien sobre el mal 104 moral<br />
que acecha al hombre. Tras una larga etapa de<br />
decadencia, la semana pasionista tomará auge a partir<br />
de 1983, contando en la actualidad con la participación<br />
de una veintena de cofradías y veintisiete pasos<br />
procesionales, destacando entre sus obras de imaginería<br />
un notable Grupo escultórico de la Virgen de las<br />
Angustias, soberbia talla de Francisco Salzillo, de 1763<br />
(sobre el que hemos argumentado en diversos Congresos<br />
científicos Nacionales sobre Conservación y<br />
Restauración de Bienes Culturales, que se haga una<br />
copia de tan soberana imagen, que será la que<br />
procesione, con el fin de que no sufra deterioro por<br />
traslados la obra original) 105 , y un Cristo a punto de ser<br />
enclavado en la Cruz, que localmente se le conoce por<br />
el «Cristo de la Adoración de la Cruz», de José Esteve<br />
Bonet, de 1800 106 , siendo las tallas escultóricas que<br />
componen los diferentes pasos, algunas, de cierta<br />
entidad (Teruel, Justo, Labaña, Ramos, Quirós), y otras,<br />
de gesto socorrido (Torregrosa, Ponsoda, Spiteri).<br />
Algunos otros impropios grupos elaborados en pasta
de madera u olot («Ecce Homo», «Cristo de la Caída»,<br />
«Santa Faz y Verónica» y «Jesús a la Columna»)<br />
consideramos que, cuando las posibilidades económicas<br />
de los gremios y cofradías lo permitan, deberán ser<br />
sustituidos por obras de buena talla en madera,<br />
confiadas a expertos escultores imagineros, con lo que<br />
ganarán en vistosidad y calidad estas celebraciones<br />
pasionarias, que van adquiriendo un notable arraigo.<br />
En el año 1989 colaboramos con un trabajo de<br />
investigación de carácter históricoartístico sobre los<br />
grupos escultóricos e imagénes que participan en la<br />
Semana Santa de Yecla, para que, junto a otros estudios<br />
de índole religioso e histórico sobre sus cofradías y<br />
orígenes de la fiesta, ésta fuese declarada «Fiesta de<br />
Interés Turístico Regional», circunstancia que así<br />
aconteció al año siguiente por Orden 2.519 de 18 de enero<br />
de 1990, de la Consejería de Cultura, Educación y<br />
Turismo de la Comunidad Autónoma de Murcia. Los<br />
textos de los citados estudios serían dados a conocer en<br />
una primera edición en 1991, y en otra segunda,<br />
ampliada, en 1995 107 , ambas patrocinadas por el Cabildo<br />
Superior de Cofradías Pasionarias. Independiente de los<br />
ensayos y memorias hasta ahora publicados (que<br />
aplaudimos sin reservas y de lo que nos congratulamos),<br />
en nuestra modesta opinión el acontecer de las<br />
procesiones, cofradías y hermandades semanasanteras<br />
surgidas hacia 1890, requeriría a su vez el interés de<br />
antropólogos y etnólogos, incidiendo particularmente<br />
en el estudio del fin (que sería el del culto y honor a los<br />
misterios sacrosantos de la Pasión), naturaleza (la<br />
espiritual) e invocación de cada cofradía surgida entre<br />
las más diversas profesiones (gremios de fragüeros,<br />
sastres, comerciantes, albañiles, obreros del campo, etc.);<br />
los estatutos constitucionales, disposiciones y reglas<br />
fijadas de cada una de ellas, si las hubiera, y familias<br />
que pertenecían; templos en las que se instituyeron; sus<br />
dotaciones económicas; organización; clavarios,<br />
porteadores de las andas y derechos; juntas celebradas;<br />
los andadores y cereros; reuniones y vida social; su<br />
interrelación con otras cofradías de poblaciones vecinas<br />
(Jumilla) e influencias de la capital murciana y otros.<br />
Quizás nuestra propuesta sea considerada una<br />
utopía, todo se haya ya revisado y ninguna<br />
documentación al uso ha aparecido. Pero confiemos que<br />
la labor paciente y minuciosa de búsqueda en archivos<br />
de la demarcación y territoriales; los registros en la<br />
prensa regional y publicaciones periódicas ya cerradas<br />
de la época; y la transmisión oral de los más ancianos<br />
del lugar puedan ser puntos de referencia a considerar<br />
que den sus frutos en el que será un estudio etnográfico<br />
de amplio espectro.<br />
En la Semana Santa de Yecla destacan como<br />
desfiles procesionales de mayor entidad, la PROCESION<br />
DE LA PASION, que desfila en la tarde del Jueves Santo,<br />
y la PROCESION DEL SILENCIO, a las 12 de la noche<br />
del mismo día con la predicación del Viacrucis; mientras<br />
que en la tarde del Viernes Santo tiene lugar la<br />
106<br />
PROCESION DEL SANTO ENTIERRO: y en la noche<br />
de dicho viernes, la más emotiva y sentida, la<br />
PROCESION DE LA SOLEDAD, la más emotiva y<br />
sentida en la que participa todo el pueblo y en la que se<br />
canta el «Stabat Mater» (Permanecía al pie la madre),<br />
himno religioso dedicado a la Virgen y sus dolores al<br />
pie de la Cruz, atribuido al lírico franciscano del siglo<br />
XIII Jacopone da Todi, acompañando a Nuestra Señora<br />
de los Dolores hacia la Ermita del Santo Hospital.<br />
A fines del siglo XIX era usual -por 1884- que en<br />
el Sábado de Gloria se repartieran «aleluyas» 108 , que se<br />
imprimían en la Imprenta de Leonardo Ros Ferrer, hecho<br />
que hoy acontece durante el Domingo de Resurrección.<br />
Dado el incremento de pasos procesionales de la<br />
Semana Santa yeclana, sería de interés para su buen<br />
recaudo crear un museo, idea gestada que sugiriera Ruiz<br />
Molina 109 diez años atrás, y para lo que, en nuestro<br />
parecer, interesaría rehabilitar para su continente la<br />
Iglesia de San Francisco, cuya restauración venimos<br />
interesando desde hace mucho tiempo, con lo que se<br />
alcanzaría un doble objetivo: la recuperación y uso de<br />
un viejo edificio artístico que fue decretado Monumento<br />
Nacional en 1982, y la exposición permanente de un<br />
patrimonio cultural que es de la ciudad.<br />
3.2.13. LA MAGDALENA Y SAN MARCOS (25<br />
de abril)<br />
En Yecla la devoción a Santa María Magdalena (su<br />
fiesta en 22 de julio) ha ido siempre asociada a la del<br />
Evangelista San Marcos; de ahí que ambas<br />
conmemoraciones se hallan celebrado en la festividad<br />
del segundo, el día 25 de abril.<br />
Personaje el de María de Magdala a caballo entre<br />
las costas de Palestina, en el Próximo Oriente, y las costas<br />
de Marsella, en Francia, muchos son los estudios que se<br />
han llevado a cabo en torno de la verdadera función de<br />
la santa en el contexto evangélico. Según establece Juan<br />
García Atienza, «Santa María Magdalena no es ejemplo<br />
de pecadora arrepentida, sino el de la esposa que eligió<br />
la soledad para estar más cerca del ser amado perdido» 110<br />
En la hagiografía o vida de los santos, la figura de<br />
la Magdalena ha sido una de las más emblemáticas y<br />
apasionantes de la Iglesia Latina, siendo varios los<br />
acontecimientos que rodean su entorno, destacando que<br />
es en Occidente donde se materializa su supuesta<br />
penitencia, su retirada a la soledad del desierto, pero no<br />
por su arrepentimiento sobre la vida disoluta que pudo<br />
llevar, sino -como recoge una leyenda del siglo X- por<br />
estar más cerca de Dios. Por otra parte hay toda una<br />
tradición paralela que identifica a esa Magdalena,<br />
presunta pecadora, con la María hermana de Marta y<br />
Lázaro.
La piedad de las gentes sencillas habían captado<br />
desde muy antiguo la muy intensa vinculación afectiva<br />
de Magdalena con Jesús. Por eso fue objeto de temprana<br />
predilección popular, y de peregrinación a la ciudad<br />
francesa de Vezelay, habiendo sido invocada en algunos<br />
lugares contra las epidemias y celebrándiose en su honor<br />
numerosas romerías.<br />
En Yecla, el año de 1530 indica la fecha más lejana<br />
de que se tiene noticia documentada del culto en la villa<br />
a Santa María Magdalena en una ermita de su misma<br />
advocación, en la que se dice antigua, y por tanto con<br />
culto ya a la santa, según corroborran los testamentos<br />
exhumados por Juan Blázquez Miguel y Liborio Ruiz<br />
Molina recientemente, dados en el siglo XVI ante el<br />
notario Francisco Vicente, siendo muchas las mandas<br />
pías que se dejan, junto a otras destinadas a San<br />
Cristóbal, San Sebastián, Nuestra Señora de las Virtudes<br />
y Nuestra Señora del Orito.<br />
Por otra parte, Juan Blázquez apunta que en el<br />
mencionado año de 1530 ya existía la Cofradía de Santa<br />
María Magdalena 111 , siendo de la opinión de que en el<br />
siglo XV ya se le daba culto en la ermita que se le erigió<br />
junto al negruzco lomazo de la sierra que lleva su<br />
nombre, de lo que también da testimonio Cosme Gil<br />
Pérez de Ortega en 1767 cuando anota:<br />
«Fue santuario consagrado por el Ilmo. Sr. Obispo<br />
de Almería en el siglo XV de la Gracia, a cuyo solemne<br />
acto concurrieron cuatro Ilmos, señores Obispos; cuya<br />
noticia esculpió la antigüedad -alguna inscripción de<br />
fecha- en el arco primero que al entrar por la puerta nos<br />
ofrece a la vista (algo inclinado a la mano derecha) su<br />
edificio» 112 .<br />
Su cofradía continuó existiendo durante el siglo<br />
XVII no habiendo constancia de ella en el siglo siguiente,<br />
puesto que no figura en una relación de cofradías que<br />
se mandó hacer en 1771 en todo el Reyno de Murcia.<br />
Una capilla dedicada a la santa existió, también, hasta<br />
1760, en la iglesia del Convento franciscano, en la capilla<br />
que desde esa fecha ocuparía una efigie de San Miguel<br />
Arcángel, obra del escultor Ignacio Vergara.<br />
Posteriormente se le tributaría culto a la Magdalena en<br />
la Ermita del Santo Hospital, vulgo de «El Hospitalico»,<br />
aunque la devoción popular a la misma ya había<br />
decaído. Actualmente una imagen de su advocación<br />
participa en los desfiles procesionales de la Semana<br />
Santa local.<br />
Escribimos no mucho tiempo atrás, bosquejando<br />
ermitas yeclanas, como el enclave franciscano de la<br />
Magdalena, el paraje, es/era proscenio desde época<br />
pretérita de la Fiesta de San Marcos, su festividad en<br />
25 de abril, que ya venía celebrándose durante el siglo<br />
XVII, costeada por el Ayuntamiento de la entonces villa<br />
con una cantidad que rondaba entre 200 y 500 reales. Es<br />
durante el siglo X<strong>VIII</strong>, a partir del año 1707, cuando<br />
adquiere un fuerte incremento, en efemérides el mismo<br />
107<br />
día que recuerda la batalla de Almansa y con ello la<br />
victoria de las tropas borbónicas (de la que Yecla fue<br />
abanderada) sobre el ejército austríaco, por lo que la<br />
conmemoración adquiere desde esa fecha unos tintes<br />
políticos hasta bien entrado el siglo XIX.<br />
También argumentábamos que es ésta una de las<br />
fiestas más queridas, la más popular, de vieja tradición,<br />
en donde las gentes acudían en romería a la Ermita de<br />
la Magdalena (hoy desaparecida) y tras celebrar la misa<br />
y entonar las letanías mayores se holgaba y jaleaba. Allí<br />
fueron famosas las comidas campestres a la que los<br />
yeclanos acudían provistos de abundantes viandas, y<br />
de los típicos rollos de San Marcos, que regaban con el<br />
recio vino que les depara una tierra de áspero surco y<br />
viñas viejas. El tiempo ha pasado pero éste no ha borrado<br />
su huella y la romería, el «ir de San Marcos», desde 1988,<br />
gracias al tesón de la Escuela Municipal de Artes y<br />
Costumbres populares, y a la iniciativa de la<br />
investigadora en Etnografía Juana Martínez Yago, ha<br />
sido nuevamente recuperada en la Fuente del Caño<br />
(FIG. 15), evocando aquel calcareo rincón de evocación<br />
franciscana y de memento azoriniano 113 .<br />
Poemas aparte matizaremos que históricamente,<br />
y por Juan Blázquez, sabemos que la festividad de San<br />
Marcos en 1572 ya se celebraba, en la que el<br />
Ayuntamiento gastó seis arrobas de harina, catorce libras<br />
de queso y cuatro arrobas de vino 114 . Según el referido<br />
autor la fiesta coincidía en el comienzo del año de los<br />
pastores, cuando muchas siembras están ya realizadas<br />
y cuando el clero salía a bendecir los campos, al que se<br />
agregaba el pueblo celebrando merienda campestre.<br />
También se la conocía como «Festejos y caridad de San<br />
Marcos» porque en alguna que otra ocasión -muy rara<br />
vez- se daba cierta cantidad como limosna a los pobres,<br />
aunque sorprende pensar lo repletas que estaban las<br />
arcas de la villa al destinar 460 reales en 1677 a tal fin 115 .<br />
En el siglo X<strong>VIII</strong> la fiesta, si cabe, continuó<br />
celebrándose con más fuerza -con algún que otro ritual<br />
de sabor lúdico- y el Ayuntamiento seguía destinando<br />
FIG. 15- YECLA. Festividad de San Marcos. Gastronomía<br />
campestre (concurso de paellas). (Foto Achivo Gabinete<br />
Municipal de Comunicación, Abril de 1995).
las mismas cantidades que a otras celebraciones, como<br />
la de los patronos del Ayuntamiento San Sebastián y<br />
San Roque 116 . A finales del siglo, en 1791, se abandona<br />
la costumbre de ir a la Magdalena -acaso por lo apartado<br />
entre el campo y la ciudad, media legua que cubrir (tres<br />
kilómetros), además de quedar abandonada y sin culto<br />
la ermita-, por lo que se buscó otros lugares como La<br />
Fuente del Caño o el Cerro de La Fuente para continuar<br />
celebrando las meriendas campestres, yendo para el acto<br />
litúrgico a la Ermita de San Juan 117 .<br />
La Fiesta de San Marcos en Yecla ha sido objeto<br />
de interesantes estudios, destacando entre ellos el de<br />
Liborio Ruiz Molina, quien resalta que su recuperación<br />
pone de manifiesto «la fuerza con que había quedado<br />
grabada en la memoria histórica del pueblo» 118 .<br />
Actualmente se va en romería desde el Cerro de la<br />
Fuente al lugar donde se hallaba la Ermita de la<br />
Magdalena donde se celebra misa de campaña<br />
labradora, para regresar al primer lugar citado y comer.<br />
A continuación era/es típico de esta efemérides la<br />
gastronomía de la tarde. Tanto antes como ahora, en las<br />
tradicionales meriendas, se ingería y se deglute el<br />
denominado «rollo de San Marcos» acompañado de<br />
huevo duro, lechuga, habas y queso blanco.<br />
En la edición de la romería de San Marcos de 1988<br />
participaron 800 personas; en la de 1989 cerca de mil 119 ,<br />
y en la de 1993 se superaron las 3.000 120 . Cuando esto<br />
escribimos -<strong>1996</strong>- es interesante advertir titulares como<br />
el que sigue, publicados como cabecera de la prensa<br />
regional: «Yecla. Miles de vecinos participan en la<br />
romería de San Marcos» 121 : Cuatro mil fueron en esa<br />
ocasión.<br />
Un lienzo de «San Marcos Evangelista», pintado<br />
al óleo, de autor desconocido e impronta tardobarroca,<br />
del siglo X<strong>VIII</strong> y bien conservado, subsiste hoy en<br />
dependencias del Asilo de Ancianos 122 de la población,<br />
procedente de la Ermita de la Magdalena.<br />
Fiestas de San Marcos se viene celebrando en<br />
Aledo, Totana y romería en Pliego.<br />
3.2.14. INVENCION DE LA CRUZ (3 de mayo)<br />
Invención significa descubrimiento. La Iglesia<br />
universal dedica el 3 de mayo a honrar la Cruz del<br />
Salvador, porque en tal fecha del siglo IV fue hallada<br />
por Santa Elena después de haber permanecido largo<br />
tiempo ignorada, desde que el emperador Constantino,<br />
habiendo visto en el aire aquella resplandeciente cruz<br />
con las palabras «In hoc signo vinces» (Con este signo<br />
vencerás), había enaltecido aquel instrumento de<br />
suplicio y deshonra, sustituyendo con el emblema de<br />
las legiones romanas a los estandartes y acuñándolo en<br />
las monedas del Imperio. Localizada la Cruz en<br />
Jesusalén en los Santos Lugares la reina madre (Santa<br />
108<br />
Elena) mandó hacer tres trozos de la misma, quedando<br />
uno en Jerusalén y enviando los otros dos a<br />
Constantinopla y la capital del Imperio, Roma.<br />
Al respecto, fue Cosme Gil Pérez de Ortega, quien<br />
en el siglo X<strong>VIII</strong>, dio noticia en sus ya aludidos<br />
Fragmentos históricos de la Villa de Yecla, capítulo 19,<br />
de que desde Roma, por el capuchino Padre Yecla -fray<br />
Francisco Muñoz (en aseveración de Pascual Giménez<br />
Rubio y su Memoria de apuntes para la historia de Yecla.<br />
Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 190)- fue traído un trozo<br />
de la Cruz o «Lignum Crucis» rondando el año 1666, y<br />
depositado en la Iglesia de la Asunción, parroquial de<br />
la entonces villa, «que se lleva(ba) en las procesiones de<br />
rogativas, letanías, conjuros y otras funciones<br />
análogas» 123 .<br />
En España es festividad que se viene celebrando<br />
desde época tardomedieval la Invención de la Santa<br />
Cruz, con carácter popular con ritos ancestrales,<br />
entrando en todas ellas como elemento principal las<br />
flores. Así en diversos lugares, villas y ciudades de<br />
nuestra geografía vemos surgir cruces floridas en<br />
plazuelas, parques y grandes vías.<br />
Las cruces de mayo son árboles festivos que,<br />
engalanados con abundancia de flores, pétalos y plantas,<br />
son símbolo de la festividad y de la abundancia. Es<br />
curioso pensar que tanto las Fiestas de mayo como el<br />
solsticio de verano, se ajustan a un ciclo característico<br />
cual es la exaltación de la vida en sus múltiples<br />
manifestaciones: la vida de los hombres, de los animales,<br />
de las plantas, con el agua y el fuego como principios y<br />
elementos purificadores expresando una concepción del<br />
mundo vitalista.<br />
En Yecla los orígenes de las Fiestas de la Cruz de<br />
Mayo se remontan a los promedios del siglo X<strong>VIII</strong><br />
(nunca antes), según ha podido constatar el historiador<br />
y diplomático Juan Blázquez Miguel en su obra Yecla<br />
en su historia, escrita en 1988, cuando a la letra dice:<br />
«Desde mediados del siglo X<strong>VIII</strong> se impone una<br />
fiesta popular con harto sabor paganizante, la de la Santa<br />
Cruz. En ella se hacían bailes delante de las cruces, en<br />
especial en el Via Crucis del convento, lo que daba<br />
ocasión a escenas poco edificantes, según los<br />
franciscanos, así que se optó por prohibir que se<br />
celebrase allí y en cualquier otro lugar después del toque<br />
de queda» 124 .<br />
Esto acontecía en época en que regía los destinos<br />
de las Españas el monarca Carlos III y sus ordenanzas.<br />
También por la misma época había dado noticia sobre<br />
las Fiestas de la Cruz el Capitán de Infantería, metido a<br />
cronista local, Cosme Gil Pérez de Ortega en sus<br />
Fragmentos históricos de la Villa de Yecla. obra<br />
redactada en 1777, mencionando al capítulo 22, al tratar<br />
de «Paseos, ferias, mercados: diversiones y romerías de<br />
nuestra vida de Yecla y sus inmediaciones» (así titula),
lo que sigue:<br />
«Las regulares diversiones de nuestro respetable<br />
País (tradúzcase por pueblo) se reducen a la fundación<br />
de la Cruz de mayo, en que llenando las calles de muy<br />
adornadas altares vailan en forma de rifa por las Animas<br />
del Purgatorio, para quienes anulamente juntan una<br />
crecidísima limosna que se invierte en sufragio por los<br />
difuntos cristianos» 125 .<br />
Desconocemos si durante la centuria del XIX se<br />
proseguirían celebrando, ya que Giménez Rubio nada<br />
dice de ello, siendo en el último tercio del siglo XX, en<br />
momentos de la transición, cuando se retoma la fiesta,<br />
concretamente en 1982, adquiriendo desde ese momento<br />
un cierto eco popular.<br />
Las «Fiestas de la Cruz» tienen sus señas de<br />
identidad en uno de los barrios viejos de la ciudad, el<br />
«barrio de la Cruz»; allí donde los carrerones 126 y<br />
callejuelas de Granada, Tetuán, Quevedo, Epifanio<br />
Ibáñez, Africa, Rosa y Carnicería, comportan un caserío<br />
de planta trapezoidal, delimitado por la Plaza de la<br />
Asunción, la Plaza Mayor y horma del Niño.<br />
Coincidiendo con las Fiestas de la Cruz (que de<br />
alguna manera las sustituye), se celebran también las<br />
Fiestas de los Judas. Las Fiestas de los Judas, como bien<br />
recuerda Ortuño Palao, tienen resonancias tradicionales<br />
en la Guerra de la Independencia con la invasión de las<br />
tropas francesas 127 , y tienen que ver con unos sucesos<br />
nunca reseñados impresos, acaecidos en 1813 en la<br />
conocida casa de la «Cruz de la Matona», confluencia<br />
de las calles de Quevedo, núm. 26, y Blas Ibáñez, en que<br />
la deshonra de una hija fue puesta en entredicho cuando<br />
irnos soldados violaron a una joven doncella. Fue tan<br />
grande el dolor y el sufrimiento de la joven violada y de<br />
su madre que no cejaron hasta encontrar al culpable, o<br />
culpables, darles muerte y colgarlos frente a su casa. Y<br />
sobre aquella casa, como cuenta la leyenda, transmitida<br />
de padres a hijos, se colocaría una cruz como símbolo<br />
siempre de paz y amor, tomando para siempre el<br />
sobrenombre de la Casa de la Cruz de la Matona. Desde<br />
entonces junto a una cruz en flor aparecerá un Judas<br />
colgado, ataviado con uniforme del ejército francés, en<br />
memoria del triste suceso que allí tuvo lugar 128 ,<br />
rememorado.<br />
Esta fiesta -cuentan (no sabemos que hay de<br />
cierto)- se vino celebrando hasta la Guerra Civil con<br />
cierta asiduidad (el típico manteo de los «muñecotes»<br />
uniformados a la francesa) en las principales calles de<br />
la población, en las que al alba de cada tres de mayo<br />
aparecían en las calles de lado a lado cruzadas por unos<br />
largos y recios alambres, grandes monigotes de paja y<br />
de tela, vestidos o uniformados, con carteles alusivos a<br />
personajes populares de la ciudad; o simplemente<br />
servían para ridiculizar o censurar usos y abusos, malas<br />
costumbres y vicios de la sociedad de una época.<br />
109<br />
Aquella tradición familiar se celebró tamizada bajo<br />
la dictadura franquista, tomando nuevos aires con el<br />
advenimiento de las libertades perdidas, revitalizándose<br />
durante la transición (desde 1982) y alcanzando una<br />
mayor cima, gozando de un relativo protagonismo en<br />
nuestros días. Así, hoy, en torno de las calles de<br />
Carnicería, Rosa y adyacentes, engalanadas con<br />
guirnaldas, luces de colores y banderolas, se cuelgan los<br />
típicos Judas (tantos hay por esos mundos de Dios),<br />
acompañados de carteles satíricos que hacen referencia<br />
por lo común a la situación política, económica, social y<br />
cultural de la ciudad o del país, provocando el regocijo,<br />
la animación y la socarronería, a la que Yecla es tan<br />
proclive, como ya apuntara Fausto Soriano Torregrosa.<br />
Concurren también otras actividades de tiempo y<br />
ocio como representación de obras teatrales, desfiles de<br />
disfraces, cucañas, pasacaslles con sus bandas de<br />
músuica, variedades, pirotécnica varia importada, bailes<br />
y los tan tradicionales con cursos de gachasmigas y<br />
juegos de truque.<br />
Fiesta religiosa en sus orígenes pasó a ser<br />
plenamente profana. Sus asociados y componentes<br />
cuentan con Presidente y alcalde que se eligen cada año,<br />
al igual que ocurría con las figuras de los mayordomos<br />
en otras festividades locales que se celebraban allá por<br />
el siglo X<strong>VIII</strong> 129 .<br />
Se celebran Fiestas de la Cruz en el ámbito<br />
murciano en las poblaciones de Ulea, Caravaca de la<br />
Cruz, Torre Pacheco y La Murta, entre otras.<br />
3.2.15. SAN ISIDRO LABRADOR (15 de mayo).<br />
La devoción a San Isidro labrador (que fue<br />
canonizado en 1622) arranca desde fines del siglo X<strong>VIII</strong><br />
(desde 1710 según otros autores), y más concretamente<br />
desde 1818, momento de la adquisición de una talla<br />
escultórica bajo dicha advocación, a tenor de la<br />
inscripción que podía leerse debajo de la hornacina que<br />
albergaba al santo en la Ermita de Santa Bárbara, y que<br />
decía según recuerdan los viejos del lugar: «A expensas<br />
de la Real Empresa de Aguas de San Isidro. <strong>Año</strong> 1818».<br />
Ello se debe al alumbramiento de aguas acaecido en San<br />
Isidro, «el viejo», enclave situado en el paraje de La<br />
Maneta, distante tres kilómetros de la población en<br />
dirección norte. Dicho hallazgo en el pasado siglo XIX,<br />
y la concesión del rey Fernando VII en Real Decreto de<br />
3 de julio de 1818 de la propiedad de las aguas<br />
iluminadas y las que en lo sucesivo se alumbraran, a la<br />
Empresa de Aguas de San Isidro, bajo su real<br />
protección 130 , con intención de evitar litigios en la villa,<br />
motivaron y acrecentaron la devoción local por el santo,<br />
patrono de los agricultores, que se venera en muchos<br />
lugares, rodeado de ramas de olivo y trigoy flores.<br />
Los actos conmemorativos en honor del santo
FIG. 16- YECLA. Procesión en honor de San Isidro Labrador<br />
por la calle de San José. (Foto Achivo Gabinete Municipal de<br />
Comunicación, Mayo de <strong>1996</strong>).<br />
labrador han venido consistiendo en la celebración, en<br />
la víspera (14 de mayo) de su festividad, en la costana<br />
de la Ermita de Santa Bárbara donde se alberga su<br />
imagen, de las tan tradicionales hogueras, con disparo<br />
de cohetes y volteo de campanas; y en su día (15 de<br />
mayo), de procesión, desde 1944, con las imagenes de<br />
San Isidro Labrador (FIG. 16), del escultor alcoyano<br />
Miguel Torregrosa, y de Santa María de la Cabeza, de<br />
olot (ambas albergadas en la Iglesia parroquial de la<br />
Purísima Concepción), según itinerario desde la Plaza<br />
Mayor al Jardín Municipal, tras de lo cual tiene lugar la<br />
ofrenda-misa labradora cantada por los Coros y Danzas<br />
«Francisco Salzillo». En los últimos tiempos, gracias a<br />
la Hermandad de Agricultores y Ganaderos, la<br />
festividad ha devenido en fiesta popular grande, siendo<br />
desde 1949 muy participativa, con la cabalgata de<br />
carrozas y carros adornados con motivos florales a cargo<br />
de las peñas, tirados por caballerías enjaezadas al uso<br />
(sustituidas en los últimos tiempos por tracción<br />
mecánica) (FIG. 17), para las que se establecen diversos<br />
premios, donde los participantes van ataviados con el<br />
traje típico (de labriego los hombres, y de huertana las<br />
mujeres) en medio de una lluvia de caramelos, confetis<br />
y serpentinas en el recorrido que transcurre desde la<br />
Plaza de España, por las calles de San Francisco, San<br />
FIG. 17- YECLA. Fiestas de San Isidro Labrador. Carroza<br />
engalanada y muchachas ataviadas, (Foto Tani, mayo de 1952).<br />
110<br />
José, San Antonio y plaza de San Cayetano, seguidas de<br />
diferentes charangas que con su música amenizan el<br />
itinerario.<br />
El origen de estas carrozas y su técnica parece ser<br />
-opina así Puche Forte- que arranca del lustro 1910-1915.<br />
Con motivo de la beatificación del escolapio Pompilio<br />
María Pirrotti se hicieron en el Colegio de las Escuelas<br />
Pías varias carrozas, cuyo tema fue las representaciones<br />
de las profesiones más usuales de la época. También en<br />
la fiesta del Coso Azul y Blanco se sacaron carrozas en<br />
1924 131 .<br />
Actualmente, dado el impulso adquirido por las<br />
Fiestas de Primavera y San Isidro -que cuando esto<br />
escribimos cuentan con un presupuesto de cinco<br />
millones de pesetas 132 -, se ha solicitado para las mismas<br />
del Gobierno Autónomo de la Región de Murcia la<br />
declaración de Fiestas de Interés Turístico Regional, dada<br />
su originalidad y el trabajo artesano desempeñado por<br />
las diferentes peñas en la confección de las carrozas 133 ,<br />
en base a tiras de papel que conforman dibujos de<br />
distintos colores.<br />
La antigua imagen de San Isidro, de talla, era obra<br />
interesante de principios del siglo XIX, de autor<br />
desconocido (nunca de Roque López como<br />
erróneamente se ha venido atribuyendo) y fue destruida<br />
en momentos próximos a la Guerra Civil. En 1949 fue<br />
adquirida una nueva imagen de talla, de 108 cms. de<br />
altura, al escultor murciano José Lozano Roca 134 ,<br />
ascendiendo su coste a 2.500 pesetas, que fueron<br />
sufragadas por los cónyuges Francisco Palao Martínez<br />
y Juana Díaz Candela. La imagen conserva las manos<br />
de la anterior, desaparecida. Algunas muestras de la<br />
devoción popular a San Isidro Labrador se hacen<br />
patentes en la serie de retablitos cerámicos que,<br />
dedicados al santo, localizamos en calles, patios<br />
interiores con pozos de casas de la población y ermitillas<br />
del campo. Al primer caso correspondería un retablito<br />
de azulejos que estuvo en la fachada de la casa núm. 60,<br />
derruida, de la calle de San Isidro, hoy en paradero<br />
desconocido. Iba firmado por «V. Tula» y databa de 1966.<br />
Un segundo ejemplo lo constituye el retablo de<br />
azulejos que, dedicado a San Isidro Labrador, se halla<br />
en el patio interior de la casa núm. 56, de la calle de<br />
Colón, cuya obra reproducimos, de fines del siglo X<strong>VIII</strong><br />
y que inserta a los pies la siguiente leyenda: «D(o)n<br />
Remigi(o) Obi(s)po de Lérida con(ce)dió 40 días de<br />
Yndulgencia por re/zar devotamente un Padre<br />
N(ues)t(r)o y Avem(a)ría al S(an)to S(a)n Ysidro<br />
Labrador pidien /do su protección para la continuación<br />
y aumento de las aguas y lo mis/mo a todos los que se<br />
amparen».<br />
Y al tercer caso incumben los dos retablitos de<br />
azulejos dispuestos en sendas ermititas dedicadas al<br />
patrono de los agricultores: una, situada en la bifurcación<br />
de las carreteras que conducen a Fuenteálamo y
Montealegre del Castillo, edificada por 1918; y otra,<br />
emplazada en el denominado camino de San Isidro, que<br />
parte de la Carretera de Almansa, a un kilómetro de<br />
distancia de la población, que data de hacia 1890. El<br />
primer retablito fue repuesto hacia 1950, va firmado por<br />
J.J. Esteve y fue costeado por Josefa Candela, según la<br />
inscripción que acuña: «Promesa de Josefa Candela<br />
Mora». Y el segundo panel de azulejos fue restituido en<br />
1944 y reconstruido en 1984, según reza: «A expensas<br />
de los vecinos y devotos» 135 .<br />
En la región son celebradas las Fiestas de San<br />
Isidro de las localidades de Mula (patronales, que<br />
asiduamente organiza los Festivales Nacionales de<br />
Folklore con soberbio desfile de carrozas y excepcionales<br />
muestras de folklore); Beniel, con gran romería a su<br />
ermita en el Mojón; Lorca; y otras de tono menor que<br />
organizan los agricultores en Cehegín, Pliego y<br />
Mazarrón.<br />
3.2.16. SAN PASCUAL BAYLON (17 de mayo)<br />
La devoción a San Pascual Baylón en Yecla fue<br />
fomentada por los franciscanos, santo que contó con<br />
capilla propia en la iglesia de los religiosos descalzos y<br />
cuyas reliquias fueron llevadas a la villa en el siglo XVII.<br />
De esta época -año 1653- data una escultura bajo dicha<br />
advocación, hoy perdida, debida al escultor Juan<br />
Sánchez Cordobés, que estuvo ubicada sobre camarín<br />
propio junto al altar mayor 136 , en el que subsisten unas<br />
interesantes pinturas barrocas al fresco en sus pechinas,<br />
acaso representando Santos Doctores de la Iglesia<br />
Oriental, deterioradas por el fuego. (San Pascual Baylón<br />
había sido beatificado en 1618 y fue canonizado en 1692).<br />
Del siglo XVII databa su cofradía que celebraba<br />
misa mayor con sermón y procesión con la imagen del<br />
santo en su festividad, al igual que se vino haciendo en<br />
el siglo X<strong>VIII</strong>, pese a ser disuelta su cofradía en el último<br />
tercio de la centuria, y fiesta que quedaría bajo la tutela<br />
del párroco de la Asunción.<br />
En una relación dada en 1771 sobre cofradías<br />
yeclanas, se da cuenta de los bienes que disponía la dicha<br />
Cofradía de San Pascual Baylón:<br />
«Se previene, que la Cofradía de Sn. Pascual Bailón<br />
tiene de fondo un bancal propio suio en la huerta de<br />
esta villa, que rezuma anualmente 135 reales con más<br />
de 600 reales de vellón que uno y otro se entregan a los<br />
maiordomos para aiudar a los gastos de cera, y de 200<br />
reales poco más o menos que importa la comida que<br />
dan a la Comunidad de ntro. Pe. San Francisco por la<br />
misa, sermón y procesión que celebraba en su día: y<br />
amás tiene depositados en poder de los herederos de<br />
Pedro Carpena 1.200 reales con ipoteca propios de la<br />
cofradía, cuyo rédito se consume en el azeite de la<br />
lámpara de dicho santo» 137 .<br />
111<br />
También en el siglo X<strong>VIII</strong>, en el año de 1744, se<br />
había constituido en Yecla la Custodia de San Pascual<br />
Baylón del Reino de Murcia, que englobaría los nueves<br />
conventos de Almansa, Yecla, Santa Ana del Monte,<br />
Ayora (que sería sustituido por Villena), Jumilla (Las<br />
Llagas), Jorquera, Mahora, Los Llanos y Cieza (algún<br />
tiempo también perteneció Peñas de San Pedro),<br />
quedando disuelta en 1776 e integrándose en la<br />
Provincia Franciscana de San Juan Bautista,<br />
restituyéndose nuevamente en 1795 dicha Custodia<br />
hasta 1836, en que con la Desamortización de<br />
Mendizábal, al pasar los bienes de manos muertas a<br />
poder del Estado, quedaba extinta 138 .<br />
Por otra parte un cuadro de San Pascual Baylón,<br />
pintado por José Vergara, se ubicó durante la segunda<br />
mitad del siglo X<strong>VIII</strong> en el crucero derecho de la Iglesia<br />
de San Francisco, de lo que dio noticia Marcos Antonio<br />
de Orellana 139 .<br />
En el siglo XIX la devoción popular, de la mano<br />
de particulares, dedicará al santo retablitos cerámicos,<br />
colocados en hornacinas en las calles de la villa y patios<br />
interiores de casas particulares. Así, constatamos en la<br />
casa núm. 58, de la calle de Jumilla, un panel de azulejos<br />
bajo esta advocación, fechado en 1858; y otro,<br />
desaparecido, pero que conocimos en su ubicación hasta<br />
1994, en la calle de San Pascual, junto al Hostal Avenida.<br />
Los devotos de San Pascual Baylón siempre<br />
gozaron de los favores del santo, algunos de los cuales<br />
escuchaban el sonido de una campanilla o tres golpecitos<br />
sobre una puerta, señales por las que se conocía que un<br />
familiar próximo al entorno de la persona que lo oía se<br />
predisponía a morir, y se llegaba a tiempo para<br />
administrarle los Santos Sacramentos.<br />
San Pascual Baylón (Torrehermosa, Zaragoza, 1540<br />
- Villarreal, 1592) tomó el hábito franciscano en 1564 y<br />
moró algunos años en los conventos de Yecla y Jumilla<br />
por 1580 y 1583. De ese tiempo data la falsa leyenda de<br />
la "condená de los Picarios" que se le atribuye, y que<br />
hemos comentado en el capítulo introductorio del<br />
presente estudio.<br />
En la Umbría del Fator se hallaba una capillita<br />
dedicada a este santo.<br />
3.2.17. SANTISIMO SACRAMENTO O<br />
CORPUS CHRISTI<br />
En el siglo XVI una de las festividades más<br />
importantes era la Procesión del Santísimo Sacramento,<br />
festividad que había sido instituida en el arte cristiano<br />
por la «Bula de Minerva», fundada en Roma con<br />
estatutos aprobados en 1539. La reforma tridentina de<br />
1560 contribuyó de una manera eficaz al carácter<br />
triunfalista de dicha festividad en la que se exponía el
Santísimo en la calle, suponiendo un acto de afirmación<br />
contra la postura protestante, con la presencia real de<br />
Cristo en la Sagrada Forma 140 .<br />
El ritual de la fiesta, que sería tan común en otros<br />
pueblos de España -y que describe Juan Blázquez-,<br />
consistía en el oficio de una misa solemne con exposición<br />
del Santísimo Sacramento, celebrándose posteriormente<br />
una gran procesión siguiendo un recorrido habitual que<br />
en Yecla consideramos sería el entorno de la Plaza Mayor<br />
y arco de la Iglesia. Su formación vendría dada por los<br />
atabales y menestriles anunciando al pueblo la<br />
proximidad del cortejo; a continuación la cruz<br />
procesional de la iglesia parroquial y tras ella el pendón<br />
de la villa portado por el Alférez, seguido del Stmo.<br />
Sacramento bajo palio, acompañado de alcaldes y<br />
regidores. Tras ellos las cofradías portando sus<br />
pendones 141 . Desconocemos si aquí procesionaba la<br />
popular tarasca (símbolo de la idolatría y de las fuerzas<br />
del mal que son derrotados por el Santísimo<br />
Sacramento), tan popular en el pueblo de Jumilla y cuyo<br />
modelo se copió de la procesión del Corpus de Toledo.<br />
A continuación se corrían toros en la Plaza Mayor que<br />
fueron prohibidos por el Papa Pío V, aunque Gregorio<br />
XIII mitigó este rigor y solo prohibió su asistencia a los<br />
clérigos. En 1596 Clemente <strong>VIII</strong> derogó esta clausula,<br />
siendo uno de los espectáculos preferidos en Yecla 142 .<br />
En esta festividad (variable según la celebración<br />
de la Pascua), como en otras dedicadas a la Asunción y<br />
a la Pascua de Resurrección, hay que destacar el gran<br />
protagonismo desarrollado por la Cofradía del<br />
Santísimo Sacramento, según acaba de dar a conocer el<br />
investigador Liborio Ruiz Molina, muchos de cuyos<br />
miembros cofrades, además de poseer un potencial<br />
económico, ostentaban cargos públicos en el Concejo,<br />
particularmente en el último cuarto del siglo XVI y<br />
ejercían un fuerte control sobre la vida socio-política de<br />
la villa 143 . Sus ingresos procedían de los donativos de<br />
los cofrades, que podían ser en dinero o en especie<br />
(trigo), siendo en la fiesta del Corpus donde<br />
desarrollaban mayor número de actividades y donde<br />
se dedicaba el presupuesto, siendo parte esencial de la<br />
fiesta los toros, que se acompañaban de comediantes,<br />
juglares y danzantes 144 , siendo los mismos que se<br />
contrataba en Jumilla 145 , originarios (los danzantes) de<br />
Valencia, y acaso reminiuscencia de antiguos autos<br />
sacramentales. El Concejo, además, tenía permiso real<br />
para poder gastar en la fiesta hasta 30.000 maravedíes.<br />
Con el mismo esplendor prosiguió esta festividad<br />
en el siglo XVII, en la que era frecuente -conviene Juan<br />
Blázquez- que personalidades acaudaladas y pías<br />
dejaran testamentos para ese fin, como fue el caso de<br />
Ginés de los Ríos Terán, que parte del dinero que la villa<br />
le debía es dejado para que perpetuamente tuviese velas<br />
más grandes y mejores el Corpus. Dos regidores elegidos<br />
por sorteo eran los encargados de preparar la fiesta de<br />
un año para otro, recibiendo cada uno de ellos 40 reales<br />
de asignación por su menester, cantidad que no varió<br />
112<br />
durante el siglo 146 .<br />
Como nota artística del momento cabe mencionar<br />
que en el año 1614, para la fiesta del Corpus, el pintor<br />
Fernando Espinosa se obliga mediante contrato de<br />
obligación a dorar las andas de la Cofradía de San<br />
Bartolomé, con el fin de participar en la procesión de<br />
ese año 147 .<br />
En el siglo X<strong>VIII</strong> la procesión del Corpus, aunque<br />
era significativa, había decaído. Cuando el Santísimo<br />
salía en procesión eran «personas de la primera<br />
distinción», designadas por el Ayuntamiento, las que<br />
llevaban el palio. Salía el clero a recibir el estandarte<br />
real que portaba el Alférez y, al acabar los actos, se<br />
ofrecían refrescos y dulces a los capitanes, siendo el<br />
orden de colocación muy protocolario 148 , según<br />
establecían las Reales Provisiones emanadas del Consejo<br />
de Castilla en 1746. A principios del siglo, y según Juan<br />
Blázquez, «las familias que tenían los oficios de regidores<br />
perpetuos, es decir, los caciques pseudonobles, se<br />
adueñaron de ella, no admitiendo más que a quienes<br />
querían, y haciendo un coto cerrado de su organización<br />
y funcionamiento, iniciándose desde esos momentos el<br />
alejamiento popular de ella, siendo a finales de siglo un<br />
pálido eco de lo que había sido en otro tiempo» 149 .<br />
También se celebraba la Octava del Corpus. Así,<br />
al efecto, Cosme Gil Pérez de Ortega recuerda -anotaba<br />
en 1767- que desde el día del Corpus hasta el día de San<br />
Pedro las tardes de los días festivos «se salía en<br />
mascaradas por las calles, con varias y ridiculas<br />
inventivas». Conviene no olvidar que por mismas fechas<br />
tenía lugar las celebradas noches de San Juan con la<br />
componenda y carga exotérica que ello conllevaba,<br />
coincidente con el solsticio de verano.<br />
En 1771, a través de una «Lista de Cofradías» que<br />
venimos citando repetidamente, consta que existió en<br />
la villa una Cofradía para el culto del Santísimo<br />
Sacramento que servía de mayordomía, con una<br />
dotación de 16 horas de agua de la del padrón de la<br />
villa, con 288 reales anuales, con cuyo sufragio cubría<br />
los gastos de su cofradía, los gastos de la cera y los<br />
mercenarios, es decir, la soldadesca, siendo suprimida<br />
en el antecitado año (excepto la festividad que quedaba<br />
a cargo de la Iglesia) 150 .<br />
En 1869 se ordena un nuevo itinerario para la<br />
procesión del Corpus y su octava, habida cuenta de que<br />
se había inaugurado una nueva iglesia parroquial, la de<br />
la Purísima Concepción, que en el futuro será<br />
popularmente conocida por «Iglesia Nueva»: esa nueva<br />
ruta se organizaría, con diez paradas la del Corpus, por<br />
las calles Nueva (actual de Juan Ortuño), Niño y<br />
Hospital; y con nueve paradas la octava del Corpus, que<br />
recorría San Antonio y San José. Desde antiguo en cada<br />
parada establecida del recorrido se montraban pequeños<br />
altares con el fin de depositar y descansar la Custodia,<br />
rezar una oración delante de la misma y arrojar pétalos
de rosas. Esta tradición continúa celebrándose en la<br />
toledana población de Lagartera.<br />
La cruz procesional era de alguna importancia, al<br />
igual que la custodia, que Cosme Gil la califica de<br />
«valerosa» (por valiosa) 151 .<br />
Carente de la solemnidad de antaño, actualmente<br />
en Yecla durante la procesión del Corpus asiste el<br />
Concejo, acompañando a la custodia, que se lleva bajo<br />
palio, además de los pajes (niños que han recibido su<br />
primera comunicón en el transcurso del año), la<br />
Hermandad de la Adoración Nocturna y el público en<br />
general.<br />
Entre otras poblaciones donde la festividad del<br />
Corpus tiene arraigo en Archena, lugar en el que merced<br />
a una concesión de Pío X se celebra por la tarde.<br />
33. CICLO DE VERANO<br />
El solsticio de verano (período en el que el sol está<br />
en lo más alto) en el calendario cristiano está marcado<br />
por la festividad de San Juan Bautista, que suplanta las<br />
grandes celebraciones paganas con aquel motivo, pero<br />
a su vez, en el momento de iniciarse la decadencia solar,<br />
presenta a la devoción a los fieles la figura del Precursor,<br />
el hombre que anunció la inminencia de la redención.<br />
El verano es el camino hacia la época fría donde<br />
los días se acortan. En esta época del año algunos barrios<br />
de la ciudad conmemoran a sus santos patronos y<br />
patronas, a los que en alguna ocasión se encomendaron,<br />
librándoles de epidemias, tormentas y otros imprevistos.<br />
También, cuando el tiempo concede alguna tregua al<br />
labrador, Yecla celebrará su tradicional Feria, desde 1839<br />
ya entrado septiembre.<br />
También se recuerda en la población que, desde<br />
inicios del siglo XX (por 1916) hasta tiempo reciente,<br />
durante los meses de junio o julio se venía celebrando<br />
la denominada Fiesta de las espigas, que llevaba a cabo<br />
la Adoración Nocturna (fundada en la localidad en<br />
1904), consistente en unos turnos de vela que se<br />
establecían en adoración al Santísimo Sacramento en el<br />
Santuario del Castillo, sacándose al alba la custodia y<br />
en procesión bajo palio se subía al Calvario, con la que,<br />
desde el punto más alto, se bendecían los campos y<br />
huertas de Yecla.<br />
113<br />
3.2.18. SAN JUAN BAUTISTA (24 de junio)<br />
En Yecla de la festividad de San Juan Bautista<br />
(onomástica que ha sido confundida por la historiografía<br />
local en alguna que otra ocasión con la de San Juan<br />
Evangelista y apóstol, ésta conmemorada en 27 de<br />
diciembre) hay noticias de una Cofradía en honor del<br />
santo en el siglo XVI 132 , mientras que en el siglo siguiente,<br />
próximo al año de 1628 se edifica una ermita extramuros<br />
de la población, en el camino de Jumilla (que constituiría<br />
un arrabal), y para la que en el dicho año el presbítero<br />
Aparicio Ortuño encargó que se pintara un cuadro de<br />
San Antonio de Padua 153 .<br />
En este siglo la fiesta de San Juan Bautista era una<br />
festividad política, ya que se dedicaba a la elección de<br />
los oficios públicos, y no era raro que degenerara en<br />
alborotos o cuando no en disturbios que alteraran el<br />
orden público 154 .<br />
La Cofradía de San Juan Bautista, como otras<br />
tantas de la población, fue disuelta en 1771. Cosme Gil<br />
Pérez de Ortega menciona que en su día se celebraban<br />
carreras a pie y a caballo 135 . El santo, independiente de<br />
la ermita que le estaba dedicada, también disponía de<br />
una capilla en la vieja iglesia parroquial, cuya imagen<br />
compartía culto con en el de la Divina Aurora en el siglo<br />
X<strong>VIII</strong>.<br />
En 1816 se cambia la orientación de la entrada a la<br />
ermita que miraba hacia las afueras de la población,<br />
hallándose a mediados del siglo XIX ruinosa 136 , al igual<br />
que a inicios del XX, momento por 1905 en que se<br />
consolida, sufriendo nuevas reparaciones en 1945 y<br />
también en época contemporánea, que han desfigurado,<br />
entonces y ahora, la estructura primigenia del edificio.<br />
Antaño, en 1697, el presbítero Francisco Carrasco había<br />
costeado un cuadro y retablo de este santo 157 .<br />
Famosas han sido en todo tiempo las verbenas de<br />
San Juan, celebradas en la víspera de la festividad, de la<br />
que por tradicción oral se sabe que se celebraron a fines<br />
del siglo XIX en el Paseo de la Estación y en las primeras<br />
décadas del presente en el entorno de la ermita, entre<br />
las calles de Colón y de Juan Ortuño, para lo que se eligía<br />
cada año un mayordomo, a cuyo cargo corrían los gastos<br />
de la fiesta. También en esa noche, y próximo a la ermita,<br />
se encendía una gran hoguera mientras se volteaba la<br />
campana de la espadaña, se disparaban cohetes y<br />
bengalas, y se elevaban hacia el cielo grandes globos de<br />
papel.<br />
En el día del santo tenían lugar los actos religiosos<br />
(la festividad en las casas de labranza del campo también<br />
se celebraba) que se iniciaban con un toque de alborada<br />
a cargo de la banda de cornetas y tambores; a<br />
continuación se sacaba al santo en procesión según el<br />
siguiente itinerario: calles de San Juan, Juan Ortuño,<br />
Carlos III y Colón, a la que asistían jóvenes muchachas<br />
ataviadas con mantilla y peineta. Finalizado el cortejo
se oficiaba misa con sermón.<br />
La década de los años cuarenta marcó el destino<br />
final de la fiesta, dejando así de conmemorarse esta<br />
tradicional festividad.<br />
En esa celebrada noche se practicaban todo tipo<br />
de sortilegios y rituales. Entre los sortilegios se cuenta<br />
aquel que consistía, siendo medianoche, en ponerse<br />
desnudo delante de un espejo y alumbrado de unas<br />
velas, mientras que sobre el cristal aparecía reflejada la<br />
figura de Satán. Y entre los rituales, destaca el de aquellas<br />
mozas enamoradas que invocaban el nombre del<br />
hombre que deseaban, a la vez que durante la noche<br />
colocaban un cardo borriquero debajo de su cama; si a<br />
la mañana siguiente estaba florecido, sus deseos se<br />
convertían en realidad 158 .<br />
3.3.19. SAN CRISTOBAL (10 de julio)<br />
Manifiesta Juan García Atienza cuán «difícil nos<br />
habrá de resultar entrar en cualquier catedral o colegiata<br />
de España sin tropezamos con un gran lienzo de muro<br />
cubierto con la figura mastodóntica, desproporcionada<br />
las más de las veces, de un San Cristobalón llevando al<br />
Jesusito sobre sus hombros y con los pies metidos en el<br />
agua (circunstancia que rubricamos, vistos por quien<br />
esto transcribe en la Catedrales de Murcia y Toledo, y<br />
Colegiata de San Patricio, de Lorca). Luego -continúa<br />
argumentando dicho autor-, por obra y gracia de la<br />
motorización de la era industrial, San Cristóbal se<br />
convirtió en figura fetiche de los automvilistas y en<br />
marca de las autoescuelas. Pero eso son historias de<br />
márketing eclesiástico que nos importan bastante menos<br />
que sus oscuros orígenes, y por supuesto, mucho menos<br />
que el mito que entraña en su ciclópeo corpachón» 159 .<br />
San Cristóbal (uno de los catorce santos auxiliares<br />
de la Humanidad), de origen cananeo, es la<br />
representación cristianizada de un mito protector<br />
ancestral: el de los gigantes que surgieron en el seno de<br />
las mitologías y que le confieren su carácter de ser entre<br />
lo divino y lo humano 160 . Es uno de los santos inventados<br />
por la Iglesia que nunca existió.<br />
La difusión de su devoción se obtenía a través de<br />
los gremios y hermandades, y era una advocación que<br />
en Yecla ya se veneraba a fines de la Edad Media,<br />
preservando a sus devotos de la muerte súbita,<br />
concediéndoles la seguridad de recibir el viático.<br />
Escasas noticias se poseen de la que fue Ermita de<br />
San Cristóbal fundada en el siglo XV y de la que se<br />
conservaban importantes vestigios en el transcurso del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>, que estuvo elevada sobre un montículo en<br />
el entorno de la calle que lleva su nombre -calle de San<br />
Cristóbal-, próximo a las Cuevas de Poniente y cuyo<br />
emplazamiento puede advertirse gráficamente en un<br />
114<br />
plano de la «Planta y perfil de la villa de Yecla», según<br />
traza en perspectiva caballera de hacia 1790, que<br />
reprodujo Juan Blázquez 161 ; y circunstancia que viene a<br />
corroborar el texto manuscrito de Cosme Gil Pérez de<br />
Ortega, cuando en el Capítulo 20, que titula «Reflexiones<br />
discursivas sobre antiguos vestigios de Yecla», de sus<br />
Fragmentos históricos de la villa de Yecla, compuestos<br />
en 1777, tras hablar del Cerro del Castillo y de la ermita<br />
que acoge, dice, entre otras cosas:<br />
«...en la rodilla diestra de este imaginado Polifemo.<br />
está la ermita consagrada al cananeo jigante S(an)<br />
Cristóbal...»<br />
Creemos no equivocarnos y quizás la Ermita de<br />
San Cristóbal ocupara el mismo lugar sobre el que hoy<br />
advertimos los restos de una vieja molineta que allí<br />
subsiste, edificada en el siglo XIX.<br />
Refiere Ruiz Molina que en el siglo XVI la devoción<br />
a San Cristóbal tuvo cierto arraigo popular,<br />
conservándose documentación de la época concerniente<br />
a mandas pías establecidas en varios testamentos con<br />
destino a la citada ermita 162 .<br />
Juan Blázquez establece cómo una de las cofradías<br />
más antiguas de la población, la de San Cristóbal, ya<br />
FIG. 18- Círculo de Joaquín Campos: San Cristóbal. Oleo sobre<br />
lienzo fechado en 1793. Parroquia de la Purísima. Yecla (Foto<br />
Javier Delicado, 1989)
FIG. 19- YECLA. Cabalgata en honor de San Cristóbal con la<br />
participación de vehículos pesados. (Foto Achivo Gabinete<br />
Municipal de Comunicación, junio de 1994).<br />
existía en 1540 163 , junto con las de Santa María<br />
Magdalena y de San Roque, y sobre la que hay<br />
constancia en el siglo XVII 164 . En el siglo X<strong>VIII</strong> echamos<br />
en falta cofradía alguna dedicada al santo, aunque un<br />
óleo sobre lienzo de su advocación (FIG. 19), de 206 x<br />
103 cms., fechado en 1793, conservado hoy en la<br />
antesacristía de la Iglesia Nueva, existía en la Iglesia del<br />
convento franciscano 165 .<br />
Este santo fue siempre protector contra la mala<br />
muerte y por tanto patrono de los caminantes y,<br />
actualmente, en concreto, de los automovilistas. La fiesta<br />
de San Cristóbal, modernamente, ha sido recuperada<br />
(desconocemos lo ocurrido en lo antiguo), con la<br />
celebración de diversas actividades de tiempo libre y<br />
ocio. Así, tienen lugar bailes populares en la Plaza mayor,<br />
pasacalles y competiciones deportivas,<br />
complementándose lo lúdico con el carácter religioso<br />
de la festividad, con la concentración de vehículos a<br />
motor, en unas ocasiones, en la explanada de la antigua<br />
Estación de Ferrocarril (o de la VAY), y en otras en la<br />
Feria del Mueble, para proceder posteriomante a la Santa<br />
Misa y a la bendición de vehículos. Después se ofrece la<br />
tradicional cabalgata por las principales arterias del<br />
centro de la ciudad (calles de Colón y de San Antonio),<br />
con la participación de cientos de camiones (FIG. 21),<br />
en representación de las diferentes firmas comerciales y<br />
de la industria (muebles, tapizados) de la población,<br />
cuya presencia, a veces, más que participativa es<br />
prepotente.<br />
Por transmisión oral 166 sabemos que en entorno<br />
próximo al barrio de San Cristóbal (parte alta y vieja de<br />
la población) existía una columna de obra, en cuya parte<br />
superior se encontraba alojado un retablito de azulejos<br />
con la advocación del santo cananeo, que debió<br />
115<br />
desaparecer en la primera mitad de este siglo mientras<br />
que sobre su lugar se elevaban edificios de nueva planta.<br />
3.3.20. SANTA ANA (26 de julio)<br />
Es ésta una de las advocaciones de la que los<br />
evangelios canónicos no dan la menor noticia, y de las<br />
de más contemporánea implantación en la ciudad, que<br />
tiene resonencias en poblaciones vecinas desde el siglo<br />
XV (Santa Ana, «la Vieja», de Jumilla).<br />
De su devoción en Yecla se sabe que en 1540 (?) se<br />
le daba culto, pero es en el siglo XIX cuando adquiere<br />
su verdadero carácter popular 167 , pues en el año del<br />
cólera -agosto de 1855 168 - fue alta la mortandad en la<br />
entonces villa (más de 200 fallecidos), invocándose a<br />
Santa Ana para que la epidemia remitiera, con la<br />
promesa de hacerle una gran fiesta anual en su día, lo<br />
que así se viene haciendo hasta la actualidad (una fiesta<br />
de tono menor) en la calle de la Corredera, calle en la<br />
que falleció poca gente con motivo de dicha epidemia<br />
.<br />
En la popular calle de la Corredera, desde<br />
promedios del siglo XIX y frente a la tahona, se<br />
encontraba una hornacina albergando un lienzo de la<br />
santa, vanándose ya en nuestro siglo su emplazamiento<br />
a la casa núm. 31 (compuesta de planta baja y alta) de la<br />
misma calle, donde en hornacina acristalada hallamos<br />
la imagen de «la abuelica enseñando a leer a la Virgen<br />
niña», una floja esculturita de aprox. 40 cms. de altura.<br />
Por otra parte la festividad religiosa se celebraba antaño<br />
en la Iglesia del convento de San Francisco, mientras<br />
que hoy se oficia una misa en la Basílica de la Purísima,<br />
teniendo lugar a continuación la ofrenda floral a la santa.<br />
La fiesta lúdica, que había comenzado a perderse,<br />
hoy es subvencionada por la Concejalía de Festejos del<br />
Excmo. Ayuntamiento de la ciudad. Cuenta con una<br />
amplio programa de actividades culturales, deportivas<br />
y recreativas, destacando los concursos, pasacalles y los<br />
tradicionales bailes y verbenas, que ambientan las<br />
orquestas sobre el escenerario que se monta a tal fin,<br />
para lo que se engalana la calle con farolillos, banderolas<br />
y papeles de colores, que arrancando desde el día de la<br />
fiesta (26 de julio) cubre una semana, animando las<br />
noches veraniegas.<br />
Son famosas las fiestas dedicadas a Santa Ana en<br />
Moratalla.<br />
3.3.21. SANTOS ABDON Y SENEN (30 de julio)<br />
Acerca de los santos de la piedra Abdón y Senén
(aunque en una relación de Cofradías del Reyno de<br />
Murcia, dada en 1771, en la lista de cofradías de Yecla<br />
estos santos no figuran), se dice que tenían Cofradía<br />
fundada en 1727, y que fue constituida para implorar la<br />
misericordia divina ante las tormentas de cada año,<br />
contra la piedra y las avenidas de agua, acordándose en<br />
el año citado colocar un cuadro de ambos santos -acaso<br />
algún retablito de azulejos- en el Calvario, junto al<br />
Humilladero 169 .<br />
Pese a ello, el tránsito de esta cofradía debió ser<br />
muy efímero, no constatándose la misma ni existiendo<br />
noticias de ella años transcurridos.<br />
3.3.22. SAN CAYETANO (7 de agosto)<br />
De la devoción en Yecla a San Cayetano, iniciada<br />
hacia 1750 en la Ermita del santo Hospital y fomentada<br />
en la villa desde 1805, a partir de una fuerte tormenta,<br />
proporciona noticia exagerada el caótico y visionario<br />
Pascual Giménez Rubio en su Memoria de apuntes para<br />
la historia de Yecla, publicada en 1865, en el capítulo<br />
que dedica a «Tempestades horrorosas»; santo al que le<br />
fue dedicada una ermita en la plazuela de la entonces<br />
denominada Puerta de Alicante (opuesta a la Puerta de<br />
San Juan) y que tiene su origen en la promesa que hizo<br />
el pueblo de edificar una ermita si cesaba la intensa<br />
tormenta que acaeció el 7 de agosto de 1805. Veamos lo<br />
que a letra dijo el cronista Giménez Rubio:<br />
«La segunda tempestad sino causó como la<br />
primera las víctimas notables -la de los frailes que<br />
conjuraban una tormenta en 1770 desde el Calvario,<br />
suceso ya descrito en otro lugar- que tanto atemorizaron<br />
a la población, fue mucho más horrorosa en su fondo y<br />
en los estragos que generalmente produjo. El meteoro<br />
más terrible que le acompañó fue un tremendo pedrisco,<br />
de tal magnitud, que probablemente no haya memoria<br />
en los siglos de otra más formidable, ni acaso tanto como<br />
el de esta villa.<br />
Sucedió de dos a cuatro de la tarde del día de S(an)<br />
Cayetano, 7 de agosto del año 1805.<br />
Hemos oído a muchos ancianos que fueron del<br />
mismo testigos presenciales y que recordaban con temor<br />
y con dolor, los inauditos estragos de aquel día aciago y<br />
memorable, en que creyeron unánimes estos habitantes<br />
que era llegada la hora del fin del mundo. La población<br />
se vio materialmente ceñida por una niebla tan densa.<br />
que impedía distinguir los obgetos a pocas varas de<br />
distancia. El huracán furioso que precedió a la tormenta,<br />
arrancó árboles corpulentos, destruyó edificios y causó<br />
infinitos daños, pero no fueron estos tan grandes como<br />
los del pedrisco, que mató un sin número de animales<br />
de labranza, cabrío y lanar; con otros muchos salvages<br />
y domésticos. Derribó casas enteras en la población y<br />
en el campo: y no hubo una sola que no necesitara<br />
116<br />
reparos de más o menos consideración.<br />
La generalidad de los granizos eran de gruesos<br />
como naranjas y sobre ese tamaño con corta diferencia.<br />
Con alguna menor abundancia cayeron infinitos del<br />
volumen de melones ordinarios: y con alguna distancia<br />
de tiempo y de espacio, cayeron diferentes de una<br />
grandaria enorme -advertimos que la exageración de<br />
Giménez Rubio en lo fantástico llega al «sumun»-.<br />
Baste decir que hubo algunas que perforaron tres<br />
techos: tales fueron su peso y la villencia de su acída, y<br />
que después de muchas pasada la tormenta, sosegados<br />
los ánimos y repuestosdel estupor las gentes que se<br />
creyeron vueltas a la vida por milagro, se pesaron<br />
algunos de los gajos destrozados de aquellos témpanos<br />
diformes y tenían tres cuartos y aún la arroba castellana—<br />
(La arroba castellana equivale a un peso de 16<br />
kilogramos. Imaginemos la elucubración del cronista al<br />
extremo que llega).<br />
Desde entonces se profesa en esta villa un temor<br />
respetuoso el día de San Cayetano que, no hay un solo<br />
año que no se haga conmemoración y referencia general<br />
del suceso. Y mucho ha contribuido a que se edifique<br />
una ermita con la advocación del mismo santo, que<br />
existe actualmente en la plazuela de la puerta de<br />
Alicante» 170 .<br />
Un siglo después, Soriano Torregrosa se haría eco<br />
en su Historia de Yecla, publicada en 1950, de lo que en<br />
su día expuso Giménez Rubio, subrayando la<br />
exageración de éste, en lo referido al tamaño de las<br />
piedras caídas 171 . Y sobre la ermita y su entorno, el<br />
escritor José Luis Castillo Puche, en su novela Con la<br />
muerte al hombro (Madrid, Biblioteca Nueva, 1960),<br />
describe con su pluma vigorosa y apasionada, ecos de<br />
su niñez y adolescencia de un entorno vivido, el de la<br />
placeta de San Cayetano.<br />
En 1897 se adquirió una imagen del santo<br />
fundador de los Clérigos Teatinos al escultor Venancio<br />
Marco Roig 172 , y hasta 1935 tenía lugar la tradicional<br />
hoguera (que adquiría grandes proporciones en base a<br />
trastos viejos que se atizaban como leña), el repique de<br />
campana, actuaciones musicales y el tradicional disparo<br />
de cohetes. Un año después, en los preludios de la<br />
Guerra Civil, la ermita fue incendiuada y ante el mal<br />
estado del edificio, derribada. Un retablito de azulejos<br />
con la imagen de san Cayetano, colocado sobre la fachada<br />
de una casa de vecindad en la plaza que lleva su nombre<br />
recuerda el lugar y las hábiles profesiones artesanales<br />
que allí se dieron.<br />
También es evocación que cada 8 de diciembre,<br />
cuando desfila en procesión la Patrona de la ciudad, la<br />
Purísima Concepción, por el lugar, «sea saludada con<br />
la traca y la cohetería más vistosa y ruidosa que conoce<br />
Yecla, los celebres «castillicos de San Cayetano» 173 ;<br />
fuegos de artificio que, junto a las hogueras, fueron
evocación del escritor José Luis Castillo Puche 174 .<br />
Un grupo de viviendas obreras edificado hacia<br />
1954 en el costado oriental de la ciudad tiene por patrón<br />
al santo. También se debe a un personaje de trato altivo<br />
e influyente en la sociedad de la época, Cayetano de<br />
Mergelina y Luna, Catedrático de Arqueología que fue<br />
de la Universidad de Valladolid, la recuperación de la<br />
devoción a San Cayetano en la ciudad a partir de los<br />
años 50, en la capilla que al santo se le dedicó y sufragó<br />
dicho mecenas en la Iglesia parroquial de la Purísima<br />
Concepción.<br />
De igual modo, cada 7 de agosto, el paraje de la<br />
Bronquina (situado a doce kilómetros de la ciudad en<br />
dirección sur) y la Ermita de San Cayetano allí edificada<br />
en 1956, en posesiones del que fuera periodista Siro<br />
López Sanjuan y del citado arqueólogo Cayetano de<br />
Mergelina, son puntos de encuentro de lugareños y<br />
vecinos provenientes de parajes próximos (El<br />
Carrascalejo, Casas de la Alberca y La Revertiente) que<br />
celebran las fiestas de la Bronquina, coincidiendo con la<br />
onomática y en homenaje del santo titular, San Cayetano;<br />
fiestas que son las únicas que subsisten en zonas<br />
rurales 175 .<br />
Una imagen de San Cayetano en estampa o<br />
grabado solía presidir las despensas de muchos hogares,<br />
con el fin de que no faltara de nada, en intercesión ante<br />
la Sagrada Providencia.<br />
Es de memoria colectiva que en la primitiva<br />
Ermita de San Cayetano, entre otros cultos, se veneraba<br />
una imagen de Las Tres Avemarias, buena obra<br />
desaparecida del escultor José Antonio López Palao, a<br />
la que las gentes le dedicaron con singular devoción un<br />
trinario desde 1920.<br />
En Lorca (Campillo) se celebran también fiestas<br />
dedicadas a San Cayetano.<br />
3.3.23. LA ASUNCION (15 de agosto)<br />
El pueblo de Yecla de 1512 a 1552 edificó una<br />
iglesia dedicada a la Asunción de Nuestra Señora,<br />
convirtiéndose en parroquia en 1540 (antes de la<br />
conclusión de las obras), titularidad que antes ostentó<br />
la Ermita de Nuestra Señora de la Encarnación, primera<br />
parroquia que fue de la villa.<br />
Manifiesta Liborio Ruiz que la fiesta de la<br />
Asunción de la Virgen María, celebrada cada 15 de<br />
agosto, tuvo en origen un gran arraigo popular y su<br />
celebración era organizada por la Cofradía del santísimo<br />
sacramento. Según el mencionado investigador, el día<br />
de la Asunción era conocido también por el «día de la<br />
demanda» y sus actos consistían en el oficio de una misa<br />
en la Ermita de la Encarnación, y el reparto de comida y<br />
117<br />
bebida entre los pobres de manera gratuita 176 .<br />
La Asunción, cuya devoción se remonta al516,<br />
según Ortuño Palao "era una gran fiesta en que no<br />
faltaba ni la procesión ni la alegría de la música y la<br />
pólvora 177 , ya que existía la tradición en Yecla de disparar<br />
arcabuzazos por las calles del pueblo el día de la Virgen<br />
de Agosto (nombre genérico y común de dicha<br />
festividad en España), costumbre ésta que también se<br />
celebraba en localidades próximas como Almansa,<br />
Caudete, Jumilla y Villena.<br />
Hoy se recuerda a la Asunción en las calles de Yecla<br />
a través de una pintura sobre lienzo, restituida, que<br />
alberga una hornacina acristalada de la casa núm. 2, de<br />
la calle de Santa Bárbara, esquina a la del Pintor Aguirre;<br />
lienzo muy flojo, de ingenuo dibujo, pintado<br />
recientemente y firmado por «J(uan) Ivars / 16-11-(19)96<br />
/ Yecla».<br />
3.3.24. SAN ROQUE (ANTES SAN SEBASTIAN)<br />
(16 de agosto)<br />
San Roque, como menciona Juan García Atienza<br />
en su obra Santoral diábolico (Madrid, Ediciones<br />
Martínez Roca, S.A., 1988, pp. 445-446) y en el caso<br />
español, es uno de los santos con más imágenes en los<br />
templos y uno de los que, con más asiduidad también,<br />
han sido elegidos como patronos o copatronos de los<br />
más diversos lugares de nuestra geografía.<br />
Sobre su iconografía, el mencionado autor revela<br />
que es un santo perfectamente reconocido porque<br />
siempre va vestido de peregrino (el buscador del<br />
conocimiento que recorre el camino iniciático), va<br />
acompañado por un perro (el animal-guía del sabio, el<br />
rastreador de la verdad), y lleva una rodilla desnuda<br />
llagada que se señala (signo de iniciación en el lenguaje<br />
exotérico) y que sirve para que los adeptos le reconozcan.<br />
En Yecla la festividad de San Roque siempre fue<br />
asociada a la de San Sebastián (la de éste, anterior).<br />
Ambos habían sido declarados patronos del<br />
Ayuntamiento: San Sebastián en el siglo XV y San Roque<br />
en la segunda mitad del XVII (al igual que lo fue San<br />
Francisco de Asís en 1605), adquiriendo vida propia en<br />
momentos diversos.<br />
Giménez Rubio nos narra cómo, derivado de una<br />
peste que asoló la villa, surgió la devoción a San<br />
Sebastián en el siglo XV, ya que asegura haber visto -<br />
anotaba en 1865- una inscripción sobre la puerta de la<br />
ermita edificada en honor del santo en la que se podía<br />
leer el año 1451. Tradición o leyenda, dice así a la letra:<br />
«A fines del siglo XIII -lo fue del XIV, en 1395 ó<br />
1396- vino sobre esta villa una peste desoladora que<br />
obligó a la emigración a muchos de sus vecinos: y tales
estragos causó en los que quedaron que casi todos las<br />
casas se vieron desiertas. Fue tan persistente el cruel y<br />
mortífero azote, que se prolongó hasta principios del<br />
siglo XIV, y los moradores que quedaban, se veían de<br />
continuo amenazados de ser víctimas de sus estragos.<br />
Deseando estos conseguir del cielo el remedio, y<br />
recordando que el señor San Sebastián había librado con<br />
su intercesión de varios contagios desoladores a muchas<br />
regiones del Oriente y Occidente, y que para ello los<br />
más grandes príncipes de Europa habían erigido en su<br />
honor magníficos templos, no dudaron con este<br />
recuerdo, en acudir a implorar su auxilio. Fue éste tan<br />
eficaz, que visiblemente desapareció de súbito el<br />
contagio.<br />
Entonces las autoridades, los ancianos y el pueblo<br />
todo, votaron y acordaron elegir por patrono del mismo<br />
al Santo mártir, y edificaron esta ermita como<br />
monumento de una gratitud perdurable.<br />
Según una inscripción que todavía existe en el<br />
ángulo de poniente del tejado de ella, se construyó o al<br />
menos se terminó su obra, el año 1451 " 178 .<br />
En el siglo XVI la devoción a San Sebastián (su<br />
festividad en 20 de enero), como santo especialista contra<br />
la peste, estaba bastante extendida, siendo varias los<br />
testamentos que legaron limosnas para su sostén. Así,<br />
nos recuerda Liborio Ruiz, que después de la Ermita<br />
del Castillo (que fue antigua parroquia) la Ermita de<br />
San Sebastián era la segunda en ingresos por este<br />
sistema: un ducado, ocho reales, 23 cuartillos de plata y<br />
186 maravedíes 179 .<br />
Conmemorando al santo, en dicho siglo -apunta<br />
Juan Blázquez- se celebraban también unas comparsas<br />
de moros y cristianos, de los que se conoce el nombre<br />
de uno de los capitanes de la infantería africana,<br />
Francisco Almarcha; y otro de la infantería española,<br />
Juan Mínguez 180 .<br />
La festividad de San Sebastián (primer patrono<br />
que fue de la población) decae desde principios del siglo<br />
XVII en favor de la de San Francisco de Asís, declarado<br />
patrón de Yecla en 1605, tras pocas décadas después del<br />
advenimiento de los frailes franciscanos a la villa. Según<br />
Blázquez Miguel, esta decadencia se acentúa en el<br />
transcurso de los años, y así vemos que si durante el<br />
primer tercio del siglo el Concejo asigna para su fiesta<br />
351 reales, en 1668 tan solo destina 58 181 .<br />
Prosiguiendo en el tiempo con Giménez Rubio, y<br />
advirtiendo que el culto a San Roque en la villa se<br />
introduce en la segunda mitad del siglo XVII, recabamos<br />
de su discurso lo que sigue, que posteriormente<br />
intentaremos clarificar:<br />
«Tres siglos después, o sea por los principios del<br />
XVII -lo fue a mitad, en 1648; y otras epidemias en 1676<br />
118<br />
y 1685- se vio esta villa acometida nuevamente de otra<br />
epidemia de malignas calenturas, y sin olvidar sus<br />
moradores la intercesión de su santo patrono,<br />
recurrieron también al patrocinio de San Roque, que se<br />
había hecho célebre en Europa, especialmente en Francia<br />
y Alemania, como especialista abogado de la salud: y<br />
fue desde luego cesado el contagio, hasta que<br />
desapareció enteramente. Con este motivo, se votó y<br />
eligió también a San Roque por titular y copatrono de la<br />
villa y desde entonces quedó consagrada esta Capilla -<br />
se refiere a la Ermita de San Sebastián- a los dos santos.<br />
En consecuencia de aquellos sucesos dice la<br />
tradición, que se instituyó para solemnizar el<br />
aniversario, una fiesta de moros y cristianos, con<br />
aprobación del Consejo Supremo de Castilla y licencia<br />
del Ordinario: pero ni hemos podido encontrar<br />
documento que lo acredite, ni aún de la erección de<br />
dichos santos en patronos de la villa, ni de los detalles<br />
de la dicha fiesta. Lo que sí es positivo, que su patrocinio<br />
data de una antigüedad tan remota que se pierde en la<br />
oscuridad de los tiempos: y que de inmemorial se costea<br />
la función religiosa el día de San Roque -16 de agosto-,<br />
del presupuesto municipal» 182 .<br />
En 1708 (un 9 de mayo) el Obispo de Cartagena<br />
Luis Belluga declaraba festivo en la villa el día de San<br />
Roque. Sin embargo, fiesta civil en este día era la<br />
celebración de las corridas de toros con reses<br />
procedentes de Alcaraz o de Villanueva de los Infantes,<br />
que tenía lugar en la Plaza Mayor, que se acondicionaba<br />
mediante tablas con un presupuesto de 110 reales 183 .<br />
El siglo X<strong>VIII</strong> en Yecla fue pródigo en rogativas<br />
tanto contra la peste como contra la sequía. Así, consta<br />
que se sacaron en procesión de rogativas las imágenes<br />
de San Sebastián y de San Roque, en 1720, preveiendo<br />
un posible contagio proveniente de los puertos de<br />
Marsella y Alicante; en 1756, para aliviar a los enfermos<br />
del contagio que padece la villa; en 1776, demandando<br />
que cesara la epidemia de catarros que ocasionaba<br />
dolores de costado y tabardillo; y en 1801, tres días de<br />
rogativas para que cesaran las «calenturas pútridas» 184 ,<br />
sin duda debidas a las emanaciones producidas por los<br />
enterramientos que se realizaban en el subsuelo y<br />
cementerio anejo de la Iglesia vieja de la Asunción<br />
(pronto se dictó una Real Orden -por 1802- cursada por<br />
el Intendente General de los Ejércitos de los Reinos de<br />
Valencia y Murcia, con el fin de que los cementerios de<br />
las diferentes demarcaciones se construyeran a las<br />
afueras de la ciudad, cosa que en Yecla acaecería a partir<br />
de 1834 con los fallecidos de la gran epidemia de peste<br />
ocurrida en ese año que ocasionó 1.390 muertos). En esta<br />
centuria -seguimos tratando de la del X<strong>VIII</strong>- la fiesta de<br />
San Sebastián y de San Roque había disminuido hasta<br />
el punto de que cada vez que las imágenes salían en<br />
procesión, era preciso sujetarlas con clavos, por el<br />
deterioro en el que se encontraban ante tanto trasiego.<br />
El Ayuntamiento seguía destinando para la fiesta las<br />
mismas cantidades que para las del Corpus y San
Marcos, entre 200 y 500 reales, por lo que era la tercera<br />
en importancia 183 .<br />
A fines del siglo X<strong>VIII</strong> la ermita estaba en precario<br />
estado, siendo reparada en 1787 por el Ayuntamiento.<br />
También desde esta centuria fue tradición por parte de<br />
los procuradores llevar la imagen de San Roque desde<br />
la casa de los Comisarios, en el día de su festividad, hasta<br />
la Casa Consistorial, donde salía todo el Concejo con el<br />
estandarte y músicos, y, todos juntos, iban a la iglesia<br />
en procesión, repitiéndose la misma ceremonia para el<br />
regreso 186 .<br />
Perteneciente al siglo XIX hallamos una<br />
certificación municipal del estado de cuentas del año<br />
1830 entre papeles clasificados del Archivo Histórico<br />
Municipal de la localidad, en la que se anota «que en la<br />
festividad del S(eñor) S(an) Sebastián se han gastado<br />
173 reales y medio -aunque no detalla en qué- (y) en<br />
San Roque. 194 reales» 187 .<br />
Más modernamente, en el siglo XX, y acerca de la<br />
celebración de la festividad de San Roque en la década<br />
de los años veinte, y de su carácter popular, sirva de<br />
testimonio lo manifestado por el abogado y bibliotecario<br />
Francisco Azorín Albiñana, en su obra Yecla y sus<br />
hombres en mi recuerdo, cuando en 1979 describe:<br />
«Recuerdo de niño, época de la Dictadura de<br />
Primo de Rivera, en qué consistían estos festejos. Se<br />
reunían en el Ayuntamiento los Concejales, tenientes de<br />
Alcalde. Autoridades de la ciudad (jueces, comandante<br />
del puesto de la Guardia Civil. Tefe de Correos y<br />
Telégrafos. Maestros Nacionales. Corredor de Comercio.<br />
que llevaba un uniforme muy galoneado, etc.). A todos<br />
ellos acompañaban los funcionarios municipales y<br />
personas que querían unirse al cortejo. Todos, ya en<br />
orden de marcha, esperaban que (Francisco Gil Ortuño)<br />
el «Cagarrón». famoso pirotécnico local, disparase<br />
cohetes, y después, a los acordes de un pasacalle de la<br />
Banda de Música Municipal, calle San Francisco abajo,<br />
pasando por el Parque, hacían su entrada en la ermita<br />
del santo... La celebración de la misa era solemne.<br />
Siempre se buscaba un buen predicador o un clérigo<br />
hijo del pueblo, que dijera el sermón 188 .<br />
En 1942 los cultos al patrono San Roque<br />
consistieron, el día de la víspera en la noche, en el volteo<br />
de campanas, disparo de cohetes y castillo de fuegos<br />
artificiales, amenizados por la banda de Música de la<br />
localidad; y en el día de la fiesta, por la mañana, solemne<br />
procesión con la imagen del santo, presidida por la<br />
Corporación, por el recorrido de costumbre. A<br />
continuación «Misa cantada a toda orquesta» (sic) con<br />
sermón, y por la tarde novenario 189 .<br />
La fiesta, tras de la Guerra Civil, estuvo sin<br />
festejarse durante muchas décadas, hasta que se reanudó<br />
en 1982, con la celebración de misa solemne en su ermita<br />
(que ha sido remozada en los últimos años y es muy<br />
119<br />
FIG. 19- YECLA. Procesión de San Roque en torno a la Ermita<br />
del mismo nombre. Instantánea tomada el 16 de agosto de<br />
1989.<br />
dignamente cuidada por su vicario), seguida de<br />
procesión (FIG. 23) por las calle del barrio 190 , que recorre<br />
el siguiente itinerario: calles de Perales, Huertos, Carmen<br />
y san Roque.<br />
Desde siempre fue habitual que el Ayuntamiento<br />
(del que es patrono San Roque) costeara en la víspera<br />
del día del santo un espectacular castillo de fuegos<br />
artificiales, costumbre que desapareció largos años atrás<br />
y, nuevamente, ha sido recuperada.<br />
En el pueblecito de Blanca son reconocidas las<br />
fiestas en honor a San Roque, donde las corridas de los<br />
toros desde 1958 están consideradas como uno de los<br />
grandes espectáculos de la región. También se celebran<br />
fiestas con procesión en veneración del santo en Jumilla.<br />
3.3.25. SAN ZENON (4 de septiembre)<br />
Diversas festividades impulsaron los frailes<br />
franciscanos en la villa, entre ellas, en el siglo XVI, la<br />
del culto a San Zenón (su festividad en 4 de septiembre).<br />
Previamente, se había hecho mandamiento de<br />
celebrar su festividad en la villa, votada el 4 de<br />
septiembre de 1569 191 , siendo traídas sus reliquias y las<br />
de sus diez mil compañeros mártires desde Roma por<br />
el padre Diego Adán en 1588 192 , recibidas por el clero y<br />
el pueblo, y en solemne procesión depositadas en la<br />
Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción en<br />
un relicario 193 , comprometiéndose el Concejo a celebrar<br />
su fiesta, aunque tan solo se llevó a la práctica con<br />
procesión en 1630; fiesta a la que el problemático cura<br />
Juan Romero siempre le mostró su antipatía 194 ,<br />
desapareciendo a mediados del siglo XVII.
3.4. CICLO OTOÑAL<br />
Esta estación del año es sinónimo de hojas que se<br />
marchitan y tornan amarillentas, de cielos que se<br />
vuelven nebulosos y grisáceos. Es momento en que los<br />
campos se vuelven mustios. Es el preludio del invierno<br />
en que la vegetación perece. Son los augurios de muerte<br />
y desolación, aunque esto solo sea transitorio. Es la<br />
noción del «eterno retorno» nitzcheano.<br />
3.4.26. SAN FRANCISCO DE ASIS ( 4 de<br />
octubre)<br />
Gran arraigo adquirió la presencia de la<br />
Comunidad franciscana de reformados alcantarinos en<br />
el Reyno de Murcia, siendo varias (sobre diez) las casas<br />
que fundaron, entre ellas la de Yecla en 1565, momento<br />
en el que se instalaron en la Ermita de la Magdalena,<br />
distante tres kilómetros de la población. Por lo alejado<br />
del lugar en 1582 ocuparon la Ermita de San Roque,<br />
permaneciendo unos años allí, mientras se edificaba (de<br />
1600 a 1612) el convento en terrenos de la parte baja de<br />
la población en el que subsistirían durante más de dos<br />
siglos, hasta su exclaustración por Decreto de Juan<br />
Alvarez de Mendizábal en 1836.<br />
En 1605 el Ayuntamiento de la villa había elegido<br />
por patrono a San Francisco de Asís, aunque a decir<br />
verdad esta festividad se mantuvo durante escasos<br />
cincuenta años, siendo sustituida por la de la Virgen e<br />
impuesta por el polémico cura Juan Romero que<br />
comandaba el clero yeclano 193 , en el transcurso de la<br />
primera mitad del siglo XVII.<br />
La centuria del X<strong>VIII</strong> supuso para la Orden<br />
seráfica una época de explendor en lo económico,<br />
colocándose en 1743 un viacrucis en la explanada que<br />
antecede a la iglesia del convento; y en 1744 se concedió,<br />
por un lado, licencia para poder fundar la Archicofradía<br />
del Cordón en Yecla 196 , y Montealegre del Castillo, con<br />
el fin de lograr indulgencias todos los cofrades y<br />
aumentar la devoción a San Francisco; y por otro, la<br />
fundación de la Custodia de San Pascual Baylón (véase<br />
lo dicho sobre ella en el Cap. 3.2.16 del presente estudio).<br />
En 1761 la viuda de José Quílez, Francisca Yarza<br />
Olazarán, se obliga con la Comunidad a la entrega de<br />
180 reales de vellón cada año, para que se perpetúe la<br />
fiesta y se celebre con solemnidad 197<br />
Durante esa primera mitad de siglo se había<br />
fundado, en 1720, la Venerable Orden Tercera que<br />
tendría por patrón a San Luis, rey de Francia, que<br />
continuó su expansión hasta finales de la centuria,<br />
siendo una organización seglar muy numerosa y de gran<br />
arraigo en la sociedad yeclana 198 , y que, si bien<br />
disminuida, subsiste hasta nuestros días.<br />
120<br />
La festividad de San Francisco decae con el siglo<br />
XX, pasando al olvido y tan solo el volteo de campanas<br />
y la típica hoguera en el atrio de su iglesia recordarán el<br />
que fue su pasado 199 .<br />
3.4.27. LAS ANIMAS DEL PURGATORIO (2 de<br />
noviembre)<br />
Previo al día de Animas era/es el de Todos los<br />
Santos, día en que todo yeclano frecuenta su cementerio<br />
para recordar y orar a/por su seres queridos, con ese<br />
«rictus» y severidad que ha caracterizado siempre<br />
(aunque muchos no quieran reconocer su pasado) a este<br />
pueblo manchego, cual culto a la muerte, al luto y a la<br />
fúnebre (véase al respecto las narraciones que sobre<br />
dicho tema dedican José Martínez Ruiz, «Azorín», en<br />
La Voluntad. Madrid, 1902; Pío Baroja, en Confesiones<br />
de un pequeño filósofo. Madrid, 1904; y José Luis<br />
Castillo Puche, en Con la muerte al hombro. Madrid,<br />
1954).<br />
Un ejemplo de ese culto hacia lo fúnebre, hacia lo<br />
macabro, en Yecla, es el que se dedicaba a los niños<br />
fallecidos durante el transcurso del siglo X<strong>VIII</strong> y aún<br />
años posteriores. Recoge el historiador Juan Blázquez<br />
la tradición del velatorio a niños muertos o «angelicos»<br />
(así denominados en el lugar), fiesta de amplias<br />
resonancias paganas, en la que, estando presente el<br />
cuerpo del niño fallecido, los mozos y mozas cantaban<br />
y bailaban alrededor del ataud 200 , intentándolo prohibir<br />
la Iglesia sin resultado alguno mediante diversas<br />
pastorales.<br />
La conmemoración del Día de Difuntos llevaba<br />
aparejado consigo una exhaustiva celebración de misas<br />
en sufragio por las almas de los fieles difuntos, según<br />
atestiguan testamentos de fines del XVI.<br />
De antiguo -recuerda Miguel Ortuño- era<br />
tradicional la procesión de Animas por el interior de la<br />
Iglesia parroquial de la Asunción. Ya en el siglo X<strong>VIII</strong><br />
tuvo su propia Hermandad, la Cofradía de Animas, que<br />
se dedicaba a recoger limosnas para las Animas, con un<br />
paseo nocturno en que no faltaba el estandarte (un guión<br />
de tela negra con una estampa o lienzo que representaba<br />
a la Virgen del Carmen y las Animas del Purgatorio),<br />
los faroles, las campanillas, las faltriqueras y la melodía<br />
fúnebre 201 , que, a modo de villancico, decía:<br />
«A las ánimas benditas<br />
no se les cierra la puerta, (bis)<br />
se les dice que perdonen<br />
y ellas se van tan contentas».<br />
En alguna que otra ocasión el acompañamiento<br />
de la música en la Cofradía de Animas estaba compuesto<br />
por bombo, guitarra, clarinete y campanillas.
FIG. 21- BAUSET RIBES, Eleuterio: Virgen del Carmen y<br />
Animas del Purgatorio. Oleo sobre lienzo pintado en 1945.<br />
Iglesia parroquial de la Purísima (Foto Archivo Javier Delicado,<br />
1987).<br />
Un lienzo bajo la advocación de las Animas del<br />
Purgatorio se hallaba en el sotocoro de la vieja iglesia<br />
parroquial, según recuerda Cosme Gil Pérez de Ortega,<br />
en 1777, cuando anota:<br />
«Se sigue a ésta -Capilla de San Juan Bautista<br />
(donde se daba culto a la Virgen de la Aurora)- el<br />
Baptisterio; al frente de éste se halla el altar de las Almas<br />
con un vaso o bóveda para pobres» 202 .<br />
De dicho vaso, bóveda para pobres, o bacín de<br />
almas, ya hay referencia en el siglo XVII, a través de<br />
Ruiz Molina 203 , lugar en el que eran enterrados los<br />
indigentes y menesterosos.<br />
También era tradición en la iglesia de referencia -<br />
la Iglesia vieja- el que se utilizaran cocos huecos, a los<br />
que se les daba forma de calavera, en cuyo interior se<br />
colocaba una vela encendida en el día de Animas, en<br />
recuerdo y oración por las almas de los fieles difuntos 204 .<br />
La Cofradía de Animas salía también desde la<br />
Pascua de Navidad hasta la víspera de Reyes 205 visitando<br />
121<br />
belenes, con el ánimo y fin de recaudar fondos para<br />
cubrir los gastos de su Hermandad, tradición que<br />
desapareció por el año 1950.<br />
En los prolegómenos de la Guerra Civil se perdió<br />
el lienzo antecitado, por lo que otra pintura de la Virgen<br />
del Carmen con las Animas del Purgatorio llegará a Yecla<br />
en 1945, cuyo pincel se debe al pintor Eleuterio Bauset<br />
Ribes (FIG. 21), que se pondrá a devoción en un altar de<br />
la girola de la Iglesia Nueva, donde permanece y al que<br />
acompaña siempre en vela alguna llama encendida por<br />
las ánimas benditas.<br />
4. UNAS CONSIDERACIONES FINALES.<br />
Tanto las fiestas, como las leyendas, como los ritos<br />
que hemos relacionado, todos forman parte del contexto<br />
sociocultural de la religiosidad popular de Yecla, un<br />
enclave localizado en tierras altomurcianas donde<br />
algunas tradiciones, como la del canto de los Auroros,<br />
en devoción a la Virgen del Rosario de la Aurora, o la de<br />
los panes benditos de San Blas, o el «ir de San Marcos»,<br />
dan fe de un folklore y de unas costumbres que arrancan<br />
desde varios siglos atrás.<br />
Secuencialmente, durante la Baja Edad Media<br />
(período del que se tienen escasas noticias) la devoción<br />
popular en la villa se centrará en los santos epidémicos<br />
y terapeúticos (San Antón, San Cristóbal y San<br />
Sebastián), mientras que en la Edad Moderna<br />
(promedios del XV al X<strong>VIII</strong>), habrá un desplazamiento<br />
hacia el culto mariano (Asunción, Purísima Concepción,<br />
Candelaria, Rosario de la Aurora y Divina Pastora).<br />
Los siglos XVII y X<strong>VIII</strong> significarán una exaltación<br />
religiosa en la localidad, en la que prácticamente todos<br />
sus habitantes serán cofrades que pertenecerán a alguna<br />
que otra hermandad o congregación, particularmente<br />
numerosos los de la Cofradía del Santísimo Sacramento<br />
y los de la Venerable Orden Tercera (incluso con filial<br />
femenina), alcanzando las fiestas del Corpus Christi, San<br />
Marcos y San Roque su mayor boato y participación.<br />
También pesaba mucho en el ambiente, como en otros<br />
puntos del Reyno de Murcia, el Tribunal de la<br />
Inquisición, a través de familiares del Santo Oficio que<br />
a nivel local hicieron historia (comisarios, notarios, etc.),<br />
y que sirvió de utilidad a la clase gobernante,<br />
limitándose a preservar la pureza de los ideales<br />
españoles practicando la censura 206 .<br />
Pese a ello, ciertos rituales de origen pagano (tales<br />
como las mascaradas que, con motivo de las fiestas de<br />
la Cruz, se venían celebrando frente a la iglesia del<br />
convento franciscano; los sortilegios de la noche de San
Juan; y desde época napoleónica, las fiestas de los Judas<br />
(aunque tamizadas), incidirán como expresión del alma<br />
colectiva y elemento aglutinador en el contexto de<br />
algunas devociones y cultos.<br />
Y !cómo no!, el ritual del fuego, uno de los cuatro<br />
elementos de las cosmogonías tradicionales,<br />
imprescindible para la vida, siempre estará presente en<br />
toda manifestación festivo popular de Yecla (San Antón,<br />
San Blas, Santa Bárbara,...). Las hogueras arderán en la<br />
víspera de cada festividad crepitantes y con estrépito,<br />
mientras la gente, si es invierno, apiñada en torno de<br />
ellas, degustará frutos secos y trasegará mistela. El fuego<br />
purificador (que no el de los autos de fe) antecede y es<br />
el preámbulo de la fiesta. Es el rito propiciatorio que<br />
preservará de espíritus y demonios. Al fuego siempre<br />
se le ha atribuido significadops de regeneración y<br />
purificación, acción fecundante e iluminadora.<br />
A fines del siglo X<strong>VIII</strong> el hombre intelectual<br />
escrutará nuevos campos en el espíritu laico de la<br />
Ilustración, buscando la conexión entre filosofía y<br />
ciencia, aunque el pueblo llano (jornaleros en su<br />
mayoría), supersticioso e ingenuo por lo común en dicho<br />
siglo (en el que se tenía que enfrentar al hambre -<br />
produjéronse fuertes altercados- y a alguna que otra<br />
epidemia) y con una enseñanza primaria deficiente, se<br />
hallará muy lejos de sutilezas teológicas o científicas (los<br />
ilustrados siempre consideraron las procesiones<br />
exhiciones de superstición y falsa piedad), y al que solo<br />
importará que la tierra produzca mucho y bueno para<br />
asegurar el sustento de las cosechas en beneficio de los<br />
demás y propio por aquello del trabajo, por lo que<br />
demandará unos patronos y santos protectores (los<br />
santos de la piedra Abdón y Senén, San Isidro Labrador,<br />
San Roque y Santa Bárbara) con el fin de que les<br />
prevengan y libren de epidemias, tormentas y pedrisco<br />
(conviene reseñar que el colocar los trabajos bajo la<br />
protección de las divinidades, es cosa conocida en<br />
distintos tipos de religiones, particularmente en la<br />
religión romana, como ha señalado Julio Caro Baroja) 207 .<br />
La intercesión de San Cristóbal y de Santa Bárbara,<br />
además, se consideraba como protectores de la buena<br />
muerte, mientras que la de San Antón preservaba del<br />
rayo a sus cofrades. Cabe señalar que en Yecla,<br />
prácticamente todas las festividades estaban<br />
relacionadas con el ciclo de la agricultura, y los versos<br />
de los gozos, reflejados al reverso de muchas estampas<br />
y litografías, también contarían en la historia de cada<br />
patrón.<br />
En la religiosidad popular local las figuras del<br />
Cristo del Sepulcro y de la Virgen (Inmaculada<br />
Concepción), patronos de la villa, serán consideradas<br />
intercesoras de rango mayor: guardan y auxilian en todo<br />
tipo de enfermedades y necesidades públicas y privadas.<br />
Así, ambas imágenes se darán cita en determinadas<br />
rogativas llevadas a cabo, bien de tipo penitencial, de<br />
súplica ante alguna calamidad pública o desastre natural<br />
(plagas de langosta y ante largos períodos de sequía), o<br />
122<br />
para conmemorar importantes acontecimientos<br />
(proclamaciones de reyes, acciones de gracias por algún<br />
fin colectivo alcanzado -librar a la población de<br />
epidemias o del contagio de la peste-, etc.). Algunos<br />
testimonios responderán a una mentalidad y a un<br />
monento concreto, el del fundamentalismo en la fe.<br />
En la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo en<br />
las décadas de la Restauración canovista (1874-1897)<br />
como recuerda el profesor Antonio Ariño, habrá un<br />
resurgimiento católico en España con una iglesia a la<br />
defensiva ante el mundo contemporáneo liberal surgido,<br />
donde se intensifican las actividades doctrinales y se<br />
reelabora la religiosidad, a través de asociaciones<br />
devotas, se difunden también las misiones populares y<br />
se llega a mitificar la figura de Pío IX 208 . En el caso de<br />
Yecla, algunos rincones de la villa con sabor a barriada<br />
contarán con total participación de algunas festividades,<br />
como las dedicadas a Santa Ana en la calle de la<br />
Corredera, en 1856, al haber sido invocado el auxilio de<br />
la santa ante la epidemia del cólera surgida en el año<br />
anterior y haber librado a la vecindad de la misma.<br />
También se creará la Cofradía de la Purísima en 1868, la<br />
Junta de Mayordomos en 1880 o la Adoración Nocturna<br />
a principios del XX.<br />
A lo largo del presente estudio se analiza la<br />
variedad de devociones surgidas en los diferentes siglos<br />
de la historia de Yecla y sobre las que no vamos a<br />
redundar. No obstante, decir que, sociológicamente, las<br />
fiestas mayores (celebradas en diciembre) nacieron al<br />
amparo de la fiesta patronal (de la Purísima<br />
Concepción), mientras que ciertas romerías, como las<br />
llevadas a cabo al Santuario de las Virtudes (desde el<br />
siglo XVII hasta mediados del X<strong>VIII</strong>), y a la Ermita de la<br />
Magdalena (el «ir de San Marcos»), servirían de<br />
terapeútica eficaz en la diferencia de clases.<br />
Respecto a las rogativas (muy extendidas durante<br />
los siglos X<strong>VIII</strong> y XIX) habían sido instituidas por San<br />
Mamerto y rápidamente se difundieron por la<br />
cristiandad en los siglos V y VI. Se inscribían dentro de<br />
una mentalidad abocada al pesimismo, tenían lugar<br />
durante la primavera y se caracterizaban por una<br />
intensificación del culto a un patrono (en el caso de<br />
epidemias, a San Sebastián y San Roque) o a un<br />
intercesor especial (en el caso de sequía o males mayores,<br />
al Santísimo Cristo del Sepulcro, patrono de la villa, para<br />
impetrar las lluvias), con el traslado de las imágenes en<br />
procesión penitencial desde su ermita o santuario a la<br />
iglesia parroquial, en la que los labradores se cargaban<br />
de pesadas piedras para una mayor mortificación, algo<br />
primitivo y contrario a la razón. En este contexto se<br />
inscribiría lo apuntado por el historiador Giménez<br />
Rubio, en 1849 y 1865, sobre la antigua imagen del Cristo<br />
del Sepulcro, cuando anota que la devoción yeclana<br />
«considera su intercesión como único medio capaz de<br />
servir de lenitivo en sus aflicciones» 209 . En sí, las<br />
rogativas, en Yecla como en cualquier otro rincón de<br />
nuestra geografía, fueron la respuesta más usual de esta
sociedad tradicional a los grandes males (pestes, plagas,<br />
pedrisco, sequía) que asolaron al pueblo. Se pedía a Dios<br />
perdón por los pecados y se rogaba el auxilio contra la<br />
desgracia que se padecía, porque en la mentalidad<br />
popular de aquella época estaba reflejada la<br />
interpretación de las calamidades públicas como castigo<br />
de Dios, y había que elevar preces y súplicas al Altísimo<br />
«para aplacar la cólera divina».<br />
Por otra parte el agua de San Gregorio Ostiense<br />
pasada por sus reliquias había sido remedio infalible en<br />
el siglo XVII contra las plagas de langosta 210 , al igual<br />
que el volteo de campanas era eficaz como instrumento<br />
de conjura contra las tormentas.<br />
También el ritual funerario o culto a la muerte<br />
desde época pretérita hasta bien entrado el siglo XX<br />
(década de los años sesenta) formará parte de la<br />
religiosidad popular y tendrá mucho que ver en todos<br />
los estratos o estados de la sociedad yeclana, de lo que<br />
dan fe, desde antaño (siglo XVI), el excesivo número de<br />
misas anotadas en los testamentos, los cantos de los<br />
auroros, las cofradías de ánimas, el cortejo fúnebre desde<br />
la casa del finado hasta la iglesia parroquial (si éste era<br />
rico, con la asistencia del clero regular y de los<br />
franciscanos), la mortaja (propia con hábito franciscano,<br />
si de pobres se trataba), el luto (una especie de<br />
«reglamentación» sobre todo en la mujer, incluso<br />
durante décadas), el toque de campanas 211 , y, cayendo<br />
en la superstición, el velatorio de los niños muertos, un<br />
extraño comportamiento de amplias resonancias<br />
paganas que la Iglesia intentó erradicar, en el que<br />
muchachos y muchachas realizaban bailes y cantaban<br />
en torno de los niños fallecidos 212 («angelicos» en el argot<br />
popular de la tierra); costumbre bárbara y tribal y secuela<br />
de esa España profunda, que también se vino<br />
practicando en un número considerable de pueblos<br />
valencianos (allí llamaban «la dança del vetlatori», de<br />
los mortirichuelos o «albaets» -infantes sin pecado- y<br />
era una tradición aceptada, afortunadamente<br />
deseparecida, incluso alegre y festiva, porque se<br />
consideraba que un ángel entraba en el cielo; tema que<br />
el dramaturgo Vicente Blasco Ibáñez plasmó en su<br />
novela La barraca, escrita en 1898).<br />
También aquí las ánimas adquieren importancia<br />
en el universo de las creencias populares tradicionales,<br />
cuyo culto ha ido parejo al de la Virgen del Carmen (tuvo<br />
su altar debajo del coro en la Iglesia vieja de la Asunción<br />
y hoy en la girola de la iglesia parroquial de la Purísima),<br />
y, como se ha mencionado, ha estado vinculado al culto<br />
a los difuntos.<br />
Devoción es también el arte en las calles. Se goza -<br />
decíamos en una publicación algo postrera- al recorrer<br />
los viejos arrabales de la que fue villa, aquellas callejas<br />
y rincones de bravia traza y encontrar, atisbar serie de<br />
paneles cerámicos constituidos por retablitos de azulejos<br />
que presiden las ya no tan abundantes hornacinas (FIG.<br />
22) que pueblan y pululan entre el habitat urbano. Es<br />
123<br />
FIG. 22- Retablito de azulejos bajo la advocación de San Felipe<br />
Neri, del año 1856, sobre la casa n° 30 de la calle de San Felipe.<br />
Yecla. (Foto Javier Delicado, 1989).<br />
frecuente en algunos ejemplos -de los que hemos hecho<br />
particular mención en el capítulo introductorio al tratar<br />
del siglo XIX- el que se haga coincidir el nombre de la<br />
calle con el del santo en el retablo representado. Y<br />
cuando no esto, la advocación solía coincidir con el<br />
nombre del dueño de la vivienda (un voto o una<br />
promesa ofrecidos, «a expensas de» y/o «a devoción<br />
de» particulares, varios fechados en los años del cólera,<br />
de 1856 a 1858), en cuya fachada, sobre una hornacina,<br />
refulgía. Son exponente fiel de piadosa y popular<br />
devoción local 213 .<br />
En esbozo, son los descritos, retazos de toda una<br />
cultura popular en parte hoy desaparecida o hecha<br />
folklore, que nos habla de un tiempo y de una vida social,<br />
de unas actitudes y de unos comportamientos, en los<br />
que se mezcla una serie de mitos (leyendas, fábulas,<br />
supersticiones) y de ritos populares en sus más variadas<br />
representaciones (romerías, rogativas, conjuros,<br />
hogueras, exvotos,...), con la religiosidad más ancestral<br />
de un pueblo -Yecla-, como eje vertebrador de creencias<br />
y rituales de la fe cristiana.
NOTAS ARCHIVISTICO-DOCUMENTALES<br />
1 NIETO PEREZ, Mariano, et alii: «Clarifificar diferentes conceptos y<br />
tendencias según las épocas, en la imaginería al culto». Actas del XI<br />
Congreso de Conservación y Restauración de Bienes Culturales<br />
(celebrado en Castellón del 3 al 6 Octubre de <strong>1996</strong>). Castellón de la<br />
Plana, Servicio de Publicaciones de la Diputación, <strong>1996</strong>, Vol. II, p. 775.<br />
2 El mayordomo era el oficial que se nombraba en las Cofradías o<br />
Congregaciones para la satisfacción de los gastos, y el cuidado y<br />
gobierno de las funciones.<br />
3 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />
Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X el Sabio - Exmo.<br />
Ayuntamiento de Yecla, 1995, p. 56.<br />
4 Ibidem. p. 60.<br />
5 En 1575 estaban establecidas las de San Bartolomé, Santa Bárbara,<br />
Nuestra Señora del Remedio, San Juan, San José, El Nombre de Jesús,<br />
Nuestra Señora de las Nieves, Santa Lucía, San Roque y el Santísimo<br />
Sacramento, siendo ésta la más elitista en cuanto a admisión de sus<br />
miembros. BLAZQUEZ MIGUEL, Miguel: Yecla en su historia. Toledo,<br />
Ed. Arcano, 1988, p. 89.<br />
6 RUIZ MOLINA, L.: op. cit.. p. 72.<br />
7 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Inquisición y brujería en la Yecla del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La Levantina, 1984, pp. 104-106.<br />
8 SORIANO TORREGROSA, Fausto: Historia de Yecla. Valencia,<br />
Impresos Cosmos, 1950, p. 194.<br />
9 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano,<br />
1988, p. 232.<br />
10 ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1980, 2" ed., p. 73; ORTUÑO<br />
PALAO, Miguel: El habla de Yecla. Murcia, Academia Alfonso X el<br />
Sabio, 1987, p. 24.<br />
11 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />
Narsio, 1988, p. 302.<br />
12 RODRIGUEZ DE LA TORRE, Fernando: «Efectos del terremoto<br />
del 1 de Noviembre de 1755 en la actual Región de Murcia».<br />
Murgetana. Murcia, Real Academia Alfonso X El Sabio, 1993, Núm.<br />
LXXXVII, pp. 92 y 122.<br />
13 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 282.<br />
14 PANES, Fr. Antonio: Chrónica de la Provincia de San Tuan Bautista<br />
de religiosos menores descalzos de la Regular Observancia de Nuestro<br />
Seráphico Padre San Francisco, dedicado al Sacro. Supremo y Real<br />
Consejo de Aragón. Valencia; Gerónimo Vilagrasa, impresor; 1665-<br />
1666. Vol. I, Cap. 13, folios 46-47.<br />
15 SALMERON, Fray Pascual: Historia de el devotíssimo Santuario y<br />
religiosíssimo Convento de Santa Ana del Monte de Jumilla. de<br />
religiosos descalzos de N(uestro) P(adre) S(an) Francisco de la<br />
Provincia de San Juan Bautista. . Manuscrito en 4°, en<br />
pergamino, folios 451-455.<br />
16 «Algunas notas de medicina». Guía comercial e Industrial de Yecla.<br />
Catálogo Oficial de la Feria del Mueble. Valencia, Imp. J. Domenech,<br />
1967, p. 57.<br />
17 SORIANO PALAO, José: «Las epidemias de cólera en Yecla durante<br />
el siglo XIX». YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo.<br />
Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones, 1995, núm. 6,<br />
pp. 46-47.<br />
18 Ibidem. p. 51.<br />
19 LOPEZ SERRANO, Aniceto: Yecla: Un ejemplo de socialismo agrario<br />
(1914-1917). Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1989, p. 156.<br />
20 Ibidem. pp. 104-105.<br />
21 RUIZ MOLINA, Liborio, y VICENTE REQUENA, Pascuala: «La<br />
vida municipal en Yecla a través de la prensa local durante la II<br />
República (1931-1936)», en de VVAA.: La prensa local en la Región<br />
de Murcia (1706-1939). Universidad de Murcia, Servicio de<br />
Publicaciones, <strong>1996</strong>, p. 102.<br />
22 GALAN, Lola: «Sillas vacías en la casa del Señor». Diario EL PAÍS.<br />
Madrid, domingo 21 de febrero de 1993 (Supl. Dominical), p. 8.<br />
23 AZORIN CANTO, M.: «Resurgió la tradición helenística en Yecla<br />
tras algunos años de declive». Diario La Verdad. Murcia, 24 de<br />
diciembre de 1992.<br />
24 GARCIA ATIENZA, Juan: Santoral diabólico. Madrid, Ediciones<br />
Martínez Roca, S.A., 1988, pp. 313-319.<br />
25 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />
Narsio, 1988, p. 315.<br />
26 Sobre la ermita y obras que alberga, así como de otras<br />
124<br />
desapareciadas, véase el estudio de DELICADO MARTINEZ,<br />
Francisco Javier: «La Ermita de Santa Bárbara, de Yecla». Archivo de<br />
Arte Valenciano (Publicaicón de la Real Academia de Bellas Artes de<br />
San Carlos). Valencia, 1995, pp. 133-142.<br />
27<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />
1598). Yecla, Imp. La Levantina, 1981, p. 68; BLAZQUEZ MIGUEL,<br />
Juan: Yecla en el reinado de Felipe III (1598-1621). Yecla, Imp. La<br />
Levantina, 1983, p. 107.<br />
28<br />
A.H.N. (Archivo Histórico Nacional). Sección Consejos. Leg. 7.094.<br />
Relación de Cofradías del Reyno de Murcia. N° 34, «Lista de las<br />
Congregaciones, Hermandades y Cofradías fundadas en esta villa de<br />
Yecla, su Yglesia parroquial y Convento Descalzo de Ntro. Pe. San<br />
Francisco, sus gastos y Juntas, y aprobación con que respectivamente<br />
se halla cada uno». Yecla, 7 de mayo de 1771. Ms.<br />
29<br />
Ibidem.<br />
30<br />
Una edición facsimilar de dichos Capítulos se ha publicado en 1986,<br />
en ocasión de la celebración del bicentenario de las normas<br />
establecidas. Véase al efecto Ordenanzas de las Fiestas Patronales de<br />
la Virgen del Castillo - Yecla. 1786-1986 (con una introducción y<br />
transcripción de documentos de Miguel Ortuño Palao). Yecla,<br />
Asociación de Mayordomos de la Purísima Concepción, 1986, pp. 16-<br />
40.<br />
31<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano,<br />
1988, pp. 236 y 262.<br />
32<br />
GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 119-123.<br />
33<br />
Ibidem. p. 80.<br />
34<br />
A.A.M.Y. (Archivo de la Asociación de Mayordomos de Yecla). Libro<br />
de Actas de la Cofradía de la Inmaculada Concepción, de Yecla, 1880-<br />
1955. Reglamento que consta de 24 artículos dados en Yecla, a 20 de<br />
mayo de 1880, inserto al comienzo de dicho Libro de Actas, manuscrito.<br />
35<br />
IBAÑEZ IBAÑEZ, Juan «La Asociación de Mayordomos». Revista-<br />
Programa de Fiestas de La Purísima. Yecla - 1956. Almansa, Artes<br />
Gráficas Sánchez, 1956, s/p.<br />
36<br />
GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria histórica de la función que<br />
anualmente se celebra en la villa de Yecla a la Concepción de la Virgen.<br />
Albacete, Imprenta de Nicolás Soler, 1849.<br />
37<br />
En la nota 35 de su Memoria histórica.... manuscrita en 1848,<br />
Gimenez Rubio dice: "En el presente año 1848 se ha mejorado la<br />
iluminación con una preciosa lucerna de gusto especial y elegante<br />
construcción, que contiene sobre setecientas luces: en su base pende<br />
una granada que se abre por un resorte, y descubre al pasar la imagen<br />
una paloma colocada bajo de un sol dorado, y derrama flores, polvos<br />
brillantes y otros obsequios.<br />
La altura de esta lucerna es de unos veinte y cuatro palmos y su<br />
diámetro en el globo que forma, de catorce a quince".<br />
38<br />
RUIZ MOLINA, Liboro: op. cit. p. 60.<br />
39<br />
RUIZ MOLINA, Liborio: "Notas para la genealogía de Martín<br />
Soriano Zaplana". Programa de Fiestas de la Escuadra "La Purísima<br />
Concepción". Yecla; Victoria Industrias Gráficas, 1994, s/p.<br />
40<br />
Sobre el legendario personaje y su genealogía véanse los estudios de<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: El capitán Martín Soriano Zaplana. Yecla,<br />
Imp. La Levantina, 1983; y RUIZ MOLINA, Liborio: "Notas para<br />
la genealogía de Martín Soriano Zaplana". Programa de Fiestas de la<br />
Escuadra "La Purísima Concepción". Yecla; Victoria, Industrias Gráficas;<br />
1994, s/p.<br />
41 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: España mariana. Yecla y<br />
el Eremitorio-Santuario del Castillo: Arte y devoción . Yecla, Imp. La<br />
Levantina, 1990, p. 72, fig. 20.<br />
42 ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Murcia, Academia Alfonso X el Sabio, 1980, 2"edv p. 118.<br />
43 Ibidem. p. 119.<br />
44 ORTUÑO PALAO, Miguel: El Cura-Obispo Antonio IbañezGaliano.<br />
Discurso leído por su autor el día 17 de Diciembre de 1982 con motivo<br />
de su recepción pública como Académico de <strong>Número</strong> de la Academia<br />
Alfonso X El Sabio. Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1982, p. 25.<br />
45 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo, de<br />
Dúo-Graph, S.L., 1991, pp. 112,145, 285, 290 y 326.<br />
46 SORIANO PALAO, José: op. cit.. p. 51.<br />
47 ALONSO NAVARRO, Serafín: "Pueblos de la Región de Murcia:<br />
Yecla". Historia de la Región Murciana. Tomo XI. Murcia, Ediciones<br />
Mediterráneo, S.A., 1989, p. 643.<br />
48 R(UIZ), L(UIS): "Yecla, Fiestas Patronales: La mujer en las fiestas".<br />
Diario La Verdad. Murcia, viernes 6 de Diciembre de 1991 (supl.<br />
Extraordinario), p. Y-4.
49<br />
DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: "La Iglesia del Niño<br />
Jesús, de Yecla: Arquitectura y Arte". YAKKA (Revista de Estudios<br />
Yeclanos). Yecla, Exmo. Ayuntamiento - Servico Municipal de Publicaciones,<br />
1992-1993, n° 4, pp. 55-74.<br />
50<br />
Debo estos datos a la lúcida memoria de Argimiro Azorín Pérez, de<br />
73 años de edad, persona muy versada en cosas de iglesia y que<br />
durante cincuenta y cinco años estuvo al cuidado de la Ermita de Santa<br />
Bárbara, de Yecla.<br />
51<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla.día adía. Yecla, Ediciones Dúo,de<br />
Dúo-Graph, S.L., 1991, p. 21.<br />
52<br />
A.H.M.Y. (Archivo Histórico Municipal de Yecla). Legajo 643 "Cultura<br />
y Festejos". "Instancia de la Sociedad "Unión Yeclana" dirigida al<br />
Exmo. Ayuntamiento de la Ciudad, solicitando permiso para celebrar<br />
la festividad de Reyes Magos". Yecla, 1928.<br />
53<br />
Alguna breve referencia a la Ermita de San Antonio Abad en<br />
SORIANO TORREGROSA, Fausto: Historia de Yecla. Valencia, Impresos<br />
Cosmos, 1950, p. 124; ELIAS GARCIA, Mª Pilar: El núcleo de<br />
Yecla: Estudio físico y demográfico (Tesis de licenciatura inédita).<br />
Murcia, 1960, p. 39; MORALES GIL, Alfredo: El Altiplano de Jumilla-<br />
Yecla. Murcia, Departamento de Geografía de la Universidad, 1972, p.<br />
188.<br />
54<br />
RUIZ MOLINA, Liborio: "<strong>Yakka</strong>, Un asentamiento andalusí en la<br />
Cora de Murcia (ss. XI al XIV)". YAKKA (Revista de Estudios Yectanos).<br />
Yecla, Excmo. Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones,<br />
1995, núm. 6, p. 22.<br />
55<br />
DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «La Ermita del Hospital<br />
de Yecla («El Hospitalico»)». Ciudad de Yecla (Boletín Informativo<br />
Municipal). Yecla, Excmo. Ayuntamiento, marzo de 1988, núm. 10,<br />
pp. 14-15.<br />
56<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Dúo-Graph, S.L.,<br />
1991, p. 38.<br />
57<br />
AZORIN ALBIÑANA, Francisco: «Fiestas populares: San Antón,<br />
17 de enero». El Yeclano Ausente. Yecla, Asociación de Mayordomos,<br />
enero-marzo 1990, pp. 4-5.<br />
58<br />
Véanse las coplillas que a «La güerta (por vuelta) de S(an) Antón»<br />
dedica G(ARCIA) SORIANO: Maximiliano: Yeclanerías (Primera<br />
colección). Yecla, 1900, pp. 83-85.<br />
59<br />
GIL PÉREZ DE ORTEGA, Cosme: «Fragmentos históricos de la<br />
villa de Yecla». Manuscrito inédito de 1767, publicado bajo el mismo<br />
título en YAKKA (Revista de Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo.<br />
Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones, 1992-1993, n°4,<br />
p. 115.<br />
60<br />
A.H.N. (Archivo Histórico Nacional). Sección Consejos. Leg. 7.094.<br />
Relación de Cofradías del Reyno de Murcia. Nº 34. «Lista de las<br />
Congregaciones, Hermandades y Cofradías fundadas en esta villa de<br />
Yecla, su Iglesia parroquial, y Convento Descalzo de Ntro. Padre San<br />
Francisco, sus gastos y Juntas, y aprobación con que respectivamente<br />
se halla cada una». Yecla, 7 de mayo de 1771. Ms.<br />
61<br />
DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «Parajes yeclanos: Los<br />
Hitos, Ermita y Venta». Revista-Programa Interno de la Escuadra «Los<br />
Luna». Yecla, 1992, pp. 12-13.<br />
62<br />
DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «Ermitas rurales de Yecla:<br />
La Ermita de la Casa de los Pinos en la Carrasquilla». Revista-Programa<br />
de Fiestas de la Virgen de la Escuadra «La Purísima Concepción».<br />
Yecla, Victoria Industrias Gráficas, Diciembre de 1994, s./p.<br />
63<br />
AUROROS, La Hermandad de los: «La Aurora, devoción popular<br />
mariana». Revista-Programa de Fiestas de la Virgen, de Yecla -1979.<br />
(XXV Aniversario de la Coronación Canónica de la Inmaculada<br />
Concepción). Yecla, Asociación de Mayordomos, 1979, s/p.<br />
64<br />
MARTINEZ CORBALAN, Francisco: «Costumbres españolas: Los<br />
Auroros de Yecla». Semanario ESTAMPA. Madrid, 22 de enero de 1929,<br />
nº 55, s/p.<br />
65<br />
G(ARCIA) SORIANO, Maximiliano: Yeclanerías (Segunda<br />
colección). Elda Tipografía Moderna, 1907, pp. 19-21.<br />
66<br />
DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «La Ermita de Santa<br />
Bárbara de Yecla». Archivo de Arte Valenciano. Valencia, 1995, pp.<br />
133-142.<br />
67<br />
DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «La Iglesia Nueva de<br />
Yecla, entre el arte y la historia». ARCHIVO DE ARTE VALENCIANO.<br />
Valencia, 1983, p. 51.<br />
68<br />
MARTINEZ RUIZ, «AZORIN», José: La Voluntad. Madrid, Clásicos<br />
Castalia, 1973 (ed. de E. Inman Fox), p. 180.<br />
69<br />
CASTILLO PUCHE, José Luis: Con la muerte al hombro. Madrid,<br />
Biblioteca Nueva, 1960, 2" ed., p. 313.<br />
70<br />
GALIANA, Ismael y FERNANDEZ, Adolfo: Guía secreta de Murcia.<br />
125<br />
Cartagena y Mar Menor. Madrid, Sedmay Ediciones, 1978, pp. 97-99.<br />
71<br />
Ibidem. p. 99.<br />
72<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano,<br />
1988, pp. 235-236.<br />
73<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel: op. cit. p. 49<br />
74<br />
GIL PÉREZ DE ORTEGA, Cosme: op. cit.. p. 112.<br />
75<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />
Narsio, 1988, p. 336; BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia.<br />
Toledo, Ed. Arcano, 1988, p. 158.<br />
76<br />
A.H.N., Sección de Consejos, Leg. 7.094. Relaciones de Cofradías<br />
del Reyno de Murcia. Núm. 34, «Lista de Congregaciones... de Yecla.».<br />
Yecla, 7 de mayo de 1771.<br />
77<br />
Sobre el ambiente de brujas y hechiceras en Yecla, y en particular<br />
sobre las mencionadas, véase el estudio de BLAZQUEZ MIGUEL,<br />
Juan: Inquisición y Brujería en la Yecla del siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La<br />
Levantina, 1984, pp. 119 y 130.<br />
78<br />
AZORIN CANTO, M.: «Fiestas en Yecla: Cohetes y diez mil panes<br />
benditos en honor de San Blas». Diario La Verdad. Murcia, jueves 1<br />
de febrero de <strong>1996</strong> (supl. «Pueblo a pueblo»), p. 14.<br />
79<br />
En la población valenciana de Bocairente los mayorales de San Blas<br />
hacen grandes tortas de «pa beneit» (pan bendito) y cada cual, en el<br />
día de la fiesta de San Antonio Abad (17 de enero) cortan su tajada<br />
(LLUCH GARIN, Luis B.: Ermitas y paisajes de Valencia. Valencia,<br />
Caja de Ahorros, 1980, Tomo I, p. 173.<br />
80<br />
G(ARCIA) SORIANO, Maximiliano: Yeclanerías (Tercera Colección).<br />
Elda, Tipografía Moderna, 1907, pp. 59-60.<br />
81<br />
Para una descripción más ampliada de estos divertimentos véase<br />
en el capítulo de «Folklore y festejos», el apartado dedicado a las Fiestas<br />
de San Blas, en VV.AA.: Relatos del ayer. Yecla, Universidad Popular<br />
(impreso en Yecla-Graphic), 1988, p. 21.<br />
82<br />
CARO BAROJA, Julio: El Carnaval. Madrid, Taurus Ediciones, 1979.<br />
83<br />
RE VILLA, Federico: Diccionario de Iconografía. Madrid, Ediciones<br />
Cátedra, S,.A., 1990, p. 80, voz «Carnaval».<br />
84<br />
AZORIN CANTO, M.: «Miles de máscaras desfilaron en Carnaval»<br />
(Crónica de un año). Revista-Programa de Fiestas de la Virgen. Yecla-<br />
1995. Yecla, Asociación de Mayordomos, 1995, s/p.<br />
85<br />
GUILLAMON, José A.: «Carnavales de Yecla: Francisco José Castaño<br />
Pérez, Concejal de Festejos: Este año habrá música entre las carrozas».<br />
Diario La Opinión. Murcia, viernes 24 de febrero de 1995, p. 11.<br />
86<br />
Véase la sección «Ecos» del Semanario Político Liberal La Soflama.<br />
Yecla, 21 de febrero de 1892, Núm. 17, p. 1.<br />
87<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Murcia, Academia Alfonso X El Sabio, 1979, p. 84.<br />
88<br />
Dice Giménez Rubio en 1865 (del que copia López Sanjuán en 1929)<br />
acerca del origen de la que fue vera efigie del Cristo del Sepulcro,<br />
como la tradición cuenta que allá por el año 341 (según otros autores<br />
fue en enero del 532 -ni siquiera en el cuento de las leyendas se ponen<br />
los elucubradores de acuerdo-), llegaron al castillo dos peregrinos,<br />
siendo albergados por el anciano ermitaño en la sacristía. Después de<br />
una horrorosa tormenta y tras escuchar esa noche unos fuertes ruidos,<br />
al despuntar el día, el anciano fue a despertar a los peregrinos, pero<br />
éstos no estaban ni los localizó por parte alguna. Volvió a la sacristía y<br />
encontró sobre la mesa de revestir la admirable imagen de Jesús<br />
sepultado, que después se veneró en Yecla. Vide GIMÉNEZ RUBIO,<br />
Pascual: Memoria de apuntes para la historia de Yecla. Yecla, Imp. de<br />
Juan Azorín, 1865, p. 108; y LÓPEZ SANJUAN, Siró: «Imágenes del<br />
Castillo de Yecla». Adelante (Periódico independiente semanal). Yecla,<br />
29 de junio de 1929, núm. 125, s/p. Y para una versión literaria de la<br />
leyenda consúltese BAUTISTA MORENO, Rafael: «El Cristo del<br />
Castillo». La Hoja Literaria. Yecla, 10 de marzo de 1930 (?).<br />
89 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: España Mariana: Yecla<br />
y el Eremitorio-Santuario del Castillo. Arte y Devoción. Yecla, Imp.<br />
La Levantina, 1990, pp. 59-64.<br />
90 A.H.N., Relación de Cofradías del Reyno de Murcia: «Lista de<br />
Congregaciones... de Yecla». Yecla, 7 de mayo de 1771.<br />
9l ORTUÑO PALAO, M.: op. cit.. p. 79<br />
92 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 95.<br />
93 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: op. cit.. pp. 20, 67 y 69.<br />
94 GIMÉNEZ RUBIO, Pascual: Memoria histórica de la función que<br />
anualmente se celebra en la villa de Yecla. a la Concepción de la Virgen<br />
maría, patrona de España e Indias, y particular en dicha villa.<br />
Manuscrito de 1848, Cap. 3", que trata del «Santuario e Ymágenes del<br />
Castillo» (se publicó impreso en Albacete, en 1849).<br />
95 Véase al efecto DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier y CABOT
BENITO, Amparo: España Mariana. Yecla y el Eremitorio-Santuario<br />
del Castillo: Arte y devoción. Yecla, Asociación de Mayordomos de la<br />
Purísima Concepción, 1990, pp. 11 y 70-78.<br />
96 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: «Fragmentos históricos de la<br />
villa de Yecla». Manuscrito de 1767. Transcrito en YAKKA (Revista de<br />
Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo. Ayuntamiento, 1992-1993, N° 4, pp.<br />
109 y 115.<br />
97 ESPINALT Y GARCIA, Bernardo: Atlante Español o Descripción<br />
General de todo el Reyno de España. Madrid, Imprenta de Pantaleón<br />
Aznar, 1778, Tomo I (Reyno de Murcia), pp. 159-160<br />
98 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria histórica de la función que<br />
anualmente se celebra en la Villa de Yecla a la Concepción de la Virgen<br />
María, patrona de España e Indias y particular de dicha Villa. Yecla,<br />
Diciembre de 1848. Manuscrito, capítulo 3°<br />
99 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />
Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />
Ayuntamiento de Yecla, 1995, p. 60<br />
100 LOPEZ MARTINEZ, José Francisco: Configuración estética de las<br />
procesiones cartageneras. La Semana Santa de Cartagena y Murcia<br />
en el tránsito del siglo XIX al XX. Cartagena, Real e Ilustre Cofradía<br />
de N.P. Jesús Nazareno (Marrajos), 1995, p. 9.<br />
101 Libro de Actas y Decretos de la Venerable Orden Tercera de<br />
Penitencia de Nuestro Seráfico Padre San Francisco de la Villa de Yecla.<br />
1720-1788. Acta de la Junta Particular de 2 de marzo de 1766. Libro<br />
manuscrito conservado por la familia Ortega Juan y Orden Tercera<br />
Seglar de Yecla.<br />
102 DIAZ CASSOU, Pedro: Pasionaria Murciana. La Cuaresma y la<br />
Semana Santa en Murcia. Madrid, Imp. de Fortanet, 1897, pp. 279-<br />
282.<br />
103 RUIZ MOLINA, Liborio: «Apuntes históricos de la Semana Santa<br />
de Yecla». La Semana Santa en Yecla (folleto). Yecla, Cabildo Superior<br />
de Cofradías Pasionarias, 1993, s/p.<br />
104 RUIZ MOLINA, Liborio: op. cit.. s/p.<br />
105 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «El Grupo Escultórico<br />
de la Virgen de las Angustias, una obra de Salzillo en Yecla. Valoración<br />
artística y tratamiento para su conservación». Actas del XI Congreso<br />
de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Castellón de la<br />
Plana, Servicio de Publicaciones de la Diputación de Castellón, <strong>1996</strong>,<br />
Vol. II, pp. 711-724 + 4 il.<br />
106 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «El Cristo a punto de<br />
ser enclavado en la Cruz, de Yecla, obra escultórica de José Esteve<br />
Bonet. Valoración artística, conservación y proceso restaurativo». Actas<br />
del <strong>VIII</strong> Congreso de Conservación y Restauración de Bienes<br />
Culturales. Valencia, Universidad Politécnica, 1990, Vol. I, pp. 256-<br />
260, + 1 il. en p. LV<br />
107 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «Arte Pasionario en<br />
Yecla», Cap. II de la obra de VV.AA.: Semana Santa en Yecla: Historia<br />
y Arte. Yecla, Imprenta La Levantina, 1991, pp. 121-163. Véase también<br />
una 2' 1 edición revisada y ampliada en «Arte Pasionario en Yecla».<br />
Cap. VI de la obra de VV.AA. Semana Santa en Yecla: Historia y Arte.<br />
Yecla, Artes Gráficas Dúo-Graph, S.L., 1995, pp. 203-233.<br />
108 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />
de Dúo-Graph, S.L., 1991, p. 128.<br />
109 RUIZ MOLINA, Liborio: «La Semana Santa en Yecla, una<br />
manifestación cultural que hay que proteger». Revista-Programa de<br />
Fiestas de Semana Santa. Yecla, Cabildo Superior de Cofradías<br />
Pasionarias, 1988, s/p.<br />
110 GARCIA ATIENZA, Juan: Santoral diabólico. Madrid, Ediciones<br />
Martínez Roca, 1988, p. 415.<br />
111 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 89.<br />
112 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: Fragmentos históricos de la villa<br />
de Yecla. Yecla, 1767, capítulo 20, fragmento 9.<br />
113 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: «Un enclave franciscano<br />
en Yecla: El eremitorio de la Magdalena». Actualidad (La revista de<br />
Yecla). Yecla, PubliRecord, marzo de 1992, n" 12, p. 27.<br />
114 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />
1598). Yecla, Impreso en La Levantina, 1981, p. 113.<br />
115 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />
Narsio, 1988, p. 336.<br />
116 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, Vol. I, p. 235.<br />
117 ORTUÑO PALAO, Miguel: op. cit- pp. 130-132.<br />
118 RUIZ MOLINA, Liborio: «Apuntes históricos sobre la Ermita de la<br />
Magdalena y la Fiesta de San Marcos (Yecla-Murcia)», en de VV.AA.:<br />
126<br />
Fiestas de Primavera en Yecla. Yecla, Excmo. Ayuntamiento, s.a.<br />
,p.21.<br />
119 AZORIN CANTO, Martín: «Yecla. Más de mil personas participaron<br />
en la Romería de la Magdalena». Diario La Verdad. Murcia, 19 de<br />
abril de 1989.<br />
120 GUILLAMON, José A.: «Tres mil personas en la romería de San<br />
Marcos en Yecla el pasado domingo». Diario La Opinión. Murcia,<br />
martes 27 de abril de 1993, p. 15.<br />
121 AZORIN CANTO, Martín: «Yecla. Miles de vecinos participan en<br />
la romería de San Marcos». Diario La Verdad. Murcia, domingo 26 de<br />
abril de <strong>1996</strong>, p. 19.<br />
122 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «La capilla Pública y<br />
Casa-Asilo de Ancianos Desamparados de Yecla y su patrimonio<br />
artístico». Ciudad de Yecla (Boletín Informativo Municipal). Yecla,<br />
Excmo. Ayuntamiento, junio de 1988, núm. 12, pp. 10-11.<br />
123 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 282.<br />
124 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 236.<br />
125 GIL PEREZ DE ORTEGA. Cosme: Fragmentos históricos de la Villa<br />
de Yecla. Manuscrito de 1777, publicado en YAKKA (Revista de<br />
Estudios Yeclanos). Yecla, Excmo. Ayuntamiento, 1992-1993, Núm. 4,<br />
p. 115.<br />
126 El vocablo carrerón (callejón en castellano), diminutivo de carrer<br />
(calle) es uno de los modismos de la lengua valenciana que, con alguna<br />
frecuencia, se ha venido utilizando en Yecla, y así lo vemos, por<br />
ejemplo, en los textos explicativos manuscritos que ilustran un plano<br />
del Convento franciscano de Yecla (conservado en el Archivo<br />
Franciscano de Jumilla), de fines del siglo X<strong>VIII</strong>, que reproduce Juan<br />
Blázquez Miguel en su obra Yecla en su historia (Toledo, Ed. Arcano,<br />
1988). Véase lo que al respecto sobre dicho vocablo d<br />
BAD BAD BAD BAD BAD BAD BAD BAD<br />
127 ORTUÑO PALAO, Miguel: Las calles de Yecla. Yecla, Imp. La<br />
Levantina, 1982, p. 152.<br />
128 HERNANDEZ CUTILLAS, Alfonso: Pregón de las Fiestas de la<br />
Cruz. Yecla, 25 de abril de 1992. Texto inédito.<br />
129 La descripción que aquí se ofrece es resumen del Pregón de las<br />
Fiestas de la Cruz y de los Tudas que pronunció el historiador de arte<br />
y Académico Correspondiente Francisco Javier Delicado Martínez,<br />
en el Auditorium Municipal de la ciudad de Yecla, el sábado día 20 de<br />
abril de <strong>1996</strong>, con motivo del inicio de las «Fiestas de la Cruz» en<br />
dicha población y que permanece inédito; acto del que dio reseña la<br />
revista municipal CIUDAD DE YECLA. Yecla, Excmo. Ayuntamiento,<br />
mayo de <strong>1996</strong>, núm. 1, p. 15.<br />
130 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para historia de<br />
Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 262.<br />
131 AZORIN CANTO, M.: <br />
«Nuestra gente: José Puche Forte. Las carrozas requieren varios meses<br />
de trabajo». Diario La Verdad. Murcia, jueves 11 de mayo de 1995<br />
(Supl. «Pueblo a pueblo»), p. 8.<br />
132 DIARIO 16: «Yecla: Las Fiestas de San Isidro tendrán un<br />
presupuesto de 5 millones». DIARIO 16 (edición de Murcia). Murcia,<br />
miércoles 15 de mayo de <strong>1996</strong>, p. 16.<br />
133 AZORIN CANTO, M.: «Fiestas en Yecla
(erigida en Yecla) del Reino de Murcia (1744-1836). Revista quincenal<br />
Orientación Católica. Yecla, Imprenta Victoria, 15 de febrero de 1935,<br />
Núm. LI y siguientes (hasta el final del referido año).<br />
139 ORELLANA Y MOCHOLI, Marcos Antonio de: Biografía Pictórica<br />
Valentina. Madrid, 1930 (ed. de Xavier de Salas), p. 418; en la T ed.,<br />
Valencia, Ayuntamiento, 1967, p. 427.<br />
140 BLAZQUEZ MIGUEL. Tuan: Yecla en el reinado de Felipe II (1598-<br />
1621). Yecla, Imp. La Levantina, 1983, p. 130.<br />
141 Ibidem. p. 130.<br />
142 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />
1598). Yecla, Imp. La Levantina, 1981, pp. 112 y 114.<br />
143 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />
Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />
Ayuntamiento de Yecla, 1995, pp. 72-75.<br />
144 RUIZ MOLINA, Liborio: «Apuntes para la historia de las cofradías<br />
yeclanas. Los orígenes: La Cofradía del Stmo. Sacramento. Siglo XVI».<br />
Revista-Programa de Fiestas de Semana Santa, de Yecla -1994. Yecla,<br />
Cabildo Superior de Cofradías Pasionarias, 1994, s/p.<br />
145 LOZANO PÉREZ, José Mª: «La Cofradía del Santísimo Sacramento<br />
y su participación en la Semana Santa ». Revista-<br />
Programa de Semana Santa de Jumilla-1995. Jumilla, Junta Central de<br />
Cofradías de Semana Santa, 1995, pp. 44-45.<br />
146 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tipografía<br />
Narsio, 1988, pp. 336-337.<br />
147 BLAZQUEZ MIGUEL. Juan: Yecla en el reinado de Felipe III (1598-<br />
1621). Yecla, Imp. La Levantina, 1983, p. 108.<br />
148 ORTUÑO PALAO, Miguel: La vida de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Murcia, Academia Alfonso X el sabio, 1980, 2" ed., p. 129<br />
149 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 223.<br />
150 A.H.N. (Archivo Histórico Nacional). Sección Consejos, Leg. 7094.<br />
Relación de Cofradías del Reyno de Murcia. N" 34. «Lista de las<br />
Congregaciones, Hermandades, y Cofradías fundadas en esta Villa<br />
de Yecla, su Yglesia parroquial, y convento descalzo de Ntro. Pe. Sn.<br />
Francisco, sus gastos, y Juntas, y aprobación con que respectivamente<br />
se alla cada una». Yecla, 7 de mayo de 1771. Manuscrito.<br />
151 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: op. cit.. cap. 19"<br />
152 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en tiempos de Felipe II (1556-<br />
1598). Yecla, Imp. La Levantina, 1981, pp. 67-68; BLAZQUEZ MIGUEL,<br />
Juan: Yecla en el reinado de Felipe 111 (1598-1621). Yecla, Imp. La<br />
Levantina, 1983, pp. 106-107.<br />
153 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en el siglo XVII. Yecla, Tip.<br />
Narsio, 1988, p. 314.<br />
154 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 158.<br />
155 GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: Fragmentos históricos de la Villa<br />
de Yecla. Manuscrito de 1777. Cap. 22°.<br />
156 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, p. 293.<br />
157 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Yecla, Ed. Arcano,<br />
1988, p. 151.<br />
158 PUCHE FORTE, José: Yecla: Gentes, oficios, costumbres. Yecla,<br />
Excmo. Ayuntamiento - Servicio Municipal de Publicaciones, 1989, p.<br />
115.<br />
159 GARCÍA ATIENZA, Juan: Santoral diabólico. Barcelona, Editorial<br />
Martínez Roca, S.A., 1988, p. 95.<br />
160 Ibidem. p. 97<br />
161 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Un mapa de Yecla en el siglo X<strong>VIII</strong>.<br />
Fuenlabrada (Madrid), Grafipán, 1984. (Reproducido en la portadita<br />
del folleto).<br />
162 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />
Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />
Ayuntamiento de Yecla, 1995, p. 76.<br />
163 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 89.<br />
164 Ibidem. p. 153.<br />
165 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «Un lienzo de San<br />
Cristóbal de fines del siglo X<strong>VIII</strong> en Yecla». Revista-Programa de<br />
Fiestas de la Virgen. Yecla, Asociación de Mayordomos de la Purísima<br />
Concepción, 1989, s/p.<br />
166 Debemos ésta y otras noticias de Yecla a la lúcida memoria de<br />
Argimiro Azorín Pérez, persona devota muy versada en cosas de<br />
Iglesia.<br />
167 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />
1991, p. 235.<br />
127<br />
168 Véase la relación de epitafios con nombres de fallecidos y su causa<br />
durante el año de 1855. TALON SORIANO, Rafael: Copia del<br />
Cementerio de Yecla en 20 de abril de 1892. Villena, Est. Tip. de C.<br />
Perlasia, 1892.<br />
169 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />
de Dúo-Graph, 1991, p.<br />
170 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 152-154.<br />
171 SORIANO TORREGROSA, Fausto: Historia de Yecla. Valencia,<br />
Impresos Cosmos, 1950, p. 109.<br />
172 DELICADO MARTINEZ, Francisco Javier: «Un escultor yeclano<br />
de entresiglos: Venancio Marco Roig». Revista-Programa de Fiestas<br />
de Semana Santa. Yecla-1990. Yecla, Cabildo Superior de Cofradías<br />
Pasionarias, 1990, s/p.<br />
173 ORTUÑO PALAO, Miguel: op. cit.. p. 246.<br />
174 CASTILLO-PUCHE, José Luis: «Hogueras y fuegos de artificio en<br />
la Plaza de San Cayetano». Revista-Programa de Fiestas de la Virgen.<br />
Yecla, 1966, s/p.<br />
175 DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: Ermitas aírales de Yecla.<br />
(En prensa).<br />
176 RUIZ MOLINA, L.: op. cit.. p. 75<br />
177 ORTUÑO PALAO, M.: op. cit.. p. 75<br />
178 GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 287-288.<br />
179 RUIZ MOLINA, Liborio: Testamento, muerte y religiosidad en la<br />
Yecla del siglo XVI. Yecla, Real Academia Alfonso X El Sabio - Excmo.<br />
Ayuntamiento de Yecla, 1995, pp. 75-76.<br />
180 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 92.<br />
181 Ibidem. p. 158.<br />
182 GIMENEZ RUBIO, P: op. cit.. pp. 289-290.<br />
183 BLAZQUEZ MIGUEL,J.; op. cit.. p. 158.<br />
184 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />
de Dúo-Graph, S.L., 1991, pp. 42,130,267 y 326.<br />
185 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Inquisición y brujería en la Yecla del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La Levantina, 1984, pp. 39-40; BLAZQUEZ<br />
MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed. Arcano, 1988, p. 235.<br />
186 Ibidem. p. 261.<br />
187 A.H.M.Y., Legajo 643 «Cultura y Festejos». «Gastos de las Fiestas<br />
de San Sebastián, Corpus Christi y San Roque, realizados durante el<br />
año 1830 por el Concejo». 1 h. en 4" ms.<br />
188 AZORIN ALBIÑANA, Francisco: Yecla y sus hombres en mi<br />
recuerdo. Madrid, Gráficas Tresde, S.A., 1979, pp. 191-194.<br />
189 A.H.M.Y., Legajo 643 «Cultura y Festejos». «Cartel impreso<br />
anunciador de los cultos en honor del Patrono San Roque». Yecla, Imp.<br />
Victoria, agosto de 1942.<br />
190 Sobre la ermita de referencia publicamos recientemente un estudio<br />
de carácter histórico-artístico. Véase al respecto DELICADO<br />
MARTINEZ, Francisco Javier: «Una aproximación al mudejar del XVI<br />
murciano: La Ermita de San Roque y San Sebastián de Yecla». Revista<br />
de Estudios Yeclanos YAKKA. Yecla, Excmo. Ayuntamiento - Servicio<br />
Municipal de Publicaciones, 1994, núm. 5, pp. 91-106.<br />
191 A.F.J. (Archivo Franciscano de Jumilla). Documentos del Convento<br />
franciscano de Yecla del siglo XVI existentes en el Convento de Santa<br />
Ana del Monte. «Mandamiento para celebrar la Fiesta de San Zenón».<br />
Yecla, 4 de Septiembre de 1569. Ms.<br />
192 GIMEMEZ RUBIO, Pascual: op. cit. p. 282.<br />
193 GIMENEZ RUBIO, Pascual: op. cit. p. 282.<br />
194 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, pp. 92-93 y 162.<br />
195 BLAZQUEZ MIGUEL, J.: op. cit.. p. 158.<br />
196 AFJ (Archivo Franciscano de Jumilla). Documentos del Archivo<br />
Franciscano de Yecla (Siglo X<strong>VIII</strong>). «Patente de la Archicofradía de el<br />
Cordón para fundarla en Yecla y en Montea legre». Valencia, 24 de<br />
mayo de 1744,1 h. en f. ms.<br />
197 A.F.J. Documentos del Archivo Franciscano de Yecla (siglo X<strong>VIII</strong>).<br />
«Convenio entre Dña. Francisca Yarza Olazarán, viuda de Dn, Josep<br />
Quílez, y esta Comunidad, sobre la fiesta de N. P. Sn. Francisco». Yecla,<br />
26 de enero de 1761. Ms.<br />
198 Ibidem. p. 232.<br />
199 Ibidem. p. 235.<br />
200 BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 222.<br />
201 ORTUÑO PALAO, Miguel: Yecla. día a día. Yecla, Ediciones Dúo,<br />
1991, p. 336.
202<br />
GIL PEREZ DE ORTEGA, Cosme: op. cit.. p. 112.<br />
203<br />
RUIZ MOLINA, L.: op. cit.. p. 64.<br />
204<br />
Testimonio oral de Venancio Pascual Carpena, personaje<br />
octogenario muy versado en cosas de Iglesia y que durante muchos<br />
años fue regidor y linotipista de la Imprenta Victoria de Yecla.<br />
205<br />
G(ARCIA) SORIANO, Maximiliano: Yeclanerías (3" Colección).<br />
Elda, Tipografía Moderna, 1907, pp. 73-74.<br />
206<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Inquisición y brujería en la Yecla del<br />
siglo X<strong>VIII</strong>. Yecla, Imp. La Levantina, 1984, p. 28.<br />
207<br />
CARO BAROJA, julio: Las formas complejas de la vida religiosa<br />
(Religión, sociedad y carácter en la España de los siglos XVI y XVII).<br />
Madrid, Sarpe, 1985, p. 354.<br />
208<br />
ARIÑO VILLARROYA, Antonio: Festes. rituals i creences (Temes<br />
d' Etnografía Valenciana, IV). València, Institució Valenciana d'Estudis<br />
i Investigació, 1988, pp. 119 y 122.<br />
209<br />
GIMENEZ RUBIO, Pascual: Memoria de apuntes para la historia<br />
de Yecla. Yecla, Imp. de Juan Azorín, 1865, pp. 94-95.<br />
210<br />
Por noticia indirecta sabemos que en la villa de Elda (donde las<br />
sequías fueron acuciantes en todo tiempo, debido a lo aridez del lugar)<br />
el agua de San Gregorio era tenida como remedio infalible contra las<br />
plagas de langosta. Así, se recoge el dato curioso de que en 1686 el<br />
Ayuntamiento de la indicada población solicitó del rector de Yecla<br />
una cantidad de dicha agua, dándola éste amablemente, por lo que el<br />
Concejo le obsequió con seis libras de pólvora, dos de tabaco de fumar<br />
y una de tabaco de olor. (ARIÑO VILLARROYA, Antonio:op. cit./ p.<br />
314).<br />
211<br />
RUIZ MOLINA, Liborio: op. cit., p. 51.<br />
212<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan: Yecla en su historia. Toledo, Ed.<br />
Arcano, 1988, p. 222.<br />
213<br />
DELICADO MARTONEZ, Francisco Javier: «Retablos cerámicos<br />
en el trazado urbano de Yecla». YAKKA (Revista de Estudios<br />
Yeclanos). Yecla, Excmo. Ayuntamiento - Servicio Municipal de<br />
Publicaciones, Diciembre de 1989, n" 1, pp. 23-47<br />
128
III. MITOS, HÉROES<br />
Y LEYENDAS
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL HÉROE<br />
La palabra héroe, de origen latino, heros, herois, y a<br />
su vez del griego spoudiós, con el sentido de semidiós y<br />
también de jefe militar épico, apareció en España como<br />
cultismo en el siglo XV en una traducción que hizo<br />
Gonzalo Pérez de la Odisea, para aceptarse con amplitud<br />
en el siglo siguiente y llegar a ser de uso común a lo<br />
largo del XVII, tal como encontramos en obras de<br />
Herrera, Góngora, Lope, etc. Una palabra de tan dilatado<br />
pasado tiene a su vez una historia que por fuerza es<br />
compleja y contradictoria, y como tal se corresponde en<br />
justa concordancia con una valoración semántica que<br />
traduce una serie de significados que se han ido dando<br />
y sucediendo en íntima unión a las circunstancias que<br />
imponen los tiempos. Por eso, al referirnos al héroe,<br />
debemos contemplarlo, sobre todo, como un hijo de su<br />
tiempo, como una fuerza sobresaliente de una sociedad<br />
que marca tensiones y revela sentimientos encontrados<br />
que también aparecen, para la ocasión, apiñados en su<br />
entorno, unidos y abrazados en intereses.<br />
Por eso al tratar de verlo en su verdadero<br />
fundamento, en su ser profundo, debemos tener<br />
presente su imagen en pulido mármol y en fundido<br />
bronce levantada para guardar su memoria que, ante<br />
todo, ha de servir de ejemplo que mueva a los jóvenes a<br />
continuar la labor iniciada con su sacrificio. Estos tres<br />
estigmas, la memoria de su imagen su función de<br />
referencia prototipíca, y el reconocimiento del sacrificio<br />
obrado en favor de una comunidad, posiblemente con<br />
su muerte, son los soportes, digamos que<br />
circunstanciales, en que se apoya su fama y gloria. Pero<br />
en realidad, junto a todo esto que apuntamos, y que en<br />
gran parte hemos de ver como parafernalia acomodaticia<br />
a determinados intereses, la figura del héroe se alza sobre<br />
un soporte de apariencia mucho más endeble pero dura<br />
y perdurable, como es la palabra, y es que ante todo, el<br />
héroe, a su vez, lo han hecho las palabras de los poetas,<br />
de los dramaturgos y de los novelistas, y en nuestro<br />
tiempo de la televisión, de los periódicos, de los<br />
políticos... Sin la palabra, el héroe habría quedado en el<br />
olvido, o a lo más, se habría salvado en el silencio dulzón<br />
y siempre plácido de los Campos Elíseos de la erudición<br />
más o menos a la violeta.<br />
Francisco J. Flores Arroyuelo<br />
131<br />
Por eso, al hablar del héroe, en primer lugar<br />
debemos decir que para que el hombre llegue a serlo ha<br />
de pasar por la metamorfosis que le convierte en<br />
personaje literario, en personaje mítico, y aquí la palabra<br />
mítico alcanza su sentido primigenio y fértil, de relato,<br />
de referencia narrada. El héroe, para llegar a serlo ha de<br />
pasar a ser un ser de ficción, un ser que pueble ese<br />
universo paralelo que el hombre posee y en el que con<br />
suma frecuencia busca, con su rostro o con disfraz, para<br />
encontrar el sentido de la vida, de su vida que cumple<br />
conforme va degradándola en el día a día. El héroe ha<br />
de pasar a ser un paradigma en el que el hombre<br />
reconoce a otro hombre, y en el que también,<br />
posteriormente, en mayor o menor proporción, se<br />
reconoce reflejado o como tal desea verse.<br />
En la Grecia clásica, junto a los dioses, seres<br />
lejanos e independientes en su caprichosa existencia,<br />
colocaron a los héroes como seres elevados a la categoría<br />
de semidioses, de los que uno, incluso, alcanzó a saltar<br />
a la categoría superior, la de dios, como encontramos<br />
en el esforzado e irreflexivo Hércules, pero que como<br />
tales tenían que cumplir la condición ineludible de ser<br />
hombres que en su existencia, un largo camino, habían<br />
tenido que sortear encuentros peligrosos de los que<br />
habían salido vencedores, aunque como compensación<br />
al hallazgo, generalmente, debían morir jóvenes. De ahí<br />
que el héroe de la Antigüedad deba ser un vencedor<br />
que sólo cede ante si mismo frente a la muerte, porque<br />
así está configurado en el destino que cada cual tiene, y<br />
como tal ha de ser honrado.<br />
Y del mismo modo que tenía una muerte singular,<br />
el héroe de la antigüedad tenía un nacimiento peculiar<br />
que lo configuraba, como ya supo ver O. Rank en 1914<br />
cuando lo analizó sobre una larga serie de ellos<br />
pertenecientes a diversas culturas en su libro El mito del<br />
nacimiento del héroe, y que le llevó a configurar dicha<br />
circunstancia dentro de un patrón esquematizado, casi<br />
de condiciones iniciáticas, que mostraría que este<br />
desciende de padres de la más alta nobleza,<br />
posiblemente de reyes, incluso de la unión de dioses y<br />
hombres, aunque es fruto de amores que en su origen
presenta dificultades y secreto, y a su vez, su nacimiento<br />
vendría precedido de profecías en sueños o por boca de<br />
un oráculo que avisarían de las consecuencias de tal<br />
nacimiento. El recién nacido, por lo general, sería<br />
abandonado a su suerte en un pequeño recipiente en<br />
las aguas de un río de donde sería recogido y salvado<br />
por animales o por personas extrañas a su alta condición.<br />
Una vez transcurrida su infancia, el héroe se llegaría a<br />
conocer su origen noble al darse una serie de<br />
casualidades de muy distinto signo, y a continuación se<br />
daba paso a un proceso que le llevaba a convertirse en<br />
el guía de un pueblo y en el ejemplo en que todos debían<br />
de mirarse al considerarle como su libertador. Este<br />
esquema, de forma invariable lo encontramos en Sargón,<br />
Edipo, Rómulo, Moisés, Perseo, Ciro, etc., héroes<br />
históricos y de la ficción.<br />
Pero si el nacimiento es importante y<br />
determinante por sus señales premonitorias, más aún<br />
es la muerte pues por ella se muestran y establecen para<br />
el futuro las condiciones únicas y sobresalientes que<br />
hacen que estos seres lleguen a ser inmortales, como los<br />
dioses, ya que después de sucedida esta continúan<br />
ejerciendo una acción benefactora, lo que llevó a que se<br />
instaurase un culto en su honor dentro de la religión<br />
popular antigua. Sus huesos fueron consideradas<br />
reliquias y sus tumbas lugares de peregrinación. El<br />
héroe, así pasó a ser piedra fundamental en la nueva<br />
composición del Estado, junto a los dioses, en la que<br />
dominaba un orden social establecido y aceptado, y un<br />
orden de futuro, que por él quedaba legitimado. La<br />
muerte del héroe pasó a tener un carácter religioso,<br />
trascendente, capaz de argumentar una memoria que,<br />
por otro lado, le permitía pervivir como defensor y<br />
protector de la existencia de su ciudad junto a la de sus<br />
moradores. En el héroe residió la inmortalidad de orden<br />
espiritual que conllevaba la perennidad de su nombre,<br />
lo que le procuraba una gloria o memoria que le elevaba<br />
a la categoría de modelo y como tal permitía que en él<br />
se vieran reflejados cuantos quisieran salir de los límites<br />
de la condición humana.<br />
En Grecia, el héroe, un hombre vencedor, nació<br />
como una respuesta deseada, alzada por la palabra y la<br />
memoria, y como tal respuesta llegó a tener una enorme<br />
importancia. Los héroes, parafraseando a Demócrito,<br />
pasaron a ser vistos como las sombras luminosas de los<br />
hombres y como tales proyectaron un tono por el que<br />
serían tenidos como modelos, con lo que de ejemplaridad<br />
conllevaba, como encontramos en La Ilíada, cuando se<br />
exaltan los valores morales que hacía de motor de aquella<br />
sociedad arcaica y ya sumamente compleja. Por estos<br />
principios se reconoció como cuerpo superior a una<br />
aristocracia de guerreros, en los que las virtudes que se<br />
revelaban en el combate eran primordiales. Es en la<br />
guerra, junto a la fundación de las ciudades, donde el<br />
hombre puede llegar a ser héroe, lo que le procura la<br />
inmortalidad.<br />
Pero la personalidad del héroe homérico, del<br />
132<br />
héroe antiguo, a su vez, es sumamente contrastada, pues<br />
si bien por un lado el guerrero se entrega a la lucha con<br />
desprecio de la vida, por otro demuestra que la ama con<br />
vehemencia. Y es que en el fondo del alma del héroe<br />
griego hay una ética del honor que le impulsa hasta ese<br />
límite en el que ya no hay vuelta atrás, que le lleva a<br />
convertirse en la víctima propiciatoria del sacrificio<br />
ritual por la que la sociedad se salva, permanece, continúa,<br />
pero no es una víctima anónima ya que es un<br />
hombre que se encamina a la inmolación sin apartar la<br />
mirada de la muerte que se le acerca, y por ello se le<br />
proclama como el mejor, como el que vale más entre los<br />
hombres.<br />
Y cuando no fue posible llegar a ser héroe por la<br />
participación en la guerra, en Grecia se entronizó la vía<br />
del deporte que también permitía que se pudiera llegar<br />
a vencer, a demostrar que se era el de más honor, el<br />
primero en la competición, y del mismo modo que lo<br />
habían sido los héroes guerreros, estos campeones también<br />
fueron cantados por los poetas dentro de una labor<br />
educadora.<br />
El héroe quedó configurado en época muy<br />
temprana, y ya vemos que con Hesíodo, la fuerza que<br />
impulsa el corazón de los héroes se enriqueció con los<br />
ideales de justicia, de verdad, de entrega... y hasta<br />
pasaron a ser la fuente de la que descendían los<br />
poderosos, como vemos en Alejandro Magno que, según<br />
refiere Quinto Curcio Rufo, se creía descendiente del<br />
mismo Aquiles.<br />
Pero esta imagen bien definida que la antigüedad<br />
tuvo del héroe, y que pasó a Roma con pocas variantes,<br />
llegó a perderse en los siglos que siguieron a la<br />
desmembración de su imperio, para volver a aparecer<br />
en los días de la Alta Edad Media, en un periodo de<br />
reestructuración y remodelación social en el solar<br />
europeo. En este momento estamos en una etapa de<br />
fundación política y de iniciación cultural en la que la<br />
religión cristiana tuvo una importancia definitoria, y que<br />
como tal muy pronto se tradujo en la creación de una<br />
serie de mitos y modelos mentales que le servirían de<br />
apoyó.<br />
Así la idea del héroe fue recuperada de la<br />
Antigüedad por la Iglesia en la figura del santo, de<br />
manera que podemos hablar con liberalidad de una<br />
mitología en la que se reunían vidas referidas dentro de<br />
la caracterización mítica junto a una veneración con<br />
grandes signos exteriores. Se hicieron colecciones de<br />
relatos biográficos de los mártires en diversas lenguas,<br />
aparte del griego y del latín, que pasaron a ser lecturas,<br />
casi las únicas, edificantes, y a las que se deben añadir<br />
las difundidas por vía oral desde el púlpito. Durante<br />
siglos se cristianizó a las masas populares europeas<br />
refiriéndoles los misterios de la religión cristiana, junto<br />
con la vida de los que se sacrificaron por ella. Estamos<br />
en un momento de explosión de la piedad popular que<br />
quedó reflejado en la formación del calendario cristiano
universal y particular de cada lugar donde los días<br />
pasaron a estar dedicados a estos santos, así como el de<br />
la multiplicación de ermitas, santuarios, iglesias,<br />
catedrales, etc., y en ellas se repitieron hasta que se<br />
supieron de memoria las vidas de los santos. Cuando<br />
Santiago de la Vorágine, arzobispo de Génova, en el siglo<br />
XIII, reunió un enorme acopio de vidas de santos y de<br />
hechos fundamentales de la religión cristiana en su<br />
adaptación al calendario, llamada La leyenda dorada,<br />
estaba ofreciendo los fundamentos sobre los que se iba<br />
a levantar la figura del héroe en la Edad Media. Pero la<br />
figura del santo, del héroe cristiano, pronto hubo de<br />
tornarse en la figura del héroe guerrero, aunque también<br />
se hizo dentro de la caracterización religiosa, aunque el<br />
cometido de mediador con la divinidad, como en la<br />
Antigüedad, quedó reservada al santo, aunque no<br />
faltaron tampoco guerreros que merecieron ser<br />
santificados.<br />
En la Edad Media, el héroe, ante todo, fue un<br />
hombre joven, guerrero escogido, que llegó a serlo desde<br />
sí mismo, desde sus limitaciones y sus propias fuerzas,<br />
desde su voluntad y desde un sentimiento de<br />
solidaridad con una causa que consideró justa, lo que<br />
es igual que decir que desde un sentido personal del<br />
honor y también del colectivo de honra..., y que<br />
asimismo como tal hombre, secundaba con fidelidad la<br />
virtud que emanaba de un modelo superior, como era la<br />
figura de Jesucristo, Hijo de Dios y a su vez hombre.<br />
Pero para que ello llegara a hacerse evidente fue<br />
necesario que se argumentara una literatura oral que<br />
cantó sus hazañas en palacios y plazas de pueblos. La<br />
literatura épica, obra de arte y también de propaganda<br />
en la que la sociedad se miraba, sirvió de marco para<br />
que se configurase todo un cuerpo en el que sobresalía<br />
con voz poderosa la figura del héroe guerrero que<br />
quedaba establecida conforme a los cánones que<br />
imponían aquellos tiempos nuevos.<br />
En una sociedad como la medieval que, como<br />
sabemos, se articulaba sobre un equilibrio de cuerpos<br />
sociales o estados en los que quedaban agrupados los<br />
hombres según la función u officium que desempeñaban,<br />
bien pronto la figura del héroe fue asimilada a la del<br />
caballero, la del guerrero a caballo, que pasó a ser situada<br />
en el lugar que le correspondía.<br />
En él, muy pronto, incidieron también la idea de<br />
nobleza y unos principios de carácter moral que habrían<br />
de servirle de guía. El héroe medieval era un hombre<br />
que actuaba conforme a unos valores que le<br />
condicionaban en su manera de obrar y, por proyectarse<br />
sobre unos principios religiosos como los cristianos, ya<br />
no era necesario que fuese sólo vencedor, pues también<br />
podía llegar a serlo apareciendo como víctima.<br />
Pero el héroe medieval, como guerrero, también<br />
tuvo que pertenecer a la nobleza, ser caballero, formar<br />
parte de un linaje de solar conocido. Este héroe era un<br />
muchacho que tomaba parte en un hecho de gran<br />
133<br />
importancia, y que llegaba a adquirir el papel de víctima<br />
propiciatoria en la representación dramática en que<br />
participaba, haciendo uso de su voluntad como impulso<br />
que le conducía al sacrificio, y no como víctima ciega,<br />
pues el destino era una fuerza extraña que concurría en<br />
él, precipitándolo a un fin que sería considerado<br />
glorioso. Jesucristo, como hemos apuntado<br />
anteriormente, fue el héroe por excelencia, y en él todos<br />
deberían mirarse y, como él, el hombre que aspiraba a<br />
ser héroe debía continuar luchando desde su intimidad,<br />
venciendo y venciéndose, cayendo derrotado a veces,<br />
ofreciéndose. El héroe llegaba a serlo por el hecho de<br />
participar en una empresa tal como era la vida<br />
encauzada a vencer el mal. El héroe se ofrecía,<br />
impidiendo con su postura que el enemigo llegase a<br />
vencer, obligándole a retroceder. Y fue precisamente este<br />
condicionamiento oferente el que llevó a que en<br />
determinados momentos de la historia, como podían ser<br />
las Cruzadas, una empresa religiosa, amén de otras<br />
muchas facetas que iban desde la política hasta la<br />
económica y de intercambio cultural, incluso hombres<br />
pertenecientes al pueblo llegaran a constituirse también<br />
en auténticos héroes, o por lo menos como tales fueron<br />
cantados, como en el caso de Pedro el Ermitaño en la<br />
Primera Cruzada.<br />
Estamos en la cultura medieval, en la civilización<br />
cristiana, donde la derrota no pasaba de ser un fracaso<br />
aparente, como quedaba reflejado de forma bien patente<br />
en infinitas vidas de santos y también de guerreros. El<br />
significado de la cruz y de la muerte de Jesús en ella<br />
evidenciaba este hecho incuestionable, por el que el<br />
héroe medieval vencía después de la aparente derrota.<br />
Muchos son los héroes medievales que vemos reflejados<br />
dentro de estos parámetros.<br />
En los cantares épicos franceses encontramos con<br />
frecuencia ejemplos en los que esto queda bien patente:<br />
así en Vivien, sobrino del caballero Guillermo, o en<br />
Roldán, sobrino del emperador Carlomagno, los dos<br />
ejemplos máximos de la literatura medieval, esto es<br />
patente. Ambos mueren jóvenes, como valientes frente<br />
a un enemigo más numeroso, aunque víctimas también<br />
de su propia temeridad e imprudencia. Y mueren por<br />
su patria, por Francia.<br />
Si recordamos los versos en que se nos refiere la<br />
muerte del caballero Vivien todo esto que apuntamos<br />
lo comprenderemos puntualmente:<br />
«Grande era el calor pues era mayo, y el día era<br />
largo, no había comido desde tres días. Grande era el<br />
hambre y dura de soportar, y la sed era mala, no se podía<br />
aguantar. Por medio de la boca le salía sangre clara, y<br />
también por la herida del costado izquierdo. El riachuelo<br />
está lejos, no puede hallarlo; en quince leguas no hay ni<br />
fuente no vado excepto el riachuelo salado que va hacia<br />
las olas del mar; los sarracenos lo habían revuelto con<br />
sus caballos, bajaba lleno de sangre y de visceras. Llegó<br />
allí corriendo Vivien el famoso, y se agachó sobre el
iachuelo salado del vado, bebió de él hasta que estuvo<br />
satisfecho. Aquellos le lanzaron sus espadas<br />
guarnecidas, grandes golpes le dieron en la arena sobre<br />
la que estaba. Fuerte era la coraza, no pudieron<br />
atravesarla, que le protegió la parte ancha de los<br />
costados, pero en las pierna y en los brazos y en todo el<br />
cuerpo hirieron al conde en más de veinte lugares.<br />
Entonces se pone de pie como un jabalí atrevido,<br />
desenvaina la espada del lado izquierdo, entonces se<br />
defiende como un valiente. Los otros le acosan como<br />
los perros al jabalí»<br />
Este es el final del héroe Vivien. La batalla ha<br />
durado varios días y él es el único cristiano que queda<br />
vivo. Sólo puede encomendarse a Dios y esperar que<br />
Guillermo llegue a tiempo de salvar a Francia que está<br />
en grave peligro. El ha cumplido como caballero<br />
haciendo que los sarracenos pierdan un tiempo precioso<br />
y no puedan profundizar en las tierras desprotegidas<br />
hasta que se organice por Guillermo el frente de batalla.<br />
El poeta compara su muerte a la del jabalí atacado por<br />
una jauría de perro que sirve para expresar su sacrificio<br />
aislado y terrible pero no inútil, y su valentía. Después,<br />
Vivien pide a la virgen María que le salve pero enseguida<br />
se arrepiente y pide que antes que él se salve Francia. Y<br />
el poeta, en ese momento dice, «Dios no evitó su<br />
sacrificio y para redimirnos quiso sufrir muerte en la<br />
cruz», con lo que la figura de Vivien pasa a ser casi<br />
equiparado con la de Jesús, que en el momento final<br />
también sintió sed y pidió de beber, y al igual que el<br />
héroe, como sabemos, tomó en su boca un poco de agua<br />
salada.<br />
Y algo parecido sucede cuando muere Roldan, en<br />
que se traza un impresionante cuadro románico en el<br />
que Roldan ofrece a Dios su guante derecho en señal de<br />
acatamiento feudal, y el arcángel San Gabriel, a San<br />
Miguel du Péril le toman para llevar el alma del conde<br />
al paraíso, y entonces, como en la muerte de Jesús, la<br />
naturaleza parece romperse y las tinieblas se extendieron<br />
sobre la tierra hasta la hora nona, y los terremotos se<br />
sucedieron,... era el gran luto por la muerte de Roldán.<br />
Así vemos cómo el héroe pasa a convertirse en<br />
mártir, en víctima propiciatoria de un sacrificio dentro<br />
de un ritual heróico en el que se unen lo religioso y lo<br />
terrenal y en este héroe, a diferencia del de la<br />
Antigüedad, no aparece como condición de su<br />
configuración la de ser vencedor, aunque lo sea más<br />
tarde, al final cuando él ya no esté en la vida. El héroe<br />
de la Edad Media, el caballero, el guerrero a caballo,<br />
alcanzaba así una categoría superior, la de testigo de la<br />
fe, y podía ser colocado junto a los santos.<br />
Y por otro lado debemos señalar que el héroe de<br />
la épica sólo podía surgir dentro de un determinado<br />
cuerpo social, el de la nobleza. Los integrantes de este<br />
cuerpo social volvieron su mirada hacia el arquetipo del<br />
héroe como si les perteneciese en exclusiva, para que<br />
así les sirviese de guía. Después de la gran aventura<br />
134<br />
colectiva de las Cruzadas los nobles europeos se<br />
volvieron sobre si mismos para seguir viéndose como<br />
lo que eran en su reducido solar, y para encauzar sus<br />
pasos en su sentido buscaron una salida en la aventura,<br />
en un mundo desconocido en que dominaba lo<br />
imprevisto, pero que estaba hecho a su medida. En un<br />
momento de remodelación social apareció la figura del<br />
caballero, el guerrero a caballo, un hombre solitario que<br />
había quedado desplazado en aquella sociedad que se<br />
encaminaba hacia nuevos derroteros, y en la que él no<br />
tenía la menor oportunidad de integrarse con un fin<br />
orgánico. El caballero se hizo peregrino y vagabundo,<br />
aventurero y dejado a su destino en un mundo en que<br />
comenzaba a aparecer como un ser extraño, y en el que<br />
sus proezas eran poco más que victorias deportivas y<br />
festivas, que en ocasiones le podía reportar un botín, y<br />
hasta una buena dote.<br />
Este hombre errante, el caballero, pasó a ser visto<br />
como un personaje en el que se sintetizaba lo que<br />
podemos entender por virtud, y que se ha de configurar<br />
como un cúmulo en el que se abrazan la valentía, el<br />
desinterés, el honor, la humildad, la elegancia, la defensa<br />
del oprimido, la caridad, el amor, etc. El caballero pasó<br />
a ser un hombre condenado a seguir la suerte de víctima<br />
y de héroe, y como tal, sobre sus hombros pesó la<br />
responsabilidad que en último término le conduciría a<br />
convertirse en un ser mítico cuyas acciones merecieron<br />
ser divulgadas por la palabra del poeta y del narrador.<br />
Es precisamente en este momento, en la segunda<br />
parte del siglo XII y principios del siguiente cuando en<br />
el campo literario se inicia el género de la novela, del<br />
man, que tomó al caballero como el ser heróico del que<br />
debían referirse sus hechos, y como tal se configuró en<br />
Amadís de Gaula, don Benialís de Grecia, don Florambel<br />
de Lucea, y numerosos cientos de ellos que poblaron<br />
con sus aventuras, durante siglos, la imaginación de las<br />
mujeres y hombres de aquellos siglos. Estamos en una<br />
situación que debemos contemplar como un momento<br />
clave del pasado de la humanidad y, sin duda, uno de<br />
los más importantes del arte de narrar. Me refiero al paso<br />
dado desde la descripción de la acción según una trama<br />
y una intencionalidad específica, como es la épica, el<br />
cuento folclórico, el exemplo, el relato hagiográfico, etc,<br />
a la descripción de la acción según la manifestación y<br />
evolución en el tiempo y el espacio de psicología de un<br />
ser, un personaje que es un hombre que se proyecta<br />
desde la realidad, pero siempre en un mayor o menor<br />
grado de dependencia de ella, y que ante todo es un<br />
personaje meramente literario, un personaje de ficción.<br />
Con la novela, durante los siglos medievales,<br />
estamos ante personajes que son caballeros, y que sobre<br />
todo son héroes, ejemplos en los que mirarse. Pero el<br />
hombre europeo, en los siglos que llamamos<br />
renacentistas, sufrió una crisis respecto al que había sido<br />
caracterizado en los siglos anteriores, y de la que salió<br />
con una concienciación de una mayor libertad que llevó<br />
a convertirlo en un hombre nuevo en muchos aspectos,
entre los que destacaba el hecho de que esa libertad le<br />
hacía dueño de su destino.<br />
Todo ello, pronto, hizo que el prototipo de héroe<br />
pasase a verse desde ángulos completamente nuevos<br />
que, por así decirlo, si se nos permite utilizar el término,<br />
democratizaban la funcionalidad del hombre en este<br />
sentido, y la novela pasó a referir numerosos casos en<br />
que aparecían personajes como el Lazarillo de Tormes<br />
que, desde su mundo colmado de desventura, pasó a<br />
adquirir una nueva categoría al recaer sobre él la mirada<br />
del curioso que se entretenía en buscar un protagonista<br />
definidor de aquella sociedad. Durante los siglos XVI y<br />
XVII, la figura del héroe que podemos considerar clásico<br />
se difuminó al quedar vista como propia de los tiempos<br />
pasados, mientras se recuperaba por el arte, en la pintura<br />
y en los tapices, las imágenes de los héroes mitológicos,<br />
y mientras tanto, la figura del legendario caballero había<br />
sido sustituida por la del esforzado soldado que en<br />
buena parte imbuido del espíritu aventurero había<br />
partido hacia tierras americanas en busca de una gloria<br />
y de una riqueza.<br />
Durante mucho tiempo el impulso que acuciaba<br />
al hombre medieval y que queda grabado en el lema de<br />
valer más fue la fuerza que movió a aquellos hombres<br />
que llegaron a vivir las penalidades de la selva al conocer<br />
en la realidad lo que habían percibido en la ensoñación.<br />
Por ello, cuando trataron de describir el nuevo mundo<br />
que se abría ante ellos, lo hicieron sobre los<br />
conocimientos e imágenes que poseían de lecturas y<br />
referencias de viajeros, y en aquellas lejanas tierras, como<br />
vemos en los diarios de Colón, encontraron animales<br />
fantásticos y hasta las vías fluviales que conducían al<br />
Paraíso Terrenal que, como decía la Biblia, se encontraba<br />
en Oriente, lugar al que creían que habían llegado.<br />
Pero la imagen del héroe de aquel tiempo, unida<br />
a la del nuevo hombre, pasó por la de un personaje<br />
singular que fue diseñado por su autor en un primer<br />
momento como un ser caricaturesco sobre el que se<br />
podía trazar una burla, en el campo de la ficción, reflejo<br />
de la realidad, para que acabase con tanto disparate<br />
como se había escrito hasta aquel momento al dejar<br />
suelta a la imaginación. Me refiero a ese personaje<br />
singular que es don Quijote, don Alonso Quijano, un<br />
hidalgo manchego de edad talluda que vivía en su aldea<br />
manchega, y que había pasado gran parte de la vida<br />
entregado a la lectura de libros que referían historias de<br />
caballeros andantes, y que en un momento dado, salió<br />
a los campos que amparaban sus alrededores dispuesto<br />
a hacer que volviesen a ellos la gloria de la orden de los<br />
caballeros andantes. Según parece, y hasta se hace<br />
evidente al comenzar a leer el libro, Cervantes, en un<br />
primer momento, sólo quiso escribir una novela corta<br />
en que se refiriese la acción disparatada de este hombre.<br />
Sin embargo, muy pronto, llegado al capítulo sexto, tuvo<br />
conciencia de que se encontraba ante algo muy diferente<br />
a lo que se había dispuesto a hacer, pues se encontraba<br />
ante un hombre, ni más ni menos, con sus<br />
135<br />
contradicciones y aciertos, con sus intuiciones y sus<br />
creencias, con sus ilusiones y derrotas, y como tal, aquel<br />
hombre de figura desgarbada, al salir al campo con<br />
vestimenta impropia de su tiempo, había pretendido<br />
vivir la aventura de su propia existencia, de lo que creía<br />
que debía ser su existencia. Por eso don Quijote pasó a<br />
ser, ante todo, un héroe que era un hombre de su tiempo,<br />
y de todos los tiempos, ni más ni menos, un hombre<br />
moderno, un hombre que debía hacer frente a la vida<br />
que él mismo daba forma desde sí mismo.<br />
Hasta aquel momento el mundo había sido visto<br />
desde el hombre como lo que era, como obra de Dios,<br />
ahora el mundo había pasado a ser visto con el hombre,<br />
lo que es algo muy diferente. Don Quijote, el mismo<br />
nos los dice, se miró una y otra vez en su modelo, en el<br />
héroe legendario Amadís de Gaula, pero al final tuvo<br />
que hacerlo sobre él mismo para encontrar el sentido<br />
que tenía su vida.<br />
En Amadís de Gaula, el héroe literario por<br />
excelencia del medievo, había nacido de amores furtivos<br />
de gente principal y en él, como héroe mítico que era, se<br />
había cumplido el designio de ser dispuesto en una<br />
pequeña canastilla de mimbre y entregado a las olas del<br />
mar proceloso que lo llevaron hasta la cercanías de un<br />
barco en el que viajaba un rey para que lo salvase y lo<br />
criase,... después de pasar la juventud en la corte pasó a<br />
ser el caballero mayor que se había conocido.<br />
Sin embargo, del nacimiento y cuna de don<br />
Quijote nada sabemos salvo que era un hidalgo, es decir,<br />
que pertenecía a la última escala en el cuerpo de la<br />
nobleza que casi se confundía en muchos aspectos con<br />
los que integraban la masa popular, y como héroe se<br />
inició saliendo de manera furtiva de su casa. Sin duda,<br />
cuando Cervantes concibió a este personaje, lo hizo<br />
como el antihéroe, como un ser desprovisto de un<br />
destino mítico, pero, muy pronto, en este caso, la<br />
realidad pudo más que los deseos de su creador. Y así<br />
vemos que la vida de don Quijote se colmó de<br />
desengaños y fatigas, de encuentros desafortunados y<br />
palizas, en lo que parece casi una venganza y escarnio,<br />
hechos sobre los deseos y esperanzas que abrigaban sus<br />
intenciones de hombre verdaderamente bueno, pero su<br />
esfuerzo no fue inútil pues, por el empeño y verdad<br />
puestos en tanto trabajo, al final de su historia, cuando<br />
él ya dudaba de sí mismo y contemplaba desfondado la<br />
inutilidad de su empeño, ve como lo que soñó casi como<br />
un imposible se había vuelto realidad y como tal allí, en<br />
la playa de Barcelona, en la realidad del mundo, estaba<br />
un caballero andante, un verdadero caballero andante,<br />
que le solicitaba con toda formalidad participar en un<br />
singular combate, y es en esa situación, impropia de su<br />
tiempo para sus contemporáneos donde el caballero de<br />
la Triste Figura, el héroe moderno, es vencido por el<br />
Caballero de la Blanca Luna, la antigua caballería había<br />
vuelto al mundo, y lo había hecho por obra y gracia de<br />
la voluntad de un hombre. Y así él, el héroe más alto<br />
que han visto los siglos, derrotado, roto, inició el largo
camino que le llevaba de vuelta a su casa, donde debería<br />
morir, junto a parientes y amigos que ahora le lloraban<br />
y animan para que volviese a salir al campo. Pero él<br />
sabía que ya no era su tiempo porque un nuevo hombre<br />
había entrado en el escenario del mundo, y él, como<br />
caballero andante que era ya no tenía sitio.<br />
El héroe moderno va a buscar la aventura en su<br />
propia existencia, pero a su vez, en el transcurso del<br />
tiempo, ese héroe sufrió una serie de transformaciones<br />
que lo desdibujaron al adaptarlo a las trazas del modelo<br />
entrevisto como idóneo.<br />
Pero si don Quijote fue concebido como una<br />
contrafigura grotesca, durante el siglo XVII, en la<br />
sociedad española apareció otro personaje con ínfulas<br />
de héroe que en buena parte vino a contrapesar desde<br />
otra perspectiva la concepción del héroe caballeresco,<br />
me refiero a la figura de don Juan, personaje mítico en<br />
el que la concepción de la vida como una valer más se<br />
manifiesta como un desafio hecho sobre el amor<br />
desordenado. Si hay un personaje que quede más alejado<br />
del héroe caballeresco ese es don Juan, mitad soldado y<br />
mitad cortesano, irrespetuoso, descarado, violento,<br />
irreverente, insolente, injurioso, osado etc.<br />
Pero el personaje de don Juan, sobre todo, como<br />
figura mítica, lo que conlleva es un problema latente<br />
que sirve para discernir una separación entre el<br />
personaje mítico y el héroe, ya que estos no pueden ser<br />
vistos de manera monolítica, ya que ambos bien pueden<br />
servir para ser tenidos como las dos caras de una misma<br />
moneda, pues si bien los dos son entes prototípicos, y<br />
como tales son claras referencias que invitan a que el<br />
hombre los contemple y encuentre en ellas las<br />
contradicciones que infunden la conciencia y el alma.<br />
Durante el siglo X<strong>VIII</strong> el héroe fue ensalzado en<br />
las artes y las letras desde una concepción galante, y a<br />
través de los mitos grecolatinos recuperados, pero en la<br />
vida quedó oculto por el peso de un formalismo que<br />
emanaba de las alturas del Estado que imposibilitaba<br />
cualquier iniciativa individual, y que quedó roto con la<br />
irrupción de la revolución burguesa.<br />
Durante el siglo XIX, el valor del individuo fue<br />
glorificado hasta extremos inusitados y con ello el héroe<br />
fue visto como un ser carismático que por su gesto,<br />
cargado de desprendimiento y de valentía, era capaz<br />
de desatar una consecuencia que llevaban al mundo a<br />
que discurriese sobre determinados cauces. En toda<br />
Europa, con las guerras napoleónicas, la figura del héroe<br />
pasó a ser el eslabón que unía a los hombres en aquella<br />
nueva etapa en que la libertad individual aparecía como<br />
una conquista colectiva.<br />
Cuando a mitad del siglo XIX, en pleno<br />
movimiento Romántico, el escritor Carlyle habló del<br />
héroe en un trabajo clásico, lo hizo para mostrarlo como<br />
un ser en que se «consagraba el valor». El valor, la<br />
136<br />
valentía, como fuerza capaz de vencer al miedo, todavía<br />
fue tenido en aquel momento de triunfo del<br />
individualismo y de las sensaciones en claroscuro, de la<br />
libertad y del gusto y admiración por el pasado, frente<br />
a otras consideraciones que aminoraban la acción de los<br />
grandes hombres como podían ser los frenos morales.<br />
La historia de la humanidad fue vista como obra de esos<br />
grandes hombres, de esos héroes que dispusieron con<br />
su esfuerzo que el mundo discurriese por donde lo había<br />
hecho.<br />
La imagen del héroe fue recuperada por la<br />
sociedad en aquel nuevo renacimiento en que se<br />
convirtió el movimiento romántico, y con ella fue<br />
exaltada, sobre grandes gestos, la impetuosidad y el<br />
desprendimiento en defensa de la libertad del hombre,<br />
su nueva religión. El ideal heróico defendió al hombre<br />
fuerte e intrépido, bien alejado de aquel otro sobre el<br />
que se conformaba la masa de la sociedad, y ser fuerte,<br />
a la vez, implicaba ser generoso, poder dejar a un lado<br />
el miedo a ser destruido físicamente que le impedía<br />
avanzar en la dirección debida, persistir en el lugar en<br />
que se había obligado a permanecer y no retroceder ante<br />
lo que era tenido como injusto, etc. pero sobre todo, ser<br />
fuerte, ser héroe, era revestirse de una fuerza moral, lo<br />
que, consecuentemente, le convertía en una figura<br />
contradictoria y, por qué no, hasta trágica, entendiendo<br />
por tragedia la lucha despiadada que se levanta en la<br />
intimidad de toda persona que ha de tomar una decisión<br />
moral, una decisión que le conduce a un deber ser<br />
definitorio, despegado de todo aquello que se presenta<br />
con áurea trascendente. Y con ello, el héroe romántico,<br />
al tiempo que se despegaba de la dinámica de la razón,<br />
tornó su mirada hacia sí mismo, sobre el sentimiento,<br />
hacia el hombre que está entre los hombres, lo que le<br />
llevó a vivir con pasión. El héroe romántico, sobre<br />
grandes gestos, trató de salir del caos en que sentía que<br />
estaba sumido el hombre, y con ello era el hombre el<br />
que se salvaba.<br />
Cuando en la segunda parte de aquel siglo las<br />
doctrinas socialistas, consecuencias de un mesianismo<br />
romántico que se imaginaba poseído por la razón, que<br />
se enfrentó a las férreas y despiadadas relaciones<br />
humanas impuestas por la sociedad industrial que se<br />
guiaba por la obtención de un beneficio material<br />
inmediato, el héroe apareció amparado en el anonimato<br />
y la resistencia más o menos activa establecida a su vez<br />
sobre unos valores morales desde los que era posible<br />
organizar una resistencia más o menos activa.<br />
Y así llegamos a nuestros días donde la figura del<br />
héroe queda amparada en el anonimato, y se disocia<br />
entre el defensor de un proyecto moral cuya impronta y<br />
trascendencia él sólo conoce, y aquel otro que siente que<br />
es suficiente vivir la vida desde ella misma porque<br />
presiente que ello conlleva la realización de una<br />
auténtica aventura existencial. El héroe, así pasa a ser<br />
un hombre que ha decidido serlo y llega a serlo al<br />
cumplirse una extraña alianza entre él mismo con lo que
comprende que ha de ser su vida, su destino. El héroe,<br />
en nuestro tiempo, donde los mensajes de toda índole<br />
se suceden sin interrupción para invitarle y por último<br />
obligarle a seguir en una determinada manera de<br />
actuación, es aquél que desea cumplir, que desea actuar<br />
consecuentemente, conforme a lo que conoce como un<br />
fin que debe ser realizado, que él debe de realizar. Para<br />
él, la gran aventura es vivir la vida, una causa con valor<br />
en sí misma que a su vez supone un conocimiento, o<br />
una presunción de ello, de sí mismo, y un ofrecimiento<br />
de uno mismo en el futuro que guarda lo desconocido.<br />
Nada hay más lejos, y también más próximos que<br />
un héroe de nuestro tiempo comparado con un héroe<br />
medieval, o si queremos con un héroe de la antigüedad,<br />
sobre todo porque ambos tienen que actuar en un juego<br />
conforme a las reglas de un juego que ellos mismos se<br />
han impuesto, y en su consecuencia, ser héroe pasa a<br />
ser una respuesta en la que se guarda el hecho de haber<br />
asumido como propio un proyecto en el que lo personal,<br />
lo propio, adquiere una forma que le hace reconocible,<br />
en la intimidad, como un ser diferente al tiempo que<br />
admite también que su vida es una consecuencia en la<br />
que han obrado las tensiones que ordenan la fatalidad.<br />
El héroe de nuestro tiempo se define a sí mismo por su<br />
propia manera de ser, por su carácter, después<br />
permanece la indiferencia, pero esa definición se obra<br />
siempre sobre una metamorfosis que en él brote un antes<br />
y un después. Ser héroe es resultado de un acto de<br />
voluntad que le lleva a participar en una actuación en<br />
la que brilla una referencia moral, o sencillamente se<br />
deja llevar por la vida para cumplir sus etapas, aunque<br />
la diferencia entre uno y otro radique en la calidad del<br />
primer paso dado en cada dirección. Por ello el héroe<br />
ha pasado a ser que permanece en la penumbra, oculto<br />
en nuestra sociedad, y como tal nos dicta el camino a<br />
seguir, ni censura, ni sentencia, ni inhabilita, ni condena,<br />
etc. aunque no falta quien se empeña en decir que este<br />
héroe todavía ejerce una atracción que conduce a ser<br />
fuente de enseñanza virtuosa para los demás, y junto a<br />
él aquel otro que permanece indiferente, como aquél<br />
personaje de Albert Camús que aparece en su novela de<br />
significativo titulo llamada El extranjero, un ser<br />
desplazado, como tantos otros que vemos que aparecen<br />
en la novela de los siglos XIX y XX.<br />
Nuestros días no componen un tiempo de héroes,<br />
y quizás por ello aparezcan hasta aturdidos en los<br />
medios de comunicación de masas, ya sean periódicos<br />
o la televisión, donde unos supuestos héroes aparecen<br />
y desaparecen como flor de un día sin que apenas<br />
lleguemos a aprender su nombre.<br />
Por ello, sin duda, la palabra héroe, prácticamente<br />
ha llegado a desaparecer del lenguaje de finales del siglo<br />
XX, o a lo más que aparece es para caracterizar a una<br />
persona que ha realizado una acción extraña al no<br />
entrañar un beneficio inmediato y por tanto es<br />
sorprendente, cómo pueden ser los médicos que acuden<br />
en sus vacaciones a socorrer otros seres humanos<br />
137<br />
reducidos a la miseria y a ser víctimas de la guerra o a<br />
misioneros que entregan su vida por la propagación de<br />
una idea junto al reparto de otros auxilios.<br />
En la antigüedad, el escritor Hesiodo, habló de<br />
que la humanidad había pasado por diferentes edades<br />
que recibieron el nombre de Edad de Oro, de Plata y de<br />
Hierro, y situó entre ellas la Edad de los Héroes. Puede<br />
ser que nuestro tiempo, con un desarrollo material que<br />
lleva a que se atrofie la capacidad que para su recepción<br />
tienen los humanos, viva en la Edad de Hierro, pero<br />
también es cierto que en secreto, sin posibilidad de que<br />
sus figuras en bronce aparezcan un día en pedestales,<br />
no faltan héroes que obran de acuerdo a lo que les dicta<br />
sus conciencias, a los que obran cumpliendo con su<br />
trabajo, y que esperan que se respete su silencio.
LEYENDAS DE LA TRADICIÓN ORAL EN EL<br />
CAMPO DE REQUENA-UTIEL.<br />
En todas las épocas el hombre ha intentado transmitir<br />
sus recuerdos y experiencias a sus descendientes o<br />
miembros de generaciones más jóvenes. De esta manera<br />
una parte de la memoria familiar o colectiva de una<br />
localidad o territorio, recibida de los antecesores, se<br />
suma a los recuerdos y experiencias vividas por cada<br />
persona en particular y éstos se irán sumando a la<br />
cadena sucesiva de la transmisión generacional.<br />
A la transmisión de hechos pasados en forma<br />
escrita se la considera historia. Por el contrario se da el<br />
nombre de leyendas o hechos legendarios aquellos que,<br />
transmitidos de forma oral de generación en generación,<br />
han podido sufrir añadidos o eliminaciones de ciertos<br />
aspectos y elementos que pudo poseer o no el hecho<br />
original o bien fueron producto de la imaginación o<br />
fantasía de una persona concreta en un determinado<br />
momento y en su proceso de transmisión han llegado a<br />
adquirir la consideración de hechos reales.<br />
De todo el conjunto de leyendas que conocemos<br />
de la comarca de Requena, unas nos han llegado por<br />
transmisión oral, mientras que otras ya aparecen reflejadas<br />
en publicaciones del siglo XIX y XX. No obstante,<br />
hasta la fecha, no se ha realizado de forma sistemática<br />
recopilación alguna de ellas en todo el territorio, tampoco<br />
se ha publicado ninguna monografía dedicada a estos<br />
materiales que los recoja en su conjunto, que los clasifique<br />
y que los estudie, que analice sus características, etc.<br />
En el presente trabajo haremos una relación<br />
cronológica de las que conocemos, agrupándolas por<br />
temas cuando sea posible o presentándolas de forma<br />
aislada pero siguiendo la cronología correspondiente a<br />
la época en que se sitúan.<br />
Podemos apreciar en esta pequeña recopilación<br />
de leyendas que poseen una tendencia general al realismo<br />
frente a las de temática fantástica que, cuando aparecen,<br />
se relacionan con intervenciones milagrosas de la<br />
Virgen o los Santos, en representación de la omnipotencia<br />
del único Dios, pero no como fruto de los poderes<br />
ocultos de otros seres.<br />
Por Fermín Pardo Pardo<br />
139<br />
XI).<br />
Leyendas en relación al Cid Campeador (siglo<br />
Cronológicamente se localizan en el siglo XI y nos<br />
hablan de la estancia de Rodrigo Díaz de Vivar en<br />
Requena y su territorio. Según la tradición, el héroe<br />
castellano ocupó esta comarca juntamente con otras que<br />
habían pertenecido al reino musulmán de Valencia. En<br />
Requena y siguiendo la leyenda se entrevistó el Cid con<br />
el rey de Castilla Alfonso VI para solicitar su perdón y<br />
amistad. También en Requena sitúa la tradición la celebración<br />
de las bodas de las hijas de Rodrigo Díaz con los<br />
infantes de Carrión. Por otra parte el famoso episodio de<br />
la afrenta de Corpes del Cantar del mio Cid y el romancero<br />
en que los infantes azotaron a sus esposas y las<br />
abandonaron como represalia contra su suegro se le<br />
sitúa en el antiguo carrascal de San Antonio, según unos<br />
y, según otros, en el paraje de Covarrobles, en el actual<br />
término de Fuenterrobles que fue aldea de Requena<br />
hasta el primer tercio del siglo XIX.<br />
En relación con estas leyendas hemos de recalcar<br />
que en la calle Somera dentro del antiguo recinto amurallado<br />
de Requena conocido como Barrio de la Villa<br />
existe una casona con escudo y fachada de sillería conocida<br />
con el nombre de Palacio del Cid. No obstante, esta<br />
vivienda es mía edificación del siglo XV y que perteneció,<br />
según D. Rafael Bernabeu, a la familia hidalga<br />
requenense de los Pedrón. No sabemos si fue reedificada<br />
sobre los restos de otra mansión más antigua que pudiera<br />
haber pertenecido al Cid y servirle de vivienda en su<br />
legendaria estancia en esta ciudad.<br />
Próxima a la actual ermita de la Sta. Cruz o de la<br />
Virgen de la Caridad junto a la cual se edificó el Cementerio<br />
Municipal en 1813 existió otra dedicada a San<br />
Bartolomé y en ella afirma la leyenda que tuvo lugar la<br />
ceremonia del casamiento de las hijas de Rodrigo Díaz<br />
de Vivar con los infantes de Carrión siguiendo la recomendaciones<br />
que el rey castellano Alfonso VI hiciera al<br />
Cid en su entrevista.<br />
La imagen de la Virgen de la Caridad que se<br />
veneraba en la ermita de la Santa Cruz con anterioridad
a 1936 era muy antigua, según el informe que sobre las<br />
ermitas de Requena hizo D. José A. Díaz de Martínez al<br />
obispo de Cuenca en 1860. Afirma este autor que popularmente<br />
se consideraba como regalo hecho por el Cid a<br />
esta antigua capilla del Barrio de las Ollerías.<br />
Del carrascal de San Antonio, según cuenta la<br />
leyenda como lugar de la afrenta de Corpes, no queda<br />
rastro, pues muchos carrascales y pinares del extenso<br />
término fueron desapareciendo a lo largo del siglo X<strong>VIII</strong><br />
y XIX para convertirlos en campos de sembradura de<br />
cereales y sobre todo para la plantación de viñas.<br />
En cambio en el paraje de la Covarrobles en<br />
Fuenterrobles existe todavía la cueva rodeada de viñas.<br />
Es una especie de hoquedad situada debajo de un leve<br />
promontorio coronado por una capa de toba caliza y que<br />
ha sido utilizada en las últimas épocas como refugio de<br />
ganados o labradores que trabajaban en sus inmediaciones.<br />
Sobre este altozano existen restos de ladrillos, tegulae<br />
y cascotes de vajillas de la época romana seguramente<br />
correspondientes a una villa rural de aquella época.<br />
Estos restos quizá han hecho mantener la leyenda<br />
a lo largo de los tiempos como nos lo demuestra D.<br />
Rafael Bernabeu en su Historia de Requena incluyendo<br />
una clausula de un mayorazgo fundado en 1578 por el<br />
alcaide de Villa de Ves Alonso Parra ante el escribano<br />
Francisco Carrión y dice así: "ítem una heredad situada<br />
en Pozo Seco y Bottear (jurisdicción de Fuenterrobles,<br />
aldea entonces de Requena) en donde los Condes de<br />
Carrión haurían azotado a las hijas del Cid".<br />
También nos recoge este fragmento Fernando<br />
Moya en el libro "Fuenterrobles. Memoria de un Pueblo"<br />
(1995) añadiendo que la Covarrobles está cercana a estos<br />
parajes citados en el siglo XVI. Después nos aporta como<br />
apoyo para la perduración de la leyenda en el tiempo<br />
que en las respuestas dadas por la aldea de Fuenterrobles<br />
al Estado en 1787 aparece lo siguiente: "Como también se<br />
halla al mismo poniente una cueva, la que llaman Cueva-Robles<br />
en la que se dice estuvieron presas las hijas del<br />
Cid, apresadas por los Condes de Carrión".<br />
Por otra parte el nombre de Requena aparece<br />
citado en varios romances referentes a la vida del Cid, lo<br />
cual ha llevado a la tradición a seguir manteniendo<br />
como reales estos hechos aunque no existe ningún documento<br />
fidedigno con el que puedan afirmarse estos<br />
acontecimientos.<br />
En relación con las correrías del Cid inserta Enrique<br />
Herrero y Moral en su Historia de Requena de 1890<br />
la leyenda de la ciudad de Braila, población de la época<br />
musulmana localizada en el paraje de los Villares de<br />
Campo Arcís. Esta ciudad resistió el sitio a que la sometió<br />
el Cid e incluso recibió la ayuda de soldados del rey<br />
moro de Valencia, pero ante todos quedó victorioso el<br />
famoso guerrero castellano, adueñándose de la ciudad.<br />
Según Herrero y Moral el nombre de la aldea de Campo<br />
Arcís es una forma evolucionada de Campo del Cid, por<br />
140<br />
el recuerdo de esta hazaña legendaria. Los restos de<br />
edificaciones del paraje de Los Villares de Campo Arcís<br />
que este mismo autor identifica como correspondientes<br />
a la Braila legendaria son en realidad vestigios de unas<br />
villas rústicas de la época romana, abundantes en el<br />
fértil llano de viñedos de esta partida.<br />
XVI).<br />
Leyendas de Santuarios Marianos (S. XIII al<br />
La devoción por María la Madre de Jesucristo a la<br />
que en castellano se le da el apelativo general de la<br />
Virgen está muy arraigada y extendida dentro del catolicismo<br />
y naturalmente en todos los territorios del Estado<br />
Español e incluso Hispanoamericanos como herederos<br />
de nuestra cultura.<br />
En la comarca de Requena la devoción por María<br />
Santísima se concreta fundamentalmente en torno a<br />
cuatro Santuarios destacados, independientemente de<br />
las advocaciones que de la Virgen María se veneran a<br />
nivel local. De ellos uno está fuera de la comarca y se<br />
trata del Santuario o convento trinitario de la Virgen de<br />
Tejeda en Garaballa (Cuenca). Existe otro que, con el<br />
tiempo y la fluctuación de las fronteras locales y provinciales<br />
quedó fuera de nuestra comarca. Se trata de la<br />
Cueva Santa del Cabriel situada en la antigua dehesa de<br />
la Fuencaliente que perteneció al término de Requena<br />
hasta el siglo XVI y que en la actualidad forma parte de<br />
la jurisdicción municipal de Mira, único pueblo del<br />
primitivo municipio de Requena que se quedó en Castilla<br />
al ser anexionada a Valencia la comarca requenense.<br />
En la ciudad de Requena todavía se conserva la<br />
iglesia y claustro del antiguo convento de carmelitas<br />
calzados (el primero de esta orden que se fundó en toda<br />
Castilla) y que sirvió de Santuario a la antigua patrona la<br />
Virgen de la Soterraña y sigue sirviendo como tal a la<br />
Patrona actual la Virgen de los Dolores.<br />
Finalmente, en la Sierra del Negrete, en término<br />
de Utiel se levantó en el siglo XVI el ermitorio de la<br />
Virgen del Remedio que sirve como Santuario a la<br />
imagen de María votada como Patrona por los utielanos.<br />
Virgen de Tejeda de Garaballa (siglo XIII).<br />
El área de devoción por la imagen de la Virgen de<br />
Tejeda se extiende por todo el Marquesado de Moya y su<br />
Serranía y parte de la Manchuela en territorio de Castilla.<br />
En Valencia por el Rincón de Ademuz, Serranía Alta del<br />
Turia y poblaciones concretas como Yátova en cuya<br />
iglesia parroquial existe altar y cofradía de esta<br />
advocación. En todo el Campo de Requena-Utiel ha<br />
ejercido también especial atracción en todas las épocas<br />
destacando la villa de Camporrobles en donde también<br />
le tienen dedicada capilla y cofradía dentro de su Parroquia<br />
de la Asunción o Villargordo del Cabriel en su<br />
Parroquia de San Roque. Gentes de esta comarca acudieron<br />
en otros tiempos al lejano santuario de Tejeda en<br />
Garaballa con carros y caballerías o a pie a cumplir con<br />
sus promesas y dar gracias con sus exvotos, actualmente
se sigue acudiendo con automóviles, coincidiendo con<br />
la festividad de la Natividad de María el día 8 de<br />
Septiembre.<br />
Como elementos legendarios que hemos escuchado<br />
de nuestros mayores relativos a Tejeda podemos<br />
citar tres: la aparición, el hardacho y la mujer de piedra<br />
mármol.<br />
La aparición de la Virgen de Tejeda se localiza en<br />
el tiempo hacia 1205 y el lugar cerca de una cueva<br />
próxima al río. Un pastor que se encontraba apacentando<br />
su ganado por las orillas del río es el escogido para<br />
recibir la aparición de María Santísima sobre un tejo. El<br />
árbol de la aparición dará nombre de Tejeda al Santuario<br />
primitivo construido en el propio lugar del suceso y<br />
conocido hoy por Tejeda la Vieja. Al edificarse el nuevo<br />
convento en el siglo XVI seguirá llevando ese nombre al<br />
igual que la advocación.<br />
El hardacho de Tejeda. Hasta la Guerra Civil de<br />
1936 estuvo colgado en el Santuario como exvoto un<br />
cocodrilo o caimán ofrecido por un soldado a la Virgen,<br />
quien lo trajo desde el Perú en 1566. Las gentes de estas<br />
tierras consideraban este animal como un lagarto o<br />
hardacho gigantesco que alguien pudo matar en tiempos<br />
remotos con la ayuda de la Virgen. Todavía se suele<br />
decir al referirse a alguna persona de quien no se conocen<br />
detalles de sus orígenes ni de su vida: "ese será el que<br />
mató el hardacho de Tejeda".<br />
La mujer de piedra mármol. Contaban también<br />
que con anterioridad a 1936 a la entrada del Santuario<br />
existía en el suelo una losa de mármol en la que se<br />
apreciaban las formas de una mujer. La tradición popular<br />
la relacionaba con el siguiente hecho:<br />
Una mujer, en cierta ocasión, había robado en el<br />
mencionado Santuario unos libros. Después de las previas<br />
indagaciones esta mujer fue interrogada por la<br />
autoridad competente como sospechosa y muy firmemente<br />
negó su hurto. Para fundamentar más su negación<br />
llegó a jurar y a decir:" - Que me convierta en piedra<br />
mármol si yo he robado los libros por los que se me<br />
acusa". El castigo fue rápido y fulminante trastornándose<br />
la ladrona en la famosa losa de mármol que estaba<br />
situada a la entrada del Santuario para que todos la<br />
pisaran y para que sirviera de general escarmiento y<br />
ejemplo.<br />
Virgen de la Cueva Santa del Cabriel (origen<br />
desconocido).<br />
El área de devoción por la Virgen de la Cueva<br />
Santa del Cabriel quedó reducido en este siglo a las<br />
poblaciones cercanas a su Santuario en término de Mira<br />
y en una enorme gruta cuya boca se abre en una ladera<br />
pedregosa en las barranqueras próximas al curso del río<br />
Cabriel y al actual pantano de Contreras. Estas poblaciones<br />
son La Pesquera y Mira en la provincia de Cuenca y<br />
Villargordo del Cabriel, Camporrobles y sobre todo<br />
Fuenterrobles, pertenecientes a la comarca de Requena<br />
141<br />
y por tanto, actualmente dentro de la provincia de<br />
Valencia. La imagen original la llevaron consigo los<br />
vecinos de la aldea de la Fuencaliente en el momento de<br />
ser trasladados al término de Picassent por motivo de la<br />
construcción del embalse de Contreras, cuyas aguas<br />
habían de inundar el valle y las huertas en donde estaba<br />
ubicada esta pedanía mireña. No obstante, la romería a<br />
la Cueva se sigue efectuando. Los vecinos de<br />
Fuenterrobles han conseguido recientemente una reproducción<br />
(poco acertada) de la imagen original y con<br />
ella siguen manteniendo viva su antigua romería del<br />
mes de mayo con la finalidad fundamental de solicitar la<br />
lluvia para los campos de secano, siempre necesitados<br />
de ella.<br />
Con relación a la Virgen de la Cueva Santa del<br />
Cabriel y su Santuario encontramos las siguientes leyendas:<br />
La aparición. Tuvo lugar según la tradición en<br />
otra cueva próxima y más elevada en las barranqueras<br />
citadas. A un pastor, cuidando su ganado, le saltó una<br />
liebre y este le tiró el garrote para matarla. La liebre<br />
golpeada se transformó en la imagen de la Virgen y con<br />
ello se inició se veneración.<br />
El culto a la Virgen iniciado en estos parajes en la<br />
Cueva Vieja o de la Virgen Vieja, como se denomidaba<br />
al sitio de la aparición, hubo de trasladarse por la facilidad<br />
con que podía profanarse aquel lugar considerado<br />
sagrado, pero situado en una cueva o abrigo completamente<br />
abierto al exterior. La gran gruta elegida después<br />
para Santuario posee una abertura estrecha en forma de<br />
pasillo alargado que da al exterior. En esa boca fue fácil<br />
colocar una reja de hierro que sirvió de puerta que<br />
impedía la entrada en cualquier momento, pues solamente<br />
se abría por motivos de culto o limpieza. Por otra<br />
parte y según restos arqueológicos que se han encontrado<br />
en su interior y alrededores esta enorme gruta debió<br />
ser un santuario primitivo en el que se sucedieron cultos<br />
de religiones precristianas que arrancan ya desde la<br />
edad del bronce.<br />
Esta forma legendaria y curiosa de aparición se<br />
relaciona también con la Virgen del Remedio de Utiel,<br />
como después comentaremos.<br />
Los enamorados perdidos. Cuentan personas<br />
mayores de Fuenterrobles que, con motivo de una romería,<br />
una pareja joven de enamorados del pueblo acudió<br />
al acto como era propio entre la gente joven, siempre<br />
atraída por la fiesta. Una vez dentro del Santuario no<br />
pudieron resistir la tentación de internarse por entre las<br />
oquedades y escondrijos más apartados del propio lugar<br />
de culto, con el fin de buscar intimidad de pareja y<br />
permanecer aislados del gentío un cierto periodo de<br />
tiempo, al amparo de la oscuridad de tales escondrijos.<br />
Al finalizar los actos religiosos y profanos de la romería<br />
nadie encontró rastro de esta pareja. Ambos pudieron<br />
sumirse en alguna sima o precipicio comunicados con la<br />
cueva, perdiendo la vida en el interior de ella y sin que
nadie tuviera posibilidad de socorrerlos ni ayudarlos.<br />
Seguramente esta leyenda real o ficticia servía<br />
mucho a las madres que tenían hijas jóvenes con novios<br />
o pretendientes, quienes por el miedo o precaución no se<br />
atrevían a perderse ni separarse de la gente ni de sus<br />
compañeros de romería.<br />
Agua y piedras de la cueva con propiedades<br />
curativas y mágicas.<br />
También a gente de Fuenterrobles hemos oído<br />
decir que en cierta parte de la cueva existen hoyos o<br />
pilillas naturales que siempre contenían agua. Allí acudían<br />
personas para lavarse los ojos, pues esa agua era<br />
considerada como medicinal o curativa para infecciones<br />
o problema de los órganos de la vista. A fragmentos de<br />
piedra del interior de la gruta también se les atribuía la<br />
capacidad de deshacer las tormentas de pedrisco tan<br />
frecuentes y dañinas para las cosechas en esta tierra.<br />
Virgen de la Soterraña de Requena (siglo XIII).<br />
La devoción por la antigua imagen de la Virgen<br />
de la Soterraña siempre estuvo circunscrita a la ciudad<br />
de Requena y venerada pos sus vecinos en la capilla<br />
gótica del antiguo convento del Carmen como ya hemos<br />
dicho. La Virgen de la Soterraña se trae a Requena en el<br />
siglo XIII al fundarse el citado convento de carmelitas.<br />
Su culto perduró hasta 1936 en que desapareció o fue<br />
destruida y hasta esa fecha fue la patrona oficial de la<br />
ciudad, aunque la devoción mariana de los requenenses<br />
fue proyectándose, sobre todo desde el siglo pasado,<br />
hacía la Virgen de los Dolores que fue declarada Patrona<br />
en 1955.<br />
La Virgen de la Soterraña alternaba con la Virgen<br />
de Gracia su presencia en las rogativas y en su honor se<br />
celebraba la restablecida feria de septiembre desde el<br />
siglo X<strong>VIII</strong>. El origen de esta imagen se envuelve en la<br />
leyenda, siendo la más generalizad a la siguiente:<br />
San Luis, rey de Francia, en su estancia en los<br />
Santos Lugares, con motivo de las Cruzadas, subió al<br />
Monte Carmelo con su caballo. Una pata del animal se<br />
hundió en tierra y del hoyo producido se alzó un potente<br />
resplandor como anuncio de algo extraordinario. Efectivamente,<br />
cavaron en aquel sitio y apareció la imagen<br />
de la Virgen con el Niño tallada en madera. Por ser<br />
encontrada dicha imagen bajo tierra, es decir, en lugar<br />
subterráneo, es por lo que se le llamó Soterraña . Otro<br />
detalle de la leyenda es que en la frente de la Virgen se<br />
produjo una hendidura o desconchado por haberla dañado<br />
el borde de la herradura del caballo al tropezar con<br />
ella dentro del hoyo. La citada marca o señal del deterioro<br />
de la frente de la escultura se intentó restaurar en<br />
muchas ocasiones. Varias veces se llevó la imagen a<br />
restaurar y tantas veces fue sacada para este menester,<br />
retornaba al convento de forma misteriosa.<br />
El rey San Luis abuelo de los infantes de la Cerda,<br />
nietos a su vez de Alfonso X de Castilla les regaló la<br />
142<br />
citada imagen para que la entronizaran en el convento<br />
carmelitano que el infante D. Alfonso de la Cerda y su<br />
esposa Dª Mafalda de Narbona fundaron en esta ciudad,<br />
entonces villa.<br />
Otra versión de la leyenda refiere un hecho semejante<br />
pero ocurrido en Requena, en el lugar en donde se<br />
edificó el convento y no en el Monte Carmelo en Palestina.<br />
El protagonista del hallazgo es en este caso el<br />
infante D. Alfonso de la Cerda y no es abuelo San Luis.<br />
En distintos puntos de Francia existen imágenes<br />
de la Virgen con leyendas semejantes y siempre con la<br />
atribución del hallazgo al Santo rey francés.<br />
Virgen del Remedio de Utiel (siglo XVI).<br />
El Santuario de la Virgen del Remedio de Utiel es<br />
el de más atracción de devotos de toda la comarca. A dar<br />
gracias por los favores recibidos y a depositar los exvotos<br />
se acude durante todo el año, pero fundamentalmente<br />
se hace el día de Pascua Florida en que suben a la Sierra<br />
mayoritariamente gentes de Utiel y algunos vecinos de<br />
las aldeas de la Vega de Requena y el día 6 de septiembre<br />
fecha en que la pequeña imagen de la Serranilla es<br />
bajada desde su ermita por los utielanos a hombros a su<br />
iglesia parroquial en donde permanece hasta el último<br />
domingo de octubre. Los habitantes de Requena y sus<br />
aldeas también acuden en las fechas citadas, pero el día<br />
reservado para ellos y que no suelen ir los de Utiel, es el<br />
domingo de la Pascua Granada o de Pentecostés.<br />
Las leyendas que nos aparecen en torno a la<br />
Virgen del Remedio son referentes a su hallazgo o<br />
aparición y también a su nombre o advocación.<br />
Leyendas de la aparición y hallazgo.<br />
Muy popular es en la zona y también con referencia<br />
a esta imagen aquella que ya nombramos al hablar<br />
de la Virgen de la Cueva Santa del Cabriel en la que la<br />
Virgen aparece en figura de una liebre a un pastor. Otra<br />
vanante nos habla que fue el primer ermitaño Juan de<br />
Argés de penitente en la sierra quien le lanzó su vara o<br />
cayado a una liebre para matarla y cuando la alcanzó el<br />
golpe se produjo la aparición de la Virgen y tras este<br />
hecho quedó depositada ante él una pequeña imagen<br />
sentada de María Santísima con su Hijo, a la cual le<br />
faltaba una mano por el golpe recibido con el garrote.<br />
En los primitivos gozos que todavía podemos ver<br />
sobre tablillas que se conservan en la ermita para cantarlos<br />
dice una de sus estrofas:<br />
En figura de una liebre<br />
la Virgen se apareció<br />
y Juan de Argés ignorante<br />
el garrote le tiró.<br />
Esta leyenda es la más popular y popularizada y<br />
la que de forma autóctona presenta el origen del culto a<br />
la Virgen del Remedio. Sitúa la aparición en plena Sierra
del Negrete y materializa el lugar concreto en una<br />
hoquedad entre peñascos próxima a la cumbre de la<br />
montaña y en una elevación superior al lugar que ocupa<br />
la propia ermita.<br />
Sin embargo, paralelamente, encontramos otra<br />
leyenda que sitúa el hallazgo de la imagen en Cullera<br />
junto al mar por Juan de Argés y la revelación de volver<br />
a la Sierra del Negrete con ella y de retirarse a aquel lugar<br />
inhóspito como ermitaño y custudiador del Santuario<br />
que había de erejirse en su honor.<br />
Esta leyenda es más verosímil que la anterior.<br />
Narra que Juan de Argés, procedente de Burgos, había<br />
estado en Utiel en su camino de penitente arrepentido<br />
de su vida disipada de juventud. De Utiel pasó a Cullera<br />
con intención de embarcar a Africa e incluso predicar las<br />
doctrinas de Cristo entre musulmanes. En una de esas<br />
noches que esperaba junto a la playa de Cullera alguna<br />
nave que lo trasladara al continente africano se produjo<br />
una incursión de piratas que saqueó la población. Entre<br />
los objetos del botín que consideraron inservibles los<br />
saqueadores y que dejaron esparcidos por la playa se<br />
encontraba una pequeña imagen de la Virgen María con<br />
su Niño y a la que le faltaba una de sus manos como<br />
deterioro. Juan de Argés la recogió devotamente y tuvo<br />
la revelación de volver a Utiel, retirarse como ermitaño<br />
en su Sierra y conseguir que se le diera culto a esta<br />
diminuta escultura de María Santísima.<br />
Una variante de esta leyenda que se conserva<br />
precisamente en Cullera cuenta que en vez de una<br />
imagen Juan de Argés se encontró dos, la sedente que es<br />
la denominada Virgen del Remedio y otra de pie también<br />
con el Niño que corresponde a la patrona de Cullera<br />
con la advocación de Virgen de la Encarnación o del<br />
Castillo. Añade esta leyenda que el ermitaño burgalés se<br />
llevó a Utiel la escultura que se representa de pie y que<br />
dejó la sedente en Cullera pero al día siguiente de llegar<br />
a Utiel y de forma misteriosa se comprobó que ambas<br />
imágenes habían cambiado de lugar, quedando para<br />
Utiel la sedente y para Cullera la que está en pie.<br />
El nombre de la Virgen.<br />
Instalado definitivamente Juan de Argés en la<br />
Sierra del Negrete como ermitaño con su pequeña imagen,<br />
ésta empieza a recibir culto masivo a partir de una<br />
rogativa con la que el ayuntamiento de Utiel acude a<br />
solicitar la intercesión de la Virgen para propiciar la<br />
lluvia ante una pertinaz sequía, coincidiendo con la<br />
fiesta de Pentecostés. Después de la caída de lluvia<br />
abundante se le consideró como protectora de la entonces<br />
villa por lo que fue necesario asignarle un nombre.<br />
Según la tradición se pusieron varios posibles nombres<br />
a sorteo y al sacarlos salió el de Remedio por tres veces<br />
seguidas. Este es el nombre que, desde entonces, ha<br />
recibido la pequeña imagen tan venerada por utielanos<br />
y habitantes del resto de poblaciones de la comarca.<br />
Leyenda del ermitorio de San Antonio de la<br />
143<br />
Vega (siglo XV)<br />
A medio camino entre Requena y Utiel, en el lugar<br />
que hoy ocupa la iglesia parroquial de la pedanía<br />
requenense de San Antonio de la Vega existió una<br />
antigua ermita dedicada a este Santo franciscano y junto<br />
a ella un gigantesco olmo asombro de visitantes y orgullo<br />
de los autóctonos. En una especie de disputa entre<br />
dos troberos o versadores se alude al famoso olmo de la<br />
siguiente manera:<br />
-Cantador que tanto cantas<br />
y te tienes por cantón<br />
tu me dirás lo que pesa<br />
el olmo de San Antón.<br />
El trobero demandado contestó:<br />
-Si tu fueras la romana<br />
y tu cabeza el pilón<br />
te diría lo que pesa<br />
el olmo de San Antón.<br />
En torno al olmo y a la ermita se fueron construyendo<br />
a lo largo del tiempo casas dispersas que dieron<br />
origen a pequeños barrios y en la actualidad forman ya<br />
una población concentrada que, a pesar de ser pedanía,<br />
su número de habitantes se sitúa alrededor de los 2.000,<br />
con lo que San Antonio de la Vega o de Requena es la<br />
tercera localidad de la comarca en cuanto a su vecindario.<br />
En los años sesenta la antigua ermita, iglesia<br />
parroquial desde 1888, con las reformas que había ido<br />
sufriendo, y el renuevo del viejo olmo fueron destruidos<br />
completamente para edificar un nuevo y moderno edificio<br />
para iglesia parroquial que sigue dedicada naturalmente<br />
a San Antonio de Padua.<br />
La leyenda en torno a la fundación de esta ermita<br />
la vemos plasmada en la Historia de Requena de Enrique<br />
Herrero y Moral y refiere en resumen lo siguiente:<br />
En el momento de la reconquista de estos territorios a los<br />
musulmanes por parte de los castellanos se produjo una<br />
enconada batalla entre moros y cristianos en el lugar que<br />
ocupó la ermita y el viejo olmo precisamente en la fecha<br />
del 13 de junio. Un caballero del ejército cristiano a quien<br />
Herrero y Moral da el nombre de D. Francisco Fernández<br />
Albaruíz, viéndose en peligro en lo más encarnizado del<br />
combate a últimas horas de la tarde se subió a un<br />
corpulento olmo en donde permaneció oculto, hasta<br />
bien entrada la noche, en que las tropas se retiraron y<br />
pudo quedar sano y salvo. En el espacio de tiempo en<br />
que permaneció oculto entre las ramas del olmo ofreció<br />
al Santo del día (San Antonio de Padua) edificarle una<br />
ermita junto al olmo si lo libraba de la muerte. Al cabo de<br />
un tiempo, ocupada Requena y su vega por los cristianos,<br />
volvió el citado caballero a cumplir su promesa,<br />
para lo cual adquirió el terreno junto al olmo en el que<br />
fue posible la construcción de la primitiva ermita de San
Antón de la Vega.<br />
Según la copia del manuscrito de Dominguez de<br />
la Coba (siglo X<strong>VIII</strong>) la ermita de San Antonio de la Vega<br />
fue bendecida en 1444. D. Rafael Bernabeu en su Historia<br />
de Requena (2 a edición 1982) nos dice que fue<br />
elevada a expensas de Martín García en 1444" y que" el<br />
patronato de dicho templo perteneció en 1615 a D. Pedro<br />
Fernández Albaruíz".<br />
Como podemos comprobar, los hechos que Herrero<br />
y Moral nos presenta como históricos no son más<br />
que una leyenda transmitida por la tradición oral pero<br />
sin cocretar el momento exacto.<br />
Leyenda de las cabras monteses (siglo XVI).<br />
El Campo de Requena-Utiel es una comarca elevada<br />
situada entre Castilla y Valencia, delimitada al Sur<br />
y Oeste por la profunda garganta del río Cabriel, sierras<br />
que la separan de la cuenca del Turia por el Norte. Las<br />
Cabrillas y la Sierra Martes que forman la divisoria<br />
natural entre la Hoya de Buñol y el Valle de Ayora por<br />
el Este. Tanto las montañas que forman estas sierras<br />
como las barranqueras que conducen el cauce del Cabriel<br />
son tierras quebradas y fragosas en donde abundó la<br />
cabra montes, cuyo nombre se refleja en la toponimia de<br />
la zona y así encontramos la sierra de las Cabrillas o el<br />
mismo río Cabriel (río de las cabras). Según Bernabeu<br />
este territorio debe corresponder con la Caprasia de la<br />
época de los romanos, también por el mismo motivo,<br />
aunque hay opiniones de otros autores que descartan<br />
esa afirmación. Sea o no esta tierra la antigua Caprasia<br />
(tierra de las Cabras) sí es cierto que hasta principios de<br />
siglo las hubo en abundancia en estado salvaje. En<br />
estado de domesticación todavía hemos conocido hasta<br />
los años 50-60 grandes rebaños de cabras blancas, muy<br />
montaraces que pacían en los altos de los montes y de las<br />
cabras llamadas morunas, más adaptadas a terrenos<br />
menos agrestes.<br />
Requena, como población principal de su comarca<br />
siempre concentró en su mercado a gentes del ámbito<br />
rural que venía a ofrecer sus productos domésticos<br />
excedentes como animales de corral, huevos, miel y<br />
aguamiel y animales de caza entre los que, hasta principios<br />
de siglo, no era raro que figuraran zorros para<br />
aprovechar su piel e incluso cabras monteses que se<br />
vendían para utilizar la carne y la piel si eran jóvenes o<br />
solamente la piel si eran viejas. D. Luis García Grau,<br />
requenense que supera los 80 años nos refirió que,<br />
cuando niño, fue un día al mercado acompañando a una<br />
vecina ya anciana quien al ver una cabra montes que<br />
tenía un aldeano para vender le contó que aquel animal<br />
pertenecía sin duda al ganado de Caro y tras ello la<br />
siguiente leyenda:<br />
En época en que abundaban las dehesas y los<br />
ganados en el territorio requenense existió un propietario<br />
ganadero muy rico, afamado por la gran cantidad de<br />
cabezas de ganado que poseía y por el buen trato que<br />
144<br />
dispensaba a sus sirvientes y trabajadores, entre los que<br />
contaba con un mayoral o encargado que le dirigía y<br />
organizaba perfectamente a todos sus asalariados en<br />
favor del buen rendimiento de sus bienes.<br />
Ocurrió un día que a la puerta de Caro llegó un<br />
joven a pedir limosna y el buen ganadero en vez de<br />
dársela le ofreció trabajo en su hacienda. Aceptó el joven<br />
y pronto empezó a destacar por su inteligencia y capacidad<br />
en el trabajo, por lo que al cabo de poco tiempo ya<br />
contaba con la confianza del amo y del mayoral. Paso el<br />
tiempo y el mayoral, ya viejo, enfermó y murió. Caro,<br />
que también era un anciano y no tenía hijos, necesitaba,<br />
más que nunca, una persona de su confianza que le<br />
ayudara a continuar con la buena organización y administración<br />
de sus bienes y hacienda, por lo que no dudó<br />
en elegir al que de joven conociera de mendigo.<br />
Este aceptó y cumplía su misión perfectamente y<br />
a satisfacción de su amo. No obstante, movido por la<br />
soberbia y el deseo de hacerse rico como él, quiso llegar<br />
a ser dueño de sus bienes, cosa que hubiera conseguido<br />
después de la muerte natural del ganadero, pero la<br />
desesperada codicia, que le aumentaba con el tiempo, le<br />
llevó a tramar el dar muerte al que fue su protector, cosa<br />
que ejecutó un día, a solas en el monte, y rodeado de los<br />
ganados. El anciano Caro, moribundo, aún pudo maldecir<br />
al ingrato sirviente, diciéndole que, por su mala<br />
acción ninguno de sus animales le obedecería y todos<br />
sus rebaños se dispersarían para siempre por entre las<br />
peñas y barrancos de este tierra, dando así origen a las<br />
llamadas cabras monteses.<br />
El fantasma de la Villa (siglo XVI-XVII).<br />
En el momento de la reconquista de Requena y su<br />
tierra, ésta pertenecía al reino musulmán valenciano, no<br />
obstante, fue ocupada por castellanos e incluida dentro<br />
del Obispado de Cuenca. Como población fronteriza<br />
fortificada se le concedieron a la entonces villa requenense<br />
y su territorio varios privilegios con tal de hacer atractiva<br />
esta tierra a los nuevos pobladores castellanos que en<br />
calidad de caballeros villanos tendrían como misión y<br />
obligación defender las fronteras y la misma plaza fortificada.<br />
Esta encomienda la hizo Alfonso X a los llamados<br />
caballeros de la Nómina del Rey que fueron enviados,<br />
en principio, en número de 30, aumentándose<br />
después hasta la cifra de 42 en 1326. Procedían de la<br />
Castilla oriental, La Rioja, Soria y la Sierra de Cuenca. La<br />
mayor parte de estos caballeros, que dieron origen a la<br />
nobleza requenense, se afincaron en la próspera villa<br />
adornando sus casonas con sus respectivos blasones de<br />
los que se honraban sus descendientes.<br />
Relacionada con estas familias, los habitantes del<br />
recinto amurallado de Requena y localizada en el siglo<br />
XVI-XVII, encontramos la siguiente leyenda:<br />
Murió en la Villa un caballero descendiente de los<br />
citados de la Nómina y, como costumbre de la época y de<br />
la tierra, su viuda, además de enlutar su vestimenta,
cerró su casa en señal de duelo y se recluyó en ella en<br />
recuerdo de su difunto marido y para rogar por su alma.<br />
Al cabo de poco tiempo, diariamente y bien entrada<br />
la noche, se abrían las puertas de la mansión y salía de<br />
ella con alaridos y ruido de cadenas una extraña y blanca<br />
figura que recorría las oscuras y retorcidas callejas del<br />
medieval barrio de la Villa.<br />
La extraña figura que se asociaba con el alma en<br />
pena del caballero difunto aterrorizaba a las gentes de<br />
bien, quienes se encerraban en sus casas al anochecer y<br />
rogaban a Dios el no tener necesidad de salir por algún<br />
motivo ineludible con tal de evitar el encuentro con el<br />
lúgubre fantasmón.<br />
Tan molesto y abrumado estaba el vecindario<br />
entero con tales circunstancias que el Sr. Corregidor<br />
mando que salieran a perseguir al fantasma ordenando<br />
además que dispararan contra él con tal de comprobar si<br />
era persona humana quien cada noche tomaba disfraz<br />
de fantasma y si lo era que recibiera la pena o castigo<br />
correspondiente.<br />
Cerca de la torre de la fortaleza ocurrió el encuentro<br />
entre el fantasma y los alguaciles que lo persegían.<br />
Estos le dieron el alto y como el fantasma hiciera caso<br />
omiso de tal orden y siguiera caminando se produjeron<br />
los disparos que hicieron desplomarse al sobrecogedor<br />
figurón que, lejos de desvanecerse, permaneció en el<br />
suelo hasta la mañana siguiente. Al amanecer el Corregidor,<br />
en presencia de muchos vecinos mandó descubrir<br />
a la persona envuelta entre los blancos ropones. La<br />
sorpresa de todos los presentes y en especial el angustioso<br />
e irremediable dolor del Corregidor se plasmaron en<br />
sus semblantes al comprobar que el encubierto era el<br />
cadáver de su propio hijo.<br />
Idéntica leyenda pero localizada en la antigua<br />
villa de Moya (Cuenca) la he oído contar a Francisco<br />
Vázquez Hoys quien vivió varios años en Landete,<br />
pueblo cercano a la citada villa conquense y perteneciente<br />
a su antiguo Marquesado.<br />
Leyendas moriscas de Hortunas (siglo XVII)<br />
El valle de Hortunas en el SE del término de<br />
Requena y en sus límites con los términos de las poblaciones<br />
valencianas de Buñol, Yátova y Cortes de Pallás<br />
se halla recorrido por el río Magro cuyas aguas fueron<br />
aprovechadas desde antiguo para el riego de su estrecha<br />
y alargada nava de huerta. En diferentes puntos del valle<br />
aparecen restos de poblados ibéricos destacando el del<br />
pico del Castellar, del que procede la abundante colección<br />
de cerámica que se conserva en el Museo de Requena.<br />
De la época romana y junto la huerta, se ha descubierto,<br />
hace algunos años, una importantísima necrópolis de la<br />
que se han extraído gran cantidad de materiales relacionados<br />
con los rituales funerarios, sin que se haya iniciado<br />
todavía la excavación de las villas que se encuentran<br />
en sus inmediaciones.<br />
145<br />
En un deslinde de dehesas del término de Requena<br />
en el siglo XV ya se nombra la dehesa de Fortunas y<br />
precisamente ese deslinde inicia en el azud. Si existía un<br />
azud en dicha fecha se supone que ya había conducción<br />
de agua de riego y algo de huerta. Aguas arriba del río,<br />
en su margen izquierda y cerca del actual azud todavía<br />
se conserva tallada sobre unas peñas, a poca altura sobre<br />
el nivel de las aguas, la llamada acequia de los moros.<br />
Podemos seguir suponiendo además que la población<br />
existente en este valle en el siglo XV que aprovecharía<br />
el regadío serían algunas familias de moriscos tan<br />
abundantes en el vecino Valle de Ayora y término de<br />
Cortes de Pallás. Esta suposición viene refrendada por la<br />
aparición, en distintas épocas, de enterramientos supuestamente<br />
musulmanes en las inmediaciones de la<br />
actual aldea de Hortunas de Arriba.<br />
Las familias moriscas que como pastores y labradores<br />
pudieron seguir viviendo en este valle hasta el<br />
decreto general de expulsión de los moriscos en 1609<br />
abandonarían esta tierra por motivo de las guerrillas<br />
entabladas entonces por los moriscos encastillados en<br />
las asperezas de las Muelas del Oro y de Cortes de Pallás<br />
y los cristianos de poblaciones inmediatas y sobre todo<br />
por el acoso de las tropas reales.<br />
En esta fecha trágica de la expulsión es en donde<br />
se fundamentan las dos leyendas que Domingo Domingo<br />
de Hortunas nos contó al referir episodios históricos<br />
de la aldea conservados en la tradición oral.<br />
Los tesoros de los moros de Fortunas.<br />
En la tradición oral de este valle se seguía relacionando<br />
el nombre de Hortunas con la existencia de<br />
tesoros escondidos. Siguiendo la evolución del castellano<br />
sabemos que en muchos casos la letra/se convierte en<br />
h, y esto ocurre al primitivo nombre Fortunas que aparece<br />
en documentos medievales del que deriva el actual<br />
de Hortunas.<br />
Según la creencia popular los moros en el momento<br />
de sus luchas con los cristianos, escondieron sus<br />
tesoros o fortunas en simas y cuevas de los fragosos<br />
barrancos que desde los montes bajan al valle. Una vez<br />
vencidos, cuando hubieron de abandonar su tierra por<br />
la expulsión que se les impondrá, ya no pudieron llevar<br />
nada consigo, por lo que aquellos tesoros permanecen<br />
escondidos en espera que alguien tenga la suerte de<br />
encontrarlos.<br />
La expulsión de los moriscos de Hortunas.<br />
La expulsión de los moriscos la tratan los historiadores<br />
de Requena como algo muy cercano, pero de<br />
alguna manera, ajeno a sus gentes cristianas de quienes<br />
existe constancia que colaboraron a su persecución y<br />
reducción como medida de defensa frente a los ataques<br />
que sufrían de parte de los sublevados moriscos de los<br />
inaccesibles parajes de las muelas de Cortes, del Oro y la<br />
Sierra Martés.
Veamos un fragmento de lo que D. Rafael<br />
Bernabeu López dedica al problema de la expulsión de<br />
los moriscos en sus Historia de Requena: "Las milicias de<br />
Utiel y Requena, en número de unos trescientos hombres,<br />
mandadas por el Alferez Cristobal Zapata de Espejo<br />
y por Pedro Hernández, soldado viexo y de mucha<br />
experiengia, recorrieron la comarca y diezmaron a algunos<br />
grupos. Con ardor bélico, el 12 de Noviembre atacaron<br />
con piedras y arcabuçes a los moriscos refugiados en<br />
una cueva de la sierra de Martes; pero la trahizión de un<br />
moro que dexaron en el bagaje les hizo caer en una celada,<br />
pereciendo los vecinos Pablo Monzón, Juan Zapata de<br />
Espejo, Gil Guerrero, Miguel Ruiz, Alonso Torrellas,<br />
Juan Martínez el Mozo y Pablo Crespo, como recuerda<br />
el arcipreste Domínguez.<br />
Aunque los rebeldes fueron violentamente atacados<br />
por el tercio de Lombardía que mandaba don Juan<br />
de Córdoba, la sumisión total fue debida a Simeón<br />
Zapata, oriundo de nuestra villa."<br />
Ninguna historia de Requena habla de moriscos<br />
expulsados de su término, pero si lo dice la tradición oral<br />
hortunera que cuenta que, después de la terrible lucha,<br />
los moros han de abandonar el valle al ser vencidos.<br />
Despojados de sus bienes y sus casas y habiendo dejado<br />
sus tesoros escondidos son empujados hacia la parte<br />
más agreste y dificultosa de franquear desde el valle, la<br />
encrespada y altiva Sierra Martés, a la cual le dan ese<br />
nombre porque la cruzaron en un martes, día considerado<br />
aciago entre los de la semana, día no recomendable<br />
para viajar como dice el refrán: En martes, ni te cases ni te<br />
embarques.<br />
Después de salvar la cumbre de la sierra desde<br />
donde ya se ve el mar, descienden por la ladera opuesta<br />
hasta la muela del Oro, lugar del que no pueden contemplar<br />
su amado valle y por ese motivo lloran. A este lugar<br />
se le conoce actualmente como el Oro (aldea de Cortes de<br />
Pallás) pero la gente de la contornada dice que tal<br />
apelativo es una deformación de El Lloro, por ser el<br />
lugar en donde los moriscos lloraron al tener que abandonar<br />
la tierra que fue suya y de sus antepasados durante<br />
centurias.<br />
Este hecho se cuenta de forma parecida en el<br />
pueblo de Cortes de Pallás que se divisa a lo lejos, desde<br />
la aldea de El Oro. La variante en este caso es que los<br />
moriscos de Cortes lloran desde este punto (El Lloro) en<br />
el que por última vez ven su pueblo y al que nunca<br />
podrán volver.<br />
Curiosamente esta leyenda del lloro de los<br />
moriscos hortuneros y costesanos nos recuerda el llanto<br />
del último rey moro de Granada, Boadil, quien también<br />
lloró al tener que abandonar la hermosa ciudad y su<br />
reino en aquel lugar que se conoce como el Suspiro del<br />
Moro.<br />
Los Angeles de Vergara en Sta. María de Requena<br />
(siglo X<strong>VIII</strong>).<br />
146<br />
En el antiguo barrio de la Villa de Requena se<br />
establecieron desde la Edad Media tres parroquias que,<br />
a lo largo de los siglos, compitieron en el ornato y<br />
decoración de sus respectivos templos. La efervescencia<br />
ornamental del barroco en el siglo XVII y X<strong>VIII</strong> y la<br />
repulsa de la época por lo medieval, dió como resultado<br />
el que iglesias góticas quedaran enmascaradas por un<br />
recubrimiento de recargadas decoraciones al gusto barroco<br />
a base de escayolas y yesos en bóvedas, cornisas y<br />
columnas, además de policromados zócalos de azulejos<br />
y la instalación de nuevos retablos en presbiterios y<br />
capillas laterales a base de talla en madera con policromía<br />
y dorados, columnas, hornacinas, pinturas sobre lienzo<br />
e imaginería en los diferentes cuerpos de su estructura y<br />
en sus remates.<br />
La iglesia de Santa María de Requena no fue la<br />
arciprestal (lo era el Salvador), ni se le reconocía el<br />
privilegio de ser la más antigua (correspondía a San<br />
Nicolás), pero sí mantuvo hasta la Guerra Civil de 1936<br />
la decoracion más exhuberante, armoniosa y equilibrada<br />
de las tres parroquias requenenses, según se aprecia<br />
en fotografías o grabados anteriores a esa fecha y según<br />
manifiestan las personas que así la conocieron y todavía<br />
lo recuerdan. Este es el caso de D. Luis García Grau,<br />
quien al hablarnos del retablo mayor de Santa María nos<br />
refiere lo siguiente: En la parte alta existieron unos<br />
ángeles de talla que se atribuían al escultor valenciano<br />
Vergara, como todo el conjunto de dicho retablo. La<br />
tradición popular afirmaba que los hermosos rostros de<br />
estos dos ángeles eran copia de los de las propias hijas<br />
del escultor, las cuales eran gemelas y muy bellas, por<br />
este motivo le sirvieron a su padre como modelo para<br />
tallar las citadas esculturas.<br />
Se decía, por otra parte, que estas dos doncellas<br />
murieron jóvenes y fueron enterradas en la cripta de la<br />
propia iglesia de Santa María.<br />
Según este leyenda podría suponerse que el escultor<br />
vivía en Requena sobre todo por haber enterrado<br />
a sus hijas en una parroquia de esta población. No<br />
obstante, aunque el artista trabajó para las iglesias de<br />
Requena, no existen pruebas de que viviera ni temporalmente<br />
con su familia en esta ciudad y además el suntuoso<br />
retablo de que hablan, destruido en 1936, es, según<br />
Lafuente obra de J. de Molins y no de Vergara.<br />
XIX).<br />
La Toleda y los franceses (principios del siglo<br />
En las afueras de Requena existe un paraje conocido<br />
como el Corral de la Toleda cuya función original<br />
fue la de albergar ganado y con posterioridad, en sus<br />
inmediaciones, se instaló un muladar controlado con el<br />
fin de aprovechar las pieles y huesos de caballerías que<br />
morían por la zona.<br />
Los corrales de ganado o parideras con su misión<br />
de cobijar y proteger las reses de pastoreo por las noches<br />
o en días puntuales de invierno, cuando las fuertes
nevadas hacían imposible el sacarlas a apacentar, eran al<br />
mismo tiempo, lugares de almacen y recogida del apreciado<br />
estriercol o sirle, aprovechado para abonar, de<br />
forma natural, las huertas dedicadas a hortalizas, y<br />
sobre todo las viñas. Los corrales de ganado poseían, en<br />
ocasiones, alguna caseta o cabaña que servía como humilde<br />
vivienda a personas pobres que carecían de ella.<br />
El corral al que nos referimos tomo el nombre del<br />
de una joven que llamaban la Toleda. Esta mujer vivió en<br />
dicho corral a principios del siglo XIX en compañía de su<br />
padre, apellidado Toledo, sobrenombre, que feminizado,<br />
asignó la gente para ella.<br />
Según se cuenta, está moza, aunque pobre, era<br />
agraciada y atractiva, inteligente y de carácter resuelto.<br />
En este tiempo se había instalado en los alrededores<br />
de Requena algunas partidas de soldados franceses,<br />
coincidiendo con la ocupación del territorio español por<br />
parte de los ejércitos napoleónicos. Sucesió que un día<br />
un pequeño grupo de estos franceses, que como soldados<br />
estaban instalados en Requena, enterados de los<br />
atractivos de la joven y, tratando de aprovechar la<br />
indefensión de su vivienda y corral en descampado,<br />
decidieron acudir a visitarla con instenciones de abusar<br />
de ella, bien por convencimiento o por la fuerza. Llegados<br />
los franceses la joven los recibió con serenidad y sin<br />
dar muestras de aturdimiento ni medrosidad, por lo que<br />
pudo enterarse, perfectamente, de las intenciones de los<br />
soldados. Sin contradecir los deseos de ellos ni oponer<br />
negativa a sus pretensiones, la Toleda, de forma placentera<br />
y tratando de halagarlos, les propuso invitarlos a<br />
unos vasos de bebida que aquellos aceptaron lógicamente.<br />
La enérgica joven aderezó con soltura un brebaje<br />
a base de aguardiente y algunas hierbas venenosas que<br />
ofreció con disimulo a sus incautos visitantes. Uno tras<br />
otro fueron quedando sin vida tras la somnolencia que<br />
les provocó la mixtura.<br />
Con la misma resolución y energía, a la vuelta de<br />
su padre, entre ambos arrojaron los cuerpos de los<br />
soldados a un pozo que existía en el corral, cegándolo a<br />
continuación con tierra y piedras.<br />
Para la Requena de la época la Toleda fue, según<br />
la leyenda, la heroína local que colaboró a la lucha en<br />
contra de los franceses, tan ferozmente odiados por el<br />
pueblo español en aquella guerra iniciada en 1808 y que<br />
conocemos como de la Independencia.<br />
Esta leyenda se la hemos oido contar a D. Luis<br />
García Grau y también hace alusión a ella D. Rafael<br />
Bernabeu López en su Historia de Requena.<br />
XIX).<br />
La labradora y el trabuco (mediados del siglo<br />
Las guerras carlistas afectaron notablemente a la<br />
comarca de Requena, cuya población era, en su mayoría,<br />
de tendencia liberal. La entonces villa, huvo de soportar<br />
fuertes asedios de los tradicionalistas carlinos y precisa-<br />
147<br />
mente en esa defensa en contra de las tropas llamadas<br />
aquí facciosas se destacó el vecindario de Requena con<br />
heroísmo. Ello fue reconocido en 1836 por la Regente<br />
María Cristina, en representación de su hija Isabel II,<br />
concediéndole a esta población el título de ciudad, un<br />
nuevo escudo y bandera que simbolizaron el hecho de<br />
armas.<br />
Aldeas y casas de labor del medio rural fueron<br />
igualmente asediadas e importunadas sus gentes por el<br />
movimiento de tropas. No obstante, en la memoria<br />
colectiva de los campesinos de la comarca siempre se<br />
recuerda y se habla de las opresiones y atrocidades de<br />
que hacían gala los carlistas entre las personas de esta<br />
tierra.<br />
La tía Julia Martínez, mujer nacida en la aldea de<br />
la Fuen Viche, en la partida y parroquia de Los Pedrones<br />
y que después de casada vivió el resto de su vida en<br />
Hortunas, contaba otro hecho de valentía protagonizado<br />
por una mujer labradora frente a una partida de<br />
carlistas. Vivía esta mujer y su marido en una casa<br />
aislada del barrio de la Fuen Viche y ocurrió que en<br />
época de verano el marido estaba trillando en una era<br />
que tenían en un altozano algo separado de la casa,<br />
mientras que la mujer se quedó realizando algunas<br />
tareas domésticas. A media mañana el labrador divisó<br />
una partida de carlisas que llevaban consigo una mujer.<br />
Al aproximarse comprobó que la prisionera de los de la<br />
boina roja era su propia esposa, y asustado acudió al<br />
encuentro, para enterarse del motivo del apresamiento.<br />
Los carlistas le respondieron a este buen hombre que<br />
sabían que en su casa tenían escondido un trabuco, que<br />
habían ido a pedírselo a su mujer y esta había negado mil<br />
veces que lo tuvieran. A pesar de la intimidación que<br />
suponía el rapto, la valiente labradora siguió negando<br />
hasta que el marido, viendo que valía más quedarse sin<br />
el trabuco que perder a su mujer, bajó a su casa y sacando<br />
el arma de su escondrijo la entregó a los secuestradores<br />
a cambio de recobrar la libertad de la esposa.<br />
La Cruz del Sordo (mediados del siglo XIX).<br />
En el camino antiguo de herradura de Hortunas a<br />
Requena existe una piedra con una cruz que recuerda<br />
otro episodio por el que las gentes de esta tierra tenían<br />
motivos para cosiderar como crueles e irreflexivos a los<br />
componentes de las partidas carlistas.<br />
Oí contar a los viejos de Hortunas que, durante<br />
una de las guerras carlistas, salío a pie un hortunero de<br />
su aldea con dirección a Requena, cosa que era muy<br />
habitual en aquella época. Antes de llegar a tierras de la<br />
partida de La Portera, un grupo de soldados carlistas<br />
que estaban emboscados, vigilando el paso de<br />
transeuntes de dicho camino, le dieron el alto. Este<br />
hombre, del que no se recordaba el nombre, solamente<br />
que era muy sordo, no les pudo oir por ese motivo y<br />
siguió caminando algunos pasos, pues casi al instante<br />
cayó al suelo abatido por los fulminantes disparos que le<br />
lanzaron los carlistas.
La cruz del camino se colocó en memoria de su<br />
alma y como recuerdo del hecho, llamándole desde<br />
entonces al paraje y a la propia piedra la Cruz del Sordo.<br />
El cura de la Perica (mediados del siglo XIX).<br />
En el libro "Fuenterrobles. Memoria de un pueblo."<br />
(1995) Fernando Moya Muñoz recoge la siguiente<br />
leyenda:<br />
La aldea de Camporrobles se emancipaba de<br />
Requena en 1782. Cuando se produjo la separación,<br />
Camporrobles se delimitó un término municipal propio,<br />
aunque siendo aldea ya tenía una demarcación<br />
propia, como el resto de las aldeas.<br />
En la demarcación de Camporrobles, hecha en<br />
Octubre de 1563, la mojonera establecida era bastante<br />
normal, pero al marcar término propio en 1782 se excedieron<br />
bastante, hasta el extremo de ir amojonando en<br />
círculo alrededor de Fuenterrobles, entonces también<br />
aldea de Requena. Este amojonamiento quedo" a un tiro<br />
de perdigones más o menos", como textualmente se cita<br />
en los documentos de la época; además cita también "el<br />
modo tan vicioso con que los apeadores de Camporrobles<br />
giraban el deslinde". Estos datos así figuran en el libro<br />
Becerro de Camporrobles.<br />
Se cuenta que un mozo de Fuenterrobles conocido<br />
como el hijo de la Perica, fue llamado a filas y le tocó<br />
a Madrid. Al cabo de un tiempo pasó a formar parte de<br />
la Guardia de Palacio y allí tuvo un romance con una<br />
infanta o una dama de alto rango. Enterado el rey o un<br />
personaje importante de la corte de este asusnto, intentó<br />
que aquellas relaciones no continuasen; haciéndole ver<br />
a nuestro personaje lo descabellado de aquel idilio, se le<br />
ofreció lo que quisiese con tal de que no siguiese adelante,<br />
y al final convencido, accedió pidiendo dos cosas: la<br />
primera sería poder cantar misa cuando quisiese, de ahí<br />
que se le conociese, como el "cura de la Perica"; y la<br />
segunda que el término de Camporrobles fuese recortado,<br />
llevando los mojones que había en la zona de<br />
Fuenterobles hasta donde están en la actualidad.<br />
Se lo concedieron y él, cumpliendo con lo pactado,<br />
volvió al pueblo.<br />
148
Leyenda es el relato de sucesos tradicionales o<br />
maravillosos. Las leyendas son hechos latentes en la<br />
mente de las Personas siendo transmitidas como es<br />
lógico con la deformación que conlleva la transmisión<br />
oral y que están ahí formando parte de nuestro folclore.<br />
Yo me voy a limitar a narrarlos tal como los he escuchado<br />
o leído, ya que no se trata de polemizar, teorizar o<br />
cuestionar sobre un tema, sino de transmitir unos hechos<br />
concretos que ocurrieron o fueron creados en algún<br />
momento de la Historia.<br />
Vamos a centrarnos en leyendas que existen en<br />
nuestra provincia, aunque en las leyendas ocurre algo<br />
muy particular, y es que los mismos asuntos que tratan<br />
y parecen propios de una región, se encuentran también<br />
en otras regiones e incluso en otros países aunque no<br />
iguales en la forma, pormenores y ambiente, pero si en<br />
cuanto a los personajes.<br />
La leyenda no solamente tiene un valor literario<br />
o formal sino también interpretativo y esencial,<br />
distinguiéndose dos grandes grupos: los de temas<br />
universales y los de temas locales, siendo importantes<br />
dentro de estos grupos las leyendas fundadas en el<br />
mundo de los hechos y fenómenos naturales y las del<br />
mundo sobrenatural, llegando a transformarse en los<br />
pueblos rurales, en verdaderos ritos creadores de dioses<br />
y demonios.<br />
Cuando estas leyendas entran en la literatura dan<br />
origen a las epopeyas, rimas y recitados para mejor<br />
conservarlas en la memoria.<br />
Quiero empezar este pequeño paseo por la región<br />
murciana con un relato que aunque no es de aquí he<br />
creído interesante por la belleza que encierra su historia.<br />
Cuenta que una hermosa muchacha estaba<br />
enamorada de un joven perteneciente a otra tribu<br />
enemiga y que solamente podían verse a escondidas y<br />
por un corto espacio de tiempo con el fin de no despertar<br />
sospechas entre los miembros de su tribu. Ocurrió que<br />
un día fueron descubiertos por una amiga de la<br />
LEYENDAS MURCIANAS<br />
Salvador Martínez Nicolás<br />
149<br />
muchacha envidiosa de su belleza: inmediatamente lo<br />
comunicó al jefe de la tribu el cual la encerró para que<br />
no pudiera verse más con su amado.<br />
Al ser obligada a casarse con otro miembro de la<br />
tribu al cual no quería, en su desesperación pedía a su<br />
dios que le quitara la vida para librarse de esta boda<br />
terrible.Las súplicas fueron escuchadas por su dios que,<br />
en lugar de quitarle la vida como ella le pedía la convirtió<br />
en flor.<br />
Al enterarse su amado se sumió en la<br />
desesperación y fue a implorar al dios de ella que le<br />
ayudara a encontrarla pues estaba seguro que por el<br />
aroma de los pétalos de la flor conocería el sabor de sus<br />
besos.<br />
El dios al oír suplicar al amado con tal<br />
desesperación lo convirtió en un delicado y pequeño<br />
pájaro multicolor llamado colibrí y desde entonces este<br />
novio triste en esa bella metamorfosis besa ávidamente<br />
todas las flores buscando los labios de su amada. Y<br />
cuentan los mas viejos del lugar que aún no la ha<br />
encontrado.<br />
Como veréis aunque un poco fuera del trabajo<br />
que nos ocupa merece la pena conocer esta bella leyenda.<br />
LA CRUZ DE CARAVACA<br />
Este relato que vamos a escuchar ahora se refiere<br />
a la aparición de la Santísima Cruz de Caravaca acaecida<br />
por el 1.230. Se dice que el rey moro de Valencia llamado<br />
Zeyt Abuceyt nieto de Almiramomoní, decidió con su<br />
corte trasladarse a Caravaca, ciudad que poseía un bello<br />
y amurallado castillo.<br />
Desde Cuenca y para llevar consuelo a los<br />
cautivos cristianos que se hacinaban en las mazmorras<br />
de este castillo, se desplazó un clérigo llamado Ginés<br />
Pérez Chirinos que al mismo tiempo quería iniciar una
labor de evangelización por la comarca, pero nada más<br />
llegar fue hecho prisionero.<br />
Un día pensando el rey que aquellos prisioneros<br />
eran una carga para su reino, tuvo la feliz idea de<br />
ponerlos a trabajar en el oficio que cada uno dominara.<br />
Los mandó llamar y cada uno expuso sus conocimientos.<br />
Cuando le tocó el turno al padre Chirinos este le reveló<br />
al rey moro cual era su Sagrado Ministerio.<br />
El rey moro, un poco picado en su curiosidad y al<br />
mismo tiempo por sus creencias totalmente contrarias,<br />
le pidió que ejercitase en su presencia el Santo Oficio. El<br />
buen Chirinos explicó al rey que esto era imposible por<br />
carecer de los ornamentos exigidos por la liturgia. No<br />
desistió de su curiosidad el rey moro despachando<br />
emisarios a Cuenca para que trajeran lo necesario. La<br />
poesía popular nos dice así:<br />
Con la carta que enviaron<br />
en breve fueron traídos<br />
vestiduras y ornamentos<br />
que con ella son pedidos.<br />
Ocurrió que con las prisas, los emisarios<br />
olvidaron traer la Cruz. Una mañana que estaba<br />
Chirinos conversando con el rey le pidió este que<br />
celebrase la misa:<br />
Aderezóse un altar<br />
con lo mejor del castillo<br />
delante el rey, y otros grandes,<br />
y algunos de los cautivos.<br />
Ya revestido el sacerdote y todo preparado se dió<br />
cuenta que le faltaba la Cruz, advirtiendo al rey que era<br />
de todo punto imposible celebrar la misa. En este mismo<br />
instante se oyó una música de trompetas y se vieron<br />
bajar del cielo dos ángeles portando la Cruz Patriarcal<br />
que habían tomado del cuello del patriarca de Jerusalén,<br />
San Roberto.<br />
El tamaño desta cruz<br />
no tiene un palmo cumplido<br />
de cuatro brazos es hecha<br />
dos grandes y dos más chicos.<br />
Abuzeyt, que había puesto en duda el Misterio<br />
de la Consagración, al seguir la misa e impresionado<br />
dice la crónica: «Entendió que todo esto era un milagro,<br />
e cuando alzó la Hostia, el rey paró mientes e vído en<br />
las manos del clérigo una criatura muy blanca y fermosa,<br />
e el clérigo acabó su misa, e en aquella hora el rey Zeyt<br />
Abuzeyt vio que era Santa cosa la ley de los cristianos, e<br />
tornose cristiano, el y sus vasallos, aquellos que lo<br />
quisieron facer».<br />
El converso tomó el nombre de D. Vicente de<br />
Belvis ordenando una fiesta para el día de su bautismo<br />
y para ello:<br />
150<br />
Lidió una vaca en memoria<br />
deste nuevo regocijo<br />
y ala reina Moratalla<br />
dio de todo nuevo aviso,<br />
Para mi fue cara vaca<br />
la reina le ha respondido<br />
que ya se que mudas hoy<br />
con las aguas del Baptismo.<br />
Díjole el rey, Moratalla<br />
(en otra carta que ha escrito)<br />
pues que no quieres venir,<br />
yo te dejo con mi Cristo.<br />
EL FRAILE VOLADOR<br />
La siguiente leyenda nos cuenta que había en<br />
Murcia un convento de frailes carmelitas donde el padre<br />
José pasaba su vida conventual entregado a los trabajos<br />
propios de su comunidad. Un día, fue invitado por un<br />
amigo cura que era párroco de Alcantarilla al que hacia<br />
tiempo no veía, a predicar la función de la Iglesia pues<br />
celebraba su cumpleaños y quería que fuera el padre<br />
José el oficiante de este acto, El día transcurrió dentro<br />
del convento sin complicaciones ya que la vida<br />
conventual no exigía grandes alteraciones en la tarea<br />
cotidiana. A la caída de la tarde y con la fresca, montó<br />
en una mula muy dócil que tenía poniéndose en camino<br />
hacia la casa del amigo que tan gentilmente le había<br />
invitado.<br />
Cuando el padre José llegó a Alcantarilla su amigo<br />
ya estaba esperándole, se saludaron efusivamente, ya<br />
que aunque estaban cerca no se podían ver con la<br />
asiduidad que ellos hubieran deseado por los<br />
quehaceres que cada uno tenía; el clérigo en su feligresía<br />
y el carmelita por su vida conventual y por el<br />
requerimiento desde toda la provincia para predicar el<br />
Evangelio.<br />
Pasaron el resto de la tarde al cobijo de una<br />
frondosa parra contándose el uno al otro pequeños<br />
sucesos de sus modestas vidas. Enfrascados en sus<br />
recuerdos llegó la hora de la cena donde cura y fraile<br />
dieron buena cuenta de ella que aunque no muy delicada<br />
y selecta satisfizo a los dos amigos ya que el ama se había<br />
esmerado en su preparación, más al carmelita<br />
acostumbrado a la frugalidad del convento.<br />
Durante la sobremesa el cura no pudo evitar el<br />
dulce sopor que da una buena cena quedándose un poco<br />
traspuesto. Fray José, cuando advirtió el sueño de su<br />
amigo, se sonrió saliendo al pequeño huerto a fumarse<br />
un cigarrillo en la hermosa paz de la noche, repasando<br />
el sermón que a otro día tenía que decir, entre chupada<br />
y chupada. Al oír las doce campanadas de la media<br />
noche se dispuso a entrar en la casa cuando sin saber de<br />
donde había salido, un enorme perro negro se le metió<br />
entre las piernas haciéndole cabalgar sobre el. El perro
se elevaba en el aire cosa que advirtió el pobre fraile ya<br />
que los pies no le llegaban al suelo, y al momento se<br />
encontraba volando por encima de árboles y tejados de<br />
Alcantarilla.<br />
Pronto comprendió el pobre fraile que volaba a<br />
lomos del demonio convertido en can el cual le reveló<br />
lo que su viaje sería: el infierno. Conocidos los planes y<br />
destino el fraile tuvo calma para pedir a su voladora<br />
cabalgadura que le acercarse al convento pues quería<br />
despedirse de él, ya que había estado durante más de<br />
30 años.<br />
El diablo, a regañadientes accedió a lo que parecía<br />
la última voluntad del condenado llevándolo a Murcia<br />
para sobrevolar el recinto conventual que estaba en el<br />
barrio de San Benito.<br />
El fraile suplicó al demonio que ya que estaba allí<br />
le dejara visitar su celda donde había vivido tantos años,<br />
ya que su balcón estaba entreabierto. No tuvo reparo el<br />
demonio en dejar al fraile, aunque sin soltar su mano,<br />
que hurgase entre los ventanillos donde en uno de sus<br />
pestillos tenía el fraile colgado el escapulario de la Virgen<br />
del Carmen.<br />
En este punto el demonio dio un tirón de la mano<br />
de su víctima, pero ya ésta llevaba en la otra el<br />
escapulario recitando el conjuro «Vade, infernalis dracot<br />
virgo carmelita est un me», al oír el conjuro desapareció<br />
el diablo lanzando un aullido espantoso.<br />
Cuando su amigo el cura lo despertó del sillón<br />
donde plácidamente dormía invitándole a seguir<br />
durmiendo en la cama, fray José estaba todavía<br />
comprobando por donde había desaparecido el<br />
demonio.<br />
LA CAPILLA MALDITA<br />
El siguiente suceso aconteció en Yecla en la capilla<br />
húmeda y oscura de una iglesia allá por el s. XVII, donde<br />
estuvo mucho tiempo al culto una imagen de S. Juan,<br />
posteriormente sustituida por otra de S. José de Calasanz<br />
el que fuera fundador de los Escolapios.<br />
Por aquel entonces falleció un yeclano de pro, no<br />
por sus virtudes o estirpe, sino por una inmensa fortuna<br />
acumulada sabe Dios cómo, ya que su vida fue pródiga<br />
de relajaciones y costumbres reprobables.Este hombre,<br />
que aunque era creyente no se distinguía por su<br />
asistencia a los actos litúrgicos, no se sabe a ciencia cierta<br />
de que medios se valió para conseguir sepultura en la<br />
capilla de S. Juan, pero lo cierto es que fue enterrado<br />
allí.<br />
A la noche siguiente, encontrándose un fraile<br />
orando en el coro, escuchó unos ruidos que venían del<br />
151<br />
mismo templo. Al prestar más atención advirtió como<br />
un alboroto de perros peleándose cuyos gruñidos eran<br />
cada vez más feroces. Estos ruidos amplificados por el<br />
silencio de la noche asustaron al buen religioso el cual<br />
salió huyendo en demanda de ayuda y al mismo tiempo<br />
comunicar al padre guardián lo extraño del caso. Se<br />
formó una comitiva de religiosos dirigida por el padre<br />
guardián y provistos de faroles y hachas para<br />
alumbrarse fueron a indagar la causa que había<br />
espantado tanto al buen religioso.<br />
Al entrar la comitiva en la iglesia ya al filo de la<br />
madrugada, comprobaron que los aullidos y ladridos<br />
rabiosos procedían de la capilla de S. Juan. Al acercarse<br />
más, sintieron que dicho alboroto procedía de la tumba<br />
del hombre rico.<br />
Inmediatamente, el padre guardián ordenó a los<br />
frailes levantar la losa que tapaba la tumba. Al hacerlo<br />
presenciaron una escena pavorosa y terrible. El cadáver<br />
del hombre rico era despedazado por dos enormes<br />
perros de largos colmillos y erizado lomo en una feroz<br />
disputa.<br />
Cuando el padre guardián se hubo recuperado<br />
de la escena tan pavorosa pidió que le trajeran al instante<br />
estola, roquete, agua bendita y el libro de exorcismos<br />
para conjurar la macabra escena, cuyo efecto fue<br />
fulminante, pues se abrió el vaso de la tumba y por la<br />
sima abierta desaparecieron los perros y los restos<br />
destrozados volviéndose a cerrar de nuevo quedando<br />
todo en paz y silencio.<br />
Los presentes se conjuraron para ocultar el suceso<br />
tan macabro como espantable, pero como ocurre en estos<br />
casos, un secreto entre varios ya no es secreto, y el pueblo<br />
conoció la macabra noticia y hasta no hace muchos años<br />
los yeclanos se alejaban presurosos de esta capilla<br />
volviendo la vista cuando pasaban ante ella.<br />
EL CAMINO DE LOS BAÑOS<br />
La siguiente leyenda nos sitúa en Archena donde<br />
junto al río esta el monte Ope en el camino del balneario<br />
frente al Salto del Ciervo, otra altura considerable por<br />
los cuales las gentes del lugar evitaban pasar a la caida<br />
de la tarde por estar llenos de temores, supersticiones y<br />
apariciones más o menos verosímiles de grandes<br />
pajarracos nunca vistos aleteando tras el caminante, de<br />
enormes perros que aparecían en silencio ante el viajero<br />
acompañándole un trecho para desaparecer; bestezuelas<br />
que amparadas en las sombras de la noche lanzaban<br />
raros sonidos lanzando chispas y destellos por los ojos;<br />
en fin, fantasmas para unos, almas en pena para otros,<br />
pero temerosas para todos, aunque todos coincidían en<br />
que una extraña y maléfica atracción dominaba aquellos<br />
parajes.
Siempre en el ánimo de las gentes queda una<br />
leyenda más resaltada que las otras y eso ocurrió con la<br />
del pastor. Se trataba de un pastor que llevaba un cordero<br />
lechal cargado sobre sus hombros en su camino hacia el<br />
balneario, cuando notó que el cordero pesaba cada vez<br />
más, el muchacho lo achacó a la fatiga, pero conforme<br />
iba caminando más pesada se hacia la carga. El pastor<br />
aligeró la marcha por sí el peso era por el cansancio,<br />
pero más peso se le acumulaba sobre sus espaldas.<br />
Cuando ya no pudo resistir más giró la cabeza atrás para<br />
ver que pasaba. Al momento quedó aterrorizado al<br />
comprobar que sobre sus hombros llevaba un extraño y<br />
repelente animal con una cabeza enorme cubierta de<br />
negra pelambrera. En aquel mismo momento el<br />
monstruo extendió unas enormes alas y lanzando una<br />
terrible risotada echó a volar perdiéndose entre las<br />
sombras del Ope.<br />
Cuando el pastor pudo recobrarse del susto corrió<br />
con todas sus fuerzas hacia el pueblo dando cuenta de<br />
lo sucedido, identificado el extraño animal con el diablo<br />
fue purificado el lugar quedando en lo alto del Ope una<br />
cruz desapareciendo desde entonces las extrañas<br />
apariciones que asaltaban a todo el que pasaba por allí.<br />
LOS BAÑOS ÁRABES<br />
Hubo en Murcia, concretamente en la Calle de<br />
Madre de Dios, una casa de baños muy antigua que<br />
todavía hoy se recuerda como «los baños árabes», siendo<br />
su existencia hasta hace muy pocos años en que quedó<br />
sepultada por la nueva Gran Vía, perdiéndose una joya<br />
de gran valor tanto histórico como artístico para la<br />
Historia de Murcia. Con motivó de su destrucción, el<br />
gran "Pepe el de los muebles", panochista de un gracejo<br />
y una sátira inigualable compuso un bando panocho del<br />
que entresacamos estos versos.<br />
"Que pena de baño moro<br />
arbullo de Murcia entera<br />
que lastima que las lluvias<br />
lo haigan hecho to llesca".<br />
Esto lo motivó el que una mañana apareció todo<br />
derruido y la nota que dió el Ayuntamiento fue que por<br />
causa de las lluvias se había derrumbado, cuando lo<br />
cierto es que llevaba más de tres meses sin llover.<br />
Estos baños fueron construidos por el rey<br />
Abrahen Ezcandarí, y cuenta la leyenda que en aquellos<br />
tiempos una cristiana muy bella se enamoró de un<br />
general turco llamado Miramolín, sin que la diferencia<br />
de religiones fuera freno para su pasión, la cual fue más<br />
fuerte que su religión, y fruto de esta pasión, fue el<br />
nacimiento de un niño.<br />
El tal Miramolín, aún cuando amaba a la<br />
152<br />
muchacha, no aceptaba de buen grado que ella se<br />
mantuviera fiel en su religión y no paraba de pedirle<br />
que la abandonase. Encontrando siempre en ella una<br />
fuerte resistencia, el turco no paró de maquinar tretas,<br />
ardides, sortilegios, etc„ esperando así vencer la<br />
resistencia de la muchacha. Al no conseguir sus<br />
propósitos, la encerró en una mazmorra subterránea en<br />
la casa de los baños.<br />
Al enterarse que el niño había sido bautizado<br />
clandestinamente en la religión cristiana, lo estrello<br />
brutalmente contra una piedra de aquellas mazmorras.<br />
Ni aún después de la muerte la cautiva pudo recobrar<br />
la libertad ya que quedó encantada a perpetuidad bajo<br />
la eterna vigilancia de un demonio.<br />
Desde que ocurriera aquel suceso las gentes no<br />
se atrevían a bajar a aquellos subterráneos. Perduraban<br />
en su memoria dos hechos prodigiosos: la piedra<br />
ensangrentada donde fue estrellado el niño, y que no<br />
dejaba de destilar agua, según decían del bautismo, y<br />
que al adentrarse por los subterráneos se escuchaba un<br />
lejano murmullo con el que la encantada hacía patente<br />
su eterno castigo.<br />
Yo tuve la gran suerte de visitar estos lugares y<br />
de conocerlos perfectamente ya que en estos baños<br />
estuvo instalada una carpintería muchos años, la del<br />
maestro Palmis gran amigo y vecino, y tuve la ocasión<br />
de contemplar y escuchar ese prodigio, como asimismo<br />
contemplar las bellas columnas de mármol que sostenían<br />
la bóveda, desaparecidas aunque creo no para todo el<br />
mundo.<br />
LA CUEVA DEL TESORO<br />
Existe en Yecla un escudo que aunque bastante<br />
deteriorado se encuentra en una de las esquinas de la<br />
Casa Consistorial llamado de «Tebano», y que en<br />
tiempos mitológicos fue erigido por los naturales en<br />
memoria de Hércules, dios griego, cuando en su décimo<br />
trabajo acabó con el gigante Gerión el cual tenía sus<br />
dominios en el monte Arabí acompañado de un perro<br />
de dos cabezas y del monstruo Ortos que era mitad<br />
serpiente y mitad mujer.<br />
Cuando llegaron los árabes a estas tierras se<br />
asentaron en aquellas cimas celebrando al conjuro de<br />
su nombre fiestas y torneos rememorando ser la cuarta<br />
provincia turca, ya que en su mayoría eran otomanos.<br />
Bajo la dominación árabe, Yecla hubo de fundir<br />
sus orígenes milenarios con misterios tan indescifrables<br />
como indelebles. Por eso es fácil de comprender el miedo<br />
y la aprensión de los yeclanos al Barranco del Infierno o<br />
de los Muertos de cuyo lugar en 1865 quedo un<br />
testimonio escrito: « Se han encontrado en él en toda su<br />
extensión innumerables restos humanos y pedazos de
armas destrozadas. Ahora mismo sí se escarba, se<br />
tropezaran calaveras y huesos truncados y dispersos,<br />
de ello se infiere que la denominación de este sitio<br />
pavoroso, por el que ningún pastor o labriego creerá<br />
poder pasar impunemente en noche tenebrosa, ni aún<br />
se detendrá más tiempo del indispensable, y eso<br />
sosteniendo su fortaleza con algún religioso conjuro,<br />
procede de alguna terrible batalla que debió darse en el<br />
mismo, tal vez para conquistar la posición fortificada y<br />
que dejó el campo sembrado de cadáveres».<br />
Así como del Barranco de los Muertos quedó un<br />
recuerdo de temores, el Monte Arabí los estimula<br />
igualmente despertando la codicia de fabulosos tesoros<br />
escondidos en sus entrañas:<br />
"Yecla, Yeclín mucho dinero se encierra en ti pero<br />
mas se encierra en la Cueva del Arabí".<br />
Esta rima se refiere a la Cueva del Tesoro una mina<br />
prolongada y profunda que arrancaba del castillo que<br />
había en su cima. Se cuenta que quienes pasaban junto<br />
a ella inadvertidamente o se asomaban al reclamo de<br />
sus ocultas riquezas, escapaban presas del pánico al<br />
escuchar terroríficos ayes, gritos y lamentos que subían<br />
del fondo de la mina.<br />
El motivo de este extraño sortilegio solo tenía una<br />
razón. Al abandonar Yecla los árabes, lo hicieron al igual<br />
que en toda España con la seguridad de volver algún<br />
día sus descendientes. Por ello decidieron esconder en<br />
la cueva todos sus tesoros sometiéndolos a<br />
encantamiento cerrando con puertas de hierro<br />
custodiadas por dos gigantes salvajes armados de<br />
enormes mazas. La cueva del tesoro del monte Arabí<br />
sigue aguardando el retorno de los descendientes de<br />
aquellos árabes a recuperar las riquezas allí escondidas.<br />
LA MALA MUJER<br />
Esta corta historia ocurrió en el limite de las<br />
provincias de Albacete y Murcia, junto a la carretera que<br />
une estas dos provincias, donde todavía hoy se pueden<br />
ver las paredes que quedan de lo que fue la venta «de la<br />
mala mujer», nombre que tomó del puerto del mismo<br />
nombre que ya figuraba en los documentos de la Baja<br />
Edad Media, posiblemente por algún otro suceso<br />
perdido con el paso del tiempo.<br />
De D. Antonio de Hoyos transcribimos el<br />
siguiente relato:<br />
«Se cuenta que una hermosa ventera de ojos<br />
azules, dió en la manía de enamorar a los viajeros de su<br />
gusto que hacían noche en la venta. Paseaba con sus<br />
enamorados por la falda del picacho y por el lado de la<br />
Sierra de la Cabeza del Asno. La ventera salía de noche<br />
y sentía gran atracción por el último rayo de sol de la<br />
153<br />
tarde. A pesar de las nuevas ideas modernistas,<br />
extrañaba su conducta, y su honor fue puesto en<br />
entredicho».<br />
«Una vez apareció muerto un joven en una de las<br />
habitaciones, se indagó el asunto pero todo hizo<br />
sospechar que fue un suicidio.<br />
Al poco tiempo, un pastor dió cuenta de haber<br />
visto un hombre muerto cerca del picacho, y como meses<br />
antes, el asunto tampoco quedó claro.<br />
El suceso volvió a repetirse, y un testimonio de<br />
rotunda culpabilidad condenó a la horca a la hermosa<br />
ventera».<br />
LA TORRE CIEGA<br />
Al entrar a Cartagena por el camino que va a San<br />
Javier, existe un monumento funerario dedicado a<br />
Escipión, llamado La Torre Ciega y aunque está lleno<br />
de leyendas vamos a relatar una muy interesante.<br />
Cuenta que un rey moro que había sido derrotado<br />
huía por aquellos parajes llevando consigo un inmenso<br />
tesoro escoltado solamente por dos de sus más fieles<br />
esclavos. Al pasar las casas llamadas de la Zorra dió vista<br />
a la Torre Ciega deteniéndose a contemplar los restos<br />
de aquella torre. Sea por estar muy cercano al mar, por<br />
lo solitario del lugar o porque la torre ofrecía una<br />
referencia inolvidable, el rey moro decidió enterrar sus<br />
tesoros en aquel lugar. Como era costumbre en aquella<br />
época cuando el tesoro estuvo enterrado dió muerte a<br />
sus dos esclavos.<br />
Disfrazado con míseras ropas se dirigió a Cabo<br />
de Palos intentando embarcarse pero tuvo la desgracia<br />
de ser reconocido y delatado a los soldados cristianos.<br />
Hecho prisionero, fue sometido a grandes torturas para<br />
que dijera donde había enterrado el tesoro. Al no<br />
conseguir sus deseos diéronle muerte.<br />
Durante muchos años el sitio quedó maldito y<br />
las gentes rehuían pasar por allí, pero sin saber el motivo<br />
por el cual pesaba dicha maldición, aunque las gentes<br />
de la Asomada, Casas de la Zorra y aquellos contornos<br />
se transmitían de una generación a otra la existencia de<br />
un tesorp, pero nadie se atrevía a buscarlo por temor a<br />
la maldición.<br />
Cerca de allí vivía un rico labrador llamado<br />
Antón, el cual vivía con una hija, doncella de gran<br />
belleza, siendo por este motivo cortejada por los mozos<br />
del contorno, pero en especial por Juan el Artillero,<br />
siendo apodado así por haber servido en las Galeras<br />
Reales.<br />
Este labrador solo tenía dos pasiones: su hija para
la que ningún hombre era digno, y el tesoro por tantos<br />
pregonado pero por ninguno descubierto. A tal punto<br />
llegó su obsesión por el tesoro, que decidió afrontar los<br />
riesgos desoyendo incluso la provocación que suponía<br />
enfrentarse a las fuerzas del mal saliendo una noche de<br />
su casa sigilosamente armado de herramientas y farol<br />
para dirigirse a La Torre Ciega empezando a cavar en<br />
sus inmediaciones.<br />
Cuando más enfrascado estaba en su tarea, sin<br />
saber por donde, se le apareció un blanco espectro que<br />
llamándolo por su nombre le advirtió: «no sigas, porque<br />
si aciertas con el tesoro, las alhajas se te volverán<br />
víboras». El hombre, todo asustado empezó a temblar<br />
recordando los encantamientos y hechicerías.<br />
El fantasma, cuando vio las muestras de<br />
arrepentimiento le ordeno que regresara a su casa, no<br />
sin advertirle que para librarse de la maldición tenía que<br />
hacer tres cosas: casar a su hija Ana con el primer mozo<br />
que llamase a su puerta, ofrecer diez libras de seda y<br />
nueve misas a la Virgen del Rosell, y mantener una<br />
lamparilla de aceite al Cristo de Zalamea, que el labrador<br />
veneraba en su vivienda. Como es natural el<br />
atemorizado Antón a todo dijo que si, regresando a su<br />
hogar dando por finalizada la aventura del tesoro.<br />
Al sonar unos golpes en la puerta a la mañana<br />
siguiente, Antón se apresuró a abrir encontrándose con<br />
Juan el Artillero que venía a hacer un trato sobre la<br />
compra de unas tierras. Antón, recordando la promesa<br />
dada al fantasma casó a su bella hija con Juan el Artillero.<br />
LA SANTA DE TOTANA<br />
Amparado por los peñascales llamados del<br />
«Zorro» y rodeado de pinos, chaparros y lentiscos, se<br />
alza un santuario conocido como «La Santa de Totana»<br />
el cual está dedicado a Santa Eulalia de Mérida siendo<br />
venerada por Totaneros y Aledanos ya que se haya a<br />
mitad de camino entre estos dos pueblos.<br />
No se sabe a ciencia cierta el porqué esta santa<br />
tenga erigido un santuario en la provincia de Murcia,<br />
ya que la respuesta sería quizás una tradición que<br />
arranca en Portugal con fondo de leyenda histórica, pero<br />
lo cierto es que cada día es más visitada organizándose<br />
verdaderas peregrinaciones.<br />
Se inicia esta leyenda con el drama de amor que<br />
vivieron el príncipe Pedro y la bella Inés de Castro, cuyo<br />
casamiento en secreto fue repudiado por el rey de<br />
Portugal que no soportaba tener una hija tan bella por<br />
lo cual «muy enojado se resolvió hacerla matar», una<br />
decisión brutal que fue consumada por cuatro caballeros<br />
entre los que se encontraban los hermanos Coutiño de<br />
la Casa Real.<br />
154<br />
La primera imposición del príncipe Pedro al llegar<br />
al trono es que la bella Inés reine después de muerta<br />
persiguiendo a continuación a sus matadores. Estos, que<br />
habían huido a territorio castellano son perseguidos por<br />
el propio rey de Castilla que apresa y le devuelve al noble<br />
Coello, el cual es degollado. Pero los hermanos Coutiño<br />
consiguieron huir sin dejar rastro.<br />
Al pasar por Mérida en su huida, estos hermanos<br />
cogieron una imagen de Santa Eulalia a cuya protección<br />
y amparo se encomendaron, la cual les condujo por un<br />
proceso milagroso al camino que conduce a Aledo.<br />
Cuando ascendían hacia la fortaleza buscando<br />
donde esconder la imagen, encontraron a un pastor al<br />
cual le rogaron les indicara un sitio seguro para<br />
guardarla, el hombre cogiendo una piedra la vino a<br />
lanzar sobre unas zarzas y al golpe salió de aquellos<br />
matorrales una bandada de palomas que estaban allí<br />
refugiadas. Los fugitivos llegaron corriendo hasta el<br />
espeso zarzal descubriendo una cueva y en ella<br />
escondieron la imagen.<br />
Los dos hermanos quedaron sorprendidos por el<br />
hecho prodigioso de las palomas y por la acogida que<br />
tuvieron en Aledo donde vivieron con nombres fingidos.<br />
<strong>Año</strong>s mas tarde, hicieron construir en aquel lugar<br />
la ermita de Santa Eulalia de Merida patrona por igual<br />
de Aledo y Totana y donde tantos murcianos vamos a<br />
admirar las bellezas que encierra.<br />
MARTIN EL MULERO<br />
Esta narración nos sitúa en Yecla, donde vivía un<br />
mozo de muías llamado Martín que estaba al servicio<br />
de Gabriel Ortuño, acomodado y rico hacendado. El tal<br />
Martín era un mozo muy propenso a la vida alegre y<br />
disipada. Aunque las buenas costumbres y la honestidad<br />
imperaban en Yecla, él llevaba un desarreglo moral hasta<br />
tal punto que estaba advertido de perder empleo y<br />
habitación en casa del amo.<br />
Gracias a los consejos de almas buenas y piadosas<br />
el tal Martín dio un cambio radical en sus costumbres<br />
recogiéndose en la vida honesta y el buen camino.<br />
Teniendo que llevar a abrevar las caballerías a la<br />
fuente, salió Martín una noche de las cuadras de Gabriel<br />
cuando se le cruzó en el camino un hombre embozado<br />
el cual le invitó a seguirle.<br />
Como pasear con el averío era imposible pidió al<br />
desconocido le dejara llevar las muías al establo y una<br />
vez acomodadas salió por el postigo a la oscuridad de<br />
las callejuelas acomodando su paso al desconocido, ya<br />
que, decía este, tenían que discutir asuntos de máximo<br />
interés para Martín. Iniciaron el camino en el silencio
nocturno hacia las afueras, cuando se hallaban lejos del<br />
pueblo, el hombre de la capa, cuyo rostro destellaba un<br />
fulgor extraño, recriminó a Martín por haber<br />
abandonado la vida alegre que llevaba, llegando incluso<br />
a amenazarle con infortunios y desdichas llamándole<br />
cobarde por el comportamiento que venía observando<br />
últimamente.<br />
Al pasar por un sitio que llaman el rebalso, el<br />
mozo que en este momento iba mirando al suelo,<br />
observó que su acompañante tenía unos pies que<br />
parecían pezuñas de cabra. Este descubrimiento junto<br />
con los destellos antes observados y un tufo así como a<br />
azufre que despedía el desconocido , hicieron<br />
comprender al aterrorizado mozo que caminaba junto<br />
al mismísimo demonio.<br />
Maquinando la forma de deshacerse de su mal<br />
acompañante, paróse junto a un pilón de agua con la<br />
excusa de atarse la alpargata: en un descuido de su<br />
acompañante salió corriendo por las calles de Yecla<br />
perseguido por el demonio llegando desazonado hasta<br />
el postigo de las cuadras cerrándolo de golpe burlándose<br />
de su perseguidor quien por poco se estrella si no es<br />
porque puso la mano sobre el portón a cuyo contacto<br />
un resplandor entre rojo y azulado iluminó el lugar<br />
quedando la huella impresa en la madera,<br />
Después de su trance diabólico el tal Martín se<br />
recogió en la religión de Cristo según cuenta la historia,<br />
ingresando como novicio en la orden franciscana, donde<br />
queda memoria de un tal fray Martín de la Mota brillante<br />
predicador, falleciendo en el convento de Villena<br />
dejando tras sí una santa y milagrosa reputación.<br />
EL PARTIDOR<br />
Existe en la Arboleja (Murcia), un partidor<br />
llamado hasta hace poco de la «Tía Caballera». Cuenta<br />
la leyenda que era muy peligroso por estar rodeado de<br />
cañaverales y que solamente en sus inmediaciones había<br />
una casa, la de la "Tía Remedios".<br />
Debido a la poca luz del atardecer se hacía muy<br />
peligroso, pero las gentes por evitarse un rodeo<br />
considerable y pasar por el puente preferían saltar por<br />
allí ya que ganaban tiempo aunque ya varias personas<br />
habían caído al agua.<br />
Un atardecer al ir a saltar una mujer se le apareció<br />
en la otra orilla un caballero muy bien vestido y tocado<br />
con una capa, el cual alargándole la mano la ayudó a<br />
pasar desapareciendo al momento.<br />
Esta escena se repitió en bastantes ocasiones pero<br />
siempre a mujeres solas, no apareciendo el «Caballero»<br />
cuando los que pasaban eran hombres o iban varias<br />
mujeres.<br />
155<br />
Las buenas gentes lo achacaron a los buenos<br />
modales de un filántropo caballero que hacía el bien<br />
ayudando a evitar el peligro y por mucho que intentaron<br />
descubrir la personalidad de éste caballero fue de todo<br />
punto imposible.<br />
Tanto se extendió la leyenda que tomó cartas en<br />
el asunto el Sr. Cura, el cual determinó bautizar el «Cirio<br />
Pascual» que se hallaba sin bautizar, y desde este mismo<br />
momento el caballero dejó de ayudar a las gentes y no<br />
ha vuelto a caerse nadie en aquel partidor.<br />
Con el tiempo fue bautizado como el partidor del<br />
caballero y por extensión le fue aplicado a la persona<br />
que vivía en la casa cercana denominándose «Partidor<br />
de la Tía Remedios la Caballera» subsistiendo este mote<br />
hasta la abuela de mi esposa.
IV. MEDICINA POPULAR
EL CURANDERO, PERSONAJE Y ARQUETIPO.<br />
Han pasado ya muchos años desde que un amigo<br />
mío desde la infancia, Angel Alcantud, me pidió que<br />
le acompañara a visitar a un curandero que, según me<br />
dijo, gozaba de cierta fama por las curaciones que hacía,<br />
y era conocido por el nombre de El Tío Pascual. Este<br />
hombre vivía en Churra, una pedanía de la huerta de<br />
Murcia. Mi amigo, desde hacía poco más de un año,<br />
sufría una enfermedad que le causaba grandes molestias<br />
en las articualaciones de las extremidades inferiores,<br />
y en una etapa última parecía que había entrado en<br />
una fase en que persistían los síntomas que le llevaban<br />
a moverse con grandes dificultades. Había acudido a<br />
varios médicos de medicina general y especialistas, y,<br />
lamentablemente, tras cortas temporadas en que parecía<br />
que los medicamentos aplicados habían obrado una<br />
mejoría, siempre había vuelto a recaer, con la desesperanza<br />
de ánimo consiguiente. En busca de una posible<br />
salida, tanto sus familiares como él mismo, habían indagado<br />
hasta encontrar la referencia de un curandero<br />
que según todos los que le habían conocido o sabido de<br />
él por terceros, poseía el don de obrar grandes beneficios<br />
en cuantos enfermos que se habían confiado a sus<br />
poderes y tratamientos.<br />
Y de esta manera, una tarde nos acercamos al caserío<br />
en que vivía el Tío Pascual, junto a la Rambla de<br />
Churra y en medio de un huerto de limoneros, en compañía<br />
de su hija, lo encontramos en la porchada junto a<br />
una mesa camilla y postrado en una mecedora en la que<br />
se acunaba levemente. Era un hombre entrado en años,<br />
con la barba rala y canosa, la mirada cristalina de unos<br />
ojos acuosos, ademanes pausados, y una sonrisa quieta,<br />
un poco dolorosa, y que se cubría la cabeza con un<br />
sombrero de paja: tras un breve saludo nos indicó que<br />
nos sentásemos cerca de él en unas sillas de anea, y después,<br />
tras un silencio, dirigiéndose a Angel Alcantud,<br />
le preguntó su nombre y si había acudido a él en busca<br />
de la salud, a lo que este respondió asintiendo con la<br />
cabeza. Y tras dejar pasar un tiempo en que no apartó la<br />
mirada del rostro de mi amigo, se dirigió nuevamente a<br />
él para preguntarle si eran un hombre de fe, a lo que<br />
este volvió a asentir cadenciosamente. La hija apareció<br />
en la puerta, y con pasos cortos y silenciosos sobre el<br />
Francisco J. Flores Arroyuelo<br />
159<br />
suelo de barro, fue a situarse junto al muro, a un lado<br />
de una imagen de la Virgen que había en una peana y<br />
una Cruz de Caravaca que pendía de un clavo, mientras<br />
juntaba las manos sujetándose una punta del delantal<br />
entre las manos; para, en ademán de recogimiento,<br />
permanecer quieta y atenta a que su padre le hiciese<br />
alguna indicación.<br />
Angel Alcantud le dijo que si le parecía le explicaba<br />
el motivo de la visita, que no era otro que desde<br />
hacía algunos meses venía padeciendo un mal que había<br />
comenzado como una molestia muy leve que poco a<br />
poco le había llevado a dejarle en un estado en el que<br />
apenas si podía moverse con un poco de soltura, a lo<br />
que el Tío Pascual, que le había escuchado con atención,<br />
no dijo nada. Después le pidió que le diese las<br />
manos y, tras tomarlas entre las las suyas, se las sostuvo<br />
durante unos cuantos segundos y sin apartar su mirada<br />
del rostro de mi amigo.<br />
— Si, tiene, un mal en su cuerpo que debe ser<br />
expulsado antes de que se adueñe por completo de él.<br />
— ¿Tiene remedio?,— le preguntó mi amigo en<br />
tono bajo.<br />
— Debes tener confianza. Yo siempre tengo confianza<br />
en la voluntad de Dios.<br />
Y volviendo un poco la cabeza hacia su hija, le<br />
pidió que le trajese un paquete de algo cuya denominación<br />
no supe entender. Este estaba hecho con una bolsa<br />
de papel y quedaba cerrado por una goma. Lo tomó y<br />
se lo entregó con ambas manos.<br />
— Tienes que tomar una cucharada sopera de<br />
estos polvos y depositarlos en el fondo de un vaso. Y<br />
después debes añadirle agua poco a poco ya que son<br />
efervescentes y podrían caer fuera. Después, cuando su<br />
fuerza se ahogue, lo bebes a pequeños sorbos. Y no temas<br />
nada porque están hechos de plantas que tienen la<br />
condición de sanar el mal que hace que día a día vayas<br />
perdiendo la fuerza de tus pies, el mal que entró en tu<br />
cuerpo un día que te encontrabas en unas tierras muy<br />
distantes de las tuyas, durante un viaje que hiciste hace
varios meses.— y añadió, — Eso lo tomas después de<br />
cada comida, y dices una oración en honor de la Cruz<br />
de Caravaca. Y sobre todo, no pierdas la confianza, porque<br />
sólo así te salvarás.<br />
Todavía permanecimos un rato en silencio, hasta<br />
que yo le pedí permiso para hacerle una pregunta, a lo<br />
que dijo:<br />
— Tu tienes menos fe que Angel, pero puedes preguntarme<br />
lo que quieras.<br />
— Cómo supo usted que tenía la gracia para devolver<br />
la salud a los hombres.<br />
— Y a los animales.Sí, fue antes de la guerra, cuando<br />
yo era un muchacho que me ganaba el jornal que<br />
llevaba a mi casa recogiendo esparto en el monte. Era<br />
un sábado por la tarde y estaba en Archena, en la estación<br />
del ferrocarril, esperando que llegara el tren que<br />
me había de traer a Murcia, cuando me quedé dormido<br />
en uno de aquellos bancos corridos que estaban colocados<br />
a ambos lados de la puerta. Y en medio de una<br />
música maravillosa, como yo no había oido antes nada<br />
parecido, sobre una nube cargada de luz, se me apareció<br />
el santo Niño de Muía, con una corona de oro y una<br />
cruz en su mano izquierda, y sonriéndome me dijo que<br />
yo había sido elegido para llevar el socorro y la esperanza<br />
a los hombres, por lo que me era dado poseer<br />
aquella gracia, aunque ello impediría que mis males,<br />
cuando llegaran, pudieran ser curados. Y todo ello pasó<br />
a ser verdad y por ello también me encuentro como me<br />
veis, sin apenas poder moverme si no es con el auxilio<br />
de mi hija.<br />
Después continuó explicandonos cómo empezó a<br />
conocer las virtudes de las plantas y cómo debían ser<br />
empleadas junto a determinadas oraciones, y hasta de<br />
cómo llegó a decírselo a su madre que pareció quedarse<br />
sin palabras hasta que pudo decir que ella ya sabía que<br />
le iba a pasar algo porque cuando lo llevaba en su vientre<br />
un día notó que lloraba, y al poco salió para la parroquia<br />
a decírselo al cura, pero este le pidió que no hablase<br />
de aquello y que yo fuese a verle aquella misma tarde.<br />
«Cuando acudí a él me dijo muy serio que tenía que<br />
olvidarme de toda aquella fantasía porque el Santo Niño<br />
de Muía no estaba para aquellas cosas, pero la verdad<br />
es que aquella certeza no la pude apartar de mi cabeza<br />
por más que lo hizo en su buena fe, y hasta llegó a reñirle<br />
con palabras duras, y, después, cuando sucedió lo de<br />
la guerra, y por todo ello también llegué a ser perseguido<br />
por un vecino que la tenía tomada con mi familia».<br />
Cuando llegó el momento del final de la visita mi<br />
amigo Angel hizo ademán de darle una cantidad de dinero<br />
que sacó con el puño cerrado de uno de los bolsillos<br />
del pantalón, pero el Tío Pascual se negó a recibirlo<br />
al tiempo que decía que si era su voluntad se lo diese a<br />
su hija, por lo que se lo entregó a esta que, sin mirarlo,<br />
lo depositó en el bolson del delantal. Cuando habíamos<br />
caminado unos pasos por la senda que nos acercaba a<br />
160<br />
donde teníamos aparcado el automovil, Angel, tras detenerse<br />
y tocarme en un brazo para que le mirase a la<br />
cara, me preguntó por qué el Tío Pascual sabía que él<br />
era viajante de comercio, a lo que yo no supe qué responder.<br />
Hasta aquí los recuerdos de aquella visita realizada<br />
a finales de los años setenta y que he recuperado en<br />
buena parte gracias a los apuntes que tomé aquella misma<br />
tarde, y cuyo relato creo que puede servir de introducción<br />
al problema que conlleva tratar de comprender<br />
la configuración de la personalidad prototípica del<br />
curandero vista como fundamento central de una gran<br />
parte de lo que se admite como medicina popular, esa<br />
encrucijada en que concurren por vías bien diferenciadas<br />
la botánica o farmacopea antigua, ciertos conocimientos<br />
médicos, y creencias desprendidas de lo que<br />
entendemos como religiosidad popular, y desde la que<br />
se puede tratar de buscar en ese ámbito de arenas movedizas<br />
que aparece cargado de misterio y curiosidad,<br />
y de supersticiones y, también, de conocimientos empíricos<br />
a la vez que de certidumbres maravillosas, hasta<br />
amalgamar un cuerpo en que el hombre ha tratado,<br />
durante siglos, de hallar soluciones para los achaques y<br />
males que le han asaltado en todo momento, y sobre<br />
ello, a la vez, ha alcanzado a comprender buena parte<br />
de su fragilidad, lo que, por otro lado, le ha conducido<br />
a buscar refugio en unas fuerzas que, por una fe personal,<br />
presume y admiten con seguridad que existen, o<br />
que en un momento determinado, como esperanza última,<br />
pueden auxiliarle.<br />
Pero aunque en esta encrucijada estén presentes<br />
tres campos del quehacer del hombre que pueden parecer<br />
que están unidos, no por ello han de ser confundidos<br />
hasta el punto de ser contemplados formando un<br />
sólo cuerpo: así, la Botánica, es comprendida como un<br />
campo del saber que se circunscribe a la observación de<br />
su imagen y conocimiento de las virtudes que guardan<br />
las especies vegetales que visten la Naturaleza, y que,<br />
desde la antigüedad, ha sido tenido como un conjunto<br />
de saberes en que se conjugan numerosos misterios que<br />
marcan una separación difícilmente franqueable para<br />
el hombre desde sus propias fuerzas. Por otro lado está<br />
la medicina o remedio que trata de reducir la enfermedad<br />
que se padece, y que no es otra cosa más que un<br />
desequilibrio provocado por causas fortuitas o naturales<br />
o, también, sobrenaturales, y que hace que su naturaleza<br />
humana, tanto física como espiritual, se resienta<br />
en un determinado punto, y, como consecuencia de ello,<br />
su posible comprensión hace que el hombre participe<br />
de una concepción de sí mismo que, a su vez, implica<br />
un reconocimiento de que pertenece al mundo en que<br />
vive, y, también, que los males que le alcanzan pueden<br />
se promovidos por dos caminos bien diferenciados,<br />
pues, por un lado, ese mal ha llegado a serlo como consecuencia<br />
del daño que le ha producido una fuerza desprendida<br />
de un agente exterior pero propio de su entorno<br />
humano, como otro ser humano en el caso del mal<br />
de ojo o del empacho, y por otro, de un agente sobrena-
tural al incidir como un castigo para que pene determinadas<br />
faltas. Y junto a ello está la religiosidad popular<br />
por la que el hombre participa de la divinidad de una<br />
manera directa, o por sus intercesores, la Virgen y los<br />
santos, bien para obtener sus favores y dones, bien para<br />
imprecar su amparo y ayuda por medio de penitencias<br />
y sacrificios, pero del mismo modo que hubo un asentimiento<br />
en considerar que el hombre, desde el acercamiento<br />
a Dios, podía curar en su nombre, no faltó otro,<br />
como desviación, que comprendió que el mal podía ser<br />
causado por el diablo y curado por el mago u hombre<br />
que disponía de los conocimientos que él mismo le había<br />
facilitado (1), y que se correspondían con las posturas<br />
encontradas que a lo largo de los siglos había mantenido<br />
la Iglesia Católica al dictaminar sobre este complicado<br />
y complejo punto: por un lado encontramos la<br />
doctrina impartida por Graciano cuando afirmó que los<br />
demonios no tienen poder para producir cambios en el<br />
mundo, «Además, toda alteración corporal, especialmente<br />
en lo que respecta a procurar la salud o la enfermedad<br />
se reduce a una causa y últimamente al movimiento<br />
del cielo, según Aristóteles» (2)., y por otro, a<br />
partir de la segunda mitad del siglo XV, con la contenida<br />
en el Malleus maleficarum, por la que se difundió la<br />
que decía que los demonios, con la permisión de Dios,<br />
por medio del hechizo, podían producir enfermedades,<br />
e incluso, actualizándo una doctrina medieval que podía<br />
remontarse en siglos, al tomar estos figuras de<br />
íncubos y súcubos, con lo que ello implicaba desde el<br />
punto de la generación (3)<br />
La presencia del hombre frente al hecho de la enfermedad,<br />
en la figura del médico y, junto a él, del mago<br />
y del curandero, desde la antigüedad, ha hecho que se<br />
remodelen dentro de una caracterización determinada<br />
que muy bien debemos ver como prototípica y en la que<br />
se pueden considerar unas características definidoras,<br />
aunque esta remodelación implique también que tanto<br />
la figura compuesta sobre irnos antecedentes que se han<br />
sucedido en un indeterminado período de tiempo, o el<br />
personaje del que se parte en un momento dado por<br />
ordenar una tipificación que sirva de modelo referencial,<br />
muestren las estrechas posibilidades diferenciales que<br />
como tal ha conllevado. Si nos aproximamos al médico<br />
en la Grecia antigua vemos que esta se configura según<br />
diversos autores sobre tres posibilidades, la que representa<br />
Apolo, el descubridor de la oftalmología (ocularia<br />
medicina), la que lo hace Quirón, o de la medicina ex<br />
herbis , y la que hace Asclepios, o de la medicina clínica,<br />
como nos dice Higino (4), o en la Edad Media, a la<br />
hora de presentar una panorámica válida, como encontramos<br />
en la obra de San Isidoro, cuando lo hace a su<br />
vez en Apolo, con la medicina metódica, en Esculapio<br />
con la medicina empírica, y en Hipócrates, con la medicina<br />
racional (5), y en la de otros autores (6). Y es que la<br />
medicina, como conjunto de saberes aprendidos por la<br />
observación, la especulación analítica, y la práctica, en<br />
lo que era visto como un arte propio de hombres elegidos,<br />
que, consecuentemente lo mantenían en mayor o<br />
menor secreto, y que, como tales arcanos, podían servir<br />
161<br />
de remedio de los males padecidos por los hombres que<br />
eran vistos como realidades físicas que partían de un<br />
algo indeterminado en cuanto a su origen, pues, como<br />
es bien sabido, no en vano los médicos hipocráticos,<br />
como el autor de Sobre la enfermedad sagrada (7) y otros,<br />
declaraban con énfasis que todas las enfermedades eran<br />
debidas por igual, a la actuación de acciones divinas y<br />
humanas.<br />
Pero junto a esta caracterización clásica del médico,<br />
primero dentro de la medicina empírica y posteriormente<br />
técnica, y en su mayor parte de caracter profano,<br />
e incluso antes que ella, no faltó en el mundo antiguo<br />
otro tipo de sanadores que fundaban sus dotes de<br />
tales en un don concedido por los dioses, lo que, ante<br />
todo daba lugar a que fuesen considerados como teurgos<br />
u hombres divinos, y como tales hombres, por ser videntes<br />
y poseer un don benefactor, estaban capacitados<br />
para poner remedio al mal que obraba en el enfermo<br />
desde que había pasado a aposentarse en él de manera<br />
misteriosa y manifestarse desde una resistencia a todo<br />
remedio natural, o al que aparecía en las epidemias cuando<br />
asolaban a los habitantes de un pueblo o de una comarca,<br />
y que siempre era considerado como un castigo<br />
divino.<br />
Los personajes más antiguos que podemos encontrar<br />
en esta caracterización de IATROMANTEIS<br />
(8), es Orfeo, fundador del orfismo, que nos dejó ciertas<br />
fórmulas que fructúan dentro de lo que puede ser comprendido<br />
como una medicina incipiente y también como<br />
un cúmulo de remedios mágicos, junto a series de principios<br />
ascéticos que debían ser observados, y otros puramente<br />
religiosos, y junto a él su discípulo y sucesor<br />
Museo que llegó a formular unas curaciones de enfermedades<br />
(EXAKESEIS NOSON) según nos dice<br />
Aristófanes en las Ranas (1033) y que se basaban en las<br />
virtudes curativas de algunas plantas. Cuando los seguidores<br />
de Orfeo cayeron en un descrédito manifiesto<br />
este tipo de sanador pasó a los thaumasioi que han sido<br />
vistos por eruditos de nuestro tiempo como una especie<br />
de chamanes y entre los que podemos encontrar a<br />
Pitágoras y Empédocles.<br />
Estos hombres divinos en que se conjuntaban la<br />
adivinación, el reconocimiento para poder ordenar rituales<br />
de purificación, el poder de obrar milagros,<br />
saberes médicos y farmacológicos, la técnica de operaciones<br />
quirúrgicas, etc. ocuparon un lugar relativamente<br />
preeminente en la sociedad griega muy próximo al<br />
de los médicos, a pesar de que estos, en todo momento,<br />
procuraron mostrarse a gran distancia de ellos para evitar<br />
el menor motivo de equívoco, aunque en no pocas<br />
ocasiones tuvieran que soportar su presencia y hasta su<br />
preeminencia como solía suceder en los momentos de<br />
angustia en que eran mirados como último recurso, pero<br />
por encima de sus propiedades curadoras estos hombres<br />
deben ser comprendidos dentro de la caracterización<br />
religiosa que les hacía aparecer como poseedores<br />
de mana, una fuerza interior de origen sobrenatural que<br />
ellos poseían y que se manifiestaba en determinados
momentos, sobre todo, para servir de eslabón con la<br />
divinidad al hacer que el hombre sanado pasase a ser<br />
una prueba fehaciente de que en él había obrado la divinidad.<br />
Y es que este hombre, sobre todo, era un salvador<br />
y curador de almas, un SOTER, (9), más que de cuerpos,<br />
pues cuando así sucedía, más bien había que considerarla<br />
como una reparación imprevista en vez de<br />
específicamente deseada. Y en consecuencia, estos hombres,<br />
llegaron a ser confundidos con otros seres que aparecían<br />
también en aquella sociedad, como los profestas,<br />
los videntes, los santones, etc, e incluso con los magos o<br />
conocedores de las simpatías y rechazos dentro de una<br />
casuística paracientífica, por lo menos desde que había<br />
sido difundida por los estoicos la doctrina de la simpatía<br />
universal y como tal admitida por los neoplatónicos<br />
que la consideraron una especie de técnica indiferente<br />
desde la perspectiva de la moralidad si no llegaba a ser<br />
utilizada con una intención definida, ya que si era perjudicial<br />
por estar basada en principios maléficos o<br />
GOETEIA y por ello condenable por los males y estragos<br />
que podía causar, no posdía seguirse, lo que dio lugar,<br />
ya en el siglo II a. de C, a que se pensase y admitiese<br />
la posibilidad de la existencia de una magia blanca<br />
que podía ser beneficiosa y capaz de servir de contrapeso<br />
a la hora de reducirla. Esta magia blanca, sobre<br />
todo, se apoyó en la idea admitida de la existencia de<br />
unas IDIOTETES ARRHETOI o virtudes o fuerzas ocultas<br />
que poseían las cosas que ofrecía la naturaleza, y<br />
que a su vez eran sobre las que operaba buena parte de<br />
la medicina, y como tal lo había reconocido Galeno (X.<br />
206 K), cuando admitió que también se curaba por procedimientos<br />
empíricos o PHYSICA (por actuar sobre las<br />
propiedades ocultas de la PHYSIS,) después de haber<br />
sido ordenados sobre una práctica y que en el pueblo se<br />
habían reconocido como revelaciones obtenidas sobre<br />
la repetición rutinaria bien alejadas de las pretensiones<br />
científicas por pequeñas que estas fuesen.<br />
El mago, como el médico también, aunque en<br />
otro plano, por pretender llegar a conocer la esencia<br />
antes que su aplicación prescriptiva, pasó a ser un coleccionista<br />
sistemático de lo que creyó comprender como<br />
ligaduras de simpatías y rechazos de antipatías que estaban<br />
presentes en las cosas que generaba de manera<br />
permanente la naturaleza, lo que al final vino a otorgarle<br />
una especie de autorización que le permitió llegar a<br />
ser aplaudido y reconocido en su acción, hasta el punto<br />
de que alcanzó a comprenderse como partícipe de un<br />
aspecto de la mística a la hora de encontrar un medio<br />
posible por el que se verificase la purificación de las almas<br />
al ser su operatividad un medio teúrgico, como<br />
sabemos que hicieron algunos neoplatónicos tardíos al<br />
considerar que todas las cosas, por obra de la simpatía<br />
universal, estaban impregnadas de la potencia divina<br />
que, directamente, explicaba sus propiedades ocultas o<br />
virtudes inmateriales, y que, como tal principio, muy<br />
pronto pasó a ser admitido como base sobre la que se<br />
podía promover un método mágico y a la vez teúrgico<br />
que posibilitaba que se pudiese ser aplicado con fines<br />
curativos.<br />
162<br />
También, y dentro del neoplatonismo, ya en el<br />
siglo IV de nuestra era, en la que lo espiritual iba a superar<br />
a la materia, sobre todo en la doctrina propiciada<br />
por Ploco, estos métodos pasaron a unirse al valor de la<br />
palabra, en la plegaria, como ruego o súplica, dentro de<br />
lo puramente religiosos y místico, o del ensalmo, en<br />
imposición coactiva, dentro de la caracterización mágica,<br />
como medio directo e idóneo a la hora de establecer<br />
una relación directa entre el hombre y la divinidad.<br />
Cuando el cristianismo calificó la figura del médico<br />
y el papel que este debía observar en la sociedad lo<br />
hizo sobre una evolución que partió de una larga serie<br />
de dudas y desconfianzas que condujo a observarlo con<br />
sumo cuidado y retincencia, cuando no con despego,<br />
pues su comparación no guardaba relación posible con<br />
la del curador que lo hacía por permisión de Dios tanto<br />
en los males visibles como invisibles, en los males de<br />
los cuerpos y de las almas, como hallamos en numerosas<br />
ocasiones en los Evangelios cuando así lo hizo Jesús,<br />
aunque también desde el mismo cristianismo, poco<br />
después surgió el aprecio del cuerpo, también creación<br />
divina, y con ello del médico que debía cuidarlo desde<br />
un conocimiento profundo, lo que conllevó un reconocimiento<br />
de la tradición médica de la antigüedad que se<br />
recuperó sobre una larga serie de obras puramente médicas<br />
y de farmacopea. Sin embargo, durante siglos, los<br />
cuidados médicos quedaron relegados a las capas altas<br />
de la sociedad, mientras que en el pueblo la figura del<br />
curador sobre la palabra y sobre unos conocimientos<br />
empíricos de las cosas que ofrecía la naturaleza, sobre<br />
todo de las infinitas plantas, quedó como su patrimonio<br />
particular que pasaría a ser compartido con hombres<br />
curiosos que desde otras perspectivas tratarían de<br />
buscar en los secretos que aquella naturaleza les ofrecía,<br />
como alquimistas y seguidores de la filosofía hermética<br />
entre los que debemos destacar en el siglo XVI la<br />
figura de Paracelso, por sólo presentar en este punto un<br />
ejemplo representativo, hombre de ciencia y de imaginación<br />
fantástica que muy pronto comprendió que los<br />
conocimientos obtenidos sobre estas artes podían ser<br />
aplicados a la medicina, pues no en vano estaba persuadido<br />
que tanto las plantas como los minerales, sometidos<br />
a un cuidadoso estudio debían desvelar grandes<br />
secretos curativos que poseían y que a su vez podían<br />
ser multiplicados sobre combinaciones que se aplicarían<br />
con eficacia a ciertas enfermedades llegando a<br />
afirmar como principio de su búsqueda que toda sustancia<br />
dotada de vida orgánica, aunque esta fuese inerte<br />
en apariencia, contenía una enorme variedad de potencias<br />
curativas (GA).<br />
La historia de la medicina, en siglos posteriores,<br />
nos evidencia que su evolución se hizo por igual sobre<br />
una concepción que procuraba guardar las formas de<br />
un cientifismo excluyente para todo aquello que no participase<br />
de la vía académica, y al mismo tiempo de una<br />
divulgación de gran parte de estos saberes, entre otros<br />
propios de él, sobre todo en la farmacopea y botánica<br />
de la antigüedad, como la difusión, muy temprana de
libros impresos, como el de Pedacio Diascórides Acerca<br />
de la materia medicial..., que llegó al pueblo por diversas<br />
vías, entre la que debemos destacar la de los párrocos y<br />
religiosos que en general lo hicieron de manera oral y<br />
en prontuarios, en refraneros y en colecciones de recetas<br />
que pronto fueron incluidas en libros de caracter<br />
popular, como el llamado Tesoro de los pobres (11), una<br />
recopilación iniciada en el siglo XIII por Pedro Hispano<br />
y a la que se le fueron adicionando fórmulas a lo largo<br />
de varios siglos así como noticias de remedios caseros<br />
fundamentados en una experiencia empírica, y, también,<br />
medidas de verdadera terapia que debían tanto a concepciones<br />
que han de ser consideradas mágicas y supersticiosas,<br />
o, por otro lado, como propias de la religiosidad<br />
popular (12).<br />
Consecuencia inmediata de su propia presencia<br />
y alcance, la medicina popular vino a situarse en un terreno<br />
de suelo movedizo que por un lado hizo que se<br />
viese rechazada y confirmada a la vez pues no es difícil<br />
encontrar disposiciones legales dictadas para prohibirla<br />
con medidas coercitivas que llegaron a figurar en pragmáticas<br />
reales y en condenas en sentencias dictadas por<br />
el Tribunal de la Inquisición, o, desde otro bien diferentes,<br />
en propuestas para su consulta. Curanderos,<br />
ensalmadores, falsos médicos, hechiceros, conjuradores,<br />
etc. que pasaron a formar un cuerpo en que los<br />
embaucadores se confundían con el que obraba de buena<br />
fe, dejándose llevar por los efectos salutíferos que<br />
procuraban unos remedios obtenidos por una tradición<br />
del que el curandero pasó a ser una figura prototípica<br />
(13).<br />
Los efectos de la práctica religiosa, los conocimientos<br />
de botánica, las medidas propias de una terapéutica,<br />
los gestos más o menos teatrales de determinados<br />
actores de estas prácticas, etc. entraban como parte sustancial<br />
de un tira y afloja que se presentaba como un<br />
juego que al final estaba la vida como moneda de pago.<br />
El curandero es un personaje principal de un drama en<br />
el que la fe participa de manera importante y hasta factor<br />
determinante, y lo es tanto por parte del paciente<br />
que acude a él, o actor pasivo, como por el propio del<br />
curandero, o actor operativo: dos yos situados frente a<br />
frente en los que le va todo en el envite, a uno la propia<br />
vida, a otro la reputación de sanador pues sin ella pronto<br />
desaparecería como tal. Aquí el pago pecuniario apenas<br />
si tiene importancia y aparece, siempre aparece, más<br />
en forma de limosna, más que como abono reconocido<br />
de una consulta formal, pues demasiado bien sabe el<br />
curandero que si el enfermo sana no hará falta empujarle<br />
a que vaya a propagarlo para anteponerlo a lo que con<br />
él ensayaron los médicos que, a pesar de lo que saben,<br />
no pudieron acertar.<br />
Y así vemos que conforme la medicina ha ido<br />
estructurándose sobre fundamentos puramente científicos,<br />
apoyados a su vez en una farmacopea establecida<br />
en base a fórmulas naturales y sintéticas, la figura del<br />
curandero-herboristero ha ido alejándose a un ámbito<br />
163<br />
en que domina lo misterioso, tanto religioso como especulativo<br />
a niveles de un empirismo primario o producido<br />
por una tradición, y al mismo tiempo se adaptaba<br />
a una caracterización arquetípica que cada vez se hacía<br />
más perfilada e inamovible. A la primera, el enfermo,<br />
impulsado por el miedo y el dolor, acude llevado<br />
de una esperanza en lo que se entiende como progreso<br />
del hombre sobre su inteligencia de la que se encuentra<br />
separado, a la segunda va impulsado por un miedo que<br />
ya es desesperación pero que se trueca en una confianza<br />
que le da el hecho de poder participar de una misma<br />
fe en una fuerza sobrenatural que se manifiesta en una<br />
persona de la que en ningún momento se va a sentir<br />
separado. En el primero la palabra, y con ella la piedad,<br />
quedan alejadas, separadas, como medios que deben ser<br />
desechados por imponer unas condiciones que sólo<br />
pueden conducir al engaño o al equívoco; en el segundo<br />
la palabra juega un papel sumamente importante<br />
pues es el vínculo que permite que se establezca una<br />
unión de confianza en una correspondencia que es necesaria<br />
pues no en vano el curandero muy pronto aparece<br />
como una figura dotada de unos poderes sobrenaturales<br />
que, como tales, unicamente pueden ser concedidos<br />
a muy pocos seres humanos.<br />
El curandero, antes que hacer uso de unos saberes<br />
aprendidos, que también los posee como tales, tiene unas<br />
facultades que, según él admite, le permiten cerrar el<br />
paso al mal, un efecto sin una causa determinada o<br />
conicida, un algo indefinido que ha entrado en el cuerpo<br />
del enfermo de una manera que difícilmente puede<br />
llegar a encontrar una explicación según sus conocimientos.<br />
Y así llegamos acontemplarlos en nuestra sociedad:<br />
al médico como una pieza clave fijada entre los hombres,<br />
mientras que al curandero, también una pieza clave,<br />
pero de caracter completamente diferente, ya que<br />
juega un papel entre los hombres y las fuerzas sobrenaturales.<br />
El médico posee unos conocimientos que están<br />
depositados en libros o en su análisis, y deducidos después<br />
de haber sido aplicados en una práctica repetitiva<br />
que se sucede en el día a día y en la que se ha especializado<br />
por ser los enfermos vistos sobre características<br />
semejantes. El curandero posee unos conocimientos que<br />
le han sido dados de manera gratuita y que de igual<br />
manera los ofrece a quien se acerca con confianza a él y<br />
para los que el enfermo es siempre único y como tal<br />
dotado de unos males que no pueden ser equiparados a<br />
los que le han antecedido o le seguirán. Los primeros<br />
obran sobre la materia, los segundos, ante todo, sobre<br />
el espíritu.<br />
Pero, a su vez, entre el médico y el curandero, no<br />
falta una contradicción que sólo los aproxima en apariencia,<br />
pues es cierto que el mago, y con él el curandero,<br />
tiene una correspondencia con el hombre de ciencia,<br />
con el médico, en cuanto que,— y él lo sabe y para él así<br />
lo admite—, obra guiado por lo que son las consecuencias<br />
de un efecto anterior, aunque no le preocupa la causa<br />
del que dicho efecto parte, ya que la lógica que emplea,<br />
sobre un razonamiento corto, no aparece guiada por una
especulación deductiva sino por una especulación sobre<br />
la inmediatez, lo que impide que se forme la cadena<br />
de efectos que conducen a un principio generador. Al<br />
final, en la ciencia, en el médico, domina la razón y la<br />
materia sobre la que obran por el análisis, mientras que<br />
en la magia, en el curandero, obra la fe y los sentimientos<br />
sobre los que se emplean.<br />
De aquí que la figura del curandero, como hemos<br />
visto, se configure de modo arquetípico sobre tres grados.<br />
1 o ) aparece como un mago en cuanto se dice poseedor<br />
de una gracia, —y como tal lo manifiesta sobre<br />
una fe en ello hecho de manera permanente —, que, le<br />
ha sido concedida por Dios o un ente sobrenatural, sin<br />
que se sepa nada del motivo que le ha hecho acreedor a<br />
ello, aunque no falten avisos de que estaba predestinado<br />
a recibirlo.<br />
2 o ) su actividad, en nuestros días, cae de lleno en<br />
lo que se configura como religiosidad popular, pues la<br />
única condición que se considera necesaria para que<br />
participe en el acto de curación, tanto el propio curandero<br />
como el enfermo, es la manifestación de una fe religiosa<br />
abierta, y particular en cuanto a la manera en<br />
que le fue concedida a él, lo que hace que participe de<br />
ello.<br />
3 o ) sus conocimientos para la elaboración de remedios<br />
se fundamentan en una tradición de la medicina<br />
clásica y en la botánica y farmacopea que tienen un<br />
respaldo empírico.<br />
4 o ) la relación enfermo curandero están establecidas<br />
en una corriente de afecto y de consiguiente confianza<br />
que hacen posible que se sostengan de manera<br />
indefinida hasta el punto de que, transcurrido un tiempo,<br />
el curandero se apoyará cada vez más en lo que le<br />
diga el enfermo respecto a las mejorías que experimenta.<br />
Si estas cesan, el contacto se termina y el olvido pasa<br />
a dominar en el primero, y el desconsuelo y la desesperanza<br />
en el segundo.<br />
5 o ) Los medios de curación que proporciona el curandero,<br />
con frecuencia, quedan establecidos también<br />
sobre unas relaciones de simpatía por las que el mal va<br />
pasando del sujeto que lo posee, el enfermo, a un determinado<br />
medio empleado en el procedimiento, incluso<br />
al mismo curandero que lo manifiesta con gestos que<br />
expresan dolor, lo que nos dice de un primitivismo manifiesto<br />
propio de un tipo de pensamiento en que la lógica<br />
actúa condicionada por una aparente simplicidad,<br />
pues es sumamente compleja tal como hallamos que fue<br />
definido en el tipo de pensamiento salvaje por Levi-<br />
Straus.<br />
La figura del curandero, ante toda otra consideración,<br />
es fruto de una tradición que ha permanecido<br />
estructurada sobre la existencia de una creencia que se<br />
hace eco de una relación sobrehumana del mal con una<br />
164<br />
fuerza maligna que actúa con permisión de Dios, y ante<br />
la que él es la posible solución porque, igualmente, sus<br />
poderes le fueron concedidos por ese mismo Dios. Pero<br />
su pervivencia de siglos y su presencia puntual en el<br />
final del siglo XX, con la profusión de descubrimientos<br />
científicos y los adelantos técnicos, de comunicación, y<br />
de todo tipo, se apoya en la necesidad que el hombre<br />
tiene de buscar, vencidas las soluciones que el hombre<br />
le ofrece, en las fuerzas superiores de las que así mismo<br />
pasa a ser su representante, y que el enfermo admite<br />
sobre el sentimiento de la fe religiosa que en ese momento<br />
aparece redoblada en su conciencia, y en el afán<br />
de supervivencia. No en vano el hombre se argumenta<br />
sobre la materia y el espíritu, y todo ello sólo es una<br />
manifestación más de ello y como tal debemos admitirlo<br />
para su análisis, pues acudir a él o dejar de hacerlo es<br />
un problema de orden personal, y poco más, aunque su<br />
respuesta entre de lleno en el cúmulo de los problemas<br />
sociales.<br />
NOTAS<br />
(1) Ver Francisco J.Flores Arroyuelo, El diablo y los españoles,<br />
Madrid, 1985, pp.115 y ss.<br />
(2) Graciano, Decretos, II, 20,5-14.<br />
(3) Kraemer & Sprenger, Malleus Maleficarum, P.I. Q. II. «Sobre<br />
la permisión divina a los maleficios». P. I. Q. XII.<br />
(4) (Fab.324,9)<br />
(5) San Isidoro, Etym. IV, 4,1)<br />
(6) Sobre el médico en la antigüedad, ver Luis Gil, Therapeia.<br />
La medicina popular en el mundo clásico, Madrid, 1969.pp. 61 y ss.<br />
(7) (1,2,17)<br />
(8) Luis Gil, Therapeia,.... Opus cit, pp. 76 y ss.<br />
(9) Ver L. Bieler, «La ética hipocrática», en Melemata.<br />
Festschrift ur Werner Leibbrand zum siebzigsten Geburstag. 57-63.<br />
pp.235 y ss.<br />
(10) La obra médica de Paracelso puede contemplarse en su<br />
Opera Omnia Medico-Chirurgica tribus voluminibus comprehensa<br />
Ginebra, 1658. En castellano ver Botánica oculta, (Las plantas mágicas).<br />
Barcelona 1859.<br />
(11) Ver L. Castro García, «Medicina popular;donde están las<br />
enfermedades están los remedios», en Revista de Etnografía, XII, pp.<br />
379 y ss.<br />
(12) A. Castillo de Lucas, Folkmedicina, Madrid, 1958. De este<br />
mismo autor «La medicina popular y su proyección en el folklore español.<br />
Concepto e importancia», en J. M. Gómez Tabernera (ed). El<br />
folklore español, Madrid, 1968. pp. 129 y ss.<br />
(13) Sobre el prototipo ver Julio Caro Baroja, «La formación del<br />
arquetipo» en De los arquetipos y Leyendas, Madrid, 1991, pp. 15 y<br />
ss.
SUPERSTICIÓN Y MEDICINA POPULAR<br />
La medicina popular y la superstición, viene a ser<br />
una arqueología cultural y cabe situarla en cuanto a<br />
estudio de lo tradicional en el contexto de una ciencia<br />
histórica de tradiciones culturales que reproducen el<br />
pasado en el presente.<br />
El pretender hacer en la actualidad un estudio de<br />
este tipo, resulta dificultoso, ya que, debido a la pérdida<br />
de identidad de los pueblos y a los acontecimientos que<br />
en el último siglo han permitido la progresiva pérdida<br />
de elementos de la medicina tradicional y popular en<br />
una sociedad que, como la actual, no ofrece alternativa<br />
de participación.<br />
La desertización de las zonas rurales propiciando<br />
la masificación en las grandes urbes por la<br />
industrialización, ha permitido que esas personas que<br />
transmitían sus conocimientos oralmente participando<br />
directamente en ese proceso creador de cultura colectiva<br />
e incluso aportando nuevos elementos con su<br />
experiencia, haya desaparecido engullido por los medios<br />
de difusión, que han contribuido a uniformar ideas<br />
llevando a la cultura popular a un proceso de<br />
estandarización.<br />
En todos los pueblos agrícolas, existen creencias<br />
y supersticiones relacionadas con las antiguas religiones<br />
anteriores al cristianismo persistiendo elementos<br />
fantásticos y fabulaciónes respondiendo a necesidades<br />
colectivas.<br />
La medicina popular o rural nace de la diversidad<br />
de orígenes cuyo inicio evidentemente fueron; las<br />
tradiciones mágicas y las artes de hechicería la<br />
interpretación de lo mítico y oculto de las prácticas<br />
arbitrarias sin clasificación de los curanderos y la<br />
utilización de procedimientos mágicos actuando sobre<br />
la psiquis de un enfermo.<br />
De todos modos, es de destacar, aún todavía, la<br />
creencia en los malos espíritus productores de<br />
enfermedades y la intervención de brujas no solo en el<br />
origen sino en la curación.<br />
Salvador Martínez Nicolás<br />
165<br />
Evidentemente la condición del curandero ha<br />
influido en la medicina popular de tal modo, que<br />
merecía el mas alto prestigio social y en algunas culturas<br />
ha llegado a ser considerado sacerdote. Esta creencia en<br />
los poderes ocultos ha mantenido un variado folclore,<br />
desde el saludador que emplea su aliento y saliva en<br />
sus curaciones, hasta el ensalmador que cura por la<br />
acción de palabras y signos pronunciando frases<br />
religiosas llamadas oraciones, que por la fe en estas y<br />
tal vez la producción de un circuito electromagnético<br />
que actúa sobre el plexo solar, libran al paciente de sus<br />
molestias, pasando por los de otras devociones incluso<br />
los embaucadores que eran gentes no médicas pero<br />
cultas, las cuales ejercieron una influencia y fueron<br />
tomados por prestigiosos en el arte de curar: como el<br />
padre Feijóo, el fraile de Veruela, padre Rodríguez o el<br />
mas famoso de los tunantes Tomás de Villorael que<br />
alcanzó su fama como tunante, embaucador y mentiroso<br />
hasta el cinismo, que el mismo en sus memorias, se<br />
maravilla de como la gente creía en él, explicando su<br />
éxito porque siempre empleaba medicamentos<br />
inofensivos.<br />
Siempre en la medicina popular o rural, se ha<br />
distinguido mas el origen de los remedios que la<br />
aplicación a enfermedades concretas, separando la<br />
espiritual y la medicamentosa, y aún, se puede decir,<br />
que en sus principios es mas importante la primera ya<br />
que por su concepto mítico lleva a buscar el remedio en<br />
esos mismos criterios.<br />
Estos métodos según el Dr. Marañón perduraron<br />
mezclados con el verdadero saber médico hasta fines<br />
del siglo X<strong>VIII</strong> y afirma que;« ni uno solo, de los médicos<br />
del primer tercio del siglo X<strong>VIII</strong> ha dejado un ápice de<br />
gloria legítima a la ciencia española».<br />
Tampoco podemos dejar de destacar el valor en<br />
algunos hechos de la medicina popular creados y<br />
ratificados experimentalmente a través de milenios y<br />
por ello recordamos aquí los casos de prácticas<br />
tradicionales interpretados hoy como explicaciones<br />
científicas, desde el uso de diluir en agua o aguardiente
el hollín de las chimeneas contra el meteorismo o<br />
ventosidades, como la curación de afecciones<br />
intestinales por el poder antitóxico del suero de la leche<br />
o la leche fermentada y la precreencia de la infección de<br />
los alimentos que caen al suelo por la purificación del<br />
fuego o simplemente por un beso liberador del mal. (De<br />
aquí la costumbre de besar el pan cuando cae al suelo),<br />
como asimismo la ingestión de criadillas de animales<br />
domésticos para alcanzar su fuerza y energía.<br />
Desde tiempo inmemorial, en la medicina rural,<br />
ha tenido mucha influencia el uso del ajo y la cebolla,<br />
que son una planta de la familia de las Lilíaceas, y el<br />
limón que es de la familia de las Rutáceas o Aurináceas<br />
que siempre han ido ligadas a estas prácticas de curación<br />
debido al conocimiento que tenían de estas plantas, tanto<br />
es así, que Herodoto nos habla que en la gran pirámide,<br />
existía una inscripción la cual nos rebela que a los<br />
trabajadores se les suministraban grandes cantidades de<br />
ajos y rábanos, al suprimir el Faraón el suministro los<br />
obreros emprendieron una huelga ya que pensaban que<br />
la fuerza para resistir aquel tipo de trabajo, se la<br />
proporcionaban los ajos.<br />
1500 años antes de Cristo, en el papiro de Ebers<br />
se incluyen 22 fórmulas mágicas a base de ajo como<br />
tratamiento para mordeduras de insectos venenosos,<br />
enfermedades del corazón, dolores de cabeza, parásitos<br />
intestinales, e incluso neoplastias.<br />
Los Babilonios los empleaban para las<br />
enfermedades respiratorias, (de hecho se ha<br />
comprobado que es el mejor remedio para la<br />
tuberculosis) enfermedades de la piel, gusanos<br />
intestinales, parasitosis de ácaros y de la lepra,<br />
describiendo el ajo como el remedio más seguro para<br />
prevenir plagas y epidemias.<br />
Aristófanes 444 a d.C. lo recomendó a los atletas<br />
griegos que participaban en las olimpiadas porque<br />
restablecía las energías genésicas y viriles siendo vitales<br />
en las pruebas de habilidad y resistencia siendo el<br />
alimento oficial desde 776 hasta 384 a. d. C. (o sea 382<br />
años).<br />
Pedanius médico jefe de las legiones romanas lo<br />
administraba a los soldados para adquirir coraje en las<br />
batallas.<br />
Está demostrado que el ajo ha sido a través te los<br />
tiempos la panacea para la salud (ya en la Biblia se cita<br />
como saludable alimento para los hebreos) y que la<br />
huerta de Murcia no podía permanecer ajena a esta<br />
cultura ya que los Cartagineses y Romanos lo consumían<br />
en sus viajes y aún hoy perviven bastantes fórmulas<br />
curativas a base de ajo. Actualmente se ha comprobado<br />
que las personas que comen ajo difícilmente contraen<br />
la enfermedad del cáncer .<br />
La cebolla, como el ajo son originarios de Asia y<br />
166<br />
su cultivo se remonta a más de 4.000 años pues ya los<br />
Caldeos la empleaban en sus fórmulas mágicas y, según<br />
parece, fue llevada a Egipto gozando allí de tal<br />
veneración que figuraba entre los alimentos que<br />
acompañaban a los Faraones en su viaje al más allá.<br />
En Grecia y Roma era un manjar muy apetecido<br />
según nos cuenta Columela escritor latino.<br />
En la Edad Media se usaba como afrodisíaco y<br />
un escritor de la época Pedro de Crescenci afirma en su<br />
obra «Libro de Agricultura» que, «una mujer caerá sin<br />
remedio en los brazos amorosos de aquel que coma<br />
cebollas».<br />
En Francia fue introducida por Catalina de<br />
Médicis aunque fue muy criticada ya que los franceses<br />
consideraban ese alimento bajo y mezquino aunque hoy<br />
día sea la base de muchas recetas culinarias.<br />
Hoy se sabe que, no solamente sirve como<br />
preventivo y microbicida ya que consumiéndola cruda<br />
y en abundancia las personas se hallan inmunizadas<br />
contra dolencias y enfermedades incluyendo el cáncer.<br />
Como antes hemos apuntado, el limón, ha jugado<br />
un papel importante dentro de la medicina rural y más<br />
concretamente en la huerta de Murcia.<br />
El limón parece ser originario de China y Sureste<br />
de Asia, lo que no esta claro es su introducción en España<br />
ya que unos autores lo atribuyen a los Romanos, otros a<br />
los Árabes y otros a los Cruzados. Lo que si parece estar<br />
claro es que su utilización ha sido desde tiempo<br />
inmemorial muy apreciada por su acción contra el<br />
veneno empleándose principalmente contra las<br />
mordeduras de serpiente.<br />
Un médico árabe muy famoso en su época<br />
llamado Avicena lo prescribía para curar diversas<br />
afecciones tales como: ictericia, vómitos y mala<br />
digestión, empleándolo también como febrífugo.<br />
El limón siempre ha estado rodeado de tabúes,<br />
miedos, peligros y contraindicaciones que son<br />
totalmente falsos ya que según la creencia popular<br />
destruía los glóbulos rojos, lo cual no es cierto pues se<br />
ha comprobado lo eficaz de su uso en la medicina<br />
moderna, y que para el huertano siempre ha sido su<br />
panacea pues ha existido la creencia que el limón todo<br />
lo cura.<br />
El limón nos da una idea de lo sabia que es la<br />
naturaleza ya que su ingestión ayuda a mantener la<br />
tensión arterial a un determinado nivel, impide la<br />
proliferación de los gérmenes nocivos preservando la<br />
flora bacteriana normal y fluidifica la sangre ayudando<br />
al mismo tiempo a su coagulación normal.<br />
En la huerta de Murcia, el uso y conocimiento de
la medicina rural o remedios caseros, ha tenido una<br />
técnica bastante avanzada aunque con el correr de los<br />
años y por supuesto la medicina moderna haya caído<br />
en desuso. Aquí nos vamos a limitar a las de uso más<br />
corriente y que aún todavía las gentes de mayor edad<br />
hacen uso de ellas.<br />
SUPERSTICIONES<br />
Las supersticiones son las creencias extrañas a la<br />
fe religiosa y contrarias a la razón.<br />
Aquí vamos a comentar algunas de las más<br />
comunes en la región de Murcia que por supuesto<br />
también se practican en otras regiones aunque, eso si,<br />
con las variantes impuestas por los usos y costumbres<br />
de cada lugar.<br />
El momento de encontrar novio las mozas, no está<br />
desprovisto de supersticiones, hay una creencia<br />
generalizada que quemando una flor de cardo con un<br />
candil la víspera de San Juan si al otro día esta florecida<br />
es una buena señal. Si se pone un huevo fresco del día<br />
en una palangana con agua, si a la mañana siguiente<br />
tiene forma de barco es otro buen signo. Si esa misma<br />
noche a las doce en punto ciernen harina de espaldas a<br />
la artesa completamente desnudas y en la harina aparece<br />
un dibujo seria el símbolo del oficio del futuro marido.<br />
En Cehegín concretamente encuentran novio si<br />
van a la ermita de San Ginés y dan un golpe con la cabeza<br />
en el Altar Mayor.<br />
Para saber el nombre del amado la doncella debe<br />
tirar un cubo de agua a la calle, a las doce en punto la<br />
víspera de San Juan, esperar que pase alguien y pise lo<br />
mojado y preguntarle su nombre, ese será el nombre de<br />
su futuro.<br />
Poniendo un lebrillo de agua al sereno la víspera<br />
de San Juan, la casada, viuda o soltera que mire en él<br />
verá la cara del ser amado.<br />
La soltera o viuda que este dudosa de los<br />
propósitos de quien las corteja, tiene que coger una miga<br />
de pan y un grano de trigo, hacer un amasijo con ella<br />
introducir el grano de trigo de forma que no sepa en<br />
que parte está, partirlo en tres partes colocando una<br />
debajo de la almohada, otra en la puerta y la tercera en<br />
el brocal del pozo, al levantarse por la mañana debe<br />
mirar donde está el grano, si está en la almohada boda<br />
segura, si en la calle debe echar al pretendiente pues no<br />
lleva buen fin y si está en el brocal del pozo, el novio no<br />
está aun decidido.<br />
La moza que quiera saber si se casará dentro del<br />
año, la víspera de San Juan a las doce, debe tirar una<br />
zapatilla plana al aire tres veces, si a la tercera cae con la<br />
167<br />
suela hacia abajo es señal segura.<br />
Vamos ha hablar ahora de una de las más<br />
interesantes cuestiones en materia de supersticiones, es<br />
la referente a las que practicaban, y aún se practican en<br />
algún caso, aunque incomparablemente en menor escala<br />
que hace bastantes años, relativas al período del<br />
embarazo, y que, en general coinciden otras regiones<br />
de España.<br />
La mujer era considerada como un ser especial a<br />
la hora de estar embarazada tejiéndose en derredor de<br />
ella unas circunstancias muy particulares en cuanto a<br />
vestimenta, prohibiciones, antojos, supersticiones, parto,<br />
etc, ya que entre las clases rurales existen una serie de<br />
creencias producto de la ignorancia, la credulidad fácil<br />
o la buena fe de las gentes sencillas.<br />
Es creencia muy generalizada en toda la provincia<br />
de Murcia, que la mujer estéril que se bañaba en las<br />
aguas termales de los Baños de Mula haciendo en ellos<br />
el uso del matrimonio, queda embarazada, también<br />
ocurre lo mismo en el Mar Menor aunque en menor<br />
escala; colocándose un parche de bizma en los ríñones<br />
o una soga de esparto atada a la cintura en contacto con<br />
la carne, el embarazo es inmediato: si se colocan a la<br />
cintura el cordón del hábito de San Antonio o la cinta<br />
de San Miguel, el embarazo será seguro; para evitar el<br />
aborto, se usa la bizma con un esparadrapo se fija en la<br />
región lumbar procurando que este adherida el mayor<br />
tiempo posible; para que la criatura nazca con vida, nos<br />
encontramos con la sangría del pie (generalmente en el<br />
tobillo y con sanguijuelas, que en unos sitios se hacía a<br />
partir del séptimo mes, en otros a partir del quinto y en<br />
otros todos los meses; para evitar las grietas en los<br />
pechos, en la huerta se restregaban limón con sal y en<br />
otros puntos se colgaban al cuello un pedazo de coral o<br />
una piedrecita redonda, creyendo así evitar el llamado<br />
«pelo».<br />
También evitaban devanar madejas de lana<br />
porque existía la creencia de que el niño nacería con el<br />
cordón umbilical enrollado en el cuello; no encalar las<br />
paredes porque se precipitaba el parto; no cruzar una<br />
pierna sobre otra porque ahogaba al niño; no agacharse;<br />
no levantar claras ni hacer «ajo», como asimismo no<br />
mover la sangre del cerdo en la matanza porque se<br />
cortaban.<br />
Para adivinar el sexo del que va a nacer, existen<br />
otra serie de supersticiones; si la mujer embarazada echa<br />
a andar con el pie izquierdo, el ser en gestación, será<br />
hembra; si por el contrario es con el pie derecho, será<br />
varón; si a los cuarenta días de gestación se mueve, es<br />
señal de que es varón: si es a los cinco meses cuando se<br />
mueva, será hembra: cuando el vientre de la madre es<br />
totalmente redondo, será hembra; si tiene el vientre<br />
ovalado, varón; si en alguna reunión le pide a una<br />
persona que le enseñe una mano, según la posición que<br />
le enseñe dicha mano será determinante del sexo, si es
por la palma, varón, si es por el dorso, hembra; si el<br />
vientre abulta por el lado derecho, varón; si es por el<br />
izquierdo, hembra; si llora en el vientre de la madre,<br />
será varón; si por el contrario no llora, será hembra:<br />
además existe la creencia que las fases de la Luna<br />
influyen en el sexo: cuando la Luna estaba en cuarto<br />
creciente el niño crecía y el parto suele acontecer cuando<br />
hay Luna llena; también se solía colgar un cedazo en el<br />
techo con un hilo, y le preguntaban si era niña o niño y<br />
según el movimiento si a la izquierda niña y si a la<br />
derecha niño.<br />
Otro de los aspectos son, los antojos de<br />
embarazada, hay la creencia general que los deseos<br />
sentidos por la madre y no satisfechos, le salen al niño<br />
en forma de lunares, manchas, rugosidades, etc, en el<br />
sitio donde la madre se tocaba al sentir el deseo, de ahí<br />
la costumbre adquirida por las embarazadas de ponerse<br />
la mano en el culo cuando sentía un deseo ya que de<br />
esta forma no sería visible. También que si al darle el<br />
pecho la primera vez no se agarra es porque la madre<br />
ha tenido un antojo el cual no ha podido satisfacer y<br />
hasta que no lo satisfaga el niño no mamará.<br />
Para tener un buen alumbramiento, se ponen<br />
velas a San Ramón Nonato, (porque nació después de<br />
muerta su madre) también a la Virgen de la Esperanza,<br />
a la Virgen del Carmen, al Cristo de la Fe o a Santa Rita<br />
por un parto feliz; en la primera salida a la calle después<br />
del parto es costumbre oír una misa en acción de gracias.<br />
En este acto llamado Purificación se leían los Evangelios,<br />
se bendecía y purificaba a la madre (por el pecado de la<br />
concepción) y al niño.<br />
La parturienta debía tomar una purga de aceite<br />
de ricino y estar en cama durante seis u ocho días,<br />
alimentándola a base de caldo de borrajas, bizcochos y<br />
chocolate y el caldo de una gallina criada y sacrificada<br />
para esta ocasión por un pronto restablecimiento.<br />
También tomaban un plato de bacalao cuya preparación<br />
se hacía desalando el bacalao poniéndolo a remojo dos<br />
o tres días friéndolo a continuación en una cazuela de<br />
barro (nunca en sartén ). Hasta no pasar la cuarentena<br />
se les prohibían los fritos, y el arroz como asimismo<br />
tomar vino porque al dar de mamar al niño este se<br />
dormía, se recomendaba beber agua, leche (de cabra o<br />
vaca), sustancia de arroz y chocolate deshecho por su<br />
aportación de calorías.<br />
Las supersticiones con respecto a los muertos son<br />
abundantes: son signos ciertos de muerte.<br />
El canto de una lechuza en el tejado de un<br />
enfermo.<br />
Que coincidan los toques de las campanas del<br />
reloj con las de la iglesia pues hay un refrán que dice<br />
(reloj y campana muerto mañana).<br />
Al aullido de los perros de noche.<br />
168<br />
El canto de la gallina como si fuera un gallo.<br />
Si el difunto queda con los ojos abiertos es porque<br />
va a morir otra persona.<br />
Si la cruz parroquial sale en viernes acompañando<br />
un difunto al viernes siguiente vuelve a salir para otro.<br />
Si el día es tempestuoso y de fuertes vientos el<br />
muerto va al infierno.<br />
Si lo entierran con el calzado puesto no va al cielo.<br />
La Madre Fundadora, San Pascual Bailón, y el<br />
Anima Sola que anda errante avisan con tres golpes en<br />
la pared de la muerte inminente del que los escucha.<br />
En la huerta de Murcia era costumbre el día de<br />
difuntos, arreglar la alcoba con las mejores ropas y no<br />
se acostaban para que el alma del difunto pudiera volver<br />
a su cama a descansar, aunque esta costumbre con la<br />
evolución y el progreso haya caído en desuso, todavía<br />
hay gente mayor que sigue la tradición.<br />
Otra costumbre es poner lamparillas en una<br />
amplia vasija de barro o tazón en el cual se pone agua y<br />
aceite y en la capa de aceite que se forma encima del<br />
agua se ponen dichas lamparillas que mientras quede<br />
aceite están ardiendo, estas lamparillas están<br />
confeccionadas a base de una cartulina redonda del<br />
tamaño de una moneda perforada por el centro por el<br />
cual pasa un trozo de hilo encerado o torcida que va<br />
flotando encima del aceite. También existe la costumbre<br />
de hacer gachas con arrope aunque esta costumbre nos<br />
viene de la Mancha.<br />
Existen en la huerta de Murcia varias<br />
supersticiones respecto al pronostico del tiempo, una<br />
de ellas son las famosas «Cabañuelas» muy arraigadas<br />
en la conciencia popular. Corresponde al mes de Agosto,<br />
así hasta llegar a Julio para volver la cuenta hacia atrás<br />
empezando por el mes de Julio y terminando en Agosto<br />
este retorno marcará la segunda quincena de cada mes.<br />
Para saber que mes del año lloverá, se cortan doce<br />
cascos de cebolla poniéndole el nombre de un mes a<br />
cada uno y se llenan de sal, al día siguiente en el que<br />
esté disuelta la sal, es señal inequívoca de que lloverá<br />
ese mes. Si cantan los gallos antes de las doce, tardará<br />
en llover tantos días como horas falten para las doce y<br />
si las veces que canta el gallo no son pares no llueve.<br />
El refranero popular no esta exento de infinidad<br />
de supersticiones. Transcribimos algunos referentes a<br />
las señales de buen o mal tiempo:<br />
"Sol poniente en cielo grana, hará buen tiempo<br />
por la mañana. Si en la noche arreboles, a otro día soles".<br />
"Luna llena brillante, buen tiempo por delante,
Boria por la mañana tarde galana".<br />
"Golondrina que en alto vuela, no teme que<br />
llueva. Ranas muy cantoras, serenas auroras".<br />
"Si están las arañas trabajadoras, no lloverá en<br />
muchas horas Sol con rajadura, agua segura".<br />
"Sol que mucho pica, llueve o graniza".<br />
"Cerco del sol, moja al pastor".<br />
"Luna con cuernos al mar, agua va a buscar".<br />
"Viento de levante, agua por delante".<br />
"Carrascoy con montera, agua espera".<br />
"Tiempo cargado y salta maestral, agua hasta<br />
nadar".<br />
"Viento de tramontana (NO.), agua cercana".<br />
"Arco Iris, o llueve pronto o aclara en breve".<br />
"Arco Iris al anochecer, buen tiempo al amanecer".<br />
"Arco Iris al levante, aclara el tiempo al instante".<br />
"Arco en la sierra, agua en la tierra".<br />
"Cuando la Candelaria plora, el invierno fora".<br />
"Candil con pavesa, ceniza amasada, brasas que<br />
se pegan y hollín despegada, lluvia que está cerca o<br />
humedad sobrada. Cielo emborregado, tiempo mudado<br />
o pastor mojado".<br />
"Cabras que con mal tiempo estornudan, buen<br />
tiempo anuncian Gato que se lava anuncia agua".<br />
"Gatos que estornudan, anuncian lluvias".<br />
"Norte claro y Sur oscuro, aguacero seguro".<br />
"Nubes cruzadas, o nieve o agua".<br />
"Sapos cantando, buen tiempo barruntando".<br />
"Si a la abeja ves beber, muy pronto verás llover".<br />
"Borias en menguante, mal tiempo en adelante".<br />
"Cuando los perros comen hierba, agua cerca".<br />
"El reolde en el sol moja al pastor".<br />
"Gallos anticipados, tiempo cambiado".<br />
"No hay señal de agua más certera, que oír las<br />
goteras".<br />
169<br />
"Sol muy rojo, agua en el ojo".<br />
Hay una copla en el cancionero popular que<br />
define sabiamente las predicciones de lluvia.<br />
"Cuando la perdiz canta<br />
nublado viene<br />
no hay mejor señal de agua<br />
que es cuando llueve".<br />
En los niños las enfermedades mas comunes eran:<br />
resfriados, diarreas, salida de dientes, varicela,<br />
sarampión, tosferina, rubeola, intoxicaciones, etc.<br />
Los resfriados y la fiebre se combatían abrigando<br />
al niño para que sudase e incluso se acostaban los padres<br />
con el para darle más calor.<br />
Para la tos se ponía en el pecho alcanfor pues el<br />
olor la calmaba, también se les daba jarabe de palera o<br />
se le pintaba el pecho con yodo.<br />
Las pulmonías se curaban con jarabe de higos<br />
secos cocidos y jarabe de palera, se abría la pala por el<br />
centro y se le ponía azúcar dejándola macerar durante<br />
la noche y ese jarabe se tomaba a cucharadas.<br />
Al salir los dientes e inflamarse las encías se les<br />
daba a chupar un hueso de pollo o de bacalao para<br />
endurecer las encías y calmar la desazón o bien un rollo<br />
de goma maciza<br />
Las diarreas se combatían con agua de arroz y<br />
dietas rigurosas, eran muy frecuentes a principios del<br />
verano y fueron causa de gran mortalidad.<br />
El sarampión, varicela etc, eran tratados por el<br />
médico con los medios que había entonces<br />
rudimentarios y escasos, para que el sarampión no<br />
dejase señales en los ojos se les pasaba un anillo de oro<br />
por ellos o una mata de doncel o malvarrosa, como<br />
asimismo una llave hueca, también tapaban las ventanas<br />
con un trapo rojo e incluso el candil lo revestían de rojo<br />
para atenuar la luz. Estas enfermedades causaron<br />
estragos en la población infantil.<br />
Cuando caían un porrazo para que no saliera un<br />
chichón se les anudaba un pañuelo con una moneda<br />
puesta en el golpe.<br />
Las heridas se curaban con limón, alcohol y yodo.<br />
El miedo de los niños de noche se quitaba<br />
poniendo unas tijeras cruzadas debajo de la almohada.<br />
Las costras que se le formaban en la cabeza se<br />
quitaban aplicando una cataplasma de fécula de patata<br />
y a continuación aceite de almendras o de oliva.<br />
Esto en cuanto a los niños, ahora vamos a explicar
los remedios más eficaces que se usaban para las<br />
distintas dolencias y enfermedades generales.<br />
Abscesos. Para curar los abscesos se utilizaban<br />
hojas de col cocida o de lechuga cocida y remojada en<br />
aceite de oliva, como asimismo la pulpa de una patata<br />
cocida o medio tomate. También se cocía un higo seco<br />
cortado por la mitad aplicándolo sobre la encía,<br />
repitiendo este tratamiento varias veces al día.<br />
Acidez. Para la acidez de estómago se tomaba el<br />
ácido de un limón rebajado con agua.<br />
Anginas. Las anginas o amigdalitis se hacían<br />
gárgaras de limón con miel, también con bicarbonato.<br />
Asma. Un manojo de hisopo, otro de ruda, dos<br />
docenas de higos blancos y un cuarto de vino, después<br />
de dar dos hervores se le ponen dos cucharadas de miel<br />
y cuando esté puesta se deja hervir hasta reducir a la<br />
mitad colándose en una botella, se toma a las dos horas<br />
de haber comido.<br />
Bronquitis. Se mata un conejo y se pela y la piel<br />
caliente aún, se pone en el pecho. Para la bronquitis<br />
crónica, todas las mañanas una ensalada de cebolla<br />
cruda con lechuga, rábanos y apio, aliñado todo ello con<br />
zumo de limón y unas gotas de aceite de oliva durante<br />
ocho días. Y también cruda y aliñada con limón da<br />
excelentes resultados.<br />
Callos. Para los callos se aplicaba un diente de<br />
ajo cocido en el horno, como asimismo una rebanada<br />
de ajo puesta con un adhesivo durante toda la noche<br />
hasta que se arranque, después es conveniente poner<br />
cataplasmas de arcilla.<br />
Catarro. Unas gotas de limón en las fosas nasales<br />
curan el catarro nasal y también respirando el aroma de<br />
un ajo cortado varias veces al día.<br />
Celos. Para hacer desaparecer los celos de<br />
hermanos se cuelga del techo una rama de palera sin<br />
que el otro lo sepa.<br />
Cutis. Para mantener el cutis y las manos tersas,<br />
frotar zumo de limón, también para la caspa.<br />
Cólicos. Hay diversas formas; se coge una col<br />
rubia, se unta de aceite, se pasa por el fuego y se pone<br />
en el vientre del enfermo. Se aplica una alpargata usada<br />
por una persona nacida en Jueves Santo, sobre el vientre.<br />
Un huevo recién frito se echa sobre un trapo y puesto<br />
sobre el vientre. Con una cataplasma hecha de vinagre,<br />
levadura y aceite poniéndola durante nueve días sobre<br />
el vientre del enfermo. Para el nefrítico, agua de cebolla<br />
y ensaladas de cebolla, ajo, zanahoria y aceite de oliva.<br />
Chichon. Para un chichón se ponía una moneda<br />
atada con un pañuelo.<br />
170<br />
Depurar la sangre. Poner la noche antes en un<br />
poco de aceite de oliva uno o dos dientes de ajo<br />
machacados y algunas briznas de perejil picado, a otro<br />
día se toma en rebanadas de pan con el desayuno.<br />
También es muy útil el jarabe de ajo, se extiende en un<br />
plato una capa de ajo machacado se le añade una capa<br />
de azúcar de caña, el jugo producido se toma en<br />
cucharadas de café, solo o mezclado con un poco de<br />
agua, o una infusión de tomillo.<br />
Diabetes. Tornando altramuces por las mañanas,<br />
durante nueve días, puestos a remojo la noche anterior.<br />
Diarrea. En un litro de agua limonada se pone a<br />
remojo «cola de caballo» (hierba medicinal) y se toma<br />
varias veces. Mezclando una cucharada de almidón en<br />
agua de arroz o con sustancia de arroz y refrescos de<br />
arroz machacado, con corteza de limón y azúcar.<br />
Dolor de muelas. Para el dolor de muelas<br />
rabogato cocido o una cataplasma de ajo crudo y<br />
triturado en la muñeca contraria al dolor, también es<br />
eficaz un diente de ajo pelado envuelto en una gasa<br />
dentro del oído, como una bolsa de sal en el bolsillo<br />
contrario y cortarse las uñas todos los lunes, evita el<br />
dolor de muelas y cabeza.<br />
Dolor de oídos. Aceite de chicharras (cigarras) se<br />
metían en un frasco con aceite y unas gotas bastaban<br />
para calmar el dolor, también se vertían en el oído cinco<br />
gotas de aceite de ricino caliente, como poniendo unas<br />
gotas de limón tibio o la raíz del llanten aplicada en el<br />
oído, otro remedio era verter en el oído unas gotas de<br />
leche de mujer que esté criando, teniendo en cuenta si<br />
es niño tiene que ser de una que críe niña y viceversa.<br />
También con un algodón empapado en agua de cebolla<br />
dentro del oído.<br />
Dolor de cabeza o Jaqueca. Se frotaba la frente y<br />
las sienes con limón, y también se solía rodear la frente<br />
con la camisa de una culebra.<br />
Escemas. Aplicar vinagre diluido en agua.<br />
Esguinces. Para los esguinces se hacía una<br />
compresa de salvado con vino cocido y se aplicaba al<br />
tobillo atado con un pañuelo y se pasaba el pie sobre la<br />
mano de un mortero.<br />
Una vela cortada a trozos pequeños fundida al<br />
fuego en un litro de vinagre, aplicada caliente varias<br />
veces al día, es un buen remedio.<br />
Espina. Para una espina de pescado atravesada<br />
en la garganta una miga de pan masticada y tragada.<br />
Estreñimiento. Cuando se trata de un niño, se le<br />
introduce por el ano, un fósforo con aceite, una velita<br />
delgada, una rama de peregil o una tira de jabón<br />
empapada en aceite.
Estomatitis. Se freían en aceite varios escarabajos,<br />
se vierten en un recipiente y se deja enfriar luego con<br />
un algodón se empapa la boca del enfermo.<br />
Flemones. Para curar los «flemones» o abscesos<br />
dentales un higo seco cocido partido por la mitad.<br />
Fiebre. Existen varias formas: Café bien cargado,<br />
zumo de limón y sal, paños de vinagre en la frente, partir<br />
un tomate y aplicar cada una de las partes en la parte<br />
anterior y posterior de la muñeca izquierda sujetándola<br />
con un vendaje o poniendo en la planta del pie, una<br />
sardina salada, abierta por la mitad y vendando a<br />
continuación.<br />
Fístula y Forúnculos. Empastar levadura con<br />
aceite y azúcar, también colocando una lagartija en un<br />
canuto y colgándolo del cuello del enfermo y conforme<br />
se va secando el reptil, se va curando la fístula.<br />
Grietas. Para las grietas de la piel se restregaban<br />
limón con aceite.<br />
Hemorroides. Metiendo en una bolsita alcachofas<br />
silvestres o castañas bordes, colgada al cuello, también<br />
aplicando hielo o comiendo ajos empezando por un<br />
diente y cada día aumentando la dosis.<br />
Heridas. Aplicando zumo de limón y también la<br />
tela de una araña sobre la herida corta la hemorragia y<br />
la hierba llamada «oreja de ratón» herbida, cura llagas,<br />
heridas infectadas e incluso la gangrena.<br />
Hernias. Para curar las hernias en los niños solo<br />
había un día del año, la noche de San Juan a las doce en<br />
punto, pasándolo entre dos ramas de un árbol y diciendo<br />
este conjuro: « Ahí va, Pedro, ahí va, Juan, malo te lo<br />
entrego, bueno me lo has de dar».<br />
Hipo. El hipo se cortaba con un terrón de azúcar<br />
empapado en limón.<br />
Ictericia. Se curaba mirando el agua corriente<br />
durante siete días.<br />
Infecciones de la piel. Rabo de gato y tintura de<br />
yodo.<br />
Lombrices Las lombrices en los niños se curan<br />
con huesos de limón machacados con miel y con semillas<br />
de girasol tostadas y saladas.<br />
También se cortan unas cebollas se machacan en<br />
el mortero y el jugo se mezcla con limón por igual, se<br />
toma una taza en ayunas.<br />
Mal de ojo. En el Siglo XVI el escritor «Fray Martín<br />
de Castañega» en una obra que escribió sobre hechicería,<br />
nos decía, que el «mal de ojo» era una cosa natural, y<br />
que era debido a las impurezas y suciedades que lanzan<br />
171<br />
por los ojos personas que por su condición están<br />
predispuestas a ello como: viejas solteronas, personas<br />
taradas y cierta clase de enfermos.<br />
Existen dos clases: el amatorio en el que interviene<br />
el demonio, y el maléfico, por el que se infiere daños a<br />
personas, animales o cosas. El «mal de ojo» o «aojo»<br />
puede ser directo, diabólico o natural. El directo, es<br />
debido a la acción de espíritus malignos. El diabólico es<br />
cuando interviene un brujo. El natural es el más corriente<br />
y es producido ya sea congénito o adquirido por la<br />
mirada de una persona, bien de forma involuntaria o<br />
culpable. Si es de forma voluntaria , el culpable, que<br />
conoce esa propiedad, no mira de frente y da al niño un<br />
cachete para que llore y de esta forma no lo «aoja».<br />
Para evitar el «mal de ojo», existían una serie de<br />
amuletos que se llevaban en sitios bien visibles para de<br />
esta forma distraer la mirada del aojador. Se ataba una<br />
cinta o un lazo rojo, verde o azul e incluso se les ponía<br />
una prenda de vestir al revés. Hubo un tiempo que se<br />
puso de moda llevar al cuello una mano cerrada con el<br />
pulgar sobresaliendo entre los dedos índice y medio que<br />
era más bien un símbolo erótico-sexual y que era de<br />
marfil, hueso o madera.<br />
También existía la creencia si no se cortaba antes<br />
del primer viernes la persona o animal moría reventada.<br />
Para saber si la persona tiene «mal de ojo», se pone<br />
un plato o una palangana con agua sobre la cabeza del<br />
enfermo y se echan unas gotas de aceite, si el aceite se<br />
diluye no hay enfermedad si por el contrario permanece<br />
unido, si la hay.<br />
Para cortarlo existen diferentes métodos, aquí<br />
vamos a explicar una de los más corrientes. Se preparan<br />
tres platos con agua y el sanador o sanadora deposita<br />
en cada uno tres pellizcos de sal. Se vuelve al enfermo y<br />
se le hacen tres cruces en el pecho y tres en la espalda,<br />
al tiempo que dice: «En el nombre del Padre, del Hijo y<br />
del Espíritu Santo», entonces deja caer una gota de aceite<br />
sobre el dedo corazón de la mano derecha y dice para si<br />
la invocación:<br />
«Dos te han hecho mal<br />
y tres te lo tienen que quitar<br />
que son las tres personas<br />
de la Santísima Trinidad,<br />
Padre, Hijo y Espíritu Santo».<br />
Meningitis. Se mataba un pichón macho, se abría<br />
en canal y caliente se aplicaba en la cabeza del enfermo.<br />
Ojos de pollo. Para quitarlos bastaba con pasar<br />
una hoja de papel de seda por los dedos del pie, también<br />
restregar un diente de ajo.<br />
Orzuelos. Para los orzuelos se frotaba una alianza<br />
de oro tres veces al día durante tres días, también se
aplicaban cataplasmas de miga de pan hervida en leche<br />
y compresas de agua de malva, el uso de calcetines rojos<br />
impedía su formación.<br />
Panadizo. El panadizo se curaba con un casco de<br />
cebolla hervida y con una hoja de col fresca aplicada<br />
varias veces al día o metiendo el dedo en medio limón.<br />
Paperas. Las paperas se curaban con las injundias<br />
de una gallina puestas al cuello con un pañuelo.<br />
Picaduras. Las picaduras de abeja o avispa con<br />
barro o frotando una patata partida, por la picadura,<br />
poniendo agua mezclada con amoníaco o lejía y también<br />
aplicando jabón blando que al mismo tiempo sirve para<br />
las picaduras de pulgas y mosquitos.<br />
Pulmonías. Se curaban con jarabe de higos secos<br />
cocidos y también con jarabe de palera, se partía una<br />
hoja de palera en dos y se cubría de azúcar durante la<br />
noche y ese jarabe se administraba al enfermo.<br />
Quemaduras. Para las quemaduras era muy<br />
frecuente durante las granizadas coger el granizo y<br />
guardarlo en un frasco y aplicárselo en el momento de<br />
la quemadura también se aplicaban hojas de col fresca<br />
o la pulpa de una patata cruda aceite de oliva o una<br />
cataplasma de cebolla machacada con un poco de sal.<br />
Reumatismo. Frotar la parte dolorida con dos<br />
partes de aceite alcanforado y una parte de ajo finamente<br />
rallado, este preparado se usa también en la columna<br />
vertebral frotándola en casos de debilidad, fatiga,<br />
depresión o agotamiento, y en pecho y espalda para<br />
cualquier afección en esta zona incluida la tuberculosis.<br />
Se pone agua en una cazuela y se añade espliego,<br />
romero, tomillo y salvia, cuando ha hervido, se coloca<br />
en el suelo, situando la parte dolorida sobre el recipiente<br />
previamente se tienen preparadas tres piedras de rambla<br />
o de río que se han puesto sobre las brasas, se ponen<br />
dentro del agua y el vapor que desprenden actúa sobre<br />
el miembro dolorido, después se hacen unas fricciones<br />
de grasa de caballo.<br />
Resfriados. Té de monte y azúcar quemado,<br />
también se aplicaba la piel de un conejo recién muerto,<br />
en el pecho.<br />
Sabañones. Los sabañones se metían las partes<br />
afectadas en un baño de apio cocido o agua de salvado.<br />
También se metían en una bolsa tantas piedrecitas como<br />
sabañones y se tiraban dentro del zaguán de una casa<br />
ajena diciendo. «Sabañones traigo, sabañones vendo,<br />
aquí te los dejo que me voy corriendo» y al mismo<br />
tiempo se restregaban los sabañones con ajo.<br />
Tosferina y tos espasmódica. En un litro de agua<br />
poner 50 grs.. de ajo, 15 grs, de tomillo y hervir<br />
lentamente para reducir el volumen a la mitad, cada tres<br />
horas una cucharada pequeña hasta niños de un año y<br />
172<br />
una grande a partir de esa edad, aunque el remedio más<br />
eficaz es el agua de ajo, se cuece una cabeza de ajo entera<br />
en poco más de 1/2 litro de agua, se deja hervir durante<br />
media hora y se toma. También ponían doce caracoles<br />
de los llamados «galapateros» en un espolvoreo de<br />
azúcar y esa baba a modo de jarabe se daba al enfermo a<br />
cucharadas, También se ralla con la parte fina del<br />
rallador se mezcla con zumo de limón y se toma cuanto<br />
mas mejor siendo un expectorante prodigioso.<br />
Tensión. Se pone al fuego un litro de agua con un<br />
poco de grama (hierba) y unos trozos de sarmiento, se<br />
hierve durante unos minutos y se toma con un poco de<br />
azúcar y durante tres días se bebe solamente de esa agua.<br />
También son eficaces las infusiones de hojas de olivo.<br />
Verrugas. Para las verrugas se restregaba la carne<br />
de un caracol o una babosa colgándolo a continuación<br />
de un hilo de coser y conforme se secaba el animal<br />
desaparecía la verruga. Las cataplasmas de ajo son muy<br />
eficaces como así mismo la vaina de un guisante por la<br />
parte interior, y poner unas hojas de enebro entre las<br />
dos mitades de una manzana sana y guardarlas en un<br />
lugar oscuro, arrancando una mata de cereal de raíz se<br />
corta frotando la verruga se vuelve a plantar con la raíz<br />
hacia arriba en un lugar húmedo y conforme el tallo se<br />
vaya perdiendo desaparecerá.<br />
Estos remedios entre lo mágico y lo supersticioso,<br />
pero de hecho eficaces, bastan, en la mayoría de los<br />
casos, creer en ellos.<br />
Ya como recuerdo final de épocas en que el<br />
médico no llegaba a los medios rurales, citemos el hecho<br />
muy generalizado de sacar los enfermos a los caminos,<br />
principalmente a los cruceros por si alguien que había<br />
padecido esa enfermedad pasaba por allí y le diera el<br />
remedio.
EL MUNDO VEGETAL EN LA TRADICION DEL NORESTE<br />
DE MURCIA (COMARCA DEL ALTIPLANO)<br />
Introducción<br />
La rama de la etnología que se ocupa de la relación<br />
del hombre con las plantas, en su más amplio sentido,<br />
es la Etnobotánica. Se trata de una especialidad<br />
joven en nuestro país, que sin embargo acaba de cumplir<br />
cien años como ciencia interdisciplinar, desde que<br />
el arqueoetnobotánico norteamericano). W. Harsbherger<br />
creara el término en 1896.<br />
La relación de las plantas con la humanidad se<br />
remonta a los orígenes de ésta. La especie humana se ha<br />
formado como tal, en última estancia, gracias a las plantas<br />
con las cuales ha coevolucionado desde hace millones<br />
de años.<br />
España en general y la Región Sudeste de la<br />
Península Ibérica en particular, son zonas muy ricas para<br />
emprender estudios sobre el conocimiento tradicional<br />
de los vegetales, saber que todavía se mantiene vivo,<br />
aunque en claro declive. La alta diversidad biogeográfica<br />
y el mestizaje cultural existentes, son los motivos de esta<br />
riqueza etnobotánica.<br />
El mundo vegetal<br />
Lo que entendemos corrientemente por vegetales<br />
o plantas agrupa en realidad varios reinos biológicos<br />
que, clásicamente, se estudian en la disciplina llamada<br />
Botánica. Son los reinos vegetal, de los hongos y<br />
Protoctista (que agrupa diversos grupos vegetales primitivos<br />
y otros seres vivos).<br />
Se calcula la biodiversidad vegetal actual de la<br />
Tierra en unas 200.000 o 250.000 especies de plantas,<br />
adaptadas a todos los medios terrestres y acuáticos posibles,<br />
de las que el hombre usa o conoce menos de<br />
30.000. De éstas, ha domesticado en cultivo menos de<br />
3.000. En realidad, la supervivencia de la humanidad<br />
Emilio Blanco Castro y Ginés Muñoz Verdú<br />
173<br />
MU. Paisaje vegetal<br />
depende de no más de un centenar de especies. De estos<br />
datos se puede deducir el potencial que tiene la flora<br />
silvestre para el futuro. Cada año encuentran nueva<br />
aplicación en alimentación, terapeutica o en la industria<br />
una media de 10 nuevas especies.<br />
España es un país muy rico en flora en relación<br />
al resto de países europeos. Ello es debido a nuestro<br />
pasado geológico, nuestro variado clima y nuestra compleja<br />
topografía. Se calculan en unas 7.000 las especies<br />
silvestres presentes, de las cuales unas 2.000 son exclusivas<br />
de nuestro territorio. Destaca Canarias en primer
lugar, seguido de las Cordilleras Béticas, Sureste árido<br />
(Almeria y Murcia) y Baleares, como las regiones privilegiadas<br />
en cuanto a la diversidad de su flora y presencia<br />
de endemismos (especies de presencia exclusiva).<br />
Unas 200 especies se encuentran en peligro de extinción<br />
en nuestro país por diversos motivos, la mayoría<br />
por causas antrópicas.<br />
Pero la flora de un país está compuesta no sólo<br />
por las especies espontáneas sino también por las cultivadas<br />
e introducidas por el hombre a lo largo de la historia.<br />
Del total de la flora de un país, la etnobotánica se<br />
encarga del estudio de la que es útil o perjudicial para<br />
el hombre, unas 1.500 especies en en caso de España.<br />
Podemos establecer clasificaciones<br />
etnobotánicas basadas en la utilidad o uso de las plantas,<br />
así se habla de plantas alimenticias, medicinales,<br />
tóxicas, forrajeras, aromáticas, maderables, textiles, ornamentales,<br />
narcóticas, ceremoniales, etc.<br />
Las denominaciones popular y científica correctas<br />
de las plantas, son el punto de partida y la base de<br />
estos estudios. Ambos nombres son de gran interés y<br />
no excluyentes. Los primeros son locales, se refieren a<br />
una región geográfica determinada; los segundos son<br />
universales, se citan en latín con dos palabras que también<br />
tienen su significado dado por los botánicos que<br />
describieron la especie por primera vez.<br />
Entre todos los autores que han tratado el tema<br />
de los usos de las plantas en nuestro país destaca la figura<br />
del farmacéutico-botánico Pío Font i Quer, que nos<br />
dejó una obra clásica de referencia, que sigue vigente y<br />
cuya labor debe continuarse (FONT QUER, 1961).<br />
El etnobotánico trabaja en el campo recopilando,<br />
mediante entrevistas o grabaciones y fotos, el saber<br />
popular sobre las plantas, que luego compara con la bibliografía<br />
disponible, obteniendo así conclusiones.<br />
Cualquier lugar puede ser una fuente inestimable de<br />
datos. Los informantes o informadores más adecuados<br />
son aquellas personas con mucha experiencia de campo<br />
y enrraizadas profundamente en su tierra, tales como<br />
pastores, cabreros, guardas forestales y, en general, hombres<br />
y mujeres mayores con gran experiencia vivida,<br />
aunque no tengan ningún tipo de estudios y con las<br />
cuales es un placer charlar, conversar o escuchar de ellos<br />
cómo era su modo de vida en un pasado reciente.<br />
La tradición en la comarca del Altiplano murciana<br />
A continuación vamos a poner algunos ejemplos<br />
de diferentes grupos de plantas útiles referidos a la<br />
región interior del NE de Murcia recopilados en Jumilla<br />
y Yecla.<br />
174<br />
Hay plantas de las que todo se aprovecha y<br />
podemos considerarlas una verdadera panacea, es el<br />
caso de la trilogía mediterránea formada por el olivo, la<br />
viña y el cereal, pero la mayoría de las plantas útiles se<br />
encuadran en alguno de los siguientes grandes apartados<br />
del ciclo vital humano: alimentación, salud, cultura<br />
material y cultura no material.<br />
Por supuesto no entraremos en lo que se puede<br />
llamar la cultura del vino de la comarca del Altiplano y<br />
zona de influencia, por ser un tema muy extenso, pero<br />
es de todos conocido la importancia de la vid (Vitis<br />
vinifera) en toda la comarca.<br />
Dentro del campo de la alimentación destaca<br />
las plantas silvestres comestibles, ya sean crudas en ensaladas<br />
o cocinadas. Estas plantas tuvieron gran importancia<br />
en esta zona en los llamados años del hambre<br />
(años 40). Destacaremos los collejones (Moricandia<br />
arvensis ), las collejas (Silene alba), las acelgas silvestres<br />
(Beta vulgaris y B. marítima), los cerrajones(Sonchus sp.<br />
pl.) o el pan de pastor (sin determinar).<br />
Dentro de las plantas comestibles cultivadas,<br />
hay centenares de razas o variedades locales que se pierden<br />
por el desuso y el abandono de su siembra. Esto<br />
constituye una perdida genética irreversible. Por poner<br />
algún ejemplo citaremos el cultivo, antaño tan popular,<br />
del ginjolero (Zizyphus jujuba) en Murcia; con decenas<br />
de variedades, cada vez más escasas de encotrar en la<br />
Región, ya que su cultivo se está perdiendo junto con el<br />
saber popular respecto a él. Su fruto es muy rico y vitamínico.<br />
Otro tanto ocurre con otros frutales como la<br />
pereta (variedad enana de pera) o algunas variedades<br />
semidomesticadas de tapenera (Capparis spinosa).<br />
Alcaparra (Capparis spinosa).<br />
Plantas medicinales<br />
En el apartado de las plantas medicinales la lista<br />
de ejemplos que se puede poner es muy grande, desde<br />
el hiperconocido romero (Rosmarinas officinalis), muy
usado para la circulación de la sangre en toda la provincia,<br />
hasta la utilización de determinadas plantas mágicas,<br />
todavía vigentes, que curan enfermedades, como<br />
veremos más abajo.<br />
El romero, aunque abundante, se recoge en determinadas<br />
zonas murcianas con fines industriales (para<br />
destilación de la esencia) y en tal cantidad que ya se ha<br />
lanzado la voz de alarma por parte de algunos grupos<br />
ecologistas, como ANIDA de Yecla.<br />
Son muy populares en cocimiento y se usan todavía<br />
bastante, en los pueblos de Yecla y Jumilla, aunque<br />
en diferentes proporciones, las siguientes plantas<br />
medicinales: tomillo (Thynius spp.), rabogato o cañamillo<br />
(Sideritis spp.), cantueso (Lavandula stoechas), manzanilla<br />
(Matricaria chamomilla), regaliz (Glicyrrhiza glabra).<br />
Con dichas especies junto con la cascara de naranja<br />
(Citrus aurantium), higos secos (Ficus carica) y mondadura<br />
de plátano (Musa paradisiaca), se fabrica un preparado<br />
anticatarral muy popular y efectivo; cada familia<br />
hace su propia mezcla variando los componentes. Los<br />
cañamillos (Sideritis spp.) no solo son medicinales, también<br />
se usan para el aderezo de las aceitunas.<br />
Endemismi. (Sideritis loetens).<br />
Según testimonio de un vecino de Yecla, «...el<br />
timón real es una yerba que se cría en la Sierra de<br />
Enmedio y que se recogía antes para la tripa. Se maceraba<br />
en aguardiente. Ahora es muy escasa o ya no la<br />
hay. Olía a anís.»<br />
Probablemente se trate de la especie Dictamnus<br />
hispanicus, planta de la familia de la ruda, usada en otras<br />
zonas de Levante como digestiva y estomacal, febrífu-<br />
175<br />
go y antiinflamatorio. Es una especie endémica y escasa<br />
cuya recolección debería estar regulada por ley, se<br />
debe cultivar en vez de recoger de la naturaleza. Está<br />
protegida en la vecina Comunidad Autónoma Valenciana.<br />
En Jumilla, la orinaría (Paronichia argéntea, P<br />
capitata y P. suffruticosa), como su nombre indica, es aquí<br />
usada como un diurético; un «puñaico» de la circularía<br />
(Cuscuta epithymum) se usa en infusión como tónico circulatorio.<br />
El pincelillo (Hipericum ericoides) se utiliza<br />
como vermífugo, mediante una decocción de los<br />
«granillos» o frutos. Otro vermífugo local, usado «para<br />
matar las lombrices», es la teronjina o poleo (Mentha<br />
pulegium).<br />
La beyuga (Arctostaphyllos uva-ursi), como en<br />
otros sitios es diurético, antiséptico urinario y litotrítico<br />
(contra las piedras del riñón). Es otra de las especies<br />
que debería estar protegida estrictamente en la comarca,<br />
ya que solo se encuentra en la Sierra del Carche y en<br />
la de Salinas.<br />
Para el riñón resulta igualmente efectivo una<br />
mezcla de rompepiedra o doradilla (Ceterach officinarum)<br />
y romero. Muchas de estas plantas se toman durante un<br />
novenario, es decir durante nueve días o en días nones,<br />
y en ayunas, siendo el 9 el número mágico por antonomasia.<br />
El perejil (Petroselinum crispum) es considerado<br />
también planta medicinal carminativa, aperitiva y muchas<br />
cosas más. Su uso más famoso fue como abortivo y<br />
anticonceptivo, para ello se fabricaban unos tapones<br />
vaginales de perejil, con esparto y «cornuelo» de centeno,<br />
un poderoso y peligroso abortivo presente en un<br />
hongo (Claviceps purpurea) parásito del cereal. El perejil<br />
está muy asociado al santo San Pancracio, al que se le<br />
coloca, aún hoy, unas ramitas como ofrenda (testimonio<br />
recogido por Rubén Ballesteros de su tía de más de<br />
80 años, Carmen García Garrido en Murcia).<br />
Plantas mágicas<br />
A continuación damos algunos ejemplos de<br />
plantas que podemos denominar mágico-medicinales.<br />
Las hojas del olivo, que son un conocido<br />
hipotensor, se usan aquí también para eliminar las verrugas<br />
de una curiosa manera: Se colocan dos hojas de<br />
«olivera» en cruz, atravesadas. Por cada verruga que se<br />
tenga se hace una cruz. Se entierran y no se vuelve a<br />
pasar más por allí.<br />
Resulta patente en este ejemplo la interrelación<br />
entre los aspectos religioso, supersticioso, medicinal y<br />
botánico. Este tipo de curaciones tienen todavía una gran
vigencia, ya que, en ellas, la medicina oficial no ofrece<br />
soluciones convincentes y la gente siempre confía más<br />
en el curandero/a que en el facultativo.<br />
El mal de ojo es una dolencia no reconocida por<br />
la medicina oficial que sin embargo tiene una importancia<br />
y vigencia total en algunas zonas como éstas del<br />
interior de Murcia. Es común el uso de amuletos para<br />
luchar contra el mismo. Las almendras dobles, mellizas<br />
o «mergizas», son consideradas en Jumilla como un<br />
objeto que se ha de llevar siempre en el bolso o en el<br />
bolsillo contra los dolores. Hay almendros (Prunus<br />
amigdalus) que dan con frecuencia estas semillas anómalas.<br />
El marrubio o manrrubio (Marrubium vulgare,<br />
M. supinum y M. alysson) se usa contra la hepatitis, utilizando<br />
para ello otro curioso rito de trasposición de la<br />
enfermedad (llamada «aliacán»), mediante un diálogo<br />
con la planta. Se cogen unos granos de sal y se busca un<br />
manrrubio sano, al que, si es por la mañana, se le dice:<br />
"Buenas tardes Sr. Manrrubio, que le vengo a visitar,<br />
con estos poquicos orines y estos granicos de sal.<br />
A continuación se orina sobre la planta y se<br />
echan los granos de sal, se vuelve la espalda y se marcha<br />
uno sin mirar atrás. El rito se repite por la tarde<br />
pero diciendo buenos días y así durante tres días, con lo<br />
que la planta se seca y se cura la enfermedad.<br />
Los herpes se curan practicando otro rito diferente<br />
en el que se reza una oración a la Virgen que cita<br />
el zumo de hinojo (Foeniculum vulgare).<br />
En el campo de la veterinaria popular el torvisco<br />
(Daphne gnidium) es una planta muy usada en toda la<br />
región mediterránea. Se ataba una correa de rama de<br />
torvisco al cuello de un animal luxado para que este se<br />
curara. De igual manera se colocaba el cardo sanjuanero<br />
(probablemente se trate de Eryngium campestre) en los<br />
gallineros para librarles del piojillo.<br />
Por último, dentro de este apartado podemos<br />
añadir aquellas plantas consideradas de mal agüero,<br />
como la muy conocida higuera (Ficus carica), de cuya<br />
sombra se alejan o evitan lo más posible. No se recomienda<br />
echar la siesta bajo este árbol y tampoco poner<br />
las cabras u ovejas.<br />
Otros usos<br />
Hay plantas que no siendo alimenticias ni medicinales<br />
tienen gran importancia en la actividad humana.<br />
El esparto (Stipa tenacissima) fue importantísimo<br />
como planta textil, hoy en día se encuentra en total decadencia.<br />
El uso de la madera es imprescindible para el<br />
176<br />
Esparto.<br />
hombre, hemos de diferenciar la madera tradicional de<br />
la que tiene un origen comercial o industrial.<br />
Para los badajos se usaba tradicionalmente la<br />
madera de espino negro (Rhamnus lycioides), la carpintería<br />
tradicional de antes se basaba sobre todo en el pino<br />
carrasco (P. halepensis) y en el nogal (Juglans regia). Hoy<br />
en día Yecla posee una floreciente industria del mueble,<br />
cuya importancia no se puede dejar de nombrar aquí,<br />
pero para la que se utilizan en su mayoría maderas comerciales<br />
importadas y chapadas (haya, pino, pino rojo,<br />
abeto, etc, y maderas tropicales) que nada tienen que<br />
ver con el propósito de este trabajo, que podría ser motivo<br />
de otro estudio futuro.<br />
Las barrillas son plantas con las cuales, quemadas,<br />
se obtenía sosa o barrilla para la elaboración de jabones<br />
o lejía. Esta importante industria, en el pasado de<br />
provincias como Murcia y Alicante, decayó cuando se<br />
sintetizó químicamente la sosa Solvay. Para fabricar la<br />
barrilla se usaban plantas tales como las sosas,<br />
salicornios o halicornios (Salsola kali) y los llamados aquí<br />
salaos (Atriplex halimus y otras). Todas ellas plantas de<br />
la familia quenopodiaceas, muy ricas en sales y que crecen<br />
en terrenos salitrosos. El citado salao (A. halimus) es<br />
usado también en Jumilla, en decocción, para curar los<br />
«pies abiertos» (esguince, torcedura, dislocación).<br />
Según consta en los Archivos del Ayuntamiento<br />
de Yecla, antes de la llegada de la luz eléctrica, en el<br />
s. XVI, se usaba para el alumbrado público la resina de<br />
almáciga, que se obtenía de los frutos del lentisco<br />
(Pistacia lentiscus). Actualmente el lentisco es muy escaso<br />
en la zona, ya que además de ser una planta que huye
Barrilla (Halogeton Sativus).<br />
del frió invernal, debió de ser muy buscada en aquella<br />
época. Existen algunos topónimos actuales como testigo<br />
de las zonas donde se extraía antiguamente esta resina:<br />
El Lentisco o la solana de El Lentiscar, lugares donde<br />
hoy es escaso el matorral. Su madera es roja, muy<br />
bella y aromática, para ser usada en ebanistería. En<br />
medicina popular las astillas son consideradas<br />
antiodontálgicas, o sea, para mitigar el dolor de muelas.<br />
A parte de los citados topónimos, en los términos<br />
de Jumilla y Yecla abundan otros que aluden a nombres<br />
de plantas (fitotopónimos): El Barranco del<br />
Madroñal (alude a Arbittus unedo), El Carrasquillo, la<br />
Hoya de la Carrasca (alude a la presencia de Quercus<br />
ilex subsp. ballota) o el paraje conocido como Pino Doncel,<br />
precioso nombre con que se conoce en la zona al<br />
esbelto pino piñonero (Pinus pinea).<br />
Pasando al capítulo de las plantas ornamentales,<br />
hemos de decir que la jardinería no es de ahora. Entre<br />
las especies cultivadas en macetas, en patios o ventanas<br />
encontramos originales denominaciones. Tienen una<br />
tradición secular el cultivo de diversas variedades de<br />
gitanillas (Pelargonium peltatun), gladiolos (Gladiolus<br />
communis.), la marisielva (Salvia officinalis), la jazminera<br />
(Jasminum officinale), la pasionaria (Passiflora sp.) o las<br />
amazonas (Lilium candidum), así como las marquesonas<br />
(Xanthosoma sp.), la flor de misto (Campanula sp.) o los<br />
cilindros (Philadelphus coronarius).<br />
Las creencias agrometereológicas locales atribuyen<br />
protagonismo a la cebolla (Allium cepa). Para predecir<br />
el tiempo que va a hacer todo el año (cabañuelas),<br />
la Noche de San Juan, se cogen doce cascos de bulbo de<br />
cebolla, que se corresponden a los 12 meses de año. En<br />
cada uno se pone un grano de sal gorda, a la mañana<br />
siguiente los cascos que aparecen con aguilla, se corresponden<br />
con los meses que van a ser lluviosos.<br />
La luna rige aquí, como en casi toda España, el<br />
crecimiento de las plantas y la maduración de los frutos.<br />
En menguante se siembra en grano y se deposita el<br />
estiercol para que no se estropee. Al labrar con viento<br />
177<br />
del norte no crecen las malas hierbas.<br />
El refranero local está lleno de alusiones vegetales<br />
a éstas y a otras creencias. Algunas recogidas por<br />
nosotros son:<br />
«Cuando los pinos entran en savia, las mujeres están<br />
que rabian».<br />
«Si quieres la viña moza, pódala con la hoja».<br />
«Llenarle a uno el cuerpo de guijas» es una expresión<br />
que se dice . Las guijas son los frutos de una leguminosa,<br />
Lathyrus sativus, que se cultivó antiguamente y que hoy se<br />
encuentra muy escasa.<br />
«Estar más amargo que la retama» (Retama<br />
sphaerocarpa) o «estar más amargo que la tuera» (Citrullus<br />
colocynthis).<br />
Una última curiosidad relativa a los que podemos<br />
llamar sucedáneos del tabaco en tiempos de escasez,<br />
nos referimos en este caso a la jara blanca (Cistus<br />
albidus), que, seca, se usaba para este fin, y de lo cual no<br />
tenemos constancia en ninguna otra zona de España.<br />
Ahora el Cannabis ha invadido los ambientes juveniles,<br />
aquí y en todas partes, se fuma mezclado con<br />
tabaco. Es una resina resultante del exudado de la planta<br />
del cáñamo (C. sativa var. indica), procedente ilegalmente<br />
de Marruecos o de cultivos caseros. Tema complejo<br />
y debatido, pero que sin duda constituye actualmente<br />
una planta usada de considerable importancia<br />
social y económica. Su uso moderado, si bien no tiene<br />
gran importancia para la salud de los adultos (menos<br />
que el alcohol o el tabaco en cualquier caso), sí la puede<br />
tener en adolescentes o personas mentalmente<br />
inmaduras, como está demostrado sobradamente. En<br />
todo caso es también un tema objeto de estudio de la<br />
etnobotánica, de la que hemos tratado de dar una visión<br />
de conjunto.
Bibliografía<br />
OBON & D. RIVERA. (1994). Introducción al mundo de las plantas medi<br />
cinales en Murcia. Ayto. de Murcia. Murcia.<br />
OBON & D. RIVERA.(1991). Las plantas medicinales de nuestra región.<br />
Ed. Regional de Murcia. Colección Documentos Serie Medio Ambiente<br />
3. Murcia.<br />
OBON & D. RIVERA.(1995). Las plantas, las esencias y los perfumes. Ayto<br />
de Murcia. Murcia.<br />
FONT QUER (1961). Plantas medicinales. El Dioscórides renovado. Ed.<br />
Labor. Barcelona.<br />
GRANZOW DE LA CERDA , I. (ed.) (1993). Etnobotánica. El mundo<br />
vegetal en la tradición. Centro de la Cultura Tradicional. Diputación de<br />
Salamanca<br />
JORDÁN J.F. & A. DE LA PEÑA (1992). Mentalidad y tradición en la<br />
sierra de Yeste y de Nerpio. Instituto de Estudios Albacetenses.<br />
RÍOS, S.(1997). Informe sobre las plantas medicinales y aromáticas en el<br />
Sureste de España. Inédito.<br />
Agradecimientos<br />
A Juana Martínez Yago y a Liborio Ruiz Molina,<br />
del Ayuntamiento de Yecla. A los informantes principales:<br />
José Antonio Gómez, Asunción Verdú, Asunción<br />
Simón, Juan Cristobal, Tomás Muñoz, Eulalia Muñoz,<br />
Pedro y Juana «la Picosala».<br />
178
APUNTES Y CURIOSIDADES SOBRE SUPERSTICION<br />
Y MEDICINA POPULAR<br />
Para poder explicar de una forma correcta y<br />
corriente parte de lo que se conoce sobre superstición y<br />
medicina popular, sería necesario todo un ciclo de<br />
conferencias. El tema es abundante, ya que es tan antiguo<br />
como la humanidad. Yo, solo pretendo esta noche, esbozar<br />
algunos apuntes y resaltar ciertas curiosidades que<br />
siempre me han llamado la atención y que las estimo<br />
interesantes. En fin, lo único que quiero es, que todos<br />
pasemos un buen rato y a la vez conozcamos ciertas<br />
costumbres del pueblo llano, y que a pesar de haber<br />
pasado los siglos, algunas aún se conservan. El progreso<br />
de la época que nos ha tocado vivir, ha hecho que la<br />
superstición casi desaparezca, debido a la cultura y al<br />
conocimiento de las cosas. No ocurre lo mismo con la<br />
medicina natural, que ha sido la empleada por el pueblo;<br />
ya que cada día es mayor el número de personas que<br />
acude a ella y la practica. Estas enseñanzas médicas han<br />
sido transmitidas de generación en generación desde el<br />
principio de los tiempos, hasta llegar a nuestros días.<br />
La medicina popular, en parte, ha estado ligada<br />
con la superstición y la magia. Al igual que éstas, en una<br />
mayoría de casos, tiene una relación con lo religioso.<br />
Superstición, es toda creencia extraña a la fe<br />
religiosa y contraria a la razón. Las prácticas supersticiosas<br />
actúan dentro de la religión como elemento de ruptura.<br />
Estas, son residuos de civilizaciones y religiones<br />
anteriores. La religión oficial, absorbió en sus propios<br />
ritos lo que estaba más arraigado en la tradición popular.<br />
Los exvotos, las procesiones, las rogativas y algunas<br />
costumbres que después veremos, tienen un origen<br />
pagano. En la superstición religiosa, hay gestos, palabras<br />
y objetos que se emplean con fines profanos; la Cruz de<br />
Caravaca, entre otros. En la superstición mágica, se<br />
atribuye a objetos, gestos y palabras un poder benéfico o<br />
maléfico. Pueden entrar entre otros: La creencia en el<br />
«mal de ojo» los conjuros, amuletos, valor de algunos<br />
números: 13,17, etc. El poder maléfico de determinados<br />
hechos como: rotura de un espejo, derramamiento de sal,<br />
encuentro con un gato negro. También la creencia en<br />
espíritus, duendes, etc, tienen su origen en una remota<br />
mentalidad animista, o creencia en espíritus que animan<br />
José Puche Forte<br />
179<br />
las cosas. La creencia en brujería, curanderismo, adivinos,<br />
«mal de ojo», etc. son productos de residuos religiosos<br />
dominados por la magia.<br />
En cuanto a la medicina, desde los principios del<br />
ser humano, está influenciada también por la magia y la<br />
religión. En épocas remotas el hombre sufría el azote de<br />
múltiples enfermedades. Creían que el enfermo estaba<br />
poseído por un demonio, al que se le echaba fuera por<br />
medio de rituales de curación. Los conjuros,<br />
adivinaciones, amuletos, etc, formaban parte del consejo<br />
práctico como diagnóstico y terapia. Sería muy amplio el<br />
enumerar casos. No obstante, cuentan, que los<br />
babilónicos no conocían los médicos. Sus enfermos eran<br />
sacados a la plaza del mercado, para los que por allí<br />
pasaban, pudieran dar su consejo. Los celtas, llevaban<br />
algunas plantas medicinales sujetas al cuerpo a modo de<br />
amuleto. También realizaban hechizos orales que<br />
invocaban a los demonios de la enfermedad. Los griegos,<br />
se basaban en el poder curativo de la naturaleza. Pero,<br />
fueron los frailes de la Edad Media, los que más<br />
estudiaron la medicina. Los monjes médicos, entre otras<br />
cosas, eran expertos en plantas medicinales, éstas, eran<br />
cultivadas en los huertos de los conventos. Pero el<br />
Concilio de Clemont, prohibió en el año 1130 las prácticas<br />
médicas a los clérigos. En la medicina antigua, el<br />
tratamiento del enfermo lo llevaban conjuntamente el<br />
médico, el conjurador y el vidente. También se requería<br />
para su práctica, unos conocimientos sobre astrología,<br />
sobre todo para realizar sangrías o purgas, como luego<br />
veremos.<br />
La medicina oficial, por medio de investigaciones<br />
se fue apartando cada vez más de las prácticas populares,<br />
pero recogió de éstas el conocimiento de las plantas<br />
medicinales y, algunas otras cosas. Y en ocasiones,<br />
también ha recurrido a curanderos para solucionar casos<br />
complicados.<br />
El curandero, atribuye su poder a una fuerte fe,<br />
que le hace ver el mal que padece el enfermo. Es por ello,<br />
que una gran mayoría de estos se rodean de imágenes<br />
religiosas para que le influya en la curación del paciente.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una de las<br />
más habituales en una gran mayoría de curanderos. En<br />
cuanto a los métodos para sanar, unos empleando la<br />
imposición de manos sobre el enfermo, otros aplican su<br />
propia saliva sobre la parte dañada y los hay: que<br />
invocan a Dios y a los santos en salmos y oraciones.<br />
Aunque en este terreno hay mucha superstición y<br />
también personas que viven del cuento, no cabe duda de<br />
que existen verdaderos curanderos, aunque en número<br />
más, bien escaso. Algunos han llegado a tener gran<br />
prestigio y son muy eficaces en sus sanaciones. Pero la<br />
verdad de la sanación, está en la mente del enfermo y en<br />
la fe que este deposite en el sanador, que a fin de cuenta<br />
es la que en una mayoría de casos obra verdaderos<br />
prodigios.<br />
El pueblo llano, aprendió a lo largo de los tiempos,<br />
de unos y de otros, el conocimiento de la naturaleza<br />
empleando las plantas como medicina. Quizás también<br />
aprendió de los animales el uso de ciertas plantas al<br />
observar que estos las comían. A la vez cogió parte de los<br />
rituales mágico-religiosos, empleándolos ya como<br />
medicina o como superstición ante lo desconocido o<br />
hacia aquello que le producía temor. Aunque nos parezca<br />
extraño, medicina, superstición y religión, tienen unos<br />
lazos de unión en cuanto a las creencias populares, como<br />
después se verá.<br />
Sentaremos las bases diciendo, que la salud es<br />
una cuestión de equilibrio o lo que es lo mismo, una<br />
conjunción de lo mental, lo astral o etérico y lo físico El<br />
ánimo alegre conserva la buena salud, el ánimo triste, la<br />
destruye. La quietud y el sosiego del espíritu alarga la<br />
vida. No olvidemos aquello de: «Mente sana, cuerpo<br />
sano». Conservar la templanza en el comer y en el beber<br />
es causa de bienes corporales. El abuso y el desequilibrio,<br />
es el mayor mal para el organismo. Me vienen a la mente<br />
dos dichos populares que encierran una gran verdad.<br />
Uno dice: «Hay que almorzar como un rey, comer como<br />
un príncipe y cenar como un mendigo. El otro: «quien<br />
come poco, cena menos y duerme en alto, siempre está<br />
bueno».<br />
Uno de los remedios muy empleados en la<br />
medicina oficial, y en menor escala en la popular, han<br />
sido las sangrías. Esta, es una de las prácticas más<br />
antiguas. Como se sabe, eran realizadas por el físico.<br />
Pero quienes más la practicaban eran los barberos, sobre<br />
todo en las capas populares. Las sangrías, eran empleadas<br />
en afecciones febriles, estados pletóricos, enfermedades<br />
cardíacas, pulmonares, renales, hepáticas, etc. Consistía<br />
esta, en abrir una vena y extraer del cuerpo de 250 a 500<br />
centímetros cúbicos de sangre, para mejorar la circulación<br />
sanguínea. A principios del pasado siglo, fue cuando<br />
más se abuso de ella. Hoy en día, casi no se practica,<br />
salvo en algún caso urgente.<br />
Decían los antiguos, que al hacer una sangría,<br />
deben de tenerse en cuenta cuatro cosas: El tiempo, la<br />
edad, la costumbre y la virtud del paciente. Se han de<br />
180<br />
observar, hora de elección y hora de necesidad. La hora<br />
de elección debe ser la caliente después de haber salido<br />
el sol. El estómago debe estar libre de alimentos y<br />
evacuado el vientre, y es necesaria la advertencia de los<br />
astrólogos. La hora necesaria es, cuando esta es urgente<br />
y pides sangría, como: en fiebre aguda, un frenesí, una<br />
esquinancia o angina, etc., las cuales no admiten pérdida<br />
de tiempo, ni consideraciones astronómicas, ya que en<br />
minutos puede sobrevenir la muerte. Es peligroso y<br />
temerario sangrar a alguien, estando la luna en signo<br />
predominante. De observarlo, puede suceder lo contrario<br />
a lo que se desea.<br />
Había tablas zodiacales que indicaban el signo<br />
que correspondía a tal parte del cuerpo, y por medio de<br />
la influencia de éstos, aconsejaban si la sangría podía ser<br />
buena, mala o indiferente.<br />
También se enumeran las partes del cuerpo que se<br />
han de sangrar, con arreglo a la enfermedad que se<br />
padece, o el resultado que se desee conseguir. Esto sería<br />
muy extenso de contar. Como curiosidad, solo diré<br />
algunos de los puntos en que éstas se realizaban. Uno de<br />
ellos, era la vena del centro de la frente, en cada ángulo<br />
del ojo, o la parte interna del labio superior. También en<br />
la vena cefálica o debajo de las rodillas, en la sáfena,<br />
debajo de los carrillos, debajo de la lengua y en el brazo,<br />
que era lo más corriente.<br />
También se indicaba el carácter del individuo al<br />
que se le ha de hacer: a los coléricos, era muy provechoso<br />
sangrarlos estando la luna en signo acuoso, como: Piscis<br />
y Escorpio. A los flemáticos, es de gran utilidad hacerlo<br />
cuando la luna está en signos cálidos (excepto Leo),<br />
Aries y Sagitario. A los melancólicos cuando está la luna<br />
en signos aéreos (excepto Géminis), Libra y Acuario. Y<br />
a los sanguíneos, se puede sangrar en cualquier signo<br />
que se halle la Luna, guardando las reglas de medicina<br />
y las advertencias astronómicas antes apuntadas.<br />
Para hacer sangrías también eran empleadas en la<br />
medicina antigua las sanguijuelas. Éstas tenían dos<br />
finalidades, disminuir la cantidad total de sangre, o solo<br />
la sangre de un órgano congestionado. También se<br />
aplicaban en el tórax en caso de neumonía. Al igual que<br />
ocurría con las sangrías, las sanguijuelas, también eran<br />
aplicadas por los barberos que cuidaban de estos animales<br />
con sumo aprecio.<br />
Otro de los sistemas empleados, eran las ventosas.<br />
Consistían éstas en vasos o campanas, generalmente de<br />
vidrio, que se aplicaban sobre la piel, enrareciendo el<br />
aire interior al quemar una cerilla o estopa. Estas<br />
producían una irritación local en la piel. Se podían<br />
colocar también sobre una superficie sajada. Su finalidad<br />
era descongestionar un órgano de sangre, por ejemplo,<br />
el pulmón. En la antigüedad, también se requería un<br />
conocimiento de la astrología para aplicar las ventosas.<br />
Una de estas normas era que se podían dar en cualquier<br />
signo que esté la Luna, excepto en Tauro. Al igual que en
la sangría, éstas, también tenían diferentes puntos de<br />
aplicación: en el centro de la cabeza, quitaba la hinchazón<br />
del rostro, hedor de narices y comezón de los ojos.<br />
Debajo de los muslos, servía para evitar ciertas<br />
enfermedades que se llaman hemorroides.<br />
Las purgas también eran muy aplicadas<br />
antiguamente, y se debía tener muy en cuenta la<br />
astrología ya que si la purga es bebida conviene, que la<br />
Luna esté en Escorpio. Si ésta fuese sólida o pastosa, la<br />
Luna debe estar en Cáncer, si es en pildoras en Piscis.<br />
Teniendo en cuenta esta regla, los efectos son buenos y<br />
salutíferos. No era conveniente tomarla en los días<br />
caniculares, ni en los de grandes fríos. Tampoco se<br />
debían tomar, estando la Luna en signos de animales<br />
que rumien, como son: Aries, Tauro y Capricornio. Estas<br />
reglas se debían de guardar también en los días<br />
equinocios y solsticios. El mejor tiempo para aplicar la<br />
purga era la primavera.<br />
Estos antiguos sistemas que cabalgaban entre la<br />
medicina oficial y la popular, y en parte mágica, los he<br />
expuesto a modo de curiosidad, ya que los avances de la<br />
medicina actual han dejado todos estos sistemas como<br />
pura anécdota.<br />
He de decir también, que hay medicamentos<br />
empleados por la medicina oficial que han llegado a<br />
hacerse muy populares. Entre ellos: las pastillas «Juanola»<br />
y las «Valda», el ungüento «Cañizares», la «Pomada del<br />
Diablo», el «Ceregumil», los parches «Sor Virginia», etc.<br />
Visto este punto, sobre la medicina antigua,<br />
entraremos a enumerar las supersticiones en sus<br />
diferentes conceptos. Y para finalizar, hablaré de las<br />
plantas medicinales, que a fin de cuentas son las que más<br />
se identifican con la medicina popular. Pero antes,<br />
quisiera dejar bien claro, que la superstición siempre<br />
que no altere negativamente nuestras vidas nada tienen<br />
de malo.<br />
Puesto que hemos tratado de algunos sistemas de<br />
la medicina antigua ahora hablaremos de las<br />
supersticiones que en todo o en parte estén relacionadas<br />
con este tema. Ya durante el siglo XVII, tuvieron gran<br />
auge las curas mágicas. Una de ellas, era el llamado<br />
«ungüento de armas», que por su efecto de acción a<br />
distancia, permite curar, no extendiendo ésta sobre la<br />
herida, si no sobre el arma manchada de sangre.<br />
Otras de las supersticiones curativas consistía, en<br />
que la sangre, aún caliente, del enfermo se introducía en<br />
un huevo vacío; éste, se colocaba bajo una gallina para<br />
incubarlo. Después, se mezclaba esta sangre con carne,<br />
y se daba de comer a un perro o a un cerdo. La<br />
enfermedad, no tarda mucho en abandonar el cuerpo<br />
del enfermo, pasando al animal.<br />
También fueron famosas las «imágenes para<br />
tragar». Eran éstas, como especie de aleluyas, que<br />
181<br />
llevaban impresa una imagen religiosa. Una de las más<br />
importantes, representaba al Sagrado Corazón de Jesús.<br />
Eran consideradas por la medicina popular como<br />
estimulante y remedio, unidas al rezo del Santo Rosario.<br />
También era muy curiosa la de los polvos para<br />
atajar la sangre. Estos polvos se preparaban echando en<br />
un puchero nuevo ranas de laguna. Se tapa éste con<br />
barro y se pone al fuego para que se tueste bien. La costra<br />
que dichos animales dejan en el puchero son rascadas<br />
con un cuchillo. Al secarse este polvo se aplica sobre la<br />
herida.<br />
Para curar la tosferina, se liaba la piel seca que<br />
cambian las serpientes en un pañuelo y este se rodeaba<br />
anudándolo al cuello, llevandolo durante varios días.<br />
Cuando el pañuelo se manchaba por el uso y la piel se<br />
deshacía había que repetir la operación con otro pañuelo<br />
y otra piel. Así hasta que desaparecía el mal. Respecto a<br />
esto, he de decir que la piel seca que cambian las culebras,<br />
era muy apreciada por los agricultores, pues según ellos,<br />
dándolas a comer a las caballerías era un remedio efectivo<br />
para curar los resfriados. Para curar los resfriados y<br />
males de garganta, se mojaba el dedo en aceite del<br />
candil, haciendo tres cruces en el hueco del cuello del<br />
enfermo, a la vez que se decía la siguiente oración: «La<br />
Virgen María cuando por el mundo andaba, con aceite<br />
del candil, los males curaba». Esto, se repetía durante<br />
varios días hasta que desaparecía el mal. Estas dos<br />
últimas, cabalgaban entre la superstición y la medicina,<br />
ya que se utilizan medios con propiedades curativas.<br />
Una superstición muy curiosa y que dicen que a<br />
veces da resultado es la empleada para curar «orzuelos».<br />
El remedio consiste en anudar las puntas o faldones de<br />
la camisa delante de la barriga, y se pasa con suavidad<br />
sobre el «orzuelo» una llave hueca tres veces al día hasta<br />
que el mal desaparezca.<br />
Llevar una hoja de cardo setero encima, era bueno<br />
para el escaldamiento.<br />
Había otra que era un poco fuerte de realizar, y se<br />
empleaba para que los niños dentaran bien. Esta consistía,<br />
en cortar la mano derecha de un ardacho o lagarto al que<br />
había que dejar vivo. Se metía ésta en una pequeña bolsa<br />
de tela y se cosía a la ropa del niño.<br />
Otra, era la empleada para curar el colorín o<br />
sarampión. Consistía esta en poner en los cristales de la<br />
ventana y sobre la bombilla que iluminaba la estancia<br />
del enfermo papel de manila o de seda rojo para que la<br />
luz que el paciente recibía fuese de este color. Con ello<br />
desaparecían antes las manchas rojas del cuerpo. Puede<br />
que esto tuviese una razón sicológica o física sobre el<br />
organismo. La verdad es, que esta prueba era muy<br />
empleada, y funcionaba.<br />
Una de las supersticiones más populares eran las<br />
practicadas para quitar las verrugas; había varias de
ellas. La más cómica consistía en contarse las verrugas<br />
que uno tenía cogiendo tantas piedras como número de<br />
verrugas, y liándolas en un pañuelo se llegaba a una casa<br />
y se decía: ¿Está Pedro? Y por lógica contestaban ¿Que<br />
Pedro?. El interesado, lanzando al interior de la casa el<br />
pañuelo con las piedras, decía al mismo tiempo: «Que<br />
tome las verrugas que no las quiero». Pasando las<br />
verrugas a los que allá vivían.<br />
Otro de los sistemas para las verrugas consistía<br />
en ponerse de espaldas a una retama, y sin mirar hacer<br />
en uno de sus tallos más tiernos tantos nudos como<br />
verrugas se tenían. Conforme el tallo se iba secando,<br />
estas iban desapareciendo. Pero nunca más se debía de<br />
pasar por donde estaba aquella retama.<br />
Una tercera prueba consistía, en coger tantos<br />
caracoles zampencos (de huerta) como verrugas había.<br />
Se clava una estaca de madera en la tierra, se saca a<br />
continuación, y en el hueco que queda se depositan los<br />
caracoles vivos. Deben de caber desahogadamente. Se<br />
tapa la parte superior del hueco (dejando una cámara de<br />
aire donde estos están), con un trozo de madera a<br />
presión o una piedra, hechando tierra encima de forma<br />
que quede disimulado. Hay que guardar el lugar en<br />
secreto.<br />
Había otra que consistía en contar las verrugas y<br />
coger el mismo número de piedras. Estas había que<br />
lanzarlas a un aljibe o pozo con agua. Por aquél lugar no<br />
se debía de volver a pasar. Dicen, que poco a poco<br />
desaparecían.<br />
Según algunos cuentan, también daba resultado<br />
el meter las manos que tenían verrugas, en la pila de<br />
agua bendita de una iglesia, al tiempo que se decía:<br />
«Agua bendita, verruga quita». La verdad es, que para<br />
quitar las verrugas, da buen resultado el frotar sobre<br />
éstas la parte interior y vellosa de una vaina o «colfa» de<br />
haba, durante días. Poco a poco, se blandean y<br />
desaparecen.<br />
Una de las supersticiones más temidas, era la del<br />
aojamiento. Popularmente conocida como «mal de ojo».<br />
Sobre esta superstición, se podrían contar muchas cosas,<br />
pero solo enumeraré las más practicadas y conocidas.<br />
Parece ser, que las personas bisojas tenían más poder en<br />
sus ojos para practicar este mal, y que por lo general,<br />
eran los niños los que más fácilmente caían bajo este<br />
sortilegio. Ocurría a veces, que había personas que<br />
sabían que su mirada tenía poder para producir el «mal<br />
de ojo». Es por ello que procuraban no fijar su vista en<br />
nadie y cuando lo hacían involuntariamente, sobre todo<br />
a niños, debían hacerlos llorar para que el mal no les<br />
produjera efecto.<br />
Los síntomas de la persona que padecía, el «mal<br />
de ojo» eran: fiebre alta, dolor de cabeza, diarreas y<br />
vómitos; y sobre todo, mal color de cara. Había varios<br />
sistemas para evitarlo. Uno de ellos era, llevar una<br />
182<br />
pequeña bolsa de tela llena de sal a la que había que<br />
añadir tres granos de arroz. Esta era cosida<br />
principalmente a la ropa de los niños. Otro de los<br />
remedios empleados era, llevar una tela de balleta o<br />
fieltro de color rojo o grana a modo de pulsera, cuyos<br />
picos debían de sobresalir a los lados. Esta se debía de<br />
llevar oculta. También existía la costumbre de poner una<br />
prenda del revés a los niños para evitar que estos fueran<br />
aojados.<br />
Las pruebas para saber si una persona padecía<br />
«mal de ojo», consistían en llenar una taza de agua a la<br />
que se echaban tres granos de sal. Se mojaba el dedo<br />
corazón de la mano izquierda del aojado en aceite del<br />
candil y se ponía éste sobre la taza, a la cual debían de<br />
caer tres gotas. A la vez, la persona que realizaba la<br />
prueba decía: "Santa Ana, parió a María, Santa Isabel, a<br />
Juan; y la Virgen parió a Cristo sin pecado original. Y así<br />
como esto es verdad, te libre de todo mal»; mientras se<br />
rezaba esta oración se hacían tres bendiciones y si durante<br />
este acto las gotas de aceite se juntaban no existía «mal<br />
de ojo». Si las gotas de aceite se disolvían en el agua era<br />
señal de que la persona padecía el mal. En este caso, la<br />
prueba había que repetirla tres veces al día hasta<br />
desaparecer el mal. Había otra variante, que consistía en<br />
hacer tres cruces sobre el aojado con el dedo pulgar<br />
previamente mojado en aceite del candil. Una en la<br />
frente, otra en la boca y la tercera, en el hueco de la<br />
tráquea. Hay otras oraciones, y fórmulas parecidas,<br />
todas ellas encaminadas a conseguir el mismo fin. Una<br />
vez acabada la prueba, el líquido del recipiente se tenía<br />
que arrojar a la calle para que fuera pisado por la gente.<br />
Otro tipo de supersticiones estaban relacionadas,<br />
algunas con la religión y en algunos casos, legitimadas<br />
por los poderes fácticos, en los que la Iglesia también<br />
formaba parte. Las relacionadas con la religión, eran los<br />
conjuros y rogativas para aplacar las tormentas o<br />
conseguir la lluvia. Todos sabemos que en lo alto del<br />
Cerro del Castillo había un conjuratorio para estos casos.<br />
Nos cuenta Juan Blázquez que en el año 1770, el rayo de<br />
una tormenta mató al presbítero Pedro Ortega y dejó<br />
gravemente herido a su compañero Pedro Ruiz. Para<br />
conjurar las tormentas había todo un ritual y hasta las<br />
campanas tañían cuando aparecían los negros<br />
nubarrones. Debido a la falta de agua en Yecla, las<br />
rogativas a la Virgen, pero sobre todo al Cristo del<br />
Sepulcro pidiendo la lluvia han sido numerosas a lo<br />
largo del tiempo. Estas pueden tener un motivo religioso,<br />
pero lo que sí tiene aspecto de superstición, eran aquellos<br />
jóvenes que acompañaban al Cristo, cargados con<br />
grandes piedras al hombro, las cuales arrojaban con<br />
fuerza al suelo, después de cantar esta copla: «Santo<br />
Cristo del Castillo, Purísima Concepción, socórrenos<br />
con el agua, y danos tu bendición. ¡Misericordia Señor!».<br />
Volviendo después a cargar las pesadas piedras y<br />
repitiendo la escena infinidad de veces a lo largo del<br />
recorrido.<br />
Referente a las tormentas había otra costumbre o
superstición, que era muy popular. Cuando empezaban<br />
los relámpagos y truenos la familia se sentaba alrededor<br />
de una mesa. Puestos sus pies sobre los barrones de<br />
madera, decían la siguiente oración: «Santa Bárbara<br />
Bendita que en el cielo estais escrita, con papel y agua<br />
bendita. En el árbol de la Cruz, ¡Padre Nuestro, amén<br />
Jesús!. Había una variación de este rezo en su terminación,<br />
el cual decía: «En el árbol de la Cruz, digamos mil veces<br />
Jesús. Jesús. En el Ara, Jesús en la frente, Jesús, Jesús...».<br />
Es debido a esto que existía aquella frase tan popular de:<br />
«Solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena».<br />
Había otra especie de conjuro contra las tormentas<br />
dirigido a Santa Bárbara. Aunque no es muy conocido<br />
en Yecla dice así: «Santa Bárbara, Santa Flor, la verdadera<br />
cruz de Nuestro Señor. Donde quiera que esta oración se<br />
diga, el rayo no caerá».<br />
Hay una canción infantil para pedir la lluvia, que<br />
seguro que todos recordaremos, pero con una variante<br />
que posiblemente le fue puesta por la iglesia, ya que en<br />
su origen ésta decía así: «Que Llueva que llueva. La bruja<br />
está en la cueva, los pajarillos cantan, las nubes se<br />
levantan, que sí, que no, que caiga un chaparrón».<br />
Otro de los métodos empleados para protegerse<br />
de las tormentas en los campos, era pintar una gran cruz<br />
con cal en las esquinas de las casas o en las calzadas.<br />
Muchas de ellas, aún se pueden contemplar.<br />
Para alejar las tormentas, también se empleaba la<br />
Cruz de Caravaca, la cual se clavaba al tronco de un<br />
árbol o sobre una puerta. Siempre en lugar visibles para<br />
evitar que por allí pasará el pedrisco arrasandolo todo.<br />
Aún se conservan ejemplares de metal de esta cruz en<br />
casas rurales. Algunas bastante antiguas.<br />
La Cruz de Caravaca es uno de los instrumentos<br />
religiosos más empleados en las supersticiones. Existe<br />
un curioso libro en donde se recogen muchas de las<br />
oraciones dedicadas a diversas cuestiones. Las hay<br />
curativas para el hombre y para el ganado, para salvar la<br />
vida en la guerra, para bendecir casa nueva, de conjuros<br />
para duendes y brujas, para hacer fortuna, etc. Pero por<br />
encima de esto, dicha Cruz, es abogada contra rayos,<br />
centellas y tormentas.<br />
Hay otras supersticiones de tipo religioso, que<br />
aunque no eran empleadas por estos contornos no dejan<br />
de ser curiosas. Una de ellas era, que para conseguir un<br />
buen parto, tenía que decir una misa un capellán que se<br />
llamara Antón debía haber un número de cirios de tal<br />
color, la capa del celebrante tenía que ser de un color<br />
determinado. La misa se ha de decir después de salir el<br />
sol y la preñada tenía que oírla de pie.<br />
La Iglesia, se preocupaba en gran manera por el<br />
momento del parto. Es por ello que la matrona que lo<br />
asistía, tenía que ser examinada de Doctrina Cristiana y<br />
de saber administrar el Bautismo en caso de urgencia.<br />
183<br />
En los días de Semana Santa, se guardaban los<br />
huevos que ponían las gallinas, pues tenían la virtud de<br />
curar enfermedades y apagar los incendios. Las flores<br />
ofrecidas, al altar en Jueves Santo, tenían la propiedad<br />
de curar males corporales.<br />
Ante los objetos perdidos o robados, se recurría a<br />
San Antonio de Padua. Se rezaban sus oraciones al revés<br />
durante nueve días, a la vez que se quemaban velas que<br />
se tenían en la mano de forma invertida, esperando que<br />
al concluir el acto apareciesen los objetos. Aquí en Yecla<br />
por lo general se recurría a las Animas del Purgatorio o<br />
a San Judas para encontrar lo perdido. No faltaba quien<br />
le encendiera una vela al diablo en tal de lograrlo.<br />
En otros lugares, eran las solteras las que quitaban<br />
el Niño a San Antonio y hasta que no encontraban novio,<br />
este no volvía al santo. Aquí le pedían tres deseos al Ecce<br />
Homo en los días de Semana Santa de los cuales, dicen<br />
que concedía uno.<br />
El 29 de agosto, día del degollamiento de San<br />
Juan, no se barría la calle en señal de respeto, pues el vino<br />
se pondría agrio. Este día era favorable para sangrar a los<br />
animales enfermos, pues curaba del mal.<br />
San Pancracio es otro de los santos que entra en<br />
esta tradición. Para que el Santo conceda salud y trabajo<br />
debe de ser robado o regalado, pero nunca comprado. Si<br />
se le pone un tallo de peregil, puede traer suerte en los<br />
juegos de azar.<br />
Había infinidad de santos a los que se recurría<br />
para remediar ciertos males, como por ejemplo: para<br />
curar el dolor de muelas Santa Apolonia. Contra las<br />
heridas, Dios, la Virgen, San Cosme y San Damian. Para<br />
contener hemorragias nasales, por el Poder de Dios y la<br />
ayuda de San Fiacro. Contra enfermedades de los ojos<br />
San Juan y Tres Vírgenes, y también Santa Lucía... La<br />
lista sería interminable.<br />
Otra de las tradiciones pintorescas ocurría el<br />
Domingo de Resurreción, cuando las mujeres golpeaban<br />
las puertas de todas las dependencias de la casa a fin de<br />
que de allí se marchara el diablo. Pues de lo contrario,<br />
estaría conviviendo con la familia hasta el próximo año.<br />
Hay otras costumbres, aunque para algunos sean<br />
supersticiones, que son las señas que se producen cuando<br />
alguien va a morir. Las hay de lo más variadas. Unos ven<br />
luces o especie de bolas grandes que parecen de algodón,<br />
que recorren toda la casa. La más corriente es oír unos<br />
golpes como aviso. Cuentan, que a los que son devotos<br />
de San Pascual Bailón, éste les avisa con el toque de su<br />
campanilla cuando la muerte de éste o de un familiar<br />
está cercana.<br />
Otras de las supersticiones que podemos incluir<br />
como relacionada con la religiosidad popular son estas:<br />
Dicen, que la mano izquierda, se asocia al mal y la
derecha al bien. Por esta razón siempre hay que entrar a<br />
lugar sagrado con el pie derecho. Aseguran, que los<br />
pecadores salen del templo por la puerta izquierda. Y el<br />
hecho de ser zurdos puede ser símbolo de brujería.<br />
Pueden que éstas, sean las causas de que cuando a<br />
alguien todo le sale mal, le digan: «Hoy te has levantado<br />
con el pie izquierdo».<br />
En cuanto a las mujeres hay infinidad de<br />
supersticiones que le acompañan en todos los actos de<br />
su vida. Cuentan, que cuando la mujer está en la<br />
menstruación, no puede hacer ajo, ni mirar al que lo<br />
hace, pues seguro que éste se marrará. Antiguamente,<br />
no las dejaban bajar a las bodegas, pues el vino corría<br />
peligro de ponerse agrio.<br />
Traía mala suerte que una mujer embarazada<br />
asistiera a bodas y bautizos o que se cruzase un gato<br />
negro en su camino. Para protegerse de mal llevaba una<br />
oración preventiva escrita en un papel, que se ataba en<br />
la manga del brazo izquierdo o cosida al corsé. Para que<br />
esta fuera más eficaz, debía de llevarse la camisa o la<br />
media de la pierna izquierda del revés.<br />
Si una embarazada comía mucho pan, el hijo<br />
nacería tonto; si comía seso, listo; si bebía mucho vino,<br />
valiente. También si los niños nacían en lunes, eran<br />
afortunados; en martes, tristes; en miércoles, ricos; en<br />
jueves, sabios; en viernes (mejor día de la semana),<br />
bellos, muy dotados para la música y las artes,<br />
predispuestos a aventuras amorosas; en sábado,<br />
pequeños y raquíticos; y en domingo dotados en general.<br />
También hay pruebas para saber durante el<br />
embarazo, si el feto es hembra o varón. Una de ellas, se<br />
realiza poniendo sobre el vientre, sin que toque, una<br />
medalla que ha de sostenerse cogiendo la cadena con la<br />
mano. La medalla empezará a oscilar describiendo<br />
círculos, que para los niños van en dirección contraria<br />
que para las niñas. Esto, más que al terreno supersticioso,<br />
pertenece al radioestésico.<br />
Otra de las pruebas consiste en tirar delante de la<br />
embarazada unas tijeras hacia arriba. Si estas caen al<br />
suelo cerradas, el que ha de nacer será niño, si caen<br />
abiertas niña. Esta prueba aún se practica hoy día.<br />
Cuando una mujer está criando al hijo con el<br />
pecho, las sobras de comida que quedan en su plato, no<br />
las puede comer ningún animal, ya que se le podría ir la<br />
leche.<br />
Dicen, que para que los niños tengan buena voz,<br />
se les tienen que cortar las uñas detrás de una puerta.<br />
Estas no se deben de cortar en viernes, pues salen uñeros<br />
en los dedos.<br />
También cuentan, que por lo general la mujer que<br />
hacía de partera en el nacimiento, era la misma que hacía<br />
la comida en la boda y la que amortajaba a los difuntos<br />
184<br />
de la familia.<br />
Hay también supersticiones toreras. Entre ellas,<br />
la más conocida es que la montera caiga boca arriba a la<br />
hora de brindar el toro. Otra de ellas es, que si al dirigirse<br />
del hotel a la plaza un coche fúnebre sin féretro pasa por<br />
su lado o se cruza, es señal de muerte. Hay muchas más...<br />
Otras supersticiones están relacionadas con el<br />
sueño. Dicen que si, se sueña un toro negro, es señal de<br />
lluvia. Cuando lo que se sueña es carne, es presagio de<br />
muerte. Y si se sueña con mierda, simboliza buena suerte<br />
en el juego.<br />
Están las supersticiones, que casi todos conocemos.<br />
Las hay que son presagio de mala suerte, como cruzarse<br />
con un gato negro; ya que este estaba vinculado a las<br />
brujas y a satanás. Derramar la sal, pasar por debajo de<br />
una escalera, dar vueltas al paraguas, romper un espejo,<br />
que dos tijeras se toquen, etc. Otras traen buena suerte,<br />
como colocar una herradura detrás de una puerta o<br />
encontrar un trebol de cuatro hojas. Hay un antiguo<br />
dicho que recoge: «Una hoja para el buen hombre, otra<br />
para la riqueza, otra para el fiel amante y la cuarta para<br />
la salud». También el abejorro rojo trae buena suerte sin<br />
embargo el negro es señal de muerte. En la parte de<br />
Valencia, tienen el significado contrario.<br />
Dicen que si el pan se pone boca abajo, padece<br />
Santa Teresa. Para que se vayan las visitas molestas se les<br />
posa una escoba con las palmas hacia arriba en lugar que<br />
no la vean. Estos seguro que se marchan.<br />
Había una prueba para curar los celos entre<br />
hermanos, cuando son niños. Consistía en cortar una<br />
hoja de palera y colgarla detrás de la puerta que daba<br />
acceso a la vivienda. A medida que esta se iba secando,<br />
desaparecían los celos.<br />
Otro de los remedios contra las tormentas era,<br />
cuando ésta empezaba, tirar las trébedes a la calle, de<br />
forma que ésta cayera con las patas hacia arriba.<br />
También se practicaban pruebas para encontrar<br />
lo perdido o lo robado. Una de ellas era «atarle los<br />
huevos al diablo». Esta consistía en hacer dos nudos en<br />
un pañuelo y colocarlo bajo el colchón de la cama donde<br />
uno dormía, al tiempo que se decía: «Diablo, los huevos<br />
te ato, hasta que no lo encuentre, no te los desato».<br />
Otra era para saber quién era el autor de un robo.<br />
Esta, es conocida como la «prueba del ceazo». Consiste,<br />
en clavar la punta de una tijera en la parte externa de el<br />
cedazo de los empleados para harina. Este se sujetaba<br />
por dos personas que ponían los dedos corazón de la<br />
mano izquierda, uno debajo de cada asa. Se pasaba el<br />
cedazo por delante de cada uno de los sospechosos del<br />
robo diciendo la siguiente frase: «Por los cordones de<br />
San Francisco y el hábito de San Fernando, si es verdad<br />
que me ha quitado (se nombra; el objeto robado), que
uede el ceazo». Cuentan que los ladrones temían a esta<br />
prueba ya que a veces eran descubiertos.<br />
Había otra prueba, o más bien un juego con tinte<br />
mágico y brujeríl al cual le llamaban «jugar al tieso». Se<br />
requerían cinco personas una de ellas se tendía en el<br />
suelo haciendo de «muerto». Las otras cuatro, dos a cada<br />
lado, sujetaban con los dedos índice y medio de las dos<br />
manos a la persona tendida. Dos por los hombros y<br />
brazos y los otros por las piernas. Sin que lo oyera el que<br />
estaba tendido se pasaban el siguiente sortilegio al oído<br />
de uno a otro «Este cuerpo está muerto» (pasada la frase<br />
hasta el cuarto se seguía). «Muerto y sin habla» (pasando<br />
la frase por todos). «Pesa menos que una paja» (repetían<br />
las palabras). «Si no está en él» (repetición) «Arriba con<br />
él» (lo mismo). Sin hacer apenas fuerza con los dedos, el<br />
cuerpo se iba levantando rígido, hasta quedar en posición<br />
vertical.<br />
No cabe duda, que la fecha más propicia para las<br />
supersticiones y sortilegios era la noche de San Juan.<br />
Sería interminable la lista, por ello, solo destacaré algunas<br />
de las que se daban por éstos lugares. Dicen, que el día<br />
de San Juan a la salida del sol, las hojas de las diversas se<br />
vuelven hacia arriba o sea, al contrario de como están el<br />
resto del año. En la noche de San Juan se echaba un<br />
huevo crudo esclafado en un vaso de agua y éste adopta<br />
la forma de un barco. También se ponía una zafa de agua<br />
fría a las doce de la noche. Se derretía plomo al fuego en<br />
un bote, este se echaba al agua y se formaba algo parecido<br />
a la herramienta del oficio del que sería el marido, de la<br />
que hacía la prueba. San Juan intervenía en el logro de<br />
los amores pretendidos. De ahí el dicho popular:<br />
«Mañanica de San Juan cuaja la almendra y la nuez.<br />
También los amores de dos que se quieren bien». Una de<br />
las pruebas, más chocantes consistía en que esa noche la<br />
mujer que pretendía novio arrojaba a las doce tres patatas<br />
debajo de la cama. Una pelada, otra a medio pelar y la<br />
tercera sin pelar, después se acostaba. Al despertar al día<br />
siguiente, metía la mano, debajo de la cama y sin mirar,<br />
cogía una de las patatas, si era la pelada, el novio sería<br />
pobre; si estaba a medio pelar, ni pobre ni rico; y la sin<br />
pelar, que éste sería rico. Dicen algunos que si la noche<br />
de San Juan te miras desnudo ante el espejo, ves la<br />
imagen del demonio. Estas son una mínima parte de las<br />
practicadas en la mágica noche de San Juan.<br />
En cuanto a la medicina popular, ésta era<br />
practicada por el ciudadano corriente, por medio de<br />
conocimientos que se transmitían de una generación a<br />
otra. Uno de los componentes más usuales en las curas<br />
era el aceite, y en ocasiones, también la miel. Pero el<br />
mejor remedio para curar enfermedades se encuentra en<br />
algunas plantas con propiedades curativas.<br />
El aceite era muy empleado en masajes, para<br />
arreglar o curar dislocaciones de huesos. Había antes<br />
personas con grandes conocimientos en estas artes,<br />
ofreciendo rápidos y buenos resultados. Aún quedan<br />
algunas que se dedican a estas prácticas curativas.<br />
185<br />
Había también otra técnica empleada para quebrar<br />
las amígdalas de la garganta sin necesidad de extirparlas.<br />
Esto era conocido por pocas personas. Consistía en dar<br />
masajes con aceite en la parte anterior del antebrazo<br />
desde la muñeca hacia dentro. Esto se hacía bajo la<br />
presión del dedo pulgar, repetidas veces, a base de<br />
paciencia, hasta que el paciente notaba como las<br />
amígdalas le crujían en la garganta. Con esta práctica, se<br />
evitaba la intervención quirúrgica, que por entonces se<br />
practicaban poco.<br />
Para curar resfriados, aparte de emplear vahos<br />
con plantas balsámicas como el eucalipto y otras, también<br />
se empleaban las cataplasmas como efecto calmante y<br />
curativo. Para el resfriado de pecho se ponían en un<br />
papel de estraza caliente aceite de oliva, ceniza y un poco<br />
de sal. Este emplasto caliente se aplicaba sobre el pecho<br />
durante tres noches, y a los pocos días, desaparecían la<br />
tos y el dolor de pecho.<br />
También había otra para «ablandar» el pecho.<br />
Ésta se componía de linuezo, mostaza y salvado. Una<br />
vez cocidos los ingredientes, se echaban sobre un papel<br />
de estraza y se aplicaba al pecho. Las mejores cataplasmas<br />
eran las de linaza, malvavisco, mostazas etc. También se<br />
hacían con raíces, hojas, semillas, cocidas o pulverizadas;<br />
o con harina o grasa mezclada con agua. Dicen que eran<br />
muy eficaces las confeccionadas con pan ahumecido.<br />
En cuanto a las plantas, agricultores y pastores,<br />
eran los grandes conocedores de sus cualidades<br />
medicinales y donde se las podía encontrar. Estas, se<br />
cogían por lo general en primavera y se debían de secar<br />
a la sombra, en lugar donde haya corriente de aire. Estas<br />
plantas, las usaban en la cura de personas y animales.<br />
Una de las plantas más empleadas, era el<br />
«rabogato». Se utilizaba para curar heridas. En infusión,<br />
a veces mezclada con «pedo de lobo» para la inflamación<br />
de estómago y como diurético. También es buena para<br />
quitar el cansancio de los pies. Sirve para bajar la tensión.<br />
Tomada su infusión en ayunas junto con manzanilla de<br />
campo, cantueso y tomillo con un poco de anís, hace<br />
muy buen cuerpo. Para la pesadez de estómago es<br />
bueno el rabogato mezclado con hierba Luisa y<br />
manzanilla en infusión. Para curar resfriados, se mezcla<br />
con malvavisco y laurel, mezclado con manzanilla de<br />
campo. Se les daba también a los animales para curarles<br />
el vientre. El aceite, con tallos de «rabogato» hervido<br />
(frío), corta la hemorragia de heridas. Para curar la boca<br />
de las caballerías, se les daba con un trapo en la punta de<br />
un palo, una mezcla de vinagre, sal, manzanilla y<br />
«rabogato». Una taza de salvia y tomillo en infusión,<br />
tomada en ayunas durante nueve días seguidos es muy<br />
bueno para abrir el apetito. De la salvia decían los<br />
antiguos: «Como ha muerto este hombre, teniendo salvia<br />
en el huerto». Es buena para los nervios, para el dolor de<br />
cabeza; colocada debajo de la lengua, corrige el defecto<br />
de ser balbuciente. Comida, ayuda a la digestión, quita<br />
el dolor de pecho y estómago. El vaho de esta planta,
tomado por bajo, limpia la matriz de las mujeres les<br />
facilita la concepción, pues ayuda a salir al feto.<br />
Machacada y colocada sobre una mordedura calma el<br />
dolor instantáneamente. Mezclada con miel es buena<br />
para la acción cardíaca. Masticando una hoja desaparece<br />
el mal aliento.<br />
El romero hervido con vino sirve para limpiar y<br />
fortalecer las encías y abre el apetito. Mascado y aplicado<br />
sobre una herida la cura. Machacado y colocado sobre la<br />
parte que duele por enfriamiento lo alivia. El romero<br />
macho, mezclado con vino, sirve para curar heridas de<br />
la boca. También la raíz de tomillo cocida, y con vinos<br />
emblanquece y fortalece los dientes hay que hacerlo dos<br />
o tres veces al mes. El tomillo tomado en infusión, abre<br />
el apetito. Cuando una cabra no podía echar la<br />
«segundina» (placenta), se le daba romero con vino<br />
cocido. Esto también se ha llegado a dar a algunas<br />
mujeres en el campo. Es bueno para el asma y la tos.<br />
La ruda ha sido muy empleada. Enjuagándose<br />
con su infusión se quita el dolor de muelas, pero no hay<br />
que tragarla; es excelente para los males de ojo.<br />
Frotándose con ella, aclara la vista y la hace penetrante.<br />
Lavar los ojos con vino blanco cocido con ruda conserva<br />
la vista y la hace penetrante. También es bueno para<br />
curar los ojos, un agua que se hace con hinojo, verbena,<br />
rosa, calidonia y ruda; clarifica la vista. Para curar el mal<br />
de «morreras.» (pupas en el morro) de las cabras, uno de<br />
los remedios era la ruda cocida, su caldo se bate con<br />
miera, vinagre, sal y yodo. Con alguna variación cura el<br />
mal a personas. Favorece la menstruación.<br />
Otra de las plantas muy empleadas, eran las<br />
raíces de malvavisco en general para los resfriados y<br />
afecciones de pecho. Se toma en infusión. También se<br />
hacían jarabes mezclándolo con regaliz, unas hojas de<br />
acacia, un zompo de pino, dátiles e higos. Otra era<br />
mezclando esta planta con rabogato e higos. También la<br />
flor de malva mezclada en cocimiento con higos secos y<br />
regaliz blandea el pecho en los resfriados. La malva en<br />
infusión es buena para el estreñimiento.<br />
La hierbabuena, quita las lombrices tomada su<br />
infusión en ayunas. Su zumo, o bien seca y machacada<br />
se mezclan sus polvos con vino blanco o comerla sola<br />
quita la ponzoña de la picadura del alacrán. Su zumo<br />
tomado con miel, también es muy eficaz contra este mal.<br />
Bebida con zumo de granada agria reprime el vómito y<br />
refrena los flujos coléricos. Puestas sus hojas sobre la<br />
frente mitiga el dolor de cabeza. Enjuagándose con su<br />
zumo quita las asperezas de la lengua.<br />
Otra de las plantas usadas, aunque venenosa, es el<br />
sampedrón. Este se empleaba para curar heridas y para<br />
las inflamaciones, sobre todo de pies; a veces se mezcla<br />
con rabogato.<br />
La leche de hoja de higuera se utiliza para la<br />
picadura del alacrán, una vez sangrada la picadura y<br />
186<br />
lavada con agua fría, se aplica está sobre la herida. Sirve<br />
para quitar las ampollas de los pies. También se ponía<br />
sobre las verrugas una vez pellizcadas y sangradas.<br />
Otra de las plantas para curar verrugas e<br />
impedines era el gamón, restregando sobre éstas el<br />
zumo de sus raíces. También las vainas de las habas,<br />
como ya se apuntó anteriormente eran un buen remedio.<br />
Para los males de estómago, se emplea la<br />
manzanilla de campo y el cantueso. También es bueno el<br />
hinojo para el dolor de vientre. La mata mosquera, cura<br />
la diarrea, también lo hace el «pedo de lobo». Para el<br />
estreñimiento, sobre todo en niños, se utiliza una hoja de<br />
geranio. Como purgante se empleaba la tuera. Para la<br />
indigestión se tomaban purgas de olivarda.<br />
Para curar los males del riñón se utilizaba mucho<br />
la gallúa en infusión. También la caña de oro y el<br />
alicornio y la llamada «rompepiedra» son muy eficaces.<br />
Otra era el «corazón de piedra», por que se criaba entre<br />
estas, también muy empleada para las piedras de hígado<br />
y riñón.<br />
Para curar heridas también se empleaba el brusco,<br />
el árnica, la "hierbaluisa" y también el marrubio, que a<br />
veces llegaba a darse a los animales. Para cortar la<br />
hemorragia se empleaba el líquido de la letrera.<br />
Para abrir el apetito se tomaban infusiones de<br />
«hiel de la tierra».<br />
Para enfermedades bronquiales se empleaba el<br />
famoso «arcacilico de las pulmonías», el agua de cebollas<br />
cocidas, etc. Para la tos, el orégano con azúcar, o el ácido<br />
de tres limones con tres cucharadas de azúcar. Para<br />
curar la «tosferina» se cortaba la hoja de una palera y se<br />
colgaba en una pared. Su destilación caía en un recipiente<br />
y de allí se tomaba.<br />
Para los dolores de la menstruación era muy<br />
empleado el timón real cuyos tallos se ponían en botellas<br />
llenas de anís seco, de la cual se tomaba un vasito. Para<br />
bajar la tensión da buen resultado la inf usió de hojas de<br />
olivera. Para el insomnio al acostarse se toma una infusión<br />
de "hierbaluisa". Para curar las calenturas, la olivarda.<br />
La letrera tomada en ayunas se empleaba para recuperar<br />
la leche del pecho en las lactantes. Como tranquilizante,<br />
la flor de azahar y la manzanilla. Para quitar los granos<br />
se aplicaba sobre éste una hoja de verónica con aceite,<br />
después de haberle quitado la piel de la parte posterior<br />
y hacerle unas incisiones para que suelte la savia.<br />
Dentro de la medicina natural, tienen una especial<br />
importancia el limón, la cebolla y el ajo. Este último ha<br />
sido empleado desde el principio de los tiempos debido<br />
a sus múltiples propiedades curativas muy difícil de<br />
encontrar en cualquier otra planta. Solamente del ajo, se<br />
podrían contar infinidad de anécdotas. Fue muy<br />
apreciado por egipcios, griegos, romanos,... y empleado
en muchas otras etapas de la historia hasta llegar a<br />
nuestros días.<br />
Para terminar, no falta quien dice, y esto suena<br />
más a supersticion que a medicina que el llevar un nabo<br />
en el bolsillo quita los sabañones.<br />
Dejaremos el tema por lo extenso, pues son tantas<br />
las plantas y tantas sus propiedades curativas y<br />
aplicaciones, que es imposible el tratarlas todas. Solo he<br />
hecho un recorrido por algunas de ellas.<br />
Mi agradecimiento a muchas personas, algunas<br />
de ellas ya fallecidas ya que a lo largo de los años me han<br />
informado sobre estos temas que hoy expongo. Entre<br />
ellas a: Lourdes García Ortuño, Ana Díaz Puche, David<br />
Azorín, Josefa Candela, Trinidad Pérez Puche, Damiana,<br />
Rafaela y María, «Las Sastricas» (no recuerdo sus<br />
apellidos), Amelia Bautista Gil y esposo, Antonio Puche<br />
Santa, Antonio Martínez Bautista, Angelita Díaz, y algún<br />
otro que puede haber quedado en olvido. Todos ellos<br />
han contribuido en este estudio para conocer mejor la<br />
tradición de nuestro pueblo..<br />
187<br />
OBRAS CONSULTADAS<br />
- Barcelona Modernista. Cristina y Eduardo Mendoza.<br />
Editorial Planeta Barcelona 1989.<br />
- Brujería (Manual práctico). Juan Blázquez. Penthalón<br />
Ediciones, Madrid 1988.<br />
- Cuando estés enfermo, cúrate por el Crudivorismo. Prof.<br />
Nicolás Capo. Instituto, de Trofoterapia. Barcelona años 50.<br />
1995.<br />
- Diccionario de la Lengua Española. Espasa Calpe, Madrid<br />
- Enciclopedia Visual Salvat (Hombre y Sociedad). Gráficas<br />
Estella S. A. Estella (Navarra) 1979.<br />
- Estudio Didáctico de la fauna y flora de una comarca;<br />
Jumilla y Yecla. Roque Martínez Abellán y Antonio Conesa<br />
Alvarez A. G. Novograf, S. A. Murcia 1985.<br />
- Gran Enciclopedia Médica Sarpe. Ediciones Sarpe.<br />
Madrid. 1978.<br />
- Habla de Yecla, El. Miguel Ortuño Palao. Edición de La<br />
Academia de Alfonso X el Sabio. Murcia 1987.<br />
- Hechicería en la Región de Murcia, La. (Procesos de la<br />
Inquisición de Murcia, 1565-1819). Juan Blázquez. Imprenta<br />
López Prats Yecla, 1984.<br />
-Hierbas que curan. Edmund Chessi. Ultramar Editores.<br />
Barcelona, 1994.<br />
- Inexplicado, Lo. (El mundo de ¡o extraño, insolito y<br />
misterioso). Editorial Delta, 5.A. Barcelona 1982.<br />
- Inquisición y Brujería en la Yecla del siglo X<strong>VIII</strong>. Juan<br />
Blázquez. La Levantina, Yecla, 1984.<br />
- Libro de San Cipriano, El. Max Scholten. Ediciones<br />
Dalmau Sodas. Barcelona, 1990.<br />
- Lunario y Pronóstico Perpétuo. Gerónima Cortés.<br />
Imprenta de Manuel Minueso. Madrid, 1859.<br />
- Más allá de la Ciencia, (Monográfico sobre curanderismo).<br />
Octubre de 1995.<br />
- Mis observaciones étnicas sobre el limón, el ajo y la cebolla.<br />
Nicolás Capo. Instituto de Trofoterapia. Barcelona, 1953.<br />
-Monitor (Enciclopedia Salvat). Salvat, S. A., de Ediciones.<br />
Pamplona, 1971.<br />
-Nuevo Diccionario Médico. Editorial Planeta de Agostini,<br />
S. A. Barcelona, 1988.<br />
-Plantas medicinales. Ediciones Mercurio, S. A., Madrid.<br />
- Plantas para la salud. María Treben.. Tikal Ediciones.<br />
Gerona 1995.<br />
- Santa Cruz de Caravaca La. (Tesoro de oraciones).<br />
Edicomunicación, S.A. Barcelona, 1991.<br />
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Manuel Moreno Alonso. Artículo publicado en Historia 16 N°.<br />
216, abril de 1994.<br />
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- Pueblos de España, Los. Julio Caro Baroja. Impresión<br />
Gráficas Navarra. Navarra (Pamplona) 1984.
SERVICIO MUNICIPAL DE PUBLICACIONES<br />
Excmo. Ayuntamiento de Yecla<br />
Concejalía de Cultura<br />
PUBLICACIONES EN COLABORACION CON OTRAS ENTIDADES P. V. P.<br />
CARPENA CHINCHILLA, Francisco José. Manual básico de Interpretación<br />
ambiental "Coto de Salinas", Yecla. Yecla, 1995 1.500<br />
MATAIX VERDÚ, José. La alimentación en Yecla.<br />
Yecla, 1994 Agotado<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel. Historia de Yecla para escolares.<br />
Yecla, 1985(l a ed.), 1990 (2 a ed.) Agotado<br />
POLO CARRERES, Pilar. Cuentos Yeclanos.<br />
(Ilustraciones a plumilla de José Puche Forte). Yecla, 1986 600<br />
PUCHE FORTE, José. Gentes, Oficios, Costumbres.<br />
Yecla, 1988 Agotado<br />
RUIZ MOLINA, Liborio; AMANTE SÁNCHEZ, Manuel; MUÑOZ LÓPEZ, Francisco.<br />
Guía Museo arqueológico Muncipal "Cayetano de Mergelina" (Yecla - Murcia). Yecla, 1988 800<br />
RUIZ MOLINA, Liborio; RIGUALT BONASTRE, Magdalena.<br />
Catálogo Exposición "Azorín y américa". Yecla, 1992 1.500<br />
RUIZ MOLINA, Liborio. Catálogo Bibliográfico. Biblioteca Pública Municipal de Yecla.<br />
Fondo Antiguo (I), Siglo XIX. Yecla, 1993 1.200<br />
RUIZ MOLINA, Liborio y Otros. Inventario del Archivo Histórico Municipal de Yecla (Murcia)<br />
(1387 -1975). Yecla, 1995 1.000<br />
RUIZ MOLINA, Liborio. Catálogo archivo Histórico de Protocolos Notariales de Yecla.<br />
(Sección Yecla) Volumen I. Reinados de Carlos V y Felipe II (1534-1598). Yecla, 1997 1.500<br />
W. AA. Actas I Jornadas de Historia de Yecla. "Homenaje a D. Cayetano de Mergelina".<br />
Yecla, 1986 Agotado<br />
VV. AA.... Y seguimos parados en una piedra (Poesía).<br />
Yecla, 1988 (1 a ed. agotado), 1989 (2 a ed.) 500<br />
VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 1.<br />
Yecla, 1989 Agotado<br />
189
VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 2.<br />
Yecla, 1990 Agotado<br />
VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 3.<br />
Yecla, 1991 1.200<br />
W. A A. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 4.<br />
Yecla, 1993 1.200<br />
VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 5.<br />
Yecla, 1994 1.200<br />
VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N°6.<br />
Yecla, 1995 1.200<br />
VV. AA. <strong>Yakka</strong>. Revista de Estudios Yeclanos. N° 7.<br />
Yecla, <strong>1996</strong> 1.500<br />
PUBLICACIONES DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA<br />
Guía de Lectura Nº 1. Homenaje a Miguel Hernández.<br />
Biblioteca Pública Municipal. Yecla 1992<br />
Guía de Lectura N° 2, Homenaje a José Martínez Ruiz "Azorín".<br />
Biblioteca Pública Municipal. Yecla 1992 Agotado<br />
Guía de Lectura N° 3. Homenaje a Rafael Alberti.<br />
Biblioteca Pública Municipal. Yecla 1993.<br />
Boletín Bibliográfico.<br />
Biblioteca Pública Municipal. (Semestral). Yecla, 1986 -<strong>1996</strong>, n° 1-21.<br />
Catálogo Exposición "Azorín y los libros".<br />
Yecla, 1993 Agotado<br />
Catálogo Exposición "El Padre Lasalde y el Colegio de Escuelas Pías de Yecla". (1857 -1890).<br />
Yecla, 1994.<br />
PUBLICACIONES EN COLABORACION CON OTRAS ENTIDADES P. V. P.<br />
AZORÍN ZAFRILLA, Pura. El Viaje. Colección Hécula. Premio Novela Corta "J. L.<br />
Castillo-Puche. 1995. Yecla, Ayuntamiento / I. E. S. "J. L. Castillo-Puche". 1997 500<br />
BLAZQUEZ MIGUEL, Juan. Yecla en su historia.<br />
Toledo. Ediciones Arcano, 1988 Agotado<br />
CASTILLO-PUCHE, José Luis. El pequeño mundo de Pascualico.<br />
Yecla. Ateneo Literario, 1989 500<br />
190
CASTILLO-PUCHE, José Luis. Con la muerte al hombro.<br />
Edición, Introducción y Notas de Cecilia Belchí Arévalo y María Martínez del Portal.<br />
Yecla Ayuntamiento / Ateneo Literario de Yecla, 1995 1.200<br />
GARCÍA PÉREZ, Eduardo. Gato por liebre. Colección Hécula. Premio Novela Corta "J. L.<br />
Castillo-Puche. <strong>1996</strong>. Yecla, Ayuntamiento / I. E. S. "J. L. Castillo-Puche". 1997 500<br />
HIBER CONTERIS. El breve verano de Nefertiti. Colección Hécula. Premio Novela Corta "J. L.<br />
Castillo-Puche. 1994. Yecla, Ayuntamiento / I. E. S. "J. L. Castillo-Puche". 1997 500<br />
LÓPEZ AZORÍN, Fernando. Yecla y el Padre Carlos Lasalde.<br />
Murcia. Universidad de Murcia - Ayuntamiento de Yecla. 1994 2.000<br />
LÓPEZ SERRANO, Aniceto. Yecla: un ejemplo de socialismo agrario. (1914 -1918).<br />
Yecla. Academia Alfonso X El Sabio, 1989 Agotado<br />
MARTÍNEZ ABELLÁN, Roque y otros. Atlas de las aves del norte de Murcia.<br />
(Jumilla-Murcia) 1989-1993. Yecla, <strong>1996</strong> 5.000<br />
MARTÍNEZ CORBALÁN, Francisco. Violetas del Huerto. (Ed. facsimilar).<br />
Yecla. Ateneo Literario, 1993 1.000<br />
MARTÍNEZ RUIZ, José. "AZORÍN". Fabia Linde y otros cuentos.<br />
Ed. María Martínez del Portal. Yecla. Ateneo Literario, 1992 Agotado<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel. Yecla, día a día. Yecla. Ediciones Dúo, 1991.<br />
Ed. rústica 2.500<br />
Ed. Lujo 3.500<br />
ORTUÑO PALAO, Miguel; MUÑOZ MUÑOZ, Ester. Bibliografía sobre Yecla.<br />
Yecla, Ayuntamiento / Academia Alfonso X El Sabio, 1997 1.500<br />
RUIZ MOLINA, Liborio. Testamento, muerte y religiosidad en la Yecla del siglo XVI.<br />
Yecla. Ayuntamiento / Academia Alfonso X El Sabio, 1995 1.000<br />
VV. AA. Revista Literaria "Monte Arabí".<br />
Yecla. Ateneo Literario, 1986-1997. N°. 1 - 24 (Agotados n° 1, 2, 3, 5, 7) 500<br />
Para formalizar pedidos:<br />
CASA MUNICIPAL DE CULTURA<br />
C/ España, 37 - Tel. (968) 79 18 99<br />
30510 YECLA (Murcia)<br />
191