09.05.2013 Views

Dafnis Y Cloe O Las Pastorales De Longo - Historia Antigua

Dafnis Y Cloe O Las Pastorales De Longo - Historia Antigua

Dafnis Y Cloe O Las Pastorales De Longo - Historia Antigua

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Anonimo<br />

<strong>Dafnis</strong> Y <strong>Cloe</strong> O <strong>Las</strong> <strong>Pastorales</strong> <strong>De</strong> <strong>Longo</strong><br />

más que una buena mesa, y nada hallaba más lindo y apetitoso que el vino añejo,<br />

y estimaba a tu cocinero más digno de adoración y de afecto que a todas las<br />

muchachas de Mitilene (16), sólo juzgo ahora digna y amable a la zagala <strong>Cloe</strong>.<br />

Yo me abstendría de comer todos los delicados manjares que de ordinario se<br />

sirven en tu casa, carnes, pescados, bollos y confites de miel, y, convertido en<br />

corderito, me alimentaría de la hierba, dejándome guiar por la voz de <strong>Cloe</strong> y por<br />

su cayado. Salva a tu Gnatón; vence su amor invencible. <strong>De</strong> lo contrario, lo juro<br />

por el dios de mi mayor devoción, agarro un cuchillo, me, lleno bien la panza de<br />

comida, me mato a la puerta de <strong>Cloe</strong> y no tendrás a quién llamar Gnatoncillo,<br />

jugando y burlando, como es tu costumbre.<br />

No pudo aquel magnánimo mancebo, que además conocía lo que son penas de<br />

amor, ver sin piedad las lágrimas de Gnatón, que de nuevo le besaba los pies.<br />

Prometióle, pues, que pediría a <strong>Dafnis</strong> a su padre y que se le llevaría a la ciudad<br />

como criado, dejando a <strong>Cloe</strong> sin aquel estorbo, a fin de que Gnatón la tuviese a<br />

todo su talante. <strong>De</strong>seoso luego Astilo de embromar a Gnatón, le preguntó,<br />

riendo, si no le daba vergüenza de amar a una rústica y de acostarse con una<br />

zagala que por fuerza había de oler picaramente. Pero Gnatón, que había<br />

aprendido en los banquetes de mozos alegres y enamorados cuanto hay que saber<br />

y decir en la materia, contestó, defendiéndose: —El que ama, señor mío, no<br />

repara en nada de eso. No hay en el mundo objeto que no pueda inspirar una<br />

pasión, con tal de que en él resplandezca la hermosura. Ha habido amadores de<br />

una planta, de un río y de una fiera. ¿Y quién más digno de lástima que el<br />

amador a quien infunde miedo el amado? En cuanto a mí, si la que amo es por la<br />

suerte de servil condición, por la belleza es y puede ser señora. Sus cabellos son<br />

rubios como las espigas granadas; sus ojos brillan bajo las cejas como piedras<br />

preciosas en engaste de oro; su cara está teñida de suave rubor, y en su fresca<br />

boca se ven dientes como el marfil de blancos. ¿Quién tan insensible al amor,<br />

que no anhele besar tal boca? En esto de amar a las pastoras y gente del campo,<br />

¿qué hago yo más que imitar a las deidades? Vaquero fué Anquises, y Venus le<br />

tomó por querido. Pitis, amada de Pan y de Bóreas, y Maya misma, tan amada de<br />

Júpiter, ¿eran al cabo más que pastoras? (17) No menospreciemos a <strong>Cloe</strong> porque<br />

lo es, sino demos gracias a los dioses de que, enamorados de ella, no nos la<br />

roban y se la llevan al cielo.<br />

Astilo rió y celebró este discurso, diciendo que Amor hacía a los grandes<br />

oradores. Luego trató de hallar ocasión en que pedir a su padre que le diese a<br />

<strong>Dafnis</strong> para criado.<br />

Eudromo había estado escondido oyendo toda la conversación, y como quería a<br />

<strong>Dafnis</strong> y le tenía por excelente mozo, se afligió mucho de que la gentil zagala<br />

viniese a ser ludibrio de aquel borracho, y fué al punto a contárselo todo a<br />

Lamón y al mismo <strong>Dafnis</strong>. Consternado éste, pensó en huir robando a <strong>Cloe</strong> o en<br />

matarla y matarse; pero Lamón, llamando a Mirtale al patio, le dijo:<br />

—Estamos perdidos, mujer. Llegó ya la ocasión de revelar lo que teníamos<br />

oculto. Queden sin guía las cabras y quedémonos sin apoyo; pero, por Pan y por<br />

las Ninfas, aunque yo me trueque en buey atado al pesebre, no me callaré sobre<br />

la condición de <strong>Dafnis</strong>, sino que referiré cómo fué hallado y alimentado, y<br />

Página 48 de 65

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!