09.05.2013 Views

en el interior y otros cuentos.pdf - Caballo Perdido

en el interior y otros cuentos.pdf - Caballo Perdido

en el interior y otros cuentos.pdf - Caballo Perdido

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

la vida que le había puesto <strong>el</strong> mundo a sus pies, no demoró <strong>en</strong> ir corri<strong>en</strong>do a<br />

buscar alguna mochila donde guardar la poca ropa que t<strong>en</strong>ía. Esa noche Pedro<br />

y Luis se fueron a “c<strong>el</strong>ebrar” la partida de Antonia. Eran las tres de la mañana<br />

cuando Pedro irrumpió <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuarto de Antonia la levantó y le dijo que quería<br />

comer, Antonia le dijo que se fuera a dormir, a lo que su padre respondió: Es<br />

que no me oyes, te digo que me prepares algo de comer y también prepárale algo a Luis, y<br />

no es una pregunta es una ord<strong>en</strong>. Antonia se tapo la cabeza, su papá siempre iba<br />

al cuarto cuanto estaba borracho pero al final siempre se iba a acostar; pero<br />

esta vez no fue así, Pedro le quitó la cobija y com<strong>en</strong>zó a golpearla, a insultarla<br />

y d<strong>en</strong>igrarla, Antonia no compr<strong>en</strong>día por qué su padre hacia esto, trataba de<br />

def<strong>en</strong>derse y le suplicaba que la dejara <strong>en</strong> paz , mi<strong>en</strong>tras tanto se escuchaba la<br />

risa de Luis y los grito de apoyo para que le siguiera pegando, cuando su papá<br />

se cansó la escupió <strong>en</strong> la cara y cerró la puerta no sin antes decirle: Es para<br />

cuando se te ocurra no obedecer una ord<strong>en</strong>, Antonia rompió <strong>en</strong> llanto, estaba<br />

muy confundida. Su papá jamás la había tratado así, no compr<strong>en</strong>día porque<br />

su papa había tomado esa actitud como tampoco <strong>en</strong>t<strong>en</strong>día de dónde su papa<br />

había sacado <strong>el</strong> dinero para irse a tomar, <strong>en</strong> fin, Antonia se aplicó crema y<br />

trató de sobar los moretones que su papá le había dejado <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuerpo, decidió<br />

acostarse y no p<strong>en</strong>sar más <strong>en</strong> lo ocurrido.<br />

A la mañana sigui<strong>en</strong>te, Antonia se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> la cocina cuando su<br />

papá se acercó, la tomó suave d<strong>el</strong> brazo y le dijo: Perdóname, no quise lastimarte<br />

fue cosa de tragos, Antonia lo disculpó y le preguntó: ¿Pa’ de donde saco <strong>el</strong> dinero para ir a<br />

tomar?, Pedro la miró y respondió: Fue de la v<strong>en</strong>ta de un producto que realicé ayer <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> trabajo, nada d<strong>el</strong> otro mundo, mija, no se preocupe, más bi<strong>en</strong> ¿Por qué no nos prepara <strong>el</strong><br />

desayunito que t<strong>en</strong>emos mucha hambre?.<br />

Ya habían pasado tres días desde la visita de Eduardo <strong>en</strong> la casa<br />

de Antonia para llevarla a España a estudiar, <strong>el</strong>la muy cont<strong>en</strong>ta lo esperaba<br />

ansiosa <strong>en</strong> la sala, rezaba para que él no se hubiera arrep<strong>en</strong>tido de haberle dado<br />

tan maravillosa oportunidad, su corazón era un <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de emociones que<br />

la desesperaban, no se hallaba quería que él llegara de inmediato, pero nada<br />

que aparecía. Eran las cinco de la tarde cuando Eduardo parqueó <strong>en</strong> fr<strong>en</strong>te<br />

una minivan, d<strong>en</strong>tro había 10 mujeres iguales o más hermosas que Antonia,<br />

bajo él y tocó la puerta<br />

-Qué alegría verlo don Eduardo- dijo Antonia.<br />

-¿Creíste que no iba a v<strong>en</strong>ir?<br />

-La verdad estaba preocupada, creí que se había arrep<strong>en</strong>tido.<br />

-¿Pero… cómo se te ocurre?, si tu eres mi joya más valiosa.<br />

Antonia se alegró al oír esas palabras, la hacían s<strong>en</strong>tir segura, se<br />

despidió de su familia y se fue, no quería hacerlo esperar, su corazón latía<br />

casi al mismo ritmo d<strong>el</strong> de un colibrí, se hizo al lado de Eduardo, al mirar a<br />

las demás “afortunadas” veía <strong>el</strong> mismo furor y alegría que brotaba de <strong>el</strong>la.<br />

Eduardo condujo por una hora hasta llegar a una pista de aterrizaje y <strong>en</strong> <strong>el</strong>la<br />

un avión privado esperando por <strong>el</strong>las, Antonia no cabía de la f<strong>el</strong>icidad, quería<br />

subirse a ese avión ya que sería su primera vez, corrió de la emoción y fue la<br />

primera <strong>en</strong> subirse. El avión despegó y las demás muchachas tuvieron mucha<br />

curiosidad por conocer a Antonia, era sin duda la más jov<strong>en</strong> de <strong>el</strong>las y eso las<br />

sorpr<strong>en</strong>dió mucho, así que se acercaron para conocerla.<br />

-Hola, ¿cómo te llamas?<br />

-Antonia ¿y tú?<br />

-Laura. No te molesta que te pregunte… ¿cuántos años ti<strong>en</strong>es?<br />

-Trece, pero don Eduardo dice que eso no importa que <strong>en</strong> España<br />

puedo trabajar tranquilam<strong>en</strong>te.<br />

41

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!