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Victoria [microform]

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322 C. M. OCANTOS<br />

da por muchos años, para siempre quizá ! ¿ Por<br />

qué ? ¿ Qué había sucedido ? ¿ Qué delito era el<br />

suyo, que asi se le castigaba con el destierro?<br />

<strong>Victoria</strong> era la luz, y si la luz se le niega al alma<br />

y su alma había de vivir condenada a las ti-<br />

nieblas, a eterno coloquio con Blanca Rosa, ¿pa-<br />

qué servía la vida? Despertó otra vez, y se<br />

vio solo, apoyado en la balaustrada: la falda<br />

negra de Isidora, en fuga, arrastrada por ira-<br />

cundo despecho, remolineaba en el fondo del<br />

corredor. . . Vaciló, y no supo qué rumbo seguir,<br />

olvidado del asunto que traía cuando tropie-<br />

zo con ella ;<br />

y era tanta la obsesión de la noti-<br />

cia cruel que no pudo aclararlo, y por el mismo<br />

corredor echó a andar lenta, meticulosamente,<br />

sin saber tampoco hacia dónde se dirigía.<br />

Por el extremo opuesto, entre tanto, más quemada<br />

que nunca del nuevo desengaño, iba de-<br />

recha Isidora, y sus patadas hacían ¡pum!,<br />

ipum! en las losas. Ella sí sabía adonde se<br />

dirigía : a su casa. ¿ No era este el consejo reci-<br />

bido, la receta del sabio leguleyo ? ¡ Pero no a<br />

descansar y refrescarse, a renovar la contien-<br />

da con Jacobo! Palabras no le faltarían, gri-<br />

tos, tampoco ; nada de argumentos ; que en toda<br />

disputa matrimonial la argumentación huelga,<br />

y ante esta pedrea diaria, ante la tremenda ar-

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