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El Mercenario

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—Creo que puede usted prometerle a la tropa, sin equivocarse, algo de dura lucha,<br />

sargento mayor. Y también será mejor que entiendan que, si no ganamos en esta<br />

ocasión, no hay lugar al que ir. Esta vez no vendrá a rescatarnos la Flota.<br />

—No ha habido rescates en la mitad de las misiones en las que hemos estado, coronel.<br />

Mejor será que vaya a ver al capitán Fast para lo del alcohol. ¿Se unirá a nosotros hacia<br />

la medianoche, señor? A los hombres les gustaría eso.<br />

—Iré, sargento mayor.<br />

La predicción de Calvin erró: las tropas no sirvieron para nada durante todo el día<br />

siguiente. Los reclutas llegaron al día después.<br />

<strong>El</strong> campamento era un hormiguero de actividad. Los Infantes de Marina volvieron a<br />

aprender las lecciones del entrenamiento básico. Cada manípulo de cinco hombres<br />

cocinaba por sí mismo, hacía su propia colada, se construía sus propias tiendas con telas<br />

sintéticas y cuerdas, y contribuía hombres para trabajar en los revestimientos y las<br />

empalizadas del campamento.<br />

Los reclutas hacían el mismo tipo de trabajo, bajo la supervisión de los oficiales y<br />

suboficiales mercenarios de Falkenberg. La mayor parte de los hombres que habían<br />

venido con Savage en el transporte colonial de la OfRed eran oficiales, centuriones,<br />

sargentos y técnicos, mientras que dentro del batallón de Infantería de Marina había un<br />

número inusitadamente alto de monitores y cabos. Entre ambos grupos había suficientes<br />

mandos como para todo un regimiento.<br />

Los reclutas aprendieron a dormir en sus abrigos militares y a vivir en condiciones de<br />

campaña, sin uniformes que no fueran los trajes de combate de sinticuero y las botas. Se<br />

cocinaban su propia comida y se construían sus alojamientos y no dependían de nadie de<br />

fuera del regimiento. Al cabo de dos semanas se les enseñó a construirse su propia<br />

armadura con Nemourlón. Cuando la hubieron terminado, vivieron con ella, y cualquier<br />

hombre que no hubiera cumplido con sus deberes se encontraba con la armadura rellena<br />

de plomo que la hacía más pesada. Se hizo común el ver a manípulos, escuadras, e<br />

incluso secciones enteras de reclutas o veteranos en marchas de castigo, después de que<br />

hubiera anochecido.<br />

Los voluntarios tenían poco tiempo para fraternizar con los veteranos de la Infantería<br />

de Marina. Savage, Calvin y los otros mandos, los tenían ocupados incesantemente con<br />

entrenamientos, problemas de combate, ejercicios de campaña y trabajo de<br />

mantenimiento. Las formaciones de reclutas eran más pequeñas cada día, a medida que<br />

algunos hombres eran empujados a abandonar el servicio, pero de algún lugar seguía<br />

llegando un chorro continuo de nuevos voluntarios.<br />

Todos éstos eran hombres jóvenes y llegaban, en pequeños grupos, directamente al<br />

campamento. Aparecían en la sala de suboficiales al toque de diana, y a menudo venían<br />

acompañados por infantes veteranos. Había bajas en sus formaciones, tal cual las había<br />

entre los voluntarios del Partido Progresista, pero muchos menos de ellos abandonaban el<br />

servicio... estaban ansiosos por tener entrenamiento de combate.<br />

Tras seis semanas, el vicepresidente Bradford visitó el campamento. Llegó para<br />

encontrarse a todo el regimiento en formación, con los reclutas a un lado de la explanada,<br />

los veteranos en el otro.<br />

<strong>El</strong> sargento mayor Calvin les estaba leyendo algo a los soldados:<br />

—Hoy en la Tierra es el 30 de abril —la voz de Calvin retumbaba; no tenía necesidad<br />

de ningún megáfono—. Hoy es el Día de Camerone. <strong>El</strong> 30 de abril de 1863, el capitán<br />

Jean Danjou de la Legión Extranjera, con dos oficiales y sesenta y dos legionarios, se<br />

enfrentó con dos mil mexicanos en la granja de Camerone.<br />

»La batalla duró todo el día. Los legionarios no tenían ni agua ni comida, y poca<br />

munición. <strong>El</strong> capitán Danjou resultó muerto. Su puesto fue ocupado por el teniente Villain,<br />

quien también fue muerto.

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