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¡QUE BUENOS SON LOS SANTOS!

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cristianismo auténtico siempre les cuesta mucho dinero);<br />

después le iba a exigir defender a Cristo en<br />

público, y esto le podría costar su puesto en el sanhedrín,<br />

sus privilegios de alternar en la alta sociedad de<br />

Israel, le iba a costar el venir a menos ...<br />

Tenía miedo.<br />

Empezó a ser discípulo de Cristo pero oculto; es<br />

decir: cristiano sin comprometerse; un cristiano de<br />

esos muchos que hay por ahí, que no juegan el cristianismo<br />

con todas sus cartas, de los que se guardan<br />

en la manga la carta de su dinero, de su comodidad,<br />

de su entrega, de su sacrificio.<br />

Hay que hacerse cargo de la situación del pobre<br />

José.<br />

Es que ser un gran personaje en este mundo y a<br />

la vez ser cristiano, es un lío..., un verdadero lío.<br />

Y... tener mucho dinero y ser auténtico cristiano<br />

es otro lío imponente.<br />

Sí... para San Andrés y para San Bartolomé fue<br />

muy sencillo aquello de seguir a Cristo, sin tener que<br />

dejar más que unos aparejos y unas herramientas de<br />

labor. Pero póngase usted en el caso del joven rico y<br />

en el del excelentísimo señor José de Arimatea, miembro<br />

del sanhedrín de Israel.<br />

José tenía un amigo íntimo que se llamaba Nicodemus<br />

y que se encontraba en la misma difícil situación:<br />

quería ser discípulo de Cristo y a la vez miembro del<br />

club aquel selecto de Israel (también Nicodemus era<br />

miembro del sanhedrín).<br />

Y Nicodemus y José le daban vueltas al asunto,<br />

muy preocupados. Por fin decidieron optar por la<br />

clásica y astuta solución intermedia. La clásica solución<br />

108<br />

de los cristianos conservadores; la de quedarse con los<br />

dos: con Cristo y con el mundo.<br />

Ya está: Nicodemus y José decidieron estar de noche<br />

con Jesús y de día con Caifas.<br />

¡Solución estupenda! La misma, misma solución<br />

que después se les habría de ocurrir a tantos cristianos<br />

baratos: el cristianismo «complexivo», una para mí<br />

y otra para Dios. Cuando estoy en la calle, «el negocio<br />

es el negocio», y cuando estoy en la Iglesia, «Padre<br />

nuestro que estás en los cielos...»<br />

Pero la gracia de Dios lo puede todo; y así fue con<br />

el bueno de José.<br />

Sí, señor. La gracia de Cristo pudo hacer casta a<br />

una Magdalena, pudo hacer bueno a un ladrón, y<br />

pudo hacer cristiano auténtico a un rico como José.<br />

Porque no tiene razón el que dice que Dios no<br />

quiere nada con los ricos. Son tan hijos de Dios Como<br />

los demás. La prueba es que también ha habido ricos y<br />

nobles que han sido santos. Job fue santo y era rico<br />

como el que más; Abrahán fue santo y Dios sólo sabe<br />

cuántos camellos y cuántas ovejas tenía Abrahán; Zaqueo<br />

era rico y Cristo le hizo buen cristiano a fuerza<br />

de hacerle soltar dinero.<br />

José se convenció de que también él podía ser<br />

buen cristiano, pero que tendría que decidirse a vencer<br />

el miedo a perder sus privilegios.<br />

Y se decidió. Pegó un puñetazo en su mesa de<br />

sethin (madera incorruptible) y salió para el sanhedrín<br />

dando un tremendo portazo (la puerta era de<br />

cedro del Líbano).<br />

En el sanhedrín, Caifas y su manada de gente selecta<br />

estaban con lo de siempre: la obsesión de Jesús<br />

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