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Como Superarse A Si Mismo – Art Williams - Vida Multinivel

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LA MUERTE DEL SUEÑO<br />

De jóvenes, todos hemos tenido esa misma sensación de los viernes por la noche.<br />

¿Qué sucedió? ¿Qué funciona mal cuando esos mismos chicos se convierten en<br />

adultos? ¿Por qué se desilusiona tanta gente?<br />

En realidad, es algo bastante simple.<br />

Estudian en la escuela secundaria o en la universidad, y luego el grande y perverso<br />

mundo se encarga de propinarles una buena bofetada en la cara. Cambian de trabajo tres<br />

o cuatro veces. Las empresas les prometen de todo y no les ofrecen nada. Y después se<br />

sienten más y más frustrados. Se casan y tienen un par de hijos. Asumen más<br />

responsabilidades.<br />

Entonces, un buen día, se despiertan, se levantan de la cama y piensan: “La vida ha<br />

pasado junto a mí y me ha tratado mal”. Ya no son seres humanos vibrantes, excitados,<br />

llenos de entusiasmo. Las personas que antes quisieron salir a conquistar el mundo han<br />

abandonado sus sueños.<br />

En lugar de tener la sensación de que en sus vidas hay oportunidades y opciones,<br />

desarrollan la actitud propia de quienes se limitan a aceptar lo que la vida les presenta.<br />

Empiezan a admitir que son personas ordinarias y comunes. Y con ello permiten que la<br />

vida pase a su lado.<br />

Sé exactamente cómo funciona ese proceso porque así ocurrió en mi propia vida.<br />

Fui el chico más afortunado del mundo porque tuve unos padres maravillosos. <strong>Si</strong>empre<br />

tenían una actitud positiva. Mi padre era entrenador de rugby, y me ayudó y estimuló a<br />

lo largo de todos mis años de crecimiento.<br />

Cuando llegué al instituto, tuve a los dos mejores entrenadores del mundo. Esos dos<br />

hombres me ayudaron y me estimularon y me hicieron sentir como si yo fuera la<br />

persona más especial del mundo. Mi pequeña ciudad de Cairo, en Georgia, era algo<br />

insólito, pues aunque sólo contaba con unos diez mil habitantes, todo el mundo estaba<br />

comprometido con la gente joven de un modo difícil de creer. Toda la ciudad apoyaba<br />

los programas para la juventud, proporcionando a los jóvenes de Cairo las mejores<br />

experiencias que se puedan imaginar.<br />

Yo fui uno de aquellos jóvenes que creció con la sensación de que la vida era una<br />

experiencia maravillosa. Fui al instituto y me casé con la novia de mi infancia, Angela.<br />

Y me sentí bendecido por ello.<br />

Entonces empecé a experimentar un poco de lo que tenía que ofrecer el mundo real.<br />

Mi padre murió inesperadamente de un ataque al corazón, a la edad de cuarenta y ocho<br />

años. Mi madre tuvo que esforzarse mucho para que las cosas continuaran como<br />

estaban. A mí me resultó difícil ganarme la vida. Logré alcanzar mi sueño de<br />

convertirme en entrenador, pero, desgraciadamente, los entrenadores de un instituto no<br />

ganan mucho dinero, y yo tenía una familia, una esposa y dos hijos a los que mantener.<br />

Soñaba con alcanzar la seguridad financiera para mi familia, e intenté toda clase de<br />

cosas para ganar algún dinero extra. Pero las grandes oportunidades que yo me<br />

imaginaba estarían esperándome allí no llegaron a materializarse. Intenté convertirme<br />

en árbitro de baloncesto. Acudía al estadio el viernes por la noche y corría de un lado a<br />

otro de la cancha, durante dos horas, mientras los padres y los entrenadores de los<br />

equipos me gritaban desaforadamente… por doce dólares la noche.<br />

Después, vi en el periódico un anuncio que decía: “Maestros y entrenadores,<br />

grandes ingresos por trabajo a tiempo parcial”. Se trataba de vender enciclopedias. Me<br />

dieron un ligero cursillo de entrenamiento y empecé a llamar a las puertas de las casas.<br />

Me cerraron en las narices más puertas de las que habría creído posible. Yo era un<br />

desastre haciendo aquel trabajo. Cada vez que me dirigía hacia una de aquellas puertas

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