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Si no es a los tres días, será a los tres meses o a<br />
los tres años, cuando verás que este dolor se te ha<br />
convertido en gozo.<br />
DOLORES<br />
Primero<br />
La angustia. La congoja. La amargura. Las lágrimas...<br />
Llegan a tu casa y a tu corazón; y no una, sino<br />
varias veces. Ya lo sé, Rosario, no hace falta que me<br />
cuentes: es una enfermedad grave, un desastre material,<br />
una calumnia, una sospecha, una desavenencia<br />
profunda en tu casa...<br />
Y tú has pedido a Dios que pase esta tribulación...<br />
y parece que Dios no te escucha. Estás hundida, totalmente<br />
en tierra...<br />
Aunque creas que ya ni Dios te hace caso, sigue<br />
rezando y no le digas más que esta oración:<br />
«Hágase tu voluntad y no la mía».<br />
Segundo<br />
No ha sido con látigo, pero te han azotado. Ha<br />
sido con la lengua, el peor de los látigos. Tú creías,<br />
Rosario, que todos te estimaban, que muchos, hasta<br />
estarían agradecidos a tus favores.<br />
Y te has enterado de que personas de las que<br />
menos tú esperabas que lo hicieran, han estado hablando<br />
mal de ti, y de tu esposo, y de tus hijos ...<br />
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Latigazos que te han sacado tiras del alma, que te<br />
han arrancado jirones del corazón. Y te ha subido la<br />
cólera y has pensado devolverles latigazos por latigazos.<br />
Un momento, Rosario. Cristo estuvo quieto, con<br />
las manos atadas.<br />
Quieta, Rosario. Atadas tus manos... y tu lengua...<br />
Es tu segundo Misterio Doloroso. Lo están<br />
rezando la Virgen y el Niño contigo. Quieta, Rosario.<br />
Tercero<br />
Probablemente no has sido nunca Reina de la<br />
Belleza, ni Reina de la Vendimia, ni Reina del Algodón...<br />
Te hubiera gustado ¿verdad? Es muy bonito:<br />
una diadema, fotografías, primeras páginas en las<br />
revistas...<br />
Sin embargo, te harán reina muchas veces, Rosario:<br />
Reina del Dolor. Notarás muchas veces sobre<br />
tu cabeza la corona real del sufrimiento. Es la más<br />
hermosa de las coronas, la corona que tan pocas<br />
saben llevar con gesto de reina.<br />
Sólo la que sabe llevar bien esta corona demuestra<br />
que tiene estirpe regia.<br />
«Dios te salve, Rosario, reina».<br />
Cuarto<br />
Con tu cruz siempre, grande o pequeña. No la<br />
sueltes, es tu mejor amiga, es una palanca, una llave;<br />
acabarás queriéndola con toda tu alma: esa cruz es<br />
casi un trozo de Cristo que llevas en tus manos.<br />
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